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PRINCIPIOS PARA UN BUEN LIDERAZGO

EXODO 18:13-26, 2 TIMOTEO 2:2, HECHOS 6:3; HECHOS 20:17-38

El adjetivo idóneo, derivado del vocablo latino idoneus, se emplea para calificar a aquel o aquello
que resulta conveniente, correcto o propicio para algo. La palabra idóneo es un adjetivo que
deriva del latín “idoneus” que indica a todo aquello que posee buena disposición o suficiencia para
una cosa. La palabra idóneo es sinónimo de: apto, capaz, habilidoso, eficiente, dispuesto,
inteligente, entre otros. Tomando en cuenta lo anterior, se puede deducir que idóneo, es la
característica de una persona o cosa. En el caso de una persona, el término idóneo revela a un
individuo que posee ciertas condiciones o habilidades que son esenciales para desempeñar
las funciones del cargo.
Todo líder de iglesia debe estar explícitamente capacitado para dicha función. Hoy en día
pensamos que el simple hecho de ser creyente automáticamente nos capacita para ejercer
algún tipo de liderazgo en la iglesia. Nada puede estar más lejos de la realidad. De hecho, la Biblia
es clara que no todo el mundo está cualificado para ejercer algún cargo de liderazgo en la
iglesia, y nos da una lista bastante extensa de requisitos y ejemplos para aquellos que anhelen el
mismo (Hechos 20:17-38; CARACTERISTICAS Y PADECIMIENTOS DE PABLO: su
comportamiento todo el tiempo (testimonio), humildad, lagrimas, pruebas por las asechanzas de los
judíos, enseñaba públicamente y por las casas acerca del arrepentimiento para con Dios y de la fe
en nuestro Señor Jesucristo, sin saber lo que le espera salvo el Espíritu Santo le anuncia de
prisiones y tribulaciones, no estimaba preciosa su vida para el mismo con tal que acabe su carrera
con gozo y el ministerio que recibió de Cristo, estaba limpio de la sangre de todos los de Mileto
porque anuncio todo el consejo de Dios no su consejo, advirtiendo que vendrán lobos rapaces y de
vosotros mismos se levantaran, REQUISITOS: 1 Timoteo 3:1-13; Tito 1:5-9; 1 Pedro 5:1-4, etc.),
entre los cuales se resalta el poder enseñar a otros (1 Timoteo 3:2). Por supuesto, el ministerio de
la enseñanza no es algo que se debe tomar a la ligera y requiere capacitación, ya que aquel que lo
ejerce está hablando de parte de Dios a la congregación (ya sea en el pulpito, en alguna clase o en
algún grupo de estudio) y eso no se debe tomar a la ligera. Es por eso que Santiago 3:1 advierte
acerca del hacerse maestros muchos sobre los otros, pues recibirán mayor condenación por sus
palabras y acciones.
El método de Dios para desarrollar y cumplir su plan redentor a favor de la humanidad, así como en
la edificación de su iglesia es a través de personas; personas que han entendido el plan de
Dios, han obedecido su voz y actúan dirigidos por El. El liderazgo así como el ministerio
sagrado, que es el servicio a Dios, es con hombre (varones y mujeres de Dios) espirituales. Isaías
6:8; Ezequiel 2:1, 22:30
El liderazgo tenemos que entender como alguien que continua la obra de Dios, dentro de los
planes y la voluntad de Dios, no podemos permitir un liderazgo para cambiar el curso o
salirnos de los planes de Dios y de su voluntad, así como Josué ayudo a Moisés a continuar con
la conquista de la tierra prometida Ex. 24:13, 33:4; Eliseo a Elías 1Ry 19:21; 2Ry 3:11; en la
sinagoga los discípulos a Jesús.
Tenemos que entender que Dios es un Dios de procesos, ejemplo: Jesús, Moisés, Josué, José,
Gedeón, Ester, los Apóstoles, etc. Algunos principios a continuación:
1. ESFUERZO Jos. 1:6, que entendemos por esfuerzo
 Empeño, esmero, dedicación, las obras grandes requieren tenacidad y lucha, ninguna
obra se puede realizar cuando hay negligencia y desinterés 2 Timoteo 2:1
2. VALENTIA Jos. 1:6b, la misión de Josué estaba llena de dificultades
 Tenían al frente el rio Jordán, una tierra inhóspita, naciones con solidas murallas y
gigantes, con el estaba un pueblo rebelde, Mateo 11:12, Jueces 6:12
3. OBEDIENCIA Jos. 1:7, a quien?
 A la ley de Dios Sal 1:1-3, Pr 7:2, Dt 11:26-28; esta obediencia es total y no parcial,
esto significa mantenerse en el centro de la voluntad de Dios.
 Al Pastor de tu congregación Hebreos13:7, 17
 SUJECION, claro ejemplo tenemos a Jesús Juan 6:38, 5:30, 4:34, 17:4; Lucas 22:42
4. SACRIFICIO Jos. 1:8
 Tiempo, bienes Pr 3:9, la vida misma, ejemplo de Jesús, los discípulos entregaron sus
vidas, Pablo Filp 1:21, 2Tm 4:6
 Josué tenía que dirigir al pueblo de Israel no con sus propios juicios, sino con la
palabra de Dios Josué 1:8, Eze 3:1; la Palabra de Dios tiene que estar en la vida y en
corazón del Líder Sal. 119:11, 105, 95
5. GUIADOS POR DIOS
 Jesús es nuestro claro ejemplo, siempre fue guiado por el Padre Juan 5:30, 7:16
 Josué siempre fue se dejo guiar por Dios, porque nunca se aparto a diestra ni
siniestra, se mantuvo en la voluntad de Dios a través de su Palabra Josué 1:8
 Gedeón busco la dirección y confirmación de Dios para entender ese llamado al
liderazgo, Jueces 6:36-40,
 Pablo se dejaba guiar por el Espíritu Santo para emprender la obra de Dios, Hechos
16:6-10
6. FIRMESA
 Josué se mantuvo firme en la palabra de Dios, no se aparto a diestra ni a siniestra,
Josué 1:7b
 Ezequías siguió firme a Dios sin apartarse de los mandamientos y estatutos de Dios,
2Reyes 18:3-7

