Está en la página 1de 26

08.

Sanz Cuaderno 2 8/11/12 11:55 Página 693

Evangelización de los nuevos areópagos


The Evangelization of the New Areopagi

RECIBIDO: 22 DE MAYO DE 2012 / ACEPTADO: 5 DE AGOSTO DE 2012

+ Jesús SANZ MONTES, OFM


Arzobispo de Oviedo
Universidad Eclesiástica San Dámaso (Madrid)
jsanzm@vodafone.es

Resumen: La «nueva evangelización» consiste en Abstract: The New Evangelization is the


el anuncio de la Buena Noticia de Jesucristo en me- announcement of the Good News of Jesus Christ in
dio de la situación postcristiana y postsecular de the midst of the post-Christian and post-secularist
nuestro momento histórico. Los «nuevos areópa- situation of our time. The «New Areopagi» are a
gos» son una metáfora utilizada por Juan Pablo II metaphor John Paul II used in a missionary context,
en un contexto misional, que los definió como defining them as spaces opened to mission. There
unos espacios abiertos a la misión. Hay dos tipos de are two kinds of «New Areopagi»: one that is
«nuevos areópagos»: uno, cristiano-eclesial, que Christian-ecclesial which requires an ad intra
exige una evangelización ad intra, y otro, munda- evangelization, and another that is mundane or
no-neopagano, al que se dirige la evangelización ad neopagan, addressed by the ad extra evangelization.
extra. La nueva evangelización exige una nueva ex- The New Evangelization demands both a new
periencia personal de la fe en cuanto encuentro personal experience of faith, considered as a free
gratuito con Jesucristo, y a la vez el descubrimiento encounter with Jesus Christ, and also the discovering
del sentido comunitario de la misma fe (de la Igle- of the communal aspect of that faith. From this
sia). Desde esa posición firme se puede aspirar a re- strong position we might hope for the recovery of
cuperar la dimensión pública del cristianismo. the public dimension of Christianity.
Palabras clave: Nueva evangelización, Nuevos Keywords: New Evangelization, New Areopagi,
areópagos, Misión. Mission.

SCRIPTA THEOLOGICA / VOL. 44 / 2012 / 693-718 693


ISSN 0036-9764
08. Sanz Cuaderno 2 8/11/12 11:55 Página 694

JESÚS SANZ MONTES, OFM

1. LA NUEVA EVANGELIZACIÓN Y LOS AREÓPAGOS

a nueva evangelización es uno de los cuños con los que el anuncio cris-

L tiano a nuestra generación viene presentado en un intento de volver al ar-


dor primero de los apóstoles cuando tuvieron que afrontar el mandato
misionero de Jesús tras su Ascensión, en medio de culturas, lenguas, lugares,
que distaban mucho en todos los sentidos de cuanto en aquellos tres años de
ministerio público y mesiánico habían vivido Cristo y los primeros discípulos.
Una nueva evangelización que marcó el antes y el después a partir de que el
Beato Juan Pablo II lo anunciase en filigrana en aquella circunstancia misio-
neramente solemne: en Puerto Príncipe llamó a «una evangelización nueva.
Nueva en su ardor, en sus métodos, en su expresión» 1.
Podemos afirmar y hasta documentar, parafraseando a Martin Buber, que
Dios se ha eclipsado en el mundo occidental 2, digamos que ha perdido la cen-
tralidad que otrora tenía y, como consecuencia, el hombre mismo ha perdido
su puesto dentro de la creación y de la sociedad en una extrañeza que le difi-
culta reconocerse en este momento de la historia. Lo decía también Benedic-
to XVI en su Mensaje para la Jornada Mundial de la Juventud de Madrid en
2011, que repitió nuevamente hablando a las religiosas jóvenes en el Monas-
terio de El Escorial: «se constata una especie de “eclipse de Dios”, una cierta
amnesia, más aún, un verdadero rechazo del cristianismo y una negación del
tesoro de la fe recibida, con el riesgo de perder aquello que más profunda-
mente nos caracteriza» 3.
No obstante, para que la nueva evangelización no corra el riesgo de apa-
recer como una fórmula abstracta hay que poner de manifiesto sus contenidos
y sus ámbitos, dice Fisichella. Para este arzobispo responsable del Pontificio
Consejo para la Nueva Evangelización, no hay duda de que el contenido prin-
cipal es Jesucristo, que es el mismo ayer, hoy y siempre; y sus lugares más
inmediatos son la catequesis, la liturgia, la caridad, el ecumenismo, la inmi-
gración, la comunicación y la cultura 4. Este es el marco.
Ya el Papa Benedicto XVI había anunciado la creación de este nuevo di-
casterio vaticano durante las primeras Vísperas de la solemnidad de San Pedro

1
Cfr. JUAN PABLO II, Discurso al CELAM (III. Obispos para una renovada evangelización) Puerto
Príncipe (9 marzo 1983).
2
Cfr. BUBER, M., El eclipse de Dios, Salamanca: Sígueme, 2003, 42-43.
3
BENEDICTO XVI, Mensaje para la XXVI Jornada Mundial de la Juventud 2011, n. 1.
4
Cfr. FISICHELLA, R., La nueva evangelización, Santander: Sal Terrae, 2012, 65-82.

694 SCRIPTA THEOLOGICA / VOL. 44 / 2012


08. Sanz Cuaderno 2 8/11/12 11:55 Página 695

EVANGELIZACIÓN DE LOS NUEVOS AREÓPAGOS

y San Pablo el 28 de junio de 2010, en la homilía que tuvo lugar en la Basíli-


ca de San Pablo Extramuros. Tras recordar en qué consiste la «novedad» de
esta incesante evangelización a la que la Iglesia de todos los tiempo se siente
llamada y enviada por el Señor, vendrá al final de la homilía el anuncio de esta
novedad: «He decidido crear un nuevo organismo, en forma de Consejo Pon-
tificio, con la tarea específica de promover una renovada evangelización en los
países donde ya resonó el primer anuncio de la fe y están presentes Iglesias de
antigua fundación, pero que están viviendo una secularización progresiva de la
sociedad y una especie de “eclipse del sentido de Dios”, que constituyen un
reto para encontrar los medios adecuados con la finalidad de volver a propo-
ner la verdad perenne del evangelio de Cristo» 5.
Bien es verdad que el término «evangelización», e incluso con alguna va-
riante también el de «nueva evangelización», no son conceptos nuevos en la
larga tradición cristiana ni en el magisterio pontificio más reciente. El profe-
sor Antonio Aranda lo desarrolla en un reciente trabajo al respecto, indicando
en qué consiste la novedad del término, y a quiénes nos referimos con los des-
tinatarios y los métodos pastorales explícitos 6.
Hemos de dirigir nuestra mirada en clave de nueva evangelización tal y
como esta se entiende contemporáneamente 7, para atender a lo que represen-
ta el segundo término de nuestra intervención: los nuevos areópagos. Si este
es el encuadre en el que misioneramente la Iglesia vuelve a situar a sus hijos
que deben llevar adelante aquel viejo mandato de anunciar el Evangelio a toda
la creación 8, viene enseguida el segundo término en liza: el areópago.
En aquel rincón de Atenas, se levanta una mole de piedra que hace las ve-
ces de pequeño y natural anfiteatro al oeste de la acrópolis, en el lugar donde
está esa pequeña colina que representaba el diminuto monte del dios Ares
(dios de la guerra). Allí se fueron forjando los tribunales diversos donde se di-
rimían asuntos de estado y temas de la demo-cracia, concluyendo su destinación
última a un espacio de confrontación culta, en donde la gente principal habla-

5
BENEDICTO XVI, Primeras Vísperas en la Solemnidad de los Apóstoles San Pedro y San Pablo (28 ju-
nio 2010).
6
Cfr. ARANDA, A., Una nueva evangelización. ¿Cómo acometerla?, Madrid: Palabra, 2012, 17-46.
7
Cfr. LÓPEZ-GAY, J., «Il rapporto tra la “nuova evangelizzazione” e la missione “ad gentes” se-
condo l’Enciclica “Redemptoris missio”», Seminarium 31 (1991) 91-105; GLIGLIONE, P., «La no-
zione di nuova evangelizzazione nel Magistero e la missione “ad gentes” secondo l’Enciclica “Re-
demptoris missio”», Seminarium 31 (1991) 35-55; LEHMANN, K., «Che cosa significa “nuova
evangelizzazione”», Communio 124 (1992) 63-70.
8
Cfr. Mc 16,15-20.

