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NOVIEMBRE 2019
Edison Souza – Periodista y presbítero en La Iglesia Presbiteriana de
Campinas São Paulo, Brasil.
CADA DIA, Volumen 16, Número 11, Noviembre 2019. Copyright © La Hora
de la Reforma, Apartado Postal 130, Código Postal: 13012-970 - Campinas,
San Pablo - Brasil. Toda Escritura es de la: Nueva Versión Internacional (NVI).
Puede citarse parte de este librito devocional citando la fuente.
Tiraje: 5 mil
Texto: Edison Souza
Redacción Editorial: Nancy Ayala
Revisión: Raquel Gabriel
Editor: Guillermo Serrano
Cubierta: Lucas Pedro
Foto: © Fotovika | Dreamstime.com
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¿Cómo contestas a las
preguntas hechas por Jesús?
Edison Souza
Por toda la Biblia siempre hay muchas preguntas para ser contesta-
das. En el Antiguo Testamento Dios siempre llevaba mensajes o hacía
preguntas a través de los profetas. En el Nuevo Testamento Jesús nos
hace preguntas inquietantes, las cuales nos confrontan con la realidad,
y muchas veces no tenemos la respuesta. ¿Cuál ha sido tu posición
cuando el Maestro te ha confrontado? ¿Tienes siempre una palabra
positiva o lo que dices en la hora del almuerzo no lo puedes confirmar
en la hora de la cena? ¿Contestamos estas preguntas con sabiduría o
simplemente hablamos sin pensar?
En este mes reflexionaremos juntos acerca de la manera en que
contestamos a las preguntas hechas por Jesucristo.
¡Buena lectura!
Viernes
1 Noviembre Marcos 10:46-52
A los seres humano nos gusta el tacto. Tocar las cosas con las
manos. Es una actitud normal. Tocar con las manos demuestra
cariño. El Dios creador actuó así. Después de crear todas las cosas
tan sólo con su palabra, decidió usar las manos para crear al hombre
en una actitud de extremo cariño sin paralelos.
Para tocar a alguien es necesario estar cerca a esa persona. Jesús
nos ofrece una vida entera llena de bendiciones, pero es necesario
que seamos personas cercanas a él, que él nos conozca y que él
nos toque con sus manos.
Es triste pensar que en el mundo de hoy muchas personas viven
lejos de Jesús. Para recibir las bendiciones de Dios es preciso “tocar”
a Jesús, y eso tal vez es más difícil hoy, de lo que fue para aquella
mujer. Si aquella mujer tenía una debilidad física, hoy en día la
humanidad tiene una debilidad espiritual.
El mismo esfuerzo es exigido de nosotros: necesitamos seguir a
Jesús, sobrepasar la distancia física, extender nuestra mano y “to-
carlo” por fe. La mujer tocó las ropas del Maestro. Sus vestiduras
caracterizan la Justicia Celestial y la sanidad ofrecida gratuitamente
a todos sus seguidores.
¿Cuál es el mal que te aflige hoy? ¿Cuál es el pecado que te
esclaviza? Acércate a Jesús, toca su manto y experimentarás ese
poder liberador.
A veces, Jesús tenía que hablar en voz alta y bien claro por-
que las personas no lo entendían, o no lo querían entender. El
Maestro hacia milagros, y sus acciones eran autenticadas por Dios
mismo y no necesitaba de cualquier otro tipo de autorización.
Sin embargo, las personas siempre encontraban una manera de
intentar poner a prueba su autoridad.
Cierta vez Jesús sanó a un paralítico diciéndole: “Tus pecados
quedan perdonados” pero eso quitó el sosiego de los oyentes.
Entonces Jesús, percibiendo la intención que había detrás de todo
dijo: “¿Qué es más fácil, decirle al paralítico: Tus pecados quedan
perdonados, o decirle: Levántate, toma tu camilla y anda?”
Los fariseos no creían que Jesús tenía el poder para ofrecer
perdón de los pecados, que es lo mismo que pasa con muchas
personas en nuestros días. Más importante que cuestionar la
autoridad de Cristo, necesitamos cambiar nuestro estilo de vida.
Necesitamos recibir perdón del Rey de reyes y olvidar nuestra
vida de pecados.
Cuando Jesús ordena: “Levántate, toma tu camilla y anda”, en
verdad está diciendo que nos alejemos del pecado que nos hace
esclavos. Nuestra vida necesita mostrar la realidad de haber sido
perdonado y nuestros pecados olvidados.
¡Piense en eso! levántate, toma tu camilla y anda.
Querido Dios, que en nuestro corazón nunca
dudemos del poder que tienes para curar almas.
En el nombre de Jesús. Amén.
