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Sesión 6: Revolución Sandinista

Lecturas complementarias
 Manuel Salvatierra Rivera, “La guerra era nuestra única opción”, en Mónica
Baltodano, Memorias de la lucha sandinista Tomo 4, pp. 1-26.
 Frente Sandinista de Liberación Nacional, Programa Histórico del FSLN, 11
p.
 Carlos Fonseca, “Notas sobre la montaña y algunos otros temas, en Obras:
Tomo 1: Bajo la bandera del sandinismo, pp. 122-141.
 Henry Ruiz, “El faro que alumbró a los combatientes” en Mónica Baltodano,
Memorias de la lucha sandinista Tomo 3, pp. 1-42.
 Luis Carrión, “Al final, dejamos las tesis a un lado y nos fuimos a volar verga”,
Memorias de la lucha sandinista Tomo 3, pp. 1-29.
 Leticia Herrera, “Las mujeres del Diciembre Victorioso”, en Mónica
Baltodano, Memorias de la lucha sandinista Tomo 3, pp. 1-6.
 David Blanco, Dorotea Wilson y René Vivas, “No habría 19 de julio sin la
montaña” en Memorias de la lucha sandinista Tomo 1, pp. 1-6.
 Mónica Baltodano, Memorias de la lucha sandinista, en
https://memoriasdelaluchasandinista.org/

Videos y películas complementarios


 Memorias de la Lucha Sandinista, en
https://www.youtube.com/watch?v=hfdwxbPeDJc
 Palabras mágicas para romper un encantamiento, en
https://www.youtube.com/watch?v=5H0Zg50u5F4&t=1459s
 La Revolución Sandinista: La ofensiva final, en
https://www.youtube.com/watch?v=f8gKuzL04F4
Mónica Baltodano

MEMORIAS
DE LA LUCHA SANDINISTA

TOMO IV

Rebeldía e insurrección en el
departamento de Carazo
N
920
B197 Baltodano Marcenaro, Mónica Salvadora
Memorias de la lucha sandinista : Rebeldía
e insurrección en el departamento de Carazo /
Mónica Salvadora Baltodano Marcenaro. –
1a ed. – Managua : Mónica Salvadora Baltodano
Marcenaro, 2012.
710 p. : fot.

1. NICARAGUA-HISTORIA-INSURRECCIÓN GENERAL,
1979-RELATOS PERSONALES 2. FRENTE SANDINISTA DE
LIBERACION NACIONAL 3. REVOLUCIONARIOS-BIOGRAFIAS-
RESEÑAS 4. NICARAGUA-HISTORIA-FUENTES

Memorias de la lucha sandinista / Mónica Baltodano


Tomo 4: Rebeldía e insurrección en el departamento de Carazo

Primera Edición 2012

ISBN : ISBN: 978-99924-986-5-1 (O:C)


ISBN: 978-99964-0-183-1 (t.4)

© Mónica Baltodano

Cuidado de edición: Umanzor López Baltodano


Digitalización de fotos: Rossana Baumeister
Diagramación: José L. Hernández M.
Portada: Eduardo Herrerasa
Modificación de portada: José L. Hernández
Lectorado: Guillermo Cortés Domínguez
Fotos cortesía: © Centro de Historia Militar del Ejército de Nicaragua,
Susan Meiselas -Magnum-, Archivo IHNCA-UCA y archivos personales de los
entrevistados y la autora
Producción: Mónica Baltodano

Reservados todos los derechos de propiedad intelectual conforme las Leyes


de la República de Nicaragua. Este libro puede ser reproducido parcial
o totalmente sólo con el consentimiento expreso de la autora.

Memorias de la Lucha Sandinista, obra en cuatro tomos de Mónica Baltodano se distribuye bajo
una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional. Leer
más en http://www.memoriasdelaluchasandinista.org/en/4-presentacion
VII

La Insurrección Final
La guerra era nuestra única opción

Manuel Salvatierra Rivera

Nace el 12 de enero de 1956 en el Barrio La Luz, Managua, siendo sus padres


Manuel Salvatierra y Rosa Obdulia Rivera. Estudió primaria y secundaria en el
Colegio Calasanz con ayuda de amigos de sus padres, pues éstos últimos no
contaban con los suficientes medios económicos. Se integra a la lucha política en
el año 1972, y como militante del FSLN en 1977.

Fue reconocido como Comandante Guerrillero en agosto de 1979 y ocupó


distintos cargos en el Ejército Popular Sandinista (EPS): Responsable Militar de la
II Región; Segundo Jefe de Zona en Chinandega; Jefe de Estado Mayor de la VI
Zona Militar (1983-1986) y a partir de 1986, Jefe de la Región. En agosto de 1990
es nombrado Jefe de la Fuerza Aérea Sandinista (FAS) hasta mayo de 1999, año
en que fue nombrado Agregado Militar en la Embajada de Nicaragua en los
Estados Unidos, función que cumple hasta junio del 2002. Luego desempeñó el
cargo de Inspector General del Ejército de Nicaragua; y en el año 2005, a los 49
años de edad, pasa a retiro con el Grado de Mayor General.

En el Colegio Calasanz se fraguan sus primeras ideas políticas por influencia de


Ángel Barrajón, para entonces cura escolapio, y de José María “Chema” Sacedón. No
se olvida que este último le regaló el libro “Las venas abiertas de América Latina”, de
Eduardo Galeano. “Me dio una perspectiva del mundo diferentísima y me ayudó a
entender lo que motiva a todos los jóvenes, qué son las injusticias, las diferencias
terribles que hay entre los más pobres y la gente que tiene más recursos”.

Después del terremoto de 1972, en sus últimos años de secundaria, se incorpora a


grupos de reflexión sobre la realidad nacional con jóvenes del Colegio Calasanz y de
otros colegios, como José García, Darmalila Carrasquilla y Nelly Castillo. Todos
formaron parte de lo que más tarde se llamó Movimiento Cristiano Revolucionario

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(MCR).

Sus primeras acciones dentro del MCR estaban dirigidas a la comunidad en el barrio
La Luz. Las tareas iniciales perseguían concientizar a la comunidad y organizarla para
emprender obras comunales. Recuerda que uno de los muchachos a los que
incorporó a ese trabajo fue a Lucío Jiménez, quien en los años ochenta y parte de los
noventa fue Secretario General de la Central Sandinista de Trabajadores (CST).
También recuerda como parte del núcleo inicial de ese trabajo comunitario, a Roberto
Fonseca.

En este momento, Manuel Salvatierra ya había participado en manifestaciones contra


el incremento del precio de la leche y el alza del transporte, y se solidarizaba con
estudiantes de quinto año, con las tomas de colegios. Recuerda en una de estas
acciones a Julio Ramos Argüello y Carlos Zamora, quienes “estaban en el tercer piso
de un colegio con una foto del “Che” Guevara, hecho súper revolucionario en esa
época, y los otros mocosos estábamos en tercer año y mirábamos con cierto respeto
todas esas cosas, pero yo no era tan activo en ese momento.

Después de bachillerarse ingresa a la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua


(UNAN), en Managua, a estudiar Ingeniería Civil, carrera que cursa hasta tercer año.
No se involucra en el trabajo estudiantil del Frente Estudiantil Revolucionario (FER).
“Me dijeron con mucha claridad que estudiara en la Universidad, pero que no me
involucrara. Empezamos a colaborar en otro tipo de cosas, como regar volantes del
Frente, eso ya eran palabras mayores para nosotros. Regamos volantes en los
colegios y en las celebraciones de Santo Domingo. Teníamos que planificar muy bien
las cosas para que no nos pasara nada, pues era riesgoso.

Entré a trabajar a una compañía de seguros que se llamaba La Protectora, ahora


INISER (Instituto Nicaragüense de Seguros), y a veces, con varios amigos, nos
íbamos en el vehículo de la empresa, le quitábamos las placas, y regábamos
volantes en los colegios. Después compré una moto y con Javier Álvarez íbamos a
regar volantes.”

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Dentro del MCR recuerda a Virginia Cordero, Jeanine Horvilleur, Ana Horvilleur,
Etelvina y Mireille Vijil, José García “Cachirulo”, Javier Álvarez y Francisco “Pancho”
Sánchez.

“Éramos otra camada que venía detrás de ustedes. Me acuerdo de una vez que de La
Vicky para el lago veníamos con Javier Álvarez, cada uno en una moto. Traíamos
unas volantes del Frente dentro de nuestras chaquetas de dril. De repente, detrás se
nos puso un carro marca Nova, que eran los que usaba la Seguridad. Entonces le
digo: nos vienen siguiendo, separémonos, van a seguir a uno y así liberamos la mitad.
Él siguió recto, yo doblé a la derecha, y me siguen a mí. Vuelvo a ver hacia adelante y
me fijo que entré a una calle que era rotonda, ¡juelagranputa!, lo único que se me
ocurrió fue parquear la moto, como que iba a una casa, golpeé la puerta de lo más
normal, ellos dieron la vuelta, se parquearon un rato a ver qué pasaba, y después se
fueron”.

Manuel reflexiona que estas tareas, aunque parecían sencillas, implicaban un gran
riesgo. “En esa época podía significar que te torturaran o te mataran, porque ya todos
los días aparecían muertos en la Cuesta del Plomo. Ese era un proceso de toma de
conciencia mediante el cual te auto-imponías una participación en contra de la
dictadura. También era parte de la convicción de que los partidos y las formas de
lucha tradicionales, no servían para ni mierda, y que era a balazos que había que
resolver las cosas. Es mi opinión de joven de diecisiete años”.

En ese proceso de toma de conciencia recuerda a ráfagas sucesos como el de la


matanza del 22 de enero de 1967 y las reflexiones que van forjando sus
percepciones. Cuando el 22 de enero, yo tenía once años, una hermana mía
trabajaba cerca de la Avenida Roosevelt y llegó a la casa desesperada, enloquecida
por todo lo que había visto; fue un drama familiar. De repente me di cuenta que un
gobierno es capaz de matar a cualquiera, sin asco, entonces vos empezás a tener un
criterio sobre él, y decís “estos hijueputas son asesinos, son criminales, no respetan,
no valés nada para ellos. Todas esas cosas te marcan. Además, estoy hablando de
familias muy humildes, que todos los días buscan cómo ganarse la vida y que saben
que están en un mundo donde, por mucho que hagan, la mayoría de la población va a

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estar jodida con este sistema”.

Desde 1974 Manuel trabajaba en misiones para el FSLN, pero no estaba integrado
como militante. Rememora sus dudas para integrarse totalmente, derivadas del gran
sacrificio de sus padres para sacarlo adelante y del miedo natural a la muerte.
Después del asalto a la casa de Chema Castillo, la represión se recrudece y decide
seguir trabajando en los barrios.

Manuel: Mis grandes contradicciones eran, en primer lugar, que mis padres toda la
vida se han esforzado por sacar adelante a sus hijos. Para mí era difícil tomar un
rumbo que podía significar sufrimiento para ellos. Valoraba tremendamente su
esfuerzo. En segundo lugar, el miedo natural de uno, hombré, puta, ¿iré a socar?
Porque todas las imágenes que vos tenés de los sandinistas es que eran unos héroes
que nunca claudicaban. En tercer lugar, miraba que había muchas posibilidades de
que te echaran preso o te mataran. Básicamente me quedé trabajando en los barrios
de Managua, en El Riguero, cerca del Barrio La Luz, que era un barrio sumamente
combativo, ahí conocí a la religiosa María Hartman, quien colaboró con el FSLN y más
de alguna vez transportó armas, bombas de contacto y materiales para la lucha .

En febrero de 1976 es capturado Tomás Borge en la Colonia Centroamérica. La


Guardia llega a la casa de Ruth Marcenaro, de donde había salido Tomás, y como ahí
se encontraba Lucío Jiménez estudiando con Rina Campos, para entonces militante
del FSLN, los capturan a todos. De ahí la represión se extiende hacia el barrio de
Lucío, La Luz. Entonces yo también caigo preso. Tenía veinte años.

Agarran el expediente del Barrio La Luz, que me imagino tenían, y nos empiezan a
recoger. Recuerdo que yo había usado el vehículo de Manolo Cordero, el hermano de
Virginia. Pues el carro lo tenían cuadriculado porque cuando me echaron preso, me
preguntaron específicamente por ese vehículo.
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Yo trabajaba en La Protectora, que quedaba cerquita de la Loma de Tiscapa Mi
responsable era Óscar Robelo, y él me había dicho: Mirá, echaron preso a Lucío,
cambiá tu rutina, llegá más temprano, andate más tarde. Yo sigo llegando a La
Protectora, porque no me dicen nada más.

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Un día que salgo como a las cinco y media de la tarde, me agarraron, me esposaron,
me pusieron una capucha y una pistola en la cabeza. – ¡Vámonos! Me metieron en un
carro, me pusieron atrás, en las piernas de un agente de la Seguridad. Era un carro
civil, un Nova de los que usaban ellos. Se pusieron a dar vueltas en Managua, como
diez minutos, y sentí cuando regresamos al mismo punto, porque empezó la subida
de La Loma y La Curva. Yo estaba clarísimo para dónde me llevaban, y en medio de
esa tensión hijueputa tan horrible, lo primero que pensé fue: Jamás les voy a decir ni
mierda a estos hijueputas. Me imagino que el proceso de reflexión que había tenido,
me había hecho conciencia sobre cómo debía actuar. Me tuvieron preso durante
nueve días, me dieron una gran vergueada, me pusieron a hacer ejercicios desde la
entrada, encapuchado, y como a las dos horas me les empecé a caer, dije, aquí me
les voy a caer, ¡qué va a ser!, me levantaron a pija.

No me metieron a las celdas. Vos subías a La Loma, había una casetita de madera, ahí
me metieron, ahí me obligaron a hacer ejercicios, ahí me verguearon. No sé a qué hora de
la noche llegaron con un gran peso, lo tiraron sobre mí, me esposaron a ese motete, y yo
pensé, me van a tirar a la laguna. Pero mirá, ¿sabés qué es lo que más me impresionó?
Estaban presos los miembros de toda una familia de Waslala, el abuelo, las mujeres, los
niños, los habían traído de la montaña. Después del triunfo de la Revolución, estando en
el Ejército, ocupamos el Cuartel de Waslala, y cuando cavamos una trinchera,
encontramos una cantidad de cadáveres.
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Después me sacaron de la casita de madera, me pasaron a la cárcel de La Aviación ,
donde ahora es la Ajax Delgado, y ahí, a los once días me dejaron ir. Por cierto,
estaba preso el poeta Carlos Rigby, ahí estaba el jodido. En el ínterin, mi mamá le fue
a rogar a todo el mundo, incluyendo a una tía, Irma Aguilar, que vive actualmente en
Honduras, que era amiga de muchos guardias, y ella habló con sus amigos, se movió
junto a mi mamá, que hacía cualquier cosa por sacar a su hijo.

Mi mamá me cuenta en las pláticas que tuvimos posteriormente, que después que
supo que estaba vivo, una de las grandes conmociones que tuvo fue darse cuenta
que fumaba, que tenía ese vicio, porque “Cachirulo”, José García, hablando con ella le
dice: Mire, llévele comida y llévele cigarros, y mi mamá le dice: No, mi hijo no fuma.

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En 1976 Óscar Robelo me manda para Nagarote. Trabajé seis meses ahí, y en enero
de 1977, el mismo Óscar me citó a una esquina en Linda Vista, y me dijo: Tengo
como misión proponerte que seás parte del Frente. Yo estaba orgullosísimo,
“culazazazo”, hasta la pared de enfrente. Óscar muere después en circunstancias
terribles. Nosotros hacíamos unos explosivos con tubos de niples, entonces él iba a
poner un niples en la casa de un agente de la Seguridad, cerca de Linda Vista, y
estaba subiéndose a un muro, quién sabe qué pasó, y explotó, quedó encima del
muro, y la explosión lo hizo mierda.

Mónica: ¿Y en Nagarote qué hacías?

Manuel: En Nagarote había varias células del movimiento cristiano y yo trabajaba


con ellos: estudiábamos, organizábamos y reclutábamos más gente. Lo que más me
sirvió fue ver la pobreza crítica en que vivía la gente allí, también el atraso social,
porque en las familias miserables, a los niños discapacitados, por ejemplo, los
amarraban a una mesa o a un árbol, como animalitos mientras se iban a trabajar. ¡Eso
era tan normal y tan duro¡

Mónica: En 1977 todo estaba claro respecto de las tendencias del FSLN. ¿Vos
entrás al Frente Proletario?

Manuel: Toda la generación con la que trabajo queda en los Proletarios, no fue
ninguna decisión ideológica. A mí me sacan de Nagarote y me mandan clandestino a
Carazo. Me pierdo de mi familia, me voy a la zona urbana, que en mi opinión, y por la
experiencia que viví, es durísimo, durísimo, durísimo. Lo digo porque, si bien la
guerrilla rural tenia enormes exigencias físicas, la urbana era durísima por la tensión
en que se vivía.

La vida de un clandestino en la ciudad y sus alrededores, es dura. Yo nunca estuve


en la montaña, pero pienso que hay diferencias: en la montaña tenés tus espacios, en
la ciudad siempre estás en una situación de tensión o de riesgo, desde la casa de
seguridad, por las normas que debés tener para entrar y para salir, cuando andás en
las calles, es decir, siempre andás con el peligro a tuto. Recuerdo que cada vez que
salía, no sabía si iba a regresar.

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Mónica: ¿Quién era tu responsable y cuáles fueron tus principales casas de
seguridad?

Manuel: Mi contacto es Agustín Lara. En Jinotepe la principal casa de seguridad que


tuve era la de Dulce María Porras, donde ahora hay un hotel. En San Marcos había una
casa de seguridad a la salida hacia Las Esquinas y otra más metida en el barrio. Una de
las casas era de una profesora que tenía una pulpería, y la otra era de una pareja súper
humilde, el señor era obrero y ella una ama de casa y además trabajaba de doméstica,
iba a planchar y a otros oficios. En Diriamba, varias, la principal donde “Chocorrón”, no
me acuerdo del nombre, quedaba por La Viña.

Nota de Mónica: Pedro Aguilar aclaró que “Chocorrón” es don Freddy Sánchez
Bonilla. Él y su esposa doña Ignacia Mejía, vivían frente a la entrada del trío arrocero
La Viña, y además de brindar su casa para que habitaran compañeros clandestinos,
ambos eran correos, ella localmente y él fuera de la ciudad de Diriamba. Don Freddy
trabajaba en TRACSA, y eso le servía como fachada para sus actividades. Don
Freddy era hijo de doña Carmen Bonilla, a quien le decían “La Chocorrona”, y toda su
familia es conocida así en el pueblo. Fueron colaboradores a distintos niveles por
tradición opositora familiar al régimen somocista.

***

Además, visitaba las comunidades de San Gregorio, San José de Monte Redondo,
por Masatepe, El Arenal, que quedaba al sur. Me movía entre Diriamba, Jinotepe, San
Marcos y las comunidades cercanas. Allí el trabajo era muchísimo más amplio, tenías
que contactar jóvenes, reclutarlos, incorporarlos a la organización y hacerlos parte de
la estructura del Frente. Los Proletarios nunca agarramos pleito por la cuestión de las
tendencias del FSLN. Sabíamos que los GPP habían mandado a la mierda a Jaime
Wheelock, Luis Carrión y a Carlos Núñez. También conocíamos de manera general
que los habían querido sacar del país, toda esa babosada.

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Conocí a Carlos Núñez y a Jaime Wheelock, a Luis lo conocí antes, en el Movimiento
Cristiano. Hay varias facetas a destacar, una es que la vida interna que teníamos
como organización, era de mucho estudio. Estudiábamos y leíamos en puta.

Mónica: ¿Te dieron entrenamiento cuando pasaste a la clandestinidad?

Manuel: Mi entrenamiento militar fue cada vez que nos reuníamos. Pero sí, nos
daban un entrenamiento básico, irresponsable, puedo decir ahora, pero yo me sentía
un comando de tropas especiales, y lo más importante era eso, estaba súper
motivado y me sentía poderosísimo. Nos ponían a practicar arme y desarme, cómo
tendernos, cómo disparar, pero nunca disparábamos, porque eran poquísimas las
balas.

En nuestra generación hacíamos ejercicios por lo menos dos horas al día. Preguntale
a todas las muchachas de los Proletarios: a las cinco y media de la mañana un grupo
de ocho o diez estábamos haciendo ejercicios en Linda Vista. Les sacaba la grasa a
todas ellas, éramos atléticos. Y teníamos un grupo de estudio en el que estaban
Nadine Lacayo, Salvador Mayorga, Oswaldo Lacayo y Luis Carrión.

Me acababan de reclutar y me tocó ir a recoger a Jaime Wheelock. Entonces no lo


conocía. Íbamos hablando y él me preguntó cómo me llamaba, le dije que Manuel
Salvatierra. Fue por ENACAL (Empresa Nacional de Acueductos y Alcantarillados), y
luego me preguntó si yo leía. Sí –le digo– yo leo. – ¿Usted ya leyó “Imperialismo y
Dictadura”? –me dice. Este es Jaime Wheelock, dije. Bueno, le dije mi nombre por
pendejo, pero este es Jaime Wheelock.

Mónica: ¿Además de Agustín, a qué personas recordás que estuvieran clandestinos


o involucrados en los trabajos de organización campesina? Este trabajo es
importante, porque le dio una connotación especial a la organización político-gremial y
a la participación campesina en la lucha militar también. Ahí están las bases de lo que
luego es la Asociación de Trabajadores del Campo (ATC).

Manuel: Mirá, de ahí surgió Edgardo García, y toda la familia, porque esa es una
comunidad de una sola familia. Pedro Aguilar surgió de allí, y todos los Aguilar, son el
noventa por ciento de la gente de San Gregorio. El Centro de Educación y Promoción

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Agraria (CEPA), tenía un trabajo muy grande en esas comunidades. Por ejemplo, a El
Arenal llegábamos y conocíamos a mucha gente, como a los Jarquín, y con los
jóvenes de esas familias se empezaron a constituir las estructuras militares de la
localidad. “El Pollo”, no recuerdo su nombre, y Nadine Lacayo, hicieron ese trabajo
con el CEPA. De esta manera empezamos a crear un tendido territorial.

En 1977 fue una etapa de organización, de preparación y capacitación, además


hacíamos escuelas de entrenamiento militar. Al final de ese año, después de los
ataques insurreccionales de octubre, me mandaron a Costa Rica y allá me entrenó
Manuel “Pelota” Morales.

Jaime Wheelock estaba en esos entrenamientos, y me parece que Carlos Núñez,


aunque no estoy seguro. Jaime era el que nos hacía los entrenamientos matutinos.
Nos daban unas grandes apaleadas y después nos íbamos con un rifle de balín a
practicar tiro, a disparar, y el último día antes de regresar, fuimos a una de las
reservas forestales, limpiamos una zona, y ahí sí disparamos de verdad. Éramos ocho
o diez.

En Costa Rica teníamos un Gárand, un Enfield, una carabina, una pistola 45 y una de
9 milímetros, estábamos con armas de verdad, y sí aprendimos. Fue el curso militar
más importante que he tenido en mi vida. Pero también en Nicaragua teníamos
capacitación política-ideológica y entrenamiento militar, además yo particularmente
era súper travieso con las armas. Me acuerdo de una vez en que Luis Carrión llevó
una 44 Magnum enorme. En la reunión la comencé a desarmar, se acabó la reunión, y
me quedé con toda el arma desarmada, y me dice Luis Carrión: Bueno, mañana que
me voy, me la das, armada. ¡Jueputa!, no sé cuánto me llevé armándola, porque no la
podía armar, tenía unos resortes todos raros en la culata.

Pero lo que más nos desarrollaba era el fogueo cotidiano, porque comenzamos a
hacer algunas pequeñas operaciones militares, y me tocaba organizarlas y dirigirlas,
pues en determinado momento me dijeron que me hiciera cargo. No llegué como el
elegido para las actividades militares. Obviamente era la tendencia que yo tenía y era
de las cosas hacia las que más me inclinaba, me gustaba la planificación. Estas

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preferencias, junto a la parte militar, ayudaron a que la Dirección del Frente decidiera
que me hiciera cargo de lo militar en Carazo.

Mónica: La parte militar tenía que ver con la creación de los comandos. Todas las
Tendencias del Frente tuvimos dos niveles en la organización militar. Ustedes les
llamaban Comandos, en la GPP Unidades de Combate, ustedes tenían las Brigadas,
nosotros los Comité de Acción Popular (CAP), muchachos que no tenían armas de
guerra, pero que actuaban con gran autonomía usando bombas de contacto o
pistolitas.

Manuel: Básicamente teníamos los Comandos Revolucionarios del Pueblo (CRP), y


personas que se destacaban por su nivel de autoridad y eran los líderes naturales de
las escuadras o grupos o comandos, como se llamaran. Tratábamos de ser selectivos,
porque los entrenábamos para que ellos fueran líderes militares. Creamos grupos de
comandos en Diriamba, Jinotepe, San Marcos, El Arenal, Masatepe, San José de
Monte Redondo, etc., y teníamos un sistema de comunicación.

Mónica: ¿Cuáles fueron las operaciones que más recordás?

Manuel: No me preguntés fechas, porque entonces me voy a enredar. Un asalto en


Nandaime, que fue un desastre, porque capturaron a un compañero; una emboscada
a un BECAT entre Diriamba y Jinotepe; varios asaltos a fincas para conseguir armas,
entre ellas la Hacienda El Porvenir, que era de Somoza.

El Porvenir se ataca con un grupo de combatientes liderados por Marco Tulio Navarro,
quien había regresado herido del Frente Oriental que dirigía Luis Carrión y se estaba
recuperando. En ese momento se da la insurrección y él organiza a un grupo de
jóvenes de la zona de San Marcos y con ellos se toma El Porvenir.

Mónica: ¿No te acordás de la emboscada de La Olla de Barro en marzo de 1979?


Glauco Robelo cuenta que también participó una unidad de ustedes. En esa
emboscada cae el compañero Aníbal Galán, de los Proletarios de Carazo. Según
Glauco Robelo, los CRP harían un ataque al Cuartel de Niquinohomo y las fuerzas
GPP la emboscada de La Olla de Barro, pero como César Delgadillo llegó tarde con
su fuerza, se incorporaron a la emboscada.

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Manuel: Sí, hubo una emboscada, hicimos mierda dos vehículos, fijate que no me
acordaba quién la había organizado, pero así fue.

Mónica: En los primeros meses de 1978 se realizan las primeras pláticas entre las
tendencias del FSLN, pero no logran llegar a la unidad. Sabíamos que en septiembre
habría una ofensiva insurreccional, y nos orientan participar, aunque en muchos
lugares no teníamos comunicación con las otras Tendencias. Nos orientan activar lo
poco que teníamos desde el punto de vista de organización militar. ¿Qué hicieron
ustedes aquí en Carazo? Tengo entendido que Jaime Wheelock estuvo en Diriamba.

Manuel: No me acuerdo, no tengo presente que Jaime haya llegado. De lo que estoy
claro es que en 1978 nos dijeron que saliéramos a las calles y se atacara. La
estructura política empezó a hacer zanjas y a organizar a la población para participar
armados en las operaciones de Diriamba. Entonces sí, hicimos algunas operaciones,
atacamos el Comando.

Mónica: Me decía Agustín que habían logrado meter unas armas de Costa Rica.

Manuel: Antes de 1978 no recuerdo que se haya dado eso. Me entregaron como
veinticuatro o treinta fusiles FAL pero esto fue para la insurrección final.

En 1978 fue con escopetas, con rifles, que atacamos al Comando GN, y se replegó la
Guardia. Se hicieron barricadas y, lo más importante, la gente se levantó. Era
impresionante ver el poder de la gente insurreccionada. Los que salieron a la luz
pública no tuvieron más alternativa que irse clandestinos. Fue un momento de
reclutamiento masivo. La insurrección de 1978 permitió que llegáramos muchísimo
más organizados y fuertes a la de 1979.

Hicimos varios ataques al Cuartel de Diriamba en febrero de 1979, en uno de los


cuales muere Camilo Chamorro. Un oficial de la GN que andaba de civil, le dispara
por la espalda, cuando él estaba tendido disparando al Comando.

Después de eso nos movilizábamos por las noches en grupos armados. Los
somocistas tenían temor de nuestra presencia. A veces hacíamos propaganda
armada. Recuerdo una vez que íbamos a hacer una movilización masiva, y me

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dijeron: –Mirá, tenés que encerrar a la Guardia en el Comando. –Por supuesto. Y doce
jodidos nos fuimos en cuatro grupos de tres a volarle tiros a la Guardia al Comando
para no dejarlos salir, el problema es que ellos ya sabían y entonces estaban afuera
los jodidos.

Mónica: ¿Te acordás de otros compañeros que formaban parte de esas estructuras
militares, ya sea de Carazo o de otros lados?

Manuel: En el caso de Carazo, hubo gente de allí y gente que llegó, por ejemplo,
unos muchachos de Granada, a dos de ellos los mataron; unos de Jinotepe; otros de
Masatepe. Recuerdo a Róger González, de la familia de “Los Gallinas”, de Diriamba,
ahora de la Fuerza Naval.

A propósito, un paréntesis, ¿vos sabés que a mí me mando Jaime Wheelock a la


montaña a contactar a Henry Ruiz?

Mónica: No, ¿en qué fecha?

Manuel: Creo que fue en 1977. Me dijo Luis Carrión: Mirá, en la montaña están jodidos
y necesitamos establecer una vía de comunicación para apoyarlos, para darles armas y
plata, andá y establecé contactos”. No estaba difícil porque yo conocía a las monjitas de
Siuna, a Dorotea Wilson, a Juanita y a todas ellas. Las conocía por medio de María
Hartman. Entonces le dije a María, necesito ir allá, y me fui con ella a Siuna. Me contacté
con Dorotea y le digo: –Fijate que vengo a esto y esto y esto. –Ok me dijo, yo los voy a
buscar, están a día y medio de camino. Entonces ella se fue con el siguiente mensaje: –
Queremos apoyarlos, darles armas y plata, queremos establecer una forma de hacerlo”.

Cuando regresó, la Dorotea trae el siguiente mensaje: –Que dejés lo que vas a dejar. –
¿Y qué más?, –le pregunto. –Solamente. –Decime ¿cómo están? Me describió a Henry
Ruiz, tres gatos, un revolver, cuatro pistolitas. – ¡Estaban hechos mierda! Me dice
Dorotea: –yo estoy preocupada porque están jodidos, que no sé qué, que no sé
cuánto. Pero entonces, idiay niña, si están tan jodidos, ¿por qué esa parquedad, esa
indiferencia? No dijo nada más Henry Ruiz. Yo soy un chavalo, pero me llamó la
atención esa actitud. Pero, ¿qué podía hacer? eso pasó, y ahora reflexiono: ¡Ay la
vida!, ¡si hubiéramos tenido esos mismos veinte años de edad pero con cincuenta

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años de experiencia!

Mónica: Después de que se da la unidad en marzo de 1979, se inicia una fase de la


ofensiva ininterrumpida que culminaría con la insurrección generalizada. La
orientación es ¡Atacar, atacar, atacar!, realizar todas las operaciones posibles para
desgastar al enemigo. ¿Qué acciones hicieron en Carazo?

Manuel: Antes de la insurrección atacamos varios lugares. Santa Teresa, por


ejemplo, la atacamos de noche. Llegábamos a la mayoría de las comunidades y
hacíamos propaganda armada. Íbamos grupos de ocho o diez jodidos armados,
pasábamos por las calles y recorríamos todo el pueblo. Íbamos bien armados, por si
alguien nos quería joder. Obviamente había un ambiente favorable, ya había pasado
la insurrección de 1978, ya la gente había sentido su propia fuerza, ya habíamos
atacado en varias ocasiones la ciudad de Diriamba.

Nota de Mónica: Tuvimos dificultades para establecer con Manuel Salvatierra las
fechas de las principales operaciones realizadas por los Comandos y Brigadas que
estaban organizadas en Carazo. Sin embargo, después de distintas investigaciones
podemos concluir que ese ataque al Comando de la Guardia en Santa Teresa del
que habla Manuel, fue realizado el 22 de diciembre de 1978.

La Prensa del 23 de diciembre de 1978, da a conocer la situación de terror que vivieron en


Santa Teresa la noche del 22 de diciembre por enfrentamientos que hubo en ese pueblo y
que dejaron tres civiles muertos. La Prensa informa que según comunicado de la Oficina
de Leyes y Relaciones públicas de la Guardia Nacional, el día 22 de diciembre después de
las ocho de la noche, el Comando de la GN de Santa Teresa fue rodeado y asediado por
un grupo de entre treinta y cuarenta hombres que disparaban armas de diferente calibre y
lanzaban bombas de contacto.

Dice también el comunicado, que el Comando fue defendido por unos ocho soldados y
que llegaron refuerzos procedentes de Jinotepe, y al abrirse paso, en la refriega
murieron tres individuos identificados como Rafael y Rolando Narváez Fonseca, y
Milton Linarte Rodríguez, mientras fue herido y capturado Pedro Pablo Rivas Corea. El

13
comunicado afirma que los heridos estaban vestidos de verde olivo, usaban pañoletas
rojinegras y portaban una bandera del FSLN Proletario.

En La Prensa del día siguiente 24 de diciembre, bajo el título “Historia se repite en


Santa Teresa”, el subtítulo, “Víctimas inocentes”, la madre de los hermanos Narváez
Fonseca desmiente el comunicado de la Guardia y dice que sus hijos no eran parte
del grupo de atacantes al Cuartel. Y narra detalles que demuestran que los chavalos
de 16 y 17 años no tenían nada que ver. Un testigo presencial da fe de que ellos y
otro joven, Milton Linarte Corea, fueron capturados y que un guardia preguntaba por
radio si los mataba, y después les disparó.

La misma noche de los hostigamientos al Cuartel, fueron capturados Pedro Pablo


Ríos y Francisco Campos Martínez. De este último se decía que había sido torturado
en el Comando GN, pues los vecinos escucharon sus gritos de dolor.

***

También atacamos San Marcos, no nos tomamos los pueblos, pero atacábamos los
Comandos. Me acuerdo de una anécdota: en una ocasión llevé una carabina que me
habían dado, cuyas balas tenían una pintura anaranjada, entonces pregunté qué era
eso, y mi gran líder, que siempre fue Jaime Wheelock, me dijo que eran balas
trazadoras. ¡Qué bárbaro pues! Y que en la noche iba a ver que brillaban, entonces,
cuando yo disparaba, salía ¡fuiiiiiiii!, y de repente miraba que las balas iban para allá y
para acá, por distintos rumbos.

Después de esta operación le pregunté a Jaime Wheelock sobre las balas trazadoras.
–¿Cómo es que de repente se miraba que las balas salían para otro lado, iban en una
dirección, y salían por allá? –Aaah –me dice–, es que la pintura que cubre la bala se
vuelve incandescente y en algún momento se desprende–. Despuesito del triunfo de
la Revolución, en un polígono de tiro, pedí unas balas trazadoras, agarré una, le quité
la pintura, y la disparé. ¡Y la jodida brillaba como qué!, y me dije: – ¡Me enganchó este
Jaime Wheelock! ¡Esos éramos los jefes militares de la guerra contra Somoza!

14
La insurrección final, junio de 1979

Mónica: ¿Ustedes tenían más fuerza en Diriamba que en Jinotepe? ¿Por qué la
insurrección fue positiva en Diriamba y no hubo insurrección en Jinotepe?

Manuel: En 1979 me encuentro por primera vez con Noel Escobar, y te aclaro que
hasta hoy somos buenos amigos. Él llega y comienza a disculparse porque no llegó a
una reunión. Me percato de repente que él piensa que está hablando con otra
persona. Le digo, compa nosotros no teníamos ninguna reunión. Me dio risa el maje, y
me dio risa otra chochada, él andaba una cadenita con dos banderitas del Frente, y
clandestino, ¿me entendés? Para mis adentros pensé: ¡Este jodido anda arriba de los
palos! Pero con él me coordino para hacer el Plan de la Insurrección en Carazo, ya
que los Terceristas no estaban en este departamento.

Para esa época tengo treinta fusiles FAL, era el que tenía la fuerza combativa y el
armamento. En hombres y armas tenía la mayor capacidad bélica, tenía un RPG-2
3
anti-tanque y una ametralladora MG-42. Hacemos el plan militar de la siguiente
manera: primero vamos a comernos lo más fácil, y después vamos a resolver lo otro,
entonces, ¿qué es lo más fácil y lo más simbólico?: Tomar Diriamba, y después, con
todas las fuerzas, tomarse Jinotepe.

Para tomarnos Diriamba bastaba una mañana, y en la tarde íbamos a estar atacando
Jinotepe, entonces necesitábamos que en ese período contuvieran a las tres
tanquetas que tenían en Jinotepe, para eso iba a dar el RPG-2, y no sé si parte del
armamento. La decisión es que Noel Escobar quede a cargo de Jinotepe, y yo de la
operación de Diriamba. En Jinotepe había que contener a la Guardia en diferentes
lugares, poner el RPG-2 sobre la línea norte-sur, a cien metros del Comando, para
que no se pudieran mover las tanquetas e impedir a como fuera que la Guardia se
montara en ellas.

En la operación militar en Diriamba primero ubicamos dónde estaban los


francotiradores. Habían once puntos, creo: en La Salle, en el Depósito de Agua, en la
Iglesia San José, en El Reloj, en todos los puntos más altos de Diriamba. La Guardia

15
ponía uno o dos guardias y desde allí controlaban y mantenían una fuerza en el
Comando. Entonces organicé en once grupos a cincuenta y cinco combatientes,
hombres y mujeres. Yo llevaba un grupo con la ametralladora, iba al Reloj, lo
simbólico de la ciudad.

La orden de combate era muy simple: vos vas a tal punto, vos vas a tal punto, vos a
4
tal punto, destruyen eso y nos vemos en el Comando. Diriamba estaba jamoncito. El
grupo con el que voy sale de la zona de El Arenal, en un punto ubicado sobre una
cañada, ahí nos reunimos, nos organizamos y empezamos una marcha a las nueve
de la noche, durante toda la noche, y cruzamos cerca de San Marcos porque no
queríamos alertar a la Guardia, por eso nos fuimos tan lejos.
5
Eso es en la noche del 6 junio, según reconstruimos colectivamente . La huelga
general fue el 4 de ese mismo mes. El 7 fue el día fijado para atacar. Llegamos a
Diriamba por los cafetales que están al norte, pusimos un área de seguridad y mandé
a recoger la última información, antes de irnos a atacar, porque no teníamos radio. Al
volver los combatientes que habíamos mandado a explorar, uno de ellos se regresó
por otro lado, y cuando va llegando al campamento, como va de uniforme verde olivo,
el muchacho que estaba de posta lo confunde con un Guardia, le pega un balazo y lo
6
mata.

Mónica: Se llamaba, Rolando Flores Norori.

Rolando José Flores Norori “Marlon” (1959-1979)

Nace el 29 de diciembre de 1959 en Jinotepe. A la corta edad de dos años, es


abandonado por su padre, y es su madre quien asume la responsabilidad del hogar.
Su infancia la pasa al lado de su progenitora, quien se desempeña como vivandera en
el Mercado Bóer, en Managua.

Aprendió sus primeras letras en la escuelita del mercado. En 1971, por razones
económicas se traslada con su madre a la ciudad de Rivas. A la edad de trece años
aprueba primaria en una escuela religiosa en Popoyuapa. En 1976 su familia pasa a

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vivir a Jinotepe.

En 1977 Rolando ingresa a las filas del FSLN. En 1978 lo integran a Comandos
Revolucionarios del Pueblo (CRP). Durante las jornadas de la ofensiva final (1979), se
destacó en la Columna “Camilo José Chamorro”.

Participa en misiones bélicas y operativas, entre otras: recuperaciones de armas,


quema del Beneficio La Amistad, en San Marcos, hostigamientos a los comandos de
la GN de Santa Teresa y San Marcos y ajusticiamiento de delatores, en Jinotepe. En
todas estas actividades se distinguió por su disciplina y convicción.

Para la insurrección final forma parte de las columnas que dirigía Manuel Salvatierra y
que tenían como misión la toma de la ciudad de Diriamba. Poco antes de entrar a la
ciudad, es enviado a realizar una misión de exploración. Al regresar de la misma, el
posta lo confundió con un guardia y le dispara, matándolo en el acto. Su muerte el 7
de junio de 1979, al comenzar la ofensiva final, fue muy trágica para todos sus
compañeros.

Comenzamos la insurrección de Diriamba con un compañero muerto, y eso, oíme,


tenés que agarrarlo y decir: ¡Bueno pues, vamos por él, vamos por todos! Cada uno
se fue a su misión lo más rápido posible. Me toca cruzar la calle de El Reloj que viene
de Managua. Estoy a dos cuadras, nos asomamos con cuidado para cruzar, porque la
Guardia estaba en El Reloj, y al primero que se sale un poquito le pegaron un balazo
en el estómago, ¡juelagranputa! ¡Y esta es mi escuadra!

Lo halamos, lo dejamos en una casa, y les digo: Miren, si estamos aquí de pendejos,
no vamos a llegar al Reloj, y tenemos que llegar, así que nos vamos a cruzar a todo
mamón, girando en la esquina del Reloj, pero no nos vamos a parar. Entonces nos
cruzamos la calle disparando, claro, les íbamos respondiendo. No tuvimos más bajas.
Fuimos a dar la vuelta hasta la salida a Jinotepe. Yo llevaba la ametralladora y
agarramos El Reloj y lo crucificamos, porque esas balas jodidas atravesaban el

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concreto. La Guardia tuvo uno o dos muertos. En media hora mi grupo se había
chicharroneado a los guardias que estaban allí, los otros se habían ido.

Como a las siete y media de la mañana ya teníamos resuelto Diriamba, pero claro, de
repente comienza a llegar el montón de gente armada de revólveres 22, de escopetas
12, ¡Alaputa! A buscar cómo no los maten, pero a la vez, que estén organizados.

Sitiamos el Comando, pero éste tenía unas paredes anchísimas, así que la única
forma de entrada es sobre el centro del mismo. Pero era difícil entrar ahí, entonces
nos vamos por atrás, les decimos que salgan, que les vamos a pegar fuego, y
decidimos hacerlo con un par de granadas en el techo, combustible y que se quemen
estos hijueputas, fácil pues, nada del otro mundo. Mando a hacer eso, vamos a poner
unas granadas en el techo y anclarlas para que no se vayan rodando. Los que están
atrás suben a un muchachito, un niño, que va con la granada. La Guardia oye el ruido
en el zinc, y desde abajo dispara y lo mata. ¡Jueputa! Yo tuve que doblar la página en
ese momento, para no volver a pensar en eso, porque era demasiado trágico.
Primero, porque era un niño, y después, por la forma en que murió. La guerra está
llena de unas injusticias terribles y unas dolencias del alma que tenés que guardarlas
para otras épocas, porque si no, no podés vivir.

Gerardo Morales Aburto “Róger”7 (1963-1979)

Nació en Jinotepe el 16 de septiembre de 1963. Sus padres son Antonio Morales y


Estebana Aburto. Era el tercero de cinco hermanos, tres mujeres y dos varones.

Realizó sus estudios en la Escuela “Rafaela Herrera”, en Tecomapita, luego pasó a la


Escuela “Tomás Guevara”, en Jinotepe, y posteriormente al Instituto Juan José
Rodríguez, donde cursa hasta segundo año de secundaria en 1978.

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Además de trabajar en la agricultura, se desempeñaba como ayudante de albañilería
por la mañana, y por la tarde se dedicaba a sus estudios.

A partir de 1977, todavía un niño, empezó a involucrarse en la lucha. Se organiza en


la Asociación de Estudiantes de Secundaria (AES), participó en tomas de iglesias y
colegios y en hostigamientos a la Guardia con bombas de contacto. Todo ello lo llevó
a involucrar también a su familia. Su mamá Estebana terminó colaborando con el
FSLN y en su casa llegaron a reuniones y a quedarse, entre otros, Flor de María
Monterrey y Pedro Aguilar.

Integrado a las estructuras militares en las Unidades de Entrenamiento y Fogueo


(UEF), pasó rápidamente al Comando Revolucionario del Pueblo (CRP) en Jinotepe.
En abril del 1979 había participado en una emboscada a la GN en la Carretera
Jinotepe-Nandaime, luego en la Marcha Guerrillera y en la emboscada de contención
del ataque a Santa Teresa, el 13 de mayo del 1979. En el fragor de la lucha desarrolló
una audacia extraordinaria.

El día 5 de junio participa en acciones de propaganda armada en barrios populares de


Jinotepe. Luego integra uno de los grupos que se organizan para hostigar a la GN
acantonada en el Cuartel de Jinotepe, y posteriormente se suma a las fuerzas que
atacan el Comando de Diriamba. En todas estas operaciones “Róger” portaba una
ametralladora UZI.

En el primer intento de toma del Cuartel de Diriamba, cuando tienen rodeado el


Comando, en una demostración de osadía, Gerardo “Róger” se sube al techo de la
casona para tirar desde ahí una granada, pero de abajo es abatido a balazos,
quedando su cuerpo encima del tejado. Al morir en combate el 7 de junio de 1979,
tenía tan solo 15 años de edad.

Su madre Estebana recuerda que la noticia de la muerte de Gerardo se la dio otro


compañero integrante del CRP de Jinotepe de nombre Joaquín Medina Téllez
“Ricardo”, quien estaba muy cerca de Gerardo al momento de su muerte.

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Sus restos fueron encontrados en unos cafetales entre Jinotepe y Diriamba en el mes
de agosto de 1979. Su madre pudo reconocerlo por las ropas con que había salido de
su casa: una camiseta roja y una chaqueta de azulón. Fue enterrado en Jinotepe en
agosto de 1979.

Con la muerte del niño nos enfurecemos, agarramos a ráfagas el Comando y


decidimos quemarlo, estamos en ese pleito de que le vamos a meter el combustible,
cuando empieza una balacera en la parte de El Reloj, ¡pero fuerte!, y me llegan a
decir: “Ahí viene la Guardia con tres tanquetas”.

Mónica: No había funcionado la retención, y es allí cuando muere Aura Ortiz.

