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CLASE 5

La película “12 hombres en pugna” de Sidney Lumet 1957 es ideal para ser reflexionada por
el artículo de Bernard Lahire “En defensa de la sociología”. El film trata sobre el juicio de un
homicidio en el que doce hombres tienen que deliberar sobre el futuro de un muchacho,
decidiendo si es culpable o inocente del asesinato de su padre. En un principio son once
votos a favor de que es culpable y uno a favor de que es inocente (jurado n° 8), el jurado
que lo considera inocente argumenta que posee dudas y prefiere entender mejor el caso
antes de juzgarlo. Este jurado, al igual que Bernard Lahire plantea el entender sirve para
resolver los problemas de un modo que no implique la exclusión (por ejemplo,
encarcelamiento) o la destrucción del otro (pena de muerte, como es el caso de la película).

El jurado n° 8 interpretado de manera magistral por Henry Fonda describe las condiciones
sociales, emocionales y económicas en las cuales creció el joven. De esta forma está
intentando entender de donde provenía la supuesta decisión de matar a su padre, sobre
que se basó, qué lo motivó y en qué condiciones cobró forma esta motivación.

Al mencionarlas, el resto del jurado lo rechaza totalmente, relacionándolo así con el rechazo
hacia la “excusa sociológica”, mostrándose inflexibles e intransigentes. Algunos ejemplos
claros son cuando algunos del jurado denominan y acusan al chico de “basura”, a quién “le
hubieran pegado” (como hacia el padre del acusado), y como una “amenaza para la
sociedad”. Esto les dificulta tener una actitud reflexiva sobre la situación.

A su vez, cuando uno de los jurados que lo considera culpable hasta el final dice que todos
aquellos que lo consideran inocente creen en “el cuento del chico desvalido”, “la compasión
y justicia para los chicos de barrios bajos” o que están “embaucados con sermones”, se lo
puede relacionar con lo que Lahire menciona como el efecto de los discursos de parte de
actores políticos y periodistas sobre la lucha contra la llamada “cultura de la excusa”.

Asimismo podemos ver que quienes lo consideran culpable casi hasta el final son
parangonables con quienes denuncian los intentos de la sociología por entender o explicar
dado que lo que parecen buscar es sentirse plenamente justificados para reprimir o en este
caso asesinar, sin considerar las pruebas o condiciones de probabilidad de que sea inocente.

Sin embargo, un error representado tanto por uno de los que lo considera inocente (al
sentirse identificado con el chico por haber crecido en el mismo barrio), como por el último
que lo considera culpable (al cuál el hijo lo golpeó a los 15 años y que no ve desde hace
mucho tiempo) es que están atravesados por prejuicios o cuestiones personales que les
imposibilita el mantenerse imparciales sobre la inocencia o culpabilidad del joven acusado.

La frase de Spinoza, considerada la característica del espíritu sociológico según Pierre


Bourdieu, “No reír, no llorar y no odiar, sino entender” se puede relacionar con el llanto y el
odio del personaje que lo considera culpable hasta el final, y la capacidad de entendimiento
del que lo considero inocente desde el principio.

Es claro que en la materia buscamos comprender y por tanto siempre vamos a poner
especial énfasis en no juzgar y si entender los hechos sociales y Bernard Lahire nos da la
respuesta para qué sirve entender: ¨ Entender sirve para resolver los problemas de un modo
que no implique la exclusión o la destrucción del otro. Tomar distancia de la consideración
generalizada permite tener en cuenta la totalidad de un problema cuando todos tienen la
mirada puesta en los actos de los delincuentes o criminales y la personalidad de los autores
de tales actos. Solo el distanciamiento y la desindividualización del problema permiten
considerar soluciones colectivas y duraderas.¨ Bernard Lahire

A Berger y Luckmann ya los venimos trabajando desde hace algunas clases por lo que
habrán notado que pueden realizar relaciones con el concepto de socializan primaria y el de
legitimación pero la relación más interesante, y felicitamos a quienes pudieron hacerla, es
con el concepto de socialización deficiente el culpable es estigmatizado por su condición de
joven y pobre parafraseando a Goffman cuando se estigmatiza a un grupo o individuo como
es el caso del joven acusado se construye una teoría para explicar su inferioridad y dar
cuenta del peligro que representa. Cuando estigmatizamos reducimos las posibilidades de
vida de una persona: En el caso de la película la condición social del acusado (joven y pobre)
es suficiente prueba para ser culpable. Es claro que los 11 jurados basan su veredicto al
principio de la película por la estigmatización que tienen del joven acusado.

