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RIBLA
REVISTA DE INTERPRETACIÓN
BÍBLICA LATINOAMERICANA
Nº 65
Espiritualidad Bíblica
en una perspectiva ecológica
QUITO, ECUADOR
2010/1
Contenido
MERCEDES LOPES. Presentación 5
Claves de interpretación
MERCEDES LOPES. Lo que entendemos por “eco-espiritualidad” 9
SANDRO GALLAZZI. Para que la doctrina no sea blasfemada (1Tim 6,1) 116
4 Contenido
Reseñas:
— RICHTER REIMER, Ivoni. Terra e água na espiritualidade de Jesus.
Contribuições para um mundo globalizado.
Goiânia: PUC Goiás; São Leopoldo: Oikos, 2010 125
Este número de RIBLA se aproxima a una recurrente crítica a la edad moderna, época
en que el materialismo pasó a dominar nuestra visión del mundo, des-espiritualizando
nuestro contacto con el universo. Hoy vivimos rodeados por la cultura del mercado glo-
bal, caracterizado por la propaganda que estimula un acentuado consumo como pretexto
de felicidad. Esta comprensión utilitaria y consumista de todo lo que nos rodea nos lleva
a comprender el universo como una colección de objetos sin vida ni dinamismo propio.
Desafortunadamente, algunos enfoques occidentales de la lectura bíblica ayudaron a for-
talecer esta visión utilitarista, fragmentada y dominadora de fuerzas de la naturaleza.
Con este número 65 de RIBLA queremos contribuir a la convicción de que todo el
universo está organizado en un movimiento continuo de expansión, donde planetas, estre-
llas y galaxias se relacionan entre sí con inmensa sabiduría. La visión del universo que
comunicamos se inspira en recientes descubrimientos de la física cuántica a la que, sin
embargo, citamos sólo nominalmente. Partimos del concepto de que todo el cosmos es
misterioso y sagrado. Por lo tanto, nuestra relación con la creación de Dios debe ser de
admiración y cuidado reverentes.
En la búsqueda para ofrecer claves de interpretación bíblica para esta nueva postura
frente al universo, iniciamos con un artículo de Mercedes Lopes, quien define lo que enten-
demos por “Eco-espiritualidad” y nos muestra la distorsión que ocurre, tanto a nivel con-
ceptual como práctico, cuando los intereses de grupos económicos influyen en el discurso
y en la postura de los ambientalistas. De ahí la importancia de comprender el universo
como un retal de vida, y de experimentarnos como segmento participante de este miste-
rioso y sorprendente tejido.
Vicenta Mamani nos ofrece algunos aspectos cotidianos de la cosmovisión aymara,
con sus tradicionales ritos que expresan reciprocidad y cuidado con la Pacha Mama y con
todos los elementos de la naturaleza, entendidos como seres vivos y sagrados. En su ar-
tículo, Diego Irarrazaval nos muestra cómo en América Latina las comunidades redescu-
bren la Palabra al asumir que son tierra y agua, y al percibir que cada ser es cuerpo den-
tro de la creación divina. De esta manera, la tarea de cuidar se vuelve parte integrante del
don recibido, es decir del don de existir. El autor reconoce en la eco-espiritualidad que se
manifiesta en dinámicas recreadoras del medio ambiente y de la humanidad, la presencia
del espíritu de Jesucristo.
El artículo de José Luiz Izidoro nos muestra la mística de las comunidades afro-des-
cendientes, cuyos conceptos definidos en la antropología como fronteras étnicas, cultura-
les, históricas, de identidad, con su fluidez y sus interrelaciones, forman parte de una de
las pautas de debate actual sobre las religiones, las etnias, las culturas y las sociedades en
el contexto de las Américas y del mundo contemporáneo. Estos debates desafían a la inter-
disciplinaridad y exigen la revisión de paradigmas conceptuales, lo que provocaría el des-
plazamiento de los ejes hermenéuticos y el apoyo para adoptar nuevas posturas frente de
lo diferente.
Tirsa Ventura nos ofrece una reflexión sobre la espiritualidad como experiencia que
lleva a rupturas epistemológicas, y sugiere posibilidades de transformación en la manera
de observar el universo y de vivir una relación con él. Una experiencia tan nueva, que con-
vida a preguntar, a ser libre, a la irreverencia y a la desobediencia vital, para poder pensar
y ver el mundo a partir de diferentes miradas. Tres aspectos de esta nueva epistemología
6 Presentación
son fundamentales para alcanzar una nova visión del mundo: la espiritualidad como una
dimensión no linear, la estética y el sentido de la espiritualidad.
Cerrando este bloque sobre claves de interpretación, Haroldo Reimer e Ivoni Richter
Reimer presentan un artículo sobre la espiritualidad ecológica en la Biblia, destacando ini-
cialmente la sensibilidad del lector y la lectora respecto a la cuestión ecológica. Esta sensi-
bilidad genera una conciencia ecológica que puede presentarse en diversos grados de
intensidad. Lo importante es que ella permite que el sujeto de la interpretación entre en
sintonía con el sentido ecológico o de espiritualidad ecológica registrados en los textos
bíblicos por parte de sus autores. Una gran contribución de este artículo es el destacar los
elementos de espiritualidad ecológica en pasajes selectos de las tradiciones bíblicas.
Un segundo bloque de artículos presenta hermenéuticas bíblicas orientadas por los
principios ecológicos de cuidado y defensa de nuestra casa común, que es el universo. El
primer trabajo de este bloque es de autoría de Elías Brasil de Souza, quien aborda el men-
saje de esperanza y restauración comunicado en los últimos versos de la profecía de Sofo-
nías (Sof 3,9-20). A través de un análisis retórico e intertextual, el autor analiza todo el libro,
mostrando que la universalidad y cobertura de la promesa final, con un tono admirable de
alegría, contrasta con el tono sombrío al inicio del libro, donde se anuncia una reversión
de la situación generada por el dominio de Asiria. En los últimos versos del libro de Sofo-
nías se invita al pueblo a cantar con alegría por la nueva creación que ya está ocurriendo,
gracias a la acción de un resto pobre y humilde, generando un nuevo mundo y una socie-
dad humanizada que tiene en Yahvé su centro y su fuente de vida.
En seguida, Carlos Mesters y Francisco Orofino presentan una relación entre los dos
Decálogos, para evidenciar el lento cambio de mentalidad del pueblo bíblico con relación
a la observancia de la Ley de Dios y a los fenómenos de la naturaleza. Según estos auto-
res, fue justamente el fracaso en la observancia de los Diez Mandamientos lo que generó
este cambio. Fue el redescubrimiento de la Palabra de Dios en los fenómenos de la natu-
raleza lo que provocó una visión liberadora del propio Decálogo.
João Luiz Correia Júnior y Jônatas de Mattos Leal presentan una relación entre el
“conocimiento de Dios”, el comportamiento ético y la ecología, a partir de un análisis de
Os 4,1-3. Presentan una visión general de la profecía de Oseas, situándola en el contexto
sufrido por el pueblo del Reino del Norte (Israel), en la época del reinado de Jeroboam II,
que viola principios fundamentales para la vida del pueblo. Los israelitas matan, roban,
cometen adulterio, mienten, toman el nombre de Dios en vano. Por eso, el mundo está en
crisis; se cierne una amenaza de muerte sobre los seres humanos y sobre todos los seres
vivos de la tierra y del mar. Los autores aplican este texto a la realidad actual y concluyen
que estamos en un momento privilegiado para realizar una conversión, religando la
dimensión de fe con la ética y la ecología, buscando una unión más íntima con Dios, con
las personas y con la naturaleza.
Mercedes Lopes, interpreta el Salmo 139, situándolo inicialmente en el momento his-
tórico en que vivimos, relacionándolo de modo especial con las situaciones de amenaza a
la vida en el planeta Tierra. Luego, lo contextualiza en la época y la situación histórica en
que fue compuesto, esto es, en el post-exilio. Analiza el salmo 139 como una narración mís-
tica y como literatura, presentando su organización interna como un círculo concéntrico.
La autora termina destacando las antiguas culturas que están por detrás de la experiencia
compartida, y muestra la importancia de las comunidades originarias, es decir de las anti-
guas culturas en defensa de la vida del planeta hoy.
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Obertal Xavier Ribeiro toma el cántico de Ana (1Sam 2,1-10) como luz para mostrar
que Dios “retira al pobre del muladar”. Recoge el discurso de los pobres que narran la
experiencia de hacer la colecta selectiva de la basura en Baixada Fluminense – Brasil, desde
1993. Son relatos o discursos que nacen de experiencias comunitarias y cotidianas, que van
transformando la vida de las personas y también la realidad. Relaciona los discursos de los
recolectores de material reciclable con el discurso de Ana (1Sam 2,1-10) para afirmar la
importancia de nuestros cuerpos, de nuestra vida, en este momento en que vivimos con
vista a un proyecto diferente de cuidado con la vida y con el mundo.
Sandro Gallazzi recuerda que al final del siglo primero, las cartas pastorales propo-
nen un modelo de iglesia que pueda ser aceptado por el imperio, y así volverse una reli-
gión lícita, dejando de ser considerada una superstición. Por eso fue necesario elaborar e
imponer una única doctrina, una organización sólida y una práctica de “piedad”, expre-
sión máxima de la religiosidad greco-romana. Afirma que este es el tema principal de las
cartas a Timoteo y de la carta a Tito: la didaskalia, la doctrina, la instrucción; el proistemi, el
gobernar, presidir; la eusebeia, la piedad, la religiosidad. Dice que estas son palabras casi
exclusivas de las cartas pastorales y constituyen los asuntos centrales de las mismas. A tra-
vés de este ensayo, el autor se aproxima críticamente a estos valores y a este modelo de
iglesia vigente en el momento actual.
Esperamos que la lectura de estos artículos proporcione una comprensión más densa
de lo que significa el shalom cósmico, que supone la búsqueda continua de vivir en armo-
nía interior, con las otras personas y con la creación. Esta nueva consciencia nos permitirá
disfrutar todo el potencial de vida que existe en cada ser, asumiendo e integrando el ciclo
de vida/muerte/vida y cuestionando nuestras relaciones interpersonales cotidianas, pre-
conceptuales y excluyentes, afirmando la dignidad e importancia de todas las criaturas.
Que estas experiencias nutran nuestra espiritualidad bíblica en una perspectiva ecológica,
posibilitando un encantado y comprometido mirar del universo y de todos los seres.
Mercedes Lopes
Mercedes Lopes*
Resumen
Este primer artículo presenta una descripción y definición sobre la “eco-espiritualidad” y sus
consecuencias en la vida de quien la cultiva. Muestra la distorsión que existe tanto a nivel con-
ceptual como práctico, cuando los intereses económicos de algunos grupos influyen en el dis-
curso y en la postura de los ambientalistas. De allí la necesidad de mantener el tema de la eco-
logía estrechamente ligado a la propuesta del Reino de Dios y de su justicia. El desafío de con-
tribuir al cuidado de nuestra “casa común” ha llevado a los biblistas a ofrecer fundamentos
bíblicos para la Eco-espiritualidad. El presente número de RIBLA es ya un testimonio de este
esfuerzo.
* Mercedes Lopes mjc, es brasileña, asesora del CEBI y de la CRB, diplomada en espiritualidad por la PUComillas, de Madrid,
maestra y doctora en Ciencias de la Religión, en el área de Literatura y Religión en el Mundo Bíblico, UMESP.
1 D. Moacyr Grechi y Don Antonio Possamai, “A Amazônia, as CEBs e a V Conferência de Aparecida”, Ponencia en el Semina-
rio Nacional de las CEBs, ecología y misión, en http://www.cebs12.org.br/Palestras.html, día 10/10/2008, a las 16h15.
10 MERCEDES LOPES, Lo que entendemos por “eco-espiritualidad”
cuidar (economía) nuestra casa común que es el universo, el planeta Tierra, nuestro país y
nuestra ciudad, buscando el bienestar de todas las personas.
4 Brian Swimme, O coração oculto do Cosmos. A humanidade e a nova história, São Paulo: Cultrix, 1996, p. 23.
12 MERCEDES LOPES, Lo que entendemos por “eco-espiritualidad”
cuidado y atención del misterioso proceso de la vida, no de una vez por todas, sino conti-
nuamente, atenta a lo que está ocurriendo en la naturaleza y dentro de sí mismo5.
Según Boff, “la actitud de sentir cuidado debe transformarse en cultura y demanda.
Un proceso pedagógico que se suscita más allá de la escuela formal, que supera a las ins-
tituciones y hace surgir un nuevo estado de consciencia y de conexión con la Tierra y con
todo lo que en ella existe y vive”6. Este nuevo estado de consciencia genera en nosotros un
ritmo de vida semejante al propio ritmo del universo: el ritmo de la entrega y la donación
gratuita, continuada, armoniosa. Un dinamismo de vida que podemos contemplar, por
ejemplo, en el sol.
5 Cfr. Leonardo Boff, Saber Cuidar. Ética do humano – compaixão pela terra, Petrópolis: Vozes, 2001, p. 116.
6 Leonardo Boff, Saber Cuidar. Ética do humano – compaixão pela terra, Petrópolis, Vozes, 2001, p. 117.
7 Brian Swime, O coração oculto do Cosmos. A humanidade e a nova história, São Paulo: Cultrix, 1996, p. 56.
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ladas de luz provenientes del sol, escuche el relato del don solar. ¿Cómo, hace cinco billo-
nes de años, los átomos de hidrógeno, creados cuando nació el universo, se reunieron para
formar nuestro gran sol, ese que ahora derrama su propia energía primordial, como siem-
pre lo ha hecho desde el principio del tiempo? ¿Cómo algo de esa luz solar es intercepta-
da por la Tierra para nadar en los océanos y cantar en los bosques? ¿Y cómo algo de eso
fue derramado en la aventura humana, para que los seres humanos puedan estar aquí y
pensar por qué en su sangre circulan moléculas energizadas por el sol?8.
Referencias bibliográficas:
BOFF, Leonardo. Saber Cuidar. Ética do humano – compaixão pela terra, Petrópolis: Vozes,
2001, 199p.
CASALDÁLIGA, Pedro y VIGIL, José María. Espiritualidade da libertação – A libertação na
história, Petrópolis: Vozes, 3ª edición, 1994. 247p. (Colección Teología y Liberación).
GRECHI, D. Moacyr y POSSAMAI, Don Antonio. “A Amazônia, as CEBs e a V Conferên-
cia de Aparecida”, Ponencia en el Seminario Nacional de las CEBs, ecología y misión,
en http://www.cebs12.org.br/Palestras.html, día 10/10/2008, a las 16h15.
KERBER, Guillermo. “Mudanças climáticas desafiam a teologia”, en Fórum Mundial de
Teología y Liberación, Belén, 27/01/2009.
RETIS, Jéssica. “América Latina Contemporánea”, en http://www.educoea.org/portal/
pt/tema/tinteres/temaint52.aspx?culture=pt&navid=71, día 9-10-2010, a las 11h10.
SWIMME, Brian. El corazón secreto del Cosmos. Buenos Aires: San Pablo, 1997, 128p.
SWIMME, Brian. O coração oculto do Cosmos. A humanidade e a nova história, São Paulo: Cul-
trix, 1996, 130p.
Mercedes Lopes
Capitão Teles, 439
Mesquita – RJ Brasil
CEP. 26551-190
lopesmercedes@hotmail.com
8 Brian Swime, O coração oculto do Cosmos. A humanidade e a nova história, São Paulo: Cultrix, 1996, p. 60.
9 Pedro Casaldáliga y José María Vigil, Espiritualidade da libertação – A libertação na história, Petrópolis: Vozes, 3ª edición, 1994, p.
25 (Colección Teología y Liberación).
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Resumen
El tema de este artículo está estructurado de la siguiente manera: primero vamos a aprehen-
der conocimiento de los significados de la palabra Apthapi en la cultura aymara. Luego, des-
cribiremos nuestra forma de ver el mundo y de relacionarnos con las divinidades, presentan-
do aspectos cotidianos de nuestra espiritualidad y de nuestra cosmovisión. Finalmente, hare-
mos una breve conclusión.
El Uywiri y Kunturmamani:
El ser jaqi vive y convive en una casa, la cual es entendida como el espacio físico y
espiritual de la familia. La casa como tal, está habitada por espíritus protectores que se
denominan Uywiri y Kunturmamani –Qulqi tapa, Quri tapa– nido de plata, nido de oro, es
decir, la pareja. El primero representa a la deidad femenina que significa la que cría, la que
abraza y el segundo representa la deidad masculina que también cuida y abriga a cuantos
existen en el hogar. Se mencionan estos nombres mayormente en ceremonias especiales,
para agradecer e invocar la buena acogida y la salud de la familia.
2 Instrumentos de viento que se acostumbra usar en el pastoreo, en las fiestas familiares y comunales. Sus ritmos inspiran el
amor profundo a nuestra música y a nuestro ser aymara.
3 Se refiere al ser humano, la pareja, hombre – mujer. El principio de dualidad es fundante en la cultura aymara.
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La Ispalla
Es el nombre espiritual de los productos agrícolas, concretamente de la papa, que es
el alimento principal del pueblo aymara. Este producto muy preciado es la cara misma de
la divinidad. Por lo que siempre le guardamos un alto respeto a la papa. Por ejemplo, en
la época de la siembra decimos que la semilla de la papa está embarazada por lo que se la
debe manejar con cuidado. Nuestras madres nos enseñan a levantar cualquier papa que
encontremos caída en el camino, besarla en actitud de respeto y cariño, rendirle homena-
je con rituales durante la siembra, su crecimiento y la cosecha, los cuales son dirigidos
principalmente por las mujeres.
Queremos motivar a la generación joven, que no debe perder esta costumbre de res-
petar a los productos, porque se dice que cuando maltratamos al alma alimenticia, ella
llora, no quiere producir más y se va a otros lugares. La alimentación es nuestra qipa, es
una parte del tejido que forma nuestro ser. Gracias a ella somos fuertes y resistentes, hasta
hablamos en voz alta.
Los agricultores andinos han sobrevivido a lo largo de la historia con una economía
de subsistencia y no con una economía de mercado o acumulación. Es decir, cultivamos y
producimos para comer, intercambiar productos, y no necesariamente para vender. A esta
práctica podemos denominar solidaridad económica o economía solidaria, práctica que no
debemos perder y si nos la han hecho perder, debemos recuperarla.
La Illa
La Illa es otra divinidad importante en nuestra tradición milenaria. Se trata de luga-
res sagrados para la fertilidad de los animales y hasta de los seres humanos. Se practican
rituales para la fertilidad con más frecuencia los días de San Juan que en realidad nuestro
año nuevo originario y de la Navidad, etc. Esta costumbre se debe a que la gente aymara
que habita en el campo vive de los animales. Por eso se requiere que se multipliquen como
una de las fuentes de recursos económicos para el sostén de las familias.
Inclusive hay cantos rituales para los animales. Pero, en la actualidad esta costumbre
se está perdiendo por la influencia de las iglesias cristianas que no valoran la tradición
ancestral y por la influencia de la mentalidad occidental. Además, debido a la migración
4 Es símbolo de todo cuanto posee una familia, por lo que los y las que habitamos en ella, tenemos que prestar servicio a la comu-
nidad ejerciendo cargos de autoridad y en trabajos comunales.
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constante del campo a la ciudad, algunos rituales aymaras tienen otra connotación., como
sostiene Albó:
En la ciudad la Pacha Mama o los Illa ya no se refieren a la fertilidad de la Tierra para produ-
cir buenas cosechas o multiplicar ganados; pero se les sigue invocando – junto a Dios y a los
santos- para generar más dinero, asegurar una buena vivienda y lograr todo lo necesario para
sobrevivir con abundancia en el nuevo medio urbano. No se trata, por tanto, de un mundo
simbólico cerrado a una determinada situación socio-económica.” (Albó 1997, 44).
Entonces la Illa como una deidad importante no debe ser olvidada porque es el espí-
ritu que favorece la procreación de los animales, lo cual beneficia tanto a la gente del
campo como a la que vive en la capital. Más bien se debería pensar en mejorar las razas y
los pastos para lograr buenos resultados.
El Tío
El Tío es el dios de la Qhuya o los minerales. Los mineros rinden ceremonias a esta
divinidad porque es su fuente de trabajo. El Tío es dueño de las minas, se lo considera un
ser viviente, el cual es muy respetado, por lo que le ofrecen rituales para pedirle permiso
a fin de explotar la riqueza que posee.
La famosa fiesta de carnaval de Oruro, en el trasfondo es un ritual en que se vive esta
fe y espiritualidad en honor al Tío, en el cual mucha gente participa sin saber de qué trata.
Esta tradición, inminentemente minera, durante la colonia y la cristianización fue identifi-
cada equivocadamente con el diablo. Mientras nos han lavado la mente con el discurso de
que el Tío es el diablo, los ricos y las empresas transnacionales, ajenos a nuestra cultura,
explotan los recursos naturales y minerales a su gusto y antojo.
Entonces, en nuestro concepto el Tío no es el diablo, porque el diablo es una cons-
trucción social e histórica. Más bien, desde la perspectiva aymara los anchañchu, supaya,
saxra y wak’a son seres sobrenaturales a los que se les considera espíritus malignos que sue-
len aparecer a una determinada hora, sea de noche o de día para hacer maldades a la gente.
El Tío es la identidad cultural y espiritual de los mineros que merece mucho respeto
y consideración de todos. En todo caso, sería mejor que los ricos no acaparan las riquezas
minerales, sino que más bien las compartieran para mejorar la calidad de vida de todos y
todas.
Illapa
El Illapa o el Q’ixu Q’ixu es el rayo – relámpago. Con respecto a esto los aymaras tene-
mos muchas creencias y prácticas religiosas. Como observamos en las palabras de Llan-
que:
Según la creencia de los aymaras, el rayo es una señal de Dios, para llamar la atención de sus
hijos que viven una vida equivocada y estos pueden ser: peleas en la comunidad, enemistades
entre comunidades, la mala vida de los casados y abortos. El rayo puede caer tanto a los cul-
pables como a los inocentes, pero para aplacar la ira de Dios, es necesario que toda la comu-
nidad haga la penitencia mediante rogativas. (Llanque 1995, 158)
En las comunidades del altiplano la mayoría de los “yatiris y ch’amakanis”5 son toca-
dos por el rayo. La caída del rayo es algo misterioso. Por ejemplo, las personas que han
5 Son sacerdotes aymaras que tienen conocimiento de cosas sobrenaturales, que interpretan la hoja de coca, celebran rituales, en
tanto que son intermediarios entre Dios y la humanidad.
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experimentado el impacto del rayo que, en muchos casos, les deja casi muertos y luego
reviven, se les considera hombres y mujeres elegidos por Dios, amados por Dios –Tatitun
munat wawanakapawa, ya que no les mató definitivamente. Desde esa experiencia comien-
zan a ejercer como maestros o guías espirituales de la comunidad.
También es importante recordar que esta divinidad desde la colonia fue yuxtapues-
ta con la fiesta patronal de Santiago, pero en el fondo la gente aymara sigue rindiéndole
culto al Illapa y no tanto a Tata Santiago.
El Marani
En nuestra vivencia espiritual originaria, decimos que los Maraninaka o los Achachila-
naka son espíritus tutelares y protectores que gobiernan a las comunidades, razón por la
cual, las altas montañas de la cordillera de los Andes, aparte de que son profundamente
misteriosas, son muy mentadas. Algunas de ellas ya las hemos mencionado anteriormente.
Los Achachila, Pachamama y todos los otros espíritus tutelares, son los que controlan directa-
mente la vida: interrelaciones personales, actividades, etc.. El control que ejercen sobre el com-
portamiento humano es con el fin de corregir mediante las enfermedades inflingidas a los
individuos; a las comunidades mediante las fuerzas adversas de la naturaleza. (Llanque 1990,
115)
Al subir a las montañas tenemos fe de que estamos cerca de Dios, presente es esos
lugares. Desde nuestros antepasados las montañas siempre han sido espacios apropiados
para comunicarse con lo trascendente, para sensibilizar los corazones duros, para arre-
pentirse de las faltas cometidas, para perdonarse unos a otros, a fin de que vuelva la paz
interior –sumankaña o el bienestar de la comunidad.
Almanaka – Difuntos
Según nuestra concepción cuando muere una persona, no muere totalmente, sino
que continúa la vida, pero de otra forma. Decimos que las almas se convierten en Sullka
Dios que significa Dios menor porque los difuntos se convierten en espíritus que están
junto al trascendente y desde allí nos acompañan y no pecan más.
En la vida cotidiana es frecuente escuchar pensamientos relacionados con la muerte.
Por ejemplo: somos pasajeros en esta vida, cada instante caminamos junto a la muerte.
Cualquier momento podemos dejar esta tierra, la muerte no discrimina edad ni sexo.
Puede morir una persona joven, un hombre o una mujer, etc. –jiwampix chikt’atatanwa,
janiw waynaw, tawakuw siskisa. Nuestra vida es prestada no es eterna, por eso mientras este-
mos en vida “hay que comer y beber bien”, ¿qué vamos a llevar cuando muramos? Es la
pregunta diaria de la gente.
Es así que celebramos varias ceremonias en conmemoración a los difuntos; comen-
zando con el velatorio, luego el entierro, la ceremonia a los ocho días, la del año, misas
para almas y los acullicos6 que se ofrecen los días lunes. Sin embargo, las fiestas grandes
para las almas son Todos los Santos y la Semana Santa, para las cuales se prepara comi-
da y bebida para las personas que van a participar con sus oraciones en memoria de los
difuntos.
6 Se hacen oraciones para las almas de los difuntos y se ofrece un poco de hoja de coca triturada, cigarrillo partido en trozos,
acompañado de lejía y todo esto se echa a la brasa del fogón.
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Dicha fiesta está relacionada con la agricultura, ya que en el mes de octubre comien-
za la siembra en el altiplano y se les encarga a las almas que pidan a Dios para que nos
bendiga con abundante lluvia, a fin de que haya buena cosecha para los vivos. Por lo tanto,
es un acontecimiento de relaciones entre los vivos y los muertos, denota claramente que
existe la reciprocidad entre los vivos y los muertos, mantenemos los lazos familiares entre
los que se van y los que nos quedamos.
En todo caso, no podemos dejar de señalar que en la actualidad mucha gente expe-
rimenta muerte forzada y otros tantos sobreviven como muertos en vida, debido a la
pobreza, la miseria, las enfermedades etc, que son males causados por el sistema, que hay
que afrontarlo.
