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Un Mar de Gracia

Más que peces y agua…


Propósito Mayor de las Clases de adultos y jóvenes: Conformar cada alumno a la imagen de Cristo, a través
de un discipulado bíblico y vivencial, a fin de provocar un crecimiento constante y consistente que lleva a cada
alumno a asumir su parte como discípulo de Cristo en la gran comisión.

Propósito de la serie: Que cada miembro de la iglesia interiorice su responsabilidad y aproveche el privilegio
dado por Dios de ganar y discipular a otros, convirtiéndonos así en pescadores de hombres.

TEMAS POR DÍA


Miércoles 3:
Pescadores de Hombres #1.
Domingo 7: Miércoles 10:
AM – Jonás 1: Un profeta (una iglesia) rebelde. Pescadores de Hombres #2.
Lección – El llamado a ser pescadores de hombres.
PM – Jonás 2: El profeta (una iglesia) que se arrepiente.
Domingo 14: Miércoles 17:
AM – Día de la Madre. Pescadores de Hombres #3.
PM – Día de la Madre.
Domingo 21: Miércoles 24:
AM – Jonás 3: Milagros y sorpresas. Pescadores de Hombres #4.
Lección – La red.
PM – Jonás 4: El valor de las almas.
Domingo 28: Miércoles 31:
AM – El estanque de Betesda. Pescadores de Hombres #5.
Lección – Sin importar las tormentas.
PM – Un llamado que no se acaba.
Domingo 4 Set: Miércoles 7 set:
AM – Lanzándonos al agua. Pescadores de Hombres #6.
PM – Suficientes panes y peces.
LECCIÓN #1. PESCADORES DE HOMBRES
Propósito Mayor de las Clases de adultos y jóvenes: Conformar cada alumno a la imagen de Cristo, a través
de un discipulado bíblico y vivencial, a fin de provocar un crecimiento constante y consistente que lleva a cada
alumno a asumir su parte como discípulo de Cristo en la gran comisión.

Propósito de la serie: Que cada miembro de la iglesia interiorice su responsabilidad y aproveche el privilegio
dado por Dios de ganar y discipular a otros, convirtiéndonos así en pescadores de hombres.

Propósito de la lección: Mostrar el llamado que todos tenemos a ser pescadores de hombres e impulsar a cada
creyente para aceptarlo y seguirlo.

Introducción

¿Qué viene a su mente cuando escucha titulares de noticias como estos?:

- Masacre en escuela primaria en Texas, mueren 21 personas.


- Invasión rusa en Ucrania, día 100: cronología de una guerra que pretendía ser relámpago y va
camino de mantenerse en el tiempo.
- 13 millones de personas en riesgo de hambruna en el Cuerno de África.
- Aumentan casi al doble las muertes por Covid-19.

Tal vez piensa en palabras como desastre, catástrofe, ruina, calamidad, etc., eso sin añadir a la lista la violencia que
se sufre en las calles, casas, abusos contra inocentes, desastres naturales.

Esta es la realidad en la que vivimos, y no podemos evitarla, no podemos frenarla.

Los gobiernos no pueden retenerla, las organizaciones mundiales no pueden contra ella.

Esto no va a cambiar, pero sabe, en medio de todo este desastre podemos darnos cuenta de una realidad igual de
cierta pero aún más inconmovible, Dios está en control y lo que sucede es parte de su plan. Jesús mismo lo
anunció a sus discípulos y la iglesia primitiva lo sabía, Pablo se lo advirtió a Timoteo en II Timoteo 3:1.

Este panorama no debe hacer temer a los hijos de Dios, porque en lugar de ver todo esto como un desastre, algo
de lo que hay que huir y protegerse, podemos ver todo esto como una oportunidad, salvación, gracia y rescate.

Desde el principio, cuando el pecado entró al mundo, Dios mismo buscó la forma de acercarse al hombre, las
consecuencias eran inevitables, pero la humanidad tenía una oportunidad, Dios había mostrado su gracia y le dio
muchas oportunidades para acercarse a Él.