CLASE 6

Un ejemplo muy sencillo y cotidiano. El Estado ante un periodo inflacionario tiene una
política que pone un plan con acuerdos de precios que pone un límite al precio de litro de
leche. La empresa La Nerviosisima lo cumple pero envasa leche en innumerables envases de
diferentes colores y con agregados que son insignificantes para el que lo consume, al tener
un cartel con letras amarillas y fondo azul nos llama la atención lo compramos y por
supuesto son más caros. Es muy probable que el consumidor termine llevando cualquiera de
las otras opciones de leche que son más caras que el precio establecido por el Estado.

¿La empresa Nerviosisima es mala? No. Lo que intenta realizar con esa acción es limitar el
control de precios y acrecentar su riqueza. ¿Es malo un trabajador porque reclama un mejor
salario o el que reclama un mayor ingreso por la asignación universal por hijos? No. Lo que
intenta hacer con una acción de protesta es resguardar sus ingresos.

Por lo tanto no nos podemos sorprender si en la sociedad hay conflictos y los conflictos no
son productos de buenos y malos. Cada actor o grupo responde a una razón que justifica su
accionar. Desmitificamos también cierta mirada auto denigratoria que plantea que el
conflicto es exclusivo de nuestro país, basta mirar lo que está sucediendo en Europa para
darnos cuenta que no es así.

Me parece fundamental pensar el conflicto como algo inherente a las sociedades y tenerlo
en cuenta cuando pensemos en un contrato o pacto social.

La Constitución Nacional puede entenderse como el símbolo del Pacto Social argentino, sin
embargo en la última marcha a Plaza de Mayo que realizó un sector del agro tuvo como
bandera la Constitución de 1853 omitiendo que la Constitución en la actualidad es la del
año 1994. Realizó esta observación para que vean la complejidad de constituir un pacto,
los protagonistas de la protesta se autodenominan republicanos y destacan su respeto a la
Constitución Nacional, pero toman una versión apócrifa de la misma.
Omitiendo que en caso de preferir lo postulado por la de Constitución 1853 deberíamos
convocar una nueva asamblea constituyente que modifique la actual y retroceder más de
cien años en la conquista de derechos sociales.

Es importante tener en cuenta que en la Constitución de 1853 no está el artículo 14 Bis


de la Constitución Nacional, donde se garantizan los derechos sociales: a trabajar, a hacerlo
en condiciones dignas y equitativas, a la jornada limitada, al salario justo, al descanso y
vacaciones pagos, a la participación en la ganancia de las empresas, con control en la
producción y colaboración en la dirección, protección contra el despido arbitrario,
estabilidad del empleado público, organización sindical libre y democrática reconocida por
la simple inscripción en un registro especial.

Estos ejemplos nos muestran la complejidad y los matices que tenemos que tener en cuenta
cuando reflexionemos o debatamos el pacto social que da forma a nuestra sociedad.

Breves líneas sobre Rousseau

Para Rousseau la sociedad civil no es más que la unión necesaria entre los hombres para
superar los obstáculos a los que la naturaleza nos enfrenta. De esos obstáculos y de esa
necesidad de superarlos surge la necesaria unión de los individuos. Una vez que se han
unido Rousseau entiende que es necesario, a fin de superar los modelos monárquicos que
prevalecían en la época en que sale a la luz su “Contrato Social” generar una unión de todos
los hombres bajo un modelo político nuevo y diferente. De ahí deviene su idea de la
Voluntad General, como nuevo soberano. Esto implica la ruptura con los modelos
monárquicos prevalecientes en la época en donde existían dos figuras sociales diferentes,
por un lado, el Soberano (comúnmente una monarquía basada en el poder del Derecho
Divino) y unos súbditos (formados por el resto de la población).

