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Escuela Universitaria de Enfermería Virgen

de las Nieves
GRADO EN ENFERMERÍA

"HÁBITOS
SALUDABLES:
ALIMENTACIÓN EN EL
EMBARAZO"

Autora: Sara Guisado Casero


Tutora: MªDolores Cano-Caballero Gálvez
Junio 2014
ÍNDICE

-Introducción.............................................................................................................................página 2

-Objetivo general......................................................................................................................página 4

-Objetivos específicos...............................................................................................................página 4

-Metodología.............................................................................................................................página 4

-Resultados................................................................................................................................página 7

-Desarrollo y discusión...........................................................................................................página 10

-Conclusiones..........................................................................................................................página 29

-Bibliografía............................................................................................................................página 30

-Anexo....................................................................................................................................página 35

-Declaración de originalidad...................................................................................................página 37

1
Resumen: A través de este trabajo fin de grado, se ha tratado plasmar la información que nos aportó
la evidencia más actual sobre un tema en concreto: la alimentación durante un embarazo normal.
Intentando conocer a través de una búsqueda bibliográfica, los hábitos alimenticios, las necesidades
nutricionales, los suplementos, y las consecuencias que pueden conllevar a una inadecuada
alimentación durante este período, tanto a la madre como a su futuro hijo.
Objetivo general: conocer hábitos alimenticios recomendados en un embarazo normal en madres
sanas, y posibles consecuencias y complicaciones en caso de no seguir estos hábitos.
Metodología: Se ha realizado una revisión bibliográfica consultando diversas fuentes. Acudiendo a
las principales bases de datos en Ciencias de la Salud como: Cuiden, Scielo, Cochrane Plus, Lilacs,
Dialnet, MEDES. También se ha accedido a google académico y recogido varias guias a través de
exploraevidencia.Y se han consultado dos manuales sobre el tema.
Resultados/Discusión: Se ha recogido información de los distintos nutrientes (proteínas, lípidos,
glúcidos, vitaminas y minerales), las cantidades diarias recomendadas en el embarazo y en que
alimentos se pueden encontrar. En el embarazo se debe seguir una dieta equilibrada y evitar
algunos tipos de alimentos y bebidas. La evidencia demuestra que la administración de algunos
suplementos tales cómo el ácido fólico y el yodo disminuyen el riesgo de presentar complicaciones
en el parto, posible aborto, prematuridad o bajo peso al nacer y malformaciones en el bebé, entre
otras consecuencias. La enfermera debe intervenir en la educación para la salud de la embarazada,
para que integre en suvida una alimentación adecuada y equilibrada, con el objetivo de evitar
posibles efectos negativos.
INTRODUCCIÓN
Desde un punto de vista biológico el embarazo o gestación es el estado fisiológico de la mujer por
el que, a lo largo de 281 días, como media, se desarrolla en su seno un nuevo ser humano (1). El
embarazo es un período de vital importancia, en el que confluyen diversos factores que
determinarán el crecimiento, desarrollo y maduración del feto. Uno de estos factores que son
trascendentales en el embarazo, es la alimentación (2, 3). Ya que se sabe que una buena nutrición
determinará el desarrollo y crecimiento óptimo del feto, y favorecerá la salud de ambos (2, 4, 5, 6,
7, 8).
Hay que tener en cuenta las necesidades nutricionales en el embarazo, pues varían tanto las
necesidades energéticas, como los distintos requerimientos en las cantidades necesarias de
vitaminas, minerales y proteínas y por ello es indispensable adoptar unas medidas en la
alimentación de la mujer, que garanticen unos buenos resultados (2, 4, 5).
En la bibliografía consultada se pone de manifiesto que, adoptar hábitos nutricionales adecuados
durante el embarazo ayudará a prevenir diversas complicaciones y efectos negativos tanto en la

2
madre como en el futuro bebé (8, 9). Hay que añadir que un inadecuado aporte nutricional no sólo
produce consecuencias a corto plazo, relacionadas con el desarrollo del bebé y estado de la madre,
si no que además, tiene consecuencias a largo plazo, siendo importante el tipo y cantidad de
nutrientes que la mujer ha ingerido durante la gestación (6, 9, 10,).
Cómo plantea la endocrinóloga pediatra Paola Durán, "El tiempo en el que el bebé crece más
rápido es en la etapa intrauterina y de esto depende su crecimiento posterior. Un niño que nace
pequeño para su edad gestacional, por una inadecuada alimentación de la gestante, no sólo va a
comprometer su talla en el futuro, sino que tendrá más riesgo de presentar obesidad y enfermedad
cardiovascular en la edad adulta"(5).
En la bibliografía consultada se presenta como evidencia que la mujer embarazada, en muchos
casos, desconoce los requerimientos nutricionales que precisan en este periodo, así como las
posibles consecuencias de una deficiente nutrición, hecho que demuestran varios estudios (10 , 11).
Para ayudar a que la embarazada sea consciente de la importancia que tiene una adecuada
alimentación durante su gestación, y que la integre en su vida diaria, es necesario primero que los
profesionales adquieran el conocimiento, que se conciencen y lo ofrezcan a las embarazadas para
que lo introduzcan cómo hábito en su autocuidado. El papel de los profesionales sanitarios es clave
para cumplir dicho objetivo.
El marco teórico del que partimos es el modelo de enfermería de Orem y su definición de
autocuidado, que lo define como: "la conducta aprendida por el individuo dirigida hacia sí mismo y
el entorno para regular los factores que afectan su desarrollo en beneficio de la vida, salud y
bienestar"(12).
Desde este marco teórico, las enfermeras podemos contribuir a que la embarazada adopte hábitos
saludables en materia de alimentación. Por ello es en este momento cuando la figura de la
enfermera toma una especial relevancia, ya que tienen un papel fundamental en la educación
sanitaria (13, 14).
Para ayudar a la población gestante a conocer cuáles deberían ser sus hábitos alimenticios, es
importante que los profesionales conozcan cuáles son esas necesidades nutricionales que precisa la
mujer en este período, como ya se ha dicho. Por lo tanto, nos preguntamos qué muestra la evidencia
científica sobre las necesidades nutricionales de la gestante, así como las consecuencias para la
salud del feto y de la madre de una inadecuada alimentación.
En el presente trabajo nos centraremos en poner de manifiesto cuáles son los hábitos nutricionales
más adecuados que hay que seguir durante el proceso de un embarazo normal, y las posibles
consecuencias para la madre y el bebé de no adoptar estos hábitos, a través de una revisión
bibliográfica.

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OBJETIVO GENERAL:
-Conocer hábitos alimenticios recomendados en un embarazo normal en madres sanas, y posibles
consecuencias y complicaciones en caso de no seguir estos hábitos.
OBJETIVOS ESPECÍFICOS:
-Conocer hábitos alimenticios, cantidades nutricionales recomendadas, alimentos y bebidas
recomendados, los que hay que evitar y los que hay que tomar con moderación, durante el
embarazo.
-Conocer suplementos alimenticios que se suelen recomendar durante un embarazo normal.
-Conocer posibles consecuencias y complicaciones de no seguir unos hábitos alimenticios
adecuados durante el embarazo.
METODOLOGÍA
Para la consecución de objetivos, se ha procedido a realizar una extensa búsqueda consultando
diversas fuentes bibliográficas, comenzando por las principales bases de datos en Ciencias de la
Salud como: Cuiden, Scielo, Cochrane Plus, Lilacs, Dialnet, y MEDES. También se ha consultado a
través de Google Académico, y en las páginas web de diferentes organismos e instituciones
nacionales (Sistema Sanitario Público de Andalucía) e internacionales (Biblioteca de salud
OPS/OMS). Además he recogido algunas guías de salud relacionadas con la temática, en una página
de internet, ww.hon.ch en inglés, he llegado hasta ella a través de exploraevidencia. También he
accedido a portales profesionales, que aportan información sobre la temática relacionada con el
mundo sanitario: www.correofarmaceutico.com y www.diariomedico.com. Y por último he
recogido información de libros en concordancia con la temática.
He accedido a estos documentos a través principalmente de Internet, del buscador de
exploraevidencia, de la plataforma Proquest, acceso facilitado por la Biblioteca de la UGR, y
también en formato papel a través de esta biblioteca.
Los DeCs utilizados han sido: embarazo y alimentación en español, y pregnancy and feeding en
inglés.
Los criterios de inclusión para la elección de documentos han sido: que estuvieran en un intervalo
temporal específico del 2007-2014, y que el título y el resumen se adaptaran a los objetivos
planteados. Se han elegido artículos encontrados en español y en inglés.
Los criterios de exclusión utilizados han sido: que no cumplieran los criterios de inclusión, y que
fueran documentos ya encontrados. Se han desestimado aquellos artículos que abordaban el tema de
la alimentación en la embarazada en situaciones especiales o en poblaciones determinadas.
En definitiva, de toda la bibliografía encontrada se han consultado 43 documentos, estos se reflejan en la Tabla
1, clasificados según el tipo de documento al que pertenece.

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TABLA 1: Según el número del recurso en el orden citado aparece señalado el tipo de documento al que pertenece.

REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA TIPO DE ARTÍCULOS


Libro Mono Revisión Revisión Ponencia Guía Estudio Estudio Estudio Estudio Estudio Trabajo Comuni
grafía bibliográfica sistemática de de observaci observacional cuasi- analítico cuantitativo Fin de cación
Congresos Salud onal analítico experiment experimental descriptivo Grado breve
descripti al
vo
1. Muñoz M et al (2004) X
2. González M(2007) X
3. Sánchez FJ et al (2013) X
4. Conway R(2009) X
5. Andrés CM(2009) X
6.S.M.B., R.S., C.S.V. (2005) X
7. Navarro J (2012) X
8. Bolaños P. (2010) X
9. Investigación de la Universidad CEU San X
Pablo (2013)
10. Chávez R et al. (2010) X
11. Guillén J. (2013) X
12.Vea O et al (2007) X
13. Salazar A et al (2009) X
14. Correo Farmacéutico.com [Internet] X
15. Guía de alimentación y salud. (2014) X
16. Guía: alimentación en el embarazo. (2012) X
17. Benito L. (2013) X
18. Dalmau J, Vitoria I. (2013) X
19. Palacios S et al.(2014) X
20. López R et al. (2010) X
21. Méndez M et al. (2008) X

5
TABLA 1: Según el número del recurso en el orden citado aparece señalado el tipo de documento al que pertenece.

22. Díaz J. (2013) X


23. Ruiz A et al. (2011) X
24. Glinoer D. (2007) X
25. Cruz C et al. (2012) X
26. Escavias M. (2009) X
27. Guía: Una alimentación equilibrada, clave X
durante el embarazo. (2014)
28. Alejandro S. (2013) X
29. Guía: Comer bien durante el embarazo. X
(2012)
30. Navarrete E et al. (2010) X
31. Ortiz A et al. (2009) X
32. El hierro en gestantes, sólo de 1 a 3 veces X
por semana. (2012)
33. Maldonado A et al. (2009) X
34. Francés L et al.(2009) X
35. Farías M et al. (2012) X
36. Torres R et al. (2011) X
37. OMS. (2011) X
38. C.F (2013) X
39. Consejo Ejecutivo de la OMS. (2011) X
40.ACM (2013) X
41. Sicherer S et al. (2010) X
42. Sandra RM et al. (2012) X
43. Karla IP. (2014) X

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RESULTADOS
Para el primer objetivo: conocer hábitos alimenticios, cantidades nutricionales recomendadas,
alimentos y bebidas recomendados, los que hay que evitar y los que hay que tomar con moderación,
durante el embarazo, se da respuesta a través de las variables: gasto energético, proteínas, glúcidos,
lípidos, minerales y vitaminas. Para conocer las kilocalorías y cantidades aproximadas que hay que
ingerir al día durante un embarazo normal. Y por último el resto de variables: alimentos
recomendados, alimentos que hay que comer con moderación, bebidas que hay que tomar con
moderación y prohibidas, y alimentos que hay que evitar. A través de estas variables se trata de
conocer lo que debería y no debería comer una embarazada durante su proceso de gestación.
Para el segundo objetivo: conocer suplementos alimenticios que se suelen recomendar durante un
embarazo normal, se da respuesta analizando la cantidad de los distintos elementos más
importantes y que más polémica causan a la hora de la suplementación en el embarazo: ácido fólico,
hierro, yodo, también otros, que se dedica al resto de componentes que suscitan dudas, a la hora de
suplementar, pero que han sido menos mencionados por la bibliografía consultada.
Para el tercer objetivo: conocer posibles consecuencias y complicaciones de no seguir unos hábitos
alimenticios adecuados durante el embarazo, se da respuesta a través de las variables: complicaciones
en el embarazo y parto, consecuencias posteriores en el bebé y consecuencias en la madre. Estas
variables nos permitirán conocer el grado de repercusión de una inadecuada alimentación en la
embarazada, acorde a la bibliografía consultada. Todo ello queda reflejado en la Tabla 2, en
concordancia a las referencias bibliográficas que mencionan estas variables, para cada uno de los
objetivos planteados.

7
TABLA 2: Para el objetivo 1 corresponden las variables: 1. Gasto energético, 2. Proteínas, 3. Glúcidos, 4. Lípidos, 5. Minerales, 6. Vitaminas, 7. Alimentos
recomendados, 8. Alimentos que hay que comer con moderación, 9. Bebidas que hay que tomar con moderación y prohibidas, 10. Alimentos que hay que
evitar. Para el objetivo 2 corresponden las variables: 11. Ácido fólico, 12. Hierro, 13. Yodo, 14. Otros. Y para el objetivo 3 corresponden las variables: 15.
Complicaciones en el embarazo y parto, 16. Consecuencias posteriores en el bebé, y 17. Consecuencias en la salud de la madre.*ADH (Ácido
Docosahexaenoico).

BIBLIOGRAFÍA OBJETIVOS
Objetivo 1 Objetivo 2 Objetivo 3
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17
2. González M(2007) X X X X X X X X X X X X X X calcio X X X
3. Sánchez FJ et al (2013) X X X X X X X X calcio, X X X
omega 3
4. Conway R(2009) X X X X X X X X X X X X X Vit D X X
5. Andrés CM(2009) X X X X
6.S.M.B., R.S., C.S.V. (2005) X X X X X X X X X
7. Navarro J (2012) X X X X X X X X X X X X X
8. Bolaños P. (2010) X X X X X X X X X X X X calcio X X X
9. Investigación de la Universidad CEU San Pablo (2013) X
10. Chávez R et al. (2010) X X
11. Guillén J. (2013) X
15. Guía de alimentación y salud. (2014) X X X X X X X X X X X X X
16. Guía: alimentación en el embarazo. (2012) X X X X X X X X
17. Benito L. (2013) X X
18. Dalmau J, Vitoria I. (2013) X X X
19. Palacios S et al.(2014) X X omega3 X
20. López R et al. (2010) X X X X X X X X X
21. Méndez M et al. (2008) X X X
22. Díaz J. (2013) X X calcio X
23. Ruiz A et al. (2011) X X X
24. Glinoer D. (2007) X X

8
TABLA 2: Para el objetivo 1 corresponden las variables: 1. Gasto energético, 2. Proteínas, 3. Glúcidos, 4. Lípidos, 5. Minerales, 6. Vitaminas, 7. Alimentos
recomendados, 8. Alimentos que hay que comer con moderación, 9. Bebidas que hay que tomar con moderación y prohibidas, 10. Alimentos que hay que
evitar. Para el objetivo 2 corresponden las variables: 11. Ácido fólico, 12. Hierro, 13. Yodo, 14. Otros. Y para el objetivo 3 corresponden las variables: 15.
Complicaciones en el embarazo y parto, 16. Consecuencias posteriores en el bebé, y 17. Consecuencias en la salud de la madre.*ADH (Ácido
Docosahexaenoico).

25. Cruz C et al. (2012) X X X X


26. Escavias M. (2009) X X
27. Guía: Una alimentación equilibrada, clave durante el X X
embarazo. (2014)
28. Alejandro S. (2013) X X X

29. Guía: Comer bien durante el embarazo. (2012) X X X X X X

30. Navarrete E et al. (2010) X

31. Ortiz A et al. (2009) X


32. El hierro en gestantes, sólo de 1 a 3 veces por X
semana. (2012)
33. Maldonado A et al. (2009) X X X
34. Francés L et al.(2009) X
35. Farías M et al. (2012) X (ADH*)
36. Torres R et al. (2011) X calcio X
37. OMS. (2011) X (Vit A) X X X
38. Tomar hierro en la gestación beneficia el peso del X X X
niño (2013)
39. Consejo Ejecutivo de la OMS. (2011) X X
40.ACM (2013) X
41. Sicherer S et al. (2010) X
42. Sandra RM et al. (2012) X
43. Karla IP. (2014) X X

9
DESARROLLO Y DISCUSIÓN
La bibliografía consultada coincide en que el gasto energético total de un embarazo normal ronda
desde las 75.000 kcal a las 80.000, lo que se traduce en un aumento de 260-290 kcal al día (2, 3, 4,
7, 10). Sin embargo, existe controversia en la distribución de este gasto energético a lo largo del
embarazo. Por ejemplo un artículo del 2008, comenta que en el segundo trimestre hay que
aumentar 340 kcal al día, y en el tercero 450 kcal al día (6). Otro autor del libro " Manual de la
alimentación en el embarazo" del 2007, recomienda que se aumente en el primer trimestre 150 kcal
al día y en el segundo y tercer trimestre en torno a 250 kcal al día (2).Un trabajo fin de grado y una
guía de salud, del 2012 y 2014, respectivamente, dicen que lo recomendado, es un aumento de 150
kcal/día en el primer trimestre y de 350 kcal/día en el segundo y tercer trimestre (7, 15).
Cómo podemos observar hay bastante desacuerdo, no obstante la bibliografía más actual coincide
en que el gasto calórico sea de 150 kcal al día en el primer trimestre, y en el segundo y tercero sea
de 350 kcal al día. Por lo que podemos concluir que el aumento de calorías que se ingiere debe ser
pequeño, sobre todo en el primer trimestre.
Proteínas:
Las proteínas son imprescindibles para la formación de nuevos tejidos, en este caso para la
formación del feto y de la placenta, además cumplen una función inmunitaria, biorreguladora y
participa en el control genético. Se clasifican en las proteínas de origen animal: carnes, aves,
pescados, huevos y lácteos. Y por otro lado las proteínas de origen vegetal que se encuentran en los
cereales, legumbres, frutos secos, etc (2, 4, 7, 8). Los requerimientos proteicos abarcan desde un 12
a un 15% del gasto energético total durante el embarazo (2, 3, 5, 8, 16). Teniendo en cuenta que a
partir del segundo trimestre estas necesidades aumentan con respecto a las de la población general,
de 10 a 12 g al día, traduciéndose en una cantidad de 50-60 g al día. Con el fin de cubrir las
necesidades proteicas, destinadas a la síntesis y desarrollo de nuevos tejidos (2, 7, 8). Por otro lado,
una Guía de alimentación y salud del 2014, refiere que las necesidades proteicas aumentan 4,7 g/día
a partir del segundo trimestre, lo que equivale aproximadamente a una ración de carne (15).
Como podemos apreciar, no hay consenso en el aumento de la cantidad de proteínas que se requiere
en el embarazo, en lo que sí coinciden es que hay que producir un aumento de proteínas a partir del
segundo trimestre. Con respecto a las proteínas, la madre tendrá que tener en cuenta que la cantidad
adecuada tiene que ser una proporción de proteínas mitad de origen vegetal, y mitad de origen
animal (2).
Lípidos:
Los lípidos o grasas, son una fuente de energía que participan en la formación de membranas
celulares. Durante el embarazo tienen especial relevancia en el desarrollo del cerebro del feto,
sistema nervioso y retina fetal (2, 7, 8, 15, 17).

