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Galeas Marvin Grandeza y Miseria en Una Guerrilla PDF
Galeas Marvin Grandeza y Miseria en Una Guerrilla PDF
PROLOGO
“Dígale a Milton que lo busca Tilo”, le dijo el hombre con voz firme y no muy
buena cara a la recepcionista del 13-16, la sede central del FMLN en San Salvador.
Era la mañana del miércoles 27 de agosto de 2008
La recepcionista miró al hombre con alguna reserva, pues era evidente que estaba
muy molesto. Era delgado y fibroso, vestía de manera humilde y tendría unos 53
años, “Fíjese que el ahorita esta bien ocupado porque estamos preparando el evento
de la afiliación de Mauricio Fúnes al partido”, dijo la recepcionista. Eso a mi no me
interesa, señorita, usted vaya decirle a Milton que lo busca Tilo, que quiere hablar
con el y que es urgente”, insistió el hombre.
La recepcionista vacilo “¿y de parte de quien viene usted, y cual es motivo de
su visita?”, pregunto. “Dígale a Milton que vengo de parte de mis cuatro hermanos
muertos en la guerrilla, pero principalmente de mi Lucas, y el motivo el lo sabe
muy bien. Eso dígale nada mas”. Respondió el hombre.
Ella entro a la oficina del secretario general del partido FMLN. Medardo González
(comandante Milton Meléndez de la FPL durante la guerra civil). Mientras tanto un
grupo de guarda espaldas de los dirigentes del FMLN. Comenzaron a desplazarse
disimuladamente entrono al hombre que de inmediato detento el maniobra y, sin
inmutarse les dijo. “A mi no van asustar con esos juguetitos. No les tengo miedo. Yo
Combatí tanto ò mas que cualquiera de ustedes durante la guerra.
La recepcionista regreso y dijo: “Dice Milton que en este momento no puede
atenderlo, que le deje su teléfono que el va a comunicarse después”. El hombre ya
no pudo contenerse y casi grito: Entonces dígale a Milton que el y Salvador
Sánchez Ceren son unos cobardes y que coman mierda. Dígale que me de la
cara, y que me explique por que las FPL. Mataron a mi hermano Lucas,
combatiente de las Fuerzas Especiales Selectas de la guerrilla allá en San
Vicente”.
Semanas después, el hombre leyó en un periódico un editorial titulado; “Usted
debe responder señor Sánchez Ceren”, en el que el autor de estas líneas aludía a
varias de la ejecuciones sumarias realizadas por las FPL, en contra de sus propios
combatiente, en el frente para central.
II
Berné Ayala y yo teníamos ya casi tres meses de ver iniciado una exhausta
investigación periodística sobre la matanza de guerrilleros, a manos de sus mismo
Jefes, en el Frente Para central de las FPL, Berné fue guerrillero en filas del partido
comunistas, yo fui militante del ejercito revolucionario del pueblo. Un año antes,
ambos nos aviamos embarcado a la aventura de editar un periódico digital,
Centroamerica21, cuyo corazón seria y es, una sección de crónicas titulada partes de
guerra.
Nos apasionaba la idea de relatar sistemáticamente todo lo vivido, visto, oído,
y sentido por nosotros mismo durante el conflicto, pero también, sobre todo,
investigar y ahondar en la experiencia de muchos de nuestros otros compañeros de
las diferentes organizaciones que constituyeron el FMLN. Así fuimos reportando
crónicas y reportajes especiales sobre una gran diversidad de hechos y
protagonistas de la guerra civil. Así fuimos relatando batallas heroicas y perfiles de
jefes y combatientes excepcionales por su humanismo y arrojo combativo. Pero
también relatamos pasajes sórdidos vergonzantes en ls que se expreso a plenitud el
lado oscura y la miseria humana que también tuvieron lugar en la guerrillas.
En el curso de estas investigaciones fuimos descubriendo nombres, lugares, y
hechos inéditos, y encontramos así mismo una gran cantidad de Mitificaciones
distorsiones ocultamiento y llanas mentiras en la narrativa de la historia “·Oficial” de
la guerrilla Salvadoreña. El primer y mas sobresaliente aspecto sentido la interesada
sobre valoración del papel jugado por varios comandantes, en sentido inverso al
ocultamiento ò indiferencia ante las gestas reales protagonizadas por combatientes,
rasos, cuyos nombres y hechos han quedado en el olvido.
Sobre todo eso fuimos hilvanando nuestras crónicas hasta que casi por
casualidad nos topamos con una pista inesperadas: entre 1986 y 1991, al interior
mismo de las FPL, sin duda la mas grande y poderosa de ls organizaciones del
FMLN, había tenido lugar un espantosa matanza de ser “Infiltrados del enemigo”.
Vagamente comenzamos a escuchar de cientos de ejecutados po lapidación,
degollamiento ò garrotazos. Lo espeluznante de esas primeras informaciones nos
puso en guardia de inmediato, pues sospechamos que se trataba, por lo menos, de
una exageración.
Sin embargo, decidimos investigar esos hechos. Providencialmente
encontramos algunos contactos que nos pusieron en relación con varios
combatientes y jefes de las FPL relacionados al frente paracentral. Finalmente
viajamos a la zona muchos veces, y ahí en el terreno, en los modestos ranchos
campesinos de los antiguos guerreros del paracentral. Hoy olvidados y despreciados
por la actual dirigencia del FMLN, escuchamos en palabras sencillas y directas los
testimonios mas desgarradores que hubiéramos podido imaginar.
A esos veteranos nadie les conto nada: ellos estuvieron en el lugar de los
hechos, ellos vieron las ejecuciones, ellos conocen los nombres de las victimas y de
los asesinos. Sus testimonios apuntan irremediablemente a Salvador Sánchez Ceren
como máximo responsable y autor intelectual de esas muertes. Es gente, que
comenzó y termino la guerra, muchos de ellos militantes de las FPL desde inicios y
mediados de los años setenta, habían guardado silencio durante todo este tiempo, y
el solo recuerdo de aquella espantosa matanza de sus compañeros les quiebra la
voz y les pone un brillo de dolor en sus ojos.
Poco tiempo después de la firma de los acuerdo de Paz, Salvador Sánchez
Cerén se atrevió a llegar a la Sabana, uno de los territorios del para central. Allí se
reunió lo que quedaba de las FPL en la zona. Cuando quiso tomar la palabra, un
campesino ya maduro lo interrumpió y con voz firme dijo:
_Antes que nada yo quiero pedirle una explicación, señor. Quiero que me diga
por que mataron ustedes a nuestros hijos combatientes.
Tilo, un guerrillero del paracentral que combatió casi toda la guerra en
Chalatenango, y que ahora dirige junto a otros veteranos una de las asociaciones
mas importantes de lisiados de guerra, estaba junto a ese campesino, y nos cuenta:
_Ese momento fue impactante para los que estábamos allí, porque ese
hombre dijo en verdad lo que todos nosotros teníamos en la mente. Yo el nombre de
ese compa no lo se, pero si me recuerdo que estaba bien encachimbado, y fue
terminando de decir eso meneó el corvo contra los ladrillos. Al oír el chirrin-chirrin del
corvo, la seguridad de Sánchez Cerén lo rodeo rápido y ahí nomas lo metieron al
carro y se fueron. Ni una sola palabra lo dejaron decir esa vez.
Allí también estuvo el capitán guerrillero Juan Patojo, quien nos confirmo esos
hechos:
-Si esa vez estuvo perra la cosa. Si no se llevan a Sánchez Cerén a saber
que hubiera pasado, porque la verdad es que toda esa gente estaba bien
adolorida, si la cosa no paso a mas fue porque el comandante Giovanni y yo
medio calmamos a la gente a como pudimos. Pero a otros que querían aplacar la
cólera de la gente con paja s yo les dije: No jodan, hombre, si este problema no va a
terminar nunca, si no son perros los que estos hijueputas mataron. Y andar.
Queriendo aplacar la rabia de esta gente con paja política es como quiere sanar un
cáncer con una curita.
III
Cuando recibí el correo electrónico de Tilo se me hizo un nudo en el corazón, porque
precisamente uno de los testimonios más dramáticos que habían recogido un compa
de labios del artillero Guayón, y del mísilero Edwin, era el del asesinato de Lucas,
esta es la versión de Guayón:
_Es que de repente empezaron a deshijar las unidades. Al pelotón de fuerzas
especiales le mataron la mitad. A un tal Lucas, que había sido jefe de seguridad del
mando del estado mayor allá en Chalatenango, conocido de todos los comandantes
de la FPL, mataron también.
_ ¿Usted vio como lo mataron?
_Es que yo llegue a donde lo tenían amarrado porque me mandaron a hacer
una diligencia. Y me ve Lucas y me dice: mira hermano como me tienen…le habían
quebrado las dos patas y a puros garrotazos. A mi me dieron ganas de llorar al ver
aquello.
Guayón suspira fermente y sigue contando:
Ya no tenia ni dinero el Lucas, todo lo habían desgraciado y les dice el: Si
creen que soy enemigo mejor mátenme ya
CAPITULO UNO
FERMÍN: “A GARROTAZO LOS FUERON A MATANDO”
José María Hernández “(Fermín), un campesino oriundo del cantón palo
grande de Zacatecoluca, había ingresado a las FPL en 1978, y pertenecía al equipo
de mando del destacamento numero tres del Batallón Guerrillero “Ernesto Morales”,
Basificado en tres calles, Usulután.
A eso de las diez de la mañana del 22 septiembre de 1986, en uno de los
campamentos insurgentes del cerro de la campana, en departamento de san Vicente
el y tres de sus hombres (Juancito, Foxi y Raúl), fueron repentinamente capturados,
desamados y amarrados por un grupo de sus propios compañeros dirigidos por
Carlos, uno de los lugartenientes del comandante Mayo Sabrían Jefe político-militar
del frente Para central de la FPL. “Todos ustedes están bajo investigación les dijo
Carlos” y los condujo a un lugar solitario arbolado y rocoso del cantos San Bartolo.
En el camino, Juanito le dijo a Fermín que quizá los iban a matar.
_¿Por qué tuvo ese presentimiento Juancito don Fermín?
_Porque ya estaban matando compañeros unos de los primeros fueron seis
raditas que bajaron del Volcán Chichontepec a por el mes de julio. Y ya luego se
comentaba en los campamentos que habían matado a fulano y a zutano y que
decían que eran infiltrados del enemigo nos contaron que de un pelotón miliciano,
unos treinta hombres, solo siete se habían salvado. De allí a los días fue que se
llevaron a un compa de la unidad de nosotros, Wilber pico fino y lo mataron también.
_¿Que paso entonces con ustedes?
_Pues que llegamos a ese lugar que les digo, y allí fue que vimos que el
capitán Elmer, otros del grupo de mando de Mayo tenia amarrada a una compañera
que se llamaba crucita. Estaba tirada en el suelo casi desnuda solo con un fustancito
y el brasier, que me recuerdo que era negro y la estaban interrogando y golpeando
con un gran garrote de guayabo, le decían que era infiltrada y que confesaran
quienes serán sus cómplices dentro del frente. Ella les decía que eso no era cierto,
que ella era revolucionaria, y les suplicaba que ya no la maltrataran, pero entonces le
pegaban mas duro.
¿Había mas gente en ese lugar?
_Los que estábamos amarrados en éramos ocho, pero es que iban llevando a
la gente por grupos.
Además de nosotros cuatro, estaban crucita, chabela, y dos muchachas que
eran hermana, hija de una tal marta, que era la mujer de un compañero que ya
después de la guerra fue alcalde del Pisana. A ellas ya las habían torturado.
_ ¿Y el problema con ustedes cual era?
_El Mismo que decían de los infiltrados. Entonces agarraron a Juancito, y le
dijeron que chabela, había confesado que también nosotros éramos del enemigo. Lo
amarraron a un árbol a Juancito y comenzaron a interrogarlo le pegaban en todo el
cuerpo con el garrote. Le pusieron una bolsa de plástico en la cabeza y se la
socaban con una pita por el pescuezo. El compa se ahogaba y ya cuando pataleaba
todo morado, por la falta de aire le aflojaban la pita.
Fermín se caya, toma aire y mira hacia otro lado para buscar mas en su
memoria, y porque su pudor de viejo guerrero no permite que esos recuerdos le
quiebre la vos y se le conviertan en lagrimas.
El no sabia entonces crucita se llamaba Ethel Pocasangre; que ella por 1979,
había sido miembro de la comisión de nacional de propaganda del BPR, la
organización de mesas de las FPL; Psicóloga y había sido docente en la UCA, y que
sus colegas, alumnos y compañeros de militancia la consideraban un ángel por
delicada belleza, su dulzura y su entrega a la lucha revolucionaria.
Su hermana la Doctora Isis Dagman (Conocida como Sonia Medico en la
Guerrilla), se detecto quistes en las mamas estando en ese mismo frente de guerra.
Comunico la situación a los comandante de la zona y estos le respondieron que eso
era mas bien ideológico, que lo que en realidad miedo. Cuando el deterioro de sus
salud era ya critico fue enviada a cuba para ser tratada clínicamente, pero ya la
Metástasis cancerosa estaba demasiada avanzada y fue desahuciada. Isis Dagma,
regreso a el Salvador y murió 1991.
