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PUNTOS IMPORTANTES PARA LA OBRA MISIONERA

Rev. Samuel Mejía

“Y ellos, saliendo, predicaron en todas partes, ayudándoles el Señor y


confirmando la Palabra con las señales que la seguían. Amén.” Marcos 16:20.
Una de las cosas que más está en el corazón de Dios y que fue enseñado por el Rev. Luis M.
Ortiz es la obra misionera. La obra misionera significa alcanzar a la gente con el Evangelio
de Cristo. Se puede ser empresario y destacar; se puede ser una persona intelectual y
alcanzar grandes logros; incluso se puede ser científico y hacer descubrimientos, pero todo
eso no es comparable con lo que es el Evangelio de Jesucristo. Cuando alguien recibe el
Evangelio, recibe salvación y vida eterna, quiere decir que los resultados tienen mucha
diferencia, porque todas las demás tienen resultados temporales, pasajeros, pero la obra
del Señor tiene resultados eternos.

En la Biblia encontramos el mandato del Señor para la obra misionera, leemos: “Id, y haced
discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del
Espíritu Santo”; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado…”, Mateo
28:19-20. No podemos predicar, no podemos hacer la obra misionera, al menos que
tengamos una vida de acuerdo al Evangelio. Sabemos que la religión es un conocimiento, el
Evangelio es una experiencia.

Jesús dijo: “Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”, Juan
10:10. ¿Ha visto a los niños que se les llama “hiperactivos”? A estos niños les sobra la vida,
la casa no alcanza para ellos, van, vienen, corren, saltan, gritan y hacen de todo; los padres
terminan cansados y ese niño todavía está corriendo, este niño tiene demasiada vida, es
“hiperactivo”, o sea, “con vida extra”. Así como ese niño, también el pueblo de Dios tiene
vida y se hace notar.
PARA PREDICAR EL EVANGELIO SE NECESITA TENER UNA EXPERIENCIA GLORIOSA CON DIOS

Si predicamos que el que está en Cristo es nueva criatura, debemos entonces ser una nueva
criatura; porque de lo contrario no sería una verdadera predicación, sería una farsa. La
gente está cansada de oír sólo palabras y palabras, pero cuando alguien tiene la experiencia
del Evangelio como algo propio, la gente se da cuenta que está vivo.

Hay quienes tienen sueños malos, que dicen que los viene persiguiendo una bestia salvaje
y que van a ser devorados y se despiertan con el corazón en la boca asustados; pero aquí
estamos hablando de los que tienen sueños buenos, leemos: “Cuando Jehová hiciere volver
la cautividad de Sion, seremos como los que sueñan. Entonces nuestra boca se llenará de
risa, y nuestra lengua de alabanza; entonces dirán entre las naciones: Grandes cosas ha
hecho Jehová con éstos. Grandes cosas ha hecho Jehová con nosotros; estaremos alegres”,
Salmos 126:1-3.

La Biblia dice: “Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón
que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia,
pero con la boca se confiesa para salvación”, Romanos 10:9-10. La epístola a los Romanos
fue dirigida a la Iglesia en Roma, en esa ciudad vivía el emperador que se hacía llamar
“Señor”. Sabemos que no se puede servir a dos señores, pero el emperador demandaba
que todos lo reconocieran como señor, deseaba que sus súbditos le sirvieran, él podía pedir
lo que quisiera. En Roma todos confesaban que César es el señor, pero el que era salvo
decía que “Jesús es el Señor”. Jesús tiene todo el derecho de nuestras vidas, y nos hemos
rendido a sus pies por propia voluntad.
PARA HACER LA OBRA MISIONERA SE NECESITA SER LLENO DEL ESPÍRITU SANTO

“Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa
del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí. Porque Juan ciertamente bautizó con agua, más
vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días. Entonces los que
se habían reunido le preguntaron, diciendo: Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este
tiempo? Y les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso
en su sola potestad; pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu
Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la
tierra”, Hechos 1: 4-8.

Encontramos dos puntos de vista diferentes, Jesús a punto de irse al cielo hablándoles a sus
discípulos de la llenura del Espíritu Santo y ellos le hablaban de un gobierno humano,
porque estaban cansados de ser una colonia de los romanos. El Señor hablando de un
asunto y la gente hablando de otra cosa. “¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de
acuerdo?”, Amós 3:3; por eso la obra misionera se ha estancado, porque los intereses del
hombre son diferentes a los de Dios.