10
Las grasas se clasifican en: grasas saturadas, presentes en carnes grasas y sus derivados, los
productos lácteos enteros, huevos, mantequilla, productos de bollería, etc. Y las grasas insaturadas
que se dividen a su vez en monoinsaturadas, presentes en el aceite de oliva y las poliinsaturadas,
que contienen omega 6, presente también en el aceite de oliva y el omega 3, que se encuentra
principalmente en el pescado sobre todo azul, frutos secos, etc (2,4).
En la bibliografía consultada, hay un acuerdo en la proporción de lípidos que hay que ingerir, pues
tiene que suponer entre un 25-35% total de las calorías diarias, al igual que la población general (2,
3, 4, 5, 7, 8). La proporción de los distintos ácidos grasos que debe de estar presentes en la dieta
quedaría de la siguiente manera: la cantidad de ácidos grasos saturados inferior al 10%, la de ácidos
grasos poliinsaturados inferior al 10%, y de ácidos grasos monoinsaturados entre el 15-18% (3, 8).
La bibliografía consultada coincide en que en el segundo y tercer trimestre, se produce un aumento
de las necesidades de omega 3 y 6, ya que se incrementa el volumen sanguíneo, y estos tipos de
ácidos grasos poliinsaturados, son determinantes en el desarrollo de la placenta y el feto (2, 4).
Varios autores comentan que este incremento de los requerimientos de omega 3 y 6 se obtiene
tomando pescado graso dos veces en semana (2).
Por lo que la bibliografía consultada comenta, hay un aumento en las necesidades de omega 3 y
omega 6 sin embargo ninguna de las referencias defiende un aumento total de los lípidos durante el
embarazo, siendo el mismo aporte de lípidos que en la población general, como comentábamos
anteriormente. Esta afirmación se contradice, aún así hay que integrar la importancia de este tipo de
ácido graso. Ya que a través de la ingesta de estos ácidos grasos de cadena larga, como el omega 3,
omega 6 y ADH (ácido docosahexaenoico) se obtienen, según la bibliografía consultada, diversos
beneficios de gran envergadura en el embarazo, que habría que tener en cuenta, como referimos a
continuación:
El ácido graso omega 3 y el omega 6, son importantes incluirlos en la alimentación ya que
disminuyen el riesgo de bajo peso al nacer, y de tener un bebé prematuro, cómo confirma Conway a
través de su libro del 2009 (4). Además varios autores están de acuerdo en que estos componentes
ayudan al desarrollo del sistema nervioso del feto y al buen funcionamiento de la retina de éste. (7,
18, 19, 20). Un artículo del 2013, añade que una dieta rica de ácidos grasos poliinsaturados de
cadena larga, asegura una leche materna rica en estos elementos y benefician al bebé en el
desarrollo de su visión (18).
Un artículo publicado en el 2013, avalado por un estudio cuasi- experimental, que evaluaba los
efectos positivos de la ingesta de salmón, rico en omega 3, en una muestra de embarazadas aportó
interesantes resultados: destacaron un aumento considerable de omega 3 en las embarazadas, y
además un aumento en las cantidades de vitaminas A, D y E, minerales y oligoelementos como el
yodo y selenio, lo que mejoraron las defensas antioxidantes (17).

11
Varias referencias bibliográficas hacen especial mención a un ácido graso de cadena larga, el ADH,
de la serie omega-3, que según una revisión bibliográfica del 2010, tiene efectos positivos en la
prevención de enfermedad cardiovascular, y además interviene en la adecuada formación del
sistema nervioso y en la retina del feto (8).
Un estudio observacional analítico, realizado en Menorca, sugiere que la ingesta moderada de
pescado, durante el embarazo puede ser beneficioso para el desarrollo neurológico en los niños, tal
vez por la presencia de ADH (21). Esta misma conclusión es apoyada por una revisión bibliográfica
del 2013 (18).
Por lo que se puede apreciar, hay diversos beneficios que aportan los ácidos grasos de cadena larga,
presentes en el pescado. Estos son aportados mayormente por bibliografía actual por lo que se
debería seguir estudiando para cerciorarse de estos beneficios.
Además, al igual que en la población general, se aconseja la predilección de tomar grasas
insaturadas, más beneficiosas para la salud, antes que las saturadas (2, 3 ,4).
La bibliografía consultada concluye que en la ingesta de grasas lo que prima es la composición más
que la cantidad (18).
Glúcidos:
Los glúcidos, son principalmente una fuente de energía, aunque también tienen función plástica y
de reserva (2, 4, 8). Según un artículo del 2010, en el embarazo, supone la principal fuente de
energía para el feto (8). Podemos diferenciar entre los carbohidratos de absorción rápida (azúcares,
miel, bollería, etc) y los carbohidratos de absorción lenta (cereales, legumbres y patatas) (2, 4). La
proporción ideal de carbohidratos tendría que suponer aproximadamente el 50% de las calorías
diarias totales, al igual que la población general (2, 4, 5, 7, 8). Sólo uno de los autores de la
bibliografía consultada, comenta que en los últimos meses de embarazo, hay que incrementar esta
proporción un 10 % (2). A la hora de la elección de carbohidratos para la alimentación en este
período, se aconseja que se opte por hidratos de carbono de absorción lenta (cereales, legumbres y
patatas) antes que los de absorción rápida, (2, 7, 8).
Podemos concluir que la mayoría de la bibliografía está de acuerdo en que la cantidad de
carbohidratos en el embarazo es la misma que en la población general, y que hay anteponer los
carbohidratos de absorción lenta a los de absorción rápida.
Minerales:
Los minerales son elementos indispensables en pequeñas cantidades para asegurar un normal
funcionamiento metabólico del organismo. Se dividen en macrominerales (sodio, potasio calcio,
fósforo, magnesio), y microminerales (cobre, yodo, cobalto zinc y selenio) (2). A continuación se
presentan los minerales que adquieren más importancia durante el embarazo, según las referencias
bibliográficas consultadas:

12
-Calcio, es fundamental para la formación de los huesos y dientes, además interviene en la
contracción muscular, movimientos del corazón, coagulación de la sangre y mecanismos que
intervienen en el correcto funcionamiento del sistema nervioso. Lo podemos encontrar en la leche,
productos lácteos, pescado de espina blanca, col, brocoli, etc (2, 4, 8, 16, 20). Con respecto a las
cantidades diarias recomendadas de calcio en el embarazo, hay bastante variabilidad en la
bibliografía consultada. Conway a través de su libro "Qué comer cuando esperas un niño" del 2009,
opina que se necesitan 700 mg al día (4), mientras que otros autores coinciden en que la
recomendación rondaría los 1.200 mg/día , que equivale al consumo de 4 raciones de lácteos (2, 15,
22). Por otra parte Navarro J, esclarece que las recomendaciones son de 1000 mg/día (7), y la Guía
de alimentación en el embarazo del 2012, recomienda 800mg/día en la primera mitad del embarazo
y 1400 mg/día en la segunda (16). Otros autores, nos aportan dos datos comparables, por un lado la
dosis diaria recomendada en la población general, de 800 mg/día, y por otro la de la mujer
embarazada, que alcanzan 1400 mg/día. Esto se debe a que se necesita un incremento para la
formación de los huesos del bebé, y la producción de leche (2, 3, 8).
Podemos concluir que hay un desacuerdo relacionado con la cantidad diaria recomendada de calcio.
Sin embargo la mayoría de la evidencia, siendo parte de ésta de la más actual, tiende hacia las
cifras que se aproximan entorno a 1200 y 1400 mg/día de calcio, y que bibliografía más antigua
recomendaban cantidades diarias menores, en torno a los 700-800 mg/día.
Otros autores proponen que a través de la ingesta de tres y cuatro raciones de alimentos ricos en
calcio al día, se aportan las necesidades adecuadas de este mineral (2, 20).
-Fósforo, al igual que el calcio participa en la formación de los huesos, piezas dentales, y
además interviene en la secreción de la leche y formación de tejidos musculares y metabolismo
celular (2, 20). Lo podemos encontrar en: lácteos, huevos, carnes, pescados, frutos secos, cereales
integrales y legumbres (2, 8). Un libro del 2007, refiere que durante el embarazo se tiene que
consumir 1000 mg/día de fósforo (2). Mientras que dos artículos del 2010 y 2013, y un Guía de la
alimentación en el embarazo, refieren que las cantidades de fósforo en una mujer adulta rondan los
700 mg/día, y en una mujer embarazada aumentarían de 1200 a 1400 mg/día, ya que se necesita un
extra para la formación de huesos y tejidos del feto, y para la síntesis de leche materna (3, 8, 15). A
través de una dieta equilibrada se pueden cubrir las necesidades de fósforo (2, 8, 15, 20).
Podemos concluir que, aunque haya un desacuerdo en la cantidad diaria recomendada, podemos
apreciar que todos los autores coinciden en que se producen un aumento en las necesidades de este
mineral durante el embarazo, la mayor parte de la bibliografía se decanta por 1200 a 1400 mg/ día.
Y que se pueden cubrir a través de una dieta equilibrada.
-Zinc, mineral que interviene en: la formación y funcionamiento de los genes, cicatrización
de heridas y en el metabolismo de carbohidratos, lípidos, etc (2, 4). Se puede encontrar en: lácteos,

13
carnes, pescados, cereales integrales, legumbres y frutos secos (2, 4, 8, 15, 16, 20). Dos artículos del
2010 y 2013, apuntan que la cantidad de zinc aumenta en el embarazo, siendo la cantidad
recomendada para una mujer adulta de 15 mg/día, y para una mujer embarazada de 20 mg/día (3, 8).
Varios autores de un libro de 2007 y una Guía de salud del 2012, comparten esta recomendación (2,
16).
Sin embargo, estas cantidades recomendadas entran en discordia con la recomendación de Conway
del 2009, de 7 mg/día (4).
De todos modos, podríamos decantarnos por la primera opción, de una cantidad de 20 mg/ día, ya
que la mayoría de la evidencia reciente tiende hacia esta.
-Magnesio, interviene en el metabolismo de glúcidos, lípidos y proteínas, participa también
en la formación de los huesos y en las defensas del organismo (2, 16).
Se encuentra en: verduras, cereales, frutos secos, pescados, frutas y legumbres (2, 16).
Según González a través de su manual del 2007, establece que las necesidades de este mineral
rondan los 490 mg/día (2). Mientras otros artículos más recientes del 2012 y 2013, son más
específicos con las cantidades, siendo de 330 mg/día el primer semestre, como en la mujer adulta, y
de 450 mg/día el segundo (3, 8, 16).
Por lo que se puede comprobar, la bibliografía más reciente aporta cantidades más específicas,
según la etapa de embarazo, sin apenas controversia con el resto de bibliografía.
-Selenio, es un importante antioxidante que interviene en el sistema inmunológico (4, 16).
Se encuentra en: pescados, frutos secos, carne, huevos y legumbres (4, 16). La bibliografía
consultada que aporta información sobre el selenio, están de acuerdo con respecto a la dosis diaria
recomendada, que ronda los 60-65 microgramos/día en el embarazo, a diferencia de los 55
microgramos/día en la mujer adulta (3, 4, 8, 16). La cantidad diaria recomendada de selenio, se
puede aportar a través de una dieta sana y equilibrada (16).
Concluyendo, nos encontramos con un consenso general con respecto a este mineral, confirmando
un pequeño aumento en el embarazo, que alcanzan los 60-65 microgramos/ día y se pueden aportar
a través de la dieta.
-Hierro, este mineral es imprescindible para la formación de glóbulos rojos encargados del
transporte del oxígeno (4, 16). Se encuentra en: carne, pescado, legumbres, verduras, frutos secos y
cereales integrales (2, 4, 8, 15). Varios autores coinciden en que, durante la gestación la demanda de
este mineral va aumentando progresivamente, debido a que la mujer tiene que acumular reservas de
sangre para hacer frente al parto y satisfacer las necesidades del feto (2, 8, 23). Durante el primer
trimestre se necesitan 1-2 mg/día, en el segundo trimestre 4-5 mg/día y en el último trimestre 5-6
mg/día.(2, 15, 23). No obstante, hay otros autores que entran en controversia con respecto a las
cantidades de hierro recomendadas anteriores. Por ejemplo, la Guía de alimentación en el embarazo

