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EXCRECIÓN DE NITROGENO EN LAS AVES

Las aves tienen un sistema excretor muy particular y altamente eficiente.


En él se pueden encontrar estructuras comunes a otros organismos como
por ejemplo un par de riñones, que se encargan de filtrar y absorber
sustancias nocivas y de desecho del organismo, y los uréteres,
encargados de transportarlos hasta el punto de salida, entre otros
órganos.
Sin embargo, algo diferencia sustancialmente este sistema del
nuestro: las aves no tienen vejiga (excepto los avestruces y los
ñandúes) y, por lo tanto, son incapaces de almacenar los desechos
urinarios en forma líquida.

Como cualquier otro animal, las aves necesitan expulsar los desechos nitrogenados
derivados principalmente de la degradación de las proteínas, los cuales son tóxicos para el
organismo. La manera más común de eliminar estos desechos es en forma de urea, una
sustancia soluble en agua que necesita grandes cantidades de la misma en la que diluirse
para poder excretarse correctamente.

Sin embargo, en las aves, como en los reptiles, lo que se produce no es urea, sino ácido
úrico, un compuesto prácticamente insoluble en agua que se elimina en forma de pequeños
cristales que se manifiestan como una sustancia pastosa y de color muy blanco.

Esta sustancia se elimina simultáneamente con los desechos de la digestión, ya que las aves
tienen un solo orificio de salida, llamado cloaca, que es el encargado de llevar al exterior
los desechos de la digestión y la excreción, así como los productos de la reproducción (el
semen o los huevos).

De esta manera, cuando un ave defeca, por lo general veremos que sus desechos tienen dos
colores, una parte oscura que está compuesta por los residuos digestivos, como por ejemplo
las partes no digeridas de las semillas, las cutículas de los insectos, entre otros, y una parte
blanca, que es el ácido úrico, o lo que es lo mismo, la orina semisólida de las aves.

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