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espiritualidad

Espiritualidad y ecología
en Laudato Si’

Fidel Aizpurúa Donazar * y José Eizaguirre **

Recibido 5 de julio de 2015


Aceptado 31 de julio de 2015

RESUMEN: ¿Qué espíritu rezuma en la segunda encíclica del papa Francisco? Mejor
dicho: ¿Qué espiritualidad –la vida en el Espíritu– late en las palabras del obispo de
Roma? No hay otra que la espiritualidad cristiana. En un primer momento, el artículo
ofrece una arquitectura espiritual diseñada a partir de la Laudato Si’ la cual define
la experiencia cristiana como una fe profética y una fe en continua conversión . Un
segundo momento lo ocupan las líneas dedicadas a la preocupación en torno a este
signo de nuestro tiempo: la ecología como ocupación por parte de todo hombre y
mujer de buena voluntad. Conciencia, integración, transformación y confianza son los
ingredientes necesarios en un estilo de vida común para todos.
PALABRAS CLAVE: espiritualidad, ecología, movimientos sociales, conversión, reali-
zación personal y social, criaturas, conciencia, confianza, Laudato Si’.

Seguramente ninguna otra encícli- mente pública su elaboración ve-


ca papal ha suscitado tanta expec- nía ya de lejos. Sorprendentemen-
tación como Laudato Si’ (LS). Un te, no sólo era esperada en ámbitos
año antes de su publicación ya se católicos sino también en ámbitos
sabía que Francisco estaba prepa- ecologistas, en principio ajenos
rándola. Meses antes se conocían a lo religioso. Sin duda, éste es el
los nombres de algunos de los que documento papal de los últimos
estaban participando en su redac- tiempos que más ha sido esperado
ción. Semanas antes se dio a cono- por quienes viven al margen de
cer su título. En efecto, cuando el la Iglesia. Por eso, en este artículo
18 de junio de 2015 se hizo oficial- abordamos los aspectos espiritua-

**  Hermano capuchino y teólogo. Profesor de Biblia en la Facultad de Teología


de Vitoria. E-mail: aizpurua@planalfa.es
**  Promotor de Biotropía. Estilos de vida en conversión. Madrid. E-mail:
jeiza@biotropia.net

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les de LS desde un doble ámbito: patriarcas ortodoxos han hablado


el interno y el externo a la propia del tema. Pero es la primera vez
Iglesia. que tenemos una encíclica ínte-
gra sobre el tema. Esto da carta de
Por una parte, nos preguntamos: «eclesialidad» a la ecología.
¿qué resonancias encuentra la en-
cíclica en la espiritualidad de los
católicos? ¿En qué nos afecta a 1.  Ecoteología
nuestra espiritualidad y qué lla-
madas y retos nos supone, tanto La ecología, desde varios lustros,
en la teología pensada como en ha aparecido en el pensamiento
la vivida? Nuestra primera parte teológico, aunque aún no forme
versará en estas cuestiones bajo parte componente de los progra-
el rótulo: el contexto ecológico de mas teológicos. Grandes teólogos,
los ámbitos espirituales (Fidel Ai- como Leonardo Boff (a quien, por
zpurúa). cierto, el papa Francisco consultó a
la hora de escribir este documen-
Por otra parte, además de ver co- to), hicieron toda una reflexión
rroboradas muchas de sus aspi- profunda sobre una evidencia: la
raciones, los ecologistas pueden teología debería incluir el tema de
reconocer a la luz de LS algunos la ecología de forma normal y na-
rasgos de espiritualidad que ya tural. Para estos autores, «la visión
están presentes en sus círculos eco-teológica de la creación pro-
militantes. He aquí, por lo tanto, la duce una ampliación del campo
segunda parte de este artículo: el teológico en tanto que la teología
contexto espiritual de los ámbitos se hace parte de la cultura y, de ese
ecológicos (José Eizaguirre). modo, responsable de la misma.
La teología es mucho más que un
discurso o estudio sobre Dios es,
I. El contexto ecológico ante todo, en un quehacer socio-
en los ámbitos espirituales cultural e históricamente situado
y comprometido con la transfor-
No cabe duda de que la publicación mación de la realidad social y es-
de LS es un nueva oportunidad piritual de la época. No desoír este
ofrecida a la vida cristiana para re- imperativo requiere de la existen-
pensar la espiritualidad ecológica cia de una apertura intelectual y
y para apuntar a nuevos horizon- espiritual a las nuevas formas de
tes. Como el mismo documento lo ser y de conocer la realidad. Los
reseña (cf. LS  3-9) muchos de los conceptos de “democracia cósmi-
papas modernos e incluso de los ca” y de “reencantamiento” ocu-

