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Eduardo Albornoz

C.I.: 5506171

Krüger (2009), en su trabajo sobre “Teología bíblica contextual en América Latina”


destaca que “La teología y la exégesis críticas de la situación socioeconómica y política,
desarrolladas tanto en América Latina como también en otras regiones del mundo, subrayan
enfáticamente que el testimonio bíblico es totalmente diáfano: Dios está del lado de los
débiles, pobres, perseguidos, dolidos, marginados, despreciados y necesitados. Quien peca
contra ellos, produciendo esas situaciones miserables o dejándolos sumidos a los necesitados
en las mismas, peca contra el Dios viviente. De allí que Dios sea el abogado de los
maltratados, el defensor de las personas más débiles del cuerpo social: huérfanos, viudas,
extranjeros, jornaleros, hambrientos, enfermos”1.
Agregando a lo anterior: Algunos hombres preocupados por esta situación como Hugo
Assmann Católico brasileño (Uno de los más importantes exponentes de la teología
latinoamericana de la liberación). Hace su contribución a la teología desarrollando un diálogo
intenso y sofisticado entre el marxismo revolucionario y la teología cristiana. Entre sus temas
está el reclamo de la ortopraxis sobre la ortodoxia, siendo la primera una praxis de liberación
en pro de los pobres.2
Tanto la ortodoxia (credos e ideologías) como la ortopraxis (contestación, disidencias
y luchas revolucionarias) pueden funcionar de forma absoluta e impedir no sólo un sano
pluralismo, sino el mismo ejercicio de la libertad personal y el respeto a la dignidad humana;
fácilmente para conseguir un fin bueno se llegan a arbitrar medios impropios por su sentido
coercitivo y violento. En este sentido, el evangelio nos recuerda la importancia del respeto a
la persona en su dignidad y en todos los derechos humanos; uno de los más preciados es el
de la libertad de conciencia y de pensamiento, juntamente con el de la libertad religiosa.
En el orden antropológico y teológico, la Biblia enfatiza la dignidad de los pobres y la
decidida acción de Dios a favor de ellos, mostrando su elección y el valor de la comunidad
de contención. Es por esto, que la dignidad del ser humano no se deriva de la cantidad de

1
Krüger René (2009). Teología bíblica contextual en América Latina. Departamento de Biblia del Instituto
Superior Evangélico de Estudios Teológicos Buenos Aires, Argentina
2
González, J. L., & Cardoza-Orlandi, C. F. (2004). En Diccionario ilustrado de intérpretes de la fe (p. 46).
Terrassa, Barcelona: Editorial Clíe.
bienes acumulados (cuanto más tienes, más vales), ni consiste en llenarse de riquezas o
codiciar lo imposible pasando por encima las necesidades del prójimo.
Continúa Krüger (2009), exponiendo que “La dignidad consiste en ser hija, hijo de
Dios, y en poner en práctica el mandato del amor. Esta convicción básica de que todo ser
humano es criatura de Dios es el móvil más fuerte para la decidida acción social de las
Iglesias cristianas”. Es por esto que el valor del ser humano, no consiste en cuanto tienes,
sino en que llevas en tu corazón y con quien compartes lo que tienes, dando esto valor a tu
vida y al final de cuentas a tu alma, delante de Dios.
Krüger (2009), explica que la propuesta económica de la Biblia consiste en una
economía del compartir, que posibilita y fomenta la vida; y que se contrapone a la economía
salvaje del beneficio propio, basada en la explotación de otras personas. La especulación, el
acaparamiento, el derroche y la dolce vita tiene una racionalidad materialista y especulativa
propia, que desde la óptica de Dios se evidencia como necedad, tal como lo expresa la
parábola del rico necio (Lucas 12: 13-21). La economía del compartir no implica la anulación
de la propiedad, el dinero o los bienes; sino que subraya enfáticamente la función social de
los bienes, el dinero y la riqueza. Esta función social consiste en garantizar, mantener y
mejorar la vida de todo el cuerpo social, y no solo de una parte del mismo. Por esto, cuando
ejerces la función del compartir con el más necesitado, con un enfermo, con un niño
hambriento, o simplemente con aquel que necesita de tu ayuda, y muchas veces solo con estar
a su lado, sin darle nada, estas compartiendo su pena, de eso se trata la propuesta económica
de la biblia.
No está de más decir que la producción teológica, exegético-hermenéutica realizada
desde esta perspectiva desde las víctimas, los débiles y los que sufren, vinculada con un
trabajo sólido sobre los textos bíblicos, que emplea tanto las metodologías exegéticas ya
consideradas "clásicas" como también las nuevas aproximaciones desde lo sociológico,
económico, político, antropológico, cultural, la perspectiva de género, lo estructural, lo
narrativo, etc., ha llamado la atención mucho más allá de las fronteras culturales e idiomáticas
de América Latina, y ha comenzado a producir un diálogo interesante con la exégesis y la
hermenéutica del hemisferio norte.
Por ello debemos tomar en serio las palabras Núñez (2000), acerca de que la Teología
debe ser una teología de respuesta a los cambios en el mundo, enraizada en las Escrituras,
contextualizada, integral y al servicio del reino de Dios. 3 Durante estos últimos años,
especialmente estas tres últimas décadas según Deiros (2012), el protestantismo en el
continente han estado acompañadas de cambios radicales y se ha estado modelando una
teología evangélica latinoamericana que inicio su camino de reflexión a partir del complejo
contexto local y de la práctica del evangelio en el mismo.4
Ya en otras oportunidades se ha revisado la temática de las implicaciones de la teología,
sin embargo sucede un fenómeno curioso, y este corresponde a que casi por necesidad, la
teología evangélica latinoamericana explícita y contextual ha tomado como metodología un
acercamiento contextual-sistemático a la labor teológica. La razón es sencilla. Las
preocupaciones contextuales son las que le dieron vida a la teología evangélica del
continente. Desde las inquietudes intelectuales de las comunidades estudiantiles hasta el
énfasis en la misión integral, los temas de reflexión han estado mayormente alejados de la
teología puramente bíblica.5 Esto ha provocado que incluso entre algunos sectores de la
iglesia cristiana evangélica se de una separación entre lo que se entiende como teología que
se predica en el pulpito y la teología que se usa para cumplir el propósito mismo de toda la
iglesia.
Y aunque el proceso de generar una identidad plena y completa puede ser tardado,
existe entre los estudiosos del tema claridad sobre la situación de la teología en nuestro
continente, ya que Perdomo (2004), expone: “carecemos todavía de una teología bíblica,
sistemática y contextualizada que pueda llamarse evangélica y latinoamericana”6
Incluso habría que revisar también la historia que se ha tenido del desarrollo de la
teología en Latinoamérica, y podríamos leer las conclusiones de Perdomo en su artículo. Una
descripción histórica de la teología evangélica latinoamericana en donde propone una
periodización del desarrollo de la teología evangélica latinoamericana y presenta los dos
primeros períodos: “Una nueva clase de conquistadores (De los inicios hasta mediados del
siglo XIX)”, y “¿Agentes del Evangelio, o agentes extranjeros? (De mediados del siglo XIX

