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Presentacion Ritual Ordenes - MX
Presentacion Ritual Ordenes - MX
DIÁCONOS
La Iglesia que peregrina en México está realizando una campaña para conseguir que la celebración de
los sacramentos sea verdaderamente digna. Ésa es la razón por la que en este Encuentro de Comisiones
diocesanas de Pastoral litúrgica estudiaremos un elemento del Pontifical Romano, reformado por el
mandato del Concilio Vaticano II, promulgado por su Santidad, el Papa Pablo VI, y revisado por su
Santidad, el Papa Juan Pablo II. Su traducción para México ha sido aprobada por la Conferencia del
Episcopado Mexicano y confirmada por la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los
Sacramentos.
Se trata del Ritual de Órdenes, en su segunda edición típica. Como fue uno de los primeros rituales
emanados de la reforma litúrgica, después de mucho tiempo de experiencia litúrgica, era necesario
hacer una revisión para mejorarlo. No se trata, pues, de un nuevo ritual. Es el mismo, mejorado.
Nos encontramos con un ritual en su segunda edición típica. Para su revisión se ha tenido muy en
cuenta la experiencia de los anteriores rituales y los años de praxis pastoral de la edición típica
aparecida en 1968, con una serie de cambios muy significativos, entre los que destaca la creación de
nuevos Praenotanda y cambios en la eucología, pues se han hecho correcciones al texto, aumento de
nuevos textos, añadiduras y clarificaciones, siempre en la línea de enriquecer y hacer más expresivo el
ritual.
Una nueva edición de un libro litúrgico sirve para aprovechar el interés que despierta lo novedoso de su
edición, con sus características propias; nos ayuda para la relectura catequética y la revisión del uso de
los textos que expresan la “lex orandi”; el conocimiento del ritual nos ayuda para una celebración más
expresiva y para clarificarnos su sentido.
Para la revisión del Ritual de Órdenes partimos del mandato del Concilio Vaticano II. En SC 76 se
manda hacer la revisión de los ritos y los textos, y esto fue lo que motivó la revisión general que se hizo
del ritual por parte del Consilium, de tal modo que fue en la historia de la reforma litúrgica el primer
ritual que apareció en su edición típica en 1968.
Siendo el primer ritual promulgado por la reforma, le faltaba tener en cuenta la experiencia que poco a
poco fue clarificando la reforma litúrgica, puesto que se editó sin Praenotanda, que es, tal vez, el
elemento más novedoso de las ediciones motivadas por la reforma litúrgica.
El ritual de Órdenes de 1968 se introduce con una Constitución Apostólica: “La revisión del Pontifical
Romano” de Pablo VI, con fecha 18 de junio de 1968.
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La Constitución Apostólica presenta el acceso a las órdenes de la menor a la mayor, cosa que influyó en
la forma de presentar el esquema partiendo de las antiguas órdenes menores y llegando a la última,
como quien sigue, por llamarlo como antes se decía, una “carrera eclesiástica”.
En México propiamente no se realizó una edición oficial del Ritual de Órdenes, ni se ha editado el
Pontifical, pero el Ritual se dio a conocer por medio del libro que se llamó “Ritual completo de los
Sacramentos”, editado en 1976. En 1978 apareció y se vendió en México el Pontifical traducido e
impreso por el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), por medio del Departamento de
Liturgia de dicho Consejo oficial (DELC). Presenta un capítulo sobre sacramento del Orden, con los
documentos preliminares y los ritos de cada ordenación.
Entre paréntesis he de decir, dado que éste es un encuentro en que se hablará de los ministerios, que el
siguiente capítulo en el Pontifical está dedicado precisamente a los Ministerios.