Un recuento en la historia de las misiones modernas, comenzando por Europa en el año


1700, los Morados, Alemania. En Inglaterra se fundó el metodismo, en medio de una
revolución industrial. En Francia hubo la famosa “Revolución Francesa”; en ese momento
Inglaterra estaba llevando a cabo la predicación del Evangelio, especialmente a cargo de
John Wesley y otros predicadores como Guillermo Carey y George Walpey; de Inglaterra
salió el mensaje y llegó a todo el mundo siendo un centro misionero mundial, pero llegó un
momento que dejaron de hacerlo.
El Evangelio continuó en los Estados Unidos, recibieron de Dios a través de George Walpey
y de otros grandes predicadores; luego en los 1900 hubo un avivamiento famoso de la Calle
Azusa en California. En los Ángeles siguió la predicación el siglo pasado y llegaron a todos
los lugares del mundo llevando la Palabra; pero ¿qué sucedió? Comenzó a morir en los años
70, se dedicaron a levantar mega iglesias; las iglesias pueden crecer, pero cuando uno se
dedica a la visión de la mega iglesia, se le acaba la visión misionera.

¿Qué dice la mega iglesia?, ella dice: “Yo quiero que todos estén aquí y que yo sea el pastor
de toda esa gente”, entonces hay que concentrarlo todo en ese lugar, totalmente contraria
a la visión de nuestro Señor Jesucristo. La visión de nuestro Señor es: “Id, y haced discípulos
a todas las naciones… enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado…”
(Mateo 28:19-20). Son dos visiones totalmente opuestas, la visión misionera de nuestro
Señor es: “Vayan a todo el mundo”; la visión de la mega iglesia es: “Tráiganme todo el
mundo para este lugar”.

Se dedicaron entonces en los Estados Unidos a la “mega iglesia”. Se dejó de predicar el


Evangelio y ahora el Señor en su misericordia ha volteado a mirar a América Latina y a los
países del tercer mundo, ahora son ellos los que tienen el encargo. Las grandes agencias
misioneras en sus estadísticas dicen que los lugares del mundo donde más rápido
crecimiento está teniendo la Iglesia es en América Latina y en algunos otros países en vías
de desarrollo.

Estando en la India he ido a predicar a lugares donde la iglesia está creciendo, en una
convención se reunieron hasta 1,000 personas; un día, una iglesia de sana doctrina me
invitó a una reunión, en el templo cabían como 4,000 personas y se llenó. Es asombroso ir
por esos países y encontrar que hay iglesias de 200, de 300, de 500, y hasta de 1,000
cristianos. Ahora el tercer mundo ya no es un campo misionero, ahora es una fuerza
misionera, es una potencia misionera. Porque donde hay llenura del Espíritu Santo se podrá
hacer la obra misionera.

La Biblia dice que Jesucristo en el último y gran día de la fiesta miró a todos, y se dio cuenta
que tenían todavía la misma ansiedad, no estaban llenos, no estaban satisfechos, habían
estado en una fiesta religiosa, la fiesta de los judíos, era el último día, pero el Señor los vio
que algo les faltaba, entonces Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: “Si alguno tiene
sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos
de agua viva” (Juan 7:37).

Es muy triste ver que muchos tienen que imitar al Espíritu Santo, ellos ponen una maquinita
de humo, porque como ya no hay fuego, por lo menos que salga humo; ahora las
plataformas no son para la predicación sino para humoristas, o para grupos de rock, grupos
de reggaetón y decoradas con luces de discotecas. Cuando no hay Espíritu Santo la gente
trata de imitar, pero cuando el creyente está lleno del Espíritu la diferencia es palpable, en
esa persona hay vida, hay unción, hay poder, hay libertad, siente la gloria de Dios en su vida.

Cuando el Espíritu Santo nos lleva para interceder, nadie tiene que decírselo, si usted está
en casa y es una señora, y está cocinando y de repente viene una unción y quiere orar, y
quiere llorar, quiere clamar por un vecino o por una vecina que conoce, que sabe que está
perdido, mientras está haciendo sus labores, al mismo tiempo está orando y llorando. Por
eso mi amado, la Iglesia para poder hacer la obra misionera necesita estar llena del Espíritu
Santo.
Juan el Bautista dijo: “Pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es
más poderoso que yo; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego”, Mateo 3:11. El fuego no es
solamente para moverse un poco, no es sólo para gritar fuerte una alabanza; recuerde que
en el aposento alto, vino sobre los discípulos como lenguas de fuego sobre sus cabezas. El
fuego es el dinamismo producido por el Espíritu de Dios. Suponiendo que aquí hay un fuego
y una persona en contacto con la candela, esa persona gritará, y correrá de un lado a otro,
la candela lo mueve.

