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La constitución de los saberes científicos en el marco del proceso civilizatorio.

Indagaciones teóricas desde la obra de Norbert Elias

Salvador Mateos Rangel1


Resumen
El objetivo que persigue esta ponencia es retomar algunas de las principales
aportaciones teóricas de la obra del sociólogo alemán Norbert Elias (1987-1990) a la
luz de los estudios sociológicos de las ciencias. En particular, dado sus rendimientos
cognitivos, nos interesa desarrollar tres problemáticas teóricas que forman parte del
legado sociológico de nuestro autor con relación al problema de la constitución de las
ciencias como monopolios de saber enmarcadas en el proceso de la civilización de
las sociedades altamente industrializadas y diferenciadas como características
propias del devenir de la modernidad: 1) La constitución de las ciencias como
procesos de larga duración; 2) Los saberes científicos producto de las relaciones
interdependientes entre individuos; y 3) Las prácticas cotidianas como formas de
constitución de figuraciones de larga duración.
Postulamos estas tres premisas como fundamento teórico que permite
entender la emergencia de los saberes científicos en el contexto de la sociedad
moderna toda vez que entendemos que encierran uno de los principales puntos de
vista de Norbert Elias: la vida humana se desarrolla gracias a las relaciones sociales
cotidianas que entablan los individuos entre sí y con la naturaleza2 a lo largo de

1
Estudios de licenciatura en Ciencias de la Comunicación en la Facultad de Ciencias Políticas y
Sociales, UNAM. Profesor adjunto de la misma institución. Correo electrónico: zalvadormt@gmail.com.
2
Una de las principales aportaciones de Norbert Elias que se relacionan con el entendimiento de las
formas de orientación humana tiene que ver con que su teoría no se limita a observar las relaciones
entre individuos (relaciones sociales) a partir de nociones estáticas (individuo/sociedad), sino que
también incorpora las relaciones que los individuos establecen con las cosas y los objetos en general
(relaciones con la naturaleza). En ese sentido, se aparta de las dicotomías reificadas por la tradición
sociológica como subjetivo/objetivo o sujeto/objeto, y propone los términos “comprometido” y
1
procesos históricos de larga duración; al mismo tiempo, estos entramados de
relaciones constituyen figuraciones que delinean la construcción de medios de
orientación social como formas de interdependencia3 entre las estructuras sociales y
las estructuras psíquicas del comportamiento humanas.
Palabras clave: proceso civilizatorio, saberes científicos, procesos de larga
duración, figuraciones sociales, prácticas cotidianas.

Introducción
Una de las primeras observaciones que debemos tener claras para construir
explicaciones que den cuenta del proceso de desarrollo científico, según Elias, es
dejar de lado la idea de elaborar una “teoría de la ciencia” y, más bien, desarrollar
una teoría de las ciencias: “Es más adecuado hablar de las ciencias en plural. En la

“distanciado”, Cfr. Norbert Elias, Compromiso y distanciamiento. Ensayos de sociología del