En 1990 vio la luz la segunda edición típica del Ritual de Órdenes. Siempre, y como de costumbre
desde la reforma, cuando aparece algo nuevo, implica novedades, y así se planteó esta revisión y puesta
al día del ritual. Efectivamente, aparecen una serie de novedades, de las que en este trabajo
puntualizamos las principales. Tanto en la estructura del ritual, como en el aspecto celebrativo, lo cual
le da vida a un ritual, ya que busca ante todo que la celebración sea más expresiva, significante y clara;
como exige la necesidad de una comunidad que participa activa, consciente y fructuosamente en la
celebración.
No hay que decir que la segunda edición es un libro nuevo, puesto que los libros nuevos ya emanaron
de la reforma litúrgica; más bien nos encontramos con un libro reeditado, por lo tanto, mejorado y
mejor presentado, y, como todo libro litúrgico, tiene por objetivo educarnos en la visión que del
sacramento en cuestión debemos tener. Sólo comprendiéndolo se puede asumir y vivir el contenido
litúrgico del ritual.
el sacramento del Orden se confiere en diversos grados y esto es lo que constituye la sagrada
jerarquía.
se reforma (el ritual) para esclarecer la enseñanza sobre la naturaleza y efectos del sacramento
del Orden que el Concilio clarificó y que ahora se convierte en “lex orandi”.
los textos y los ritos son expresión de las cosas santas que significan, de modo que puedan ser
comprendidas y se participe en ellas.
que la celebración sacramental sea plena, activa y propia de una comunidad.
en la ordenación Episcopal se confiere la plenitud del sacramento del Orden, para ser el sumo
Sacerdote de una grey, que será para ella quien ejercite la función de santificar, enseñar y
gobernar.
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por la imposición de las manos y la plegaria de Ordenación se confiere la gracia del Espíritu
Santo y se imprime el carácter sagrado.
los presbíteros dependen de los Obispos. Unidos a ellos en virtud del sacramento del Orden, son
sacerdotes del Nuevo Testamento, a imagen de Cristo, sumo y eterno Sacerdote, para predicar el
Evangelio, apacentar a los fieles y para celebrar el culto divino y servir a Cristo Maestro,
Sacerdote y Rey.
el presbítero como ayudante del Orden Episcopal.
la parte central del rito de la Ordenación de presbíteros es la imposición de manos y la plegaria
de Ordenación.
los diáconos son el grado inferior de la jerarquía, a los que se les impone las manos “no para el
sacerdocio, sino para el ministerio” (Constitutiones Ecclesiae Aegiptiacae III, 2).
servir al pueblo de Dios en comunión con el Obispo y su presbiterio, en el ministerio de la
liturgia, de la palabra y de la caridad.
es un grado propio y permanente de la Jerarquía.
en la revisión del rito ha sido necesario añadir, suprimir o cambiar algunas cosas, restituir los
textos a su forma más antigua, hacer más claras algunas expresiones y quedar mejor expuestos
los efectos del Sacramento.
Están divididos en dos partes, una que podríamos llamar los praenotanda en general o introducción
general, y la otra, los praenotanda particulares que acompañan cada capítulo correspondiente a cada
grado del Orden.
Son en este ritual una novedad porque la edición típica carecía de ellos y con una característica que
surge de su estudio; que son muy elaborados, ya que el libro litúrgico del Concilio Vaticano II no sólo
suele acompañarse de las rúbricas, sino que éstas llevan a un nuevo espíritu, en el que se encuentra la
riqueza doctrinal del sacramento y así se puede descubrir el significado más auténtico de la celebración.
Los praenotanda particulares corresponden a cada uno de los capítulos del ritual:
* * *
PRAENOTANDA GENERALES
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Los praenotanda generales podríamos decir que están construidos de la manera habitual de todos los
rituales litúrgicos.
I. LA ORDENACIÓN SAGRADA
La base de la Ordenación sagrada es que quienes reciben la ordenación son instituidos en el nombre de
Cristo y reciben el don del Espíritu Santo para servir a la Iglesia con la palabra y la gracia. Misión que
brota del mismo Cristo enviado por el Padre (Jn 10, 36); y este ministerio eclesiástico es instituido por
Dios, se ejerce en los diversos órdenes y desde la antigüedad ha recibido el nombre de Obispo,
Presbítero y Diácono.
