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Burnout y satisfacción laboral.

Indicadores de salud
laboral en el ámbito sanitario

Burnout and job satisfaction. Occupational health


indicators in a health care context

L. DE LA FUENTE (*)

E.I. DE LA FUENTE (**)

H. TRUJILLO (**)

Publicación del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid – Año 1997


http://www.cop.es/publicaciones/clinica/clinica.htm
Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid – Año 1997 http://www.cop.es/publicaciones/clinica/clinica.htm

INDICE

RESUMEN

ABSTRACT

PALABRAS CLAVES

KEY WORDS

1. INTRODUCCION

2. METODO

2.1. Sujetos

2.2. Variables

2.3. Instrumentos

2.4. Diseño y Análisis estadístico

2.5. Procedimiento

3. RESULTADOS

4. DISCUSION

REFERENCIAS

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RESUMEN

En el presente trabajo se analiza un tipo específico de estrés laboral que se


desarrolla en profesiones caracterizadas por una relación constante y directa con
los beneficiarios del propio trabajo, el conocido como “síndrome de burnout”. Las
consecuencias de este síndrome alcanzan tanto a la salud del propio trabajador
como a su percepción del trabajo, disminuyendo la satisfacción laboral percibida.
Se evalúan los niveles de burnout y de satisfacción laboral en una muestra de 123
profesionales sanitarios del Servicio Andaluz de Salud mediante dos cuestionarios,
el Maslach Burnout Inventory (MBI) y el Job Descriptive Index (JDI). Los
resultados ponen de manifiesto la existencia de diferencias significativas en dichos
niveles en función de variables de tipo individual, así como la existencia de una
relación inversa entre las mediciones de burnout y de satisfacción laboral.

ABSTRACT

This paper describes a specific type of occupational stress, which develops in jobs
where there is a close and constant relationship with clients, the so called «burnout
syndrome». Consequences affect both the worker health and his perception of work,
reducing his perceived job satisfaction. Levels of «burnout» and job satisfaction are
assessed in a sample of 123 health care professionals working in the Andalusian
Health Service, by means of the Maslach Burnout Inventory and the Job Descriptive
Index. Results show significant differences between levels as a function of individual
variables, and also an inverse relationship among measurements of burnout and job
satisfaction.

PALABRAS CLAVES

Salud laboral, Burnout, Satisfacción laboral.

KEY WORDS

Occupational Health, Burnout, Job Satisfaction.

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1. INTRODUCCION

Está generalmente aceptado entre los investigadores del estrés laboral que existe
una relación elevada entre el tipo de trabajo que se desarrolla y la posibilidad de
disfrutar buena salud o padecer una enfermedad (Reig y Caruana, 1990), estando
esta relación mediatizada, frecuentemente, por el estrés que se padece en el puesto
de trabajo.

La Fundación Europea para la mejora de las Condiciones de Vida y Trabajo


(FECVT) indicó, en el “Informe sobre estrés físico y psicológico en el trabajo”
(1987), que las enfermedades relacionadas con el estrés aumentaban
progresivamente en el mundo laboral, siendo éste uno de los principales factores que
influirían negativamente sobre la salud del trabajador. Entre los colectivos
profesionales que se identificaron como principales grupos de riesgo respecto al
desarrollo de estrés y sus problemas asociados, la F.E.C.V.T. señaló,
fundamentalmente, los relacionados con el sector servicios. Así, se apuntó como
grupo de riesgo, entre otros, el de los profesionales sanitarios, debido a las
características especiales del trabajo que desarrollan (intensa relación con los
pacientes, sobrecarga de trabajo, altos niveles de responsabilidad, trabajo en
unidades de alto riesgo, elevada presión psicológica, etc.).

El estrés detectado en estos profesionales toma la forma de un síndrome específico


que se denominó “síndrome de burnout”. Este término, que podría traducirse como
“síndrome del quemado”, hace referencia a un tipo de estrés laboral generado
específicamente en aquellas profesiones caracterizadas por una relación constante y
directa con los beneficiarios del propio trabajo (Moreno, Oliver y Aragoneses,
1991).