La Pachamama
Como se habrán dado cuenta, hemos estado remarcando constantemente sobre el
valor de la Pachamama. Sin embargo, queremos explicitar un poco más acerca de nuestra
Madre por excelencia. El término Pachamama viene de la unión de dos palabras: Pacha
que quiere decir espacio y tiempo, o sea TODO; Mama que significa mujer y madre. Por
lo tanto la Pachamama se interpreta como la madre del espacio y del cosmos, es decir
madre de la humanidad.
Nos animamos a nombrarla a ella como nuestra Diosa porque nos alimenta, nos cría
y nos abriga; genera vida, es el centro integrador de la comunidad humana, es nuestra
razón de existencia, es la gran casa en la que vivimos grandes y pequeños, pobres y ricos,
de diferentes colores y culturas.
Por todo lo anteriormente mencionado, los aymaras siempre estamos pendientes de
dar ofrendas solemnes a los dioses, con la esperanza de que se nos retribuya. Pero uno de
ellos, la Pachamama, es la que recibe más sacrificios y ofrendas de parte nuestra, es decir,
hay una correspondencia, una reciprocidad entre ella y nosotros por los dones recibidos.
Desgraciadamente nuestra madre tierra está amenazada de muerte porque está sien-
do constantemente fragmentada y explotada, y su sangre (el agua) usurpada al extremo
que a nosotros, los nativos, nos hacen sentir extranjeros en nuestra propia tierra. Última-
mente se conoce que muchos ricos pretenden privatizar el agua en todo el mundo y hacer
negocio con ella, otros se creen dueños absolutos de grandes extensiones de tierra y se
sienten con el derecho de comercializarla. Para nosotros el agua es la sangre de la tierra y
la tierra es el cuerpo de nuestra madre, por lo que ambos elementos no son para ser comer-
cializados sino para ser compartidos como dones gratuitos de la sabiduría divina.
Nos preguntamos permanentemente, ¿será que algún día el mundo comprenderá
que esta forma de ver y relacionarnos con la naturaleza es la alternativa para salvar la vida
del planeta tierra?, ¿cuántos de nosotros y nosotras estamos trabajando para que esto se
haga realidad?, ¿no creen que por lo menos deberíamos de colaborar en no contaminar el
medio ambiente?. Así que, si no lo hemos hecho, ahora estamos invitados a meternos en
este proyecto de vida.
cos?. ¡Nos toca reflexionar profundamente con el corazón, no sólo con la mente y los
libros!.
Para concluir esta parte, queremos poner en relevancia que la cultura aymara siem-
pre estuvo y está constituida por un pueblo creyente, profundamente religioso y misterio-
so, razón por la cual no se puede decir que Dios sólo existe desde hace 2000 años, o que lo
han traído los colonizadores en 1492, sino que antes ya existía el dador y dadora de vida
con diferentes nombres y en diferentes lenguas.
Además, como podemos apreciar, nuestra visión del mundo funciona en forma de
una espiral que está en constante movimiento y cambio. Mientras que en la cultura occi-
dental la visión del mundo es lineal y obviamente existe choque de cosmovisiones. Sin
embargo, estamos obligados a sobrevivir en medio de estas dos maneras de ver el mundo.
Con estas afirmaciones pasemos a analizar brevemente la relación entre la religión ances-
tral y los distintos tipos de las iglesias de hoy.
Conclusión
Al concluir este trabajo queremos expresar nuestra admiración a la fuerza y a la resis-
tencia de la cultura aymara porque a pesar de haber sido sumamente afectados por la
influencia occidental, citadina, individualista y globalizante, ha sabido preservar muchos
de los valores positivos de nuestra identidad.
En este caminar de la resistencia, las mujeres aymaras sin hacer mucho ruido, hemos
seguido practicando las sabidurías y los valores espirituales que nos ayudaron a vivir
como jaqi – gente con dignidad en la vida de los “Ayllus”8. Como hemos enfatizado en
nuestro abordaje, en las comunidades se vive en base al espíritu comunitario y al valor de
la madre tierra. Es así que, “la habilosa población andina ha conjugado Dios y mundo,
espíritu y materia, ciencia y lenguaje simbólico.”9
De modo que nuestra forma de relacionalidad entre seres humanos, con la naturale-
za y las divinidades debe ser validada porque nadie debe creerse, ni sentirse el poseedor
de la verdad y de la sabiduría. En esta línea la religión autóctona, que es el alma del andi-
no, debe ser permitida y fomentada en nuestro medio y no sólo el cristianismo.
8 El Ayllu es la organización antigua de los Aymaras, que actualmente se la conoce como comunidad rural.
9 Irarrázaval, Diego. “Pachamama, tierra-madre”. Documento inédito.
03. V Mamani:65 20/05/11 10:18 Página 21
Finalmente, antes que ser cristianos católicos o evangélicos, políticos, lo que sea,
somos aymaras y quechuas. Por consiguiente, hermanos y hermanas de mi cultura,
“hemos nacido aymaras, y aymaras tenemos que serlo hasta los huesos, para no perder-
nos jamás”.
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Resumen
Las comunidades en América Latina redescubren la Palabra, al asumir el ser tierra y agua, y
ser cuerpo en la creación divina; la tarea de cuidar va de la mano con el don de cada día. Se
considera la celebración andina, la simbología guaraní, y la nueva práctica del voluntariado.
Por otra parte es confrontado el éxito pragmático y privado. La eco-espiritualidad (en las diná-
micas recreadoras del medio ambiente y la humanidad) reconoce al Espíritu de Jesucristo.
Abstract
In Latin America communities rediscover the Word, when they acknowledge being earth and
water, being body within divine creation. Taking care of our context goes hand in hand with
the reception of the gift of Life. This essay examines andean celebration, guaraní symbols, and
the growth of voluntary associations; it also confronts pragmatic and individual prosperity.
Eco-spirituality (with its holistic concern for the environment and for human well being)
acknowledges the Spirit of JesusChrist.
Hoy la labor bíblica sintoniza con tantos seres humanos indignados ante la expolia-
ción del planeta, y a la vez sintoniza con crecientes deseos de refundar la tecnología y el
progreso social. Al considerar lo medioambiental e histórico, vale recalcar tanto el don
como la responsabilidad, tanto el ser cuidado como el cuidar. No sólo hay que hacerse
cargo de la naturaleza y la condición humana; también hay que recalcar los dones de cada
día. La humanidad recibe fabulosos regalos del medio ambiente, de la interacción históri-
ca, del Amor divino en la creación. Por eso es insuficiente el enfoque que atribuye al ser
humano el cuidar el medio ambiente1. Somos cuerpos animados, indesligables de la tierra
y el agua; somos co-responsables con Dios, y a la vez somos receptores de vida.
El don y la tarea son pues fuentes interdependientes, y traspasan la reflexión eco-
espiritual. No se trata pues de definirse como salvadores del universo, ni de una “moda
verde”, ni de un nuevo capítulo intelectual. Más bien son temáticas holísticas, que deses-
tabilizan e interpelan; porque ellas toman en serio la crisis civilizacional, porque ellas con-
frontan la ilusión del crecimiento ilimitado, y a la vez porque apuntan a necesidades con-
cretas y transcendentes.
Esto es palpable en América Latina, en sus sabidurías holísticas. Ellas desenmascaran
el pensar positivista e instrumental (que es totalitario y unilateral). Un ejemplo sobresa-
liente es la perspectiva andina, presente en comunidades y megapolis del Sur. La milenaria
lucidez andina consigna vínculos entre diferentes entidades del universo, personas difun-
tas-vivas, energías simbólicas y transcendentes, identidades particulares y culturas entre-
tejidas.
* Diego Irarrazaval. Nace en Chile; asesor en organismos sociales y en encuentros eclesiales; profesor en la Universidad Católica
Silva Henriquez; vicario en la Parroquia San Roque (Santiago). Ha coordinado el Instituto de Estudios Aymaras en el Peru (1981-
2003) y la Asociación de Teologos/as del Tercer Mundo (1996-2006). Autor de Teologia en la fe del pueblo (1999), Un Jesus Jovial
(2003), De baixo e de dentro (2007) y otros escritos.
1 Algunos modos de vincular lo bíblico y lo ecológico sobredimensionan e idealizan la acción humana. Por ejemplo: “los autores
bíblicos entienden la creación de Dios como algo armonioso… dentro de esa comunidad, los humanos tienen la responsabilidad
de cuidar la tierra y conservar su integridad”, Comentario Bíblico Internacional, Estella: Verbo Divino, 2000, pg. 292 (sección “Biblia
y Ecología”).
REVISTA DE INTERPRETACIÓN BÍBLICA LATINOAMERICANA, No. 65 23
2 Vease Hector Alimonda (comp.), Ecologia Politica, Buenos Aires: CLACSO, 2002; Fernando Mires, El discurso de la naturaleza: eco-
logia y politica en América Latina, San José: DEI, 1990; Hector Leis y otros, Ecologia e política mundial, Petropolis: Vozes, 1991; Emilio
Moran, La ecología humana de los pueblos de la Amazonia, Mejico: FCE, 1993; Enrique Leff, Saber ambiental: sustentabilidad, racionali-
dad, complejidad, poder, Mejico: Siglo XXI, 2002; Antonio Elizalde (comp.), Las nuevas utopías de la diversidad, Santiago: Universidad
Bolivariana, 2003; Juvenal Quispe, Ecoteología, Oruro: CEPA, 2003; Luz Donato y otras, Mujeres indígenas, territorialidad y biodiver-
sidad en el contexto latinoamericano, Bogotá: Equilátero, 2007; Claudia Zapata (ed.), Intelectuales indígenas piensan América Latina,
Quito: Abya Yala, 2007.
3 Leonardo Boff, Ecología: grito de la tierra, grito de los pobres, Madrid: Trotta, 1996, 251 (ver toda su “Eco-epiritualidad: sentir, amar
y pensar como tierra”, cap. 10, 235-252); y Airio Cáceres, Pasos hacia una hermenéutica ecoteológica, Ponencia en el Foro Mundial
de Teología y Liberación, Belem, 2009.
4 Vease Carlos Mesters, Biblia, el libro del pueblo de Dios, La Paz: Paulinas, 1983, 39: “Dios habla no para que nos encerremos en el
estudio y lectura de la Biblia sino para… descubrir la Palabra Viva de Dios dentro de la historia de nuestra comunidad y pueblo”;
Por tras das palabras, Petrópolis: Vozes, 1977, 131, 227; y Francisco Reyes Archila, Hagamos vida la palabra, Bogotá: Kimpres, 1997
(con tres momentos: de la vida al texto, análisis del texto, del texto a la vida, pgs. 106-186).
5 Entre la amplísima bibliografía: Michael Barnes (ed.), An Ecology of the Spirit, Lanham: University Press, 1990; David Hallman
(ed.), Ecotheology: voices from the South and North, Maryknoll: Orbis, 1994; Varios Autores, “Ecología y Pobreza”, Concilium 261
(1995/5); Varios Autores, “Toda la Creación Gime”, Revista de Interpretación Bíblica Latinoamericana, 21 (1995).
24 DIEGO IRARRAZAVAL, Don y responsabilidad eco-espiritual
6 Juan Van Kessel, Porfirio Enriquez, Señas y señaleros de la Madre Tierra, Quito: Abya Yala, 2002, 266.
7 Vease Marcelo Barros, O Espíritu vem pelas Aguas, Sao Leopoldo: CEBI, 2002; cartas pastorales de Raul Corriveau, Creación, crisis
ecológica y opción por la vida (Choluteca, Honduras, 1992), de los Obispos de Bolivia, El agua fuente de vida y don para todos, (Cocha-
bamba, 2003), de Luis Infanti, Danos hoy el agua de cada día (Aysen, Chile, 2008).
REVISTA DE INTERPRETACIÓN BÍBLICA LATINOAMERICANA, No. 65 25
8 Vease Rubem Alves, Creio na resurreicao do corpo, Rio de Janeiro: CEDI, 1984; Mercedes Navarro (ed.), Para comprender el cuerpo
de la mujer: una perspectiva bíblica y ética, Verbo Divino: Estella, 1996; J. Nelson, S. Longfellow (ed.), La sexualidad y lo sagrado: fuentes
para la reflexión teológica, Bilbao: Desclee, 1996; Ivone Gebara, Teologia Ecofeminista, Sao Paulo: Olho d´Agua, 1996; Varios auto-
res/as, “Religión y Erotismo, Cuando la Palabra se hace carne”, Revista de interpretación bíblica latinoamericana, 38 (2001); A. Muss-
kopf, M. Stroher (orgs.), Corporeidade, etnia e masculinidade, Sao Leopoldo: Sinodal, 2005.
26 DIEGO IRARRAZAVAL, Don y responsabilidad eco-espiritual
humanos como si fueran ilimitados. Esto ocurre a costa del medio ambiente y a costa de la
solidaridad entre las personas.
Con respecto a programas de evangelización en América Latina –desde hace décadas–
se han estado correlacionando cultura popular y mensaje bíblico. En la catequesis los hechos
de vida de la gente común son iluminados por la Palabra. En regiones indígenas y mestizas
han sido confrontados relatos tradicionales (sobre orígenes de lugares, pueblos, valores,
sobre conflictos y sus resoluciones, etc.) y los mensajes bíblicos sobre la creación, el mal, la
reconciliación cristiana9. Esto implica comparar o al menos sopesar diferentes realidades.
Pues bien, la dinámica cultural contemporánea está favoreciendo otro procedimien-
to. De modo cotidiano se consolidan nuevos absolutos: progreso ilimitado, individuos
omnipotentes, placer instantáneo, ídolos del poder. Esta mitología merece ser evaluada
por las perspectivas evangélicas sobre el mundo y la humanidad. Así se sopesan anhelos
seculares de plenitud teniendo como fundamento la Palabra. Los absolutos seculares son
examinados en términos de la historia de salvación. En cada una de estas rutas hermenéu-
ticas interesa desentrañar signos de la presencia de Cristo.
9 En procesos de teología india a nivel continental, lo mitológico ha sido el eje del IV Encuentro (Asuncion, 2002) y del V Encuen-
tro (Manaos, 2006). Veanse las publicaciones: En busca de la tierra sin mal. Mitos de origen y sueños de futuro de los pueblos indios,
Quito: Abya Yala, 2004 (IV Encuentro Latinoamericano del 2002), y La fuerza de los pequeños, luz para el mundo, Cochabamba: Verbo
Divino, 2008 (V Encuentro del 2006).
10 Ver la comensalidad de vivos y difuntos en el rito de Tanta Guagua, y relectura de Mateo 13:31-33 en Manuel Pliego, Sabiduría
y espiritualidad indígena, Resistencia: ENDEPA, 2003, 124-127.
11 Ver el paradigma de la búsqueda de la Tierra sin Mal, y su relectura bíblica, en Margot Bremer, La Biblia y el mundo indígena,
Asunción: CONAPI, 1998, 66-70.
12 Pliego, obra citada, 127.
REVISTA DE INTERPRETACIÓN BÍBLICA LATINOAMERICANA, No. 65 27
(aunque sin la hegemonía del pasado) en que la salvación tiene un sello religioso. Hoy el
éxito tiene condicionamientos más seculares.
El analista Juan Pablo Martinez lo plantea así: “la sociedad economizada convirtió a
los empresarios en semidioses… y se terminó de configurar un nuevo ciudadano-consu-
midor”; y anota también que el perfil psicográfico de “ser exitoso” constituye un tercio de
la población14. Esto no es mera aspiración; tiene certezas de rasgos espirituales, y le subya-
ce la creencia en ser como dioses capaces de lo que uno desea.
Hay pues signos de una reconfiguración de absolutos seculares. Algunos la han lla-
mado religión civil; pero más bien parece ser una sacralización económica-cultural. Simul-
táneamente es reconfigurado el peso cultural y moral del cristianismo. En los espacios
políticos y empresariales, abundan las invocaciones a Dios (tanto de carácter católico como
de carácter evangélico/pentecostal). Esto no impide la creciente hegemonía del éxito par-
ticular sacralizado (que mantiene algún rasgo cristiano, pero en que predomina una sim-
bología instrumental y privada).
Pasemos a otra mega-tendencia: en este rincón y en otros lugares del mundo existen
incontables formas de voluntariado. Pueden ser una breve presencia en sectores humanos
con mayores trizaduras y conflictos; o bien pueden ser años de altruista inserción profe-
sional en lugares críticos; o bien formas de acompañar sectores vulnerables (trabajos de
Verano, Techo para Chile, Hogar de Cristo, y tanto más).
Esta gran cantidad de programas, que involucran a la juventud y a muchos profesio-
nales, despliegan inmensas energías solidarias15. Resalta la construcción de vínculos entre
sectores sociales distanciados, y también la generación de alternativas al crecimiento uni-
lineal. Se trata de un gran abanico de instancias de sociedad civil, que no dependen de las
grandes instituciones estatales, municipales, empresariales (pero que suelen recibir apoyo
de ellas). Hay además vetas eco-espirituales, ya que las personas y las comunidades crecen
más allá de lo individual. Desde el punto de vista de la fe, en todo lo dicho puede recono-
cerse la presencia del Dios creador de humanidad, y la acción del Espíritu de Cristo que es
fuente de solidaridad. En términos creyentes, el voluntariado es más que una estrategia
para resolver problemas puntuales; se trata de modos de comunión pascual. Son modos
de ser fieles (atemáticamente) al Espíritu de Cristo.
Al respecto no puede imponerse un barniz ya sea socio-político, ya sea espiritual, en
esa gama de voluntariados. Además, sus contenidos y liderazgos no provienen de alguna
planificación macrosocial. La mayor parte de los voluntariados manifiestan una mística
humanista, sin afiliaciones a partidos políticos y a iglesias. Eso ocurría sobre todo en la
segunda parte del siglo pasado.
Hoy el escenario humano y las preguntas relevantes son muy distintas. Hay que pre-
guntar qué implican –en clave cristiana– tanto los afanes de éxito secular como las diná-
micas de voluntariado. En la primera mega-tendencia es patente la resignificación de la
energía creadora del ser humano. Generalmente carecen de referencia al Creador; sin
embargo existen buenas intenciones y logros en la felicidad humana. Esto forma parte de
la salvación que reconocemos en Cristo.
14 Juan P. Martinez, “Los exitosos chilenos”, Revista Que Pasa, 26/1/2010, pgs. 20-21.
15 Vease Hugo Cabrera (ed.), La nueva fisonomía del voluntariado, Santiago: Secretaria General de Gobierno, 2009; Estudio FLAC-
SO/MORI/CERC, Conversación social y opinión pública acerca del voluntariado en Chile, (2002); PNUD, Mapa nacional de asociatividad,
2001; Sebastián Zulueta, La evolución del voluntariado en Chile (1990-2002), tesis PUC, 2003. La información oficial en Chile: 80.841
organizaciones de voluntariado, y en comparación con países vecinos, tiene el mayor porcentaje de personas/por habitante del
país que hacen voluntariado (en Argentina es 15% de la población total, en Brazil 11%).
REVISTA DE INTERPRETACIÓN BÍBLICA LATINOAMERICANA, No. 65 29
A modo de conclusión
En América Latina ¿cómo es entendida la Palabra? Ojalá no sea desde la arrogancia
antropocéntrica. Ojalá sea desde el estar en la tierra y en el agua, en la corporeidad mal-
tratada y resucitada, en la creación divina. Esto implica un biocentrismo bíblico. El men-
saje sobre la Creación tiene dimensiones cósmicas e históricas, e incluye el entorno mate-
rial, la humanidad, las culturas. En la Buena Nueva, el don de vivir es inseparable de la
actividad transformadora.
Lo eco-espiritual no es un más allá de lo cotidiano, sino más bien se desenvuelve en
medio de los profundos clamores y dinamismos en el mundo de hoy. He comentado dos
mega tendencias: la obsesión por el éxito, y las formas de voluntariado. La labor bíblica
¿contribuye a recrear el mundo para que haya felicidad en cada ser viviente, y haya mayor
energía solidaria preferencialmente con pobres y con excluídos? Estas mediaciones forman
parte de la vivencia de la encarnación y de la pascua cristiana.
La eco-espiritualidad cristiana interactúa con diversos itinerarios simbólicos. En el
continente existen buenas rutas indígenas y mestizas, donde se llevan a cabo relecturas
bíblicas. He recalcado la celebración andina de la muerte-vida, y la mística guaraní de la
Tierra sin Mal. Lamentablemente, el marco general es el éxito social privatizado e instan-
táneo. Cabe pues reafirmar las dinámicas que recrean el medio ambiente y la humanidad,
donde está presente el Espíritu de Cristo.
A veces no es explicitado el Dios personal, comunitario, pascual. Estos acentos son
puestos por la comunidad eclesial. Nos “movemos y existimos” (Hechos 17:28) en el Mis-
terio que se ha manifestado en Jesús crucificado y resucitado. Respondiendo a los signos
de los tiempos, la hermenéutica latinoamericana asume el desafío de ser tierra y agua y
cuerpo, en la creación divina; es una hermenéutica que sopesa tanto el don como la tarea,
tanto el ser cuidado como el cuidar.
Diego Irarrazaval
Casilla 8, Correo 59,
Santiago de Chile,
05. JL Izidoro:02. Juan Bosco 20/05/11 10:17 Página 30
Resumen
Los conceptos definidos en la antropología como fronteras étnicas- culturales: historia, identi-
dades, etnicidades, fluidez e interrelaciones forman una de las pautas del debate actual sobre
las religiones, las diferentes religiosidades, las etnias, las culturas y las sociedades en el con-
texto de las Américas y del mundo contemporáneo. Se establece, así, grandes desafíos para la
interdisciplinariedad y para la revisión de paradigmas conceptuales, que provocarán el des-
plazamiento de los ejes hermenéuticos, y apoyarán el ejercicio de diferentes comprensiones en
lo que concierne al tema de esta reflexión, esto es, “las místicas de las comunidades afro-des-
cendientes”.
Abstract
The concepts defined in anthropology as ethnic boundaries, cultures, history, identities, eth-
nicities, fluidity and interactions compose one of the topics of current debate about religions,
the different religiousnesses, the ethnicities, the cultures and the societies in the context of the
Americas and of contemporary world. Thus great challenges to interdisciplinary and to the
revision of concept paradigms are established, which will cause the displacement of
hermeneutic axes and will support the exercise of different understandings concerning the
theme of this reflection which is “mystics of the African-descendant communities”.
Introducción
Los conceptos definidos en la antropología como fronteras étnicas-culturales: histo-
ria, identidades, etnicidades, fluidez e interrelaciones hacen comprensibles los encuentros,
desencuentros, conflictos, asimilaciones y el intercambio entre los sujetos históricos y
socioculturales en el proceso de formación de las identidades, así como dilucidan los ele-
mentos que traspasan dinámicamente genealogías, ambientes, territorios, características
físico-biológicas y lingüísticas, en la construcción de la alteridad. Tales conceptos crean
una de las pautas del debate actual sobre las religiones, las diferentes religiosidades, las
etnias, las culturas y las sociedades en el contexto de las Américas y del mundo contem-
poráneo. Se establecen así grandes desafíos para la interdisciplinariedad, en lo concer-
niente al debate teórico; y para la revisión de los paradigmas conceptuales, que provoca-
rán el desplazamiento de los ejes hermenéuticos y el ejercicio de diferentes comprensiones
sobre el tema de esta reflexión, esto es, “las místicas de las comunidades afro-descendien-
tes”.
*Doctor en Ciencias de la Religión. Integrante del Grupo Orácula de Investigación sobre Apocalíptica Judía y Cristiana. Dirección eletróni-
ca: jeso_nuap@hotmail.com
05. JL Izidoro:02. Juan Bosco 20/05/11 10:17 Página 31
ra, lo que nos separa de los otros, es central para la discusión moderna de las identidades como
construcción, a más de que se reconoce, en cada frontera, la existencia de la articulación
del poder y de una posible permeabilidad8, en un marco de formación de las identidades.
En ese mismo horizonte, situamos el concepto de etnicidad, que adquiere una connotación
fuertemente atrayente para la historia de las culturas y la construcción de identidades que
interactúan mutuamente. Para Kenton L. Sparks, cuando hablamos de etnicidad traemos
a nuestra visión un género particular de sentimientos sobre la identidad grupal; se ven
grupos de individuos que son iguales o parecidos, por la virtud de su ancestralidad
común9.
No se trata de homogeneidad, cuando concebimos los conceptos de etnicidad e identi-
dad para los grupos socio-culturales. La identidad étnica se construye a partir de las dife-
rencias y de la alteridad que caracterizan a los grupos sociales, a partir del proceso diná-
mico de interacción entre fronteras. No es el aislamiento o la abdicación a la interacción
con otros grupos sociales lo que hará crecer la conciencia de pertenencia e identificación
del sujeto con su grupo, sino más bien la comunicación de las diferencias, de las cuales los
individuos se apropian para establecer fronteras étnicas. Según Kathryn Woodward, las
identidades se forman a partir de otras identidades, relativamente al forastero o al otro, esto
es, relativamente al que no es, en forma de oposiciones binarias10. Esta concepción de dife-
rencia, para Woodward, es fundamental para así comprender el proceso de construcción
cultural de las identidades11.
Para Denys Cuche, la construcción de identidad se hace al interior de contextos
sociales que determinan la posición de los agentes y, por eso mismo, orientan sus repre-
sentaciones y sus elecciones. La identidad es una construcción que se elabora dentro de
una relación que opone un grupo a otros grupos, con los que se está en contacto12. No exis-
te identidad en sí, ni únicamente para sí. La identidad existe siempre en relación a otra
identidad. Identidad y alteridad son interdependientes y están en relación dialéctica. La
diferenciación acompaña la identificación13.
Para Adam Kuper, la identidad no es un asunto personal. Ella necesita ser vivida en
el mundo, en un diálogo con otros. Es en ese diálogo que la identidad es formada. El yo
interior descubre su lugar en el mundo al participar de la identidad de una colectividad14.
La cultura funciona como una síntesis de estabilidad y mudanza, de pasado y pre-
sente, de diacronía y sincronía. Toda innovación práctica es también una reproducción cul-
tural. Toda reproducción de cultura es una alteración, tanto que, en la acción, las catego-
rías por las cuales el mundo actual es orquestado asimilan un nuevo contenido empírico15.
Es en el contexto del movimiento de las culturas y de la historia que las identidades se van
definiendo. La búsqueda del yo se va realiza dentro de un proceso dialéctico de interacción
sociocultural.