Praenotanda 3. Los Obispos, definidos según LG 26, son aquéllos que están cualificados por la plenitud
del sacramento del Orden. En la ordenación reciben el Espíritu Santo, son hechos verdaderos y
auténticos maestros de la fe, pontífices y pastores, en el espíritu de Ch D 2, y por lo tanto están
capacitados para presidir la grey del Señor en la persona de Cristo Cabeza.
Praenotanda 4. Los presbíteros son presentados como quienes, aunque no tengan la plenitud del
sacerdocio, dependen de los Obispos en el ejercicio de su poder, aunque están vinculados a ellos en el
honor del sacerdocio.
Por el sacramento del Orden quedan consagrados como verdaderos sacerdotes de la Nueva Alianza a
imagen de Cristo, para anunciar el Evangelio, dirigir a los fieles y celebrar el culto divino.
Praenotanda 5. Se presenta a los Diáconos, a quienes se les imponen las manos para realizar un servicio
y no para ejercer el sacerdocio. Con la gracia y en comunión con el Obispo y los presbíteros, están al
servicio del Pueblo de Dios en el ministerio de la liturgia, de la palabra y de la caridad (LG 29).
La única forma de conferir la Ordenación sagrada es por la imposición de manos del Obispo y la
plegaria de Ordenación, pues con ella se bendice a Dios y se invoca el don del Espíritu Santo para
poder cumplir con el ministerio conferido.
Por lo tanto, por la imposición de las manos y la plegaria de Ordenación, se confiere el don del Espíritu
Santo y se imprime el carácter sagrado, cada uno a su modo (Obispos, presbíteros, diáconos). De esta
manera quedan configurados con Cristo.
A los fieles se les pide oración en silencio, y una participación en la plegaria de Ordenación
escuchándola y uniéndose a la aclamación final, la cual confirman y concluyen.
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Los ritos de preparación a la liturgia de Ordenación tienen importancia. Son los siguientes:
La homilía, que siempre debe brotar de la Palabra de Dios proclamada en la celebración, nos lleva a
pensar en dos cosas: por un lado, la riqueza del leccionario de este ritual y, por otro, cómo la homilía se
integra al rito de preparación de la ordenación. Por lo tanto, no es una entidad aislada sino un elemento
integrado en el conjunto de la celebración. De ahí también la importancia del texto catequético-
homilético que aporta el ritual, para ser fuente de instrucción e inspiración de una bella homilía que
tiene que acompañar este rito tan significativo en la vida de un cristiano que se ordena.
Las promesas de los elegidos. Son las actitudes con las cuales se presenta un candidato. Aquí ha habido
un cambio con relación a la primera edición: en el interrogatorio se presenta primero la pregunta que
tiene referencia a la Palabra y después las que se refieren al ministerio de los sacramentos. Como
siempre, la pregunta está relacionada con la promesa que hace el ordenando.
La oración litánica. Es el nuevo título con el que se presenta la oración de la Iglesia en forma de letanía
de los santos, término que también se usa en las rúbricas. En cada una de las ordenaciones tiene
algunos elementos propios y la invocación especial de algunos santos que no deben faltar.
Ritos explicativos para las diversas ordenaciones. Los cuales tienen la función de manifestar
externamente la acción que ha realizado el Espíritu Santo y cómo se le confiere a cada uno en su propia
ordenación, y así se ilustra con los elementos propios de cada Orden su actividad eclesiástica y
litúrgica, manifestando el Orden al que se pertenece, ya que señalan las funciones conferidas gracias a
la imposición de las manos y a la invocación del Espíritu Santo (plegaria de Ordenación).
El rito de Ordenación se hace dentro de la Misa. Se aconseja como día propio el domingo, debido a la
importancia teológica del día. Esto nos ayuda a resaltar algunos aspectos que hay que tener en cuenta
en el domingo.