Existen diversas aproximaciones al fenómeno del burnout, cada una de las cuales
enfatiza diferentes aspectos o dimensiones como definitorias del síndrome:
agotamiento físico y mental, estados depresivos, baja autoestima, sentimientos
negativos hacia la vida y el propio trabajo, etc. (Pines, Aronson y Kafry, 1981;
Moreno, Oliver y Aragoneses, 1991; Maslach y Schaufeli, 1993). Sin embargo, es la
conceptualización de C. Maslach y S. Jackson (1981, 1982, 1986, 1993) la más
aceptada por los investigadores del fenómeno. Estos autores caracterizan el burnout
como un síndrome compuesto por tres dimensiones: cansancio emocional, definida
como agotamiento físico y mental o como combinación de ambos;
despersonalización, caracterizada por un cambio negativo en las actitudes y
respuestas hacia los beneficiarios del propio trabajo, así como por incremento de la
irritabilidad y pérdida de motivación laboral; y, sentimientos negativos de
realización personal, que supone respuestas negativas hacia uno mismo y hacia el
trabajo propias de la depresión, evitación de las relaciones interpersonales-
profesionales, baja productividad, incapacidad para soportar la presión y baja

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autoestima. En este planteamiento del fenómeno, es el factor despersonalización el


elemento clave del síndrome y el que conllevaría a una manifestación específica del
estrés en las profesiones asistenciales.

Se han identificado, por otra parte, una serie de variables relevantes que parecen
intervenir en la aparición del síndrome. Estas variables pueden dividirse en dos
grandes grupos, personales y laborales.

Entre las variables personales que se han considerado destacan la edad del
sujeto, el sexo, variables de tipo familiar y variables de personalidad. Entre las
variables laborales, según la ya clásica división de Herzberg, Mauzmer y
Symderman (1959), se puede distinguir entre variables intrínsecas o
motivacionales (relacionadas con el contenido del trabajo) y variables
extrínsecas, que se agrupan en tres dimensiones: física, social y organizacional.
Este segundo grupo de variables ha sido el más estudiado en relación con el
burnout en los últimos años, ya que por sí solas las variables laborales pueden
crear una sensación permanente, bien de malestar, bien de satisfacción, según el
sentido en que se presenten. Son las variables extrínsecas de tipo social (las
personas con las que el profesional tiene que estar en contacto), junto con las
intrínsecas, las que han resultado tener más relación con el estrés laboral
(Alvarez y Fernández-Ríos, 1991).

Las consecuencias de este síndrome alcanzan tanto al propio individuo como a la


organización en la que trabaja. En el ámbito individual, el burnout se asocia a bajos
índices de salud y a una amplia lista de trastornos físicos (úlceras, hipertensión,
alergias, trastornos del sueño, incremento de la posibilidad de sufrir accidentes
cardiovasculares, etc.) (Pines, Aronson & Kafry, 1981; Golembiewski, Munzerider
& Stevenson, 1984; Quick & Quick, 1984; Carrobles y Godoy, 1990). En el ámbito
organizacional, se han encontrado relaciones directas entre burnout y baja
satisfacción laboral, absentismo, rotación laboral y abandono de la profesión
(Constable & Jackson, 1986; Firth & Britton, 1989; Maslach, 1986).

Teniendo en cuenta que las variables de tipo laboral pueden influir de manera
significativa en el desarrollo del síndrome de burnout, resulta de gran interés el
estudio de la relación entre satisfacción laboral y estrés ocupacional, objeto de
estudio en múltiples investigaciones (Colligan et al., 1979; Huey y Hartley,
1988; Packard y Motowidlo, 1987; Burke, Shearer y Deszca, 1984; Reig y
Caruana, 1990; García, 1991; entre otros).

Centrándonos en el ámbito sanitario, se ha encontrado que el estrés laboral


percibido aparece relacionado positivamente con insatisfacción laboral y con
trastornos psicológicos (Norbeck, 1985). Del mismo modo, C. Hollingworth, G.
Matthews y D.N. Hartnett (1988), encuentran en su investigación una clara

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asociación entre baja satisfacción laboral y estrés. N. Dolan (1987), obtiene una
relación inversa entre satisfacción laboral y burnout en dos grupos de personal
de enfermería, y proponen la medición de niveles de insatisfacción laboral como
indicador de burnout. A. Reig y A. Caruana (1990), indican que determinadas
situaciones de estrés predicen niveles elevados de insatisfacción laboral en
personal sanitario, concretamente hacen referencia a las relaciones
interpersonales en el trabajo y a algunos aspectos organizacionales. J. Have,
C.C. Pratt y D. Andrews (1988), en la misma línea, defienden que las relaciones
interpersonales en el trabajo son uno de los predictores más potentes de burnout.

