Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
ÍNDICE
? Introducción
? El dilema de los prisioneros
? Algunas ideas para orientar el egoísmo hacia la cooperación en
contextos generales
? “Mejorar la habilidad de reconocimiento” en el contexto de la
actividad empresarial: reconocer la irresponsabilidad social
empresaria
? Apéndice: Reseña del libro de Robert Axelrod: “The evolution of
cooperation”
1. INTRODUCCIÓN:
En el interior de la relación entre ética y empresa se reproduce el mismo
conflicto que se da en otros dominios de la ética: la rivalidad entre la
perspectiva del auto interés y la perspectiva social o moral (existe una
innumerable terminología alternativa: en el presente trabajo, también utilizaré
la oposición entre egoísmo vs. altruismo).
Esto se explica porque, entre otras razones, cada prisionero delata porque
prevé que el otro lo delatará, ya que cualquier cosa que el otro haga siempre
es racional delatar: si el otro delata, delatarlo me salva de ir diez años preso a
cambio de sólo dos; si el otro no delata, delatarlo me ahorra dos años de
prisión (voy sólo dos años en vez de cuatro). El dilema de los prisioneros, tal
como fue diseñado y utilizado en un comienzo, intenta mostrar el insalvable
“bache” que hay entre moral y egoísmo.
El programa ganador resultó ser uno denominado “Tit for Tat” (ojo por ojo,
toma y daca). Este es un programa muy sencillo, consistente en no delatar en
la primera jugada, y luego realizar la misma acción que la realizada por el rival
en la jugada anterior. Esto significa que Tit for Tat es un programa amigable
(nice), que promueve la cooperación y es a su vez “vengativo” para el caso de
ser traicionado.
El análisis del desempeño de todos los programas demostró las ventajas de ser
amigable, ya que los primeros ocho programas ranqueados eran “nice”. Los
últimos eran todos programas agresivos, que comenzaban delatando. Resulta
interesante el hecho de que nadie haya presentado un programa más
“indulgente” que Tit for Tat, llamado “Tit for Two Tat” (poner la otra mejilla
antes de intentar vengarse), el cual había sido dado como ejemplo en la
difusión del torneo y que, de haberse presentado, hubiese ganado el torneo.
De acuerdo con una concepción tradicional acerca del compromiso que las
empresas deben tener con la sociedad, se sostiene que éstas deben
circunscribir su accionar al ámbito propiamente económico, dejando en manos
del gobierno la intervención en la vida social.
Existen diversas vías para inducir a los empresarios a asumir ese compromiso
social: por un lado, se puede apelar a la buena voluntad, aunque ciertamente
este recurso encuentra poco eco; una estrategia más adecuada parece recurrir
al propio autointerés, alegando que la ética tiene retorno en el corto plazo en
la cuenta de resultados o, en el peor de los casos, en la supervivencia en el
largo plazo. Pero nuevamente aquí estos argumentos no convencen a aquellos
que especulan con que la sensibilidad social ante las empresas comprometidas
éticamente no es tan significativa como para justificar el costo de ser ético.
Pues bien, es aquí donde pueden ser de gran utilidad algunas de las
recomendaciones sugeridas por Axelrod. La cooperación o la gratitud sólo
surgen en individuos o agentes colectivos egoístas si se dan ciertas
condiciones; y cuando estas condiciones no están dadas, sólo queda la
posibilidad de generarlas. Como sugería Axelrod, una posibilidad es “cambiar
los premios”. Esta es tarea del gobierno, fundamentalmente cuando se trata de
sancionar el incumplimiento de las leyes.
Siguiendo esta línea, por ejemplo, podrían desglosarse algunos de esos ítems.
En primer lugar, considero de suma importancia, por su urgencia, el de Salud y
Seguridad en el Trabajo. Aquí podría asignársele un especial lugar a las
muertes y lesiones graves provocadas por las diversas actividades
empresariales.
a) “La razón para asumir el auto-interés, es que este permite un examen del
difícil caso en donde la cooperación no está completamente basada en el
interés por otros o en el interés por el bienestar del grupo como un todo”
(Página 6).