8 Judith LIEU, Impregnable ramparts and walls of iron: boundary and identity in early Judaism and Christianity, New Testament
Studies, n. 48, 2002, p. 297.
9 Kenton L. SPARKS, Ethnicity and identity in ancient Israel: prolegomena to the study of ethnic sentiments and their expression
in the Hebrew Bible, p. 1.
10 Kathryn WOODWARD, Identidade e diferença: uma introdução teórica e conceitual, En: Tomaz Tadeu da SILVA (Org.), Iden-
tidade e diferença: a perspectiva dos estudos culturais, p. 49.
11 Ibídem, p. 50.
12 Denys CUCHE, A noção de cultura nas ciências sociais, p. 182.
13 Ibidem, p. 183.
14 Adam KUPER, Cultura: a visão dos antropólogos, p. 298.
15 Marshall SAHLINS, Ilhas de história, p. 180-181.
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Jonathan M. Hall también afirma que el grupo étnico no es un grupo biológico, sino
un grupo social, distinto a otras colectividades, por su subscripción a un mito putativo que
comparte su descendencia y parentesco, y por su asociación a un territorio común20. Para
M. Hall, esa definición no es suficiente ni englobante para definir las identidades primitivas.
Siendo así, es rechazada la visión del siglo XIX de un grupo étnico estático, de categorías
monolíticas con fronteras impermeables, en beneficio de un modelo menos restrictivo, que
reconoce la dinámica y la naturaleza de una etnicidad construida situacionalmente y de
forma negociada21.
Los grupos étnicos no son primariamente definidos por la lengua, pero sí por la cons-
trucción discursiva. Los símbolos lingüísticos pueden ser activos22, dentro de un contexto
En la comprensión de Funari,
Egipto ya no es sólo los faraones, sino también las muchas aldeas; no es sólo continuidad, sino
cambio. Se demuestra que allí convivieron pueblos y culturas variadas: egipcios, nubios, hic-
sos, hebreos, griegos, romanos… los hebreos ya no son sólo los precursores del cristianismo,
sino que hacen parte de una forma propia de concebir el mundo. La antigüedad tampoco
comienza con la escritura, sino que, y cada vez más, se busca mostrar cómo el hombre poseyó
una Historia Antigua milenaria, anterior a la escritura por miles de años27.
cas e identidades. Son resultados no unívocos que producen historia, culturas, valores, sig-
nificados, re-significaciones cósmicas e identidades, no obstante su carácter de violencia y
tensión. Son contribuciones histórico-antropológicas que ofrecen el soporte teórico para la
elaboración o construcción de los factores de identidad que caracterizan a los grupos socio-
culturales como fenómenos y sus interpretaciones. Se vuelve un gran desafío abordar tales
conceptos en la perspectiva de la historia, en sus diversos y diferentes estadios, en qué
categorías como identidades y culturas aún son vistas y comprendidas como procesos
estáticos, sólidos, uniformes e impermeables.
28 John J. COLLINS, Prefacio, En: Paulo Augusto de Souza NOGUEIRA, Pedro Paulo A. FUNARI e John J. COLLINS (Orgs.),
Identidades fluidas no judaísmo antigo e no cristianismo primitivo, p. 7-9.
29 Martin GOODMAN, Rome and Jerusalem: the clash of ancient civilizations, p. 167.
30 Ibídem, p. 163-164.
05. JL Izidoro:02. Juan Bosco 20/05/11 10:17 Página 36
Para Paulo Augusto de Souza Nogueira, volverse judío era tema en boga en la anti-
güedad. Y esa adhesión al judaísmo, en diferentes niveles, era la responsable de las adap-
taciones y reelaboraciones de las identidades de ambos lados de esa frontera34. Por lo tanto,
no hay una línea horizontal clara, exacta y definida en cuanto al tema de las identidades
en la antigüedad, como tampoco la hay en las sociedades contemporáneas.
Los conceptos definidos en el campo de las ciencias sociales que se refieren a las iden-
tidades, las etnias y las culturas, así como los propios conceptos que surgen del ámbito
pneumatológico de los diferentes grupos socio-culturales, en el contexto de las sociedades
antiguas, así como también de las contemporáneas deberán ser concebidos, indudable-
mente, a partir del reconocimiento del dinamismo, de la pluralidad, de la fluidez, del
carácter multifacético y de la permeabilidad entre las fronteras geográficas, étnicas y socio-
culturales; y, por cierto, también a partir de las diferentes significaciones y comprensiones
en el campo de los fenómenos, de los discursos y de las interpretaciones. Por lo tanto, es
31 Steven FINE, Non-Jews in the synagogues of late-antique Palestine, En: Idem (Ed.), Jews, Christians and polytheists in the ancient
synagogue: cultural interaction during the Greco-Roman period, p. 230-231.
32 Wayne A. MEEKS, Os primeiros cristãos urbanos, p. 27.
33 Shaye J. D. COHEN, The beginnings of Jewishness: boundaries, varieties, uncertainties, p. 3.
34 Paulo Augusto de Souza NOGUEIRA, O judaísmo antigo e o cristianismo primitivo em nova perspectiva, En: Paulo Augus-
to de Souza NOGUEIRA, Pedro Paulo A. FUNARI e John J. COLLINS (Orgs.), Op. cit., p. 25.
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Para Ribeiro, en ese contexto, los esclavos se encontraban dispersos en una tierra
nueva, al lado de otros esclavos, sus iguales en el corazón y en la condición servil, pero
diferentes en la lengua, en la identificación tribal y, frecuentemente, hostiles por los referi-
dos conflictos de origen36. Para Roland Walter, se trata de “una travesía de varios y dife-
rentes tipos de encuentro: mezcla, embate, yuxtaposición, sobreposición y diversos tipos
de apropiación. Esa danza de pasos contrapuestos en el guión de la transculturación liga
múltiples procesos de continuidad y rupturas en complementariedad contradictoria”37.
De ese modo, cuando se trata del componente de identidad de los grupos socio-cultu-
rales, en un contexto marcado por las travesías de fronteras, por las diferencias y por las
situaciones heterogéneas, se torna inevitable una comprensión fluida y dinámica de los con-
ceptos socio-antropológicos. Son componentes fuertemente presentes en el proceso de for-
mación de las identidades en las diásporas negras, en el contexto de las Américas y de sus
orígenes étnicos. De acuerdo con Walter, las identidades y comunidades de la diáspora son
heterogéneas, fluidas y fragmentadas entre lo potencial y la limitación, la pérdida y la ganan-
cia, la expropiación y la potencialización, la exclusión y la inclusión, el deseo y el rechazo38.
Para Walter
Los conceptos de la diáspora y de la frontera se refieren al tema de la movilidad: el entrelaza-
miento de la des-territorialización con la re-territorialización, dentro o entre espacios donde las
posiciones de género, clase, raza, etnicidad, sexualidad y edad de los sujetos se complemen-
tan de manera contradictoria; es decir, muchas veces son simultáneamente enraizados y dis-
persados, se cruzas o son opuestos, contestados, afirmados y negados como consecuencia de
una confluencia heterotípica de procesos económicos, históricos, culturales y de identidad39.
Por tanto, la concepción del término “diáspora” nos remite, inevitablemente, a una
crítica de los discursos y de los conceptos fijos que conciben los “orígenes”, las “salidas” y
las “llegadas”, es decir el movimiento de éxodo de los grupos humanos en una perspecti-
va horizontal y absolutamente lineal de la historia.
Al tratar el tema de las identidades y de las diferentes espiritualidades y experien-
cias místicas de los pueblos afro-descendientes de las Américas, en un movimiento de
diáspora y de constante movilización, ya no nos interesan aquellas concepciones concep-
tuales de categorías fijas y convencionales que, con frecuencia, atropellan el ejercicio her-
menéutico en los debates teóricos contemporáneos. En la concepción de Walter, “tener
identidad significa estar situado en un lugar abierto y dinámico, respetando y compar-
tiendo la diversidad de nuestras diferencias”40. Es nuestro interés concebir el concepto de
“mística” en las comunidades afro-descendientes, a partir del desplazamiento de tales ejes
hermenéuticos, y proponer los conceptos que estén alineados con el movimiento dialécti-
co de la historia y de los cambios políticos, geográficos y socio-culturales, que inciden
indudablemente en la formación de las “identidades en proceso” y en las prácticas locales
y globales. Así, un discurso sobre las representaciones simbólicas culturales y religiosas de
la diáspora negra de las Américas tiene que tener en cuenta todos los factores étnicos,
socio-culturales, políticos y geográficos que inciden en la vida social de los grupos huma-
nos y en sus relaciones mutuas y dialécticas, que no siempre se dan en forma pasiva y sin
conflictos.
Para Leonides da Silva Justiniano,
Discutir la identidad significa discutir como una persona o un grupo se reconoce, en la con-
frontación con otras personas o grupos. Dentro de ese contexto, discutir la identidad negra, o
la identidad quilombola, implica reconocer alguna especificidad de ese grupo. Ese reconoci-
miento de la alteridad, de la diversidad, en un contexto que se quiere homogéneo, no siempre
es un proceso natural, sino que implica una toma de conciencia, la cual puede surgir o mani-
festarse, apenas después de un proceso lento e incluso doloroso41.
40 Ibídem, p. 56.
41 Leonides da Silva JUSTINIANO, Percursos identitários: patriotismo constitucional, “Eu ‘pós-convencional’” e identidade negra,
p. 239.
42 Agustín Herrera QUIÑONES, Teología Afroamericana: conceptualización para una propuesta de elaboración, p. 32.
43 Ibídem, p. 37.
05. JL Izidoro:02. Juan Bosco 20/05/11 10:17 Página 39
como del mismo proceso de movilización geográfica y socio-cultural de los grupos huma-
nos y de sus fronteras. Sin embargo, en la perspectiva de lo “global” de lo “plural” y de lo
“fluido” se salvaguardan las especificidades de identidad de las comunidades afro-des-
cendientes, como componentes teológicos y antropológicos que se mueven en la dinámi-
ca de interacción, preservación y de recepción, y se disponen como “contenido de fuerza”
para la existencia de los grupos socioculturales, así como para sus permanentes reivindica-
ciones.
Justiniano afirma que
Es justamente esa especificidad negra, esa especificidad cultural, la que puede colocar a la
naciente democracia brasileña en movimiento, lo que significa una sociedad inclusiva, donde
se buscan mecanismos de promoción e inclusión dr los más diversos pueblos particulares, que
contribuyen en la construcción de un nuevo país. Pero, una sociedad inclusiva, de hecho, debe
contemplar acuerdos que permitan a sus integrantes –individuos y colectivos– alcanzar espa-
cios cada vez mayores de realización, de reconocimiento, de auto-estima, de integridad, de
autonomía44.
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Tirsa Ventura*
Resumen
En este ensayo se propone entender la espiritualidad como experiencia que remite a rupturas
epistemológicas que sugieren posibilidades de transformación, que invita a preguntar, a ser
libre a la irreverencia y a la desobediencia vital, para entonces pensar y ver el mundo desde
diferentes miradas. El avance de esta propuesta se consigue desde tres exigencias: la espiri-
tualidad como una dimensión no lineal, la estética y el sentido de la espiritualidad.
* Doctora en Ciencias de la Religión, con énfasis en Biblia – Antiguo Testamento, Profesora Investigadora en Departamento Ecu-
ménico de Investigaciones (DEI) y Universidad De La Salle, San José, Costa Rica.
06. T Ventura:46 20/05/11 10:19 Página 42
Estética de la Espiritualidad
La invitación a pensar en la estética de la Espiritualidad es una propuesta a des-
montar la forma de pensamiento dualista que asume como natural la separación de cuer-
po y espíritu. Forma polarizada y excluyente, que no sólo fragmenta a la persona en sí,
sino también que impide los vínculos, la afectación mutua, los intercambios.
La Espiritualidad que se evidencia a través de la actitud de Jesús muestra cómo está
preocupado con las relaciones que impiden los vínculos que se mueven por la inclusión de
quienes no tienen más espacio en un mundo que provoca la parálisis de los cuerpos a cam-
bio de proteger las leyes. Un buen ejemplo de esto lo podemos encontrar en (Mc 3,1-6).
La polarización entre cuerpo – espíritu, arrastra también la polarización entre lo legí-
timo y no legítimo, en detrimento siempre de los cuerpos más vulnerables. Con la polari-
zación cuerpo-espíritu se identificó a las personas, concretamente, a los hombres como
espirituales en contraposición a las mujeres cuerpo, por lo tanto pecadoras, pecaminosas.
Recordamos la llamada mujer “adúltera” en (Jn 8,1-11), a quien Jesús relativizando la ley,
no condena.
Desde la forma dicotómica, el pensamiento platónico consideró que las formas per-
fectas pueden ser conocidas por el alma, en tanto que el cuerpo es algo defectuoso, incons-
tante que no merece mucha atención: “yo gasto todo mi tiempo”, dice Sócrates, “tratando
de persuadir a jóvenes y viejos, para hacer su primera y principal preocupación no por sus
cuerpos ni por sus posesiones, sino por los más altas contribuciones de sus almas”2.
Y, peor, esta forma de ver los seres humanos fue asumida como natural, hasta el
punto que ni siquiera se le consideró “una forma de ver”. Esto hizo imposible tener en
cuenta los aspectos formativos de la actividad cognitiva, pues estos mismos aspectos se
excluyeron del campo de la visibilidad. De esa forma, podemos destacar que el conoci-
miento de lo espiritual para identificar a hombres y mujeres ni siquiera se considera teo-
ría, sino descripciones “obvias”.
Lo que se muestra o apareció como obviedad generó una transparencia que se con-
virtió en lo que se puede llamar “paradoja de la evidencia”3 a partir de la cual lo evidente
se hace invisible: “el alma es superior al cuerpo”. Esto es como pensar un universo inde-
pendiente del pensamiento que lo está pensando: es la paradoja fundante de la epistemo-
logía de la fragmentación del cuerpo.
1 Leonardo Boff, Ecologia Mundialização Espiritualidade, Sao Paulo, Editora Ática, 2ª edición 1996, 165.
2 Citado por Naomi R. Goldenberg, “Archetypal Theory and The Separation of Mind and Body” – Reason Enough to Turn to
Freud? En Weaving the Visions – Patterns in Feminist Spirituality (Judith Plaskow y Carol P. Christ – co eds.- New York, 1989, p.244)
–(traducción mía).
3 Denise Najmanovich, Mirar con nuevos ojos – nuevos paradigmas en la ciencia y pensamiento complejo, Buenos Aires: Editorial Biblos,
2008, p.15.
06. T Ventura:46 20/05/11 10:19 Página 43
4 Franz Hinkelammert, La maldición que pesa sobre la ley – las raíces del pensamiento crítico en Pablo de Tarso, San José: Editorial Aler-
kín, 2010, p.108.
5 Riane Eisler, Placer Sagrado – nuevos caminos hacia el empoderamiento y el amor, Santiago (Chile): Cuatro Vientos Editorial,
vol.2,1996, p.4
6 Denise Najmanovich, Mirar con nuevos ojos, p.17.
7 Leonardo Boff, El cuidado esencial – ética de lo humano, compasión por la Tierra, Madrid: Editorial Trotta, 2002, p.21.
06. T Ventura:46 20/05/11 10:19 Página 44
Bibliografía de referencia:
Denise Najmanovich, Mirar con nuevos ojos – nuevos paradigmas en la ciencia y pensamiento
complejo, Buenos Aires: Editorial Biblos, 2008.
Ediberto López. “El Jesús de la historia. Preliminares metodológicos” en Ribla 47, Quito:
Recu, 2004/1, p.15-27.
Franz Hinkelammert, La maldición que pesa sobre la ley – las raíces del pensamiento crítico en
Pablo de Tarso, San José: Editorial Alerkín, 2010.
Leonardo Boff, Ecologia Mundialização Espiritualidade, Sao Paulo, Editora Ática, 2ª edición
1996.
____________, El cuidado esencial – ética de lo humano, compasión por la Tierra, Madrid: Edito-
rial Trotta, 2002.
Luigi Schiavo y Lorenzo Lago. “El Jesús histórico. Consideraciones metodológicas y pas-
torales” en Ribla 47, Quito: Recu, 2004/1, 117-127.
Naomi R. Goldenberg, “Archetypal Theory and The Separation of Mind and Body” – Rea-
son Enough to Turn to Freud? En Weaving the Visions – Patterns in Feminist Spirituali-
ty (Judith Plaskow y Carol P. Christ – co eds.- New York, 1989.
Riane Eisler, Placer Sagrado – nuevos caminos hacia el empoderamiento y el amor, Santiago
(Chile): Cuatro Vientos Editorial, vol.2,1996.
Tirsa Ventura
Apartado Postal 390-2070
Sabanilla, San José
Costa Rica
tirsa2000@hotmail.com
Resumen
El artículo busca evidenciar dimensiones de la espiritualidad ecológica en la Biblia. Para ello
se destaca inicialmente que debe haber una sensibilidad por parte del lector y de la lectora
para entrar en sintonía con el sentido ecológico o de espiritualidad ecológica, fijados en los tex-
tos bíblicos por parte de sus autores. El seguimiento del artículo destaca algunos elementos de
espiritualidad ecológica en pasajes selectos de las tradiciones bíblicas.
Palabras-clave
Biblia, ecología humana, espiritualidad, cuidado.
Abstract1
The present paper seeks to highlight dimensions of ecological spirituality in the Bible. To
achieve this, we need first to emphasize that there must be a sensitivity of the reader to get in
tune with the ecological sense or the meaning of ecological spirituality set in biblical texts by
their authors. Next, the article highlights some elements of ecological spirituality in select pas-
sages of biblical traditions.
Key words
Bible, human ecology, spirituality, care.
bles y existentes entre los seres; preguntar, por ejemplo, por la relación entre el cuerpo de
la tierra y el cuerpo de las personas, pasando por la ‘sintonía crítica’ cuestionadora de esa
relación en forma de ocupación, explotación, violencia, ternura, cuidado, etc. Habrá, por
lo tanto, que crear unas políticas públicas para el especial cuidado de segmentos empo-
brecidos de la sociedad, como bien lo indican muchos textos bíblicos. Ese cuidado espe-
cial, con todo, no debe volverse una posición idealizada de los pobres, pues en el conjun-
to del sistema global también éstos marcan su interferencia en el ambiente, aunque con un
peso menor en la huella ecológica, como bien lo muestran las investigaciones sobre los
índices de consumo per cápita en los países ricos y en los países pobres.
En la sensibilidad o espiritualidad ecológica de los lectores y de las lectoras de la
Biblia es bueno que exista una sintonía con las expresiones de sabiduría y conocimiento en
las llamadas comunidades tradicionales. Fuera, la margen y más allá del paradigma desa-
rrollista capitalista, hay experiencias de convivencia con el entorno ambiental, que mere-
cen y deben ser oídas y aprovechadas, hasta para visualizar las posibilidades de supera-
ción de crisis e impases del desarrollo, rumbo a la sustentabilidad y preservación del
ambiente en sus bases eco-sistémicas.
su manifestación en forma de “espíritu”, es decir en forma de Ruah. Esa es una forma pro-
pia de cómo la persona de los tiempos bíblicos entendía el ser en su mundo.
No vemos problemas en decir que textos como los de la Biblia presuponen o expre-
san una cosmovisión antigua. Al final, los textos de la Biblia son “pre-modernos”. Ellos no
respiran el espíritu de emancipación de la concepción iluminista moderna. Los textos de
la Biblia se coadyuvan antes con otros textos similares en otras culturas, en las cuales tam-
bién se presupone una fuente creadora del cosmos existente. En este sentido, hay apertu-
ra para un diálogo sin la premisa de ordenación jerárquica de los discursos. En bien de la
verdad, el diálogo intercultural no debe ser estructurado en términos jerárquicos, sino que
debe haber apertura a lo distinto, justamente por ser diverso. De ello resulta la posibilidad
de enriquecimiento y fructificación recíproca tanto de perspectivas como de saberes. Lo
nuevo surge cuando los interlocutores pueden decir su palabra, y sus palabras se proyec-
tan adentro, en una nueva o diferente perspectiva.
A continuación queremos destacar algunos elementos de las tradiciones bíblicas que
pueden y deben ser observados en lo que atañe a la pregunta por la espiritualidad ecoló-
gica de la Biblia.
2 Ver al respecto, Ronald A. SIMKINS, Criador e criação. A natureza na mundividência do antigo Israel. Traducción de Jaime A.
Clasen. Petrópolis: Vozes, 2004.
REVISTA DE INTERPRETACIÓN BÍBLICA LATINOAMERICANA, No. 65 49
3 Sobre esto, ver Haroldo REIMER, Bíblia e ecologia. São Paulo: Reflexão, 2010, p. 20-45.
50 HAROLDO REIMER e IVONI RICHTER REIMER, Espiritualidad ecológica en la Biblia
4 Sinivaldo S. TAVARES, Teologia da criação. Outro olhar – novas relações. Petrópolis: Vozes, 2010, p. 57-70 [La creación como mis-
terio].
5 En esta concepción son muy impactantes las contribuciones de Teihlard de Chardin. Cf. CHARDIN, T. Hino do universo; A
missão sobre o mundo; Cristo na matéria; Três histórias no estilo de Benson; A potência espiritual da matéria. São Paulo: Paulus, 1994.
REVISTA DE INTERPRETACIÓN BÍBLICA LATINOAMERICANA, No. 65 51
teofanía, Dios hace una serie de preguntas a ese Job que solamente buscaba la esperada y
supuestamente debida recompensa de Dios por su fidelidad: “¿Quién cerró el mar con
puertas [...] y le dijo: ‘hasta aquí verás y no más adelante, y aquí se quebrará el orgullo de
tus ondas?” (Job 38,8.11). Nuevamente, en tono sapiencial, la respuesta deseada es que tal
tarea hace parte de las multifacéticas actividades cotidianas de Dios creador como requi-
sito indispensable para la manutención del orden y de la vida de la creación6.
En la cosecha de una espiritualidad eco-bíblica, un paso consiste en buscar superar
la lógica sacrificial en pro de la lógica del cuidado. El personaje bíblico Noé es emblemáti-
co y, ciertamente, en términos míticos, es el fundador de la lógica sacrificial. Al salir del
arca, el primer gesto de Noé es un acto de respeto y reverencia que consiste en darle culto
a Dios por medio del holocausto de animales (Gén 8,20-22). Su gesto, con todo, inaugura
una lógica de sacrificio: ¡algún ser viviente de la creación necesita ser sacrificado para agra-
dar a Dios! El sacrificio de elementos de la creación acabó volviéndose casi un trazo típico
del paradigma de la modernidad. A esta señal sacrificial hay que contraponerle elementos
bíblicos más positivos e inspiradores y especialmente recordar la reflexión de la Carta a los
Hebreos que afirma que el sacrificio de Cristo es plenamente satisfactorio, no habiendo ya
más necesidad de repetición. Hay en la Biblia otros pasajes donde la dimensión del cuida-
do humano de la integridad de la creación es destacada. Tales pasajes deben ser explota-
dos a través de toda las Escrituras. El grito profético en Oseas 6,8 es un eco en este senti-
do: “misericordia quiero y no sacrificios”.
Con relación a la lógica del cuidado, el texto de Éxodo 23,10-11 se reviste de especial
belleza y sentido paradigmático. En él es propuesto que al hombre le es legítimamente
concedido cultivar la tierra y recoger los frutos de ella, constituyendo en esto su actividad
de producción e intervención en el ambiente. El ritmo productivo es explotador, sin
embargo debe ser temporalmente limitado a seis años, debiendo el séptimo año ser un
tiempo de “descanso sabático”. El texto indica tres finalidades de esta norma: (1) primera-
mente se dice que la propia tierra debe descansar. Eso es extraño al modo de pensar
“moderno”, en el cual estamos acostumbrados a la idea de que la tierra debe solamente
servir para la satisfacción de nuestras necesidades (y deseos); (b) En segundo lugar, los
pobres pueden recoger lo que nace por cuenta propia en el séptimo año, teniendo una pro-
visión extra, más allá de su limitada alimentación usual; (c) tercero, se indica que los ani-
males del campo pueden comer de sobra. Explícitamente se incluye a los animales del
campo dentro de un ciclo ecológico. Tres seres amenazados en su existencia deben ser con-
templados en el modo de organizar la vida en sociedad: la tierra, los pobres y los anima-
les. Eso es lo que se puede llamar una “visión ecológica” de la vida. Los intereses econó-
micos son limitados por la integridad de la vida y de la creación. Hay aún muchos otros
pasajes que pueden ser ‘explotados” en una lectura ecológica de la Biblia7.
A más del texto ejemplar antes descrito, en la Biblia hay muchas recomendaciones
para la observancia de tiempos de pausa que se articulan en la lógica del llamado ritmo
seis-siete. Este ritmo seis-siete marca la estructura del tiempo semanal de siete días, sinto-
nizado con el ciclo de la luna. Ajustado al ritmo de trabajo y pausa para los humanos y
para la creación, estos textos que hablan del descanso sabático (Ex 20,8-11) o también del
año sabático (Ex 21,2-11; 23,10-11) remiten a la necesaria observancia de tiempos de pausa,
6 Sobre esto, ver el capítulo “Complexa criação – uma leitura de Jó em perspectiva ecológica” en Haroldo REIMER, Bíblia e eco-
logia (op. cit.).
7 Para más ejemplos remítase al libro antes referido Bíblia e ecologia (2010); ver también Ivoni RICHTER REIMER. Terra e água na
espiritualidade do movimento de Jesus. Contribuições para um mundo globalizado. Goiânia: PUC Goiás; São Leopoldo: Oikos, 2010.
52 HAROLDO REIMER e IVONI RICHTER REIMER, Espiritualidad ecológica en la Biblia
de shabbat, es decir de una cesación de las actividades laborales en medio del ritmo pro-
ductivo del cultivo del ocio. Esto es reconocido como necesario para que los humanos, los
animales y la tierra puedan tomar aliento y regenerar la constancia y la salud del ciclo de
vida8.
Jesús habla de la tierra de tal manera que nos enseña que ella no está ahí para ser
explotada, ni sus frutos acumulados, como nos lo muestra el ejemplo de la parábola del
latifundista codicioso y avaro (Lc 12,13-21). La ansiedad por la acumulación, en lugar de
generar vida y satisfacción, genera muerte y perdición; su fruto es la explotación y la falta
de comida para la gran mayoría del pueblo. Jesús, por el contrario, apunta a la gratuidad
de la vida para las aves del cielo, los lirios del campo, para todas sus creaturas, entre ellas
las personas. Dentro de ese contexto, la misión y la participación en ese proyecto de gra-
tuidad es el compromiso con el Reino de Dios y con su justicia. Ese compromiso garanti-
za que las personas serán saciadas y que vivirán en armonía con toda la creación de Dios
(Lc 12,31).
