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3. Las ondas sonoras.

Clasificación de las ondas respecto el rango audible del ser humano (espectro sonoro).
El sonido (del latín sonĭtus, por analogía prosódica con ruido, chirrido, rugido, etc.), en física, es cualquier fenómeno que involucre la
propagación de ondas mecánicas (sean audibles o no), generalmente a través de un fluido (u otro medio elástico) que esté
generando el movimiento vibratorio de un cuerpo.
El sonido humanamente audible consiste en ondas sonoras y ondas acústicas que se producen cuando las oscilaciones de la presión
del aire, son convertidas en ondas mecánicas en el oído humano y percibidas por el cerebro. La propagación del sonido es similar en
los fluidos, donde el sonido toma la forma de fluctuaciones de presión. En los cuerpos sólidos la propagación del sonido involucra
variaciones del estado tensional del medio.
La propagación del sonido involucra transporte de energía sin transporte de materia, en forma de ondas mecánicas que se propagan
a través de un medio elástico sólido, líquido o gaseoso. Entre los más comunes se encuentran el aire y el agua. No se propagan en el
vacío, al contrario que las ondas electromagnéticas. Si las vibraciones se producen en la misma dirección en la que se propaga el
sonido, se trata de una onda longitudinal y si las vibraciones son perpendiculares a la dirección de propagación es una onda
transversal.
3. Las ondas sonoras.
Clasificación de las ondas respecto el rango audible del ser humano (espectro sonoro).
3. Las ondas sonoras.
Definir los sistemas vibrantes y las fuentes de sonido.
Son necesarios dos factores para que se produzca el sonido: una fuente de vibración mecánica y un medio elástico por el que se
propague la perturbación. La fuente puede ser un diapasón, una cuerda que vibre o una columna de aire vibrando en un tubo de órgano.
Los sonidos se producen por materia que se halla en vibración. La necesidad de la existencia de un medio elástico puede demostrarse
colocando un timbre eléctrico dentro de un frasco conectado a una bomba de vacío, como se muestra en la figura. Cuando el timbre se
conecta a una batería para que suene continuamente, se extrae aire del frasco lentamente. A medida que va saliendo el aire del frasco, el
sonido del timbre se vuelve cada vez más débil hasta que finalmente ya no se escucha. Cuando se permite que el aire penetre de nuevo
en el frasco, el timbre vuelve a sonar. Por tanto, el aire es necesario para transmitir el sonido.

El sonido podemos definirlo como vibraciones mecánicas que se propagan por un medio elástico y denso. Este medio es normalmente el
aire; pero también lo hace por cualquier otro medio; ya sea sólido, líquido o gaseoso (el sonido no se propaga en el vacío por la
necesidad de este medio). Una fuente sonora es aquella de la cual proceden las vibraciones mecánicas o el emisor que las produce
provocando una sensación auditiva a través de cambios de presión.
3. Las ondas sonoras.
La rapidez del sonido.
Cualquier persona que haya visto a cierta distancia cómo se dispara un proyectil ha observado el fogonazo del arma antes de escuchar la
detonación. Ocurre algo similar al observar el relámpago de un rayo antes de oír el trueno. Aunque tanto la luz como el sonido viajan a
rapideces finitas, la de la luz es tan grande en comparación con la del sonido que puede considerarse instantánea. La rapidez del sonido
puede medirse directamente determinando el tiempo que les toma a las ondas moverse a través de una distancia conocida. En el aire, a
0° C, el sonido viaja a una rapidez de 331 m/s (1087 ft/s).
Anteriormente se estableció el concepto de que la rapidez de una onda depende de la elasticidad del medio y de la inercia de sus
partículas. Los materiales más elásticos permiten mayores rapideces de onda, mientras que los materiales más densos retardan el
movimiento ondulatorio. Las relaciones empíricas siguientes se basan en estas proporcionalidades. Para las ondas sonoras longitudinales
en un alambre o varilla, la rapidez de la onda está dada por
𝑌
𝑣=
𝜌
donde 𝑌 es el módulo de Young para el sólido y 𝜌 (ro) es su densidad. Esta relación es válida sólo para varillas cuyos diámetros son
pequeños en comparación con las longitudes de las ondas sonoras longitudinales que se propagan por ellas.
3. Las ondas sonoras.
La rapidez del sonido.
En un sólido extendido, la rapidez de la onda longitudinal está en función del módulo de corte 𝑆, el módulo de volumen 𝐵 y la densidad 𝜌
del medio. La rapidez de la onda se puede calcular a partir de
3
𝐵 +4𝑆
𝑣=
𝜌
Las ondas longitudinales transmitidas en un fluido tienen una rapidez que se determina con base en
𝐵
𝑣=
𝜌
donde 𝐵 es módulo de volumen para el fluido y 𝜌 su densidad. Para calcular la rapidez del sonido en un gas, el módulo de volumen está
dado por
𝐵 = 𝛾𝑃
donde 𝛾 es la constante adiabática (𝛾 = 1.4 para el aire y los gases diatómicos) y 𝑃 es la presión del gas. Por tanto, la rapidez de las ondas
longitudinales en un gas, a partir de la ecuación 𝑣 = , está dada por