La satisfacción laboral aparece en la bibliografía relacionada con otras variables,


entre las que destacan, sexo, edad, estado civil, nivel de estudios, categoría laboral,
antigüedad en la empresa y niveles de absentismo laboral.

Por lo que respecta al absentismo, parece clara su relación inversa con la


satisfacción laboral (Vroom, 1974; Porter y Steers, 1983; Frances, 1986; Muñoz,
1990). En el ámbito sanitario, los estudios publicados sobre el tema apuntan a que
las causas fundamentales de determinados niveles de absentismo laboral son, de una
parte, la insatisfacción en el trabajo y, de otra, la propia salud del profesional
(Vaquero, 1990), aspectos que están directamente relacionados con el síndrome de
burnout.

En este estudio perseguimos un doble objetivo. Por una parte, establecer la


incidencia del síndrome de burnout en uno de los colectivos más vulnerables al
padecimiento de estrés y sus problemas asociados, los profesionales sanitarios,
así como analizar la relación existente entre los niveles de burnout detectados,
medidos a través de las tres dimensiones que conforman el síndrome y la
satisfacción laboral informada por los sujetos. Por otra, analizar los efectos que,
sobre dichos niveles, pueden estar ejerciendo variables de tipo individual que en
la bibliografía aparecen como relevantes (sexo, edad y categoría profesional).
Las hipótesis de las que partimos con respecto a la influencia de dichas variables
están en la línea de los resultados obtenidos en la mayor parte de los estudios
realizados en este ámbito y con muestras similares a la utilizada por nosotros
(Cherniss, 1982; Freudenberger y North, 1985; Maslach y Jackson, 1985;
Maslach, 1986; Burke y Greenglass, 1986). Concretamente, el pertenecer a una
categoría profesional más elevada y con mayor responsabilidad provoca mayor
desgaste en el profesional, traduciéndose en niveles más altos de cansancio
emocional. Con respecto al sexo, pensamos que el grupo masculino soporta peor
las tensiones afectivas, lo que influiría de manera negativa en las relaciones con
sus pacientes, provocando el tipo de respuestas características de la
“despersonalización”; de hecho, en esta dimensión el grupo masculino debería
obtener puntuaciones más altas que el femenino. Por otra parte, la edad (como
años de experiencia) es una variable que influye sobre la seguridad en el trabajo,

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de forma que serían los profesionales de menor edad, con menos años de
experiencia, los más vulnerables a las presiones laborales y, por tanto, los más
proclives a padecer situaciones de estrés. Esto quedaría reflejado en mayores
puntuaciones en la dimensión “sentimientos negativos de realización personal”
por parte de los profesionales de menor edad. En cuanto a la relación entre el
síndrome de burnout y la satisfacción en el trabajo, esperamos encontrar
relaciones inversas entre las dimensiones que conforman el síndrome y los
diferentes aspectos de la satisfacción laboral, fundamentalmente en los aspectos
relacionados con el contenido del trabajo y con las relaciones interpersonales.

2. METODO

2.1. Sujetos

Los 123 sujetos que participaron en la presente investigación pertenecen a la


población de trabajadores sanitarios de los distritos de Atención Primaria de la
provincia de Jaén. De ellos, 60 son varones y 63 son mujeres. Por categoría
profesional, la muestra se compone de 41 médicos, 44 A.T.S/D.U.E. y 38 auxiliares
de enfermería. La media de edad es de 37.4 años, con una desviación típica de 6.53.