Jesús vino al mundo y completó la obra de redención, abrió las puertas del cielo y ahora hay libre entrada a todos
los que creen en Él. Como hijos de Dios, aunque estamos en el mundo y vemos todo eso que pasa a nuestro
alrededor sabemos que tenemos un final glorioso, que estaremos para siempre con el Señor en el cielo donde no
habrá más lágrimas, ni temor, ni dolor.

Pero esto es un tesoro que no podemos guardarnos nosotros mismos. Jesús no nos salvó para esto. Su propósito al
salvarnos y darnos vida es que podamos compartir esto con los que están a nuestro alrededor.
Vimos esto cuando Jesús llama a sus discípulos, en Mateo 4: 19 y e Marcos 1:17 Jesús les dice a sus discípulos:
“Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres.”

Esa era una instrucción clarísima para ellos, y también es una instrucción clara para nosotros. Hoy Jesús nos llama a
ser pescadores de hombres, pero ¿cómo podemos estar seguros que Jesús nos está llamando a ser pescadores de
hombres a nosotros?

1. Porque hay una gran necesidad – Mateo 9:36-38

Jesús veía a la humanidad, y la ve aún, con compasión. Jesús ve la misma realidad que nosotros vemos a nuestro
alrededor y eso llena su corazón con compasión. Y lo que es más, Jesús ve la realidad futura de cada alma que
morirá sin Cristo y estará perdida eternamente y eso le produce mucha compasión.

Hay una gran diferencia entre compasión y lástima.

La lástima es un sentimiento de tristeza por el padecimiento de otro y mueve a lamentarse. Por otro lado, la
compasión también es un sentimiento de tristeza por el dolor de otro, pero la diferencia es que le impulsa a aliviar
su dolor, a remediarlo.

Jesús hizo todo para remediar el dolor humano, el dio su vida para cargar con el pecado de todos, pero aún su
corazón se llena de compasión al ver la humanidad perdida y deja aquí un ruego, una petición que puede cambiar
todo: rogar por obreros para la mies.

Jesús viendo la gran necesidad sabe que se ocupan personas que puedan ir a estas multitudes para mostrarles el
acto de compasión total que Él sufrió por la humanidad.

Estos obreros que Jesús dice que hacen falta no son solo unas cuantas personas especiales, dotadas con ciertas
características, Jesús busca más, nos busca a nosotros, busca a todos los que están dispuestos.

2. Porque hay un gran mandato – Mat. 28:18-20

Antes de subir al cielo Jesús deja instrucciones finales para la iglesia. Esto es importante, no dejó estas
instrucciones para sus discípulos como personas individuales, sino que fue un mandato que dejó a la iglesia, y por
eso es un mandato que perdura hasta nuestros días.

El mandato es claro: ir, por todas las naciones, por todo el mundo, empezando desde Jerusalén, pero sin detenerse
ahí, siguiendo sin parar hasta el último rincón para hacer discípulos. Compartir el evangelio, y llevar a cada persona
a ser un seguidor de Jesús, bautizarle y enseñarle todas las cosas que Jesús nos mandó.

Ese fue el mandato a la iglesia, y sí, eso le incluye a usted.

El problema es que los cristianos han huido de esta responsabilidad, la han dejado para otros. Han dejado que su
corazón se alegre al saber su propio destino eterno, sin preocuparse por el futuro de los demás.

Algunos ponen excusas para no hacerlo, tal vez se sienta identificado con alguna:
- Muchos cristianos piensan: “espero que alguien pueda hablar a mis familiares de Jesús”, o “yo voy a orar
para que Dios mande misioneros a hablar a los que nunca han escuchado la Palabra” o “Qué bueno sería
que alguien les hablara a mis compañeros”, pero eso es solo lástima, y la lástima no cambia nada.

- Algunos piensan que no pueden hablar a otros porque no tienen la preparación, no saben los versículos.
Dicen, “¿Y si dejo a la persona más confundida?”
En primer lugar, no se ocupa preparación especial para contar lo que Jesús hizo en su vida, y en segundo
lugar, si quiere estar más preparado, prepárese, hable con un maestro o líder para que le enseñe en
forma sencilla como guiar a una persona a Cristo y problema resuelto.
El evangelio es tan sencillo que hasta un niño lo puede entender, entonces, deje atrás esta excusa y
prepárese.