14
del 2012, recomienda 30 mg/día para la mujer embarazada (16). Por otro lado una revisión
bibliográfica de una revista de nutrición del 2013, comenta que hay bastante debate con respecto a
las necesidades de hierro, planteando que no es necesario aumentar la dosis de hierro en el
embarazo, siendo la misma que en la mujer adulta, porque en la gestación aumenta la absorción de
este mineral a nivel intestinal, por lo que la dosis diaria recomendada sería la misma, siendo de 18
mg/día (3). Por otro lado, Bolaños a través de una revisión del 2010 apuesta por 25 mg/día (8).
Como podemos apreciar hay bastante variabilidad con la cantidad de hierro diaria recomendada, y
además son referencias bibliográficas recientes y que algunas de ellas coinciden en el año de
publicación, se debería revisar para un mayor consenso en la cantidad.
-Yodo, mineral que interviene en la producción de hormonas tiroideas, es fundamental en el
crecimiento y desarrollo de órganos y sistema nervioso (2, 4, 8, 20). Se encuentra en: sal yodada,
pescados de mar, frutas, verduras, huevos, lácteos, carnes y cereales (2, 4, 8).
Hemos podido observar un relativo acuerdo general en la bibliografía consultada, que describía la
dosis diaria recomendada de yodo, siendo de 250-300 microgramos/día en el embarazo, en
comparación con una persona adulta cuyas necesidades son de 150 microgramos/día (2, 16, 20, 24).
Sin embargo, una revisión bibliográfica del 2010, apuesta por una dosis diaria de entre 135-175
mg/día de yodo (8). Mientras que un artículo de la bibliografía consultada del 2013, parte de la base
de que una mujer adulta necesita 110 microgramos/día de yodo, y una mujer embarazada necesita
135 microgramos/ día (3).
Aunque haya varios artículos que discrepan, podemos concluir que la cantidad de yodo
recomendada ronda por los 250 – 300 microgramos/ día, ya que ha sido citada por la mayoría de
referencias, siendo una de ellas una Guía de salud reciente del 2012, y otra una revisión
bibliográfica del 2010.
Vitaminas:
Las vitaminas son elementos imprescindibles en pequeñas cantidades. Podemos distinguir entre
vitaminas liposolubles (A, D, E, K) y vitaminas hidrosolubles (C, B1, B2, B5, B6,B8, B9, B12,
B13) (2). A continuación se describen las vitaminas que más importancia adquieren en el embarazo
según la bibliografía consultada, en las vitaminas liposolubles las más nombradas son: vitamina A,
vitamina D y vitamina E. En las vitaminas hidrosolubles las más referenciadas son: vitamina C,
vitamina B2, B6, B9 y B12:
-Vitamina A, es esencial para el sistema inmune y el desarrollo de tejidos y la piel del feto.
(2, 4, 16, 25). Se encuentra en: hígado, pescados azules, mariscos, leche, huevo, mantequillas y
margarinas, frutas y verduras de color rojo o naranja (2, 4, 8, 15, 16, 25). Las cantidades diarias
recomendadas por el Manual de González del 2007, expone que son iguales que las de la población
general: 900-1000 microgramos/día (2). Mientras que Conway en el 2009, recomienda 700

15
microgramos/ día (4). Entre medias de estas dos recomendaciones se encuentran los 800
microgramos/día que recomiendan dos artículos del 2010 y 2013, que es igual que en la mujer
adulta (3, 8). A través de una dieta adecuada y equilibrada se pueden aportar los requerimientos que
se necesitan de esta vitamina (20).
Podemos apreciar la discordia que se establece en la dosis diaria recomendada, sin embargo nos
podríamos decantar por los 800 microgramos/ día, ya que la mayor parte de la bibliografía
consultada, y parte de esta reciente, apuesta por esta cantidad, que se puede cubrir por una dieta
equilibrada.
-Vitamina D, interviene en diversos procesos metabólicos y endocrinos, participa en el
transporte de calcio hacia el feto y formación de huesos de éste, regula el metabolismo del calcio y
del fósforo, entre otras funciones (2, 4, 7, 20). Es interesante añadir que, un artículo del 2013,
presenta un estudio donde se muestra una línea de investigación que afirma que, la vitamina D tiene
un papel fundamental en la formación y maduración de la placenta y el feto (3). Esta vitamina es la
única que el propio cuerpo puede sintetizar por si mismo, a través de la exposición solar (2, 15, 16).
Pocos alimentos contienen esta vitamina: pescado azul, huevos, cereales integrales (4, 8, 15, 16).
No hay mucha evidencia encontrada que determine una cantidad diaria recomendada de la vitamina
D, pero la que plasma estas cantidades coinciden, siendo de 10 microgramos/día en la embarazada,
y 5 microgramos/día en la mujer adulta (3, 8). A través de una dieta adecuada y equilibrada y con la
exposición solar, se pueden aportar los requerimientos que se necesitan de esta vitamina (8).
Por lo que podemos concluir que, según la bibliografía se produce un aumento poco significativo en
la necesidad esta vitamina, y que se puede satisfacer con una dieta equilibrada y a través de la
exposición solar.
-Vitamina E, es un importante antioxidante que actúa como protector de células,
principalmente las del sistema nervioso (2, 4). Se encuentra en: frutas, verduras, aceites vegetales,
cereales, etc (2, 4, 8, 15, 20). Según varios autores la ingesta diaria en el embarazo ronda los 15
mg , y 12 mg en la mujer adulta (2, 3, 8). Mientras que Conway en el 2009 recomienda 4-5mg/día
(4). A través de la dieta mediterránea se puede cubrir esta necesidad (20).
La mayoría de la evidencia encontrada opta por la primera recomendación de 15 mg/ día, y sólo un
libro del 2009 es el que aporta un dato diferente de la dosis diaria recomendada de vitamina E.
Además se puede obtener mediante una dieta sana y equilibrada como es la mediterránea.
-Vitamina C, interviene en las defensas inmunitarias, en la cicatrización, y participa en la
síntesis de algunos neurotransmisores, favorece la absorción del hierro, entre otras funciones (2, 4,
8). Se encuentra en: verduras de colores vivos, frutas ácidas, hígado, guisantes, etc (2, 4, 8, 15, 16).
González a través de su manual del 2007, refiere que la cantidad diaria recomendada en el
embarazo aumenta con respecto a la población general, de 80 a 90mg/día (2). Mientras que Conway

16
en el 2009 recomienda solo 50mg/día durante el embarazo (4). Además otros dos artículos del 2010
y 2013, apuntan que la dosis diaria recomendada de vitamina C sería de 80 mg/día en el embarazo,
a diferencia de la mujer adulta que necesita 60 mg/día. (3, 8). Otro dato diferente nos aporta otra
revisión bibliográfica del 2010, que refiere que la ingesta diaria recomendada en un adulto es de 75
mg/día, y en el embarazo se produce un aumento, alcanzando los 85 mg/día (20).
Como podemos observar hay bastante variabilidad en la dosis diaria recomendada de vitamina C,
sin embargo vemos cierta similitud en la evidencia más reciente, rondando los 80-85 mg/día.
A través de una dieta adecuada y equilibrada se pueden aportar los requerimientos que se necesitan
de esta vitamina (8, 16). Los autores de una revisión bibliográfica, hacen una puntualización con
respecto a la dieta, y es que la dieta mediterránea, que se considera una dieta sana y equilibrada,
aporta las necesidades diarias de vitamina C (20). Según González para evitar la carencia de
vitamina C, lo ideal sería: tomar 3 frutas diarias, 1 verdura cruda, o 1 ensalada y 1 plato de verduras
(2).
Podemos concluir que aunque en la dosis diaria recomendada de vitamina C se produzca un
aumento en el embarazo, se puede adquirir a través de una dieta sana y equilibrada, un ejemplo de
esta dieta es la dieta mediterránea.
-Vitamina B6 o piridoxina, interviene en el metabolismo de proteínas y en la adquisición de
energía de los alimentos, en el desarrollo de glóbulos rojos y sistema nervioso del feto (4, 20). Se
encuentra en: pescados, frutos secos, plátanos y verduras (4, 8, 15, 20). En el embarazo las
necesidades de esta vitamina cambian, ya que aumenta su actividad como cofactor para regular
diversos procesos enzimáticos. Sobre la cantidad diaria recomendada, un libro del 2009, refiere que
es de 1,2 mg/ día (4). En contraposición una Guía del 2012, dice que la necesidad de esta vitamina
durante el embarazo disminuye, y no refiere ninguna cantidad específica (15).Y por último, dos
artículos del 2010 y 2013, comentan que la cantidad diaria recomendada de entre 1,9-2,2 mg/día
con respecto a una mujer adulta que necesita entre 1,3-1,6 mg/día (3, 8).
Podemos concluir que la evidencia más actual y coincidente opta por 1,9-2,2 mg/día, sin ser una
diferencia muy significativa con respecto a la cantidad recomendada en la mujer adulta.
-Vitamina B9 o ácido fólico, interviene activamente en la eritropoyesis, síntesis de ácidos
nucleicos, proteínas, metionina y neurotransmisores. Para el feto es imprescindible para el correcto
desarrollo del sistema nervioso (2, 7, 8, 20, 25). Se encuentra en: cereales, leche, verdura de color
verde, frutas, legumbres, vísceras, quesos, levadura de cerveza, patatas y frutos secos (2, 4, 7, 8, 15,
16, 25). En la cantidad diaria recomendada de esta vitamina, ha habido un consenso general en la
bibliografía consultada, produciéndose un aumento de 300 a 400 microgramos/día en el embarazo,
(2, 4, 7, 8, 15, 25, 26) con respecto a la mujer adulta que ronda los 200- 300 microgramos/ día (4).
Un artículo del 2009 hace una apreciación sobre esta vitamina, y es que la cantidad de ácido fólico

