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El documento presenta el dictamen del Procurador General de la Nación sobre un caso de despido. Resume que la Corte Suprema hace lugar a la queja de la empresa demandada, revoca la sentencia de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo y devuelve el caso al tribunal de origen para que dicte un nuevo fallo, compartiendo los fundamentos del Procurador de que la Cámara no consideró adecuadamente las pruebas presentadas por la empresa sobre las causas del despido.
Descripción original:
Título original
Fallos sobre la aplicacion de la regla del artículo 243 de la LCT en el intercambio telegráfico.docx
El documento presenta el dictamen del Procurador General de la Nación sobre un caso de despido. Resume que la Corte Suprema hace lugar a la queja de la empresa demandada, revoca la sentencia de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo y devuelve el caso al tribunal de origen para que dicte un nuevo fallo, compartiendo los fundamentos del Procurador de que la Cámara no consideró adecuadamente las pruebas presentadas por la empresa sobre las causas del despido.
El documento presenta el dictamen del Procurador General de la Nación sobre un caso de despido. Resume que la Corte Suprema hace lugar a la queja de la empresa demandada, revoca la sentencia de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo y devuelve el caso al tribunal de origen para que dicte un nuevo fallo, compartiendo los fundamentos del Procurador de que la Cámara no consideró adecuadamente las pruebas presentadas por la empresa sobre las causas del despido.
“VERA, DANIEL A. C/DROGUERIA SAPORITI S.A.”, CSJN, sent. 9/08/01.
Dictamen del Procurador General de la Nación
I. Contra la sentencia de la sala VI, de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo, que revocó el decisorio del juez de grado y condenó a la empleadora a abonar la indemnización por antigüedad y demás rubros reclamados por el actor, la empresa demandada dedujo el recurso extraordinario de fs. 159/170, cuya denegatoria de fs. 178, motiva la presente queja. Tacha al pronunciamiento de arbitrario, alegando exceso ritual manifiesto, falta de fundamentación suficiente, apartamiento de las constancias de la causa y defectos en la consideración de extremos conducentes. Critica que la Cámara haya revocado la sentencia de primera instancia, con único sustento en que no se cumplió con lo dispuesto por el artículo 243 de la ley de contrato de trabajo, pues, a criterio del juzgador, no se habría informado debidamente al actor sobre los motivos de su despido. Según la recurrente, ello no fue así, ya que se trató de un despido con justa causa, cuyos motivos, contemporáneos con el fin de la relación laboral, fueron puestos en conocimiento del dependiente en tiempo y forma. Reprocha, además, que se haya considerado que, por esa sola razón, el despido resultaba injustificado, sin necesidad de evaluar si las conductas atribuidas al actor por el demandado había o no existido. Sostiene que su parte acreditó debidamente que el despido se produjo cuando el actor fue descubierto prestando servicios e información acerca de su empleador, a favor de otra empresa dedicada a la misma actividad. Agrega que el fundamento consistente en que el empleador no cumplió con el art. 243 de la ley de contrato de trabajo, no resiste el embate injustificado de la Cámara, toda vez que el despido de marras guardó congruencia con la conducta del actor, al haber sido declarado contemporáneamente a aquella injuria. II. Cabe señalar, en primer término, que el tribunal tiene establecido que, si bien, en principio, la interpretación y aplicación de las normas de derecho común, no dan lugar a cuestión federal que justifique la intervención de la Corte por la vía del art. 14 de la ley 48, corresponde hacer excepción a dicho principio cuando, como en el caso, la solución a la que arribó el tribunal de segunda instancia, no puede ser considerada aplicación razonada del derecho vigente en relación con las circunstancias comprobadas de la causa (v. Doctrina de Fallos: 313:1427; 316:145, entre otros). En este contexto, se advierte que en el sub lite, la recurrente despidió al actor por medio