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Enfermedad de Dupuytren
J. Laulan, E. Marteau, G. Bacle

La enfermedad de Dupuytren es una afección fibroproliferativa cuya etiología exacta se

desconoce. Se produce hacia los 60 años y se expresa esencialmente en varones. Su pre-
valencia es elevada en poblaciones originarias del norte de Europa y sus descendientes.
Comienza por formaciones nodulares y puede causar un engrosamiento y una retracción
de las estructuras fibrosas palmares fisiológicas, con constitución de bridas fibrosas que
provocan una flexión progresiva e irreductible de las articulaciones digitales. Su fisiopa-
tología es multifactorial y en ella intervienen factores genéticos, ambientales y generales.
La enfermedad evoluciona en tres fases: proliferativa (caracterizada por la proliferación
de fibroblastos y la presencia de colágeno inmaduro), involutiva (con orientación de los
miofibroblastos y del colágeno según las líneas de tensión) y residual (con pocas células y
un colágeno maduro de orientación uniforme). Dado que no existe un tratamiento etio-
lógico, el tratamiento es únicamente sintomático. Debido a su carácter poco invasivo,
a su tasa baja de complicaciones y a una recuperación funcional rápida, la fasciotomía
percutánea con aguja debe proponerse como primera elección. Es menos eficaz sobre la
interfalángica proximal (IFP) que sobre la metacarpofalángica, tanto sobre la corrección
como sobre la recidiva del flexo, en particular en individuos jóvenes. La cirugía es el trata-
miento de referencia, porque es el que más retarda una posible recidiva, pero a costa de
una tasa elevada de complicaciones y de un postoperatorio prolongado. La fasciectomía
es el procedimiento terapéutico que más se realiza en la actualidad. El objetivo es realizar
una resección lo más completa posible de los tejidos patológicos, obtener una corrección
completa de la retracción, a costa de una artrólisis de la IFP si es preciso, y suprimir
cualquier tensión cutánea. A pesar de las recidivas y las extensiones de la enfermedad,
la mayoría de los pacientes conserva un beneficio funcional después de más de 10 años.
© 2017 Elsevier Masson SAS. Todos los derechos reservados.

Palabras clave: Enfermedad de Dupuytren; Fibromatosis; Fasciotomía; Fasciectomía;

Palma abierta.

Plan ■ Diagnóstico diferencial 8

Fibrosis postraumáticas 8
■ Introducción 1 Formaciones nodulares 8
Seudobridas 8
■ Epidemiología y factores de riesgo 2 Flexo articular 8
■ Fisiopatología 2 ■ Métodos terapéuticos 8
Mecanismos celulares y bioquímicos 2 No quirúrgicos 8
Factores desencadenantes 2 Cirugía 9
■ Anatomía normal y patológica de las estructuras ■ Recidivas y tratamientos 11
fibrosas palmodigitales 3 En función del procedimiento realizado sobre los tejidos
Anatomía normal 3 patológicos 11
Anatomía patológica 5 En función de los procedimientos cutáneos 11
■ Manifestaciones clínicas y clasificación 5 Cirugía de las recidivas 12
Al principio de la enfermedad 6 ■ Técnica preferida de los autores 12
Evolución 6
■ Indicaciones terapéuticas 13
Otros datos clínicos 6
Clasificación de Tubiana 6 ■ Conclusión 14
Otras manifestaciones de la diátesis 7
■ Factores pronósticos 7
Antecedentes familiares 7
Edad de inicio 7  Introducción
Sexo 8
Topografía de la afectación 8 La enfermedad de Dupuytren (ED) es una afección fibro-
Otros 8 proliferativa cuya etiología exacta se desconoce y en la que

EMC - Técnicas quirúrgicas en ortopedia y traumatología 1

Volume 9 > n◦ 4 > diciembre 2017
http://dx.doi.org/10.1016/S2211-033X(17)86873-0
E – 44-430  Enfermedad de Dupuytren
se produce un proceso inflamatorio crónico [1] . La etio-
patogenia de la enfermedad sería multifactorial, con una
fuerte predisposición genética.
Esta fibromatosis afecta a las fascias palmares y digitales
fisiológicas (tejidos aponeuróticos subcutáneos y profun-
dos) y puede causar una retracción en flexión permanente
e irreductible de los dedos Por tanto, puede tener una
repercusión funcional, e incluso psicosocial, importante.
Se trata de una afección benigna, aunque crónica, y es
incurable [2] ; a pesar de un mejor conocimiento de sus
aspectos biomoleculares, el tratamiento es simplemente
sintomático. En las últimas décadas, se han desarrollado
nuevas estrategias terapéuticas, pero la cirugía es el tra-
tamiento de referencia [3] . El riesgo evolutivo principal
corresponde a las recidivas y a la extensión de la enfer-
medad, que dependen esencialmente de la actividad de la
diátesis [4] .
 Epidemiología y factores
de riesgo
El promedio de edad al inicio es de 60 años y su inci-
dencia aumenta con la edad. La enfermedad se manifiesta
en la mayoría de los casos en varones, con una propor-
ción varones/mujeres de 6/1 (3,5-9/1) La prevalencia de la
enfermedad en la población general se ha estimado entre
un 0,2-0,6% y un 32-56%. En Francia, estaría próxima al
9%. Afecta sobre todo a poblaciones originarias del norte
de Europa y sus descendientes. Por tanto, en Islandia, el
40% de los varones mayores de 70 años presentan la enfer-
medad y en Reino Unido, se observa en el 20% de los
individuos mayores de 65 años [5–7] .
Por tanto, existe un fuerte componente genético, cuyo
modo de transmisión sería, al menos en parte, autosómico
dominante con penetrancia variable. El componente
hereditario sería del orden del 80% en la predisposición
de la población a desarrollar la enfermedad [8] . Se han des-
cubierto muchos genes que podrían estar implicados en
la susceptibilidad a la enfermedad [1, 7, 9] . Sin embargo, no
se ha encontrado ningún gen que sea responsable de la
enfermedad de forma individual. Por tanto, es probable
que la ED tenga un origen multifactorial en el que inter-
vienen múltiples factores genéticos asociados a factores
ambientales y generales [9] .
Los otros factores de riesgo implicados clásicamente son
la diabetes, el tabaco, el consumo de alcohol, la epilepsia
(y/o ciertos anticomiciales) y algunas actividades profe-
sionales [6, 10–14] . La relación entre diabetes y ED se observa
en la mayoría de los estudios y la diabetes parece un fac-
tor de riesgo importante de desarrollar la enfermedad. Los
resultados de los estudios sobre la epilepsia son más dis-
cordantes, en algunos se observa una relación y en otros
no. El tabaco parece ser un factor de riesgo probable, en
particular en caso de trastornos vasculares asociados. El
papel del alcohol es más controvertido debido a su asocia-
ción frecuente con el tabaco, pero es posible. En cualquier
caso, estos resultados deben considerarse con prudencia
y un gran estudio retrospectivo sobre casi 3.000 manos
operadas no ha demostrado una relación evidente con la
diabetes, la epilepsia o el alcohol [14] .
El papel de los factores profesionales (trabajo manual)
y de los traumatismos también es motivo de controver-
sia [5, 11, 15, 16] . En algunos estudios no se encuentra una
relación. Sin embargo, parece que una actividad manual
intensa y sostenida, así como una exposición profesional
a las vibraciones podrían favorecer la aparición de una ED
o, al menos, su desarrollo más precoz.
Se pueden observar reacciones fibrosas palmares des-
pués de un traumatismo único o de una intervención
quirúrgica. Sin embargo, suelen afectar a un único radio
con poca o ninguna retracción. No son evolutivas y pue-
den incluso regresar en parte. La asociación con la diabetes
2 EMC - Técnicas quirúrgicas en ortopedia y traumatología
es frecuente, no existe un contexto familiar ni otros ele-
mentos de la diátesis y probablemente se trate de una
entidad diferente de la ED [17, 18] .
 Fisiopatología
Mecanismos celulares y bioquímicos
El punto de partida de la ED se localiza en los tejidos
palmares subcutáneos. Según algunos autores, se trataría
del propio tejido celuloadiposo, con una extensión secun-
daria a las estructuras fibrosas [4] . Según otros, se trataría
de entrada de las estructuras fibrosas sagitales subcutáneas
(bandas verticales de Grapow), con una difusión hacia las
estructuras longitudinales [19, 20] .
La ED puede asemejarse a una respuesta cicatricial
exagerada con alteraciones bioquímicas e histológicas
similares a las de los estadios activos de la cicatrización
fibrosa. Se caracteriza por la presencia de masas nodulares
de la palma, ricas en células, con presencia de miofibro-
blastos y de células inflamatorias que producen factores de
crecimiento y citocinas que regulan la migración, la proli-
feración y la retracción de los miofibroblastos. El nódulo,
en el sentido histológico del término, es la lesión inicial
de la ED [15] .
Varias citocinas, denominadas fibrógenas, y factores de
crecimiento intervienen en la patogenia de la enferme-
dad, que podría deberse a una expresión anormal de los
propios factores de crecimiento [3] . En un estudio gené-
tico reciente, se ha demostrado un papel importante de
la expresión de los genes que intervienen en la matriz
extracelular, el control de la fibrosis y la remodelación
tisular [21] .
El papel patógeno del miofibroblasto se identificó en
la década de 1970 [3, 22] . Tiene características tanto de un
fibroblasto como de una célula muscular lisa y sería el
responsable de la retracción de las fascias afectadas por
la enfermedad [22] . Sintetiza activamente colágeno de tipo
III, responsable de las bridas típicas de la enfermedad.
Dependiendo del grado relativo de celularidad y
de fibrosis, se observan diferentes estadios de la
enfermedad [23, 24] . Los miofibroblastos están presentes
esencialmente en los nódulos, incluidos los asociados a
las bridas. Su densidad disminuye con la evolución y
las bridas menos ricas en células son las que se asocian
a una retracción importante. Mientras que en la fascia
normal hay poco o nada de colágeno de tipo III (inma-
duro), en el estadio inicial de la enfermedad se observa un
aumento de la proporción de colágeno tipo III/tipo I, aso-
ciado al incremento de densidad de fibroblastos del tejido
de Dupuytren. Esta proporción disminuye posteriormente
con la progresión de la enfermedad.
Luck, en 1959 [15] , describió tres estadios evolutivos de
los tejidos patológicos relacionados con los estadios clí-
nicos de la enfermedad; sus trabajos fueron completados
por Lam et al [23] mediante el análisis del colágeno (Fig. 1):
• un estadio proliferativo, caracterizado por una proli-
feración celular (fibroblastos); las fibrillas de colágeno
inmaduro (tipo III) se disponen sin orientación definida
alrededor de los focos de células;
• un estadio de involución, o imbricado, en el que los
miofibroblastos se orientan según las líneas de tensión
y, entre las células, el colágeno muestra un inicio de
alineamiento;
• y un estadio residual, con bridas fibrosas constituidas
por tejido colágeno poco celular (fibrocitos), con una
orientación uniforme de aspecto casi tendinoso consti-
tuido por colágeno maduro de tipo I.
Factores desencadenantes
El mecanismo patógeno responsable del proceso cicatri-
cial aberrante que caracteriza la ED se desconoce. Se han
propuesto varias teorías.
 Enfermedad de Dupuytren  E – 44-430