Manuel: Sí, y varios más. Entonces la Guardia se mete al centro con las tanquetas y
unos vehículos atrás, y nos divide en dos: yo quedo a un lado, y el otro grupo para el
sur. Logramos salir, pero las tanquetas, nos agarran movidos, no podemos hacer ni
mierda y, además, teníamos el pijazo de gente que se nos había unido. Se arma un
burumbumbum, se retira un grupo con César Delgadillo, y el otro se queda conmigo.
Entonces vamos a dar la vuelta lejos y después nos encontramos.

Había más de quinientas personas, entonces tenemos que organizarlas, porque toda
esa gente no se iba a ir a sus casas, había que entrenarlas, equiparlas con cualquier
cosa que hubiera, darles de comer, formar grupos, definir responsables. De repente
teníamos un ejército en Diriamba. Después me logro contactar con Noel Escobar, y
me dice que el muchacho que tenía el RPG-2 se aterrorizó, nunca disparó, y los otros
muchachos que estaban con los fusiles, en medio de las balas no pudieron impedir
que la Guardia se metiera en las tanquetas y los desalojara.

Salieron los guardias sobre la carretera y se pasaron llevando a los que estaban mal
parqueados, que son Aura Ortiz y todos los demás que estaban buscando cómo hacer
algo, pero que están en un descampado, los mataron sobre el camino, porque la
Guardia iba como fuera para Diriamba. Entonces el plan jamón que era: te tomás

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esto, agarrás a toda tu gente y te vas a hacer mierda a los de Jinotepe, ahí quedó,
ese fue el plan, y otra la realidad. Los desalojados fuimos nosotros.

Nos retiramos, nos reorganizamos, hicimos contactos con Jinotepe y con San Marcos,
donde había unos muchachos que tenían problemas. Había un muchacho que se llama
Marcos Tulio Navarro, quién se había ido al Frente Oriental con Luis Carrión, lo habían
herido con una granada, así que regresó, él no podía participar, pero él organizó a los
jóvenes de allí e hizo una repela de armamento, y cuando yo me contacté de nuevo con
él, tenía veintisiete armas de guerra. ¡Una maravilla!

Mónica: ¿Qué es lo que hicieron entre el 7 y el 22 de junio que es cuando se toma


Diriamba?

Manuel: Del 6 al 15 hay una serie de combates en interés de mantener una


presencia activa fuerte y atacar a la Guardia sobre Diriamba, sobre la carretera a
Jinotepe, sobre San Marcos y Las Esquinas, y algunas actividades en Jinotepe.
Estábamos peleando con la Guardia que tenía tanquetas y demás.

Teníamos el problema de cómo joder esas tanquetas hijueputas, porque el RPG-2 se


me quedó por otro lado, entonces ideábamos cómo la Guardia se metiera y cómo
atacarla por atrás, aunque llegaran las tanquetas, volarles pija por atrás y en uno de
esos rifi-rafa, creo que fue como el 15 de junio, hay unos francotiradores en la Iglesia
San José. Estábamos un grupo de tres que queremos bajarnos de la Iglesia a esos
jodidos, y estamos cruzándonos tiros con ellos, matamos a unos y logramos que otros
se fueran, y salimos avanzando. Hay otro grupo nuestro que está por el Cementerio, y
cuando nos ve avanzar, ¡nos dispara!, y nos hiere a los tres.

A los tres nos hirieron, a mí una bala en el pie y otra en la ingle, a un muchacho de
Granada, lo hieren no sé dónde, en fin, los tres quedamos hechos mierda. Yo aún podía
caminar, llegué hasta el Cementerio, que es donde estaban los muchachos. Todo mundo
jode con que vivo resentido con César Delgadillo, pero la verdad de las cosas es que
estoy claro que eso fue parte de la guerra. Él dice que nos va a volar verga, otros le
habían dicho que no, pero él dijo que sí, y ya está.

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Llegamos adonde ellos y nos llevaron a una comunidad hacia el mar, La Trinidad creo
que se llama, y ahí nos estuvieron atendiendo, me canalizaron y después nos
distribuyeron en varias casas. Me llevaron a Jinotepe y los otros quedaron en
Diriamba. En Jinotepe me llevaron donde unos colaboradores a los que conocía,
vivían frente a un instituto que está en la parte sur de la ciudad, cerca del Hospital, ahí
estuve cuatro días, pues eran consistentes las heridas. El día 22 se toman Diriamba, y
yo busco cómo irme para ahí.

Mónica: Vos eras el jefe de las unidades. ¿Y quiénes eran tus principales jefes
intermedios?

Manuel: César Delgadillo era el segundo.

Mónica: Tengo información de que hay una decisión de concentrar fuerzas de la


Tendencia Proletaria y por eso a los cuadros de Masaya los mandan a Carazo.
¿Quiénes llegaron como refuerzos?

Manuel: Sí, esa fue la decisión. Concentrarnos donde éramos más fuertes e íbamos
a tener capacidad de resolver militarmente, entonces llegó un refuerzo de
combatientes y se hicieron cargo de diferentes responsabilidades. Uno de ellos es
César Delgadillo. Entre los otros jefes que tenía hay una muchacha a la que le
decíamos “Patricia”, era muy buena esta mujer, vive en Masatepe; y un muchacho de
La Concha. Eran jefes de escuadras, pero la verdad es que de los jefes de escuadra
que tuve, prácticamente a todos los mataron en la insurrección. Por ejemplo, Juan
Fernando Brenes, un combatiente buenísimo, brillante, de Carazo. Mi hijo mayor se
llama Juan Fernando en honor a él. Otro era Camilo Chamorro. Uno de los barrios de
Managua lleva su nombre. Así era, combatíamos, pero nos mataban.

Después vino el proceso de organización del gobierno, de la junta municipal. Estuve


unos días en San Marcos con Marco Tulio, después ya llegaron ustedes los del Frente
Interno, para la toma de Jinotepe. También se atacó San Marcos en ese momento,
varios lugares, pero el más relevante obviamente era Jinotepe.

22
Mónica: ¿Por qué razón sacan a Agustín Lara de la conducción del FSLN en Carazo
después que había permanecido tantos años haciendo un trabajo de hormiga?

Manuel: No tuve nada que ver con la decisión, pero estoy claro por qué lo sacaron.
Llegó a haber una preponderancia de la actividad militar después de la insurrección
de 1978. La parte militar decidía lo que se iba a hacer y la parte política acompañaba.
Por decirlo de otra manera: vamos a hacer estas operaciones militares, pero también
hay que movilizar a las masas. A veces puede ocurrir que simplemente no vieras el
momento en el cual estábamos, y siento que en cuanto a Agustín, tantos años de
permanencia, posiblemente le crearon un cierto afán de conservar lo que había
hecho, y la verdad es que era obvio que se estaba muriendo un montón de gente. Esa
es la explicación. Así fue.

Mi percepción es que de 1978 a 1979, todos estábamos enfocados en la actividad


militar, y que todo reclutamiento, que toda actividad política, iba a fortalecer esta
organización militar que tenía que combatir. Teníamos escuelas, capacitaciones
militares, acciones de pequeños grupos, esa era la vida que teníamos.

Mónica: Diriamba fue la primera ciudad que realmente se libera por acción de su
propia gente, es decir, por el trabajo local, porque en el caso del Norte, hubo ciudades
que estaban liberadas antes pero por las fuerzas que llegaron, y no como resultado
del propio trabajo local. El caso de Diriamba ilustra sobre la importancia del trabajo
previo, pues la insurrección no es la consecuencia de ataques militares, sino de la
combinación de un trabajo de organización, un trabajo político que se realizó durante
muchos años y que canaliza de forma revolucionaria la explosión de la gente, cuando
la gente dice ¡Ya basta! Explota en forma de insurrecciones porque hay trabajo de
organización, pues de lo contrario no tendría resultado. Todo esto tiene obviamente su
componente militar, es decir, las unidades armadas que permiten poner contra la
pared al enemigo. Nunca tuvimos una correlación militar a nuestro favor. Lo que
determinó la victoria fue el apoyo de la gente.

23
Manuel: Sí, Diriamba no se tomó porque llegó una fuerza militar más poderosa que
la que estaba ahí y la derrotó. En Diriamba, como ocurrió en buena parte del país,
hubo un componente militar que acompañó a toda una acción de la población, y que
finalmente logró expulsar la presencia de la Guardia. Sin embargo, en todo el período
insurreccional, la movilización de las masas tenía un componente ligado a la lucha
militar.

Mónica: Quisiera tu valoración sobre esa etapa de tu vida, de esa lucha, con todos
sus sinsabores y todas sus plenitudes, como decís.

Manuel: Nosotros pertenecemos a una generación dichosa. Vos ves ahorita a los
jóvenes, y yo digo, ¡puta!, ¡qué difícil es para una generación de jóvenes encontrar un
rumbo, una visión de su vida que trascienda. La generación nuestra trascendió,
porque cambió esta sociedad, la transformó, dejó huellas profundas en la sociedad
nicaragüense. Yo me siento satisfecho, orgulloso de la época que nos tocó vivir.

24
NOTAS

25
1

Ahí quedaban las celdas de la Oficina de Seguridad Nacional (OSN), lugar de interrogación y tortura.
2

Las cárceles de La Aviación, instalaciones centrales de la Guardia Nacional.


3

La MG-42 (Maschinegewehr 42, «ametralladora 42» en alemán) es una ametralladora media desarrollada por
Alemania que entró en servicio en 1942, durante la Segunda Guerra Mundial. La MG-42 posiblemente tenía la cadencia de
tiro más alta entre las ametralladoras medias de un único cañón y un expediente probado de fiabilidad, durabilidad y
simplicidad. Además de ser fácil de usar por la tropa, consiguió la reputación de ser una de las mejores ametralladoras
creadas. Wikipedia.
4

Estar jamoncito, estar suavecito, fácil de comer.


5

Esta cronología reconstruida colectivamente forma parte de esta obra.


6

Según conversaciones posteriores, se establece que el compañero que cae era un comando y su nombre, Rolando
Flores.
7

Esta biografía fue trabajada con apoyo de Pedro Aguilar, jefe del CRP de Jinotepe en 1979, quien visitó a la
mamá de Gerardo el 24 de octubre del 2012, para despejar confusiones que habían sobre la identidad del muchacho audaz
que cayó encima del techo del Comando GN de Diriamba. Gerardo Morales era parte del CRP de Jinotepe. En las
cronologías oficiales del IES, se habla de Gerardo Mora, y aparece como caído en el ataque al Cuartel de Jinotepe.
Fuente:http://www.fsln-nicaragua.com/documentos/historico/index.html (Consulta:09/20/06)

PROGRAMA HISTÓRICO DEL FSLN

Presentación

El Programa Histórico del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) conocido como la
Herencia Programática de Sandino, fue presentado al pueblo nicaragüense en el año de 1969.
Es el reflejo de la interpretación de la realidad social de Nicaragua y la exposición de los
postulados fundamentales que guiarían las transformaciones revolucionarias, una vez que el
régimen somocista fuera liquidado y el poder del pueblo se convitiera en realidad.

La primera tarea que debió cumplir la Vanguardia fue conocer la injusta realidad y señalar el
camino para transformarla. El Programa Histórico del FSLN es la ruptura con las viejas
concepciones que se mantenían acercade cuál debía ser el camino revolucionario, y un
instrumento de lucha donde el pueblo reconoció en cada punto programático la posibilidad de
ver realizadas sus reivindicaciones históricas negadas por el poder opresor.

Del 23 de Julio de 1961, año de fundación del FSLN a Julio de 1981 han transcurrido 20 años
de trabajo continuo, y donde las limitaciones de una organización revolucionaria no eran
obstáculos para alcanzar la victoria. El período en que se elabora el Programa significa el más
difícil de la lucha, es aquel tiempo en que "todo mundo careció de oídos y el combate donde
empezó a nacer no se logró escuchar" para decirlo con la fuerza de Leonel Rugama.

Correspondió al Frente Estudiantil Revolucionario (FER) - en aquellos días en que la Vanguardia


trabajaba por acumular, en silencio, las fuerzas necesarias para continuar el combata guerrillero
- asumir la tarea de redita en 1972, los 15 puntos programáticos para su difusión masiva. Por
ello insertamos en esta edición del Programa Histórico la introducción con que el Frente
Estudiantil Revolucionario, en ese año, presentó a nuestro pueblo el Programa. Esa introducción
refleja la dureza de la lucha, la terquedad histórica de una organización revolucionaria dispuesta
a vencer por encima de las limitaciones, la voluntad de un pueblo decidido a recorrer la
totalidad de los horizontes para construir la Patria Libre.

La clandestinidad era el medio ambiente que cojiba las actividades de la Vanguardia, sin
embargo, el profundo respeto por el pueblo, la necesidad de presentarle a esta pueblo
revolucionario el contenido de la victoria y la razón de ser de la lucha, exigió de la Vanguardia
la elaboración de este programa que hoy cobra vigencia en el cumplimiento que se hace de
cada uno de sus puntos.

Asi cobra vigencia la defensa del programa que realizara el Jefe de la Revolución Popular
Sandinista, Comandante Carlos Fonseca, cuando expresaba: = Retamos a cualquier vocinglero
a que ofrezca un programa con mejores soluciones para el problema nicaragüense, que las
contenidas en el Programa del Frente Sandinista de Liberación Nacional, el Programa de la
Revolución Popular Sandinista =.

El reto lanzado por el FSLN no pudo ser asumido por nadie. La vanguardia y el pueblo
confirman hoy la vigencia histórica de la Herencia Programática de Sandino y trabajan
aprestándose a edificar el futuro que pertenece a plenitud al pueblo trabajador.

¡ Patria Libre o Morir !

Departamento de Propaganda
y Educación Política del FSLN
Introducción

Febrero 21, 1934, Managua. Un grupo de animales, asesinos y bestiales, se hallan reunidos. Se
llaman entre ellos altos oficiales de la Guardia Nacional. Van a satisfacer sus instintos más bajos
asesinando a Augusto C. Sandino, General de Hombres Libres.

Sandino había dado durante seis años el ejemplo más loable de América, luchando por la
liberación de su Patria, Nicaragua. En esos años escribía "quise creer que en Nicaragua todo se
había vuelto oprobio y que el honor había desaparecido por completo de los hombres de
aquella tierra".

Y agregaba "si en Nicaragua hubieran 100 hombres que la amaran como yo nuestra nación
restauraría su soberanía absoluta, puesta en peligro por el mismo imperio yanqui".

Sandino está decidido, ama a su patria, repudia la corrupción y reconoce el peligro del
imperialismo yanqui. Empieza una de las luchas guerrilleras más desiguales en la historia: "en el
teatro de los acontcmientos me encontré con los dirigentes políticos, conservadores y liberales,
son una serie de canallas, cobardes y traidores, incapaces de poder dirigir a un pueblo patriota
y valeroso; hemos abondonado a esos directores y entre nosotros mismos, obreros y
campesinos, hemos improvisado a nuestros jefes".

Tenemos ya conformado a un Sandino patriota, anti-imperialista, que contempla la corrupción


de los políticos y se decide por una revolución popular. Pero aún va a madurar más su
pensamiento político: "el vínculo de nacionalidad me da derecho a asumir la responsabilidad de
mis actos en las cuestiones de Nicaragua y por ende de la América Central y de todo el
Continente de nuestra habla, sin importarme que los pesimistas y cobardes me den el título que
en su calidad de eunucos más les acomode...mi ideal campea en un ampliohorizonte de
internacionalismo, en el derecho de ser libre y de exigir justicia, aunque para alcanzar ese
estado sea necesario derramar la propia sangre y la ajena".

Sandino comprende que las fuerzas de la burguesía no abondanarán sus privilegios por su
propia voluntad, sabe que es necesrio "derramar la propia sangre y la ajena", sabe que la
guerra popular será la que destruirá a las clases dominates; sabe también que serán "los
oprimidos, que son el alma y nervio de la raza, los que hemos venido siendo postergados", los
que harán en definitiva la revolución.

El asesinato de Sandino frustó al pueblo de Nicaragua. Su muerte sicnificó la instauración de


una de las más feroces dictaduras y el aplazamiento a las demandas populares.

Pero al conmemorar 38 años de su muerte, el pueblo nicaragüense ve con más claridad y


entusiasmo que esa muerte no fue inútil, que el Frente Sandinista de Liberación Nacional, FSLN,
ha tomado en sus manos la responsabilidad de continuar la lucha sandinista para acompañar al
pueblo a la victoria final.

Las más caras aspiraciones reivindicativas del General de Hombres Libres han sido recogidas
por este puñado de patriotas, que alentados por su ejemplo han engrosado las filas guerrilleras,
enriquecidos además por la conducta ejemplar de hombres como el Ché Guevara y el padre
Camilo Torres, que también dieron su vida por una patria libre para los oprimidos del mundo.

Esta es la HERENCIA PROGRAMATICA DE SANDINO, que hoy tratan de hacer realidad esos
hermanos nuestros que han decidido alcanzar una PATRIA LIBRE O MORIR.

El Movimiento Estudiantil
Hacia la Liberación Nacional
Frente Estudiantil
Revolucionario (FER) - 1972
EL PROGRAMA HISTORICO DEL FSLN
1969

El Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) ha surgido de las necesidades del pueblo
nicaragüense de tener una " Organización de Vanguardia " capaz de lograr mediante la lucha
frontal contra sus enemigos, la toma del PODER POLITICO y el establecimiento de un sistema
social que liquide la explotación y la miseria que ha padecido nuestro pueblo en el pasado
histórico.

El FSLN es una organización POLITICO-MILITAR cuyo objetivo estratégico es la toma del


PODER POLITICO medianta la destrucción del aparato militar y burocráticode la diktadura y el
establecimiento de un gobierno revolucionario basado en la alianza OBRERO-CAMPESINA y el
concurso de todas las fuerzas patrióticas ANTI-IMPERIALISTAS Y ANTIOLIGARQUICAS DEL
PAIS.

El pueblo de Nicaragua sufre el sojuzgamiento de una camarilla reaccionaria y fascista,


impuesta por el imperialismo yanqui dese el año 1932, año en que Anastasio Somoza García fue
designado Jefe Director de la llamada Gurdia Nacional (G.N.).

La camarilla somocista ha reducido a Nicaragua a la condición de una neocolonia a la que


explotan los monopolios yanquis y los grupos oligárquicos del país.

El régimen actual es un régimen políticamente impopular y jurídicamente ilegal. Su


reconocimiento y ayuda por parte de los norteamericanos constituye una prueba irrefutable de
la injerencia extranjera en los asuntos de Nicaragua.

El FSLN ha analizado con seriedad y gran responsabilidad la realidad nacional y ha decidido


enfrentarse a la dictadura con las armas en la mano, ya que hemos llegado a la conclusión de
que el triunfo de la Revolución Popular Sandinista y el derrocamiento del régimen enemigo del
pueblo, surgirá como consecuencia del desarrollo de una dura y prolongada guerra popular.

Cualesquiera que sean las maniobras y medios desplegados por el imperialismo yanqui, la
dictadura somocista está condenada al fracaso total ante el avance y desarrollo impetuoso de
las fuerzas populares encabezadas por el FRENTE SANDINISTA DE LIBERACION NACIONAL.

Ante esta coyuntura histórica el FSLN ha trazado este programa político con miras a fortalecer y
desarrollar nuestra organización, alentar y estimular al pueblo de Nicaragua para que marche
hacia adelante, resuelto a luchar hasta derrocar a la dictadura y a resistir la intervención del
imperialismo yanqui para forjar una patria libre, próspera y revolucionaria.

I. Un Gobierno Revolucionario

La Revolución Popular Sandinista establecerá un gobierno revolucionario que liquidará la


estructura reaccionaria originada por farses electorales y golpes militares, el poder popular
forjará una Nicaragua sin explotación, sin opresión, sin atraso, una patria libre, progresista e
independiente.

El gobierno revolucionario
dictará las siguientes medidas
de índole política:

ƒ Dará al poder revolucionario una estructura que permita la plena participación de todo
el pueblo, tanto a nivel nacional como a nivel local (departamental, municipal,
comarcal).
ƒ Garantizará a todos los ciudadanos el ejercicio pleno de todas las libertades individuales
a el respeto a los derechos humanos.

ƒ Garantizará la libertad de emisión del pensamiento, que conduzca primordialmente a la


vigorosa difusión de los derechos populares y de los derechos patrios.

ƒ Garantizará la libertad para organizar el movimiento obrero-sindical en la ciudad y en el


campo, libertad para organizar agrupaciones campesinas, juveniles, estudiantiles,
femeninas, culturales, deportivas, etc.

ƒ Garantizará el derecho de los nicaragüenses emigrados y exiliados a retornar a suelo


patrio.

ƒ Garantizará el asilo a los ciudadanos de otros países perseguidos por participar en la


lucha revolucionaria.

ƒ Castigará severamente a los verdugos culpables de persiguir, delatar, ultrajar, torturar


o asesinar a los revolucinarios y al pueblo.

ƒ Privará de sus derechos políticos a los individuos que ocupen altos cargos públicos a
raíz de las farses electorales y golpes militares.

El gobierno revolucionario
dictará las siguientes medidas
de índole económica:

ƒ Expropiará los latifundios, fabricas, empresas, edificios, medios de transporte y demás


bienes usurpados por la familia Somoza y acumulados mediante la malversación y
despojos de las riquezas de la nación.

ƒ Expropiará los latifundis, fabricas, empresas, medios de transporte y demás bienes


aurpados por políticos y militares y todo tipo de cómlices que se han valido de la
corrupción administrativa del régimen actual.

ƒ Nacionalizará los bienes de todas las compañías extranjeras, que se dediquen a la


explotación de los recursos minerales, forestales, marítimos y de otra índole.

ƒ Establecará el control obrero en la gestión administrativa de las empresas y demás


bienes expropiados y nacionalizados.

ƒ Centralizará el servicio de transporte colectivo.

ƒ Nacionalizará el sistema bancario, el cual estará al servicio exclusivo del desrrollo del
país.

ƒ Establecerá una moneda independiente.

ƒ Desconcerá los empréstitos impuestos al país por los monopolios yanquis o de cualquier
otra potencia.

ƒ Establecerá relaciones comerciales con todos los países, cualesquiera sea el sistema
que los rija, en beneficio del desarrollo económico del país.

ƒ Establecerá una adecuada política tributaria, la cual se aplicará con estricta justicia.

ƒ Prohibirá la usura, ésta prohibición incluirá tanto a nacionales como extranjeros.


ƒ Protegerá a los pequeños y medianos propietarios (productores, comerciantes) con
restricción de los excesos que provoca la explotación de los trabajadores.

ƒ Establecerá el control estatal sobre el comercio exterior con miras a diversificarlo e


indenpendizarlo.
ƒ Restringirá rigurosamente la importación de artículos de lujo.
ƒ Planificará la economía nacional, poniendo fin a la anarquía característica del sistema
capitalista de producción. Parte importante de dicha planificación se destinará a la
industrialización y electrificación del país.

II. Revolución agraria

La Revolución Popular Sandinista trazará una política agraria que realice una Reforma Agraria
Auténtica que en forma inmediata logre la redistribución masiva de la tierra, liquidando la
usurpación latifundista en beneficio de los trabajadores (pequeños productores) que laboran la
tierra.

ƒ Expropiará y liquidará el latifundio capitalista y feudal.

ƒ Entrgará gratuitamente la tierra a los campesinos de acuerdo con el principio de que la


tierra debe de pertenecer al que la trabaja.

ƒ Realizará un plan de desarrollo agropecuario encaminando a la diversificación e


incrementación de la productividad de dicho sector.

ƒ Garantizará a los campesinos los siguientes derechos:

• Crédito agrícola oportuno y adecuado.

• Comercialización (aseguramiento de mercado para sus productos).

• Asistencia técnica.

ƒ Protegerá a los patriotas propietarios de tierras que coloboren con la guerrilla, mediante
la remuneración de sus tierras que excedan a lo establecido por el gobierno
revolucionario.

ƒ Estimulará y fomentará a los campesinos para que se organicen en cooperativas, a


efecto de que él mismo tome en sus manos su propio destino y participe directamente
en el desarrollo del país.

ƒ Abolirá las deudas contraídas por el campesinado con el terrateniente y todo tipo de
usurero.

ƒ Liquidará el paro forzoso, que existe durante la mayor parte del año en el campo y
velerá por la creación de fuentes de trabajo para la población campesina.

III. Revolución en la cultura y la enseñanza

La Revolución Popular Sandinista asentará las bases para el desarrollo de la cultura nacional, la
enseñanza popular y la reforma universitaria.

ƒ Impulsará una campaña masiva para exterminar en forma inmediata el


"analfabetismo".
ƒ Desrrollará la cultura nacional y extirpará la penetrción neo.colonial en nuestra cultura.

ƒ Rescatará el olvido en que han sido mantenidos por los regímenes impopulares, los
intelectuales progresistas y sus obras surgidas a lo largo de nuestra historia.

ƒ Atenderá el desarrllo y progreso de la enseñanza en los distintos niveles (primaria,


intermedia, técnica, universitaria, etc.), la enseñanza será gratuita en todos los niveles
y obligatoria en algunos.

ƒ Concederá becas a los estudiantes de distintos niveles con escasos recursos


económicos. Las becas incluirán: vivienda, alimentación, vestuario, libros, transporte.

ƒ Forjará más y mejores maestros, con los conocimientos científicos que demanda la
época actual, que puedan satisfacer a la totalidad de nuestra población estudantil.

ƒ Nacionalizará los centros de enseñanza privados convertidos inmoralmente en


industrias por mercaderes que hipócritamente invocan principios religiosos.

ƒ Adaptará los programas de enseñanza a las necesidades del país, aplicará métodos de
enseñanzas a las necesidades del país experimentales y científicas.

ƒ Realizará una reforma universitaria que incluirá entre otros, las siguientes demandas:

ƒ Rescatar a la Universidad del dominio de las clases explotadoras, para servir al


auténtico creador y forjador de nuestra cultura: el Pueblo. La enseñanza universitaria
debe de estar orientada en función del hombre, en función del pueblo. La Universidad
debe dejar der ser un vivero de egoístas burócratas.

ƒ Liquidar la discriminación que ha sufrido la juventud procedente de la clase obrera y


campesina, en el acceso a las aulas universitarias.
ƒ Multiplicar el presupuesto estatal para la Universidad de manera que pueda solucionar
económicamente los diversos problemas que afronta.
ƒ Representación mayorista de los estudiantes en las Juntas de Facultad, teniendo
presente que el estudiante constituye el sector principal de la población universitaria.
ƒ Liquidar la penetración neo-colonial en la universidad, particularmente la qu ejercen los
monopolios norteamericanos a través de las limosnas donadas por las fundaciones
pseudo-filantrópicas.
ƒ Promoción de una investigación libre, experimental,científica que debe contribuir a
desentrañar la problemática nacional y universal.
ƒ Fortalecer la unidad de los estudiantes, catedráticos e investigadores con todo el
pueblo, perpetuando el generoso ejemplo que han ofrendado sus vidas en aras del
ideal patriótico.

IV Legislación laboral y seguridad social

La Revolución Popular Sandinista, liquidará las injusticias de las condiciones de vida y trabajo
padecidos por la clase obrera bajo la brutal explotación en favor de la legislación laboral y
Asistencial Social.

ƒ Promulgará un Código Laboral que reglamentará, entre otros los siguientes derechos:

ƒ Promulgará la adopción del principio de "quien no trabaja no come", exceptuando


lógicamente al que debido a la edads (niños, ancianos), por prescripción médica u otra
razón de fuerza mayor no esté en condiciones de participar en el proceso de
producción.
• Apego estricto a la jornada de ocho horas de trabajo.

• Los ingresos del trabajador (salarios y demás prestaciones), deberán ser


suficientes para satisfacer sus necesidades diarias.

• Respeto a la dignidad del trabajador prohibiendo y castigando el trato injusto a


éste en el desempeño de su labor.

• Abolir los despedidos injustificados.

• Obligación de cancelar salarios en el plazo legal.

• Derecho a todos los trabajadores a vacaciones periódicas.

ƒ Liquidará el flagelo de la desocupación.

ƒ Extenderá la atención a la seguridad social de todos los obreros y empleados públicos


del país. La atención incluirá los casos de enfermedades, incapacidad física y jubilación.

ƒ Prestará asistencia médica gratuita a toda la población. Instalará clínicas y hospitales


en todo territorio nacional.

ƒ Emprenderá campañas masivas para erradicar las enfermedades endémicas y prevenir


las epidémicas.

ƒ Realizará la Reforma Urbana, que entrgará a cada familia una vivienda adecuada,
pondrá fin a la usurera especulación del espacio urbano (lotificación, urbanización,
casas de alquiler, etc.) que explota la necesidad de las familias trabajadoras de la
ciudad a disponer de un techo adecuado para vivir.

ƒ Iniciará y desarrollará la construcción de viviendas adecuadas para la población


campesina.

ƒ Reducirá las tarifas por concepto de agua, luz, alcantarillado, ornato; aplicará
programas para extender todos estos servicios a la totalidad de la población urbana y
rural.

ƒ Formentará la práctica de los deportes en todas las clases y categorías.


ƒ Eliminará la humillante mendicidad poniendo en práctica las medidas antes
mencionadas.

V. Honestidad administrativa

ƒ La Revolución Popular Sandinista extirpará la corrupción administrativa gubermental y


establecerá una estricta honestidad administrativa.

ƒ Abolirá la criminal industria del vicio (prostitución, juegos de azar, expendio de drogas,
etc.) que explota el sector privilegiado de la G.N. y los parásitos extranjeros.

ƒ Establecerá un estricto control de la recaudación de los impuestos para impedir el lucro


de funcionarios gubernamentales, lo cual pondrá fin a la práctica usual de las
dependencias oficiales del régimen actual.

ƒ Terminará con el arbitrario negocio de los miembros de la G.N. que despojan a la


población mediante el cobro de impuestos locales.
ƒ Pondrá fin al negocio que representa para los comandantes militares, la apropiación del
presupuesto destinado a la atención de los prisioneros comunes, y llevará a cabo la
instalación de centros adecuados para la rehabilitación de tales delicuentes.

ƒ abolirá el contrabando practicado en gran escala por la pandilla de políticos, militares y


extranjeros cómplices del régimen.

ƒ Castigará severamente a las personas que incurren en delitos contra la honestidad


administrativa (desfalcos, contrabando, explotación de vivios, etc.), severidad que será
mayor cuando se trate de elementos que militen en el movimiento revolucionario.

VI. Reincorporación de la Costa Atlántica

La Revolución Popular Sandinista pondrá en práctica un plan especial a favor de la Costa


Atlántica, sumida en el máximo abondono, para incorporarla a la vida de la nación.

ƒ Terminará con la explotación inícua que ha sufrido la Costa Atlántica, durante toda su
historia por los monopolios extranjeros, particularmente por el imperialismo yanqui.

ƒ Acondicionará las tierras adecuadas de la zona para el desarrollo de la agricultura y la


ganadería.

ƒ Aprovechará las condiciones favorables para impulsar el desarrollo de la industria


pesquera y forestal.

ƒ Estimulará el florecimiento de los valores culturales locales de esa región, provenientes


de los aspectos originales de su tradición histórica.

ƒ Aniquilará la odiosa discriminación de que han sido objeto los indígenas miskitos,
sumos, zambos y negros de esa región.

VII. Emancipación de la mujer

La Revolución Popular Sandinista abolirá la odiosa discriminación que la mujer ha padecido con
respecto al hombre; establecerá la igualdad económica, política y cultural entre la mujer y el
hombre.

ƒ Extenderá a la madre y al niño atención especial.

ƒ Eleminará la prostitución y otras lacras sociales, con lo cual elevará la dignidad de la


mujer.

ƒ Pondrá fin al régimen de servidumbre que padece la mujer y que se refleja en el drama
de la abondonada madre trabajadora.

ƒ Establecerá el derecho a igual protección de las instituciones revolucionarias para los


niños nacidos fuera de matrimonio.

ƒ Establecerá c´rculos infantiles para el cuidado y atención a los hijos de las


trabajadoras.

ƒ Establecerá dos meses de ausencia por maternidad antes y después del part para las
mujeres que trabajan.

ƒ Elevará el nivel político, cultural y vocacional de la mujer, mediante su participación en


el proceso revolucionario.
VIII. Respeto a las creencias religiosas

ƒ La Revolución Popular Sandinista garantizará a la población creyente la libertad de


profesar cualquier religión.

ƒ Respetará el derecho de los ciudadanos a profesar y practicar cualquier creencia


religiosa.

ƒ Apoyará la lbor de los sacerdotes y demás predicadores religiosos que defienden al


pueblo trabajadoe.

IX. Política exterior independiente

La Revolución Popular Sandinista liquidará la política exterior de sumisión al imperio yanqui y


establecerá una política exterior patriótica de absoluta independencia nacional y por una
auténtica paz universal.

ƒ Pondrá fin a la intomisión yanqui en los problemas internos de Nicaragua y practicará


ante los demás países una política de respeto mutuo y de coloboración fraternal entre
los pueblos.

ƒ Expulsará a la misión militar yanqui, a los llamados cuerpos de paz (espías disfrazados
de técnicos), elementosmilitares y políticos semejantes, que constituyen una descarada
intervención en el país.

ƒ Aceptará la ayuda económica y técnica de cualquier país, siempre y cuando no implique


compromisos políticos.

ƒ Promoverá junto con los demás pueblos del mundo una campaña en favor de una
auténtica paz universal.

ƒ Desconocerá todo tratado suscrito con cualquier potencia extranjera que lesione la
soberanía nacional.

X. Unidad popular centroamericana

La Revolución Popular Sandinista por la verdadera unión de los pueblos centroamericanos en


una sola patria:

ƒ Respaldará una auténtica unidad con los pueblos hermanos en Centroamérica. Esta
unidad se encaminará a la coordinación de los esfuerzos para alcanzar la Liberación
Nacional y establecer un nuevo sistema social sin dominio imperialista, ni traición
nacional.

ƒ liquidará la llamada integración que se propone multiplicar el sometimiento de


Centroamérica a los monopolios norteamericanos y a las fuerzas reaccionarias locales.

XI. Solidaridad entre los pueblos

La Revolución Popular Sandinista pondrá fin al empleo del territorio nacional como base de
agresión yanqui contra otros pueblos hermanos y pondrá en práctica una solidaridad militante
con los hermanos pueblos combatientes para su liberación.

ƒ Apoyará activamente la lucha de los pueblos de Asia, Africa y América Latina contra el
nuevo y viejo colonialismo y contra el enemigo común: el imperialismo yanqui.
ƒ Apoyará la lucha del pueblo negro y de todo el pueblo de los Estados Unidos, por una
auténtica democracia y la igualdad de derechos.

ƒ Apoyará la lucha de todos los pueblos contra la instalación de bases militares yanquis
en países extranjeros.

XII. Ejército patriótico popular

La Revolución Popular Sandinista abolirá la fuerza armada enemiga del pueblo denominada
Guardia Nacional (G. N.) y creará un Ejército Popular, Revolucionario y Patriótico.

ƒ Abolirá la Guardia Nacional (G. N.), fuerza enemiga del pueblo creada por las fuerzas
de ocupación norteamericana en 1927 con el fin de perseguir, torturar y asesinar a los
patriotas sandinistas.

ƒ En el nuevo Ejército Popular podrán tener cabida los soldados profesionales miembros
del antiguo ejército que hayan observado la siguiente conducta:

• Que hayan respaldado el combate guerrillero

• Que no hayan participado en asesinatos, despojos, torturas y persecución al


pueblo y a los militantes revolucionarios.

• Que se hayan sublevado contra el régimen despótico y din´stico de los


Somoza.

ƒ Fortalecerá al nuevo ejército popular elevando su capacidad combativa y su nivel


táctico y técnico.

ƒ Inculcará en la conciencia de los miembros del Ejército Popular, el principio de apoyarse


en sus propias fuerzas en el cumplimiento de sus deberes y desarrollar toda su
actividad creadora.

ƒ Profundizará en los miembros del Ejército Popular los ideales revolucionarios con miras
a fortalecer el espíritu patriótico y la firme convicción de luchar hasta lacanzar la
victoria, venciendo los obstáculos y rectificando los errores.

ƒ Forjará una disciplina consciente en las filas del Ejército Popular y fomentará los
vínculos estrechos que deben haber entre los combatientes y el pueblo.

ƒ Establecerá el servicio militar obligatorio y armará a los estudiantes, obreros y


campesinos que organizados en milicias populares defenderán los derechos
conquistados ante la inevitable embestida de las fuerzas reaccionarias del país y del
imperialismo yanqui.

XIII. Veneración ante nuestros mártires

La Revolución Popular Sandinista guardará gratitud y veneración eterna a los mártires de uestra
patria y continuará el luminoso ejemplo de heroísmo y generosidad legados por ellos.

ƒ Educará a las nuevas generaciones en la gratitud y veneración eterna hacia los caídos
en la lucha para que Nicaragua sea una Patria Libre.

ƒ Fundará una escuela superior para educar a los hijos de los mártires de nuestro pueblo.
ƒ Inculcará a todo el pueblo el ejemplo imperecedero de nuestros mártires, defendiendo
el ideal revolucionario, HASTA LA VICTORIA SIEMPRE !!!

FRENTE SANDINISTA DE
LIBERACION NACIONAL (F.S.L.N.)
Mónica Baltodano

MEMORIAS
DE LA LUCHA SANDINISTA

TOMO I

De la forja de la vanguardia a la montaña


N
920
B197 Baltodano Marcenaro, Mónica Salvadora
De la forja de la vanguardia a la montaña
/Mónica Salvadora Baltodano Marcenaro. –1a ed. --
Managua : Mónica Baltodano Marcenaro, 2011
t.1

1. TESTIMONIOS 2. HISTORIA POLITICA


3. NICARAGUA 4. FRENTE SANDINISTA DE LIBERACION
NACIONAL - FSLN 5. ENTREVISTAS

I. Título

Memorias de la lucha sandinista / Mónica Baltodano


Tomo 1: De la forja de la vanguardia a la montaña

Primera Edición 2010 – 2do. Tiraje 2011 por Fundación Roxa Luxemburgo

ISBN : 978-99964-0-088-9 (t.l)


978-99964-0-087-2 (o.c)

© Mónica Baltodano

Cuidado de edición: Mónica Augusta López Baltodano / Margarita Vannini


Digitalización de fotos: Rossana Baumeister
Diagramación: José L. Hernández M. / Eduardo Herrera
Portada: Eduardo Herrera
Modificación de portada: José L. Hernández
Lectorado: Guillermo Cortés Domínguez / Susana Morales
Fotos cortesía: © Centro de Historia Militar del Ejército de Nicaragua,
Susan Meiselas -Magnum-, Archivo IHNCA-UCA y archivos personales de los
entrevistados y la autora
Producción: Mónica Baltodano

Reservados todos los derechos de propiedad intelectual conforme las Leyes


de la República de Nicaragua. Este libro puede ser reproducido parcial
o totalmente sólo con el consentimiento expreso de la autora.

Memorias de la Lucha Sandinista, obra en cuatro tomos de Mónica Baltodano se distribuye bajo
una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional. Leer
más en http://www.memoriasdelaluchasandinista.org/en/4-presentacion
VI

La Montaña
El faro que alumbró a los combatientes
Henry Ruiz

Henry Ruiz Hernández “Modesto”, nace en Jinotepe el 27 de


septiembre de 1943 en el seno de una familia muy pobre.
Estudia primaria en la Escuela General de San Martín y
Secundaria en el Instituto Nacional Juan José Rodríguez, de
Jinotepe. Entra en contacto con las ideas socialistas a partir de
su familia, y milita en la Juventud del Partido Socialista
Nicaragüense, en el departamento de Carazo.
En el año 1966 obtiene una beca del PSN para estudiar en
Moscú, URSS. Viaja ese año e inicia estudios de Física y
Matemáticas, pero de inmediato se vincula al Frente Sandinista
de Liberación Nacional, y a principios de 1968 viaja a Cuba a
recibir entrenamiento militar.
En 1969 inicia el retorno a Nicaragua con Tomás Borge y logran
llegar a Costa Rica, donde son capturados cuando intentaban
comprar armas, deportados a Colombia, luego a Perú y
finalmente a México, adonde llegan en 1970. Ahí, Ruiz entra en
contacto con Carlos Fonseca, quien venía de ser rescatado de la
cárcel de Costa Rica por medio de un secuestro que realiza
Carlos Agüero Echeverría.
Con Pedro Aráuz, Ruiz ingresa a Nicaragua en 1971, y de
inmediato se integra a la organización de una nueva etapa
guerrillera en el norte del país. Llega a ser el máximo
responsable de la montaña y miembro de la Dirección Nacional.
En el año 1978 baja de la montaña y se encarga, en
representación de la Tendencia Guerra Popular Prolongada, del
proceso de unidad con las demás tendencias, que culmina con la
firma de los acuerdos en marzo de 1978, integrándose a la
Dirección Nacional Conjunta.
Organiza el ingreso de un comando de sesenta combatientes
armados a la región de las minas, que se ve frustrado por
razones atmosféricas. Ingresa a Matagalpa en julio de 1979.
Luego de la victoria revolucionaria, es distinguido como
Comandante de la Revolución, nombrado Ministro de
Planificación y luego Ministro de Cooperación Externa. En los
años noventa fue nombrado Tesorero del FSLN y ha sido fuerte
crítico de la actual conducción del Frente.

1
Desde la fundación del FSLN, la organización de la lucha guerrillera en la
montaña se consideró como fundamental en la estrategia para la liberación
nacional, la democracia y el socialismo, divisa que resumía entonces los
objetivos estratégicos de nuestra organización revolucionaria.

Sea por la influencia de la lucha del General de Hombres Libres, que tuvo
como escenario principal las montañas segovianas, sea por influencia de las
luchas guerrilleras del continente (Cuba, Colombia, Guatemala), donde las
acciones se desarrollaban en las regiones rurales, el FSLN siempre
estableció la montaña como escenario en donde se organizarían las
columnas guerrilleras que, al fragor del combate y en combinación con la
ciudad, derrotarían al ejército de Somoza, acabarían con esa feroz dictadura
y nos permitiría emprender el camino de la transformación revolucionaria
del modelo dominante.

En los documentos históricos del FSLN se preveía que el teatro rural


favorecía la operatividad de la actividad irregular insurgente, pero nunca se
dejaron de considerar las acciones combativas en las ciudades a través de
unidades guerrilleras urbanas. Evidentemente había una influencia de la
experiencia cubana, en donde la jefatura siempre estuvo en la Sierra
Maestra. No obstante, tal como lo esbozó Carlos Fonseca, toda revolución
tiene una fase insurreccional en las ciudades, como resultado de la
participación masiva del pueblo. Desde 1960 antes de la fundación del
FSLN, Carlos Fonseca teorizó sobre la insurrección en las ciudades, que se
produciría tras el proceso de desgaste militar, político y moral del enemigo.

La insurrección popular armada es la médula de la lucha contra


la dictadura. La lucha, de acuerdo con las circunstancias
geográficas de nuestro país y de la gran fuerza material del
ejército de la dictadura, tendrá que ser del tipo guerrillero, tipo
que tantas victorias produjo al General Sandino cuando combatía
en Las Segovias contra la infantería de marina de los Estados
Unidos de Norteamérica...
En su lucha, el Ejército Defensor del Pueblo Nicaragüense deberá
contar con el auxilio del Frente Interno de la Resistencia. El FIR
deberá instruir al pueblo, en forma clandestina, acerca de los
objetivos de la lucha…
La lucha será larga, hasta lograr el control político de la totalidad
del país, en ese lapso el FIR preparará las condiciones para que
pueda declararse la huelga general de brazos caídos que será el
golpe final definitivo que marcará el derrumbe del aparato de la
dictadura… Ya quedó expresado el importante papel que puede
jugar en el conjunto de la lucha revolucionaria la actividad legal

2
de determinadas organizaciones y personalidades. (Fonseca,
Carlos: Obras: 1982, pp. 52-53).

En la década de los años cincuenta se desarrollaron decenas de intentos


armados por grupos de distintas procedencias; todos ellos, salvo el
Movimiento “11 de noviembre”, tuvieron como escenario la montaña. A
partir de 1963, casi la totalidad de los esfuerzos armados estuvieron
impulsados orgánicamente por el Frente Sandinista. Los principales
movimientos fueron la guerrilla del Río Patuca (Raití-Bocay), de cortísima
duración y pérdidas valiosas; la guerrilla de Pancasán, cuyos preparativos
iniciaron en 1966 y concluyeron en agosto de 1967, y en la que cayeron
fundadores del FSLN como Silvio Mayorga y Rigoberto Cruz “Pablo Úbeda”;
en 1970 se realizó otro intento guerrillero en Zinica y El Bijao pero estos
esfuerzos no prosperaron y la respuesta del gobierno fue la brutal
represión, aunque siempre se mantuvieron hilos de relación con los
colaboradores del campo que quedaron disgregados.

En 1971 se da un nuevo impulso organizativo guerrillero que opera en


diferentes lugares de la montaña, y Henry Ruiz se traslada como
responsable del mismo. Participan de estos esfuerzos los dirigentes
campesinos Denis Ortega “Chico Chiquito”, Jacinto Hernández “Efigenio” y
Catalino Flores. De la ciudad, Víctor Tirado López, José Valdivia, Venancio
Alonso, René Tejada y Filemón Rivera.

En el período de acumulación de fuerzas en silencio (1971-1974), se


desarrollaron redes y contactos que auguraban un impulso exitoso. Carlos
Agüero llega a organizar las escuelas de entrenamiento y a darle forma a la
organización militar de los grupos que se venían conformando. En el año
1974 realizan acciones de limpieza de Jueces de Mesta y el asalto del banco
de Abisinia.

En 1975, después de la toma de la casa de Chema Castillo se realizan


ataques a los cuarteles de Waslala y Río Blanco; pero cuando ponen la
emboscada de Kuskawás, fue en un ambiente de polémica entre los
dirigentes guerrilleros Víctor Tirado, Edgard Munguía y Henry Ruiz, sobre la
táctica a seguir en la montaña. Esto coincide con el feroz despliegue de un
plan contrainsurgente en todo el territorio, y en particular contra las bases
de los guerrilleros en la montaña.