2.2. Variables

Las variables independientes consideradas son categoría profesional, con tres


niveles (médicos, diplomados en enfermería y auxiliares de enfermería), sexo y
edad. Decidimos categorizar la variable edad en dos grupos, con el punto de corte en
40 años. La mayoría de los estudios revisados que consideran esta variable la
categorizan, para su mejor interpretación, en función de los años de experiencia,
siendo el punto de corte los 10 años. En nuestro caso, al no obtener este tipo de dato,
utilizamos los 40 años de edad como punto de corte equivalente y aproximado a los
10 años de experiencia. Esta puntuación, por otra parte, coincide con la mediana de
la variable, lo que evita el problema de los casos extremos frente a otro tipo de
medidas.

Se consideran ocho variables dependientes, tres correspondientes a las


dimensiones que conforman el síndrome de burnout y cinco correspondientes a
diferentes aspectos de la satisfacción laboral, medidas a través de las subescalas de
los cuestionarios utilizados.

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2.3. Instrumentos

Para la medición del síndrome de burnout se utiliza la adaptación a la población


española del Maslach Burnout Inventory (MBI) de C. Maslach y S. Jackson (1981),
realizada por Moreno, Oliver y Aragoneses (1990).

El Maslach Burnout Inventory (MBI) consta de 22 afirmaciones acerca del trabajo


y los sentimientos hacia él, que el sujeto tiene que puntuar en una escala de
frecuencia de uno a cinco señalando la categoría que exprese mejor su propia
experiencia. El cuestionario permite medir las dimensiones que constituyen el
síndrome: cansancio emocional, despersonalización y sentimientos negativos de
realización personal. El sujeto no obtiene una puntuación única de burnout, sino tres
puntuaciones correspondientes a las tres dimensiones del síndrome.

Para la medición de la satisfacción laboral se utiliza el Job Descriptive Index (JDI)


de Smith, Kendal y Hullin (1969). El Job Descriptive Index (JDI) contiene 72
afirmaciones que hacen referencia a los siguientes aspectos del trabajo: trabajo en sí
mismo, estilo de dirección, relación con los colaboradores, remuneración y
posibilidades de ascenso. Cada una de estas dimensiones constituye una subescala
del cuestionario global. Se solicita a los sujetos que contesten si están de acuerdo o
no con dichas afirmaciones. La suma de los puntos correspondientes a cada
subescala refleja un valor medio del nivel de satisfacción laboral con un aspecto
específico del trabajo.

Hay que señalar que no existe un alto grado de consistencia entre los diferentes
instrumentos que miden la satisfacción laboral, ya que dependerá de cómo se
entienda ésta (Rodríguez, 1988). Sin embargo, sí existe acuerdo entre las
dimensiones básicas que la componen; trabajo en sí mismo, estilo de dirección,
posibilidades de ascenso, relación con los colaboradores, condiciones de trabajo,
incentivos y feed-back, estando la mayoría de estas dimensiones contempladas por
el JDI.

2.4. Diseño y Análisis estadístico

Se ha utilizado un diseño factorial multivariable con medidas independientes, 2 x


2 x 3 (sexo x edad x categoría profesional), con ocho variables dependientes.

Se realizan análisis descriptivos de los datos con el objeto de establecer la


posición y dispersión de los mismos. Así mismo, se realizan análisis multivariados y
univariados de la varianza para detectar diferencias significativas en las variables
medidas en función de los factores considerados y, por último, se obtiene la
covariación existente entre los valores de burnout y satisfacción laboral.

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2.5. Procedimiento

Los cuestionarios se repartieron a toda la población de referencia (235 sujetos) a


través de las reuniones de equipo que se realizan semanalmente en los centros de
salud. Cada cuestionario iba precedido de una carta donde se explicaban los
objetivos del estudio y se garantizaba la confidencialidad de las respuestas. Debido a
que gran parte de los sujetos no disponían de tiempo suficiente para responder a los
cuestionarios en ese momento, se decidió recogerlos posteriormente, dando una
semana de plazo para que los entregaran en sus respectivos centros.

Se entregaron 235 cuestionarios y se recogieron 180, de los cuales fueron


desechados 57 por distintas causas (errores, entregados sin contestar, incompletos,
etc.). Resultan, por tanto, 123 cuestionarios válidos para el análisis (52.35% tasa
muestral). No insistimos más sobre los cuestionarios no entregados debido a que,
con poblaciones inferiores a 500 sujetos, las muestras deben tener un tamaño
superior a la mitad de la población (Arkin y Colton, 1962), criterio que se cumple en
nuestro caso.