Proliferación Producción de Figura 1. Fisiopatología (según [23] ).

¿Factor
celular colágeno inmaduro Estadio 1
desencadenante?
(nódulos) (tipo III)

Transformación de los Proceso de contracción

fibroblastos en con alineamiento de las Estadio 2
miofibroblastos fibras de colágeno

Formación de colágeno Bridas

Estadio 3
maduro (tipo I) Retracción constituida

Los fibroblastos responden no sólo a señales quími-

cas, sino también a estimulaciones mecánicas y es posible
que la tensión desempeñe un papel importante en la
ED. Según McGrouther, la ED se debería a una respuesta
anormal de los fibroblastos a la tensión de las estruc-
turas fasciales longitudinales de la piel palmar [19] . Esta
hipótesis se ha validado por trabajos experimentales y clí-
nicos [25] . También se ha sugerido la posibilidad de que las
microrrupturas en la propia sustancia de la aponeurosis
palmar puedan iniciar la enfermedad [26] . 4
Otro factor desencadenante podría ser la isquemia
1
microcirculatoria localizada. Además, la enfermedad tiene
una frecuencia mayor en los individuos ancianos, los
diabéticos y los fumadores, lo que apunta a una parti-
5
cipación vascular. De hecho, los microvasos en el tejido
de Dupuytren están estrechados y son patológicos. Esta 2
microangiopatía, debido a la hipoxia local que ocasiona,
daría lugar a la producción de radicales libres que esti-
mularían la síntesis de citocinas, la proliferación de
fibroblastos y su diferenciación en miofibroblastos [7, 24] . 3 6
Se ha sugerido igualmente una tendencia genética a
7
la resistencia de los miofibroblastos a la apoptosis, pero
no se ha observado un desequilibrio entre proliferación 8
y apoptosis en la ED. Por último, también puede haber
una implicación de mecanismos inmunitarios [1, 7] . Se ha
demostrado la presencia de autoanticuerpos contra los
colágenos de los tipos I-IV y algunos alelos del antígeno
leucocítico humano (HLA) son más frecuentes en la ED [7] .
Figura 2. Anatomía de las fascias palmares (de Rayan). 1. Fas-
cia digital; 2. fascia palmodigital; 3. fascia palmar superficial;
 Anatomía normal 4. ligamento palmar interdigital (o ligamento natatorio de Gra-
pow); 5. ligamento transverso superficial; 6. aponeurosis radial;
y patológica de las estructuras 7. aponeurosis palmar media; 8. aponeurosis cubital.

fibrosas palmodigitales proximal. Se origina en la prolongación del palmar largo

La ED afecta a las estructuras fibrosas fisiológicas y
las modificaciones inducidas por la enfermedad son
predecibles al menos parcialmente [15, 16] . Por tanto, el
conocimiento de su anatomía es necesario para un tra-
tamiento óptimo [20] .
Anatomía normal
Las estructuras fasciales de la mano están compuestas
por cinco partes: las aponeurosis palmares central, radial
y cubital, así como las fascias palmodigitales y digitales [20] .
Aponeurosis palmar superficial
Está constituida por fibras longitudinales, transversales
y sagitales (Fig. 2). Los fascículos longitudinales de fibras
de colágeno están rodeados por un sistema de tejido laxo
que les separa y les permite una cierta movilidad longitu-
dinal entre sí [19] . Está formada por tres partes.
La aponeurosis palmar media, situada entre las emi-
nencias tenar e hipotenar, es triangular con su vértice
o en la región del retináculo de los flexores [19] . Está cons-
tituida por varias estructuras:
• fibras longitudinales que se condensan por delante del
eje de cada radio, constituyendo las bandeletas preten-
dinosas;
• tabiques sagitales (de Legueu y Juvara), dispuestos desde
la cara profunda de la aponeurosis palmar media hasta
la cara superficial de la aponeurosis profunda y que
separan los compartimentos tendinosos de los compar-
timentos vasculonerviosos;
• el ligamento transverso superficial, situado en un plano
más profundo que las bandeletas pretendinosas; está
fijado en la profundidad a las vainas de los tendones
flexores y se extiende transversalmente entre las apo-
neurosis de los músculos tenares e hipotenares; su borde
distal se proyecta al nivel del pliegue palmar distal [19] .
La aponeurosis radial tiene varios componentes: la fas-
cia de los músculos tenares, una bandeleta pretendinosa
en el eje del 1.er radio, inconstante, que se extiende hacia
la 1.a comisura, y los ligamentos comisurales proximal y
distal. El ligamento proximal de la 1.a comisura está en
continuidad con el ligamento transverso superficial. El

EMC - Técnicas quirúrgicas en ortopedia y traumatología 3

E – 44-430  Enfermedad de Dupuytren

2 5

3 1

4 2

5 3

6 7

Figura 3. Anatomía de las fascias en la región comisural (de 4

Gosset). 1. Fascia laterodigital de Gosset; 2. pedículo vasculo- 8
nervioso; 3. ligamento palmar interdigital; 4. banda espiral de
McFarlane; 5. bandeleta pretendinosa; 6. ligamento transverso
superficial.

ligamento comisural distal (ligamento palmar interdigital
de la 1.a comisura) corresponde a la prolongación radial
del ligamento natatorio [27] .
La aponeurosis cubital está constituida por la fascia que
cubre los músculos hipotenares y la bandeleta pretendi-
nosa para el 5.◦ radio con una extensión hacia el tendón
del abductor del quinto dedo (AQD) [28] .
Figura 4. Anatomía de las fascias digitales (de McFarlane).
1. Ligamento de Grayson; 2. ligamento palmar interdigital; 3.
pedículo vasculonervioso; 4. bandeleta pretendinosa; 5. liga-
mento de Cleland; 6. fascia laterodigital; 7. banda espiral; 8.
ligamento transverso superficial.
también se le uniría la fascia palmar mediante prolonga-
ciones de los tabiques de Legueu y Juvara.