Rousseau establece con su Contrato Social esta nueva forma de gobierno, en la que la
Voluntad General es la que tiene el poder. Esa Voluntad General está formada por la unión
de todos los individuos que integran esa Sociedad Civil y representa la Unión más perfecta
posible. Todos los integrantes “entregan” a esa Voluntad General de la que forman parte
indivisiblemente, todo lo que poseen: sus bienes y sus derechos. La unión que crean, como
bien sostiene Rousseau, es la más perfecta de todas, por ser igualitaria para todos los que la
integran.

De este modo, la Voluntad General logra para Rousseau, dar respuesta a dos problemas que
aquejan al hombre de su época. La primera, la superación de los obstáculos que la
naturaleza y la supervivencia nos plantean en estado en estado Natural, y por otro parte la
conformación de una sociedad bajo una nueva autoridad, que ya no es un monarca del que
somos súbditos, sino una nueva forma de gobierno de la que formamos parte todos
indivisiblemente, en la que somos todos iguales, por convención y por derecho.

En lo que se refiere a la consigna podemos decir que el concepto de la Voluntad General nos
lleva a la idea del bien común, y principalmente a la indivisibilidad de esa unión. Como bien
destaca Rousseau, esa sociedad civil que se une bajo el concepto del todos, es la más
perfecta posible y resulta indivisible. Y cómo y siendo todos parte de esta, actuamos
conforme a esa idea y a proteger esa sociedad (la más perfecta de todas) que entre todos
conformamos. A esa sociedad nos entregamos, todos por igual, cediendo todos nuestros
bienes y todos nuestros derechos. Como bien marca Rousseau, nadie se resguarda nada
para sí.

En este contexto, y teniendo en cuenta la crisis sanitaria, humanitaria, económica y política


que se desató en el contexto de la Pandemia, es destacable remarcar que resulta más
necesaria que nunca una idea de bien común, en el que todos estemos incluidos
indivisiblemente. Y tal como señala Rousseau, cada uno debe actuar y actuaría, porque
nadie haría algo en contra de esa sociedad de la que forma parte en igualdad con los otros,
conforme a protegerla y ayudarse mutuamente. Todo acto en contra de esa sociedad sería
un acto contra uno mismo, y solo perjudica a la comunidad entera y sus posibilidades de
subsistencia. Podríamos decir, que “nadie se salva solo”.

Thomas Hobbes, a quién imagino como una persona malhumorada que tomaba mate
amargo mientras pensaba, describe a los hombres como seres racionales que se mueven
por egoísmo para garantizar su propia existencia y que en Estado de Naturaleza son libres e
independientes de forma natural y no están obligados hacia los demás. Considera,
entonces, que en dicho estado los hombres se encuentran en Estado de Guerra permanente
y se aterrorizan entre ellos en pro de su preservación y promoción.

En este marco considera la necesidad de un poder común que atemorice y contenga a


todos, dicho poder no podía provenir del derecho divino a gobernar, Hobbes es el primer
autor que plantea que la autoridad del rey como algo que no viene de Dios, sino de una
relación contractual en la que los gobernados le entregan todo el poder al gobernante. El
Estado (en la época que escribía era el Estado Absolutista) es el que permite superar el
estado de guerra ya que al poseer el monopolio del uso de la fuerza puede imponerse en
favor del cumplimiento de las leyes en un territorio determinado. Los individuos aceptan la
autoridad, en beneficio propio, ya que de otro modo la vida sería invivible.