CONCLUSION: El triunfo de Josué estaba acondicionado al cumplimiento de los requisitos, de la


misma forma será con cada uno de nosotros.
PRINCIPIOS BÍBLICOS PARA EL LIDERAZGO DE LA IGLESIA.

Entre la larga lista de problemas que persisten en la iglesia hoy en día, quizás no hay uno más
dañino que el terrible ejemplo de liderazgo que prevalece en la misma. De líderes que no están
capacitados para cumplir sus funciones, a líderes que abusan de sus puestos para ganancia
propia, los mismos son los causantes de que muchas congregaciones estén confundidas,
engañadas o en desobediencia a Dios hoy en día. Ahora, si somos sinceros, aunque se dan
casos en que esto sucede gracias a que la iglesia es engañada por esa persona, la causa más
frecuente de esto es debido a que la iglesia pone las manos a la ligera al momento de
seleccionar aquellos que van a ejercer algún tipo de liderato sobre la misma.

1. Todo líder de iglesia debe estar explícitamente capacitado para dicha función. Hoy en día
pensamos que el simple hecho de ser creyente automáticamente nos capacita para ejercer algún
tipo de liderato en la iglesia. Nada puede estar más lejos de la realidad. De hecho, la Biblia es clara
que no todo el mundo está cualificado para ejercer algún cargo de liderato en la iglesia, y nos da
una lista bastante extensa de requisitos y ejemplos para aquellos que anhelen el mismo (Hechos
20:17-38; 1 Timoteo 3:1-13; Tito 1:5-9; 1 Pedro 5:1-4, etc.), entre los cuales se resalta el poder
enseñar a otros (1 Timoteo 3:2). Por supuesto, el ministerio de la enseñanza no es algo que se
debe tomar a la ligera y requiere capacitación, ya que aquel que lo ejerce está hablando de parte de
Dios a la congregación (ya sea en el pulpito, en alguna clase o en algún grupo de estudio) y eso no
se debe tomar a la ligera. Es por eso que Santiago 3:1 advierte acerca del hacerse maestros
muchos sobre los otros, pues recibirán mayor condenación por sus palabras y acciones.

