Está en la página 1de 6

DESDE LA EDUCACIÓN Y LA RECREACIÓN HOY:

¿es posible abordar la construcción de la subjetividad?

Loreley Conde1

Resumen

El presente artículo pretende abordar el tema de la subjetividad como un concepto


a trabajar desde la práctica y propuesta educativa de la que nos posicionamos.
Pretendemos con el mismo colaborar a la reflexión de nuestra práctica como
docentes y estudiantes en el uso de una concepción educativa coherente.
Apostamos a la educación como propuesta de cambio social y política. Para ello
es necesario abordar las estructuras de pensamiento que se elaboran del adentro
hacia fuera y del afuera hacia adentro (subjetividad – habitat, habitat-
subjetividad).

Palabras clave:
Subjetividad – enseñaje – juego – obra de arte – procesualidad

La subjetividad para Pichón Rivière se juega en el adentro-afuera en el interior-


exterior. Este posicionamiento subjetivo justamente tiene que ver con su
concepción de salud que implica a un sujeto cognoscente. El proceso de
socialización es concebido por el mismo autor como un largo proceso de
aprendizaje que da lugar a la conformación en cada subjetividad de un esquema
referencial denominado también "aparato para pensar la realidad". Este concepto
va a dar cuenta de una estructura subjetiva que, producto de la socialización, va a
determinar la reproducción inconsciente que el sujeto lleva a cabo de las
relaciones sociales que lo han conformado.

1
Loreley Conde es Profesora de Educación Física y Psicóloga Social. Desempeña sus funciones en el
Instituto Superior de Educación Física, es coordinadora del Programa playa en la IMM, Coordinadora de
Actividades especiales en el Colegio y Liceo Pedro Poveda, Integrante del Programa de Recreación y
Tiempo libre del Instituto de Educación Popular “El Abrojo”.

1
En la actualidad existen dos tipos de práctica con respecto a la producción de
subjetividad que Félix Guattari define como la práctica tecnocrática por un lado, y
la práctica de procesualidad por otro.

La práctica tecnocrática se caracteriza por producir un tipo de subjetividad


seriada, individualista, utilitarista, funcional. Construye así una realidad que
dificulta la fantasía, el sueño, la creatividad individual. La práctica tecnocrática
tiene que ver con la producción de aquella subjetividad definida como capitalista.
De esta manera se producen individuos en serie, los individuos son ubicados en
una categoría estadística. El ideal de este tipo de práctica sería abolir la
subjetividad del deseo y del dolor, del pensamiento de sí mismo, de la reflexión,
de la creatividad. En estos tiempos no se trata de la creatividad y del juego, sino
de la performance y la precisión, las habilidades para el pensar y el hacer creativo;
se les expropia por la omnipresencia de las técnicas y los conocimientos
especiales.

Existe otra práctica distinta que Félix Guattari define como práctica de
procesualidad que tiene que ver con una subjetividad singularizada y con
proceso de tipo creativo. La idea de una subjetividad de tipo procesual es la de
producir una subjetividad, hoy respetando el proceso individual, reconociendo el
contexto social y político que coadyuvan a la estructuración.

Por producción de subjetividad entendemos la producción de conciencias,


memorias y de alteridad. Si analizamos dentro de la educación formal qué
aspectos colaboran con mayor peso para esta estructuración - o esta
característica de la subjetividad -, llegamos a la siguiente reflexión: es aquí, en la
educación formal, donde la recreación y la educación popular tienen que aportar,
es en esta producción de alteridad, es decir, en el sentimiento de la existencia del
otro para marcar las diferencias que nos desconciertan y avanzar en la dirección
de una subjetividad fundada en la trama del drama (deseo-dolor-alegrías y
tristezas).

Para lograr por tanto procesos creativos teniendo como posible creación y
cercanía a la alteridad, pudiendo apostar entonces a la posibilidad de formar y

2
fomentar la tarea de la subjetividad procesual por estar generando condiciones de
enseñanza y aprendizaje acordes a la búsqueda de los logros. Por lo tanto, para
lograr procesos creativos y partiendo de la posibilidad de creación y cercanía a la
alteridad, se puede apostar a formar y fomentar la tarea de la subjetividad
procesual generando condiciones de enseñanza y aprendizaje acorde a la
búsqueda de logros.

La educación popular y la recreación podrían intervenir así mediante la escucha


de la población singular que se convoca en cada momento de su práctica, en la
realización y la recuperación de la potencia creadora singular, en dar voz a lo
transhumano en el hombre, en el relanzamiento de la productividad del ser, en la
búsqueda de los modos de expresión posibles de la angustiante sensación de
malestar que en este momento están generando las crisis y las diferencias.

La práctica educativa debe transmitir y fomentar pasión por lo desconocido, por la


incerteza creadora, un amor por la existencia individual y colectiva, entendida y
realizada como una “obra de arte”. Seamos conscientes - docentes y estudiantes
- que en nuestras prácticas, estamos generando una obra de arte; es pues, un
requisito básico para estar creando.