de una carta documento, en la que le imputó violación del principio de buena fe y del deber de fidelidad previstos por los arts. 63, 85, 88 y concs. de la ley de contrato de trabajo, debidamente comprobadas. Por ello -prosiguió la carta-, la empleadora se consideró injuriada, y precisó a continuación, que el actor había sido descubierto en maniobras dolosas contra los intereses económicos de la empresa. Corresponde tener presente, que el juez de primera instancia tuvo por acreditado que, vigente la relación laboral, y en ignorancia de la demandada, el actor realizó idénticas tareas en otra empresa de actividad similar; y que, sin solución de continuidad con el despido, quedó trabajando en dicha empresa competidora, en la que también trabajaban otras personas que habían pertenecido a la demandada, entre ellas, la que había sido superior jerárquica del accionante (v. fs. 107, último párrafo). En atención a lo expuesto, procede recordar que V.E. ha sostenido que la obligación de notificar las causas del despido y no poder modificar éstas en juicio, responde a la finalidad de dar al dependiente la posibilidad de estructurar en forma adecuada la defensa, pues se trata del basamento mismo para que los preceptos contenidos en el artículo 18 de la Constitución Nacional puedan hallar plena vigencia en la solución del conflicto a desarrollarse. Empero, el detalle de esa información sobre las causas no puede importar un formulismo taxativo, ya que de interpretarse de tal modo la norma inferior, se arribaría al extremo no deseado de cercenar el debate judicial, con la consiguiente lesión de los preceptos constitucionales invocados (v. Doctrina de Fallos 316:145; y 319:636, voto de los doctores Eduardo Moliné O'Connor, Guillermo A. F. López y Adolfo R. Vázquez). Ello es particularmente cierto en el caso de autor, toda vez que la carta documento en cuestión, además de mencionar las disposiciones legales que la empleadora consideró violadas por el dependiente, indicó en su texto que el actor había sido descubierto en maniobras dolosas en perjuicio de la empresa. El examen de estos antecedentes y conductas, contemporáneas al despido, resulta conducente -a mi ver- para dilucidar la cuestión en debate relativa a la validez formal de la notificación del mismo y a la indicación de las causas que lo determinaron. Sin embargo, no fueron adecuadamente valoradas por la Cámara en oportunidad de dictar la sentencia impugnada, pese a que -vale decirlo- fueron concluyentes para que el juez de grado llegara a una solución opuesta. En el orden del razonamiento que precede, estimo finalmente que el a quo no ha ponderado debidamente que el concepto de injuria responde a un criterio objetivo que se refleja en el incumplimiento inmotivado de las obligaciones emergentes del contrato de trabajo (Fallos: 316:145), ni ha hecho una adecuada aplicación de las normas jurídicas pertinentes en atención a los hechos probados de la causa y no desvirtuados en las alegaciones de la actora. Por todo lo expuesto, opino que debe hacerse lugar a la queja, declarar procedente el recurso extraordinario, dejar sin efecto la sentencia apelada, y disponer vuelvan los actuados al tribunal de origen para que, por quien corresponda, se dicte nuevo pronunciamiento con arreglo a lo expresado. Buenos Aires, 22 de septiembre de 2000. - Nicolás E. Becerra. Buenos Aires, agosto 9 de 2001. Considerando: Que esta Corte Suprema comparte los fundamentos y conclusiones del dictamen del Procurador General de la Nación, a los que cabe remitirse en razón de brevedad. Por ello, se hace lugar a la queja, se declara procedente el recurso extraordinario y se deja sin efecto la sentencia apelada. Con costas. Vuelvan los autos al tribunal de origen a fin de que, por medio de quien corresponda, se proceda a dictar un nuevo fallo. Agréguese la queja al principal. Reintégrese el depósito de fs. 1. Notifíquese y remítase. - Julio S. Nazareno (en disidencia). - Eduardo Moliné O'Connor. - Carlos S. Fayt. - Augusto C. Belluscio. - Enrique S. Petracchi (en disidencia). - Antonio Boggiano (en disidencia). - Gustavo A. Bossert. - Guillermo A. F. López. - Adolfo R. Vázquez.
Disidencia de los doctores Nazareno, Petracchi y Boggiano.