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pan, aquí, un lugar importante. preciso pasar de esa ecología pen-


Ambos preceden y acompañan el sada a una ecología vivida. LS 147-
surgimiento de un imperativo éti- 155 se dedica íntegramente, a la
co que impide el dominio y la ex- ecología en la vida cotidiana.
plotación de la tierra. “Tierra” que,
en un sentido no metafórico, sino El documento da mucha impor-
real, concreto, histórico, represen- tancia a los espacios públicos don-
ta a la humanidad, a los hombres de se desarrolla la vida de la per-
y mujeres del mundo, a los pobres, sona urbanita, porque de su nivel
a todos aquellos que –de alguna de concepción ecológica depende
manera– ven amenazada su inte- no solamente el bienestar de la
gridad y dignidad» (J.  Navarrete persona, sino su mismo nivel de
Cano). humanidad. El marco ciudadano
define la identidad de la persona.
En efecto, va siendo hora de que Ambientes asfixiantes generan po-
la espiritualidad ecológica entre breza humana y espiritual. Por eso
de lleno y como cosa normal en hay que pensar en la persona a la
los planes de formación teológica, hora de diseñar las ciudades. Lo
incluso en los programas catequé- mismo habría que decir del trans-
ticos para el pueblo cristiano. Que porte público e, incluso, de la eco-
esto se entienda como algo baladí logía corporal. Todos los ámbitos
es empobrecer hoy, de manera no- de lo cotidiano quedan tocados por
table, la experiencia creyente en Je- esta espiritualidad transversal.
sús. Efectivamente, LS 96-100 pone
la ecología en conexión íntima La comunidad cristiana necesita
con la persona de Jesús. Desechar pasar con decisión a dicha ecolo-
aquélla es empobrecer a ésta. gía vivida. Es decir, se precisa un
pensamiento más extendido entre
ellas y una implicación explícita en
2. De la ecología pensada comportamientos ecológicos que
a la ecología vivida desvelen esas inquietudes. ¿Cuán-
tas parroquias celebran sus fines
Al menos por contagio social, los de curso con un ágape que se sirve
grupos cristianos han recibido una en platos y vasos de plásticos de
especie de “barniz ecológico” que un solo uso que se desechan una
lleva a no menospreciar en públi- vez terminado el evento? ¿Quién
co la espiritualidad ecológica. In- recicla el papel, ampliamente
cluso no pocos de ellos hablan con usado en las catequesis? ¿A qué
sinceridad de la hermosura de una conferenciante se le pone agua en
vida sostenible y ecológica. Pero es una jarra en lugar de ponerle un

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botellín de plástico con lo que eso Posiblemente, los cristianos estén