17
tiene una estrecha relación con la cantidad de vitamina B12, cuyas consecuencias de un desajuste de
estas cantidades veremos más tarde, aunque este artículo no dicta unas cantidades específicas de
cada una (26).
Podemos concluir que hay un consenso generalizado sobre que se produce un aumento en la
necesidad de ácido fólico durante el embarazo, suponiendo una cantidad de 400- 600 microgramos/
día.
-Vitamina B12 o cobalamina, interviene en la formación de glóbulos rojos, síntesis de ADN,
y en el correcto desarrollo del sistema nervioso(2, 4). Se encuentra solo en productos de origen
animal: carne, huevos, lácteos y pescado (2, 4, 8). La cantidad diaria recomendada en la
embarazada, según un manual de alimentación en el embarazo del 2007, es de 4 mg/día (2).
Mientras que un artículo del 2010 comenta que la necesidad diaria de esta vitamina es de 2,6 mg/día
con respecto a la de una mujer adulta que es de 2,4 mg/día (8). Otro artículo del 2013, recomienda
cantidades similares al último artículo, rondando los 2,2 mg/día en el embarazo (3).
Como podemos apreciar, las referencias bibliográficas más recientes, apuestan por unas cantidades
que rondan los 2,2 a 2,6 mg/día, sin haber una diferencia muy pronunciada con respecto a los
requerimientos de esta vitamina en la mujer adulta.
Los alimentos y bebidas que hay que tomar con moderación, y los que hay que evitar durante el
embarazo los presentamos a continuación. Además de unas recomendaciones generales que ayudan
a adoptar una dieta sana y equilibrada durante el embarazo.
Alimentos y bebidas que hay que tomar con moderación:
La gran mayoría de la bibliografía encontrada, están de acuerdo sobre los alimentos y bebidas que
hay que tomar con moderación. No se ha encontrado controversia muy significativa al respecto.
-El consumo de pastelería, ahumados y patés debe ser esporádico (2, 4, 7, 8, 16).
-Con respecto a las bebidas con estimulantes, como el té y el café, varios autores recomiendan un
consumo limitado (6, 8). Otros nos aportan cifras específicas de estas bebidas que no hay que
sobrepasar, aconsejando no exceder la cantidad de 200-300 mg de cafeína diaria, para que no haya
efectos nocivos (2, 4, 27, 28).
-Moderar la ingesta de sal y alimentos salados (2, 20).
-Moderar la ingesta de mantequilla, margarinas hidrogenadas (3, 6, 18).
Alimentos y bebidas que hay que evitar:
Acerca de los alimentos que hay que evitar en el embarazo, también nos hemos encontrado un
mutuo acuerdo, dando lugar a estos consejos:
-Habría que evitar el consumo de alimentos crudos o poco cocinados (embutidos, carne poco hecha,
huevos crudos, pescados poco hechos, leche sin procesar, etc) por el riesgo alimentario que
implican (2, 3, 4, 7, 8, 16, 18, 28).

18
-Evitar el consumo de bebidas carbonatadas y zumos envasados, por la presencia de azúcares
simples (3, 8).
-Evitar el consumo de bebidas alcohólicas y excitantes (2, 3, 4, 6, 7, 15).
-Evitar el consumo de cacahuetes si hay antecedentes familiares de alergias (4).
Existe una pequeña controversia con respecto a los dulces (azúcares simples), y es que algunos
autores cómo hemos reflejado antes, recomiendan que se pueden tomar con moderación, sin
embargo otros, recomiendan que se tienen que evitar. (27, 29).
Recomendaciones generales:
A continuación presentamos unas recomendaciones generales, encontradas en varias referencias
bibliográficas, que nos aportan un modelo a seguir de hábitos de alimentación, que ayudan a la
embarazada a cubrir sus necesidades nutricionales de una forma saludable.
Durante la gestación se debería adoptar una dieta sana y equilibrada, al igual que la población
general. Comenzando por fraccionar la ingesta calórica en 4-5 comidas diarias, intentando mantener
un horario regular, y evitando caer en los "antojos", ya que se suelen decantar en alimentos ricos en
azúcares simples, impidiendo la ingesta de los nutrientes necesarios (2, 3, 4, 8). Además hay que
aumentar la ingesta de fibra presente en verduras, frutas y legumbres, ya que ayuda a disminuir el
estreñimiento, hecho muy frecuente en el embarazo (3, 6, 7, 8).
A continuación plasmamos en la Tabla 3, de forma orientativa, las raciones de cada alimento que
hay que incluir en la dieta, y que garantizan unas necesidades nutricionales cubiertas. Estas raciones
son las que se recomiendan también en la población general.
TABLA 3: Según el el tipo de alimento se describe un número específico de raciones
recomendadas al día, al lado se encuentra la equivalencia de dichas raciones en gramos,
miligramos o unidades.
Nº DE RACIONES RECOMENDADAS AL DÍA EQUIVALENCIA EN GRAMOS, MILIGRAMOS O
UNIDADES
-Pan, cereales y legumbres: 8-10 raciones al día. -1 ración de pan=30-40 g. 1 ración de cereales=30-40g.
-Vegetales: 4-5 raciones al día. -1 ración de lechuga, espinaca, etc.=100-150 g; patatas,
tomates, zanahorias, etc.= 100-150 g.
-Frutas: 3-4 raciones al día. -1 ración de frutas= 150-200 g.
-Productos lácteos: 3-4 raciones al día. -1 ración de leche = 200-250 ml, yogur = 125 ml.
-Carne, huevos y pescado: 3 raciones al día. -1 ración de carne = 100-125 g, pescado = 100-150 g;
huevo = 1 unidad.

Estas recomendaciones generales, las hemos recogido de dos fuentes bibliográficas: una Guía
"Comer bien durante el embarazo" del 2012, y un artículo del 2013. Ambos coinciden en el número
de raciones que hay que aportar a la dieta diaria (3, 29).
Un dato que entra en controversia es, la frecuencia de la ingesta recomendada de pescado a la

19
semana, por ejemplo Conway con su libro del 2009 recomienda pescado graso o azul 1 o 2
veces/semana (4). Según varios autores, proponen que se debería tomar 3 raciones de pescado azul
a la semana (2, 6, 16). Por otro lado un artículo del 2013, basa sus recomendaciones en 2 veces la
ingesta de pescado azul, seleccionando los de menor tamaño, por su contenido en mercurio (3).
La importancia de la exactitud de este dato es bastante relevante, ya que la ingesta de pescado en la
dieta tiene que ser la suficiente para aportar todos los beneficios del pescado, pero sin exceder una
cierta cantidad para evitar la acumulación de mercurio. Por lo que se debería revisar el número de
veces que se tiene que tomar pescado azul a la semana.
Con respecto a los hábitos culinarios, es preferible evitar aquéllos que incluyan mucha grasa, y
adoptar técnicas culinarias bajas en calorías (plancha, horno, hervido, etc) (2, 6, 8, 27). Además hay
que prestar especial atención a las medidas de higiene, lavándose las manos antes y después de
manipular alimentos, y lavando a conciencia verduras y frutas crudas. Todo ello para reducir los
riesgos de intoxicación alimentaria (2, 16, 27).
En definitiva, durante el embarazo hay que adoptar una alimentación sana y equilibrada a través de
la ingesta de cereales, hortalizas, legumbres, frutas y verduras, que proporcionan fibra, vitaminas y
minerales, evitando los alimentos poco saludables, con el objetivo de cubrir todas las necesidades
nutricionales de la embarazada (8).
Varios autores coinciden en una conclusión interesante: la dieta mediterránea, rica en vegetales,
fibra, fruta, aceite de oliva e ingesta moderada de pescado y productos lácteos, es el patrón dietético
más aconsejable (3, 28).
Suplementos:
-Ácido fólico:
Varios autores coinciden en que la suplementación de ácido fólico se recomienda de manera
sistemática a todas las embarazadas (2, 3, 4, 15, 16).
Las cantidades de ácido fólico como suplemento rondan los 0,4-0,8 mg/ día (2, 3, 8, 16, 20). Otro
artículo, avalado por un estudio observacional analítico, nos aporta datos interesantes, éste analizó
la ingesta dietética y de suplementos de ácido fólico durante el embarazo, a 782 embarazadas en
Valencia. Cuyos resultados y conclusiones fueron que, la dieta sola es insuficiente para alcanzar las
cantidades recomendadas, y que las mujeres que no alcanzaron la ingesta recomendada se les asoció
a mujeres jóvenes, de menor nivel educativo y embarazo no planificado (30). Un artículo aporta un
interesante dato, y es que a través de un estudio se observó que, la suplementación con ácido fólico,
disminuye el riesgo de leucemia linfoblástica aguda infantil en un 60% (20).
La controversia se hace latente en cuanto hay que poner fecha al comienzo de la suplementación ,
¿antes de la gestación o al principio?, y durante cuanto tiempo.
Conway a través de su libro del 2009, opina que la suplementación con ácido fólico debería

20
empezar, al principio del embarazo y mantenerlo durante las primeras 12 semanas de gestación (4).
Varios autores coinciden en que los suplementos de ácido fólico se deberían empezar a tomar al
principio del embarazo, sin embargo no refieren durante cuanto tiempo es necesario (6, 7, 31). Por
otro lado otros autores, recomiendan que la suplementación debería comenzar antes de la
concepción, al menos un mes antes, y mantener durante todo el embarazo diariamente (8, 20).
Un asunto está claro, y es que la necesidad de tomar suplementos de ácido fólico durante el
embarazo es evidente y que rondan los 0,4-0,8 mg/ día, la discordia se encuentra en el momento de
inicio de la ingesta de este suplemento, sin embargo podemos decantarnos por la bibliografía más
reciente, y que además es de más calidad, apuestan por la suplementación un mes antes y
mantenerla durante todo el embarazo.
-Hierro:
El tema de la suplementación de hierro es bastante polémico y variable, sobre todo es muy
cuestionable el hecho de que si se debería recomendar suplementos de hierro a todas las
embarazadas o sólo a las que presenten una deficiencia de hierro.
Por ejemplo, según varios autores, cuyas publicaciones se encuentran entre el 2009 y el 2014,
comentan que la suplementación de hierro sólo se recomienda, si hay una deficiencia evidente de
hemoglobina en sangre (4, 7, 15).
Otro artículo del 2011, coincide con esta recomendación y además añade que, la suplementación
intermitente de hierro podría evitar casos de anemia en el embarazo, pero que su uso no es
recomendable en mujeres no anémicas, porque podrían padecer hipertensión y aumentar el riesgo de
tener un bebé de bajo peso. Plantean que la suplementación de hierro debería ser revisada (23).
Otros autores, cuyas publicaciones datan entre el 2007 al 2010, dicen que la suplementación de
hierro se hace de manera sistemática, y que comienza en el segundo trimestre de embarazo (2, 6, 8).
Y por otro lado, un artículo del 2010, plantea la ingesta de distinta dosis de hierro, una determinada
para embarazadas sin antecedentes de riesgo de anemia, y otra diferente para las que presentan un
déficit de hierro. Para las primeras se recomienda suplementos de baja dosis de hierro en la segunda
mitad del embarazo, y para mujeres con déficit previo, se iniciaría la suplementación en cuanto
antes (20). Otro artículo del 2012, sugiere la ingesta intermitente de hierro de 1 a 3 veces en
semana, en vez de la ingesta diaria durante el embarazo, ya que se disminuyen los efectos
secundarios de la ingesta de hierro, y no disminuye su eficacia (32).
Lo que podemos concluir es que la bibliografía más reciente, recomienda la suplementación de
hierro sólo a las mujeres que la necesiten, ya que se han observado efectos negativos en mujeres que
no la necesitaban.
-Yodo:
En este mineral encontramos varios puntos de desacuerdo, uno sería: cuándo se comienza con la