Antes, la madre de ambas Doña Clelia Campos, supo vagamente cómo y en
que circunstancias había muerto Ethel, y decidió enviar una carta a Salvador
Sánchez Cerén (Comandante Leonel González, Jefe máximo de la FPL), pidiéndole
una explicación y que por lo menos, le entregara los resto de su hija. Eso fue en
1987. Doña Clelia no había no había recibido ninguna respuesta hasta la fecha, y
todavía ignora de lo restos de Ethel están enterrados, junto a los de sus otros
compañeros, en una fosa común del ubicada en un Punto del cantón San Bartolo,
cerca del cerro Buena Vista en la jurisdicción de San Vicente.
“Cuando termine la guerra este pueblo va necesitar miles de psicólogos por
tanto trauma que deja la violencia, ahí voy a tener otra tarea revolucionaria”, le dijo
una vez Ethel a una amiga, que fue su alumna y que ahora trabaja en el instituto de
Derechos humanos de la UCA. Ethel se había sumado a las FPL, junto a su
hermana, Isis Dagma. Ambas eran blancas de cabellos castaños y de ojo claros.
Fermín continúa de pronto:
_Cada ves que Juancito les decía que el no era enemigo y que no sabia nada
de eso, mas le pegaban. Después lo amarraron juntándole las manos y las canias
por detrás y lo colgaron en hacia de un palo de amate.
Lo siguieron garroteando, quebrándole los brazos y las canias, y el compa
clamaba a Dios y a su madre y cada golpe que le daban.
Unos dieciocho años tenia Juancito, de ahí era de la misma zona de nosotros
y era un buen combatiente.
Fermín vuelve a hundirse en el silencio un largo rato antes de recomenzar:
_Después agarraron a Foxi y lo empezaron a torturar le hicieron lo mismo que
a Juancito y el tampoco que era enemigo. Ahí mismo lo mataron.
Entonces llamaron a Raúl y el Capitán Elmer le dijo Ahí esta Foxi muerto,
míralo bien, si no quieres estar así nos vas a decir todo, si confiesas te vamos a dejar
ir del frente, así mismo con la Mayra. La Chávela dice que ella misma tedio un
dinero, le dijo. Pero eso de la Mayra era una gran mentira. La verdad es que ya la
había torturado y matado también. A mi nadie me dado dinero, le dijo el. Y ya le
pusieron la capucha.
_También lo mataron ahí.
_ No, como le dijeron que lo iban a dejar ir si confesaba, el dijo que si, que era
cierto que la chávela le había dado cuatrocientos colones. Pero eso era mentira,
porque chávela decía que trescientos le había dado. Entonces ya no lo golpearon y
solamente lo dejaron ahí, y ya la cosa fue con migo: Aja Fermín, me dijo el capitán
Elmer, me vas a entregar el correo que la chávela te dio. A mi no me a dado ningún
correo, le dije yo. Si acuérdese que se lo di, dijo la chávela. Elmer me dijo: deci la
verdad, Fermín no te queremos quebrar las patas. Ya me habían amarrado al árbol
yo. Sentía que me ahoga cuando me apretaban la pita. En una de esas que me
quitaron la bolsa de la cabeza le digo a chávela: ¿Cuándo fue que me diste ese
correo?, a principios de febrero dijo ella. Eso me salvo. Ahí estaba Carlos y le digo:
Carlos, usted es testigo que yo me he pasado todo el mes de febrero allá en el
volcán. Carlos se acordó que era cierto y entonces se fue contra la chávela: vos nos
estas mintiendo hijeputa, le dijo, y empezó a torturarla.
_ ¿Lo dejaron libre a usted?
_No, yo seguí amarrado pero ya no al árbol, solo de mis manos. Pero ya
estaba empezando a oscurecerse y comenzaron a amarrar en fila a los que avían
estado golpeando la crucita Juancito, Chávela, las dos que eran hermanas y asta al
mismo Raúl. A Foxi, ya lo habían matado.
_ ¿Para donde se los llevaron?
_ Es que cuando estaba torturando a la gente, estaba otro grupo retirado
coma a media cuadra que estaba abriendo la zanja de la sepultura. Para a ya se lo
llevaron y ahí a garrotazos los fueron matando.
_ ¿Qué paso entonces con usted?
_Pues estaba amarrado, y llega carlós y me dice vos no se, pero tu mujer si
trabaja para el enemigo. Todas estas viejas putas que salen y entra al frente son
informantes.
Yo no creo que ella sea eso, le dije yo. Pues en cuando venga otra vez al frente la
voy a mandar a traer, y vos mismo la vas amatar, yo le respondí que no iba hacer
semejante barbaridad y ya se fue, ahí en el lodazal me acosté a dormir sin plásticos
ni nada, amarrado a buena mañana llegaron con otros cuatro compañeros
amarrados.
_ ¿Combatientes también?
_Si. Ahí venían Saúl, que le decíamos murciélago y Nelson. De los otros dos
no me acuerdo los nombres. Ahí los fueron a golpear al mismo matadero. Ya bien
noche los regresaron bastante maltratados y los tiraron en el mismo lodazal donde yo
estaba. Al ratito llego la china, un compa del pelotón que nos estaba cuidando, y le
dijo a Saúl: ¿Decime si es cierto que también el Marcial esta involucrado con el
enemigo? Y entonces fue que Saúl dijo: No china, si yo dije ese montón de mierdas
porque yo no aguanto, mi han hecho mi cuerpo, mira como me han dejado, china, le
dijo y otra muchacha que también habían torturado dijo lo mismo, Vanesa se
llamaba ella y era mujer de un compañero al que también ejecutaron de esa misma
manera. A esos cuatro que les digo los mataron el día siguiente.
_ ¿usted seguía amarrado, don Fermín lo volvieron a golpear?
_No. El capitán Elmer llego y me dijo: Disculpa por lo que se te ha hecho, pero
entendé aquí la cosa esta jodida con el enemigo. Vos ándate para el puesto de
mando y ahí espera a que nos reorganicemos. Pero el problema es que me salió con
lo mismo que Carlos me había dicho de mi mujer. Ose que si la iban a matar.
_ ¿Mataron a otros por eso días?
_Si, solo en esos que yo estuve en el puesto de mando mataron a otra señora
que era de área de servicios, Maribel se llamaba ella. Es que a diario mandaban.
Uno de esos días me dijo Elmer que a León, que era el jefe Político de mi
destacamento, ya lo habían matado allá en la zona de la Ángela Montano, en el lado
de Usulután, A chamba y a Rogelio, que eran jefes de destacamento del batallón
“Andrés Torres”, también los mataron. La muerte de chamba fue triste: lo quebraron
todo de los brazos y las piernas, y así lo dejaron amarrado hasta se agusanó el
compa. No tuvieron la piedad de matarlo ellos lo dejaron sufriendo hasta que se
murió solito
_ ¿Esa vez que estuvo usted ahí amarraron a cuanto mataron?
_Los de esa noche y los del día siguiente fueron como quince, pero solo en
ese lugar, porque por otros lados estaban matando otro montón de gente.
_ ¿Y que hizo usted ante todo eso, don Fermín?
_ Es que no era correcto lo que estaban haciendo. Toda esa gente que
mataban no eran enemigos, eran compañeros revolucionarios. Entonces fue que
decidí irme e la guerrilla. Cabal la noche del 9 de octubre hice la lista de todos los
gastos y del dinero que todavía tenia, que eran 1,645 colones, bien me acuerdo. Ahí
en la hamaca deje el papel con las cuentas y el dinero, deje el fusil y todo mi equipo,
solo una lamparita que era mía me lleve. Me fui monteando toda la noche y hasta ya
en la madrugada Salí a la carretera Panamericana. Ese día, 10 de octubre, hubo un
temblor bien fuerte, quizá por eso es que los retenes del ejercito que estaban en la
carretera pararon la camioneta en la que me monte, y así logre llegar hasta mi casa.
En esos momentos don Fermín no sabia que la matanza apenas había
comenzado, que duraría casi cinco años mas, que seria avalada por la la jefatura de
las FPL, y que cobraría mas de mil victimas, como lo establecen los testimonios de
otros testigos y protagonistas directos de esos hechos.
Chabela fue obligada a declarar en contra de sus propios compañeros a
fuerza de torturas. Ella, al igual que muchos otros se vuelve una victima que termina
asesinada.
Su seudónimo era Aidé y su nombre Santos Isabel Pineda. Era originaria de
Santa Gertrudis, San Vicente. Para los días de su muerte, ella y su madre, Vivian en
el cantón Cutumango, al norte de Tecoluca, donde cumplía una misión junto a su
madre: su casa era un lugar para ocultar personas y pertrechos de guerra, un lugar
que jamás cayo en manos del ejercito, a pesar de haber acusado a ella de trabajar
como infiltrada.
Tres hijos de Fermín fueron guerrilleros: Yesenia, fundadora de las Unidades
de Vanguardia; José Navidad (Wilson), cayo en combate en diciembre de 1981, y
Alirio Navidad (Omar), ametralladorista. Este último también fue ejecutado por el
mando de las FPL, en Chalatenango en 1988, bajo la acusación de ser infiltrado.
CHAYITO: ERAN VEINTISIETE, LOS TIRARON BOCA
ABAJO Y AHÍ LOS MATARON.
Chayito es para muchos una de las madres del frente para central. A principios
de los años setenta vivía en el cantón la esperanza, jurisdicción de Tecoluca. Viuda a
temprana edad y con cinco hijos, tuvo dedicarse al jornal en la siembra de caña de
azúcar.
En aquella época sembraban caña por un colon con setenta y cinco centavos
diarios, para las mujeres, el horario de trabajo se extendía hasta las hora de la tarde,
pues además les destinadas tareas como el desmonte de los cercos o la limpia de
los sembradíos. Los hombres, en cambio, solo trabajaban hasta las doce del día y
ganaban dos colones con cincuenta centavos.
Un día, mientras ella trabajaba en su jornal, el administrador de la hacienda la
sorprendió por la espalda, realizando tocamientos impúdicos. Chayito se volteo y con
toda su furia, lo golpeo en el pecho con una de las cañas que llevaba consigo, y le
reclamo por el abuso. El hombre se marcho con la cola entre las patas. Ahí comenzó
a nacer la leyenda de una mujer humilde que se convirtió en líder de las incontables
jornadas de lucha.
Esa misma noche, pensando en el acontecimiento en cuestión, Chayito,
termino por convencerse de que no era justo que las mujeres trabajaran más que los
hombres, que ganaran menos y que además fuesen abusadas a la menor
oportunidad. Al día siguiente comunico esa idea a sus compañeras de trabajo, y las
convenció de insubordinarse juntas.
Subieron a los tractores y no dejaron que los hombres trabajaran, además se
resistieron a sembrar la caña y demandaron igualdad de trato frente a los hombres,
idéntico salario por la misma jornada de trabajo. Después de arduas discusiones con
los representantes de los patronos, el dueño de la hacienda preocupado por el
peligro que la caña
en todos los frentes, pero no puede ser tanta gente. Porque los muertos fueron
bastantes, esos que les he dicho son solo los de mi raza.
Las ejecuciones sumarias en Nicaragua constituyen uno de los puntos mas
oscuros de esta historia, sobre todo para la colaboración de organismos de
seguridad cubanos y sandinistas. Allá también fueron asesinados Santos Elías
Clímaco Majano (Claudio), y Víctor Manuel Osorio (David Papita), originario de La
Cayetana. El Diablo y Mauricio el Coludo, de quiénes no tenemos sus nombres
legales. Ramiro Murillo, que fue un destacado jefe político del paracentral, logro
escapar de Nicaragua prácticamente en el momento en que iban a proceder a su
ejecución; ahora vive en el exilio.
¿Entonces, Juan, usted si admite que hubo infiltrado?
Eso esta claro, en toda guerra hay infiltrados. Pero estos se fueron al
extremo y mataron a todo mundo.
Juan Patojo recuerda entonces que las historias de grupos de muchachos que
llegaban de los refugios de Colomoncagua y San Antonio, ubicados en Honduras, y
que también fueron ejecutados, comenzaron a inundar los campamentos:
Decían que los mataban por una media indisciplina.
La cosa era de repente a esas gentes ya no las airábamos, desaparecían.
En esos grupos llegaban muchos adolescentes, muchachos
acostumbrados a un modo de vida mas liberal, su comportamiento no solo estaba
relacionado son sus edades sino también con esas ciudadelas repletas de
promiscuidad en que suelen convertirse los campamentos de refugiados.
En los que digo, una persona que tiene quince años reacciona de
cualquier manera, son informales por cosas de edad que tienen, pero los que los
mataron no mataban en cuenta eso__, dice Juan con verdadero pesar y agrega:
CAPITULO DOS
EL PRESTIGIO DE LOS FUNDADORES
El primero de abril de 1970, no mas de doce hombre se reunieron en secreto,
en algún lugar de San Salvador, para fundar la que con el correr de los años llegaría
a se la guerrilla salvadoreña mas grande y poderosa, pero también la mas dogmática
y sectaria: las Fuerzas Populares de Liberación FPL.