El estado de naturaleza al que se refiere Hobbes, donde hay ausencia de leyes y libertad
absoluta, donde lo único que prevalece es la posibilidad de subsistir y el peligro de morir es
latente. Este punto podemos asociarlo con la situación de pandemia: el miedo de perecer
en situación de pandemia genera en los individuos la necesidad de aceptar las medidas que
ese Estado proclame para preservar la vida. Esas medidas no deben tener un rasgo
autoritario y pueden emanar de la Constitución Nacional del año 1994 que es nuestro
contrato social, nuestro Leviatán.

Como pudimos observar ambos autores se inscriben en el contractualismo político,


corriente de la filosofía política, que estipula que los hombres aceptan limitar sus libertades
individuales, mediante un contrato fundacional, a cambio de normas que garanticen su
bienestar y supervivencia.

En este sentido queremos rescatar y repensar el contrato social desde una perspectiva que
permita una sociedad más igualitaria, dado que ambos autores ven en la desigualdad una
situación desventajosa a resolver mediante el contrato, por lo que a continuación vamos a
tomar como ejemplo a lo que vivimos en la situación de pandemia.

Desigualdad
La pandemia afectó de manera negativa a la mayoría de la población no solo en nuestro país
sino en todo el mundo aunque los más afectados tanto en su salud como en su situación
económica, son los que menos tienen.

La crisis generada por el COVID-19 agravó la desigualdad preexistente y puso en evidencia


las limitaciones de un Estado que no logra garantizar los derechos básicos de toda su
población. El impuesto a la riqueza fue una herramienta eficaz en cuanto permite una
mayor equidad en la Argentina y también la posibilidad de reflexionar y debatir sobre
nuestro sistema tributario. Sin duda es un aporte que permitió ayudar a morigerar los
efectos de la pandemia y sólo afectó a las fortunas de los 13000 ciudadanos más ricos de la
Argentina beneficiando en forma directa o indirecta a la mayoría de los argentinos ya que lo
recaudado se destinó en un 25% para programas de exploración, desarrollo y producción de
gas natural; un 20% a comprar equipamientos de salud para atender la pandemia; un 20% a
apoyar a Pymes con subsidios y créditos; un 20% para financiar un relanzamiento del plan
Progresar destinado a jóvenes estudiantes; y un 15% para urbanizar barrios populares.

Lamentablemente fue un impuesto que fue cobrado por única vez. Para contar con fondos
suficientes, se requiere de una reforma tributaria progresiva (donde los que más tienen
paguen más y los menos pudientes que paguen menos, como ocurre en los países más
desarrollados) que redistribuye los recursos de manera equitativa y a largo plazo. En la
actualidad hay un proyecto de impuesto sobre la renta inesperada y otro que plantea el
cobro de multas sobre dinero no declarado en el exterior, sería interesante que ambos se
debatieran no sólo en el ámbito parlamentario sino también en la sociedad.

Incluyó una nota sobre el tema de impuestos en Argentina que desmitifica con datos la idea
de que en la Argentina se pagan muchos impuestos.

Medioambiente

Si pensamos que el origen de las últimas epidemias/pandemias está ligado a modelos de


producción agropecuaria que no tienen en cuenta la preservación del medio ambiente el
pacto o contrato que permita preservarnos debería promover actividades que lo
resguarden y promocionen el bienestar general prohibiendo toda actividad que tenga un
impacto ambiental negativo como la cría de cerdos, actividades extractivistas como la
minería a cielo abierto, el monocultivo de soja y otros cuyos impactos sobre el
medioambiente son de extrema gravedad.

Sobre la temática les dejamos, para que reflexionen, una nota que hace referencia al
acuerdo firmado con China para la creación de mega granjas de crianzas de cerdos, muy
cuestionado por ambientalistas y académicos, y un documental de Pablo Piovano que nos
muestra otra perspectiva del campo no tan visible sobre el impacto ambiental y social del
uso de agrotóxicos en la Argentina:

Es importante que haya debate, esperamos que la sociedad y sus representantes tengan
posturas no aniquiladoras en término de Berger y Luckmann del adversario insultando,
agrediendo o vociferando y gritando fuera de sí. Si esa es la propuesta o el argumento que
se utiliza me parece muy pobre. Es cierto que en un contexto histórico y social donde
muchas/os siente una gran frustración por la secuelas de la pandemia y la crisis
económica, este tipo de discurso convoca desde lo emocional pero esta bueno y en especial
nosotras/os que somos universitarias/os no dejar de lado la razón en la decisión que
tomemos.