- Otra más es que hay personas que no van a creer si yo les hablo, ya que no he tenido un buen testimonio
como hijo de Dios. La respuesta hacia esto es la misma gracia de Dios que tratará de comunicar,
arrepiéntase y de un cambio genuino, y hable con las personas que tiene a su alrededor acerca de ese
cambio. El ver la gracia de Dios en acción es un testimonio poderoso.

- Algunos también piensan que no tienen tiempo para esto, pero esa es la excusa más fácil de vencer de
todas, porque normalmente tenemos tiempo para hablar de nuestros intereses, hobbies o trabajo con los
que están a nuestro alrededor, de seguro si esto es una prioridad para nosotros existirá el momento para
al menos sembrar la semilla con una pregunta o un versículo.

Conclusión:

Tal vez está lidiando con estas u otras excusas, pero eso no cambia el hecho de que Jesús nos llamó a ser
pescadores de hombres. Esto es una responsabilidad personal y como iglesia y no podemos huir de ella. El futuro
eterno de las personas a nuestro alrededor depende de esto y no podemos ser tan egoístas de escondernos detrás
de estas excusas para evitarlo.

Para algunas personas usted es la oportunidad para escuchar el mensaje de Jesús. No falle, pídale a Dios que le dé
una carga por las personas perdidas, que le dé un corazón compasivo como el suyo y que cada oportunidad lo
encuentre enfocado y dispuesto.

¡Dios puede usarle!


LECCIÓN #2. LA RED
Propósito Mayor de las Clases de adultos y jóvenes: Conformar cada alumno a la imagen de Cristo, a través
de un discipulado bíblico y vivencial, a fin de provocar un crecimiento constante y consistente que lleva a cada
alumno a asumir su parte como discípulo de Cristo en la gran comisión.

Propósito de la serie: Que cada miembro de la iglesia interiorice su responsabilidad y aproveche el privilegio
dado por Dios de ganar y discipular a otros, convirtiéndonos así en pescadores de hombres.

Propósito de la lección: Que cada miembro se determine a asumir, en obediencia, la responsabilidad que como
iglesia tenemos de lanzar la red a pesar de lo que esto pueda representar.

Introducción

Jesús es el Maestro de maestros y posee gran variedad de enseñanzas y metodologías, entre ellas tenemos las
parábolas, ilustraciones de la vida cotidiana de los oyentes para brindar enseñanzas y principios espirituales para
poner en práctica.

Dentro de las parábolas encontramos la que se ha titulado: La Red.

Desarrollo
En el capítulo 13 del libro de Mateo encontramos una serie de parábolas, la de esta mañana se encuentra en los
versículos 47 al 50: La Red (Leer y desarrollar el conversatorio)

• ¿Qué representa la red? R/ El evangelio.


El evangelio son las buenas nuevas de salvación en Jesús. Son las mejores noticias que cualquier persona
puede escuchar y creer. El evangelio transforma la vida de todo aquel que en Él cree, el evangelio es poder
de Dios para salvación (Rom. 1:16-17) ¿Ha reflexionado en lo que esto significa? No existen otras palabras,
no existe otro medio que tenga el poder para salvar un alma, sino el evangelio de Jesús.
Esta red es poder de Dios puesto en nuestras manos y listo para usar.

• ¿Qué se hace con la red? R/ Se echa al mar


• ¿Qué representa el mar? R/ Las personas

La red no sirve para nada si la dejamos en las barcas o no la soltamos (la dejamos en nuestro poder). Nunca
pescaremos nada si la red no es lanzada al mar.
Es posible que los cristianos nos hayamos confundido con respecto a este tema, nos sentimos muy cómodos con
nuestro grupo de amigos dentro de nuestras 4 paredes y hemos dejado de lanzar la red a fuera.
Alguien dijo una vez que como cristianos hemos sido llamados a ser pescadores de hombres, no guardianes del
acuario.
Por eso debemos reaccionar al respecto, debemos pensar hacia afuera y entender que cada persona nueva que llega
a la iglesia es una persona a la cual debemos echar la red.
• ¿La red es selectiva? R/ No, la parábola dice que recoge de toda clase de peces.
• ¿Qué se hace con la red después de que ha sido lanzada y está llena? R/ Se saca a la orilla y se aparta lo
bueno de lo malo
• ¿Quiénes son lo bueno? R/Los que creyeron el evangelio y son salvos (justos)
• ¿Quiénes son lo malo? R/ los impíos, los que no creyeron y sufren la condenación eterna.