Mientras tanto, seguía creciendo el descontento general contra el régimen,


y aunque la organización clandestina llegó a alcanzar presencia significativa
en todo el país, se profundiza el debate entre los cuadros que se
encuentran al frente del trabajo en el interior, que tiene como punto
culminante la expulsión de las filas del FSLN, de Jaime Wheelock, Roberto
Huembes y Luis Carrión.

3
A la vez se mantienen y profundizan los cuestionamientos de la Dirección
que opera dentro del país, en particular de Pedro Aráuz y Tomás Borge, con
la Dirección que está en el exterior: Carlos Fonseca y Humberto Ortega. La
forma atropellada con que se intenta resolver los conflictos, termina en la
división del FSLN en tres tendencias en 1976. Para entonces, los grupos
guerrilleros de la montaña sufren casi un total aislamiento, falta de
abastecimiento, pérdida de información y de capacidad de incidir en los
debates sobre el rumbo a seguir. El debate entonces incluyó el
cuestionamiento al escenario principal para librar los combates, y los
sectores sociales prioritarios (obreros, campesinos) para adelantar el rápido
desenlace en los objetivos de la lucha.

En 1977, después de la muerte en combate de Carlos Agüero Echeverría, y


de los golpes sucesivos en sus escuadras, se produjo un proceso de
desarticulación de los grupos guerrilleros vinculados al núcleo central de la
Brigada Pablo Úbeda, y algunos salieron de la montaña. El grupo quedó
reducido sensiblemente, como se expone más adelante.

El esfuerzo guerrillero que inicia en los años setenta tenía como eje de
referencia la construcción de la Brigada Pablo Úbeda en la Cordillera
Isabelia y de otros grupos que operaban en otros sectores. Víctor Tirado ha
relatado cómo su unidad, después de ser afectada fuertemente con las
caídas de Jacinto Hernández y Filemón Rivera, y luego Edgard Munguía, fue
golpeada por la pérdida de su base social, la cual fue sometida a una brutal
represión de la Guardia. Cercada en el sector de San Antonio de Kuskawás y
Pancasán, la escuadra de Víctor Tirado queda con cinco guerrilleros:
Estanislao García, Francisco Ramírez, Carlitos Suárez, Alvarito Hernández y
Juan Ramos “El Indio Emilio”.

Víctor Tirado sale hacia una finca entre Muy Muy y Boaco, entra en contacto
con Camilo Ortega, y se incorpora a la Tendencia Tercerista. Por su parte, la
unidad de Francisco Rivera “El Zorro”, luego de perder a Claudia Chamorro
y a otros compañeros, quedó reducida a Facundo Picado, Inés Hernández
“Pedrito”, “Juancito” y dos campesinas. Logra hablar con Pedro Aráuz
“Federico”, pero después de una serie de contratiempos, hace contacto con
Camilo Ortega y se integra a la Tendencia Tercerista más o menos a
mediados del año 1977. De esa manera la Brigada Pablo Úbeda quedó
reducida a su núcleo central, de lo cual hablamos ampliamente en la
conversación con David Blanco, Dorotea Wilson y René Vivas.

Por otro lado, desde al año 1975 se inició la organización de tres unidades
guerrilleras que operaron más al noreste, entre Nueva Segovia, Madriz,
Estelí y Jinotega; la Unidad Bonifacio Montoya (la Bacho) liderada por Omar
Cabezas, en el sector de Kilambé, que tuvo durante varios años como
segundo al mando a José del Carmen Aráuz “El Segoviano” 1; la Unidad de
Combate General Pedro Altamirano, que tuvo tres jefes: Venancio Alonso

4
(1975), Ismael Lanuza “Arcadio GPA” o “Charralito” (1976) y Julio Ramos el
“13” (1977-1979). La Unidad César Augusto Salinas Pinell, que había
iniciado en 1974 el profesor del que tomó su nombre, y quien se había
integrado a la lucha desde los años sesenta, y cae en 1976. Al final la
comandó Cristian Pichardo “Isauro”.

En octubre de 1977, entró por la parte rural de la frontera norte una unidad
de cuarenta selectos combatientes, inicialmente al mando de Daniel Ortega
y Víctor Tirado López. Sus propósitos eran la toma inmediata del poder,
como parte del plan de octubre. Formaron parte de esa unidad: Joaquín
Cuadra, Germán Pomares, Dora María Téllez, Elías Noguera, Francisco
Rivera, entre otros. Después del ataque de San Fabián, Daniel Ortega
regresó a Honduras. Con esta fuerza se constituyeron dos unidades que
operaron como guerrilla rural, y que se mantuvieron a la ofensiva sobre los
poblados del norte durante los meses de octubre y noviembre. Una de esas
unidades se instaló en Macuelizo, y el resto de combatientes fue enviado a
distintos escenarios para organizar la insurrección de 1978.

Las oleadas de jóvenes milicianos que se replegaron de las ciudades al


finalizar esta ofensiva insurreccional, permitieron la construcción de nuevas
columnas bajo el mando de Francisco Rivera. (Ver entrevistas a Julio Ramos,
Elías Noguera y Antenor Rosales sobre las insurrecciones de Estelí).

En 1978, se creó una nueva unidad en Jalapa, como iniciativa de José Benito
Escobar, pero luego fue contactada por los Terceristas y, a partir de ella,
Germán Pomares, Javier “Cuqui” Carrión, construyen la Columna Oscar
Turcios, que ataca El Jícaro y que opera en las montañas segovianas en la
ruta de El Zúngano, Quilalí, Wiwilí, y que ataca Jinotega en mayo de 1979.

La combinación de las unidades de la Tendencia Guerra Popular Prolongada


(GPP) y las nuevas unidades terceristas, constituyen el Frente Norte Carlos
Fonseca, que realiza acciones ofensivas principalmente sobre Estelí entre
1978 y 1979 y que generaron una gran capacidad operativa en todos esos
territorios y pueblos de la cordillera segoviana, e inició el proceso de
derrota del régimen que recurrió a acciones genocidas sobre estas
poblaciones.

Mientras las acciones insurreccionales se producen, el esfuerzo inicial


guerrillero de la Brigada Pablo Úbeda se re articula y opera sobre la región
montañosa del triángulo minero, llegando a contar con más de cien
combatientes. En esta rearticulación, juega un papel importante la Unidad
Bonifacio Montoya. Desde ahí suben los nuevos combatientes hacia el
sector donde opera la Brigada Pablo Úbeda que, para entonces, está
dirigida por René Vivas y David Blanco, quienes realizan acciones ofensivas
desde el 28 de mayo con la toma de las minas Rosita y Bonanza.

5
Conversamos con Henry Ruiz Hernández “Modesto”, de quien en los años
70 Tomás Borge dijera, en la dedicatoria de un libro:

El que escribe estas líneas se parece tanto a un escritor, como


García Márquez a un vendedor de frigoríficos. Estas líneas
tienen, un mérito: fueron escritas en la cárcel, poseídas por el
dios de la furia y el demonio de la ternura.

Dedico este pequeño esfuerzo a mi hermano “Modesto”, el jefe


guerrillero más modesto, terco, fraterno y honesto que ha
producido el Frente Sandinista de Liberación Nacional, y a los
combatientes de la montaña que viven, cantan y luchan en cada
emboscada, en cada fatiga, en la orilla del sol y los sueños de
Carlos Fonseca.

Mónica: Lo primero que quiero es que nos contés de tu vida, de tus padres,
de tus primeras inquietudes, del proceso de incorporación a la lucha política
en la que te comprometiste hasta las últimas consecuencias.

Henry: Mi padre y mi madre eran trabajadores por cuenta propia. Mi


mamá, ama de casa, y mi papá, un pequeño comerciante de madera,
ripiero le digo, compraba ripios y vendía.

Pertenezco a un grupo de ocho hermanos de una misma línea, y si le


agrego de otra línea, son cinco más, y hacemos trece; mi relación es con los
primeros ocho. Soy de origen muy pobre, eso me obligó a trabajar desde
muy temprano, y más todavía, a oír los consejos y principios que me
inculcaba principalmente mi mamá.

Mi mamá es una campesina semi analfabeta. Ella me introdujo valores para


toda la vida, por ejemplo, me decía: –Hijo, hay que ser pobre, pero honrado;
zurcidito, pero limpio; no me obligó a asumir ninguna religión, me dijo: –
Siempre voy a querer que lo mejor para vos esté a tu lado. No me dijo: sé
católico, a pesar de que me bautizaron; pero tampoco me prohibió ir a un
culto.

Me enseñó una lección política como mujer pobre: amaba la paz y el trabajo
y no opinaba de política, ni me recomendaba que fuera político, sino que
decía en todo caso: –Para mí, si hay paz y trabajo, ¡viva el que está en el
puesto! Esa para mí fue como una máxima de qué es un buen gobierno. A
la postre, el trabajo es lo que te rinde y lo que te hace honrado.

Mi mamá también tenía la divisa de no rendirse ante nadie, y decía: –


Solamente a Dios se le rinde culto. Ella era deísta, pero si le quitaba la idea
de Dios, me quedaba la máxima: No me rindo ante nadie, no adoro a nadie,
por lo tanto, en un desarrollo de la idea, no debo tener íconos a los cuales

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esté obligado adorar.

Comencé primaria después de los doce años. Como los sucesos de abril de
1954 fueron muy cercanos a los jinotepinos, en mi familia, para informarse,
me mandaron a comprar el periódico Novedades. Había una escasez
tremenda de noticias y una gran expectativa. En esa ocasión aprendí que
comprando el periódico a treinta centavos lo podía revender a un córdoba.
Entonces compraba dos, tres periódicos, para ganarme unos centavos. Pero
me daba pena vender, y no saber qué decían los periódicos, entonces le
dije a mi mamá que iba a entrar a la escuela.

Entonces ella le pagó a una señora que se llama Teresa Estrada, para que
me enseñara a leer. No me fue difícil aprender a leer. Y cuando comencé la
escuela, no paré de estudiar.

Hay un profesor que fue mi padre espiritual en esa época, Guillermo Medina
Sierra, de León, aficionado a las matemáticas. De alguna manera, él me
infundió el amor por las ciencias matemáticas, y siempre me dijo lo
siguiente: –Tenés que buscar una beca para irte a estudiar; tenés que
estudiar, tenés que irte a inscribir a las mesas de inscripción para ir a votar
en las elecciones. Pero si es que no voy a votar –le decía. Entonces me
explicó: –Seguramente vas a encontrar una beca, y estos bandidos son
capaces de negarte esa oportunidad, porque te van a solicitar ese elemento
de si votaste, si te inscribirte o no te inscribiste.

Este consejo también me ha servido en la vida para indicar que hay


operaciones que van a ser útiles en tu propio proyecto, aunque no
comulgués con ellos. Así, tengo dos referencias políticas distintas, pero
útiles. Por un lado mi mamá me dice, no te metás en cuestiones políticas; y
por otro lado, un maestro que me decía, aunque querrás evitar las ideas
políticas, la vida te va a obligar a pensar en ellas; éste fue Guillermo.
Mónica: ¿Cómo entrás en contacto con las ideas políticas?

Henry: Desde temprano descubrí que había inquietudes de orden filosófico


y de carácter social; por eso es que, estando en segundo año de
secundaria, me empaté con los comunistas de Jinotepe.

Fue a través de Guillermo Briceño padre, los Vásquez y los Ruiz –mis tíos
Donaldo, Reinaldo y Juan– quienes fueron dirigentes sindicales y por ello
estuvieron presos algunas veces. Éstos son los que me comienzan a decir
que debo estudiar, que soy algo así como una esperanza para la familia.
Siempre es la expectativa de la gente pobre, ¿no?

Mis tíos son, uno, albañil, y los otros dos, carpinteros. Les pregunto, ¿qué es
lo que debo estudiar? Entonces ellos me dicen que hay que estudiar la
filosofía natural. ¿Qué es eso de la filosofía natural? Entonces un tío me

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enseñó unos cuadernitos, uno de ellos era Del Socialismo Utópico al
Socialismo Científico. Siempre me acuerdo del cuadernito ese y allí conocí a
don Federico Engels y a Carlos Marx, muy temprano. ¿Que si lo entendí o
sólo le pasé encima? No sé, pero me empujó.

Ya con los compañeros del PSN de Jinotepe, me orienté mejor. Se trataba


por lo tanto de la lucha de los trabajadores contra los patrones, contra los
ricos, con muchos ejemplos acerca de la Unión Soviética y los países
socialistas. Eso fue entre 1959 y 1960. Entonces me comenzó a provocar
admiración la perra Laika2, el Sputnik, la ciencia, etcétera, todo ese mundo
del que los trabajadores organizados hablaban tanto, y que era la Unión
Soviética.

A la Revolución Cubana la conocí por estos obreros camaradas socialistas,


igual que los discursos de Fidel. Debo decir una cosa que parece ridícula, y
es que en mi casa nunca hubo radio. El primer radio que anduve fue en la
guerrilla. ¡Claro!, en ese tiempo adquirir un radio era caro, eran radios de
tubo. Oía los discursos de Fidel Castro en el radio de unos vecinos de
apellido Vásquez, que son los tíos de Róger Vásquez, que eran admiradores
de la Revolución, y ahí escuché a Fidel Castro hablar. Eran socialistas y a la
vez evangélicos, una cosa rara, pero bueno, eran de pensamiento rebelde.

Así es que termino el bachillerato por el año 1966, entonces busqué cómo ir
a la universidad, y me surgió la inquietud de irme del país. Al principio
quería estudiar físico-matemática, pero el contacto con los socialistas aquí
en Managua, me hizo pensar que mejor sería estudiar Filosofía, para venir a
ayudar como cuadro del Partido.

Cuando me dio la beca el PSN, el secretario Manuel Pérez Estrada me


defendió ante los mismos compañeros del Comité Ejecutivo del Partido,
diciendo que él estaba seguro que si había solicitado una beca, iba a
cumplir mi compromiso, y me iba a ir a la URSS. Esto era porque alguien
informó que me había casado, y era cierta la especie, pero nunca renuncié
a la idea de irme a estudiar.

Era una doble aspiración, la primera, tener conocimientos de los que iba a
vivir; pero la principal era que quería ayudarle al Partido, estudiando
Filosofía Marxista. ¿Cómo sería a mi regreso a Managua? No sabía, pero
esos eran mis propósitos. Así que me dan la beca y me voy para la URSS.

Mónica: ¿En qué año te vas?

Henry: Me voy en 1966. Fui de los estudiantes que llegaron tarde para
comenzar a adaptarse, y no había cupo para Filosofía, así que me ofrecieron
que estudiara Filología. Les expliqué: – ¿Qué voy a estudiar Filología si a
duras penas he aprendido a hablar español, y no tengo facilidad para los

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idiomas? Entonces me preguntaron: – ¿Qué otra cosa? Pedí que me
examinaran para Matemáticas; me examinaron, pasé, y así fue que me metí
a la Facultad de Físico-Matemática.

En octubre de 1966 tengo un encuentro casual con Oscar Turcios y con el


hermano de Carlos Fonseca, Fausto Amador. Ellos andaban con un
campesino, Narciso Zepeda “Chicho”. Es casual, porque ellos andan
buscando a Denis Campbell, quien estudiaba Ingeniería en la Universidad
Patricio Lumumba. Allí me empato con el Frente. Para entonces ya había
ocurrido la masacre del 22 de enero de 1967.

Antes de irme a Moscú como dirigente de la Juventud Socialista, con Natán


Sevilla y Silvio Mora habíamos fundado un movimiento en Jinotepe, que se
llamaba Estudiantes, Campesinos y Obreros Revolucionarios (ESCOR). Esa
sigla después la va a tomar el Partido Socialista para hacer un movimiento
de carácter nacional. O sea, el nombre sonó. Eso lo supe después.

Con afanes estrictamente militantes, me había metido a dar clases en la


Casa del Obrero, sobre sindicalismo, las leyes de la organización sindical,
etcétera. Es decir, estoy totalmente involucrado en la política. En esos
tiempos conocí a Silvio Mayorga y después me alegró saber quién era él, un
nombre que estaba entre los luchadores nicaragüenses.

Explico todo esto porque en Moscú me encuentro que era el único joven
que tenía militancia en Nicaragua, es decir, ejercicio político en las filas de
la Juventud Socialista, porque los otros, todos eran miembros de la Juventud
pero hechos allí en Moscú; todos esos estudiantes llegaban y eran amigos,
pero sin experiencia militante. Digo estas cosas porque más adelante uno
va a reconocer que los que no tuvieron militancia, regresaron a Nicaragua y
no hicieron nada. Esa es la verdad, se hicieron profesionales, pero no
hicieron nada, no digo todos, pero esa fue la generalidad.

En Moscú comencé a plantear que en Nicaragua existía una discusión en el


seno del Partido y la Juventud, sobre la necesidad de pasar a la lucha
armada, construir el brazo armado del Partido. Eso comenzó a discutirse y
estaba dentro de los prospectos para entrar a eso, no porque fuera belicoso
ni nada, sino porque estaba convencido, poco a poco, como se iba
convenciendo a algún sector de la juventud, de que a Somoza únicamente
a tiros se le podría bajar, que no había espacios democráticos.

Estando en Moscú, hicimos una especie de célula clandestina para analizar


las posibilidades de la lucha armada, de fortalecer nuestras relaciones con
el Frente, una vez que hemos hecho contacto con Turcios. En dicha célula
participamos: Róger Deshón, Róger Vásquez, Denis Campbell, Benjamín
Jirón y yo.

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Mónica: ¿Róger Deshón venía del Partido Socialista?

Henry: No. No sé de dónde procede. Él nos contaba que había andado con
Indalecio Pastora, era el único que tenía práctica de tiro junto con Róger
Vásquez, que fue de los jóvenes que se metieron al Movimiento 11 de
noviembre, allí en Jinotepe. Debo decir que de ese grupo me constituí
rápidamente en el jefe, y decidimos que en vez de estar en la Lumumba
perdiendo el tiempo, lo mejor era que nos incorporáramos al Frente
Sandinista para librar la lucha armada.

Mónica: ¿Oscar Turcios estudiaba entonces en la Lumumba?

Henry: Él estudió en la Lumumba, y era defensor de la corriente de la lucha


armada. En otras palabras, era de los llamados “chinófilos”. A nivel mundial
estaba la contradicción entre los movimientos de liberación nacional, los
que decían que sólo se alcanzaba la liberación a base de tiros, y los que
planteaban la necesidad de la coexistencia pacífica. Los soviéticos, que
promovían la coexistencia pacífica, eran los que nos daban a nosotros
alojamiento, así que estar por la lucha armada era como una malacrianza
con ellos. Parece que Oscar Turcios no aguantó el ácido, y lo expulsaron de
la Lumumba.

Esas expulsiones no son una gran tragedia. Si te expulsan por maleante,


por ladrón, por beber guaro, por cosas de ese tipo, sí son expulsiones
deshonrosas; pero cuando te expulsan por razones de diferencias políticas,
no. Fui de los pocos estudiantes de la Lumumba de América Latina que
regresé hecho Comandante, y entonces me decían en ruso: –Nuestro Henry.

Con la ayuda de los compañeros de la embajada cubana, a principios de


enero de 1968, Róger Deshón, Róger Vásquez, Denis Campbell y yo, salimos
clandestinos de Moscú hacia La Habana, como ciudadanos cubanos. En
estas luchas las lealtades no son muy ortodoxas, como ves en este ejemplo.
Así, de paso, conocí a Alejandro, el contacto. Era un agente de Inteligencia
que trabajaba en Moscú; entonces, con ése nos fuimos a La Habana.
Después del triunfo de la Revolución Sandinista, nos encontramos en La
Habana, él llegó a saludar, y cuando lo vi, me alegré mucho.

Irnos para La Habana era un paso decisivo. Para mí ya no hay retroceso.


Llegamos por la mañana, y al siguiente día estábamos montándonos en un
vehículo que nos fue a dejar a Pinar del Río, dónde íbamos a entrenar. Todo
fue friendo y comiendo, nada de pachanguear.

Allí me encontré con Oscar Turcios, Humberto Ortega, “Chicho” Zepeda,


Leopoldo Rivas y Francisco Rosales, miembro de la Dirección Nacional, y
conocí a Francisco Buitrago. De todos ellos, incluyendo a Turcios, el único
que me impresionó fue Francisco, voy a decirte por qué: los otros estaban

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durmiendo, echados; en cambio, Francisco Buitrago estaba con su uniforme
de soldado cubano, haciendo su desayuno y preparándose para ir a hacer el
entrenamiento de combatiente urbano.

Ese entrenamiento y los contactos con los compañeros, me permitieron en


ese tiempo conocer qué era el Frente Sandinista. Me permitió decir, bueno,
¿quiénes son éstos?

Voy a contarte una anécdota que sólo la he contado en círculos muy


cerrados, porque implica a lo mejor un juicio de valor, pero uno de esos
compañeros, cuyo nombre no voy a mencionar para que no lo moleste la
historia, me llamó y me dijo: –“Armando”, que era como me llamaba en el
campamento, ¡qué cagada!, nos vinimos a meter con estos locos que no
saben ni para dónde van.

¡Te imaginás vos los diálogos y otras cosas! Nosotros veníamos de una
universidad avanzada, donde se daban discusiones políticas de altura. Es
cierto que nosotros estábamos en los primeros años, pero estaban
muchachos en cuarto o quinto año, algunos haciendo doctorado. Aquí
surgió la pregunta: – ¿Qué hay que hacer? Entonces les digo: – ¿Qué vamos
a hacer? ¡Continuar, continuar!

Entrenándose en ese mismo grupo, también estaba Roque Dalton, que era
un cuadro más formado, y nos contaba qué es lo que hacían en Casa de Las
Américas; y entre chistes y bromas nos contó que su mujer le decía: –
Cerote loco, qué fuiste a hacer, si bien estábamos en Praga.

Entonces con ese nombre, contado por el mismo Roque Dalton, nosotros ya
no lo llamábamos “Roberto”, sino “Cerote loco”. También estaba Gustavo
Porras3, aunque en ese tiempo no sabía cómo se llamaba, le decíamos “El
Cabezón Guatemalteco”, era responsable de la Compañía.

Allí estaba entrenándose con nosotros una compañera que fue


lugarteniente de Luis Turcios Lima, Tita, que posteriormente llegó a ser la
esposa de Rolando Morán, compañero dirigente de la Fuerzas Armadas
Revolucionarias (FAR) de Guatemala, que dicho sea de paso, este Rolando
fue el que le dio alojamiento a Raúl Castro en esas andanzas suyas entre
México y Guatemala. ¡Con razón lo querían tanto los cubanos! Aquí hay una
ristra, una ristra bonita.

Al finalizar el entrenamiento, Gustavo y Rolando me llamaron para


preguntarme si estaba decepcionado, que qué me pasaba. Entonces les
pregunté: – ¿Por qué me dicen eso? –Porque vos pudiste haber sido el mejor
de la promoción, pero en los últimos tiempos se te ha caído tu rendimiento.
¡Qué diaverga son ustedes! –les digo. Mientras ustedes pasan durmiendo,
porque había una siesta obligada, yo estoy leyendo. Aquí me he leído el

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Anti-Duhring, las obras del Che, etcétera, y quieren que rinda, no descanso
en ningún momento, pues estoy aquí preparándome, a eso es que vine.
¿Pero quiere decir que no estás decepcionado? –me volvieron a preguntar. –
No.

– ¡Ah, bueno!, porque nosotros lo que queríamos decirte es que de todos


estos jodidos, ¿vos creés que ese “Félix Pond” (que era Chicón) se va a ir? –
Ese no se va a ir, es pura locura. Y el otro, el otro, comenzaron a hablar
despectivamente de los compañeros. –Pero los que nos consideramos
mejores, estamos obligados a militar, y vos tenés que militar. Todo eso me
dijeron y les respondí: –Y ¿a qué vine?, ¿que soy baboso acaso?

Creía este Gustavo Porras, tal vez por los distintos conocimientos que yo
tenía, que era uno de esos estudiantes hijos de ricos que había estado en
una y otra universidad, y que finalmente decepcionado, me fui a buscar la
aventura de la guerrilla. No. Sencillamente siempre estuve y he estado con
la idea de aprender algo todos los días, y por eso daba la impresión de que
tenía una formación quien sabe de qué universidades. Y como vos ves, me
bachilleré, me voy para allá, no terminé, y ¡esa es mi formación formal! La
otra es la que se va adquiriendo todos los días.

No hay que olvidar que nosotros ingresamos a La Habana después del golpe
a la guerrilla de Pancasán. Eso pudo haber sido desestimulante. Para mí no.
Fui de los que pensaban que había que continuar.

¿Qué sucede durante ese tiempo? Iban aumentando los nicaragüenses que
llegaban a entrenarse, llegaron los dos hermanos Vargas, Gustavo Adolfo y
Oscar René, se apareció “El Danto”, Enrique Lorente, Julián Roque Cuadra, y
otros más.

Mónica: ¿No había ninguna mujer?

Henry: ¡Ah, cómo no! Estaba “La Tía”, Olga Avilés. Muy pronto me di
cuenta de que éramos todos, no llegábamos ni a cuarenta. Y también
conocí de las contradicciones que se daban entre Tomás y Turcios, entre
Turcios y Carlos Fonseca. Turcios tendía a creer que él era el dirigente
militar, en tanto que el otro era el político, como si las concepciones
políticas estuvieran desvinculadas de lo militar y viceversa. Todo eso nos
abrió la perspicacia, nos quitó la inocencia. Nos dimos cuenta de que esto
no era tan puro como creíamos.

Otra cosa, pronto Oscar Turcios y Tomás –quien era parte de la Dirección,
aunque cuestionado por Turcios– tomaron la decisión de que saliéramos
hacia Nicaragua. Carlos no quiso llegar a La Habana. Nosotros queríamos y
era de los que decía que hiciéramos llegar a Carlos para que definiéramos
con él, cuál era la estrategia a seguir. Porque algunos hablaban de que

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teníamos que hacer un desembarco en el Atlántico. Allí le dije a los
compañeros: –Eso es una locura; si estos jodidos nos mandan a
desembarcar, nos van a embarcar, y allí sí que hay que rebelarse.

Mónica: ¿Y entonces qué era lo que planteaba Carlos, por qué no se


reunieron entonces?

Henry: No sé qué es lo que se decían entre ellos, qué es lo que discutían


entre ellos por cartas, porque Carlos no estaba en La Habana. Él prefería
estar polo a tierra, con la antena abajo, organizando, esa es la verdad.
Comparto esa figura de Tomás Borge sobre Carlos: carpintero, martillo,
etcétera. Ése era el artesano revolucionario, un hombre muy abnegado con
la causa. Sólo así me explico sus libros, sus escritos, ese detalle, la fecha
por aquí, la huelguita por allá, el tipo que pegó un martillazo y esa era una
acción de rebeldía, buscando, dijéramos, los factores que inspiran a una
juventud incrédula todavía.

Mónica: ¿Cuándo inician su regreso a Nicaragua?

Henry: En octubre de 1968 se decide que salga el primer grupo hacia


Costa Rica. Ahí se comienza a hablar de una reunión en Costa Rica. Ese
grupo estuvo integrado por Germán Pomares, Tomás Borge, Oscar
Benavides “El Camaradita” y yo.

“El Camaradita” hablaba de manera estrambótica, decía: –Y el semoviente


furioso se nos vino encima. Te voy a contar una anécdota, a propósito de
esa expresión. Íbamos cruzando un potrero y se nos viene un toro hijueputa
encima, y claro, nosotros saltamos, estábamos jóvenes y entrenados, pero
Tomás no logra pasar. Todos pensamos: a Tomás ya lo jodió el toro. Un
oficial que andaba con nosotros, se montó sobre el cerco y soltó varios tiros
de carabina: bam, bam, bam, bam, y el toro se asustó. Tomás, cuando está
contando el asunto, dice: –Es que yo le miraba los ojos al toro y no se le
miraba agresivo. ¡Idiay, no me jodás, Tomás! –le digo– hasta psiquiatra de
toros te volviste. ¡Del tremendo miedo te quedaste trabado!

Cuando la camaradería era parte de nosotros, y hubo mucha, entre todos


nosotros teníamos algo de qué hablar.

Como decía, para entrar al país nos dividimos. Me vine con Tomás, y la ruta
que usamos era por Colombia. Nuestro grupo es el último que entra
armado, cada quien traía un arma. El periplo era de La Habana hacia
Europa, de Europa a América del Sur, de América del Sur para Costa Rica.
Nosotros teníamos que ir armados, porque una de las cosas que nos dimos
cuenta es que no había armas en el país.

Mónica: ¿Y cómo es que meten las armas?

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Henry: En ese tiempo no había registro. Lo encachimbado era llevar todo
ese tiempo el arma sentado, de pie, dormido o en el baño. Fuimos el último
grupo que pudo hacer esto, porque como comenzaron los secuestros de
aviones, en los aeropuertos comenzaron a ponerse chiva.
Estando ya en Costa Rica, a principios de 1969, caímos presos Tomás y yo,
porque andábamos comprando armas. Ahí me di cuenta, a pesar de la fama
de civilista, que la Policía costarricense torturaba. A Tomás lo torturaron, a
mí no. Lo que me dieron fue un golpe, pero no como torturaron a Tomás, le
aplicaron la tortura del teléfono 4, y cuando lo estaban torturando, me
pusieron en el cuarto de al lado, para que lo escuchara.

Quién sabe qué pasó que sólo me asustaron, me dieron un golpecito,


amenazándome: –La próxima vas a ser vos. Al siguiente día, cuando llegué
a la estación a declarar, me preguntaron: –Macho, machillo, ¿cómo te ha
ido, cómo te ha ido? Bien –le dije, al que le está yendo mal es a ese señor;
porque todos negábamos que anduviéramos juntos. Ese señor es a quien
están torturando, se oyen los gritos terribles –le dije. ¿Cómo vas a creer? –
dijeron.

Inmediatamente el Oficial de Hacienda que estaba allí, habló, y se armó el


despelote en Costa Rica. Si lo hubiéramos planificado, no habría salido tan
bien. Entonces comenzaron las protestas del Frente Sandinista, la gran
bulla, y eso ayudó: nos expulsaron, y terminamos en Colombia.

En Colombia, los compañeros del Partido Comunista nos acogieron, nos


dotaron de pasaportes; llegamos al Perú, donde estaba la Revolución de
Juan Velasco Alvarado, allí los comunistas otra vez nos ayudaron. Los
partidos comunistas nos ayudaron y fueron los que contribuyeron a que
saliéramos para México, donde entramos por mar a Hermosillo 5. En ese
recorrido fue que conocí a Edén Pastora. Allí estaba viviendo de las rentas
de su mujer en Guadalajara. No tuve buena impresión de él.

En México, nos reunimos. Pedro Aráuz y Eduardo Contreras “Marcos”.


Posteriormente entra Víctor Tirado López, expulsado de Honduras vía
Guatemala.

Mónica: Pedro ya había participado con Juan José Quezada en el secuestro


de un avión de LANICA, Líneas Aéreas de Nicaragua, en agosto de 1969, y
en otras acciones con los palestinos.

Henry: Es que después de entrenarnos a nosotros, Cuba nos ha cortado la


asistencia, el entrenamiento y todo, no quiere nada ya. Algunos dicen que
fue por la conducta licenciosa de los responsables, entre ellos Oscar Turcios,
quien se había regresado a Nicaragua, lo cogen y lo regresan a Cuba en
esas circunstancias.

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A Cuba también llega Pedro Aráuz, después de la operación de LANICA; ahí
se encuentra con Oscar, y vuelven a hacer relaciones amistosas, de mucha
camaradería. Entonces, la versión que tengo, es que desde la escuela de
nosotros en 1968, Cuba había suspendido la política de entrenarnos
militarmente. No nos corren del país, porque Cuba no corre a nadie, pero
prefiere que estén sin hacer nada, que estar entrenando militarmente a
quienes no saben para dónde van.

La decisión, por lo tanto, es buscar un lugar donde irse a entrenar, y van a


Al-Fatah. Ahí se van a entrenar René Vivas, Jacobo Marcos Frech, Eduardo
Contreras, Leticia Herrera, Pedro Aráuz, José Valdivia, René Tejada y otros.
Pero Carlos dice: –Allí no va nadie más, vamos a buscar por otro lado,
porque allí ideológicamente a nosotros no nos conviene. Combatientes
podemos hacer por el entrenamiento de tiros. Pero la verdad es que todos
los compañeros que estuvieron allí te cuentan que era medio salvaje el
entrenamiento. No había doctrina militar, lo que había era una idea
terrorista de la lucha armada. Nosotros integramos a un compañero, Patricio
Argüello Ryan, a quien no conocí, como parte del intercambio entre Al-Fatah
y nosotros. Eso no fue de la simpatía de Carlos, y compartí esa disposición.

Mónica: Cuando te encontraste con Tirado en México, ¿ya lo conocías?

Henry: No lo conocía. Cuando estamos en México, oímos decir que tienen


preso en Guatemala a un guerrillero mexicano, Víctor Tirado; y en
Guatemala le daban agua rápidamente a los guerrilleros 6...

Entonces nosotros nos movemos como podemos, junto a otros compañeros


mexicanos y la cosa es que llega Víctor Tirado a recuperarse, con una
rasquiña7 espantosa, y un hambre peor que la rasquiña. Allí Víctor comienza
a contarnos sobre cómo están las cosas en la montaña. Nos cuenta toda la
peripecia de Zinica. Nos explica que los compañeros de la ciudad se han
bajado, y sólo quedan los campesinos; que el ataque de la Guardia los
desorganiza, él sale desperdigado porque busca contacto en la ciudad y no
lo encuentra, y sale disparado. Nos presenta una idea económica de los
costos de la operación y me acuerdo bien que dice: –Con cinco pesos nos
mantuvimos durante tanto tiempo.

Entonces le digo a Tomás: –Te fijás, te digo que no se necesita mucha plata
para empujar un movimiento con estas condiciones. Estamos todavía en los
viajes al hospital, donde Conchita Palacios ya está curando de la rasquiña a
Víctor Tirado, y le pregunto: – ¿Está dispuesto a irse? ¡Claro que sí! –me
dice Víctor.

Eso es lo que admiro de Víctor Tirado: en esas condiciones, sabiendo de


dónde viene, cómo está allí, se encuentra con nosotros y ya está dispuesto

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a seguir de nuevo. Uno esperaría que ya esté hastiado. Y cuando le
pregunto que si se va, ¡por supuesto!, me dice. Entonces allí acordamos
que Pedro Aráuz y yo vendríamos de mensajeros de todo ese grupo aquí a
Managua. ¿Cuál es la misión? La misión es encontrarnos con el mando del
Frente en la ciudad, platicar con ellos, hacerle unas preguntas, y sacar un
conclusivo.

El conclusivo de esas pláticas lo vamos a mandar por carta a los


compañeros que se quedan en México, embutido, como correo secreto.
Venimos, nos encontramos con Oscar Turcios y Bayardo Arce, quien para
entonces está trabajando en La Prensa y también daba clases de
periodismo.

Entonces Oscar, echando cuentos por arriba y por abajo. Me acuerdo que
cuando le corresponde a Bayardo narrar cuál es el trabajo urbano, qué está
haciendo el movimiento estudiantil, con su típico humor comienza el relato
así: –Entonces, Jesús en las prédicas en Galilea... Lo interrumpe Oscar y le
dice: – ¿Y qué es esa mierda de que Jesús en Galilea? Le responde Bayardo:
– ¿Y vos no comenzaste narrando la prehistoria? Y le dice arrecho Oscar: –
¡Qué jodés vos! ¡Por todo jodés vos!, en conclusión, aquí no hay nada.
Entonces me dice Pedro: – ¿Qué pensás vos? Le digo: –Aquí no hay ni
mierda, todos esos son cuentos, no hay nada.

Me dice Pedro “Federico”: – ¿Qué hacemos? Ideay, que se vengan todos


estos huevones –le digo, ¿qué van a hacer allí? ¿Ahora vamos a regresar a
decirles que no hay nada? ¡Imaginate andar peregrinando! Entonces va y le
comunica al “Ronco”, a Turcios, la conclusión. Entonces le dice Turcios: –Que
les haga una carta “Pedrito”. Ese era mi seudónimo, porque no sabía que
“Federico” se llamaba Pedro. Hago el informe a los de México, diciendo que
todo está diaverga, que se vengan, que las condiciones están dadas.

Se va la carta, todo mundo contento, y me dice Oscar: –Mañana viene


“Eulalio”. Era Filemón Rivera. No es el campesino que vos conociste 8.
Cuando conozco a Filemón, lo veo que es todo un campesino, igualito en la
forma de hablar, el deje campesino del norte, pero completito el
desgraciado. Filemón dice: –Los compañeros están buscando un hombre de
la ciudad para que vaya a ayudarles a formarse. Ahí levanté la mano,
decidido a irme a la montaña.

El grupo inicial de la montaña eran: “Efigenio”, que es Jacinto Hernández de


la Dirección Nacional; Filemón Rivera9 y Denis Ortega “Chico Chiquito”, que
era un maleante. Allí en esa reunión es donde me ponen el seudónimo de
“Modesto”.

Mónica: ¿Cuándo exactamente subís a la montaña y a qué lugar llegás?

16
Henry: Eso es por ahí10 en 1971. Llego a El Bijao. Ahí encontramos los
rastrojos de los antiguos sindicatos, y también campesinos que no se
habían metido, que eran familiares de los que entonces andaban huyendo.

Varios meses después, se aparecen Tomás, Edén Pastora, y Víctor Tirado,


que regresaba de México. Vladimir Alonso, Venancio Alonso “El Trompañero”
es el enlace, bajaba y subía entre la ciudad y la montaña.

Cuando vamos para arriba, a Filemón y a mí nos va acompañando Venancio.


Dimos un vueltón para no ser detectados. Para entonces ya tengo claro en
mi cabeza qué cosa es el Frente Sandinista y quiénes lo componen.

Cuando llega Edén Pastora, el huevón me reclama condiciones de vida,


como si yo estaba en una situación extraordinaria. Cuando me fui hacia el
monte con Filemón, voy nombrado como responsable. Soy el hombre de la
ciudad y Filemón no mostró ningún celo. Ni se le ocurrió decir ¿por qué no
soy el jefe? Nada de eso.

En esa ocasión, ¿sabés cuántos pesos nos dieron? ¡Quinientos pesos! Y yo


decía, si Víctor dice que él se sostuvo con cinco pesos, y me dan quinientos
pesos, ¡esto es en puta! Pero estos tipos querían botas de cuero, que
comprara leche, que comprara avena, que comprara no sé qué cosa. ¿Y
cómo, con qué? Un día me mandaron como cuatro mil pesos y nos
sentíamos ricos.

Mónica: Porque cuando sube “El Zorro”, en septiembre de 1973, dice que
él te lleva quinientos pesos embutidos en una bolsa de azúcar.

Henry: Sí, sí. Así eran las cosas. Esa era la logística. Entonces en una de
esas Edén Pastora está buscando como provocarme, y estaba Denis Ortega
buscando cómo provocar también. Estamos con “Efigenio”. Me acuerdo del
enorme saco de yute que hacía de mochila de Edén Pastora, y allí me dice:
– ¡Qué clase de embarque!

Entonces Edén dice otra vez: – ¡Qué embarque! ¡Qué embarque! ¡Aquí no
hay ni mierda! ¡Idiay! ¿y qué querés? –le digo– que te den todo servido.
Aquí ponete a trabajar. Entonces allí nomasito se metió Ortega: –Pero es
que usted no nos trata bien. – ¿Qué es tratar bien? Vos estás pidiendo botas
de cuero, y ¿de dónde voy a comprar botas de cuero? ¿Sabés cuántos pesos
hay? Está bien, ¡saquemos cuentas!

Porque además, te cuento cómo repartíamos el dinero: Vos te vas a ir por


este lado para abrir otra brecha, el otro otra brecha, entonces, ¿cuánto les
dabas?, veinticinco pesos, cincuenta pesos. Y ¡a rendir cuentas al regreso!
Fijate qué cuentas: –En tal lugar dejé veinticinco centavos que no me los
devolvieron. Eso era así.

17
Turcios y Ricardo iban a ajusticiar a Edén Pastora, porque la decisión de
subir era sagrada y él se fue; se bajaba sólo con permiso, ésa era la
disciplina11.

Así es que comienza el proceso en la montaña. Comenzamos a reclutar. En


principio, fue reclutar en cadena, armar unas cadenas. Luego, cortar esas
cadenas; se reclutaba y luego se cortaba esa cadena.

Oí decir a Danilo Aguirre que los campesinos que traían presos de la


montaña, en un ciento por ciento eran campesinos de extracción
conservadora, y es correcto. Nosotros dijimos, en el campesino
conservador, allí está la posibilidad de hablar políticamente con él, y
andábamos detrás de los conservadores.

Fuimos creciendo, fuimos creciendo; siento que comenzó como un cierto


desespere, porque ese trabajo no es fácil. Andar buscando campesinos que
te alienten, que te mantengan, conquistar a la gente, y con las ganas de
echarle un tiro a la Guardia, porque ésta comenzó a penetrar. La gente
logra evadir la persecución de la Guardia, los Jueces de Mesta 12 comienzan
a dar complicaciones, nosotros comenzamos a ajusticiar a algunos de ellos,
porque eran los oídos y ojos de la Guardia.

Mónica: Cuando caen Oscar y Ricardo, en septiembre de 1973, estamos en


ese período que se llamó de acumulación de fuerzas en silencio. Allí viene
una discusión sobre la jefatura dentro del país, hubo un problema con la
jefatura de Pedro Aráuz. Supuestamente, Carlos Fonseca decide que,
muertos Oscar y Ricardo, el responsable del país sos vos. ¿Hay algo de eso,
vos te diste cuenta de eso? (Ortega, Humberto: pp. 260).

Henry: Me doy cuenta muy después. ¿Qué sucede? Que la Dirección que
puede discutir con los que están en Cuba, son los compañeros que están en
la ciudad.

Cuando caen los cuatro compañeros, queda sin mando la ciudad, más no la
montaña. En la montaña hay un mando que soy yo, y son otros compañeros
los que estamos allí. Recuerdo que a mí me causó un enorme dolor la
muerte de estos compañeros; dos de ellos siempre estuvieron allí con
nosotros, Juan José Quezada y Jonathan González. Sentí mucho dolor por la
muerte de Ricardo, porque tenía la idea que en ese enfrentamiento terrible
que íbamos a tener con el enemigo, podíamos caer cualquiera, y allí era
necesario tener un sucesor, y al que más talento le vi, fue a Ricardo. No me
consideraba entre la sucesión, y no estaba con patín de ser jefe. Es el día
de hoy y ¿no te fijás cómo me comporto? Pareciera que saco el bulto. No
rehúyo ninguna tarea, pero no me gusta la presencia histriónica.

18
Después que caen, tengo que bajar, porque me mandan a decir que hay
una urgencia de que baje. No sé cuántos meses después, pero me hicieron
bajar. Fue en una casa que, luego supe, queda en Las Jagüitas 13. La que
daba cobertura era Leticia Herrera, y allí no se me plantea nada de eso. Lo
que se plantea es que ya la fase de acumulación de fuerzas en silencio ha
terminado. En la montaña decíamos que era necesario que la ciudad
montara pija, porque si no, todo nos caía a nosotros. Ahí es donde se diseña
el operativo, que no era para diciembre, era para alrededor de octubre que
iba a ser. Sobre lo de que me hayan nombrado, no me dicen nada. Me
ocultan eso.

Tomás llega, habla, porque Tomás estuvo sancionado14. Estuvieron: Plutarco


Hernández el “Tico”, Pedro Aráuz, Eduardo Contreras “Marcos”, no sé qué
otro compañero más, puede ser que cometa omisiones. Bayardo no estuvo
allí, creo que a Bayardo también lo había sancionado 15, no me acuerdo.

Lo más importante que discutimos fue el operativo, se escoge el objetivo y


quién lo comanda. El operativo consistía en tomarse la Embajada del Brasil.
La operación tiene por objeto sacar a los compas que están presos, y
además, llevar un mensaje para hablar con la Dirección en La Habana, es
decir, con Carlos Fonseca.

A mí me pareció bien, aunque enfaticé en que los que participaran en el


operativo regresaran rápido: –Si van allá a quedarse toda la vida, ¡ni
mierda!, porque eso es deshacernos de cuadros que son tan necesarios.

Después me di cuenta que ellos se quedaron callados. Ese nombramiento lo


vine a saber ya mucho después; creo que me lo dijo Humberto, después
que ganamos. Entonces le digo, está bien, por ser un gesto de confianza;
sin embargo, hubiera sido difícil para mí, ser un jefe único, porque eran
como tres zonas distintas.

La ciudad tenía su complejidad, por eso es que, al día de hoy, le guardo


respeto y cariño a Bayardo, porque la ciudad era muy jodida como para
organizar, pero a la vez necesitaba una continuidad de mando; si esa
continuidad no se daba, la táctica se diluía en cualquier cosa. Organizar un
mando único es mentira. Es mejor tener un comando como mando. Tener
un mando único, eso lo hubiera objetado.

Mónica: ¿El que queda de responsable de la ciudad de hecho es Pedro?

Henry: Queda Pedro, y después de esa reunión, como muestra de afecto


fraternal, él decide subir conmigo a la montaña, a dejarme hasta un punto.
Ahí Pedro se da cuenta que la cosa es dura, que no es cosa de alegría. Se
agotó varias veces en el camino, porque no estaba entrenado, aunque
Pedro era fuerte entonces.

19
Mónica: Antes de esa reunión, hubo otra en la casa de Nandaime, donde
viene Humberto Ortega, antes de la muerte de Oscar y Ricardo.
¿Participaste en alguna reunión en Nandaime?

Henry: En esa no participé. Supe de esa reunión porque Humberto es


delegado de la Dirección, de Cuba, para que venga a ver cómo están las
cosas aquí; porque siempre se estaba calculando la entrada o salida de los
compañeros de allá de Cuba. Humberto tiene pegada una de las manos, es
un hombre flaco, como puñal –así le decían– él no está apto para la lucha.
Es un hombre físicamente limitado para la lucha clandestina.

