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Hora Santa Mensual
Hora Santa Mensual
Guía: Oración: Estamos reunidos como comunidad cristiana en adoración, para rogar al dueño de la
mies que envíe trabajadores a sus campos. Queremos celebrar al Señor resucitado y todopoderoso
para que dé a cada uno de los miembros el poder encontrar el sentido verdadero de la existencia.
Recemos principalmente para que los jóvenes estén atentos a la llamada de Cristo. Jesús quiere
asociarnos a él en la tarea de salvación del mundo: tarea que encomendó a su Iglesia. En ella cada
uno de nosotros tiene su lugar y su cometido.
Orar por las vocaciones es una puesta en práctica del mandato de Jesús: “rueguen al dueño de la
siembra que mande obreros para hacer la cosecha”. Este mandato desafía nuestra fe e interpela nuestra
conciencia de bautizados. Es el primer servicio que podemos ofrecer a la gran causa de las vocaciones.
Necesitamos apóstoles, evangelizadores y misioneros, personas comprometidas que, en nombre de
Cristo, nos ayuden alcanzar los bienes de la salvación. Lo primero que debemos hacer es orar con
humildad al dueño de la siembra.
CANTO DE EXPOSICIÓN: Gloria a ti Hostia Santa y Bendita.
Guía: En los cielos y en la tierra sea para siempre alabado.
Todos: el corazón amoroso de Jesús Sacramentado
GUÍA:“…dijo Jesús a sus discípulos, ''el dueño de la mies… mande obreros a su mies''. Jesús nos dio
este mandamiento en el contexto de un envío misionero: además de los doce apóstoles, llamó a otros
setenta y dos discípulos y los mandó de dos en dos para la misión. Efectivamente, si la Iglesia ''es
misionera por su naturaleza'', la vocación cristiana nace necesariamente dentro de una experiencia de
misión. Así, escuchar y seguir la voz de Cristo Buen Pastor, dejándose atraer y conducir por él y
consagrando a él la propia vida, significa aceptar que el Espíritu Santo nos introduzca en este
dinamismo misionero, suscitando en nosotros el deseo y la determinación gozosa de entregar nuestra
vida y gastarla por la causa del Reino de Dios. Entregar la propia vida en esta actitud misionera sólo
será posible si somos capaces de salir de nosotros mismos.”
LECTOR 1: “La mies es mucha y los trabajadores son pocos”. Hoy, estas palabras de Jesús tienen un
significado cada vez más urgente. Sí, hoy lo mismo que entonces, “La mies es mucha pero los
trabajadores pocos,” pocos en comparación con el aumento de las necesidades del cuidado pastoral,
pocos ante las exigencias del mundo moderno, con inestabilidad, su necesidad de claridad y su deseo
de ver al sacerdote como un modelo de la doctrina y los valores que él representa; pocos también
con respecto a tantos indiferentes a Dios y a la religión.
LECTOR 2: Sobre todo, escasean las manos sacerdotales en las áreas de misión y dondequiera que
haya gente que sea evangelizadora, ayudada y consolada. (Pablo VI) Pero ¿quiénes son los
trabajadores de la “Gran Cosecha” Ante todo, los doce apóstoles que Jesús mismo escoge y envía y
los 72 discípulos que, habiendo dejado todo, van de pueblo en pueblo a llevar la buena nueva de la
salvación. Ellos no son mercenarios asalariados, sino “trabajadores” llamados a participar en el trabajo
del Dueño de la mies. “El que siega ya cobra su salario y recoge cosecha para una vida sin término;
así se alegran los dos, el que siembra y el que siega.” Así es como Jesús describe a sus apóstoles su
misión: “Uno siembra y otra cosecha. Yo los envié a segar lo que no habían labrado; fueron otros los
que labraron y ustedes han entrado en su labor” (Jn. 4, 36- 38)
LECTOR 3: La expresión “trabajadores de la mies” no se limita a los apóstoles o a sus sucesores, los
obispos y los sacerdotes, sino atendiendo a los diversos servicios y ministerios, se aplica a todo
cristiano, “porque la manifestación particular del Espíritu se le da a cada uno para el bien común” (1
Cor. 12, 7)
- Todo cristiano laico es un “trabajador de la mies” porque de acuerdo con su vocación cristiana
personal, él o ella han sido llamados a la vida con un designio.
