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N4918
UNAM 217973
BIBLIOTECA CENTRAL
LA TRANSFERENCIA
V
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Palabras preliminares 7
Primera parte
LA CONTRATRANSFERENC1A
I. La contratransferencia y el pensamiento psicoanalítico 13
II. Contratransferencia y metapsicología del recurso
de la hechicería 57
Segunda parte
LA HISTORIA DE LA TRANSFERENCIA
I. La historia del concepto 97
II. De la miseria histérica a la desdicha banal 121
III. La transferencia de Dora 131
IV. Ferenczi o la transferencia como introyección 153
Tercera parte
TRANSFERENCIA Y REALIDAD
I. La realidad en la transferencia 183
II. La realidad de la transferencia 203
Cuarta parte
L E TRANSFERT
Biblioteca de la Esfinge
Colección dirigida
por Raúl Sciarretta
Derechos Reservados
217973
8 vrrrHFT. NEYHAUT
M. N.
PRIMERA PARTE
LA CONTRATRANSFERENCIA
CAPITULO I
CONTRATRANSFERENCIA Y PENSAMIENTO
PSICOANALÍTICO
Acepción restringida
L a im plicación d el analista
Teoría extensiva
s ¡bíd., p. 482.
9 D. Lagache, L a psychanályse, París, P.U.F., págs. 6-51.
LA TRANSFERENCIA 43
Nuevo silencio.
“E l otro día estuve en lo d e X (X se enlaza por asociación táci
ta y ya interpretada con su padre). No estoy allí para entreter-
n erlo . . . es dem asiado grande todo e s to . . . e l psicoanálisis, X,
dem asiado g ran d e. . . Tuve un sueño esta n o c h e .. yo estaba en
una inmensa ca ted ra l... había exvotos... m ire usted, su vientre
g org otea... usted habla pues, usted p ro testa .. . ”
La aparente divergencia de este texto, donde sin embargo se
observan varios hilos de asociación, en realidad converge hacia lo
que se traduce por una suerte de interpretación: que a falta de
obtener una respuesta sacudiéndome como al oso, él hablaba aho
ra como si estuviera en mi interior.
El tejido asociativo no es menos complejo porque esté cosido
con hilo blanco. No daremos de él más que las cadenas princi
pales, las de las ijadas. . . la cabeza y el oso, lo demasiado gran
de, lo demasiado pequeño, el padre y las bofetadas.
Desde las primeras palabras, el niño encuentra en un desorden
que parece excluirlo el juguete del que va a servirse; me lo mues
tra todo dislocado: el niño castigado.
Pegar a un niño para mí sustituye o más bien se integra en
la continuación del texto de manera casi inextricable; vuelven
a mí pedazos del texto que inserto entre comillas, comillas que
habría que testar. Escucho lo que se me dice a través de pegar
a un niño.
—‘él y su herm ano d ecid ieron . . . ”
( “el niño golpeado nunca es el mismo paciente, sino un her
mano o una hermana”).
—“D ecidieron que era un oso m alo . . . ”
Esta decisión me interesa, adivino en ella el acuerdo tácito de
los dos niños disfrazando el odio que experimentan entre sí para
vengarse juntos del padre reproduciendo sobre el oso el tratamien
to (fantasmático) que se les había infligido, tanto como los capiro
tazos probablemente reales . . .
(“Mi padre golpea al niño a quien odio”)
al mismo tiempo, y como algo que habría que traer por sobreim
presión, sé que este texto me concierne. No sólo por la alusión
al desorden de la sala de espera, sino sobre todo por el contexto.
El recuerdo de una escena sadomasoquista no me sorprende, sé
LA TRANSFERENCIA 51
CONTRATRANSFERENCIA Y METAPSICOLOGÍA
O EL RECURSO A LA HECHICERA
La m ónada m etapsicológica
El status d el objeto
2 Ib id ., pág. 27.
3 Ib'td., pág. 19.
4 lb íd ., pág. 20.
62 M ICH EL NEYRAUT
D e la adivinación
10 Ib id ., pág. 73.
72 M ICH EL NEYRAUT
Como legislación
HISTORIA DE LA TRANSFERENCIA
CAPITULO I
El fenóm eno
Su extensión
M esmer
Contexto d e M esmer
Protocolo d el magnetismo
Las cubetas
Chastenet d e Puységur
M aine d e Biran
Crítica d e Biran
Cita d e Biran 8
7 lb íd ., pág. 335.
8 M. de Biran, Oeuvre, P.U.F., t. XIV, pág. 340.
108 M ICH EL NEYRAUT
Biran-Ferenczi
Biran-Ferenczi-M . Klein
Jam es Braid
Liebault
La idea fija
10 E l sublineado es nuestro.
1 1 2 M IGHEL NEYRAUT
B em heim
Freud y B em heim
El rom pecabezas
LA TRANSFERENCIA DE DORA
Dora
1 Ibíd., pág. 6.
LA TRANSFERENCIA 135
8 El sublineado es nuestro.
8 Cinq psychanaltjses, P.U.F., 1966, trad. fr., pág. 8 9
LA TRANSFERENCIA 145
FERENCZI O LA TRANSFERENCIA
COMO INTROYECCIÓN
La introyección vitalicia
TRANSFERENCIA Y REALIDAD
CA PITU LO I
LA REALIDAD EN LA TRANSFERENCIA
L a sedu cción
E l acontecim iento
LA REALIDAD DE LA TRANSFERENCIA
2 El subrayado es nuestro.
3 S. Freud, “Introducción al psicoanálisis”, en T héorie générale d es né-
vroses, trad. V. Jankélévitch, París, Payot, 1949, pág. 366.
