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Fallo del 20 de noviembre de 1950

La Corte Interamericana de Justicia se pronunció en un primer fallo sobre la


controversia suscitada entre Perú y Colombia debido al asilo otorgado por la
Embajada colombiana a Victor Raúl Haya de La Torre.

Colombia invoco principalmente tres normas internacionales para sustentar el


por qué había concedido el asilo a Haya de La Torre; las cuales fueron: el
Acuerdo Bolivariano de 1911, la Convención de La Habana de 1928 y la
Convención de Montevideo de 1933 (la cual fue desestimada por la Corte
porque el Perú no se encontraba ratificado en este). Así mismo, señalo que a la
luz del derecho internacional americano se encontraba facultado de poder
calificar la naturaleza del delito a los efectos del asilo.

Ante este último argumento, la respuesta de la Corte fue que no existía problema
alguno si solo se trataba de una calificación provisional, la cual si después de ser
examinada era impugnada, se sometía a controversia. Sin embargo, lo que
ocurrió in facto fue que Colombia reivindicaba un derecho de calificación
definitiva y unilateral, obligatoria para Perú; por lo que la Corte consideró que
Colombia no había probado que existiera, regional o localmente, un uso
constante y uniforme de calificación unilateral como un derecho del Estado de
asilo.

Como se mencionó anteriormente, una de las normas a la que se recurrió fue el


Acuerdo Bolivariano, el cual vincula a los países de Ecuador, Perú, Bolivia,
Colombia y Venezuela, y regula la Extradición. De este Acuerdo, cabe resaltar el
Articulo III el cual señala lo siguiente: “No se acordará la extradición de ningún
prófugo criminal si el hecho por el cual se pide se considera en el Estado requerido como
delito político o hecho conexo con él y ninguna persona entregada por cualquiera de los
Estados contratantes al otro, será juzgada ni castigada por ningún crimen o delito
político, ni por ningún acto conexo con él, cometido antes de su extradición. Tampoco
ese acordará la extradición si la persona contra quien obra la demanda, prueba que ésta
se ha hecho con el propósito de juzgarle o castigarle por un delito político o hecho
conexo con él (…).”

Por otro lado, también se fundamentó en la Convención de La Habana, la cual


es una convención sobre el Asilo. Lo que se señala en su artículo I es que no es
lícito dar asilo a personas acusadas o condenadas por delitos comunes (…)
y que en caso sucediera que dichas personas se refugiaron en territorio
extranjero la entrega se efectuará mediante extradición (…). En el artículo II
regula el asilo de delincuentes políticos, especificando que solo puede ser
concedido el asilo en casos de urgencia y por el tiempo estrictamente
indispensable para que el asilado se ponga de otra manera en seguridad.

También, Colombia alegó que era obligación de Perú emitir un salvoconducto, el


cual aseguraría que el asilado abandone el país con total seguridad. Respecto a
esto, la Corte señalo que si bien está establecido en la Convención de La Habana
que se puede expedir un salvoconducto a pedido del país que otorgo el asilo,
esta debe realizarse después de que el Estado territorial exigiera que el asilado
abandone el país, lo cual no había exigido el Perú y por eso, la expedición del
salvoconducto no resultaba una obligación para Perú.

Ante todo lo desarrollado, Perú emitió una reconvención en la que afirmaba que
se le había concedido el asilo a Haya de La Torre contraviniendo lo establecido
por la Convención de La Habana, específicamente porque no se le acusaba de
un delito político sino de un delito común y porque no existía la situación de
urgencia requerida para conceder el asilo.

En relación al primer punto, la Corte determinó que la acusación contra Haya de


La Torre era por rebelión militar, lo cual no constituía un delito común por lo tanto,
rechazo ese punto de la reconvención. Por el contrario, después de realizar un
análisis del contexto del momento en que ocurrieron los hechos y del momento
de la controversia, concluyo que la Embajada colombiana no había tomado en
cuenta los presupuestos necesarios ya que no se apreciaba ningún caso de
urgencia.

Finalmente el fallo de la Corte fue que la concesión del asilo era contraria a lo
establecido en el artículo 2 de la Convención de La Habana.

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