Por esa misma fecha, un grupo de jóvenes universitarios, formados en su
mayoría en la corriente social cristiana, ya se había lanzado a la lucha armada
clandestina, formando el núcleo inicial de lo que se convertiría en el Ejercito
Revolucionario del Pueblo, ERP.
Los fundadores de las FPL provenían de otra tradición ideológica. El 30 de
marzo, apenas un día antes de su conclave clandestino, habían renunciado a su
militancia en el partido Comunista, del cual uno de ellos, Salvador Cayetano Carpio,
había sido Secretario General en los últimos seis años.
Carpio, un panadero de cincuenta años de edad por entonces, se había
enrolado en las luchas sindicales desde 1943, y por ello había sido perseguido y
encadenado en varias ocasiones. A finales de los años cuarenta se integro al Partido
Comunista; en 1953 cayo preso de nuevo y torturado por la policía. Cuando salió de
la cárcel, después de veintiún días de mantenerse en huelga de hambre, sus
camaradas lo enviaron a Moscú para realizar estudios de marxismo-feminismo en la
Escuela Superior de Cuadros del Partido Comunista de la Unión Soviética.
Después de cuatro años concluyó su preparación, y luego de una estancia de
meses en la china maoísta regreso a El Salvador, en 1957. Siete años depuse, en
1964, fue elegido Secretario General del Partido Comunista. Carpio no solo era un
obrero el mismo si no que también era profundamente obrerista. Todo su
pensamiento y su actividad tenían por base afirmación marxista de que la clase
obrera es la fuerza motriz de la revolución y es, además; depositaria natural de los
más altos valores humanos.
Su radicalismo ideológico, en es punto, generaba un permanente conflicto con
los dirigentes comunistas provenientes de la clase media y aun de estratos
económicos altos, intelectuales en su mayoría.
Por ello era preciso preparar al pueblo para una larga y sangrienta
guerra (“una revolución antioligárquica, anticapitalista y
antiimperialista”), mediante la combinación de todas las formas y los
medios de lucha, con un principio orientador físico: avanzar siempre
bajo la guía del marxismo leninismo que, se decía en sus documentos,
por ser un pensamiento científico era impugnable.
Jesús Rojas fue impactado mortalmente por una de las primeras ráfagas, a las
que sucedió el ametrallamiento a mansalva y el lanzamiento de ráfagas de mano. La
mayoría de guerrilleros caen abatidos, y solo quedan cuatro sobrevivientes heridos
que tratan escapar arrastrándose y disparando
sus armas. Uno de ellos es el comandante Miguel Uvé, que alcanza a parapetarse
detrás de una piedra. Miguel intuía que Jesús Rojas, miembro de la máxima
dirección de la FPL. Estaba muerto, y le preocupaba que en su mochila cargaba no
solo una gran cantidad de dinero sino, también, las claves de las comunicaciones e
importantes documentos internos. En esa misma emboscada murieron varios
guerrilleros del frente paracentral: Nando, Alirio, Manolón y otros más.
Muy cerca de ahí, a ambos lados de la calle, acampaban varias unidades
guerrilleras que ya habrían ante la balacera, y estarían por llegar al sitio. Miguel y sus
compañeros decidieron entonces seguir disparando ante la balacera, y estarían por
llegar al sitio. Miguel y sus compañeros decidieron entonces seguir disparando, con
el objeto de proteger la mochila de Jesús Rojas mientras llegaban los refuerzos. La
unidad del ejército también sabía de la cercanía de los otros guerrilleros, y tuvieron
que abandonar la posición ante la resistencia de los heridos y la inminencia del
contraataque guerrillero.
Pero mucho antes de eso, en 1986, pocos meses después de la llegada de
Mayo Sibrián al frente paracentral, Miguel comenzó a recibir correos de sus amigos y
compañeros de aquel frente de guerra. Las noticias que le enviaban eran
desconcertantes. Algunos de los jefes de destacamento del batallón que él había
comandado años atrás, el “Andrés Torres’’, le contaban que la situación era grave,
que sentían temor de morir a manos de sus mismos
mandos, pues se había caído en una extraña situación de desconfianza
generalizada.
Dos de esos jefes de destacamento, Chamba y Rogelio, le confiaron que
temían que de un momento a otro se les acusara de traición injustamente, como a
tantos otros compañeros a los que ya habían matado. El comandante Miguel Uvé se
consternó por semejantes noticias, pues conocía a fondo a esos guerrilleros con
quienes había combatido hombro durante varios años, y por cuya lealtad podía
poner las manos al fuego. Muy poco tiempo después, Miguel recibió el informe de
que, en efecto, Chamba y Rogelio habían sido ejecutados ‘’por infiltrados’’. Al igual
que Fermín, por los mismo días, tampoco Miguel Uvé imaginaba que la matanza del
paracentral, apenas comenzado.
MELO, PRIMERAS ALARMAS EN LA COMANDANCIA
GENERAL.
Cuando los comandantes del ERP le pidieron más detalles, Mayo Sibrián explico que
una de las pruebas de la infiltración era la precisión con que el enemigo atacaba con
fuego aéreo y artillero sus campamentos, por más que él los cambiaba de ubicación
constantemente.
_Es claro que la información le está llegando al enemigo desde adentro del
frente __, le dijo.
enemigo desde adentro del frente__, les dijo.
Los comandantes del ERP le explicaron que también a ellos les habían
comenzado a ubicar sus puestos de mando, pero que habían descubierto que el
problema se debía a la a la detección goniométrica de las comunicaciones: cuatro
grandes antenas en todo el país, ubicadas en el roblar, el Pacayal, el Teconal y
el Cacahuatique, más un avión espía y un barco norteamericano
ubicado en la costa pacífica, realizaban el cruce y cuadriculaban los
lugares desde donde se emitían las señales radiales guerrilleras. Mayo
Sibrián desestimó ese planteamiento e insistió en el tema de la
infiltración.
No muy lejos de esa zona, una media hora después y sin saber lo
ocurrido con la otra nave, Amoldo Bernal sobrevolaba el lugar donde
supuestamente sus compañeros habían preparado el terreno para el
aterrizaje en la Hacienda el Nilo, cerca de Santa Cruz Porrillos, en San
Vicente. Dio vueltas y vueltas y no encontró las señales del sitio.
Guayón continúa:
—Es que de repente empezaron a deshijar las unidades. al
pelotón de fuerzas especiales le mataron la mitad. A un tal Lucas, que
había sido jefe de seguridad del mando del Estado Mayor allá en
Chalatenango, conocido de todos los comandantes de las FPL, lo
mataron también.
—No sé por qué los torturaban tanto con esos garrotes. Claro,
cuando un compañero ya se sentía con Los brazos quebrados, las
piernas quebradas, decía si, soy infiltrado, pero ya no me peguen. Eso
a mí me chocaba, incluso le dije al comandante Gustavo: No estoy de
acuerdo con eso que están haciendo, no se sabe si esos compas son
enemigos, aquí los enemigos pueden ser ustedes más bien, le dije. Y él
me respondió: Estamos haciendo una gran investigación, y no matamos
a nadie de por gusto. Y me dio un libro que se llamaba el Documento
Filipino, donde supuestamente una gran infiltración enemiga acabó con
el movimiento revolucionario... Yo no tengo necesidad de leer esa
mierda, le dije a Gustavo.
Edwin recuerda que, por esos mismos días, vio que llevaban
amarrados a un grupo de unos veinte guerrilleros:
—Los ubicaron cerca de un río, los acostaron en el suelo boca
abajo y le pegaron un balazo a cada uno.
—Es que eran pelotones enteros Los que capturaban, eran quince,
veinte, eran veinticinco los que se llevaban de un solo.
—Por otra parte, usted quizás cree que a mí me parió una burra. No
señor, a mí me parió una mujer, y a todos los compañeros que están
aquí los parió una mujer. está gente tiene papá, tiene mamá y tiene
familia, pero usted y todo su mando nunca se han acercado a alguien de
nosotros para preguntarnos qué tal la familia, qué pasó con su padre,
qué pasó con su madre, qué pasó con sus hermanos o sus hijos...
¿Cree usted que eso es de un revolucionario? Yo no estoy de acuerdo
con eso, y creo que por esos malos métodos es que se puede
desarrollar el trabajo del enemigo.
— ¿Y después de la ofensiva?
—Había miedo...
—Claro que sí, uno no sabía si al día siguiente lo iban a amarrar a
uno, silo iban a acusar de traidor. Uno se empezaba a cuestionar ¿qué
he hecho de malo o qué habré dicho de antirrevolucionario para que me
capturen y me maten? Personalmente yo sentía esa gran presión
psicológica. Igual que el médico que les digo, René, y otros.
—Ha dicho que usted no fue testigo presencial de ninguno de los
crímenes, ¿pero le tocó algún caso cercano?
—Es que, al final, Mayo decía que todo el que pasaba de quince
años ya estaba maleado de su mente y no podía ser revolucionario.
Decía que se tenía que comenzar a formar un ejército revolucionario de
doce hasta catorce años. Esa era la idea que él tenía, formar un nuevo
ejército que trajera una nueva mentalidad que no fuera la mentalidad
que nosotros teníamos.
CAPITULO SIETE
MIGUEL UVÉ: “EJECÚTENLOS, RESPONDÍA
SALVADOR SÁNCHEZ CERÉN”
—Yo las Llamaba a ellas y les decía: Miren está cosa. Ellas
también se dieron cuenta. Por eso yo afirmo que la responsabilidad no
es solo de Mayo. El caso es que el subalterno informa a su jefe y su
jefe le ordena. Mayo le pide autorización y Sánchez Cerén le avalaba.
Era la línea de mando que existía.
Y continúa:
—No es posible que esos compañeros fueran infiltrados. Los
signos de un trabajo del enemigo entre tus filas se manifiestan y se
detectan de inmediato de una u otra manera, puesto que la información
que se fuga se traduce en impactos en tu entorno. Sin embargo, y en
nuestro puesto de mando en Tres Calles, nunca pasó algo sospechoso
en todo el tiempo que esos dos muchachos estuvieron con nosotros. Y
eso es que ahí estábamos tres miembros de la comandancia del ERR
Mínimo nos hubieran matado, pues ellos dormían casi al lado de nuestra
campa.
— ¿Por qué?
— ¿Y Ramón?
—De todos modos te van a matar, deja el fusil por ahí y andate
hoy mismo del frente—, le dijo Julio.
LA CONTRA INTELIGENCIA
Este descalabro provoco que las organizaciones guerrilleras se debilitaran
internamente en un nivel alto de control y observación. Y esa actitud en el fondo era
necesaria, su gran valor fue que podía salvar la vida de muchos guerrilleros. La
contrainteligencia no es para matar a la gente de las mismas filas, es para
protegerlas.
La contrainteligencia es la rama de la inteligencia militar orientada a conocer a
tu enemigo no hacia afuera sino lo que este pueda estar haciendo, planeando o
pueda hacerte a ti en el futuro, desde adentro de tus mismas estructuras, no en el
arte de matar. Esa ha sido la estupidez de muchos dictadores y de mecánicos de
gente enferma, o en todo caso ignorante; la contrainteligencia, si se aprecia de tal, es
saber distinguir las “anomalías” que presenta cualquier estado de guerra; los flancos
débiles que presente la indisciplina, baja la moral combativa, el miedo extremo, los
descuidos y la diferencia que esto tiene con un trabajo de infiltración enemiga,
administrar todo con sabiduría.
La aspiración mayor de la contrainteligencia no es matar al infiltrado, si no
averiguar a quien la informa y, sin que se de cuenta o convencido de ello, comience
a darte a ti la información del otro que espera la tuya y a envidiarle datos
manipulados e irreales.
Los flancos de la indisciplina, el descuido craso, el miedo extremo, la falta de
planeación, puede servir a la inteligencia militar enemiga, no hay duda de ello, pero
no necesariamente por la vía de infiltración. De ahí que si todo aquello que sugiere
desventaja o golpe a las fuerzas propias se asume como infiltración, eso lo que
muestra es un estado primitivo del mando para valorar la situación de guerra.
La infiltración, como objeto, puede ser para el arte de la contrainteligencia
militar lo que para la ciencia forense es la confesión. Todo ante moderno requiere de
un ramaje de mecanismos para conocer una zona de la realidad. Ante una confesión
judicial siempre valdrá mas un peritaje genético, eso para el derecho; en el arte de la
guerra, ante un infiltrado que vive revuelto con tus enemigos, que no siempre se
sabe hasta donde se puede decir la verdad, valdrá mas una fotografía de satélite,
una exploración o profundidad por una unidad especial de las filas propias, que se
sabe donde duermen y donde viven; un reconocimiento aéreo, la aplicación de la
trigonometría en las comunicaciones para captar señales de radio y ubicar
posiciones fijas y unidades enemigas en movimiento.
Pero aun así, la inteligencia militar seria parte de cualquier información, venga
del satélite, del radar del avión, de la antena de detección de comunicaciones, del
descifrado de mensaje, de lo dicho por la fuente permanente o por el testigo casual.
