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Catecismo de la iglesia católica

1022 Cada hombre, después de morir, recibe en su alma inmortal su retribución eterna en


un juicio particular que refiere su vida a Cristo, bien a través de una purificación, bien para
entrar inmediatamente en la bienaventuranza del cielo, bien
para condenarse inmediatamente para siempre.
954 «Hasta que el Señor venga en su esplendor con todos sus ángeles y, destruida la
muerte, tenga sometido todo, sus discípulos unos peregrinanen la tierra; otros, ya
difuntos, se purifican; mientras otros están glorificados, contemplando claramente a Dios
mismo, uno y trino, tal cual es» (Vat.II)
1031 La Iglesia llama purgatorio a esta purificación final de los elegidos, que es
completamente distinta del castigo de los condenados. La Iglesia ha formulado la doctrina
de la fe relativa al purgatorio sobre todo en los concilios de Florencia [1439] y de Trento
[1563]. La tradición de la Iglesia, haciendo referencia a ciertos textos de la Escritura -por
ejemplo, 1 Corintios 3,15; 1 Pedro 1,7-, habla de un fuego purificador:
Explícitamente no está escrito como purgatorio en la biblia, sin embargo hace referencia a
un fuego purificador, que de acuerdo a nuestro catecismo de la iglesia católica se refiere al
purgatorio.
1 Cor 3, 15
15 
pero si lo que construyó llega a quemarse, perderá su trabajo, aunque él mismo logrará
salvarse como quien escapa del fuego.
1 Pe 1, 7
 
Porque la fe de ustedes es como el oro: su calidad debe ser probada por medio del fuego.
La fe que resiste la prueba vale mucho más que el oro, el cual se puede destruir. De manera
que la fe de ustedes, al ser así probada, merecerá aprobación, gloria y honor cuando
Jesucristo aparezca.

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