La sabiduría de Jesús que se trasluce en las parábolas, enseña a vivir en libertad y a
resistir digna y pacíficamente en medio de la turbación de las corrupciones y carreras ambi-
ciosas y competitivas hostiles. Ella tiene como objetivo la construcción de la esperanza que
persevera en la justicia, y en la paz que brota de esa justicia. Esto hace parte del anuncio de
una nueva realidad que se vislumbra como nuevo cielo y nueva tierra (Ap 21,1-8).
En tradiciones bíblicas aparece la convicción de que la tierra es de Dios y el “estrado
de sus pies” (Hch 7,49; Mt 5,35 releyendo Is 66,1). Como consecuencia, dentro del contex-
to de ocupación de los cuerpos de la tierra y de las personas, se puede entender que Jesús
reivindique sutilmente que la tierra de Dios, dada a su pueblo, será liberada. ¡Ese es un
8 Aquí aún permanecen actuales las reflexiones esbozadas en Haroldo REIMER e Ivoni RICHTER REIMER, Tempos de graça. Jubi-
leu e as tradições jubilares na Bíblia. São Leopoldo: Sinodal; Cebi; São Paulo: Paulus, 1999.
REVISTA DE INTERPRETACIÓN BÍBLICA LATINOAMERICANA, No. 65 53
profundo grito por la independencia y autonomía de la Tierra Santa que es de Dios y sím-
bolo de la identidad del pueblo de Dios!
En perspectiva teológica y de espiritualidad como expresión y vivencia de la fe se
comprende que Dios gobierna la tierra/cuida de ella, colocando su corazón junto a las per-
sonas que están afligidas y abatidas, que sufren los infortunios causados por la ganancia y
la injusticia de otras personas. Esclavitud, trabajo forzado e impuestos a la tierra son algu-
nas de las causas del sufrimiento del pueblo y de la opresión y explotación de la tierra.
¡Cuestionando no sólo la práctica de los impuestos, sino la política agraria, Jesús cuestio-
na el corazón que sustenta el Imperio Romano! Atentar contra la tierra de Dios es atentar
contra la vida de todas sus creaturas. Incluso contra el propio Dios.
Podemos ilustrar esta comprensión de atentado a la tierra, de explotación de la tierra
con un autor contemporáneo de la época de Jesús y de los evangelios. Se trata de Plinio,
historiador romano, en su obra Historia Natural9. Él denuncia los abusos practicados contra
la ‘madre-tierra‘, por causa de la ganancia, y afirma que los primeros que pecaron contra
la tierra fueron los que reviraron sus entrañas para extraerle el oro, y los segundos que peca-
ron contra ella son las personas que se adornan con las joyas hechas de oro, motivo y
demanda para que la tierra sea más y más explotada, junto a las personas esclavas que en
ella viven haciendo el trabajo de sus dueños. Esta explotación del oro es hecha también por
los latifundistas que son, simultáneamente, los emporios “grandes comerciantes” de la
época, que tenían las grandes redes comerciales, inclusive a través de flotas mercantes.
Explotación y sufrimiento de la tierra andan de la mano con el sufrimiento y la explo-
tación de las personas que, en el campo y en la ciudad, sirven de mano de obra para satis-
facer la ganancia de pocos hombres que se vuelven cada vez más poderosos.
Declarar, en ese contexto, como hicieron las primeras comunidades cristianas en una
relectura del Antiguo Testamento, que la tierra es de Dios significa resistir y ponerse total-
mente al anverso de toda política y conducción administrativa del Imperio Romano y de
las élites que se mantienen con esos sistemas asimétricos de poder, sustentándolo simul-
táneamente hasta hoy.
9 El texto de Plinio (Historia Natural 33,2.8.42.48, traducido por Ivoni Richter Reimer): “[...] nosotros penetramos en sus [de la tie-
rra] entrañas y buscamos en las profundidades por tesoros, como si allí, donde ella [la tierra] es pisada, ellos no fuesen abun-
dantes y fructíferos lo suficiente [...] Quien dio origen al pero crimen contra la humanidad fue aquel que por primera vez colo-
có un anillo de oro en el dedo [...]. El próximo crimen es introducido por quien acuñó el primer denario [moneda romana] de
oro... y de este dinero brota la fuente de la avaricia, cuando se planeó la práctica de la usura [...]”. Para mayores detalles ver Ivoni
RICHTER REIMER, Terra e água na espiritualidade do movimento de Jesus (2010).
10 La poetisa goiana Cora Coralina utiliza semejante antropología de la tierra, caracterizando su amor por la tierra, que translu-
ce en una de sus poesías: “Yo soy a mujer más antigua del mundo, plantada y fecundada en el vientre oscuro de la tierra” (cursi-
va nuestra). Nétese que en el Nuevo Testamento, el término kardía no tiene, antropológicamente, tanto el objetivo de demostrar
los sentimientos, sino que apunta al lugar en el cual son planeadas y decididas las prácticas que implican profundas transfor-
54 HAROLDO REIMER e IVONI RICHTER REIMER, Espiritualidad ecológica en la Biblia
maciones de la vida. Así, “corazón” es el lugar donde se toma decisiones significativas y revolucionarias que incluyen tanto el
aspecto racional como el afectivo. Es interesante observar que ese término, usado también para la tierra como ser vivo, indica
una geología que re-significa no sólo el sentido de la propia tierra como ser viviente, sino también el sentido de la vida de las per-
sonas, como en el caso del Hijo del Hombre, remitiendo a una vida que será transformada y que renovada influenciará directa-
mente también en la vida de otras personas. Mayores detalles, véase Ivoni Richter Reimer, Terra e Água (2010).
REVISTA DE INTERPRETACIÓN BÍBLICA LATINOAMERICANA, No. 65 55
Esta tradición paulina quiere fortalecer la esperanza en una vida nueva más justa
para todas las personas, “gracias a aquel que resucitó a los muertos y que crea la vida a
partir de la nada” (Rom 4,17). El objetivo de la justicia de Dios es transformar a todas las
personas en nuevas creaturas en Cristo, las cuales, ¡transformadas, practican la justicia en un
mundo donde nadie es capaz de practicarlas por su propia fuerza y voluntad! Esas personas son
justificadas por la fe.
El argumento de la justificación por la fe afirma que el Evangelio es poder dinámico
de Dios para la salvación de todas las personas, porque en él se revela la justicia de Dios.
Esa justicia tiene poder transformador: personas oprimidas y opresoras pueden transfor-
marse en personas hermanas que, orientadas por la lógica del Espíritu, hacen justicia para trans-
formar su mundo injusto, aquel que ellas mismas ayudaron a crear.
La justificación por la fe afirma que las personas justificadas son y viven como nue-
vas creaturas (Gál 6,15; 2Cor 5,17) dentro de una creación renovada. Pablo piensa en la rea-
lidad de la nueva creación no es sólo de corazones individuales, sino de una sociedad ente-
ra y de todo el mundo (Rom 8,19-21). Esta es una Buena Noticia, principalmente para las
personas empobrecidas y para el ambiente maltratado, que sufren las consecuencias de la
injusticia, de la opresión y de la violencia.
La afirmación de una espiritualidad ecológica podría, así, insistir en la memoria his-
tórica como una actitud reflexiva crítica. Mirar para atrás, para reconocer errores y equí-
vocos, pero también para afirmar la certeza de la liberación ya experimentada. Tal tradi-
ción de fe puede ayudar a construir esperanza que remite a horizontes abiertos a una aper-
tura del futuro. Esa esperanza necesita de una perseverancia (hypomoné), que da largo
aliento, continuo y despreocupado.
En ese sentido, es bueno recordar palabras ya dichas desde tiempo atrás y reafir-
marlas actualmente, testimoniando la colaboración de toda la creación en ese proceso de
resistencia, construcción de la esperanza y de la certeza del cambio libertario:
La nueva creación no es apenas la creación de un nuevo discurso sobre la creación elaborado
por los intelectuales, pero es fundamentalmente una praxis creativa, un conjunto de compor-
tamientos que voy introduciendo poco a poco en mí vida cotidiana y proponiendo a otros
como camino de ‘salvación’ de todas las vidas11.
Con esta percepción es importante decir nuevamente que una de las vitales premi-
sas de todo ese trabajo creativo y recreador es la ternura que se expresa en el compromiso
con la vida toda, simbolizada también en la imagen del “gemir con dolores de parto”: esa
acción anticipa y presupone el cuidado, la salud de aquello que aún no está allí, pero que
ya puede ser sentido; ello expresa la expectativa del abrazo y de la alegría, que ya da para
sentir en medio nuestro la situación que aún no son de felicidad plena.
11 Ivone GEBARA, O gemido da criação e os nossos gemidos, Revista de Interpretación Bíblica Latino Americana. Petrópolis, n. 21,
1995, p. 39. Véase también el reciente libro de la autora, Vulnerabilidade, Justiça e Feminismos: antologia de textos. São Bernardo do
Campo: Nhanduti Editora, 2010, en el cual ella reelabora y reafirma algunas de estas cuestiones centrales.
56 HAROLDO REIMER e IVONI RICHTER REIMER, Espiritualidad ecológica en la Biblia
mula bautismal registrada y transmitida por el apóstol Pablo (Gál 3,28): las personas bau-
tizadas en Cristo son un sólo cuerpo y no hay distinción cualitativa entre género, clase,
etnia, generación.
Las comunidades cristianas originarias hicieron memoria de la praxis histórica de
Jesús, en un proceso de (re) construcción de sus propias identidades, buscando afirmar la
preciosidad e interdependencia de cada vida, de cada expresión vital dentro de un con-
texto histórico que afirmaba la supremacía y la intolerancia de los ricos y de los poderosos
greco-romanos, hombres y señores sobre los demás seres en todas las relaciones. Frente a
esta situación, las comunidades judeo-cristianas afirmaban la necesidad de la aceptación,
el compartir, la justicia y la gratuidad, exactamente ¡como respuesta al amor de Dios con
ellas!
Resumiendo: Vivir en gracia de Dios implica una postura solidaria y respetuosa con
todas las creaturas. No son relaciones de dominación y desprecio, de superioridad y de
ganancia que nos garantizan vida plenamente buena; esas son, exactamente, las relaciones
que tradiciones bíblicas denominan de pecado. Sin embargo, de la vida plenamente buena,
vivida en relaciones de justicia en todas sus relaciones, hace parte la praxis de la miseri-
cordia que acoge y comparte, que respeta y preserva la dignidad de la otra persona, ¡del
otro ser!
Tal percepción bíblica de la vida buena contempla también la muerte como siendo
parte de la misma, así como otras dimensiones escatológicas (relativas al fin último de las
cosas todas) que la envuelven, lo que es ilustrado con el relato del hombre rico y del pobre
Lázaro (Lc 16,19-31).
Resumen
El presente artículo se vale del análisis retórico e intertextual para abordar el mensaje de espe-
ranza y restauración contenido en los últimos versos de Sofonías. Se destacan la universalidad
y cobertura de la promesa y el enfoque en alegría que contrasta con el tono sombrío de la aper-
tura del libro. Finalmente, el anuncio de inversión del orden creado que abre el libro cede lugar
a la creación de un nuevo mundo y de una sociedad humanizada, formada por un resto pobre
y humilde, que tiene a Yahvé como centro y fuente de vida.
Abstract
This paper employs rhetorical and intertextual analysis to address the message of hope and
restoration contained in the last verses of Zephaniah. It emphasizes the universality and com-
prehensiveness of the promise and the focus on the joy that contrasts with the somber tone in
the opening verses of this book. Eventually, the announcement of reversal of the created order
that opens the book gives way to the creation of a new world and a humanized society formed
by a humble and poor remnant, having Yahweh as the center and source of life.
Introducción
Sofonías vivió en tiempos del rey Josías (639-609 a.C.) y su mensaje parece referirse
a circunstancias vigentes en Judá, algunos años antes de la reforma religiosa promovida
por aquel rey. Es bastante probable, por lo tanto, que Sofonías haya ejercido su ministerio
profético un poco antes de la reforma josiánica, debido a las condiciones morales y reli-
giosas de Judá reflejadas en el libro de este profeta. La propuesta que sitúa el ministerio de
Sofonías entre el 639-630 parece plausible, una vez que, cuando se descubrió el Libro de la
Ley (622 a.C.), Josias llama a la profetisa Hulda y no a Sofonías, probablemente porque el
profeta ya había muerto1.
El libro de Sofonías se divide en cuatro secciones: las tres primeras enfatizan el juicio
de Yahvé sobre Judá y las naciones (1:2-2:3; 2:4-15; 3:1-8) y la última concluye el libro con
un bello mensaje de confortación y esperanza, al anunciar la conversión de las naciones y
la formación de un resto humilde y pobre, que tendrá a Yahvé como rey y pastor (3:9-20).
Es de esta última sección que el presente artículo se va a ocupar a partir de ahora, pero sin
perder de vista la relación de este segmento con el contexto más amplio del libro de Sofo-
nías.
No obstante las discusiones sobre los diversos problemas redaccionales que desafían
a los biblistas, y sin ignorar las preocupaciones de la exégesis científica, el presente estu-
dio adopta un acercamiento que enfatiza los aspectos retóricos e intertextuales del mate-
rial de Sofonías. Con esto, se pretende destacar la fuerza de esta obra profética como pala-
bra de Yahvé para las comunidades contemporáneas.
1L. Alonso Schökel y J. L. Sicre Diaz. Profetas II, São Paulo Ediciones Paulinas, 1991, 1144.
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Es significativo que después del anuncio de disolución del orden creado (Sof 1:2-3),
seguido de graves acusaciones contra Israel y las otras naciones, el libro de Sofonías con-
cluya con una nota de esperanza y alegría. La última sección del libro revierte las expecta-
tivas de destrucción y de tristeza, pintando un cuadro de restauración y alegría derivados
de una nueva creación. Esta perícopa puede ser dividida de la siguiente manera: Sof 3:9-
13 –La promesa de Yahvé; Sof 3:14-17 - La alegría de Sión; Sof 3:18-20: realización del día
de gracia2. Para conveniencia del lector, transcribo a continuación el texto en estudio3:
La promesa de Yahvé
9
Sí, yo daré a los pueblos labios puros para que todos puedan invocar el Nombre de
Yahvé y servirlo también con un mismo celo.
10
De más allá de los ríos de Etiopía mis fieles me traerán ofrendas.
11
Ese día ya no tendrás que avergonzarte de todas esas faltas que cometes contra mí,
pues de en medio de ti yo arrancaré a aquellos que se jactan de su orgullo y tú no segui-
rás vanagloriándote de mi montaña santa.
12
Dejaré dentro de ti a un pueblo humilde y pobre, que buscará refugio sólo en el
Nombre de Yahvé.
13
Aquellos que queden de Israel no cometerán injusticias; no hablarán para engañar,
ni se hallará falsedad en su boca. Entonces serán como el rebaño que pasta y que descan-
sa, y no habrá quién los perturbe.
La alegría de Sión
14
¡Grita de gozo, oh hija de Sión, y que se oigan tus aclamaciones, oh gente de Israel!
¡Regocíjate y que tu corazón esté de fiesta, hija de Jerusalén!
15
Pues Yahvé ha cambiado su suerte, ha alejado de ti a tus enemigos. No tendrás que
temer desgracia alguna, pues en medio de ti está Yahvé, rey de Israel.
16
Ese día le dirán a Jerusalén: “¡No tengas ningún miedo, ni te tiemblen las manos!
17
¡Yahvé, tu Dios, está en medio de ti el héroe que te salva! El saltará de gozo al verte
a ti y te renovará su amor. Por ti danzará y lanzará gritos de alegría como lo haces tú en el
día de la Fiesta.”
18
Apartaré de ti ese mal con el que te amenacé, y ya no serás humillada.
2 Anoto la división sugerida por Má ria Szé les Eszenyei, Wrath and Mercy: A Commentary on the Books of Habakkuk and Zephaniah.
International Theological Commentary (Grand Rapids/Edinburgh: Eerdmans/ Handsel Press, 1987), 106.
3 Las referencias bíblicas utilizadas siguen bien de cerca la Edición Pastoral de la Biblia publicada por Ediciones Paulinas (1990).
En algunos lugares introduje pequeñas adaptaciones en el texto para referirme a mi comprensión del original hebreo.
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4 Ralph L. Smith, Word Biblical Commentary: Micah-Malachi, Word Biblical Commentary 32 (Dallas: Word, 2002), 142.
5 Véase, L. Alonso Schökel y J. L. Sicre Diaz. Profetas II, (São Paulo Ediciones Paulinas, 1991), 1160.
6 J. M. Powis Smith, William Hayes Ward y Julius August Bewer, A Critical and Exegetical Commentary on Micah, Zephaniah,
Nahum, Habakkuk, Obadiah and Joel (New York: C. Scribner’s Sons, 1911), 252.
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apoyo del Faraón So de Egipto, en una revuelta contra a Asíria7. Siendo así, tales oráculos
pudieron haber influenciado el mensaje de Sofonías.
En consecuencia, en un mensaje que ahora parece dirigido a los israelitas, el texto
afirma, en la tercera promesa, que el pueblo no más se avergonzaría de su rebelión, pues
los “soberbios fanfarrones” serían extirpados del monte santo (Sof 3:11). En otras palabras,
Yahvé removerá la culpa y la vergüenza de Israel, al eliminar los elementos orgullosos de
la sociedad. Así, esta promesa recoge aspectos mencionados anteriormente en Sofonías,
respecto a la corrupción de los líderes de Jerusalén (Sof 3:1-4), los cuales, en vez de prote-
ger al pueblo, violaban la ley en beneficio propio.
Como resultado de las acciones anteriores de Yahvé, se forma un pueblo pobre y
humilde que se constituye en el resto renovado y redimido. No son los poderosos, arro-
gantes y orgullosos que reciben la gracia de la liberación, sino los pobres y humildes, que
confían en el nombre de Yahvé. El texto hebreo puede ser leído de esta manera: “Dejaré en
medio de ustedes un pueblo pobre y humilde, un resto de Israel que se refugiará en el
nombre de Yahvé” (Sof 3:12). Reaparece en este texto el concepto de resto, una idea pre-
sente en la literatura profética y que aparece en Sofonías de forma preeminente. El resto es
la semilla a partir de la cual Yahvé va a reconstruir la nación, después de la catástrofe del
juicio. El resto es la esencia más pura del pueblo, a partir del cual Yahvé puede formar una
nueva nación. Desde el punto de vista de Sofonías, este resto será formado por un pueblo
“pobre y humilde”, lo que en el contexto histórico de Sofonías puede referirse a los labra-
dores oprimidos por la ciudad asiria y judía, expoliados por el sistema tributario, y que
formaban “la clase baja y dominada, que no detenta ni el saber, ni el poder”8. El mensaje
de Sofonías proclama una nueva era cuando las injusticias del sistema tributario serían
abolidas, y un pueblo humilde y pobre se constituiría en el núcleo de una nueva nación
caracterizada por la solidaridad y por la justicia.
Finalmente, Yahvé promete a este resto una vida libre de injusticia y mentira (Sof
3:13a). Aquellos trazos de carácter que caracterizaban a los orgullosos y arrogantes opre-
sores y que contaminaban el liderazgo de la nación, estarán completamente ausentes de
los pobres y los humildes que se constituyen en el resto. En una imagen pastoril, los que
hagan parte de este resto será el rebaño de Yahvé, usufructuarán de sustento y del des-
canso “y no habrá nadie que los incomode” (Sof 3:13b). La imagen poética de este verso es
la de un ambiente paradisíaco, donde el pueblo de Yahvé habitará seguro y donde podrá
disfrutar de las condiciones básicas para una vida humana de calidad: alimentación, tran-
quilidad y protección. La expresión “y no habrá nadie que los incomode” se
da en otros textos del Antiguo Testamento, donde indica la plenitud de vida que Yahvé
concede al pueblo (Lev 26:6; Is 30:10; 46:27; Ez 34:28; 39:26; Miq 4:4; Job 11:19). El referente
negativo de esta expresión puede ser, tanto ejércitos enemigos, como animales nocivos que
atacan y destruyen (Lev. 26:6). En la nueva creación de Yahvé habrá paz entre humanos y
armonía con la naturaleza, pues los animales nocivos que pueden atacar a los humanos y
destruir el fruto de la tierra estarán bajo el poder restrictivo de Yahvé. Bajo tales condi-
ciones, los pobres y humildes que formarán el resto podrán vivir en armonía unos con
otros, y con la naturaleza. En un ambiente de sustentabilidad perfecta, disfrutarán de una
paz sin perturbación.
7 Marvin A. Sweeney, Zephaniah: A Commentary. Hermeneia: A Critical and Historical Commentary on the Bible, ed. Paul D. Han-
son (Minneapolis, MN: Fortress Press, 2003), 183.
8 Gilberto Gorgulho, “Sofonías e o valor histórico do pobres,” Revista de Interpretación Bíblica Latino-Americana 3 (1989), 26-35.
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9 Marvin A. Sweeney, Zephaniah: A Commentary. Hermeneia: A Critical and Historical Commentary on the Bible, ed. Paul D. Han-
son (Minneapolis, MN: Fortress Press, 2003), 197.
10 Marvin A. Sweeney, Zephaniah: A Commentary. Hermeneia: A Critical and Historical Commentary on the Bible, ed. Paul D.
Hanson (Minneapolis, MN: Fortress Press, 2003), 198.
11 Maria Eszenyei Szeles, Wrath and Mercy: A Commentary on the Books of Habakkuk and Zephaniah. International Theological Com-
mentary (Grand Rapids: Eerdmans, 1987), 112.
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sionado que se alegra con la esposa. Tal inferencia se justifica no sólo por las expresiones
de alegría, sino también por el contenido de Sofonías 3:17 que combina expresiones de
corte romántico: “Yahvé, tu Dios, está en medio de ti, héroe que salva, se regocija en ti con
alegría, renovando12 su amor”13.
Conclusión e Implicaciones
El texto de Sofonías 3:9-20 retrata la respuesta de Yahvé a las condiciones de opresión
a la que estaban sometidos los pobres y humildes durante el período de dominación del
imperio asirio. Yahvé es retratado como liberador que va a derrotar al opresor y castigar a
aquellos que pactan con la opresión. Después del juicio, permanecerá un pueblo pobre y
12 Opté por enmendar el TM yaharîs (“estar en silencio”) por yahadîs (“renovando”) con base en el contexto del pasaje
y con el apoyo documental de los LXX.
13 Veáse Isaías 62:5.
14 Elizabeth Rice Achtemeier, Nahum—Malachi. Interpretation (Atlanta: John Knox Press, 1986), 86.
15 Cf. Euclides Balancin e Ivo Storniolo, Como Ler o Livro de Sofonías: A esperança vem dos pobres (São Paulo: Paulus, 1992), 34; Mar-
vin A. Sweeney, King Josiah of Judah: The Lost Messiah of Israel (Oxford: Oxford University Press, 2001), 202-214.
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humilde que, como resto, va a formar el núcleo de una nueva creación, un pueblo renova-
do de Yahvé que vivirá no por la explotación de otro, sino por la confianza en la provisión
de Yahvé. Al contemplar este futuro promisorio, el pueblo es llamado a disfrutar de la ale-
gría que nace de la certeza de tener a Yahvé como rey y soberano. Un rey que no actúa
como el monarca asirio y sus vasallos judíos, que expoliaban a los pobres y dilapidaban el
patrimonio de la nación, sino un gobernante justo que socorre a los débiles y ayuda a los
desheredados para que puedan disfrutar de las bendiciones de la creación, en un ambiente
de fraternidad y de paz.
Es interesante observar que la última sección de Sofonías, que anuncia un nuevo
mundo, habitado por un pueblo perdonado y restaurado, disfrutando de paz y sustento,
bajo la bendición de Yahvé (Sof 3:9-20), contrasta con los oráculos de juicio proclamados
anteriormente. Notemos especialmente la apertura del oráculo de juzgamiento pronunci-
ado en Sofonías 1:2-3. En este segmento se proclama una reversión de la creación con alu-
siones al diluvio y, particularmente, a las tradiciones de la creación como se relata en Géne-
sis16. El lenguaje de estos versos evoca la creación a la inversa. Así como en Génesis 1, los
animales y humanos son creados, Sofonías 1:2-3 anuncia una reversión donde los
humanos y animales serán extinguidos de la faz de la tierra. El texto también alude a las
tradiciones del diluvio, que servían para enfatizar la idea de una creación que se desinte-
graba como fruto del juicio de Yahvé debido al pecado humano.
Es importante resaltar este aspecto del libro para que percibamos el contraste y la
reversión que se da en la última perícopa. En el inicio de Sofonías, Yahvé va a “ayudar”
( ) a todos los sobrevivientes de la destrucción (Sof 1:2, 3). Al final, Yahvé va a “ayudar”
(a) sap) a los dispersos de Israel (Sof 3:18,20) para formar una sociedad compuesta por per-
sonas que no se mentían, ni defraudaban unas a otras, una comunidad marcada por la
fidelidad de la alianza entre hermanos y hermanas. O sea: una sociedad que refleja la fide-
lidad de Yahvé en su alianza con la creación (Sof 3:5).
Sofonías comienza con un anuncio sombrío de destrucción y desintegración del
mundo creado, y termina con la esperanza y el júbilo por la restauración de la relación
entre Yahvé y el pueblo. Así, la formación de un pueblo humilde y pobre, con el regreso
de los dispersos y la presencia de Yahvé en medio de ellos, revierte la destrucción de la
creación retratada en el oráculo de apertura del libro. Y “la creación que debería ser des-
truida es reafirmada”17.
En el pensamiento profético y en las tradiciones proféticas hay una interrelación
orgánica y solidaria entre los humanos y el mundo creado por Yahvé. Así, el júbilo anun-
ciado por Sofonías no debe ser restringido de forma meramente antropocéntrica a la
restauración del pueblo, sino que incluye en su horizonte más amplio una bendición que
se extiende a toda la vida, en un nuevo horizonte, ahora bío-céntrico, que abraza a toda la
creación.