conocimiento (Barcelona: Ediciones Península, 1990), 51, Nota 1.
3
Entre los especialistas de Norbert Elias es sabido que las nociones de interdependencia, figuración y
con-figuración son una suerte de equivalentes analíticos caracterizados por describir redes de
relaciones recíprocas entre individuos. Sobre figuración y configuración, Jonathan Fletcher dice: “Una
de las razones por las que Elias elimina el prefijo de configuración en lugar de la palabra figuración
podría ser que ‘con-’, que proviene del Latín que significa ‘con’, es que en sí mismo es redundante.
Así, es innecesario decir que los seres humanos forman configuraciones unos ‘con’ otros. Sin
embargo, la palabra configuración es de uso común y su significado es intuitivamente claro.”
(Traducción nuestra) Cfr. Jonathan Fletcher, Violence and civilization. An introduction to the work of
Norbert Elias (Cambridge, Polity Press, 2005), 61. Agradezco a Rubén Hernández Duarte la
sugerencia de revisar el trabajo de Jonathan Flectcher.
Así también, Gina Zabludovsky comenta “… conceptos de ciencias sociales, como… ‘familia’ y
‘sociedad’, se refieren… a grupos interdependientes, a figuraciones específicas de personas que se
integran a otras personas.” Cfr. Gina Zabludovsky, Norbert Elias y los problemas actuales de la
sociología (México, FCE, 2007), 53. [Cursivas añadidas].
2
actualidad ya no se puede eludir la pregunta por las razones de la diversidad de las
ciencias, incluso al ocuparse de lo que ellas tienen en común”4.
Este postulado eliasiano responde al rechazo de la vieja idea de entender el
“progreso científico” como un proceso homogéneo propuesto tanto por filósofos como
por historiadores de la ciencia que responde a una suerte de lógica inmanente que,
como consecuencia teórica, no permite observar el proceso de génesis de la
construcción de medios de orientación situados históricamente. 5
Los principales interlocutores contemporáneos con los que Elias discutió
fuertemente fueron Karl Popper y sus seguidores. El principal error que encontraba
en la propuesta popperiana era una pobreza en la observación de la complejidad de
una institución social como la ciencia, sobre todo cuando el filósofo austriaco hablaba
de una supuesta “lógica de la investigación científica”6. A decir de Elias, Popper
pretendía englobar en la noción de lógica no sólo las diferencias entre las distintas
ciencias (en especial, las diferencias entre las ciencias físicas y sociales) sino
también oscurecía el problema de las diferencias de los objetos y las formas
metodológicas de construcción de estas.
Para Elias era claro que en Popper había una herencia kantiana que, toda vez
que arrastraba los principales postulados metafísicos del filósofo alemán, no
alcanzaba a reconocer el problema de la constitución social e histórica de diversas
formas lógicas de comprensión científica que, antes que tratarse de naturalezas de

4
Norbert Elias, “¿Ciencia o ciencias? Contribución para una discusión con filósofos ajenos a la
realidad”, La civilización de los padres y otros ensayos (Santa Fe de Bogotá: Editorial Norma, 1998c)
376.
5
Elias no titubea en usar la idea de progreso, pues considera que no es desechable en sí misma toda
vez que permite entender cómo se entretejen tendencias sociales no planeadas. Para un análisis de
las implicaciones semánticas de las nociones de progreso, humanidad y desarrollo Cfr. Norbert Elias,
“Hacia una teoría de los proceso sociales”, La civilización de los padres y otros ensayos (Santa Fe de
Bogotá: Editorial Norma, 1998b.), 139-197 pp.
6
El libro de Popper al que se refiere Elias es: Karl Popper, La lógica de la investigación científica
(Madrid, Tecnos, 2008).
3
tipo a priori propias de la humanidad, se trata de desarrollos humanos que tienen
detrás de sí largas cadenas de generaciones que en juegos de luchas y conflictos
han conseguido formas de estabilización gracias a la puesta en marcha de toda una
serie de conocimientos teóricos, metodológicos, empíricos y prácticos que son
aprehendidos a lo largo de la formación de los distintos oficios científicos.
Gran parte de la obra de Elias sugiere fuertes críticas al sistema filosófico de
Immanuel Kant. Desde 1992, bajo la dirección del filósofo neokantiano Richard
Hönigswald, Elias se propuso como trabajo de tesis doctoral historizar desde un
punto de vista radical las categorías y conceptos de la percepción del tipo espacio,
tiempo y causalidad. Su propuesta consistía en pensarlos como formas de
representación que son aprendidos dentro de relaciones sociales y entenderlos como
categorías en condiciones evolutivas históricas. Desafortunadamente Elias no tuvo
éxito del todo en su investigación: su trabajo fue aceptado después de dos años bajo
la condición de realizar ciertas modificaciones. Así mismo, en uno de sus últimos
trabajos, Sobre el tiempo, muestra una postura frontal a Kant cuando aborda el
problema del tiempo como “una explicación en la que ambos elementos de la
cuestión –la experiencia y el conocimiento– son entendidos como parte de un solo
proceso, un proceso donde las acciones, las ideas y las relaciones humanas son
entendidas como mutuamente dependientes.”7 Justo al contrario como, en palabras
de Elias, lo entendía Kant:
La opinión filosófica según la cual los hombres vinculan sin más, de una manera
automática, sin ningún otro conocimiento y en la forma del ‘tiempo’ los hechos, en
virtud de una ‘síntesis a priori’, que es un don de su razón innata, fue, por una
parte, consecuencia de un conocimiento restringido de los hechos que tuvieron a
su disposición Descartes y Kant y quienes siguieron sus pasos; y por otro, efecto
de su concepto de experiencia.8