Definitivamente podemos entender a través de esta parábola que al lanzar la red podemos encontrar todo tipo de
reacciones. Habrá los que rechacen de primera entrada, habrá de aquellos que parecen haber entrado a la red pero
realmente nunca lo hicieron y habrá de aquellos que sí entraron al reino de los cielos creyendo de todo corazón el
evangelio, pero la obra le corresponde a Dios, pues Él es quien conoce y juzga los corazones.

• ¿A quiénes les toca lanzar la red? R/ A los creyentes, la iglesia, somos nosotros los que tenemos el privilegio
y la responsabilidad dada por Dios de ganar y discipular a otros.

Aunque la obra no es nuestra sino de Dios. Sí es nuestra la responsabilidad. No podemos evadirla, somos nosotros
a quienes les fue asignado lanzar la red. Leamos Mateo 28:19-20, Proverbios 11:30 y Lucas 5:10 b, Jesús no solo
hizo pescadores de hombres a los 12 discípulos, sino también a nosotros desde el momento en que nos convertimos
en hijos de Dios, no es una carga, sino un hermoso privilegio y evidencia de sabiduría espiritual.

Muchas veces cometemos varios errores en cuanto a lanzar la red:


• Tememos lo que los otros, especialmente no creyentes, piensen de nosotros o las consecuencias negativas
de compartir el evangelio, dejando de lado que lo que nos debe importar es lo que Dios piense de nosotros
y que él está al control de las circunstancias, es soberano.

• Nos atrevemos a suponer que “X” persona nunca aceptará a Cristo en el corazón por la vida, corazón o
actitud que tiene y por lo tanto no debemos “perder el tiempo” presentándole el evangelio, pero como
vimos, la gran comisión y la red (evangelio) no es selectiva, nosotros cumplimos con ser pescadores de
hombres y obedecer al lanzar la red, el Espíritu Santo hace lo que le corresponda.

Recuerda la ocasión en la que Jesús llamó a Pedro para ser pescador de hombres (Lucas 5).
Esa situación es muy similar a lo que estamos aprendiendo del texto de esta mañana.
¿Podría encontrar como se asemeja el proceso que Jesús siguió con Pedro con la orden que nos ha dado a nosotros?
(Permítales trabajar en grupos)

1. Jesús da la orden de lanzar la red.


2. Jesús indica el momento y el lugar para hacerlo.
3. Pedro obedece y lanza la red.
4. Los peces entran a la red por obra de Jesús.
5. El milagro ocurre. El asombro y la bendición llegan a Pedro por su simple obediencia.
De la misma manera sucederá en nuestras vidas si aprendemos a obedecer al lanzar la red:

1. Jesús da la orden.
2. Jesús nos guía para saber el momento indicado y el lugar (debemos prestar atención al Espíritu Santo).
3. Nosotros obedecemos y lanzamos la red.
4. La obra milagrosa de la salvación sucederá por providencia de Dios, no por nuestro esfuerzo o palabras.
5. El milagro ocurre y el asombro y la bendición llegarán a nuestra vida según la perfecta voluntad de
Dios.