A los pueblos oprimidos de América Latina, el mensaje de Sofonías ofrece aliento y
estímulo para actuar como protagonistas de la historia, pues Yahvé no está de lado de los
opresores, sino de los humildes y los pobres. Quienes en sus ambiciones desmedidas
explotan a los pobres, se aprovechan de las funciones públicas para beneficio propio,
devastan la naturaleza para construir imperios de lujo y confort, están bajo el juzgamien-
to de Yahvé. De un pueblo pobre y humilde, que no puede confiar en bienes materiales
16 Veáse, Michael De Roche, “Zephaniah 1:2-3: The ‘Sweeping’ of Creation.” Vetus Testamentum 30:1 (1980): 104-109.
17 Adele Berlin, Zephaniah: A New Translation With Introduction and Commentary (New Haven; London: Yale University Press,
2008), 148.
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porque no los tiene, Yahvé formará el núcleo de un pueblo renovado, de una sociedad
justa, marcada por el respeto al ser humano y a la naturaleza. Es en la esperanza de que
un día vamos a disfrutar de esta sociedad y de esta nueva creación que Yahvé está trayen-
do a luz, que hoy podemos cantar las palabras que grito Sofonías: “¡Grita de gozo, oh hija
de Sión, y que se oigan tus aclamaciones, oh gente de Israel! ¡Regocíjate y que tu corazón
esté de fiesta, hija de Jerusalén!”.
Resumen
Este artículo presenta el lento cambio que se dio en la visión del pueblo de la Biblia con rela-
ción a la observancia de la Ley de Dios y de sus relaciones con la naturaleza. Relaciona el fra-
caso de la observancia de los Diez Mandamientos con la manera de observar y contemplar a
la naturaleza, a la creación. Muestra que el redescubrimiento de la presencia de la Palabra de
Dios en los fenómenos de la naturaleza llevó al pueblo bíblico a tener una visión liberadora de
los propios Diez Mandamientos. es una reflexión que contribuye en la búsqueda de nuevas
formas de relacionarnos con Dios y con el medio-ambiente.
acabado de salir con la ayuda de Dios. Pues las dificultades de la caminada por el desier-
to provocaron mucha murmuración y deseos de volver a Egipto. Eran muchas las causas
para las murmuraciones: miedo, sed, hambre, violencia, desconfianza, desánimo, división,
dominación, entre tantas otras causas (Ex 5,21; 6,9; 14,11-12; 15,24; 16,2.7-8; 17,2-3; Núm
11,4; 14,2; 16,1-3; 20,2; Sal 106,7.14.25.32). Pero ellos supieron enfrentar la situación y asu-
mir su caminada con Pueblo de Dios. ¿Cómo fue que lo hicieron?
La primera cosa que hicieron fue crear una serie de prescripciones o de mandamien-
tos para impedir el retorno a la situación de opresión y de esclavitud. La Biblia trae una
solemne introducción a los Diez Mandamientos: “Entonces, Dios pronunció todas estas
palabras. ‘Yo soy Yahvé el que te hizo salir de la casa de la esclavitud’” (Ex 20,1-2). En
seguida vienen los Diez Mandamientos. La introducción define el objetivo de los Manda-
mientos, a saber: indicar el camino para salir de la “casa de esclavitud” y llegar a la plena
libertad junto a Dios: “ustedes vieron lo que yo hice a los egipcios y cómo los cargué a uste-
des sobre alas de águila y los traje junto a mí” (Ex 19,4).
Los Diez Mandamientos son la ruta a caminar para llegar a la libertad. Cada man-
damiento, por así decirlo, combate una determinada causa de opresión. Por ello, la fiel
observancia de estos mandamientos va eliminando las causas y crea una barrera que impi-
de el retorno a la “casa de la esclavitud”, conforme la orden expresada por Dios: “¡Nunca
más volverás por ese camino!” (Deut 17,16). La caminada en la observancia de los man-
damientos con dirección a la libertad se inició en el Éxodo y continúa hasta hoy.
Son tres los mandamientos que definen como debe ser la nueva relación del pueblo
con Dios: (1) Servir sólo a Dios y no a los ídolos, ni hacer imágenes de los ídolos; (2) No
usar el nombre de Dios para hacer cosas vanas; (3) El sábado dedicarle un tiempo a Dios
(Ex 20,3-11). Son siete los mandamientos que definen las relaciones entre los miembros del
pueblo: (1) honrar a los padres; (2) no matar; (3) no cometer adulterio; (4) no robar; (5) no
dar falso testimonio; (6) no desear la casa del prójimo; y, finalmente, (7) no desear nada de
lo que está dentro de la casa del prójimo (Ex 20,12-17). En últimas, son diez mandamien-
tos, cuya fiel observancia generará en el pueblo una nueva forma igualitaria y fraterna de
convivencia.
En el éxodo, al pie del monte Sinaí, fue sellada la alianza entre Dios y el pueblo (Ex
19,1 a 24,11). El pueblo se comprometió a observar los mandamientos.
“Ustedes vieron lo que yo hice a los egipcios y cómo los cargué a ustedes sobre alas de águila y los traje
junto a mí. Por lo tanto, me obedecerán y observarán mi alianza, ustedes serán mi propiedad especial
entre todos los pueblos, porque la tierra toda me pertenece a mí. Ustedes serán para mí un reino de sacer-
dotes y una nación santa” (Ex 19,4-6). Y el pueblo respondió “Haremos todo lo que Yahvé nos mandó“
(Ex 19,8).
“¡Hasta cuándo!” Los dos salmos formular la misma pregunta que revela la desinte-
gración interior y el fracaso total de la reforma de Josías y del sistema religioso de la época
de los reyes. “¿Hasta cuándo?” ¡Ellos están si futuro! Una reforma que sólo insiste en la
observancia de la Ley, sin tener en cuenta la misericordia de Dios, nace de una raíz vicia-
da. En la hora del fracaso de la observancia (que de hecho ocurrió) ella no ofrece ninguna
esperanza de poder rehacer la alianza y la amistad con Dios. En lugar de llevar a la con-
versión, ella llevó a la desesperación. El tiro salió por la culata. La erección de una falsa
imagen de Dios carcomió por dentro la viga de la fe. Cuando vino la tempestad todo se
vino abajo y la casa se cayó.
9
Cercó mi camino con piedras enormes, confundió mis senderos.
10
Ha sido para mí como oso en acecho y león en escondite.
11
Complicando mis caminos me destrozó, me dejó hecho un horror.
12
Preparó su arco, y me puso como blanco de sus flechas.
13
Clavó en mi espalda sus dardos sacados de la caja.
14
Me hizo burla de todo mi pueblo, la cantinela todo el día.
15
Me colmó de amargura, me dio a beber ajenjo.
16
Quebró mis dientes con una piedra, me revolcó en la ceniza.
17
Mi alma está alejada de la paz y ha olvidado la dicha.
18
Dije: Mi esperanza se perdió igual que mi confianza en Yahvé.
El lamento usa imágenes muy fuertes para caracterizar la acción con la que Dios
hirió, castigó y traumatizó a su pueblo: trampas, desvíos, flechas, uso de engaños, embos-
cadas, amarguras, etc. Es el rompimiento total entre Dios y el pueblo. Quien tiene en la
cabeza y en el corazón una imagen así de Dios ya no se anima a ser Pueblo de Dios. Pier-
de la esperanza y no asume ya el compromiso. De hecho, la gran mayoría se adaptó total-
mente al imperio de Nabucodonosor, tanto en la forma de vivir como en la religión.
Pero, no todo es lamentación en la 3ª Lamentación. ¡Al contrario! El desacato termi-
na con esta frase: “Huyó la paz de mi espíritu, ¡la felicidad acabó! Acabaron mis fuerzas y
mi esperanza en Yahvé”. ¡Parece el fin de todo! ¡Parece! Pero la última palabra de este desa-
cato es el nombre sagrado de YHWH. Como una tela que se rasgó en el telar, es un rayo
de luz que penetra en el alma del pueblo. De repente una lucecita de esperanza se encen-
dió en medio de aquella desolación sin fin. ¡La oscuridad se iluminó!
El recuerdo inesperado del nombre sagrado de Yahvé da inicio a la reversión de la
situación. Presionado por la situación de desesperación en que se encontraba, el pueblo
comenzó a recordar: “Tengo en el corazón alguna cosa que me hace tener esperanza” (Lam 3,21).
El pueblo comienza a releer todo su pasado, desde la Creación del Universo, hasta la his-
toria de los Reyes, incluida las historias del Diluvio (Is 54,9), de Abraham y Sara (Is 51,1-
2), del Éxodo (Is 41,17-18; 43,16-19) y otras, y encuentra en ellas luces que pueden orien-
tarlo hasta descubrir una salida. Al final del tercer Lamento, pese a que el pueblo continúa
sufriendo por la misma causa, el horizonte es otro. Es de esperanza renovada.
En esta relectura de la creación y de la historia, fue grande la contribución de los pro-
fetas, sobre todo de Jeremías y de los discípulos y discípulas de Isaías. Es de esta relectura
del pasado que surge el relato del origen del Universo, el Decálogo de la Creación.
dora de Dios por medio de, exactamente, Diez Palabras. En el relato aparece exactamente
diez veces la expresión “y Dios dijo”:
La Ley que Dios entregó al pueblo en el Monte Sinaí tenía en su centro las diez pala-
bras divinas de la alianza. De la misma forma, el relato de la Creación tiene en su centro
diez palabras divinas (Gén 1,3.6.9.11.14.20.24.26.28.29). Así como Dios hizo con su pueblo,
ahora Dios lo hace con sus creaturas: fijo para ellas: “una ley que jamás pasará” (Sal 148,6).
Diez veces Dios habló y diez veces las cosas comenzaron a existir. Dijo: ¡Luz!, y la luz
comenzó a existir. Dijo: ¡Tierra!, y la tierra apareció. Gritó los nombres de las estrellas, y
ellas comenzaron su recorrido por el firmamento. “Él dijo y la cosa comenzó, Él ordenó y
ella se afirmó” (Sal 33,9). La armonía del cosmos que vence la amenaza del caos es fruto
de la obediencia de las criaturas al Decálogo da la Creación. De todos los libros de la Biblia,
los capítulos 40 al 66 de Isaías son los que más hablan de la Creación y de la acción crea-
dora de Dios.
El pueblo no observó la Ley de la Alianza. Por eso vino el desorden del cautiverio.
Las creaturas, por el contrario, siempre observan la Ley de la Creación. Por eso existe
orden en el cosmos. En el Padrenuestro Jesús dirá: “Que se haga tu voluntad así en la tierra
como en el cielo”. Jesús pide que cada uno de nosotros podamos observar la Ley de la
Alianza con la misma perfección que el sol y las estrellas del cielo observan la Ley de la
Creación.
“¡Escúchenme ustedes, que anhelan la justicia y que buscan a Yahvé! ¡Vuelvan a su origen, miren la
roca, la cantera de donde fueron sacados; miren a Abraham, su padre, y a Sara, que los dio a luz. Era
uno solo cuando lo llamé, pero lo bendije y se multiplicó!”(Is 51,1-2).
Los Diez Mandamientos son el camino que Dios ofrece al pueblo para:
Nunca más volver a vivir en la esclavitud,
Conservar la libertad que se conquistó saliendo de Egipto,
Vivir en la justicia y en la fraternidad,
Ser un pueblo organizado, señal de Dios en el mundo,
Ser una respuesta de Dios al clamor de la humanidad,
Preservar el medio ambiente como casa feliz para el pueblo que sobrevive.
Ser un anuncio y una muestra de aquello que Dios quiere para todos,
Llegar a la práctica perfecta del amor a Dios y al prójimo.
Fue así que ellos consiguieron traspasar el impase del cautiverio y que nació la unión
de las dos búsquedas, de Dios y de la Justicia, tan bien expresada en el salmo:
Amor y Fidelidad se encuentran,
Justicia y Paz se abrazan.
La Fidelidad brotará de la tierra,
y la Justicia se inclinará del cielo.
Yahvé nos dará la lluvia,
y nuestra tierra dará su fruto.
La Justicia caminará al frente de Él,
la salvación seguirá sus pasos (Sal 85,11-14)
Francisco Orofino
forofino@uol.com.br
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Resumen
La sección del libro de Oseas que nos proponemos analizar (Os 4,1-3) surge de un contexto de
sufrimiento donde el profeta denuncia las infidelidades de Israel en lo que respecta a su rela-
ción con Dios, lo que se expresa concretamente en la violación de los principios fundamenta-
les de la vida en sociedad. Los israelitas matan, roban, levantan falso testimonio, cometen
adulterio, toman el nombre de Dios en vano... Por eso, todo entra en crisis: los humanos y
todos los seres vivos de la tierra, del cielo y del mar. Se trata, por lo tanto, de un texto muy
interesante para el contexto actual y para nuestros días, en que todo el ecosistema del planeta
se ve amenazado de muchas maneras, por cuenta de principios ambiguos que sólo interesan
a las minorías que detentan el poder.
Abstract
The passage from the book of Hosea enables to analyze (Hos 4,1-3) arises from a suffered con-
text in which the prophet denounces the unfaithfulness of Israel in regard to his relationship
with his God, that is specifically expressed breach of the principles fundamental to life in soci-
ety. Israelite kill, steal, bear false witness, commit adultery, take God’s name in vain... So every-
thing is in crisis: the humans and all living creatures of earth, sky and sea. It is therefore a very
interesting text for the current context of our day, when the whole ecosystem of the planet is
threatened in many ways, because of ambiguous principles which are not relevant to minori-
ties who hold power.
1 Doctor en Teología, con especialización en el área de Estudios Bíblicos. Profesor del programa de Maestría en Ciencias de la
Religión de la Universidad Católica de Pernambuco.
2 Bachiller en Teología, maestrante del programa de Maestría en Ciencias de la Religión de la Universidad Católica de Pernam-
buco.
3 SCHÖKEL, L. Alonso; DIAZ, J. L. Sicre. Profetas II – Grande Comentário Bíblico. São Paulo: Paulinas, 1991, p. 892.
4 ASSURMENDI, Jessus. Amós e Osesias. São Paulo: Paulinas, 1992, p. 46.
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tivo: Escucha (4,1), toca la trompeta (5,8), pon en tu boca la trompeta (8,1), no te alegres
(9,1). Tenemos, entonces, el siguiente esquema5: a) 4,1-5,7; b) 5,8-7,16; c) 8,1-14; d) 9,1-11,11.
La perícopa (unidad literaria, es decir, una sección del texto con sentido completo)
ahora en estudio, Os 4,1-3, sirve de introducción a la primera sección (4,1-11,11) de la
segunda parte del libro (capítulos 4-11). En 4,1-3, Oseas da inicio a su misión propiamen-
te dicha de profetizar.
Hasta entonces, en los capítulos 1-3, por cuenta de su dolorosa experiencia conyugal
al desposar a una mujer que se entregó a la prostitución (1,2), el profeta aparece en el texto
como una parábola viva de la relación entre el Dios de Israel y los israelitas: el amor fiel de
Dios (el esposo) es retribuido con la infidelidad de su pueblo (la esposa), que busca otros
absolutos (“prostitución”).
La prostitución fue para Oseas la imagen que le permitía entender la vida nacional. La vida de
Israel se reducía a una corrida al trigo, al mosto, al aceite, a la plata, a la lana y al lino, sin reco-
nocer que la provisión estable que cubre las necesidades de la vida provenía de la justicia y del
culto a Yahves6, el justo (Os 2,10-11). Para satisfacer sus apetitos llenaron la tierra de mentiras,
asesinatos y robos demostrando así el desconocimiento de Dios (Os 4,1-3)7.
Os 4,1-3 presenta al profeta llamando a los hijos de Israel para que escuchen la Pala-
bra de su Dios, que abre un proceso judicial contra los israelitas. Se trata de un texto rico
en metáforas, es decir cargado de interesantes imágenes literarias que provienen de los orí-
genes de la cultura hebrea, escritas en el contexto del Israel del siglo VIII a.C.
Encontramos en la perícopa tres sub-unidades, que pueden ser presentadas de la
siguiente manera:
Biblia Sagrada Biblia de Jerusa- Biblia Edición Biblia del Pere- Biblia Sagrada – Traducción
–Almeida, revi- lén9 Pastoral10 grino11 Traducción de la sugerida en
sada y actualiza- CNBB12 nuestro comen-
da8 tario
(1) Oíd la palabra (1) Oíd la palabra 1
¡Oigan la pala- (1) Escuchen la (1) Escuchen la “Oigan la pala-
del SEÑOR, del Iahweh israe- bra de Yahves, palabra del palabra del bra de IHWH,
ustedes, hijos de litas, hijos de Israel! Señor, hijos de Señor, hijos de hijos de Israel,
Israel, porque el pues Iahweh Yahves abre un Israel: el SEÑOR Israel: el Señor pues IHWH
SEÑOR tiene abrirá un proce- proceso contra abre pleito con- abre un proceso tiene un proceso
una lucha con los so contra los los moradores tra los habitantes contra los ciuda- contra los habi-
habitantes de la habitantes de la del país, pues no del país, pues no danos del país, tantes de la tie-
tierra, porque en tierra, porque no hay más fideli- hay verdad ni pues no hay más rra, porque no
ella no hay ver- hay fidelidad ni dad, ni amor, ni lealtad, ni cono- fidelidad ni hay fidelidad y
dad, ni amor, ni amor, ni conoci- conocimiento de cimiento de Dios amor, ni conoci- no hay afecto, ni
conocimiento de miento de Dios Dios en el país. en el país. miento de Dios conocimiento de
Dios. en la tierra. en esta tierra. Dios en la tie-
rra”.
Biblia Sagrada Biblia de Jerusa- Biblia Edición Biblia del Pere- Biblia Sagrada – Traducción
–Almeida, revi- lén Pastoral grino Traducción de la sugerida en
sada y actualiza- CNBB nuestro comen-
da tario
(2) Lo que sólo (2) Más perjurio 2
Hay juramento (2) Más juramen- 2 Juran en falso, “Pues el malde-
prevalece es per- y mentira, asesi- falso y mentira, to y mentira, ase- mienten, matan, cir, el mentir, el
jurar, mentir, nato y robo, asesinato y robo, sinato y robo, roban, cometen matar, el robar y
matar, hurtar y adulterio y vio- adulterio y vio- adulterio y liber- adulterio, come- el adulterar
adulterar, y hay lencia. lencia; y la san- tinaje, homicidio ten asesinatos irrumpen sobre
asaltos y homici- Y la sangre gre derramada se tras homicidio. uno tras otro. la tierra, y la san-
dios sobre homi- derramada sobre junta a la sangre gre derramada
cidios. más sangre derramada. sobre más sangre
derramada. derramada”.
Esta primera sub-unidad de la perícopa está formada por tres frases, que serán ana-
lizadas una a una, en sus aspectos literarios más importantes...
13 Oseas era súbdito del Reino del Norte y sus palabras se dirigen a este reino. El Reino del Norte, también llamado Israel, fue
una subdivisión del antiguo Reino de Israel, que existió bajo la dinastía de David (1010 al 970 a.C. aprox.) y Salomón (970 a.C.
aprox. al 931 a.C.). Con la muerte de Salomón, Israel se dividió en dos partes: Reino del Norte (que continuó siendo llamado Isra-
el y que existió del 931 al 721 a.C.) y Reino del Sur (Judá, que existió del 931 al 587 a.C.). El ministerio de Oseas comenzó pro-
bablemente durante los últimos años de Jeroboam II, uno de los monarcas del Reino del Norte (que reinó del 786 al 746 a.C.) y
duró hasta el 738 o 725 a.C., pocos años antes de la caída de la capital Samaria, dominada por Asiria el 721 a.C. MACKENZIE,
John L. Diccionario bíblico. São Paulo: Paulinas, 1983, p. 672, ver Oseas.
14 Asiria fue una importante entidad política de la Antiguedad, localizada en la región alta del río Tigres, en Mesopotamia
(actual Irak), que dominó imperios en el Oriente Mesdio en diversos momentos a lo largo de la historia.
15 Encontramos excelente síntesis sobre ese contexto en SICRE, Joses L. A justiça social nos profetas. São Paulo: Paulinas, 1990,
pp. 223-226.
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Oseas, el término “fidelidad” (’emet) tiene que ver con la relación de amor entre Dios y los
israelitas, y está muy relacionado con ’emûnâ, “seguridad”: “hacer favor a ellos, en aquel
día, un pacto con los animales del campo, con las aves del cielo, los reptiles de la tierra.
Exterminares de la faz de la tierra el arco, la espada y la guerra; los haré reposar en segu-
ridad” (Os 2,20). La denuncia de Oseas de que “no hay fidelidad” desencadenará, como
veremos en el versículo siguiente, una inestabilidad que transciende la dimensión de las
relaciones sociales. Todo alrededor entra en crisis...16.
En esa línea de reflexión teológica, no hay fidelidad con IHWH porque no hay el
afecto para Él. Y la falta de afecto del pueblo de Israel para su Dios es, sin duda, conse-
cuencia de la falta de “conocimiento de Dios”.
cibe que le han robado (Jue 17,2) o Saúl, con quien se atreva a comer antes de terminar la
batalla (1Sam 14,24). En el contexto judicial parece que se podía exigir esa “maldición” o
“auto-maldición” (1Re 8,31) y también podía desempeñar un rol en la política (Os 10,4). Lo
que Oseas denuncia aquí es la invocación del nombre de Dios –para maldecir a alguien–,
al margen de la verdad y de la fidelidad. Estamos muy próximos al mandamiento “no pro-
nunciarás el nombre del Señor, tu Dios, falsamente” (Ex 20,7; Deut 5,11)22.
El término hebreo que traducimos aquí como mentir, kachesh, puede tener relación
con Lev 5,21.22; 19,11. En esos casos se trata de la mentira que tiende a apropiarse de bie-
nes robados, recibidos como promesa. Oseas denuncia la apropiación de bienes ajenos,
mediante fraude y falsedad23.
Como nota, optamos por poner todos los verbos en presente, siguiendo la traducción
de la Biblia de João Ferreira de Almeida (revisada y actualizada), y no en el futuro, con-
forme a la traducción de la Biblia de Jerusalén. Tal decisión fue tomada para mantener una
posible intuición – por detrás de las palabras de Oseas – de que la consecuencia de la no
fidelidad, del no afecto y del no conocimiento de IHWH (4,1), claramente se expresa en la
reprensible conducta del ser humano que destruye la vida de su semejante (4,2), eso, de
alguna manera, provoca el desmoronamiento de la intrincada y frágil estructura de la vida
alrededor, con repercusiones a escala planetaria.
¡Se hace aquí una distinción entre los habitantes de la tierral, en una probable refe-
rencia a los seres humanos y los animales. Con todo, todos fallecerán (morirán) y desapa-
recerán...
No hay certeza de si el pueblo de Israel estaba o no sufriendo las consecuencias de
sequía en el tiempo de Oseas. El lenguaje del texto es ambiguo. De cualquier forma, es
necesario tener cautela a la hora de levantar los datos históricos de un texto metafórico,
esto es, un texto construido por medio de metáforas (imágenes literarias retiradas del
ambiente cultural al que pertenece) para transmitir un mensaje. Por eso podemos concluir
que se trata de una sequía cósmica que hace que la tierra vuelva a su condición de esteri-
lidad primordial, como está descrito en el mito de la creación “yavista” (Gén 1,2: “...la tie-
rra estaba vacía y vaga”). A más de ello, podemos encontrar en este pasaje de Oseas una
alusión al mito del diluvio (Gén 6,5ss), con un agravante extraordinario: mientras que los
peces sobreviven por razones obvias, aquí, en esta nueva catástrofe provocada por la mal-
dad de las acciones humanas, “hasta los peces del mar” desaparecen27.
26 SCHÖKEL, Luis Alonso. Diccionario bíblico hebreo-portugués. São Paulo: Paulus, 1997, p. 23, ver abel
27 SIMKINS, Ronald A. Criador e criação: a natureza na mundividência do Antigo Israel. Petrópolis: Vozes, 2004, p. 271.
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31 HEIMER, Haroldo. Bíblia e ecologia. São Paulo: Editora Reflexão, 2010, p. 19.
32 Juguete electrónico que imitaba las necesidades vitales de un bichito, que causó furor en los años 90.
33 Este es uno de los últimos párrafos de uno de los más conocidos libros de Leonardo Boff. Bien puede servir como excelente
conclusión del análisis de Os 4,1-3. BOFF, Leonardo. Saber cuidar: ética do humano – compaixão pela terra. Petrópolis: Vozes,
1999, p. 190-191.
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nuestros hermanos y hermanas. Esto, a su vez, puede resultar en decisiones bastante con-
cretas en lo que respecta a la protección del eco-sistema en que vivimos34.
De algún modo, todas estas preocupaciones, estaban presentes en la lectura que rea-
lizamos en Os 4,1-3. Dejo una sugerencia final para una reflexión más profunda sobre la
necesidad de religar la dimensión de la fe con la dimensión ética; la urgencia de religar la
dimensión ética con la dimensión ecológica; la pertinencia de religar la dimensión ética y
ecológica con la dimensión teológica (reflexión sobre Dios).
Referencias
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BIBLIA DE JERUSALEN – Nueva edición, revisada y ampliada. São Paulo; Paulus, 2002.
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da. Revisada y actualizada en Brasil. Barueri: Sociedad Bíblica del Brasil, 2008.
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Vozes, 1999.
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la CNBB. São Paulo: Ave María, Loyola, Salesiana, Paulus, Paulinas; Aparecida:
Santuario; Petrópolis: Vozes. 2001.
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IGNACIO DE LOYOLA. Ejercicios Espirituales. São Paulo: Ediciones Loyola.
KAHLE P. Biblia hebraica Stuttgartensia. Hergestellt: Deutsche Bibelgesellschaft Stuttgart,
1990, aparato crítico Os 4,2.
KEENAN, Irmã Marjorie. O cuidado com a criação: atividade humana e meio ambiente.
São Paulo: Loyola, 2005.
MACKENZIE, John L. Dicionário bíblico. São Paulo: Paulinas, 1983.
PIXLEY, Jorge. A história de Israel a parir dos pobres. Petrópolis: Vozes, 1990.
SCHÖKEL, L. Alonso; DIAZ, J. L. Sicre. Profetas II – Grande Comentário Bíblico. São
Paulo: Paulinas, 1991.
SCHÖKEL, Luis Alonso. Dicionário bíblico hebraico-português. São Paulo: Paulus, 1997.
SHÖKEL, Luís Alonso. Biblia do peregrino. São Paulo: Paulus, 2002.
SICRE, Joses L. A justiça social nos profetas. São Paulo: Paulinas, 1990.
SIMKINS, Ronald A. Criador e criação: a natureza na mundividência do Antigo Israel.
Petrópolis: Vozes, 2004.