7
Héctor Vera, “Prólogo a la tercera edición en español”, Sobre el tiempo, (México, FCE, 2010), 9.
8
Norbert Elias, Sobre el tiempo (México, FCE, 2010), 61. Las cursivas añadidas buscan señalar las
dos categorías que, a decir de Héctor Vera, Elias entiende como “mutuamente dependientes”.
4
Se trata, pues, de retomar los postulados fundamentales de la teoría del proceso
de la civilización e investigaciones posteriores que forman parte del legado teórico de
Norbert Elias: en primer lugar, entender el devenir y emergencia histórica de las
ciencias como procesos de larga duración; en segundo término, encuadrar los
saberes científicos dentro de la constitución de las redes de figuraciones sociales; y
por último, encuadrar la práctica científica cotidiana dentro de un entramado de
interdependencias en el transcurso de procesos históricos de larga duración.

La constitución de procesos de larga duración: las ciencias


El hecho de dar un lugar primordial a la propuesta de los procesos históricos de larga
duración y, al mismo tiempo, usarlo como problema que inaugura la constitución y
emergencia de las ciencias no es gratuito. En efecto, Norbert Elias no era, y tampoco
se reconocía como historiador9; no obstante, tampoco dejó de lado, desde el inicio y
hasta el final de su carrera, la discusión con la comunidad de los historiadores.
Desde la introducción de uno de sus primeros y más importantes trabajos, La
sociedad cortesana (1969), pone en la mesa de discusión la invitación a procurar “un
trabajo en equipo [entre] las diversas disciplinas”, así como a mantener una
conversación constante entre historiadores y sociólogos.10
Se trata de reflexiones que detallan los rendimientos reflexivos que los
trabajos históricos acarrean a la teoría sociológica en su quehacer investigativo, tanto
a nivel empírico como teórico. De manera específica, Elias describe tres puntos: 1)
Un cuidado en la subordinación de las actitudes de valor contemporáneas con
relación a las actitudes de valor sociales propias de los contextos de los objetos de
análisis; 2) Olvidar el falso debate entre la libertad y dependencia de los hombres y,
9
Las reflexiones de Jürgen Kocka resultan ilustrativas. Además de reconocer las influencias y
aportaciones a la historia de Elias, menciona la que será, quizá, su principal influencia, a saber: la
sociología del conocimiento del alemán Karl Mannheim. Cfr. Jürgen Kocka, “Norbert Elias desde el
punto de vista de un historiador”, Reis, 65 (enero-marzo, 1994), 94.
10
Norbert Elias, “I. Introducción: Sociología y ciencia de la historia”, La sociedad cortesana (México,
FCE, 2012), 21-58.
5
más bien, trabajar en modelos que describan las acciones de hombres situados en
contextos estructurados; 3) Construir modelos histórico-sociológicos de largo
alcance, al estilo de las formaciones estatales, las configuraciones sociales como la
sociedad cortesana y, no en último término, determinar la tendencia que da dirección
al proceso de la civilización11.
Desde esta trinchera histórico-sociológica12 y procesual nuestro autor marcaba
clara distancia con lo que, en ese entonces, era la sociología predominante, tanto en
Estados Unidos, como años después en el continente, a saber: el funcionalismo-
estructural (Structural-functionalism) desarrollado, sobre todo, por Talcott Parsons.13
A diferencia de Parsons, nuestro autor propone tanto una historización de conceptos
(tales como lo hace en El proceso con las nociones de civilización y cultura), como
una visión histórica de la realidad humana en donde el problema del cambio se