Región comisural (Fig. 3)
En la zona distal al ligamento transverso, cada bande-
leta pretendinosa se divide según tres modalidades [19] . Las
fibras más profundas terminan a ambos lados de la vaina
de los flexores. Las fibras superficiales terminan esencial-
mente en la dermis distal al pliegue palmar distal, pero
algunas fibras podrían prolongarse en sentido distal en
el eje medial del dedo. Por último, la capa intermedia
se divide en dos partes y envía hacia la profundidad, a
cada lado, una prolongación lateral que rodea las caras
laterales de la articulación metacarpofalángica (MF) y se
prolonga por la fascia (o lámina) laterodigital, pasando
por detrás del pedículo vasculonervioso [19, 29] . Esta pro-
longación distal profunda corresponde a la banda espiral
de McFarlane [16] . Algunas fibras se fijan a la dermis comi-
sural y al ligamento natatorio [19, 29] .
El ligamento natatorio de Grapow, o ligamento palmar
interdigital, es una estructura fibrosa transversal situada al
nivel de las comisuras digitales. Envía fibras superficiales a
la dermis y fibras profundas sobre la vaina de los tendones
flexores. Al nivel de cada espacio comisural, constituye un
arco fibroso que pasa por delante del pedículo. Al nivel
de los arcos comisurales, tiene una imbricación compleja
con las estructuras fibrosas palmodigitales [29] . Además de
las prolongaciones laterales profundas de las bandeletas
pretendinosas (banda espiral), la fascia laterodigital está
en continuidad con el ligamento palmar interdigital [28] y
Fascias digitales
El conjunto de la fascia digital puede considerarse
una envoltura circular única alrededor del esqueleto y
de los tendones, con un desdoblamiento al nivel de las
partes anterolaterales del dedo para englobar los pedí-
culos vasculonerviosos [16, 28] . Esta fascia se condensa en
determinados lugares formando estructuras fibrosas indi-
vidualizables.
El pedículo vasculonervioso está rodeado por varias
estructuras fibrosas [16, 18, 28–30] (Fig. 4):
• en la parte lateral, un refuerzo longitudinal de la vaina
fibrosa vasculonerviosa constituye la fascia laterodigi-
tal de Gosset [29] ; recibe fibras del ligamento natatorio
(contribución superficial) y de la banda espiral (contri-
bución profunda) [16] ;
• y dos estructuras fibrosas transversales dispuestas desde
las estructuras axiales a la cara profunda de la dermis [30] :
el ligamento de Cleland, estructura fibrosa oblicua,
osteocutánea, localizada detrás del pedículo, y el liga-
mento de Grayson, estructura fibrosa dispuesta desde
la vaina de los flexores a la cara profunda de la dermis,
situada delante del pedículo.
La piel está unida directamente a la fascia digital al
nivel de los pliegues de flexión, pero no existe ninguna
estructura fibrosa longitudinal claramente individualiza-
ble, delante, en la parte central del dedo salvo varias fibras
que prolongan la porción superficial de la bandeleta pre-
tendinosa [19, 31] .

4 EMC - Técnicas quirúrgicas en ortopedia y traumatología


1 1
2 2
3 3
4 4
Anatomía patológica
En la palma, la ED afecta en la mayoría de los casos
a las bandeletas pretendinosas y al ligamento natatorio.
El ligamento transverso superficial está respetado en la
mayoría de los casos [26] , al menos en su porción central.
Al nivel del dedo, la fascia laterodigital de Gosset y el
ligamento de Grayson están afectados la mayoría de las
veces. La afectación del ligamento de Cleland sería más
rara, e incluso estaría ausente [16, 32] . Sin embargo, Shew-
ring y Rethnam [33] han demostrado (coincidiendo con la
experiencia de los autores de este artículo) que los liga-
mentos de Cleland también podían estar afectados por la
enfermedad; en este caso, su escisión permite todavía una
ganancia de extensión de la articulación interfalángica
proximal (IFP). Los ligamentos retinaculares no estarían,
en teoría, directamente afectados, pero pueden participar
en la perpetuación de la rigidez de las interfalángicas [31] .
La afectación de las bandeletas pretendinosas (brida pal-
mar) provoca un flexo de la MF. La progresión hacia el
dedo adyacente a través del ligamento natatorio ocasiona
una retracción comisural. La extensión de la enfermedad
hacia las fascias digitales puede dar lugar a bridas central,
lateral y espiral, dependiendo de las estructuras afecta-
das y de sus interconexiones [16] . Las bridas palmodigitales
pueden tener fijaciones variables con la piel, la vaina de
los flexores y las estructuras osteoarticulares. Una brida
espiral puede desarrollarse por la afectación de la banda
espiral (expansión de la bandeleta pretendinosa), que se
propaga por las estructuras fibrosas laterales y perpendicu-
lares (Fig. 5). El riesgo de brida espiral no existe en la zona
proximal al pliegue palmar distal. En cambio, se puede
observar una brida espiral desde el pliegue de flexión pal-
mar distal al pliegue de flexión de la IFP [16, 34] .
Puede producirse una afectación digital aislada, en rela-
ción con una brida en la mayoría de las ocasiones única,
EMC - Técnicas quirúrgicas en ortopedia y traumatología
Enfermedad de Dupuytren  E – 44-430
Figura 5. Representación esquemática
de la formación de una brida espiral a par-
tir de las estructuras fibrosas fisiológicas
palmodigitales (de McFarlane). 1. Liga-
mento de Grayson; 2. fascia laterodigital;
3. banda espiral; 4. bandeleta pretendi-
nosa.
pero a veces doble, que se origina en la base de la primera
falange (F1) y se inserta en la 2.a (F2) o en la vaina de los
flexores pasando por detrás del pedículo, que está despla-
zado en sentido palmar y medial [31] . Al nivel del 5.◦ dedo,
una brida digital proveniente del AQD y de su fascia esta-
ría presente en el 25-30% de los casos. Provoca sobre todo
un flexo de la IFP. Cruza oblicuamente el pedículo vascu-
lonervioso, para insertarse en la parte anterior y cubital
de F2 o en la vaina de los flexores y puede dar lugar en
ocasiones a una brida espiral [16] .
La deformación en « ojal », observada en las formas
graves de ED, se ha atribuido a varias causas: la expan-
sión dorsal del aparato extensor, la acción del ligamento
retinacular oblicuo, o la afectación del ligamento retina-
cular transverso. En realidad, se debe esencialmente a una
distensión de la bandeleta medial (BM) del aparato exten-
sor, secundaria al flexo importante y prolongado de la IFP
como han demostrado Smith y Breed [35] . En su experien-
cia, existiría una distensión de la BM en el 80% de los
casos en los que el flexo de la IFP es superior a 60◦ .
En la cara radial, la ED se caracteriza por la presencia
de bridas longitudinales en la parte radial de la eminen-
cia tenar, por afectación de la bandeleta pretendinosa del
1.er radio, y por bridas comisurales, distal por afectación
de la parte radial del ligamento natatorio, y proximal
por afectación de la parte radial del ligamento transverso
superficial [27] .
 Manifestaciones clínicas
y clasificación
Los nódulos y las bridas fibrosas son patognomónicos
de la enfermedad [16] .
5
E – 44-430  Enfermedad de Dupuytren

Figura 7. Brida palmodigital en el eje del 4.◦ radio que se

Figura 6. Manifestaciones iniciales de la enfermedad de
extiende al 3.◦ por el ligamento natatorio con retracción de la
Dupuytren. Existe un nódulo justo distal al pliegue palmar distal
3.a comisura.
y una umbilicación en el pliegue palmodigital.

Al principio de la enfermedad
En la mayoría de los casos, la enfermedad comienza
por la aparición de nódulo(s) palmar(es): son la primera
manifestación clínica de la enfermedad en el 90% de los
casos (Fig. 6). Están fijos tanto a la piel como a la fascia
subyacente [18] . En ocasiones, pueden ser un poco doloro-
sos de forma transitoria o causar dificultades funcionales
durante la prensión [16] . Sin embargo, a veces puede tra-
tarse de umbilicaciones, relacionadas con la afectación de
estructuras fibrosas sagitales.
Los nódulos iniciales y las umbilicaciones suelen loca-
lizarse en la zona palmar distal, a ambos lados del pliegue
palmar distal, y en la mayoría de los casos en el eje del 4.◦
radio [19] .

