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Existen tres principios básicos que gobiernan la ley de la siembra y la cosecha:

1. El resultado de la ley es multiplicativo. Aunque parezca lógico, no deseo asumir que


todos tenemos claridad respecto a este punto. El resultado multiplicativo de esta ley está
demarcado en el hecho de que una persona siembra una semilla, pero como cosecha no se
obtiene otra semilla, sino que el resultado de dicha siembra será un árbol, una planta o un
arbusto que tiene muchos frutos y muchas semillas dentro de esos frutos. La Biblia dice:

“Porque siembran viento, y recogerán tempestades...” (Oseas 8:7).

Todo agricultor conoce este principio. Es más, vive por la operación de este principio. Es de
allí de donde proviene su utilidad.

2. El proceso tiene un orden lógico. Es muy simple, nadie puede pretender obtener una
cosecha sin haber sembrado antes. Si volvemos al caso del agricultor, es imposible que él
pretenda recoger una cosecha si algún tiempo atrás no sembró su campo. Esto parece muy
lógico y claro, pero usted se asombraría de la cantidad de gente que he encontrado que
espera obtener cosechas sin haber sembrado. Más adelante lo explicaré en detalle.

3. El tipo o género de la cosecha está determinado por el tipo o género de semilla . Es


factible que a usted le parezca muy elemental lo que le estoy compartiendo en este capítulo,
pero se sorprendería al saber la cantidad de personas que no tienen claro este principio y su
operación.

En el ámbito natural, es muy lógico llegar a la conclusión de que si se siembra una semilla
de naranja, se va a tener como cosecha un árbol que va a producir muchas naranjas y dentro
de cada naranja tendremos muchas semillas de naranja. Sin embargo, muchas personas se
olvidan de que en lo espiritual sucede exactamente lo mismo; por ejemplo, hay personas
que siembran semillas de chisme y creen que no van a tener como cosecha mucho chisme
(subrayo la palabra “mucho” porque recuerde que el resultado de la ley de la siembra y la
cosecha es multiplicativo). Entendemos, pues, que en el ámbito espiritual va a suceder lo
mismo que en el ámbito natural: de cualquier tipo de semilla que usted siembre, recogerá
una cosecha multiplicada del mismo género. Veamos lo que dice la Biblia respecto a este
principio:

“Y dijo Dios: ‘Produzca la tierra vegetación: hierbas que den semilla, y árboles frutales
que den fruto sobre la tierra según su género, con su semilla en él’. Y fue así. Y produjo la
tierra vegetación: hierbas que dan semilla según su género, y árboles que dan fruto con su
semilla en él, según su género. Y vio Dios que era bueno” (Génesis 1:11-12).

Sobre la ley de la siembra y la cosecha, debo informarle que hay elementos que deben estar
presentes para la actividad normal de esta ley. Veamos:

1. El sembrador. Se requiere de una persona que inicie el proceso, alguien que esté
dispuesto a dar algo que posee y sembrarlo con el propósito de obtener fruto a
cambio de su siembra.
2. El terreno. Este es el lugar en el cual vamos a depositar la semilla. Para obtener una
buena cosecha necesitamos escoger un lugar adecuado para sembrar nuestra semilla
pues nadie siembra en el desierto esperando tener una gran cosecha a cambio.
3. Abono. Son los nutrientes que le voy a echar a la tierra para enriquecerla, para que,
así, produzca una mejor cosecha.
4. Estación o el clima. Debo sembrar en el tiempo correcto del año para que la semilla
germine. Si siembro en el invierno, posiblemente la semilla se va a quemar y no
dará fruto.
5. Semilla. Es aquello que voy a sembrar. En este punto hay que tener en cuenta que la
calidad de la semilla determina la calidad de la cosecha, lo que quiere decir que
usted puede sembrar buenas o malas semillas y eso determinará la calidad de la
cosecha.

Para este momento, algunas personas podrán preguntarse: “¿No es este un libro sobre
finanzas? ¿Por qué toda esa explicación sobre la agricultura?” Recuerde: la ley de la
siembra y la cosecha es una ley espiritual, así que está presente en todo lo que usted hace.
Es más, quiero dejarle saber que por eso llamo a esta “la ley más poderosa del universo”,
pues TODO lo que usted hace, dice y piensa es una semilla, así que usted obtendrá una
cosecha multiplicada del mismo género. Si tenemos claro lo expuesto anteriormente,
entonces sabremos que esta ley también está activa sobre el área financiera. El problema es
que muchas personas no lo sabían. Déjeme explicarle cómo opera esta ley en sus finanzas.

