ILIPLA

PATRIMONIO DE NIEBLA
La Muralla y el río Niebla
Tinto han sido fieles
compañeros de viaje
a lo largo de la
historia de Niebla al
igual que la puerta de
Sevilla, vía principal
de acceso durante
siglos, ha sabido
proteger los tesoros
que hoy salen a la
luz.

“Nada queda en ella de

los tiempos turdetanos,
fenicios y cartagineses,
pero la ocupación romana
si dejó pruebas
fehacientes del sumo
grado de civilización que
en su poder alcanzó y al
que sólo superó el que le
dieron los árabes
conquistadores”.

En la puerta de Sevilla, las excavaciones de la
década de los años ochenta pusieron al
descubierto las únicas estructuras domésticas
romanas conocidas hasta el momento,
consistentes en varias habitaciones
residenciales de las que se conservan parte de
sus pavimentos y restos de sus pinturas
murales además de mosaicos con motivos
geométricos o vegetales. En otro sector del
solar aparecen cuatro habitaciones separadas
en grupos de dos por un muro medianero de
sillares, delimitando así dos viviendas
romanas de épocas diferentes. A una fase
inicial, fechada entre los siglos III a.C.,
corresponden dos dependencias ubicadas
hacia el Este, una de ellas pavimentada con
opus signinum y otra con cal y arena sobre
cimientos de piedras, ambas separadas entre
sí por un vano. Al otro lado del citado muro, y
en el extremo oeste, se sitúa la vivienda
fechada entre los siglos II - III d.C. de la que
se conservan otras dos estancias, una de ellas
con pavimento de opus tessellatum y otra de
opus signinum, decoradas con pintura mural.
En época romana republicana Niebla emitió
monedas con unos 25 gramos de media con
anversos de jinete portador de lanza y reversos
con nombre de la ciudad entre espigas. Otro de
los atributos de estas series monetales es la
inclusión en los anversos de la a acompañada de
creciente, indicando un mismo destino y una
cronología similar. todas estas características
sitúan los inicios de la amonedación en el último
tercio del siglo II a.C, lo que es un indicio de la
reactivación de este circuito comercial entre el
estuario del tinto y odiel y el Guadalquivir una
vez liquidadas las guerras celtibéricas y
lusitanas. Una fecha clave para marcar el
comienzo de la romanización efectiva de la
ciudad.
Ayuntamiento de Niebla
Área de Turismo
www.niebla.es
Entre los recuerdos más notables que
dejaron los romanos en Niebla en el
promontorio de roca viva, donde está
cimentada la ciudad, fueron sus
innumerables pozos profundos y cisternas
labradas al lado de las murallas
principalmente por la parte de Occidente.
La mayoría de los arqueólogos les
atribuyen a la época de la dominación
romana, para el abastecimiento de aguas
en tiempo de guerra, pues si bien los
celtíberos, a los cuales se atribuye la
fundación de la ciudad de Ilipe, labraron
en la ciudad de Meca (Valencia), enormes
cisternas y pozos profundos sobre roca
viva, los de Niebla nos parecen mejor
atribuirlos a los romanos, por el gran
número de ellos que exigía buen número
de cautivos, por conocerse y haber en su
época mayor número de instrumentos de
trabajo, como cinceles, martillos de cobre,
bronce o hierro, por tener a veces obras
de mampostería y sillares supletorios en
los huecos areniscos de la roca caliza y
por haberse encontrado en las galerías
subterráneas, que a veces se comunican
con ellos, cacharros, ánforas y cerámica
romana para los usos domésticos de los
cautivos o trabajadores que los
construían.