Evolución
La mayoría de los pacientes tienen una afectación
moderada sin retracción asociada [5] . Sin embargo, en el
estudio de Reilly et al [36] se ha demostrado, con un segui-
miento promedio de 8,7 años, que más de la mitad de los
pacientes vistos inicialmente por nódulos aislados habían
desarrollado una retracción con brida(s); este riesgo era
mayor en los pacientes menores de 50 años. Sin embargo,
en un poco más del 10% de los casos, los nódulos desapa-
recían espontáneamente [5, 36] .
Por tanto, se pueden desarrollar bridas fibrosas, primero
en la zona palmar y, después, progresar hacia el eje del
radio implicado (bridas palmodigitales). Son responsables
inicialmente de un flexo de la MF y después de la IFP.
Al nivel digital, puede tratarse de bridas central, lateral
y/o espiral [16] . Una brida lateralizada puede ocasionar un
trastorno rotatorio del dedo. Una brida procedente del
AQD puede causar una abducción del quinto dedo. Una
brida palmar también puede extenderse por el ligamento,
natatorio, hacia la base del dedo adyacente con un
aspecto en Y y una retracción comisural que puede causar
maceración (Fig. 7).
Un flexo asociado de la articulación interfalángica
distal (IFD) es infrecuente. En cambio, las retracciones
importantes y antiguas de la IFP pueden asociarse a una
deformación en « ojal » con una rigidez secundaria en
extensión de la IFD (Fig. 8).
De forma paralela, la enfermedad puede extenderse a
las otras bandeletas pretendinosas y afectar a una amplia
zona palmar. La afectación cutánea asociada es frecuente
y podría haber una fibromatosis cutánea en el 50-70% de
los casos operados [37] .
Otros datos clínicos
La enfermedad afecta sobre todo a la cara cubital de
la palma y al 4.◦ y 5.◦ radios. Aunque las manifestacio-
Figura 8. Deformación en « ojal » del 5.◦ dedo. Existe un
flexo importante de la articulación interfalángica proximal y una
rigidez en hiperextensión de la articulación interfalángica distal.
nes suelen predominar en el eje del 4.◦ radio [18] , el 5.◦
dedo se afecta con más frecuencia en las series de pacientes
tratados con aguja u operados [2, 14, 38] .
En ocasiones, el flexo sólo afecta a la IFP y da lugar a
una forma digital aislada que se observa en la mayoría de
los casos en el 5.◦ dedo.
En este caso, la primera manifestación de la enfermedad
ha podido ser una brida.
La ED también puede afectar a la cara radial de la mano
en el 3-6% de los casos [27, 38] . La afectación de la bande-
leta pretendinosa del pulgar puede causar en ocasiones
un flexo de la MF. La afectación de las estructuras fibrosas
comisurales evoluciona hacia un cierre progresivo de la
primera comisura (Fig. 9).
La afectación se vuelve bilateral en el 26% de los casos
en menos de 10 años después de la aparición de nódu-
los [36] . En una amplia serie de pacientes operados, los dos
lados estaban afectados en más del 50% de los casos [14] .
Clasificación de Tubiana [27]
Tubiana ha propuesto una clasificación basada en la
importancia del déficit de extensión pasiva, teniendo en
cuenta a la vez la MF y las IF (Cuadro 1). Se utiliza
ampliamente y tiene una buena concordancia intra e inte-
robservador. Sin embargo, la medición puede falsearse
por los efectos de tenodesis. Cuando una brida engloba
a modo de puente las articulaciones MF e IFP, la medi-
ción del flexo de una articulación puede variar en función
de la posición de la otra articulación. La medición del

6 EMC - Técnicas quirúrgicas en ortopedia y traumatología

 Enfermedad de Dupuytren  E – 44-430

Figura 10. Nódulos fibrosos con un aspecto nodular especí-

fico de la enfermedad de Dupuytren.

cara dorsal de la IFP (Fig. 10). Estarían presentes entre el

10% y más del 40% de los pacientes con ED, dependiendo
de las zonas geográficas [40] . En realidad, sólo los nódulos
dorsales (masa seudotumoral) son específicos de la ED [20] .

Figura 9. Forma grave que afecta a las dos caras de la mano. La

Enfermedad de Ledderhose
afectación palmar difusa se asocia a una brida comisural proximal Se caracteriza por la presencia de nódulos plantares,
en la cara radial. subcutáneos, al nivel del arco medial. En la mayoría de los
casos, los nódulos son poco sintomáticos. De forma excep-
cional, la afección puede causar una retracción asociada
Cuadro 1. de los dedos de los pies, que se observa en el 15% de los
Clasificación de Tubiana. varones con ED. Es más frecuente en los ya operados o si
Estadio Dedos Primera comisura existe una retracción digital. Su prevalencia es más elevada
en los pacientes que también tengan nódulos fibrosos [40] .
N Nódulo, extensión Nódulo, abducción También se asocia a los antecedentes familiares de ED [5] .
completa completa
1 Déficit de extensión a Ángulo de abducción Enfermedad de La Peyronie
de 0 a 45◦ de 45-30◦
Se debe a una afectación fibrosa de la túnica externa
2 Déficit de extensión a Ángulo de abducción
de los cuerpos cavernosos, en forma de una placa fibrosa
de 45 a 90◦ de 29-15◦
que puede causar una deformación peniana y una dis-
3 Déficit de extensión a Ángulo de abducción función eréctil. El promedio de edad de su aparición es
de 90 a 135◦ de 14-0◦ de 45-60 años. Estaría presente en el 2% de los pacientes
4 Déficit de extensión a con ED y en el 8% de los que también tengan nódulos
de 135◦ a 180◦ fibrosos [40] .
a
Suma del déficit de extensión pasiva metacarpofalángica + interfa-
lángica proximal + interfalángica distal (metacarpofalángica + interfa- Otros
lángica para el pulgar).
Debido a su valor pronóstico, Abe et al asocian las afec-
déficit de extensión de cada articulación debe realizase taciones radiales y bilaterales a los otros elementos de la
manteniendo el dedo en extensión completa [2, 39] . diátesis [41] .
Los parámetros P y D, añadidos a la clasificación, desig- La muñeca también puede estar afectada [42] . Los autores
nan, respectivamente, las lesiones palmares y las lesiones de este artículo han observado varios casos, siempre con
digitales. Sin embargo, esto no indica el grado de afec- una localización en la cara cubital del pliegue de flexión
tación relativa de la MF y de la IFP, mientras que el de la muñeca a la altura del pisiforme.
pronóstico es diferente para un mismo estadio depen-
diendo de que el déficit predomine en una o en la otra.
Por tanto, se debe añadir el parámetro D+ si el flexo de  Factores pronósticos
la IFP es mayor de 70◦ . Si existe una hiperextensión de la
IFD, se añade el parámetro H. Las adherencias cutáneas se Antecedentes familiares
indican con la letra A. Las recidivas se indican con la letra
R y un déficit de flexión con la letra F. Esto se completa con Podrían favorecer el desarrollo de formas más graves
la clasificación de la afectación de la 1.a comisura medida con un inicio más precoz [6] . Es el parámetro que tiene una
por el ángulo entre el 1.er y el 2.◦ metacarpianos (ángulo mayor influencia sobre la edad de la primera operación.
de abducción). Sin embargo, otros autores no observan una relación entre
los antecedentes y la recidiva [4, 16, 41] .

Otras manifestaciones de la diátesis Edad de inicio

Nódulos fibrosos La aparición precoz de la enfermedad, antes de los
Pueden ser la primera manifestación de la enfermedad 40 años, e incluso antes de los 50-55 años, es un
y son más frecuentes en varones. Suelen ser indoloros y factor de riesgo importante de desarrollar una forma
constituyen lesiones fibrosas dérmicas bien circunscritas grave [4, 16, 36, 41, 43] . Además, un individuo joven tendrá
que se presentan como un engrosamiento de la piel de la más operaciones.

