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16 Hispania en la Antigüedad

Las colonizaciones
A partir del primer milenio a.C. llegaron a la península Ibérica
pueblos procedentes del Mediterráneo oriental en busca de
materias primas.

Los primeros en llegar fueron los fenicios, que establecieron factorías


en el sur. Más tarde, entre los siglos VIII y VII a.C., llegaron los
griegos, quienes fundaron algunas ciudades en la costa mediterránea.
Por último, llegaron los cartagineses, quienes sucedieron a los
fenicios y fundaron Cartago Nova.

Tartessos
Los fenicios y los griegos establecieron relaciones con el reino de
Tartessos. Este se extendía por el suroeste de la Península y poseía
una gran riqueza en metales. Era un pueblo culto que poseía su
propio sistema de escritura.

A partir del año 500 a.C. el pueblo de Tartessos entró en declive y su


lugar lo ocupó la cultura ibera.

Los pueblos prerromanos de la Península


Dos culturas distintas, la celta y la ibera, dominaban la Península
antes de la llegada de los romanos.

Los iberos ocupaban el sur y el este de la Península aproximadamente


desde el siglo VIII a.C. Vivían en poblados y se organizaban en tribus,
muchas gobernadas por un rey. Tenían una economía variada,
basada en la agricultura y la ganadería, la minería, la artesanía
y el comercio. Adoraban diferentes divinidades, principalmente
femeninas, en santuarios situados a una cierta distancia del poblado
e incineraban a sus muertos.

Los celtas entraron en la Península a través de los Pirineos y se


establecieron en la Meseta y en la costa atlántica. Vivían en castros,
que eran poblados amurallados y elevados, y se organizaban en
tribus. Su economía era autosuficiente; se abastecían de lo que
producían y la ganadería era la principal actividad económica junto
con la agricultura, la caza y la metalurgia. Adoraban a los astros y a
elementos de la naturaleza, e incineraban a sus muertos.

Además, en los Sistemas Ibérico y Central vivían los celtíberos, a


quienes los griegos y los romanos consideraban una mezcla de celtas
e iberos.

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La conquista romana
En el siglo VII a.C. los cartagineses dominaron las colonias fenicias y
comenzaron una expansión que chocó con el poder de Roma.

Los cartagineses y los romanos se enfrentaron por el control de la


Península en la Segunda Guerra Púnica (218-201 a.C.).

La victoria romana sobre el ejército cartaginés al mando de Aníbal


supuso el inicio de la conquista romana de la Península.

La conquista romana de Hispania se realizó en tres fases:

• En la primera fase (218-197 a.C.) conquistaron la costa


mediterránea y los valles del Ebro y el Guadalquivir.

• En la segunda fase (154-133 a.C.) comenzaron la conquista de la


Meseta, donde se enfrentaron a los lusitanos, al mando de Viriato,
y los celtíberos, que resistieron en Numancia.

• En la tercera fase (29-19 a.C.) realizaron la conquista del norte,


donde los galaicos, los astures y los cántabros fueron derrotados
por el emperador Octavio Augusto.

En el año 19 a.C. el emperador Augusto dio por concluida la conquista


de Hispania, que es el nombre que los romanos le dieron a las tierras
de la península Ibérica.

La Hispania romana se organizó en provincias, cuyo número varió a


medida que aumentaba el control romano sobre el territorio. Al final
del siglo III se habían creado cinco provincias: Bética, Lusitania,
Tarraconense, Gallaecia y Cartaginense.

Sociedad
La sociedad se dividió en hombres libres y esclavos.

Las principales familias indígenas se aliaron con las familias


patricias procedentes de Roma, que poseían grandes extensiones de
tierra y enormes riquezas. Además, esas familias ocupaban cargos de
gobierno importantes en la Península.

La mayoría indígena pertenecía a la plebe, que estaba integrada por


artesanos, comerciantes y pequeños propietarios agrícolas.

Los esclavos eran los habitantes indígenas que se habían rebelado


contra los romanos.

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Economía
Los romanos aprovecharon al máximo los recursos naturales
de Hispania.

Introdujeron nuevas técnicas de explotación agrícola, como el


arado, el barbecho o el regadío. Los principales productos agrarios,
el trigo, la vid y el olivo, se cultivaban en grandes latifundios
trabajados por esclavos.

Los romanos explotaron también los recursos mineros,


principalmente el oro, la plata, el cobre, el hierro, el plomo
y el mercurio.

Hispania exportaba a Roma trigo, aceite, salazones, lino, metales y


esclavos e importaba objetos de lujo.

La romanización de Hispania
Hispania fue una de las provincias más romanizadas del imperio.
Los pueblos prerromanos asimilaron algunos de los elementos
fundamentales de la cultura romana:

• El latín, que se impuso sobre las lenguas indígenas.

• Las leyes romanas, que sustituyeron a las costumbres


tradicionales.

• Los dioses romanos y, después, el cristianismo, a pesar de que


persistieron los cultos indígenas.

• Las manifestaciones artísticas.

Ese proceso de difusión de la cultura romana se denomina


romanización. Las ciudades fueron focos de difusión de la cultura
romana en la Península. La legión, donde se alistaban muchos hispanos
como soldados, también fue un elemento clave en la romanización de
la Península.

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