SCRIPTA THEOLOGICA / VOL. 44 / 2012 695


08. Sanz Cuaderno 2 8/11/12 11:55 Página 696

JESÚS SANZ MONTES, OFM

ba y tertuliaba. Nada de particular, salvo que fue el punto elegido por Pablo
para realizar el más importante de sus discursos en el corazón cultural del
mundo griego 9.
Fue precisamente Juan Pablo II quien hizo una radiografía de los nuevos
areópagos en los que hoy hemos de encaramarnos para poder comunicar a un
mundo sediento de verdad esta buena noticia que entraña el cristianismo. De-
cía así el Papa Woytiπa en su importante encíclica Redemptoris Missio: «existen
otros muchos areópagos del mundo moderno hacia los cuales debe orientarse
la actividad misionera de la Iglesia. Por ejemplo, el compromiso por la paz, el
desarrollo y la liberación de los pueblos; los derechos del hombre y de los pue-
blos, sobre todo los de las minorías; la promoción de la mujer y del niño; la
salvaguardia de la creación, son otros tantos sectores que han de ser ilumina-
dos con la luz del Evangelio. Hay que recordar, además, el vastísimo areópa-
go de la cultura, de la investigación científica, de las relaciones internaciona-
les que favorecen el diálogo y conducen a nuevos proyectos de vida. Conviene
estar atentos y comprometidos con estas instancias modernas» 10.
Desde esta descripción global de las diversas aristas de este perfil que ha
descrito Juan Pablo II, aparece a mi modo de ver un doble escenario que re-
clama la convocada nueva evangelización, de la cual se derivan dos tipos de
areópagos modernos. Uno sería de carácter interno eclesial en donde vivimos
entre la continuidad o las rupturas, la fidelidad o las traiciones al rico patri-
monio espiritual, teológico, cultural, sociocaritativo que hemos venido vivien-
do los hijos de la Iglesia. Y otro representaría el del mundo que nos observa
con desigual mirada y distinta intención, tratando de apoyar lo que represen-
ta el acontecimiento cristiano en la historia, su perenne y lozana novedad, su
función educadora y transformadora, mientras que otros pertenecientes a ese
mismo mundo se ensañan con una cristofobia y eclesiofobia que llega a ribe-
tes rayanos en la maldad calculada o en el esperpento subvencionado 11.

9
Cfr. Hch 17,16-34. Cfr. CALLOUD, J., «Paul devant l’Aréopage d’Athènes», Recherches de sciences
religieuses 69 (1981) 209-248; LEGRAND, L., «Areopagus Speech», en COPPENS, J. (ed.), La no-
tion biblique de Dieu, Gembloux: Duculot, 1976, 336-350; QUINZÁ LLEÓ, X., «Aproximación se-
miológica al discurso de Pablo en el Areópago (Hch 17,19-34)», Miscelánea Comillas. Revista de
Teología y Ciencias Humanas 41 (1983) 237-242.
10
JUAN PABLO II, Redemptoris Missio, 37.
11
Cfr. WEIGEL, G., Política sin Dios. Europa y América, el cubo y la catedral, Madrid: Cristiandad,
2005, 83-86; SCOLA, A., Una nueva laicidad. Temas para una sociedad plural, Madrid: Encuentro,
2007, 45-54.

696 SCRIPTA THEOLOGICA / VOL. 44 / 2012


08. Sanz Cuaderno 2 8/11/12 11:55 Página 697

EVANGELIZACIÓN DE LOS NUEVOS AREÓPAGOS

2. LOS NUEVOS AREÓPAGOS DENTRO DE LA IGLESIA


(NUEVA EVANGELIZACIÓN AD INTRA)

Hay un areópago interno eclesial, que es el que se ha venido tejiendo a


lo largo de todos estos años siguientes al Concilio Vaticano II. Cuando hace-
mos un balance sereno de toda esta andadura postconciliar, hemos de tener el
humilde rigor de hacer las cuentas con todos los datos.
No en vano, la revisión (que no denostación) del itinerario recorrido por
la Iglesia en el largo y fecundo periodo después del Concilio Vaticano II, será
uno de los leitmotiv que va salpicando como saludable estribillo el magisterio
del Papa Benedicto XVI. En este sentido, el punto de partida será la alocución
a la Curia Romana el 22 de diciembre de 2005. Es un texto fundamental por-
que pone la base para toda una reflexión ulterior: «Surge la pregunta: ¿Por
qué la recepción del Concilio, en grandes zonas de la Iglesia, se ha realizado
hasta ahora de un modo tan difícil? Pues bien, todo depende de la correcta in-
terpretación del Concilio o, como diríamos hoy, de su correcta hermenéutica,
de la correcta clave de lectura y aplicación. Los problemas de la recepción han
surgido del hecho de que se han confrontado dos hermenéuticas contrarias y
se ha entablado una lucha entre ellas. Una ha causado confusión; la otra, de
forma silenciosa pero cada vez más visible, ha dado y da frutos. Por una parte
existe una interpretación que podría llamar “hermenéutica de la discontinui-
dad y de la ruptura”; a menudo ha contado con la simpatía de los medios de
comunicación y también de una parte de la teología moderna. Por otra parte,
está la “hermenéutica de la reforma”, de la renovación dentro de la continui-
dad del único sujeto-Iglesia, que el Señor nos ha dado; es un sujeto que crece
en el tiempo y se desarrolla, pero permaneciendo siempre el mismo, único su-
jeto del pueblo de Dios en camino» 12.
Una revisión restauradora, es decir, una serena mirada que nos permita
interpretar con auténtica hermenéutica de continuidad y sin ninguna ruptura
lo que Dios ha ido suscitando, escribiendo, recordando en estos años del post-
concilio. La Conferencia Episcopal Española se propuso precisamente hacer
ese balance cuando se cumplían los cuarenta años de la clausura del Concilio
Vaticano II. La Instrucción Teología y secularización, viene a poner precisamente
el punto de mira sobre ese areópago moderno dentro de la Iglesia en las cua-

12
BENEDICTO XVI, Discurso del Santo Padre Benedicto XVI a los Cardenales, Arzobispos, Obispos y Pre-
lados superiores de la Curia Romana (22 diciembre 2005).

SCRIPTA THEOLOGICA / VOL. 44 / 2012 697


08. Sanz Cuaderno 2 8/11/12 11:55 Página 698

JESÚS SANZ MONTES, OFM

tro grandes cuestiones en donde se juega nuestra identidad como cristianos, y


la credibilidad de la Iglesia en la coyuntura cultural de nuestros días: la reve-
lación, la cristología, la eclesiología y la vida moral.
Examinando nuestra teología, nuestra pastoral, nuestra liturgia, nuestra es-
piritualidad, nuestra cultura, nuestro compromiso sociocaritativo, nuestra pre-
sencia misionera en medio del mundo, podemos deducir que esos cuatro facto-
res antes señalados, vienen a radiografiar el atrio interno de ese areópago eclesial
en el que seguir alumbrando la nueva evangelización también ad intra Ecclesiae.
Tanto es así, que como dice Fernando Sebastián a propósito de esta ex-
hortación del Papa, «en muchos lugares de Europa se necesita una prime-
ra evangelización, pues en el viejo continente cristiano viven ya muchas
personas que no conocen o no han aceptado el Evangelio de Jesucristo. En
otras muchas partes se necesita una nueva evangelización que fortalezca la
fe de los cristianos, que devuelva a las Iglesias europeas el fervor de los orí-
genes» 13.
Este regreso al corazón de las raíces cristianas de Europa, supone el lúci-
do camino de quien tratando con respeto agradecido y con fidelidad creativa
la hermosa herencia recibida a través de los veinte siglos cristianos, es capaz
de proponer a la nueva generación una belleza y una verdad que tienen que
ver también con ellos mismos porque para ellos Dios las reveló en su Hijo. En
medio de los areópagos culturales tan diversos y plurales en los que está in-
merso en cristianismo, la Iglesia debe acertar a la nueva evangelización siendo
en primer lugar ella misma. Antes de «hacer» cualquier gesto, o de «propo-
ner» cualquier camino, la Iglesia debe «ser». Porque el acontecimiento
cristiano está vinculado con el hecho de un encuentro con Cristo 14 capaz de
cambiar el horizonte y el corazón de la persona. De esto han dado testimonio
los santos que a través del tiempo han sido los grandes nuevos evangelizado-
res, como subrayó Benedicto XVI: «desde Pablo, y a lo largo de la historia, se
nos han dado continuamente estas “traducciones” del camino de Jesús en fi-
guras vivas de la historia (...) Los santos nos indican cómo funciona la renova-
ción y cómo podemos ponernos a su servicio» 15.

13
SEBASTIÁN, F., Evangelizar, Madrid: Encuentro, 2010, 25-26.
14
Cfr. BENEDICTO XVI, Deus caritas est, 2.
15
BENEDICTO XVI, Homilía en la Santa Misa Crismal (5 abril 2012). Cfr. GIUSSANI, L., ¿Se puede
vivir así?, Madrid: Encuentro, 2007, 224.

698 SCRIPTA THEOLOGICA / VOL. 44 / 2012


08. Sanz Cuaderno 2 8/11/12 11:55 Página 699

EVANGELIZACIÓN DE LOS NUEVOS AREÓPAGOS

3. LOS NUEVOS AREÓPAGOS EN LA ENCRUCIJADA CULTURAL MODERNA


(NUEVA EVANGELIZACIÓN AD EXTRA)

En este tiempo largo, tan fecundo y de notables frutos en el diálogo con


las culturas, en la propuesta renovada y creativa de una nueva evangelización,
se han dado pasos importantes para volver a hilar los núcleos basilares de la
cosmovisión cristiana y eclesial de la historia y de la vida. Pero también se
constata que nuestros lares de honda raigambre en la tradición cristiana, se ve
al menos tentada a apostatar silenciosamente de Dios 16. Y es aquí en donde pode-
mos encontrar una dificultad en la maraña confusa y confundida de negar al-
gunos de estos núcleos antes señalados desde un falso irenismo o un incorrec-
to ecumenismo y diálogo interreligioso, o un escurridizo acercamiento a
posiciones culturales anticristianas. Hasta tal punto ha cambiado el alma de
esta sociedad otrora cristiana, que el Beato Juan Pablo II se atrevió a darnos
una foto identikit de lo que él llamó «trastocamiento religioso y social» 17.