21
suplementación con yodo, y otro: que dosis de yodo tiene que incluir el suplemento.
Observamos que la mayoría de la bibliografía consultada está de acuerdo en que los suplementos de
yodo sean una recomendación sistemática para las embarazadas (2, 6, 20, 24, 33).
Sin embargo unos autores, comparten la idea de que la suplementación con yodo debería
comenzarse al principio de la gestación (2, 24, 33). No obstante, otros autores recomiendan que los
suplementos de yodo se incluyan a partir de segundo trimestre (6).
La mayoría de la evidencia opta porque se comience con la suplementación de yodo al comienzo
del embarazo, y sólo un artículo refiere que se comience en el segundo trimestre.
Con respecto a la dosis de yodo cómo suplemento, de la bibliografía consultada, hemos encontrado
tres recomendaciones diferentes, la primera de un libro del 2007 que recomienda un suplemento de
yodo de 100 microgramos/día (2). Según un artículo del 2010, es necesaria la suplementación de
yodo de 200 microgramos/día (20), y por último una Guía de alimentación en el embarazo del
2012, establece una dosis de 230 microgramos/día (16).
Por lo que no se ha encontrado un consenso acerca de las dosis de suplemento de yodo necesarias.
Sólo un artículo del 2008, avalado por un estudio observacional descriptivo de la Región Sanitaria
del Ámbito Centro del Instituto Catalán, llevado a cabo en el año 2006, plantea a través de sus
resultados, que tanto el consumo de sal yodada y de suplementos que contengan yodo son
insuficientes para alcanzar las cantidades de yodo recomendadas (34).
-Otros:
-Ácidos grasos de cadena larga, el omega 3 y el ADH:
La suplementación de estos ácidos, por el momento es muy difusa, además los artículos que
discuten sobre la suplementación de este tipo de ácidos grasos son muy recientes, aunque hay
estudios, como reflejaremos a continuación que confirman sus beneficios, pero aún así se requieren
más estudios para avalar este tipo de beneficios.
También se plantea otra cuestión y es que una revisión bibliográfica publicada en el 2014, concluye
que la suplementación de ácido graso omega 3 se recomienda durante todas las épocas de la vida de
la mujer, rondando los 500 mg a 1 gramo (19). Esta recomendación es apoyada también por otra
revisión del 2010 pero siendo sólo durante el embarazo (20).
En contraposición, una revisión sistemática del 2012, cuestiona la suplementación de ADH (cómo
se ha explicado anteriormente, este ácido graso, pertenece a la serie de omega 3), debido a que los
beneficios encontrados en varios estudios son mínimos; no se asoció a una mejora en el desarrollo
neurológico y visual de los niños, aunque se apreció un menor riesgo de retraso cognitivo y un
mejor desempeño en el procesamiento mental a los 4 años. Otros estudios, propuestos por esta
misma revisión, muestran que la suplementación con ADH, redujo el riesgo de parto prematuro. Sin
embargo la autoría de este artículo, comenta que la evidencia disponible sobre este tipo de

22
suplementación durante el embarazo, tiene sus limitaciones condicionadas por la variabilidad
derivada de: la dosis, el tiempo de exposición y resultados materno-perinatales evaluados. Por lo
que se requieren de más estudios clínicos que permitan resolver estos interrogantes (35).
-Calcio:
Varios artículos del 2010 y 2013, plantean la posible suplementación de calcio a aquellas
embarazadas con mayor riesgo de padecer preeclampsia y que tengan una baja ingesta de calcio
(22). Otro artículo del 2011, apoya también la suplementación con calcio, siendo de 2 g de calcio al
día, ya que parece ser una medida efectiva que reduce el riesgo de hipertensión (36). Esta
conclusión que nos aporta la bibliografía consultada, es relativamente reciente, además que varios
autores, como se ha comentado anteriormente, refieren que las necesidades de calcio se pueden
cubrir con la dieta, por lo que no sería necesario el suplemento (2, 3, 20).
Por ello esta aportación debería ser más estudiada.
-Vitamina A:
Varios autores desaconsejan la suplementación de esta vitamina, debido a las consecuencias
negativas que produce un exceso de esta (que se comentarán en el apartado siguiente) (3, 20, 37).
Para el resto de nutrientes, no hay evidencia disponible de que sean necesarios los suplementos
durante el embarazo es más, una revisión bibliográfica del 2010, nos muestra lo siguiente: sobre la
vitamina E, no hay datos suficientes para recomendar suplementos. Para el fósforo, vitamina D,
Vitamina B1, vitamina B2, vitamina B6, no se recomienda suplementación durante el embarazo.
(20).
Consecuencias:
A continuación presentamos las posibles consecuencias para la madre y el feto, que se pueden
originar por un déficit o un exceso de los nutrientes que se han desarrollado anteriormente:
Con respecto a los minerales, también existen consecuencias que hay que tener en cuenta, si no hay
una adecuada ingesta de estos:
-La deficiencia de calcio, según varios autores, favorece la desmineralización ósea y el
riesgo de preeclampsia, ya que se ha estudiado que el calcio tiene una función reguladora sobre la
presión arterial (8, 20, 36). Esta afirmación es apoyada por otra revisión del 2013, que añade que la
ingesta de calcio no se relaciona con disminución de la prematuridad y bajo peso al nacer (22).
En general, hay un acuerdo sobre las consecuencias del déficit de este mineral, además nos aportan
un dato interesante sobre el efecto que produce el calcio sobre la presión arterial.
- El déficit de zinc, según varias referencias consultadas, puede ocasionar complicaciones en
el parto (rotura prematura de membranas), malformaciones (cardíacas, urológicas, etc.) y parto
pretérmino (8, 20).
Cómo podemos observar el déficit de este mineral provoca principalmente consecuencias negativas

23
en el parto y en el desarrollo del bebé.
-El déficit de magnesio, puede conllevar a un aumento del riesgo de complicaciones en el
embarazo (eclampsia, parto prematuro), según González en su Manual de la alimentación en el
embarazo del 2007. Sin embargo la Guía de alimentación en el embarazo del 2012, dice que las
posibles consecuencias de un déficit de magnesio, serían calambres en piernas y abdomen, y un
aumento de riesgo de aborto espontáneo (16).
Cómo podemos apreciar hay presente un desacuerdo sobre los efectos negativos de un déficit de
magnesio, por lo que se debería hacer un estudio más exhaustivo.
-El déficit de hierro durante el embarazo conlleva a graves consecuencias, llegando a afectar
tanto a la madre como al feto. En las diversas referencias bibliograficas la mayoría coincide. Varios
autores, confirman que la carencia de este mineral provoca anemia en la madre, prematuridad, bajo
peso al nacer y anemia en el niño (2, 8, 25, 38). Un artículo del 2010 añade a estas posibles
consecuencias, algunas más: aumento de mortalidad prenatal y también puede afectar al
rendimiento cognitivo y desarrollo físico de los recién nacidos (20). Sin embargo, un artículo del
2013, donde varios investigadores revisaron diversos estudios, se concluyó que una ingesta
adecuada de hierro no se asoció a un descenso de prematuridad (38).
Otro artículo del 2011, aporta datos más concretos sobre este hecho, siendo la anemia ferrópenica
en el embarazo asociada a 2,66 veces riesgo mayor de parto prematuro y 3,1 veces más riesgo de
bajo peso al nacer (23).
Es interesante avistar que varios artículos han destacado que la anemia ferropénica es el déficit con
más prevalencia entre las embarazadas, por ello hay que prestar especial atención a este mineral. (7,
20).
Cómo podemos observar hay bastante bibliografía que ha comentado sobre este déficit, pudiendo
relacionar esta polémica suscitada con la alta prevalencia de dicho déficit. Se llega a la conclusión
de que la carencia de hierro se asocia a: anemia tanto en la madre como en el niño, bajo peso al
nacer. Con respecto a la prematuridad sólo ha habido un artículo que pone en duda que se relacione
con un déficit de hierro. Otra aportación interesante es la relación que se ha establecido esta
carencia con problemas en el desarrollo físico y cognitivo del bebé.
-El déficit de yodo, varios autores refieren que la carencia de este mineral puede afectar al
desarrollo del cerebro, provocando retraso mental (3, 4, 33). Mientras que otros autores, añaden
además de los efectos negativos en el desarrollo del cerebro del bebé, parálisis cerebral, bocio
endémico, malformaciones congénitas, trastornos en la deglución y respiratorios, alteraciones
neurológicas, sordera, hipotiroidismo, etc (2, 20). Mientras que un artículo del 2010, solo destaca
tres posibles consecuencias entre otras: cretinismo, sordera e hipotiroidismo (8). Otro artículo
firmado por el consejo ejecutivo de la OMS en el 2011, sólo relaciona el déficit de yodo con una