El ceremonial de los Obispos atinadamente hace una descripción para entender mejor el sentido del
domingo, contexto en el que se realiza la Ordenación: “Puesto que el día del Señor es el núcleo y el
fundamento del año litúrgico, por medio del cual la Iglesia despliega todo el misterio de Cristo” (CO
228). Es el día de la Eucaristía (cf DD), Dies Christi, Día del Señor Resucitado y del don del Espíritu
Santo (DD 27-28). Dies Ecclesiae: la asamblea eucarística, centro del domingo. La Eucaristía; un don
para la misión (Lineamenta: la Eucaristía, fuente y cumbre de la vida y de la misión de la Iglesia; cap.
VII, 65 y ss.). La Eucaristía, principio y proyecto de “Misión” (MND, cap. IV). Valoración e
importancia del domingo y de la Misa estacional del Obispo (Año de la Eucaristía: sugerencias y
propuestas 8, 34). También se pide la asistencia de los fieles y que asistan para tener una participación
activa en la celebración.
El rito de la Ordenación tiene un nexo íntimo con la Misa celebrada, pues ésta se manifiesta por la
riqueza de los formularios propios en la Plegaria eucarística, en la bendición final, en las lecturas, con
un Leccionario muy rico, y la Misa ritual en la colación de Órdenes.
Lecturas bíblicas:
Antiguo Testamento 4
Nuevo Testamento 14
5
Salmo responsorial 8
Aclamación 4
Evangelio 13
Total: 43 textos escriturísticos
III. ADAPTACIONES
La Conferencia Episcopal puede buscar algunas adaptaciones para hacer más expresivo el rito,
destacando estos aspectos:
En la ordenación de Presbíteros:
antífona Jr 3, 15, con el Salmo 18
revestimiento y unción de las manos: antífona propia, con el Salmo 109
un elemento novedoso: responsorio para el momento del beso de paz (RO 137) o bien,
antífona, con Salmo 99
antífona de la Comunión: Mc 16, 15; Mt 28, 20, con el Salmo 33
En la ordenación de Diáconos:
antífona Jn 12, 26, con el Salmo 112
revestimiento: antífona, con Salmo 83
en el beso de la paz: antífona, con el Salmo 145
antífona de la Comunión: Mt 20, 28.
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* * *
1. Importancia de la Ordenación
RO 12. Se es constituido miembro del Cuerpo de los Obispos en virtud de la Ordenación episcopal y
por la comunión jerárquica con la Cabeza del Colegio y sus miembros.
El nombre propio con el que se designa el rito por el cual se le constituye a alguien como Obispo es el
de Ordenación episcopal; se supera el antiguo concepto de consagración, con toda la teología que esto
implica.
predicar el Evangelio
santificar a los fieles con los sacramentos
o regulan la administración del Bautismo
o ministros originarios de la Confirmación
o confieren las sagradas Órdenes
o moderadores de la disciplina penitencial
o administradores de la gracia, sobre todo en la Eucaristía
2. Oficios y Ministerios
3. La celebración
Lugar de la celebración: la iglesia Catedral; sobre todo el Obispo residencial debe tomar ahí posesión
de su Cátedra, como parte de la celebración.
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Estilo de la celebración: Misa estacional (CE 119: “La Misa estacional manifiesta tanto la unidad de la
Iglesia local, como la diversidad de ministerios alrededor del Obispo y de la Sagrada Eucaristía”).
Procesión de la Misa estacional, turiferario, Cruz alta y los siete candeleros, los que desempeñan un
oficio, el diácono portador del libro de los Evangelios, los demás diáconos, los presbíteros
concelebrantes, el elegido con sus dos presbíteros asistentes, los Obispos ordenantes y el Obispo
ordenante principal.
Los ritos iniciales y la liturgia de la Palabra se realizan del modo acostumbrado, hasta el Evangelio
inclusive.