𝐵 𝛾𝑃
𝑣= =
𝜌 𝜌
3. Las ondas sonoras.
La rapidez del sonido.
Para un gas ideal
𝑃 𝑅𝑇
=
𝜌 𝑀
donde 𝑅 = 8.314 𝑘𝑔 (constante universal de los gases)
𝑇 = 𝑡𝑒𝑚𝑝𝑒𝑟𝑎𝑡𝑢𝑟𝑎 𝑎𝑏𝑠𝑜𝑙𝑢𝑡𝑎 𝑑𝑒𝑙 𝑔𝑎𝑠
𝑀 = 𝑚𝑎𝑠𝑎 𝑚𝑜𝑙𝑒𝑐𝑢𝑙𝑎𝑟 𝑑𝑒𝑙 𝑔𝑎𝑠

Sustituyendo la ecuación = en la ecuación 𝑣 = se obtiene

𝛾𝑅𝑇
𝑣=
𝑀
3. Las ondas sonoras.
Ondas sonoras audibles.
Hemos definido el sonido como una onda mecánica longitudinal que se propaga por un medio elástico. Ésta es una definición amplia que no
impone restricciones a ninguna frecuencia del sonido. Los fisiólogos se interesan principalmente en las ondas sonoras que tienen la capacidad de
afectar el sentido del oído. Por tanto, es conveniente dividir el espectro del sonido en tres intervalos de frecuencias.

Cuando se estudian los sonidos audibles, los fisiólogos usan los términos fuerza, tono y calidad (timbre) para describir las sensaciones producidas.
Por desgracia, estos términos representan magnitudes sensoriales y, por tanto, subjetivas. Lo que es volumen fuerte para una persona es
moderado para otra. Lo que alguien percibe como calidad, otro lo considera inferior. Como siempre, los físicos deben trabajar con definiciones
explícitas mensurables. Por consiguiente, se pueden correlacionar los efectos sensoriales con las propiedades físicas de las ondas. Estas
correlaciones se resumen de la forma siguiente:
3. Las ondas sonoras.
Ondas sonoras audibles.
Las ondas sonoras constituyen un flujo de energía a través de la materia. La intensidad de una onda sonora específica es una medida de la razón
en la que la energía se propaga por cierto volumen espacial. Un método práctico de especificar la intensidad sonora es en términos de la razón con
que la energía se transfiere a través de la unidad de área normal a la dirección de la propagación de la onda. Puesto que la razón a la que fluye la
energía es la potencia de una onda, la intensidad puede relacionarse con la potencia por unidad de área que pasa por un punto concreto.