3. RESULTADOS

Los resultados de los análisis descriptivos sobre las dimensiones del síndrome de
burnout y los diferentes aspectos de la satisfacción laboral se muestran en las tablas
1 y 2, respectivamente. En dichas tablas se muestran las medias y las desviaciones
típicas en función de la categoría profesional, el sexo y la edad.

En la tabla 3, se muestran los porcentajes de sujetos que obtienen niveles altos, medios
y bajos en cada una de las subescalas de los cuestionarios. Se utilizan como puntos de
corte los establecidos por los manuales para las muestras americanas (Maslach &
Jackson, 1981a; Smith, Kendall & Hullin, 1969), de forma que el sistema seguido para
su establecimiento es el de percentiles.

Con relación al análisis multivariado, resulta significativo el efecto principal del


factor sexo sobre el conjunto de variables dependientes (TSQ= 20.7373; F= 2.44,
g.l.= 8, 114; p= 0.0178). Ninguno de los restantes factores producen efectos
significativos sobre el conjunto de variables dependientes. Sin embargo, sí se
producen efectos significativos de los factores considerados en relación con cada
variable dependiente. En el análisis factorial univariado posterior se comprueba
cómo las diferencias en función del factor sexo se producen en dos variables
dependientes, despersonalización (F=6.47; g.l.= 1,111; p< 0.02) y satisfacción con
las posibilidades de ascenso (F=4.5, g.l.=1, 111; p< 0.04), siendo el grupo de
hombres el que obtiene una puntuación media más elevada en ambas variables. Con

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respecto al factor categoría profesional, las diferencias significativas se producen en


las siguientes variables dependientes, cansancio emocional (F=4.28; g.l.= 2, 111;
p< 0.03) y satisfacción con el trabajo en sí mismo (F=5.6; g.l.= 2, 111; p< 0.005).
Los análisis a posteriori realizados entre las tres categorías profesionales ponen de
manifiesto que es el grupo de médicos el que obtiene una puntuación media
significativamente diferente, resultando más elevada que los restantes en cansancio
emocional (F= 5.15; g.l.= 1, 111; p< 0.02) y en satisfacción con el trabajo en si
mismo (F=5.83; g.l.= 1,111; p< 0.03). Con respecto al factor edad, se encuentran
diferencias significativas en la variable dependiente sentimientos negativos de
realización personal (F=6.91; g.l.= 1, 111; p< 0.01), siendo el grupo de menor edad
el que obtiene una puntuación media más elevada.

Con respecto a los análisis de covariación entre las dimensiones de burnout y los
diferentes aspectos de la satisfacción laboral, las relaciones significativas se
obtienen entre los aspectos que componen el síndrome de burnout y la satisfacción
con los compañeros o colaboradores. Los valores de relación que se obtienen son
moderados y todos negativos, lo que pone de manifiesto una relación inversa entre
las variables.

4. DISCUSION

Los resultados de los análisis de covariación entre las variables medidas apoyan
los obtenidos en otras investigaciones en las que se encuentran relaciones inversas
entre burnout y satisfacción laboral, fundamentalmente en los aspectos relativos a
las relaciones interpersonales en el trabajo, y en las que se concluye que la
insatisfacción en el trabajo, en general, es un indicador de burnout en profesionales
sanitarios y que las relaciones interpersonales en el trabajo, en particular, son uno de
los predictores más potentes de burnout (Dolan, 1987; Hollingworth, Mattehs y
Hartnett, 1988; Reig y Caruana, 1990; García, 1991). Sin embargo, no se han
encontrado relaciones significativas entre burnout y la satisfacción con aspectos
intrínsecos del trabajo, cuando una de las conclusiones a las que se ha llegado en los
estudios previos es que, junto a los aspectos extrínsecos de tipo social, son los
aspectos relacionados con el contenido del trabajo los que han resultado tener más
relación con el estrés laboral. Nosotros mantenemos la hipótesis de que los
profesionales sanitarios son un grupo laboral que, en general, se encuentra satisfecho
con su trabajo. Esto puede quedar reflejado en el hecho de que son, precisamente,
los aspectos relacionados con el trabajo en sí mismo donde se encuentran mayores
niveles de satisfacción laboral en la muestra. Sin embargo, los niveles de
satisfacción obtenidos son moderados en general, lo que podría ser debido, de