Considerando: Que el recurso extraordinario, cuya denegación motivó la presente queja, es inadmisible (art. 280, Código Procesal). Por ello, habiendo dictaminado el Procurador General, se desestima la queja. Declárase perdido el depósito de fs. 1. Hágase saber y, oportunamente, archívese, previa devolución de los autos principales. - Julio S. Nazareno. - Enrique S. Petracchi. - Antonio Boggiano. __________________________________________________________________________ “B.M., M. C/CELLWAY S.R.L.”, CNAT SALA VII, 16/6/2000
Buenos Aires, junio 26 de 2000
El doctor Boutigue dijo: I. La sentencia de primera instancia que -si bien hiciera lugar a una parte del reclamo- rechaza la demanda en lo relativo a las indemnizaciones por despido, viene apelada por la parte actora. II. La apelante atribuye incongruencia a la decisión del a quo -quien juzgó probado que la actora fue sorprendida con otro compañero de trabajo manteniendo relaciones sexuales dentro del lugar de trabajo- porque la demandada no habría invocado en forma puntual esa circunstancias para despedirla. Bien cierto es que en el despacho comunicativo de la ruptura, así como en el responde (v. fs. 15, párrafo tercero), se aprecia que la accionada invocó que la trabajadora incurrió en una actitud "reñida con la moral y buenas costumbres". No es del todo desacertada la observación de la recurrente en cuanto a que la imputación de la falta no es del del todo precisa; sin embargo soy de la opinión que la regla del art. 243 de la ley de contrato de trabajo no es de una rigidez absoluta cuando, según las circunstancias propias de cada caso, puede quedar en evidencia que el trabajador ha podido interpretar razonablemente con certeza algún acto grave imputado bajo alguna denominación genérica. Destaco especialmente que esto es válido en relación a algún acto bien concreto, tal como lo sostuve aún como juez de primera instancia en un caso muy singular (Juzgado Nº 23, sent. 283 en "T. O. c. Ivonne S.A. s/ despido", 31/8/76, sentencia firme, entre otros similares: también en esta misma sala en "B. M. F. c. Droguería del Sud S. A." s.d. 25.017 del 7/6/95). En el caso de autos, no tengo dudas que la actora bien sabía cuál era el motivo de su despido, en tanto -sin entrar a juzgar sobre si es o no criticable en sentido objetivo su comportamiento- es inaceptable que lo hiciese dentro del lugar de trabajo: me refiero al hecho que quedó suficientemente demostrado con el testimonio de P. J. A., quien reconociera haber sido protagonista en un episodio que el mismo testigo calificó como que "no tenían que hacer en el trabajo" (sic), para luego especificar que fueron sorprendidos con la actora, semi desnudos, sobre una mesa. En forma coincidente declaró H. H., supervisor de producción, quien sorprendiera a la actora en "paños menores acompañada de un empleado de nombre P. ... en actitudes impropias, ambos casi desnudos haciendo el amor sobre la mesa de trabajo..." (sic). En tal circunstancia, las declaraciones -por otra parte, no imputadas- son coincidentes y provienen de quienes fueran en un caso protagonista y otro testigo presencial del hecho atribuido como causal rescisoria. Por ello, al igual como lo ha hecho el sentenciante, juzgo que son idóneos y convincentes (ib. art. 90, ley 18.345). III. En cierto grado es abstracto el pedido de que se modifique el fallo en relación al salario del mes de mayo de 1996 porque la condena contempla el pago proporcional de los 29 días trabajados de ese mes (v. fallo, fs. 76). Y no corresponde suma alguna por integración del mes de despido porque -tal como lo expusiera en el acápite anterior- el despido de la trabajadora tuvo suficiente justificación (arts. 233 y 242, ley de contrato de trabajo). IV. No veo motivos para modificar la decisión que declaró que las costas de primera instancia se soporte en el orden en que fueron causadas, en tanto -si bien ha procedido la demanda- sólo fue por un monto menor y por alguno de los rubros reclamados, hecho que me lleva a concluir que el pronunciamiento es justo (arts. 68, 2ª parte y 71, Cód. Procesal). Por lo expuesto, propongo la confirmación del fallo recurrido. V. De tener adhesión mi voto, propongo que las costas de alzada sean soportadas por la parte actora (art. 68, Cód. Procesal) y que se regulen los honorarios de esta instancia a favor de la representación y patrocinio letrado de la parte actora y demandada en las sumas de $ ... y $ ..., respectivamente (art. 14, ley 21.839). El doctor Ruiz Díaz dijo: Por compartir sus fundamentos, adhiero al voto que antecede. Por lo que resulta del precedente acuerdo, el tribunal resuelve: 1. Confirmar el fallo recurrido; 2. Imponer las costas de alzada a cargo de la parte actora; 3. Regular los honorarios de la representación y patrocinio letrado de la parte actora y demandada en las sumas de $ ... y $ ..., respectivamente. - Luis R. Boutigue. - Juan A. Ruiz Díaz.