La intensidad sonora es la potencia transferida por una onda sonora a través de la unidad de área
normal a la dirección de la propagación.
𝐼=

Las unidades para la intensidad son la razón de una unidad de potencia a una unidad de área. En unidades
del SI, la intensidad se expresa en 𝑊/𝑚 , y ésa es la unidad que emplearemos en esta obra. Sin embargo,
la razón de flujo de energía en las ondas sonoras es pequeña, y en la industria se usa todavía 𝜇𝑊/𝑐𝑚 en
numerosas aplicaciones. El factor de conversión es
𝜇𝑊
1 = 1𝑥10 𝑊/𝑚
𝑐𝑚
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Ondas sonoras audibles.
Se puede demostrar por métodos similares a los utilizados para un resorte que oscila, que la intensidad sonora varía directamente con 𝑓 y 𝐴 de
una onda sonora. Expresada con símbolos, la intensidad 𝐼 está dada por
𝐼 = 2𝜋 𝑓 𝐴 𝜌𝑣

donde 𝑣 es la velocidad del sonido en un medio de densidad 𝜌. El símbolo 𝐴 en la ecuación se refiere a la amplitud de la onda sonora y no a la
unidad de área, como en la ecuación 𝐼 = .
La intensidad 𝐼 del sonido audible apenas perceptible es del orden de 10 𝑊/𝑚 . Esta intensidad, que se conoce como el umbral auditivo, ha
sido adoptado por expertos en acústica como la intensidad mínima para que un sonido sea audible.
El umbral auditivo representa el estándar de la intensidad mínima para que un sonido sea audible. Su valor a una frecuencia de 1 KHz es
𝐼 = 1𝑥10 𝑊 ⁄𝑚 = 1𝑥10 𝜇𝑊 ⁄𝑐𝑚

El intervalo de intensidades por arriba del cual el oído humano es sensible es enorme. Abarca desde el umbral auditivo 𝐼 hasta una intensidad
10 veces mayor. El extremo superior, conocido como umbral de dolor, representa el punto en el que la intensidad es intolerable para el oído
humano. La sensación se vuelve dolorosa y no sólo auditiva.

El umbral de dolor representa la intensidad máxima que el oído promedio puede registrar sin sentir dolor. Su valor es
𝐼 = 1𝑊 ⁄𝑚 = 100𝜇𝑊 ⁄𝑐𝑚
3. Las ondas sonoras.
Ondas sonoras audibles.
En vista de la amplitud del intervalo de intensidades al que es sensible el oído, es más práctico
establecer una escala logarítmica para las mediciones de intensidades sonoras, la cual se base en
la regla siguiente:

Cuando la intensidad 𝑰𝟏 de un sonido es 10 veces mayor que la intensidad 𝑰𝟐 de


otro, se dice que la relación de intensidades es de 1 bel (B).

Por tanto, cuando se compara la intensidad de dos sonidos, nos referimos a la diferencia entre
niveles de intensidad dada por
𝐼
𝐵 = log 𝑏𝑒𝑙(𝐵)
𝐼

donde 𝑰𝟏 es la intensidad de un sonido e 𝑰𝟐 la del otro.


En virtud de la notación logarítmica de los decibeles, el amplio intervalo de intensidades se reduce
a niveles de intensidad de 0 a 120 dB. Sin embargo, la escala no es lineal sino logarítmica. Un
sonido de 40 dB es mucho más que el doble de intensidad que uno de 20 dB. Un sonido que es
100 veces más intenso que otro es tan sólo 20 dB mayor. En la tabla aparecen varios ejemplos de
los niveles de intensidad de sonidos comunes.
3. Las ondas sonoras.
Ondas sonoras audibles.
La intensidad de un sonido disminuye cuando el oyente se aleja de la fuente sonora. El cambio de la intensidad varía con el cuadrado de la
distancia a la fuente. Por ejemplo, una persona colocada al doble de distancia de una fuente oye el sonido a la cuarta parte de la intensidad
anterior y una persona alejada el triple de distancia oye el sonido a un noveno de la intensidad. Para saber por qué ocurre esto, considere que el
sonido se irradia hacia fuera en todas direcciones desde una fuente puntual, como se muestra en la figura.
La onda sonora se ve como una sucesión de superficies esféricas. Considere los puntos 𝐴 y 𝐵
ubicados a las distancias 𝑟 y 𝑟 de una fuente que produce un sonido de potencia 𝑃.
Recordando que 𝐼 = y que el área de la esfera es 4𝜋𝑟 , podemos escribir las intensidades 𝐼 e
𝐼 de la forma siguiente:

𝐼 = e 𝐼 =
La potencia de la fuente no cambia; por tanto, es posible eliminar 𝑃 de las ecuaciones anteriores
y resolver para obtener la razón de las dos intensidades, como sigue

= o 𝐼 𝑟 =𝐼 𝑟
Esta expresión es muy útil para determinar como varía la intensidad del sonido al cambiar de
una posición a otra.
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Interferencia y pulsaciones (Batimiento).
Anteriormente se explicó el principio de superposición como un método
para estudiar la interferencia en ondas transversales. La interferencia
también se presenta en el caso de ondas sonoras longitudinales y el
principio de superposición también se les aplica a ellas. Un ejemplo común
de la interferencia en ondas sonoras se presenta cuando dos diapasones (o
cualquier otra fuente sonora de una sola frecuencia) cuyas frecuencias
difieren ligeramente, se golpean de manera simultánea. El sonido producido
varía en intensidad, alternando entre tonos fuertes y casi silencio. Estas
pulsaciones regulares se conocen como pulsaciones (batimiento).
Para comprender el origen de las pulsaciones, examinemos la interferencia
que se establece entre ondas sonoras que proceden de dos diapasones de
frecuencia ligeramente distinta, como se muestra en la figura. La
superposición de ondas 𝐴 y 𝐵 ilustra el origen de las pulsaciones. Los tonos
fuertes se presentan cuando las ondas interfieren constructivamente; los
suaves, cuando interfieren en forma destructiva. La observación y los
cálculos demuestran que las dos ondas interfieren constructivamente 𝑓 −
𝑓 veces por segundo. Así, podemos escribir
Por ejemplo, si dos diapasones de 256 y 259 Hz se golpean al mismo tiempo,
el sonido resultante pulsara tres veces por segundo.
𝑁ú𝑚𝑒𝑟𝑜 𝑑𝑒 𝑝𝑢𝑙𝑠𝑎𝑐𝑖𝑜𝑛𝑒𝑠 𝑝𝑜𝑟 𝑠𝑒𝑔𝑢𝑛𝑑𝑜 = 𝑓 − 𝑓
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El efecto Doppler.
Siempre que una fuente sonora se mueve en relación con un oyente, el tono del sonido, como lo escucha el observador, puede no ser el
mismo que el que se percibe cuando la fuente está en reposo. Por ejemplo, si uno está cerca de la vía del ferrocarril y escucha el silbato
del tren al aproximarse, se advierte que el tono del silbido es más alto que el normal que se escucha cuando el tren está detenido. A
medida que el tren se aleja, se observa que el tono que se escucha es más bajo que el normal. De forma similar, en las pistas de carreras
el sonido de los automóviles que se acercan a la gradería es considerablemente de tono más alto que el de los autos que se alejan. El
fenómeno no se restringe al movimiento de la fuente. Si la fuente de sonido está fija, un oyente que se mueva hacia ella advertirá un
aumento similar en el tono. Un oyente que se aleja de la fuente de sonido escuchará un sonido de menor tono. El cambio en la
frecuencia del sonido que resulta del movimiento relativo entre una fuente y un oyente se denomina efecto Doppler.