Un cambio de paradigma cultural: el postcristianismo y el postsecularismo

Para entender ese desafío cultural y pastoral que tenemos delante, nos
vienen bien las palabras de Mons. Joaquim Wanke (Obispo de Erfurt, Alema-
nia oriental), en una carta que escribió el año 2000 sobre Ser Iglesia con actitud
misionera: «a nuestra Iglesia católica en Alemania le falta algo. No es el dine-
ro. Tampoco creyentes. Le falta la convicción de poder ganar nuevos cristia-
nos. Es nuestra carencia más dolorosa. En nuestras comunidades existe la idea
de que misión es algo para África o Asia, pero no para Hamburgo, Munich,
Leipzig o Berlín. En la normalidad de los casos confiamos, para el aumento
del número de cristianos, en el bautismo de los niños pequeños. Tengo la vi-

16
Cfr. JUAN PABLO II, Ecclesia in Europa, 9.
17
JUAN PABLO II, Redemptoris Missio, 32: «Hoy nos encontramos ante una situación religiosa bas-
tante diversificada y cambiante; los pueblos están en movimiento; realidades sociales y religio-
sas, que tiempo atrás eran claras y definidas, hoy día se transforman en situaciones complejas.
Baste pensar en algunos fenómenos, como el urbanismo, las migraciones masivas, el movimien-
to de prófugos, la descristianización de países de antigua cristiandad, el influjo pujante del Evan-
gelio y de sus valores en naciones de grandísima mayoría no cristiana, el pulular de mesianismos
y sectas religiosas. Es un trastocamiento tal de situaciones religiosas y sociales, que resulta difí-
cil aplicar concretamente determinadas distinciones y categorías eclesiales a las que ya estába-
mos acostumbrados. Antes del Concilio ya se decía de algunas metrópolis o tierras cristianas que
se habían convertido en “países de misión”; ciertamente la situación no ha mejorado en los años
sucesivos».

SCRIPTA THEOLOGICA / VOL. 44 / 2012 699


08. Sanz Cuaderno 2 8/11/12 11:55 Página 700

JESÚS SANZ MONTES, OFM

sión de una Iglesia que pueda volver a decir “bienvenidos” a nuevos cristianos.
En esos casos es importante a quién encuentran en la entrada y cómo son aco-
gidos» 18.
Tenemos estos dos interrogantes: Europa ¿ha dejado de ser cristiana o es
un territorio de misión? Habría que plantear la pregunta no de modo adver-
sativo, sino consecutivo: porque ha dejado de ser cristiana, se ha convertido en
tierra de misión. Esto nos permite dibujar con otros trazos y distinto color el
paisaje cristiano del viejo continente.
No obstante, cuando levantamos acta de cómo nos encontramos en la ac-
tualidad desde una perspectiva cultural y social, vemos que el proceso secula-
rizador ha ido mellando el paisaje de este viejo continente que tiene inequívo-
cas raíces cristianas. Esto significa que no nos encontramos únicamente con la
tarea de seguir nutriendo y madurando nuestro pueblo creyente, sino la de
preguntarnos misioneramente qué hacer ante un pueblo en el que ha queda-
do tan profundamente herido el sujeto cristiano.
Como bien se ha dicho, estamos ante un paisaje que se puede calificar
como neopagano imponiéndonos un post-cristianismo 19. El hecho de que
nos preguntemos sobre la realidad que conlleva eso de ser cristiano en medio
de una sociedad que ha dejado de serlo, nos impone una constatación que
indica un cambio notable de escenario como hemos indicado más arriba:
nuestra sociedad se ha secularizado, y más aún, sigue en curso su proceso de
secularización 20.
Podemos señalar cómo ha habido una tendencia desmontadora del cris-
tianismo cultural (no solo del cristianismo teológico y confesional), que par-
tiendo de los postulados de Auguste Comte, Ludwig Feuerbach y Friedrich
Nietzsche, se ha dado una deriva hacia todas las consecuencias de este último
abocando a un «nihilismo revestido de debilidad, sin asomo de tragedia; nihi-
lismo desencantado, al que el ideal del superhombre no le apetece nada» 21.
Tanto es así que alguien tan poco sospechoso hacia la benevolencia ante la se-

18
WANKE, J., Brief eines Bischofs aus den neuen Bundesländern über den Missionsauftrag der Kirche für
Deutschland, citado por BUENO DE LA FUENTE, E., «Los jóvenes, nuevo ámbito de la misión ad
gentes», Revista Misiones extranjeras 244 (2011) 449.
19
Cfr. la lúcida y audaz diagnosis que hace RATZINGER, J., Ser cristiano en la era neopagana, Madrid:
Encuentro, 2006.
20
Cfr. OVIEDO TORRÓ, L., La fe cristiana ante los nuevos desafíos sociales: tensiones y respuestas, Madrid:
Cristiandad, 2001, 19-107.
21
RUIZ DE LA PEÑA, J. L., Crisis y apología de la fe. Evangelio y nuevo milenio, Santander: Sal Terrae,
1995, 55.

700 SCRIPTA THEOLOGICA / VOL. 44 / 2012


08. Sanz Cuaderno 2 8/11/12 11:55 Página 701

EVANGELIZACIÓN DE LOS NUEVOS AREÓPAGOS

cularidad como es Jürgen Moltmann, ha dicho que «jamás ha habido en las so-
ciedades ricas de este mundo tanta desorientación, resignación y cinismo, tan-
to autoaborrecimiento» 22.
El poeta inglés Th. Eliot hizo una descripción vigorosa y provocativa:
«parece que ha pasado algo que no había pasado nunca: aunque no sabemos
bien cuándo, ni por qué, ni cómo, ni dónde. Los hombres han dejado a Dios
no por otros dioses, dicen, sino por ningún dios; y eso no había ocurrido nun-
ca, que los hombres a la vez negasen a los dioses y adorasen a dioses, profe-
sando primero la Razón, y luego el Dinero, y el Poder, y lo que llaman Vida,
o Raza, o Dialéctica» 23.
Estos tres dioses de los que habla Eliot nos los encontramos en tantos po-
ros de la piel social de nuestro mundo actual. La cultura hedonista, nihilista,
relativista fomenta y exalta la entronización de estos tres dioses del dinero, el
sexo y el poder. Bastaría asomarse a las aspiraciones de tantos, tantísimos de
nuestros contemporáneos, a los círculos culturales que frecuentan, los progra-
mas televisivos que les hipnotizan, o las elecciones políticas que jalean y aplau-
den, para ver cómo ha arraigado esta idolatrización de la vida reduciéndola a
esos tres fetiches o amuletos del dinero-sexo-poder. Y estos dioses falsos que
desplazan al verdadero Dios, supone una anulación del hombre y una irreco-
nocible construcción del mundo y de la historia. En este sentido siempre
resultan proféticas las palabras de Henri de Lubac: «No es verdad que el hom-
bre, aunque parezca decirlo algunas veces, no pueda organizar la tierra sin
Dios. Lo cierto es que sin Dios no puede, en fin de cuentas, más que organi-
zarla contra el hombre» 24. Toda una radiografía final del ambiente de novedad
vetusta que describe en este momento de crisis multiforme el areópago cultu-
ral de nuestro mundo.
No obstante, la intención desmontadora del cristianismo se ha topado
con su propia caducidad cultural en esa pretensión. Tanto es así que nos en-
contramos con un regreso a lo religioso tras decenios y decenios de intento de
aniquilación de este ámbito. Y tal horizonte se sitúa entre las llamadas «me-
gatendencias» que ya se detectaban en los últimos años del siglo XX 25. Quizás

22
MOLTMANN, J., La justicia crea futuro, Santander: Sal Terrae, 1992, 12.
23
ELIOT, T. S., Poesías Reunidas 1909/1962, Madrid: Alianza, 1978, 182-183.
24
DE LUBAC, H., El drama del humanismo ateo, Madrid: Encuentro, 1990, 11; cfr. PABLO VI, Popu-
lorum progressio, 42.
25
Cfr. NAISBITT, J. y ABURDENE, P., Megatrends 2000. Ten new directions for de 1990’s, New York:
William Morrow, 1990.

SCRIPTA THEOLOGICA / VOL. 44 / 2012 701


08. Sanz Cuaderno 2 8/11/12 11:55 Página 702

JESÚS SANZ MONTES, OFM

con una perplejidad indisimulada algunos califican esta re-vuelta religiosa


como una especie de «revancha de Dios» 26.
Angelo Scola señaló con acierto que «los pensadores más perspicaces re-
conocen que las sociedades europeas actuales se encuentran en una situación
de postsecularización tras el hundimiento de las utopías, que fueron, de hecho,
religiones políticas sustitutivas» 27. Con un diálogo constructivo y con una gran
altura y lealtad intelectual, así lo señalan también Joseph Ratzinger y Jürgen
Habermas 28.
Este sería el cambio de paradigma que dibuja con otra escala cromática
los tonos culturales del momento actual y que representa un auténtico desafío
al cristianismo en general y a la Iglesia Católica en particular: saber anunciar
la Buena Noticia de Jesucristo en medio del claroscuro de una posición post-
cristiana y postsecular, con toda la carga de ambigüedad y posibilidades que
tiene el momento histórico que nos contempla 29. Esta es la nueva evangeliza-
ción en curso, que debe saber proponer esa Buena Noticia de Jesucristo en los
areópagos que nos toca lidiar y vivir, pero en cuya trama se pueden abrir un
sinfín de oportunidades para anunciar a Jesucristo 30.