Miércoles
13 Noviembre Marcos 8:14-21
Durante gran parte del tiempo en que estuvo con los apóstoles,
Jesús habló con ellos a través de parábolas y ellos, en muchas de
las veces no lo entendían. Curiosamente, antes de ascender al
cielo, el Maestro les habló claramente, pero aún no conseguían
entenderlo.
Después de escuchar las últimas palabras acá en la tierra, los
discípulos dijeron: ‘Ahora vemos que sabes todas las cosas y que
no hay necesidad que nadie te haga preguntas. Por esto creemos
que has venido de Dios.”
Jesús les contestó: “¿Así que ahora creen?” Y les digo más: “Pues
ya llega la hora, y es ahora mismo, cuando ustedes se dispersarán
cada uno por su lado... En el mundo, ustedes habrán de sufrir;
pero tengan valor: yo he vencido al mundo.” Los discípulos, hasta
aquel momento no conseguían entender las palabras de Jesús y
él esperaba que sus compañeros tuvieran más fe.
Y así es. Jesús espera que tengamos fe. El gran desafío es vivir
hoy mismo en el estilo de vida que Jesús nos ha pedido: obediencia,
fidelidad, pureza, mansedumbre, amor y, por encima de todo, fe.
El príncipe de este mundo intentará inducirnos a un estilo
de vida separado de la identidad de los cristianos. Necesitamos
resistir y creer que Dios es quien está al control de todo. Y él sólo
pide que tengamos fe.
AL LADO DE LA VERDAD
“Jesús le respondió: … y si lo que he dicho está bien,
¿por qué me pegas?”
Juan 18:23
Uno de los temas más debatidos en estos días son las “fake news”
(noticias falsas en inglés), que en la mayoría de los casos se propagan
por medio de las redes sociales, y que las personas menos avisadas
repiten sin comprobar si estas noticias son verdaderas o no.
En el tiempo de Jesús la gente también se dejaba llevar por
rumores y Jesús constantemente cuestionaba a sus discípulos en
cuanto a lo que la gente decía sobre él. En este pasaje bíblico
Jesús pregunta a Pedro: “Simón, hijo de Juan, ¿me amas más
que estos?” En verdad muchas cosas estaban ocurriendo acerca
de Jesús en aquellos últimos días, y el Maestro deseaba obtener
una pública confesión de fe de aquel mismo hombre que lo había
negado unos días antes.
Y Jesús preguntó tres veces la misma cosa a Pedro, con la misma
respuesta de Pedro cada vez, hasta que con la última respuesta
escuchó: “Señor, tú lo sabes todo: tú sabes que te quiero”, a lo que
Jesús respondió otra vez: “Cuida de mis ovejas”.
En esta enseñanza Jesús quiere mostrar que, cuando se ama a
alguien, se debe amar por entero, incondicionalmente, no sólo por
palabras. Amar es asumir el compromiso de estar juntos, cueste lo
que cueste, abrazar un mismo trabajo para Dios.
¿Y tú, qué responderías si Jesús te preguntara: “Me amas más
que estos?”
Mi buen Señor Jesús, quiero amarte de verdad, sin
avergonzarme ante las personas. Quiero cuidar de
tus ovejas. Amén.
Juan 13:1-20 Lunes 18 Noviembre
¿Por qué una persona llora? Puede llorar porque tiene hambre,
porque está con algún tipo de dolor, por haber quedado sin empleo
o por haber perdido a alguien muy querido.
Para muchos, llorar es una demostración de debilidad, para
otros puede significar una demostración de fuerza, principal-
mente si llora en público, pero las lágrimas no deben impedirte
para ver la realidad.
María Magdalena quería ver con sus propios ojos donde Jesús
había sido enterrado. Ella se quedó afuera, junto al sepulcro,
llorando. Y llorando como estaba, se agachó para mirar dentro.
Entonces escuchó una voz, y pensando que era la voz del hombre
que cuidaba el huerto, le dijo: “Señor, si usted se lo ha llevado,
dígame dónde lo ha puesto, para que yo vaya a buscarlo.”
Jesús entonces le dijo: “¡María! Ella se volvió y le dijo en he-
breo: ¡Rabuni! (que quiere decir: «Maestro»)” Aquí en este punto
sucede algo maravilloso, aunque un poco tarde. Desde el punto
de vista humano, la oveja reconoció la voz de su pastor y eso es
lo que importa.
Jesús se presenta a nosotros todos los días de muchas y diversas
maneras. Es responsabilidad de nosotros estar listos para atender
su llamada y reconocer sus promesas de vida eterna. Déjame
escuchar tu voz, Señor.
LA IMPORTANCIA DE LA FAMILIA
“Jesús les contestó: ¿Quiénes son mi
madre y mis hermanos?”
Marcos 3:33