Eso todo lo demás, ponderado, procesado, analizado y comprobado en el campo de
las operaciones militares; es lo que puede llegar a ser considerada en su todo un
trabajo de inteligencia y contrainteligencia. Reducirlo a la infiltración, y peor aun al
nivel invasivo, que además no es típico, es caer en la tentación de virar el fusil de la
dirección de tu enemigo de campo y ponerlo en el pecho de tu compañero de al lado.
Como lo dice muy claro el veterano de guerra Nelson vietnamita, que citamos aquí
pues su claridad supera los argumentos artificiales de los responsables intelectuales
de las ejecuciones de combatientes en el para central:
- Si nosotros, los de las fuerzas especiales, a los que mataron, como
Lucas y Agustín la liebre, y a los que nos amenazaron con fusilarnos, hubiéramos
sido infiltrados, bajo facial hubiéramos matado a todos los jefes, porque éramos
nosotros los que los cuidábamos, hasta al mismo Salvador Sánchez Ceren estuviera
muerto, porque cuando llegaba a Chalatenango éramos nosotros los que le
hacíamos guardia.
CUARTA
PARTE
CAPITULO NUEVE
LA DEGRADACION
Poco después del reclamo de Joaquín Villalobos, y del informe que Jesús
Rojas envió a Managua sobre la situación del Para central, la dirección de las FPL
inició otra investigación sobre el caso.
La primera que vino fue Rosario, la esposa del Comandante Ricardo Gutiérrez. Lo
mandaron de Nicaragua para que verificara la situación. Como ella sabia que yo
tenia alguna cercanía con su marido, fui uno de los primeros con los que hablo. Pero
yo ya desconfiaba de todo y todos, y no quería decirle nada de lo que me
preguntaba. pero ella me insistió y me dijo que no tuviera miedo, que ella venia a
investigar para que las cosas se arreglaran en el frente-recuerda Edwin.
Pero finalmente hablo usted con ella
El caso que yo tenía que ir con unos compañeros a traer un abastecimiento,
bajar desde cerros hasta la litoral, y luego subir la gran cuesta durante toda la noche
con la carga en la espalda. Y me que la Rosario iba ir con migo y que yo tenia que
darle seguridad… ya cuando veníamos de regreso, ahí al pie de la cuesta le digo a la
Rosario: mire compañera, mayo dice que aquí, el que es revolucionario, tiene que
cargar cincuenta libras de maíz, su mochila y el fusil. Así que aquí esta su carga y
empiece a caminar. A ver como siente de aqui para arriba, y si no aguanta entonces
no es revolucionaria.
Edwin había comenzado responder en forma irónica y concreta las preguntas
de Rosario:
Como a las doce de la noche esa mujer iba pujando y casi llorando: Edwin, ya
no aguanto, me decía, Hágale fuerza, mamacita, que aquí al revolucionario así le
toca. Esta es la política del Comandante Mayo Sibrián, y si usted no aguanta pues la
van a matar mañana por infiltrada. Así que aguante, camine, le voy a dar cinco
minutos para que descanse pero después seguimos subiendo.
En ese sarcasmo de Edwin se esconde un mensaje profundo. De alguna
manera alguien de arriba debe sentir el significado de una presión de esas, de una
caminata de esas, de una amenaza similar, y así esa persona es la adecuada, pronto
alguien arriba sabrá que hay cosas que no debieron ocurrir jamás. Continúa Edwin:
Yo creo que a esa mujer se le pelo hasta el negocio de atrás. Toda la noche
caminar con esa carga, imagínense. Pero ratos ayudándole yo y ratos ella
aguantando, logro llegar hasta el campamento, pero la pobre quedo de muerte una
semana. Claro ella nunca había cargado así, la mochila, el fusil y las cincuenta libras,
y alguien que la fuera observando y diciéndole camine, camine, hágale guevos, los
revolucionarios no somos maricones. Me imagino que al final ella le ha de haber
avisado a su marido como estaba la cosa.
Las investigaciones continuaron. Sin embargo, todavía durante todo el año de
1990 Mayo Sibrían y su equipo de mando siguieron matando combatientes por
considerarlos infiltrados. Nuevas comisiones de investigación llegaron, la mas
importante de todas fue la conformada por los Comandantes Ricardo Gutiérrez,
Douglas Santamaría y Ramón Torres.
Después de ese largo proceso de consultas llevadas a cabo con los mismos
combatientes y mandos menores del frente para central, finalmente, entre finales de
1990 y principios de 1991, se decidió la degradación del comandante Mayo Sibrian.
No podemos ser ingenuos en este asunto asunto de la degradación. Tomando en
cuenta los acontecimientos tan dramáticos dentro de las filas de las FPL acaecidos
durante varios años, en donde jamás se escucho la opinión de los combatientes por
parte de las máximas autoridades de dicha organización, es poco probable que una
decisión como la apuntada haya tenido su cuna en las bases.
Con toda seguridad una decisión tan tardía y oscura como esa solo podría
venir de un acuerdo superior cuya motivación debió estar relacionada con el avance
en las negociaciones de paz, donde el FMLN se precio de levantar la bandera del
respeto de los derechos humanos, situación que tuvo sus crisis internas en las
presiones de, al menos en el inicio, dos de los miembros de la Comandancia
General de la guerrilla, Roberto Roca y Joaquín Villalobos. Es decir que la
decisión tomada por el mando supremo de las FPL no atiende a una situación
de justicia o de consideración humana, o revolucionaria, si no mas bien
política.
Edwin recuerda:
__ Cuando vino Ricado Gutiérrez me dijo: No te preocupes, ya vamos a reglar
esta mierda. Allá al tiempo, un día se me acerca Mario y me dice: Ya no soy
comandante, hoy voy a ir traer maíz con vos allá abajo. Esta bueno, le dije yo, ahí le
voy zampar la cincuenta libras en el lomo para que me demuestre en la cuesta que
usted es revolucionario, hijo de la gran puta, le dije.
Guayon también recuerda esos días:
__ Como ya habían acabado con todos los dirigentes del frente, me pusieron a
mí ahí de jefe de taller. Pero cuando vinieron los de la comisión política a investigar,
vieron que aquí la cosa ya no se podía solucionar, ni que cambiaran otro
comandante como otra política, porque si a usted le matan un hermano ¿Cómo van a
llegar a decirle que lo mataron por esto y esto, y usted sabiendo porque lo mataron
de verdad?
Y por eso lo que hicieron fue echarle toda la culpa a Mayo.
__ ¿Usted también comparte la idea de que la responsabilidad no fue solo de
Mayo Sabrían?
__ Es que solo Mayo tenia la culpa, ahí entra toda la comisión política de la
FPL, esa es la verdad.
Todos los sobre vivientes que han dado su testimonio, que estuvieron en esos
momentos en la zona, y que participaron en las consultas referidas, coinciden en que
había comenzado a darse un notable relajamiento disciplinario, pues la gente estaba
no solo cansada de una guerra de casi doce años, sino de las matanzas de sus
mismos compañeros, que ya llevaba casi cinco años. Guayon dice al respecto:
__ La gente aquí había cambiado, o sea que ya a los jefes y a los mismos de
la comisión política les habían perdido el respeto al ver lo que habían hecho. Ya la
tropa hacia lo que quería, chupaban guaro y ya todo les valía un carajo.
En una de esas reuniones de consulta se decidió la degradación de Mayo
Sabrían, en medio de discusiones y acusaciones mutuas entre los mandos locales y
entre Mayo Sabrían y los delegados de la Comisión Política. Guayon estuvo ahí y
recuerda que Mayo Sabrían dijo que todas las ejecuciones habían sido autorizadas
por la Comisión Política, y que el único que se había opuesto era comandante Dimas
Rodríguez. Eso se los restregó en la mera cara a Douglas Santamaría y a Ricardo
Gutiérrez, que eran de dichosa Comisión Política, dice Guayon,
Por esas mismas fechas, Juan Patojo regreso de Jucuaran a la zona Gaviria,
al mando de ciento ochenta hombres y cargando consigo dos morteros de 81 mm.
Su gran sorpresa fue encontrarse con que Mario Sabrían ya no era comandante:
__ Lo encontré moliendo y cargando maíz al viejo, y hasta lastima me dio.
¿Qué te paso, Mario?, le dije yo. No, hombre, me dijo, esto es por las tonteras
aquellas que pasaron, que venían los informes y había que firmarlos… Mira, Mario,
¿Por qué mejor no te vas?, le dije… No, Juan, me contesto, yo me metí a esto fe en
la revolución, y si me voy es una vergüenza. Yo ya se que me van a matar, y si no lo
han hecho todavía es por que ahí tengo enterrado un montón de dinero que no les he
entregado; yo se los voy a dar y en entonces me van fusilar, me dijo.
Todos los testigos son unánime al reconocer que Mayo Sabrían, a
pesar de haber quedado degradado, pero no encarcelado, pues siguió libre en el
campamento, inclusive con su arma, nunca intento desertar. Esta actitud pue estar
explicada en una excesiva confianza en su amigo Salvador Sánchez Ceren, y en
aquellos de la Comisión Política que apoyaron sus procedimientos pero además en
el convencimiento que ese era un procedimiento acordado por el consenso en las
estructuras del mando al mas alto nivel de las FPL, y que por tanto estaba en lo
correcto.
Los daños causados a las filas guerrilleras y a la moral de los sobre vivientes
fueron desbastadores. Juan Patojo, aunque no estuvo en San Vicente en los años
mas intensos de la matanza, lo pudo comprobar de primera mano:
___Cuando vine de Jucuarán, aquí en San Vicente ya no había gente, solo
monte había. Casi todo se habían pasado del otro lado del Lempa, para Usulután
huyendo de la matazón. Entonces a mí me mandaron a jalar gente para acá ahí es
donde me convencí que la gente estaba bien resentida con las FPL. Cuando llegaba
a sus ranchos me decían cosas feas de la organización en mi propia cara.
___¿ Que cosas feas eran esas?
___Los reclamos por sus familiares ejecutados, pues.
En una de esas me topo con mi propio hermano , el papa de Amadito Esquivel , ósea
el que les conté que había matado los mismos compás, y eso yo lo sabia
perfectamente. Solo quiero que me expliques por que mataron los compás a mi hijo,
me dijo mi hermano. Puta, y yo que podía decirle al hombre, pues, si el mismo y sus
cinco hijos estaban en la guerrilla, y toditos murieron, todos los cinco, pero a cuatro
los mato el ejercito peleando, y a Amadito la misma guerrilla de nosotros.
Y continúa Juan:
____Pero yo tenia que cumplir mi misión de convencerlos de que se vinieran
para San Vicente otra vez.
Y logre traerme un buen grupo a pesar de todo. Y toda esa gente aquí estaba
todavía, en la sabana, en San Carlos, el Pacun, Santa Marta, San
Bartolo, El Porvenir, Las Anonas. Dentro de ellos la mayoría perdieron familiares en
esa matazón. Esas familias eran los viveros de combatientes de confianza, de ahí se
reclutaban. Ósea que la confianza venia de que eran familiares de guerrilleros
antiguos. Esa gente no se nos deserta. Pero los que reclutábamos por no eran de
confianza porque, a las dos o tres licencias que tenían, las mismas familias les
decían que desertaran y ya no volvían. Los otros no, eran los de confianza pero
fueron los que mas perecieron en esa matanza.
La solución parase estar dada con esa degradación.
Sin embargo para cualquiera que tenga dos de dos de frente le será fácil comprender
que con la destrucción de los mandos del frente para central que operaron de
manera conjunta con su comandante, no se llegaría a la solución verdadera, y por
tanto se debía evitar que un testigo de la calidad de Mayo Sabrían quedara vivo y
pudiera un dia contar como es que se mataron las decisiones estratégicas para llevar
a cabo los asesinatos del frente para central. Por eso, bajo la justificación oficial de
que el era el único responsable, también había determinado con su vida.
EL FUSILAMIENTO.
A Mayo Sabrían lo fusilaron pocos días después de que, efecto, entrego
voluntariamente el dinero que tenia enterrado, según Juan Patojo. Para entonces el
comandante degradado estaba trabajando como ayudante de Guayon en el taller:
___Todo el santo se chinga el viejo cargando bultos, y no rezongaba.
Entonces ahí cerca del taller no cayo una bomba de 500 libras que por suerte no
estalló, que si no ahí mismo nos hubiera rostizado a todos. El caso es que ahí quedo
enterrada la babosada esa. Como yo sabia desactivar esas bombas resolví
desenterrarla. Valla, le dije a Mayo, agarra pico y pala y empeza a escobar.
Pedro Café recuerda que, por esos días, lo mandaron a llevar el almuerzo al
personal del taller:
___De pronto empecé oír unas fuertes campanadas que se prolongaban por el
eco de los cerros, extraño se oía aquello, y yo me
Preguntaba que esta pasando. Y cuando llego al taller voy viendo a Mayo y a
Guayon encaramados en la bomba. Guayon estaba con una gran almádana dándole
al fulminante. Puta, se me aflojaron las canillas, se necesita bien grandote los de
abajo para hacer algo así. Yo les dije ahí les dejo la comida y Salí de ahí lo mas
rápido que pude.