4. ENTRE EL CAOS Y LA ESPERANZA: LA ETERNA NOVEDAD CRISTIANA

Ante este panorama, con el doble desafío que para la nueva evangeliza-
ción tenemos frente a los dos areópagos (el cristiano-eclesial y el mundano-
neopagano), podríamos quizás desfondarnos y perder el horizonte de una
esperanza capaz de ser instrumento humilde para que el gran protagonista de
la historia, el Espíritu Santo, pueda seguir escribiendo en este capítulo de la

26
Cfr. KEPEL, G., La revanche de Dieu. Chrétiens, juifs et musulmans à la reconquête du monde, Paris:
Seuil, 1991.
27
SCOLA, A., Una nueva laicidad. Temas para una sociedad plural, Madrid: Encuentro, 2007, 15-16.
28
Cfr. RATZINGER, J. y HABERMAS, J., Dialéctica de la secularización. Sobre la razón y la religión, Ma-
drid: Encuentro, 2006, 43-44.
29
Cfr. SANZ MONTES, J., «De la pretensión de Babel a la gracia de Pentecostés. La espiritualidad
cristiana entre la moda y la perennidad», Communio 16 (1994) 233-256; TRÍAS, E., «Razón fron-
teriza y sentido del misterio», en DE HARO, F., Un mundo en transición. Conversaciones con Rémi
Brague, Eugenio Trías, Angelo Scola, Javier Martínez, Massimo Borghesi, Alejandro Llano, Javier Go-
más, Javier Prades, Madrid: Encuentro, 2010, 49-59.
30
Es la anotación que hace el filósofo italiano Massimo Borghesi, partiendo de la comparación en-
tre el final del Imperio Romano y el momento actual, en donde cristianos y paganos están fren-
te a un común desafío: cfr. BORGHESI, M., «Ambigüedad llena de oportunidades», en DE HARO,
F., Un mundo en transición. Conversaciones, 83-91.

702 SCRIPTA THEOLOGICA / VOL. 44 / 2012


08. Sanz Cuaderno 2 8/11/12 11:55 Página 703

EVANGELIZACIÓN DE LOS NUEVOS AREÓPAGOS

biografía humana la salvación de Cristo. El cristiano tiene esa vocación de


«pontífice», de constructor de puentes, entre la humanidad buscadora del
misterio que su propio yo representa y Dios que le sale al encuentro. Se trata
de un verdadero quaerere Deum inscrito en su corazón de modo incensurable 31.
Pero ante la perplejidad o confusión que nos suscita el panorama interno y
externo que culturalmente nos desafía a los creyentes, pueden sobrevenirnos
varias tentaciones, al menos estas tres en torno a la categoría temporal: nos-
talgia de los tiempos pasados, tristeza frente a los tiempos presentes y deses-
peranza ante los tiempos futuros.
Siempre es útil conocer la historia cristiana, tan rica en avatares y ex-
perta en humanidad, una historia que ha conocido gracias y pecados, y que
de todo ello puede aprender. Pero de estas tres tentaciones, cabe decir lo que
Jesús nos dijo al enseñarnos a rezar con su propia oración, que Él nos libre
del maligno y que no nos deje caer en la tentación. Porque ni mirar para atrás
con nostalgia, ni mirar el presente con tristeza, ni mirar el futuro con deses-
peranza nos ayudará a descubrir el reto y la llamada que se nos hace hoy y
aquí a los cristianos. Aquí entra la única actitud posible desde una perspecti-
va cristiana ante el ayer, el hoy y el mañana con la conjugación –por así de-
cir– de los tres tiempos verbales implicados en toda historia: el pasado, el
presente y el futuro. Cabrían todas estas variantes, que cuando en definitiva
descuidan o mutilan los factores que componen siempre la realidad tejida de
pasados-presentes-futuros, entonces se da paso a la carga ideológica de dife-
rente signo, pero igualmente inútil y nociva para entrar y vivir en la verdad.
Es la tesitura de la carta programática para este comienzo de milenio cristia-
no: «¡Duc in altum! Esta palabra resuena también hoy para nosotros y nos
invita a recordar con gratitud el pasado, a vivir con pasión el presente y a
abrirnos con confianza al futuro: “Jesucristo es el mismo, ayer, hoy y siem-
pre” (Hb 13,8)» 32.
Saber individuar los desafíos culturales que tenemos ante el areópago
moderno, y encontrar ahí los cauces y los argumentos a través de los cuales lle-
var a cabo la nueva evangelización: este es el reto que se plantea al cristianis-
mo de nuestros días. Señalo algunos de estos desafíos.

31
Cfr. SANZ MONTES, J., «“Quaerere Deum” en la tradición franciscana», en RICHI, G. (ed.), La
búsqueda de Dios, fuente de la cultura, Madrid: Facultad de Teología San Dámaso, 2010, 109-124.
32
JUAN PABLO II, Novo Millennio Ineunte, 1.

SCRIPTA THEOLOGICA / VOL. 44 / 2012 703


08. Sanz Cuaderno 2 8/11/12 11:55 Página 704

JESÚS SANZ MONTES, OFM

4.1. Volver a las preguntas: el tiempo de la persona

Toda la densidad del corazón humano se expresa en su capacidad de pre-


guntar, en la aceptación serena de una provocación que llevamos dentro y que
tantas veces alguien censura, aunque ese alguien coincida con uno mismo.
La gran manipulación materialista es la de reducir la exigencia de infini-
to que palpita en el corazón humano a una cuestión de consumo: el poder, el
tener y el placer como nuevos dioses que se corresponden con nuestra espera,
como antes recordábamos citando la obra de T. S. Eliot. Este es el gran chan-
taje que genera la gran tragedia, y lo que pretende sofocar el sentido religioso
en la vida de las personas como afirmó con vigor y belleza Luigi Giussani en
una de sus obras más significativas 33: ¿cuál es el significado último de la exis-
tencia?, ¿por qué existe el dolor, la muerte?, ¿por qué vale la pena realmente
vivir? O, desde otro punto de vista ¿de qué y para qué está hecha la realidad? 34
Podrán pasar siglos de historia, aparecer mil circunstancias culturales, so-
ciales, políticas, religiosas incluso, y estas exigencias seguirán planteando pre-
guntas que podrán resultar exasperadas, desesperadas, pero no podrán ser res-
pondidas por nuestro cálculo y medida. «Lo que un hombre busca en los
placeres es un infinito, y nadie renunciaría nunca a la esperanza de conseguir
esta infinitud» 35. La observación de Pavese encuentra en su Diario otras
confirmaciones dramáticas. Entre las primeras anotaciones de su diario apare-
ce una observación que tiene un valor capital: «¡qué grande es el pensamiento
de que verdaderamente nada se nos debe. ¿Alguien nos ha prometido nunca
nada? Y, entonces, ¿por qué lo esperamos?» 36. La promesa está en el origen,
procede del origen mismo de nuestra hechura. Quien ha hecho al hombre, lo
ha hecho «promesa». El hombre espera estructuralmente, es mendigo por es-
tructura; la vida es estructuralmente promesa. Pero aquí se abre la gran fisu-
ra: ¿tiene solución esa promesa que me hace mendigo? O dicho de otra ma-
nera: ¿quién abraza mi espera? 37 Es el punto de partida insoslayable por el que
toda persona para y ante el cual se decide el verdadero sentido de su vida.

33
Cfr. GIUSSANI, L., El Sentido Religioso, Madrid: Encuentro, 2008, 71-88.
34
Una buena síntesis de este importante ensayo de Giussani, lo encontramos en BORGHESI, M.,
«Sentido religioso y acontecimiento cristiano en Luigi Giussani», en ID., Secularización y nihilis-
mo. Cristianismo y cultura contemporánea, Madrid: Encuentro, 2007, 225-241.
35
PAVESE, C., El oficio de vivir, Barcelona: Seix Barral, 1992, 198.
36
PAVESE, C., El oficio de vivir, 290.
37
Fue objeto de un ensayo mío publicado en italiano: SANZ MONTES, J., Il cammino della speranza.
Dalla noia al desiderio, Torino: Marietti, 2009.

704 SCRIPTA THEOLOGICA / VOL. 44 / 2012


08. Sanz Cuaderno 2 8/11/12 11:55 Página 705

EVANGELIZACIÓN DE LOS NUEVOS AREÓPAGOS

Pasar por alto las preguntas que nos constituyen o darlas por supuestas, signi-
ficaría abocarse a una propia incomprensión, o a una vivencia del hecho reli-
gioso como algo postizo, o abstracto, pero en cualquier caso sin incidencia en
la vida o con la fatiga de su impostura 38. Por eso podemos decir que este pun-
to de partida trata de rescatar lo más genuino del ser humano, ese punto que
fue el objeto del encuentro de Cristo con cada persona que encontraba, era la
pregunta decisiva que hallaba en Él la respuesta única adecuada. Es el tiempo
de la persona 39.