Mercedes Lopes*
Resumen
Este artículo interpreta el Salmo 139 situándolo, inicialmente en el momento histórico en que
vivimos, relacionándolo, de modo especial, con las situaciones de amenazas a la vida en el pla-
neta Tierra. Luego, se contextualiza en la época y situación histórica en el que fue compuesto.
Analiza el Salmo 139 como un relato místico y como una literatura, presentando su organiza-
ción interna como estructura literaria dentro de un círculo concéntrico. Termina poniendo en
relieve las antiguas culturas que están por detrás de la experiencia compartida en este Salmo,
y resalta la importancia de los grupos humanos originarios en defensa de la vida del planeta,
hoy.
Introducción
Mientras escribo, se desarrolla en Cancún la 16ª Conferencia de la ONU sobre los
cambios climáticos, que empezó el día 29 de noviembre de 2010, con la participación de
casi 200 países. En la apertura de la Conferencia decía el presidente de México: “Nuestra
relación con la naturaleza está atravesando por un punto crítico”. Cancún releva a la reu-
nión del año pasado, en Copenhague, que no consiguió dar pasos concretos con relación
al Protocolo de Kyoto. Frente a los desafíos con relación a la sustentabilidad del Planeta, la
ONU debería promover la creación de un “fondo verde”, que ayude a las naciones en
desarrollo a preservar sus bosques y a adaptarse al nuevo clima. Esto, sin embargo se
choca con la resistencia de los países más ricos que, pese a ser conscientes de los riesgos
para las generaciones futuras, no aceptan definir y asumir compromisos necesarios para
frenar el aniquilamiento de la vida en la Tierra. En un artículo publicado hoy, Vinicius
Mansur afirma que “los acuerdos de Cancún ratificarán la insensibilidad a las demandas
sociales y el proyecto del mercado como solución para los cambios climáticos”1.
Hace pocas semanas ocurrió, en la ciudad de Astana, capital de Kazaquistán, el Pri-
mer Fórum de la Cultura Espiritual. Durante la última semana de octubre, este fórum reu-
nió a casi mil personas entre delegados/as y observadores, venidos de más de 60 países, a
más de casi cien voluntarios ligados a la organización del evento2. Con la participación de
cerca de mil personas se vivió en conjunto una búsqueda espiritual profunda y multicul-
tural. Al finalizar este fórum se propuso que en todos los países las personas y grupos
empeñados en la paz y en la transformación del mundo, comiencen a discutir la elabora-
ción de una Constitución Internacional de la Ciudadanía Planetaria, basada en una con-
ciencia ético-ecológica y en una cultura de “amorosidad” universal.
Todos sabemos que no será fácil parar todo este proceso de desarrollo que apunta,
antes que nada, a obtener cada vez mayor lucro con menos esfuerzos. Quedamos atónitas
frente a las dificultades de negociación entre los países, así como chocamos frente a los
desastres ecológicos y sus consecuencias, más aún, ni siquiera somos capaces de disminuir
1 Vinicius Mansur. Dinheiro que dá em árvore, http://www.brasildefato.com.br/node/5315, 16/12/2010
2 Marcelo Barros, O Advento da ‘Amorosidade’, en http://www.cebi.org.br/noticia.php?secaoId=8¬iciaId=1621,
04/12/2010, 9:16 h
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conscientemente el uso del agua, de la electricidad, del papel, de la cantidad de basura que
desechamos cada día. Mientras que la batalla por el cuidado consciente del planeta se
traba entre los países, nosotros podemos ensayar una comprensión nueva del universo en
que vivimos y una percepción del Misterio que lo trasciende, asumiendo una nueva pos-
tura y una nueva práctica frente a la vida del planeta, a partir del espacio donde vivimos
y actuamos. En Brasil este es el tema de la Campaña de Fraternidad 2011: “La fraternidad
y la vida en el planeta”, con el lema “La creación gime en dolores de parto” (Rom 8.22).
3 Al usar la expresión “relato” místico, no estoy refiriéndome al género, ni al estilo literario. Todos sabemos que los Salmos per-
tenecen al género de la lírica y su estilo es la poesía. Uso el término “relato” para indicar que hay alguien que está contando, a
través de Sal 139, su experiencia de encuentro con el Misterio.
4 Luis Felipe Ponde, “A filosofia diante de D’us – Um fragmento inacabado”, en Nas Teias da Delicadeza – Itinerários místicos, Faus-
tino Teixeira (organizador), São Paulo: Paulinas, 2006, p.18.
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Tal vez esta sea la experiencia fundante de este poema lírico. Se trasluce en este
pequeño bloque la consciencia de ser no solamente creatura, obra del artista del universo,
sino de ser habitada por la propia Divinidad. El verbo conocer (v.14c) conlleva ese sentido
relacional de profunda intimidad. Profunda es, también, la ligación con la tierra, como en
Gén 2,7: “E hizo Yahvé Dios al Adam del polvo de adamat y sopló en sus narices aliento de
vida”. Aquí se transluce la creación del ser humano como obra artesanal, tejida de arcilla.
El ser de la tierra (Adam) es un personaje colectivo. Todo ser vive de la tierra (adamat). Una
traducción literal de Gén 3,20 puede ayudarnos a percibir la conexión que el compositor
(o compositora) del Sal 139,13-16 hace con el misterio de la vida que surge a partir de la
madre tierra: “El ser de la tierra llamó a su mujer Vida, pues ella es la madre de todos los
vivientes” (Gén 3,20).
Esta experiencia mística nace de la consciencia de que todo está ligado, de que hay
una sabiduría inmensa, construida permanentemente en su propia existencia y en la vida
del universo. Es una construcción artística, entrelazada, hecha de arcilla y soplo, de tierra
y aliento, de barro y de viento. La persona que narra esta experiencia no puede dejar de
extasiarse frente a la grandeza de la creación: “¡Pera mí, qué difíciles son tus proyectos,
Dios mío, su suma es muy grande! ¡Si los cuento... son más numerosos que la arena! ¡Y si
me despierto, todavía estoy contigo!” (v. 17-18).
5 Biblia de Jerusalén, 9ª edición revisada, São Paulo: Paulus, 2000, p.1104. Pese a que el texto hebreo está en masculino, asumo
la postura de una mujer que se apropia de la Palabra y se vuelve sujeto de su interpretación.
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Pese a que el texto del Salmo 139 presenta serias dificultades en su original hebreo,
paso a tomar su versión en la Biblia de Jerusalén6 y en la traducción revisada de Almeida7
para hacer un análisis de su contenido, según la estructura que encontré. Al leer y releer
este texto, percibí una estructura concéntrica que resalta, exactamente, en los versículos 13-
16, ya comentados en el ítem 2 de este artículo, cuyo subtítulo es: “El Salmo 139 es un rela-
to místico”. Paso, entonces, a comentar el conjunto del texto, percibiendo el vínculo entre
los versículos y los nuevos sentidos que van surgiendo.
A. El Sal 139 comienza con expresiones que narran el descubrimiento de la Presencia
de la Divinidad en lo más profundo del propio ser. Una presencia que no solamente sien-
te y conoce, sino que abraza y protege (v. 1-5).
B. Al mismo tiempo en que el salmista se admira por vivenciar tal intimidad del Mis-
terio, habitando su yo más profundo, él contempla la Sabiduría presente en el universo, y
hace una experiencia de la Alteridad total (v. 6).
C. Intenta escapar de esta Presencia que la abruma, pero no lo consigue. Recorre las
inconmensurables distancias planetarias, pero es alcanzada amorosamente por Dios, que
la toma de la mano y la sostiene. Descubre, entonces, que todo el universo está lleno de la
Presencia de Dios (v. 7-12).
C’. Experimenta, entonces, un éxtasis frente a la grandeza de la creación. Siente
espanto, asombro, admiración que rebasa toda capacidad intelectual de poder compren-
der y explicar lo que experimenta. La grandeza y diversidad del cosmos la lleva a exta-
siarse delante de la densidad del Misterio que lo creó. Al intentar penetrar en la compren-
sión del misterioso universo, la persona llega al encuentro del propio Dios (v. 17-18 Cf. Eclo
18,4-7; 43,27).
B’. La experiencia mística fue tan bonita que hace aparecer el contraste doloroso. Pre-
sentes en la realidad están aquellos que dominan y aplastan a los amados de Dios, que des-
truyen su obra, que se imaginan con todos los poderes para destruir la vida, destruir y
degradar la naturaleza, como si fuesen dueños del mundo. El salmista lamenta la arro-
gancia de los poderosos (v. 19-22)
A’. La conclusión de este Salmo es un regreso al comienzo, usando y repitiendo las
palabras ‘sondear’ y ‘conocer’, con las cuales comenzó a compartir su experiencia mística.
Pese a que la repetición sea una de las características de la poesía hebrea, puesta en este
extremo de la estructura concéntrica, contribuye en la percepción del sentido principal del
Salmo 139, que se encuentra en el centro de la estructura (v. 13-16). Y termina con un pedi-
do de discernimiento, para poder seguir el camino de la vida en plenitud (v. 23-24).
Conclusión
Hay en el Salmo 139 algo de la sabiduría antigua, con su visión contemplativa del
cosmos. En las antiguas tradiciones. Las niñas eran educadas para que aprendan a obser-
var, ver, admirar la vida en sus manifestaciones pequeñas o grandes. No solamente apren-
dían a maravillarse delante de la naturaleza, sino también a cuidarla como a su propia
casa. Sería interesante rescatar antiguas visiones de los pueblos originarios, para mirar la
situación de nuestro planeta Tierra hoy, frente a la amenaza del calentamiento global. Fren-
te a la escandalosa e incoherente destrucción de los bisques y de los ríos. Escuchamos no
solamente el clamor que viene del vientre de la tierra, sino también los gemidos de sus
hijos. El sufrimiento de las comunidades indígenas que en ella habitan, de los ribereños y
de todos los campesinos preocupados por las enormes empresas y represas que van sur-
giendo en su medio ambiente, asustando a los animales de la tierra y de las aguas.
Con sus tradiciones comunitarias, los grupos originarios pueden ser vistos como
grupos humanos frágiles y desconocidos. Pero sus resistencias frente a las amenazas de
destrucción del medio ambiente revelan que existe una fuerza misteriosa de vida, presen-
te en esos grupos, en todo el universo y en cada ser. Una lectura contextualizada de la
Biblia también ayuda a descubrir que todo en el mundo está relacionado, que una cosa
depende de la otra y que en el centro de todo está la armonía de la vida, en un permanente
dinamismo de ciclos entrelazados, congregando personas y grupos. Esta es la maravillosa
y misteriosa obra artística de Dios, en permanente movimiento, en continua creación.
Referencias bibliográficas
BARROS, Marcelo. O Advento da ‘Amorosidade’, http://www.cebi.org.br/noticia.
php?secaoId=8¬iciaId=1621, 04/12/2010, 9:16 h
Biblia de Jerusalén, 9ª edición revisada, São Paulo: Paulus, 2000
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MANSUR, Vinicius. Dinheiro que dá em árvore, http://www.brasildefato.com.br/
node/5315, 16/12/2010
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da Delicadeza – Itinerários místicos, Faustino Teixeira (organizador), São Paulo: Pauli-
nas, 2006.
SWIMME, Brian. El corazón secreto del cosmos, Buenos Aires: San Pablo, 1997
Mercedes Lopes
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Resumen
El tema de este texto es la experiencia de Dios a partir de la realidad de recolectores de mate-
riales reciclables, con una expresión de vida reconocida entre ellos como de fundamental
importancia: “basura es vida”. El texto de referencia nos viene del Antiguo Testamento, está
en el Cántico de Ana (1Samuel 2,1-10), donde el pobre es referencial para la acción de Dios,
que lo “retira del basurero”.
La realidad ecológica es un desafío para todos nosotros, en el sentido de preservar la creación
de Dios que nos es ofrecida, y que hoy es presentada como un desafío para nuestra espiritua-
lidad y acción pastoral. La lectura de ese texto nos ayuda a percibir la acción de Dios y la
acción de los hombres en el sentido de reconocer la necesidad de cambio en el cuidado de la
vida y del cosmos, mundo que es nuestro y que requiere de nuestro cuidado.
Las palabras de los recolectores y la expresión de Ana nos ayudan a tomar consciencia de la
importancia de nuestros cuerpos, de nuestra vida, en el mundo y en el momento en que esta-
mos. El “Eco” que la Palabra de Dios y la palabra de los hombres trae nos cuestiona sobre las
relaciones interpersonales y sociales y en la construcción de un proyecto diferente de cuidado
de la vida y del mundo.
Abstrat
This paper revolves around the experience of God from the reality of recyclable materials’ col-
lectors, with an expression of life among them recognized the fundamental importance:
“Garbage is life.” The reference text is the Chant of Hannah (1 Samuel 2:1-10), which was
extracted from the Old Testament. In this passage the poor are the reference for God’s action,
once He removes them from the dunghill.
The ecological reality is a challenge for all of us in the sense of preserving God’s creation.
Nowadays this has been presented as a challenge to our spiritual life as well as pastoral care.
Reading this text helps us to understand God’s and men’s action so as to recognize the need
for change in dealing with life and the cosmos, the world is ours and for that reason it requires
our care.
The speech of the garbage collectors and the expression of Hannah help us to realize the
importance of our bodies, our lives, the world and the moment we are living. The “Echo” of
the Word of God and men’s speech make us question ourselves about our interpersonal and
social relations. In this way it is possible to think about the construction of a different way of
caring about life and the world.
1 Es profesor auxiliar de enseñanza en la Federación de Facultades Celso Lisboa, en el área de Filosofía. Y maestro en Letras y
Ciencias Humanas por la UNIGRANRIO - Universidad de Grande Rio. Es especialista en Teología Bíblica por la Escuela Supe-
rior de Teología, EST - RS. Da asesoría a la Diócesis de Nova Iguaçu y al CEBi RJ en el área de formación bíblica. Trabaja como
asesor pedagógico en el CEAP - Centro de Articulación de Poblaciones Marginadas, en la formación de profesores de Enseñan-
za Fundamental y Media, en el área de Historia y Literatura de los afro-descendientes. Desarrolla proyectos sociales de genera-
ción de ingresos y trabajo alternativo. En el área de recolección selectiva de basura no-perecible, desde 1993. Es bachiller en Teo-
logía - IFTPS - Seminario Diocesano Paulo VI - Nueva Iguazú – RJ/Universidad Metodista de São Paulo - São Bernardo - SP –
Brasil, y bachiller en Filosofía - IFTPS - Seminario Diocesano Paulo VI - Nueva Iguazú/Universidad Santa Úrsula – RJ. Está cur-
sando pos-graduación en Docencia en la Enseñanza Fundamental y Média, en la Universidad Cândido Mendes – RJ.
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Introducción
Este texto trae la reflexión del misterio de la vida que se hace presente en la expe-
riencia de los pobres, de crear alternativas para la generación de trabajo e ingresos, resca-
tando lo que el mundo produce y l amanera tan absurda de desperdiciarlo. Vamos a res-
catar la experiencia de Dios que se hace, en la vivencia real del lugar más desconsiderado,
la basura. Entre los recolectores de materiales reciclables de Jacutinga, Municipio de Mes-
quita, Río de Janeiro, Brasil una expresión de volvió motivación para el trabajo comunita-
rio, nacida y cultivada en una CEB (comunidad eclesial de base) en la Diócesis de Nueva
Iguazú: ¡Basura es vida! La fundamentación bíblica que motivó a la relectura de esa expe-
riencia comunitaria de fe, en dimensión ecológica, vino del Cántico de Ana.
El texto apunta al pobre, que es reconocido en medio de la basura, y es allí donde la
acción del Dios de la vida se vuelve posible reciclando, transformando, liberando. La
acción de Yahvé y el espacio donde el pobre está, transforma la realidad material y huma-
na, colocándolo en un lugar de honra y distinción.
Vamos a releer el texto de 1Samuel 2,1-10, a partir de la vivencia del Grupo de reco-
lección Selectiva COOPCARMO (Cooperativa de recolectores Nuestra Señora del Car-
men). Esto que se inició como una experiencia comunitaria y que evolucionó en una coo-
perativa de trabajadores de materiales reciclables, tiene como referencia el trabajo huma-
no como participación en la obra creadora. El texto es ilustrado al final con el testimonio
de Jupira, pobre, recolectora y portadora del virus del SIDA, que nos presente el sentido
de erguirse como pobre. Es una realidad alternativa de generación de ingresos, que se pre-
sente como una dimensión profunda de naturaleza ecológica, como modelo para muchos
municipios para el cuidado de la vida y de la naturaleza.
La basura y la actualidad
La basura que cultural e históricamente, en las prácticas sociales, educacionales y
hasta en políticas públicas, era considerada como desperdicio, innecesario, descartable y
hasta problema, va a ser tratada en este texto desde una comprensión nueva y en un refe-
rente diferenciado. Una óptica distinta es posible, donde el ser humano es el protagonista
de su nueva visión, como desafío para la modernidad en el cuidado de la vida. La basura
vista como generadora de vida, rescatadora de la dignidad, solución e instrumento, mate-
ria prima (materia hermana)2, como posibilidad de una vida digna, justa y respetuosa de
tantos que son reconocidos como excluidos.
La basura hoy puede ser vista como indicadora y promotora de una nueva visión de
la posibilidad innovadora de relaciones creativas y dignificantes para la humanidad.
Hombres y mujeres de la más baja clase social, que muchas veces y por diversas circuns-
tancias se mezclan con el material, no son basura, al contrario, en una acción subversiva,
transforman la “basura” en material reciclable y así también transforman sus vidas, su rea-
lidad, su historia y hasta su mismo contexto social. El contenido de este texto quiere afir-
mar que ¡la basura e vida!
Asociado la categoría social de estos grupos mencionados, reconocidamente exclui-
dos, los recicladores de Jacutinga son referencia de cambio, por sus acciones que resaltan
2 Es la sustancia con que es fabricada alguna cosa. Siempre comprendida como algo extraído de la naturaleza sin antes haber
sido utilizada. Aquí, materia prima, en la comprensión del principio generador del trabajo e ingresos, y en el lenguaje solidario,
ya fue llamado por los amigos de los recolectores como “materia hermana”, a causa de su función social y de cómo es transfor-
madora de las relaciones y concepciones materiales (nota del autor).
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que las identidades están en la perspectiva de un nuevo orden social. “Tales acciones resal-
tan aún más que las identidades están en el orden del día, pues somos en todo momento
convidados o intimados a repensar nuestras vidas sociales” (LOPES, 2003, p. 17). Lo que
importa es percibir cómo la expresión discursiva de los recicladores, sus palabras en el tra-
bajo de recolección selectiva y hasta su testimonio personal y comunitario, construye su
vida, la identidad social y personal, y presenta indicadores de comprensión del mundo o
de la realidad más próximamente vivencial de determinados grupos sociales y de su
ascenso.3
Esos discursos no institucionalizados nacen de abajo, de la experiencia comunitaria,
de la Revelación de Dios. Están repletos de una fuerza mística, marcados por una acción
transformadora de la realidad personal y social. Podemos decir que los pobres son cons-
tructores de transformaciones sociales, de cambios de mentalidades y de nuevas prácticas
populares e incluso de nuevos paradigmas para la educación, formación y acción huma-
nas. Los recicladores, con su práctica de recolección selectiva, son transformadores de la
realidad socio-económica, de dimensiones vivenciales cotidianas por la confrontación que
presentan en su práctica discursiva ecológica de proporciones educacionales, culturales y
hasta políticas. Así ocurrió con el trabajo alternativo en la Cooperativa de Jacutinga en el
Municipio de Nueva Iguazú, que se volvió pionera debido a una propuesta desafiante,
que continua desde hace casi 18 años como política pública del Municipio de Mesquita. Se
verifica la acción de los recicladores como una alternativa para el poder público que no
realiza efectivamente acciones de esa naturaleza. Ellos simplemente hacen lo que es carac-
terístico para el grupo de Jacutinga, que en el proceso de construcción de su acción elabo-
ró un discurso, una ideología que sustentó la práctica y construyó una identidad del reco-
lector. Es una construcción social con una formulación discursiva, marcada por una espi-
ritualidad comunitaria. Esa actuación de los recolectores de materiales reciclables junta-
mente con personas y grupos solidarios que se identifican con el proyecto de recolección
selectiva, nos indica una visión del cosmos a partir de una actitud nueva e diferenciada.
De una espiritualidad de la preservación, del cuidado, de la alternativa, de lo posible, de
lo nuevo, de lo alternativo, de lo que viene de los pequeños y de abajo. Ella emerge de la
vida concreta y en sus límites, que constituye una identidad real de los pobres. Esta vista
de abajo, a partir de los pequeños y de los pobres, en la construcción y valoración de iden-
tidades que ofrecen una nueva visión de sujetos y prácticas que se enfrentan con tantas
otras construcciones que la contemporaneidad presenta4. Ella da el fundamento y la base
para una relectura de la monarquía y del lugar que el pobre ocupa en la acción de Yahvé,
y en la construcción de su liberación.
Las palabras que rescatamos son mucho mayores que los discursos establecidos en
los medios de comunicación. De ahí la posibilidad de comprensión del contraste entre dos
polos diferenciados. El discurso ecológico de los medios de comunicación, por un lado, en
un mismo contexto, la vida del reciclador que es expresiva por su acción5.
3 Varios autores (Giddens 1992; Giddens, Becke Lash 1997; entre otros) apuntan que la necesidad de estudiar las identidades
sociales se explica por el gran momento de reflexión que vivimos en la vida contemporánea, en lo que algunos llaman de moder-
nidad tardía, sobre los modos actuales de experimentar la vida social o las nuevas identidades sociales que se presentan (LOPES.
2003, p.17).
4 Aquellos que escriben la historia vista desde abajo no sólo proporcionan un campo de trabajo que nos permite conocer más
sobre el pasado: también vuelven claro que existe mucho más, que gran parte de sus secretos que podrían ser conocidos, aún
encubiertos por evidencias inexploradas. De ese modo, la historia vista desde abajo mantiene su aura subversiva (BURKE. 1992,
p. 62).
5 Se puede decir, por lo tanto, que las capas excluidas tienen acceso a las identidades locales en cuanto las élites tienen acceso a
identidades trans-globales: “algunos de nosotros se vuelven plena y verdaderamente ‘globales’: algunos se fijan, en su ‘locali-
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Al rescatar las palabras significativas del discurso de los recicladores (sabiendo que
sus formas discursivas no son reconocidas dentro de los patrones formales del lenguaje)
se reconoce el proceso de identidad que se ve construyendo desde las bases, en las perife-
rias, por debajo, en los fundamentos. De esta forma traen la Palabra de Dios a su existen-
cia y la existencia del mundo que los rodea y que puede ser cambiado por sus manos que
recogen la basura. Ese mundo no es reconocido ni valorado completamente, en la totali-
dad de su materia prima, en su objeto de producción, en su trabajo y en su sujeto.
dad‘ - prueba que no es ni agradable ni soportable en un mundo donde los ‘globales’ dan el tono y hacen las reglas del juego de
la vida” (Bauman 1999. p. 8) o de los discursos bajo los cuales vivimos. O incluso, “ser local en un mundo globalizado es señal
de privación y degradación social” (Bauman 1999, p. 8). Estas cuestiones re-posicionan la cuestión de las identidades sociales en
otros términos, atravesando, por lo tanto, la clase social, el género, la raza, la sexualidad, la edad, la vida profesional etc., así
como también corroboran, más de una vez, la relevancia de esta temática actualmente (LOPES. 2003, p.18-19).
6 En lo que respecto a la religión, ya debe haber surgido la pregunta por la presencia de las personas negras en la historia de la
salvación, anunciada por la Biblia, en especial de la mujer negra. Sabemos que la Biblia es un conjunto de libros que expresan
las experiencias de Dios con su pueblo. Experiencias vividas, narradas y sólo posteriormente escritas. Lo que significa que ella
fue sometida a diversos procesos de organización, aumentos, cortes según determinadas visiones del mundo, de Dios y de las
personas. Son esas visiones las que determinarán y aún determinan la inclusión o exclusión de algún grupo, de algunas perso-
nas, de la cultura y del género en la Biblia; que ocultan la presencia de mujeres como precursoras del nuevo y les distorsionan
la identidad. Tomando esto en cuenta, podemos pensar que lo mismo ocurrió y ocurre con la persona negra en la Biblia, por
medio de la acción preconcebida de religiosos, estudiosos, traductores, comentadores que: 1) no utilizan en las liturgias textos
que presenten negros y negras en la historia cristiana de la salvación; 2) omiten o niegan, en sus estudios, informaciones sobre
importantes personajes negros en la Biblia; 3) niegan que Egipto haya estado o esté formado por personas negras y, lo que es
peor, 4) asocian el pueblo y la cultura afro al demonio y al mal, reforzando preconceptos, justificando segregaciones y esclavi-
tudes, utilizando, fuera de contextos, ciertos trechos de la Biblia. Por eso, es importante que, semejante al niño descrito en este
texto, no nos contentemos con la primera impresión de las cosas y comencemos a preguntar por la presencia de negras y negros
y de tantas otras personas que fueron y son silenciadas en los sótanos y mazmorras del sistema patriarcal y racista. Sin embar-
go, no podemos contentarnos con respuestas superficiales, dadas de forma ajena y preconcebida. Debemos ir más allá, procu-
rando saber que papales ellas ocuparon, entender las razones por las cuales negros y negras fueron y son discriminadas. En ese
camino, podemos reconstruirles la voz, el rostro, el cuerpo, es decir, rescatar la plenitud de la dignidad humana de la persona
negra (RODRIGES. 2006, p. 13-14).
7 El pueblo ha descubierta que la palabra de Dios no está sólo en la Biblia, sino también en la vida. Con la ayuda de la Biblia,
descubre dónde y cómo Dios habla hoy a través de los hechos. Para muchos, la Biblia llega a ser el primer instrumento para un
análisis crítico de la realidad que hoy vivimos (MESTERS. 2006, p.9).
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gos son destruidos, el Altísimo truena contra ellos. Yahvé juzga los confines de la tierra, da
la fuerza a su Rey y eleva al frente a su Ungido”. Los versículos reflejan la acción de Dios
en favor de los pobres y el lugar que los pobres ocupan en el Plano de Dios, en el proyec-
to de su reinado. El pobre aquí es tratado como noble. La inversión del lugar, en este con-
texto el débil, el indigente tiene trono. A él es atribuido un símbolo de poder y de fuerza.