LA TRANSFERENCIA 215
el hecho, para una tendencia parcial, de rezagarse en una fase
anterior, y ninguna otra cosa.
A partir de allí importa captar las relaciones que unen la
regresión a la fijación para situar convenientemente el lugar de
la transferencia con respecto a esas dos nociones.4
"La regresión tiene lugar cuando, en su form a m ás avanzada
y en e l ejercicio d e su función, es decir, en la realización d e su
satisfacción, una tendencia se enfrenta con grandes obstáculos
exteriores. Todo conduce a creer que la fijación y regresión no
son independientes la una d e la otra. Cuanto m ás fu erte en el
curso d el desarrollo es la fijación , más fácil le será a la función
escapar a las dificultades exteriores mediante la regresión hasta
los elem entos fijados, y la función form ada tendrá m enos posi
bilidades d e resistir los obstáculos exteriores que encontrará en
su cam ino. Cuando un pu eblo en movimiento h a d ejad o en su
ruta fu ertes destacam entos, las fracciones más adelantadas, si
son vencidas o se enfrentan con un enem igo muy fu erte, ten
drán una gran tendencia a volver sobre sus pasos para refugiar
se junto a esos destacam entos. Pero las fracciones adelantadas
tam bién tendrán tantas m ayores posibilidades d e ser vencidas
cuanto más numerosos sean los elem entos retrasados!'
A despecho de estas metáforas guerreras se concibe que, en
este caso, la actualidad de la situación analítica, la realidad del
analista puede constituir una fuente de excitaciones que sirven
entonces de lugar de descanso para la satisfacción de las tenden
cias inconscientes, y que ello entraña un movimiento regresivo
en el curso del cual aparecerán los puntos privilegiados de una
fijación, que puede ser materna, paterna o cualquier otra, pero que
se denomina así por referencia a los primeros objetos marcados
por la libido, de los que sabemos que son de naturaleza incestuosa.
Con mucha frecuencia, por una suerte de abuso de saber, por
precipitación, se interpretan así las transferencias llamadas pa
ternas, sin preocuparse por las etapas intermedias: la fijación,
los accidentes de tránsito, las múltiples connotaciones de la
constelación familiar, el importantísimo papel del fratricidio o de
la fijación de tendencias parciales en objetos aparentemente
alejados del complejo familiar.
Por cierto, todos estos riesgos de la fijación pueden ser vincu
sentado por un fum ador único sino por un m ontón d e fum ado
res . . . L a escisión en tre m i aspecto bueno y e l d e la fum adora
era mantenido con tanta rigidez que, en sus propias asociaciones,
el paciente no efectu aba el acercam iento entre los fum adores y
»
y o ...
Este sueño, remarquémoslo, es un sueño de sesión, que también
describiremos como específico de la neurosis de transferencia.
Pero se descompone (como debe ser con toda concepción Idei-
niana en una parte buena y una parte mala, yo entiendo al sueño
mismo), si bien en la parte mala, los fumadores, el paciente no
puede efectuar el acercamiento entre los fumadores y el ana
lista; y cómo podría hacerlo, puesto que no hay verdaderamente
transferencia en una relación de la cual “el analista es el objeto”,
sino “transporte simbólico”.
En efecto, en ese sueño hay formación de un símbolo, los
fumadores:
“Seguram ente, esos fum adores representaban ese lado d e él
mismo que, por su am bición d e éxito, dinero y satisfacciones
vulgares estaba echan do a perder su vida y su análisis.”
Pero en rigor ese símbolo se aplica al analista, no se le trans
fiere, se le proyecta.
Tal proyección toma un carácter brutal, global, no relacional,
sin elaboración, y sobre todo sin estiba a otros significados en la
cadena asociativa.
Si se compara esta proyección y el efecto de transferencia pro
ducido en el análisis de Dora a propósito también de los fuma
dores, se verá que hay dos elementos que pueden relacionarse
con el humo:
“Hay un incendio en una c a s a ... y no quiero qu e m is dos
hijos y yo perezcam os carbonizados a causa d e tu alhajero”,
todavía esta evocación se apoya sobre una manifestación contra-
transfereneial de gran envergadura.
Si escuchamos a Freud:
“El humo ib a bien , por cierto, con el fu ego; ese humo indica
tam bién que el sueño tenía una relación particular con m i per
sona, porque a m enudo m e pasaba que cuando la joven pretendía
que tal o cual cosa no disim ulaba nada yo le respondía: no hay
humo sin fuego.”
Conocemos el sentido que entre otros Freud atribuía al “fuego”;
228 M lCH EL NEYRAÜT
LA NEUROSIS DE TRANSFERENCIA
Transferencia blanca
Transferencia lateral
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1
B F175
N 4918
UN
BIBLIOTECA D E LA ESFINGE
Psicoanálisis y Ciencias del Hombre
Dirigida por Raúl Sciarretta
1) PSICOANALISIS DK LAUTREAMONT
Enrique Pichón Riviére
2) DIARIO DE MI ANALISIS CON FREUD
Smiley Blanton
3) D EL LADO D E L PSICOANALISTA
Varios (Estudios Freudianos Nros. 1 y 2)
4) HOLDERLIN Y E L PROBLEMA D EL
PADRE
Jean Laplanche
5) INTRODUCCION A LA LECTURA
DE JACQUES LACAN
Oscar Masotta
6) LA TRANSFERENCIA
Michel Ncyraut