Defiendo a Humberto y se me quita un prejuicio que me habían inculcado


los compañeros de la ciudad, que no entraba por cochón. Cuando lo vi
correr en el mar, ya después del triunfo de la Revolución, me decía a mí
mismo: Pero si este pobre “Puñal” ¡qué puta!, si ni correr puede, con las
manos delgaditas, verdad, sin peso. Qué va a poder este jodido en la
clandestinidad, ni en el monte serviría ni aquí en la ciudad, y se lo dije de
manera muy, muy fraterna: – ¡No jodás, fue mejor que te quedaste afuera!

Como me voy a la montaña, todo ese período lo desconozco, y por eso a mí


no me afecta ese vergueo interno que era para desanimar a cualquiera.
Sigo con mi gente, que es lo que tengo que hacer. Pierdo contacto con la
ciudad. No nos mandan nada. De manera que hay un momento en que les
digo: –El que me hable de división, lo fusilo; porque comenzaba a filtrarse la
información, por aquí, por allá. Recibía el correo, y me contaban el repollo
de cómo estaban, que el zutano, que el perencejo, que las tendencias.

Mónica: Antes que hablemos de la división, ¿qué hay de esa orientación de


que después del gran operativo para la liberación de los presos, se iban a
abrir los fuegos en la montaña?

Henry: El operativo tiene un nombre que es “San Albino”, por la mina


donde se alza Sandino. Subo, hago el cuento, entonces nosotros decidimos
ponerle unas candelitas al santo, realizar algunas operaciones. Esperamos
que ellos pegaran el golpe y nosotros nos fuéramos encima de él, pero pasa
el tiempo y nada; entonces decidimos el asalto al banco de Abisinia, pero
eso nos dejó un montón de presos: los Núñez, los Molina, Carlos Argüello.

Es que la organización, al ser en cadena, uno le contaba al otro, y no había


tal compartimentación. Entonces caía uno, y se iban todos los demás, como
dominó. Entonces ajusticiamos a unos Jueces de Mesta, y cuando se da la
operación del veintisiete, ¡ideay!, nos sorprendió a nosotros mismos la
operación.

20
Juan de Dios Muñoz es el Jefe del asalto a Abisinia. Era muy bueno ese
compañero. No sabía que se llamaba así. Los Núñez eran de Bocaycito, lo
asumen y le dan cobertura clandestina. Era un tipo muy útil, con destrezas
en mecánica, en radiotelefonía y demás. Como era buena gente y era Juan
su nombre, entonces le pusieron “Juancito”.

Cuando ya nos fuimos, lo llevamos a la montaña, pero no para que se


quedara con nosotros, sino porque él quería sentir qué cosa era eso de vivir
en el monte. Y para su desgracia, nos perdemos en una zona montañosa,
como pasa cuando uno no se orienta. Fuimos a traer agua para los
compañeros que venían cansados. Eran “Ródrigo”, o sea Carlos Agüero,
Julio Avendaño “Henry” y Ana Julia Guido.

Para entonces ya comenzamos metiendo gente, ya hay cosecha en la


juventud nicaragüense. Cuando vamos a traerle agua a los compañeros,
porque vienen cansados, entonces me preguntó: – ¿Usted se orienta,
verdad? –Sí. –Entonces, ¿por dónde vamos? Y para no alargarte el cuento,
¡nos perdimos! Los compañeros nos estaban esperando un día, dos días,
tres días, pasamos quince días perdidos; y allí sí el entrenamiento de
sobrevivencia nos sirvió, porque no teníamos comida ni nada.

Comenzamos a comer semillas de zacate, todo lo que dicen en el


entrenamiento, hasta que llegamos. Y no estábamos ni muy largos de la
casa. El lugar donde vivíamos le llaman La Ceiba, íbamos a la casa de
Martiniano Aguilar. De esa familia no había ni uno que no estuviera
integrado, y con una enorme decisión. Después de esa pérdida, entonces a
“Juancito” hay que sacarlo, se saca, y se integra Martiniano Aguilar.

“Juancito” era de los cuadros buenos. “Juancito” era extraordinario. Era


fuerte, y además ¡con un carácter, el jodido! No se arrechaba para nada.
Valiente, porque murió como un valiente, esa es de las grandes pérdidas de
la lucha.

Mónica: “El Zorro” dice que después del golpe de diciembre de 1974, la
idea era que también en la montaña se iba a abrir la ofensiva y que por eso
se hicieron los ataques a Río Blanco y Waslala; que después les mandan a
decir que tenían que parar las operaciones y que en el grupo de ellos,
donde estaba Víctor Tirado, se discutió esa orientación; deciden hacer sin
permiso la emboscada de Kuskawás, que es un golpe en el que mueren
bastantes guardias.

Henry: Sí, eran como ocho guardias.

Mónica: ¿Hubo una orientación de parte de la ciudad que luego vos hiciste
tuya de no hacer acciones, de parar las operaciones ofensivas?

21
Henry: Hombré, no recibí ninguna de esas orientaciones. En la reunión
donde participé, y allí participo como mando, la idea es que hay que
separarse de la acumulación de fuerzas en silencio. Recuerdo que una de
las cosas que pregunto es: – ¿Qué va a pasar con la represión? En esa
reunión el que más hablaba era Eduardo Contreras. Ahí estaban también
Tomás, quien no era parte de la Dirección. “El Danto” llega porque sucede
que se había fusilado a Narciso Zepeda; entonces, él llega como a reclamar
si era cierto. La verdad es que lo de Chicho fue una injusticia por
precipitación16.

Lo estratégico que se acuerda es que cesa la acumulación de fuerzas en


silencio. Esto va a crear represión, entonces la pregunta es: – ¿Cómo van a
soportar la represión, tienen condiciones para repeler la represión? ¡Sí! –
dicen todos. La verdad es que el enemigo desbarató la organización que
teníamos porque era una organización frágil.

La lucha armada es así. Uno no prueba la consistencia del organismo y la


consistencia personal del combatiente hasta que combate, y la estructura
no se prueba hasta que no se enfrenta a un adversario que tiene el mismo
propósito que vos: acabarte, aniquilarte. La diferencia entre el enemigo y
nosotros es doctrinaria, pero militarmente ambos tenemos el propósito
común de aniquilarnos. La calidad del combatiente revolucionario es su
humanismo. El otro desgraciado te tira, no importa lo que suceda.

Entonces, esas eran las inquietudes. Incluso, pienso que no estuvieron tan
bien previstas, por ejemplo, la estructuración de segundas redes 17 con
aquellos buenos colaboradores que estaban allá en el tercer plano, muy
resguardados para esconder al mando. ¡Siempre me he preguntado cómo
cayeron el mismo día Eduardo Contreras y Roberto Huembes!18

Cuando se hace la emboscada de Kuskawás, en mi opinión es una


emboscada temprana, porque el sector es El Sabalete, Kuskawás, una zona
muy poblada. La doctrina de contrainsurgencia de la Guardia es caer
inmediatamente a los colaboradores. Ya sabíamos eso por las experiencias
en El Bijao, La Castilla. Para nosotros no había condiciones. Estaba ahí “La
Gata” Munguía, y él no estuvo de acuerdo; y “La Gata” es cuadro hecho por
Carlos Fonseca allá en Cuba. Hacen la emboscada y resulta un éxito militar;
pero desde el punto de vista de resultados globales, es una derrota. En esa
emboscada nos matan a lo mejorcito que teníamos: Jacinto Hernández y
Filemón Rivera. Se comprometen las fuerzas en una operación táctica.

Víctor sube después de esa emboscada y nos informa de lo que ha pasado,


y al regresar matan a Edgard Munguía, que fue otra enorme pérdida.
Después de eso, no volví a ver a Tirado, ni conozco las circunstancias por
las que él se sale de la montaña.

22
“La Gata” no quería irse después a ese sector, quería quedarse con
nosotros, por eso me dolió mucho. Eso nos cambia a nosotros la estrategia
de cómo armar las guerrillas, porque se nos debilitan las zonas más
pobladas. Víctor se me desaparece. Se me pierde de mi visual. “La Gata”
cae en El Chile, no en Yaoska. La lógica de la Guardia no era tierra arrasada,
sino tierra sin nadie, porque los campesinos se van huyendo cuando ven
como los asesinan. La estrategia era sacarle el agua al pez.

Mónica: Y es que además, si uno lo analiza, de parte del somocismo había


una estructura de penetración e infiltración, había información. El enemigo
era alguien activo, que no estaba sólo esperando que le llegara el golpe.
Muchas muertes no se explican más que con la labor de los infiltrados.

Pasemos a otro punto. Todo el año 1975 hay Estado de Sitio y una fuerte
represión. Desde Nueva Segovia, El Copetudo, el quiebre de la escuelita de
El Sauce, donde muere Arlen Siú. Después del éxito de la casa de Chema
Castillo, vino la contra ofensiva. Y en ese mismo año, a finales del 1975, la
GPP expulsa a dos cuadros importantes del FSLN: Luis Carrión, Roberto
Huembes, y a la vez trata de debilitar el rol de Jaime Wheelock. ¿Fuiste
parte de esa decisión?

Henry: No, no. Tengo la dicha personal de no haberme metido en esas


decisiones, porque veo muy infantiles las razones por las cuales se
tomaban esas decisiones tan drásticas. Pero hay que decir lo siguiente: la
posición de Jaime Wheelock, cuando lo conocí en la clandestinidad, en
Costa Rica, cuando bajo para buscar la unidad, la idea que él tiene es
formar un partido: Que primero es el partido y después la lucha armada.
Entonces eso sí es una desviación peligrosa en una etapa en que vamos a
la confrontación directa. Porque la idea de Jaime era teórica, pero si
andamos echando tiros y luchando, es muy posible que eso haya causado
malestar.

Mónica: ¿Vos eras el jefe en la montaña, pero no te mandaban a consultar?

Henry: No. ¿Cómo me iban a consultar si había serios problemas de


comunicación? Todo este tiempo no recibíamos ninguna comunicación.
Estoy adentro y no me entero de esto hasta después.

Mónica: A finales de 1975 entra Carlos Fonseca a Nicaragua, y a finales de


ese año se reúne con Pedro Aráuz, “Ródrigo” Carlos Agüero y Tomás Borge.
En enero de 1976 sube una camada de gente: William Ramírez, Roberto
Calderón, Hugo Torres, Raquel Balladares. Por otro lado va Rosa Argentina
Ortiz y sube una camada de chavalos de los barrios de León. Carlos sube
después.

23
Henry: También sube Róger Deshón. En ese intento de subir, creo que es
donde matan a Julián Roque, en un lugar que se llama Campo Verde.

Mónica: ¡Exactamente! En sólo la entrada lo matan. Él cayó el 30 de abril


de 1976, en Dipina, departamento de Zelaya. Entonces Carlos entra en
marzo de 1976 y supuestamente iba a haber una reunión de dirigentes en
la montaña. Eso lo afirman Víctor Tirado López, Tomás Borge y Francisco
Rivera. Carlos pensaba que, una vez discutidas las cosas entre los mandos,
se podría conseguir la unidad plena.

Henry: Esa es una reunión utópica que no se pudo realizar en La Habana


porque Carlos no llegó19. Es la famosa reunión en la que se intentaba que
nos pusiéramos de acuerdo. Creía que con la presencia de Carlos –y Tomás
vendía esa idea– que encontrándose con “El Ronco”, Oscar Turcios, se
acaban las contradicciones.

Mónica: ¿Vos no habías conocido a Carlos?

Henry: No, lo conozco en México. Después que lo rescatan, pasa por allí 20.
A Humberto ya lo conocía. Ahí conozco a Rufo Marín y a Plutarco
Hernández.

Mónica: ¿Pero vos supiste que Carlos Fonseca iba a la montaña?

Henry: ¡Cómo no! Cuando baja “Ródrigo” Carlos Agüero. Creo que
“Ródrigo” tenía informaciones que no me reveló. De repente le agarró una
necesidad de bajar a la ciudad. Le decía: – ¡Te van a joder!, te subiste para
trabajar aquí, no para estar bajando. Esta es la tercera vez que querés
bajar. Me decía unas largas y otras cortas, y hacía su plan con el que me
convencía, porque ¡puta! falta esto, falta lo otro, decía. Y entonces me dice
que es necesario hablar con “Agatón”, Carlos Fonseca, porque éste sí sabe
del bonche que hay en La Habana con los compas de aquí. En realidad es
un “bonche” que esconde las diferencias de concepción de la lucha, porque
son puras pendejadas los alegatos: que aquéllos están afuera y aquí
adentro están los valientes.

Cuando regresa “Ródrigo”, agarra la ruta por San Juan de Río Coco, para
subir a donde estábamos nosotros. Nosotros entrábamos por otra, claro, ya
dominábamos el monte. Esa ruta la toma ¿para qué?, para llevar a
“Agatón”.

Él baja y arman la cosa. Deciden. Me imagino que a Carlos Agüero lo


respetaban y además se imponía. Estoy seguro, Carlos Agüero era de
mando. Carlos no era de: qué dice Pedro, qué dice fulano, no, ¡ni mierda!
Carlos era de decisiones. Él se llevaba bien conmigo. Muy bien nos
llevábamos. Le dije: –Si de esa cosa sale una solución, ¡arriba pues, andá

24
hacela!

Como te digo, Carlos Fonseca, cuyo último seudónimo fue “Agatón”, va a


subir por esa zona, entonces, pasado cierto tiempo, se aparece Carlos
Agüero con Inés Hernández y con otro. El campesino Inés Hernández era
muy apreciado porque era un baqueano “caballo”, muy valiente; pero es
bebe guaro, vago, y se nos desaparecía. Nunca lo agarraban, menos mal,
porque nos hubieran jodido a todos. Es bueno, bueno. Todo mundo quería
andar con el compañero, entre ellos “Ródrigo”, porque además, era
aventado.

Entonces él lleva la información de que el compañero “Agatón” viene para


acá, y le digo: – ¿Dónde han estado? Y me dice “Ródrigo”: –Es que “Agatón”
se ha aplastado, se ha metido en una zona y nos sale dando clases y
haciendo no sé qué cosas. Nosotros, ya guerrilleros, sabemos que eso es
fatal.

Mónica: En Las Bayas se quedó demasiado tiempo, lo reflexiona también


Víctor Manuel Urbina, en la entrevista que le hago.

Henry: Esa zona lo va a quemar. Entonces cometen, para mí, una falla, un
error: es decidir que “Rubén” salga con Claudia y otro compañero, para
rumbo Oeste, y Carlos Fonseca se queda con un campesino que se llamaba
Danilo21, que era buena gente, pero no era el campesino baqueano. Buenos
baqueano eran Inés Hernández y Alfredo Jáenz “Alberto”. Éste no era
campesino, pero tenía la brújula, ésa es una facultad que nace en algunos.
El mismo “Rubén”, que se orientaba, debió haber organizado la góndola
para traerlo, porque era el Jefe de la Revolución.

Mónica: Dice “El Zorro” que de haber querido él llegar directo a donde vos
estabas, hubiera podido. ¿Por qué él se quedó allí todo ese tiempo?

Henry: Hay que ser justos. Carlos era un hombre viejo, no apto para esos
oficios. Nunca debió haber entrado, era cegato hasta la gran puta. Pero él
era el jefe. Y tomaba decisiones.

Platicando con Venancio Vladimir Alonso “El Trompañero”, me comentaba


que hizo una buena relación con Carlos en sus años en Cuba, y él se ofreció
como el hombre que iba a andar cuidándolo.

Él me cuenta ciertos detalles que conoció en Cuba, por ejemplo, de cuando


Carlos hace mi nombramiento como responsable, del que me hablabas.
Carlos le pregunta a Venancio: – ¿Y quién es este compañero?, refiriéndose
a mí. Venancio le cuenta todo lo brillante y diaverga que es “Modesto”, y
eso termina de remachar la decisión. Quien empuja esa decisión es
Humberto, porque cuando vuelve a ver a los otros, no conoce a nadie, al

25
único que conoce es a Henry Ruiz “Armando”.

Otro detalle. El alegato de la ciudad es que ellos están afuera, que Carlos
debe entrar, que si quiere ser jefe que se verguee aquí adentro. Esa es la
tesis de la gente que está aquí en la ciudad.

También le pregunté a Venancio las condiciones físicas de Carlos, y me dice


que Carlos no estaba apto. También le pregunté: – ¿Él se vio forzado o tenía
entusiasmo? Y me dijo Venancio: –No ¡hombre!, fíjate que cuando él dijo
que venía para acá a la montaña, cuántos años que no lo había visto nunca
tan entusiasmado. Ya hacía tiempo que no miraba al compañero “Agatón”
con ese entusiasmo. Eso es así porque Carlos tenía pasión y la pasión ciega,
pues.

Mónica: A mí me parece importante dar toda la información necesaria


sobre las circunstancias que rodearon la decisión de Carlos Fonseca de
hacer esa subida a la montaña, porque en el libro de Sergio Ramírez La
Marca del Zorro, se dejan dudas sobre tu relación con Carlos Fonseca, y
acerca de tu interés en una reunión en la que él puso tanto empeño que
hasta perdió la vida.

Henry: No, no. Mirá, sé que han querido hacerme responsable de la subida
de Carlos y de su muerte. Estas dudas me parece que las levanta en los
años ochenta Sergio Ramírez, impulsado por los Ortega. No he leído ese
libro, pero quienes lo han hecho me dicen que ahí se siembran dudas sobre
mí. Sergio Ramírez, para lavarse las manos, antes de la publicación del libro
me dice que ha tenido una entrevista larga, y que va a salir un libro sobre
“Rubén”, al cual le tengo un cariño casi de padre. Que “Rubén” afirma que
Carlos le dijo: –Pero este compañero, refiriéndose a mí, este compañero
cuando llegue allí, me va a dar el mando o me lo va a negar 22. ¡Qué
pendejada! Según eso, resulta que ya no soy el tipo conocido, ya no soy el
tipo al que Carlos le deposita su confianza con ese nombramiento del que
hablamos, y que duda de mí. Sinceramente, no creo que Carlos haya
afirmado eso de mí.

Creo que detrás de esto, Mónica, se escondía la competencia por el mando


en el Frente y en el Gobierno en los años ochenta. La intención era joder a
alguien que tenía cierto prestigio. Pero mi opinión es que Carlos no debió
haber entrado nunca, debió estar afuera. ¿Qué hicieron los movimientos
revolucionarios de la zona? Se reunían en otros lugares de Centroamérica.

Mónica: Si necesitaban reunirse, Carlos podía venir un tiempo y regresar a


Honduras o a Costa Rica. Y en Nicaragua había muchísimas más
posibilidades en otros lugares, pero no ir a la montaña. Ahí tenés al mismo
Humberto, él nunca entró porque como vos decías, no estaba apto; y Carlos
tampoco, era miope hasta la ceguera. Y si se reunieron después en

26
Honduras o en Costa Rica o en Panamá, ¿por qué tenían que irse a reunir en
la montaña? ¡Eso es un absurdo!

Henry: Incluso, ¿por qué no me llamaron a mí? A mí nunca me plantearon


nada, porque en el fondo lo que querían era colgar a Carlos allá en la
montaña, y que ahí estuviera como yo, aislado, esa es la verdad.

Mónica: En el año 1977, se dio un proceso de disgregación de la Brigada


Pablo Úbeda. ¿Qué fue lo que pasó?

Henry: Después de la muerte de Carlos Fonseca, hacemos una fogata, nos


reunimos todos y hacemos el análisis de la situación. Decimos que hay que
buscar gente, armas, etcétera. Voy a buscar contacto con la ciudad porque
estamos perdidos, está sucediendo lo que está sucediendo y nosotros no
tenemos contactos.

Estamos sin contacto con la ciudad, entonces me traslado a una zona de la


montaña, a adelantar el correo: mando a Victoria López “Nora” y a Salvador
Muñoz. No bajo a la ciudad, los voy a acercar, voy con mis chanes. Mantuve
compartimentada todas estas cosas, pero tenía dos hombres de confianza,
uno es “Alberto” Alfredo Jáenz, era un compañero excelente. El otro era
Nelson Suárez.

A mí me han acusado de campesinista, pero es que en el monte vos debés


tener gente dotada. Por ejemplo, yo no me orientaba 23, tampoco Carlos
Agüero, “Arcadio” sí era arrecho. Son contaditas las personas de la ciudad
que se orientan en la montaña. Así que me muevo con Nelson Suárez y
Alfredo Jáenz.

Me desplazo del campamento y queda al frente un compañero de Jinotepe,


Orlando Castellón “Casimiro”. La cosa es que bajo y mando una carta. Les
digo a Victoria y a Salvador: ustedes vayan a buscar contactos con la gente
de la ciudad. Les doy algunos datos, porque Victoria había estado aquí en
Managua, conocía a Luis Enrique Figueroa, Salvador era de León, le
decíamos el “22”. La cosa es que se van, y no aparecen. Oímos del ataque
donde muere Pedro Aráuz, que han salido heridos no sé cuántos. La
persona que sale herida es la Victoria, sale herida en las piernas.

Mónica: ¿Acaso ella estaba en esa casa, en la casa de Tipitapa?

Henry: Allí estaba, pero ella era mi correo. La cosa es que vienen de
regreso sin papeles, sin correspondencia, cansados de esperar, y
seguramente por las circunstancias, deciden subirse sin papeles. Como te
decía, ellos nos cuentan de la división.

27
Cuando regreso, ya no encuentro a estos compañeros que estaban en la
fogata, ¿me explico? Entonces quedo aislado esperando a que René Vivas y
Serafín García nos contactemos, porque teníamos esa costumbre.
Dejábamos una fecha y sólo sabíamos que para tal día en el palo tal, allí va
a ser el próximo contacto. Por eso es que te digo que si ellos fueron dos,
tres, cuatro días a esperar a Carlos, esos eran nuestros términos de
organización. ¿Me explico?24

Cuando regreso, ya la gente se ha ido; entonces tengo que esperar a


Serafín, y otra vez, a partir de allí, volvemos a juntarnos para comenzar el
reclutamiento y el trabajo.

Después de varios meses, regresan. Ellos más o menos me cuentan de la


división que hay, que han entrado en contacto con “Pedrito”, que es Inés
Hernández, que trae la información de que Camilo Ortega me anda
buscando para entregarme armas. Eso es más o menos por la fecha de la
muerte de Pedro Aráuz.

Comentario de la autora: Los compañeros que estuvieron en la montaña


nunca se reunieron después del triunfo de la Revolución a tratar de
reconstruir los eventos en un orden lógico, y cada uno cuenta únicamente
la parte que vivió personalmente.

Lo que a mí me queda claro es que después de la muerte de Carlos


Fonseca, la situación de la Brigada Pablo Úbeda se vuelve crítica, porque la
Guardia prácticamente logra llegar hasta el campamento central de la
Brigada. En noviembre caen Leonardo Real Espinal (3 de noviembre de
1976), luego Carlos Fonseca y los que le acompañan (8 de noviembre), y un
mes después, el 9 de diciembre, se produce el primer ataque al
campamento central de la Pablo Úbeda, y cae Rufo Marín. El año 1977 es
un año durísimo. En enero cae Claudia Chamorro en otro sector. El 9 de
febrero, Aurelio Carrasco también cae en el campamento central.

En el mes de marzo, el mando de la montaña decide crear la Columna


Aurelio Carrasco, mientras que la otra parte de la Pablo Úbeda tiene que
adentrarse en la montaña, buscando El Saslaya. La Aurelio Carrasco,
dirigida por Carlos Agüero, tiene la misión de operar ofensivamente, y lo
empieza a hacer, pero con tan mala suerte que en el primer combate
muere “Ródrigo”. (Ver entrevistas a René Vivas, David Blanco, Hugo Torres y
William Ramírez).

El cerco de la Guardia se estrecha, se endurecen aún más las condiciones


de hambre y abandono en que se encuentran, y se produjo un proceso de
descomposición y desmoralización en la Columna Aurelio Carrasco.

28
“Modesto” sufre atrasos en su retorno del punto donde había ido a
adelantar a los correos, ya que se enferma de paratifoidea y paludismo; y
cuando llega al lugar donde iba a hacer contacto con los de la Aurelio
Carrasco, no los encuentra.

En mayo se pierde Roberto Calderón. En julio se producen problemas


internos y luego se marchan dos importantes guerrilleros 25, y a raíz de ello
se producen nuevos combates, hieren a Reynita, una compañera
campesina. Una parte de ese grupo intenta romper el cerco y bajar a la
ciudad y ahí matan a Orlando Castellón “Casimiro” y a Aquiles Reyes Luna,
el 23 de septiembre de 1977. William Ramírez baja herido con Crescencio
Rosales, mientras capturan a Ana Julia y Marcelino Guido. La otra parte
decide abandonar la montaña buscando Honduras: Hugo Torres, Róger
Deshón, Edwin Cordero “El Doctorcito”, y otros.

Casi al mismo tiempo que la Columna Aurelio Carrasco se desbanda, en la


Columna Central, en la que andaban ancianos y muchas mujeres con sus
niños, deciden dividirse en dos: una parte debe irse “a sobrevivir al
Saslaya”, dirigido por David Blanco “Arcadio”; y en el otro grupo van René
Vivas y Serafín García “Pablo”, quienes se internan en un punto intermedio
en términos relativos, porque las distancias son enormes: entre el lugar
donde está la Bacho Montoya, en Kilambé, y una zona de operaciones de la
Aurelio Carrasco, que es El Naranjo.

El grupo de “Arcadio” es detectado y atacado, y la Guardia le hace algunas


bajas. David Blanco decide bajar a ciudad y llega el 17 de octubre; hace
contactos con Bayardo Arce y le encargan misiones de fortalecer la
Bonifacio Montoya y de pegar con los restos de la Pablo Úbeda a través de
la Ruta Sandino. (Ver entrevista a David Blanco).

“Modesto” logra hacer contacto con el grupo de René Vivas, y es a partir de


ahí que tratan de reconstruir la Brigada. La Brigada Pablo Úbeda tiene en
ese momento a Henry Ruiz, René Vivas, Manuel Calderón “Rufo”, Emir
Cabezas, Nelson Suárez, Serafín García, Sabino Aguilar, Edgard Lang, Julio
Avendaño, Máximo Martínez; Inés Hernández, Salvador Muñoz y Victoria
López, que andaban en Managua; David Blanco, que se queda un tiempo en
misiones en la Bacho, pero que luego se reintegra; y otros campesinos
cuyos nombres no he podido conocer.

En agosto, después de abastecerse en un comisariato, la Guardia ataca a la


pequeña escuadra en la que están, entre otros, René Vivas y Emir Cabezas.
Ahí muere Emir Cabezas “Angelito”, el 24 de agosto de 1977, según las
cronologías oficiales. Omar Cabezas se entera viendo el periódico en
Managua, adonde había bajado a reunirse con Pedro Aráuz y Bayardo Arce.
Ahí conversa con Salvador Muñoz.

29
En octubre, el mando de la BPU decide bajar a Edgard Lang, quien se
encuentra con una hernia y una herida en la mano, que lo vuelve inútil en la
guerrilla. Lo van a acompañar Nelson Suárez y Julio Avendaño. Dejan a
Edgard Lang, y cuando suben, la Guardia los asesina el 15 de octubre de
1977. De esta manera, la Pablo Úbeda pierde a uno de sus mejores
elementos, un campesino de una calidad extraordinaria, y el mejor
baqueano de esa etapa.

Henry: Respecto a Rufo Marín “El Sordo” 26, nunca pudimos encontrar su
cadáver. Lo damos por caído porque nunca lo encontramos. Es que la
Guardia tampoco lo reportó en sus partes, como solían hacer, en donde
mostraban el cadáver y sus pertenencias, mostraban nuestras mochilas
burlescamente. Pero en este caso no ocurrió y fuimos a buscarlo. Era un
campo lleno de maquengue, menos cerrado, y por eso es que se podía
revisar bien. Era un chavalo muy dotado físicamente, con una gran moral y
espíritu de combate excepcional.

Cuando matan a Aurelio Carrasco dos meses después, otra bala dio en la
espalda de Edwin Cordero, pero pega en el vademécum que él cargaba, y
eso le salva la vida. El fusil de Aurelio Carrasco lo toma Ana Julia Guido, y
eso, aunque tampoco pudimos encontrar el cadáver, sí nos confirma que
cayó. Aurelio era un viejo guerrillero, originario de El Viejo; estuvo con “El
Danto” y con Chicho en la guerrilla de Raití y Bocay. Ahí muere el papá de
los Urbina, de Vidal y Víctor Manuel, que eran de El Sabalete. Y muere
comiendo, aferrado a un tabanco de guineos maduros.

Carlos Agüero era muy severo, y una vez este compañero cometió una falta
de disciplina. En esos momentos nosotros estábamos ya dando los frijoles
contados, contados literalmente, creo que eran cuarenta frijoles por
guerrillero. Urbina me busca en cuanto llego, y dice: –Este señor me quiere
matar; le había reducido a la mitad los frijoles. Fui a hablar con “Ródrigo”, y
le pedí que le levantara el castigo. Así era la forma de ver las fallas en
medio de esas condiciones.

En Aguas Calientes, Emir estaba de posta y se portó súper valiente y


contuvo a la Guardia. Por él fue que pudimos organizarnos y salirnos. Pero
como había que subir una cuesta, por ahí salieron Ana Julia Guido, Claudia y
Edwin Cordero, Flavio y Aurelio Carrasco. Ahí lo matan a él. Hugo Torres y yo
nos retiramos por la vía imprevisible, por eso es que nosotros notamos la
salida en fuga de la Guardia por el mismo río. Nos subimos por un paredón,
luego nos fuimos a juntar, y nosotros nos retiramos.

Siempre he pensado que el campamento lo atacan porque “Arcadio”, que


era el hombre mejor dotado de la guerrilla, era muy confiado, y en su

30
optimismo no borraba correctamente las huellas. Creo que la Guardia lo
siguió durante días, porque entró al campamento como debe entrarse
desde el punto de vista operativo. Entré por otro lado, porque andaba con
Nelson Suárez, el mejor baqueano de la guerrilla, y sin pereza ni nada,
porque a veces uno por pereza, el cansancio, decía, mejor bajémonos por
aquí, aunque no fuera lo correcto.

Lo que tiene que quedar claro es que en el campamento central estaban los
viejitos y las mujeres con niños. Las Escuadras militares operaban en el
entorno del campamento Central. Les pusimos “gualdrapas” porque así les
puso René Tejada, era un término que usaban en la Academia Militar.

Mónica: ¿Qué pasó después que regresás y te das cuenta de que un


número significativo de los guerrilleros se han ido?

Henry: Entonces tuve que rehacer, con el pedazo que me quedaba de la


guerrilla, otra guerrilla. Porque la gente que dejé en el campamento, se me
desertó; que no es la huida hacia el norte, sino una deserción masiva; la
parte más importante de la guerrilla deserta y se va, mientras me quedo
solo. Esos son los efectos para mí, de la división.

Cuando matan a Pedro Joaquín Chamorro, todo lo conocemos en la radio,


porque ya no hay Ley Marcial, censura ni Código Negro. Nos reunimos,
hacemos un análisis y discutimos las consecuencias de la muerte de Pedro
Joaquín Chamorro. Aquí cambió todo, y hay que cambiar la idea que
tenemos de la guerra.

Cuando nos quedamos solos, y ya teniendo claro el asunto, decidimos que


hay que armar una zona, pero con armas y con guerrilleros. Ya teníamos
experiencia de combate para darle a la montaña el prestigio que en la
cabeza de la gente estaba, pero que en la contabilidad militar no alcanzaba
el nivel deseado. Ese trabajo se dirige hacia las minas, soy quien propongo
irnos a las minas Siuna, Rosita y Bonanza.

Mónica: ¿Quiénes estaban en la montaña cuando toman la decisión de


bajar a las minas?

Henry: Manuel Calderón, quien además fue una gran alegría, porque se
había perdido, y lo recuperamos; Victoria López “Norita”, está un viejito que
se llama Máximo Martínez, Inés Hernández “Pedrito”, Salvador Muñoz, René
Vivas y yo27. Somos como once o doce los que quedamos allí.

Entonces decido que vamos a pasar a las minas. Esta decisión no es


instintiva, es el producto, primero, del aislamiento en que estamos, y de un
análisis sobre adónde vamos a bajar con esa gente. Y viene la segunda

31
decisión, tenemos que buscar los centros poblados, pues la muerte de
Pedro Joaquín, el incremento de las acciones en las ciudades, tiene que
estar provocando una efervescencia en la población. Tercero,
específicamente, ¿dónde? Tengo en mi registro mental hacia dónde iba la
gente que se desaparecía. Cuando hablaba con los campesinos les
preguntaba: – ¿Y no saben del compadrito aquel? Ellos me iban diciendo: –
Está por tal lado. Entonces tengo en la cabeza un detalle espacial de la
agrupación de gente. “Pedrito” lleva un contacto que es de la familia
Vargas28, entonces comenzamos a caminar. A los tres meses, nosotros
teníamos montada nuevamente la guerrilla. La gente ya estaba allí.

Cuando ya hay condiciones, decido bajar a la ciudad. Es la primera vez que


decido bajar, ¿por qué? Porque vamos a recomenzar en el Triángulo Minero
y Puerto Cabezas. Ya a estas alturas, quiero saber cómo está la división.

Bajo con la Dorotea, quien me pone en contacto con el padre Nieaus, quien
primero se me quiere rajar, pero hablo con él de cristiano a cristiano y dice
que lo convencí. Eso cuenta ahora. Es un excelente compañero, y me gusta
este cura holandés Nieaus. Con él bajo, y me pasa por Laguna de Perlas y
llegamos a Managua. Había pedido un contacto en caso que bajara.

Mónica: Y llegás donde Manuel Espinoza, según él nos ha relatado.

Henry: Ahí llego. “El Ídolo”, le decían. La dirección dice que en la puerta
está un ídolo. Y cuál es mi susto que cuando llego me encuentro a mi
maestra de inglés, Olimpia. – ¡Vení ve, Manuel, quién está aquí! Y qué me
iba a perder, si por más que me disfrazara ella era una profesora joven y ve
a un joven al que le dio clases durante dos años.

Después Dorotea me va a meter a vivir donde unos familiares y habían


unas negras hermosas. Pero la Doro me presenta como un seminarista, y
me puso el nombre de “Jaime”. Se cagaron en mí con eso de seminarista.
¡Idiay, y que no me gustaban las mujeres!

Mónica: “Modesto”, cuando vos bajás, me acuerdo que te encontré en la


casa de Azarías Gallo y Jeannette Chávez, allá por el Café Soluble…

Henry: Ahí vos me hiciste el primer permanente. ¡No agarró el hijueputa


pelo!

Mónica: No. Pero fue porque no te lo hice bien, porque estaba con miedo
de quemarte la cabeza. Te puse la crema, los rollitos, y entonces tenía que
dejártelo más tiempo, pero te los quité muy pronto. Me daba miedo
quemarte el cuero cabelludo. Sos tan chirizo que necesitabas mucho
tiempo. Eso fue después de la cárcel. En esa casa también estuvo José
Benito Escobar, fue donde lo conocí.

32
En el mes de marzo, antes que yo llegara, se realizó una reunión en la que
participan David Blanco “Arcadio”, Bayardo, José Benito y Omar Cabezas.
“Arcadio” anduvo haciendo preparativos para la operación del Palacio
Nacional que estaba montando la GPP29.

Henry: Sobre lo del asalto al Palacio Nacional, lo que deciden los Ortega, y
excluyo a Víctor porque creo que él no es parte en esta decisión, es que la
toma la dirija Edén. Es una idea que le venía dando vueltas Edén.

Mónica: Él dice que fue idea suya y que la expuso una vez en la casa de
los Bervis, a principios de los setenta.

Henry: Esto no es así. Es una idea que se construyó en Cuba, en el


colectivo. Desde entonces esa operación se llamaba “Los micrófonos”.
¿Para qué? Para el Frente, pues se concibe antes que estuviera dividido.
Nosotros después, siendo ya tendencia GPP, decidimos que vamos a esa
operación.

Entre el Comando está William Ramírez, que va a ser el Jefe de la operación.


Cuando viajo a Panamá platicando sobre la unidad, y después que ya
hemos terminado una reunión en la que participan además Humberto,
Jaime Wheelock y Daniel, éste se pone de pie y se aparta un poco
haciéndome señas, como queriendo decir algo. Me pregunta: – ¿Querés ver
a “Jacinto”?, que es Edén. ¿Y anda por aquí ese huevón? –le pregunto.
–“Jacinto” está por aquí; si querés verlo, lo mandamos a traer. Lo mandan a
traer, y nos encontramos; vienen los saludos, ya sabés, todo lo chúcaro que
es esa babosada.

Me imagino que, estimando que si no nos mostramos las cartas, podemos


echar a perder la poca unidad que incluso hemos firmado, después que
Edén se va, Daniel me cuenta que van a hacer un operativo, y que para eso
va “Jacinto” para Tegucigalpa, a preparar las condiciones del golpe. ¿Cuál?
La toma del Palacio. ¡Eh!, No me jodan, le digo, ve qué diaverga, y nosotros
también vamos, y allí nos vamos a encontrar. ¿Cómo? –me dice. Ahí le dije:
–La clave de esta operación es “Los micrófonos”. Y me dice: –Nosotros le
llamamos “La Chanchera”. ¡Es la misma operación!

Mónica: ¿O sea que en realidad ambos estaban preparando la misma


operación por separado? ¿Nunca dijeron vamos a hacer una operación
conjunta?

Henry: No, hasta en ese momento que yo estaba allí. Entonces dijimos: –
Que se haga conjunta. Aquí en Managua no pudieron ponerse de acuerdo,
pero creo que el protagonismo impidió que esa fuera tal vez la primera gran
operación, y que ahora, históricamente, estuviera como emblema de los

33
acuerdos de unidad.

Mónica: Hablando de la unidad, cuando aquí nosotros vimos la foto de la


unidad, el personaje más misterioso, era “Modesto”, el que nunca habíamos
visto ni en fotos. En las ciudades habíamos realizado propaganda, pintado
las paredes con la leyenda “Modesto, el león más fiero de la montaña”.
Entonces, ¿cómo fue todo eso, cómo fue ese proceso de la unidad, cómo se
llega a eso?

Henry: Cuando vengo a la ciudad, Bayardo y José Benito Escobar me dicen


que salga a buscar a las otras tendencias para hablar de la unidad. –Andá
buscá la unidad, eso es lo que nos conviene. Porque aquí ya había un
empuje por la unidad. Bayardo, que entonces es el jefe de la ciudad, nunca
anduvo con babosadas. Bayardo se cuadró, no tuve problemas con él.

Entonces salimos y en el camino me encuentran los cubanos en Costa Rica,


son ellos los que me detectan, y comienzan a darme protección, y el
discurso de la unidad.

Después ellos me llevan a Panamá y allá me dan protección y sigue el


discurso de la unidad. La verdad es que ya hay condiciones políticas. Ellos
ponen un lugar, un hotel, donde nos reunimos, una suite sin asientos; pero
teníamos seguridad, no había peligro con el gobierno panameño, y
hablamos de unidad y se hace un escrito.

Mónica: Nosotros recibimos una carta tuya, en septiembre de 1978, donde


vos hacés el llamado a participar, a contribuir, a respaldar los esfuerzos
ofensivos de ese período, y a trabajar en la unidad sobre la base de la
acción. Todavía no están las cosas firmadas en público, pero sí me acuerdo
que decíamos que en la medida en que nosotros con nuestras unidades nos
expresemos exitosamente, eso fortalece la correlación de fuerzas. ¿A qué
se debe, cuáles son los factores que determinan la posición hegemónica de
la Tendencia Insurreccional al final de la guerra?

Henry: La organización de la retaguardia, el trabajo en el exterior les


genera más rápidamente la posibilidad de conseguir armas. Ya la
retaguardia política se ha organizado. El Presidente Carazo da su pleno
apoyo, se abren las comunicaciones con Torrijos, con Fidel Castro, con
Carlos Andrés Pérez, y se ha ido tomando contacto con México.

Otro factor fue su política de reclutamiento. Los Terces te agarran lo que sea
y le ponen un arma; le dan misiones y mando. Recuerdo una carta que le
envío a Bayardo, donde le digo: –No es hora de selección de cuadros, hay
que agarrar cuadros, cuadritos y cuadrititos, porque el pueblo está
generando con rapidez los combatientes, y no hay tiempo de estarlos
llevando en un proceso selectivo.

34
Como los Terces tienen esa política aventada de agarrar gente, las armas se
las van a dar a la gente, nunca van a sobrarles armas. Cuando se están
entregando las armas, según Fidel Castro, se deben entregar por partes
iguales, pero el que reparte y comparte se lleva la mayor parte 30. Ellos
repartían y agarraban más. Gozaban de las simpatías, tenían más plata,
compraban más armas y el aparato político exterior era mucho más fuerte
que el nuestro. Después están los beneficios de la prensa y la radio.

Estando en el exterior, mando un contenedor con doscientas treinta armas,


con un chofer que había enviado Samuel Santos; pero el chofer pendejo se
raja en la guardarraya, sale corriendo, y le quiebran el contenedor con las
armas.

Entonces mandan a Humberto a querer regañarme. Le riposto: –Vos no sos


jefe mío. Yo tomo las decisiones. Entonces, ¡mierda!, tenemos que meter
armas. Comienzo a armar un comando con el propósito de dotarnos de
armas y de combatientes bien entrenados. Hablo con los cubanos, y como
de ciento y pico de hombres que estaban ahí entrenándose, agarro un poco
más de setenta y pico, todos bien entrenados en ataques de comando, y las
armas suficientes, para aterrizar en las minas.

Allí iba como mi segundo, el panameño Evaristo Vásquez “El Chino” 31,
también Clarens Silva, Horacio Rocha, Francisco Díaz “Paquito”, “El Pusher”,
Bonnie Rivas, un chavalo hermano de la Sadie Rivas, Marcos Arévalo
“Marcón”, Fátima Avilés “La pata de buey”, ¡buena combatiente! Otro es
“Camilo”, se llama Carlos Pérez. El Pelón Maximiliano se me quedó. Edgard
Vílchez, que era radista. Ahí iba yo, por supuesto, vamos a arriesgarnos
juntos.

Comentario de la autora: En plática posterior con Edgard Vílchez, el


agregó a “Manito de León” Jairo Palacios Brag, un chinandegano cuyo
nombre no recordó, y a “Chapita”. Edgard Vílchez afirma que él era el radio
comunicador de “Modesto”. Él no sabía nada del operativo y el mismo día le
dicen: –Vámonos. Y le comunican que era el ingeniero de vuelo. Explica que
Chuchú Martínez le dio clases para ingeniero de vuelo y que por eso lo
pusieron. Cuando llegó al aeropuerto y subió al avión, aún no llegaba la
columna, y tuvo que obligar al piloto, con pistola en mano, a que taxeara el
avión, esperando. El hombre se quería bajar. Cuando los del Comando
llegaron, creían que Edgard era panameño, y así le decían.

Henry: Salimos de Panamá y el piloto era pagado, seguramente de ésos


que le hacen vuelos hasta a los narcos, le decían “Ángel”, de nombre Luis.
Me pregunta: – ¿Aeropuerto alterno? Sí, todo resuelto, es “David” (Ciudad

35
de Panamá). Todos, el General Torrijos, todo mundo está de acuerdo –le
digo. ¡Ésta!, nadie sabía, pero teníamos que buscar soluciones. Casi
detienen al Comando. Después Torrijos estaba encantado porque era una
idea militar que tenían él y Carlos Andrés Pérez, tomarnos Puerto Cabezas.
Con esa gente, cagado de la risa lo hubiera hecho. Lo que pasa es que ¡no
sabíamos cómo era la pista! La pista ideal era la pista de Puerto Cabezas.

Mónica: Ya allí a esas alturas te tomás camiones y agarrás las carreteras.

Henry: Esa operación que realizamos el 28 de mayo de 1979 tenía por


objeto darnos armas, medios de comunicación y hombres con experiencia
combativa, que habían salido de la insurrección de septiembre de 1978.
Como ya se sabe, no pudimos aterrizar porque había una espesa neblina.

Pero ocurrió que Bayardo y William Ramírez se toman la Radio Corporación


diciendo que he desembarcado, ¡qué puta! Todavía andaba en el aire dando
vueltas, por eso me tiraron a matar con los push and pull. ¡Casi me
quiebran el yoyo! Lo que pasa es que ¡no sabíamos cómo era la pista! ¡No
pudimos aterrizar!

Entonces, al regreso, Tomás decide que el Comando pase al Frente Sur. Me


encachimbo: –Aquí el que decide soy yo, no vos. Este Comando vos sabés
cuánto ha costado, y lo voy seguir manejando. Lo que hice fue pasarlo para
Honduras.

Los paso a Honduras, y por tierra esa es la gente que va allí a Achuapa y a
todo ese sector, a cambiar la correlación de fuerzas, porque todos eran
rifones, y además en esa guerra del alboroto, como le llamaba yo, éstos
eran de élite.

Mónica: Refuerzan el Frente Norte y un poco el Frente Occidental. ¿Y cómo


vas a dar entonces a Matagalpa?

Henry: Voy a Honduras. Ya tenemos retaguardia allí, el responsable es Luis


Enrique Figueroa. Ahí busqué contacto con los militares hondureños que
simpatizaban con nosotros, y me encontré con uno de apellido Bodán. Ahí
conozco a Lenin Cerna en una reunión, en una casa que le decían La Negra.
Curiosamente, cuando estamos en esa reunión, se apareció la Seguridad
hondureña, y dije, ni un sólo tiro aquí. Hicimos silencio completo y
apagamos las luces.

Pero entonces, la cosa es que me vi con el militar, y después que hablamos


Luis Enrique le preguntó: – ¿Qué le pareció la plática con el compañero?
Bien, me pareció bien –dice, pero al que quisiera conocer es a ese
“Modesto”. – ¿Y con quién cree que habló?

36
Mónica: ¡El león más fiero de la montaña!

Henry: Así se construyen las ficciones, por eso no hay que enamorarse de
ellas, sino que nos sirvan para reírnos.