Conclusión
Hermano, hermana ¿Comprende el hermoso privilegio y la tremenda responsabilidad de compartir el evangelio?
¿qué le impide convertirse en un pescador de hombres? ¿Cuándo fue la última vez que fue un instrumento del Señor
en el milagro de la salvación? ¿la última vez qué testificó, ganó un alma y la discipuló para el Señor?
No estamos solos, contamos con una iglesia comprometida en lanzar la red y lo más importante el deseo y llamado
del Señor para cumplir con la gran comisión.
LECCIÓN #3. SIN IMPORTAR LAS TORMENTAS
Propósito Mayor de las Clases de adultos y jóvenes: Conformar cada alumno a la imagen de Cristo, a través
de un discipulado bíblico y vivencial, a fin de provocar un crecimiento constante y consistente que lleva a cada
alumno a asumir su parte como discípulo de Cristo en la gran comisión.

Propósito de la serie: Que cada miembro de la iglesia interiorice su responsabilidad y aproveche el privilegio
dado por Dios de ganar y discipular a otros, convirtiéndonos así en pescadores de hombres.

Propósito de la lección: Entender que como iglesia pasaremos por tormentas, pero nuestro propósito se cumple
al llevar el evangelio, por eso debemos sostener nuestra misión sin importar las tormentas.

Introducción
El Mar de Galilea, en muchas partes del mundo es llamado mar, pero en otras, sobre todo en las regiones del Cercano
Oriente, es conocido como lago de Tiberíades o lago de Genesaret, más acorde con sus características. Se trata de un
lago de agua dulce a 209 metros debajo del nivel del mar enclavado en el noreste de Israel, al norte del Valle del
Jordán y a las orillas de la ciudad de Tiberíades.

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Transición
Era frecuente que se desataran tormentas huracanadas con fuertes ráfagas de viento en el mar o lago de Galilea.
Tenía tal extensión y profundidad, que la pesca era la práctica habitual entre los lugareños. Es un lago de agua dulce
de Asia Occidental y el único de Israel.

Desarrollo
El Señor Jesús está desarrollando su ministerio en Galilea y entrenando a sus discípulos. Ha venido realizando
diferentes milagros de sanidad y enseñando verdades profundas.
Habían tenido días muy ajetreados y les indica que suban al barco y vayan al otro lado del lago. El Señor estaba
agotado, por lo que se acostó a descansar en el cabezal, o sea, en la parte frontal del barco (es donde más se siente
el movimiento del oleaje).

En el Mar de Galiea:
Varios de los discípulos, de hecho, eran pescadores experimentados, por lo que estaban acostumbrados a las
tormentas que se desataban en el Mar de Galilea, pero en esta ocasión la tormenta era demasiado fuerte, tanto así
que se asustaron y temieron por sus vidas.
Temían que el barco se hundiera. ¿Qué iba a pasar si el barco se hundía? Algunos podrían nadar, otros morirían
ahogados; los que sabían nadar, no lo lograrían por mucho tiempo en esa tempestad. El peligro era inminente y
ellos no logran el control de la embarcación.
Los discípulos sabían que el Maestro no sabía mucho del mar, pues Él era carpintero por legado; pero ¡cuán
atemorizados podían estar que fueron a buscarlo y despertarlo de donde estaba descansando, para contarle sus
temores ante la situación que estaban experimentando.

Algo que nosotros sabemos ahora, pero que los discípulos no sabían en ese momento, es que el Señor Jesús estaba
en control de la situación y había permitido toda esta tormenta con el fin de fortalecer su fe.
Con toda su experiencia en el mar y la pesca, los discípulos no sabían qué hacer y sólo pudieron ir y buscar a su
Maestro para que les dijera qué hacer.

Tratemos de imaginar la situación: Vientos huracanados, tempestuosos, agua por todas partes: llovida y del mar,
movimientos descontrolados, las cosas cayendo por todas partes y algunas cayendo al mar, gente cayéndose porque
no se pueden sostener de pie, gente gritando, otros vomitando, suciedad, sudor… (una escena terrible).
El Señor Jesús los llevó a una situación extrema, para poder tener su atención completa y poder fortalecer su fe.
Cuando lo buscan, Él reacciona con total control y calma la tempestad.
Si ellos no hubieran vivido esta emergencia y hubieran temido por su vida, jamás hubieran valorado genuinamente
el poder del Maestro al calmar la tempestad. Ellos decían creer que era el Mesías, el Hijo de Dios, pero no estaban
tan seguros del alcance de Su poder. Ahora, después de la emergencia, sí que lo estaban (vr. 25b). Pasaron del temor
al asombro.