supone de contaminación? La con- todavía lejos de llegar a un plan-
versión a la ecología, de la que lue- teamiento consensuado para al-
go hablaremos, pasa por estos sig- canzar la firme resolución, más
nos iniciales. Luego, los caminos allá de todo consumismo, de al-
se adentrarán en compromisos de canzar la sostenibilidad. Son po-
mayor envergadura. cos los proyectos específicos desde
el lado cristiano para organizarse
en modos de consumo responsa-
3.  Ecología como profecía ble y sostenible. La misma Vida
Religiosa, que tiene como núcleo
La profecía ha mantenido vivos el
de su razón de ser la profecía, no
anhelo y la utopía. La profecía se
llega a suscitar proyectos de vida
adapta a las situaciones cambian-
fraterna sostenible. Sumida en su
tes de la historia. Hoy la ecología
propio esquema organizativo, lo
es profética, proveniente del lado
que no sirve a tal esquema queda
más secular. Por eso, sorprende y
descartado. Hay, pues, una gran
anima que un documento pontifi-
tarea por realizar.
cio tome las riendas de la profecía
ecológica.
4.  Conversión ecológica
LS  203ss dibuja un rostro concre-
to: apostar por un estilo nuevo de El tema de la conversión es un tó-
vida. El patrón vigente actual, dice pos de la teología y de la espiritua-
el papa Francisco, es el consumis- lidad. Se recurre a él con mucha
mo obsesivo que, según él, provoca frecuencia, pero sus perfiles se di-
violencia y destrucción (cf. LS 204). luyen sin que se llegue a concretar
Por eso, no queda otra vía para el en algo o se pueda evaluar poste-
ciudadano corriente que un cam- riormente el comportamiento per-
bio en su modo de proceder con sonal. La conversión a un modo
el fin de «ejercer una sana presión sostenible de vida puede ser una
sobre los que tienen poder político, manera óptima y actual de contri-
económico y social» (LS 206). Esta buir a una conversión eficaz.
exhortación señala más un nivel
personal de compromiso respon- La conversión ecológica es una
sable y decidido; ámbito, por otra de las finalidades primordiales
parte, donde se toma conciencia de la LS: lograr una mística, unos
del «impacto que provoca cada ac- «móviles interiores que impulsan,
ción y cada decisión personal fue- motivan, alientan y dan sentido
ra de uno mismo» (LS 208). a la acción personal y comunita-

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ria» (LS 216). ¿En qué cimiento se conversión ecológica al alcance de


asienta tal mística? Al respecto, el la mano. Y, finalmente, habría que
papa Francisco lo clarifica: «una unificar esfuerzos comunitarios
conversión ecológica implica de- para que esto tome la fuerza ne-
jar brotar todas las consecuencias cesaria de un modo de vivir la fe
del encuentro con Jesucristo en las hoy, no de una simple moda, qui-
relaciones con el mundo que nos zás pasajera.
rodea» (LS 217).

Estamos hablando, por lo tanto, 5.  Cuenta atrás


de una difícil conversión que exi-
ge tres requisitos o condiciones de Es preciso tomar conciencia de
posibilidad: la gratitud-gratuidad, que todo lo que se haga en mate-
la amorosa conciencia de no estar ria de vida sostenible y de cuidado
desconectados de las demás cria- del planeta ya llega tarde. El daño
turas y el desarrollo de la creati- ecológico hecho al planeta con la
vidad con entusiasmo para resol- incuria de los depredadores de la
ver los problemas del mundo (cf. tierra y el silencio de quienes no
LS 220). nos movemos en esa dirección
será irreparable en muchos casos.
Cuando llegan tiempos fuertes Las consecuencias las veremos en
como la Cuaresma, la vida cristia- los años venideros. No se trata de
na apela a la conversión. General- un falso alarmismo, sino de datos
mente, se sitúa la cosa o bien en irreversibles. Los cambios produ-
un nivel moralista o bien en uno cidos por el cambio climático afec-
espiritualista que en ambos casos tan a nuestras vidas y plantean un
quedan, a nuestro modo de ver, en fuerte interrogante a la persona de
nada. Una propuesta cuaresmal hoy.
en base a la conversión ecológica
podría ser una buena “campaña” ¿Puede un cristiano sustraerse a la
para la Cuaresma de 2016. Habría elemental pregunta de qué mundo
que comenzar por desmontar el vamos a dejar a las generaciones
imaginario de que la ecología es futuras? ¿Es de recibo un estilo
asunto para gente desocupada de fe que no sienta preocupación
o de un cierto matiz lírico, sino por el devenir del planeta? En este
que es un ámbito perteneciente al sentido, el papa denuncia una re-
núcleo de la identidad cristiana, lación directa entre la destrucción
además de una exigencia social del medio ambiente, la pobreza y
apremiante. Sería, posteriormen- la explotación económica; advir-
te, necesario ofrecer caminos de tiendo, por otra parte, de que no