Después, de Honduras me llaman a Costa Rica porque ya están las


conversaciones con el enviado especial estadounidense, William Bowdler, y
tengo que estar presente. Además, viaja hacia allá Carlos Núñez, que venía
del Frente Interno. Voy armado, para que veás cómo estaban las cosas, y
así aterrizo en San José. Después de las pláticas y de conocer una serie de
detalles, entonces les digo, ¿y ahora qué hago?, porque quería entrar a
Nicaragua. Entonces me pusieron una avioneta y regresé. Aterricé en
Sébaco. ¿Sabés quién me llevó? Aquél que se rebeló contra nosotros y se
vino en un ataque y chocó contra las torres del aeropuerto y se mató.
Modesto Rojas sabe el nombre, porque ellos eran compañeros.

Comentario de la autora: Se llamaba Agustín Román Maradiaga. Quedó


trabajando con la Revolución hasta 1982. (Ver entrevista a Modesto Rojas).

Henry: Durante mi regreso, el cansancio era tal, que aunque esa avioneta
viajaba en lo oscuro, porque no lleva luces prendidas, ni iba haciendo
señas, ni mierda, desde que me monté me dormí. Me llevé a Carlos Argüello
Pravia, quien era la retaguardia del Frente en Costa Rica, y cuando me di
cuenta, estábamos rurururur…aterrizando. La tensión es tanta, que ya no
podés tensionarte más, y por eso me dormí. No me acuerdo en qué fecha,
pero estaban los compañeros sitiando el Comando de Matagalpa. Ya estaba
tomado Sébaco, allí me encontré con “El Zorro”, y me fui para Matagalpa
con Álvaro Baltodano.

Mónica: Antes de finalizar, se piensa que vos sos uno de los miembros de
la Dirección con formación ideológica. ¿Cómo definirías al Frente Sandinista
desde el punto de vista ideológico, en sus distintos momentos históricos
previos al triunfo de la Revolución?

Henry: Primero, es una fuerza política-militar. Todo el que estaba vinculado


a esa fuerza, sabía que tenía que estar listo para las operaciones militares,
ya fuera como apoyo, como combatiente. Todo era para la guerra.

En ese Frente, los mandos los genera la lucha misma, a partir de los
combatientes populares, y todo lo hacían bajo la bandera del FSLN, no
había otra bandera, no había una fuerza alterna. Por ejemplo, el Partido
Socialista Nicaragüense, al final puso sus fuerzas, nadie decía que era del
Partido Socialista, si se encontraban allí, era bajo el FSLN.

37
Entonces para mí, es una fuerza política-militar de arraigo popular. Quienes
estaban claros ideológicamente, eran los de la Dirección histórica; ésa es la
que puede tener los contenidos doctrinarios del marxismo.

Por ejemplo, Carlos Fonseca en distintos momentos hizo declaraciones al


respecto. Pero Carlos, desde sus primeras investigaciones, aplica un
método que claramente lo identifica, es un método marxista. Carlos no
habla de partido único, porque nunca se nos ocurrió a los sandinistas hablar
de partido, decíamos que lo que necesitábamos era construir un
contingente, una fuerza.

El término que utilizó Carlos era contingente, el contingente revolucionario.


Hablaba de contingente, porque éramos poquitos, y de allí se pasa a la
formación militar. Por ejemplo, cuando llega Carlos Agüero a la montaña, lo
mandan a militarizar el trabajo que nosotros ya teníamos. Efectivamente,
no podíamos nosotros hacer los trabajos de organización y reclutamiento, y
a la vez dar el entrenamiento militar, no podíamos.

Entonces en todas las zonas que teníamos organizadas, Carlos llegó a


ponerlas en orden militar. Me causa risa acordarme, porque teníamos
fechas cuando nos encontrábamos y estaba en algún campamentito
haciendo entrenamiento. Hacía los portes con un garrote, metiendo en el
lodo a los combatientes, porque Carlos era jodido, insistía en que se
tendieran y rodaran, no importaba que se enlodaran. Los chascarrillos que
hacíamos a veces en esos entrenamientos. Pero eso llegó, tuvo su
importancia: primero, a esa gente sí se le dio conciencia política, es decir,
ya sabés para qué luchamos, en tanto, el entrenamiento militar indica la
forma de hacerlo.

Pero una vez que se da el crecimiento en las ciudades y en el campo, ya es


una reacción popular, no le importa nada, la gente: ¡dame el fusil!, lo voy a
disparar; ya la rabia del pueblo se ha desatado, desbordado y es siempre
muy corto el período en que se da ese movimiento. Lo que sí es seguro es
que sin un acumulado, esa reacción final no se da. Por eso es que la idea
Tercerista de la historia es una idea idealista, metafísica.

Mónica: Además, que sí se logró construir un contingente de cuadros


formados, para conducir a las masas en los distintos territorios, para que
aquello no fuesen simples levantamientos que terminaran en masacres; o
que se capitalizaran a favor de simples propósitos anti-somocistas, como
siempre lo quiso la derecha. Por ejemplo, en las insurrecciones de Estelí, se
levanta la gente, y luego se va una parte al monte, y con esa gente se
sigue fortaleciendo la oleada insurreccional del siguiente año.

Henry: Incluso las operaciones que se hacen, por ejemplo en San Carlos, o
en otros lados, algunos compañeros cuentan de la toma de Rivas, que

38
nosotros ni sabíamos. Hay unas anécdotas allí, contadas por Tito Castillo.
No sabía, pero los que estaban detrás, eran cuadros fogueados en el monte,
que tenían ya una formación ideológica y política en la montaña. Esa es
otra cosa, algunos quieren casi desaparecer la montaña, ningunearla. Hay
muchas omisiones, incluso en los discursos nuestros hay omisiones.

Lo que sostengo es que la montaña jugó ese papel de atracción, de faro en


el pueblo nicaragüense, que allí estábamos los combatientes que dábamos
la batalla. No importa qué ficción haya tenido el ciudadano al pensar en
esas fuerzas. La verdad es que eso le imprimió coraje y posiblemente le
eliminó el fatalismo de que teníamos que vivir con la Guardia, mientras la
Guardia estuviera. Y lo otro es que si algún mérito tengo, es que desde que
levanté la mano frente a Filemón Rivera para decir: soy el que me voy a la
montaña, desde esa vez hasta que triunfamos hubo guerrilla.

Hubo continuidad guerrillera, eso es lo que se enlazó después con esto que
se llama insurrección. Es el único mérito pues, porque ni siquiera hablo de
sacrificio, no me gusta el sacrificio. Porque cuando vos vas a hacer algo,
calculás qué es lo que vas a aportar, cuáles son tus esfuerzos, porque en
cualquier misión gastás energías, a veces no vas seguro. Todo eso forma
parte de la misión, lo cual asumís con la misión misma.

Carlos Fonseca insistía que el contingente debía ser formado con jóvenes de
extracción especialmente obrera y campesina, y en esa insistencia él
incluso hizo una escuela. Y si vos ves, agarró a David Blanco, aunque
también agarró a Jaime Wheelock, Jaime fue de los cuadritos de él; a “La
Gata” Munguía, o sea, agarró también estudiantes, pero él se esmeraba en
la extracción de clase. Es que el obrero físicamente es mejor dotado. Pero
no solamente para caminar, y cargar, sino para aguantar la intemperie, el
hambre, etcétera.

Voy a contarte una anécdota. Una vez estamos en Caño Negro haciendo un
traspase, éstos entraron aquí y nosotros vamos a seguir para adelante;
entonces estamos comiendo donde un compañero que se llama Francisco
López, al que le decíamos “El Sordo”, porque no oía. Era pequeño
propietario, tenía su caballo, su mula, y estamos comiendo una tortilla que
le decíamos “zopilota”, porque no se le quitaba la plumilla al maíz, no se
nezquiza, entonces es dura, dulcete y gruesa, con unos frijoles en bala. Está
Catalino Flores “Casimiro”, un campesino, está hablando de sacrificio y
entra el pícaro de Filemón Rivera, se sienta allí al lado mío, y dice: –Avión,
“Modesto”, avión, el sacrificio de estar comiendo frijoles en bala con tortilla.
¡Si, así nos hemos criado! Y efectivamente, para mí, por ejemplo, comer
sólo arroz y frijoles, no es sacrificio.

Riposta “Casimiro”: – ¡Este jodido, como él se ha quedado estancado!,


chocando amistosamente. Le dice Filemón: – ¿Y qué? ¿Y vos entendés eso

39
que estás leyendo?, que Troskí, que Pleyanó (Plejanov), que Lenin. Todas las
palabras acentuadas en el tono que lo dice Filemón. – ¡Todas esas mierdas
yo me las pongo de seudónimo, de seudónimo me las pongo!
Tal vez contesta esta anécdota tu pregunta de la formación ideológica. Y ve
cómo es la autoridad del que tenía conocimiento: el que está con el libro es
el campesino, pero Filemón es de los zapateros de Estelí, y que es el
mando, le dice: – ¡Yo esas mierdas me las pongo de seudónimo!

Agosto 2009

Notas

40
1 Toda la formación y experiencia le permitió destacarse como Jefe guerrillero en el Frente
Norte, al lado de Francisco Rivera “El Zorro”.

2 La perra Laika fue el primer ser vivo en orbitar la tierra. Lo hizo a bordo del Sputnik 2, el 3 de
noviembre de 1957, un mes después que el Sputnik 1 orbitara la tierra.

3 El doctor Gustavo Porras fue el primer Secretario General del Partido Unionista en Guatemala.

4 La tortura del teléfono consiste en aplicar golpes secos sobre el oído; produce un terrible
dolor.

5 Según Bayardo Altamirano, Tomás Borge y Henry Ruiz llegan en 1970 a México.

6 Expresión que significa asesinar, matar.

7 Se le dice rasquiña a las erupciones originadas por picaduras de garrapatas de monte o


coloradillas, animalitos que producen una picazón exasperante. Al rascarse con las uñas,
generalmente sucias, se producen procesos infecciosos. El guerrillero padece de rasquiña, que
se cura con frotaciones de alcohol con alcanfor.

8 Se refiere a Víctor Guillen, campesino de Uluse que forma parte de las guerrillas de Pancasán
y Zinica, y que usó el seudónimo “Eulalio”.

9 La salida de Filemón Rivera de la cárcel, aparece en las cronologías de manera muy


contradictoria. Según la cronología del Instituto de Estudios del Sandinismo (IES), en octubre de
1971 está todavía en la cárcel. Francisco Rivera dice que sale en abril, pero en su biografía
aparece que salió en diciembre de 1970. Al salir de la cárcel, según relata su hermano
Francisco Rivera, se queda un tiempo en Estelí.

Él no tiene mucho tiempo de estar en la montaña, cuando realiza este encuentro que
relata “Modesto”. Según Venancio Alonso, no estaba aún afincado en la montaña, ya que
cuando matan a Denis Enrique Romero Zamorán, en noviembre de 1971, en Estelí, Filemón
acababa de entregarle los contactos de esa ciudad.

10 La fecha exacta no la recuerda “Modesto”; pero según Venancio Alonso, quien iba con
“Modesto” cuando subió por primera vez, eso fue antes de la muerte de Bernardino Díaz
Ochoa, quien fue asesinado en septiembre de 1971.

11 Según José Valdivia, Edén previó que podrían querer fusilarlo; por eso, en la reunión a la que
llegaron Ricardo Morales y Tomás Borge en Yalí, Edén tenía a “Chico Chiquito” como escolta,
con una escopeta montada, y apuntando a los que llegaban a tratar de “convencerlo”.

12 Los Jueces de Mesta y los Capitanes de Cañada, inicialmente, fueron creados como
mediadores judiciales en la zona rural, para resolver conflictos comunales; pero terminaron
sirviendo a la lucha anti-subversiva del gobierno. Eran somocistas, en su mayoría, y
denunciaban a los campesinos que daban respaldo a los guerrilleros; vigilaban las montañas y
daban aviso a la Guardia sobre cualquier sospechoso.

13 Esta reunión se realiza en agosto de 1974, y participa también Víctor Tirado López.

14 En diferentes fuentes, y lo acepta el mismo Tomas en La Paciente Impaciencia, él era muy


irresponsable con las medidas de seguridad. Solía violarlas por visitar a sus novias o
simplemente por impaciencia. Los jefes consideraban justamente que la violación de medidas
de seguridad ponía en riesgo el trabajo de la organización y, por eso, aplicaban sanciones.

15 Bayardo fue sancionado por diferencias de fondo con Plutarco Elías Hernández, quien luego
desertó del FSLN. Reincorporado a la Tendencia Tercerista por Humberto Ortega en 1977, tuvo
comportamientos cobardes en el Frente Sur. (Ver entrevistas a Bayardo Arce y José Valdivia).
16 El fusilamiento de Chicho Zepeda obedeció a un proceso, cuyo Responsable principal fue
Plutarco Elías Hernández Sancho. Todos los miembros de la Dirección Nacional han afirmado
posteriormente que fue un acto injusto y censurable que tuvo consecuencias muy negativas
para el FSLN, organización en la que casi no se practicó el fusilamiento disciplinario en toda su
historia de 23 años de lucha.

17 Se refiere a tener dispuestas estructuras súper compartimentadas que permitieran


resguardar mejor la vida de los dirigentes. En muchas ocasiones, las casas de seguridad eran
usadas indistintamente por varios dirigentes, lo que los volvía más vulnerables.

18 La forma como mueren estos dos dirigentes el mismo día, está explicada en la entrevista a
Luis Carrión.

19 Se refiere a 1968.

20 Este encuentro debe de haberse realizado a finales de 1970, ya que Carlos, junto a
Humberto Ortega y Rufo Marín, son rescatados el 21 de octubre de 1970, en una operación
comando que dirige Carlos Agüero.

21 Carlos se quedó con Benito Carvajal “114” y Crescencio Aguilar “Danilo”.

22 En el libro La Marca del Zorro, Hazañas del Comandante Francisco Rivera contadas a Sergio
Ramírez, aparecen tres comentarios que dejan en duda la disposición de “Modesto” para
reunirse con Carlos Fonseca. Da a entender, sin decirlo explícitamente, que Carlos tenía ciertas
dudas de encontrarse rápidamente con “Modesto”, así como la existencia de tensiones entre
ellos: (1) “A mí me da la impresión de que Carlos no quería encontrarse con Modesto antes de
la fecha de la reunión” (Pp. 115); (2) “Y todo esto quería decir que Modesto continuaba en la
profundidad sin acercarse todavía al sitio de la reunión” (Pp. 118); (3) Además, según este
relato, Carlos Fonseca le dijo a Francisco Rivera: “Parece que Modesto no está de acuerdo con
el movimiento que hice con vos. Parece que vamos a tener problemas con el camarada” (Pp.
115).

23 Se refiere a la capacidad de orientarse en el terreno.

24 Según Hugo Torres, los contactos eran en junio, julio y agosto. En junio, ellos no pueden
llegar porque se había producido un enfrentamiento; y cuando llegan en agosto, no encuentran
nada.

25 Gabriel Chavarría Franco “Manuel”, quien estaba al mando de la Columna Aurelio Carrasco,
y Alfredo Jáenz. Este último se reincorpora subiendo por la Bacho Montoya, y participa del
proceso de reorganización de la Brigada Pablo Úbeda; cae en las acciones ofensivas del
triángulo minero en 1979. Es hijo de doña Albertina Serrano de Jáenz, la heroica madre de
Marcio Jáenz, que protagonizó una de las más duras huelgas de hambre en la lucha por los
derechos humanos.

26 Rufo Marín es hijo de Hilda Ucles y Pío Marín, a su vez, hijo de Rufo Marín, Coronel del
EDSNN, caído en la toma de Ocotal.

27 En conversación con René Vivas, se reconstruye esta lista: 1) Henry Ruiz; 2) René Vivas; 3)
Serafín García; 4) Sabino Aguilar; 5) Salvador Muñoz; 6) Inés Hernández “Pedrito”; 7) Máximo
Martínez, viejo campesino; 8) Victoria López; 9) Manuel Calderón; 10) Otros campesinos no
identificados.

28 Dorotea Wilson dice que esta familia Vargas, de la comunidad de Mongallo, Siuna, fue de las
más firmes colaboradoras.

29 Desde que “Modesto” baja a adelantar a sus correos a la ciudad, no se vuelve a encontrar
con David Blanco. David vuelve a subir a la Brigada Pablo Úbeda el 16 de julio de 1978. Para
entonces, “Modesto” ya se encontraba en los diálogos sobre la unidad de las tres Tendencias
en el exterior. “Arcadio” conduce junto a René Vivas el proceso de reorganización de las
unidades guerrilleras que operan en Las Minas; participa en el ataque a Bonanza y Rosita en
mayo de 1979; y luego en las tomas de Las Minas y en las insurrecciones de ese sector. Llega a
Managua en agosto de 1979.
30 Humberto Ortega dice que, cuando a solicitud de Carlos Andrés Pérez y Omar Torrijos, Fidel
entregó armas al FSLN, los 1,200 fusiles FAL belgas, los distribuyó así: 900 a los Terceristas,
200 a los GPP y 100 a los Proletarios. (Ortega, Humberto: pp. 392).

31 Evaristo Vásquez cae después del triunfo de la Revolución, asesinado por la contra,
precisamente en el triángulo minero.
Mónica Baltodano

MEMORIAS
DE LA LUCHA SANDINISTA

TOMO III

El camino a la unidad y al triunfo:


Chinandega, Frente Sur, Masaya
y la toma del Búnker
N
920
B197 Baltodano, Mónica Salvadora
El camino a la unidad y el triunfo : Chinandega,
Frente Sur, Masaya y la toma del Búnker / Mónica
Salvadora Baltodano. – 1a ed. – Managua :
Mónica Baltodano, 2011.
t.3

1. TESTIMONIOS 2. HISTORIA POLITICA


3. NICARAGUA 4. FRENTE SANDINISTA DE
LIBERACION NACIONAL-FSLN 5. ENTREVISTAS

I. Título

Memorias de la lucha sandinista / Mónica Baltodano


Tomo 3: El camino a la unidad y al triunfo: Chinandega, Frente Sur, Masaya y la
toma del Búnker

Primera Edición 2010 – 2do. tiraje 2011 por Fundación Roxa Luxemburgo

ISBN : 978-99964-0-090-2 (t.3)


978-99964-0-087-2 (o.c)

© Mónica Baltodano

Cuidado de edición: Mónica Augusta López Baltodano / Margarita Vannini


Digitalización de fotos: Rossana Baumeister
Diagramación: José L. Hernández M. / Eduardo Herrera
Portada: Eduardo Herrera
Modificación de portada: José L. Hernández
Lectorado: Guillermo Cortés Domínguez / Susana Morales
Fotos cortesía: © Centro de Historia Militar del Ejército de Nicaragua,
Susan Meiselas -Magnum-, Archivo IHNCA-UCA y archivos personales de los
entrevistados y la autora
Producción: Mónica Baltodano

Reservados todos los derechos de propiedad intelectual conforme las Leyes


de la República de Nicaragua. Este libro puede ser reproducido parcial
o totalmente sólo con el consentimiento expreso de la autora.

Memorias de la Lucha Sandinista, obra en cuatro tomos de Mónica Baltodano se distribuye bajo
una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional. Leer
más en http://www.memoriasdelaluchasandinista.org/en/4-presentacion
XVI

La división y la unidad del FSLN


Al final, dejamos las tesis a un lado y nos fuimos a
volar verga
Luis Carrión

Luis Carrión Cruz nace en Managua el 18 de noviembre de 1952. Estudia primaria y


secundaria en el Colegio Pedagógico La Salle. Al bachillerarse en 1969, sale a estudiar a
Estados Unidos, y retorna en 1971 por decisión política, a integrarse a la lucha.
Inicialmente participa en la creación del Movimiento Cristiano Revolucionario (MCR) y
en 1972 se integra al Frente Sandinista de Liberación Nacional. En 1974 pasa a la
clandestinidad. En 1975 se producen contradicciones con la Dirección Nacional del
FSLN y es expulsado junto con otros importantes miembros del Frente.
Sale un año de Nicaragua y participa del proceso de creación de la Tendencia Proletaria,
en la cual queda incorporado como cuadro dirigente. En noviembre de 1976 regresa al
país a continuar con las tareas organizativas de la Tendencia. En 1979 sale brevemente al
proceso de unidad en el que le encargan la organización de la columna Camilo Chamorro,
que inicia en abril de 1979. Con esta columna realiza acciones ofensivas sobre El Rama,
Presillas, Santo Tomas y Juigalpa. Estas últimas ciudades son insurreccionadas por esta
columna.
Después del triunfo revolucionario, forma parte de la Dirección Nacional Conjunta del
FSLN, y es reconocido como Comandante de la Revolución. Su principal responsabilidad
fue asumir como Vice Ministro del Interior y luego Ministro de Economía. Después de
1990 realiza una Maestría en Administración Pública en la Universidad de Harvard, y fue
fundador del Movimiento Renovador Sandinista (MRS) en 1995. A la fecha está dedicado
a su profesión y participa en este Partido.

La fractura del FSLN en tres tendencias es uno de pasajes de la historia del Frente, menos
estudiados en profundidad. La mayor parte de los protagonistas de esta fase están muertos. Las
duras condiciones de la clandestinidad, la escasez de recursos y las formas artesanales de
organización, generaron severas dificultes de comunicación entre los integrantes de la
Dirección Nacional del FSLN.

La misma integración de la Dirección Nacional en sus distintas etapas, es un tema algo confuso.
La definición de los fundadores hasta hoy no ha quedado dilucidada totalmente. Después de la
captura de Carlos Fonseca y Víctor Tirado López, en 1962, ¿quiénes integraron la Dirección
Nacional?

De los que Carlos Fonseca menciona como miembros de la Dirección en el interrogatorio de


1964, quedaron activos y en el país, únicamente Carlos y Silvio Mayorga. Noel Guerrero,
apartado en México; Rodolfo Romero, no aparece; Jorge Navarro, caído; Marvin Guerrero,
asesinado en Chinandega; Manuel de Jesús Andara Úbeda, en tareas de apoyo en México;
Bayardo Altamirano, en tareas de apoyo en México. De los que Carlos menciona como
participantes del Patuca, quedaban activos Germán Pomares, Narciso Zepeda y Francisco
Buitrago.

1
Para el año 1967 en que se organiza la guerrilla de Pancasán, los dirigentes más activos en la
línea de la lucha armada y organización de esa guerrilla son: Carlos Fonseca, Oscar Turcios,
Silvio Mayorga, Julio Buitrago, Humberto Ortega, Tomás Borge, Daniel Ortega, Edmundo
Pérez, Rigoberto Cruz “Pablo Úbeda”, José Benito Escobar, Ricardo Morales Avilés y Doris
Tijerino, quien era suplente de la Dirección Nacional, con el seudónimo de “Conchita Alday”.

Según Humberto Ortega, para el año 1969, en comunicaciones entre Carlos Fonseca y Oscar
Turcios, deciden integrar lo que será la primera Dirección Nacional del FSLN. Ellos son:
Carlos Fonseca, Secretario General; Oscar Turcios, Segundo responsable; Julio Buitrago;
Ricardo Morales Avilés; Efraín Sánchez; Francisco Rosales, en Europa; Humberto Ortega.
Quedan pendientes: Tomás Borge, José Benito Escobar y Daniel Ortega.

Para 1973, Efraín Sánchez y Francisco Rosales ya no forman parte de la Dirección Nacional, y
Julio Buitrago había caído. Carlos Fonseca y Humberto Ortega están fuera del país; José Benito
Escobar y Daniel Ortega están prisioneros, de manera que cuando caen Oscar Turcios y Ricardo
Morales Avilés, asume la coordinación del FSLN en el interior del país, Pedro Aráuz Palacios,
quien había desarrollado estrecha relación con Oscar Turcios.

Para 1974, los principales cuadros en el país son: Pedro Aráuz, quien había ingresado en 1971;
Eduardo Contreras, quien había entrado en septiembre de 1973; Plutarco Elías Hernández,
Regional Chinandega; Bayardo Arce, que había trabajado estrechamente con Turcios en la
organización política; Henry Ruiz, a cargo de la montaña; Carlos Agüero, como responsable
militar en la montaña; Jacinto Hernández y Víctor Tirado, en el campo.

En junio de 1974, ingresa Edgard “La Gata” Munguía con un mensaje grabado de Humberto
Ortega, en el que comunica que Henry Ruiz debe encargarse de la coordinación general del
trabajo y Munguía sustituirá a “Modesto” como coordinador de la montaña. Se realiza una
reunión de los principales cuadros en la Finca Panamá, de Yico Sánchez, donde discuten este
tema.

Sobre el contenido de la decisión de Carlos Fonseca y Humberto Ortega, que se comunica a los
que están en el interior, hay dos versiones. Bayardo Arce asegura que quien viene a hacerse
cargo del país es Edgar “La Gata” Munguía, mientras a Pedro Aráuz lo trasladaban a la
montaña. Así mismo, informa que Jaime Wheelock ha sido incorporado a la Dirección
Nacional. Humberto sostiene que la decisión era nombrar a Ruiz como Coordinador en el
interior.

El conjunto de la decisión es rechazado por los reunidos. Ellos proponen integrar a la Dirección
Nacional a Pedro Aráuz, Eduardo Contreras, Henry Ruiz, Carlos Agüero, Jacinto Hernández,
Víctor Tirado y Plutarco Hernández. Rechazan los cargos que se han asignado a Jaime
Wheelock y reafirman que Pedro Aráuz sigue siendo el coordinador en el interior del país.
Además, deciden plantear a Carlos Fonseca y a Humberto Ortega que se les reconoce como
miembros de la Dirección Nacional, siempre y cuando ingresen al país. Entre los reunidos
están: Pedro Aráuz, Plutarco Hernández, Víctor Tirado López, Bayardo Arce, Tomás Borge,
Eduardo Contreras y Germán Pomares.

2
Humberto afirma que estaban además Henry Ruiz y Carlos Agüero. Bayardo asegura que
estaba Henry Ruiz. Pero éste afirma que nunca participó en una reunión donde se discutiera
este tema, aunque sí recuerda una reunión posterior en Las Jagüitas, cuya esencia fue la
finalización del período de acumulación de fuerzas en silencio, y la realización de una acción
para liberar a los presos, que luego se llamó Operación Diciembre Victorioso.

A los objetivos públicamente conocidos de esta acción, se agrega el interés de que Eduardo
Contreras lleve a Carlos Fonseca y a Humberto Ortega un mensaje sobre la situación del país,
una posición sobre los conflictos en la Dirección Nacional, y la demanda para que ingresen al
territorio nacional.

Mientras en Nicaragua se realiza la reunión de Las Jagüitas, en agosto de 1974, en La Habana


hay una reunión de Carlos Fonseca, Humberto Ortega, Jaime Wheelock y Roberto Huembes.
Este último regresa a Nicaragua portando los criterios de “los de La Habana sobre diversos
temas”. (Ortega, Humberto: pp. 263).

Como se ve, hay un panorama conflictivo, de falta de entendimiento entre los que están fuera y
los que están dentro, que urgía un proceso de conversación que no se dio nunca, y que está en la
base del proceso de fraccionamiento que se expresa en términos visibles, en primer lugar, con
Jaime Wheelock, Luis Carrión y Roberto Huembes.

Hablamos con Luis Carrión por el interés de conocer La Ruta del Comandante Pancho, tal
como tituló su padre, don Luis Carrión, un libro que resume las principales acciones del Frente
Oriental Carlos Roberto Huembes, que organizó y dirigió Luis, entre abril y julio de 1979. De
nuestra conversación también conseguimos información y datos importantes para entender el
proceso de fractura del año 1976, que marcó significativamente la vida del FSLN como
organización revolucionaria.

Mónica: ¿Cómo es que siendo de una familia burguesa te integraste a la lucha? ¿Cómo fue tu
proceso?

Luis: En mi adolescencia fue muy importante mi asociación con los grupos cristianos que, en
aquella época, estaban inspirados en su mayoría por la Teología de la Liberación. Yo empecé,
no con la Teología de la Liberación, sino en tareas sociales, con algunos amigos, apadrinados
por un cura del Colegio Centroamérica, el padre Moraza.

Íbamos a Acahualinca a ayudar a la gente a mejorar sus viviendas, para lo cual conseguíamos
materiales de construcción. Esa vena de solidaridad con los pobres nos llevó a ponernos en
contacto con la realidad más dramática de la ciudad, y comenzó a generar un sentido de
urgencia de que las cosas no podían seguir igual.

Cuando me bachilleré, mis padres me enviaron a estudiar a los Estados Unidos. Era un período
crucial, entre el año 1969 y 1971. En 1969 se da la huelga de los maestros, y también una
ruptura dentro el somocismo: se funda el Movimiento Liberal Constitucionalista (MLC), y
surge a la luz pública la disensión de Ramiro Sacasa y de un grupo de liberales 1.

3
Comienza así una crisis política que toca a la dictadura, y en 1970 se da la toma masiva de
iglesias y colegios, por la libertad de los reos políticos, además que continuó la lucha de los
maestros. Hay una gran efervescencia política social en el país, y mis primeros contactos me
habían dejado con la sensación de que era necesario comprometerse, que yo no podía estar al
margen de eso y todo esto me hizo sentir que yo estaba fuera de la jugada.

Cuando regresé de vacaciones, entre 1970 y 1971, me volví a ligar a los grupos cristianos,
participé en actividades de formación social, y ya estaba con estos movimientos Fernando
Cardenal. Por todo esto, decido regresarme a Nicaragua. Sentía que estaban ocurriendo
acontecimientos históricos y yo no era parte de ellos.

Cuando regresé en 1971, me metí a la UNAN-Managua, a estudiar Economía, y rápidamente


me conecto con Octavio Rivas, que era el Presidente del Centro Universitario de la Universidad
Nacional (CUUN). Rivas venía de los grupos cristianos y fue a la primera persona que le oí
hablar directamente de la necesidad de la lucha armada.

Al principio participé en forma inorgánica en el movimiento estudiantil cercano al Frente


Estudiantil Revolucionario; pero nunca como miembro del FER, no me gustaba su estilo,
aunque llegué a ser como de confianza de ellos; participaba en las reuniones y dentro de los
planes, pero nunca me integré.

A principios de 1972, algunos amigos nos percatamos de que había todo un grupo de gente que
provenía de los movimientos cristianos con una sensibilidad social y política, pero que no
estaban articulados; y organizamos lo que se llamó Movimiento Cristiano, pero se orientó a
trabajar en los barrios más que en la universidad.

El hecho de venir de una familia que tenía los recursos necesarios para mandarme a los Estados
Unidos, no pesó negativamente; o tal vez fue contrapesado por mi vinculación a los grupos
cristianos que tenían este alto grado de compromiso social. Desde ahí me fui adentrando en la
Teología de la Liberación que, de alguna manera, después me acercó al marxismo, porque me
puse a estudiar marxismo con William y Samuel Law, inicialmente.

Mónica: ¿Cómo te reclutaron al Frente?

Luis: A través de mi participación en el movimiento estudiantil, establecí relaciones con


Bayardo Arce, e hicimos una cierta amistad; en octubre de 1972, él me plantea que el Frente
quería tener una reunión conmigo y con Roberto Gutiérrez. Se hizo esa reunión en el Colegio
Calasanz, de Managua, en la oficina de Ángel Barrajón. Roberto Gutiérrez y yo fuimos a la
reunión un poquito empoderados de que éramos líderes de un movimiento y que íbamos a
buscar cómo establecer una alianza con el Frente Sandinista.

En el Movimiento Cristiano ya habíamos arribado a la conclusión que no había salidas


pacíficas a la situación y que el tema de la lucha armada era inevitable. A esa reunión llegaron
Ricardo Morales y Bayardo Arce. Rápidamente nos pusimos de acuerdo. Nos plantearon que
hiciéramos algo por los reos políticos. Fue cuando se planeó el ayuno y la toma de Catedral el
22 de diciembre de 1972.

4
Ahí nosotros quedamos conectados. Nos dábamos un poco de autonomía. Pero, ya después del
terremoto, se reforzó el carácter individual de la participación y la militancia. El Movimiento
Cristiano seguía, y teníamos nuestras actividades; pero la relación con el Frente era más de
militancia personal. En la práctica, el Movimiento comenzó a actuar en congruencia, en
armonía con las necesidades políticas; al final casi todo el mundo terminó metido en el Frente.

Mónica: ¿Tuviste unas escuelas militares antes de irte a la clandestinidad?

Luis: Sí, la primera escuela, siendo todavía legal, fue en junio de 1973. La realizamos en la
Península de Chiltepe, en una finca de mi abuelo. Los instructores eran Oscar Turcios, Ricardo
Morales, Bayardo daba lo de las organizaciones intermedias, y era a la vez alumno; y estaban
Joaquín Cuadra, Roberto Gutiérrez, Álvaro Baltodano y yo. Ahí casi se muere Bayardo.
Cuando íbamos a salir de regreso, cayó un aguacero tremendo, llovía sin parar. El mandador de
la finca nos dice: –No se vayan, es peligroso; pero, bueno, nosotros chavalos, recién entrenados
militarmente, nos creíamos la mamá de Tarzán y entonces nos vamos.

El camino era cruzado por un cauce, nosotros no nos percatamos; nos metimos y el jeep ya no
pudo seguir, nos quedamos entrampados allí: el agua comenzó a subir. Al final, estábamos
todos encima del techo, asustados, porque además era de noche; sólo cuando caía un rayo
podíamos ver un poco y todo estaba rodeado de agua, no sabíamos ni para dónde nos íbamos a
salir. Me acuerdo que Ricardo Morales comenzó a cantar y le seguimos todos nosotros con las
voces temblorosas, cantando.

Mónica: ¿Y qué cantaba?

Luis: Creo que Abelachao, uno de esos cantos. Y llegó un momento que la corriente remueve
el vehículo y todos caímos al agua, menos Bayardo y Ricardo Morales. Como Bayardo no sabía
nadar, Ricardo Morales se dio a la tarea de tratar de protegerlo de alguna manera; entonces le
decía: –Agárrese, no se suelte, y confiando en que el jeep no se diera vuelta, y afortunadamente
así ocurrió.

Todos logramos salir. Después llegó un tipo, nos prestó una soga, se la tiramos a Bayardo y los
halamos a tierra firme a él y a Ricardo. Allí se perdió un fusil, un AR-15. Pero lo recuperamos
de una manera increíble. Lo fuimos a buscar al día siguiente, no lo encontramos.

Pero unos días después, en la misma finca donde habíamos estado, se celebró el cumpleaños de
mi abuelo; entonces llegó una gente de los alrededores, entre ellos un hermano jesuita. Ocurre
que el percance fue enfrente de El Charco, que es la finca de los jesuitas; entonces yo estaba
comentando que habíamos ido a cazar, porque se supo rápido que había pasado algo allí. Y
entonces me dice el hermano éste: –Sí, yo encontré un fusil, pero no es de cacería. Como no, es
que esos son unos fusiles especiales. Todos metiéndole cuentos al hombre, y nos lo dio. Así que
recuperamos prácticamente todo y lo único que no se pudo recuperar fue el jeep, que quedó
totalmente destruido.

5
Mónica: En 1973, estamos en un período en que se evidencian todas las contradicciones del
somocismo con lo que pasó después del terremoto. ¿Cuáles eran tus actividades, a grandes
rasgos, en ese año que fue un año previo a que te fueras a la clandestinidad?

Luis: Comenzamos a hacer algún trabajo de reclutamiento. Al poco tiempo después de eso, ya
estaban Álvaro Baltodano, Roberto Gutiérrez, Joaquín Cuadra, prácticamente todos entramos
en ese momento; pero a cada quien le dieron tareas diferentes.

Mi responsabilidad principal estaba siempre con la movilización política de los grupos


cristianos en la universidad; me encargaron atender al grupo de León. Si te acordás, yo llegaba
los sábados a León, se nos orientaba hacer trabajos en algunos lugares, el Frente quería abrir
espacios en unas comarcas cercanas a León. Creo que vos trabajabas cerca de allí, en Los
Arcos, donde se hizo un trabajo.

Mónica: En lugares donde había conflictos de propiedad y tomas de tierra y cosas así;
anduvimos por allí poniéndole ácido a los alambres de púas e impulsando las tomas de tierra en
Los Arcos y en otros lugares.

Luis: Sí, cierto que el Frente tenía interés, y yo creo que después se hicieron bases
importantes. Y aquí en Managua, básicamente trabajamos en los barrios orientales: 14 de
Septiembre, La Nicarao, Santa Julia, San José Oriental, El Riguero; y en la parte de abajo, en
San Judas. Era trabajo de concientización social, de movilización política y organizativa, pero
también de empezar a reclutar para la construcción de redes de apoyo clandestinas para la
actividad del Frente.

Luego tuve un segundo entrenamiento en 1974; eran unos entrenamientos bastante modestos,
en condiciones de clandestinidad, fue en Jinotepe en la Finca Panamá, de Yico Sánchez. Allí
estuvieron René Núñez, Roberto Huembes, el hijo de Yico, Orlando Castellón, que murió
después en la montaña, y los entrenadores eran Mauricio Duarte y Eduardo Contreras.

Mónica: ¿Quién era tu responsable?

Luis: Bayardo era el contacto con nosotros, básicamente. El que tenía contacto directo con
Ricardo, era Joaquín Cuadra; a él lo agarraron para equipo de apoyo, los movilizaba, entonces
él se veía directamente con Ricardo y con Oscar Turcios.

Mónica: ¿Vos estuviste al tanto de los conflictos que se generaron con la muerte de ellos, por
la decisión de quién iba a quedar al frente?

Luis: Pues mirá, muy tangencialmente; no tuve un conocimiento directo. Supe algún tiempo
después de unas reuniones que se iban a hacer y después no se hicieron, que iba a venir la gente
de la montaña; pero para mí, la continuidad de Pedro Aráuz al frente del trabajo, en este caso,
era natural. De la montaña yo no sabía casi nada.

6
A Pedro lo conozco después de la muerte de Ricardo, cuando los llevé a él y a Eduardo
Contreras a la casa de Jorge Jenkins y Nora Astorga, y otra vez que estuvo en la casa de mi
papá y yo no me enteré. Yo no fui parte ni viví ninguna situación conflictiva en ese momento.

Mónica: Te vas a la clandestinidad en el año 1974. ¿Qué factores jugaron en tu traslado a la


clandestinidad?

Luis: Fue el resultado de una decisión política, no fue una situación especial, particular mía.
Se tomó el acuerdo de romper lo que se llamaba la “acumulación de fuerzas en silencio” y
prepararse para reiniciar la actividad militar. Entonces, en 1974, pasó un grupo grande de gente
a la clandestinidad, fuimos varios, yo sé que de León salieron varios. Me acuerdo que del
movimiento estudiantil se fue “La Gata” Munguía, Omar Cabezas, Roberto Huembes. Del
Movimiento Cristiano, Joaquín Cuadra y yo. Creo que era parte de la preparación, y que, de
alguna manera, también había una intención de ver la decisión; porque vos sabés que ésa era la
prueba de fuego de quiénes daban el paso y quiénes no lo daban. Así que fue más producto de
una decisión orgánica que de una situación particular; no fue que ya estuviera muy quemado,
no. Fue en agosto de 1974.

Mónica: ¿Cuáles son tus principales tareas entonces?

Luis: Me quedo en Managua junto a Roberto Huembes, éramos responsables de Managua. Por
cierto, Roberto había sido compañero mío en el Colegio. Managua en aquel momento no era
una gran cosa, estaba la parte del Movimiento Cristiano, estaba el FER, el movimiento
estudiantil, y había algunas células en varios barrios. El trabajo de nosotros era hacer crecer las
redes de apoyo, ampliar las organizaciones intermedias.

Para esos años, en la UNAN, el trabajo del FSLN ya estaba establecido; pero a nivel de barrios
de Managua, había muy poca organización. Los contactos eran dispersos, por lo que tuvimos
que usar todos los vínculos con las organizaciones de base cristianas y las comunidades
eclesiales de base. Estaba muy fuerte la Teología de la Liberación y era fuerte la politización de
la gente organizada en estas comunidades, por lo que resultaba bien fácil, realmente era natural.

Además, la mística de sacrificio del Frente Sandinista era muy afín a la mística del sacrificio
cristiano, y claro está, por debajo estaban operando fuerzas que favorecían esta concientización:
el desgaste de tantos años de la dictadura y la crisis que se produce después del terremoto.
Hubo grandes luchas sociales después del terremoto, por ejemplo, la huelga contra las sesenta
horas en la construcción, y el SCAAS se convirtió en un símbolo de resistencia. Fortaleció
mucho al sindicalismo.

Mónica: ¿Supiste de las contradicciones que tuvo Bayardo en relación con la conclusión del
período de acumulación de fuerzas en silencio?

Luis: En la Finca Panamá, donde tuve ese entrenamiento, se habla de que se va a romper la
etapa de acumulación de fuerzas en silencio, y que se va a pasar a la ofensiva. En esa reunión,
que creo que él estaba, no estuve en ninguna reunión donde él planteara algo, lo que supe es lo
que me dijo Eduardo Contreras, que “Clemente” no quiere pasar a la clandestinidad, que se

7
niega, y que esa situación no puede prolongarse. Después, ya no sé qué. Y él dijo cosas que a
mí me sonaron como amenazantes; entonces fui a hablar con Bayardo. Creo que ése era el
propósito de Contreras.

Fui a hablar con Bayardo, y él me habló de unas diferencias que había con los de La Habana, de
un viaje que había hecho a ese país Roberto Huembes, que yo ni sabía; y creo que sí me habló
algo de él, de que no estaba de acuerdo. Pero al final, me dice que sí, que va a pasar a la
clandestinidad. Y él pasa medio sancionado.

Mónica: Entonces, ¿cómo comienzan a darse las contradicciones? ¿Qué tipo de


contradicciones dieron lugar a una situación tan dramática como la que se presenta, creo que,
en octubre de 1975, en que a ustedes los expulsan?

Luis: Primero hay que reconocer que la contradicción principal no era con nosotros, sino entre
el grupo de aquí, por lo menos Pedro Aráuz, Tomás y supuestamente la gente que estaba en la
montaña; y la Dirección que estaba en La Habana, que básicamente eran dos personas, Carlos
Fonseca y Humberto Ortega, a la cual ellos habían incorporado a Jaime Wheelock. Eso había
provocado un rechazo aquí. De tal manera que el comando que asalta la casa de Chema
Castillo, y Eduardo Contreras en particular, lleva la misión de resolver ese asunto.

Y esas contradicciones eran principalmente de hegemonía, a mi modo de ver, de quién iba a


controlar. A mí me dijo en alguna ocasión Pedro Aráuz: –Si aquí viene Carlos Fonseca, tiene
que comenzar como militante de base, nada más. Tiene no sé cuántos años de estar fuera, no
sabe nada.

Pero esa contradicción hegemónica tenía una vestimenta, digamos, de tipo político estratégico,
y es que aquí comenzó a surgir la tesis que después fue la Guerra Popular Prolongada. En Cuba
habían hecho unos trabajos y unos escritos donde se planteaba el tema de una insurrección,
como algo distinto a lo de la GPP, y un enfoque más amplio, más abierto, político, de las
alianzas más amplias y todo eso.

¿Qué ocurrió? Que antes del asalto a la casa de Chema Castillo, de Cuba comisionan a Jaime
Wheelock, y lo mandan a Nicaragua supuestamente para que organizara una reunión en la
frontera entre Costa Rica y Nicaragua, para que vinieran Carlos y Humberto, y que la gente de
Nicaragua saliera, pudiéramos reestructurar la Dirección Nacional, y se recompusiera la
situación interna. Pero en lo que Jaime viene viajando, la gente del Comando llega a La
Habana, y lo primero que exige es que se cancele la misión de Jaime Wheelock, y que además,
éste no es miembro de la Dirección Nacional, porque eso había sido una decisión unilateral de
Carlos, decían.

Mónica: ¿Es Eduardo quién lleva ese mensaje?

Luis: Sí, es Eduardo Contreras. Y así ocurrió, se canceló la misión de Jaime. ¿Qué es lo que
ocurre? Y esto es mi interpretación, ocurre que, desde el punto de vista político, Contreras, que
viene con todas las fuerzas del comando y el apoyo de los que estaban en la cárcel, de José
Benito Escobar y de Daniel Ortega, principalmente, se impone políticamente; pero desde el

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punto de vista de las tesis, Eduardo Contreras es ganado para la tesis insurreccional.

Por eso es que los resultados políticos inmediatos de ese encuentro en Cuba son ambiguos,
porque Eduardo Contreras fuerza a que se publique un texto, que lo firmó Humberto Ortega,
que era sobre la insurrección, pero poniéndole una introducción donde en última instancia decía
que la insurrección era una parte de la guerra popular prolongada. Es decir, obviamente, todavía
se estaban haciendo equilibrios políticos que se expresaban en que era una total incongruencia
lo que estaba planeado.

Pero esto está ocurriendo allá; y las noticias que empiezan a venir aquí, creo que a Pedro Aráuz
lo pusieron nervioso, porque ya el discurso cambia, como que el mensajero se estaba volteando.
Por su parte, Jaime Wheelock, a quien dejan sin misión en México, decide venirse y entra.
Viene, digamos, un poco resentido con Carlos y Humberto, porque lo dejaron colgado de la
brocha a medio camino, ¿verdad? Entonces él viene y se reúne con Pedro Aráuz, y se incorpora
al trabajo.

A todo esto, después del asalto a la casa de Chema Castillo, empezamos a conversar y a
compartir, fundamentalmente con Roberto Huembes, con quien yo me comunicaba más, pero
también, un poco con Jaime Wheelock; que las tesis políticas eran muy conservadoras, muy
cerradas, que no permitían aprovechar el espacio del anti-somocismo, que era muy grande en
Nicaragua.

Empezamos a demandar un debate sobre algunos aspectos de la estrategia: que era necesario
hacer alianzas amplias, que la dictadura era un eslabón débil en las estructuras de dominación
del imperialismo norteamericano. Básicamente, por allí iba la línea. Cuando el asalto a la casa
de Chema Castillo, no sé si vos recordás que cuando iba el bus con el Comando para el
aeropuerto, salieron centenares, miles de personas a expresar su contento. Estamos hablando
del año 1974; o sea, aquí hay un potencial mucho más grande que el que nosotros nos
imaginábamos y que hemos tocado, eso decíamos.