__________________________________________________________________________ “RAGONE, LILIAN M. C/BANCO FRANCES, CNAT SALA V, 18/05/01
Buenos Aires, 18 de mayo de 2001.
El doctor Lescano dijo: I. El apoderado del banco demandado apela: a) la calificación del despido impuesto como arbitrario, b) la condena al pago de indemnización agravada por embarazo; c) la condena al pago de la indemnización especial por matrimonio; d) la tasa de interés fijada como accesoria del crédito y e) los honorarios regulados por altos. La actora, por su parte, persigue el incremento de la tasa de interés fijada como accesoria del crédito, mientras que el letrado que la representa y el experto contable peticionan la elevación de los honorarios regulados por su labor profesional. Corresponde, en consecuencia, el análisis particular de cada uno de los agravios vertidos, a saber: II. El primero formulado por el empresario destinado a reivindicar la legitimidad del despido directo no resulta aceptable. En el caso particular, nos encontramos ante una operaria que trabajó varios años para la institución demandada (del 1/3/94 al 23/12/98) y que abruptamente y sin que se haya acreditado la existencia de otras sanciones que no fuesen las observaciones verbales de sus superiores, fue despedida alegándose pérdida de confianza, atento las "negligencias incurridas en sus tareas diarias", "incumplimientos injustificados de las indicaciones establecidas por el personal jerárquico" e "irregularidades reiteradas en relación a su jornada de trabajo" (ver comunicado rupturista obrante a fs. 6). El telegrama de despido, a tenor de lo transcripto supra, es lo suficientemente impreciso para que pueda atribuirse a la parte empresaria la directa violación del art. 243 de la ley de contrato de trabajo que, como se recordará, impone al empleador la obligación de comunicar por escrito y con expresión suficientemente clara los motivos en que se funda la ruptura del vínculo contractual que, en el caso, se habría apoyado en razones genéricas y abstractas ya que no se explica cuál fue la negligencia en que incurrió la actora, qué indicación desobedeció o cuál fue la irregularidad cometida que, valorada en los términos de los arts. 84 y 86 de la ley de contrato de trabajo, permita inferir que existió una justa causa para el despido, máxime frente a una dependiente a la que no se aplicaron con anterioridad otras sanciones disciplinarias que es el medio técnico instituido por el legislador para preservar la relación de trabajo (ver arts. 10 y 67, ley de contrato de trabajo). Es de destacar que la testimonial prestada por Canil y Molinos que es favorable a la postura empresaria resulta, en el caso, enervada por las declaraciones de Zorgno, Aragones quienes la califican como una trabajadora diligente y aplicada y no cabe olvidar que, en el caso, la carga probatoria de acreditar la legitimidad del despido recaía en cabeza de la empresa (arts. 242 y 243, ley de contrato de trabajo, 377, Cód. Procesal) que no ha explicado por qué, ante las presuntas negligencias de la accionante, no aplicó alguna sanción rigurosa -suspensión disciplinaria- y resolvió abruptamente el despido en la misma fecha en que ésta le notificaba su embarazo (ver pieza obrante a fs. 119 y constancia de recepción a fs. 120). Es por ello que coincido la decisión adoptada por el juzgador. III. El sentido de mi voto torna inaudible el segundo de los agravios vertidos ya que, en definitiva, como la legislación asegura el beneficio de estabilidad de la trabajadora en