En esta mañana se me dio la oportunidad de compartir un breve mensaje con ustedes. Este mensaje se encuentra en la Liahona del mes pasado. El cual hace referencia a los principios de ministración. Con el tema: ¿Puedo ayudar a alguien a cambiar? La respuesta es ¡SI!, Si podemos ayudar a alguien a cambiar… pero puede que el cambio no suceda como lo esperamos…las personas tienen albedrio y eso nos limita para cumplir con nuestra función de ayudarles. Sin embargo, es importante tener claro que toda persona puede cambiar, ya que el cambio esta en nuestra propia naturaleza. Genesis 1 dice: dijo Dios, hagamos al hombre a nuestra imagen conforme a nuestra semejanza, varón y hembra los creo. Dios nos creo con la capacidad de cambiar y alcanzar nuestro potencial divino. Ese es nuestro propósito de nuestra experiencia terrenal. Pero ahora bien ¿Cómo podemos ayudar a alguien a cambiar? Muchos hermanos no sabemos cómo ayudar a alguien a cambiar; y por esa razón no obtenemos los resultados que esperamos, nos desanimamos y pasa que perdemos el interés o hacemos comentarios negativos de las personas… y eso es porque no estamos ministrando a la manera del señor. Recuerdo que cuando mi hermano recién había regresado de la misión yo era presbítero me decía: si va a barrer barra bien, si va a planchar planche bien, que se vea raya bien derechita. Hace un poco más de 2000 años Jesús inicio su ministerio en la tierra …y dejó muchas lecciones de cómo ayudar a los demás. En este mensaje se menciona siete lecciones que podemos utilizar: 1.- No tener miedo de invitar a alguien a cambiar. 2.- Recordar que cambiar es decisión de ellos. 3.- Orar para pedir que las personas tengan la capacidad de cambiar. 4.- Enseñarles a confiar en su poder. 5.- Tratarlos como si ya fueran lo que pueden llegar a ser. 6.- Permitirles ir a su propio paso. 7.- No darnos por vencidos, si recaen en sus hábitos anteriores.
1.- No tener temor de invitar a alguien a cambiar.
Es claro que, para invitar a alguien a cambiar, es necesario que primeramente hagamos cambios difíciles en nuestra propia vida, mediante la fe en Jesucristo y aún más… y después por medio de la ministración ayudar a los demás a venir a cristo. Invitándoles sin temor… así, como lo hacía Jesucristo. Cuando… “16.- pasando por el mar de Galilea vio a Simón y su hermano Andrés que echaban la red en el mar, porque eran pescadores.” “17.- Y les dijo Jesús: venid en pos de mí, y haré que seáis pescadores de hombres.” (Marcos 1:17) O cuando le dijo a la mujer hallada en adulterio: “10.- … ¿Dónde están los que te acusaban?, ¿Ninguno te ha condenado?” “11.- … Ni yo te condeno; vete, y no peques más.” (Juan 8:11) Cuando le dijo al joven rico. “21.- …Ve, vende todo lo que tienes y da a los pobres… y ven, sígueme tomando tu cruz” (Marcos: 10: 21) Debemos ser firmes y amorosos al invitar a las personas a hacer cambios y seguir a Jesús. 2.- Recordar que cambiar es decisión de ellos. Jesús enseño e invito a cambiar a muchas personas, pero nunca obligó a nadie. Incluso sus apóstoles tenían la libertad de seguirlo o dejarlo. Las escrituras claramente dicen: “66.- Desde entonces, muchos de sus discípulos volvieron atrás y ya no andaban con él.” “67.- Dijo entonces Jesús a los doce: ¿También vosotros queréis iros?” “68.- Y le respondió Simón Pedro: ¿Señor a quien iremos? Tu tienes palabras de vida.” “69.- Y nosotros hemos creído y sabemos que tu eres el cristo, el hijo del Dios viviente.” Podemos invitar a las personas a seguir a cristo, pero no podemos decidir por ellos, y si ellos no ha decido cambiar… no debemos sentir que hemos fracasado. 3.- Orar para pedir que las personas tengan la capacidad de cambiar. Jesús oró por sus discípulos diciendo: “11.- Y ya no estoy en el mundo; pero estos están en el mundo y yo voy a ti padre santo, a los que me has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, como nosotros.” (Juan 17:11) Yo sé que nuestras oraciones por los demás, puede hacer una gran diferencia. Como lo dice Santiago. “16.- …La oración eficaz del justo puede mucho.” (Santiago 5: 16) 4.- Enseñarles a confiar en su poder. Debemos enseñar a los demás que Jesucristo es el camino, es la verdad y es la vida…debemos entender que él es quien nos puede ayudar… “7.- Y si los hombres vienen a mí, les mostraré su debilidad. Doy a los hombres debilidad para que sean humildes; y basta mi gracia a todos los hombres que se humillan ante mí; porque si se humillan ante mí, y tienen fe en mí, entonces haré que las cosas débiles sean fuertes para ellos. (Éter 12:7) 5.- Tratarlos como si ya fueran lo que pueden llegar a ser. Cuando vemos a las personas como son y como han sido lo único que hacemos es retrasar su avance. Ese no es el objetivo, lo que debemos hacer como buen santo de los últimos días es destacar sus cualidades positivas que en muchos de los casos no lo ven en si mismos. Tenemos la responsabilidad de ver a las personas no como son, sino como pueden llagar a ser. 6.- Permitirles ir a su propio paso. Cambiar es sinónimo de reemplazar, sustituir por lo tanto requiere tiempo para las personas no es fácil dejar las costumbres y hábitos que por años ha hecho. Por esa razón debemos ser muy pacientes con los demás. Al igual que Jesús que continúo enseñando aún a quienes se le oponían. 7.- No darnos por vencidos, si recaen en sus hábitos anteriores. Después de la muerte de Jesús, él gran apóstol Pedro volvió al lugar de donde Jesús lo había sacado, al lugar donde estaba familiarizado, olvidándose de la gran obra que se le había encomendado …dice la escritura: “3.- Simón pedro les dijo: voy a pescar: le dijeron vamos nosotros también contigo…” (Juan 21:3) Sin embargo, cristo no le abandonó sino más bien le recordó a Pedro la responsabilidad de apacentar a sus ovejas… y Pedro volvió al ministerio con gran poder… En verdad puede ser muy fácil volver a las antiguas costumbres y hábitos. Por lo tanto, debemos seguir brindando nuestro apoyo con amabilidad y haciéndoles invitaciones inspiradas.