4.2. Relato de un encuentro: la experiencia personal de la fe

Solamente podrán caminar sin caer en estas tentaciones dichas antes


(nostalgia de los tiempos pasados, tristeza frente a los tiempos presentes,
desesperanza ante los tiempos futuros), quienes descubran la dimensión per-
sonal de la fe desde un encuentro gratuito. Porque «no se comienza a ser cris-
tiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un
acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con
ello, una orientación decisiva», dice el Papa Benedicto XVI al comienzo de su
primera encíclica 40. Y no como experiencia individual de religión etérea, sino
con todas las consecuencias que creer en Dios amor y ser su imagen y seme-
janza conlleva.
No sirve un cristianismo «tapaagujeros» para algunos momentos de la
vida en los que se necesita un particular consuelo como quien se agarra a un
clavo aunque este arda; no sirve un Dios «extintor», al que solo se acude en
caso de incendio. Es esencial el encuentro personal con Dios, como vemos que
sucedía con Jesús y las diferentes personas con las que Él se iba encontrando,
cada una con su historia y circunstancia: Mateo y sus recaudaciones, Pedro y
sus afanes sin más horizonte que las redes de cada día, Magdalena con sus his-
torias y debilidades, Zaqueo con sus robos, la Samaritana con su sed y sus tram-
pas, Nicodemo y sus inquietudes nocturnas, la viuda con sus lágrimas... Con to-
dos se encontró Jesús, y a todos y a más les dijo o les mostró algo para su bien.
Hay una correspondencia entre la indigencia del hombre y la gratuidad
de Dios, y afirmar con humildad esto es propiamente lo que llamamos fe:

38
Cfr. GIUSSANI, L., El rostro del hombre, Madrid: Encuentro, 1997, 104.
39
Cfr. GIUSSANI, L., «È venuto il tempo della persona», CL Litterae Communionis 1 (1977) 12.
40
BENEDICTO XVI, Deus caritas est, 2.

SCRIPTA THEOLOGICA / VOL. 44 / 2012 705


08. Sanz Cuaderno 2 8/11/12 11:55 Página 706

JESÚS SANZ MONTES, OFM

adherirnos a ese ofrecimiento gratuito que Dios me abre en estrecha relación


con lo que más hondamente yo necesito. «La fe corresponde a la esencia del
hombre (...). En el hombre vive inextinguiblemente el anhelo de lo infini-
to» 41. De ahí la importancia que tiene el que mi propia vida se exponga ante
sí misma, que corra el santo riesgo de descubrirse en su humilde verdad, por-
que solamente el Tú de Dios me corresponde si tengo la audacia de conocer
mi yo abriéndolo a Él. «No es posible darse cuenta plenamente de lo que sig-
nifica Jesucristo si antes no somos verdaderamente conscientes de la natura-
leza del dinamismo que hace del hombre un hombre. Cristo se presenta de
hecho como respuesta a lo que “yo” soy, y solo una toma de conciencia aten-
ta, tierna y apasionada de mí mismo me puede abrir a reconocer, admirar,
agradecer, y vivir a Cristo. Sin esta conciencia Jesucristo es también un mero
nombre» 42.
Encontramos un precioso y preciso relato en el Evangelio que habla pre-
cisamente de este encuentro primordial entre Jesús, Juan y Andrés, narrado
por uno de los protagonistas 43. «Tras la indicación de Juan Bautista que ha sus-
citado en ellos curiosidad, Juan y Andrés comienzan a seguirlo y Jesús se vuel-
ve y les pregunta: “¿qué buscáis?”. En su sencillez desarmante, esta pregunta
muestra que el cristianismo se presenta en la historia como respuesta a una
pregunta universalmente humana. Una pregunta: “¿qué buscáis?”, seguida de
la respuesta escueta y sin aspavientos al “¿dónde vives?” de los dos: “venid y lo
veréis”. Esta expresión permanecerá en la historia como síntesis única del mé-
todo cristiano. El cristianismo es algo que se puede ver. Existe en un lugar
adonde uno puede ir» 44.
No basta una fe prestada. Hay que descubrir a quien de modo personal
nos ama y nos llama, porque será el único camino de no convertir la fe en una
ideología según los reduccionismos al uso como tantas veces en la historia
cristiana se ha dado. El encuentro con un Dios real y concreto que pasa entre
las mil esperas y preguntas de mi vida, y que viene a decirme: cuanto tú año-
ras y cuanto en ti interroga, la luz y la verdad para la que naciste, la felicidad
que de tantos modos buscas, encuentra todo ello en Cristo la plenitud que las
calma y que las colma.

41
RATZINGER, J., Fe, Verdad y Tolerancia, Salamanca: Sígueme, 2005, 121.
42
GIUSSANI, L., Los orígenes de la pretensión cristiana, Madrid: Encuentro, 2001, 9.
43
Cfr. GRELOT, P., Jésus de Nazareth, Christ et Seigneur, Paris: Cerf, 1997, 127-128.
44
CARRÓN, J., ¿Qué significa ser cristiano hoy?, Madrid: Encuentro, 2011, 37.

706 SCRIPTA THEOLOGICA / VOL. 44 / 2012


08. Sanz Cuaderno 2 8/11/12 11:55 Página 707

EVANGELIZACIÓN DE LOS NUEVOS AREÓPAGOS

4.3. Descubrir el sentido comunitario de la fe

Una serena reflexión antropológica nos empuja a considerar que el hom-


bre no se entiende si se aísla de los demás, como tampoco si se diluye en los
demás 45. En este sentido el cristianismo supone esta síntesis y resultaría falsea-
do si cayese en un intimismo aislado como en un populismo masificado. Por
más que se pretenda arrinconar a la Iglesia en un reducto, el cristianismo no
es una religión privada. Tiene también una dimensión comunitaria, que se ex-
presa en tantos gestos que nos constituyen y nos reclaman como verdadera
fraternidad eclesial, tal y como explicó con hondura Joseph Ratzinger hace
unos años 46.
Allí donde cada uno puede hacer un camino, allí donde cada cual ve que
crece y madura en su fe, debería permanecer con gozo y gratitud. La Iglesia
tiene muchos caminos, cada uno con su matiz, su sensibilidad, su espirituali-
dad 47. Es preciso, pues, encontrar el camino de cada uno, aquel que sea más
adecuado a nuestra situación o idiosincrasia personal, pero es preciso que haya
una pertenencia a la comunidad cristiana como tal dentro de la Iglesia. En este
sentido podríamos hablar de una «incardinación» fundamental de todo bauti-
zado, como pertenencia efectiva y afectiva a la Iglesia del Señor allí donde su
providencia ha querido que cada uno nazca, crezca, madure en su fe 48.
Hoy la Iglesia es el test, el punto de discernimiento, de si estamos ha-
ciendo el camino cristiano que Jesús nos propone, o estamos haciendo e im-
poniendo nuestra pretensión «progresista» o «carcamal», utilizando algo de
las formas cristianas según nuestro interés o nuestro antojo. Acertar a ser hijo
de Dios, hijo de nuestro tiempo e hijo de la Iglesia, son tres filiaciones que nos

45
Cfr. SANZ MONTES, J., «Carácter comunional del ser humano», en ID., «Illum totaliter diligas»
(3 EpAg 15). La simbología esponsal como clave hermenéutica del carisma de Santa Clara de Asís,
Roma: Antonianum, 2000, 46-67.
46
Cfr. RATZINGER, J., La fraternidad de los cristianos, Salamanca: Sígueme, 2005.
47
Cfr. FAVALE, A. (ed.), Movimenti ecclesiali contemporanei. Dimensioni storiche teologico-spirituali ed
apostoliche, Roma: LAS, 1992; GONZÁLEZ, F., Los movimientos en la historia de la Iglesia, Madrid:
Encuentro, 1999; SICARI, A., Gli antichi carismi nella Chiesa, Milano: Jaca Book, 2001; RATZIN-
GER, J., Nuove irruzioni dello Spirito. I movimenti nella Chiesa, Cinisello Balsamo: San Paolo, 2006;
BLÁZQUEZ, R., «La Iglesia, “icono” de la comunión trinitaria», en ID., Iglesia, ¿qué dices de Dios?,
Madrid: San Pablo, 2007, 89-113.
48
Véanse las pertinentes reflexiones que hace Pedro Fernández en torno a esta dimensión eclesial
del cristiano analizando la unidad en la diversidad de: parroquia, vida consagrada y nuevos mo-
vimientos eclesiales. Cfr. FERNÁNDEZ, P., Sacramento del Orden. Estudio teológico. Vida y santidad
del sacerdote ordenado, Salamanca: San Esteban, 2007, 253s.

SCRIPTA THEOLOGICA / VOL. 44 / 2012 707


08. Sanz Cuaderno 2 8/11/12 11:55 Página 708

JESÚS SANZ MONTES, OFM

dan el perfil auténtico de quienes quieren vivir sin desgarros ni parcialismos


su fe cristiana en el surco de la historia que le ha tocado vivir. Esta comunión
pasa por una adhesión a la Tradición cristiana (a no confundir nunca con los
tradicionalismos) y al Magisterio de la Iglesia. Es sintomático el que a veces,
quienes más se alejan o atacan desde dentro esa Tradición y ese Magisterio,
son implacables a la hora de imponer su particular tradición y magisterio 49. La
objetividad de la fe eclesial nos permite adherirnos a una realidad que tiene
más riqueza y que está más contrastada que cuanto una persona o grupo par-
ticular puedan pretender en sí mismos.