estado de gravidez, la demandada al conocer fehacientemente la situación de la actora, debió abstenerse de despedirla. Al respecto no resulta ocioso recordar que el despido con justa causa tiene un carácter unilateral y recepticio que imposibilita pueda considerarse que, en el caso, la decisión rescisoria haya sido adoptada antes de tomar cabal conocimiento del estado de gravidez de Ragone. IV. Por el contrario, el tercer agravio es viable ya que, como esta sala ha señalado en su oportunidad, cuando concurren dos fuentes generadoras de indemnización como el matrimonio y el embarazo ambas no deben acumularse pues responden al mismo fundamento que es proteger bienes jurídicos íntimamente ligados en la valoración política que plasmó el ordenamiento vigente (conf. sent. del 24/8/98, "Gutiérrez de Del Prado, Marisa G. c. Bernardo Jark e Hijos SA", TSS 1998-1047) y ello me lleva a propiciar la reducción del monto de condena a la suma de $ 25.743,42. Cabe destacar que en la alternativa de no compartirse mi tesis relativa a la procedencia del reclamo formulado por la actora con referencia a la indemnización por embarazo, procedería la condena al pago de la indemnización extraordinaria por matrimonio al no haber sido demostrada la justa causa del despido de la actora y haberse dispuesto dentro del período de sospecha de seis meses posteriores al acto nupcial. V. Con relación a la tasa de interés fijada como accesoria del crédito se la debe fijar en el 12 % anual conforme el criterio adoptado por la mayoría de las salas que integran este tribunal en casos análogos. Corresponde también reducir los honorarios regulados en atención a los límites establecidos por el art. 38 de la ley orgánica. En síntesis, entiendo corresponde: 1. Modificar el fallo recurrido reduciendo el monto de condena a la suma de $ 25.743,42 y la tasa de interés moratorios a un porcentual del 12 % anual; 2. Confirmar lo resuelto en materia de costas de primera instancia; 3. Reducir los honorarios regulados a los porcentuales del ... %, ... % y ... % del monto de condena en beneficio de la representación y patrocinio de la actora, demandada y perito contador; 4. Imponer las costas de alzada a la demandada vencida en lo sustancial de su recurso y 5. Fijar los honorarios de representación y patrocinio de los litigantes, por las tareas de alzada, en el ... % de la suma que resulte a su favor por las labores de la instancia anterior. El doctor Balestrini manifestó que por análogos fundamentos adhiere al voto del juez de Cámara preopinante. En virtud de lo que surge del acuerdo que antecede, el tribunal resuelve: Modificar el fallo recurrido reduciendo el monto de condena a la suma de $ 25.743,42 y la tasa de interés moratorios a un porcentual del 12 % anual. Confirmar lo resuelto en materia de costas de primera instancia. Reducir los honorarios regulados a los porcentuales del ... %, ... % y ... % del monto de condena en beneficio de la representación y patrocinio de la actora, demandada y perito contador. Imponer las costas de alzada a la demandada. Fijar los honorarios de representación y patrocinio de los litigantes, por las tareas de alzada, en el ... % de la suma que resulte a su favor por las labores de la instancia anterior. Conste que el doctor Morell no vota (art. 125, ley 18.345). - Roberto J. Lescano. - Alvaro E. Ballestrini. __________________________________________________________________________ “BOGNANNI, OSCAR R. C/GOPLA S.R.L.”, CNAT SALA VII, 8/3/00
2ª Instancia. - Buenos Aires, marzo 8 de 2000.