LECTOR 4: Los sacerdotes de manera especial son “trabajadores” porque ellos son un “signo
sacramental” para la comunidad de la obra salvífica de Cristo, pero ciertamente que el trabajo de
evangelización no se limita a ellos, ya que “hay los que siembran y los que siegan; los que con sus
lágrimas riegan la semilla que va brotando; los que regresan contentos con las espigas recogidas; los
que separan trigo de las hierbas y los que almacenan en los graneros como también los que distribuyen.
Así, en la obra de la salvación nuestros hermanos y hermanas con diferentes trabajadores en diferentes
situaciones y categorías.” (San Aníbal Di Francia)
LECTOR 5: -Los miembros de los institutos religiosos son la “levadura del Espíritu” en la vida de la
Iglesia. En realidad son “trabajadores” que frecuentemente trabajan en el frente de batalla de la
evangelización.
- Los miembros de los institutos seculares que viven su consagración en el mundo y las parejas, las
personas casadas, son “trabajadores.” Ellos dedican su experiencia a los valores del Evangelio y a la
manifestación de la presencia viviente de Cristo en medio de las realidades del mundo en que vivimos.
-Los miembros de las órdenes contemplativas son “trabajadores” con la abundancia de sus oraciones
y sacrificios, riegan cada semilla de fe plantada en el corazón del pueblo. Llevan a cabo el trabajo de
la evangelización por su oración incesante, presentando a Dios las necesidades de todos sus hermanos
y hermanas.
GUÍA: La vocación es una gracia tuya; gracia, es decir, don gratuito de tu Corazón. Es un gran favor.
Si a todos les revelaras esta excelencia, seguro que se interrumpiría el curso de las generaciones; por
eso para la mayor parte de los hombres la vida religiosa o sacerdotal es un enigma oscuro, cuyo
significado muy pocos hombres comprenden.
TODOS: Señor, cuántos jóvenes hombres y mujeres al oír tu voz quisieran seguirte, pero sus padres
no se los permiten. Muéstrales a estos padres la belleza de la vida religiosa y sacerdotal.
GUÍA: Pero si la vocación es un misterio profundo, Tú puedes, Señor, levantar un poco más el velo
que lo oculta y de esta manera un mayor número de almas conocerán y buscarán la dicha de la vida
consagrada.
TODOS: ¡Oh buen Jesús, has surgir en muchos hogares un sacerdote de Dios, un religioso abnegado,
un misionero entregado, un hermano con deseos de darte a conocer, una caritativa religiosa!
GUÍA: Di a las familias piadosas, a los corazones maternos, a los padres, diles cuán grande es la gloria
de servirte sólo a Ti; que ellos consideren este servicio como una dicha única y anhelen el
incomparable consuelo de consagrarte a Ti los frutos de su amor.
TODOS: Muestra, oh Jesús, a los corazones maternos y paternos la felicidad de tener un hijo
consagrado a tu santo servicio.
GUÍA: Llama también de entre los adultos, renovando así el caso de la vocación de los Apóstoles.
Llama a los fervorosos y a los hombres de ciencia para que se confirme la benéfica supremacía
intelectual de la fe.
TODOS: Llama, Jesús, no sólo a los niños sino también a los jóvenes y a los adultos que siguiendo el
ejemplo de tus Apóstoles, sean sacerdotes, religiosos o misioneros tan santos según tu corazón.
CANTO: Alma misionera
LAS VOCACIONES SACERDOTALES.
TODOS: Padre Santo: Necesitamos mensajeros animosos del Evangelio, siervos generosos de la
humanidad sufriente.
-Envía a tu Iglesia, te rogamos, presbíteros santos que santifiquen a tu pueblo, con los instrumentos
de tu gracia.
-Envía numerosos consagrados que muestren tu santidad en medio del mundo.
-Envía a tu viña, santos operarios que trabajen con el ardor de la caridad y, movidos por tu Espíritu
Santo, lleven la salvación de Cristo hasta los últimos confines de la Tierra. Amén
ORACIÓN POR LAS VOCACIONES
Señor y Dios nuestro: Haz madurar las vocaciones que a manos llenas sembraste en el campo de la
Iglesia, a fin de que sean muchos los que elijan servirte en sus hermanos.
Haz que se formen en nuestro seminario sacerdotes santos y sabios, que trabajen con gran celo por
tu gloria y por la salación de los hombres.
Concede a cuantos elegiste como ministros y dispensadores de tus sacramentos, permanecer fieles en
el cumplimiento de su ministerio
Te lo pedimos por la inmaculada Virgen María de Guadalupe, tu dulce y santa madre.
¡Oh Jesús, danos sacerdotes según tu corazón!
CANTO: Pescador