En esas estaba Guayon cuando recibió un mensaje del puesto de mando,
donde le informan que ya iba a capturar a mayo Sabrían, que se aseguraba de
mantenerlo entretenido y que no se le perdiera de vista :
___Ya cuando llego la escuadra a amarrarlo, Mayo no se jalo ni intento
agarrar su fusil ni escapar. Bueno, al fin me llego mi día, fue todo lo que dijo. Y ya
cuando se lo llevaron a fusilarlo me dijeron que yo fuera testigo.
Se dirigieron a un punto ubicado en el cantón la Soledad, ubicado al este del
cerro Buena Vista, en la jurisdicción de San Vicente, muy cerca del rió Lempa, en las
inmediaciones de donde estaban los principales campamentos y el puesto de mando
de la zona Gavidia.
Ahí estaba ya esperando los comandantes Douglas Santamaría, Ricardo
Gutiérrez, Ramón Torres. También el pelotón de fusilamiento integrado por alguno de
los habían sufrido vejaciones por parte Mayo Sabrían y además un grupo de
combatientes llevados como testigos. Entre estos últimos estaban, entre otros, Pedro
Café, Edwin Pinocho, Guayon, Rudy y Tancho, una de las cocineras del puesto de
mando.
Ricardo Gutiérrez pronuncio un largo discurso explicando los motivos por los
que la Comisión Política las FPL ha
Había decidido ejecutar a Mayo Sabrían. Ninguno de los testigos
entrevistados coincide en los detalles de lo que dijo, probablemente por que
prestaron poca atención a ese palabrerío, que en realidad estaba de mas, por que
todos los ahí presente habían vivido la tragedia de ese frente y no necesitaban que
esos tres comandantes extraños se los explicaran.
Ese momento debió ser definido para muchos de esos combatientes. No
importa lo que Ricardo Gutiérrez o Douglas Santamaría dijeran, ambos pertenecían a
la Comisión Política, y ellos sabían que ese organismo había tenido conocimiento de
los hechos desde el primer momento,
El mensaje que esos combatientes extraían de la situación era claro: Habían
estado luchando bajo el mando de una jefatura que mataba a su misma para ocultar
sus propios errores. Años después, en el rostro de Guayón en sus palabras sencillas
de hombre forjado en el campo de batalla, se percibe el derrumbe de un gran amor
experimentado a plenitud de sacrificios y permanente riesgo de muerte:
___Entonces yo ahí cambie totalmente mi mentalidad de lo que era un
revolucionario. No, dije yo, si así hacen todos los hijos de la gran puta, en que voy a
parar yo. Y creo que eso fue lo que me llevo a la crisis de mi enfermedad de
epilepsia que tengo ahora, como mis compadres Edwin, es que eso fue un golpe muy
duro para nosotros. “
Después, Mayo Sabrían pidió la palabra. Pedro Café recuerda el momento:
___Dijo que estaba convencido que había hecho lo correcto, que no se
arrepentiría, y que el le había pedido a las FPL que, por sus años de militancia y por
todo lo que le había dado la revolución que no lo mataran, que lo degradaran, que lo
expulsaran, pero que le dieran la oportunidad, por su experiencia, de ir a otro
movimiento, a otra revolución en otro país.
Guayon afirma que Mayo Sabrían estaba sin temblores ni agitaciones, muy
sereno:
___Ahí les volvió a restregar en la cara que la Comisión Política solo sabia
todo, que el había cumplido ordenes, y que solo lo estaban usando para limpiarse las
manos.
Cuando termino de hablar, Mayo Sabrían pidió dos cosas: Que le
entregaran una carta a su familia y que lo dejaran fumarse el último cigarro.
___Ya luego de eso lo amarraron a un árbol. Mayo no quiso que le vendarán
los ojos y siguió sereno mirando de frente al pelotón de fusilamiento. Ricardo
Gutiérrez dio la voz de fuego, trono la descarga, ahí se acabo Mayo__, dice Guayon.
Después todos los testigos firmaron un acta y se marcharon en silencio. Edwin
afirma que Mayo Sibrián fue enterrado muy cerca del lugar del fusilamiento. Alguno
no recuerdan haber firmado el acta, lo cierto es que la muerte si se produjo de la
manera expuesta, lo otro es mas bien sentido de complementación inevitable de los
hechos a partir de los acuerdos dolorosos de esa gente.
Juan Patojo que estaba cerca del lugar de la ejecutacion, no había querido
hacer acto de presencia, pero escucho los disparos. Momento mas tarde, uno de sus
sobrinos, que había formado parte del pelotón del fusilamiento y venia con otros de
sus compañeros, se le acerco:
Hoy si matamos ese perro, me dijo mi sobrino. Hay hijo de puta pendejo, no
entienden ustedes esta mierda, les dijo yo bien encachinbado. A Mayo lo habían
matado para limpiarse las manos, les dije, porque la culpa no es solo de el, les dije
yo.
LAS CENIZAS DE UN FRENTE DE GUERRA Y SU ÚLTIMO
COMBATE.
Lo que sin duda fue la cuna de las mejores tropas guerrilleras de las FPL,
cantera y motor durante los años mas gloriosa de esa organización, conoció el
ocaso como en la cruda historia de la guerra, como solían escribirse por los clásicos.
El ciclo aparecía cerrarse de una forma muy simbólica, superior a la de cualquier
fisión.
Ricardo Gutiérrez, Douglas Santamaría y Ramón Torres asumieron el mando
de lo que te daba del paracentral. Pero no cualquiera puede asumir el control de un
frente guerrillero golpeado tan cruelmente por su mismo mando metido en un mundo
de sentimientos, sospechas y temores, especialmente cuando las tropas han dejado
de tener confianza siega en sus máximas autoridades. La gente ya no era ingenua
sabia de sobra de todo lo sucedido tenia responsables allá arriba y que de alguna
manera también esos que hoy estaban ahí aunque no lo eran se mostraran tormente
como salvadores.
Es comprensible suponer que al menos para Ricardo Gutiérrez y Douglas
Santamaría, lo mejor era volver cuanto antes a Chalatenango alejado de esa sórdida
situación donde el día menos pensado uno de esos combatientes agobiados por el
pesar y la confusión pudiese entrar a champa y meterles un chorro de balas.
En los campamentos seguía vivo el recuerdo de casi cinco años de tortura y
asesinatos, y quedaban problemas pendientes por resolver. Uno de ellos, el principal,
era que todos sabían que mayo Sabrían era uno de los asesinos, pues en la matanza
había participado todo su equipo de mando, y todo ellos están impunes allí mismo.
El otro problema grave era que, ante lo sucedido, los combatientes habían
perdido confianza y respeto por los jefes, lo que suponía una crisis disciplinarías sin
precedentes, y anulaba todo capacidad ofensiva y hasta defensiva del frente. Para
superar esa crisis se requería de mandos con autoridad moral, que lograran
recuperar la confianza de la tropa. Pero Ricardo Gutiérrez y Douglas Santamaría
pertenecían a la Comisión Política de las FPL, misma a los que los combatientes
consideraban responsable de la tragedia.
En tal situación se realizo otra ronda de consultas para buscar una solución. El
resultado fue un clamor unánime de los combatientes:
__Todos los del grupo de mando de Mayo torturan y mataron compañeros,
queremos que todos se vayan a la mierda.
En esa exigencia iba una lección de nobleza por parte de los combatientes:
Aunque conocían los crímenes cometidos por cada uno de ellos, no pidieron que se
les fusilara sino solo que se fueran. Y eso incluía a Ricardo Gutiérrez y Douglas
Santamaría. En contra partida exigieron que la jefatura del frente fuese asumida por
Goyo, Miguel Uve, Giovanni y Ramón Torres, todos ellos nacidos y crecidos como
hombres, combatientes y jefes, en los territorios del frente para central.
Ramón Torres ya estaba en la zona. Los otros tres comandantes llegaron después
del verano de 1991 cuenta Goyo:
__Cuando asumimos el mando, toda la gente que había no llegaba ni a cien, y
la capacidad combativa era nula. La situación era tan critica que Giovanni, que fue
asignado a la jefatura del volcán, no entro allá ni un solo combatiente, y solo contaba
con doce hombres que el mismo había llevado. En cerros de san Pedro lo único que
quedo fue una escuadra.
En ese frente no quedaba ni masas, como en aquellos años de auge rebelde,
y los pocos que podían rodear el frente de guerra estaban demasiado doloridos y
resentidos con las FPL. El comandante Giovanni recuerda esa situación a su
manera:
Regrese al para central allí por Julio de 1991, y aquello era un caos de
indisciplina, los combatientes ya ni siquiera hacían formaciones. Me enviaron al
Chenchontec con unos pocos jovencitos que no querían ir y tuve que convencerlos,
porque en todo el frente no había quien no estuviera afectado por esas ejecuciones.
La mayoría tenia un pariente muerto de esa forma. Incluso a alguno les había tocado
capturar algún familiar por ordenes superiores. Lo que yo hice fue apaciguar, decirles
ya paso, hoy concentrémonos en defendernos por que el enemigo no va a preguntar
quien ese el afectado y quien no, a qui nos van a matar igual por que la guerra
todavía no se a terminado. Y así fue como popo a poco fuimos restableciendo la
disciplina y la moral, y lo logramos sostener hasta que se acabo la guerra.
Esta nueva situación de guerra esta vinculada como en todos los frentes al
proceso de las negociaciones de paz, que cada vez fue dando nuevos y decisivos
resultados y que de alguna manera coloca a todos los mandos en la disyuntiva de
ponderar la flexibilidad en la disciplina y la exigencia para continuar la guerra. Es sin
duda el periodo mas critica para mantener la capacidad ofensiva de la tropa, es el
crepúsculo, no se sabe si del amanecer o del anochecer.
La flexibilidad en los mandos que habrán de terminar la guerra en el
paracentral no esta relacionada solamente con los hechos ocurridos en los cuatro
años de ejecuciones sumarias, si no con ese inminente final de la guerra.
A un así, tanto Miguel Uve como Goyo, aseguran que en esos últimos meses
de la guerra, que abarca todo el invierno de 1991 hasta Diciembre del mismo año,
lograron devolverle la esperanza de lucha a muchos de esos guerrilleros valientes
que optaron por seguir peleando la prueba mayor, es que no pocos de esos cien
hombres y mujeres que ellos encontraron en el frente paracentral y6 otros que se
incorporaron siguen vivos en esos cantones y caseríos que hicieron posible que esa
guerrilla viviera como una de las mas gloriosas de todo el mundo, a pesar de los
golpes.
La historia presenta en ocasiones algunas simetrías sorprendentes que muy
bien podrían elevarse a nivel de lo simbólico. Desde que se fundo la guerrilla
salvadoreña en 1970, la primera masacre de campesinos organizados y en
resistencia, realizada por los gobiernos militares, tubo lugar en los territorios de lo
que después llego hacer el frente paracentral, en el cantón la Cayetana de San
Vicente, en Noviembre de 1974. El ultimo combate de la guerrilla civil se libro en el
mismo territorio, en la comunidad paz opico, muy cerca de la Cayetana, el 11 de
Enero de 1992, a las tres de la tarde, a solo cuatro días de que se firmara la paz.
Ese día, el comandante Giovanni bajo del volcán Chinchontepec con sus
hombres, y llego a paz opico donde estaba otra unidad guerrillera. Las fuerzas del
FMLN en pleno estaban ya en movimiento Asia las áreas pactadas para su
concentración y posterior des movilización.
El cese de fuego había comenzado el primero de Enero, pero en realidad ya
no se registraban combates desde la ultima semana de Diciembre de 1991. El
comandante Giovanni recuerda que el día en cuestión, faltando unos quince minutos
para las tres de las tarde , dio orden de salida a la unidad que se uniría a la
concentración guerrillera de la zona Gavidia, quedándose en el sitio únicamente con
quince hombres.
Paz opico, según lo pactado, estaba dentro la zona guerrillera, y las fuerzas
del ejercito no podían penetrar en ella. Giovanni estaba con sus dos radistas, Lupita
y su esposo cuando de pronto, a pocos metros, apareció una unidad del ejercito y
comenzó el fuego.
Los tres guerrilleros se tendieron, se arrastraron entre el fuego nutrido hasta
lograr pararse precariamente y responder al ataque. En el revuelo, Giovanni había
dejado tirada su mochila con las claves, los documentos y una cantidad de dinero.
La unidad que Giovanni había despachado, minutos antes, regreso al
escuchar los disparos.
Giovanni les explico la situación y su preocupación de que su mochila, que
había quedado en un punto equidistante entre las posiciones de los dos bandos,
cayeran en manos del ejercito:
___Los muchachos me dijeron que estaban dispuestos a romper topar hasta
recuperar la mochila. En otra situación eso es lo había que hacer, pero ahí yo pensé
y les dije que no, que lo que había en la mochila era importante, pero que era mas
valiosa la vida de cualquiera de ellos. No le vi sentido que ya faltando unos días para
firmar la paz se sacrificaran otras vidas. Entonces ordene la retirada. Vamonos,
desdije Aquino no se va morir nadie mas … Y les voy a decir algo, esa tropa que
estuvo dispuesta a morirse hasta el ultimo minuto, eran los pocos sobrevivientes de
la unidad de Fuerzas Especiales, porque la mayoría de los miembros de esa unidad
habían sido ejecutados por nuestra misma organización.