4.4. Una presencia cristiana pública: retos culturales

En un interesante ensayo del filósofo franciscano José Antonio Merino,


se plantea la rebelión del hombre ante un presunto silencio de Dios, pasando
revista a los grandes autores que han podido reprochar tal silencio y jalear ta-
maña rebelión 50. Podríamos ser fagocitados por ese binomio cayendo en una
rebelión blasfema frente a un Dios que pareciera autista. Pero ni Dios está
mudo, ni el sentido de la vida humana y sus mil desafíos se resuelven con una
rebeldía.
Quienes han propiciado desde dentro o desde fuera de la Iglesia la insig-
nificancia del hecho cristiano, han podido culpabilizar a Dios que calla y han
podido jalear al hombre rebelde. Como resultado de enormes consecuencias,
está la falta de incidencia de lo que culturalmente puede proponer el cristia-
nismo, arrinconando a este a la clandestinidad del mundo privado. Hemos de
recuperar la dimensión pública del cristianismo con todo derecho, con toda
responsabilidad, con todo respeto 51.
Existen lugares en donde hoy la vida de tantas personas y pueblos se de-
cide, y allí debe estar presente también la voz de la Iglesia. Por eso la vivencia
cristiana en una sociedad secularizada tiene también este marchamo: su pre-
sencia apostólica y militante en la plaza, en la política, en la escuela, en la sa-
nidad, para seguir haciendo un tejido cultural que permita poner la luz del

49
Cfr. SANZ MONTES, J., «La reducción racionalista en la teología y la actitud discipular del teó-
logo», Revista Española de Teología 60 (2000) 561-576.
50
Cfr. MERINO, J. A., El silencio de Dios y la rebelión del hombre. Filosofía, ciencia y religión, Madrid:
BAC, 2011.
51
Cfr. ROUCO, A. M., «Exigencia y compromiso del católico en la vida pública», en SERRANO, J.
F. (ed.), Católicos y Vida Pública, Madrid: BAC, 2010, 364-376.

708 SCRIPTA THEOLOGICA / VOL. 44 / 2012


08. Sanz Cuaderno 2 8/11/12 11:55 Página 709

EVANGELIZACIÓN DE LOS NUEVOS AREÓPAGOS

Evangelio no bajo el celemín de la clandestinidad, sino en el candelero de la


historia 52.
Los «nuevos areópagos» son una metáfora que nació precisamente en un
contexto misional, tal y como los definió Juan Pablo II en Redemptoris missio:
unos espacios abiertos a la misión. El Consejo Pontificio de la Cultura pre-
sentó hace pocos años un interesante documento titulado «Para una pastoral
de la cultura» 53. Además de presentar una panorámica de los principales desa-
fíos culturales en todos los continentes, el documento analiza especialmente
los areópagos de los medios de comunicación social, la educación, la familia,
el arte, la cultura científica, el ocio y tiempo libre, las nuevas formas de reli-
giosidad y las sectas, etc., tratando de identificar lo que el documento llama
puntos de anclaje y piedras de espera para el anuncio del Evangelio, así como se-
ñalando las principales amenazas. Puede resultar un buen iter para tener de-
lante un elenco de los retos 54.
Junto a las carencias que pueden representar los desafíos tradicionales en
el ámbito de la promoción social, de la educación y de la enfermedad y ancia-
nidad, nos encontramos con las «heridas» que nuestro tiempo puede estar ge-
nerando: en primer lugar, la secularización como herida religiosa y cultural,
porque no es la conocida posición de quien aún no ha descubierto a Dios, sino
la postura de quien lo ha abandonado: es la cultura postcristiana con todas las
consecuencias que esto tiene 55, sin olvidar las de carácter social y económico
cuando mutilado a Dios en el horizonte, el materialismo (tanto el ateo como el
hedonista) hace que la vida no solo sea asfixiante, sino que deja de ser vida 56.
No solo la herida cultural de una sociedad que considera el cristianismo
como una fase superada, sino también otras heridas morales que pasan indis-
tintamente por la destrucción de la vida como una conquista legal de progre-

52
Cfr. OLLERO, A., «El papel de los católicos en el debate cultural», en SERRANO, J. F. (ed.), Ca-
tólicos y Vida Pública, 31-45.
53
CONSEJO PONTIFICIO DE LA CULTURA, Para una pastoral de la cultura, Città del Vaticano: LEV,
1999.
54
Cfr. CENCINI, A., «Alcuni areopaghi della missione», Informationes S.C.R.I.S. 22 (1996) 20-146.
55
Véanse los trabajos breves pero lúcidos de MARÍAS, J., «Visión cristiana del hombre y filosofías
europeas», en BUTTIGLIONE, R. y otros, Cristianismo y cultura en Europa, Madrid: Rialp, 1992,
59-65; GRYGIEL, L., «Algunas características de la tradición cristiana en Europa», en BUTTI-
GLIONE, R. y otros, Cristianismo y cultura en Europa, 121-126; y LOBKOWICZ, L., «Cristianismo
y cultura en Europa», en BUTTIGLIONE, R. y otros, Cristianismo y cultura en Europa, 148-153.
56
Cfr. BENEDICTO XVI, Caritas in Veritate (2009), en donde fija la postura de la Iglesia en esa vo-
cación de construir para Dios un mundo verdaderamente humano, al hilo del magisterio de sus
predecesores PABLO VI, Populorum progressio y JUAN PABLO II, Centessimus annus.

SCRIPTA THEOLOGICA / VOL. 44 / 2012 709


08. Sanz Cuaderno 2 8/11/12 11:55 Página 710

JESÚS SANZ MONTES, OFM

so: aborto y eutanasia, o por la creación y manipulación de esa vida humana


con todas las técnicas de la reciente ingeniería genética. Dentro de estas heri-
das morales, hemos de situar también el ataque frontal y sistemático a la fami-
lia por vía de su rápida disolución (divorcio exprés), por vía de su total confu-
sión (modelos homo y heterosexuales indistintamente), o por vía de la mayor
banalización dentro del pansexualismo actual desde un modelo hedonista de
sociedad erotizada y liberalmente permisiva, que encuentra un importante
aliado de mentalización en las series televisivas en donde toda esta confusión
calculada ideológicamente tiene la tenaz homologación de ese abanico de mo-
delos donde «se mezclan la voluntad nihilista de la cultura moderna y la pre-
potencia cursi de un poder que jalea la destrucción... Un ajustado retrato de
nuestro tiempo. El rostro mismo de aquello contra lo que debemos resistir» 57.
Es señal de decadencia moral y humana, la incapacidad para abrazar la
verdad, la perversión para no conmoverse ante la bondad, y la autodefensa sui-
cida ante la belleza. Nosotros como cristianos queremos abrazar, conmovernos
y dejarnos «herir» por la verdad, la bondad y la belleza. Es nuestra mejor apor-
tación ante el caos, el absurdo y la corrupción de cualquier poder totalitario.
Cabe citar aquí por su importancia capilar en todos los estamentos (edu-
cativos, mediáticos, políticos, culturales) la devastadora ideología de género 58
de la que no se la librado ni siquiera la misma teología 59. Dentro de esta ofen-
siva de la ideología de género se inscribe una de las líneas rojas que desde lo
políticamente correcto no se nos permite traspasar: la homosexualidad. Está
en la misma dinámica que esta ideología pretende como subversión física y
metafísica de la verdad antropológica querida por Dios. Es suficientemente
clara la postura católica sobre la homosexualidad en donde se conjuga respeto
a la persona y verdad moral sobre esa misteriosa circunstancia que se da en al-
gunos hombres y mujeres, pero precisamente por la no claudicación a los dic-
támenes de las pretensiones feministas, homosexuales y sus respectivos lobbies
que se nutren y atrincheran en la ideología de género.

57
ESPARZA, J. J., Los ocho pecados capitales del arte contemporáneo, Córdoba: Almuzara Editorial, 2007.
58
Cfr. BURGGRAF, J., ¿Qué quiere decir género?: en torno a un nuevo modo de hablar, San José de Cos-
ta Rica: Promesa, 2004; MARTÍNEZ, P. y LACALLE, M. (eds.), La ideología de género. Reflexiones crí-
ticas, Madrid: Ciudadela de los Libros, 2009; TRILLO-FIGUEROA, J., La ideología de género, Ma-
drid: Libros Libres, 2009; SCALA, J., La ideología de género: o el género como herramienta de poder,
Madrid: Sekotia, 2010.
59
Véase la tesis doctoral que dirigió la prof. Jutta Burggraf en la Facultad de Teología de la Uni-
versidad de Navarra: MARTÍN LUDEÑA, M., «La ideología de genero y su influencia en la teolo-
gía y en el ecumenismo», Excerpta e Dissertationibus in Sacra Theologia 57/4 (2011) 269-357.

710 SCRIPTA THEOLOGICA / VOL. 44 / 2012


08. Sanz Cuaderno 2 8/11/12 11:55 Página 711

EVANGELIZACIÓN DE LOS NUEVOS AREÓPAGOS

En este sentido son iluminadoras las palabras del entonces Cardenal


Ratzinger en la introducción al documento vaticano sobre el cuidado pastoral
de las personas homosexuales: «No es casualidad que la difusión y la crecien-
te aceptación social de la homosexualidad estén acompañadas de una seria cri-
sis en el ámbito del matrimonio y de la familia, con una mentalidad amplia-
mente difundida hostil a la vida, así como de una espantosa libertad sexual...
En la pérdida de este concepto metafísico de naturaleza, acompañado de un
abandono casi total de la teología de la creación, es donde hay que buscar una
de las causas principales de la crisis moral de nuestros días» 60.
Por poner punto final, una última herida podríamos situarla en el campo
del relativismo de la verdad. No es tanto la traición a una verdad rechazada
únicamente, sino la incapacitación para conocer la verdad como tal, la renun-
cia a este empeño y la censura de que esta posibilidad siquiera se pueda consi-
derar, dejando al hombre a la intemperie de cualquier totalitarismo nihilista 61.
Es un reto contemporáneo con todo un proceso más o menos estratégica-
mente diseñado por intereses políticos, culturales y mediáticos que sigue em-
pujando hacia el nihilismo y el relativismo lo que ha sido y es el cristianismo
como herencia histórica que se pretende erradicar 62.