24
mayor prevalencia de malformaciones congénitas y retraso mental (39). Otro artículo reciente, del
2013, por el que se nombra a Cristina Campoy, profesora de la Universidad de Granada , que pone
de manifiesto a través de un estudio publicado en The Lancet, resultados interesantes que
esclarecían que los niños cuyas madres habían ingerido yodo durante su embarazo, poseían un
coeficiente intelectual mayor que los hijos del grupo control. Este mismo artículo nos aporta otros
datos interesantes, que relacionan el déficit de yodo con el desarrollo cognitivo del bebé, éste en
concreto nombra un estudio que se llevó acabo entre el 2008 y 2013, en donde se observó que la
carencia de yodo en embarazadas afectó a la habilidad de lectura de sus hijos (40)
Cómo podemos apreciar, las consecuencias comentadas por las distintas referencias bibliográficas
consultadas, son diversas, pero la mayoría se complementan y otros autores con fecha de
publicación reciente añaden otras consecuencias a las ya dictadas por otros artículos. Sin embargo
las consecuencias más destacadas por un déficit de yodo son: malformaciones congénitas, y
problemas en el desarrollo cognitivo del niño que se manifiestan más frecuentemente cómo retrasos
mentales. Este hecho nos alarma más, sabiendo a través de varios estudios que hay poblaciones que
presentan yododeficiencia. Por ejemplo uno de los artículos, avalado por un estudio observacional
analítico, se centraba en el área sanitaria de Palencia, donde se halló que el 78% de mujeres
embarazadas presentaban yododeficiencia (33).Y otro estudio observacional descriptivo de la
Región Sanitaria del Ámbito Centro del instituto Catalán, concluyó que las mujeres embarazadas de
dicha región tenían un consumo reducido de alimentos ricos en yodo y la utilización de suplementos
también era insuficiente (34). Además la OMS considera que la carencia de yodo es la primera
causa evitable para tales consecuencias (20).
Con respecto a las vitaminas, si no existe una adecuada ingesta de estas pueden conllevar a diversas
consecuencias, que pasamos a comentar a continuación:
-La deficiencia de vitamina A, según González a través de su manual del 2007, tiene varias
consecuencias: aumento de riesgo de aborto, malformaciones congénitas, trastornos en la visión e
infecciones microbianas (2). Por su parte, la OMS en el 2011 comentó que, un déficit de esta
vitamina puede aumentar el riesgo de morbilidad, mortalidad y ceguera nocturna en la madre (37).
Un artículo del 2010, añade otras consecuencias a las ya dictadas, como el desprendimiento
placentario, bajo peso al nacer y un incremento de la mortalidad materna (20). Por otro lado un
artículo del 2012, solo describe tres consecuencias por déficit de esta vitamina: parto prematuro,
retraso en el crecimiento intrauterino y bajo peso al nacer (25).
Concluimos que las posibles consecuencias que puede acarrear un déficit de vitamina A, afectan
generalmente a la madre, con un mayor riesgo de mortalidad, y al niño con un aumento en el riesgo
de nacer con bajo peso y trastornos en la visión.
La bibliografía también comenta que hay que evitar el exceso de esta vitamina, ya que también

25
tiene consecuencias negativas como: malformaciones congénitas, alteraciones en el hígado y en el
crecimiento del bebé (2, 4, 16).
Respecto a este hecho varios artículos del 2010, aportan que el exceso también puede afectar al
sistema nervioso central (8, 20). Mientras que otro artículo del 2013, comenta que el exceso de
vitamina A, tiene un efecto teratogénico, afectando al crecimiento, y provocando anomalías faciales
y espina bífida (3).
Con respecto al exceso de esta vitamina, podemos concluir que, varias referencias bibliográficas
consultadas se complementan, aunque algunas no comparten todas las posibles consecuencias de un
exceso como son: afectaciones en el sistema nervioso central y anomalías faciales, el resto de
consecuencias (malformaciones congénitas, alteraciones en el hígado y en el crecimiento del bebé)
son comentadas por varios artículos.
-La deficiencia de vitamina D, puede aumentar el riesgo de desarrollar malformaciones en
los huesos (2, 4, 16). Un artículo del 2010, esclarece que la carencia puede provocar hipercalcemia
neonatal en el feto (8). Por otro lado, otro artículo del 2010, completa esta información añadiendo
que, también puede provocar retraso de crecimiento intrauterino, raquitismo neonatal, tetania y
alteraciones en el esmalte dental (20).
Son diversas las consecuencias que nos plantean las distintas referencias bibliográficas, pero lo que
si podemos concluir es que, un déficit de esta vitamina afecta al desarrollo de los huesos y que
puede llegar a manifestarse en el feto de diversas maneras.
-La deficiencia de vitamina E, según un artículo del 2010 y una Guía de alimentación y
salud del 2014, está asociada a un mayor riesgo de sufrir abortos, malformaciones congénitas y
muerte fetal (8, 15). Mientras que otro artículo diferente del mismo año, asocia su déficit con el
retraso de crecimiento intrauterino y la rotura prematura de membranas (20).
Cómo podemos apreciar, no hay acuerdo en las consecuencias que pueden producir un déficit de
esta vitamina. Pero la mayoría de las consecuencias comentadas afectan sobre todo al bebé.
-La deficiencia de vitamina C, según varios autores cuyos artículos fueron publicados en el
2010 y 2013, refieren que la carencia de esta vitamina, puede producir escorbuto en la madre (3,
20). Mientras que la Guía de alimentación en el embarazo del 2012, comenta que su carencia puede
aumentar el riesgo de preeclampsia y a una rotura temprana de la bolsa amniótica (16).
-El déficit de vitamina B1, según un artículo del 2010, puede producir en el feto la aparición
de beriberi congénito (20). Por otro lado la Guía de alimentación en el embarazo del 2012 comenta
que, el déficit podría conllevar a insuficiencia cardíaca tanto en la madre como en el feto (16).
-La carencia de la vitamina B2, puede producir fisuras alrededor de la boca, nariz, ojos y
lengua, según un libro del 2009 (4). Un artículo del 2010, añade varias consecuencias de la carencia
de esta vitamina: queilosis, estomatitis, glositis, queratitis, alteraciones oculares y dermatitis

26
seborreica (20).
-El déficit de vitamina B6, se presenta según un artículo del 2010, con síntomas
neurológicos en la madre, como irritabilidad, confusión, etc. Y con lesiones cutáneas como
dermatitis seborreica (20).
-El déficit de vitamina B9 (ácido fólico), puede ocasionar: anemia, hemorragias, aborto,
parto prematuro, bajo peso al nacer, y de las consecuencias más llamativas son las malformaciones
del tubo neuronal en el bebé, espina bífida y labio leporino (2, 3, 7, 8, 11, 16, 25).
Un artículo del 2010, añade una consecuencia más a las ya referidas: cardiopatía congénita (20). El
consejo ejecutivo de la OMS aporta datos interesantes sobre el ácido fólico y es que, cada año
aparecen defectos del tubo neuronal en unos 300.000 embarazos en todo el mundo. Esta alta
incidencia se podría disminuir entre un 50% y un 70% con la ingesta adecuada de ácido fólico antes
del embarazo y al comienzo de éste (39). Un artículo del 2009, le da otro enfoque a esta vitamina,
asociándola a la vitamina B12, dando a entender que las cantidades de cada uno tienen una estrecha
relación. Refiere que el riesgo de padecer anemia, alteraciones en los marcadores inmunológicos o
deterioro cognitivo aumenta, si hay un déficit de B12 y un exceso de ácido fólico. Es por ello que
Gregorio Varela clarifica que" El papel del ácido fólico es muy dependiente del estado que se tenga
de la vitamina B12, y si no se tienen en cuenta en conjunto es muy probable que nuestro organismo
no funcione como esperábamos" (26). Otro artículo nos aporta otra posible consecuencia de
cantidades deficientes de ácido fólico en gestantes, relacionándolo con hijos con problemas de
comportamiento a los 7 años (40). Podemos concluir que las consecuencias del ácido fólico son
diversas y con un nivel de gravedad elevado, y que la prevalencia de estas podría disminuir con el
uso de suplementos, como comentábamos anteriormente.
-El déficit de vitamina B12, según varios autores, puede provocar: anemia megaloblástica,
afecciones en la piel y mucosas, y trastornos neurológicos en la madre (2, 8). Por otro lado un libro
del 2007, sólo refiere que la carencia de vitamina B12 aumenta el riesgo de presentar espina bífida
(4). Mientras que una revisión bibliográfica del 2010, comenta todas estas posibles consecuencias y
añade otras: alteraciones digestivas como glositis y diarrea en la madre (20).
Pasamos a comentar a continuación los efectos negativos que puede producir el consumo de ciertas
bebidas y ciertos alimentos y aportamos también información sobre las consecuencias que pueden
conllevar el sobrepeso, o un IMC (índice de masa corporal) elevado o bajo durante el embarazo.
-El consumo de bebidas con cafeína, según el Manual de la alimentación en el embarazo del
2007, refiere que varios estudios han asociado la ingesta excesiva de cafeína con el riesgo de aborto
espontáneo, muerte del feto y bajo peso al nacer (2). Una Guía del 2012, sólo refiere que la ingesta
de cafeína puede provocar un bajo peso al nacer en el bebé (16).
-El consumo de bebidas alcohólicas pueden suponer un peligro para el feto, ya que se asocia

27
con malformaciones congénitas, retraso mental, etc. Y en la madre puede provocar daños en el
hígado, cerebro y sistema nervioso (2, 15). Por otro lado, el autor de "Qué comer cuando esperas un
niño" del 2009, dice que el alcohol puede conllevar a bajo peso al nacer, anormalidades congénitas
y malformaciones faciales (4).
- El consumo de pescados, según un autor de un libro del 2007, refiere que el consumo de
tiburón, pez espada y aguja blanca, por su contenido alto en mercurio, puede afectar al desarrollo
del sistema nervioso del bebé (4).
-El consumo de alimentos crudos o poco cocinados, según varios autores, aumentan el
riesgo de contraer infecciones alimentarias, como la toxoplasmosis, listeriosis y salmonelosis (2, 3,
4, 16), que conllevan a síntomas como la gastroenteritis, dolores musculares, fiebre, etc, en la
madre. Sin embargo aunque no suponga un nivel alto de gravedad en la madre este tipo de
infecciones, en el bebé puede conllevar a consecuencias fatales: parto prematuro y aborto. Y en el
caso de la toxoplasmosis además de estas, malformaciones, retraso mental, ceguera y sordera (2).
-La ingesta de cacahuetes, según un estudio del 2010, durante el embarazo, se asociaba a un
alto nivel de sensibilización del maní en los bebés hacia ese alimento (41).
-Relacionado con el IMC (Índice de masa corportal), varios estudios nos ofrecen datos que
relaciona el IMC de la embarazada y sus posibles consecuencias. Por ejemplo un artículo del 2012 ,
avalado por un estudio analítico experimental analiza, a través de 336 historias clínicas de
gestantes, la relación del IMC con el peso al nacer. Los resultados indicaron que, había una mayor
proporción de madres con IMC bajo con neonatos con bajo peso al nacer (42). Una revisión
bibliográfica del 2012, llega a la misma conclusión (25). Varios artículos, uno de ellos avalado por
un estudio del 2014, aborda la misma temática, pero esta vez comentando las consecuencias de un
IMC alto, por encima de 25, éste puede aumentar el riesgo de obesidad en sus futuros hijos, además
que también aumenta el riesgo de padecer, diabetes, ictus o hipertensión arterial. (5, 9, 43).
Otros autores sugieren la idea de que la obesidad en la embarazada incrementa el riesgo de padecer
diabetes en la edad adulta en el niño (3, 9). Por otro lado, el consejo ejecutivo de la OMS en el
2010, confirma que las mujeres obesas, poseen un mayor riesgo de complicaciones en el embarazo,
como malformaciones congénitas o preeclampsia (39).
Podemos concluir que, tanto un IMC bajo cómo demasiado elevado, puede repercutir seriamente
tanto en la vida de la embarazada cómo en la del futuro bebé.
En resumen, como recoge la Guía "Comer bien durante el embarazo", el consumo de una
alimentación equilibrada y saludable puede ayudar a prevenir: anemia e infecciones en la madre,
cicatrización insuficiente, nacimiento prematuro, y un bebé de bajo peso al nacer, entre otras
consecuencias (29). Además, diversas referencias consultadas admiten que la dieta de la madre,
tiene un papel decisivo en la aparición de enfermedades cuando el niño crezca como la diabetes,