Vale destacar también la participación humana femenina, en la figura de Ana. La
mujer que profiere, con sabiduría, la oración del lugar de los pobres. Invirtiendo también
la posición, asumiendo un lenguaje de trono. En el versículo 1 “Mi corazón exulta en
Yahvé, mi cuerno se eleva a Yahvé, mi boca se abre contra mis enemigos, porque me ale-
gro en tu salvación” y al final del versículo 10 “Yahvé de fuerza a su Rey y eleva la frente
de su Ungido”. El corazón de Ana que exulta, la boca que se abre y su cuerno que se eleva
a Yahvé, está en paralelo con el cuerno de su ungido; así subvierte la monarquía. Esa expre-
sión es típica de los nobles y de los ungidos. Ahora el pobre, el pequeño es ungido y tiene
la fuerza que Yahvé da al Rey. De manera diferente, Ana usa una expresión de profunda
importancia: “mi corazón exulta en Yahvé y mi cuerno se eleva a Yahvé, porque me alegro
en su salvación”, no más en favor de la monarquía, sino de la mujer y del pobre. La expre-
sión de Ana, el cántico de los pobres viene del corazón del culto de la salvación y así asume
la actividad, el lugar y la posición de los reyes, del cuerno que se eleva.
Reflexionar este tema en la lectura bíblica sigue el propósito de que la relectura bíbli-
ca en Brasil y en América Latina indica, en la óptica del pobre, del excluido, del pequeñi-
to y, porque no, de los recicladores y recogedores8. Son desafíos y ejes que, como pregun-
tas y respuestas, parten de un pueblo que tiene rostro y nombre, que está en la vida, en
medio de la basura y está en la Biblia, en medio de las palabras.
8 Hoy tenemos que destacar algunos ejes que están movilizando a las personas y recuperando un poco la visibilidad de los movi-
mientos sociales y populares: f) Los variados y diferentes frentes ecológicos. Con un enorme avance, a partir del ECO-92. l) los
diversos movimientos localizados que continúan batallando por trabajo, salud, educación, morada y transporte. Son esos los
desafíos que nos llevan a preguntar cuál es el papel de los nuevos sujetos históricos, aquello que se llama “pueblo”, eje que
estructura el movimiento popular. ¿Cuál es nuestra respuesta? ¿Cuáles son nuestros desafíos en todo esto, para la lectura bíbli-
ca y cómo estamos respondiendo a esos desafíos? (MESTERS, OROFINO, 2006, p.14 y 15).
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100 OBERTAL XAVIER RIBEIRO, Escucha la voz de Dios en la hora de los pobres
dad del versículo 8, pues Yahvé levanta del polvo el débil, y del muladar al indigente, para
hacerlos sentarse con los nobles y ponerlos en un lugar de honra, cantado por un repre-
sentante de estos honrados.
Un elemento especial que se destaca, es que este cántico de realeza se pone en los
labios de Ana, en los labios de una mujer. El lenguaje de la realeza, así como el símbolo del
cuerno son apropiados para ella, pues se vuelve en legítima representante de la clase de
los pequeños. Ella traduce de manera fiel y auténtica la acción de Dios a favor del pobre.
Acción concreta en la basura. Porque a Yahvé pertenecen los fundamentos de la tierra,
frente al proyecto de la Monarquía. Contrariamente, no pertenece a la Monarquía, que no
reconoce a los pobres. La acción de la élite monárquica no está en la basura, sus proyectos
no se realizan entre aquellos que están en la basura. “El pobre, el oprimido, el último no
va a esperar más a que alguien lo salve, sino que redescubre que él mismo es salvador-libe-
rador. La liberación no alcanza al pobre mediante otro, sino que es alcanzada por la medi-
ción del mismo pobre11. Diferente es la acción de Yahvé que en su acción en el versículo 4
quiebra el arco de los poderosos, y llena de fuerza a los debilitados.
La forma literaria es marcadamente femenina, con expresiones profundamente libe-
radoras y rescatadoras de la vida12. Es dicho por una mujer representante de los pobres.
Tiene algo en común entre Dios y los pobres. “El cántico de Ana termina con otra referen-
cia en la frente (cuerno): ‘Yahvé levanta la frente de su ungido (Mesías). La misma palabra
al comienzo y al final del cántico, llama la atención”13. El texto se destaca por esa compo-
sición concéntrica que nos conduce a la acción liberadora de Dios. “El Cántico tiene una
composición concéntrica, muy común en estos casos. Eso hace que nuestros ojos busquen,
en el corazón del texto, el ‘objetivo‘ al cual el autor nos quiere conducir”14.
a. La frente alta de Ana (1a)
b. La victoria contra los enemigos (1b)
c. Dios roca y firmeza (2-3)
d. La acción liberadora de Dios (4-8a)
c. Dios firmeza de la tierra (8b)
b. La victoria contra los enemigos (9-10a)
a. La frente alta del ungido (10b)15.
Sólo de la boca de una mujer, representante de los pobres, puede salir una expresión
como la que Ana reproduce en el versículo 5 del cántico: “Los que vivían en la hartura se
emplean por comida, y los que tenían hambre no necesitan trabajar. La mujer estéril da a
luz siete veces, y la madre de muchos hijos se seca”. La expresión femenina se destaca en
el Antiguo Testamento y en nuestro estudio revela la importancia del protagonismo de la
mujer16. Esa presencia es aquí destacada en la profecía del Antiguo Testamento en la voz
11 GALLAZZI, Sandro, RIZZANTE, Ana Maria. O Pobre, o Messias-Ungido. En: CEBI (org.). Reflexos da brisa leve. Belo Hori-
zonte: CEBI, 1991, p. 55.
12“Frente alta” (literalmente “cuerno alto”). El símbolo cuerno es un símbolo cargado de fuerza y de poder. Es característica de
Dios (2Sam 22,3; Sal 18,3; Sal 112,9). En Lc 1,69 y Ap 5,6 se dice de Cristo. Es característica de los reyes (Eclo 47,11; Sal 89,25; Sal
132,17; 1Re 22,11; 2 Cfr. Ap 12,3; 13,1.11; 17,3.16...) Es característica también del pueblo (Sal 148,14; Sal 89,18; Ez 29,21; Miq 4,13).
Pero esta es la primera y única vez que este símbolo de fuerza y poder sea dicho de una mujer (GALAZZI y RIZZANTE. 1991,
p. 55-56).
13 GALAZZI, Sandro; RIZZANTE, Ana Maria, 1991. p. 56.
14 GALAZZI, Sandro; RIZZANTE, Ana Maria, 1991. p. 56.
15 GALAZZI, Sandro; RIZZANTE, Ana Maria, 1991. p. 56-57.
16 Muchas veces también es la mujer (la madre) quien da el nombre del niño (al hijo masculino: Ana da nombre a Samuel, Cf.
1Sam 1,20) en las épocas más remotas con más frecuencia que más tarde, cuando eso pasa cada vez más a ser hecho por el padre.
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de Ana17. Y para los pobres, esa profecía es de fundamental importancia en el período his-
tórico que viven ellos, es para los recicladores y recogedores, para todos los que creen en
los proyectos de defensa y preservación de la vida, sea del cosmos, del universo, sea de los
hijos de Dios. Él invierte y subvierte, revoluciona. Transforma la situación social, rehace la
dimensión de la vida y del trabajo.
Como el dar nombre es un acto importante, un estudio sobre la imposición del nombre permite sacar conclusiones sobre la posi-
ción de la mujer en el antiguo testamento (GÖSSMANN, 1997. p. 214).
17 Profetisas existen tanto en el antiguo cuanto en el nuevo testamento, incluso aquellas que no son conocidas por su nombre.
Este hecho incontestable no sólo no es suficientemente difundido, sino sobre todo sus consecuencias son muy poco exploradas.
Al contrario del sacerdote vetero-testamentario, para cuyo nombre (cohen) ni siquiera hay una forma femenina, existe en el
hebreo la forma femenina nebi’ah (profetisa) que corresponde al masculino nabi’ (profeta, probablemente ‘proclamador’). Las
profetisas surgen en los momentos críticos y decisivos de la historia de Israel (GÖSSMANN, 1997. p. 406).
18 La posición social de las personas no debe ser considerada fija e inmutable, pues el Señor tiene pleno poder para invertirla.
Eso era una buena noticia para aquellos de cuna humilde, acostumbrados a la pobreza, porque, en el caso que busquen al Señor,
nunca más serían víctimas de su deprimente situación. De este muladar exalta al necesitado: el monte de basura fuera de la ciu-
dad era refugio de aquellos en profunda dificultad (cf. Jn 2.8, 12). Si el Señor eleva a las personas necesitadas a un lugar de honra,
debe ser importante que sus siervos cooperen con su propósito y no acepten el estatus quo.
Porque del Señor son las columnas de la tierra, y asentó sobre ellas el mundo: el sentido general de esas líneas es claro - el Señor
estableció las “columnas” de la estructura social y moral de la sociedad (BALDWIN. 1996, p. 64-65).
19 GALAZZI, Sandro; RIZZANTE, Ana María, 1991. p. 56.
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102 OBERTAL XAVIER RIBEIRO, Escucha la voz de Dios en la hora de los pobres
20 RIBEIRO, Obertal Xavier. En: Iahweh levanta do pó o fraco e do monturo o indigente: a reciclagem do lixo como atividade
alternativa geradora de vida para o pobre e para o meio ambiente. São Leopoldo: 2007.
12. O Ribeiro:02. Juan Bosco 20/05/11 10:46 Página 103
104 OBERTAL XAVIER RIBEIRO, Escucha la voz de Dios en la hora de los pobres
guamente no, yo pasaba por la calzada del fórum y decía que no podía pasar, aquí no. Ahora
yo puedo ir, yo voy a pasar adelante porque es mi lugar. Yo soy ciudadana. Yo tengo el dere-
cho de ir y venir. ¿Por qué yo no puedo pasar allí? ¿Por qué la señora si pasó? Yo soy igual a
ella. Llego allá y doy mi identidad, me siento bien. Yo me siento la Jupira. Yo... La basura es mi
vida. Mucha vida. Es comprensión. ¡El camino de todos! Cuidaran realmente de dos vidas en
una sola. Hicieron dos vidas. En un momento yo pensé en desistir. Ahora no, yo pienso: ¡estoy
viva! Quiero ver mis nietos. Quiero verme así: viejita. ¡Y yo, sé que es posible! ¡Sólo depende
de mí! Y yo, Jupira, así lo digo nuevamente: ¡La basura es mi vida”21 (RIBEIRO. 2007, p. 47).
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WEGNER, Uwe. Bíblia e ecologia. Série palavra na vida. São Leopoldo: CEBI, 1992.
Obertal Xavier
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Luigi Schiavo1
truida” (Jn 11,50). Él ofrece aquí la legitimación legal y religiosa de la teología sacrificial y
de la necesidad de la muerte violenta de alguien para que haya vida para otros5.
En todo esto, el interés no está en las víctimas, sino en los otros, en los que deben
vivir, como si las víctimas no tuviesen derecho a la vida. Para ellas es la promesa de un
paraíso en otra vida. La negación de su vida, de sus derechos básicos, de vivir, y de vivir
bien, de participar en el desarrollo de su ser, se manifiesta como una imposibilidad de
expresar sus posibilidades. Aun negados, los “sujetos negados” no dejan de existir, “apa-
recen en la forma de anti-sujeto, de odio al sujeto, de sujeto que se niega a sí mismo, de la
autodestrucción del sujeto”6.
El “sujeto negado” es una categoría presente en las sociedades de todas las culturas
y de todos los tiempos. Fue justamente esta categoría la que Jesús eligió como su preferi-
da, cuando procuraba ayuda a los enfermos, a las mujeres excluidas, a los pobres, a los que
sufrían, a los niños y a los excluidos de su sociedad. Por su actitud fue condenado a la
muerte y fue ejecutado. Todavía la teología posterior, en una peligrosa inversión, releyó su
muerte a partir de la teología sacrificial, dando así legitimidad y legalidad a los sacrificios
de todos los tiempos, valorando al “sujeto negado” a partir de su utilidad y necesidad
social.
En este artículo estudiaremos la emergencia del “sujeto negado” en el cristianismo
de las orígenes, enfocando la actitud de Pablo de Tarso con relación a las comunidades
evangelizadas por él. En sus escritos Pablo se orienta a buscar relaciones diferentes, a supe-
rar todo tipo de exclusión entre personas diferentes, en vista a la creación de comunidades
alternativas a la sociedad excluyente, esclavista, patriarcal y dominadora del imperio
romano.
Encontramos, en sus palabras luces para una espiritualidad comprometida con un
nuevo modelo social, económico y relacional que, sobre todo, anhela la transformación
social.
a) Contexto urbano
Una de las características más evidentes de las iglesias de los orígenes, es que se tra-
taba de comunidades urbanas. Si en el contexto palestinense el cristianismo fue un movi-
miento campesino alrededor de pequeñas aldeas dispersas por Galilea, en el contexto hele-
nístico, se convirtió en un movimiento urbano. Grecia, tierra de grandes navegantes, colo-
nizó el mundo por el mar, a través del comercio. La construcción de incontables ciudades
alrededor del mar Mediterráneo obedecía a la necesidad de crear nuevos mercados. De
hecho, estas ciudades, las polis, ubicadas en las grandes rutas de comunicación, eran cons-
truidas alrededor de la plaza central, el ágora, lugar de encuentro, pero sobre todo, lugar
del mercado.
El imperio griego (siglo IV- I a.C.) innovó trayendo cambios significativos, como la
transición de una economía rural de subsistencia, a una economía de mercado; el cambio
de la aldea a la ciudad, que a partir de este momento se transformó en el verdadero cen-
tro de la vida social, económica y cultural de entonces. Tales ciudades, por ser puntos de
encuentros de varias culturas y mercaderías, terminaron transformándose en metrópolis
multiculturales, favoreciendo el encuentro entre personas y culturas diferentes.
A la gran circulación de mercancías debía corresponder un enorme movimiento de
personas: trabajadores rurales, comerciantes, fugitivos, extranjeros, esclavos, etc. La facili-
dad de comunicaciones por mar y tierra que el imperio proveyó, debió haber facilitado la
aproximación cultural y social de varios pueblos. Las ciudades, sobre todo las periferias
urbanas, funcionaban como una gran “cazuela cultural”, con interesantes experiencias
nuevas y también con muchos conflictos. Ciertamente, existía una gran búsqueda de nue-
vas referencias simbólicas y nuevas identificaciones. En esta “sopa cultural” debemos
situar los primeros escritos cristianos, sobre todo las cartas paulinas.
El helenismo, ese modo propio de vivir de los griegos, se impuso en el mundo anti-
guo, como señal de la modernidad de entonces. Pero el mercado también tenía su lado
negativo –la desigualdad social– que favorecía el enriquecimiento fácil de algunos y la
explotación de otros. Podemos imaginarnos las maravillosas ciudades helenísticas, cerca-
das de grandes periferias urbanas donde el pueblo vivía amontonado, luchando por la
sobrevivencia. La ciudad de Antioquia, por ejemplo, llegó a tener hasta 500000 habitantes,
Corinto 600000 y Roma un millón. Ciertamente, incontables conflictos sociales y cultura-
les debieron ocurrir allí, dada la proximidad de culturas y costumbres diferentes, y la gran
desigualdad social que imperaba.
Este fue el ambiente cultural del primer cristianismo fuera de la Palestina, y el con-
texto de referencia para las primeras comunidades cristianas.
b) El imperio esclavista
Según la afirmación de Celso, autor pagano del siglo II d.C., el cristianismo fue siem-
pre un movimiento de las clases más bajas, lo que excluía a las personas educadas, porque
era un movimiento bueno para “los locos, los deshonrados y estúpidos; sólo para esclavos,
mujeres y niños”7. Con todo, debemos reconocer que la composición social de los prime-
ros cristianos era bastante diferenciada y estratificada, habiendo entre ellos miembros de
la clase media y alta, aunque es verdad que la mayoría de sus miembros eran de las clases
más bajas: artesanos, trabajadores y, sobre todo, esclavos.
Había varios tipos de esclavos, pero todos tenían algo en común: dependían de un
patrón, por lo que todos los esclavos eran considerados, jurídica y políticamente, objetos,
parte del patrimonio de un propietario; eran visto como mercadería que podía ser com-
prada y vendida. El esclavo no tenía identidad propia, recibía el nombre que le daba su
dueño y hacía parte de su familia. La mayoría de esclavos eran extranjeros, a excepción de
quienes se convertían en esclavos por deudas que no podían pagar. Los esclavos no tenían
7 Orígenes, C. Celsum, 3.44, in: Meeks, Wayne A., Os primeiros cristãos urbanos. O mundo social do apóstolo Paulo. São Paulo, Pauli-
nas, 1992, p. 86.
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familia propia, ni las esclavas podían tener hijos sin permiso de su dueño. La mayor parte
de esclavos eran prisioneros de guerra.
El porcentaje de esclavos en Italia pudo haber estado entre 30 y 40% de la población
en la época de Augusto, y alrededor del 15 al 20% en las otras provincias del imperio8. Se
cree que en el imperio una a cada seis personas era esclava, es decir 10 de 60 millones de
habitantes eran esclavos9. Es probable que en algunas ciudades, Roma incluida, la esclavi-
tud llegase al 50% de la población total.
A más de la guerra y la rebelión, había siete causas por las que un habitante libre
podía caer en la esclavitud: venta de niños por parte de sus padres, exposición de bebés
(abandono de los hijos), el bandidaje, la piratería, venta voluntaria por parte de la misma
persona, algunas condenas de la justicia y, por fin, las deudas10. El mercado de esclavos era
muy floreciente en varias ciudades como Atenas, Corinto, Éfeso, Cartago. En Delos, según
el relato de Estrabón, se vendían cerca de 10000 esclavos al día11.
La economía del imperio dependía de la esclavitud, sobre todo en los campos de la
agrícola y la ganadería. También había esclavos públicos que servían como gladiadores o
como trabajadores en las minas, remadores en los navíos, soldados en el ejército, obreros
en las construcciones, etc. Los esclavos, sobre todo los domésticos, podían ser liberados,
adquiriendo el estatus de liberto; muchos de ellos luego trabajaban en la burocracia estatal.
El imperio romano no puede ser calificado como una “sociedad con esclavos” (society
with slaves), sino como una “sociedad esclavista” (slave society), expresión relacionada al
modo de producción y a la idea de que la economía ejerce una influencia decisiva en las
estructuras sociales12. Una presencia tan masiva de esclavos era necesaria para sustentar la
economía del imperio, lo que estimulaba la adquisición de nuevos esclavos, aumentaba
mecánicamente su número y reglamentaba legalmente su abastecimiento y posesión13. Así
nació la esclavitud comercial, reglamentada por una legislación y por instituciones que
controlaban la esclavitud. Se entiende que los esclavos, por ser un grupo tan numeroso,
constituían un bloque social percibido como hostil y peligroso. Por tanto, era necesario
definir fronteras y límites para mantener la distancia entre los esclavos y los libres; distan-
cia que garantizaba a la comunidad libre.
La esclavitud afectaba las opciones personales, porque era muy diferente tener escla-
vos, que no tenerlos; también afectaba la vida familiar, pues las mujeres esclavas se trans-
formaban, frecuentemente, en esposas o amantes de sus patrones. En fin, los esclavos
representaban la otra cara de la sociedad: la mala, la oscura, la peor, la peligrosa, la ame-
nazante. ¡Ellos, hoy, serían el “sujeto negado”! Y su existencia se daba en la negación, como
elemento de contraste.
8 Andreau, Jean – Descat, Raymond. Gli schiavi nel mondo greco e romano. Bologna, Il Mulino, 2009, p. 62-70.
9 Idem, p. 79.
10 Idem, p. 80-81.
11 Estrabón, Geografia, XIV, 5,2, in: Andreau, Jean – Descat, Raymond, 2009, p. 84.
12 Ver, a este propósito, el estudio de Finley, M.I., Slavery in Classical Antiquity. Views and Controversies. Cambridge-New York,
Heffern-Barnes & Noble, 1968.
13Andreau, Jean – Descat, Raymond, 2009, p. 20-23.
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así como algunos miembros de clases más provistas, hicieron parte de las primeras comu-
nidades cristianas.
Entre ellos había muchos judíos de la diáspora, más abiertos a las nuevas ideas y,
desde un punto de vista cultural, más tolerantes que los judíos de Palestina. De acuerdo
con estudios actuales, la diáspora judía en Asia Menor, en tiempos del emperador Clau-
dio, pudo llegar a tener un millón de personas, de un total de 5 a 6 millones que había en
todo el imperio romano14. A más de estos judíos “heterodoxos”, en las comunidades había
personas de varias procedencias: sirios, griegos, egipcios, asiáticos, africanos e itálicos, que
poco o nada sabían sobre el judaísmo. En cuanto a la caracterización social, debía haber
personas de los más variados grupos sociales: ricos, pobres, comerciantes, artesanos, ex-
esclavos (carta de Filemón), fugitivos (Aquila y Prisca) y trabajadores de todo tipo. La
mayoría pudo ser originaria de otros lugares: del interior, de otros estados, países y ciu-
dades. Lo que les unió fue, tal vez, el mismo sueño: conseguir una vida mejor en estas ciu-
dades ricas. Hablaban varias lenguas: arameo, latín, egipcio, sirio, griego, etc.
A ese tipo de personas se dirigían también las religiones mistéricas, originarias de
oriente y de carácter más popular. Frente el fracaso de la religión oficial que sólo atendía
las necesidades de la clase alta, y frente a la distancia de las religiones filosóficas (estoicis-
mo, platonismo, epicureísmo, etc.), por demás elitizadas; las religiones mistéricas defendí-
an la total liberación de las miserias de esta vida, a la vez que eran portadoras de una fuer-
te escatología, que proyectaba toda su atención a la vida después de la muerte. Social-
mente eran verdaderas asociaciones que ofrecían ayuda y garantizaban varios derechos
cívicos. El fuerte llamado a la vida de comunidad, por ellas propuesto, debía ser bastante
atractivo en un ambiente de mucha emigración y fragmentación social.
El cristianismo, en el contexto del imperio romano, parece que fue inicialmente con-
siderado más como una religión de misterio; este podría ser este el significado de la expre-
sión de Tácito, cuando define a la nueva secta de “funesta superstición “ (exitiabilis supers-
titio, Ann. 15, 44,3).
Estas son las bases sociales y culturales en las que el cristianismo de los orígenes se
dibujó. Se trata de categorías sociales que podríamos muy bien definir como el “sujeto
negado” de entonces. El “sujeto negado” es, por lo tanto, la categoría originaria del cris-
tianismo. El mensaje evangélico no es neutral, sino que se sitúa, toma partido. Esto es parte
constitutiva, no opcional, del cristianismo, en su esencia más profunda. La opción por el
“sujeto negado” es, entonces, una opción cristiana, y el cristianismo se define por su
opción por el “sujeto negado”.
14 ARENS, Eduardo. Ásia Menos nos tempos di Paulo, Lucas e João. Aspectos sociais e econônicos para a compreensão di Novo Testamen-
to. São Paulo: Paulus, 1998, p. 159.
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Es realmente un proceso “loco”, porque invierte las relaciones: pone para abajo lo
que estaba arriba, y pone arriba lo que estaba abajo. Es un verdadero dislocamiento, capaz
de cambiar totalmente la sociedad.
El acento que antes estaba en la observancia de la ley (judaísmo) pasa ahora a la fe
en la muerte, resurrección y glorificación de Jesús. El enfoque es evidentemente escatoló-
gico, y el cristiano está finalmente libre de esta ley que Pablo compara con una prisión
(Rom 7,4-6), en cuanto exige, por la fe, la adhesión personal a este nuevo relato mítico:
“¡Porque, si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo
resucitó entre los muertos, te salvarás!” (Rom 10,9). Al centro del Evangelio de Pablo y de
19 HOBSBWAM, Eric – RANGER, Terence. A Invenção das Tradições. São Paulo: Paz e Terra, 2002, p. 17.
20 WOODRUFF, Archibald Mulford. A igreja pré-paulina. In: Cristianismos Originários (30-70 d.C.). RIBLA 22 (1995), Petrópolis,
Vozes, p. 82.
21 Generalmente hay tres tipos de las costumbres inventadas: el) las que sirven de cohesión social de un grupo (ej.: la admisión
al grupo); b) las que establecen o legitiman instituciones y autoridades; c) aquellas cuya función es la socialización de las ideas,
sistemas de valores, modelos de comportamiento. En: Hobsbwam-Ranger, 2002, 17.
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5. Conclusión
El “sujeto negado” es la negación del sujeto y del propio ser. Superar la negación,
abatir las barreras que impiden el encuentro, eliminar los abismos de la división, todo eso
es favorecer la llegada del Reino de Dios. La búsqueda de la espiritualidad es la búsqueda
de la superación del clásico binomio “espíritu” - “materia”, a favor de una fe capaz de ali-
mentar nuestra praxis. Cuando las Iglesias se cierran dentro de sus templos, en sus cons-
trucciones doctrinales, en sus dogmas, en sus estructuras jerárquicas y sociales, y se olvi-
dan que el corazón del Evangelio de Jesús Cristo es el amor al prójimo, se transforman en
algo vacio, incapaz de hablar al corazón del ser humano… y pierden el rumbo de su
misión.
El “sujeto negado” es necesario en las Iglesias. Jesús lo afirmó cuando dijo: “siempre
tendréis pobres con vosotros” (Mt 26,11). No para legitimar la pobreza, que permanece
siempre como un mal, sino porque ello es una provocación para salir de la comodidad, de
la seguridad, de la tranquilidad, de las certezas, para lanzarse al encuentro del otro y asu-
mir el proceso de transformación de la sociedad que todavía genera y mantiene pobres y
“sujetos negados”. El cristianismo no es religión de Iglesias (entendida como edificio), ni
de ritos (aunque ellos sean necesarios), sino de calles, plazas, caminos, polvo, compromi-
so, de manos y pies sucios, de encuentros, de mesas compartidas, de proyectos de trans-
formación y de liberación. La fidelidad de las Iglesias pasa por el “sujeto negado” y por
sus capacidades de luchar para que el mundo se transforme en un espacio de igualdad y
oportunidades para todos los seres humanos.