CONCLUSIÓN

En los areópagos modernos vemos que son muchas las áreas a las que lle-
gar poniendo en ellas la luz del Evangelio y proseguir escribiendo con pluma
cristiana las páginas de cada generación. La gloria de Dios al que queremos
conocer y amar cada mañana más y más. La herida del hombre en todas sus
formas, que deseamos vendar y curar con el bálsamo de la ternura y de la mi-
sericordia. Los retos que nos plantea este mundo y sus culturas, con las que
queremos dialogar y ofrecer nuestro diagnóstico y nuestras certezas. Son mu-

60
RATZINGER, J., «Introducción», en CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE, Carta sobre la
atención pastoral a las personas homosexuales. Introducción y comentarios: card. Josep Ratzinger [et al.],
Madrid: Palabra, 2005, 3ss.
61
Puede verse la espléndida descripción del fenómeno en RATZINGER, J., Fede. Verità. Tolleranza. Il
Cristianesimo e le religioni del mondo, Siena: Cantagalli, 2003, 117-275. En el umbral de su elec-
ción como sucesor de San Pedro, tuvo una importante conferencia que aborda el mismo tema
desde la perspectiva europea y sus raíces: RATZINGER, J., L’Europa di Benedetto nella crisi delle cul-
ture, Siena: Cantagalli, 2005.
62
Cfr. BORGHESI, M., Secularización y nihilismo. Cristianismo y cultura contemporánea, Madrid: En-
cuentro, 2007, 46-68.

SCRIPTA THEOLOGICA / VOL. 44 / 2012 711


08. Sanz Cuaderno 2 8/11/12 11:55 Página 712

JESÚS SANZ MONTES, OFM

chas las áreas, en las que poder verter una manera concreta de ver la realidad,
de abrazarla, de acompañarla y hasta de salvarla. Es la manera católica, la pro-
pia de los hijos de Dios que se saben al mismo tiempo hijos de la Iglesia e hi-
jos de un tiempo, de una generación que no quiere renunciar a su fe. Una fe
que no solo saber hacerse adoración y escucha del Buen Dios, sino que tam-
bién –y por eso mismo– desea abrazar lo que ese Dios abrazó: la historia. En
el surco de la historia, dejar que nuestra fe católica se haga cultura, se haga po-
lítica, se haga arte, se haga solidaridad, se haga sociedad.
El espacio del tiempo es la coordenada histórica y vital en la que se de-
cide el testimonio que se nos pide a los cristianos como nuevo templo en don-
de adorar a Dios en espíritu y verdad, como decía Jesús 63, es el surco de la cir-
cunstancia en donde nuestra vida vive y convive, en donde Dios se hace
cercano o extraño y el hombre se hace prójimo o rival. Esa trama cotidiana
como espacio de la santidad personal y comunitaria es el leit motiv de aquella
profética, provocadora y admirable homilía que San Josemaría Escrivá pro-
nunció en el campus de la Universidad de Navarra durante una memorable
Eucaristía: «allí donde están vuestros hermanos los hombres, allí donde están
vuestras aspiraciones, vuestro trabajo, vuestros amores, allí está el sitio de
vuestro encuentro cotidiano con Cristo. Es, en medio de las cosas más mate-
riales de la tierra, donde debemos santificarnos, sirviendo a Dios y a todos los
hombres (...) Debéis comprender ahora –con una nueva claridad– que Dios os
llama a servirle en y desde las tareas civiles, materiales, seculares de la vida hu-
mana: en un laboratorio, en el quirófano de un hospital, en el cuartel, en la cá-
tedra universitaria, en la fábrica, en el taller, en el campo, en el hogar de fa-
milia y en todo el inmenso panorama del trabajo, Dios nos espera cada día.
Sabedlo bien: hay un algo santo, divino, escondido en las situaciones más co-
munes, que toca a cada uno de vosotros descubrir» 64.
Un encuentro personal con Cristo: esta es la verdadera dimensión que
define el acontecimiento cristiano en la historia 65. Pero tal encuentro será
siempre personal, no privado, y por tanto la vida nueva que suscita tal abrazo

63
Cfr. Jn 4,24.
64
SAN JOSEMARÍA ESCRIVÁ, «Amar al mundo apasionadamente. Homilía pronunciada en el cam-
pus de la Universidad de Navarra (8-X-1967)», en ID., Conversaciones con Mons. Escrivá de Bala-
guer, Madrid: Rialp, 1989, 235-236.
65
«No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro
con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una
orientación decisiva» (BENEDICTO XVI, Deus caritas est, 2).

712 SCRIPTA THEOLOGICA / VOL. 44 / 2012


08. Sanz Cuaderno 2 8/11/12 11:55 Página 713

EVANGELIZACIÓN DE LOS NUEVOS AREÓPAGOS

entre la pregunta del corazón humano y la respuesta de Dios, debe sorpren-


der y hasta provocar el estupor del testimonio de los primeros cristianos que
suponía ver cómo se amaban, cómo habían cambiado realmente sus vidas 66.
Como bien dice Julián Carrón, «sin la contemporaneidad de la presencia
de Cristo en una humanidad diferente no sería posible la fe cristiana como
adhesión razonable, porque no sería posible verificar aquí y ahora su capaci-
dad de responder a la espera del cumplimiento de la vida que todos de un
modo u otro secretamente anhelamos. La humanidad cumplida, realizada, de
alguien nos testimonia que aquello que deseamos existe como algo accesible,
que se puede tocar, ver, reconocer. Esto es lo que hace posible que el cristia-
nismo se transmita, que se dé la Tradición, que no es solo la transmisión de un
contenido doctrinal desencarnado, sino el nuevo acontecer de la experiencia
original, el encuentro con una humanidad diferente ante la que uno puede de-
cir “nunca hemos visto una cosa igual”» 67.
Podríamos decir que esta bondadosa provocación es lo que despierta en la
vida de tantas personas el reclamo al destino para el que han nacido, y que por
los mil avatares de la libertad de cada uno no siempre se secunda ni se cumple,
pero que heridos por la belleza a la que no pueden ni saben renunciar, de pron-
to se reconocen ante alguien que les muestra en su vida transformada algo de
lo que ellos mismos también quisieran cambiar. Una preciosa anotación que el
Papa Benedicto XVI no ha dejado de expresar de tantos modos como teólogo
en sus obras y como Sucesor de Pedro en su magisterio 68. Y es como un dardo
que hiere precisamente en el deseo de esa belleza para la que se ha nacido 69. «El
encuentro con personas cuya belleza nos hiere por la inteligencia nueva de la
realidad, por su capacidad de ternura, de abrazo a la persona de intensidad úni-
ca, de libertad, de iniciativa incansable no deja indiferente a nadie» 70.

66
Cfr. Hch 4,32-34. «Qué bien pusieron en práctica los primeros cristianos esta caridad ardiente,
que sobresalía con exceso más allá de las cimas de la simple solidaridad humana o de la benigni-
dad de carácter. Se amaban entre sí, dulce y fuertemente, desde el Corazón de Cristo. Un escri-
tor del siglo II, Tertuliano, nos ha transmitido el comentario de los paganos, conmovidos al con-
templar el porte de los fíeles de entonces, tan lleno de atractivo sobrenatural y humano: mirad
como se aman (TERTULLIANO, Apologeticum, 39)», SAN JOSEMARÍA ESCRIVÁ, Amigos de Dios, Ma-
drid: Rialp, 2002, 225,2.
67
CARRÓN, J., ¿Qué significa ser cristiano hoy?, Madrid: Encuentro, 2011, 44.
68
Cfr. BLANCO, P., «Amor, verdad, belleza», en ID., Joseph Ratzinger. Razón y Cristianismo, Madrid:
Rialp, 2005, 208-217.
69
Cfr. RATZINGER, J., La belleza. La Iglesia, Madrid: Encuentro, 2007, 16.
70
CARRÓN, J., ¿Qué significa ser cristiano hoy?, 61-62.

SCRIPTA THEOLOGICA / VOL. 44 / 2012 713


08. Sanz Cuaderno 2 8/11/12 11:55 Página 714

JESÚS SANZ MONTES, OFM

Este acontecimiento es una vivencia viva y personal, no prestada, y re-


presenta la herencia y el patrimonio que la Iglesia custodia, defiende, celebra
y anuncia con fidelidad creativa y con apasionada pasión. Esto constituye,
como kerigma renovado, el núcleo de la nueva evangelización que en los dis-
tintos areópagos de nuestro mundo cristiano o neopagano no dejamos de pro-
poner con nuevo ardor, método y expresión.