EMC - Técnicas quirúrgicas en ortopedia y traumatología 7

E – 44-430  Enfermedad de Dupuytren
Sexo
La ED tiene un pronóstico menos bueno en las muje-
res [6, 44] . El etilismo y las profesiones manuales son menos
frecuentes en las mujeres, pero los factores genéticos son
más frecuentes y la presentación de la enfermedad tiende
a ser más grave. Las formas digitales puras son más fre-
cuentes. La afectación de la IFP no sólo es más frecuente,
sino que en ella el flexo también es más marcado [45] . Por
tanto, la cirugía da lugar a resultados menos buenos en
las mujeres, más aún porque la algodistrofia en el posto-
peratorio es más frecuente [43, 44] .
Topografía de la afectación
También tiene un valor pronóstico. Una afectación de
la cara radial de la mano, así como una afectación bila-
teral son factores relacionados con la aparición de una
recidiva y con la extensión de la ED tras la cirugía [4, 41] . La
afectación de la IFP, sobre todo en las formas graves, tam-
bién tiene un pronóstico menos bueno [43, 46] . La cirugía
de la IFP se asocia a la vez a complicaciones y a resultados
menos buenos: el pronóstico de la afectación de la MF es
mejor, con una recuperación más favorable con indepen-
dencia del tratamiento (fasciotomía percutánea o cirugía)
y un resultado más estable en el tiempo [39] . Algunos auto-
res consideran que la afectación del 5.◦ dedo también es
un factor de un pronóstico menos bueno [16, 43] .
Otros
La presencia de una afectación cutánea también sería
una causa de recidiva, al igual que una deformación preo-
peratoria importante [14, 38] . La recidiva y la extensión
también se relacionan con la presencia de lesiones ectó-
picas (diátesis), tanto nódulos fibrosos como una fibrosis
plantar [4, 16, 41] .
Por último, la histología también tiene valor pronós-
tico [47] . El riesgo de recidiva es mayor en el estadio
proliferativo, pero la información sólo se obtiene después
de la intervención.
 Diagnóstico diferencial
Fibrosis postraumáticas
Las reacciones fibrosas postraumáticas o posquirúrgicas
ya se han comentado. Se trata de una entidad diferente,
no tiene el mismo pronóstico que la ED y el tratamiento
quirúrgico pocas veces está indicado [17, 18] .
Formaciones nodulares
Cuando existen formaciones nodulares, la ED debe
diferenciarse de una hiperqueratosis, callosidades, un
quiste por cuerpo extraño o una inclusión epidérmica.
Algunas tumefacciones profundas, como una tenosinovi-
tis o un tumor de células gigantes de las vainas sinoviales,
plantean pocos problemas. Sin embargo, en ocasiones
un sarcoma epitelioide puede presentarse como una ED.
Una lesión fibrosa de aspecto inusual obliga a realizar
una biopsia [18] .
Seudobridas
Cuando existe un aspecto de brida, un efecto de cuerda
de arco de los tendones flexores se diagnostica con faci-
lidad en función del contexto (reumatismo inflamatorio,
antecedente traumático, escalada). Ante la duda, se puede
solicitar una ecografía.
Flexo articular
Un flexo de la IFP secundario a una parálisis cubital o
una rigidez postraumática se diferencian con facilidad de
8 EMC - Técnicas quirúrgicas en ortopedia y traumatología
Figura 11. Camptodactilia.
una ED. Una camptodactilia puede producir en ocasiones
un aspecto parecido a una forma digital de ED, pero la
anamnesis y la exploración física permiten establecer la
diferencia con facilidad (Fig. 11). Por último, un déficit de
abertura de la mano es frecuente en la diabetes y no se
debe confundir con una ED.
 Métodos terapéuticos
No quirúrgicos
Tratamientos no invasivos
Hasta el momento, los distintos tratamientos no inva-
sivos han demostrado ser ineficaces o inadecuados en
clínica [18, 48] . Sin embargo, con la evolución de los cono-
cimientos sobre los procesos biomoleculares implicados,
es previsible que al final se descubran tratamientos que
puedan actuar eficazmente sobre ciertas dianas [3] .
Tratamientos percutáneos
Inyecciones de corticoides en los nódulos
Pueden permitir una regresión, pero la recidiva es fre-
cuente en 1-3 años [49] .
Fasciotomía percutánea con aguja (FPCA)
Cooper, en 1822, ya realizó una fasciotomía percutá-
nea con un bisturí puntiagudo para seccionar las bridas.
En la década de 1970, Lermusiaux y Debeyre propusieron
realizar esta fasciotomía con el bisel de una aguja [50] . La
técnica se ha difundido progresivamente y debe formar
parte del arsenal terapéutico.
Permite obtener una corrección inicial a menudo com-
pleta sobre la MC, pero menos buena sobre la IFP. A los
3 años, la pérdida de corrección es de un tercio en la MF
y de más de dos tercios en la IFP [51] . El mantenimiento
de la corrección es mejor en los individuos ancianos.
El 50-66% de los pacientes presentan una recidiva a los
3 años [34, 39, 51] . Las recidivas son frecuentes en los jóvenes
y en la IFP.
La tasa de recidiva es más elevada que la de la fasciec-
tomías [51] y, a los 5 años, la tasa de recidivas tras una
FPCA es cuatro veces mayor que tras una fasciectomía [2] .
El intervalo medio entre FPCA y cirugía es de 5 años y, a
los 10 años, sólo un tercio de los pacientes no ha requerido
cirugía [52] .
Sin embargo, la FPCA es una técnica poco agresiva, con
una recuperación rápida, por lo que tiene una tasa elevada
de satisfacción. Además, puede repetirse [2] y las compli-
caciones suelen ser benignas: 3-16% de ruptura cutánea y
1-2% de disestesias transitorias [50, 51, 53] . Sin embargo, se
ha observado hasta un 3% de lesiones de un nervio cola-
teral [39] , así como casos de ruptura tendinosa [53] , pero son
menos frecuentes que tras la inyección de colagenasa.
 Enfermedad de Dupuytren  E – 44-430

Por tanto, permite retardar la cirugía (y limitar el riesgo

relacionado con las reintervenciones quirúrgicas reitera-
das) e incluso evitarla en los ancianos con una retracción
de la MF predominante y una ED poco evolutiva.
Colagenasa
El tratamiento mediante inyección local de colagenasa
tiene un coste elevado (precio del producto y necesidad
de que el paciente vuelva al día siguiente) y unas com-
plicaciones específicas, mientras que no hay evidencia de
que sea más eficaz que la FPCA. En Francia, la comisión
de transparencia de la Haute Autorité de Santé (HAS), en
2012, se mostró desfavorable a su reembolso.
En una serie con un seguimiento de 8 años, se ha des-
crito una tasa de recidiva del 67% en la MF y del 100%
en la IFP [54] . Los « efectos secundarios » son muy frecuen-
tes, e incluso casi constantes: dolor, edema, hemorragia
local, etcétera. La aparición de anticuerpos anticolagenasa
es frecuente y casi constante después de dos inyecciones.
También se han descrito casos de intolerancia al frío y rup-
turas tendinosas. Además, al contrario que la FPCA, altera Figura 12. Incisión de Bruner y plastias en V-Y.
la anatomía normal con presencia de un tejido fibroso
extenso que complica la cirugía secundaria [55] .

Cirugía
Procedimientos cutáneos
Las incisiones deben permitir una exposición adecuada
de los tejidos que se van a resecar y prever la pérdida de
sustancia cutánea relativa ocasionada por la corrección de
las retracciones articulares.
Incisiones y plastias cutáneas
Se pueden utilizar incisiones transversales escalona-
das [56] . Evitan las cicatrices retráctiles, pero no permiten
una exposición adecuada y requieren despegamientos 1 2
1
importantes [57] . En opinión de los autores de este artí-
culo, la única útil es la incisión transversal en el pliegue 2
palmar distal, que puede dejarse abierta según la técnica
de McCash denominada de la « palma abierta » [56] . Per-
mite desplazar la pérdida de sustancia cutánea digital
a la zona palmar. Disminuye el riesgo de hematoma y
de necrosis cutánea [32, 58] . El postoperatorio sería menos
doloroso [32, 43] , pero más largo y con la necesidad de unos
cuidados más laboriosos.
Las incisiones longitudinales aisladas no deben atra-
vesar un pliegue de flexión para no causar una brida
cicatricial. Por tanto, se asocian a plastias en Z [4, 19] , Figura 13. Plastia de Malingue.
pero que requieren realizar pequeños colgajos triangula-
res estrechos en las zonas donde la piel suele estar fija El colgajo de Jacobsen, por una incisión en el borde
por la fibromatosis con un riesgo de sufrimiento cutá- cubital, distal a la incisión palmar transversal, aumenta
neo. Son útiles sobre todo para tratar las retracciones de el efecto de avance cutáneo a partir de la zona dejada en
la 1.a comisura y las recidivas con una brida cicatricial. « palma abierta » (Fig. 15).
La incisión de Bruner proporciona una exposición ade- Injerto de piel
cuada, pero, de forma aislada, no siempre garantiza el Se realiza en asociación con una dermofasciectomía, o
cierre (Fig. 12). Puede asociarse a plastias escalonadas en si existe un defecto cutáneo importante tras la corrección
V-Y que permiten una ganancia de longitud [25] . En cuanto de la deformación. Requiere el uso de la piel total para
a la hemi-Bruner, sólo permite una exposición limitada a evitar cualquier retracción. No permite una movilización
una cara del dedo y está indicada esencialmente para las inmediata y el riesgo de rigidez es mayor por las adheren-
afectaciones anterorradiales aisladas del pulgar. cias al conducto digital. En más del 10% de los casos, se
Malingue [57] ha descrito una plastia que permite a la produce una necrosis más o menos amplia del injerto [60] .
vez una exposición satisfactoria y una ganancia cutánea Además, no es tan resistente como la piel palmar fisio-
con colgajos cutáneos de un tamaño adecuado, menos lógica y puede plantear problemas en las personas que
expuestos al riesgo de necrosis que los de las plastias en Z realizan trabajos manuales duros [37] . La utilización de un
(Fig. 13). sustituto dérmico artificial se ha propuesto recientemente
con resultados aparentemente interesantes [61] .
Colgajos
De los muchos colgajos descritos, hay dos que parecen Procedimientos sobre los tejidos
útiles. El colgajo laterodigital, descrito por Razemon [59] ,
se moviliza en el borde cubital de F1 del 5.◦ dedo, con un
patológicos
pedículo proximal que permite su basculación a la cara La fasciotomía (aponeurotomía) consiste en una simple
anterior de la base del dedo (Fig. 14). Está indicado sobre sección de una o varias bridas. Fue el primer trata-
todo en los flexos importantes del quinto dedo, aunque miento quirúrgico utilizado: Dupuytren la realizaba por
puede utilizarse en otros radios. unas incisiones transversales y Goyrand por una incisión