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acuerdo con Porter y Steers (1983) y Vaquero (1993), a otros aspectos inherentes a
la organización en la que se encuentran inmersos, tales como pocas posibilidades de
promoción, retribuciones inadecuadas, escasez de personal, volumen excesivo de
trabajo, poco reconocimiento de su labor, etc. Cabe resaltar que, tanto en la
satisfacción con la retribución como con las posibilidades de ascenso, la mayoría de
los sujetos se sitúa en niveles bajos de satisfacción (67% y 95.5%, respectivamente).

En relación con la importancia de aspectos de carácter personal intervinientes en


la aparición del síndrome de burnout, se apuntan como factores relevantes las tres
variables consideradas, aunque en diferente medida. Con respecto a la edad, nuestros
resultados no nos permiten concluir que esta variable, por sí misma, esté influyendo
de manera significativa en la aparición del síndrome. Aunque se hayan establecido
diferencias en cuanto a los sentimientos de realización personal en función de la
misma, siendo los profesionales más jóvenes los que han informado de más
sentimientos negativos, esto no significa necesariamente que sean más vulnerables a
padecer burnout. De hecho, en la literatura existen resultados contradictorios. Los
nuestros van en la línea de trabajos como los de Maslach (1986) y Cherniss (1982),
en los que se informa que a mayor edad existe mayor seguridad en el trabajo y
menor vulnerabilidad a la tensión laboral. Probablemente, lo más acertado sea
interpretar la influencia de la edad como años de experiencia más que como edad en
sí misma. Con respecto a la influencia de la variable sexo, los resultados de
investigación también aportan conclusiones contradictorias. Según Maslach y
Jackson (1985) y Burke y Greenglass (1986), las mujeres sobrellevan mejor que los
hombres las situaciones conflictivas en el trabajo y soportan mejor la tensión laboral
en profesiones caracterizadas por mantener un contacto directo con los beneficiarios
del propio trabajo, mientras que autores como Freudenberger y North (1985) opinan
que es el colectivo femenino el más propicio al desgaste profesional ya que tiene que
hacer frente a una sobreabundancia de tareas laborales y domésticas. Los resultados
obtenidos en nuestro estudio, mayor despersonalización en el grupo de hombres,
están en la línea de los resultados obtenidos por Maslach y Jackson (1985) y Burke y
Greenglass (1986). Estos autores también obtienen mayores puntuaciones en la
dimensión de despersonalización en el grupo masculino y, teniendo en cuenta que
esta dimensión es la que se considera como el elemento clave del síndrome,
concluyen que el grupo con mayor riesgo para desarrollar burnout es el masculino.
En cuanto a la categoría profesional, en la misma línea que Maslach y Jackson
(1982) y Maslach (1986), nuestros resultados apuntan a que son los sujetos con una
categoría profesional más elevada y, por lo general, con mayor responsabilidad, los
más vulnerables al burnout, lo que se pone de manifiesto en mayores niveles de
cansancio o desgaste emocional.

Las variables consideradas parecen influir también en la satisfacción laboral


informada por los sujetos. En particular, las variables que provocan diferencias en
los niveles de satisfacción con aspectos específicos del trabajo son el sexo y la

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categoría profesional, siendo el grupo femenino el que se encuentra menos


satisfecho con las posibilidades de ascenso y el colectivo de médicos el que se
encuentra más satisfecho con las características intrínsecas del propio trabajo,
resultado este que parece contradecir el hecho de que haya sido también el grupo de
médicos el que ha informado de niveles más altos de cansancio emocional. Sin
embargo, es plausible pensar que un trabajo más cualificado y con mayores niveles
de responsabilidad, aunque produzca mayor agotamiento y tensión laboral, puede ser
también una fuente de satisfacciones personales.