Por tanto, no es solamente una acción inconsciente sino una acción a plena
conciencia y responsabilidad de las incertezas. El abrirse a la alteridad, fundada
en la diferenciación, en el encuentro con el otro, forma un vehículo de
actualización de las diferencias; nuevos modos de subjetivación, que van a
componer nuevos modos de existencia (obra de arte) y de esta manera nuevos
modos de acciones políticas y de sociedades.

Pasando a otros planos de la construcción de la alteridad podemos hablar de la


dicotomía explícita en la educación. Si bien puede actuar como elementos
contradictorios, puede ser una herramienta que colabore a construir desde la
diferencia. Mencionaremos la tensión del disciplinamiento en el pos-modernismo:
cuerpo-intelecto, cultura-naturaleza, accionar-discurso, racional- afecto.

3
Con relación a lo antes mencionado, nos interesa detenernos en el concepto de
enseñaje aportado por Enrique Pichón Rivière (1970:205): “La formación es el
concepto que refleja la fusión del proceso de transacción enseñanza-aprendizaje o
«enseñaje» y que recoge la globalidad de los cambios y no solo aquellos de
carácter intelectivo o instructivos”.

El proceso de enseñanza-aprendizaje – así denominado por Pichón Rivière – es


una transacción humana que une al maestro, al alumno y al grupo en un conjunto
de interrelaciones dinámicas. El concepto de «enseñaje» significa el proceso
mediante el cual el sujeto se forma gracias a actuaciones sociales y
deliberadamente organizadas.

El aprendizaje lo entendemos como un cambio formativo. Desde el punto de vista


educativo-didáctico, el aprendizaje afecta a dimensiones más globales del sujeto,
y son de especial interés los cambios producidos en aquellas dimensiones que
son modificables desde la propia acción escolar o bien suponen estructuras que
afectan dicha acción. Un concepto de aprendizaje, desde el punto de vista
didáctico, se caracterizaría por afectar la triple dimensión de la persona: cognitiva,
afectiva y efectiva, esto es: el saber, el ser y el hacer.

La formación se define como "la adquisición de conocimientos, habilidades y


actitudes, encaminados a la propia realización y mejora profesional o social, es
decir al crecimiento personal" (S. de la Torre, 1993: 23)2. La enseñanza nos remite
más al quehacer didáctico, a la acción del profesor. El aprendizaje al sujeto
discente.

La intervención del docente es y debe ser una posibilidad de continuar utilizando


un accionar que apuesten a la procesualidad de la subjetividad. Tomar conciencia
que nuestra intervención debe ser pensada y repensada para no quitarle la
esencia al juego, como elemento fundamental para la construcción de un proceso
de aprendizaje concientes de la incidencia en la formación de la subjetividad. La

2
Citado en www.sistema.itesm.mx/va/DraMarisa/Modulo6.html

4
educación que no cuide estos aspectos al decir de Baudrillard corre el riesgo de
pedagogizar el juego, quitándole la esencia de transgredir y de crear. Corriendo el
riesgo de la formación de subjetividad seriada.

El docente en este contexto será responsable por lo tanto no-sólo de transmitir,


informar, sino guiar los aprendizajes “creando situaciones y contextos de
interacción”. Enseñar sería así intercambiar, compartir, confrontar, debatir ideas
y mediante estas actividades hacer que el sujeto trascienda los conocimientos
adquiridos y genere nuevas estructuras mentales; estructuras mentales que den
lugar a la creatividad. Para ello hay que colaborar para que se den procesos de
alteridad y transgredir las “normas” de la enseñanza tradicional y no seguir
presentando la dicotomía tradicional como negativa sino como base del proceso
de creación desde la crisis, en el actuar cotidiano del docente.

Después de lo expuesto en las páginas anteriores y pretendiendo responder la


pregunta que titula el artículo: Desde la educación y la recreación hoy: ¿es posible
abordar la construcción de la subjetividad?, nos atrevemos a afirmar que - por
medio del proceso fundamentado más arriba- sí es posible aportar desde la
función docente a la construcción de la subjetividad.

Prof. Loreley Conde

5
Bibliografía

BAUDRILLARD, J. (1981) “El sistema de los objetos”, Madrid, Editorial Siglo


XXI.

GUATTARI, F. (1998) "El devenir de la subjetividad", Santiago de Chile,


Editorial Dolman.

PICHÓN RIVIÈRE, E. y PAMPLIEGA DE QUIROGA, A. (1985), “Psicología de la


Vida Cotidiana”, Buenos Aires, Editorial Galerna.

PICHÓN RIVIÈRE, E. (1970) “El proceso Grupal”, Buenos Aires, Editorial Nueva
Visión.

También podría gustarte