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“Por eso, ya no deben mentirse los unos a los otros. Todos nosotros somos miembros de
un mismo cuerpo, así que digan siempre la verdad” Efesios 4:25
“Un día Jesús iba caminando con sus discípulos. Jesús ya había hecho muchos milagros, había
sanado a muchas personas; y había enseñado cosas hermosas a quienes se detenían para escucharle.
El sabía que la gente que en algún momento lo había visto, o había oído de él, se maravillaba y trataba
de adivinar de dónde había venido.
Pero, ¿qué pensaban sus discípulos de él? ¿Qué pensaban aquellos que convivían con él día y
noche? Esto era lo que él quería que ellos le dijeran en este día.
Para iniciar la conversación, les preguntó: ¿Quién dice la gente que soy?. Todos querían
hablar…
- Algunos dicen que eres Juan el Bautista – le dijo uno de sus discípulos.
- ¡Ah! – interrumpió otro - Muchos creen que eres el profeta Elías, quien ha vuelto a vivir.
- Y yo escuché a uno que asegura que eres Jeremías, dijo otro.
- Sí, o algún otro profeta – opinaron los demás.
-
Entonces Jesús les hizo la pregunta más importante: - Y ustedes, ¿quién dicen que soy?
Entonces Simón Pedro le dijo: “Tú eres el Salvador, el Hijo de Dios”. Jesús se puso muy
contento con la respuesta de Pedro; porque Pedro sí sabía quién era él.
Pedro tuvo la libertad de dar su opinión en cuanto a Jesús. Ustedes también pueden decir en
público lo que sienten y piensan. Si lo hacen con respeto y se hacen responsables de lo que dicen,
nadie debe burlarse de sus opiniones.
“Más valen dos que uno, pues mayor provecho obtienen de su trabajo. Y si uno de ellos
cae, el otro lo levanta” Eclesiastés 4:9-10a
Dios nos hizo seres sociables. Esto quiere decir que nos necesitamos unos a otros. Necesitamos
disfrutar de la compañía y ayuda de otras personas. Pero no sólo necesitamos pasarlo bien con ellos,
sino también trabajar juntos. Las cosas salen mejor cuando se trabaja en unidad y cuando todos dan lo
mejor de sí mismo.
Cuando las personas trabajan unidas y de buena gana, Dios las ayuda y hace prosperar su
trabajo. Entonces, recuerden: “la unión hace la fuerza”.
MIERCOLES 18: EN MI GRUPO DEBO SERVIR
“Pero entre ustedes no debe ser así. Al contrario, el que quiera ser grande entre ustedes,
deberá servir a los demás” Marcos 10:43
Jesús tenía doce discípulos a quienes amaba mucho. Viajaban a muchos lugares juntos. Todos
los días, Jesús les enseñaba acerca de él. Siempre estaban con él cuando predicaba. Estaban con él
cuando sanaba a los enfermos y hacía otros milagros. Sus doce discípulos lo querían y admiraban
mucho. Todos querían ser más como él; todos querían agradarle.
Un día, dos de sus discípulos, los hermanos Jacobo y Juan, se acercaron a Jesús.
- “Maestro”, le dijeron, “tenemos algo muy importante que pedirte”.
- “¿Qué desean?”, les preguntó Jesús.
- “Tú nos has dicho que un día iremos a vivir al cielo contigo. Cuando estemos allá, deja que
uno de nosotros esté sentado a tu derecha y otro a tu izquierda”.
Jesús se entristeció mucho por tan egoísta petición. Jacobo y Juan querían estar en los lugares
preferido; no les importaba dónde quedaban los demás discípulos.
- “No saben lo que me están pidiendo”, les dijo Jesús. “Yo voy a sufrir mucho antes de
sentarme en el lugar especial que hay para mí. ¿Acaso podrán sufrir lo que yo voy a sufrir?”. Jesús,
como mucho amor, les siguió explicando.
- “Ustedes no deben pedir ser importantes, sino que deben estar dispuestos a servir a los
demás. Porque yo, que soy el Hijo de Dios, no vine para que me sirvan, sino para servir. Ustedes
deben seguir mi ejemplo”.
“Hagan ustedes con los demás como quieren que los demás hagan con ustedes “.
Lucas 6:31
¿Qué cosas no te gusta que te hagan?. Tal vez dirás: “no me gusta que se burlen de mi”.
“No me gusta que me hagan bromas pesadas ni que me traten con groserías”. “No me gusta que me
mientan ni que me ofendan”.
A veces pensamos que sólo debemos respetar a las personas mayores, pero esto no es
así. Debemos aprender a respetarnos unos a otros desde niños.
¿Cómo demuestras tu respeto a los demás?. El modo como tratas a las personas es muy
importante. Pidamos a Dios que El nos ayude a respetar a los demás y a tratarlos como nos gusta que
nos traten a nosotros.
“Por eso, siempre que podamos, hagamos bien a todos” Gálatas 6:10
“¡Qué triste es no poder oir!” Si no se puede oir, tampoco se puede hablar. Porque no se
conocen los sonidos. Un hombre que tenía este problema también fue llevado a Jesús. A veces la
gente, por curiosidad, quería ver lo que el Señor hacía o por criticar su obra. El quería sanarlo, porque
le amaba. Le tocó sus oídos y su lengua, y esta persona, que nunca había hablado, lo hizo
perfectamente bien. Aunque Jesús pidió que no lo cuente a nadie, su gozo no lo dejó estar callado. La
gente entonces dijo: “¡Todo lo hace bien!”