Liturgia de Ordenación
Oración litánica o letanía de los Santos. Esta edición cuenta con una novedad, y es la
invocación de los doce apóstoles. También está estructurada en orden jerárquico y cuando se
introduce a santos patronos, como por ejemplo de la diócesis o del Obispo electo, introdúzcase
en el orden que le corresponde.
ORDENACIÓN
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Imposición de las manos y plegaria de Ordenación. Se impone las manos en silencio y es necesario
ayudar a la comunidad presente para que viva esta experiencia de silencio; no se puede tener ningún
canto.
Se puede tener en cuenta en la monición antes del rito, que la colocación del libro de los Evangelios
sobre la cabeza del Obispo y sostenido por dos diáconos, simbolizan el día de Pentecostés en el que los
apóstoles fueron cubiertos con la sombra del Espíritu Santo.
Unción de la cabeza y entrega del libro de los Evangelios. Es muy conveniente que el Crisma que se
use esté perfumado, para que exprese mejor el sentido de la unción y que sea abundante.
El libro de los Evangelios debe permanecer en el altar después de la proclamación del Evangelio, para
ser colocado sobre la cabeza del Obispo y después entregado a él.
Recepción del anillo, signo de fidelidad para con la esposa santa de Dios, que es la Iglesia.
Si el Ordenado goza de Palio, se le coloca sobre los hombros, símbolo de la autoridad metropolitana.
Recepción de la Mitra, con una nueva fórmula para la segunda edición de este ritual, relacionada con la
santidad y la corona de gloria.
Entronización en la Cátedra
Recepción del Beso de paz, el cual únicamente pueden dar los Obispos, no es una felicitación, es la
bienvenida a ser miembro de un colegio, encabezados por el Romano Pontífice. La segunda edición del
ritual prevé una antífona y un Salmo como canto propio.
Liturgia eucarística
El Obispo ordenado, si está en su diócesis, puede celebrar la liturgia eucarística; el ritual tiene sus
indicaciones precisas.
Las Plegarias eucarísticas tienen intercesión propia previendo las diversas ordenaciones. En el ritual de
México están muy bien especificadas todas las posibilidades; será un instrumento de gran ayuda para el
maestro de celebraciones litúrgicas saber que tiene contemplado todos los casos, además si la
ordenación se celebra en domingo no hay que dejar de lado la mención del Día del Señor.
Rito de conclusión
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Canto del himno Te Deum, laudamus, con el recorrido de la iglesia bendiciendo a todos.
El nuevo Obispo puede dirigir unas palabras al pueblo reunido, si está en su diócesis desde la Cátedra u
otro lugar oportuno.
Se puede impartir la bendición solemne. Lo puede hacer el Obispo ordenado o el ordenante principal.
Se despide al pueblo y regresan procesionalmente a la sacristía del modo acostumbrado. Creo que es
importante insistir en que el regreso es procesional.
* * *
1. Importancia de la Ordenación
RO 101. La Ordenación confiere a los presbíteros el sacramento que mediante la unción del Espíritu
Santo, marca a los sacerdotes con un carácter especial, así se identifican con Cristo sacerdote y actúan
como representantes de Cristo Cabeza.
Los presbíteros tienen parte en el sacerdocio y en la misión del Obispo, como cooperadores del Orden
episcopal, llamados a servir al Pueblo de Dios y formar un único presbiterio.
2. Oficios y ministerios
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3. La celebración
La Iglesia local que recibirá a los nuevos presbíteros se debe preparar para la celebración; por su parte,
los candidatos se preparan haciendo ejercicios.
Procúrese el mayor número de asistentes e insístase, como en la Ordenación del Obispo, que sea en
domingo o día festivo.
La celebración de las Órdenes se realiza dentro de la Misa estacional, como se ha indicado para la
Ordenación del Obispo.
