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Mª ANGELES DIAZ
*SYMBOLOS*
<http://symbolos.com/>
Los hombres no crean a los dioses, sino que los descubren y los
interpretan, es decir, se nos revela su nombre a través de sus
arquetipos o principios inmutables, los que manifestados en todos los
fenómenos naturales, tanto físicos, anímicos y espirituales, astrales o
telúricos, nos permiten entender parte del misterio de la Vida. Los
mitos son por tanto la explicación simbólica que los hombres dan a todo
aquello que, aun siendo un enigma, se muestra como lo más real de la
existencia. Se trata de la expresión del misterio de la Creación y del
Orden y equilibrio entre los opuestos aparentes (como lo femenino y
masculino, /yin/ y /yang/, simpatía y repulsión) con que ésta se
manifiesta. Sin embargo la principal enseñanza contenida en este código
simbólico se halla en el propio nombre Mito que equivale a misterio;
mito y misterio provienen de la raíz /muein/ que significa callarse, en
alusión al silencio interior con que finalmente debe recibirse la
iniciación a estos códigos sagrados y a los misterios de la existencia.
Puesto que tiene que ver con nuestros orígenes culturales, nos
referiremos en particular al Panteón griego y romano, especialmente para
empezar diciendo que es inabarcable pues a la gran cantidad de dioses,
semidioses, démones, héroes y ninfas que legislan el Universo, se une
una larga lista de aventuras verdaderamente muy enigmáticas, ya que a
veces idénticos dioses aparecen asociados entre sí con parentescos
diferentes y nacimientos producidos en distintos lugares y
circunstancias, y otras cosas imposibles desde un punto de vista plano o
rasante, pero que cobran significado a medida que se comprende el
sentido trascendente que tienen estas leyendas y se comprueba que tratan
de ideas arquetípicas, esenciales para la verdadera vida intelectual y
espiritual del hombre, ya que suponen modelos ejemplares a seguir por
éste. Se ha comparado la mitología greco-romana con la de las culturas
hindúes y precolombinas, en especial la azteca y la maya, por la
cantidad de dioses que todos estos pueblos llegaron a conocer y de los
que se alimentaron para crear sus grandes civilizaciones.
En efecto, para toda sociedad que se organiza bajo los patrones de sus
dioses, todo acto es un rito, esto es, un gesto o comprensión realizado
de acuerdo a un orden arquetípico, ritmado al compás de los ciclos
cósmicos y telúricos. En este sentido los ritos agrarios nacen con la
agricultura, que es celeste y terrestre a la vez, como también es el
caso de la construcción íntimamente ligada con la agricultura, pues
ambas surgen del asentamiento de los pueblos, y de los que organizan el
espacio y el tiempo mediante la creación de calendarios cosmogónicos,
que son por ello reveladores de la realidad del mito como vehículo de lo
suprahumano y supracósmico.
*Deméter y Eleusis
Este proceso ha sido visto por muchos de los integrantes de esta cadena
iniciática como una batalla o conquista gradual de la luz contra las
tinieblas, durante cuyo transcurso los velos de la ignorancia,
disimulados en férreos conceptos, deben morir, para renacer a la verdad
de las cosas, a su realidad. Se trata aquí de describir el acontecer de
transmutación por el que pasa la conciencia y que las distintas
tradiciones habitualmente han representado con el paso por la caverna
iniciática. En esa caverna, representación simbólica de las entrañas de
la tierra, el adepto muere, como muere la semilla, a esa condición de
ignorancia o pérdida de memoria, para nacer a una nueva posibilidad o a
un mundo regido por la Ley de la Armonía Universal.
Hades, es aquel que, aunque sujeto a las leyes del Cielo (Zeus), tiene
en las entrañas de la tierra su propio reino. Homero deja claro al poner
a Helios por testigo del secuestro, que nada en verdad en la Tierra se
oculta bajo el Sol, y también, que nada ocurre en la manifestación sin
que él intervenga. Es decir que si la creación no puede ser sin el Sol,
es que todo es en alguna medida Sol, y por consiguiente, luz, calor y
color son sinónimos en el sentido de que igualmente lo identifican de
una u otra manera.