Esperemos también que las preguntas que se les haga a nuestros representantes en el
debate no estén relacionadas al signo que pertenecen según el horóscopo chino, si son
buenos muchachos/as o si son queridos/as por su perra o la verdulera de su barrio.

Algunos de los interrogantes o temas que creemos es importante se incorporen en el


debate público y que tendrían que ser parte de los temas que se deberían tratar en el
Contrato o Pacto Social: ¿Cuáles son las prioridades que tenemos como país? ¿Estamos de
acuerdo con que haya actividades económicas que generen una gran ganancia, incluso si
ésta es utilizada con fines redistributivos, pero que conllevan deterioro ambiental y social?
¿De qué manera se distribuye y se ejecuta el presupuesto y qué política impositiva debería
tener el país? ¿Que se hizo con el préstamo de 57000 millones de dólares que nos prestó el
Fondo Monetario Internacional? ¿Cuál es el rol del Estado?

En este último interrogante la pandemia puso en evidencia la importancia del Estado y su


rol se hace más visible que nunca a través de la inversión en centros sanitarios, mayor
disposición de respiradores y terapias intensivas, compra de vacunas, inversión para
generar vacunas en el país y organizar un plan masivo de vacunación, subsidios para
empresarios y trabajadores y en especial como planificador de la sociedad ante la situación
de la pandemia. Vemos entonces que la “nueva normalidad” nos permite ver el
trascendental rol organizador y redistribuidor que cumple el Estado.

Por último y a modo de ejemplo dos situaciones que nos muestra la importancia del Estado
para el desarrollo de las sociedades el primero tiene que ver con el multimillonario y
fundador de Amazon, Jeff Bezos, que voló al espacio en un vuelo tripulado a bordo de su
nave New Shepard acaba de recibir parte de 146 millones de dólares (dinero público) por
parte de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) para que pueda
seguir realizando sus vuelos espaciales

CLASE 7

Coincidimos con quienes plantearon que la publicidad meritocracia es un claro ejemplo de la


teoría funcionalista y que el capítulo de los Simpsons es una visión crítica a esta teoría.

Lo que los Simpsons expresan es una crítica sarcástica a lo que en inglés se expresa como
“The american dream” también conocido como “El sueño americano” que en general puede
definirse como la igualdad de oportunidades y libertad que permite que todos los
habitantes de Estados Unidos logren sus objetivos en la vida con su esfuerzo y
determinación.

En el caso de la publicidad de meritocracia es importante mencionar una contradicción con


la idea que promociona la empresa General Motors en su publicidad y su accionar
empresario: Se estima que el gobierno de EEUU perdió aproximadamente 10.500 millones
de dólares en el salvataje de General Motors, cuando el mérito propio no alcanza
bienvenida la ayuda sin límites del Estado. Les dejamos el enlace de una nota que analiza la
relación de la empresa con el Estado.

Pusimos dos ejemplos donde se plantean dos perspectivas diferentes acerca de la teoría
para enriquecer sus reflexiones y para pensarlas también desde nuestra realidad. Argentina
es un país donde el ascenso social fue (¿es?) algo tangible, lo que queda demostrado por la
gran clase media que se constituyó en nuestro país lo que la diferencia en la América Latina
de la segunda mitad del siglo XX. Se trataba de un conglomerado amplio y heterogéneo de
trabajadores y profesionales, del campo y de la ciudad, que alcanzaron altos niveles de vida
a través de una educación pública de gran calidad.

