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1. JAMES E. LOVELOCK
1.1. El primero de ellos es James Ephraim Lovelock, nacido en
1919 y todavía vivo. Lo más interesante de Lovelock para nosotros es
su propuesta de la hipótesis Gaia. Fue formulada por primera vez en la
década de los sesenta del siglo pasado, como un resultado de su trabajo
para la NASA, investigando las posibilidades de vida en el planeta Marte.
Para él, el contraste entre el equilibrio estático de la atmósfera de Marte
(que contiene mucho dióxido de carbono y poquísimo oxígeno, metano
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2. RUPERT SHELDRAKE
2.1. Nacido en 1942 y todavía vivo, Alfred Rupert Sheldrake es un
famoso biólogo inglés, considerado heterodoxo por la “ciencia oficial”
(o mejor, por su paradigma dominante), que formuló una hipótesis con
interesantes consecuencias para la espiritualidad, especialmente para la
espiritualidad holística (EH). Es la hipótesis de los “campos mórficos”,
defendida principalmente en su Una nueva ciencia de la vida 6. ¿En qué
consiste la “herejía” de este bioquímico y biólogo?
2.2. Su hipótesis consiste en defender lo siguiente: “Campos mórfi-
cos” son patrones de comportamiento que configuran cualquier sistema
del mundo material. En otras palabras, son estructuras que se extienden
en el espacio-tiempo y que moldean la forma y el comportamiento de
todos los sistemas del mundo material. Son estructuras repetitivas que
dan forma a cualquier sistema natural. En sus propias palabras, de mane-
ra sencilla:
“La hipótesis de la causación formativa sostiene que el funcionamien-
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to de los organismos vivos está basado en los hábitos. Todos los animales
y vegetales participan, al tiempo que contribuyen, al establecimiento
de la memoria colectiva de su especie. Pero el funcionamiento basado
en hábitos no se limita a los organismos, sino que también afecta a los
cristales. La naturaleza, por otra parte, no se halla sujeta a leyes eternas
perfectamente establecidas desde el momento del big bang, sino que sigue
pautas de naturaleza fundamentalmente evolutiva. En este sentido, el
proceso de la evolución cósmica discurre entre los extremos del hábito y
de la creatividad” 7.
Supongamos que un determinado simio, en la isla A, descubre una
manera ingeniosa de partir cocos, de tal modo que le permite aprovechar
mejor el agua del coco y su pulpa. Mediante imitación, este procedi-
miento se difunde entre sus compañeros monos. Pero llega el momento
en que una población crítica (“masa crítica”) domina esta nueva metodo-
logía. Cuando el centésimo mono de la isla A aprende la técnica recién
descubierta, los monos de la isla B (isla alejada y que no tiene ningún
contacto físico con la isla A) empiezan a partir cocos de la misma manera
(por eso, a esta hipótesis se le denomina también “la hipótesis del cen-
tésimo mono”).
Debemos destacar que entre las dos poblaciones no se da
comunicación convencional (islas separadas y alejadas en el espacio).
Simplemente, el nuevo conocimiento se incorporó a los hábitos de la
especie sin contacto físico.
Es una historia ficticia, pero nos sirve de ejemplo para explicar
situaciones similares, tanto en el ámbito biológico, como no-biológico. Los
campos mórficos son una presencia del pasado en el presente 8. La mane-
ra, por ejemplo, en que un determinado cristal cristalizó la primera vez en
la historia de la evolución del Universo, condiciona (no necesariamente
pre-determina) todas las demás veces en que lo hará. Así, la repetición
del mismo patrón de cristalización va a convertirse para un determinado
cristal en una forma fija para el futuro.
El proceso responsable de esa colectivización de la información
recibió de Sheldrake el nombre de resonancia mórfica. Mediante ella, las
informaciones se propagan en el interior del campo mórfico, alimentan-
do así una especie de memoria colectiva. De este modo, en el ejemplo
anterior que citamos, la resonancia mórfica generada por los primeros
cristales hace que la ocurrencia del mismo patrón de cristalización se
torne más probable en cualquier laboratorio del mundo. Y cuantas veces
más se llegue a efectivar de un determinado modo, tanto mayor será la
probabilidad de que ocurra nuevamente en experimentos futuros.
Porque, inicialmente, dependiendo de las características específicas
de la molécula, eran posibles varias formas de cristalización. Bien sea
por acaso o por intervención de factores puramente circunstanciales, nos
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resonancia mórfica 9.
2.5. Pues bien, si esto es así, ¿qué consecuencias traería todo esto
para nuestra reflexión y vida en la línea de una espiritualidad holística?
Sugiero las siguientes líneas de trabajo:
(1) Una revisión profunda sobre nuestros hábitos (a nivel físico,
emocional, mental y espiritual).
(2) Llevar a cabo una arqueología de nuestros hábitos (para ello,
previamente, hay que identificarlos, conditio sine qua non, lo que hemos
realizado en el punto anterior, para luego llevar a cabo ahora, en este
segundo punto, la comprensión de su génesis).