En aquel momento todo el énfasis estaba puesto en la montaña desde el punto de vista militar;
desde este enfoque, no hablábamos de insurrección. Nosotros no teníamos una idea clara en ese
momento, pero sí de que no podíamos hacer una lucha meramente rural, en la zona rural.

Pero, ¿qué pasa? De alguna manera, Jaime Wheelock, que está conectado a esas discusiones,
nos cuenta a Roberto Huembes y a mí, muchas de las cosas que él conoció cuando estuvo allá
en La Habana, de las cuales no teníamos mayor conocimiento. Me parece que cuando
comenzamos estas discusiones y estos debates, Pedro Aráuz, Carlos Agüero, quien estaba en la
ciudad y se movía entre Managua y León, ellos dos piensan que Jaime Wheelock, de alguna
manera, es el representante de aquéllos que están allá en La Habana, y que está metiendo ruido.

Mónica: ¿Ellos le habían dado tareas a Jaime?

Luis: Sí, era responsable del departamento de Granada; y además, le habían encargado abrir
una ruta clandestina para Costa Rica, que allí es donde entran los Coronel. Él se conecta con los
Coronel, con Richard Lugo y esa gente. Estos mismos meten a Humberto, a Daniel, a Eduardo

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Contreras, a todos ellos.

Aquí estoy haciendo una interpretación, porque estas cosas no se hablaban de manera abierta.
Pero yo pienso que ellos ven a Jaime como una influencia nociva que hay que neutralizarla, y le
dicen que se tiene que ir para la montaña; pero le dan una argumentación bastante extraña, pues
que era importante ir a documentar la lucha de los campesinos y como él tenía vocación de
historiador... Entonces, aquello sonó falso, ¿no?

Nosotros nos ponemos bastante chiva, porque el debate que estábamos impulsando parecía que
estaba provocando situaciones fregadas. Jaime entra exactamente a principios de febrero del
año 1975, y todo esto ocurrió muy rápido, realmente. Habíamos hecho el documento que
presentamos a la Dirección Nacional de aquel entonces, sobre este tema de la dictadura.

Mónica: ¿Quiénes eran la Dirección entonces?

Luis: Eran Pedro, Plutarco Hernández, que ejercía como tal; Carlos Agüero, que había bajado
de la montaña; Tirado y Henry estaban en la montaña, y Tomás. Tomás vivía sancionado.
Incluso yo fui responsable de Tomás Borge. Me sentía mal, porque yo era recién integrado, y
Tomás Borge tenía mil años; y yo era el responsable de él. Me decían: –No te confiés, no le
creás, tené cuidado; me vivían alertando sobre él. Pero, en estas circunstancias de conflictos,
Tomás había venido asumiendo un rol, porque se volvió un apoyo indispensable para Pedro
Aráuz en esa situación compleja.

Eduardo Contreras no estaba en ese momento, porque él estaba en la transición de Cuba para
acá todavía. No sé si Plutarco estaba en esta decisión, porque en un momento se va para Costa
Rica.

Nosotros teníamos diferentes niveles de percepción de la problemática. Roberto Huembes era


alguien muy apreciado por Oscar Turcios, quien había vivido en su casa, desde que él era un
chavalo; o sea que él tenía un vínculo más viejo y efectivamente más fuerte.

Cuando notifican a Jaime Wheelock que tiene que viajar a la montaña, Roberto Huembes, quien
parece que había tenido sus pláticas con la Dirección, pide una reunión en donde estoy yo, y les
dice que lo que está pasando no es lo que habían hablado. Parece que él había dicho que no, que
se agotara la discusión política, y que no se tomaran decisiones de este tipo.

A raíz de eso hay una especie de negociación. Entonces, a Jaime Wheelock le plantean que
salga del país, que se vaya a Costa Rica de responsable de no sé qué cosa; que mientras tanto, la
Dirección se compromete a agotar la discusión con Roberto Huembes y conmigo. Jaime acepta
y nosotros, también.

Pero los acontecimientos se desencadenan bien rápido. Tenemos una o dos reuniones con
Carlos Agüero, y rápidamente vemos, después de la segunda creo, que nos dice: –Es que aquí
no hay que discutir más, esto ya se agotó, se acaban las discusiones. Y le dicen a Roberto
Huembes que él se tiene que entregar, que se tiene que ir a la montaña.

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Entonces Roberto, primero se ahueva un poco, y dice: –Bueno, pues está bien, me voy a ir, esto
ya no tiene arreglo. Pero hablando, decidimos escribir una carta dando nuestras razones
políticas, porque realmente la situación es tensa. Nosotros estábamos metidos en una casita que
alquilaba Lumberto Campbell, aquí por Las Mercedes, donde no había nadie, era muy evidente.

Lumberto la había alquilado, pero no vivía allí, no vivía nadie. Sólo estábamos clandestinos una
compañera campesina que era la que salía, compraba algo de comer porque nosotros estábamos
encerrados; entonces nos sentíamos bastante inseguros, no había las condiciones mínimas;
nosotros no conocíamos la zona, nos habían llevado allí, nos habían pedido que entregáramos
todas las estructuras.

Mónica: Y a vos, ¿adónde te iban a mandar?

Luis: A mí me iban a mandar creo que a Granada; Tomás iba a quedar de responsable de
Managua y Roberto iba para la montaña, creo que así era. Pero a estas alturas; ya nosotros
estamos bien inciertos y comenzamos a hablar con la gente, con las relaciones nuestras,
nuestros contactos, y les contamos como están las cosas. Vos sabés que la relación personal
pesaba muchísimo, y entre la relación clandestina con una gente que ni saben quién es y otra
gente con la que tienen ya confianza, ellos se ponen también alertas porque nosotros los
alertamos.

Y decidimos hacer esa carta en la que prácticamente lo que decíamos era que nosotros nos
retirábamos, que no se podía continuar, y que nosotros íbamos a seguir la lucha por los medios
que pudiéramos. No habíamos terminado la carta, y llegan Carlos Agüero, Tomás Borge,
William Ramírez y Jorge Sinforoso Bravo a la casa. Y nos dicen: –Bueno, ¿qué pasó? –Es que
estamos escribiendo una carta. –Bueno, pero pásenla. –Es que no la hemos terminado. –
Pásennos lo que llevan. Y nosotros ingenuamente la entregamos.

Era una carta larguísima, porque era todo un pliego de exposiciones políticas, de ética y tantas
cosas más, y seguimos escribiendo. Hasta el momento que nos golpean la puerta y dicen: –Ya
leímos suficiente, no tenemos que leer más. ¿Qué piensan hacer? –Nos vamos a ir del país.
– ¿Y cómo? –Ese es problema nuestro. –No, porque si algo les pasa, ya este problema se sabe,
y van a decir que nosotros los matamos. –No, nosotros tenemos medios seguros, etcétera. Y nos
dicen: –Se tienen que asilar; la única manera en que se pueden ir, es metiéndose a una
embajada. Entonces, francamente, yo no la veía tan mala la salida, pero Roberto Huembes
decía: –No, no. Hasta que hubo un momento en que él dice: –La única manera es si me meten a
la fuerza, encañonado. Entonces Tomás se saca la pistola de la cintura, no le quita la funda, se
la saca con la funda puesta, y entonces dice: –Si eso querés, vamos. Entréguenme sus armas.
Entregamos las armas, las agarra Jorge Sinforoso Bravo, las mete en una bolsa plástica, y nos
montamos en el carro de William Ramírez. Vamos William, Tomás, Jorge Sinforoso, Roberto
Huembes y yo, y nos llevan a la Embajada de Venezuela.

Mónica: ¿Jaime ya no estaba?

Luis: Jaime estaba todavía con su plan de que se va para Costa Rica, él no sabe nada de la
última evolución; además, nos dicen que parte de la discusión es que no van a acusarnos de

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traidores ni de nada, pues. Entonces, van a dejarnos a la Embajada de Venezuela. Jorge
Sinforoso entra con nosotros, y le dice a la secretaria: –Ellos vienen a asilarse. Ella abre los
ojos como platos y se va. Nosotros nos quedamos un rato ahí, vimos el carro dar un par de
vueltas, y después se fueron. Eso fue al medio día, como a la una de la tarde. Cuando ellos se
van, nosotros salimos; nos vamos a la casa de Javier Pichardo, y le pedimos que nos lleve a
Granada, donde fuimos a buscar a Jaime.

Mónica: ¿Ustedes trabajaban con Pichardo, ya lo conocían?

Luis: Sí. Roberto lo conocía; yo, hasta en ese momento. Y él nos llevó a Granada. ¿Qué pasa
ese día? Sacaron un comunicado del Frente diciendo que nos habíamos asilado, que nos
expulsaban, ya no me acuerdo qué decía; pero no incluyen a Jaime Wheelock porque ellos no
saben qué ha pasado con él, porque todo este último conflicto es sólo con Roberto y conmigo,
de tal manera que a Jaime no lo expulsan.

Creo que la reacción drástica es, en buena medida, motivada por las contradicciones que
existían antes que nosotros comenzáramos siquiera a hablar de esto, y la sensación de que ya no
sabían bien dónde estaba Eduardo Contreras, si se había pasado para allá o si seguía aquí con
ellos.

Mónica: ¿Toman una decisión motivada por el miedo de pérdida de control?

Luis: Claro, yo creo que sí, entonces estaban muy nerviosos. Pensaban, por aquí esto se nos va
a descomponer, hay que cortar por lo sano, originalmente. Pero luego, esto se desarrolla
agarrando otra forma, o sea, fue más que eso, porque en el fondo había enfoques políticos
distintos. La gente que después va a formar la Tendencia Insurreccional, los Terceristas,
realmente tienen un enfoque político muy distinto al de la GPP, y ya no fue posible un debate
libre. ¿Y por qué?, porque ya había también, de por medio, la lucha por mantener posiciones de
poder.

Creo que eso no lo podemos obviar, porque incluso se estuvo planeando una famosa reunión en
la que iba a estar todo el mundo. Esa reunión se podía hacer en cualquiera de los países vecinos
fácilmente. ¡Ah, no!, pero se tenía que hacer en la montaña. Nunca se hizo.

Mónica: Se da toda esa situación en octubre, y ahí nomasito entra Carlos. ¿Creés que si
hubiese estado Carlos, se habrían hecho de otra forma las cosas?

Luis: Él no forma parte de la decisión, pero Carlos viene también un poco chimado, con
Contreras creo yo; pero esto ya no me consta, son mis análisis. ¿Qué pasa cuando él viene aquí?
Ya a estas alturas, nosotros, Huembes, Wheelock y yo, no somos el problema principal.

El problema principal de Carlos Fonseca es Contreras, realmente. Cuando Carlos Fonseca está
en Honduras, en ese momento que él decide entrar, él es acuerpado por Pedro, Tomás y Carlos
Agüero, que estaba en la ciudad todavía. Incluso Carlos Fonseca se reunió con un montón de
gente, lo llevaron a reunirse con un montón de gente. Él toma la decisión de entrar, porque yo
creo que él se sintió débil en el contexto exterior; aquí consigue ese respaldo, y aquí es

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nuevamente, pues, la figura mítica.

Se identifica con la GPP porque era lo más cercano a sus ideas tradicionales, a sus ideas que
traía y que históricamente había tenido él sobre los campesinos, el foco guerrillero. En esos
trabajos que se hicieron en La Habana, yo sé por Humberto y por Jaime Wheelock, que él no
tuvo una participación muy activa; él no se ennotó con eso, en los trabajos de la insurrección. Y
esos que se hicieron en La Habana.

Mónica: Víctor Tirado dice otra cosa, dice que él es el padre de toda la tesis insurreccional; y
si uno lee a Carlos en el año 1960 y 1964, y aun en sus escritos de finales de 1970, uno ve que
él no pensaba que la montaña iba a ser algo inmóvil, que de allá iban a bajar las columnas
guerrilleras. Él plantea en sus escritos que todo era para ir acumulando una fuerza que tenía
resolverse en una insurrección.

Yo he llegado a la conclusión, hablando con todos los que he podido, que había muy poquito
espacio para leerse entre ustedes mismos; o sea, se escribían y no se oía al otro, porque había
cosas tan razonables de lo que planteaba uno, de lo que planteaba el otro, que al final de
cuentas, si te fijás, fue la resultante de todos esos factores, lo que pudo hacer que se llegara a la
victoria. Porque la tesis insurreccional no puede surgir sin el desarrollo de todo un proceso,
todo ese trabajo que se hizo incluyendo el de la montaña, que constituyó una especie de motivo,
de mecanismo de acumulación. Porque mientras no se daban las condiciones insurreccionales,
que no se podían crear arbitrariamente, debía transcurrir todo un proceso de desgaste de la
dictadura; pero sin lucha no hay desgaste; sin lucha y sin desgaste, no hay condiciones
insurreccionales. La insurrección no es más que una fase…

Luis: Es el momento final.

Mónica: ¡Es la culminación! Es más, ya puedo afirmar que no se dieron insurrecciones


espontáneas en términos absolutos. Se dieron insurrecciones que tal vez no decidió
orgánicamente una estructura del FSLN para un momento determinado, como la de Monimbó;
un poco menos la de agosto de 1978 en Matagalpa, porque al final la dirigieron los cuadritos
del FSLN ahí. La de abril de 1979 en Estelí no fue realmente espontánea, pues estuvieron
involucradas las columnas de Francisco Rivera. Pero en general, todas las insurrecciones fueron
resultado de la acción organizada, de la acumulación del trabajo político del Frente. Eso sí,
hubo una cantidad inmensa de acciones por todos lados, desarrolladas con autonomía por las
estructuras de base, y nunca vamos a poder registrarlas todas. Eso era acción de masas, pero
con actividad organizativa de la vanguardia. Obviamente que ese palpitar del trabajo de base
era muy difícil medirlo a control remoto; por eso algunos, desde afuera, no valoran ese trabajo
de hormiga, y creen que la insurrección fue resultado de sus mentes brillantes.

Luis: Claro, primero hay una gran crisis, hay una inmensa cantidad de luchas pequeñas,
medianas, etcétera, que se acumularon; porque prácticamente desde principios de 1978, la
revolución pasa a la ofensiva y no la pierde. Hay un receso entre septiembre y diciembre de
1978, tal vez después de la insurrección, donde hay un natural repliegue después de haber
desplegado todas las fuerzas. Pero desde enero de 1979 se toma la iniciativa, ya sin ninguna
capacidad de la dictadura para impedirlo, pues había acciones de todo tipo por todas partes.

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Hubo un estado insurreccional durante año y medio, por lo menos, ¿y qué pasa?

La insurrección de Masaya, la primera en febrero del 1978. Allí no había estructuras


organizadas al frente. El alzamiento se produce espontáneo. Pero el resultado de ese alzamiento
es que como allí había algunas gentes que podían hablar en nombre del Frente Sandinista. Eso
se articuló, y esa sublevación de Masaya, por esa razón no fue un hecho sin consecuencias, sino
que dejó una enorme organización, y una voluntad política de la gente, de lucha; esa voluntad,
sin la organización, se disipa. Hubieran habido acciones, pero probablemente sin rumbo, sin
norte claro, y se hubieran disipado, pienso yo.

Mónica: En Masaya, para esa insurrección había gente organizada en el Frente, de los mismos
dirigentes. La acción no fue como un plan, pero había trabajo previo que permitió que la gente
se expresara con un cierto nivel de organización. Pero, bueno, continuemos. ¿Entonces, en
diciembre de 1975, Carlos no pudo hacer nada para impedir que se fracturaran?

Luis: Es que él se vuelve a hacer GPP; en parte, por factores políticos, al sentirse aquí con
respaldo y, por otro lado, amenazado. Porque Eduardo Contreras quería ser el Secretario
General del Frente, él quería desplazar a Carlos; de eso no hay ninguna duda, porque eso fue
hablado. Yo estuve en reuniones donde ese tema se habló, cuando en el año 1976 se discutió
hacer una gran reunión donde estuvieran Henry, Carlos Agüero, Carlos Fonseca, Pedro Aráuz,
Eduardo Contreras, Víctor Tirado, Humberto y Daniel Ortega; creo que hasta Roberto Huembes
iba estar en esa reunión. Y Eduardo Contreras, cuando hablaba en esa reunión, hablaba
abiertamente del objetivo de resultar él como el Secretario General. Esa reunión nunca se
produjo. Y supuestamente, cuando a Carlos Fonseca lo matan, él subía a la montaña a organizar
esa reunión. Yo no sé si a esas alturas pensaba que fuese viable.

Mónica: A mí me quedan dudas de que en realidad él estuviera pensando ya en esa


posibilidad, porque, con la represión que había, no tenía ni pies ni cabeza hacerla en la
montaña. ¿Se habló de hacer una reunión donde estuviera toda esa gente, ahí, en la montaña?

Luis: Sí se habló de hacerla en la montaña; eso lo hablaron Eduardo Contreras y Pedro Aráuz
en México o en Honduras. Pedro hace un viaje a México, creo que ellos se encuentran en
Honduras. Después de ese viaje, en 1976 entra Contreras por primera vez a Nicaragua, después
que se había ido en el Comando. Mi primer encuentro con Contreras, después de eso, es en
enero de 1976 en Costa Rica, y estaban él, Daniel y Humberto. Posiblemente Daniel y
Humberto llegaron a finales de 1975 a Costa Rica, es mi cálculo 2.

Cuando Contreras va a entrar por primera vez a Nicaragua, Pedro le ha ofrecido casas de
seguridad, pero él va desconfiado, y nos pide a nosotros, que estábamos en Costa Rica en ese
momento, que le demos algunas bases de apoyo, y le damos una casa en el Barrio Acahualinca.
Él había sido responsable de Managua y conocía buena parte de nuestra base; entonces él
directamente contactó a varias gentes, entre ellos, al que después lo entrega, “Garlopa”, le
decían, el nombre no me acuerdo ahorita, quien es el que monta la trampa donde lo matan a él.

“Garlopa” es un tipo al que se había contactado antes de la división, creo que fue Gabriel
Cardenal, porque éste llegaba a los planteles de la construcción a hacer trabajos. Entonces él lo

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contactó y le planteó toda una historia de que él había trabajado con fulano, con zutano y con
perencejo, pero toda su lista de referencias eran muertos. Nosotros lo vimos raro; lo vimos raro
porque no había nadie que pudiera dar constancia de lo que estaba diciendo. Lo dejamos
integrado, pero en un rol más o menos marginal.

Claro, cuando se da lo de la división, y viene Contreras, él lo contacta, y este hombre se le


vuelve importante, indispensable. Contreras venía de la casa de este “Garlopa”, en Ciudad
Sandino, cuando le hacen la emboscada: lo estaban esperando.

Comentario de la autora: Según Luis Carrión, la muerte de Roberto Huembes el mismo


día 6 de noviembre de 1976, fue producto de una fatal casualidad. Roberto Huembes hizo un
cambio de vehículo en el Reparto El Dorado, en donde habitaba Silvio Reñazco, quien había
caído asesinado por la mañana, junto a Eduardo Contreras y Rogelio Picado. Por esa razón
había un operativo de la Guardia sobre la casa de Reñazco. La persona que lleva a Roberto a
ese cambio de vehículo es Ana María Morales. Después de dejarlo, Ana María observa que hay
una gran cantidad de guardias y da la vuelta para tratar de recogerlo. Ella mira cómo Roberto
intenta escaparse de la Guardia y sale corriendo, pero le disparan y lo matan. (Carrión
Montoya: pp. 92).

Mónica: ¿Qué pasó con las estructuras, cuando ustedes se van?

Luis: Cuando nosotros nos vamos y la GPP quiso contactar a varias gentes, creo que la gente
se replegó; hubo un vacío pues, aunque los detalles no los sé muy bien. La gente queda
lógicamente confundida, no sabía qué creer ni hacer.

Mónica: Entonces, ¿cuándo es que ustedes se conforman ya como Tendencia y cuáles son los
planteamientos? Según me has dicho, pensaban que la GPP era muy cerrada y conservadora;
pero lo que hemos conocido en términos más sencillos, es que ustedes planteaban que había
que organizar el Partido Marxista Leninista, y después, hasta que ya estuvieran dadas las
condiciones políticas, hacer la lucha armada. De hecho, ustedes le pusieron al FER que
controlaban, FERML (Marxista-Leninista).

Luis: Te voy a decir. Nosotros empezamos con un planteamiento que era más parecido al
Insurreccional, pero después derivamos en un planteamiento un poco más ortodoxo. Mientras
estuvimos en Costa Rica, organizamos sesiones de debate, discusiones, análisis, no sé qué.
Total que nuestra tesis de las alianzas amplias empiezan a verse un poco aplastadas por la idea
de que había que crear la vanguardia, y que la lucha armada era la etapa superior de la lucha
política; que la lucha armada, para tener éxito, tenía que montarse en unas condiciones políticas
determinadas y organizativas.

Este planteamiento, en sí, no está mal; pero creo que nosotros teníamos una interpretación un
poco mecánica de eso, porque es cierto, la lucha armada sólo es posible exitosamente, como
ocurrió aquí por ejemplo, cuando las condiciones políticas están creadas; porque si no, las
masas no se incorporan.

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Pero nosotros teníamos una visión un poco mecánica, y todo eso de las alianzas amplias,
realmente nosotros no lo trabajamos. Nos metimos más bien al trabajo de organizaciones de
base; tratamos de meternos con el movimiento obrero, donde tuvimos un cierto éxito, y con
organizaciones populares de barrios.

Nos sentíamos, te voy a decir francamente, un poco más cerca de los Terceristas que de la GPP.
Aunque, efectivamente, nosotros planteamos una tesis como más ortodoxa del Partido
vanguardia, en realidad no teníamos una elaboración de cómo exactamente iba a desarrollarse
la lucha armada; nos hacía más clic la idea de la insurrección.

Además, y eso siempre juega, había algunos contactos personales, Joaquín Cuadra era mi
amigo, que estaba en los Terces, y no teníamos muchas luchas entre nosotros; los roces fueron
principalmente con la GPP.

Mónica: Ustedes salen todos del país, pero para constituirse como Tendencia tenía que haber
una decisión. ¿Cómo y cuándo fue eso? Porque siempre se había hablado de que primero surge
la Tendencia Proletaria y después la Tendencia Tercerista. Sin embargo, la decisión de
constituirse como Tendencia, los Terceristas la adoptan a mediados de 1976, propiamente en
junio de ese año, en una reunión en la comunidad campesina de El Coyolar, San Caralampio, en
las faldas del Mombacho. (Ortega, Humberto: pp. 292).

Ustedes, ¿cuándo se constituyen efectivamente como Tendencia?

Luis: Mirá, cuando salimos, la primera idea era que comenzáramos a construir las bases de lo
que podría ser una Tendencia. Pero cuando aparecen Daniel, Eduardo Contreras y Humberto en
el escenario, en Costa Rica, y luego se producen las pláticas de Eduardo con Pedro Aráuz,
entonces todo se pone en pausa. ¿Por qué?, porque el esfuerzo que supuestamente se iba a
hacer, era un esfuerzo de reintegrarlo todo.

Mónica: Cuando hablás de esas pláticas de Eduardo con Pedro, ¿a qué te referís?

Luis: Esas pláticas pueden haber sido o febrero o marzo de 1976. Pedro viaja a Honduras, las
fechas exactas se me escapan. No sé si Pedro fue a México, pero a Honduras sí fue, y ahí se
encontró con Eduardo Contreras. Antes de ese viaje, el planteamiento de Contreras era, aunque
no tan formal, pero más o menos, de cómo nos integramos todos nosotros. Pero después de ese
viaje, él viene hablando de la famosa reunión que se iba a hacer en la montaña, porque Pedro le
dijo que eso ya estaba súper desarrollado y que tenían prácticamente zonas controladas y no sé
qué. Obviamente, eso era más importante para ellos que nosotros. Principalmente para él,
porque era el líder clarísimo del grupo.

Mónica: ¿Del Tercerismo?

Luis: Sí, era el Tercerismo desde el punto de vista de tesis, pero no tenía forma orgánica. Ya
era, porque ellos tenían una serie de ideas que eran distintas; no se habían definido como tal
aún, porque estaban con la expectativa que se podía dar la reunión y que podía salir ganando

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Eduardo Contreras, y él quedar como Secretario General del Frente Sandinista. Entonces él
viene una vez, sale y vuelve a entrar en el año 1976. Pero desde la primera vez, viene mucho
más escéptico de la reunión con Pedro Aráuz. Incluso entró Humberto; se volvió a salir porque
no era viable que anduviera aquí.

Mónica: Humberto entró en abril de 1976, y en junio se reunieron y decidieron crear el


Tercerismo. Estuvieron “El Danto”, Daniel, Camilo, Leticia, Eduardo Contreras. Ahí deciden
estructurarse como Tendencia y hacen una división del trabajo. A Allan Bolt lo dejan como
responsable de Masaya y Granada.

Luis: Yo sí sé que después que Eduardo Contreras llega de regreso a Costa Rica, empezamos a
ver que ellos están estructurándose. Incluso, algunos contactos que les habíamos dado, después
ya no querían saber nada con nosotros porque ya los tenía agarrados Contreras. Entonces
nosotros les ponemos a ellos el nombre de Terceristas. Nosotros fuimos, porque lo que les
dijimos fue: Aquí hay un conflicto entre dos partes ¿verdad?, y ustedes vienen y lo que hacen es
crear una tercera; en vez de irse por una de las partes o buscar la unidad, que era lo ideal, crean
una tercera.

Entonces, es posible que de manera formal, ellos hayan tomado su decisión antes que nosotros;
porque nosotros, hasta que vemos eso, es que ya también decidimos constituirnos
orgánicamente como tendencia; antes, realmente, no lo habíamos hecho. Nosotros somos
quienes los calificamos de “Terceristas”.

Es bien difícil ubicar todos los momentos exactos tanto tiempo después; pero cuando nosotros
vimos que ellos ya van constituyendo lo suyo, que no están muy interesados en lo que nosotros
podíamos tener, entonces le damos forma a la Tendencia Proletaria.

Mónica: ¿Y cómo se concreta eso?

Luis: Primero se viene Roberto Huembes, es el primero que viene, a mediados de 1976, a
recontactar a la gente. Nosotros no teníamos comunicación, teníamos uno por aquí, otro por
allá, pero aún no le dábamos una forma organizada. Roberto Huembes debe de haber venido
como en julio o agosto de 1976. Nosotros, Wheelock y yo, entramos en noviembre de 1976,
pero ya no tuvimos chance de hablar extensamente con él, porque vinimos, lo vimos una noche
un ratito en que llegó, casi a saludarnos, y al día siguiente o días después, lo matan; de tal
manera que nosotros ya no tuvimos chance de intercambiar nada con él. Lo mataron
inmediatamente.

Después de eso, ya no volví a salir hasta diciembre de 1978, y regresé para marzo de 1979,
cuando se dio la reunión donde se firma la unidad. Una segunda unidad, porque hubo un primer
intento.

Mónica: Contanos del primer intento.

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Luis: No me acuerdo adónde fue, si en Costa Rica o en Panamá; hubo un primer intento que
hace crisis con el asalto al Palacio, porque en esa reunión se acuerda que va a ser una acción
unitaria. Yo no estuve allí. Creo que por parte de nosotros estaba Jaime Wheelock, pero sí se
firma algo; sé que se firmó y circuló un documento firmado, como en mayo o junio de 1978.

En Managua hicimos reuniones entre Joaquín Cuadra, William Ramírez y yo, donde
supuestamente se iba a coordinar la acción del Palacio; pero los Terceristas pensaban que la
GPP se les iba a ir arriba, se iban a adelantar, y los de la GPP pensaban que los Terceristas se
iban adelantar. Así que los Terceristas se adelantaron.

Entonces lo que hicieron fue pedirnos a última hora la lista de los presos; por eso hubo gente
que se quedó, porque ya no hubo chance de completar listas, ni de revisar con calma, y alguna
gente se quedó.

Luego, en marzo de 1979, cuando se da en firme la unidad, se acuerda crear el Frente Nor-
Oriental que se va a llamar Carlos Roberto Huembes, y que se va a formar de dos Columnas;
una, la Jacinto Hernández, que iba a entrar de Costa Rica3; y la otra, la Camilo Chamorro, que
era mi misión organizarla en ese período.

Obviamente, ese Frente nunca tuvo una coordinación integral, era un concepto. Pero la Jacinto
Hernández entra, y nosotros no teníamos ni contacto ni nada con ellos; ni sabíamos cuándo
entraron, no sabíamos nada realmente. De tal manera que al final, sólo existe la Camilo
Chamorro, pues la Jacinto Hernández, es aniquilada.

Cuando empezamos a ver en los periódicos que están presionando a la columna Jacinto
Hernández, nosotros actuamos sobre El Rama, para quitar presión; y “El Danto” se va a la toma
de Jinotega, para quitarnos presión a nosotros. Porque efectivamente, después de El Rama,
sentimos que se viene una cantidad enorme de guardias, que eran los que estaban en Nueva
Guinea. A los dos días más o menos, o un día, no recuerdo, no fue mucho, se limpia aquello de
guardias, porque los movilizaron para Jinotega. La verdad es que la Guardia no tenía capacidad
de respuesta, pues tenía sólo un grupo que era el que movía para todas partes.

Mónica: Es interesante el inicio de la historia de la columna Camilo Chamorro. En sus


inicios, ustedes topan con una pequeña guerrillita cerca del Río Siquia, por Loma Verde. La
había organizado un obrero sindicalista involucrado desde los primeros años con el Frente. Me
parece increíble que “El Chelito” haya ido a parar allá.

Luis: Sí, ahí estaba Adrián Gutiérrez, originario de Estelí. Era una escuadra de origen
estiliano. Estaba como maestro de primaria en una comarca metida ahí en el infierno de esa
montaña; y también estaba “Chico” Laguna, estiliano, que había salido en abril de 1978,
cuando la toma de Estelí. Él había andado no sé si con Omar Cabezas. Él dice que la explosión
de un mortero lo dejó fregado, y entonces se fue al Rama, y allí se topó con Adrián 4.

Hay una parte que realmente es bien enternecedora, hasta cierto punto. A través de Agustín
Sequeira, que era mi baqueano dentro de esa zona, él me dice: –Ahí hay una gente. – ¿Quiénes
son? –Yo no sé, pero dicen que son del Frente. Organizamos una reunión y me meto al monte

18
donde están ellos; eran nueve o diez, en cuenta los hijos de Adrián, que tenían uno catorce, y el
otro, dieciséis años, eran chavalitos; estaba Laguna, estaba una mujer, los demás eran gente de
la zona. Pero Adrián era responsable Político, Laguna era el responsable Militar, y los demás
eran combatientes. Tenían un rifle 22, dos revólveres 38 y una escopeta. Cuando llego y los
veo, les digo: – ¿Y ustedes qué pensaban? ¿Qué pensaban hacer con esto? Entonces me dice
Adrián: –Nosotros sabíamos, estábamos seguros de que íbamos a hacer contacto con el Frente
Sandinista. Ellos estaban alzados, tenían como dos meses de estar alzados y tenían su
campamento.

Mónica: Eso es impresionante. Adriancito Gutiérrez es una biblia del Frente. Anduvo de
apoyo desde Raití y todas esas guerrillas él se las pasó. Estuvo directamente en Zinica, donde
salió herido. Con una trayectoria que no da lugar a ninguna sombra de duda de su firmeza, su
lealtad y de la calidad de su participación.

Luis: Y Adrián salió en nuestras operaciones también. Cuando yo llegué, ellos no me


conocían, pero inmediatamente se cuadraron. Nosotros escogimos hacer una columna en ese
sector, en parte porque ninguna tendencia estaba ahí, nadie estaba ahí; y hay que decir que ese
Frente fue de los poquísimos lugares donde después, los acuerdos de unidad se llevaron a la
práctica en el terreno, y teníamos algún trabajo incipiente ahí.

La GPP tenía un trabajito en Santo Tomás y en Juigalpa; los Terces tenían más gente en Boaco,
Juigalpa y Santo Tomás. Esa fue la base sobre la que nosotros nos montamos, además del
trabajo de este grupito de estilianos. Por eso logramos organizar rápidamente el grupo.

Mónica: Al final, las columnas que insurreccionan las ciudades hicieron una combinación con
la guerrilla rural. Los intentos exitosos de 1977 y de 1978 hicieron un repliegue a las zonas
rurales. En el año 1978 la mayor parte de ellos se mantuvieron enmontañados, para volver a
entrar en 1979, como pasó en el norte. En Chinandega, en el propio año 1979, después de los
primeros reveses, se concentraron en El Chonco, y de ahí bajaron a poner emboscadas en la
carretera. Incluso en Managua tuvimos una guerrillita rural en El Crucero, que salió y operó
sobre la Carretera Sur. Ustedes tuvieron una entre Masatepe y San Marcos.

Luis: Es correcto. La montaña y las zonas rurales eran como un refugio, aun en las partes más
urbanas. Estaba hablando el otro día con Salvador Mayorga, precisamente de eso. Él estuvo en
la insurrección de Diriamba, y quieren hacer una reconstrucción con los compañeros que
participaron en eso. Nosotros teníamos una guerrilla en los pueblos que andaba ahí, pero nada
más que era de medio tiempo, porque cuando no hacía falta, se iban a la ciudad; después
volvían a incorporarse.

Comentario de la autora: Ya instalado Luis Carrión en Presilla, se incorpora Gerardo


Arce. En abril del 79, en plena Semana Santa, salen Luis Carrión, Ricardo Pereira y Javier
Guerra a cumplir una misión en Santo Tomás, y se produce un evento espectacular. Movido por
una denuncia, el propio Comandante de Santo Tomás, en su carro Fiat 135, acompañado de un
guardia, captura a Javier Guerra “El Chele”, mientras éste intentaba comprar unas medicinas en
una farmacia. Luego, la Guardia se topa con el vehículo donde van Pereira y Luis, una Datsun
Ranchera, y los persiguen mientras van disparando con una 45. Aunque los combatientes andan

19
armados, no pueden disparar al otro carro por temor a matar al “Chele”. Pero como la Guardia
continúa persiguiéndolos, Luis decide enfrentárseles, y rescatar al “Chele” Guerra. Frena
violentamente y el vehículo de la Guardia queda a la par. Desde el carro, le dispara primero al
guardia que va detrás, tres balazos y acierta; y luego acierta dos balazos en el cuerpo del
Comandante, quien ya herido y de rodillas, trata de manipular una Mazden. Como Luis ya no
tiene tiros en su magazín, se le lanza encima al Comandante, sin poderlo dominar, porque era
un hombre fuerte; pero entonces el “Chele” Guerra toma el Garand del otro guardia y baja a
culatazos al Comandante, y finalmente Luis lo remata con un disparo de Garand, dejando
herido al guardia, pues no quiso fulminarlo. (Carrión Montoya: pp. 76-80).

Mónica: Vamos a hablar de las andanzas del “Comandante Pancho”. ¿En qué consistió toda la
operación? Ustedes arrancan en los primeros días de mayo en El Rama, tienen un revés allí,
vuelven a reagruparse, y ya después comienza lo que fue la ruta victoriosa que es,
prácticamente, el montaje de la dinámica insurreccional en todo el país.

Luis: Exactamente. Nuestra dinámica de combate solamente puede entenderse en un marco de


insurrección general. Si no ha sido así, tal vez hubiéramos tenido que hacer lo que me
propusieron después del Rama. Vos sabes que estábamos todos medio apaleados, y entonces me
dice Adriancito: –Compa, vámonos para el cerro Wawachán. Definitivamente, si no hubiera
estado la insurrección generalizada, seguramente hubiéramos ido a parar al cerro Wawachán. Es
que Laguna y Adrián Gutiérrez venían de la GPP, estaban marcados. En otra ocasión me dice
Adriancito: –No estoy de acuerdo en cómo estás llevando esto. ¿Y por qué? –le pregunto. Es
que debemos hacer buzones de comida –me dice. Y yo le digo: –Se va a podrir la comida, no
fregués.

Mónica: Había sus exageraciones. No sé dónde leí que ya para los días insurreccionales
algunos mandaron a hacer hamacas.

Comentario de la autora: El ataque a El Rama, el 17 de mayo de 1979, se organiza con


cinco grupos: dos de combate, jefeados por Tomás Maldonado y Gerardo Arce; uno de
contención, otro de auxilio y uno de limpieza de orejas. El Comando fue pasconeado y mueren
varios militares, pero no se lo pudieron tomar. Un grupo tuvo un accidente con una granada que
rebotó en un poste. Ahí muere heroicamente un compañero de apellido Gaitán, que se lanza
sobre la granada para proteger al resto.

La respuesta de la Guardia es violenta y rápida. Atacan con aviones y tropas de refuerzo.


Persigue a los guerrilleros, captura y asesina a varios, y llega al campamento donde asesina al
sanitario, la enfermera y cinco compañeros más. De cuarenta y cinco compañeros que habían
salido al ataque, logran reagruparse sólo veinticinco, y tienen que dispersarse por la presión. Se
interrumpe el proceso de la formación de la columna.

Se reanuda el proceso en el norte de Presilla, a donde llegan Adolfo “Popo” Chamorro y Miguel
Guzmán, juntando una fuerza de treinta y cinco combatientes con más y mejores armas.
Deciden atacar Presilla y atacan Muelle de los Bueyes. Pero tienen dificultades en La Gateada.
(Gerardo Arce en Carrión Montoya: pp.11).

20

Mónica: Volviendo a la ruta que siguieron, entiendo que el lugar más difícil para ustedes fue
La Gateada. Es el único lugar donde salió gente a defender a la Guardia. ¿Qué nos podés decir?

Luis: Sí, el lugar más difícil para nosotros fue La Gateada. Realmente ahí tuvimos cero
apoyos, tampoco se insurreccionaron contra nosotros, lo único es que no nos dieron ningún
apoyo: no había información, las casas estaban cerradas, no podías hablar con nadie. De tal
manera que no lo tomamos, nos replegamos, le dimos la vuelta y seguimos para adelante.

Dimos la vuelta porque, además, nosotros estábamos abajo, y La Gateada termina en una loma.
Con sólo llegar al pueblo, ya estás muerto de cansancio, porque era toda cuesta arriba y difícil;
y bueno, eso se desarmó solo, después.

Creo que el Frente Oriental no tuvo una gran importancia militar, como la del Frente Sur o la
insurrección de Managua, que fueron lugares que empantanaron enormes cantidades de fuerzas.
Yo diría que su importancia fue más que todo política, en el sentido de que ésa era una zona
donde prácticamente no había habido ninguna presencia sandinista ni revolucionaria. Llegamos
tal vez con algunos muchachos en Acoyapa, en Santo Tomás y en Juigalpa; pero de ahí no
pasaba.

Había anti-somocismo conservador efectivamente, y una parte importante de éste se suma a la


lucha. Me acuerdo que todavía después del triunfo de la revolución, en unas reuniones en esa
zona, alguna gente me decía: –Soy conservador porque conservo la revolución; o sea, ellos no
podían quitarse su identidad conservadora histórica, pero estaban totalmente alineados con la
revolución.

Entonces, el Frente Oriental incorporó y comprometió a muchísima gente en un tiempo


relativamente corto. La verdad es que nuestro trabajo era pequeño en Acoyapa, Juigalpa, Santo
Tomás, un poquitito en La Esperanza y en El Rama, y pare de contar. Lo mismo, las otras
tendencias, más o menos eran en las mismas zonas. De tal manera que en realidad la columna
crece mucho, cuando pasamos La Gateada, para el lado de Villa Sandino y Santo Tomás.

Ya entonces, toda esa base que estaba ahí, que tenían una guerrillita que la había dirigido José
Román González, quien era de Managua, era Prole, tenía una columna en donde estaban
metidas todas las tendencias. La columna Camilo Chamorro en realidad, al inicio, era
principalmente de la gente Prole que habíamos movido de diferentes partes del Pacífico, más
los campesinos que se habían sumado. Pero ya ahí en Santo Tomas, cuando llegamos, ahí se
hace una integración bien buena; ahí no hubo ningún problema, ninguna discrepancia, ni nada
pues, de las tendencias.

Ellos hacían como pequeñas acciones en la zona de La Libertad, Santo Domingo, San Pedro de
Lóvago, Santo Tomás, y ahí estuvieron hostigando, no tenían muchas armas. Realmente tenían
poquitas armas y atacaron el Comando en La Libertad, y ahí fue donde mataron a José Román

21
González5, que era el jefe; lo matan ahí en el camino entre La Libertad y Santo Tomás. El
balazo se lo dan en la pierna, pero le cortó la femoral; se lo traen y muere desangrado en el
camino.

Mónica: ¿Quiénes eran tus principales cuadros en el Frente Oriental?

Luis: Hubo dos momentos: el primer momento, antes de El Rama, que mis principales cuadros
eran Laguna, Tomás Maldonado y Gerardo Arce. En un segundo momento, después de El
Rama, Gerardo Arce y Tomás Maldonado. Lo que pasa es que a Tomás lo hieren bien pronto,
en el primer ataque que hicimos después de El Rama, en Presillitas. Era un Prole de Diriamba.
Después del triunfo, fue jefe de un Batallón de Lucha Irregular (BLI). Él era carpintero. En
Presillas lo hieren en un pulmón y se cura prácticamente solo. Gerardo Arce era mi segundo al
mando, él era mi persona de máxima confianza.

Después, rápidamente sube “Popo” Adolfo Chamorro, quien era el único de todos los que
estábamos ahí, que tenía entrenamiento militar formal; porque Gerardo y Tomás habían estado
en Cuba tres meses, y creo que también Ricardo Pereira. Eran los que tenían ya un nivel
superior; pero el único que tenía entrenamiento militar formal era “Popo”, porque él estudió
Medicina en una escuela militar en México. Entonces, él se graduó de médico, pero también de
oficial, y se notaba, porque tenía mucho más elementos que la mayoría de nosotros. Yo era
empírico completamente.

Mónica: A pesar de que no tenías entrenamientos, vos tenés unas reacciones militares
audaces, en varios momentos, que las relatan tus subordinados. En la toma de Santo Tomás,
cuando fracasa la emboscada, te lanzás sobre la carretera.

Luis: Más que militares, mis reacciones son políticas; porque cuando me tiré a la carretera, eso
era más bien un poco frustrado, ya cuando veo venir el camión de la Guardia, me doy cuenta de
que no lo vamos a poder detener, que la emboscada está mal puesta. Por eso me bajo a la
carretera a dispararle de frente, pero no es una reacción militar.

Lo hubiera sido, si la emboscada la hubiéramos puesto en otro lugar; donde la teníamos no era
un buen lugar, ahí mataron a Javier Guerra. Yo le había dado el mando de la emboscada, porque
era contención, ya que el objetivo principal era Santo Tomás; entonces esa fuerza estaba ahí
para contener a los guardias que estaban en Nueva Guinea y La Gateada, que no las habíamos
tomado. Y cumplió su cometido, porque pasó un camión con dos o tres guardias, pero el grueso
se regresó.

Santo Tomás la tomamos sin problemas6. ¿Qué es lo que pasa? La Guardia estaba realmente
atemorizada a esas alturas, esa es la verdad. Entonces ellos vienen en varios vehículos, pero el
primer vehículo va bien adelante. Ese vehículo era la carnada. Entonces, cuando ellos ven la
balacera, todos los otros se quedan atrás y se regresan a Nueva Guinea, y después se van a pie
desde Nueva Guinea, cruzando por monte, a salir a un lugar que se llama La Palma.

22
Mónica: Ya a esas alturas van derrotados prácticamente...

Luis: Así es. Juigalpa resistió un rato, y después abandona; y a Boaco ni llegamos, ahí no se
tiró ni un tiro. Cuando la gente de Matagalpa llega allá, la Guardia ya se había ido porque los de
Juigalpa se los pasaron llevando. Entonces, realmente, desde el punto de vista militar, ahí el
punto más fuerte que ellos tenían era Juigalpa, que para nosotros ya era el final del camino.
Cuando llegamos ahí, ya habíamos sido reabastecidos: teníamos armas, nos habían llegado
unos refuerzos que eran Roberto Calderón, “La Negra” Turcios, que los mandaron en una
avioneta. Ya habíamos establecido comunicación.

Nosotros arrancamos sin ningún tipo de comunicación con Palo Alto. En Santo Tomás la
logramos7, porque ahí había un radio y un tipo que tenía nociones de radio, y le digo: –Poné
una frecuencia que te cubra Honduras y Costa Rica; y donde oigás una comunicación rara, una
gente hablando raro, me llamás. Y así fue. Cuando le hablo a Humberto Ortega, primero estaba
chiva, que quién era el que les hablaba. Hizo varias preguntas, me acuerdo. Que si te acordás
que esto y lo otro, para verificar que era yo. Hasta que, ¡ah, sí!, ¡ah, bueno! ya se convenció
Humberto, a quien yo le reconocí la voz inmediatamente.

Mónica: ¿El Frente Oriental arrancó sin radio comunicaciones?

Luis: Así es. Después nos mandaron un radio, pero al comenzar no teníamos. En síntesis, el
Frente Oriental fue una contribución. Joaquín Cuadra me decía que qué andaba haciendo en
Chontales, que debía haberme quedado en Managua. Y tenía razón, porque aquí se estaba
librando una batalla realmente importantísima, y esas armas que yo tenía se hubieran sumado a
la insurrección de Managua.

Mónica: Claro, proporcionalmente, yo me asusto de las pocas armas que teníamos en


Managua: ciento veinte, ciento treinta, más unos RPG-2, unas ametralladoras 30, y un mortero
que estaba recortado, que se le hundía cuando disparábamos. Cuando oigo lo que andaban el
Frente Norte y otros frentes, era desproporcionado. Aunque todo el mundo se queja de que
teníamos pocas armas. Pero, realmente, la victoria no fue una victoria militar. Lo que pasa es
que era tal cantidad de gente y tal levantamiento, que potenciaban las armas comparativamente
con la Guardia.

