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Karl Marx - estructura, superestructura y revoluciones sociales

Hemos visto que existen relaciones de explotación entre los seres humanos, y que
esta explotación se funda en que unos pocos son los que poseen los medios de
producción mientras otros muchos no y, por tanto, deben trabajar a cambio de un
salario. A esta relación la llama Marx la estructura. La denomina así porque es la
base, los pilares, sobre los que se mantiene el capitalismo. Sin esta base
económica donde se dé la propiedad privada y sin dos clases sociales (la
capitalista y la obrera), sería imposible pensar el capitalismo.
Sin embargo, ¿notamos nosotros que estamos siendo explotados? ¿Acaso las
leyes no dicen que somos hombres libres e iguales? ¿O por qué respetamos la
propiedad privada si es tan solo una fuente de injusticias? Para Marx, esto se
debe a que existe una superestructura que se encarga de que nada afecte a la
base económica y que, de algún modo, disimula la explotación que se da en la
estructura. Para Marx, la superestructura consiste en la sociedad política que nos
organiza socialmente (el Estado y sus instituciones, las leyes, la policía, la
educación, etc.), a lo que otros marxistas luego agregarán .también la sociedad
civil (la ideología, las tradiciones, las religiones, etc.) todo aquello que nos
conduce a comportarnos de determinado modo. Por ejemplo, si no respetáramos
la propiedad privada y tomáramos algo que no nos pertenece legalmente,
seríamos condenados como delincuentes tanto por la ideología de quienes nos
rodean así como también por las leyes y por las fuerzas de seguridad del Estado,
como ser la policía (nótese que mientras la sociedad civil ejerce su poder por
medio del convencimiento, el poder político lo hace mediante la fuerza directa). La
superestructura no es más que un disfraz que oculta aquello que es propio del
capitalismo y que es la estructura. Así, mientras podemos sentirnos contentos
porque nuestras leyes dicen que somos libres e iguales, Marx sostiene que eso no
es más que una mentira, porque si miramos la estructura vamos a notar que los
obreros no son libres (no les queda otra opción que vender su fuerza de trabajo
para sobrevivir) y que tampoco son los hombres iguales (hay unos que tienen
medios de producción y otros que no).
Marx percibe que incluso muchas veces la superestructura cambia, por ejemplo,
existe la posibilidad de cambiar las leyes o de aumentar los salarios de los
trabajadores, pero él está convencido de que aquello no deja de ser un maquillaje
porque la estructura no se estaría cambiando. Es por esto que sostiene que lo que
importa es cambiar la estructura para lograr una sociedad más justa, y a esa tarea
vuelca todos sus esfuerzos.

En el Manifiesto Comunista, libro que Marx escribió junto a su amigo Engels, Marx
nos cuenta que la actual estructura capitalista no ha sido siempre así. La
estructura de la época feudal se basaba en otras relaciones sociales y formas de
explotación, por ejemplo donde se daba el dominio directo (la riqueza se obtenía
dominando a los propios siervos e invadiendo nuevos territorios). En cambio, a
partir del siglo XVIII y principalmente con la revolución industrial, esto se fue
modificando por el actuar de la burguesía capitalista. Esto lleva a Marx a notar que
la burguesía capitalista ha tenido un rol revolucionario en la historia, porque ha
modificado la base económica, ha logrado enormes inventos y tecnologías, ha
podido expandirse por el mundo entero, etc. Sin embargo, Marx creía que había
llegado la hora de terminar con la explotación generando una nueva estructura.
Lógicamente si para él la principal fuente de injusticias era la propiedad privada
que hacía que existieran dos clases sociales entre los hombres, una revolución
implicaba cambiar eso precisamente: abolir la propiedad privada y lograr una
sociedad sin clases sociales.

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