Algunas personas dicen que el tema de la administración del dinero es muy espiritual. Yo
también lo creo, pero más que espiritual, considero que el dinero solo muestra la condición
del corazón de la persona que lo administra. Esto quiere decir que el dinero es como los
explosivos: usted los puede utilizar para construir represas, excavar minas, en el proceso de
construcción de carreteras o también los puede utilizar en las guerras o en el terrorismo
para asesinar personas.

De la misma manera, puede usar el dinero para alimentar niños, educarlos, ayudar a los
necesitados, construir hospitales, apoyar iglesias, pero a la vez ese mismo dinero se podría
utilizar para financiar guerras, producir narcóticos, para el pago de adicciones o cualquier
cosa incorrecta. El dinero no es bueno, ni malo en sí mismo; solo muestra lo que hay en el
corazón de la persona que lo posee. La Biblia nunca dice que el dinero sea malo, sino que
nos habla de lo que causa en el hombre que lo ama y lo busca con codicia:

“Porque la raíz de todos los males es el amor al dinero, por el cual, codiciándolo algunos,
se extraviaron de la fe y se torturaron con muchos dolores” (1 Timoteo 6:10).

Jesús también dijo:

“Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón” (Mateo 6:21).

De nuevo, el tema no es el dinero, sino la posición que le podemos dar en nuestra vida.
Jesús dijo que en el lugar en el que nosotros tengamos nuestro tesoro, es decir, nuestros
intereses, sueños y anhelos, allí también pondremos nuestro corazón, es decir, nuestro
esfuerzo, trabajo y pensamientos.

https://www.vidacristiana.com/boletines/boletin-ministerial/20083-principios-de-la-ley-de-
la-siembra-y-la-cosecha

1. SI QUIERES COSECHAR ENTONCES PLANTA SIEMPRE EN EL LUGAR


CORRECTO
Jeremías 4:3 «Porque así dice Jehová a todo varón de Judá y de Jerusalén: Haced
barbecho para vosotros, y no sembréis entre espinos»
La semilla del Señor de por sí ya es buena, pero ¿Cómo está nuestro terreno? Muchas veces
el terreno es más importante que la semilla. No sembremos en cualquier lugar ni de
cualquier manera. Ej. La parábola del sembrador nos muestra tipos de terreno, ya sea
pedregoso, con espinos, o duro como en el camino. Sembremos en el lugar cierto, con una
humedad correcta, abono correcto. El mejor lugar es LA IGLESIA. El Señor Jesús dijo
que hagamos tesoros en los cielos y no en la tierra. La Iglesia es una parte del cielo que está
en la tierra, ese es nuestro mejor terreno.

2. CADA SEMILLA ENGENDRA DE ACUERDO A SU ESPECIE


Gálatas 6.7 «No os engañéis; Dios no puede ser burlado; pues todo lo que el hombre
sembrare, eso también segará»
Si plantamos amor, un día cosecharemos amor. Si plantamos generosidad, eso también
cosecharemos. Si plantaste dinero será dinero lo que coseches. Ojo, no puedes sembrar
amor y querer cosechar dinero. Nosotros pasamos por pruebas y tentaciones del maligno,
pero las mayores dificultades que pasamos es por las cosas que hemos sembrado. El
ministerio que sembré, la esposa que yo sembré, los hijos que siembro son aquellos que
cosechare. Ej. Si permito que mis hijos me falten el respeto imagina lo que cosecharé.

Plantamos con palabras y actitudes, esto es una ley universal, sea o no la persona creyente.
Si planto fe entonces cosechare milagros de parte del Señor.

3. NOSOTRO NUNCA COSECHAREMOS LA MISMA CANTIDAD QUE


PLANTAMOS
Lucas 6:38 «Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en
vuestro regazo; porque con la misma medida con que midiereis, se os volverá a medir»
Si plantamos un grano de maíz, mínimamente cosecharemos 600 granos ¿Lo que
cosechaste es aquello que necesitabas? Si la repuesta es no, entonces es tiempo de sembrar
más semillas. Si no cosechaste como quisiste entonces comienza a plantar más.

¿Qué pasa con aquel que se comió la semilla? La Biblia nos cuenta que un día el Señor
Jesús hizo un gran milagro de multiplicación de panes y pecados para más de 5000
personas y también la Biblia nos cuenta que en ese momento solo había cinco panes y dos
pescados, tal vez la semilla era poca, pero para Dios era suficiente, ello dio origen a un
grandioso milagro. Siempre cosecharemos más de aquello que sembramos. Dios usará
aquello que tienes para sembrar.