Luis: Efectivamente. Esas armas, sin una acción masiva, no sé qué hubiera pasado; a lo mejor
la historia hubiera sido distinta; excepto en el Sur, porque en el Sur eran cantidades de armas.
Guerra a cañonazos, morterazos y bombas, verdad. Allí hubo tendaladas de muertes, más que
en todos los demás lugares juntos, creo yo; ya en la fase final, la cantidad de muertos en el Sur
fue espectacular.

Pero fuera de eso, en los lugares donde nosotros atacamos había más guardias y más armas que
las que nosotros teníamos, pero creo que no tenían un mando claro, además, ellos estaban
divididos por comandos departamentales, ya eso te fraccionaba el mando, te impedía movilizar
la fuerza en la mejor forma regular posible. Segundo, los Comandantes, yo creo que estaban un
poquito atemorizados, no querían sacar a su tropa, para que estuvieran ahí protegiéndolos a

23
ellos y a su posición principal.

Luego quedaron aislados todos los comandos departamentales; donde se insurreccionó la gente,
quedaron aislados sin posibilidades casi de recibir refuerzos, y la inteligencia de ellos se acabó.
Te voy a dar un ejemplo. Cuando nosotros llegamos aquí al Búnker, yo entro, hay un papel
encima de un escritorio, y es una carta de un tipo que estaba en Santo Tomás cuando nosotros
llegamos ahí, con Cornelio Bravo; era amigo de Cornelio Bravo hijo.

A Cornelio Bravo lo acusaban de ser colaborador de la Guardia y la gente lo quería matar. Yo


impedí eso. Ellos estaban en la casa del cura refugiados. Ellos tenían su casa, pero estaban en la
casa del cura, que era donde estaba el radio. Cuando llego ahí, todavía está el combate en el
Comando y estaban nuestros compañeros en una casa que habíamos tomado cerca del
Comando, y desde ahí estaban atacando. Yo me llegué a meter, y estando ahí, ellos nos
metieron un roquetazo con un Push and Pull que desbarató una parte de la casa.

Cuando veo esa carta, que es un informe que este hombre le manda a la Guardia, donde le dice
que yo soy el jefe y que llegué como con mil guerrilleros. El tipo no nos vio juntos, sino que
vio pasar uno por aquí, otro por allá; entonces, eso en vez de hacernos daño, pues yo creo que
nos ayudó. ¡A la puta con mil guerrilleros! ¿Y los que están por los otros lados?

La Guardia se aterrorizó, y teníamos como cuarenta fusiles y un RPG-2, y nada más. Entonces
se aislaron, se desplomaron, no tenían información, y no estaban preparados. Esa sensación de
saber que todo un pueblo está contra ellos desde meses anteriores a la insurrección, debe de
haber sido insoportable.

También ellos habían realizado un análisis sobre la contradicción que tenían entre ser una
fuerza policial y combatir a los guerrilleros. Porque si se dispersaban para proteger la ciudad, o
salían a las zonas del campo, eran fácil blanco; y si se concentraban, dejaban libre todo el
espacio para que operaran los guerrilleros y se siguieran fortaleciendo. Requerían, entonces,
crear prácticamente un ejército.

Es de donde sale la decisión de crear la Escuela de Entrenamiento Básico de Infantería (EEBI),


era el embrión de un ejército que ya no iba a estar ligado territorialmente; porque esa liga
territorial es más policial que militar. Los ejércitos son una fuerza que se desplazan de aquí para
allá, según donde se necesite, ¿no? Además, en todo ese período, durante meses, los guardias
vivían aterrorizados. Con una sensación de acoso, de que cualquiera y todo el mundo era su
enemigo. Eso es insoportable y desgastante.

Ya cuando viene la insurrección, salvo ciertas tropas de la EEBI, ellos estaban dispersos y no
tenían mucha tropa con la cual operar. Creo que en Managua tenían algunas reservas, había
suficientes tropas.

Realmente, desde finales de 1977 y especialmente a partir de enero de 1978, hay un ánimo
insurreccional. Con la muerte de Pedro Joaquín, todo el mundo se sintió amenazado: si matan a
Pedro Joaquín Chamorro, no hay nadie que esté fuera de las posibilidades de ser asesinado por
la dictadura. Y desde septiembre de 1978, ya había condiciones insurreccionales.

24
Mónica: Ya cerrando nuestra entrevista, ¿cuáles creés vos que fueron los factores
determinantes en la hegemonía del Tercerismo?

Luis: Creo que hubo varios factores: uno, ellos supieron crear una caja de resonancia
internacional, tanto comunicacional, como política. Todo el trabajo que ellos hicieron con
Carlos Andrés Pérez, con Torrijos, en México con el PRI, incluso en Costa Rica con Rodrigo
Carazo Odio. Dos, supieron explotar el efecto agitacional de las acciones militares mejor que
todos los demás. Tal vez lo más simbólico y lo más emblemático fue el ataque al Cuartel de
Masaya. Creo que eran trece compañeros, pero la repercusión política y publicitaria que eso
tuvo fue extraordinaria. Claro, yo quiero decir que ocurre también en un momento en que hay
un agotamiento político importante del Frente. Pero estuvimos en Estado de Sitio desde 1975, y
lo suspenden en julio de 1977.

Otra cosa que hicieron los Terceristas fue que le dieron rostro político al FSLN, con el Grupo
de los Doce. Eso fue importantísimo, porque además permitió que la gente se identificara
abiertamente, a través del Grupo de los Doce, con el Frente Sandinista. Además, el Grupo de
los Doce le daba credibilidad al Frente: eran un Joaquín Cuadra Chamorro, Carlos
Tünnermann, Sergio Ramírez, Felipe Mántica.

Nosotros padecíamos el síndrome de la clandestinidad, nadie enseñaba la cara ni nada. Ellos


fueron los primeros que publicaron comunicados firmados con sus nombres. Nosotros
firmábamos todos con seudónimos, nadie ponía su nombre. Darle un rostro político legal,
aunque fuera por un corto tiempo, fue muy útil. Era, además, una expresión de las alianzas
amplias.

Insistiendo en esto de su política comunicacional y el uso político de las acciones armadas,


cuando ellos arrancan con el Frente Norte Carlos Fonseca, todas sus acciones fueron exitosas.
Sin embargo, disuelven el Frente Norte Carlos Fonseca y mandan a la gente a las ciudades del
Pacífico. Esa fue una decisión audaz, súper audaz. Yo me pongo a pensar, si ese Frente lo
hubiéramos hecho nosotros, y hubiera ido tan bien, no sé si yo me hubiera atrevido a hacer eso.
Yo hubiera dicho, esperate, si todo va bien, para qué lo vamos a joder.

¿Pero de dónde deriva esa decisión? Deriva de la comprensión clara que ellos tenían: el papel
principal de las acciones armadas era político. O sea, era multiplicar la resistencia a la
dictadura, que la gente pudiera darse cuenta de que se podía ganar. Y yo creo que, desde 1978,
eso ya se sintió. Creo que, por esas mismas razones, lograron un apoyo muy grande de Cuba.

Mónica: Humberto Ortega dice que Fidel les dio 1,200 fusiles FAL y él los repartió así: 900 a
los Terces, 200 a los GPP y 100 a los Proles.

Luis: Sí, Humberto era el gran repartidor. Nosotros compramos armas con un dinero que nos
dio la Resistencia Nacional de El Salvador, que era parte del FMLN, una de sus cinco
organizaciones. Ellos tenían plata porque hacían secuestros y nosotros, no; y en ese momento
no tenían cómo usarla. Entonces la Resistencia nos dio apoyo a nosotros, porque se sentían
ideológicamente identificados con nuestras posiciones. De Cuba recibimos algo, no mucho, y

25
efectivamente, Humberto era el que las repartía.

Mónica: Creo que un factor muy importante en las comunicaciones en el Tercerismo lo jugó
Radio Sandino, porque hubo varios momentos en que Somoza aplicó con vigor el Código
Negro, y la Sandino jugó un papel de información muy importante para divulgar sus acciones.
A veces también divulgaban las de las otras tendencias, pero capitalizándolas a su favor.

Luis: Sí, pero en general ellos se colocaron bien; incluso, las negociaciones para la transición,
yo no tengo conciencia de que nosotros hayamos tenido ninguna participación; no sé si la
GPP...

Mónica: Sí, Henry y Tomás. Tomás estaba allá prácticamente pegado a ellos. Estuvo en las
reuniones que se hicieron en ese período, y en la del Presidente Rodrigo Carazo, y con William
Bowdler, en Puntarenas.

Luis: ¡Ajá! Bueno, ¿vos sabés que, durante unas horas, yo iba a ser el jefe del Estado Mayor
del Ejército que iba a salir de los dos ejércitos? Yo no sé cómo hubiera sido. El día 17 de julio,
no había terminado el ataque a Juigalpa, cuando nos conectamos y se hizo una votación por la
radio, y me escogieron a mí. Por suerte, el tal Urcuyo se negó a entregar, y se cayó toda la
negociación, porque eso hubiera sido el infierno, eso hubiera sido una cosa imposible. Una
locura, porque eran las huestes somocistas. En El Salvador hicieron la Policía conjuntamente,
después de la guerrilla; con la diferencia que ahí había Policía separada del Ejército; aquí, no;
aquí era la misma, una sola cosa.

En síntesis, esos fueron los elementos que explican la hegemonía Tercerista. Ellos tuvieron una
visión correcta de cómo colocar las piezas claves en su lugar, al punto que, de alguna manera,
todos contribuimos a hacer realidad esa estrategia, porque nosotros mandamos al carajo todas
las tesis de vanguardia y ¡vamos a volar verga ya! ¿Me entendés? Estos elementos son, a vuelo
de pájaro, pues para una valoración más a fondo, se requiere de más información.

Por eso, esa hegemonía nadie la discutió después del 19 de julio. Es decir, ya estaba acordado
que Daniel Ortega sería el miembro de la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional
(JGRN) y el Coordinador de la Junta, ya estaba negociado. ¿Y qué íbamos a decir? Hubo todo
un proceso de acomodo y, al final, como quedaron las cosas, no tiene que ver con las tendencias
originales. Daniel Ortega era de los Terceristas, pero había a su alrededor mucha gente que fue
de la GPP.

Mónica: Porque al final de cuentas, es decir, desde el punto de vista de las concepciones
políticas ideológicas, los reacomodos fueron distintos; porque, como vos decís, muchas veces
las ubicaciones fueron circunstanciales. Dependían de con quién estabas trabajando o a quiénes
te contactaron, no necesariamente de acuerdo con las concepciones políticas ideológicas.

8 de octubre de 2009

26
NOTAS

27
1 El Movimiento Liberal Constitucionalista (MLC) fue fundado en 1968 por el ex Ministro de Educación Ramiro
Sacasa Guerrero, en protesta por la decisión de Somoza de presentarse a la reelección en 1974.

2 El cálculo es correcto porque, según el mismo Humberto, él sale de La Habana hacia San José Costa Rica en la
Navidad de 1975. Señala que desde mediados del 75, habían comenzado a salir de La Habana Eduardo Contreras, Carlos
Fonseca y Daniel Ortega. Carlos entra en noviembre a Nicaragua; en abril del 76, Daniel y Humberto entran por unos días,
para asistir a una reunión crucial para la formación del tercerismo.

3 La columna Jacinto Hernández entra por el Sur y avanza hacia Nueva Guinea, conducida por Iván Montenegro. El
1 de mayo de 1979, inicia su ingreso y, a partir del 13 de mayo, empieza un combate desigual en el que primero es
capturado, torturado y asesinado Adolfo García Barberena “Domingo”, y luego, el 17, caen Oscar Benavides “Rosendo” o
“El camaradita”, Iván Montenegro, Yelba María Antúnez, Francisco Sirias Tenorio, José Noel Navas y unos noventa
combatientes más.

4 Según Gerardo Arce, los que estaban en un sector de La Esperanza eran Adrián Gutiérrez, Marvin Laguna y
Reynaldo Blandón; eran sostenidos por algunos colaboradores, entre ellos, Napoleón Alaniz y Emilio Fajardo.

5 El 13 de junio de 1979, se produjo el ataque a La Libertad, donde cayó José Román González.

6 La toma de Santo Tomás fue el 19 de junio de 1979, según las cronologías oficiales del IES.

7 Según Gerardo Arce, después de la toma de Santo Tomas y San Pedro de Lóvago, en el Plantel de Carreteras
recuperaron un radio de aficionados. El compañero José Santos Ortega, que había trabajado en Telcor, fue quien se puso a
buscar, hasta encontrar a Palo Alto.
Mónica Baltodano

MEMORIAS
DE LA LUCHA SANDINISTA

TOMO I

De la forja de la vanguardia a la montaña


N
920
B197 Baltodano Marcenaro, Mónica Salvadora
De la forja de la vanguardia a la montaña
/Mónica Salvadora Baltodano Marcenaro. –1a ed. --
Managua : Mónica Baltodano Marcenaro, 2011
t.1

1. TESTIMONIOS 2. HISTORIA POLITICA


3. NICARAGUA 4. FRENTE SANDINISTA DE LIBERACION
NACIONAL - FSLN 5. ENTREVISTAS

I. Título

Memorias de la lucha sandinista / Mónica Baltodano


Tomo 1: De la forja de la vanguardia a la montaña

Primera Edición 2010 – 2do. Tiraje 2011 por Fundación Roxa Luxemburgo

ISBN : 978-99964-0-088-9 (t.l)


978-99964-0-087-2 (o.c)

© Mónica Baltodano

Cuidado de edición: Mónica Augusta López Baltodano / Margarita Vannini


Digitalización de fotos: Rossana Baumeister
Diagramación: José L. Hernández M. / Eduardo Herrera
Portada: Eduardo Herrera
Modificación de portada: José L. Hernández
Lectorado: Guillermo Cortés Domínguez / Susana Morales
Fotos cortesía: © Centro de Historia Militar del Ejército de Nicaragua,
Susan Meiselas -Magnum-, Archivo IHNCA-UCA y archivos personales de los
entrevistados y la autora
Producción: Mónica Baltodano

Reservados todos los derechos de propiedad intelectual conforme las Leyes


de la República de Nicaragua. Este libro puede ser reproducido parcial
o totalmente sólo con el consentimiento expreso de la autora.

Memorias de la Lucha Sandinista, obra en cuatro tomos de Mónica Baltodano se distribuye bajo
una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional. Leer
más en http://www.memoriasdelaluchasandinista.org/en/4-presentacion
V

Diciembre Victorioso
Las mujeres del Diciembre Victorioso
Leticia Herrera

Leticia Herrera Sánchez nace el 11 de marzo del año 1949 en


Costa Rica, donde vive hasta su adolescencia. Su padre era un
obrero nicaragüense que colaboraba con el Frente Sandinista de
Liberación Nacional en aquel país.

Mientras realiza estudios en la Universidad Patricio Lumumba, en


la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, es reclutada para
el FSLN en el año 1968. Recibe entrenamiento militar en
Palestina y regresa a Nicaragua en 1970, incorporándose al
trabajo organizativo clandestino. En 1974 forma parte del
Comando Juan José Quezada que asalta la casa de José María
Castillo.

En febrero de 1976 es responsable del trabajo del Frente en el


Regional Masaya. En 1977 integra el Frente Norte y en la
insurrección de 1979 es miembro del Estado Mayor Occidental
Rigoberto López Pérez. En los años ochenta, es Coordinadora
Nacional de los Comités de Defensa Sandinistas (CDS) y
Vicepresidente en la Asamblea Nacional entre 1985-1990. Es
licenciada en Derecho y a la fecha, trabaja en la Corte Suprema
de Justicia.

Entre los años 1967 y 1970, cayeron combatiendo o asesinados


valiosísimos dirigentes del FSLN, mientras otros eran encarcelados. A
finales de 1970, en medio de una coyuntura de intensa represión, la
conducción del Frente Sandinista decide entrar a un período que se
denominó de acumulación de fuerzas en silencio.

Dicha etapa duró hasta el 27 de diciembre de 1974, cuando se produce el


asalto a la casa de Chema Castillo. La operación permitió alcanzar, luego de
un proceso de intensa negociación, la liberación de cuadros de la
organización de las cárceles somocistas. Se constituyó en una gran victoria
política para el FSLN.

En las acciones militares de 1963, en Patuca, y en los numerosos asaltos de


esos años, no participa ninguna mujer. En Pancasán estuvo Gladys Báez
“Adelita”. Pero es en la Operación Diciembre Victorioso en donde vemos ya
una representación significativa de mujeres. Una de las tres mujeres que
integraron el comando sandinista, es Leticia Herrera, conocida con los

1
seudónimos de “Vicky” y “Miriam”.

Mónica: Leticia, sos una mujer que muy poco habla de sí misma. He
revisado un poco tu historia y encuentro que desde muy temprano te
integrás a la lucha. Recibiste entrenamiento en explosivos, pero además
participás en tareas organizativas clandestinas durante muchos años. Te
agradezco tu presencia en mi programa, aunque sea por un espacio corto,
ya que tenés que participar como expositora en un seminario jurídico.

Leticia: Considero fundamental el rescate de la historia de nuestro pueblo,


porque la lucha contra una de las dictaduras más sangrientas que hubo en
América Latina, marcó un cambio en la historia del pueblo nicaragüense.
Me parece interesante venir y refrescar un poco la memoria, en estos
momentos cuando hay un reasentamiento del neoliberalismo y una muy
definida estrategia de fomentar el olvido de la historia, fundamentalmente
en las nuevas generaciones.

Mónica: Como tenemos poco tiempo, vamos a centrarnos en la Operación


Diciembre Victorioso. Contanos de esa acción del 27 de diciembre de 1974.

Leticia: Debo decir que la realización de esa acción se dio cuando horas
antes el dictador Anastasio Somoza, Tacho, durante una conferencia de
prensa se había ufanado de que ya había exterminado hasta al último
sandinista. Hasta ese día se había orientado trabajar en el fortalecimiento
organizativo y la realización de acciones en forma silenciosa. Es la etapa de
acumulación de fuerzas en silencio. Poco después se produjo la gran
sorpresa: el FSLN estaba vivito y más combativo que nunca.

El operativo del comando Juan José Quezada fue una acción que requirió de
una tremenda dedicación, de una cuidadosa selección de los componentes
del comando y marcó no solamente un cambio en el proceso de forja y
desarrollo del Frente Sandinista, sino también un cambio sustancial en la
historia de Nicaragua.

Significó también una apertura y una reafirmación de la participación de la


mujer sandinista, combatiente, en la clandestinidad o en el trabajo legal.

Mónica: ¿Cuántas mujeres tomaron parte en todo el operativo, y en el


propio Comando?

Leticia: Inicialmente íbamos a participar cinco mujeres. Una de ellas, María


Mercedes Avendaño, debido al exceso de ejercicios se le inflamaron las
articulaciones de las piernas, eso le impidió participar en la acción. La otra
compañera era Charlotte Baltodano, pero al final se decidió que su papel
fuera ser parte de la fachada para garantizar la seguridad de la casa donde
estábamos reconcentrados. El resto de las compañeras éramos Eleonora

2
Rocha López, Olga López Avilés y yo.

Inicialmente el comando estaba conformado por quince compañeros: diez


varones y cinco mujeres. Al final del período de organización y preparación,
solamente quedamos tres mujeres y se retiraron dos varones. Estos
compañeros eran nativos de la comunidad indígena de Sutiava, en León.
Eran de gran trayectoria, pero en definitiva, bastante mayores en ese
momento. El trajín de la preparación física y militar los golpeó mucho.
Éramos muy exigentes en cuanto a una serie de requisitos indispensables y
fundamentados en una mística y una entrega absoluta.

Repito, para mí es importante que en esta acción los hombres del Frente
Sandinista reconocieran que las mujeres teníamos gran capacidad y,
algunas veces, hasta más capacidad que los hombres, como combatientes
de tiempo completo.

Mónica: ¿Cuáles eran los objetivos de la acción?

Leticia: Desde que la Dirección del Frente se planteó realizar ese operativo,
estableció cuatro objetivos: en primer lugar, la liberación de todos los
presos políticos que hubiera en ese momento. En segundo lugar, la
recuperación de una cantidad considerable de dinero. En tercer lugar, pasar
por cadena nacional de radio y televisión, durante cuarenta y ocho horas y,
en determinadas horas del día, un comunicado del Frente Sandinista que
vendría a ser, diría yo, como su plataforma programática a la par del
análisis de toda la situación. Y cuarto, la preservación de fuerzas, el
traslado con garantías para todos, tanto para los que iban a ser liberados
como para los miembros del comando, una vez que se concluyera la
negociación.

El comunicado tenía dos sentidos: el análisis de la situación, denunciando la


tremenda represión que se impulsaba en la montaña básicamente, pero
también la denuncia del Estado de Sitio en el que virtualmente vivíamos los
nicaragüenses.

Mónica: Recuerdo el comunicado, que es un recuento impresionante de lo


que se había realizado durante ese período de silencio y una denuncia
sobre la represión. La proclama exigía que se detuvieran las acciones
contra la base campesina, denuncia que después asume la Iglesia Católica.

La acción fue una enorme derrota política para el somocismo. El Frente


demostró su capacidad para un operativo de esa magnitud. El FSLN estaba,
no sólo vivo, sino más fuerte y más vinculado al pueblo que nunca. Leticia,
¿quiénes fueron los presos liberados?

3
Leticia: Los liberados fueron: José Benito Escobar, Oscar Benavides, Julián
Roque, Lenin Cerna, Manuel Rivas Vallecillo, Daniel Ortega, Jacinto Suárez,
Daniel Núñez y sus dos hermanos, Carlos Argüello y Jaime Cuadra, el actual
Ministro de Gobernación1.

Mónica: La mayoría de los liberados tenían varios años de estar detenidos,


pero los hermanos Núñez y Jaime Cuadra, acababan de caer presos por el
asalto al banco de Abisinia, en Jinotega.

Leticia: Efectivamente se había realizado esa acción y entonces Jaime


Cuadra, Daniel Núñez, Adrián Molina y Carlos Argüello –estos tres últimos
colaboradores incondicionales y de una gran firmeza–, fueron capturados en
los días en que nosotros estábamos ocupando la casa de Chema Castillo.
Nos dimos cuenta de ellos y los incorporamos a la lista de los que
estábamos exigiendo que fuesen liberados.

Mónica: En los días posteriores al asalto me encontraba en un


campamento en Telica y llegaron Juan de Dios Muñoz y Ana Julia Guido. Nos
contaban que al día siguiente de la operación, venían de Matagalpa en un
taxi interlocal por la carretera Sébaco-Telica, con René Núñez. Un retén de
la Guardia los hizo bajarse, y en el registro le encontraron un arma a René,
y ahí mismo lo capturaron.

Precisamente ellos, Ana Julia y Juan de Dios Muñoz, participaron en el asalto


a Abisinia, y parece que por casualidad los detectaron, porque la Guardia
estaba haciendo unos registros enormes. Juan de Dios Muñoz se sentía muy
mal porque no pudo hacer nada. Él andaba una granada de fragmentación
y no se la detectaron, pero no podía lanzarla o usarla para impedir la
captura de René, y eso le dolía mucho.

El Comando sandinista ya estaba en la casa de Chema Castillo y los


compañeros de afuera le dijeron a Obando y Bravo que les avisara a
ustedes que había un preso más, René Núñez. El hoy Cardenal Miguel
Obando y Bravo no quiso pasar el aviso, y por ello René se quedó preso
hasta agosto de 1978, liberado por otro operativo, el del asalto al Palacio
Nacional.

Leticia: Nosotros nos dimos cuenta de los otros presos porque lo


escuchamos en la radio. El comando se mantenía monitoreando todo lo que
se estaba transmitiendo a través de los medios de comunicación social, y
no se oyó nada de René.

Mónica: ¿Quiénes conformaban el comando?

Leticia: El responsable era Eduardo Contreras, quien era el “Cero”.


Después estaban Hugo Torres, que era el número “1”; yo era la número “2”;

4
estaban Javier Carrión y Félix Pedro Picado, un compañero originario de
Sutiava que cayó en 1976; Róger Argüello Deshón, que cayó en Veracruz,
León, en 1979; Omar Halleslevens, Joaquín Cuadra, Eleonora Rocha, Mario
Sánchez, Olga López Avilés y Germán Pomares. Germán fue determinante
para nosotros, era el eje de todo. También participó Alberto Ríos, de
Chinandega, quien cayó también ante la Guardia 2. Éste y Eleonora, eran los
menores del comando, tenían como diecisiete años. El responsable de la
preparación táctica propiamente dicha, fue Tomás Borge.

De los rehenes, los que más me recuerdo, quizás por el peso figurativo que
tenían, son: los Gallo; el representante de la Standard Fruit Company; el
entonces embajador de Chile en Nicaragua, Guillermo Sevilla Sacasa; el ex-
canciller de Somoza, Alejandro Montiel Argüello y Lazlo Pataky.

Guillermo Sevilla Sacasa fue un rehén de lujo, determinante para entablar


las negociaciones, por su peso familiar, puesto que era casado con la
hermana del dictador, la Liliam, cuyo rostro fue estampado por órdenes del
fundador de la dinastía, Anastasio Somoza García, en los antiguos billetes
de un córdoba. Esos son de los que más me acuerdo, claro que hay otra
serie de gente muy connotada en ese momento, todos con sus respectivas
esposas, pero las mujeres fueron liberadas de inmediato.

Estuvimos a punto de secuestrar a unos sobrinos de Anastasio Somoza


Debayle, pero lograron huir del lugar durante la confusión de los primeros
momentos del asalto. Después vinieron las negociaciones, momentos de
tensiones, pero logramos los objetivos primarios que nos habíamos
planteado. En esas condiciones marchamos a Cuba, con una parte de los
rehenes y el garante.

Diciembre Victorioso puso al Frente Sandinista en un lugar preponderante


de la vida nacional y por un tiempo le quitamos presión a la montaña. Se
proyectó a la mujer sandinista a un primer plano, combatiendo junto a los
hombres del FSLN. Diciembre Victorioso fue un paso adelante
trascendental, puesto que moralizó a los sandinistas y minó de manera
estratégica la moral de la dictadura y de su brazo represivo la Guardia
Nacional.

26 de junio de 1999

NOTAS

5
1 En esta operación, la Dirección del Frente Sandinista en el interior no incluyó en la lista para
ser liberados, al compañero Leopoldo Rivas Alfaro, aplicándole una desproporcionada e injusta
sanción y prolongando su ya largo cautiverio. No fue sino hasta en 1978 que el Comando que
asaltó el Palacio Nacional, lo incluyó en sus listas.

2 Alberto Ríos cayó en un enfrentamiento con la GN el 25 de noviembre de 1976 en Santa


Rosa, Departamento de Madriz, cuando entraba al país junto con Marcio Jáenz, quien fue
capturado.
No habría 19 de julio sin la montaña
David Blanco, Dorotea Wilson y René Vivas

David Blanco Núñez nace en El Viejo, Chinandega, el 3 de marzo de 1949. Estudia magisterio en la
Escuela Normal de Jinotepe, bachillerato en el Instituto de El Viejo e inicia estudios de Agricultura. Sus
primeros contactos fueron Chicho Zepeda y Germán Pomares. En 1972 pasa a la clandestinidad y después
de recibir entrenamiento en Cuba, se integra a la Columna Pablo Úbeda en la montaña, donde llegó a ser
segundo al mando. Recibe la distinción de Comandante Guerrillero en 1979. Fue el primer Jefe de la
Policía Sandinista y miembro del alto mando del Ministerio del Interior. En 1990 fue diputado y a la fecha
de esta entrevista, vive de su trabajo como mediano agricultor.

**
De padre obrero y madre ama de casa, Dorotea Wilson Thatum nace en Siuna el 15 de septiembre de 1948.
Sus primeros estudios los realiza en el Colegio Santa Inés de Maryknoll, en su pueblo natal. Estudia
Magisterio y Psicología en Puerto Cabezas y Bluefields. Ingresa en la orden religiosa Carmelita y presta
sus servicios en la zona central del país: Siuna, Bonanza y Rosita.
En esa zona de Las Minas del Atlántico colabora con la guerrilla y en 1975 se incorpora como militante.
En los años ochenta deja los hábitos y ocupa responsabilidades en los equipos partidarios, en la Delegación
de la Presidencia y en las organizaciones de mujeres en el Caribe Norte, y como diputada en el Consejo
de Estado. Miembro de la Dirección Nacional del Frente Sandinista de Liberación Nacional en1994. A la
fecha, trabaja en las organizaciones feministas y por las minorías étnicas.

**
René Vivas nace el 30 de agosto de 1949 en Granada en una familia adinerada. Se bachillera en el Colegio
Centroamérica. En 1967 se marcha para la República Federal de Alemania, donde estudia Química por
cuatro años. Estando en ese país se integra al FSLN en 1971 y después de recibir entrenamiento militar en
Palestina, regresa a Nicaragua en 1972. Trabaja un tiempo en las estructuras urbanas y pasa a la montaña
en 1974, donde forma parte de la Brigada Pablo Úbeda hasta el triunfo de la Revolución. Se le otorga el
grado de Comandante Guerrillero en 1979 y es nombrado Vice-Ministro del Interior y posteriormente Jefe
Nacional de la Policía Sandinista, ocupando esa responsabilidad durante los primeros años del gobierno
de Violeta Barrios. Pasa a ser miembro de la Dirección Nacional en 1994, e integra entonces la corriente
Izquierda Democrática. A la fecha, tiene posiciones críticas a la conducción del FSLN. Es abogado y
notario.

Después de los intentos de rearmar la guerrilla de Zinica y de la represión contra los


colaboradores campesinos, la reinstalación de grupos guerrilleros se hizo dentro de la
estrategia de acumulación con métodos silenciosos y sin confrontarse con la Guardia
Nacional. No obstante, la guerrilla fue vigorizándose de manera real hasta llegar a
constituirse en una fuerza capaz de enfrentarse a la GN. La Brigada Pablo Úbeda era el
tronco guerrillero del que se dislocaron luego otras estructuras que operaron en la montaña o
en el entorno de ésta.
Algunas unidades llegaron a constituirse con su nombre como la Aurelio Carrasco o
la Bonifacio Montoya. Desde 1971, Henry Ruiz “Modesto” estaba a cargo de todo el trabajo
guerrillero de la montaña. La operación Diciembre Victorioso fue la campanada de arranque
de una ofensiva en la montaña, que se expresó en varias operaciones militarmente exitosas,
desarrolladas a principios de 1975. La respuesta represiva del enemigo se dio en medio de
diferencias en los mandos de la guerrilla, en torno a la necesidad de operar ofensivamente o
de esperar un mejor momento.
El ejército de Somoza desplegó un plan de contrainsurgencia para quitar la base social a la
guerrilla. Familias enteras fueron desaparecidas, los prisioneros eran torturados y lanzados
desde helicópteros cuando se negaban a hablar; muchos fueron obligados a agruparse
alrededor de los campamentos de la Guardia, como los de Waslala y Río Blanco.
Todo esto obligó a los grupos guerrilleros a internarse cada vez más en la profundidad de la
montaña, separándose de la base social campesina y sufriendo los rigores del aislamiento, la
pérdida de la retaguardia y de la fluidez en las comunicaciones, tanto entre las unidades como
con los mandos de la ciudad.
En harapos, descalzos, sin armas o con algunas ya sarrosas, sin medios de comunicación, sin
alimentos ni medicinas, con lepra de montaña, con hambre de muchos días, mientras algunos
grupos dispersos buscaron contacto en las ciudades o en Honduras, la columna central se
movió hacia la región minera y terminó impulsando las insurrecciones de los poblados del
Caribe Norte. De esta fase nos hablan David Blanco, Dorotea Wilson y René Vivas.
Mónica: La primera interrogante a mis invitados siempre es ¿cómo se integraron a la lucha?
Esto lo considero vital porque es un indicador claro de cómo llegaron las ideas
revolucionarias a los actores de esta gesta. Dice mucho del contexto, de las condiciones en
que se libró la lucha, de los hechos y reflexiones motivadores. Eso es parte fundamental de
la historia.
David: Yo soy viejano, y algo que incidió en tomar partido político, fueron algunos hechos
que sucedieron en mi pueblo natal El Viejo. Un tío político, Victoriano Arteaga, quizás la
figura de oposición más relevante del departamento de Chinandega, fue asesinado por un
guardia, el esbirro Juan Ángel López1. Quizás recuerden en los años 70, el famoso Zanjón de
Posoltega, donde fueron a tirar los cuerpos de varios campesinos trabajadores de la Hacienda
San Carlos. Victoriano Arteaga fue como hermano de crianza de mi padre, casado con una
hermana de mi mamá. Tuvo un hijo que se integró con Jacinto Baca y murió por el Frente
Sandinista en 1973, Manrique Arteaga Núñez era su nombre.
Mónica: Tengo muy presente a este compañero, porque yo lo vi muerto a una cuadra de mi
casa, cuando lo persiguen después del asalto a la Pepsi en León, el 22 de junio de 1973. En
este operativo participamos también Pedro Aráuz, Oscar Pérezcassar y yo. Habíamos pasado
la información de que ahí se manejaba dinero. A mí me encargan vigilar el objetivo porque
quedaba casi frente a mi casa. Para mí fue un trauma ver al compañero desangrado y muerto
sobre la calle, y no poder decir que no era un ladrón, sino un combatiente sandinista.
David: Otro hecho relevante para definir mi compromiso fueron los ultrajes que sufrió Doris
Tijerino, y su denuncia desde la cárcel. Eso me impactó, y en ese momento hubo un
movimiento estudiantil en la secundaria donde tomamos algunas iniciativas de repudio al
hecho.
Antes anduve en el Partido Conservador, en un grupo juvenil que se denominaba CIVES 2.
Estudiaba en la Escuela Normal de Jinotepe, de donde salíamos a hacer acciones clandestinas
unos treinta jóvenes jefeados por Francisco Quezada. Nos reuníamos en casa de unos
adinerados, tanto de Diriamba como de Jinotepe, y algunos de ellos habían participado en el
Movimiento 11 de noviembre©.
Mónica: David, contanos de tu experiencia en la montaña, después del entrenamiento en
Cuba.
David: Entro a la montaña en 1973, después de la muerte de Ricardo Morales Avilés y de
Oscar Turcios. Voy con el compañero Serafín García, de los pocos sobrevivientes de esta
etapa. René Vivas estaba semi-legal y es quien me traslada hasta Sébaco. Allí somos
recibidos por el compañero Adrián Molina, un fuerte cafetalero, dueño de la finca El
Escambray, hacia donde nos lleva, y que prácticamente era el trampolín hacia la periferia
montañosa.
Mónica: ¿Nunca la descubrió la Guardia?
David: ¡Cómo no! La descubrió en 1974, cuando cayó preso todo el grupo de Daniel Núñez,
creo que a raíz del asalto al banco de Abisinia. Del Escambray, partimos al centro montañoso
con Víctor Tirado López y Filemón Rivera, hermano de Francisco Rivera, hasta San Antonio
de Kuskawás, y ahí quedé unos tres meses bajo las órdenes de Jacinto Hernández, un
compañero suplente de la Dirección Nacional. Era un extraordinario dirigente campesino que
posteriormente perdimos. Cuando entré a la montaña, el grupo era bastante reducido. No iba
con la idea de encontrar mucha gente, pero el grupito me impactó.
Mónica: ¿Cuántos eran?
David: Como diez o doce, dislocados en diferentes comarcas. Estaban “Modesto”, que era
el Jefe; José Valdivia, René Tejada Peralta y Francisco Rivera. Posteriormente llegaron
algunos viejanos como Manuel Gabriel Franco. El trabajo era fundamentalmente de
naturaleza política, ya existía el embrión de la Columna Pablo Úbeda más al centro de la
montaña, bajo la responsabilidad de Carlos Agüero Echeverría, como encargado de la
preparación de operaciones. Después de tres meses en las zonas pobladas, me pasan bajo su
mando.
Mónica: Es decir que la primera parte del trabajo era en los poblados.
David: Así es. En todas las comarcas había un responsable sandinista haciendo un trabajo
político, en el que las personas claves para reclutar eran el Delegado de la Palabra y el Juez
de Mesta. Una vez reclutados estos dos, teníamos asegurado un sustancioso apoyo político
en la comarca.
René: Mi caso es igual al de muchos jóvenes de mi generación que siguieron este camino,
era la única forma de poder derrocar a la dictadura somocista y sus secuelas. Aunque mis
padres eran de una familia acomodada, mi familia era anti-somocista. Recuerdo que de niño,
en nuestra familia, un par de veces vimos salir a mi padre culateado por el General Nicolás
Valle Salinas, en calzoncillo en la calle, ni siquiera le daban chance de vestirse.
Mónica: Y eso que los conservadores hacían oposición cívica. ¿Fue ése el caso de tu papá?
René: Sí. En el caso de mi papá, la última carceleada que le dieron fue como de casi cuatro
meses, en La Aviación, a raíz del Movimiento de Olama y Mollejones.
Mónica: ¿Él se involucró en ese movimiento?
René: Sí, se suponía que estaba en lo que ellos llamaban el Frente Interno, la resistencia
interna. Por supuesto que se lo levantaron a los pocos días, porque llegó a una farmacia a
convencer a un somocista para que se sumara a la huelga por el movimiento armado de Pedro
Joaquín, y más bien lo denunció, y lo llegaron a traer dos horas después con lujo de violencia.
Y lo metieron a la cárcel.
La dictadura era arbitraria. Cuando se dio el ajusticiamiento de Somoza, se llevaron presa a
toda mi familia, todos mis tíos estuvieron presos. La dictadura no hacía muchas diferencias.
Si no eras somocista, eras enemigo, acordate de las famosas tres P de Somoza: plata para los
amigos, palo para los indecisos y plomo para los enemigos Ese fue el ambiente en que
crecieron nuestras generaciones. Pero yo me fui de Nicaragua bien joven, al bachillerarme, a
los diecisiete años.
Al llegar a Europa, entré en contacto de forma natural con el movimiento de izquierda
europeo, particularmente el de Alemania, que era bien fuerte en esa época. Acordémonos de
los Convendit3 en Francia, en 1968, y de todo el movimiento anti-autoritario en Alemania,
que por cierto era fuertísimo en las universidades.
Esa era una tendencia de toda la juventud, particularmente estudiantil europea. Ahí
comenzamos con grupos de jóvenes estudiantes alemanes y de otras nacionalidades. De
casualidad fuimos descubriendo varios nicas que vivían en Europa, y poco a poco
comenzamos a juntarnos y a platicar, de ahí tomamos la decisión de buscar contacto con el
Frente Sandinista. En Berlín estábamos Enrique Schmidt, Eduardo Contreras y yo; el grupo
principal estaba en la Universidad Patricio Lumumba, en Moscú. Obviamente con ellos no
teníamos relación, pero por medio de Jacobo Marcos, el médico, quien estudiaba en Londres
y acababa de estar en Nicaragua, nos enteramos de que habían salido de la cárcel René Núñez
y Hugo Mejía.
Un día se nos ocurrió decirle a Jacobo que aquí estábamos nosotros y que queríamos acción.
En efecto, se hizo el contacto. Curiosamente el enlace que nos pusieron en Europa fue el
doctor Francisco Rosales Argüello, “Chicón”, hermano de Oscar Danilo, caído en Pancasán.
Chicón Rosales era miembro de la Dirección Nacional del Frente Sandinista.
En un viaje que hizo Oscar Turcios a la Universidad Patricio Lumumba, se contactó con los
compañeros que estaban ahí: René Tejada, José Valdivia, Leticia Herrera y otros. Me acuerdo
que había un grupo en el que estaban como ocho compañeros, entonces “El Ronco” Oscar
Turcios nos puso en contacto con ellos. Éramos once ahí, Patricio Argüello Ryan estaba en
Europa Oriental; Eduardo Contreras, Enrique Schmidt, Jacobo Marcos y yo, en la parte
occidental, y después estaban los otros seis compañeros que estudiaban en la Lumumba; “los
lumumbeños”, como decíamos nosotros, “los moscovitas” y el resto, nos reunimos todos en
Francia. En Europa tomamos la decisión de incorporarnos al Frente Sandinista. La primera
tarea fue buscar entrenamiento, y fuimos a parar a Palestina.
Mónica: Dorotea, ¿y a vos quién te reclutó?
Dorotea: A mí me reclutó directamente Henry Ruiz “Modesto”.
Mónica: Quiere decir que a los militantes clandestinos les daban información sobre personas
importantes que mostraban inquietudes y conciencia. Se organizaba la reunión, como hizo
muchas veces Carlos Fonseca, con intelectuales y dirigentes de movimientos. ¿Así fue?
Dorotea: Así fue. Los campesinos colaboradores, algunos jueces de mesta y líderes de la
palabra, llegaban y decían: –Madre Dorotea o hermana, nosotros queremos platicar con usted.
Tenemos unos compañeros que están necesitando de comunicación, queremos informar lo
que está pasando y queremos que usted vaya a platicar con ellos. Entonces “Modesto” me
habló. En aquel tiempo fue muy importante la comunicación y la colaboración en ese sector,
fue fundamental para la toma de Las Minas el 28 de mayo de 1979.
Mónica: Antes de hablar de la toma de Las Minas4, decime, ¿a vos qué te motivó a
incorporarte? Ya hemos explicado el rol de los cambios en la Iglesia Católica después del
Concilio Vaticano II, pero en tu caso, comentanos todo lo que estuvo en tu entorno que te
motivó a involucrarte.
Dorotea: Quiero hablar de mi experiencia, de mis convicciones religiosas que me hicieron
tomar esa opción, que era la opción de los pobres, para las transformaciones profundas, para
tener una vida mejor. También quiero rescatar la solidaridad y el papel importante que
jugaron los religiosos y las religiosas durante estos años. En realidad, ya es una historia
construida, y lo que tenemos que hacer es rescatarla, como la de la Columna Pablo Úbeda en
el sector minero. Me acuerdo cuando vi por primera vez a David Blanco y a René Vivas
bajando de la montaña del lado de Matagalpa y de Jinotega, acercándose a Siuna, buscando
colaboradores, buscando información.
Se trasladaban de una comunidad a otra sin armas. Llegaban buscando el apoyo de los
campesinos mineros y la colaboración del sector religioso. Esto sucedió después de la muerte
de Carlos Fonseca. Estaban cercados, sin ropa, sin zapatos, las armas estaban todas sarrosas,
no tenían tiros; tenían que hacer comunicación con el Pacífico, con los compañeros para
abastecerse. Requerían de recuperación de fuerzas, de energía, de espíritu para continuar,
porque la Guardia estaba cercando ya el sector minero y ya había información por dónde
estaban pasando ellos.
Mónica: Vamos ahora a continuar con René. Contanos de los entrenamientos, y de todas
esas peripecias para entrar a Nicaragua, después que vinieron ustedes de Palestina. ¿Qué
mujeres se entrenaron allá?
René: Estuve dos veces en Palestina. En la primera ocasión estuvimos Gloria Gabuardi y yo,
nosotros fuimos los primeros. Estuvimos en una base guerrillera con un grupo de estudiantes
europeos porque pertenecíamos a la solidaridad con los palestinos, y en esa calidad nos
invitaron a un grupo reducido que estábamos en Alemania. Después que nos organizamos en
Europa como Frente Sandinista, me toca mi segundo viaje y ahí el grupo éramos once, como
te decía. Iba Pedro Aráuz, Juan José Quezada, René Tejada, Denis Enrique Romero Zamorán,
Eduardo Contreras, Enrique Schmidt, Jacobo Marcos, Leticia Herrera, José Valdivia y yo.
Cuando terminamos el entrenamiento, ocurre la cosa más difícil de entender. Cómo a veces
se complican las cosas y sólo la voluntad hace que la gente continúe empeñada en la lucha.
¿Qué ocurrió? Se produjo una contradicción entre el jefe nuestro, Chicón Rosales, y el resto
de los miembros de la Dirección, porque Chicón no se quiere venir. El resto nos venimos en
distintos grupos, pero a algunos de nosotros no nos quieren recibir.
Mónica: ¿Consideraron que ustedes estaban contaminados?
René: Si, porque venimos de Europa contaminados de capitalismo, y hasta posibles
infiltrados de la CIA, y por algo nuestro jefe no nos había acompañado. Entonces René
Tejada y Valdivia entraron por su cuenta y los fueron a poner en la frontera de Honduras.
¡Los regresaron!
Mónica: ¿Los del Frente? ¿Quiénes eran, de manera concreta?
René: Sí, los del Frente. A Valdivia primero lo echaron preso en una casa de seguridad y de
ahí lo devolvieron a Honduras. El que hace esto es “El Ronco” Oscar Turcios. Hasta que
entran Pedro Aráuz y Juan José Quezada, que eran más respetados que nosotros, entonces
nos aceptan, casi como concediéndonos un favor. Juan José era karateca y tenía condiciones
físicas excelentes y además un gran corazón. Era un gran compañero.
Mónica: Ustedes se entrenan para venir a luchar con el Frente y el Frente no...
René: No nos quiere recibir. A mí me mandó a decir Oscar Turcios con Bayardo Arce, no sé
si se acordará Bayardo, si te quedás no estorbás, y si te vas no hacés falta. Por eso Enrique
Schmidt se regresó a Europa.
Mónica: ¿Y vos conociste a Patricio Argüello?
René: Nunca lo conocí porque estábamos compartimentados5 y como él fue a hacer la
operación con el avión6, no llegué a conocerlo directamente. Es de la primera tanda, pero no
estuvo con el grupito de los once, de los cuales sólo tres estamos vivos.
Lo que permite nuestra integración al Frente rápidamente, es la salida de Ricardo Morales de
la cárcel. Cuando Ricardo sale por fin, dijo que iba a hablar conmigo, y me mandó como
contacto a René Núñez. Me acuerdo de mi primer contacto, fue en una calle de Managua,
con un flaco en bicicleta, pues René era sumamente delgado. Después hablé con Ricardo y
le explicamos toda la odisea para regresar al país. Cada quien vino como quiso y como pudo.
A partir de ese momento, todos comenzamos a organizarnos.
Posteriormente conocí a Oscar “El Ronco”, y realmente cuando lo conocí me di cuenta que
era comprensible la óptica de ellos. No es lo mismo la clandestinidad aquí, el rigor de todos
los golpes que habían sufrido. Nosotros no entendíamos lo que estaba pasando. Después,
curiosamente, me tocó al revés, llevar al “Ronco” a las casas de seguridad, después que no
nos quería recibir.
Cuando ocurre el terremoto, acababa de llevar a Ricardo y al “Ronco” Turcios a una casa de
la Colonia Centroamérica. Nos habíamos despedido horas antes. El terremoto trastoca los
planes inmediatos, y tenemos que huir de Managua. Fuimos a alquilar una casita en Granada,
que está en un ganchito de camino. Ése fue prácticamente el Cuartel General del Frente
Sandinista, recién pasado el terremoto. La casa de Oscar con la familia de Roberto Huembes
“El Poderoso”, como le decíamos.
También llegaba Ricardo Morales. Esa casa la habíamos alquilado con Martha Lucía Cuadra,
y su colaboración fue muy importante. El terremoto deja muchas redes perdidas, contactos
perdidos. Se suspenden o se posponen traslados a la montaña para tratar de mejorar las
posibilidades urbanas que eran, te repito, eran esa casita y nada más, salvo El Fuerte, de
León7, que yo no conocí por razones de compartimentación. Posteriormente alquilamos una
casa en Nandaime, que es donde caen los compañeros Oscar Turcios, Jonathan González,
Ricardo Morales y Juan José Quezada.
Mónica: Dorotea, ¿cuál era la esencia del trabajo de ustedes?
Dorotea: Muchos religiosos y religiosas nos involucramos en el apoyo a la Columna Pablo
Úbeda. No fue fácil tomar la decisión, porque en el seno de la Congregación había muchas
contradicciones. La decisión tenía que ver con muchos principios, con muchos valores, y por
eso tuvimos que consultar con el sacerdote y con las otras religiosas para resolvernos de
forma colectiva.
Mónica: ¿Qué otras personas participaron?
Dorotea: Milcíades Díaz, Adelaida González y las misioneras de Cristo, Juanita Contreras y
Sandra Prince, de nacionalidad norteamericana, que también fue colaboradora. Todas esas
compañeras están vivas y siguen en el convento, siguen siendo religiosas, están con las
cooperativas y varias de ellas siguen colaborando. El trabajo concreto fue de comunicación,
colaboración, y de la toma de conciencia de tratar de poner en práctica lo que nosotras
creíamos. Eso era muy importante porque en la montaña veíamos la pobreza y la represión.
Una vez, cuando regresamos de una gira de un mes, no encontramos al Delegado de la
Palabra, ni a la esposa, ni a los niños, pero hallamos fosas comunes. El padre Gregorio
Smutko “Justiniano”, documentó una denuncia que se llamaba “¿Dónde están los
desaparecidos?”, que incluía una lista con cientos y cientos de nombres de campesinos
reprimidos por la dictadura.
Mónica: En realidad, la campaña se llamaba “¿Dónde están nuestros hermanos
campesinos?”. Esta denuncia se llevó a organismos internacionales.
Dorotea: “Justiniano” fue claro también en la colaboración. Cuando Adelaida cae presa,
“Justiniano” es el que va y habla con el Comandante de Siuna para liberarla, porque después
de la toma de Rosita hubo una gran redada. Recogieron a muchos estudiantes. Ahí estaba
Adán Silva con Adelaida González y Milcíades, y cayeron presos, después fueron llevados a
la cárcel en Siuna.
Mónica: William Ramírez nos relató que cuando se encontró perdido en la montaña, se
dirigió a Las Minas, y como no tenía contactos, parece que él no estaba al tanto de que ustedes
ya colaboraban, y decide arriesgarse presentándose donde el cura.
Dorotea: William llega a la Casa Cural en Siuna preguntando por Teodoro8, porque ya era
conocido la colaboración y el trabajo sistemático que hacía Teodoro en pro de los
campesinos. William llega solicitando que le cambiara un dinero, necesitaba sencillo porque
tenía que dar una ayuda o pagar al campesino que le ayudó a bajar de la montaña. Entonces
Teodoro le entrega cambio, y lo cura, porque William tenía una herida en el costado. Las
mismas monjas de la Divina Pastora que estaban allá, hicieron el trabajo. Luego Teodoro
saca a William y a Crescencio Rosales, y los traslada a Managua.
Después a mí me toca sacar a “Modesto” en la misma ruta. Nos vamos a Alamikamba, El
Gallo, bajando a Bluefields, y de aquí salimos hacia El Rama, a Managua. La colaboración
de las religiosas y todas estas compañeras y compañeros, fue bien importante, pues tenían un
compromiso muy fuerte, mirábamos que era una necesidad vital.
David: Que explique Dorotea cómo entraron las primeras armas a la montaña.
Dorotea: La primera misión que me encargan es venir a Managua a contactarme con Luis
Enrique Figueroa, en Bello Horizonte.
Mónica: ¿Vestías como monja?
Dorotea: Si. Vengo con velo, falda y blusa. Me dieron una contraseña para encontrarme con
Luis Enrique. Me pierdo y no llego a Bello Horizonte. Pero como William Ramírez ya había
bajado de la montaña, él me reconoce en la calle. Me llevó a una casa de seguridad, y por la
tarde logran contactarse con Luis Enrique. Le entrego la carta que traigo de “Modesto” y
espero unos dos o tres días para la carga, pues, yo tengo que regresar a Siuna con ella.
Me acuerdo que era diciembre y había Purísimas, y como se tenían que preparar los regalos
navideños, hicimos una caja envuelta con papel de regalo, y ahí estuvimos, empacando
fusiles FAL.
René: Había una convención de Franciscanos en Managua y todos esos curas iban a viajar a
Las Minas. Dorotea les pidió que la ayudaran a llevar regalos para los niños pobres. Las
armas iban en cajas de muñecas. Dijo que eran muñeconas.
Mónica: ¿Cómo llevaste esa carga?
Dorotea: Envuelta en papel de regalo. Pero la verdad es que llevo regalos, medicamentos y
tiros. Mira lo que me pasa: cuando llego a Siuna en el avión de Lanica, la carga era muy
pesada para la caja, y bajándome del avión se abre, se desfonda y en media pista salen todos
los tiros. Por ahí estaba Goyo, el padre Gregorio y Manuel Rodríguez, un médico colaborador
que estaba encargado de recibir la carga para trasladarla a su destino. La gente que estaba en
el aeropuerto me ve recogiéndolos. Llegan los chavalos y toda la gente me ayuda a recoger
las cosas y a meterlas en la caja. Era natural, porque en la casa nosotros vendíamos tiros 22
y de escopeta a los campesinos que iban a cazar. ¡Pero ésos eran tiros de FAL!
Mónica: ¿Y después llevaste armas largas?
Dorotea: Pues claro, fueron varias giras, varios viajes.
Mónica: ¿Hasta completar cuántos, David?
David: Cincuenta y cuatro fusiles FAL.
Dorotea: Yo salía más, tuve que hacer un viaje a Costa Rica, a Panamá, y también ahí se
tuvo que introducir radios de comunicación que los metí en el fondo de galones de pintura
Sherwin Williams, empacados en Panamá por Daniel Núñez.
David: Pero no fueron bien empacados y llegaron inservibles, pues toda la pintura se filtró.
Mónica: Pasando a otro tema, ¿cómo se dieron cuenta de la muerte de Carlos Fonseca?
David: Carlos Fonseca iba a llegar a Kiawas, al norte del Río Iyas, en la Comarca Sofana,
eso era pura selva, donde tendría una reunión de la Dirección Nacional para definir una
estrategia conjunta. Para entonces ya se había producido la división del FSLN en las tres
tendencias. Yo fui en diferentes oportunidades a esperarlo. Bajaba de la parte montañosa,
pero tenía que bajar a un lugar que le llamábamos El Garrobo, como a tres horas de Boca de
Piedra, junto a Hugo Torres y Roberto Calderón. Lo esperamos hasta el nueve de noviembre,
él cayó el siete en la noche.
Como no llegó, abandonamos el campamentito donde nos íbamos a encontrar con el
Comandante Fonseca para llevarlo a la profundidad de la montaña, el diez de noviembre. No
contábamos con radio de comunicaciones ni radio de transistores para escuchar noticias.
Llegamos al campamento dos días después, y ahí nos dimos cuenta. El que me dio la noticia
fue Carlos Agüero. Aparentemente la Guardia lo emboscó por la noche y se dio cuenta hasta
el día siguiente que era Carlos Fonseca, fue hasta entonces que lo vieron. Le cortaron las
manos. Yo supe las circunstancias en que lo hicieron porque llegué a la casa del hombre al
que la Guardia obligó a cortarle las manos a Carlos, y con mucho temor, nos dio alguna
colaboración. Le cortaron las manos con un machete, y después trasladaron los restos a
Dipina.