Hobbes proponía una autoridad central como vía para que seres egoístas
escaparan de (o eviten caer en) un despiadado estado de naturaleza. Sin
embargo, hay situaciones en las que la cooperación surge sin la asistencia de
un poder central. En este sentido, el caso más típico es el de las relaciones
entre naciones.
Ahora bien, Axelrod parte del conocido modelo (denominado el dilema de los
prisoneros), el cual representa agudamente aquellas situaciones en donde la
persecución del propio interés conduce no a un resultado cooperativo (óptimo),
sino a un resultado que es pobre (sub-óptimo) para cada una de las partes. La
importancia de este paradigma es que sus características resultan bastante
descriptivas de una abundante cantidad de situaciones humanas reales.
El dilema al que se enfrentan los dos prisioneros consiste en que, por un lado,
y bajo las restricciones del juego (determinadas puntuaciones, una única mano
o un número finito y pequeño de veces y sin posibilidad de futuras
represalias) no importa lo que el otro haga, la deserción produce una
puntuación (payoff) probable más alta que la cooperación (Página 8).
Una de las más importantes alteraciones que deben ser realizadas, y que es
también una condición necesaria para que la cooperación pueda surgir, es que
el juego tenga una cantidad indefinida (no necesariamente infinita) de manos
(interacciones). Es precisamente esta posibilidad de reencontrarse la que hace
surgir la posibilidad de la cooperación (Página 12).
De este modo, el futuro proyecta una sobra sobre el presente. Sin embargo, es
menos importante que el presente por dos razones: a) el valor de los premios
se devalúa a medida que su posibilidad de obtención se introduce en el futuro.
El peso del premio de la jugada siguiente y su correspondiente devaluación
respecto del valor de la jugada presente (llámese a esta medida parámetro de
descuento) es proporcional a la cantidad (presumible) de interacciones; b)
siempre está la posibilidad (por muerte, etc) de que los jugadores no se
vuelvan a encontrar.
Otra condición es que cada jugador pueda reconocer a los otros jugadores y
recordar cómo interactuaron con él hasta ese momento. Cabe destacar que no
existe entre los jugadores la posibilidad de hacerse amenazas ni de imponerse
represalias, de modo que todas las estrategias posibles son accesibles a ellos
sin restricciones. Tampoco existe la posibilidad de eliminar a un jugador de la
interacción. Por otro lado, no hay forma de asegurarse cómo actuará el otro
jugador en un movimiento dado (ya que ambos jugadores deben jugar al
mismo tiempo); ni de saber cuál es su estrategia general. Los jugadores sólo
pueden comunicarse por medio de sus conductas pasadas.
Así, ante la pregunta sobre cuál es la mejor estrategia posible (la que produce
el store más elevado) en estas condiciones, la respuesta es que ella depende
de las distintas estrategias usadas por los otros jugadores y, especialmente, de
si éstas dejan espacio para desarrollar la mutua cooperación. Para encontrar
este espacio, es preciso que el peso del próximo movimiento sea lo
suficientemente grande (que el parámetro de descuento sea lo suficientemente
pequeño), de modo que el futuro se torne importante.
Además de enfrentarse todos los programas entre sí, cada uno debía hacerlo
con su propio “gemelo” y con uno denominado “Random”, el cual en forma
aleatoria cooperaba o desertaba con igual probabilidad. El programa que
resultó ganador de este primer torneo fue el más simple de los presentados,
denominado Tit for Tat (golpe por golpe; ojo por ojo; toma y daca, etc.). Este
programa comienza cooperando y, en adelante, realiza siempre la misma
jugada que la realizada por el otro jugador en la movida anterior.
Luego de apreciar las ventajas de Tit for Tat, una cuestión que surge
inmediatamente es la de si esta estrategia sigue siendo exitosa y sólida
(robust) ante el cambio de características de los participantes. Se puede
pensar en una serie de torneos (se puede pensar también en una serie de
generaciones) en los cuales se van eliminando los programas menos exitosos
ya que ellos no vuelven a ser presentados, y -de este modo- los que quedan
deben enfrentarse entre sí.