Luigi Schiavo
Apartado Postal 390-2070
Sabanilla, San José
Costa Rica
schiavo.luigi@gmail.com
14. S Gallazzi:65 20/05/11 10:55 Página 116
Sandro Gallazzi
Resumen:
¿Cuál fue la relación de la iglesia con el imperio? A finales el 1º siglo, las cartas pastorales pro-
ponen un modelo de iglesia que puede ser aceptado por el imperio y se convierte en una reli-
gión lícita, dejando de ser considerada una superstición. Para ello son necesarias: una única
doctrina, una organización sólida y la práctica de la “piedad”, expresión máxima de la reli-
giosidad greco-romana. De eso es lo que tratan las cartas a Timoteo y la carta a Tito: la didas-
kalia, la doctrina, la instrucción; el proistemi, el gobernar, presidir; la eusebeia, la piedad, la reli-
giosidad. Son palabras casi exclusivas de las cartas pastorales y constituyen los asuntos cen-
trales de las mismas. En este ensayo nos vamos a aproximar críticamente a estos valores y a
este modelo de iglesia.
1 En la lengua griega tenemos dos palabras para hablar del pueblo: demos que representa al pueblo que decide (los hombres libres
de las ciudades) y laos que se refiere a todo el pueblo, nuestro “muchedumbre“. De allí sale la palabra laico/lego = quien perte-
nece a la muchedumbre.
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Vivir el ágape quiere decir aceptar y construir estas nuevas relaciones que constituyen
el desafío de las comunidades. El himno a la caridad de 1Cor 13 resume este concepto:
Para ser Ecclesia, para vivir el ágape, no basta hablar en lengua (13,1), no es suficiente
profetizar y conocer los misterios; ni basta tener una fe capaz de transportar montañas
(13,2). Podemos dar todo lo que tenemos a los pobres y hasta morir en la persecución: ¡n o
basta! (13,3). ES necesario vivir las nuevas relaciones de igualdad y de servicio entre todos
nosotros.
Esta es la obra del Espíritu, esta es la vida del Reino que debe ser enseñada entre
nosotros. Esta vida es la que va a sobrar cuando desaparezcan la profecía, las lenguas, la
ciencia y hasta desaparezcan la fe y la esperanza, Lo que va a aquedar es solamente el
ágape, el amor de Dios para nosotros, y entre nosotros.
Ecclesia es mucho más un “movimiento en el Espíritu” que una institución. El Espíritu
es la vida del cuerpo de Cristo: él es quien derrama el amor de Dios en nuestro corazón
(Rom 5,5),
Después vino la persecución de Nerón… Después vino la destrucción de Jerusalén…
Después vinieron los rabinos de Jamnia… Después comenzó a alargarse el tiempo de espe-
ra para la segunda y definitiva venida de Jesús… Después mucha gente entró a las comu-
nidades sin el entusiasmo de los primeros… después…
Muchas cosas cambiaron, muchos factores interfirieron en la vida de las comunida-
des. Al poco tiempo fueron apareciendo diferencias que terminaron por hacer visibles las
divergencias y provocaron fuertes tensiones y conflictos.
Fueron tensiones con la sociedad circundante: ¿Cuál debe ser la relación con el impe-
rio romano? Y tensiones internas: ¿Quién es el verdadero discípulo de Jesús al que noso-
tros debemos seguir?
A finales del primer siglo, estos debates produjeron textos divergentes y, hasta pode-
mos decir, antagónicos.
Por un lado, alimentando la fidelidad al proyecto inicial de las comunidades laicas,
igualitarias y ministeriales, encontramos los textos de Juan, en los cuales la palabra ágape
es central para determinar las relaciones entre los creyentes2.
En las cartas seudo-paulinas (1 y 2 Tim y Tit), por otro lado, se fue esbozando un
nuevo camino de ecclesia, con características bastante diferentes.
Podríamos decir que a partir de estas cartas, la ecclesia – y aquí ya estamos en un
momento en que se usa el singular – está pasando del movimiento en el Espíritu a una
“religión” constituida regularmente, con las dimensiones propias de todas las religiones:
una doctrina, una estructura, un rito, una ley.
La ecclesia se ha transformando en iglesia.
Esta iglesia pretende convivir con una sociedad imperial contemporánea, en paz con
las autoridades y evitando provocar reacciones adversas.
Lo que es bueno y agradable delante de Dios, nuestro Señor, es orar “por los reyes, y
por todos los que tienen autoridad, para que tengamos una vida tranquila y sosegada, con toda
piedad y dignidad (1Tim 2,2-3).
2 La frecuencia de las palabras no siempre es señal de una teología, sino sólo un detalle interesante. En los textos joánicos el verbo
agapao/amar aparece 22 veces en el evangelio y 32 veces en las cartas, y la palabra ágape es usada 6 veces en el evangelio y 23
veces en las cartas. Por otro lado, agapao sólo es usado 2 veces en 2Tim y ágape se encuentra 5 veces en 1Tim, 4 veces en 2Tim y
una vez en Tito y, casi siempre, de forma secundaria.
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Sólo había una manera de no provocar reacciones adversas: dejar de vivir de forma
“diferente”, evitando, sobre todo, subvertir las “normas” y relaciones de gobierno que sus-
tentaban la sociedad greco-romana.
Por eso, los ciudadanos debían “ser sumisos a los magistrados y a las autoridades, ser obe-
dientes y estar siempre prontos para cualquier trabajo bueno” (Tit 3,1).
Por eso las mujeres debían ser “moderadas, castas, buenas amas de casa, sumisas a sus
maridos, a fin de que la palabra de Dios no sea blasfemada” (Tit 2,5).
Por eso “todos los siervos que están bajo el yugo consideren a sus patrones dignos de toda
honra, para que el nombre de Dios y la doctrina no sean blasfemados” (1Tim 6,1)
Es necesario vivir de manera tal que no se provoquen reacciones de los adversarios
(1Tim 5,14; Tit 2,8) y tener, así, una vida sosegada.
La violenta y cruel persecución de Nerón dejó traumas profundos en las comunida-
des de Roma. Los cristianos fueron perseguidos por ser considerados adeptos de una
“superstitio”, una expresión religiosa prohibida y combatida por el imperio. Este clima de
rechazo está presente en la 1ª carta de Pedro: “los que ultrajan vuestro buen comportamiento
en Cristo” (1Pe 3,17); “quien sufre como cristiano no se avergüence” (1Pe 4,15).
Estos hechos hicieron que algunos cristianos, sobre todo de Roma, se sintieran en la
necesidad de ser considerados practicantes de una “religio licita”, una religión permitida
por el imperio romano, lo que daba el derecho al culto público y a otros privilegios, como
la autorización para hacer colectas y evitar hacer el servicio militar.
Esta necesidad se volvió más apremiante después de que Tiberio, en el año 35 ec,
consultó al senado romano, pretendiendo declarar ilícita también a la religión judía y,
sobre todo, después de la guerra judía que culminó con la destrucción de Jerusalén en el
año 70 ec. Después de esta fecha, los cristianos hicieron de todo para no ser identificados
como un movimiento dentro del judaísmo, para no sufrir las ulteriores retaliaciones.
Sólo en el IV siglo el cristianismo será oficialmente reconocido por Constantino como
religio licita, aunque la semilla comenzó a ser plantada ya desde finales del primer siglo.
Para ser considerada religio licita, sin embargo, eran necesarios tres elementos esen-
ciales: doctrina, organización y piedad.
Es sobre esto que tratan las cartas a Timoteo y la carta a Tito: la didaskalia, la doctri-
na, la instrucción; el proistemi, el gobernar, presidir; la eusebeia, la piedad, la religiosidad.
Son palabras casi exclusivas de las cartas pastorales3 y constituyen los temas centrales de
las mismas.
La doctrina
La “didaskalia” es el acto de enseñar y, al mismo tiempo, el conjunto de lo que es
enseñado: la doctrina. Las cartas pastorales afirman que es una de las funciones más
importantes de quien preside la comunidad (1Tim 4,13.16): es tarea de los presbíteros
(1Tim 5,17). Se trata de la doctrina apostólica que es caracterizada como “sana” (1Tim 1,10;
2Tim 4,3; Tit 1,9; 2,1), “buena” (1Tim 4,6) o como “doctrina conforme a la piedad” (1Tim
6,3).
La preocupación con la sana doctrina emerge de la confrontación con las “doctrinas”
(en plural en 1Tim 4,1) de los demonios o, simplemente con la “otra doctrina” (eterodidas-
kalia 1Tim 1,3; 6,3).
3 Didaskalia, en el NT, aparece, un total de 21 veces; 15 veces sólo en las pastorales; proistemi es usado 8 veces en el NT, de las cua-
les 6 en las pastorales; eusebeia, a más de Hch 3,12, se encuentra sólo en las pastorales (10 veces) y en 2Pe (4 veces).
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Para que la religión sea considerada lícita es necesario que su doctrina sea única y no
defienda ideas y prácticas contrarias a las costumbres del imperio.
Es así que las cartas pastorales critican a los que “se entregan a vanas contiendas; que-
riendo ser maestros de la ley, y no entendiendo ni lo que dicen ni lo que afirman” (1Tim 1,6-7); “los
que prohíben el matrimonio y exigen la abstinencia de ciertos alimentos” (1Tim 4,3); los que
corren atrás de “mitos profanos de viejas mujeres” (1Tim 4,7).
Es necesario oponerse a quien es “soberbio y nada sabe, mas delira acerca de controversias
y contiendas de palabras” (1Tim 6,4); son ellos los que provocan “altercaciones interminables
entre hombres de espíritu corrupto y desprovistos de la verdad, suponiendo que la piedad es fuente
de lucro” (1Tim 6,5).
Es necesario “guardar el depósito, evitando la palabrería vana e impía y las contradicciones
de una seudo-gnosis” (1Tim 6,20) y “evitando las discusiones de palabras que no sirven para nada
a no ser para la perdición de los que las oyen” (2Tim 2,14). La “palabra de ellos es una gangrena
que corroe” (2Tim 2,17). Ellos “se introducen en las casas y consiguen cautivar mujercitas carga-
das de pecado, poseídas de toda suerte de deseos, siempre aprendiendo más, sin jamás poder alcan-
zar el conocimiento de la verdad” (2Tim 3,6-7). Son ellos “hombres malos e impostores que propa-
gan el mal, engañando y siendo engañados” (2Tim 3,13), “según sus deseos, como que sintiendo
comezón en los oídos, se rodean de maestros; desvían sus oídos de la verdad, orientándose a los
mitos” (2Tim 4,3-4).
Pero, ¿por qué toda esta preocupación? ¿Cuál es la razón de toda esta animosidad?
¿De cuáles mitos, contiendas, controversias estas cartas están hablando? ¿Cuáles son los
maestros de la ley corruptos que sólo enseñan para su lucro? ¿Qué es lo que la sana doc-
trina necesita combatir?
Tenemos una indicación explícita en la carta a Tito:
Hay muchos insumisos, habladores vanos y engañadores, principalmente los de la circuncisión, a los
cuales conviene taparles la boca; hombres que trastornan casas enteras, enseñando lo que no conviene,
por torpe ganancia. (...) Repréndelos severamente, para que sean sanos en la fe, no dando oídos a mitos
judíos o a mandamientos de hombres que se desvían de la verdad. (...) Afirman conocer a Dios, pero lo
niegan con sus obras, pues son abominables y desobedientes y reprobados para toda buena obra. (Tit
1,10-12.14.16)
Creo que se trata de la confrontación con el judaísmo formativo que se estaba esta-
bleciendo a partir de la escuela rabínica de Jamnia, después de la destrucción de Jerusa-
lén4. Este judaísmo, de claro origen fariseico-rabínico, va a construir su identidad a partir
de la distinción entre judíos y goim/naciones, y reforzará las reglas de “pureza” que abar-
can todas las dimensiones de la vida, desde a ra<a (genealogías) hasta la comida cotidia-
na. Justamente aquello que las cartas pastorales no quieren:
Todas las cosas son puras para los puros, pero nada es puro para los contaminados e increyentes; antes
bien su entendimiento y consciencia están contaminados (Tit 1,15).
4 Otras afirmaciones como la prohibición de casamientos (1Tim 4,3) o que la resurrección ya se había dado (2Tim 2,18) pueden
ser de origen gnóstica o pre-gnóstica.
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La iglesia de las cartas pastorales quiere distanciarse de este judaísmo que, después
de la destrucción de Jerusalén, continuaba en ebullición, y que en el año 135 ec, provoca-
rán la represión del emperador Adriano. Él, más de una vez, derrotó a los revoltosos, des-
truyó Jerusalén y acabó con toda veleidad nacionalista.
La iglesia de las cartas pastorales no quiere la confrontación, sino la convivencia con
el imperio, sino la convivencia con el imperio y no quiere andar por un camino que podría
llevarlos a la separación, al encierro y a la persecución.
Las cartas pastorales testimonian, así, el momento en el que el judaísmo y el cristia-
nismo se dividen definitivamente y se vuelven dos “religiones” diferentes, antagónicas,
objeto de recíproca excomunión.
La “instrucción” de las cartas pastorales tiene varios elementos de contenido pauli-
no: la misericordia divina que se manifiesta en Jesús que vela para salvar a los pecadores
(1Tim 1,12-17); la salvación por la gracia (Tit 3,7) y por medio de la fe (1Tim 1,16; 2Tim
3,15); la negación de la justificación por las obras (2Tim 1,9; Tit 3,5); la salvación de la
humanidad que se realiza según el plano eterno del Padre, el misterio revelado
(1Tim3,16)5.
Todo eso, sin embargo, es vivido como adhesión dogmática a una doctrina fija y esta-
blecida: un catecismo que, apologéticamente, debe ser defendido, como un evangelio sub-
versivo y transformador que debe ser proclamado.
El gobierno
Es el segundo elemento de toda religio licita. Al distinguirse y separarse del judaísmo,
la iglesia de las cartas pastorales necesita dejar de ser carismática e igualitaria, basada en
el servicio espontáneo de cada uno y de todos los que, animados por el Espíritu Santo,
ponen sus dones al servicio de la edificación de la ecclesia.
Los servicios necesitan ser identificados, oficializados e institucionalizados. Los
ministerios proféticos y carismáticos pierden espacio y pasan a ocupar lugares secunda-
rios. En las cartas pastorales, el Espíritu Santo, también, pierde su protagonismo y es recor-
dado de forma accidental (1Tim 3,16; 4,1; 2Tim 1,14; Tit 3,5).
Las relaciones pasan a ser así relaciones de “gobierno”, como en la sociedad imperial
greco-romana6.
El verbo usado en las cartas pastorales es proistemi que significa presidir, conducir,
dirigir. Es la tarea de los “ancianos” y de los “supervisores”7 (1Tim 5,17; 3,5). Para poder
cuidar de la iglesia los supervisores deben –a más de tener actitudes éticas experimenta-
das– ser capaces de gobernar sus casas, “manteniendo los hijos en la sumisión” (1Tim 3,4). La
misma cualidad es exigida a los diáconos: ellos deben saber “gobernar bien a sus hijos y a su
casa” (1Tim 3,12).
Este gobierno es ejercitado de dos formas: el servicio de la palabra y de la doctrina,
y la imposición de las manos. Se trata del cuidado con la verdad y del ejercicio del reco-
nocimiento de las funciones oficiales.
Se multiplican los verbos que expresan el ejercicio de gobierno con relación a la doc-
trina: instruir, combatir, rechazar, explicar, exponer, prescribir, enseñar, exhortar, vigilar,
amonestar, recomendar, repeler, educar, ayudar...
Te ruego delante de Dios y de Jesús, juez de vivos y muertos, que ha de venir y reinar, y te digo: predi-
ca la Palabra, insiste a tiempo y a destiempo, rebatiendo, amenazando o aconsejando, siempre con pacien-
cia y dejando una doctrina (2Tim 4,1-2).
La piedad
Eusebeia = piedad, temor reverencial, religión (religiosidad). Esta es una palabra com-
pletamente ausente del diccionario paulino. Yo creo que aquí está una de las principales
8 1Tim 2,1 habla de “eucaristías”. No podemos decir que se trate necesariamente de la celebración de la cena del Señor. Pese a
eso, es interesante notar que las tareas de supervisores, ancianos y diáconos parecen ser propias de la esfera organizativa y admi-
nistrativa y no incluían explícitamente la presidencia de la celebración eucarística. La didaké, también, confirma eso. A finales del
primer siglo, la cena continuaba siendo realizada en las casas.
9 La palabra griega epitaghe deriva de epitasso (estar sobre, mandar, obligar) que es lo contrario a upotasso (estar debajo, ser sumi-
so, obedecer)
14. S Gallazzi:65 20/05/11 10:55 Página 122
razones que nos lleva a afirmar que las cartas pastorales, en su redacción final, no pudie-
ron ser paulinas.
En las cartas pastorales la eusebeia ocupa el lugar central que ágape tenía en las cartas
de Pablo y que luego tendrá en los escritos de Juan. Podemos decir que, de cierta manera,
la eusebeia sustituye a ágape.
La Eusebeia es la pietas (piedad) de los romanos.
Es famosa la afirmación de Cicerón: la pietas es el fundamento de todas las virtudes10.
Y eso es la piedad, en las cartas pastorales. Ella nada tiene que ver con los senti-
mientos de compasión.
Es la síntesis de la misión del apóstol:
Pablo, siervo de Dios y apóstol de Jesús Cristo, para promover la fe que es de los elegidos de Dios y el
pleno conocimiento de la verdad aquella que es conforme a la piedad (Tit 1,1).
Parece que estamos oyendo uno de los axiomas de la cultura romana que unía indi-
solublemente la piedad y la felicidad. Sólo el piadoso podía ser feliz11.
La piedad, en las cartas pastorales, es el objetivo final de la enseñanza de la doctrina
y la razón de ser del gobierno.
Esto enseña y exhorta, pues alguien enseña otra doctrina y no concuerda con las sanas palabras de nues-
tro Señor Jesús Cristo y con la doctrina, aquella que está conforme a la piedad (1Tim 6,2c-3).
Estoy persuadido de que los judíos serán buenos guardianes de nuestros intereses, por causa de su pie-
dad a Dios, y sé que mis antepasados conocerán su fidelidad y su pronta obediencia a las órdenes
recibidas... a ellos les prometemos que podrán vivir de acuerdo a sus propias leyes (AJ 12,147-153).
Por causa de esta piedad e fidelidad, el judaísmo fue reconocido como religio licita
por los reyes griegos y por el emperador Augusto.
Podemos decir lo mismo de la pietas de los romanos:
La pietas constituye uno de los valores más importantes da cultura romana; resguarda esta
noción, en principio, un sentimiento de lealtad y obligación con aquellos a los cuales se está
ligado por vínculos de parentesco: país, hijos, parientes. Siendo así, la pietas está fundamenta-
da en relaciones de naturaleza familiar, que traspasan la esfera de la vida terrena, para exten-
derse al culto de los antepasados. Se afirma, entonces, un sentimiento religioso entre los roma-
nos que veneran a los Manes, Lares y Penates, divinidades vinculadas a la religión doméstica.
A partir de ese vínculo afectivo que une a los miembros de una familia, la pietas abarca el culto
a las divinidades y se proyecta en las relaciones de comunidad con el Estado13.
Lealtad y obligación. Estas son las características de la piedad del mundo greco-
romano.
La piedad deriva de la obligación de aceptar, obedecer y respetar un vínculo que no
puede ser quebrado: es una relación necesaria e inmutable por la cual yo soy obligado a
una lealtad indiscutible.
Por eso la piedad comporta, necesariamente, la aceptación de la sumisión fiel y leal
a alguien a quien le debo todo: a los padres, a los Dioses, a la patria, al estado. Es el res-
peto y la veneración por los valores de la tradición, por la religión, por los gobernantes y
por los antepasados14.
En este contexto podemos entender muy bien porque la iglesia sólo puede alcanzar
una vida tranquila en “toda piedad”, cuando se reverencia y se ora por los reyes y por
todos los que tienen autoridad (1Tim 2,2).
Piedad es también la actitud de los esclavos con relación a sus patrones:
Todos los siervos que están bajo el yugo consideren a sus señores dignos de toda la honra, para que el
nombre de Dios y la doctrina no sean blasfemados. Y los que tienen señores creyentes no los desprecien,
por ser hermanos; antes bien sírvanlos mejor, porque ellos, que participan del beneficio, son creyentes y
amados. Esto enseña y exhorta. Si alguien enseña alguna otra doctrina, y no se conforma con las sanas
palabras de nuestro Señor Jesús Cristo, y con la doctrina que es según la piedad, es soberbio, y nada
sabe, sino que delira acerca de cuestiones y contiendas de palabras, de las cuales nacen envidias, porfías,
blasfemias, ruinas sospechas (1Tim 6,1-4).
13 CUNHA, Alice da Silva. Pietas: fator de convergência na construção textual. En: Anais da IV semana de estudos clássicos, UFRJ,
2005. Este concepto sirve, de manera parecida, para la eusebeia que define la manera propia de la religiosidad griega
14 En la época imperial, la piedad fue venerada como la Diosa dispuesta al cumplimiento del deber con relación al estado, las
divinidades y a la familia. Para los romanos, la piedad es el atributo del héroe civilizatorio que supera las cualidades exclusiva-
mente militares de los héroes míticos. El Pius Eneas es el héroe simbólico que une el mito y la historia romana. Héroe de la pie-
dad en el respeto al padre y a los Dioses, él fue considerado el tatarabuelo de Rómulo y Remo, los míticos fundadores de Roma
14. S Gallazzi:65 20/05/11 10:55 Página 124
Por eso, si la viuda tuvo hijos no debe entrar en la lista de aquellas que serán ayuda-
das por la comunidad:
La ecclesia no debe tomarlas a su cargo, a fin de poder dar asistencia a aquellas que son verdaderamen-
te viudas (1Tim 5,16).
La exhortación hecha a Timoteo se vuelve, así, un proyecto de vida para toda la igle-
sia:
Ejercítate a ti mismo para la piedad (1Tim 4,7). La piedad es, de hecho, una fuente grande de lucro, para
quien sabe contentarse (1Tim 6,6).
Para las cartas pastorales, la lealtad sumisa a la doctrina, a las instituciones y a las
autoridades, es la virtud principal y la característica fundamental de la ecclesia. Las otras
virtudes –típicas también del ambiente estoico– sirven de corolario para que el hombre de
piedad sea ejemplar, aceptado y estimado por todos, y su fe pueda ser vivida dentro de los
parámetros de la religión lícita.
Las cartas pastorales son la expresión de una ecclesia que decidió que no iba más a
incomodar a nadie, adaptándose a la lógica del gobierno (arqhe) –así sea éste sacerdotal
(hieros) – a la lógica de la jerarquía.
Llegamos al final de este breve ensayo respecto a la propuesta de ecclesia que nace
de las cartas pastorales y que será retomada, también, por la segunda carta de Pedro. Esta
propuesta será confirmada por la Carta de Clemente Romano a los Corintios y, definitiva-
mente, consagrada en las cartas de Ignacio de Antioquia15.
A pesar de que los textos de Juan se resisten a este movimiento –retomando la pro-
puesta evangélica inicial, en toda su radical laicidad, ministerialidad e igualdad– éste será
el modelo de iglesia que conseguirá imponerse, sobre todo, en el ambiente romano.
En poco más de dos siglos el cristianismo se volverá no solamente una religio licita,
sino que el emperador Teodosio, en el año 380 ec, la proclamará la única religión oficial del
imperio romano e iniciará un proceso, muchas veces violento, de eliminación de cualquier
otro culto o tipo de religión.
Fe será sinónimo de orden y sumisión. Las persecuciones acabaron y la gran preo-
cupación eclesial será la “libertad religiosa” –manera más moderna de hablar de la religio
licita– y la búsqueda de concordancias entre los poderes sagrados y profanos.
Salvo muchas, lindas y temerosas excepciones...
Sandro Gallazzi
Cx.P. 12
68906-010 Macapá (AP) – Brasil
sandro.gallazzi@oi.com.br
15 A este respecto ya escribí el artículo “Da autoridade para a hierarquia”, RIBLA, n. 42/43 Vozes, Petrópolis, 2002.
15. Reseña:65 20/05/11 10:57 Página 125
Reseñas
1 Ivoni Richter Reimer es una biblista brasileña, de tradición luterana, bastante conocida en Brasil y en el mundo. Ha estado en
muchos países de América Latina realizando trabajos de asesoría en el tema de la Biblia, en especial del Nuevo Testamento , leído
en perspectiva feminista. Actualmente es profesora del Programa de Pos-graduación stricto sensus en ciencias de la religión, en
la PUC Goiás, Goiânia, Brasil. En su actividad de investigadora y escritora ha ofrecido al público muchos textos, siempre mar-
cados por los eximios términos de Exégesis bíblica. Varios de sus artículos están publicados en RIBLA, colaborando en esta
Revista, prácticamente desde sus inicios.
15. Reseña:65 20/05/11 10:57 Página 126
126 Reseñas
(p. 87-90), se busca demostrar cómo las cuestiones presentadas en este libro sobre la Tierra
y el agua pueden y deben ser tomadas como contribuciones importantes para un mundo
globalizado. Al final de la obra hay importantes indicaciones sobre lecturas adicionales,
presentadas en las Referencias (p. 91-96).
El libro es simple y profundo. Tiene una excelente presentación, gracias a la co-edi-
ción de dos editoras, una universitaria y otra comercial. Su lectura vale la pena y es reco-
mendada también por las palabras de quien hizo el prefacio: “El lector y la lectora agra-
decen por la riqueza de los contenidos. La autora consigue revelar dimensiones por demás
ocultas en los textos y, así, entusiasma por la causa a la que se propone servir. La legitimi-
dad de la misma no necesita de justificación. Ella encontró en Ivoni Richter Reimer una
excelente y competente defensora. Recomiendo enfáticamente la lectura de este libro y
deseo que ayude a convertir corazones y mentes en favor del cuidado que la maravilla de
la creación de Dios requiere” (p. 10).
Haroldo Reimer
Goiânia, Brasil
haroldo.reimer@gmail.com
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Ireni Soares
irenimota@hotmail.com
2 Maestría en Historia en la PUC Goiás; graduado en Geografía e Historia en la PUC Goiás y Filosofía - UFPR. Profesor en la red
particular de enseñanza.
3 Maestría en Historia en la PUC Goiás; graduado en Educación Física en la UFG; profesor en el Colegio de Aplicación de la
UFG.
15. Reseña:65 20/05/11 10:57 Página 131
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En fin, leer Biblia y Ecología significa apropiarse de un tesoro que la tradición bíblica
protestante pone hoy a nuestra disposición. Es por ese motivo que recomiendo la lectura
de este libro a todos (as) aquellos (as) que están verdaderamente preocupados por el futu-
ro de nuestro planeta, y comprometidos con la preservación de nuestro oikos.