La Biblia menciona que el apóstol Pedro y los otros discípulos, cuando Jesús fue arrestado y
crucificado estaban llenos de miedo y tenían cerrada sus puertas para que no los mataran,
sin embargo, cuando vino el Espíritu Santo y cayó fuego, ellos mismos abrieron las puertas
de sus casas. Cuando los discípulos fueron llenos del Espíritu Santo, el apóstol Pedro empezó
a hablar de la salvación, diciéndole a los judíos: “Ustedes mataron a Jesús de Nazaret, lo
colgaron sobre un madero, pero quiero darles una noticia, Él no está en el madero, Él
resucitó, se levantó al tercer día…” Si queremos hacer una efectiva labor misionera
debemos estar llenos del Espíritu Santo.

Muy importante para poder hacer la obra misionera es tener fe. “Sabed, por tanto, que los
que son de fe, éstos son hijos de Abraham”, Gálatas 3:7. Luego dice: “Para que en Cristo
Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos
la promesa del Espíritu”, Gálatas 3:14. En la epístola a los Romanos dice que la fe de
Abraham era una fe creciente, leemos: “Y no se debilitó en la fe al considerar su cuerpo,
que estaba ya como muerto (siendo de casi cien años), o la esterilidad de la matriz de Sara.
Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando
gloria a Dios”, Romanos 4:19-20.

Génesis 12:14-20, nos relata que Abraham fue a Egipto porque hubo una gran hambre, y
cuando llegó los egipcios vieron que Sara era muy hermosa, pero Abraham les dijo que ella
era su hermana, porque le dio miedo que le mataran, y la llevaron al palacio delante del
faraón y por esta razón le dieron siervos, criadas, asnos, camellos, vacas y ovejas, y Abraham
se sintió bien. Después el Señor tuvo que intervenir para que no tocaran a la mujer y se
libraron de un gran problema.

Génesis 14, nos dice que Abraham participó de una guerra donde los enemigos se llevaron
a su sobrino Lot. Abraham fue en persecución del enemigo, y libró a su sobrino, tomando
las riquezas de la guerra, y se encontró con Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios
Altísimo. “El rey de Sodoma dijo a Abram: Dame las personas, y toma para ti los bienes. Y
respondió Abram al rey de Sodoma: He alzado mi mano a Jehová Dios Altísimo, creador de
los cielos y de la tierra, que desde un hilo hasta una correa de calzado, nada tomaré de todo
lo que es tuyo, para que no digas: Yo enriquecí a Abram…” (vv.21-24). Abraham estaba
creciendo en la fe.

“Él creyó en esperanza contra esperanza, para llegar a ser padre de muchas gentes,
conforme a lo que se le había dicho: Así será tu descendencia”, Romanos 4:18. ¿Qué es esto
que creyó en esperanza contra esperanza?, aunque realmente no había esperanza de tener
un hijo, como el mismo Abraham dice que ya estaba como muerto y ella siendo estéril toda
la vida y ya le había pasado la edad de tener hijos, pero a pesar de todo creyó en esperanza
contra esperanza. Es que eso es realmente la fe, debemos creer. La fe genuina de Abraham
era esa fe que se atreve a creer aquello que no tiene ningún asidero, en que no hay nada
de que agarrarse, solamente que Dios le dijo la Palabra: “Yo te voy a hacer una gran nación,
y yo te voy a dar un hijo”, y él lo creyó.

Para hacer el trabajo misionero, nosotros debemos creer, entonces seremos capaces de
hacer aquellas cosas que Dios nos ha encargado. Si el Señor dice que vayamos por todo el
mundo y prediquemos el Evangelio, lo haremos. En la obra misionera el problema no es el
dinero, el problema es que no podamos creer, pero la Palabra dice: “Al que cree todo le es
posible”, Marcos 9:23; “Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura”,
Marcos 16:15.
Amados, cuando Inglaterra se decidió a llevar las misiones, Inglaterra se volvió potencia
mundial; cuando Estados Unidos se decidió a llevar las misiones, Estados Unidos se volvió
potencia mundial. Ahora Latinoamérica se decidió llevar adelante las misiones, notará que
Latinoamérica está creciendo. A través de la cadena de noticias CNN los economistas
dijeron: “Dos de los países de Latinoamérica menos golpeados por la recesión económica
reciente, prácticamente no la sintieron, fueron Perú y Colombia”. ¡A Dios sea toda la gloria!

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