Deméter cría al niño como a un dios. Lo unge con ambrosía y por las
noches lo esconde en el fuego. Lo habría hecho inmortal, cuenta Homero,
si no hubiera sido por la intromisión de la madre, la reina Metanira,
quien una noche al ver a la diosa poner a su hijo en el fuego, y sin
comprender lo que estaba sucediendo, se asusta siendo que ante esta
actitud de incomprensión la diosa se ve obligada a abandonar el cuidado
del pequeño príncipe.
Homero cuenta como conclusión de la historia vivida por las dos diosas,
que Zeus envió a Rea al templo de Deméter para pedir a ésta su regreso
junto a la estirpe de los dioses inmortales.
Unas de entre estas fiestas que tenían que ver con la fertilidad y en
las que sólo participaban las mujeres, eran las denominadas Tesmoforias
que se inauguraban en Atenas todos los años en otoño, después de la
siembra, con una romería en la que las participantes, actuaban en
calidad de legisladoras de la ley de Deméter, lo cual está en relación
con el propio epíteto de la diosa que justamente es Tesmóphoros, esto es
"Legisladora". Estas ceremonias duraban tres días. El último de luna
nueva y total oscuramiento se vivía como el duelo que representaba el
drama del rapto de Perséfone.
Algunos investigadores del tema han recabado datos suficientes con los
que poder asegurar que este brebaje contenía algún tipo de hierba que
podríamos denominar alucinógena, lo cual no es nada extraño, dado que la
ingestión de este tipo de sustancias ha sido siempre bastante común
durante los ritos iniciáticos de muchos pueblos antiguos. Estas plantas,
consideradas sagradas y provechosas tanto para la salud del alma como
para la del cuerpo, son desde antiguo conocidas por sus poderes
sobrenaturales y por su capacidad para abrir la percepción hacia otros
espacios de la realidad y de la conciencia y por consiguiente siempre
fueron utilizadas con gran respeto por todas las culturas de tradición
iniciática, chamánica y sapiencial. Muchas de estas plantas, con poderes
narcotizantes, también han sido empleadas desde antiguo para preparar
ungüentos con los que proteger la piel frente a las quemaduras llegando
esta clase de pomadas incluso a inmunizar y hacer insensible el cuerpo
frente a las agresiones del fuego. Por lo tanto la diosa, que untaba al
príncipe de Eleusis con cremas antes de ponerlo en el fuego, también le
estaba trasmitiendo sus conocimientos sobre esos bálsamos milagrosos.
Por otro lado el hecho de que el /ciceón/ contuviera menta hace pensar,
en efecto, en alguna pócima o droga medicinal pues sabido es que la
antigüedad conocía que a veces las plantas más amargas eran las que
contenían mayores propiedades, por eso las hierbas aromáticas eran
consideradas un regalo especial de los dioses. Sin embargo conviene
aclarar que las plantas sagradas utilizadas en los ritos de iniciación a
los misterios, constituyen un género diferente al de las plantas
medicinales y alimenticias, ya que aunque todo vegetal participe de la
sacralidad de la naturaleza, existen ciertos vegetales que han sido
tenidos desde siempre por altamente sagrados y considerados vehículos
mágicos de la deidad y como tal con capacidad tanto para abrir las
puertas de la percepción como para cerrarlas. Por eso su ingesta, al
poner al ser en comunicación con sus estados inferiores y superiores,
siempre estuvo enmarcada y delimitada por el acto respetuoso y sagrado
que es el verdadero encuadre del rito.
"¡Llueve!",
"¡Concibe!".
Hipólito añade dos noticias más, la de que los participantes a la
iniciación se reunían en torno a un gran fuego y el hierofante exclamaba:
"¡Llamad al Dios!"
*NOTAS*
^1 <#1> Federico González. /Simbolismo y Arte/, cap. I: //"Simbolismo y
Cosmogonía". Editorial Symbolos. Barcelona, 1998.