Cuando se termine de escribir una historia como esta, tan llena de heroísmo,
tragedia y tradiciones, se llega al final. Como cansado, aturdido por la cantidad de
preguntas, por la complejidad de los hechos mismos.
Ser sobreviviente de esas dos guerras unidas en un mismo territorio, la de los
enemigos que confabularon en el silencio de la tormenta para arrancar lo mejor de su
semillero, es un merito extraordinario, es ser portador de una tragedia que merece
todo respeto y recuerdo, en el mas hondo sentimiento del humanismo.
LA ÚLTIMA ASAMBLEA
En 1992 se puso final a la guerra civil, los fusiles callaron por fin su crepitar y
al menos desde los dos grupos conocidos en flagrante enfrentamiento, la sangre
dejaría de correr paulatinamente.
Pero las heridas, que siguen entronizando los recuerdos y las posiciones
sobre el valor de traerlas a la mesa de las discusiones o dejarlas en el archivo del
reciclaje, o del olvido que es mejor para algunos, propondrían un escenario difícil de
superar, aun hasta nuestros días.
Es obvio presumir que las presiones en la Comandancia General de la
guerrilla salvadoreña hicieran posible que el llamado “caso Mayo Sabrían”, puesto
que ese comandante solo fue uno de los protagonistas de los hechos aquí descritos,
tuviera un final acelerado, para evitar que sus manchas de sangre llegaran a la
misma mesa de la negociación, Es muy probable que eso haya sido así, que las FPL
haya tenido un equipo negociador con alta capacidad con el que logro sacar de las
listas de los crímenes de guerra aquel hecho, que por estar sembrado en el seno de
la izquierda tenia un horizonte mucho mas complejo que el de los atribuidos al
ejercito nacional.
Con una presión quirúrgica en el caso del frente paracentral no fue incluido en
los informes de la comisión de la verdad. La confesión unilateral de Joaquín
Villalobos sobre la ejecución de los alcaldes, reconociendo la responsabilidad del
ERP en trece de esas muertes, en una medida que fue tomada por la Comandancia
General del FMLN en pleno, mostro una tremenda ingenuidad política del líder
guerrillero, pues lo llevo a una condena tan temprana, que en un par de anos
terminaría por sacarlo de la vida publica salvadoreña y a ser tratado como traidor
dentro del mismo FMLN, a pesar de haber sido quizás, el mas calificado de los
estrategas militares de la guerrilla salvadoreña. Contrario a ese gesto de confesión,
Salvador Sánchez Ceren, su compañero de comandancia de la guerrilla salvadoreña,
con quien compartió esas y otras decisiones, no parecía mencionado, por todos los
asesinatos del frente para central.
La astucia política y la manipulación de la historia evidencian nuevamente
como las Comisiones de la Verdad son instrumentos políticos de un periodo critico de
las sociedades que, al no contarlo todo, o despreciar unos hechos y ponderar otros,
inclinan la balanza hacia una dirección políticamente calculada, la que de alguna
manera avalan los comisionados, pues al igual que los “Juzgados” se identifican con
un conjunto de valores e ideales determinados, que respecto de unos se alejan y de
otros se acercan, volviendo por tanto sus decisiones esencialmente parciales.
Lo que el seno de la comisión de la Comandancia de la Verdad iba a suceder
meses después de la firma de la paz, estaba vinculado de manera directa con lo que
se discutiría en abril de 1992 en el seno de las FPL.
Las organizaciones de izquierda comenzaron a realizar reuniones abiertas con
gran número de miembros de su militancia, aquellos que habían estado en los
frentes de guerra y otros que volvían del exilio. El mismo Partido Comunista celebro
su congreso en el asentamiento guerrillero ubicado en la ciudadela Guillermo Manuel
Ungo, de Suchitoto. Esas reuniones no eran gratuitas, en realidad lo que se estaba
preparando eran las condiciones para enfrentar el nuevo reto de partido político de
izquierda legalmente constituido.
Las FPL realizaron una reunión muy importante en la iglesia de Las Vueltas,
en Chalatenango, en abril de 1992. Hablar del futuro político de la organización mas
poderosa del FMLN, era uno de los temas, especialmente cuando comenzaban a
verse los planteamientos políticos muy distantes del marxismo-leninismo. En esa
misma reunión, un grupo de mas de diez cuadros de las FPL lanzo un tema
inesperado, que con toda seguridad es el mas oscuro en la historia de esa
organización: la matanza del frente paracentral.
La petición era clara y sin embages: debían investigar lo sucedido en el frente
paracentral hasta el mas hondo de los recovecos, buscar los hilos en la escala de
mando, y lo mas duro de la propuesta: sancionar moralmente a los responsables
para que no pudieran optar a cargos públicos de elección popular.
Miembros prominentes de su Comisión Política y de su estado Mayor estaban
incluidos, inclusive el representante de la organización ante la Comandancia
General del FMLN, Salvador Sánchez Ceren.
La petición no estaba redactada con diplomacia, era clara Sánchez Ceren
no debía aspirar a cargos públicos por su responsabilidad en aquellos hechos,
al igual que otros miembros de la Comisión Política.
Una propuesta de semejante contenido político produjo una discusión tan
fuerte, que si se hubiese producido en la guerra con toda seguridad hubiera
provocado una nueva masacre. Por suerte la paz estaba firmada. Hoy, vista a
distancia, se percibe la altísima visión de futuro que el grupo de la propuesta tuvo
frente a la política nacional, especialmente por haberse defendido en un momento
que la lna de miel de la guerrilla imposibilitaba la autocritica.
Los abanderados principales de esa propuesta eran goyo y miguel Uve, pero
dentro del grupo también estaban María Chichilco, Raúl, David, Ángela Zamora y
Julio Hernández. Una de las personas que mas se oponía a las propuestas era
Lorena Peña (Comandante Rebeca Palacios), que había alzado mucho la voz, según
lo recuerda Miguel Uve.
La discusión se fue alargando y caldeando los ánimos. En un momento se
ordeno llamar a un aldeano de San Antonio Los Ranchos, a quien se le había ejecuta
injustamente a uno de sus hijos en el frente Paracentral, un muchacho que llego en
la Unidad que Comandaba Goyo la vez que fueron halla para apoyar los ataques de
Zacatecoluca, para la ofensiva de 1989.
El hombre llego a la reunión y lo hicieron testificar como el padre de un
cordero, como en la historia bíblica en la que los dioses piden la sangre del hijo
amado, aunque en este caso, el daño era irreparable. El hombre dijo que aunque la
revolución le había quitado la vida de su hijo no sentía ningún resentimiento. Una
manipulación que pretendía justificar un hecho de más de mil asesinados con lo
dicho por una persona.
Los máximos jefes políticos y militares de esa organización, dentro de los que
se encontraban los responsables intelectuales de lo sucedido en el frente
paracentral, sintieron que el testimonio de un solo hombre les daba luz verde, pues
ellos seguían considerándose la viva encarnación de la revolución. Es ahí donde
vuelven a confundirse los papeles y las victimas son destinadas al olvido.
La discusión llego hasta avanzadas horas de la madrugada del día siguiente,
poco a poco se iban perdiendo votos a favor de la propuesta hasta que, al final, esta
fue derrotada. A partir de ahí muchos de esos jefes guerrilleros y cuadros de muchos
años, comenzaron a salir de esa organización y hacer tratados como traidores por
intentar sacar del olvido a sus compañeros ejecutados injustamente.
Poco tiempo después de esa asamblea, Salvador Sánchez Ceren, se atrevió a
llegar a la Sabana, uno de los territorios del Paracentral. Allí se reunió lo que
quedaba de las FPL en la zona. Cuando Salvador Sánchez Ceren quiso tomar la
palabra, un campesino ya maduro lo interrumpió y con voz firme dijo:
Antes que nada yo quiero pedirle a usted una explicación, Señor. Quiero
que me diga porque mataron ustedes a nuestros hijos combatientes.
Dilo, un guerrillero del paracentral que combatió casi toda la guerra en
Chalatenango, y que ahora dirige junto a otros veteranos, una de las Asociaciones
mas importantes de lisiados de guerra, estaba junto a ese campesino, y nos cuenta:
Ese momento fue impactante para los que estábamos ahí, porque ese hombre
dijo en verdad lo que nosotros teníamos en la mente. Yo el nombre de se compa no
lo se, pero si me recuerdo bien que estaba bien encachimbado, y fue terminado de
decir eso menio el corvo contra una piedra. Al oír el chirrin-chirrin del corvo, la
seguridad de Sánchez Ceren lo rodeo rápido y ahí nomas lo metieron al carro y
se fueron. Ni una sola palabra lo dejaron decir esa vez.
Allí también estuvo Juan Patojo, quien nos confirmo esos hechos:
Si esa vez estuvo perra la cosa. Si no se llevan a Sánchez Ceren a saber que
hubiera pasado, porque la verdad es que toda esa gente estaba bien resentida,
como les he dicho. Miren, si la cosa no paso a mas fue porque Giovanni y yo medio
calmamos a la gente a como pudimos. Pero a otros que querían aplacar la cólera de
la gente con pajas yo les dije: no jodan, hombre, si este problema no va ha terminar
nunca, si no son perros los que estos hijueputas mataron y andar queriendo aplacar
la rabia de esta gente con pajas políticas es como querer sanar un cáncer con una
curita. Entre los que quedaron en el alegato posterior a la salida abrupta de Sánchez
Ceren, salieron a relucir otros nombres de combatientes asesinados por las FPL,
como Pablo el Comanche, Walter, Mardo y Rafael en Chalatenango.
Es interesante en reparar que la mayoría de las personas que construyeron
las propuestas para investigar los hechos del paracentral y sancionar moralmente a
la dirigencia, salieron paulatinamente del FMLN, se vincularon al movimiento
renovador de la izquierda y a otros grupos de igual naturaleza, en posturas muy
cercanas a la social democracia.
Mas de dieciséis años después de esa reunión de las vueltas y veintidós de
que los crímenes se comenzaran a dar en el frente Paracentral, los veteranos
sobrevivientes encontraron la posibilidad de recordar a los suyos y traerlos a cuenta
en esta pequeña crónica, algunos con sus nombres y apellidos, otros por su
seudónimo, muchos todavía incluidos solamente en las cifras espeluznantes de los
asesinados, la historia apenas comienza.
EPÍLOGO
UN EPILOGO PARA COMENZAR UNA HISTORIA
LA ACUSACIÓN.
Después de haber visto todo esos rostros y escuchando sus voces, no solo de
testigos vivos si no de aquellos indignados que fueron asesinados tan cruelmente,
cuyos gestos se asoman en nuestra conciencia, listos para declarar en el estrado,
estoy aun mas convencido del significado humanista que hay en el contar sobre sus
vidas y su tragedia.
No sabemos hasta donde lo hemos logrado en esta primera entrega, pero hay una
verdad suprema: nosotros que en un inicio dudamos, hoy estamos absolutamente
convencidos de que esta historia es tan cierta como justo en seguirla ahondando.
Antes de llegar a mayores reflexiones debo pedir perdón a las victimas por
haber dudado en un primer momento de que su historia llegaba hasta tan lejos, ante
todo a su memoria irascible. Callar silenciar, cuando tienes el privilegio de la pluma,
es volverte una especie de cómplice, de la historia, de la muerte, de la verdadera
traición.
Escribí una primera valoración acerca de estos hechos, obviamente sin haber
comenzado la investigación y sin haber conocido a los sobrevivientes de esta
historia. En la misma le dije a mi amigo Giovanni Gáleas, que me parecía exagerado
hablar de mil muertos, que a lo sumo podrían ser unos doscientos, aunque debo
decir que desde un primer momento que conversamos sobre la idea de investigar el
hecho, asumí como cierta la historia y en ello hemos coincidido con los
sobrevivientes, que también son victimas: la cantidad no es lo determinante si no las
causas y los métodos con los que fueron asesinados esos guerrilleros y pobladores
civiles.
La primera noticia que tuvo de los hechos sucedidos en ese frente fue hace
muchos años, durante la guerra. La versión oficial de la guerrilla era un tanto
confusa. Sin tener las fuentes de origen era muy difícil saber otra cosa que lo que
nos dijeran los comandantes. Inclusive, muchos de ellos no supieron que fue lo que
sucedió realmente. Se decía que en el frente Paracentral había tenido un enorme
operativo de trabajo de infiltración enemiga, y que debido a ello se había “ajusticiado”
una gran cantidad de combatientes. Como el lector observara, desde entonces no se
ha negado que había muchas muertes por ejecución.
La guerra es una situación complicada para la gente que milita dentro de los
ejércitos que la libran, las decisiones, las ordenes que se deben cumplir, los
métodos de control implementados en las organizaciones, la disciplina, la ideología,
la moral, son mecanismos que atrapan a los hombres, no importa que lugar ocupen
en la cadena de mando. Desde el mas alto hasta el mas bajo en graduación pueden
verse constreñidos por las circunstancia. Muchas decisiones no eran conocidas ni
por todos los que habitábamos en un mismo campamento, ya no digamos de otro
campamento, otro frente y más aun otras estructuras y organizaciones. Pero como
digo, la acusación de infiltrados fue la manera superficial de justificar la parte
esencial de los hechos que no se podrían ocultar, los muertos.
