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La jerarquía y el cine

Juan Servando Banderas


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Uno de los principales diferenciadores entre el cine y otras formas de arte es que es
intrínsecamente colaborativo. Por su naturaleza, requiere estrictamente del aporte artístico y
creativo de múltiples personas de diversas ramas artísticas: la literatura, la fotografía, las artes
plásticas, el diseño, la música, así como elementos artísticos únicamente presentes en la
creación fílmica; como la edición, la cinematografía y el guionismo. De igual manera
requiere del trabajo técnico de personal especializado en áreas diversas como la ingeniería y
otros trabajos de fuerza física y manuales (Aspecto en el que coincide con la arquitectura).
Podría parecer entonces irónico para algunos, siendo una innegable fuente de conflicto, la
fuerte y estricta estructura jerárquica presente en el proceso de la creación cinematográfica.

Para abordar este tema es esencial primero preguntarse: ¿Es legítima la existencia de
este sistema jerárquico en la industria cinematográfica? Y si la respuesta fuese negativa, ¿Qué
consecuencias tiene esto en el proceso de creación y desarrollo cinematográfico? Más allá del
análisis desde un punto de vista meramente artístico teórico, es fundamental el estudio de este
tema desde una perspectiva ética ya que aborda temas desde el derecho a la propiedad
intelectual, como el abuso de poder y la explotación laboral; siendo este último, el enfoque
principal del presente ensayo.

Recientemente, se ha revelado al ojo del espectador una desafortunada realidad detrás de las
ficciones cinematográficas. Una fuerte estructura opresiva que refleja inevitablemente a la de
muchas otras industrias actuales. Principalmente en relación a abusos de poder de carácter
sexual hecho público en su mayoría por movimientos sociales internos como el ​#MeToo.

La posibilidad de la existencia de estos abusos de poder es una consecuencia directa


de un autoritarismo en la estructura de la industria cinematográfica que otorga las condiciones
para la creación de figuras prácticamente incuestionables como Harvey Weinstein o Lars Von
Trier, ya sea por su rol dentro de la producción de una película o por su estatus artístico que
legitima injustamente su comportamiento. Sólo en el 2017, fecha de nacimiento y auge del
movimiento, más de 425 personas poderosas fueron acusadas de abuso sexual.
​Sin embargo, esta categoría está muy lejos de ser la única cuando de abuso de autoridad en la
industria del cine se refiere. El proceso de creación cinematográfica carga con una fuerte
herencia jerárquica histórica. (Cabe destacar como una nota adicional, la naturaleza patriarcal
de esta jerarquía). Esta estructuración de la producción, para muchos involucrados, legitima
el abuso.

La violencia verbal y hasta física, son prácticamente la norma en la producción, así como el
abuso del tiempo, la salud o la seguridad física (así como mental) de los trabajadores de la
industria. Incluso incurriendo en actividad criminal como la falta de pago. Siendo lo anterior
incluso esperado de un trabajador primerizo. Esta carga es notablemente mayor sobre los
miembros menos pagados del personal de filmación.

Se estima, por ejemplo que los asistentes de producción de los diferentes


departamentos cinematográficos en Estados Unidos trabajan por menos de $10 dólares la
hora (Comúnmente por el salario mínimo de $7.25). Denis Walker, organizadora regional de
la unión laboral irlandesa GMB que representa a alrededor de 300 trabajadores de la industria
cinematográfica (props, construcción y transportistas) de este país, denuncia las condiciones
laborales de intimidación y hostigamiento constante, prácticas inseguras de trabajo, así como
la inexistencia de pensiones, derechos adquiridos o incluso un contrato para personas que han
trabajado en el cine por más de 20 años. Todo esto en una industria cuyo valor supera los 550
millones de euros. De igual manera comenta que cualquier esfuerzo por cuestionar estas
prácticas por parte de los trabajadores representa una fuerte amenaza a su permanencia en la
industria.

Es evidente que la situación se vuelve aún más grave en industrias de países en


desarrollo como la mexicana. Un ejemplo de esto es otro de los puestos en la industria que
padece de fuertes abusos laborales: los extras. Quienes por lo general no cuentan con un
contrato laboral, y en el caso de que exista un documento de esta naturaleza, por lo regular no
establece las condiciones laborales, horas de trabajo, ni el pago por este, además de no tomar
en cuenta las horas extras.
Desde la perspectiva del autor (además de la ilegitimidad de la jerarquización existente), más
allá de las actitudes y temperamentos individuales de los directores de departamento, es la
rigidez de esta estructura la que justifica erróneamente el abuso laboral de los trabajadores del
cine. Es decir que se trata primero de un problema sistémico que devalúa la participación de
los miembros del personal fílmico de cargos menores o alejados del proceso creativo. No sólo
en el proceso de creación, sino en el reconocimiento previo del producto.

Una de las posibles soluciones a este conflicto, más allá de una regulación más directa, es el
cine colaborativo. El cine colaborativo en una estructura de generación de productos
cinematográficos que se realiza en colaboración directa y fuertemente participativa de
diversos actores. Si bien el cine tradicional cuenta intrínsecamente con la necesidad de esta
colaboración, el cine colaborativo profundiza en este concepto y democratiza la estructura
jerárquica e inflexible del cine tradicional. Esto a través de la participación de diversos
miembros en la creación de la obra desde su concepción o incluso en el proceso financiero a
través de estrategias de recaudación de fondos como el crowfunding que pueden incluir
incluso al espectador como productor ejecutivo.

Este modelo de producción se presenta en fuerte oposición al cine denominado de


autor, que centraliza los derechos intelectuales de la obra, tanto legal como simbólicamente,
así como la pertenencia de la obra por parte del productor (que establece, en el caso de
México, la ley federal mexicana de cinematografía) como consecuencia de la monopolización
del proceso de financiamiento.
Referencias:

Holloway. D. (17/10/2018) Variety: ​Why Production Crew Members Are Especially


​ ecuperado de:
Vulnerable to Workplace Abuse. R
https://variety.com/2018/biz/news/production-crew-workplace-abuse-1202982073/

Robb. D. (08/04/2010) Reuters: ​Hollywood filmmakers abuse lowly production staff.


Recuperado de:
https://www.reuters.com/article/us-workers/hollywood-filmmakers-abuse-lowly-produc
tion-staff-idUSTRE6371KY20100408

P.A. (13/02/2018) Irish Examiner:​ B


​ ullying, mistreatment and unsafe working practices':
Film industry needs reform, says union. ​Recuperado de:
https://www.irishexaminer.com/breakingnews/ireland/bullying-mistreatment-and-uns
afe-working-practices-film-industry-needs-reform-says-union-827872.html

Ramos. M. (10/2017) ​Esta película la hacemos entre todos: ​Recuperado de:


http://www.revistalatinacs.org/13SLCS/2013_actas/012_Marcos.pdf

S.A (29/01/17) Mi punto de vista: ​En México, extras de cine, teatro y televisión padecen
​ ecuperado de:
abuso laboral; necesario otorgarles certeza jurídica. R
https://www.mipuntodevista.com.mx/en-mexico-extras-de-cine-teatro-y-television-pa
decen-abuso-laboral-necesario-otorgarles-certeza-juridica/

S.A (17/12/2015) ​Ley Federal de Cinematografía. ​Recuperado de:


http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf/103_171215.pdf

​ ecuperado
Griffin. R, Recht. H, Green. J. (05/10/18). Bloomberg: ​#MeToo: One year later. R
de: https://www.bloomberg.com/graphics/2018-me-too-anniversary/

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