^2 <#2> Ver Federico González y colaboradores, S*Y*MBOLOS Nº 25-26:
/Introducción a la Ciencia Sagrada. Programa Agartha/. Barcelona 2003.
^3 <#3> La importancia popular que tuvo esta deidad es fácil advertirla
hoy con una sola ojeada por la arquitectura de muchas ciudades tanto
europeas como iberoamericanas, y observar en los relieves de sus
edificios antiguos la figura de la diosa a la que se puede reconocer por
las espigas que porta. Igual que la palabra cereal (de Ceres), tan
identificativa de la diosa, hasta el punto de simbolizarla. También
algunas ciudades tienen en su nombre el de la diosa, como por ejemplo la
ciudad española de Cáceres, en cuya región siguen hallándose restos
arqueológicos de bustos de Ceres y lápidas con el nombre de Proserpina.
Precisamente cerca de esa ciudad española se halla Mérida, la antigua
Emérita Augusta, en cuyo magnífico teatro romano pueden verse sendas
esculturas consagradas a Deméter-Ceres, Hades-Plutón y
Perséfone-Proserpina. Un espacio que hoy en día sigue siendo escenario
para espectáculos teatrales y encuentros en las noches de verano.
^4 <#4> Ovidio, /Metamorfosis/. Libro V.
^5 <#5> Homero, /Himno a Deméter/, 75-86.
^6 <#6> Esta anécdota mítica es el origen histórico de ciertos ritmos
en la poesía griega y latina en relación con los versos satíricos, lo
que se conoce en la actualidad como poesía Yámbica.
^7 <#7> En Arcadia, por ejemplo, Triptólemo es el personaje que aparece
como aquel que les enseñó a elaborar el pan. En otras ciudades este
mismo personaje aparece como su fundador. En algunos relatos Triptólemo
es príncipe de Eleusis, hijo del rey Celeo y de la reina Metanira y
hermano mayor de Demofonte, el niño que Deméter cuidara en Eleusis.
Diferentes tradiciones locales atribuyen a Triptólemo otras identidades,
como la de ser el mismo príncipe Demofonte.
^8 <#8> Federico González. /Los Símbolos Precolombinos/, cap. VIII:
/<http://americaindigena.com/18mitologiaypopolvuh.htm>/"La Iniciación".
Editorial Kier. Buenos Aires, 2003.
^9 <#9> "Comienzo a cantar al que ciñe de hiedra sus cabellos". Homero,
/Himno a Dionisos/. También llevaban coronas de hiedra los que
participaban en su cortejo. Por otro lado la frescura de la hiedra le
conviene perfectamente a la temperatura ideal del vino, como si hubieran
sido hechas tal para cual.
^10 <#10> No obstante a pesar del desorden y algarabía que parece
desprenderse de todo ello, y como dato añadido a lo expuesto, diremos
que existe sobre todas estas celebraciones populares una gran
documentación en archivos depositados en bibliotecas de museos de Grecia
y Magna Grecia (Sicilia y sur de Italia) donde se informa, entre otras
cosas, de la sólida organización de las entidades que dirigían los
rituales y administraban los santuarios.
^11 <#11> Ver René Guénon. S/ímbolos Fundamentales de la Ciencia
Sagrada/, cap: XXI. "Sobre el Significado de las fiestas carnavalescas",
Editorial Paidós, donde también añade que hoy en día, difundido como
está ese desorden por doquier y en todos los ámbitos, esas fiestas han
perdido su razón de ser.
^12 <#12> Brimos es uno de los apelativos de la reina de los muertos.
Añadir que los griegos solían decir que los muertos eran gente de Deméter.
^13 <#13> /En el Vientre de la Ballena/. /Textos Alquímicos/.
/<http://simbolismoyalquimia.com/alquimicos/XIII.htm>/XIII. Ed.
Obelisco. Barcelona, 1990.
^14 <#14> Citado por Mircea Eliade en /Historia de las Creencias y las
Ideas Religiosas,/ Tomo I, pág. 45-8. Ed. Paidós.