Finalmente, señalar que los porcentajes de sujetos que obtienen puntuaciones


moderadas y altas en burnout y medias-bajas en satisfacción laboral, en nuestra
opinión, constituyen un grupo de riesgo que no se puede dejar de considerar. En la
muestra predominan niveles medios y altos en las tres dimensiones del síndrome de
burnout, siendo en las escalas de cansancio emocional y despersonalización donde
se obtienen mayores porcentajes de sujetos situados en niveles altos. Cualquier
avance en la identificación de factores que favorezcan la aparición de este síndrome
en una población determinada, puede ayudar al establecimiento de líneas de
actuación que tiendan a optimizar los recursos humanos de una organización, en este
caso, de la sanidad pública.

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Pines, A.; Aronson, E. & Kafry, Y. (1981). Burnout: from tedium to personal
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Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid – Año 1997 http://www.cop.es/publicaciones/clinica/clinica.htm

editorial

Estimados compañeros:

Como podéis observar, desde este número de la Revista «Clínica y Salud»


pasa a ser responsabilidad de la Sección de Psicología Clínica y de la Salud,
haciéndose cargo de ella la Junta Directiva elegida en abril de 1997.

La Sección tiene la responsabilidad de crear un medio de comunicación


entre los profesionales de clínica. En su Reglamento Interno (artículo, 3/3.2.3)
se recoge que tiene que «Editar una publicación periódica que sirva como
instrumento regular de comunicación y divulgación científica y profesional de la
Sección». Pensamos que Clínica y Salud puede ser el medio idóneo para ello,
más aún partiendo del hecho de que los colegiados tendremos la posibilidad de
recibir gratuitamente una de las revistas que edita el Colegio de Madrid.

Expresamos en primer lugar nuestro reconocimiento y agradecimiento a


todos los responsables anteriores que han creado, dirigido y mejorado la revista
que recogemos como publicación madura y consolidada. Agradecemos a J.C.
Duro, a A. Avila y a C. Rodríguez Sutil su labor, y también a todos los que han
colaborado desde el Consejo Editorial y Consejo de Redacción, así como a los
autores, revisores y suscriptores que han hecho posible un producto en el que la
Psicología Clínica se ha podido difundir.

Queremos expresar también nuestro deseo de que la Revista sea un vehículo


de comunicación científica de toda la profesión, independiente de orientaciones,
sector de trabajo o ámbito de aplicación. Deseamos que Clínica y Salud sea un
elemento de unidad profesional que sirva para aglutinar los avances producidos
en la Psicología Clínica española.

La Psicología atraviesa una etapa de crecimiento tanto en la expansión de


nuevos ámbitos de actuación como en el reconocimiento social y el progreso
científico que nos lleva a un periodo de grandes transformaciones. Nuestra
revista, sensible a estos cambios, está llamada a jugar un papel importante en
todo este proceso.

Por nuestra parte nos comprometemos a vigilar y cuidar el cumplimiento de las


condiciones requeridas por la comunidad científica para conseguir un
reconocimiento de su calidad y un aumento de su difusión, de forma que llegue a
convertirse en una referencia obligada dentro de nuestra profesión. Queremos
señalar que ésta revista al igual que todas las demás producidas por el COP, está
gestionando su inclusión en las bases de datos internacionales.

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Precisamente, para conseguir este objetivo es imprescindible que los nuevos


responsables de Clínica y Salud velen de manera especial por mantener, e
incluso aumentar, el nivel científico de los artículos.

Dicho esto, es nuestro deseo lograr una estructura abierta y flexible para
dar cabida y difusión a los variados aspectos en los que se mueve nuestra
profesión como la investigación, aplicación, comunicación y organización.

La Sección ha nacido para ser un cauce de participación de todos; por ello


os hacemos una llamada encarecida a todos, especialmente a aquellos cuya
especialidad es la Psicología Clínica y de la Salud y la Psicoterapia, para
invitaros a compartir con los lectores el fruto de vuestro trabajo, remitiendo a
«Clínica y Salud» para su publicación, investigaciones, reflexiones y
experiencias que sin duda serán un medio de enriquecer y potenciar nuestra
profesión de forma que podamos lograr una especialidad bien definida y fuerte.

Lucila ANDRES

Felipe MARIN

Directores de «Clínica y Salud»

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