3
Núñez, E. A. (2000). El reto de una misionología evangélica latinoamericana. Kairós 26: Enero-Junio 2000,
23.
4
Deiros, P. A. (2012). Historia del Cristianismo: El testimonio protestante en América Latina (1a ed., Vol. 6,
p. 283). Buenos Aires, Argentina: Ediciones del Centro
5
Perdomo, E. A. (2004). Algunas tensiones metodológicas en la teología evangélica latinoamericana de
principios del siglo XXI (Segunda de dos partes). Kairós 35: Julio-Diciembre 2004, 58–59
6
Emilio A. Núñez. (1996). Hacia una teología evangélica en América Latina. En Teología y misión:
perspectivas desde América Latina (p. 194). San José, Costa Rica: Varitec.
hasta el Congreso de Panamá)”.7 En donde nos señala el breve lapso en los anales de la
historia de la Teología protestante versus Teología católica, y donde el balance nos arroja
que los cristianos han producido el mínimo del pensamiento creador que estos pueblos tienen
derecho de esperar de quienes sostienen haber recibido la misión de anunciar la Palabra de
Dios a los hombres…
La falta de relevancia de la palabra de Dios ha generado bastantes problemas en la
Iglesia, ya que se perdió de vista la identidad de la propia Iglesia, de la posibilidad de generar
un verdadero encuentro con el Señor y Salvador de una forma personal, completa y de forma
entera; de contar con una teología bíblica libre de tradicionalismos y formas, que no sea solo
una predicación oficial que ayude a la persona a declarar de forma superficial su fe. Se ha
perdido mucho tiempo en el evangelismo y se ha descuidado el discipulado integral que
genere verdaderos discípulos comprometidos con el extendimiento del evangelio, de cumplir
el propósito de adoración y de dar gloria a su nombre.
Latinoamérica es un gran rompecabezas de elementos muy variados que conforman la
región. En lo social y económico, es preciso ser sensibles a las tensiones producidas por las
diferencias entre ricos y pobres, y las situaciones de opresión, explotación y marginación que
se dan a raíz de esto. Pero, por sobre todo, es preciso tener en claro cuál ha sido y es, el marco
en el que se han desarrollado las creencias populares. Todo esto nos dará una base sustentable
para responder, con el mensaje de Jesucristo, a las necesidades y a las oportunidades que
América Latina representa.

7
Perdomo, E. A. (2003). Una descripción histórica de la teología evangélica latinoamericana (Primera de dos
partes). Kairós 32: Enero-Junio 2003, p. 95.

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