2. Todo líder de iglesia debe ser una persona de buen testimonio, dentro y fuera de la iglesia .
Vivimos en una época en la cual el pensamiento predominante en muchos creyentes es: “no me
importa lo que piensen los demás, Dios conoce mi corazón.” Este tipo de pensar no solo es anti
bíblico, sino que también crea un sentido de individualismo que no debe estar presente en ninguno
que anhele algún tipo de liderazgo en la iglesia del Señor. Como creyentes debemos reflejar a
Cristo en todo momento (tanto dentro, como fuera de la iglesia) con nuestras palabras,
acciones y actitudes. Y si esto aplica a todo creyente, ¿cuánto más aun para aquellos que sirven
como ejemplo para el cuerpo de Cristo? Aquel que ejerce liderato en la iglesia debe ser una
persona de buena reputación, tanto con los de la familia de la fe, como con aquellos que necesitan
a Cristo en sus vidas. Esto no significa que el líder va a ser sin faltas, o que nunca va a
cometer errores que hagan a otros hablar; después de todo el mismo es una persona pecadora
como cualquier otra. Pero si aquellos que están fuera del cuerpo de Cristo atacan tu testimonio, que
sea porque los mismos son antagonistas a la causa de Cristo, y no porque tu testimonio
carece de valor alguno.

3. Todo líder de iglesia deber ser tener un sentido agudo de responsabilidad. Aquellos que
ejercen algún tipo de liderazgo en la iglesia local deben reconocer que ellos mismos están bajo la
autoridad de otros, con la autoridad máxima siendo Dios. Los mismos deben reconocer que son
mayordomos del rebaño de Dios (y no dueños), y que tendrán que rendir cuentas por sus
acciones. Todo líder debe estar sujeto a Cristo a tal grado que el mismo pueda hacer eco a
las palabras del apóstol Pablo a la iglesia de los Corintios: “Sed imitadores de mí, así como
yo de Cristo” (1 Corintios 11:1). Aquel creyente que le moleste rendir cuentas a otros, o que
piense que no es responsable de sus actos, no está capacitado para liderar el rebaño del
Señor.
4. Todo líder de iglesia debe ejercer autoridad. Vivimos en un tiempo en el cual la palabra
autoridad es prácticamente ofensiva para muchos, simbolizando la opresión de unos pocos sobre
los demás. En la esfera eclesial esto ha provocado que el concepto de líder se vea marginado o
privado de poder ejercer sus funciones en el cuerpo de Cristo, transformando al líder en “uno más
del montón”, carente de autoridad alguna. Sin embargo, la Biblia nos dice que Cristo a puesto
lideres sobre su iglesia para dirigir los asuntos de la misma y guiar a su pueblo (Efesios 4:11-12;
Romanos 12:4-8, 1Corintios 3:4-11, 12-15; 1 Timoteo 5:17; Hebreos 13:17). Todo líder de iglesia
debe ejercer autoridad sobre la misma, no con fuerza o imposición, sino con mansedumbre y
humildad, guiando al pueblo con la palabra de Dios y no con sus opiniones personales ni
criterios y con su ejemplo. Aquel líder de iglesia que sea incapaz de ejercer su autoridad sobre
la misma no está capacitado para el privilegio que se le ha otorgado. Cuando hablamos de
autoridad, entendemos que tiene que estar reflejado primero en nosotros para luego influir a los
demás (Jeremías 15:19), de lo contrario, será solamente un palabreo mas; es decir, tenemos que
demostrar con el ejemplo, si hablamos de esfuerzo nosotros primero tenemos que esforzarnos, si
queremos alentar a alguien nosotros primero tenemos que estar alentados, y así en todo, primero
tenemos que demostrar así como Cristo es nuestro claro ejemplo.

5. Todo líder de iglesia debe entender que su función principal es edificar al cuerpo de Cristo.
Todo aquel que anhele algún tipo de liderazgo en la iglesia debe entender que el fin del mismo no
es la ganancia o el reconocimiento, sino la edificación del cuerpo de Cristo. De hecho, gran parte
del problema que existe en la iglesia moderna en el área de liderazgo es precisamente porque
los mismos no tienen el edificar la iglesia como su prioridad, sino la ganancia propia o el
saciar algún deseo interno de reconocimiento. El verdadero líder entiende que su función
principal es apacentar las ovejas del Señor (a través de la predicación, enseñanza y cuidado
personal de las mismas) y no alcanzar sus metas personales o el beneficio propio a través de
su rol sobre la congregación.

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