En nuestra vida, no queremos experimentar tormentas, las evitamos a toda costa, pero no podemos negar que
cuando hemos pasado por tiempos difíciles, aquellos en los cuales no sabemos qué hacer, sino que recurrir al Señor
Jesús por rescate, soporte y fortaleza, al final de la tormenta nuestra fe se ha fortalecido, se ha desarrollado verdadera
dependencia a Dios y estamos más atentos a aquello que el Señor quiera para nosotros.
Cuando recurrimos al Señor, como lo hicieron los discípulos, en nuestros tiempos no sólo difíciles, sino tormentosos,
nuestra vida produce frutos que honran al Señor y nos hacen más sensibles a las necesidades de otros y aún más, a
la necesidad de salvación de nuestros prójimos. No podemos dejar de leer lo que nuestro Señor quiere que sepamos
Santiago 1:2-4.

Tratemos de imaginar el ambiente en el barco, por el resto de la travesía hacia su destino en Gadara (maestro trate
de describirlo en sus palabras – sorpresa, estupefación, pero alegría-)

La Llegada a Gadara:
El Señor Jesús todo lo sabe y sabía que había una fuerte necesidad en Gadara, por eso su instrucción de navegar
hacia allá. Fue su idea.

Gadara quedaba al extremo opuesto del otro lado de la ribera del Mar de Galilea. Territorio que no era de Jerusalén,
sino de Decápolis -lo que explica la existencia de Cerdos, pues los judíos no tratan con cerdos.
Si vemos bien el pasaje, Él viajó hacia allá solamente para sanar y salvar al endemoniado. (vr. 37b) y en el camino
crea la ocasión para fortalecer la fe de sus discípulos. Quienes ahora confiaban aún más en Su poder; pues la
liberación que iba a hacer requería de mucho poder y sólo Él tiene ese poder.
Lucas 8:27 y 30 dice que el hombre, quien estaba poseído de muchos demonios, (1 legión = 1000 demonios) por
largo tiempo, vino a encontrarse o confrontar al Señor Jesús, para que no los lastimara (eran muchos demonios).

¿Cuánto es largo tiempo? ¿Unos meses, un año, dos años, tres, diez, 14? ¿Cuánto? Para el hombre y su familia,
seguramente parecía una eternidad. Una eternidad controlado por muchos demonios, esclavizado a hacer cosas que
no quería, a sufrir dolor y desprecio. Una eternidad en sufrimiento.

El Señor Jesús tuvo compasión por el alma de este hombre y a pesar de la tormenta que enfrentaría en el transcurso,
estuvo muy interesado en llegar a la ribera para salvar al hombre.

Pregunte a sus alumnos, ¿cuánto vale un alma para Jesús?, ¿cuánto vale un alma para nosotros?
Los discípulos posiblemente se molestaron porque pasaron tanto peligro para llegar solamente para salvar a un
hombre, pues después de esto se regresaron a Galilea (ver. 37), pero debemos entender (y ellos) que un alma vale
cualquier tormenta que tengamos que atravesar para alcanzarla para salvación.

Hermanos, como iglesia necesitamos esforzarnos y algunas veces a travesar tormentas tempestuosas, pero todo,
absolutamente todo valdrá la pena, al ver un alma más entregarse a Cristo.
El Señor Jesús piensa en cada uno de nosotros y piensa en cada uno que aún no le ha entregado su alma y ha
aceptado Su regalo de salvación. Hermanos, nosotros estamos para afrontar todo lo que venga, con tal que podamos
extender el Evangelio de Cristo y cuantos más puedan, lleguen a los pies de nuestro Señor.

Conclusión
Las tormentas que enfrentamos cada uno en su vida y nuestra iglesia como congregación, son preparaciones para
fortalecer nuestra fe y madurar nuestra relación y dependencia al Señor a fin de testificar a cuantos más podamos.

Nota: Maestro, por favor haga una conclusión haciendo énfasis en la importancia de testificar en cada oportunidad
de nuestra vida cotidiana.

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