28
obesidad, enfermedades cardiovasculares, etc (5, 6, 9, 10).
Los hábitos alimenticios que adopta la madre durante el embarazo afectan al feto sobre todo en la
primera mitad de la gestación, influirán de forma más decisiva en el desarrollo embrionario y
consecuencias postnatales (9).
En el apartado de anexos se ha incluido una tabla a modo resumen, que nos ofrece a simple vista
toda la información de la bibliografía más reciente, en cuestión de componentes de la dieta, fuentes
principales, cantidades recomendadas y posibles consecuencias (TABLA 4).
CONCLUSIONES
Después de haber finalizado la intensa revisión bibliográfica sobre la temática propuesta, llegamos a
varias conclusiones:
-Nos hemos encontrado varias controversias relacionadas sobre todo en las dosis recomendadas de
ciertos componentes, como el hierro, el yodo, etc, por lo que se deberían realizar estudios más
exhaustivos que resuelvan este tipo de discrepancias. Sin embargo, este tipo de datos sólo nos
aporta cantidades aproximadas, lo que realmente es trascendental en la alimentación de la embaraza
es la dieta en sí, la combinación adecuada de alimentos para cubrir todas las necesidades
nutricionales de la embarazada. Esto se consigue a partir de una dieta sana y equilibrada, una dieta
que incluye todo tipo de alimentos, a excepción de algunos, cómo los alimentos crudos o poco
cocinados y bebidas alcohólicas y excitantes, en donde prima la calidad antes que la cantidad. Este
hecho determinará, dada la redundancia, una dieta de calidad, un ejemplo de ésta es la mediterránea.
-Por otro lado, también hemos visto el papel fundamental que tiene la nutrición en esta etapa, y las
graves consecuencias que pueden acarrear, tanto a la salud de la madre como a la del futuro bebé, si
no se sigue una nutrición adecuada. Asimismo, es un hecho trascendental en la salud del niño, ya
que, cómo hemos observado, la nutrición de la madre tiene repercusiones en su futuro hijo que
posiblemente persistirán durante toda su vida.
-Para el profesional sanitario las visitas prenatales de la embarazada son un momento ideal para
transmitir hábitos saludables, entre ellos los hábitos nutricionales pertinentes que hemos
desarrollado a lo largo de todo el trabajo. Sacando al máximo partido este momento para que la
embarazada adopte una dieta sana y equilibrada y la incluya en su vida diaria, ya no sólo durante el
embarazo si no prolongarla durante toda su vida. Además podría ser un medio para transmitir a su
familia y su futuro hijo hábitos de vida saludables, en ese caso dando importancia a la alimentación
-La educación para la salud adquiere un papel fundamental a la hora de transmitir hábitos
saludables a la embarazada, pero no por ello hay que utilizar el “miedo” cómo un recurso para que
la embarazada cumpla a raja tabla esos hábitos. El embarazo es una etapa muy especial para la
mujer, y tiene que vivirla tranquila y sin temores, disfrutando cada vivencia y momentos únicos en
su vida, cuidándose y cuidando de su futuro bebé.

29
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peso-antes-embarazo-previene-obesidad-futuro-hijo

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ANEXO:
TABLA 4: En esta tabla se refleja el componente de la alimentación, su función principal, las fuentes donde se puede encontrar, la cantidad recomendada
en el embarazo, y consecuencias en su déficit o aumento en la ingesta.*Controversia muy acentuada en la bibliografía consultada.
COMPONENTE FUNCIÓN PRINCIPAL FUENTE CANTIDAD RECOMENDADA CONSECUENCIAS
Proteínas Formación de nuevos tejidos. Carne, pescado, 12-15% del total de calorías/día. Y a partir Un aumento en la ingestión de proteínas desequilibra la
huevo, cereales, del segundo cuatrimestre, se produce un proporción necesaria, impidiendo la ingesta del resto de
legumbres. aumento de 10-12 g/día. nutrientes.
Lípidos Formación de membranas Carne, pescado, 25-35% del total de calorías/ día Un aumento en la ingestión de lípidos desequilibra la
celulares. huevo, aceites. proporción necesaria, impidiendo la ingesta del resto de
nutrientes. Aumento del IMC.
Glúcidos Energética. Cereales, 50% del total de calorías/ día Un aumento en la ingestión de glúcidos desequilibra la
legumbres, proporción necesaria, impidiendo la ingestia del resto de
azúcares. nutrientes.
Calcio Interviene en la formación de Productos lácteos, -Mujer adulta:800 mg/día Un déficit favorece la desmineralización ósea y el riesgo de
huesos y dientes. pescados. -Embarazada: 1200-1400 mg/día preeclampsia
Fósforo Interviene en la formación de Productos lácteos, -Mujer adulta: 700 mg/día Su deficiencia dietética es rara.
huesos y dientes. huevos, carne. -Embarazada: 1000-1400 mg/día
Zinc Interviene en la formación y Productos lácteos, -Mujer adulta: 15 mg/día Su déficit puede ocasionar complicaciones en el parto (rotura
funcionamiento de los genes. carne, pescado. -Embarazada: 20 mg/día prematura de membranas), malformaciones (cardíacas,
urológicas, etc.) y parto pretérmino.
Magnesio Interviene en el metabolismo Verduras, cereales, -Mujer adulta: 330 mg/día Un déficit puede provocar: un aumento del riesgo de
de lípidos, glúcidos y pescado. -Embarazada: 450 mg/día (segundo complicaciones en el embarazo. Otras referencias dicen que
proteínas. semestre) puede provocar calambres en piernas y abdomen, y un
aumento de riesgo de aborto espontáneo.*
Selenio Interviene en el sistema Pescado, frutos -Mujer adulta: 55microgramos/día La bibliografía consultada no plantea su déficit.
inmunológico. secos, carne. -Embarazada: 60-65 microgramos/día
Hierro Formación de glóbulos rojos. Carne, pescado, -Mujer adulta:18 mg/día La carencia de hierro se asocia a: anemia tanto en la madre
legumbres. -Embarazada:18 mg/día ó 30 mg/día* como en el niño, bajo peso al nacer. Con respecto a la
prematuridad sólo ha habido un artículo que pone en duda
que se relacione con un déficit de hierro.
Otros también lo relacionan con una afectación en el
desarrollo cognitivo y físico.

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Yodo Producción de hormonas Sal yodada, -Mujer adulta: 110-150 microgramos/día Un déficit puede producir: malformaciones congénitas, y
tiroideas. pescados de mar. -Embarazada: 250-300 microgramos/ día problemas en el desarrollo cognitivo del niño (retraso
mental).
Vitamina A Interviene en el sistema Pescado azul, -Mujer adulta: 700 microgramos/día Un déficit puede producir: un mayor riesgo de mortalidad en
inmune y desarrollo de marisco, leche. -Embarazada: 800 microgramos/día la madre, complicaciones en el parto, y un aumento en el
tejidos. riesgo de nacer con bajo peso y trastornos en la visión en el
hijo.
Un exceso puede producir: malformaciones congénitas,
alteraciones en el hígado y en el crecimiento del bebé.
Vitamina D Interviene en la formación de Exposición solar, -Mujer adulta: 5 microgramos/día Un déficit puede producir un aumento del riesgo de
huesos. pescado azul, -Embarazada: 10 microgramos/día desarrollar malformaciones en los huesos.
huevos.
Vitamina E Antioxidante. Frutas, verduras. -Mujer adulta: 12 mg/día Un déficit puede producir: un mayor riesgo de sufrir abortos,
-Embarazada:15 mg/día malformaciones congénitas y muerte fetal Otras referencias
asocian su déficit con el retraso de crecimiento intrauterino y
la rotura prematura de membranas*.
Vitamina C Interviene en las defensas Verduras de colores -Mujer adulta: 60-80 mg/día Un déficit puede producir: escorbuto en la madre.
inmunitarias, favorece la vivos, frutas ácidas. -Embarazada: 80/90 mg/día
absorción del hierro.
Vitamina B6 Desarrollo glóbulos rojos. Pescado, frutos -Mujer adulta:1,3-1,6 mg/día Un déficit puede producir: síntomas neurológicos en la madre
secos, verduras. -Embarazada: 1,9-2,2 mg/día (irritabilidad, confusión), y lesiones cutáneas.
Vitamina B9 Interviene en la eritropoyesis Cereales, leche, -Mujer adulta: 200-300 microgramos/día Un déficit puede producir: anemia, hemorragias, aborto,
y en el desarrollo del sistema verdura de color -Embarazada: 400-600 microgramos/día parto prematuro, bajo peso al nacer, malformaciones del tubo
nervioso del feto. verde. neuronal en el bebé, espina bífida y labio leporino.
Vitamina B12 Interviene en la formación de Carne, huevos, -Mujer adulta:2-2,2 mg/día Un déficit puede producir: anemia megaloblástica, afecciones
glóbulos rojos y en la síntesis lácteos y pescado. -Embarazada: 2,2-2,6 mg/día en la piel y mucosas, y trastornos neurológicos en la madre.
de ADN

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