El doctor Boutigue dijo: I. Es la parte demandada quien recurre del fallo de la primera instancia que la condenó a pagar al actor unas diferencias salariales por el período mayo/93 a agosto/93 y la indemnización que por despido prevé la ley de contrato de trabajo, en tanto considera que estaría demostrada la causal de injuria que invocara para disponer el despido ("...violado secretos... y ejecutado negocios por cuanto propia..."). A su vez, el perito calígrafo y el doctor O. -por sí- apelan los propios porque los consideran exiguos (ver fs. 271 y 273). II. Disiente el recurrente con la conclusión de la sentenciante que tuvo por no demostradas las causales que invocara la demandada para despedir al actor. Aduce -entre otras cosas- una "dogmática y errada" ponderación de las pruebas sustanciadas (ver fs. 275/282). A mi juicio los argumentos que ensaya no logran desvirtuar lo ya resuelto en la instancia precedente. En efecto, cabe recordar que el actor era ingeniero químico y realizaba tareas de investigación, desarrollo y control de calidad en el laboratorio de la demandada, hasta que ésta decide despedirlo invocando en su telegrama disolutorio: "Habiendo violado secretos inherentes a la empresa conocidos por su tarea profesional y habiendo ejecutado negociaciones por cuenta propia en el mismo rubro que la actividad de la empleadora comunícole queda despedido con causa art. 243 L.C.T. por violación artículos 85 y 88 de la citada ley, Gopla S.R.L." (ver teleg. nro.: 391, que llega reconocido por ambas partes, ver fs. 37 vta. "in fine"). El recurrente, en su escrito de recurso, pone énfasis en que la razón del despido obedeció a la "...comprobación 'posterior' al distracto de la apropiación efectiva del actor de carpetas técnicas y de fórmulas de la empresa...", lo que en su opinión constituiría plena prueba de la "justa causa del despido", y que "...en el telegrama de despido se acusó al actor de violación de los secretos de la empresa, 'en sentido amplio'... en el intento de apropiarse de carpetas y fórmulas que no le pertenecían....... y por la conducta del actor de considerarse dueño de los desarrollos tecnológicos... y de las fórmulas..." (el destacado me pertenece, ver fs. 275 vta. y sigtes.). La tesitura defensiva del apelante resulta a todas luces huérfana de sustento jurídico alguno, por cuanto él mismo reconoce que utilizó una causal genérica para decidir el despido actor, en contravención al legal de deber de expresar claramente en el telegrama disolutorio la causa que determina la finalización del vínculo; lo que virtualmente veda la utilización de fórmulas genéricas para evitar así que luego las partes puedan referirla -según su propia conveniencia- a otros hechos (conf. arg. art. 243, ley de contrato de trabajo; en similar sentido, esta sala VII en "Frías c. Club Ferro Carril Oeste s/despido" sent. def. nro.: 29.534 del 8/07/97, "Kadic c. A.A. Aerolíneas Argentinas S.A. s/despido", sent. def. nro.: 31.584 del 7/12/98, entre otros). En tales términos, la comunicación enviada por la demandada al actor no cumplió con el citado requisito, por cuanto la mera invocación de "...haber violado secretos... y ejecutado negociaciones por cuenta propia...", no expresa de manera clara y concreta la causa que motivó la disolución, circunstancia que la demandada considera demostrada con posterioridad al distracto detallando que el actor habría retenido la carpeta de una empresa cliente de la accionada ("Efka"), que habría tenido "fluidos contactos" con su competidora, que habría tenido algún entredicho con el señor Wiesner relativo al derecho de propiedad de la mencionada carpeta, que no prestaba "debida atención y trato" a los clientes ni que controlara de manera adecuada la calidad de los productos que salían de la empresa; presupuestos de hecho que no se ven mencionados en su telegrama disolutorio. Y no es jurídicamente válido alterar la causal del despido dada (o invocada) en el proceso judicial posterior (ver fs. 277 vta./278, y art. 243 cit.). No veo que el extenso memorial de agravios de la demandada logre soslayar esta exigencia legal, lo que torna innecesario volver sobre el análisis del resto de las pruebas tal como se hace en el fallo en recurso. No obstante, y en aras de atender al empeño puesto en el alegato que incluye la apelante (ya casi en exceso de lo que es propiamente la estricta crítica a la sentencia), no dejo de advertir que el informe dado por Kristof y Asociados S.A. ("Estampería Textil", fs. 104) perfila datos de una actitud del