Los candidatos deben manifestar la voluntad de cumplir su ministerio, según los deseos de Cristo y de
la Iglesia y siempre bajo la autoridad del Obispo.
Importancia de la imposición de manos del Obispo y de la plegaria de Ordenación por medio de la cual
se les confiere a los candidatos el don del Espíritu Santo para su función presbiteral.
Los candidatos son revestidos con la estola presbiteral y la casulla, que manifiestan visiblemente el
ministerio que ejercen en la liturgia.
El ministerio se hace más explícito por la unción de las manos, que significa la peculiar participación
de los presbíteros en el sacerdocio de Cristo.
Con la entrega del pan y del vino se indica que debe presidir la celebración eucarística en el
seguimiento de Cristo crucificado.
Con el beso de paz se significa la acogida de los nuevos colaboradores en su ministerio; luego los
presbíteros saludan con el beso de paz, simbolizando así el común ministerio en su Orden.
Los ordenandos ejercen por primera vez su ministerio en la liturgia concelebrando con el Obispo y los
demás presbíteros.
libro de la Ordenación
casulla para los ordenandos
gremial
santo crisma
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La Ordenación debe ser hecha junto a la cátedra, de modo que se pueda ver bien la acción litúrgica,
para facilitar una participación activa, fructuosa y consciente.
Se dice en la rúbrica que debe estar todo dispuesto, lo cual implica una organización y preparación para
la celebración.
La procesión, como de costumbre, prototipo la de la ordenación del Obispo. El lugar que ocupan los
ordenados en la procesión es después de los diáconos, antes de los presbíteros.
Los ritos iniciales y la liturgia de la Palabra se realizan del modo acostumbrado, hasta el Evangelio,
inclusive.
Liturgia de la Ordenación
Ordenación
La plegaria de Ordenación de los presbíteros en esta segunda edición fue la que más modificaciones
tuvo, par ajustarla al sentido auténtico.
Unción de las manos y entrega del pan y del vino; primero, la colocación de la estola al estilo de los
presbíteros y luego la casulla, luego la unción de las manos; para este momento se prevé un canto con
su antífona y el Salmo 109 o canto con idénticas características.
Para la entrega del pan y del vino al neo presbítero aparece un elemento novedoso; son los fieles los
que deben llevar la patena con el pan y el cáliz don el vino y el agua (se entiende una patena con
suficiente pan).
Beso de paz del Obispo y de los presbíteros. Remitimos a lo dicho en la Ordenación del Obispo, y aquí
también aparece un nuevo elemento que antes no se encontraba, el canto de un responsorio, muy
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expresivo en su contenido teológico, u otra posibilidad que es una antífona con el Salmo 99, parece que
es una buena forma de terminar una liturgia sacramental.
Liturgia Eucarística
La liturgia eucarística se concelebra como de costumbre, pero se omite la preparación del cáliz, pues ya
se preparó con antelación y se entregó a los neo presbíteros.
En las Plegarias eucarísticas hay una mención especial sobre los recién ordenados; no la hacen ellos
mismos, otro presbítero concelebrante es quien la hace.
Otro elemento novedoso es que después de la Comunión se puede cantar un canto de acción de gracias,
lo cual implica una comunidad gozosa por la recepción de la Eucaristía concelebrada por los recién
ordenados (habría que pensar en un salmo de alabanza o en el Magnificat o tal vez en el Te Deum
laudamus, como en alguna ocasión lo escuché en San Pedro del Vaticano.
Rito de conclusión
La bendición solemne está estructurada principalmente para los ordenados; después se bendice a todo
el pueblo.
— El Formulario II del Ritual trae Rito de la ordenación de presbíteros cuando se confiere a uno solo
(la estructura es la misma, sólo que todo está puesto en singular).
* * *
1. Importancia de la Ordenación
Los diáconos se ordenan mediante la imposición de las manos heredada de los apóstoles, para
desempeñar su ministerio por la gracia sacramental.