EMC - Técnicas quirúrgicas en ortopedia y traumatología 9

E – 44-430  Enfermedad de Dupuytren
Figura 15. Colgajo de tipo Jacobsen. Después de corregir
la retracción, la pérdida de sustancia cutánea palmodigital se
rellena por el avance del colgajo palmar distal.
longitudinal. Esta técnica, ampliamente difundida en el
siglo XVIII, fue reintroducida por Luck en 1959 [15] . En la
práctica, apenas tiene utilidad, salvo para las retracciones
de la MF y sus resultados a los 5 años parecen comparables
a los de la FPCA [62] .
La fasciectomía (aponeurectomía) consiste en una
resección más o menos amplia de las fascias. Se des-
arrolló con la aparición de la anestesia a mediados del
siglo XIX y actualmente es el tratamiento quirúrgico más
utilizado [14, 63, 64] . La fasciectomía « radical » (total) se
abandonó debido a una tasa elevada de complicaciones,
mientras que la tasa de recidivas era comparable a la
« fasciectomía limitada » introducida por Hueston [4] . Sin
embargo, esta última denominación no permite siempre
saber el grado de escisión realizada en las diferentes series,
pues engloba entidades muy diferentes que oscilan de la
fasciectomía parcial a la fasciectomía palmodigital con
resección completa de los tejidos patológicos. En cuanto
a la fasciectomía segmentaria [65] , se asocia a una tasa de
recidiva elevada, del 38% a menos de 3 años, sin disminuir
el riesgo de complicaciones neurológicas [19] .
La dermofasciectomía asociada a un injerto de piel total
actuaría como un « cortafuegos », porque el injerto tendría
un efecto inhibidor sobre los fibroblastos subyacentes [4] .
Por tanto, se ha recomendado en los pacientes jóvenes
10
Figura 14. Colgajo laterodigital (de
Razemon). El colgajo movilizado de la
cara cubital de la primera falange se bas-
culará en sentido palmar para rellenar la
pérdida de sustancia cutánea (A, B).
con criterios de enfermedad evolutiva debido a su papel
potencial de prevención de las recidivas o en las rein-
tervenciones [4, 66] . Sin embargo, aumenta el riesgo de
complicaciones. Además de la necrosis del injerto, existe
un riesgo de brida cicatricial al nivel de sus bordes y no
excluye la posibilidad de « recidivas » en contacto con ella
o de origen más profundo [37] , con una reintervención más
difícil desde el punto de vista técnico. Algunos cirujanos
nunca la utilizan [66] .
Procedimientos articulares
Durante mucho tiempo, la artrólisis de la IFP se ha
considerado inútil, e incluso patógena. Se aceptaba un
déficit de extensión de 40◦ y la artrólisis debía ser excep-
cional [4, 16] .
Sin embargo, varios estudios recientes se muestran
favorables a la artrólisis. En ellos, se demuestra que el
resultado en la revisión es menos bueno si, en la fase
peroperatoria, la corrección del flexo de la IFP no ha
sido completa, mientras que la artrólisis permite obtener
un resultado comparable a los casos en los que se había
conseguido la extensión completa mediante la simple fas-
ciectomía [46, 67] .
Postoperatorio
En el postoperatorio, un seguimiento clínico estrecho
permite controlar la evolución de la cicatrización y de
la movilidad, así como la detección precoz de las com-
plicaciones postoperatorias. La rehabilitación inmediata
permite el mantenimiento de las movilidades obtenidas
por la cirugía, el control del edema, el manejo de los
fenómenos cicatriciales y la recuperación progresiva de
la flexión [48] .
Después de la cirugía de la IFP, una mala participación
en la rehabilitación se asocia a resultados menos bue-
nos [46, 68] .
En cambio, la necesidad de una posible ortesis y el
momento óptimo de su utilización siguen siendo motivo
de controversia. Muchos autores prescriben una ortesis
nocturna sistemática para limitar el riesgo de retracción
hasta la maduración del colágeno [66] . Algunos autores
emplean de forma sistemática una ortesis de retroceso
dinámico de extensión (Fig. 16), mientras que otros sólo
la prescriben si aparece una tendencia al flexo en el posto-
peratorio [67] . Sin embargo, en la práctica no hay pruebas
de que una ortesis, incluso nocturna, aporte beneficios [69] .
EMC - Técnicas quirúrgicas en ortopedia y traumatología