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sirve luchar contra uno de estos religión, hay algunos rasgos de


tres factores si no se atacan a los espiritualidad presentes en LS que
otros. ¿Vamos los cristianos a creer podemos reconocer en los ámbitos
que esto son palabras, castillos en ecologistas.
el aire o asuntos que no competan
a la experiencia creyente?
1.  Conciencia
Así, estamos en una cuenta atrás.
Ello no significa que el cristiano La conciencia es un rasgo típico de
se vea desposeído de la esperanza las personas espirituales. Éstas son
y de que ya no es posible cambiar personas despiertas, conscientes
la implicación real en la sosteni- de su realidad, de su verdad. En
bilidad del planeta. Lúcidamente las religiones orientales se habla
lo dice el pontífice clausura así su de alcanzar la “iluminación” como
segunda encíclica: «caminemos sinónimo de quien ha llegado al
cantando. Que nuestras luchas y culmen de la vida espiritual. Esta
nuestra preocupación por este pla- culminación supone un estado de
neta no nos quiten el gozo de la conciencia –mucho más que un
esperanza» (LS 244). mero conocimiento intelectual–, es
decir, es un “darse cuenta”, “ver”,
“ser consciente”, “despertar”. Estas
II. El contexto espiritual actividades verbales son propia-
de los ámbitos ecológicos 1 mente la semántica de la “ilumi-
nación” a la cual nos referimos.
En los ámbitos ecológicos, con fre-
cuencia ajenos al hecho religioso, Francisco recurre hasta treinta y
es posible percibir rasgos de espi- una veces al vocablo “conciencia”:
ritualidad, aunque no resulta fácil conciencia de que somos criaturas
sacarlos a la luz, pues se identifi- salidas de las manos del Creador,
ca espiritualidad con religión y en comunión con todas las cria-
ésta con la Iglesia Católica, con turas (cf. LS 42; 202), lo cual «im-
todas las connotaciones que esto plica una relación de reciprocidad
conlleva. Superada esta primera responsable entre el ser humano
distinción entre espiritualidad y y la naturaleza» (LS  67). También
se nos dice: conciencia de que con
nuestra forma de vida estamos
1
  Ampliamente desarrollado en: J. dañando seriamente la Creación
Eizaguirre, Todo confluye. Espíritu y
espiritualidad en los movimientos alter- «después de un tiempo de con-
mundistas, Desclée de Brouwer, Bilbao fianza irracional en el progreso y
2015. en la capacidad humana, una par-

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te de la sociedad está entrando en la creatividad y la generosidad de


una etapa de mayor conciencia. Se personas y grupos que son capa-
advierte una creciente sensibili- ces de revertir los límites del am-
dad con respecto al ambiente y al biente, modificando los efectos ad-
cuidado de la naturaleza, y crece versos de los condicionamientos y
una sincera y dolorosa preocupa- aprendiendo a orientar su vida en
ción por lo que está ocurriendo medio del desorden y la precarie-
con nuestro planeta» (LS 19). dad» (LS 148).

De alguna manera, hemos vivido


tiempos en la ignorancia. No he- 2.  Integración
mos sido conscientes de que nues-
tra forma de vida descansa sobre La persona espiritual se sabe uni-
el sufrimiento de muchas cria- da a todo y a todos, empezando
turas hermanas. De aquí, que las por uno mismo. A partir de la
palabras de san Pablo en el Areó- etimología de la palabra “monje”,
pago resuenen con más fuerza: de raíz griega (“mono”), es decir,
«Dios pasa por alto esos tiempos uno, unido, integrado; el monje,
de ignorancia, pero ahora manda a la monja, resulta ser una persona
todos y en todas partes que se con- integrada, unificada, en primer lu-
viertan» (Hch 17, 30). O, como dijo gar, consigo misma, y a la vez con
en su día José Saramago, “la alter- todo y con todos.
nativa al neoliberalismo se llama
Esta unificación o integración de-
conciencia”.
viene uno de los ejes transversales
Sin duda alguna, éste es hoy uno que Francisco presenta: el conven-
de los signos de los tiempos más cimiento de que “todo está conec-
esperanzadores: estamos saliendo tado y relacionado”  2. Paradójica-
de esos “tiempos de ignorancia” mente, todo está integrado en una
para darnos cuenta de cómo fun- unidad dolorosamente rota por el
ciona este sistema económico en el pecado humano. Son muchos los
que vivimos y su sustrato cultural que, participando en ámbitos eco-
y antropológico, ese «antropocen- logistas, viven lo que Cristóbal Cer-
trismo desviado que da lugar a un vantes define como espiritualidad:
estilo de vida desviado» (LS 122). «la experiencia de sentir que formas
Cada vez son más las personas que parte de algo que conecta a todo y
se preguntan por las repercusio- a todos, esa experiencia te hace ver
nes de su forma de vida y toman
decisiones conscientes que afectan 2
  Cf. LS 16; 70; 91; 92; 117; 120; 137;
a su estilo de vida: «Es admirable 138; 142 y 240.