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estar dedicados a los oficios de la caridad y de la administración
Los que van a ser ordenados diáconos deben ser admitidos por el Obispo como candidatos.
Por la libre aceptación del celibato ante la Iglesia, los candidatos al diaconado se consagran a Cristo de
un modo nuevo.
Se les encomienda la función de la alabanza divina con la celebración de la Liturgia de las Horas, y la
oración por el pueblo de Dios y por todos los hombres.
2. Oficios y ministerios
3. La celebración
libro de la Ordenación
estolas y dalmáticas
la Ordenación junto a la cátedra, de tal manera que los fieles puedan ver la acción litúrgica
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RITO DE LA ORDENACIÓN DE DIÁCONOS
Liturgia de la Ordenación
Ordenación
Liturgia eucarística
en las Plegarias Eucarísticas hay mención especial de los diáconos recién ordenados
Comunión bajos las dos especies a los fieles
los diáconos recién ordenados ayudan al Obispo a la distribución de la Comunión, sobre todo
como ministros del cáliz
Rito de conclusión
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se vuelve procesionalmente a la sacristía
— Formulario II: Rito de la ordenación de Diáconos cuando se confiere a uno solo: misma estructura,
sólo que en singular.
* * *
CAPÍTULO IV
El cap. IV trae la Ordenación de diáconos y ordenación de presbíteros cuando se han de conferir en una
misma acción litúrgica.
* * *
APÉNDICES
1. Cantos
3. Leccionario
Este Ritual, como todos y cada uno, tiene su propia historia a nivel de la Iglesia y a nivel de la Iglesia
en México. El 29 de junio de 1989, en la Solemnidad de San Pedro y San Pablo, en la sede de la
Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, con el Decreto Prot. CD 145/89,
se dio a conocer la Editio Typica altera en latín, señalando los aspectos de la revisión realizada a la
primera edición, con los elementos particulares:
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Edición enriquecida con una Introducción General (Praenotanda).
Cambio de la distribución del libro: comienza por la ordenación del Obispo, dado que él recibe
la plenitud del Orden sagrado. Los presbíteros son sus cooperadores, y los diáconos son
ordenados para el ministerio del Obispo. Se acabó la visión de “carrera” eclesiástica.
En la plegaria de ordenación, algunos enriquecimientos, sin tocar lo esencial de las fórmulas.
Los interrogatorios son más explícitos, especialmente para los presbíteros, sobre todo con miras
al ejercicio del ministerio de la reconciliación y la celebración de la Eucaristía.
El Rito para la aceptación del sagrado celibato está insertado en el cuerpo de la ordenación.
El interrogatorio sobre el respeto y la obediencia al Obispo diocesano en la ordenación de
diáconos y presbíteros, para fomentar la unidad de todos los clérigos.
Como apéndice, el Rito para la admisión de los candidatos al diaconado y al presbiterado, con
pequeñas modificaciones. La Conferencia Episcopal tiene a su cargo preparar la edición en
lengua vernácula y llevar a la práctica los textos, ritos y normas.
En 1997 la Congregación del Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos dio un decreto indicando
lo siguiente:
Confirmación de las Plegarias del Rito de la Ordenación del Obispo, los Presbíteros y los
Diáconos, como texto unificado.
El 19 de agosto de 1997, el Papa Juan Pablo II aprobó la nueva traducción de las fórmulas
sacramentales y las declaró texto unificado para la lengua castellana.
A partir del 30 de noviembre las nuevas traducciones entraron en uso.
Texto dirigido a Mons. Sergio Obeso, Presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano.
El 28 de octubre de 1997 se editó un folleto para México con las nuevas plegarias y con el texto de las
ordenaciones tal y como se tenía en el Ritual completo de los sacramentos.