Figura 16. Ortesis dinámica con lámina de Levame.
No obstante, está indicado usar una ortesis dinámica si
se ha realizado una artrólisis de la IFP [31, 46, 68] . La ortesis
se utiliza hasta la estabilización de los fenómenos cicatri-
ciales y no parece útil después de 3 meses [46] . Además, en
caso de deformación preoperatoria en ojal, parece necesa-
rio el uso inmediato de una ortesis con retroceso dinámico
de extensión de la IFP, asociada a la rehabilitación [35] .
En los casos excepcionales en los que existe una
retracción de los flexores, la rehabilitación se comienza
con una ortesis manteniendo la muñeca en flexión.
Cuando el resultado sobre la IFP está estabilizado, se
comienza un trabajo de estiramiento progresivo de los
flexores.
Complicaciones de la cirugía
La tasa de complicaciones en la literatura oscila de
menos del 4% a más del 40% [38, 58, 64] . Son más frecuentes
en las formas graves con una deformación preoperatoria
importante [14, 38] .
Las complicaciones peroperatorias consisten esencial-
mente en las lesiones de un nervio colateral (3-4% de los
casos) y de una arteria colateral (2%) [14, 64] . Se ha descrito
un hematoma postoperatorio en alrededor del 2% de los
casos y se observa únicamente si se ha realizado un cierre
completo; se asocia a un riesgo más elevado de rigidez [27] .
Existe un problema de cicatrización en cerca del 25%
de los casos; puede tratarse de un retardo de cicatrización,
de una necrosis cutánea localizada o de una cicatrización
anormal, hipertrófica o retráctil. La tasa de infecciones es
de un promedio del 2-3% [14, 64] .
Los trastornos tróficos reactivos, de tipo flare reaction
o de síndrome doloroso regional complejo (SDRC) son
frecuentes. La flare reaction aparece 2-3 semanas después
de una evolución inicialmente favorable. Se caracteriza
por una inflamación marcada, asociada a edema y rigi-
dez [45] . Esta reacción tiene una prevalencia del orden del
10% [64] . Podría tratarse de una forma retardada de SDRC,
rápidamente resolutiva pero que, en este contexto, puede
comprometer al menos en parte el resultado [45] . Se ha des-
crito que la prevalencia promedio del SDRC es del orden
del 5% (Denkler).
Es más frecuente en la mujer [43, 44] . Puede hacer que se
pierda el beneficio de la corrección de la IFP, con una rigi-
dez como secuela, causante en ocasiones de una función
menos buena que antes de la operación.
La rigidez articular podría aparecer en el 4-15% de los
casos [64] . La pérdida parcial de la corrección durante la fase
de actividad cicatricial no es infrecuente y, si se produce,
provoca un flexo de la IFP en ausencia de recidivas. La
rigidez puede comprometer también la flexión, que podía
ser completa antes de la intervención. Por tanto, la defor-
mación puede ser comparable, e incluso peor que antes
de la operación, en el 10% de los casos [38] .
EMC - Técnicas quirúrgicas en ortopedia y traumatología
Enfermedad de Dupuytren  E – 44-430
 Recidivas y tratamientos
Las recidivas se definen con poca claridad, o de forma
variable, en las diferentes series de la literatura [38] . La pre-
sencia de un flexo no es sinónimo de recidiva, porque
puede deberse a la fibrosis cicatricial, a una distensión
del aparato extensor o ser secundaria a un SDRC [4, 38] .
Por el contrario, se producen recidivas locales demos-
tradas sin recidiva de la retracción. Por tanto, existe un
sesgo importante cuando se comparan los resultados de
los tratamientos percutáneos con los de la cirugía, cuyas
acciones sobre los tejidos patológicos y los criterios de
recidiva no son los mismos.
Las recidivas y extensiones de la enfermedad no son
complicaciones propiamente dichas, pues se relacionan
esencialmente con la progresión de la propia enferme-
dad [4] . Sin embargo, el resultado sobre la corrección
de las deformaciones y la recidiva parece poder estar
influenciado, al menos en parte, por los procedimientos
terapéuticos realizados.
En función del procedimiento realizado
sobre los tejidos patológicos
La fasciectomía mejora las retracciones con más efica-
cia que la FPCA, en particular en las formas graves [69] .
A los 5 años, la tasa de satisfacción es más elevada y la
tasa de recidiva más baja después de la fasciectomía que
tras la fasciotomía [2, 69] . Morhart, en 2015, a partir de una
revisión de la literatura, ha estimado que la tasa de reci-
diva es del 10-20% anual tras FPCA y del 5-10% anual tras
fasciectomía quirúrgica [53]
En la literatura, las tasas de recidiva tras la fasciectomía
son difíciles de comparar y varían de menos del 10% a
cerca del 75% de los casos [4, 16, 38, 51] . Esta tasa se relaciona
esencialmente con el tiempo transcurrido y, a los 10 años,
sólo el 20% de los pacientes no presentaban recidivas ni
extensión de la enfermedad [4] .
Sin embargo, una escisión insuficiente de los tejidos
patológicos, en particular en la región retropedicular, pro-
duce una corrección incompleta de la IFP y es una causa
infrecuente de recidiva [16] . El estudio de Dias y Bray-
brook [38] muestra que la recidiva de la retracción es menos
frecuente si se ha obtenido una corrección adecuada con
la intervención, independientemente de la deformación
preoperatoria. Khan et al [70] , después de una escisión
« regional », han descrito una tasa de recidiva del 3,33%
a los 5 años.
Según Tubiana: « ...10 años después de la aponeurec-
tomía, dos tercios de las recidivas no provocan ningún
trastorno funcional y en el tercio restante, el estado fun-
cional es mejor que el estado preoperatorio, con raras
excepciones » [27] . En un período de 50 años y con cerca
de 3.000 manos tratadas por fasciectomía, Loos et al [14]
han descrito sólo un 12% de recidivas que requiriesen una
nueva intervención.
En función de los procedimientos
cutáneos
La escisión de la piel patológica combinada con un
injerto cutáneo se asocia a menos recidivas [4] . Sin
embargo, el riesgo de complicaciones es más elevado, y el
tratamiento, más complejo. No previene de una recidiva
en la periferia del injerto o en profundidad [37] . De hecho,
el injerto no previene la recidiva de la retracción [71] , y
en un estudio prospectivo reciente no se han observado
diferencias, tanto en lo referente a la corrección como a la
recidiva de la retracción, entre los pacientes injertados y
en los que se había realizado una fasciectomía aislada [72] ,
La supresión de cualquier tensión cutánea parece
asociarse a mejores resultados funcionales y a menos
11
E – 44-430  Enfermedad de Dupuytren
A B
C D
Figura 17. Aspecto peroperatorio de una intervención por enfermedad de Dupuytren de los dos últimos radios.
A. Trazado de las incisiones cutáneas.
B. Brida espiral en la zona palmar distal.
C. Aspecto tras la escisión de los tejidos fibrosos patológicos.
D. Cierre de las incisiones en zigzag y palma abierta.
recidivas. Citron y Hearden han observado una tasa
menor de recidivas después de plastias en Z que tras una
simple incisión transversal [25] .
En los estudios que han comparado el cierre cutáneo
frente a la técnica de palma abierta se han observado
menos complicaciones y una mejoría significativamente
menor con esta última técnica [32, 58] . Foucher et al [43] han
demostrado que, después de la fasciectomía y la técnica
de « palma abierta », el 75% de los pacientes conservaban
después de más de 5 años de seguimiento, una ganancia
mayor del 80%. Tras un seguimiento de más de 7 años,
con una técnica comparable, el 85% de los pacientes de
los autores de este artículo no presentaban un deterioro
del resultado y sólo en el 10% habría estado justificada
una reintervención quirúrgica [73] .
Cirugía de las recidivas
La cirugía de revisión es más difícil, se asocia a más
complicaciones y proporciona una corrección menos
buena [4, 71] . En las series en las que se compara la cirugía
primaria con las revisiones, el riesgo de lesiones nerviosas
y arteriales es 10 veces más frecuente en las revisiones, del
orden del 20%, y en uno de cada cinco casos habría una
intolerancia al frío [64] .
Después de una revisión quirúrgica, Roush y Stern no
han demostrado la superioridad de la dermofasciectomía;
no prevenía la recidiva de la retracción y los mejores resul-
tados se obtenían en el grupo de fasciectomía asociada a
las plastias locales [71] .
Existe un riesgo de necrosis digital, sobre todo en la
reintervenciones repetidas. En ausencia de isquemia, la
amputación pocas veces está indicada. Representa el 1-2%
12
de las intervenciones realizadas por ED [14] . En casi todos
los casos, se realiza por recidivas que afectan al 4.◦ o 5.◦
dedo. Incluso después de la amputación, existe una tasa
importante de complicaciones y, en particular, de dolor
neuropático [74] .
En las recidivas graves o reiteradas, una alternativa a la
amputación es la artrodesis de acortamiento de la IFP [71]
o entre F1 y F3 después de la resección de F2 [75] . Permite
mejorar la retracción digital y evita una nueva disección
palmar que conlleva un riesgo vascular elevado.
 Técnica preferida
de los autores
La intervención se realiza bajo anestesia locorregional
y torniquete neumático tras una exanguinación lo más
completa posible. La disección siempre se efectúa con
ampliación óptica. En la mayoría de los casos, los autores
de este artículo utilizan una incisión en el pliegue palmar
distal combinada con una incisión de Bruner digital y una
incisión en zigzag palmar proximal que asciende hasta el
borde distal del retináculo (Fig. 17A). Nunca utilizan una
incisión hemi-Bruner, porque siempre hay tejidos patoló-
gicos en la otra cara del dedo. El diseño de las incisiones
cutáneas en zigzag depende más de la localización de la
afectación cutánea que de la de las bridas, pues el objetivo
es desvascularizar lo menos posible los colgajos cutáneos.
La piel se moviliza con el tejido celuloadiposo sano
subyacente cuanto está presente, para disminuir el riesgo
de desvascularización y conservar el acolchado cutá-
neo. La escisión de las formaciones nodulares adherentes
puede requerir eliminar en determinados puntos la cara
EMC - Técnicas quirúrgicas en ortopedia y traumatología