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a todos los seres humanos como divino, es una trama de relacio-


hermanos y al planeta como casa nes. Y la persona humana más cre-
común que tenemos que cuidar» 3. ce, más madura y más se santifica
Este cuidado pasa por una integra- a medida que entra en relación,
ción de todas las dimensiones de cuando sale de sí misma para vivir
la persona y que, en la actualidad, en comunión con Dios, con los de-
fuera de los ámbitos propiamente más y con todas las criaturas». (LS
religiosos, se ha extendido a partir 240). El creyente avista la integra-
de una serie de prácticas y filosofías ción con y en la naturaleza. No son
de la vida: la meditación, el yoga, el pocos los que se atreven a dejar la
tai chi, el chi kung y otras disciplinas ciudad para retornar a una forma
que ayudan a integrar el cuerpo, la de vida rural, incluso formando
mente y el afecto. “ecoaldeas” de gestión colectiva,
descubriendo, así, «la amorosa con-
Sin embargo, hablamos también ciencia de no estar desconectados
de una integración de todos con de las demás criaturas, de formar
todos. En la experiencia colectiva con los demás seres del universo
las personas trascienden el sí mis- una preciosa comunión universal»
mo: «el mundo no será más soste- (LS 220). Pero, «ya no basta hablar
nible porque un día todas nues- sólo de la integridad de los ecosis-
tras tecnologías productivas sean temas. Hay que atreverse a hablar
“eco”. Conocer el funcionamiento de la integridad de la vida huma-
de los procesos grupales, apren- na, de la necesidad de alentar y
der del conflicto, hacer un uso conjugar todos los grandes valo-
consciente del poder que tenemos, res» (LS  224). Una vida integrada
saber gestionar las emociones, me- –con uno mismo, con los demás,
jorar nuestra comunicación, tomar con la naturaleza, con Dios– con-
decisiones acordes con la sabidu- lleva una vida íntegra, honrada y
ría grupal... son elementos impres- transparente. Es, precisamente, la
cindibles para una forma de vida reivindicación de los movimientos
sostenible»4. En esta misma direc- sociales y de los partidos políticos
ción señala el papa Francisco: «el alternativos. Cada vez es más evi-
mundo, creado según el modelo dente que sin integridad moral no
habrá regeneración política.
3
  C. Cervantes, Espiritualidad y políti-
ca, Kairós, Barcelona 2011, 9.
4
  Así es la afirmación de J. L. Esco- 3.  Confianza
rihuela en Camino del Élder: http://
www.elcaminodelelder.org (consulta- La confianza caracteriza el perfil
do el 25 de agosto de 2015). de un sujeto espiritual. En el libro

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veterotestamentario de los Salmos, tro comportamiento enderezado