CLASE 8

8A

En principio ambos enlaces son dos excelentes ejemplos de estrategias didácticas en una
clase participativa. Si pueden ver la película estoy seguro que la disfrutaran mucho es muy
buena y movilizante, Dan Dunne es un profesor que ni en la situación más terrible de su vida
deja de dar una clase a sus estudiantes.

El primer link nos plantea, como han visto, la pregunta acerca de qué es la historia, su
movimiento, el cambio y las condiciones para ello.

Por supuesto que esta pregunta no es exclusiva del marxismo. Lo que es propio de éste es
que concibe el movimiento de la historia como un proceso dialéctico, de despliegue de las
contradicciones a lo largo del tiempo. Este movimiento, dado por la lucha entre las clases
sociales en pugna, es el que contiene el motor del cambio de la historia misma.

Para ponerlo en otros términos. Todas las sociedades conocidas, cuyas relaciones sociales
de producción y el desarrollo de las fuerzas productivas han dado lugar a la producción de
excedente económico, se han distinguido, como norma general, por la diferenciación dentro
de ellas entre opresores y oprimidos. Los opresores, son aquellos quienes se apropian del
excedente económico a partir del régimen de propiedad que es específico de ese modo de
producción y de las relaciones que le son propias. Los oprimidos, son quienes producen la
totalidad de la riqueza social, se ven obligados a vivir tan sólo con una porción de esa
riqueza por ellos creada. La forma en que esa apropiación de riqueza se produce varía de
una sociedad a otra. Por ejemplo en las llamadas sociedad feudales, esa apropiación reviste
en parte como tributo pagado al señor. En ese caso, el pago del mismo aparece de forma
relativamente “transparente” para el campesino. Por el contrario en las sociedades
capitalistas, la forma de apropiación se encuentra oculta, bajo la forma de un intercambio
entre hombres y mujeres libres e iguales, el obrero/a asalariado no ve en forma directa esa
apropiación que el capitalista realiza en el proceso productivo.

Así, la lucha entre las clases antagónicas aparece para Marx como inherente a las sociedades
de clases. Los intereses entre unos y otros son irreconciliables y de allí la lucha. Esa lucha no
es el motor de la historia, sino del cambio mismo, y por ende las condiciones del cambio se
encuentran en la propia sociedad y en el desarrollo de esas condiciones que le son propias.
Podríamos agregar que esta visión del cambio no solo podemos delimitarlo en la luchas de
clases sino a todos los cambios que se producen en la sociedad producto de esta
confrontación de fuerzas opuestas que luchan por imponerse (dialéctica) son lo que
generan los cambios en la sociedad.

La jornada laboral de 8 horas, el voto secreto obligatorio y universal, el voto femenino, el


seguro jubilatorio, son algunos ejemplos de logros obtenidos por la lucha y la
confrontación, como ya hemos planteado el conflicto es algo inherente a las sociedad y en
la confrontación de las posturas o visiones antagónicas de la sociedad surge lo nuevo

El segundo de los enlaces permite plantear por lo menos dos problemáticas centrales y
todas sus derivaciones. La primera de estas problemáticas es la de la alienación. Allí el
hombre se encuentra extrañado, escindido respecto del producto de su trabajo. Su
producto se le enfrenta, perteneciendo a otro, al dueño de los medios de producción. Pero
si el producto se le enfrenta, es porque el proceso mismo de producción también le resulta
extraño. Los trabajadores no han organizado de forma consciente el proceso de producción,
es más, sólo realizan una porción de éste debido a la división del trabajo. De esta forma, si el
producto y el proceso mismo le aparecen como extraños, el trabajador ha de encontrarse
también alienado respecto de sí mismo, dado que no se reconoce su humanidad en el
producto de su actividad vital (el trabajo) y por ende tampoco reconoce a los otros
trabajadores. Así vemos que el trabajo lejos de potenciar y enriquecer la creatividad
humana termina por convertirse en un proceso repetitivo que fractura la humanidad del
obrero. Lo propiamente humano termina por deshumanizar. Los hombres y mujeres
terminan encontrando la supuesta libertad en los ámbitos precisamente más alienantes. Por
ejemplo, delante de una pantalla que aturde sus sentidos, con personajes variopintos que
gritan en ellas cosas inconexas que a fuerza de repetición terminan muchas veces por
transformarse en discursos que señalan una época.