Posteriormente, valiéndose del ritual latino, se comenzó la revisión total del ritual, trabajo que por su
delicadeza llevó mucho tiempo. En el ínterim se realizó una reunión del Departamento de liturgia del
CELAM, en la que se pidió a México que tradujera lo relativo a las Órdenes para la nueva edición del
Pontifical del CELAM. La traducción se envió oportunamente al CELAM y fue la base de la
traducción para México.
El 13 de noviembre de 2003, con carta al Card. Francis Arinze, prefecto de la Congregación para el
Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, se pidió el “reconocimiento” para la edición de
México del Ritual de Órdenes, con una nota aclaratoria: el texto es idéntico al del CELAM, excepto en
las letanías de los santos donde aparece lo propio de México; desde luego, se respeta el texto unificado
de las Plegarias de ordenación.
El 2 de agosto de 2004 se recibió la “recognitio” del ritual de Órdenes para las diócesis de México,
dirigido el texto al Obispo presidente de la CEM, Mons. José Guadalupe Martín Rábago, obispo de
León, ratificada por el Papa Juan Pablo II.
En octubre de 2005 salió a la luz pública la primera edición del Ritual de Órdenes para México, en su
segunda edición típica. La presentó por Mons. Jonás Guerrero, actual Presidente de nuestra Comisión
Episcopal de Pastoral Litúrgica.
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CONTENIDO DE LA EDICIÓN MEXICANA. LIBRO DE ALTAR Y ESTUDIO
Esta edición consta de dos presentaciones, la primera para ser utilizada en la celebración, con una
presentación más fina. La portada es de Fray Gabriel Chávez de la Mora, OSB; cuenta con unas
ilustraciones procedentes del ritual italiano que, con permiso, se colocaron en nuestra edición para darle
más dignidad al libro. La presentación llamada “para estudio”, está pensada para estudio en los
seminarios, guía espiritual de lectura, preparación de la celebración litúrgica de los sacramentos.
Praenotanda. Se ha dejado el título latino debido a la importancia que tiene este género literario-
litúrgico.
Los capítulos, comenzando por la ordenación del Obispo, luego la de los presbíteros y finalmente la de
los diáconos, con su introducción general y su desarrollo ritual.
II. Elenco de lecturas bíblicas, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento. Es muy conveniente
tener en cuenta, aunque no aparece explícitamente, el tiempo de Pascua para la elección adecuada de
textos.
APÉNDICES
Apéndice II: Rito para la admisión de candidatos al Orden Sagrado, con sus propios praenotanda y el
rito como tal, con algunas modificaciones con respecto al rito anterior y su elenco de lecturas bíblicas.
LECCIONARIO
Tal vez, como dije el año pasado, sea conveniente integrarlo al volumen V del Leccionario, para mayor
dignidad del libro, para colocarlo en el ambón y de ahí proclamar la Palabra.
CONCLUSIÓN
Hemos tratado de hacer un amplio recorrido por el RO en su segunda edición típica. Podemos presentar
una conclusión general que ayude a ver cómo proyectar en la vida la riqueza del sacramento del Orden.
Partimos de un principio: en este sacramento, como en todos y en toda la liturgia de la Iglesia, hay una
presencia muy especial de Cristo, que se va concretizando en estos aspectos manifestados en la plegaria
de Ordenación, que exigen traducción en la vida Cristiana.
Finalmente, en la Ordenación de los diáconos, se pide la “gracia de los siete dones” (septiformis tuae
gratiae), dones que edifican y construyen la Iglesia, por medio de la expresión del servicio.
El Espíritu que se pide para los candidatos es para que, configurados con Cristo, vivan y sirvan, lo cual
está expresado en este elemento fundamental de la Ordenación; así, el candidato se habilita como
instrumento sacramental de la presencia de Cristo y de su acción salvífica.
Vivamos este hermoso sacramento, principalmente los que son Obispos, presbíteros y diáconos,
hagámoslo atractivo para los que se están formando y para que sienta la necesidad de él todo el pueblo
de Dios, viviéndolo como consagración y configuración con Cristo, Sumo y Eterno Sacerdote.
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