11
Sobra decir que esta última tarea se refiere a su obra El proceso de la civilización. En ella, Elias
apuesta por desarrollar a detalle un modelo que dé cuenta, groso modo, de los equilibrios y conflictos
gestados en las relaciones entre las estructuras sociales y las estructuras psíquicas del
comportamiento humano. Cfr. Norbert Elias, El proceso de la civilización. Investigaciones
sociogenéticas y psicogenéticas (México, FCE, 2011).
12
A decir de Elias, es una idea falsa hablar de “sociología histórica” cuando se encuadran así a las
investigaciones que analizan los procesos de largo plazo; no obstante, reconoce que la tendencia de
sus contemporáneos “se inclinan a considerar el presente como su terreno normal de trabajo”, Cfr.
Norbert Elias, “”Hacia una teoría… Op. cit. (1998b), 160. Por lo demás, uno de los principales
herederos del legado de Elias en México, Héctor Vera, en uno de sus trabajos aboga por una
“sociología histórica” como marco teórico de trabajo en la sociología del conocimiento. Cfr. Héctor
Vera, “Por una sociología histórica del conocimiento”, Sociología histórica, 1 (2012), 241-254.
13
Resulta interesante notar que Norbert Elias hace explícito su desacuerdo con la propuesta de
Talcott Parsons y realiza críticas a lo que entiende como una perspectiva estática que plantea un
abismo imaginario entre individuo y sociedad con la combinación entre una teoría de la acción y una
teoría de sistemas. Las críticas las realiza tanto en El proceso de la civilización en 1968 (Cfr. Norbert
Elias, “Introducción”, El proceso de la civilización… Op. cit. (2011), 29-72.), como en La sociedad
cortesana en 1969 (Cfr. Norbert Elias, “I. Introducción… Op. cit. (2012), 21-58.).
6
entiende como un fenómeno continuo que se entreteje a través de relaciones
dinámicas.14
De tal suerte, reflexionar sobre la emergencia de las ciencias desde una
perspectiva procesual y de larga duración nos invita a dejar atrás la idea clásica que
postula que la capacidad de pensamiento, entendimiento y enunciación de todo
hombre está atada a una serie de leyes naturales que responde, como en el caso de
la filosofía kantiana, a una lógica trascendental que prescinde de toda posibilidad de
aprehendizaje y es previa a cualquier tipo de experiencia.15
Una de las principales apuestas planteadas en los análisis de procesos de
larga duración, según Elias, es entender las correlaciones que emergen entre los
cambios de la estructura de la personalidad con los cambios en la estructura social.
Esto es, a través de documentos y material empírico, analizar comparativamente los
problemas del aumento constate de la diferenciación propia de las sociedades
altamente industrializadas, la centralización de la organización estatal, así como la
constitución de redes de interdependencia consecuencia de las relaciones de
cooperación y confrontación entre individuos.
Una de las características fundamentales en el proceso de constitución de la
ciencia es lo que, con Elias, podemos llamar la emergencia del problema de la
tecnificación de las sociedades occidentales. Tanto el problema de la ciencia como el
de la tecnificación son procesos que, en palabras de Elias, “no son planeados ni se
rigen por una meta; a pesar de que en ocasiones presentan movimientos contrarios,
su dirección es discernible a largo plazo.” Es decir, no se trata de procesos que son
consecuencia de una racionalidad teleológica con una direccionalidad innata, ni
tampoco de procesos planeados y dirigidos por una clase social específica; más
14
A pesar de las distancias entre Elias y Parsons, Jorge Galindo que postulan que “… Elias y Parsons
no están tan alejados como se les ha presentado y la disciplina sociológica se puede beneficiar si
realiza una observación teóricamente controlada de ambos observadores.” Cfr. Galindo, Jorge,
“Norbert Elias y Talcott Parsons”, Norbert Elias: Legado y perspectivas (México, Lupus Inquisitor,
2002), 197-233.
15
Norbert Elias, “¿Ciencia o ciencias?... Op. cit. (1998c), 371.
7
bien, se trata de proceso que han “surgido del entrelazamiento, la conjunción, la
cooperación y la confrontación de muchas actividades planeadas.”16 Así, es posible
discernir la direccionalidad si, y sólo si, se observa el devenir a lo largo de grandes
períodos de tiempo, así como su expansión dentro de relaciones entre individuos.
Una de las tesis eliasianas que debe acompañar el análisis de la emergencia
de la constitución de la ciencia y la tecnificación –y cualquier análisis de figuraciones
sociales– en el marco del proceso de la civilización es que la supervivencia del ser
humano necesita del desarrollo imperativo de una autorregulación que controle y
equilibre las pasiones, las emociones y los impulsos de los individuos, ya sea en
relación consigo mismos o en las relaciones que establecen con otros. En otras
palabras, se trata del proceso de pacificación interna tanto de los individuos consigo
mismos en formas de autocoacción (psicogénesis), como la pacificación externa
configurada por las estructuras y las relaciones entre grupos en formas de coacción
(sociogénesis). De tal suerte, el proceso de autorregulación es:
… un elemento esencial del concepto de civilización [como] aumento cada vez
más estable y balanceado de la autorregulación de los individuos, del control
dirigido a una vida social que incrementa las posibilidades de placer en la vida,
de la calidad de vida, para cualquiera que participe de este proceso y por
último para el género humano. Y también se incrementan las oportunidades de
felicidad para cada uno de los individuos con los patrones de
autorregulación.17
Si bien es cierto que existen consecuencias positivas en el transcurso del
proceso de la civilización, Elias no sólo reconoce que las variaciones de
comportamiento civilizado dependen de los desarrollos en cada entidad individual,
grupal o estatal, sino que también sabe de las consecuencias negativas, a saber:

