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La realidad radical y primaria no son las cosas o el mundo exterior independiente de nosotros como

dice el realismo, ni tampoco nuestro pensamiento o nuestro yo independiente de las cosas como
asegura el idealismo, sino nuestra vida, que es intimidad con nosotros mismos y con las cosas, a la
vez que convivencia con otras vidas. En la vida y por la vida se nos dan necesariamente el mundo y
nuestro yo como puntos de referencia. Así quedan superados el realismo y el idealismo, pero al
mismo tiempo integrados en la realidad radical de la vida en que tienen de aceptable y verdadero.

Ramírez, Santiago. (1958) La filosofía de Ortega y Gasset.

Pero no puede olvidarse que el idealismo, aparte de llegar a conclusiones paradójicas e


inadmisibles, adolece en el fondo de la misma insuficiencia metódica que el realismo.

También el idealismo parte de una contraposición sujeto-objeto; la resuelve, es cierto, por


aniquilación de uno de los extremos; pero la suposición de un sujeto aislado, cosa frente a la cual
se yergue o no se yergue un mundo, es vicio común de los planteamientos realista e idealista.

M. Sacristán Luzón. (s.f.) Problemas ilosóicos

Las relaciones de poder múltiples atraviesan, caracterizan, constituyen el cuerpo social; y estas
relaciones de poder no pueden disociarse, ni establecerse, ni funcionar sin una producción, una
acumulación, una circulación, un funcionamiento del discurso. No hay ejercicio de poder posible
sin una cierta economía de los discursos de verdad que funcionan en y a partir de esta pareja.

Estamos sometidos a la producción de la verdad desde el poder y no podemos ejercitar el poder


más que a través de la producción de la verdad.

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