(3) Tomar conciencia de la gran responsabilidad (personal, comu-
nitaria, social) de todo lo que pensamos, sentimos, decimos y hacemos,
ya que todo ello genera campos mórficos.
(4) En esta toma de conciencia hay que ser conscientes de que
existen campos mórficos “positivos” (crean paz, armonía, justicia...) y
campos mórficos “negativos” (crean violencia, opresión, dominación,
manipulación...). (Para reflexionar: ¿cuáles son los criterios de “positivo” y
“negativo”?). A través de ellos podemos alimentar una memoria colectiva
humana (¿cósmica también?) liberadora u opresora.
(5) Por consiguiente, todo lo que ocurre en el Presente viene
condicionado (no necesariamente determinado o pre-determinado) por
los campos mórficos del pasado. Es posible crear diferencia (positiva) a
través de la toma de conciencia de nuestros pensamientos-sentimientos-
palabras-acciones. Es decir, hay que vivir consciente-mente y no desde los
automatismos antropológicos.
Teniendo en cuenta estos cinco puntos, sería posible caminar
hacia la realización de una espiritualidad holística. Con todo, ellos son
una condición necesaria, pero no suficiente.
3. TEILHARD DE CHARDIN
3.1. Pierre Teilhard de Chardin (TCh) es todavía más conocido
que los dos biólogos anteriormente citados. Nacido en Francia (Orcines,
1881) y muerto en EEUU (Nueva York, 10 de abril de 1955, domingo de
Resurrección) fue un jesuita geólogo y paleontólogo. Lo que le distinguió
fue, sobre todo, su síntesis entre ciencia y religión. Podríamos decir sobre
todo que fue uno de los primeros cristianos intelectuales que intentaron
establecer seriamente un diálogo entre ciencia y espiritualidad. El proble-
ma, como suele ocurrir en estos casos, fue que, al quedar entre dos aguas,
fue incomprendido por unos y por otros. Especialmente, encontró mucha
oposición, por parte de las autoridades de la Iglesia Católica.
Teilhard aceptó profundamente la realidad de la Evolución. A la
oficialidad católica le parecía que la propuesta de Darwin destruía la
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4. SRI AUROBINDO
Aurobindo Ghosh o Ghose, conocido internacionalmente como
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5. KEN WILBER
Finalmente, unas palabras sobre Ken Wilber, uno de los mejores y
más lúcidos representantes de la Psicología Transpersonal.
Sólo vamos a citar un punto suyo, para una eco-espiritualidad
holística). Partiendo de lo que podemos llamar espiritualidad ascendente
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Sugerente, ¿no?
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NOTAS
1 Con todo, Lovelock sorprendió a los medioambientalistas diciendo en un libro, en 2004, que
sólo la energía nuclear podría detener el calentamiento global. Lovelock piensa que,
en lo referente a la protección climática contra el sobrecalentamiento global, hemos
llegado ya a un punto de no-retorno.
2 Modelos de Dios. Teología para una era ecológica y nuclear (Sal Terrae, Santander 1994).
3 Ib., p. 126-139.
4 Pp. 130-131.
5 La cita en McFAGUE, op. cit., p. 32.
6 En castellano: editorial Kairós, Barcelona, 4ª edición, 2011. Por cierto, dedicado al bene-
dictino Bede Griffiths que vivió muchos años en la India inculturando el cristianismo.
7 P. 15.
8 Véase también su libro La presencia del pasado. Resonancia mórfica y hábitos de la
Naturaleza, Kairós, Barcelona, 1990).
9 Cfr. p. 21.
10 “Essentiellement, nous l’admettrons, toute énergie est de nature psychique. Mais, en
chaque élément particulaire, ajouterons-nous, cette énergie fondamentale se divise
en deux composantes distinctes: une énergie tangentielle qui rend l’élément solidaire
de tous les éléments de même ordre (c’est-a-dire de même complexité et de même
«centréité») que lui-même dans l’Univers; et une énergie radiale, qui l’attire dans la
direction d’un état toujours plus complexe et centré, vers l’avant » (Pierre TEILHARD
DE CHARDIN, Le phénomène humain. Éditions du Seuil, Paris 1955, p. 62).
11 Silvia Jaeger Cordero, ‘La Cosmovisión de Teilhard de Chardin’, in: www.teilharddechar-
dingrupodeestudio.org, p. 1 (consultado 24/07/2014).
12 Su libro más famoso es The Divine Life (Sri Aurobindo Ashram, Pondicherry 2006, 7ª. ed.
Traducción en castellano: SRI AUROBINDO, La Vida Divina. III vols. Kier, Buenos Aires
1980/1981/1980, fechas correspondientes todas ellas a la segunda edición).
13 Véase Una nueva ciencia de la vida, p. 124. Este tipo de jerarquía es diferente de la tra-
dicional, en forma de árbol.
14 Ken WILBER, Uma Teoria de Tudo. Uma Visão Integral da Economia, da Política, da
Ciência e da Espiritualidade. Estrelapolar, Cruz Quebrada 2005, p.117.