actor que, de haber sido cierta, pudo sí haber sido grave: demeritar la calidad de productos provistos por su empleadora y -en correlación con ello- ofrecer servicios en forma "privada" para remediarlo. Sin embargo, tal informe, como bien lo advierte la doctora G., no es prueba idónea en el marco instituido por los arts. 396 y 397 del Cód. Procesal, y más bien a través de él se pretende substituir prueba testimonial sin control y asistencia letrada en audiencia ante el propio tribunal (art. 386 del mismo Código). Pero aún puestos en tal hipótesis, desde que en el mismo informe se reconoce que la demandada compensó costos (a la sociedad informante) por esa causa, si hubo responsabilidad del ingeniero Bognanni en ello, no le fue reprochado ni se le pidió aclaración alguna en su oportunidad; lo que reitero desmerece la idoneidad de una prueba "de informes" de la que pretende valerse la demandada en orden a intentar demostrar un supuesto que, además, se ubica varios meses o casi un año antes del despido (dicho informe dice "A parir de julio de 1992 comenzamos a tener problemas de calidad...", al referirse a productos de la demandada). Lo apuntado lo considero suficiente y me exime de más comentarios. Propongo en definitiva, la confirmatoria del fallo atacado en el sentido de que el despido dispuesto por la demandada resultó incausado (arg. arts. 242 y 243, ley de contrato de trabajo. ver considerandos del fallo a fs. 261/262). III. No le veo mejor suerte a lo que dice en torno de la remuneración que considerara la juez a los fines del cálculo indemnizatorio ($1153,14). Para ello el recurrente aduce que ninguno de los testigos valorados en el fallo probaría que, a pesar del blanqueo que efectuara la demandada a partir de junio/92 el actor seguía percibiendo remuneraciones sin documentar formalmente o que no se hubiera registrado los datos correctos en torno al monto de la remuneración que percibía. En efecto luego de analizar parcialmente los dichos de los testigos no logra refutar un dato que llega firme, cual lo es la irregularidad con que la demandada efectuaba el pago de las remuneraciones, circunstancia que coincide con el relato hecho en el escrito de inicio, sin que lo desvirtúe los asientos contables que informa la perita a fojas 134 pto. 14, y que la recurrente intenta valer a su favor, por cuanto, además de ser anotaciones unilaterales del empleador sin posibilidad de control por parte del trabajador, la misma perita informa la ausencia de los comprobantes del sueldo que se le pagaba al actor, y basa su información sólo en el libro de sueldos y jornales que se le exhibiera; máxime cuando el salario que pretende validar de $727,03 difiere del que denunciara en su escrito de conteste (ver fs. 22 vta., fs. 282 vta./283, conf. arg. arts. 55, ley de contrato de trabajo y 34 inc. 4º, 277 y 477, Cód. Procesal). Por otro lado, no luce desacertado con la profesión del actor (ingeniero químico) el salario de $1500 que fijara lajuez en uso de las atribuciones que le confiere el art. 56 de la ley de contrato de trabajo (ver considerandos a fs. 267), por lo que sugiero la confirmatoria del fallo también en este punto. IV. La cuantía de los honorarios regulados al perito calígrafo los veo equitativos con relación al mérito y extensión de su labor, no así los asignados al doctor O. los que sugiero elevarlos -con base en los mismos parámetros- a la suma de $... (art. 38 L.O. y demás normas arancelarias vigentes). V. De tener adhesión este voto, corresponde imponer las costas de alzada a cargo de la parte demandada (art. 68, Cód. Procesal), y regular los honorarios de alzada para la representación y patrocinio letrado del actor en la suma de $... y los de la parte demandada en la suma de $... (art. 14, ley del arancel). El doctor Ruiz Díaz dijo: Por compartir los fundamentos, adhiero al voto que antecede. Por lo que resulta del precedente acuerdo, el tribunal resuelve: 1) Confirmar la sentencia apelada en lo substancial que decide. 2) Elevar los honorarios de primer instancia asignados al doctor O. a la suma de $.... 3) Confirmar los honorarios del perito calígrafo. 4) Costas de alzada a cargo de la parte demandada. 5) Regular los honorarios de alzada para la representación y patrocinio letrado de la parte actora en la suma de $... y los de la parte demandada en la suma de $.... - Luis R. Boutigue. - Juan A. Ruíz Díaz. __________________________________________________________________________ “VERGARA, CARLOS R. C/TRANSPORTES SANTA FE S.A.”, CNAT SALA X, 14/02/01