La otra problemática, y que se vincula de forma directa con lo anterior, es que como se
plantea claramente en el fragmento del link, este proceso tiene lugar como parte de una
totalidad. Es decir, no podemos entenderlo exclusivamente circunscrito al proceso trabajo
mismo, un modo de producción es una forma de producción de riqueza social, pero también
de hombres y mujeres, y con ellos de las relaciones sociales que en el seno de la sociedad se
desenvuelven, como así también de toda la estructura institucional que garantiza su
reproducción. Así, al referirse a la maquinaria no sólo se hace referencia como una cuestión
técnica, sino como dispositivo, en términos de totalidad, aparece ella como una metáfora de
la sociedad en su conjunto, sus estructuras e instituciones y nosotros inmersos y
protagonistas de esa maquinaria. Teniendo en cuenta lo analizado concluyó con una frase
del filósofo Jacques Derrida que ya utilicé en un anterior foro debate es imprescindible estar
en guerra contra mi mismo.

8B

El texto en cuestión sobre el cual hemos planteado la actividad, abre a un conjunto de


interpretaciones posibles sobre las transformaciones operadas en el modo de producción
capitalista en el último cuarto de siglo. En este sentido es lícito preguntarse qué tan
profundos han sido dichos cambios y cómo ellos afectan de forma directa e indirecta la
producción de riqueza social y con ello la producción de las conciencias de las y los sujetos.
Desde la perspectiva de la autora, la primera de las reflexiones que les hemos propuesto
realizar se vincula de forma directa con la forma que asume la creación de riqueza social en
el capitalismo en los últimos 25 años. Este proceso opera a partir de la apropiación de cosas
que se encuentran por fuera del intercambio mercantil, fuera de su dominio, y que son
traídas al mercado por lógica del propio capitalismo, un capitalismo descrito en el último
cuarto de siglo bajo predominancia de la llamada “inteligencia artificial” y una “economía de
la vigilancia”. Estos objetos se constituyen en los nuevos commodities del siglo XXI, materias
primas obtenidas de forma gratuita en la era digital a través de la información privada
brindada por sus usuarios, la experiencia humana privada. La posibilidad de predecir e influir
sobre nuestra conducta constituye la verdadera novedad del capitalismo en su forma actual
y dicho rasgo es lo que se encuentra en el centro del excedente conductual. Constituyendo
verdaderos ecosistemas de información, de flujo de datos a través de diversos dispositivos
que dan lugar a las cadenas de suministro de información. Todo este proceso se encuentra
vinculado con una economía de la vigilancia, donde los activos de Google pueden ser
considerados como un conjunto de activos de vigilancia, en tanto capacidad de predecir y
conocer nuestros comportamientos. De esta forma los y las sujetos constituyen los objetos
de los cuales Google extrae su materia prima, y las predicciones sobre nuestro
comportamiento, las mercancías que éste vende a sus verdaderos clientes. Estamos así ante
una enorme fábrica de predicciones, de nuestros comportamientos, donde ellos devienen
en mercancía, materia prima del proceso en su conjunto. Por último, y en relación al
concepto de excedente económico en Marx dentro del capitalismo y su vinculación con el
de excedente conductual de la autora, el texto admite dos posibles alternativas. Por un lado
el rechazo de la asimilación de ambos conceptos. Si se rechaza la asimilación debe darse
cuenta de sus diferencias profundas, por ejemplo respecto de la producción de la riqueza
social, como ella es producida y donde. Si por el contrario, aceptamos que ambos conceptos
pueden ser asimilables, debemos dar cuenta de lo contrario, de los cambios históricos
sucedidos en el siglo XXI e incluso modificaciones dentro del régimen de acumulación, pero
también de las continuidades respecto del modo de producción capitalista como organismo
total creador de riqueza social.