Esa acusación no solo pretende liberar a los mandos superiores de sus
responsabilidad en la muertes, que para mi es esencialmente moral, convoca al resto
de la militancia y a los simpatizantes a convalidar el juicio de valor aplicado, pues
sabido es que en una guerra, “la traición”, especialmente la que pende de los
infiltrados, los comprobados y los no supuestos, los que informan al enemigo de la
situación propia, es quizás el hecho mas difícil de perdonar. En un estado de guerra
es mas fácil admitir el perdón de un enemigo capturado en combate que el de un
espia. Dicha apreciación es aplicable a cualquier ejército y en cualquier guerra o
territorio del mundo.
Es precisamente en esa acusación, donde se encuentra el lado mas oscuro de
la justificaciones. Sabemos que al igual que en aquellos años, como ahora, no
pueden negar que se asesino a tanta gente, por ello los responsables intelectuales
seguirán esgrimiendo el argumento de la acusación de infiltración. Es en esta
primera entrega de la investigación sobre los hechos del paracentral, hemos probado
sobradamente que los muertos fueron una colonia enorme de extraordinarios
guerrilleros, con nombre y hazañas de guerra ejecutadas a lo largo de muchos años,
que son las mismas hazañas que hicieron posible que los dirigentes del FMLN de
hoy puedan ocupar un lugar importante en el poder político salvadoreño, pues ese
partido tiene un origen suigeneris: la guerrilla.
Es a ese utilitarismo político al que me refiero cuando digo que las muertes y
el sostenimiento de la burda acusación de infiltrados, es esencialmente inmoral,
porque cuando los dirigentes de ese partido reivindican su historia de lucha,
especialmente las que hizo de esas cuatro letras una de las guerrillas mas poderosas
del mundo, y luego el partido que hoy es, se refieren a muchas de las batallas
estratégicas que se libraron contra el ejercito salvadoreño, como parte de su
patrimonio político, las que paradójicamente fueron llevadas a buen éxito por esos
mismos hombres y mujeres que ellos asesinaron. Pero no solo eso, los que lograron
escapar siguen siendo traidores, por el hecho de no compartir las ideas de los
dirigentes y sus métodos, como si en una democracia, de la que tanto nos hablan,
estuviésemos obligados a pensar todos por igual, como maquinas tragamonedas.
Esa es la otra transferencia cultural de esta historia, la verdad y la justicia para
las victimas. Palabras que no pueden separarse porque su sentido advierte y
connota realidades humanas muy diversas, que aquellos que se precian de ser
lideres de un país, no pueden obviar.
Todo aquel que se asuma como amante de la democracia debe admitir que
hechos como los aquí narrados, deben ser investigados, contados, y que, en todo
caso, se debe asumir un respeto por las victimas, esa seria la actitud de un
verdadero estadista, de lo contrario, no habría diferencia con aquellos mismos que se
condenaron por haber torturado y asesinado a gente inocente.
El sentido de este trabajo no estaba orientado hacia los victimarios, no al
menos fundamentalmente, si no a las victimas, son las que importan, pero, de
cualquier manera, aquellos caerán inevitablemente sobre el campo marchito como
las frutas podridas que tarde o temprano se comerán los buitres.
LOS MUERTOS Y LA FOTOGRAFÍA PENDIENTE
El respeto por los muertos es tan antiguo como sagrado. No importa si se trata
de nuestros enemigos. O mero trajo hasta nuestro tiempo ese sentimiento ancestral,
cuando Aquiles, que ha arrastrado el cuerpo de Héctor hasta su casa de campaña,
después de haberlo vencido en combate, acepta de volverlo a su padre, el anciano
Príamo, cuando este le recuerda que tanto el rey como el hombre común, tienen
derecho a velar a sus seres queridos, no importa, le dice con endemoniada verdad,
que hayan sido sus enemigos vencidos.
Al igual que Tilo o doña Clelia, o cualquiera de los familiares de los torturas y
asesinados en el paracentral, la única manera de elaborar el duelo, es saber donde
se encuentran los restos de sus seres queridos, para ir, como ellos mismos dicen, a
poner la cruz que ha de despedirlos y reencontrarlos para siempre.
Me resisto a pensar que los guerreros de hace miles de años pudieran haber
tenido un humanismo mayor que el de los hombres de estos tiempos. La verdad
parece demostrar que así fue. Digo esto pues una vez comenzaron a surgir las
noticias sobre esta investigación, el señor Salvador Sánchez Ceren, máximo
Comandante de las FPL durante la guerra al ser emplazados por la prensa,
responde sobre el tema aduciendo que esas personas fueron fusiladas con las
leyes de las FPL porque eran infiltrados. No hay menor remordimiento en sus
palabras, no al menos que lo sepamos.
Pareciera que para el decir FPL es como nombrar un planeta lejano donde
nadie tiene que ver, donde las leyes son intocables y la vida preciada de las
personas esta en las manos de cualquiera, y el calificativo infiltrado es el propio de
un tirano que no requiere de mas pruebas que la de su voz, las de su mente, para
condenar a muerte a cualquier ser humano.
He tratado de interiorizar dentro de mi el principio de la duda razonable, he tratado de
elaborar la idea de que es probable que Salvador Sánchez Ceren no conociera
todos. los detalles de lo sucedido, por ejemplo en los asesinatos del maestro Carlos
Danilo Flores, la psicóloga Ethel Pocasangre Campos, el estudiante de economía
René Oviedo y el doctor Carlos Alberto Peña Hernández. Pero de ser cierta la
hipótesis, el máximo jefe de la FPL sale peor parado pues, si así fuese, que
desconoció los detalles, cómo se atreve a decir que eran infiltrados, si no conoció ni
su vida, ni sus dolores y sufrimientos. Pero a demás un jefe de si investidura no
podía haber dejado pasar tantos años sin conocer lo sucedido. Ese sólo hecho, de
ser cierto, en cualquiera de los casos, advierte una grave comisión.
Es inevitable preguntarnos cómo es que alguien que dice defender la justicia y
la vida reflexione de esa manera sin importarle que a esos muertos les sobreviven
familias, madres, hermanos, viudas, hijos, que son pocos, y a cuya memoria es
imperioso recurrir con un mínimo de decencia y respeto.
El agravio es todavía mayor pues a lo largo de nuestra investigación han
surgido evidencias contundentes reflexiones magistrales de jefes y combatientes
guerrilleros, y las nuestras, pues también conocimos las entrañas de la guerra, que
nos llevan a la conclusión de que esos hombres y esas mujeres, muchos de ellos
aún menores de edad, no entraban en ninguna categoría de “infiltrados enemigos”,
Más bien su actitud y su psicología respondieron a un estado de guerra sumamente
complejo en donde los seres humanos debieron ser comprendidos en toda pluralidad
de emociones y conductas por aquellos que se arrogaban al derecho de
comandarlos hacia la muerte desde el mas alto nivel.
Si a estas alturas de la vida, de nuestra historia, el señor Salvador Sánchez
Cerén sigue creyendo tan groseramente que esas personas fueron traidoras, menos
nos extraña que haya avalado o autorizado sus muertes en tiempos en los que no
era posible tener divergencias sobre estas cosas dentro de los frentes de guerra, por
que de inmediato te mataban. El tiempo del odio y el desprecio hacia la vida parece
no haber superado la mente de algunos, aunque cotidianamente se recurre a los
acuerdos de paz.
No nos extraña, y es mi hipótesis, que la psicóloga de la UCA, Crucita, cuyo
trato con los combatientes es relatado como especial y de un contenido humano
extraordinario, debido a su formación religiosa y revolucionaria, haya mostrado
disconformidades ante los atropellos sufridos por los combatientes, y que ese haya
sido el motivo por el que fue asesinada. De igual manera debió morir el Maestro, un
hombre educado para formar en las escuelas, cuya comprensión de la naturaleza
humana debió entrar en contradicción con los esquemas avalados por el mando
supremo de las FPL. No debemos olvidar que la prueba de tu servicio para con el
bando contrario, si no la amenaza de que tu inteligencia y tu humanismo chocaban
con los esquemas imperantes, porque simplemente eras diferente.
Toda situación de guerra es sumamente dura, adversa. Para lidiar con
aquellos pormenores que tiene que ver con la disciplina de las tropas, la fidelidad a la
causa que se esgrime, el valor al momento del combate o la decisión y efectividad en
las misiones asignadas, cualquiera que estas sean, se requiere de una atención
cuidadosa, de una mentalidad lúcida y responsable, flexible; es la característica de
los grandes jefes militares, lo que ganaron batallas e inclusive guerras.
El viejo Pioter es un gran amigo, puedo decir un hermano mayor. Durante la
guerra fue uno de loa mas experimentados jefes militares, se graduó de ingeniero en
la ex Unión Soviética y a demás obtuvo entrenamiento en una academia militar, y se
graduó de la misma como oficial. En el frente de guerra debió enfrentar a toda clase
de combatientes, temerarios, cuidadosos, detallistas, valeverguistas, miedosos, con
iniciativa, de los que son buenos sólo si están juntos al jefe o a otro que lo impulsa.
Esa diversidad de la tropa requiere de una consideración militar que parte de
un hecho humano al que metafóricamente le podemos llamar zoológico.
A pablo el Pelón nunca lo dejé solo, era muy bueno y valiente, lo quería
mucho por su fidelidad, pero no funcionaba solo. Hay otros, como Drácula, que Podía
irse un kilómetro adelante, y no había problemas-, me dice Pioter, que conocía cada
una de las virtudes y desaciertos de sus hombres, que con verle a los ojos sabia si
estaban tristes, moralizados, cansados ò confundidos.
Pero a demás, ese viejo oficial de la guerrilla se ganó el respeto de sus
hombres no aplicando correctivos si no peleando a su lado. Es por ello que en las
historias de los buenos jefes es común encontrar episodios en donde el subordinado
esta dispuesto a dar la vida por el, como lo haría un hijo por su padre, pero esto es
así por que al igual el padre ha estado dispuesto a hacer lo mismo por el hijo.
Esta fue la característica de los buenos jefes, no solo de nuestra guerra si no
de cualquiera. Matar a los mismos compañeros de tropa por no comprender uno tan
sólo de esos detalles de la vida diaria, expresa una ignorancia crasa, peligrosas pues
por medio de ella se mató a mucha gente sin que se reparara en el error y en las
pérdidas irreparables.
El batallón de la Brigada Rafael Arce Zablah, del ERP, que el comandante
Cirilo llevó consigo al frente occidental Feliciano Ama, estaba integrado por toda
clase de guerreros, muchos de ellos indisciplinados, algunos fumaban marihuana a
hurtadilla, pero no recuerdo que el viejo haya puesto el fusil encima de ellos para
matarlos por esos motivos. El sabía que en el fondo con esos hombres, y no con
otros, era con los que podía ganar la guerra, o al menos peleara con ventaja
mientras hubiera algo que tener en las manos.
Digo entonces, que los muertos son los que nos interesan, no los acusados, al
menos en mi caso. Estoy alejado de pensar en que se acuse legalmente a alguien,
he vivido lo suficiente para saber que es lo que puede hacer en casos como éste y la
aspiración judicial no es la objetiva. Una investigación como ésta debe llevar a un
gran final: traer a casa a los muertos, no importa si en trocitos de huesos, de cenizas,
o en recuerdos marchitos y dolorosos, pero en todo caso, devueltos a los suyos. El
filme de lo que fuimos y de lo que no pudimos ser, de lo que nos espera el triunfo.
MIS HERMANOS.
Hernán fue un amigo entrañable de la guerra. Era militante de las FPL, él y
Camilo eran dos de mis mejores amigos en esa organización, aunque ya se sabe
que yo era del Partido Comunista, cosa que para mi no tuvo ninguna trascendencia,
al momento de trabar amistad con los compas, menos ahora que ya no soy un
jovencito. Cuando compartimos campamentos en el frente occidental Feliciano Ama,
pasamos largos meses de nuestra vida, arrancándonos las caspas en unos cerros
pelados y quemados, sin agua y con hambre, esperando que llegara el enemigo y
nos descuartizara. Entonces el tendría unos dieciséis años. O quizás menos, era
juguetón, y le gustaba cantar la canción La isla bonita, de Madonna. Cuando salí de
este frente a recibir curación en Cuba, no volví a verlo, al igual que a muchos otros.
Aun recuerdo la despedida en el cantón Potrero Sula de Nueva Concepción, donde
nos abrazamos con Camilo y nos vimos la cara como locos.
