Está en la página 1de 4

Primero lo primero

Dios quiere mi corazón antes de las cosas que puedo darle

¿Qué es lo primero en tu vida? ¿Cómo saber que es lo primero en mi


vida? Para triunfar en nuestra vida es necesario establecer prioridades.
Desde niños nuestros padres nos enseñan esto. ¿Qué madre no le dijo a
su hijo: hasta que no te comas la comida no te voy a dar jugo? Porque
por naturaleza hacemos primero lo más placentero y dejamos lo
necesario a un lado. Por eso el día de hoy hablaremos de las primicias,
porque las primicias no es más que Dios diciéndonos “las verduras
primero, después el jugo”. Por eso el tema de esta mañana se titula
“primero lo primero”.

Lo primero para Dios es tu corazón: ¿Por qué a Dios le interesa


tanto que nos rindamos a él? ¿Por qué no solo nos deja vivir nuestra
vida y ya? ¿Cuál es el afán de adorarlo y entregarnos?
- Dios lo hace porque puede: ¿Quién puede decirle a Dios has esto
o has aquello? Dios es creador y soberano sobre toda a creación,
es el dueño, puede hacer lo que quiera sin pedirle permiso a
nadie. El dueño hace lo que quiere.
- Dios lo hace porque quiere: Dios nunca ha estado en contra de
que vivamos alegremente, ni de que seamos felices, todo lo
contrario, Él anhela nuestro bienestar. El problema es que
nuestra idea de felicidad no es la correcta y como Dios nos diseñó
para vivir a su lado, sabe que estar junto a Él nos hará sentir
plenos.

Ahora, ¿qué tiene que ver esto con las primicias? Bueno, Dios
estableció justamente este acto en el pueblo de Israel para que sus
corazones estuvieras centrados en lo primero. Dios no iba a comer los
frutos, ni los granos, ni los animales, ni nada de lo que les pedía, pero si
podía ver la condición de sus corazones a través de lo que ellos daban.

“Moisés también dijo: Cuando se encuentren ya en el territorio que


Dios va a darles, deberán entregarle a Dios los primeros frutos de
todo lo que hayan sembrado. Los pondrán en una canasta, y los
llevarán al Santuario”. (Deuteronomio 26:1-2)
Dios demandaba que su pueblo presentara las primicias sin demora,
como señal de gratitud al Amo de la tierra y quien da la fecundidad a
las plantas, animales y seres humanos.

“Por eso ahora, en gratitud, le traigo los primeros frutos de lo que


sembré en la tierra que él me dio luego, el que presenté la canasta la
pondrá ante el altar de Dios y se arrodillará para adorarlo”.
(Deuteronomio 26:10)

Reconocemos que las ofrendas económicas demuestran que nuestro


Dios es proveedor y sustentador. Entonces, con las primicias no
buscamos comprar las bendiciones de Dios. Más bien mostramos amor
y agradecimiento. El Señor es soberano sobre todo lo que tenemos y
este acto demuestra que pase lo que pase Él seguirá teniendo el primer
lugar en nuestras vidas.

Lo primero para Dios es que reconozcamos su mérito:


Podemos entregar muchas cosas sin tener nuestro corazón rendido a
Dios, ¿Son malas estás acciones? No, pero el mérito no nos
corresponde y cuando nos atribuimos a nosotros mismos la gloria,
estamos sacando a Dios del paquete para que el mundo vea lo bueno
que somos. La verdad es que no hay nada bueno que pueda hacer que
me pueda salvar y no somos nosotros quienes merecemos los aplausos
que nos dan cuando hacemos algo bueno. Muchos dicen que no
necesitan venir a la iglesia porque ellos realizan buenas obras. ¿Puede
usted cobrar en una empresa en la cual no está registrado? No, así
como tampoco puede vivir eternamente en la casa de Dios sin estar
unido a su familia y esa unión no la gana ninguna buena obra que
hagamos. (Hechos 10).

Lo primero para Dios es que amemos a las personas: una vez


que ya he rendido mi corazón y he reconocido que todo lo bueno que
puedo dar es gracias a él, entendemos que lo mejor que podemos darle
a Dios es amar a otros como él nos ha amado. Él nos dio lo mejor que
tenía para darnos, no nos dio un objeto, ni una planta, ni un animal. No
envió una suma de dinero, ni un regalo envuelto en papel celofán, Él se
entregó así mismo como persona. En el Antiguo Testamento las
primicias se basaban en lo que podían entregar por Dios, pero ahora se
trata de lo que Dios entregó por nosotros. “Nunca Dios te pedirá algo
que él no haya dado por ti”.

“Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu


hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y
anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta
tu ofrenda.” Mateo 5:23-24

¿Para qué es entonces la comida y los artículos que vamos a traer? Son
para el sostenimientos de aquellos que lo necesitan, es para ayudar a
las personas que necesitan una muestra del amor de Dios.

“No había entre ellos ningún necesitado, porque quienes tenían


terrenos o casas, los vendían, y el dinero lo ponían a disposición de los
apóstoles, para repartirlo entre todos según las necesidades de cada
uno”. Hechos 4:34-35

Si vemos esto, podemos notar que las primicias no son una


competencia o una subasta de “Quién da más”. Sino más bien un acto
donde juntos podemos gozarnos de lo bueno que ha sido el Señor con
cada uno de nosotros. Agradeciendo junto la fidelidad de nuestro Dios.

“Que cada uno dé conforme a lo que ha resuelto en su corazón, no de


mala gana o por la fuerza, porque Dios ama al que da con alegría”. 2
corintios 9:7

En el Antiguo Testamento aprendemos que las primicias tenían que ver


con lo que el pueblo entregaba al Señor. Sin embargo, en el Nuevo
Testamento y para los cristianos, las primicias consisten primeramente
en lo que Dios entregó por amor para salvación de un pueblo espiritual.
Si nosotros damos algo al Señor es porque Él nos lo dio todo primero.
Nunca Dios nos pedirá algo que él no haya dado a nosotros.

El corazón del hombre está tan ligado al mundo, a la vanagloria y al


pecado que es imposible que por nosotros mismos podamos
entregarnos a Dios. Por eso la muerte de Cristo es la mayor muestra de
amor, es la primicia del amor, es lo mejor que tenía Dios, para ti y para
a mí. ¿Acaso se merece Dios lo mejor de nosotros? Y aunque Dios sabe
que lo mejor de nosotros nunca será igual a lo que Él entregó por
nosotros, ama ver como voluntariamente decidimos darle lo mejor que
tenemos en nuestras manos.

Cuando algo es llamado “primicia”, “primera cosa”, o “cosa santa o


dedicada”, Dios lo pide para sí, porque Dios ve lo primero como la
representación de lo que continúa, de lo que ha de venir.

Primero lo primero, lo primero que quiere Dios es convertirse en el


dueño de tu corazón, esa y será siempre tu mayor primicia. Los demás
actos reflejarán al mundo tu gratitud hacia Dios y tú reconocerás que
suya es toda la gloria y la honra y que es su bondad la que te sostiene
hasta el día de hoy.

También podría gustarte