Cuando salió aquella foto de Novedades, con el titular “Descabezado el Frente Sandinista”,
pensamos que le habían cortado la cabeza, pero cuando fuimos a traer sus restos a Waslala
después del triunfo de la Revolución se constató que no fue así.
René: A Carlos se le fue a buscar por varios meses. Yo fui un par de veces. El sitio del
encuentro era un palencón donde en una de sus ramas se ponía un ganchito como señal de
que habían llegado. Cuando llegábamos, buscamos los ganchitos, si no estaban, nos teníamos
que retirar y volver cada seis horas, para volver a chequear. Salíamos uno u otro grupo en la
espera de la llegada de Carlos.
Leonardo Real Espinal había conocido a Carlos Fonseca en una de sus bajadas a la ciudad y
fachenteaba con eso. Contaba que lo que más le impresionaba de Carlos era la confianza con
que hablaba del triunfo. Me decía: –Yo no sé cómo Carlos asegura que vamos a ganar, si esta
mierda la veo jodida. Hablaba bellezas de Carlos.
Mónica: ¿Que pasó después de la muerte de Carlos Fonseca, cómo impactó eso a la Pablo
Úbeda?
René: Fui durante meses al campamento. En una de esas misiones que me mandaban con
“Evelio” Nelson Suárez a poner y quitar una horqueta, en el último viaje que hago, voy
entrando al campamento con “Evelio” y me encuentro a Carlos Agüero oyendo el radio y con
la cara desencajada. Yo pensé, quién sabe qué pasó, porque la cara que tenía era de muerto.
Lo saludo y me dice, mataron a “Agatón”. Y hasta entonces me dice que la misión que iba
yo a realizar era porque había que subir a “Agatón” al campamento. Era una misión repetitiva
que nunca supe para qué la hacía, ni “Evelio”. Carlos Agüero pasó todo el día pegado al
radio.
Comentario de la autora: Un mes después de la muerte de Carlos Fonseca, el 9 de diciembre
de 1976, en ausencia de “Modesto” y “Ródrigo”, que andan realizando una misión, por
primera vez hay un combate cerca del campamento central de la Brigada Pablo Úbeda, y
muere Rufo Marín. Mueven el campamento y dos meses después, el 9 de febrero es atacado
nuevamente. En el lugar llamado Aguas Calientes, cae Aurelio Carrasco. Al día siguiente, 10
de febrero, “Modesto” ordena una emboscada. Se combate con la Guardia sin bajas.

René: A principios de año se decide organizar un grupo selecto de combate para emprender
acciones ofensivas, porque estábamos sufriendo una represión fuertísima, y decidimos crear
la Columna Aurelio Carrasco, dirigida por Carlos Agüero.
Nosotros habíamos realizado otras jornadas ofensivas, por ejemplo, en diciembre de 1974 el
asalto al banco de Abisinia; luego, una jornada de ajusticiamiento que comienza con Santos
Peralta, en la hacienda El Porvenir, y otros Jueces de Mesta. En los primeros meses de 1975
también se dieron ataques a cuarteles. Pero después que cae Carlos Fonseca, la recién
creada Aurelio Carrasco realiza una emboscada, y desgraciadamente cae Carlos Agüero. En
el núcleo estaban William Ramírez, Hugo Torres, Manuel Calderón y diez compañeros más.
Comentario de la autora: Aunque en las cronologías oficiales se dice que Carlos Agüero
cae en el ataque al Cuartel de Río Blanco, se ha precisado que él cae el 7 de abril, jueves
santo, a eso de las 5 p.m., mientras se daba la primera y única acción de la Columna Aurelio
Carrasco, de la cual era jefe. La acción se llevó a efecto contra una patrulla de la Guardia
Nacional que se encontraba acampando en la capilla de San Isidro, comarca de Lisawé. (Ver
entrevista a Hugo Torres).

René: Después de eso, la columna queda realmente sin liderazgo, y en los meses sucesivos,
conjuntamente con la ofensiva de la Guardia, se desmoraliza. La Guardia logra desarticular
esa columna y muchos salen como pueden hacia Honduras; otros bajan, no sé cómo, a la
ciudad. William Ramírez logra salir para Siuna; matan a otros9, capturan a Ana Julia Guido
y nuevamente quedamos unos pocos, como diez, y otros que estaban en la
Columna Bonifacio Montoya.
Nosotros, que estábamos más adentro nos dividimos en dos grupos. Mientras David va más
adentro con los que les decíamos cariñosamente “gualdrapas”, a mí me mandan a El Naranjo,
junto a Serafín García “Pablo”. La zona era propiamente entre el lugar donde estaba la Bacho,
el Kilambé, y El Naranjo. Es una distancia enorme, pero el lugar donde vamos es un punto
intermedio.
Mónica: René, el 24 de agosto de 1977 cae Emir Cabezas y luego en octubre Nelson Suárez
y otros compañeros. ¿Cómo ocurrieron estos hechos?
René: Nos mandan a una misión de abastecimiento donde un señor que había contactado,
me parece que “Modesto”, que era Juez de Mesta. Parece que había pasado alguien por ahí y
el hombre se había mostrado dispuesto a apoyar. Era importante porque tenía bastante
abastecimiento en su tienda, era una zona donde no teníamos presencia y este hombre era un
finquero riquito. Esto es en el lado de Wina, Bocay, ahí es zona más poblada. Llego ahí con
Sabino, Teófilo, Emir “Angelito” y otros más. Nos hacen la operación tamal. ¿Me vende
arroz? Normalmente nos dicen: –Le voy a vender veinte libras, pero éste nos dejó comprar
hasta un quintal. ¿Frijoles?, igual; ¿latas?, ¡las que quieran! Nosotros alegrísimos.
Es más, nos dieron de comer, y tardábamos y tardábamos, de manera que cuando son como
las tres de la mañana, me chiveo, y digo: –Vamonós a la mierda. Y todavía “Angelito”, que
había perdido una pieza de una máquina de moler, y lo habíamos criticado al pobrecito por
esa pieza, él ve una máquina vieja ahí y le dice al hombre que si le vende la pieza, y el hombre
dice: –Llévese la máquina entera. Eso nos atrasó aún más. Y el hijueputa, mientras tanto, le
mandó a avisar a la Guardia. Y nos entretiene. Todavía cuando Sabino le pregunta por una
dirección donde salir, él nos mandó por una ruta en unos breñales espantosos. Pasamos horas,
como íbamos súper cargados, eso nos hizo caminar lento, fue un vía crucis.
Cuando caemos a la montaña limpia, paramos un rato para escuchar un mensaje de ésos que
nos mandaban por medio de La palomita mensajera. “Angelito” está al ladito mío y se retira
un poquito. En ese momento se armó una balacera. Lo que nos salva de caer masacrados a
todos es que nos detuvimos y teníamos los sacos en el suelo. Eso nos permitió corrernos
porque la balacera era infernal, y además, nos atacaron con helicópteros. Nos quedamos un
tiempo, escuchábamos los gritos de la Guardia, a trescientos metros oíamos los gritos de los
guardias que a pesar de todo, no se atrevían a entrar. Regresamos al lugar buscando a
“Angelito” pero no encontramos ni el cadáver.
Posteriormente se les pasó la cuenta al Juez de Mesta y al hijo, que eran los principales
responsables.
Nelson Suárez “Evelio” campesino de Yaoska, el mejor baqueano de la montaña, iba en
misión junto con Julio Avendaño “Teófilo”, bajando a Edgard Lang, quien tiene una hernia
y una mano herida, y a otro compañero, creo. A Edgard lo dejan en la carretera para que tome
un bus, y ellos se regresan. En ese regreso chocan con la Guardia y los matan a los dos.
Nosotros nos damos cuenta porque la Guardia siempre hacía alardes. Recuerdo cuando
“Modesto” se dio cuenta, le golpeó durísimo, pues además de que era su baqueano, le tenía
muchísimo cariño.
David: Después de la caída de Carlos Agüero, me dan la misión de trasladar compañeros
hacia el centro montañoso, lo que es el macizo de Saslaya. Había ancianos y familias enteras
que andaban con nosotros.
René: La misión de David realmente fue ingrata. Había que alivianar la guerrilla por la
represión de la Guardia, y andábamos muchos niños y viejitos. Entonces yo decido que para
poder operar requerimos una guerrilla que no cargue, que sea liviana, que no tenga que andar
protegiendo a esta gente. Pero a David Blanco le dan la tarea de ir a sobrevivir con ellos a
Saslaya, y se va con dos o tres compañeros. David era uno de los hombres más hábiles para
sobrevivir en el monte, y por eso le asignan esa misión.
Mónica: ¿De dónde te vino esa habilidad? ¿Es natural?
David: De mi extracción campesina y tengo facilidad en la orientación.
René: Era uno de los compañeros mejor dotados como jefe guerrillero. Realmente David era
el jefe después de Carlos Agüero, eso no se sabe ni se dice; y lo que pasa es que, como David
realmente era la persona que podía garantizar que toda esa gente no fuera asesinada, entonces
le toca a él esa tarea y también choca con la Guardia; se dispersan y después David se nos
pierde y aparece de nuevo por otro lado.
David Blanco tenía autoridad como uno de los compañeros con más habilidades guerrilleras,
eso te lo puede decir William Ramírez, Calderón, Hugo Torres y todos los que estuvimos
ahí.
David: Tuve que bajar a la ciudad, entré a Managua el 17 de octubre, para la muerte de Pedro
Aráuz. Tuve que bajar porque en la montaña no hicimos contacto y, además, gente de la
nuestra también se perdió en medio de los combates en la montaña. Estuve en León, donde
una colaboradora que se llama Aura Hernández.
En esa ocasión ocurrió algo que no se sabe, y es que yo anduve en el Palacio Nacional
levantando toda la información. Nosotros, con Bayardo Arce que estaba entonces de
responsable de la Tendencia GPP, hicimos el plan, yo visité el Palacio muchas veces con el
compañero “Frank”, Charles Quintana, quien ahora trabaja en seguridad personal.
La cosa es que hicimos una maqueta y armamos el plan. Más o menos el estimado de unos
veinte o veinticinco hombres bien entrenados militar y psicológicamente. Entre los
candidatos a integrar el Comando estaban William Ramírez, Mauricio Valenzuela, Ismael y
Oscar Lanuza, Carmen Bravo, la hija de doña Luz, que fue secretaria de “Chombito” Walter
Ferreti, y otros más.
Mónica: Entonces, ¿es verdad que la GPP tenía su plan?
David: Sí, pero luego yo salgo del plan, porque me ordenan que suba de inmediato a la
montaña a reforzarla. Eso es en julio de 1978. Para entonces, “Modesto” ya estaba en
Panamá. Habían llegado ya a acuerdos. Se me comunica que va a ser una operación conjunta,
y que va salir un comunicado dando a conocer la unidad.
Mónica: ¿Cuándo regresás de nuevo a la montaña?
David: El 13 de enero de 1978, después de la muerte de Pedro Joaquín Chamorro, salgo a
Matagalpa y ahí permanezco algún tiempo, llevando gente para la Bacho Montoya10.
Tenemos contacto con Camilo Ortega, que nos da medios, armas y dinero. Afincamos bien
a Omar Cabezas con hombres, armas y de ahí paso más al centro, es decir, a la zona donde
históricamente operamos nosotros, donde ya estaban Serafín García y Lumberto Campbell.
Más arriba está Salvador Muñoz, que está con René Vivas en los minerales, esperando para
llevarme a la zona de Las Minas.
Comentario de la autora: David vuelve a subir a la zona de operaciones de la
Columna Pablo Úbeda en julio de 1978. Para entonces había realizado varios viajes al
Kilambé, apoyando el traslado de hombres y armas a la Columna Bonifacio Montoya. De
la Bonifacio, parte hacia la zona donde se encontraba René Vivas, en los alrededores de Las
Minas, en una caminata que dura veintiséis días. (Conversación posterior con David Blanco).

Mónica: Entonces pudiera decirse que hasta esa época se siguió siempre trabajando en el
fortalecimiento de las unidades guerrilleras de la montaña, porque estás hablando ya de 1978.
David: Hay un respiro grande porque ya para ese entonces la presión es mucho menor, la
presión más grande que nosotros tenemos es antes que rompan fuego los Terceristas.
Los ataques de octubre de 1977 nos quitan presión, porque nosotros allá arriba habíamos
quedado en una situación muy débil y delicada; andábamos descalzos, en harapos, y algunos
bajamos a la ciudad a hacer contacto. Los ataques del norte, de los compañeros, nos dan un
respiro.
Mónica: ¿Cómo toman la decisión de irse para Las Minas y cuándo llegan?
René: “Modesto” logra encontrarnos en el Naranjo después de varios meses que no nos
mirábamos. Para la muerte de Pedro Joaquín, hacemos un análisis de la situación.
Nosotros apenas somos once en ese lugar. La represión en la zona ésa, donde operamos de
1973 a 1977, fue brutal. Estamos hablando de la zona de Matagalpa, Jinotega, Waslala, La
Dalia y Río Blanco. Los campesinos se bajaron, no había gente, no había población. Habían
ocurrido ejecuciones masivas, los campesinos eran tirados de los helicópteros. Entonces la
guerrilla así no sirve. ¿Qué hacíamos metidos en esos macizos montañosos? Aplicando el
concepto de las famosas “aldeas estratégicas” que usaron los gringos en Vietnam, la Guardia
obliga a los campesinos a bajar a Waslala y a La Dalia, donde eran totalmente controlados
por ellos a través de los jueces de mesta, entonces nos fuimos quedando prácticamente sin
contacto con la gente.
Ahí se plantea que hay que acercarse a la ciudad, buscar armas y recursos. Se decide casi por
votación democrática que “Modesto”, que no quería, bajara al Pacífico. La situación es tal,
que “Modesto” nos dice a todos que el que se quiera ir que se vaya, pero todos permanecimos
firmes, nadie se va. Pero decidimos que él baje con Sabino Aguilar.
En la reunión que hacemos después del 10 de enero, estaban “Modesto”, Victoria López
“Nora”, Serafín García, Salvador Muñoz “Filemón”, Sabino Aguilar “Filiberto”, Inés
Hernández “Pedrito”, dos campesinos y yo.
No recuerdo si estaba Manuel Calderón “Rufo”, porque creo que él se había perdido, y se
apareció todo hecho mierda hasta que estábamos en los minerales. David no estaba, porque
estando en el Saslaya, lo sorprende la Guardia moliendo pinol en una máquina que hacía un
ruido del carajo. Ahí los atacan y muere un campesino llamado Jacinto; se esparce toda la
gente y David pierde todos los contactos, por lo que decide bajar a la ciudad.
Escogemos la zona de los minerales porque ya teníamos presencia, aunque todavía débil,
pero la población está en su lugar. La decisión fue correcta, porque fue increíble cómo, en
cuestión de meses, de cuatro pelagatos que llegamos ahí en unas condiciones lamentables, al
cabo de ocho o diez meses teníamos armamento y sobre todo, mucha gente.
Hacemos una gran marcha que incluyó pasar por las calles de Siuna, pasando frente al
Comando con las armas metidas en sacos, pues no podíamos bordear Siuna porque
“Pedrito” se confundió y tuvimos que guiarnos por el movimiento y ruido de la planta
eléctrica, y cuando vimos es que estábamos en los putales de La Luz. Decidimos pasar
rápido, era como la una de la madrugada. Ahí llegamos a organizar en primer lugar la salida
de “Modesto” y el nuevo esfuerzo de la columna.
Cuando se dieron los movimientos insurreccionales de 1978, algo sabíamos de eso, y nos
preparamos para la toma de Siuna. Yo llego a Siuna de madrugada, vestido de mujer y
duermo dos noches en el convento, en el cuarto de la Dorotea. Y “Filemón”, que andaba
conmigo, lo mandé a que fuera al cine para vigilar el Comando. A la hora que tengo que salir
de ahí, el doctor Manuel Rodríguez, quien me debía buscar, no llega puntual, y le digo a la
monjita Juanita Contreras, usted se tiene que vestir de mujer normal y se va conmigo como
que vamos jalando. La monjita está aterrorizada, pero luego llegó el doctor Rodríguez, y le
reclamé su tardanza. La monjita feliz, porque su reputación no quedó en duda.
Ya después nos fortalecimos para la operación de la toma de Las Minas y el aterrizaje de un
avión con armas y combatientes.
Mónica: ¿Cómo se organiza la primera toma de las minas?
René: Para la toma de las minas el problema no era la gente, porque eso nos sobraba, sino el
armamento, porque era muy difícil llevarlo a la montaña. Entonces, en comunicación con
Henry Ruiz, se concibe una operación de desembarco aéreo en Bonanza, con un avión DC-6
de cuatro motores en el que va un comando como de setenta compañeros ya entrenados. Ahí
viene el Chino Vásquez y varios excelentes compañeros; algunos están vivos, otros cayeron
en la defensa de la Revolución. Esto estaba planeado para el 28 de mayo de 1979.
Nosotros compramos una finca que quedaba cerca de Rosita, y ahí preparamos todo el
operativo de los aviones. Todos los colaboradores tenían finquitas muy pequeñas y no
queríamos que cayeran. Compramos la finca para poder recibir a toda la gente, para agruparla
y preparar las acciones. Ahí fue llegando toda la nueva camada: “Blas”, “Emiliano”, Alberto
Jáenz “Alfredo”.
Analizamos que no bastaba asegurar Bonanza, porque existía la posibilidad de que le llegaran
refuerzos a la Guardia desde Siuna o Rosita. Entonces se tomó la decisión de tomarse Rosita
y Bonanza, simultáneamente, el mismo día. A “Rufo” Manuel Calderón le toca Rosita, con
un grupo de compañeros que nació en ese poblado. “Rufo” encontró a todos los guardias
durmiendo, así que se tomó ese pueblo en un segundo.
David y yo teníamos que garantizar el pueblo y la pista de Bonanza, que era donde aterrizaría
el avión. Lamentablemente, o tal vez afortunadamente, ese día había neblina y todos veíamos
que el avión hacía intentos desesperados por aterrizar entre la neblina, pero no podía. Y no
hubiera podido aunque no hubiese neblina. Si han tirado un DC-6 sobre la pista de Bonanza
con un mejor tiempo, se hubieran matado todos. Lo digo ahora que conozco bien la pista de
Bonanza, pues a pesar de que mandamos los datos con Dorotea, sobre el largo y ancho de la
pista, no sabíamos que ese aterrizaje no era posible porque Bonanza es un hoyo. Vinieron los
sabios, unos hombres que supuestamente sabían de eso, incluso fíjate que con un cura
anduvieron midiendo a pie, dando pasos y contándolos.
David: Sí, hay una loma de frente, ahí.
Dorotea: El avión regresa, porque intenta también caer en Siuna; sobrevuela Bonanza como
cuatro veces, y ya para entonces son las diez de la mañana. Nosotros empezamos a oír el
vuelo desde la seis de la mañana, intenta entrar a Siuna, pero no tienen las coordenadas ni la
información de Siuna, como las tenían en el caso de Bonanza. Entonces, imagínense que el
avión regresa de nuevo.
Mónica: ¿Y si hubiera aterrizado en Siuna?
Dorotea: Quién sabe si se hubieran salvado, porque Siuna no estaba tomada.
David: Ahí hicieron un intento, pero Henry Ruiz dice que la pista estaba obstaculizada.
Había barriles y obstáculos en el centro de la pista.
René: Es que la Guardia se espantó cuando vio el avión sobrevolando. Nosotros nos
tomamos simultáneamente Rosita y Bonanza.
Mónica: Yo te voy a decir que si hubieran podido aterrizar en Siuna, es decir, si no hubiera
habido obstáculos sobre la pista, seguro no hubieran tenido problemas para tomársela ¡con
setenta armados! Cuando dicen que se tomaron Rosita y Bonanza, ¿qué quiere decir? ¿Atacan
el cuartel y lo controlan?
René: Claro, tomamos los dos pueblos y cuando la población ve a la guerrilla en las calles,
los campesinos salen. Los primeros días pensamos que el avión volvería a tratar de llegar.
Fíjate que en una ocasión estamos “El Chele Emiliano” y yo a orillas de la pista, oímos un
ruido y pensamos que era el avión y los compañeros que habían regresado. Ya había luz y
estamos de pendejos en la cabecera de la pista; cuando en eso vemos que sale un humito, y
era un rocket lanzado por un avión push and pull y nos enterramos en un lodazal, en un
pantano. Se armó una balacera contra los benditos push and pull y se desaparecieron.
La toma duró unos días, hasta que consideramos que había que hacer la retirada. Y cuando
nos tenemos que retirar la gente dice: –Mire, el problema es que ya que nos manifestamos,
no nos podemos quedar en el pueblo porque nos mata la Guardia cuando ustedes se vayan.
Entonces le pregunto a David y me dice que tienen razón, los van a matar.
Entonces salimos como con doscientas personas desarmadas, sin abastecimiento, vestidos de
cualquier forma. Nos fuimos ordenando a la gente lo más que pudimos hacia Risco de Oro,
tratando de salvarle la vida a la gente. Iba un grupo adelante para ir abriendo brecha y en el
centro una cantidad de muchachos y muchachas jóvenes buscando como no fueran
asesinados.
Dorotea: René, pero hay que acordarse que en esa marcha, a los dos de la tarde ya teníamos
encima a los push and pull y la Guardia de Siuna salió a pie, caminando de Siuna para
emboscarnos en el camino hacia Risco de Oro. Más adelante, David lo que hizo fue
organizarnos y dividirnos. Recuerdo que un profesor del colegio, Adán Silva, iba con todos
sus alumnos.
Mónica: ¿Cómo se produce la masacre de La Rampla?
Dorotea: Se produce en Risco de Oro, cuando después que cruzamos El Salto 11, David y
René se quedan, van todos a pie con doscientas personas. Se distribuyeron las armas que
había en pequeña cantidad.
Mónica: ¿Y no habían camiones en el pueblo? ¿Por qué no se movilizaron en camiones?
David: Nosotros nos movilizamos en los camiones para la toma de Las Minas.
Mónica: Es que te hago esta pregunta porque Julio Ramos dice que cuando la toma de Estelí
y todas esas actividades insurreccionales, la gente que venía de la montaña no tenía la
dinámica de que hay que tomarse camiones, sino que todo era a pie, que era parte de la
mentalidad de la montaña.
René: Eso no es así. Nosotros llegábamos en camiones a los objetivos, lo que no podíamos
hacer era acercamiento en camiones. Pero en cuanto a la toma de la mina, la primera misión
fue tomarse los camiones.
David: “Rufo” se nos pierde, era jefe de la retaguardia Se le da la misión de emboscar a la
Guardia. No pudo regresar al grupo y tiene que chocar varias veces con la Guardia, y la
marcha era complicada con los civiles. Después ya se encuentra de nuevo con René. Nosotros
íbamos hacia Risco de Oro, a una mina que se llama Dos Américas.
Dorotea: Entramos a Risco de Oro y David dice que podemos descansar. Habíamos
conseguido una vaca, había yuca, y nos pusimos a cocinar. Teníamos dos días de caminata,
había que descansar y dar de comer a unas doscientas personas. Cuando estábamos listos
para distribuir la alimentación, oímos el ataque de la Guardia que entró por el lado de la
comunidad El Dorado, que es la parte sur-este de Siuna, y nos atacan y comienza el tiroteo.
Dejamos la comida, dejamos todo y nos desparramamos, todo el mundo corrió donde se
podía, porque la mayoría no teníamos armas ni entrenamiento. Los estudiantes se dispersaron
y ahí se perdieron Adelaida “Úrsula” y Manuel Rodríguez “Goyo”.
Cae la noche y teníamos que seguir caminando; acampamos en la madrugada. Ahí nos dimos
cuenta que de las doscientas personas, había sólo como sesenta, el resto se perdió.
René: Después que perdemos contacto con la retaguardia a cargo de “Rufo”, organizamos
una mini retaguardia y ahí iban, “Emiliano”, un muchacho chele de Estelí, muy bueno, Luis
Delgadillo, Isaac, un campesino y unos siete más. Ellos tenían la misión de, por lo menos,
contener a la Guardia mientras nosotros avanzábamos con ese montón de civiles montaña
adentro. Y se produce un segundo vergueo porque, cuando ellos buscan como tenderse, la
Guardia los sorprende. Ahí mueren Luis Delgadillo y “Emiliano”, y se pierde el resto.
Después de eso, una parte de los pobladores ya rendidos, muertos de hambre, afligidos, dicen
que van a tratar de regresar al pueblo, que ellos son de ahí. No los pudimos detener y regresan,
pero la Guardia los apresa y los asesina.
Dorotea: A los días, la Guardia los agarra vivos, agarra a los hijos de don Justo, de Rosita,
y nosotros pudimos escuchar el tiroteo cuando los masacraron. Ahí fue la masacre de los
estudiantes. Ese lugar se llama La Rampla12.
David: Como sesenta compañeros murieron, según oí después.
Dorotea: En estos combates cae Luis Delgadillo, hermano de una monjita de La Asunción
que presta servicio en Diriamba, creo que se llama Miriam Delgadillo, que llegó después a
buscar sus restos.
Mónica: Nos llamó una compañera que vive en Managua pero que es originaria de Siuna 13.
Dice que la masacre fue el 6 de junio y que murieron cincuenta y ocho compañeros, entre
otros, hermanos como Gilberto Romero, Francisco Sáenz, Miguel y Migdonio Alvarado. Ella
se acordó de cuatro, pero realmente una masacre de cincuenta y ocho compañeros tiene que
ser un evento sobre el cual se escriba todo un libro para que no quede en el olvido.
René: Después de Las Minas, prácticamente se combatía todos los días; a veces hasta dos
veces al día, entonces teníamos un grupo atrás, de contención, buscando como salvar la vida
de todo ese montón de muchachos. Seguimos montaña adentro.
Mónica: El sábado pasado anunciamos que ustedes vendrían hoy y les mandaron una cartita
que me gustaría leerles:
Aprovecho la oportunidad para saludarles a usted y sus invitados, el Comandante René Vivas con cariño
a la morenita Dorotea. A los héroes un poco olvidados de la Mina Rosita. ¿Cómo olvidar aquel 28 de mayo
y aquel 6 de junio de 1979? Me preparaba para asistir al colegio a las seis de la mañana. Recuerdo a la
Brigada Pablo Úbeda, entre algunos de sus miembros, a “Rufo”, al Comandante René Vivas, a Terencio14 ,
a “Úrsula” con su UZI en mano. Mi saludo adonde se encuentren a ellos y a “Emiliano”, que fuera
asesinado en La Rampla por la tenebrosa Escuela de Entrenamiento Básico de Infantería (EEBI), junto a
los jóvenes que fueron torturados y masacrados, como Lucía Montoya Zeledón, El Moreno Jorge, Crachi,
Cucho y otros, por la memoria de Celso, el compañero que cayó en combate en la segunda entrada a
Rosita, cuyo cuerpo quedó sepultado a la orilla de la cancha.
Dorotea: Todos ellos son compañeros de Las Minas: los Montenegro, grandes colaboradores
del lado de Negrowás, de esa zona donde cayó posteriormente Evaristo Vásquez, un
compañero de origen panameño que había venido con “Modesto” en el avión. Después él fue
jefe militar del triángulo minero y cayó en una emboscada de la contra.
René: Después de la masacre, la población quedó enfurecida y dispuesta a integrarse a la
lucha. Nosotros permanecimos en los alrededores y comenzamos a ser los que buscábamos
a la Guardia. Con la fuerza que acumulamos, nos tomamos nuevamente Las Minas y
controlamos ese territorio. En Siuna había doscientos guardias que se entregaron toditos. Ahí
recuperamos las armas y controlamos todo el territorio. Los jefes de los grupos eran David
Blanco, Manuel Calderón, Salvador Muñoz “Filemón” y yo 15.
Después de la toma de Siuna tomamos una decisión Manuel y yo con otros diecisiete
irresponsables, porque se necesita ser irresponsable para tomarnos unos camiones de Las
Minas y marchar sobre Puerto Cabezas, sin tener ni idea de cuántos guardias había ahí.
Algunos decían que nos fuéramos hacia Matagalpa, pero pensamos que ya no tenía sentido.
Nosotros pensamos, ¿qué vamos a ir a hacer al Pacífico, si ahí sobra gente? Nosotros hemos
estado en esta zona del Atlántico, la conocemos más. Ya prácticamente estaba controlado
todo lo que era Waslala, Siuna, Rosita, Bonanza, Prinzapolka, todas las comarcas y todos los
ríos.
David: Después de la toma de Las Minas, nosotros salimos hacia Musawás, el palenque de
los Sumus, buscando Raití.
Dorotea: Después de eso, nosotros vamos con David, llegamos hasta el Río Coco, buscando
Honduras. Incluso una parte de la gente fue a explorar el lado de Honduras. Cuando se da el
19 de julio, nosotros estábamos Río Coco arriba, cuando David oye por Radio Reloj de Costa
Rica del triunfo. Bajamos sobre el río en cayucos hacia Waspán, pero ya los guardias se
habían ido. Nosotros bajamos hacia Puerto Cabezas a pie, pero René iba hacia allá en
camiones.
René: Yo personalmente estaba en la toma de Puerto Cabezas como el 15 de julio, y la
Guardia se había ido. Al día siguiente salí para Waspán en los camiones, y la Guardia se
había cruzado a Honduras. En todos esos lados dejábamos armada a la gente. Al regresar a
Puerto, escuchamos que Somoza se había ido. Como a los dos días, después del 19 de julio,
me logro comunicar con “Modesto”, y me dice: –Andate para Bluefields, que hay unos
vergueos horribles. Nosotros nos vamos con varios, Edgard Vílchez y Leana Benavides, que
acababan de llegar a Puerto, y no sé con cuántos insensatos más, nos montamos en un avión
y nos vamos para Bluefields a ver qué pasa. David llegó a Managua hasta en agosto16. No me
acuerdo, pero cuando llegamos a Bluefields encontramos un cachimbeo complicado, pero
por otras cosas. Había gente de la Brigada Simón Bolívar.
Mónica: Para finalizar, les pido un breve mensaje para los oyentes.
David: Se hizo una Revolución, no se pudo hacer lo que pensábamos, desgraciadamente
hubo muchos enemigos. Desde un primer momento, al gobierno norteamericano no le gustó
esta Revolución y gastamos muchos recursos para defenderla. Creo firmemente que la
Revolución Sandinista ha sido el acontecimiento más grande de este siglo, ha sido un cambio
grande donde prácticamente fue el pueblo el que se alzó contra toda la injusticia y todos los
desmanes de la dictadura somocista para tener un gobierno mejor y más humano.
Hago un llamado a todos los jóvenes a reflexionar y ver hacia adelante y decirles que el futuro
de Nicaragua tiene que ser un gobierno humanista, un gobierno por todos los pobres y no por
los poderosos. Creo que el futuro pertenece a la justicia, a la paz y a la democracia.
René: Yo creo, que las banderas de la Revolución siguen siendo vigentes. Aquello que llevó
a todos estos miles de nicaragüenses a la lucha, un ideal de justicia, de combatir las violentas
desigualdades sociales, la riqueza en manos de cuatro pelagatos, una sociedad excluyente
para las grandes mayorías, un pueblo analfabeta, abandonado, con pobrísimos niveles de vida
y sin salud ni educación. Lamentablemente, esas cosas la Revolución no logró resolverlas,
porque en diez años no era posible, y en diez años de neoliberalismo estamos regresando a
situaciones muy parecidas a la época de Somoza. En otras condiciones políticas, pero
similares condiciones sociales y económicas, las banderas siguen vigentes, y por tanto,
debemos continuar.
Quiero expresar nuestro reconocimiento y cariño a los compañeros que cayeron en la
montaña: Carlos Agüero, Rufo Marín, Aurelio Carrasco, Martiniano Aguilar y no los
menciono a todos porque es realmente imposible, gente extraordinaria, compañeros
valiosísimos. También quiero, con brevísimas palabras, reconocer a quien funcionó como
jefe de todo eso, al Comandante Henry Ruiz Hernández “Modesto”, quien estuvo al frente
desde los años setenta, y al cual nosotros obligamos a bajar, él no quería abandonar el lugar
donde estuvo trabajando. Nosotros no hemos hecho mucha alharaca de nuestras modestas
acciones militares, pero realmente la montaña fue una escuela de formación.
Debemos reconocer, por lo tanto, sobre todo a los que cayeron, a los que dieron sus vidas y
que permitieron que posteriormente, en1977, el Frente fuera capaz de pasar de la
clandestinidad de las montañas, a las ciudades y a la lucha insurreccional.
Mónica: Definitivamente no hubiera podido haber un 19 de julio sin la montaña. Y eso es
muy importante.
Dorotea: Y tampoco sin la participación de las mujeres. Yo quiero, realmente en honor a los
mártires de La Rampla y a los compañeros mineros, rescatar la solidaridad, la ternura y el
amor que nos unió y que nos hizo posible derrocar a la dictadura. Creo que todo esto es muy
importante porque estamos retomando, construyendo y reconociendo aquellos valores,
aquellos principios de solidaridad, de unidad y de compañerismo, porque fue una lucha
inclaudicable.

14 de agosto de 1999
NOTAS
1
Victoriano Arteaga era mandador de la hacienda San Carlos, de Chale Montealegre, en la
zona de la Villa Salvadorita (hoy 15 de julio) durante el auge algodonero; y se involucró con
movimientos campesinos que lucharon por las tierras de Tonalá, Sirama y
Rancherías.
“(...) Los campesinos asesinados ese día eran trabajadores
de la hacienda San Carlos que estaban presentes en el momento del asesinato de mi padre por
parte de un guardia: Cayetano Urey, tractorista, Eduardo Flores, bodeguero, Eduardo Urey,
jornalero cargaron el cadáver de mi padre manchándose de sangre; una patrulla de la Guardia se
percató de eso y los siguió por la carretera al Guasaule, los alcanzaron y los asesinaron, luego les
dieron fuego y los botaron en los zanjones de Posoltega”. (Testimonio de Victoriano Arteaga
Núñez en El Nuevo Diario, 2 de noviembre del 2007).
Los CIVES (Comités Cívicos de Vigilancia y Defensa del Sufragio Electoral) fue una
2

organización creada por los Conservadores. Uno de los impulsores fue Pedro Joaquín
Chamorro Cardenal, para realizar acciones de protesta contra el somocismo. Eran grupos de
jóvenes que se manifestaban con beligerancia.
3
Daniel Convendit, famoso líder de Mayo del 68, en París.
4
Las Minas: Rosita, Siuna y Bonanza, enclave minero de compañías norteamericanas.
5
La compartimentación era un principio operativo de la organización clandestina. Cada
unidad se mantenía separada o estructurada en compartimentos; no debía tener información
de las otras unidades. De esa manera, si una unidad era reprimida, las otras quedaban
resguardadas por el secreto.
6
Patricio Argüello Ryan, junto a Laila Khalid, participaron en un fallido intento de secuestro
de un avión de El Al, la línea aérea israelita, después de despegar de Ámsterdam. El operativo
fracasó y fueron heridos por guardias armados israelíes que viajaban dentro de la aeronave.
Cuando el aparato aterrizó en el aeropuerto de Londres, Leila Khaled fue llevada a la
comisaría de Policía, y retenida durante veintiocho días, hasta su liberación en un intercambio
de rehenes. Patricio fue dado como baja, pues estando herido y atado, miembros de la
seguridad israelí lo golpearon brutalmente, y luego lo ejecutaron con disparos a sangre fría.
(Datos de la página web, Sandino Vive).
En la Cronología Veintitrés Años de Lucha Sandinista, publicada por el Instituto de Estudio
del Sandinismo en 1981, se afirma que después del asesinato de Patricio, se realizó otro
secuestro aéreo en el que participó Juan José Quezada, y lograron la liberación de la
guerrillera palestina y la devolución del cadáver de Patricio Argüello Ryan.
7
Casa de Magnus Bervis, en Sutiava, León, a la que le decían El Fuerte.
8
Se refiere al sacerdote capuchino Teodoro Nieaus, conocido como Padre Teo, quien hacía
trabajo en esa zona.
9
Caen Orlando Castellón “Casimiro” y Aquiles Reyes Luna.
10
Columna Bonifacio Montoya, conocida como La Bacho, bajo el mando de Omar Cabezas.
Opera en el norte; construye la Ruta Sandino que logra llegar hasta el noroeste de San José
de Bocay, propiamente a orillas del Río La Golondrina.
11
Se refiere a la presa hidroeléctrica El Salto, que abastece de energía a la mina.
12
La Rampla es una comunidad perteneciente al municipio de Siuna.
13
Esta llamada telefónica al programa Entre Todos fue el 10 de julio de 1999.
14
Terencio es un compañero campesino de Unión Labú, de apellido López. “Úrsula” es
Adelaida González, una de las Misioneras de Cristo que se incorporaron a la lucha guerrillera,
que usaba una Sub-ametralladora UZI. (Explicación posterior de Dorotea).
15
El 6 de julio se toman Bonanza y luego atacan Rosita y Siuna, y quedan liberados estos
territorios.
16
David Blanco fue al acto en donde le impusieron el grado de Comandante Guerrillero.
Luego participó en la misión del rescate de los restos de Carlos Fonseca.

COMENTARIOS DE LOS LECTORES

© Onofre Guevara: Los CIVES eran una organización juvenil anti somocista. Su principal líder
era Julio Cardoza quien apareció después como ministro del trabajo y luego ocupó otros cargos
en los gobiernos de Somoza Debayle; vive en Miami desde los 80 y estuvo escribiendo casi
semanalmente en El Nuevo Diario, pero no sé si por coincidencia, dejó de escribir desde cuando
en un artículo recordé su “hazaña”, aunque sin mencionarlo.

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