Nódulos aislados
Flexo de MF y/o
Flexo de MF y/o de
IFP > 40-45°
IFP < 30-35°
No requiere tratamiento Brida(s) bien
o simple infiltración individualizada(s)
(si nódulo sintomático)
Fasciotomía
percutánea con aguja
Recidiva Buena corrección
tardía (MF = 0 e IFP < 30°)
profunda de la piel, lo que explica la importancia del
diseño de las incisiones para conservar una zona de aporte
vascular al colgajo cutáneo. Desde el pliegue palmar dis-
tal, es preferible identificar el pedículo antes de exponer
los tejidos patológicos, debido al riesgo de brida espiral
(Fig. 17B), sabiendo que este riesgo es inexistente en las
zonas en las que la brida está adherida a la piel [34] .
La disección, realizada de proximal a distal, es más fácil
cuando las bridas están en tensión. Inicialmente, los teji-
dos fibrosos patológicos se dejan in situ y se resecarán
por completo una vez expuestos en toda su extensión.
Sin embargo, en ocasiones es preferible, al nivel digital,
seccionar una cuerda fibrosa para descruzar el pedículo y
facilitar la disección.
La escisión de los tejidos patológicos debe ser lo más
completa posible, incluso por detrás de los pedículos.
Cuando la enfermedad afecta al ligamento de Cleland,
debe resecarse, al igual que la fibrosis situada sobre las
caras laterales de la IFP, en particular en caso de defor-
mación en « ojal » para permitir también la movilización
dorsal de las bandeletas laterales del aparato extensor.
A pesar de la escisión de los tejidos fibrosos en la cara
profunda de la piel laterodigital, no es infrecuente que
la incisión cutánea en el vértice de la punta de la inci-
sión de Bruner, durante la realización de la plastia en V-Y,
permita una ganancia adicional de extensión. Durante la
disección retropedicular y de la cara profunda de la piel
lateral, hay que prestar atención para conservar también
el ramo nervioso laterodigital destinado a la zona dorsal.
En este estadio, si persiste un déficit de extensión, se
debe verificar la ausencia de retracción de los flexores
evaluando el déficit de extensión de la IFP en función
de la posición de la MF y de la muñeca. Si el problema
se sitúa claramente en la IFP, se realiza una artrólisis a
demanda hasta obtener una extensión completa sin resis-
tencia. Comienza por la abertura de la vaina en un punto
distal a A2 y la sección de las bridas proximales de la
placa palmar. En caso de vaina incompleta, los bordes
laterales de la placa palmar se liberan por sección de los
ligamentos colaterales accesorios, conservando una placa
palmar lo más grande posible para evitar una inestabilidad
en hiperextensión. En este estadio, en ocasiones persiste
una pequeña sensación de resalto que desaparece con la
desinserción de la parte palmar de los ligamentos colate-
rales principales a ras de su inserción proximal. En menos
ocasiones, puede ser necesario realizar una desinserción
completa, procurando que sea completamente simétrica.
Al final de la intervención, se debe obtener una exten-
sión completa (Fig. 17C). Sólo hay que tener en cuenta
que, en las revisiones, cuando las condiciones locales son
precarias, se acepta un déficit de extensión persistente
para evitar cualquier riesgo de desvascularización adicio-
nal (respeto de las anastomosis transversales).
EMC - Técnicas quirúrgicas en ortopedia y traumatología
Enfermedad de Dupuytren  E – 44-430
Figura 18. Algoritmo del
tratamiento de la enfer-
medad de Dupuytren. MF:
articulación metacarpofa-
lángica; IFP: articulación
interfalángica proximal.
Infiltración fibrosa difusa
y/o recidiva tras cirugía
Corrección Fasciectomía
insuficiente quirúrgica
Recidiva precoz
(sobre todo si IFP > 60°)
Respecto a la rigidez en extensión de la IFD, los autores
de este artículo ya no realizan una tenotomía de las ban-
deletas laterales en la cara dorsal de F2. Una movilización
pasiva suave permite en la mayoría de los casos lograr un
recorrido funcional que se mantendrá en el postoperato-
rio mediante la rehabilitación asociada al uso de ortesis
para tratar la distensión de la BM.
El cierre de las incisiones en zigzag se realiza después
de las plastias en V-Y escalonadas. La incisión palmar
transversal se deja ampliamente abierta, para que cierre
por cicatrización dirigida, y en ocasiones la parte distal
de la incisión de Bruner (en ocasiones con una pequeña
incisión de descarga) si ha sido necesario un efecto de
retroceso cutáneo.
Se debe asegurar una cobertura fiable de la cara ante-
rior de la primera falange y de la IFP si se ha realizado
una artrólisis. La asociación de la técnica de McCash, de
las plastias en V-Y y de un posible retroceso cutáneo dis-
tal permite, en la mayoría de los casos, realizar el cierre
cutáneo digital sin tensión (Fig. 17D). Los autores de
este artículo sólo utilizan un colgajo en raras ocasiones
y excepcionalmente un injerto cutáneo.
Al final de la intervención, se realiza un vendaje con
un apósito graso y algodonoso. Se controla la revascu-
larización adecuada de los dedos después de desinflar el
torniquete. El paciente se reexamina a las 24-48 horas para
realizar un vendaje más ligero, colocar una ortesis diná-
mica con lámina de Levame y comenzar la rehabilitación.
Cuando existe una afectación radial asociada, su tra-
tamiento se realiza en la mayoría de los casos en un
segundo tiempo para no complicar el postoperatorio y
no aumentar el riesgo de SDRC. En las formas graves, la
FPCA (asociada en ocasiones a una ortesis) parece una pre-
paración más simple que la tracción continua propuesta
por Messina [76] . Permite corregir, al menos en parte, la
retracción de la MF y facilitar así la exposición quirúrgica.
 Indicaciones terapéuticas
(Fig. 18)
Los objetivos del tratamiento son mejorar la función (y
el aspecto estético) con las menores complicaciones posi-
bles, a la vez que se intenta retardar lo más que se pueda
la recidiva. El tratamiento requiere que se tenga en cuenta
la edad, la demanda funcional, la topografía y la gravedad
de la retracción, así como una evaluación de la actividad
de la diátesis.
En un estudio europeo reciente, se ha demostrado que
la elección del método terapéutico por el cirujano estaba
influida por las preferencias y la edad del paciente, así
como por el grado de retracción [63] . Los criterios de
13
E – 44-430  Enfermedad de Dupuytren
decisión de los cirujanos para realizar una fasciectomía
eran comparables: retracción MF o IFP superior a 45◦ ,
recidiva y una previsión alta de éxito.
Sin embargo, debido a su carácter poco invasivo, a su
tasa baja de complicaciones graves, a una recuperación
funcional rápida y a su tasa elevada de satisfacción, la
FPCA debe proponerse como primera elección [53] . Ade-
más, puede repetirse con una tasa de éxito interesante [2] .
La cirugía sólo está justificada como primera línea para
los raros casos de blindaje fibroso en ausencia de bridas
palpables. Si no, sólo debe plantearse cuando fracasa la
FPCA, tras una o varias recidivas en función de su plazo
de aparición y de la importancia de la retracción de la IFP.
En estas condiciones, una retracción aislada de la MF
pocas veces requiere un tratamiento quirúrgico. Si existe
un flexo de la MF y de la IFP, con una retracción mode-
rada de la IFP, la corrección de la MF por FPCA permite
una abertura mejor de la mano y una mejoría funcional
neta: algunos pacientes ancianos no solicitan otro trata-
miento. Además, cuando el flexo de la IFP es menor de
30◦ , el paciente suele empeorar más que mejorar por la
cirugía [16] .
En la práctica, la afectación de la IFP es la que causa
esencialmente los problemas, tanto en lo que respecta a
la corrección como a la recidiva tras la FPCA, y la que
determina la indicación quirúrgica. En las afectaciones
palmodigitales con una retracción evolutiva de la IFP (±
MF), el tratamiento quirúrgico está justificado ante el fra-
caso o la recidiva tras una o varias FPCA. En tal caso, es
aconsejable intervenir antes de que aparezcan una rigidez
articular y una distensión del aparato extensor [66] . Estos
riesgos son importantes cuando el flexo de la IFP supera
los 60◦ [35] .
Cuando se escoge la opción quirúrgica, parece preferi-
ble, para intentar retardar una posible recidiva, realizar
una escisión lo más completa posible de los tejidos pato-
lógicos, en lugar de una fasciectomía mínima. En este
mismo sentido, la incisión y el cierre deben permitir la
supresión de cualquier tensión cutánea [19, 25] .
En las formas agresivas o las recidivas, se puede pro-
poner la dermofasciectomía con injerto cutáneo, pero no
previene una recidiva o una extensión más allá de la zona
injertada.
En las recidivas reiteradas con un flexo importante de
la IFP, puede ser necesario realizar una artrodesis de acor-
tamiento de la IFP o F1-F3 tras la resección de F2 [75] .
La indicación de amputación debe ser excepcional y se
reserva a las recidivas en el 5.◦ dedo multioperado con
insuficiencia vascular.
 Conclusión
La ED tiene un origen multifactorial; se debe a una
fuerte « susceptibilidad genética » [1] asociada a factores
generales y ambientales. Se caracteriza por una prolife-
ración excesiva de fibroblastos y a una hiperproducción
de colágeno y de otros componentes de la matriz extra-
celular. Provoca un engrosamiento y una retracción de
las estructuras fibrosas fisiológicas palmares y digitales,
con una flexión secundaria progresiva e irreductible de
las articulaciones digitales.
Por el momento, no existe un tratamiento fisiopatoló-
gico y las medidas terapéuticas son tan sólo sintomáticas,
con una tasa de recidivas relativamente elevada. La FPCA
es un tratamiento validado y, en la mayoría de los casos,
debe proponerse como primera elección debido a su
benignidad y a la sencillez del postoperatorio [53] .
La cirugía es el tratamiento de referencia, porque es
el que más retarda una posible recidiva, pero a costa de
una tasa elevada de complicaciones y de un postopera-
torio prolongado. Por tanto, deben realizarla cirujanos
experimentados, con unos conocimientos adecuados de
14
las estructuras fibrosas palmodigitales y que operen con
gafas de aumento, para disminuir la tasa de complicacio-
nes « evitables ».
La resección de los tejidos patológicos debe ser lo más
completa posible y se debe lograr la extensión total, rea-
lizando una artrólisis si es preciso. El cierre cutáneo debe
efectuarse sin tensión, empleando la técnica de McCash o,
en ocasiones, un colgajo. Debido a su morbilidad propia
y a la ausencia de certeza sobre su superioridad, en opi-
nión de los autores de este artículo, la dermofasciectomía
se debe reservar a las recidivas de las formas agresivas con
una afectación cutánea importante.
“ Puntos esenciales
• La ED es una fibromatosis benigna de origen
multifactorial que afecta a las fascias palmares y
digitales fisiológicas.
• Se manifiesta primero por nódulos palmares y
después, en ocasiones, por bridas fibrosas que pro-
vocan una retracción de los dedos causante de
discapacidad funcional.
• El tratamiento es exclusivamente sintomático,
con un riesgo frecuente de extensión y de recidiva
de la enfermedad.
• El tratamiento de primera elección es la fascio-
tomía con aguja; es menos eficaz en los individuos
jóvenes y para la corrección del flexo de la IFP.
• La fasciectomía quirúrgica se asocia a un
resultado más duradero, pero a costa de más com-
plicaciones y de un postoperatorio más largo.
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Información Informaciones Auto- Caso
al paciente complementarias evaluación clinico
EMC - Técnicas quirúrgicas en ortopedia y traumatología