“El efecto Doppler se refiere al cambio aparente en la frecuencia de una fuente


de sonido cuando hay un movimiento relativo de la fuente y del oyente”.
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El efecto Doppler.
Es posible demostrar de manera gráfica el origen del efecto Doppler por medio de la representación de las ondas periódicas emitidas por
una fuente como círculos concéntricos que se mueven en forma radial hacia fuera, como en la figura. La distancia entre cualquier par de
círculos representa la longitud de onda 𝜆 del sonido que se desplaza con una velocidad 𝑉. La frecuencia con que estas ondas golpean el
oído determina el tono del sonido escuchado. Consideremos en primer lugar que la fuente se mueve a la derecha hacia un observador 𝐴
inmóvil, como en la figura. A medida que la fuente en movimiento emite ondas sonoras, cada onda sucesiva se emite desde un punto
más cercano al oyente que la onda inmediata anterior. Esto da por resultado que la distancia entre las ondas sucesivas, o la longitud de
onda, sea menor que la normal. Una longitud de onda más pequeña produce una frecuencia de ondas mayor, lo que aumenta el tono del
sonido escuchado por el oyente 𝐴. Mediante un razonamiento similar se demuestra que un incremento en la longitud de las ondas que
llegan al oyente 𝐵 hará que éste escuche un sonido de menor frecuencia.
3. Las ondas sonoras.
El efecto Doppler.
Ahora podemos deducir una relación para predecir el cambio en la frecuencia observada. Durante una vibración completa de la fuente
estacionaria (un tiempo igual al del periodo 𝑇), cada onda se moverá a lo largo de una distancia de una longitud de onda. Esta distancia
se representa por 𝜆 en la figura (a) y está dada por
𝑉
𝜆 = 𝑉𝑇 = Fuente estacionaria
𝑓
donde 𝑉 es la velocidad del sonido y 𝑓 es la frecuencia de la fuente. Si la fuente se mueve a la derecha con una velocidad igual a 𝑣 como
en la figura (b), la nueva longitud de onda 𝜆′ al frente de la fuente será
𝜆 = 𝑉𝑇 − 𝑣𝑇 = 𝑉 − 𝑣 𝑇
Pero 𝑇 = 1/𝑓, de modo que escribimos
𝜆 = Fuente en movimiento

Esta ecuación también se aplica para la longitud de onda a la


izquierda de la fuente en movimiento si seguimos la
convención de que las rapideces al aproximarse se
consideran positivas y las rapideces al alejarse negativas. Por
ello, si calculamos 𝜆 a la izquierda de la fuente en
movimiento, el valor negativo sería sustituido para 𝑣 , lo que
resultaría en una mayor longitud de onda.
3. Las ondas sonoras.
El efecto Doppler.
La velocidad del sonido en un medio es función de las propiedades del medio y no depende del movimiento de la fuente. Por tanto, la
frecuencia 𝑓 escuchada por un oyente inmóvil y proveniente de una fuente en movimiento de frecuencia 𝑓 está dada por
𝑉 𝑉𝑓
𝑓 = = 𝐹𝑢𝑒𝑛𝑡𝑒 𝑒𝑛 𝑚𝑜𝑣𝑖𝑚𝑖𝑒𝑛𝑡𝑜
𝜆 𝑉−𝑣
donde 𝑉 es la rapidez del sonido y 𝑣 la de la fuente. La rapidez 𝑣 se considera positiva para rapideces de acercamiento y negativa para
rapideces de alejamiento. Ahora estudiemos el caso en que la fuente está fija y el observador se mueve hacia ella con una velocidad igual
a 𝑣 . Aquí la longitud de onda del sonido recibido no cambia, pero el número de ondas que encuentra el oyente por unidad de tiempo (la
frecuencia observada) aumenta como resultado de la rapidez 𝑣 . En consecuencia, el oyente escuchará la frecuencia
𝑓 𝑉+𝑣
𝑓 = 𝑂𝑏𝑠𝑒𝑟𝑣𝑎𝑑𝑜𝑟 𝑒𝑛 𝑚𝑜𝑣𝑖𝑚𝑖𝑒𝑛𝑡𝑜
𝑉
Aquí, la rapidez 𝑣 del observador debe considerarse positiva para rapideces que se aproximan a la fuente y negativa para las que se
alejen de ella. A menudo la fuente y el observador están en movimiento, de modo que se necesita una relación más general que abarque
todo el movimiento relativo. Es posible combinar las ecuaciones 𝑓 = = y𝑓 = a fin de obtener esa ecuación general que
funcione en todos los casos siempre que el movimiento relativo tanto del observador como de la fuente vaya a lo largo de una línea recta
𝑉+𝑣
𝑓 =𝑓 𝐸𝑐𝑢𝑎𝑐𝑖ó𝑛 𝑔𝑒𝑛𝑒𝑟𝑎𝑙 𝑑𝑒𝑙 𝑒𝑓𝑒𝑐𝑡𝑜 𝐷𝑜𝑝𝑝𝑙𝑒𝑟
𝑉−𝑣
3. Las ondas sonoras.
El efecto Doppler.

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