714 SCRIPTA THEOLOGICA / VOL. 44 / 2012


08. Sanz Cuaderno 2 8/11/12 11:55 Página 715

EVANGELIZACIÓN DE LOS NUEVOS AREÓPAGOS

Bibliografía

ARANDA, A., Una nueva evangelización. ¿Cómo acometerla?, Madrid: Palabra,


2012.
BLANCO, P., «Amor, verdad, belleza», en ID., Joseph Ratzinger. Razón y Cristia-
nismo, Madrid: Rialp, 2005, 208-217.
BLÁZQUEZ, R., «La Iglesia, “icono” de la comunión trinitaria», en ID., Iglesia,
¿qué dices de Dios?, Madrid: San Pablo, 2007.
BLÁZQUEZ, R., Jesús sí, la Iglesia también. Reflexiones sobre la identidad cristiana,
Salamanca: Sígueme, 1983.
BORGHESI, M., Secularización y nihilismo. Cristianismo y cultura contemporánea,
Madrid: Encuentro, 2007.
BUBER, M., El eclipse de Dios, Salamanca: Sígueme, 2003.
BURGGRAF, J., ¿Qué quiere decir género?: en torno a un nuevo modo de hablar, San
José de Costa Rica: Promesa, 2004.
CALLOUD, J., «Paul devant l’Aréopage d’Athènes», Recherches de sciences reli-
gieuses 69 (1981) 209-248.
CARRÓN, J., ¿Qué significa ser cristiano hoy?, Madrid: Encuentro, 2011.
CENCINI, A., «Alcuni areopaghi della missione», Informationes S.C.R.I.S. 22
(1996) 20-146.
DE HARO, F., Un mundo en transición. Conversaciones con Rémi Brague, Eugenio
Trías, Angelo Scola, Javier Martínez, Massimo Borghesi, Alejandro Llano,
Javier Gomás, Javier Prades, Madrid: Encuentro, 2010.
DE LUBAC, H., El drama del humanismo ateo, Madrid: Encuentro, 1990.
DE LUBAC, H., Meditación sobre la Iglesia, Madrid: Encuentro, 1988.
ELIOT, T. S., Poesías Reunidas 1909/1962, Madrid: Alianza, 1978.
FAVALE, A. (ed.), Movimenti ecclesiali contemporanei. Dimensioni storiche teologico-
spirituali ed apostoliche, Roma: LAS, 1992.
FERNÁNDEZ, P., Sacramento del Orden. Estudio teológico. Vida y santidad del sacer-
dote ordenado, Salamanca: San Esteban, 2007.
FISICHELLA, R., La nueva evangelización, Santander: Sal Terrae, 2012.
GIUSSANI, L., ¿Se puede vivir así?, Madrid: Encuentro, 2007.
GIUSSANI, L., El Sentido Religioso, Madrid: Encuentro, 2008.
GIUSSANI, L., El rostro del hombre, Madrid: Encuentro, 1997.

SCRIPTA THEOLOGICA / VOL. 44 / 2012 715


08. Sanz Cuaderno 2 8/11/12 11:55 Página 716

JESÚS SANZ MONTES, OFM

GIUSSANI, L., «È venuto il tempo della persona», CL Litterae Communionis 1


(1977) 11-12.
GIUSSANI, L., Los orígenes de la pretensión cristiana, Madrid: Encuentro, 2001.
GLIGLIONE, P., «La nozione di nuova evangelizzazione nel Magistero e la mis-
sione “ad gentes” secondo l’Enciclica “Redemptoris missio”», Seminarium
31 (1991) 35-55.
GONZÁLEZ, F., Los movimientos en la historia de la Iglesia, Madrid: Encuentro,
1999.
GRELOT, P., Jésus de Nazareth, Christ et Seigneur, Paris: Cerf, 1997.
GRYGIEL, L., «Algunas características de la tradición cristiana en Europa», en
BUTTIGLIONE, R. y otros, Cristianismo y cultura en Europa, Madrid: Rialp,
1992, 121-126.
KEPEL, G., La revanche de Dieu. Chrétiens, juifs et musulmans à la reconquête du
monde, Paris: Seuil, 1991.
LEGRAND, L., «Areopagus Speech», en COPPENS, J. (ed.), La notion biblique de
Dieu, Gembloux: Duculot, 1976, 336-350.
LEHMANN, K., «Che cosa significa “nuova evangelizzazione”», Communio 124
(1992) 63-70.
LOBKOWICZ, N., «Cristianismo y cultura en Europa», en BUTTIGLIONE, R. y
otros, Cristianismo y cultura en Europa, Madrid: Rialp, 1992, 148-153.
LÓPEZ-GAY, J., «Il rapporto tra la “nuova evangelizzazione” e la missione “ad
gentes” secondo l’Enciclica “Redemptoris missio”», Seminarium 31 (1991)
91-105.
MARÍAS, J., «Visión cristiana del hombre y filosofías europeas», en BUTTI-
GLIONE, R. y otros, Cristianismo y cultura en Europa, Madrid: Rialp, 1992,
59-65.
MARTÍN LUDEÑA, M., «La ideología de genero y su influencia en la teología
y en el ecumenismo», Excerpta e Dissertationibus in Sacra Theologia 57/4
(2011) 269-357.
MARTÍNEZ, P. y LACALLE, M. (eds.), La ideología de género. Reflexiones críticas,
Madrid: Ciudadela de los Libros, 2009.
MERINO, J. A., El silencio de Dios y la rebelión del hombre. Filosofía, ciencia y reli-
gión, Madrid: BAC, 2011.
MOLTMANN, J., La justicia crea futuro, Santander: Sal Terrae, 1992.
NAISBITT, J. y ABURDENE, P., Megatrends 2000. Ten new directions for de 1990’s,
New York: William Morrow, 1990.

716 SCRIPTA THEOLOGICA / VOL. 44 / 2012


08. Sanz Cuaderno 2 8/11/12 11:55 Página 717

EVANGELIZACIÓN DE LOS NUEVOS AREÓPAGOS

OLLERO, A., «El papel de los católicos en el debate cultural», en SERRANO, J.


F. (ed.), Católicos y Vida Pública, Madrid: BAC, 2010, 364-376.
OVIEDO TORRÓ, L., La fe cristiana ante los nuevos desafíos sociales: tensiones y res-
puestas, Madrid: Cristiandad, 2001.
PAVESE, C., El oficio de vivir, Barcelona: Seix Barral, 1992.
QUINZÁ LLEÓ, X., «Aproximación semiológica al discurso de Pablo en el
Areópago (Hch 17,19-34)», Miscelánea Comillas 41 (1983) 237-242.
RATZINGER, J., Ser cristiano en la era neopagana, Madrid: Encuentro, 2006.
RATZINGER, J. y HABERMAS, J., Dialéctica de la secularización. Sobre la razón y la
religión, Madrid: Encuentro, 2006.
RATZINGER, J., Fe, Verdad y Tolerancia, Salamanca: Sígueme, 2005.
RATZINGER, J., La fraternidad de los cristianos, Salamanca: Sígueme, 2005.
RATZINGER, J., Nuove irruzioni dello Spirito. I movimenti nella Chiesa, Cinisello
Balsamo: San Paolo, 2006.
RATZINGER, J., «Introducción», en CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA
FE, Carta sobre la atención pastoral a las personas homosexuales. Introducción y
comentarios: card. Josep Ratzinger [et al.], Madrid: Palabra, 2005.
RATZINGER, J., L’Europa di Benedetto nella crisi delle culture, Siena: Cantagalli,
2005.
RATZINGER, J., La belleza. La Iglesia, Madrid: Encuentro, 2007.
ROUCO, A. M., «Exigencia y compromiso del católico en la vida pública», en
SERRANO, J. F. (ed.), Católicos y Vida Pública, Madrid: BAC, 2010, 364-376.
RUIZ DE LA PEÑA, J. L., Crisis y apología de la fe. Evangelio y nuevo milenio, San-
tander: Sal Terrae, 1995.
SAN JOSEMARÍA ESCRIVÁ, «Amar al mundo apasionadamente. Homilía pro-
nunciada en el campus de la Universidad de Navarra (8-X-1967)», en ID.,
Conversaciones con Mons. Escrivá de Balaguer, Madrid: Rialp, 1989.
SAN JOSEMARÍA ESCRIVÁ, Amigos de Dios, Madrid: Rialp, 2002.
SANZ MONTES, J., «De la pretensión de Babel a la gracia de Pentecostés. La
espiritualidad cristiana entre la moda y la perennidad», Communio 16
(1994) 233-256.
SANZ MONTES, J., Il cammino della speranza. Dalla noia al desiderio, Torino: Ma-
rietti, 2009.
SANZ MONTES, J., «“Quaerere Deum” en la tradición franciscana», en RICHI,
G. (ed.), La búsqueda de Dios, fuente de la cultura, Madrid: Facultad de Teo-
logía San Dámaso, 2010, 109-124.

SCRIPTA THEOLOGICA / VOL. 44 / 2012 717


08. Sanz Cuaderno 2 8/11/12 11:55 Página 718

JESÚS SANZ MONTES, OFM

SANZ MONTES, J., «Carácter comunional del ser humano», en ID., «Illum to-
taliter diligas» (3 EpAg 15). La simbología esponsal como clave hermenéutica del
carisma de Santa Clara de Asís, Roma: Antonianum, 2000, 46-67.
SANZ MONTES, J., «La reducción racionalista en la teología y la actitud disci-
pular del teólogo», Revista Española de Teología 60 (2000) 561-576.
SCALA, J., La ideología de género: o el género como herramienta de poder, Madrid:
Sekotia, 2010.
SCOLA, A., Una nueva laicidad. Temas para una sociedad plural, Madrid: En-
cuentro, 2007.
SEBASTIÁN, F., Evangelizar, Madrid: Encuentro, 2010.
SICARI, A., Gli antichi carismi nella Chiesa, Milano: Jaca Book, 2001.
TRILLO-FIGUEROA, J., La ideología de género, Madrid: Libros Libres, 2009.
VON BALTHASAR, H. U., El complejo antirromano, Madrid: Madrid, 1981.
WEIGEL, G., Política sin Dios. Europa y América, el cubo y la catedral, Madrid:
Cristiandad, 2005.

718 SCRIPTA THEOLOGICA / VOL. 44 / 2012

También podría gustarte