Pero cuidado con las cosas malas que sembramos, en Oseas 8:7 dice: «Porque sembraron
viento, y torbellino segarán; no tendrán mies, ni el fruto hará harina; si la hiciere,
extraños la tragarán».
4. NO COSECHAREMOS EN EL MISMO TIEMPO QUE PLANTAMOS
Jeremías 5.24 «Y no dijeron en su corazón: Temamos ahora a Jehová Dios nuestro, que da
lluvia temprana y tardía en su tiempo; Él nos guarda los tiempos establecidos de la siega»
Gálatas 6:9 «No nos cansemos, pues, de hacer el bien, porque a su tiempo segaremos si no
desmayamos»
Todo tiene su tiempo, si sembramos hoy entonces la cosecha será mañana. Ej. Esposas que
quieren ver el cambio en su esposo de la noche a la mañana.

No cosecharemos en el momento que sembramos, pero si no sembramos no esperemos


cosechar. Si sembramos este año al año que viene cosecharemos. El tiempo de la demora de
cosecha depende de aquello que hemos sembrado. Hay cosas que toman más tiempo que
otras. Ej. Muchos para casarse tuvieron que orar muchos años.

No esperes cosechar si no has sembrado, a su tiempo veremos la cosecha. Para que la obra
de Dios avance es necesario prosperar y si queremos prosperar debemos aprender a
sembrar.

5. SEMBRAR ES UNA CUESTION DE FE


Eclesiastés 11:6: «Por la mañana siembra tu semilla, y a la tarde no dejes reposar tu
mano; porque tú no sabes cuál es lo mejor, si esto o aquello, o si ambas cosas son
igualmente buenas»
Tu semilla es la fotografía de tu fe, quien no va sembrar es porque no tiene fe. Santiago
dice que sin fe es imposible agradar a Dios. Nuestra fe tiene que ser constante, quien tiene
fe no para de orar. No basta con querer es necesario sembrar.

Marcos 11:24: «Por tanto os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis,
y os vendrá». Si pedimos algo al Señor debemos de creer que lo recibiremos.
1 Reyes 18:44 «Y a la séptima vez dijo: Yo veo una pequeña nube como la palma de la
mano de un hombre, que sube del mar. Y él dijo: Ve, y di a Acab: Unce tu carro y
desciende, para que la lluvia no te ataje» A veces solo tendremos una pequeña nube para
poder creer, pero eso es suficiente para que el Señor traiga un gran mover sobre nuestras
vidas y sobre esta ciudad ¿Cuántos creen que somos esa pequeña nube en esta ciudad?
Siembra creyendo.
6. LA COSECHA ES GARANTIZADA POR EL PROPIO DIOS
Satanás es el príncipe de este mundo, no permitirá que muchos cosechen lo que sembraron.
Nuestro Dios si puede garantizarnos, porque es el mismo ayer hoy y siempre, a su tiempo
cosecharemos. Ej. En el mundo siembran el calzón amarillo para prosperidad, hasta la
intención es buena, el problema es la semilla y el terreno. No hay semilla ni terreno.
7. LA COSECHA ES POR LA BENDICIÓN DE DIOS Y NO POR LAS
CIRCUNSTANCIAS
Génesis 26.12 «Y sembró Isaac en aquella tierra, y cosechó aquel año ciento por uno; y le
bendijo Jehová»
Plantar y regar es de hombre pero crecer y bendecir es de Dios. Haz tu parte, que es
sembrar y Dios hará su parte que es bendecirte. Una plantación sin la bendición de Dios
será solo natural, pero con la bendición de Dios será sobrenatural. Sembrar con bendición
es sembrar con generosidad, tu cosecha no solo será para ti sino alcanzará a las demás
generaciones.

CONCLUSIÓN
EL MEJOR OBONO PARA LA SEMILLA
Salmos 126:5 «Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán».

Muchos siembran pero pocos entregan completamente su semilla. El mejor abono para una
semilla son las lágrimas.

Si deseamos cosechar, en este nuevo año que viene, aquello que nunca tuvimos, entonces
sembremos lo que hasta ahora no sembramos. Que nuestra siembra sea acompañada de
lágrimas. Si deseamos un avivamiento en esta ciudad y en nuestras vidas, entonces
sembremos con lágrimas. Las lágrimas nos muestran que algo es realmente importante para
nosotros y que deseamos ver una cosecha. Lloremos sembrando por esta ciudad y esta
nación.

https://iglesialavid.org/principios-la-siembra-la-cosecha/

https://www.plenitudencristo.org/videos/sermon/el-principio-de-la-siembra-y-la-cosecha

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