Ante este contexto, parece ser que Tit for Tat continúa siendo la estrategia de
mejor performance y, a su vez, ella va ampliando su representación entre los
participantes hasta llegar a ser adoptada por prácticamente todos. Por otro
lado, Tit for Tat es “estable” ya que, una vez propagada, no puede ser invadida
por otras estrategias. Además, en un contexto donde las estrategias menos
exitosas van desapareciendo, las pocas estrategias “non-nice” exitosas van
quedándose sin el entorno adecuado para poder desarrollarse. De este modo,
Tit for Tat se beneficia de ser no-explotadora.
Las posibilidades de encontrarse con una estrategia Tit for Tat se van
incrementando. Y, por último, su carácter no-explotador es fácil de reconocer y
de apreciar. Tit for Tat se beneficia así de su simplicidad y claridad. En
respaldo de las restricciones fijadas por las condiciones de los torneos, Axelrod
ofrece ejemplos reales en los que la cooperación emerge como producto de la
reciprocidad. Es más, surge allí donde menos es de esperarse: con la
aplicación del principio de “vivir y dejar vivir” en la guerra de trincheras en la
Primera Guerra Mundial (Capítulo 4). También analiza la evolución de la
cooperación en los sistemas biológicos (Capítulo 5).
Del análisis de los resultados de esos torneos, Axelrod formula una serie de
consejos para participantes en situaciones reiteradas de dilema de los
prisioneros:
a) No ser envidioso: A los participantes no les debe importar si ellos obtienen
un score mayor o menor que el otro participante, sino que éste sea lo más alto
posible. En este sentido, Tit for Tat nunca obtiene un mayor score que su
contendiente (ya que nunca es el primero en desertar y nunca lo hace más
veces que las que la otra parte lo hace); siempre obtiene el mismo score o uno
menor, nunca uno mayor. Sin embargo, Tit for Tat busca provocar en el otro la
conducta que favorece a ambos.
b) No ser el primero en desertar (i.e. ser “nice”): Ya que las estrategias “nice”
son las más difíciles de ser invadidas por otras estrategias (estabilidad). No ser
“nice” puede ser prometedor a corto plazo, pero no en el largo plazo ya que
una estrategia tal destruye el propio contexto necesario para ser exitosa.
c) Devolver (reciprocate) tanto la cooperación como la deserción: En primer
lugar, una estrategia así no destruye el entorno necesario para su propio éxito.
Por otra parte, la respuesta uno-por-uno parece la más adecuada ya que más
de una deserción como respuesta a una deserción previa parece arriesgar un
escalamiento de las venganzas (efecto bola de nieve); y responder menos que
uno-por-uno es arriesgarse a la explotación.
d) No ser demasiado sofisticado (clever) ni complejo: De modo que al otro
jugador se le haga impredecible la estrategia, cayendo por ello en la deserción.
Tit for Tat supera este inconveniente ya que es claramente comprensible y
predecible para el otro jugador.
Este autor intenta además mostrar con ejemplos extraídos de la Biología que la
cooperación puede surgir aún sin necesidad de que los individuos sean
racionales, o de que ellos se comuniquen por palabras (sus actos hablan por
ellos), sin necesidad de altruismo o de amistad y sin autoridad central. El uso
de la reciprocidad es suficiente para hacer a la no-cooperación improductiva.
(*)
SERGIO HILTON RAPONI
Cargos Docentes:
? Facultad de Derecho y Ciencias Sociales (U.N.C): Jefe de Trabajos Prácticos por
Concurso en la asignatura “Filosofía del Derecho”.
? Facultad de Filosofía y Humanidades (U.N.C): Profesor Adjunto por
concurso en la asignatura “Ética I” y con carga anexa en “Ética II”.
? Facultad de Derecho (Universidad Blas Pascal): Asignatura “Seminario de Ética
y Deontología Profesional”.
? Universidad Siglo 21: Docente a cargo de la asignatura “Ética y
Deontología Profesional” para todas las carreras.
Artículos Publicados:
“El paradigma del amoral feliz” - Revista “Telos”, Santiago de Compostela, 1998.
Ponencias en diversos Congresos y Simposios de Filosofía Jurídica y Ética.
Ex Secretario Académico del Centro de Investigaciones Jurídicas y Sociales de
la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales (U.N.C) (1996)
Ejercicio regular de la Abogacía.