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CARTA A UNA MUJER QUE TUVO UN ABORTO

Primero que todo siento mucho lo que te ocurrió cuando rechazaste el regalo de la
vida cometiendo el pecado del aborto, así que me uno a tu dolor y rezo por tu perdón
y por el proceso de tu sanación espiritual.
Lo que ya se hizo no tiene remedio, pero afortunadamente Dios es misericordioso y
nos perdona para que podamos rehacer nuestras vidas.
Para experimentar el perdón total de tu pecado, lo debes confesar a un sacerdote y
si es necesario reconfesarlo con dolor de haber ofendido a Dios quien es el Autor
de la vida.
Errar es humano, perdonar es divino. Dios te ha perdonado, con la muerte de su
Hijo Jesus en la cruz, también tu hijo, pues el o ella se encuentra el la paz de Dios.
Ahora tienes que completar el proceso de sanación perdonándote a ti misma.
Todos somos pecadores y Jesús rechazo a la multitud que quería apedrear a la
mujer adúltera diciéndoles, "el que esté libre de pecado que tire la primera piedra."
También dice el Señor, no juzguéis y no seréis juzgados. Dios te ha perdonado,
ahora pues, no continúes juzgándote y condenándote por el pecado que Dios ya te
perdonó.
Te sugiero que le reces a la Virgen de Guadalupe ya que ella es la Patrona de los
bebes en los vientres de sus madres. Ella te ayudará a encontrar paz. Bendice a tu
hijo y bautízalo espiritualmente con tu fe en el nombre del Padre, del Hijo y del
Espíritu Santo.
Nunca desconfíes de la Misericordia de Dios. Dios nos ama. Que el Señor te
bendiga, te guarde y te de la paz y el coraje para seguir adelante.

En cuanto a perdonarte a ti misma, debes hacer ejercicios mentales o afirmaciones


en las cuales tu hablas contigo misma diciendo por ejemplo:

He pecado y lo que hice no está bien. Sin embargo Dios es todo amor y misericordia,
con su muerte en la cruz ha perdonado todo mi pecado. Estoy en paz con Dios y
ahora quiero estar en paz conmigo misma.
Dios ha dicho perdonad y seréis perdonados, así que en el nombre de Jesús me
perdono a mi misma. Y como el niño que cae para aprender a pararse y sostenerse,
yo también caí y he aprendido de mi caída. Ahora reconozco la maldad del pecado
y respeto mas a Dios. Esta caída me sirve para empezar una nueva vida con mas
santo temor de Dios y con mas aprecio por la vida. Esta caída me sirve para rezar
por otras mujeres para que no caigan en la misma trampa, me sirve para aconsejar
a todas las que el Señor me presente y prevenirlas de este daño a sus vidas.
También me sirve para ayudar a otras mujeres que se encuentran en el dolor de
haber sufrido el trauma del aborto y sus consecuencias morales y espirituales.
Gracias a Dios por el regalo del perdón. Gracias a Dios por sanarme y limpiarme
con su preciosa sangre. Bendito sea el Señor.

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