Desde la perspectiva de la autora, lo que el capitalismo de vigilancia produce es


precisamente, información, sobre nuestras preferencias, comportamientos e intereses. El
producto predictivo originario de todo el proceso lo constituyó la tasa de “clicks”. Ese
producto, se conformó en primera instancia en la materia prima de la cual se valieron los
reales clientes de Google para ubicar sus anuncios en la pantalla. En un segundo momento,
el proceso transmutó de la compra de la información sobre la tasa de clicks, a la predicción
misma en Google, de forma tal de determinar de antemano el comportamiento de los
usuarios. Así, el anuncio y su ubicación en la pantalla termina por constituirse en la
mercancía ya no en función de las preferencias preestablecidas, si no como forma de
moldear nuestras preferencias futuras. Esto último tal vez constituya uno de los aspectos
más preocupantes del fenómeno, en tanto forma totalizadora, y en cierto aspecto totalitaria
de este capitalismo de la vigilancia, conjuntamente con la relajación y aceptación del
debilitamiento de las formas y libertades elementales más básicas de las sociedades
presentes. Todo ello no necesariamente con la anuencia de los damnificados. Este proceso
se expresa muchas veces como un malestar inespecífico, el cual no puede ser formulado de
forma clara y eficiente, lo cual dificulta con mucho la posibilidad de articular respuestas
superadoras al respecto.

En este punto les hemos propuesto una reflexión sobre lo trabajado y el concepto de
alienación. Al respecto no existe una respuesta unívoca. Sólo presentaremos una posible
aproximación, y de forma muy escueta la problemática. Primeramente cabe señalar que
restringimos aquí el problema de la alienación bajo la forma que la misma cobra bajo el
capitalismo. En relación a ello vale señalar como bien lo hiciera Marx en diversos trabajos
como Los manuscritos de 1844 o en El Capital con el concepto de Fetichismo de la
Mercancía, que el proceso de alienación es el resultado bajo el cual se le presenta al
productor directo de mercancías, al trabajador, el producto de su propio trabajo, y por ende
su relación consigo mismo y los otros hombres y mujeres. Todo este proceso tiene como
base del mismo la propiedad privada de los medios de producción en manos de una clase
social. De esta manera y para decirlo de forma simplificada, él y la trabajador/a se
encuentran alienados respecto del proceso de trabajo y su producto, es decir no dominan el
proceso de producción y el objeto resultante le pertenece a otro. El trabajo mismo que
debería expresar realización, materialización de su subjetividad, se convierte en
extrañamiento, algo que le resulta ajeno y por ende se encuentra ajeno de sí mismo y del
resto de la humanidad. Todo debido a que los medios a través de los cuales realiza su
actividad vital, el trabajo, le pertenecen a otro, la burguesía. Dicho proceso señala como la
alienación encuentra su razón de ser en la producción material de la sociedad, las formas de
propiedad y las relaciones sociales de producción que se encuentran en ella. El despliegue
de las relaciones sociales capitalistas a la totalidad de los espacios de la vida social y al
conjunto del globo, no ha hecho más que confirmar y reforzar las tendencias avizorar por
Marx hacia mediados del siglo XIX. Así cabe preguntarse si estas nuevas formas o rasgos,
como las descriptas por Shoshana Zuboff, no inducen a pensar nuevos reforzamientos o
rasgos novedosos respecto del proceso de alienación. Expresados en una pérdida casi total
de nuestra autonomía y voluntad. O por ejemplo la pérdida de distinción entre la “realidad
virtual” y la “vida real”. Con relación a todo ello cabe preguntarse ¿Cuál es su alcance? ¿Es
posible establecer una distinción o escisión sobre ellos? O qué formas de Conciencia
encuentra en ella los y las sujetos que se encuentra en su centro. Estas y otras tantas
preguntas bien pueden derivarse de lo planteado por la autora y trabajado en otros textos
hasta el presente.

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