la confianza en Dios frente a algún es posible configurar el mundo de
peligro, concreto o no, es un recu- otra manera. ¡Otro mundo mejor
rrente. Ella se opone al miedo. Los es posible!
místicos de todas las religiones son
Esta confianza se refleja, a priori,
personas que en la cumbre de su
en la que debemos construir unas
experiencia espiritual saben que
personas con otras. Aunque no esté
no hay nada que les pueda quitar
directamente relacionado con los
la paz, ni siquiera la muerte. Per-
ámbitos ecologistas, es llamativo
sonas serenas, que transmiten paz
constatar cómo está surgiendo una
y profundidad. Personas confia-
nueva economía basada en la con-
bles. Desde esta óptica, después de
fianza. Es el ejemplo de la banca
presentar un panorama justamen-
ética o las cooperativas de crédito,
te preocupante respecto a la situa-
donde ahorradores depositan su
ción de nuestra “casa común”, el
dinero confiados en que será utili-
papa Francisco confía en que «no
zado de forma ética. Los viajes com-
todo está perdido, porque los seres partidos, donde se comparte coche
humanos, capaces de degradarse con varios desconocidos confiando
hasta el extremo, también pueden que se tendrá un viaje agradable,
sobreponerse, volver a optar por es otro de los ejemplos. Más aún:
el bien y regenerarse, más allá de las casas compartidas que se pres-
todos los condicionamientos men- tan unos a otros en la confianza de
tales y sociales que les impongan» que los huéspedes se comportarán
(LS 205). correctamente (como sucede en la
Tal convicción es común a tantas mayoría de los casos).
personas que desde los movimien-
tos ecologistas se afanan incansa- 4.  Transformación
blemente por revertir la situación
global de deterioro medioambien- Francisco deja muy clara la relación
tal. Es la esperanza de millones entre la preocupación medioam-
de corazones que desde el Foro biental y la social: «no hay dos cri-
Social Mundial de Porto Alegre sis separadas, una ambiental y otra
(2001) corean que “otro mundo es social, sino una sola y compleja cri-
posible”. Sí, con nuestro comporta- sis socio-ambiental. Las líneas para
miento inconsciente y “antropoló- la solución requieren una aproxi-
gicamente desviado” hemos confi- mación integral para combatir la
gurado el mundo tal y como está. pobreza, para devolver la dignidad
La buena noticia es que con nues- a los excluidos y simultáneamente

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para cuidar la naturaleza» (LS 139). junto con los demás en estas diná-
En efecto, se trata de transformar micas sociales, debe recordar que
esta situación de indignidad y de eso es parte de su espiritualidad,
sufrimiento en otra de armoniosa que es ejercicio de la caridad y que
integración de todas las criaturas. de ese modo madura y se santifica»
De aquí subyacen dos aspectos cla- (LS 231).
ve: pensar en los pobres y sentir
como propio su sufrimiento, pues Esta “cultura del cuidado” no es
algo nuevo. Desde algunas co-
son quienes más sufren las con-
rrientes de pensamiento como el
secuencias del deterioro medio-
“ecofeminismo”, hace algunas dé-
ambiental5. Precisamente, en los
cadas, se va poniendo el cuidado
ambientes ecologistas desde hace
de las personas y no el beneficio
años se viene proponiendo un
económico en el centro de la socie-
“ecologismo social” que integre el
dad, algo en perfecta sintonía con
cuidado de las personas con el del
las propuestas del papa Francisco
medio ambiente, proponiendo un
(Cf. Evangelii Gaudium 55-61).
cambio de modelo que ajuste las
actividades económicas de los se- Esta espiritualidad transformado-
res humanos a los límites biofísicos ra integra la aparente dualidad de
de los ecosistemas, con criterios de la conversión personal y la trans-
justicia y equidad. Esta voluntad formación global. Puesto que todo
de transformación “ecosocial” tie- está relacionado, contribuimos a
ne que ver con una espiritualidad otro mundo mejor posible al mis-
auténtica, que se conmueva por el mo tiempo que a nuestra propia
sufrimiento ajeno y movilice las realización como personas. El com-
fuerzas y la creatividad para evi- promiso “ecosocial” brota así de
tarlo: «junto con la importancia de la alineación de los sueños de las
los pequeños gestos cotidianos, el personas con las necesidades de la
amor social nos mueve a pensar sociedad y del planeta. El resultado
en grandes estrategias que deten- es una actitud liberadora donde no
gan eficazmente la degradación sólo se muestra que es posible vivir
ambiental y alienten una cultura sin causar sufrimiento (o causando
del cuidado que impregne toda la lo menos posible) sino que es po-
sociedad. Cuando alguien recono- sible ser feliz viviendo voluntaria-
ce el llamado de Dios a intervenir mente de esa manera. n

5 Cf. LS 20; 25; 29; 48.

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