Años después, ya finalizada la guerra, en una plaza de San Salvador,
encontré a Camilo, nos abrazamos y recordamos aquellos años de nuestra
adolescencia, cuando pasando colgados de las ramas de los palos viendo por dónde
nos iban a matar los soldados. Ahí recordamos a Hernán y su explicación no pudo
ser más cruel: “ Lo fusilaron porque dijeron que era enemigo”, me dijo y agachó el
rostro. A ambos se nos salieron las lagrimas, pues lo conocíamos y habíamos
expuesto nuestra ingenuas vidas por esa que le llamaban revolución, nos habíamos
reído, visto la cara del miedo y del hambre en un remoto lugar donde el olvido suele
jugar, y saben, lo más bello de todo es que no queríamos nada a cambio,
absolutamente nada.
La versión de la muerte de nuestro hermano no era nueva para mí. Alguien me
lo comentó no sé dónde, pero conociendo lo chismoso que somos, lo deje pasar por
alto. Hay algo adentro de mi esqueleto, en un lugar oscuro siniestro, que me dice que
Hernán fue una de esas víctimas de la torpeza, que jamás traicionó a nadie que no
fuera la ignorancia. Era mi amigo, mi hermano de riesgo y jamás, por mucho que me
lo digan, aceptaré esa versión maldita de que era un infiltrado. He vivido demasiado
esas miserias para tragarme su muerte con un argumento tan vulgar, él es uno de
esos seres que uno está seguro se va a llevar en sus archivos mentales cuando
llegue la hora definitiva.
A finales del año 2007 recibí una llamada telefónica de un número
desconocido, al contestarlo, una voz ronca me respondió:
“ Berne, soy Alfredo, el Negro Alfredo del frente occidental”. Fue una enorme
sorpresa saber de el después de muchísimos años. Nos conocimos durante la guerra
cuando él era un cuadro de dirección de la FPL en ese frente de guerra, un
personaje alto y moreno, elegante y bromista, liberal por cierto. Habíamos estado
juntos muchas veces en los campamentos del mando y en otras unidades
guerrilleras, por ratos corriendo como venados perseguidos. Después de un par de
palabras acordamos conversar personalmente.
Nos reunimos en una cafetería de la capital para recordar aquellos tiempos
terribles. No en una ocasión apagamos la voz al recordar a tanta gente muerta.
Hablamos de libros, él estaba interesado en que yo le compartiera mis experiencias
como escritor pues él está escribiendo sus memorias, que espero con ansias. Pero el
tema de los “ajusticiados” no esperó tanto tiempo. Es como si una energía superior a
nuestras vidas hubiese provocado vernos y hablar de esos asuntos tan oscuros.
-Mira hermano, eso fue duro. En las reuniones del mando yo les decía:
Compas, se nos está pasando la mano, estamos matando compañeros inocentes,
son muy jóvenes para comprender lo que nosotros pensamos, tenemos otras
medidas disciplinarias. Entonces me dijeron que yo era muy blando y que si no podía
participar en as decisiones para limpiar las fuerzas de tanto infiltrado mejor que
pidiera salir a otra tarea.
Alfredo comentó esas cosas con su compañera, que era una internacionalista,
junto tomaron la decisión de pedir otra tarea en el extranjero: “ Si no me salgo,
hermano, me matan a mi y mi compañera”, me dijo.
En esos días no habíamos pensado hacer una investigación y menos escribir
un libro como éste, pero los escritores solemos tener una mente neurótica que
captura las cosas y las registra y sin pensarlo anticipa el tiempo como el campesino
la tormenta. La idea fue de Geovani Galeas. Déjeme en mi diario imaginario aquel
encuentro y los recuerdos con el viejo guerrillero, Alfredo. Hoy tengo la seguridad
nuestro encuentro estaba marcado por un destino común: nombrar a esos espíritus
olvidados y traerlos a casa, comenzando por contar su historia.
Esto explica de alguna manera cómo la espiral de lo que sucedía en el frente
paracentral, arrastro las mentes calenturientas hacia la reproducción de esos
métodos de falsa pureza hacia otros frentes de guerra, e inclusive en el exterior,
como nicaragua, donde también jugó la complicidad de los aparatos represivos de
los sandinistas. Hoy sabemos que allá también hay tumbas de gente que jamás
volvió a casa. Esos procedimientos no solo nos recuerda la experiencias de la ex
Unión Soviética si no la de la misma Edad Media, donde la ficción de la pureza llevó
a la muerte a miles de inocentes. Lo nuestro no es un hecho menor, es idéntico en
cuanto a su calidad, la diferencia es cuantativa, donde hay millones, donde hay miles
matas miles, donde hay cientos mata cientos…
EL ARTIFICIO DE LA COMISION DE LA VERDAD.
Suponer que las víctimas de una historia de veinte años de conflicto sociales,
en el que la guerra se vuelve central, quedan reducidas a un documento político
como el informe de la Comisión de la Verdad, es partir de una maliciosa superchería,
de un maquillaje que, por su naturaleza no puede responder a cabalidad con la
historia, más que como instrumento que muestra a penas una zona de lo que aquí
sucedió, el final de la guerra.
No hay peor argumento que el de simplificar el drama de miles de salvadoreño
en un acuerdo de paz, en una investigación tan manipulada por los actores de la
misma, con justas razones o sin ellas, poco importa. El informe de la Comisión de la
Verdad no tiene el poder, ni legal ni moral de cerrar toda la posibilidad de que las
victima del conflicto armado, sea cual haya sido su situación o quién haya sido su
victimario, puedan ser reivindicadas como tales.
No existe modo de evitar que la verdad fluya paulatinamente con el paso de los años,
porque es precisamente la lejanía de nuestro tiempo con los hechos lo que hace que
hoy hagamos hablar, porque el recuerdo como criatura supurante de la memoria, es
un ser vivo, hijo de la cultura de los años bélicos.
Para lo que sienta la tentación de pensar que el contar sobre estas muertes es
como anular lo que a otros sucedió en otros lugares, como es el caso de las victimas
de las fuerzas gubernamentales, le decimos que ver este trabajo desde esa
perspectiva es un tremendo error. Ninguna víctima está por encima de otra, ningún
dolor o sufrimiento es menor que otro, lo que si es cierto es que no todo se puede
contar de una vez, que la resacas de las guerra van saliendo poco a poco, hay
guerra cuyo final se remonta a más de setenta años y todavía se sigue descubriendo
secreto de la misma. Ese es lugar que debemos dar a esta crónica: el de los nuevos
descubrimientos que deben ser puesto por encima de las ideologías y de los
postulados políticos partidarios. Recordar y a hondar en nuestro pasado es ya un
patrimonio del salvadoreño, de la humanidad.
Por igual los afecta la masacre de el Mozote cometida por unidades del
ejército, así como muchas otras llevadas acabos contra humildes campesinos
mujeres y niños, de la cuales hay abundante investigaciones, monografías, libros
publicados, proceso judiciales abierto, como es el mismo caso del genocidio de los
sacerdote jesuitas. Nuestro trabajo no es en modo alguno una competencia por lo
que ya se han hecho en otros escenarios y con otros responsables, esta
investigación se viene a sumar a toda las ya realizadas con la intención de que el
panorama que afectó la vida de miles de salvadoreños durante la guerra civil vaya
teniendo un archivo cada vez mayor, es la única manera de que en el futuro
podamos formarlos una idea más clara de lo que sucedió en nuestro país.
No hablar de esos muertos es un acto cobarde, también ellos, al igual que a
los otros, merecen que se les recuerde por lo que fueron, víctimas de decisiones
torpes e irresponsables que acabaron con sus vidas, sufridas, acaloradamente
sangrada por las circunstancia de cuando fueron perseguidas por los escuadrones
de la muerte en sus ranchos y lugares de trabajo, por el hambre y la miseria de que
fueron objeto por sistemas de explotación execrables, por la persecución que
sufrieron por parte de las autoridades militares, por lo sacrificio de la guerra y el trato
absurdo de sus mismo compañeros que estaban al mando de ellos, por haber vuelto,
los que sobrevivieron, al mismo lugar de origen, como en la espiral nauseabunda de
una vida que parece no haberle obsequiado nada que no haya sido dolor y
desencanto.
Esta investigación supera cualquier momento electoral, cualquier gobierno o
partido político porque representa una porción de la fotografía del ser salvadoreño,
de su condición humana en una época cuya oscuridad nos sigue escalando hondo,
nos sigue cortando la voz, y que brando en sentido del futuro.
De la misma manera que la víctimas de los hechos cometido por la fuerzas del
gobierno en aquellas épocas merecen credibilidad y respeto, lo aquí contado debe
estar en el mismo sitio, el de la reflexión de nuestro pasado reciente.
LOS SOBREVIVIENTES
Después de hacer un recorrido por esta historia, no sabíamos cómo llamar a
este libro, el nombre no es sólo un asunto de portada, es también un reflejo del
mundo que subyace entre las páginas que se contienen en el mismo.
Lo cierto es que es muy difícil obviar la situación actual de los sobrevivientes,
de sus vidas descartadas de la manera en que se hace con los objetos que ya no
sirven, que han dejado de tener utilidad. Esa es la mayor de las conclusiones que
nos muestra este trabajo, digno, en relación a los vivos.
No solo lograron escapar a esa matanza, si no por el hecho de condenarla,
por lo obvio de su desproporción para con la realidad, con los hombres no gratos, no
admitidos en la fila de esas marionetas de la historia, y no es que ellos quieran estar
ahí, no, el modo alguno es ese el asunto, se trata de ver cómo aquellos que nos
hablan de justicia, y de libertad, y de democracia, son capaces de abrir las puertas a
personajes oscuros del poder económico y desprecian a las mujeres y hombres
sencillos que lo dieron todo por lo que ellos son hoy.
Dos kilómetros hacia el sur de la ciudad de tecoluca, en el departamento de
San Vicente, hay un pequeño caserío llamado Las pampas, que hoy es habitado por
veteranos de la guerrilla. La historia del poblado se remonta a la época en que
gobernaba en el país el coronel Arturo Armando Molina, aunque las personas que
hoy lo habitan no sean las mismas de aquel entonces. Una vez iniciada la primera
fase de reforma agraria, en dicho lugar fueron construidas viviendas de sistema
mixto, cada una con su respectivo lote para plantaciones de huertos caseros,
además a cada familia le fue asignada una parcela para trabajar en la agricultura
más allá del caserío. Es en este lugar donde hoy viven muchos de los sobrevivientes
de aquella tragedia, también se perpetraron masacres por parte de las fuerzas del
gobierno de aquel entonces.
Después de haber caminado por la comunidad de las Pampas, en Tecoluca,
de visitar a Juan Patojo en La Sabana, en el sur de San Vicente y Tecoluca, en los
caseríos de las riberas del río Lempa, de poner los pies en sus angostas y lodosas
calles, de irrumpir como intrusos en sus chozas, de haber esgrimido el sabor
calcinante de la palabra durante noches enteras con el estimado Pedro Café, de
haber estado a punto de quebrarnos con los testimonios de Guayòn y Edwin, de
habernos maravillados con la vida de Chayito y de su hijo Nelson el Vietnamita, de
sorprendernos por la sequedad y franqueza de Goyo y Miguel Uvé y por el aura aún
juvenil y las perdidas irreparables de Gionani, y de tantos otros guerreros, podemos
decir que al final de este primer recorrido ya no somos los mismos, aunque así lo
quisiéramos sería imposible.
Cuando escuchamos las primeras versiones de esta historia, de la voz de los
que la vivieron, regresamos atormentados y confundidos. No una si no que muchas
noches, hemos tenidos pesadillas, en ella hemos visto a esa gente hablarnos con
fantasmas, sentimos el olor de su sangre, la incomprensión misma por la que
debieron pasar al ser tratados como lo fueron, sin saber entender cómo era posible
que se estuviese desarrollando semejante acontecimientos.
Esta variable parte de un hecho que no podemos ocultar, nuestra condición de
militantes y de veteranos de guerra.
Como cronistas, como investigadores, fuimos tocados, y ese rasgo que
adquirió nuestra investigación, nuestra postura, no atenta contra la veracidad de la
historia, por el contrario sirve a su causa y fin.
La mayor desventaja de los responsables de estas muertes es que aquellas
personas que sufrieron los agravios, tantos los muertos como los sobrevivientes,
pero también los periodistas que hicieron las del artesano en la reconstrucción de los
testimonios, fuimos educados para despreciar ese tipo de acciones, fuimos formados
para no tolerar las mentiras que se esconde del ropaje de la historia oficial, nada
puede hoy detener la palabra de las victimas, por mucho que lo queramos.
Después de haber conocido esta historia no volveremos hacer los mismo,
como dicho está, de la misma manera que no lo fuimos cuando recogimos aquella
cabecita mugrienta de nuestro compañerito del tercer ciclo del IMFRAMEN,
asesinados por los escuadrones de la muerte, no volveremos hacer los mismo
porque en el fondo, en nuestra condición humana, comenzamos a replicar todos
aquellos males por lo que un día la gente erigió su bandera y sus brazos, y esa es la
mayor de la lecciones, que la vida debe defenderse desde donde quiera que se este,
y la vida, aunque su reflejo esté diseminado en una pila clandestina de cadáveres no
pierde su sentido universal, sigue latiendo, aunque haya quien piense que no es
posible subir al cerro y preguntarnos frente al viento por quién es que hoy doblan las
campanas.
Berné Ayalá
San Salvador, octubre de 2008.