16
Norbert Elias, “Tecnificación y civilización”, La civilización de los padres y otros ensayos (Santa Fe
de Bogotá: Editorial Norma, 1998d), 453.
17
Ibíd., 459-460.
8
tensiones, conflictos, inconformidad o, en palabras de Elias, tensiones de integración
y desintegración.
De lo que se trata, entonces, es de encuadrar el proceso de emergencia de las
ciencias con procesos complementarios de otras tendencias como la diferenciación,
la monopolización de la violencia y de los tributos fiscales, así como la tendencia de
las estructuras de la personalidad hacia una civilización de las emociones y de la
conducta. Si bien el postulado de Elias entiende que detrás del complejo de procesos
puede determinarse una tendencia social a largo plazo, esto no quiere decir que tal
direccionalidad sea homogénea o unidireccional. De hecho, en relación con este
problema ambivalente, Elias propuso las nociones de compromiso y distanciamiento
para analizar los equilibrios y conflictos de las tendencias civilizatorias:
… la posibilidad de existencia de una convivencia ordenada se basa en la
interrelación, en el pensar y el actuar del hombre, de impulsos comprometidos
e impulsos distanciados que se mantienen en jaque unos a otros. Estos
impulsos pueden chocar entre sí, pueden luchar por el predominio o el
equilibrio y pueden combinarse en las más diversas formas y proporciones –
dentro de esta diversidad de combinaciones, es siempre la relación entre
ambos componentes la que determina el rumbo de la persona–. Así, pues,
estos términos remiten a un equilibrio cambiante entre dos tipos de
comportamientos e impulsos vitales que (sean cuales sean sus otras
funciones) llevan a asumir un mayor compromiso, o un mayor distanciamiento,
en las relaciones de una persona con otras, con objetos no humanos y
consigo mismo.18
Una última tendencia a largo plazo que resulta de gran importancia en el
análisis de la constitución de las ciencias es la “concordancia progresivamente mayor
entre los medios de orientación, es decir, los símbolos que les sirven a los hombres
simultáneamente de medios de comunicación, de orientación y de control, y lo que

18
Norbert Elias, Compromiso y distanciamiento… Op. cit. (1990), 12.
9
ellos simbolizan.”19 Dada la centralidad de esta tendencia social en la configuración
del saber científico como forma de representación del mundo que intenta concordar
con una realidad empírica, a diferencia de los demás procesos a largo plazo, la
siguiente sección está dedicada a analizar cuáles son sus implicaciones en tanto
forma de interdependencia entre los grupos e individuos.

Categorías, lenguaje y pensamiento humano producto de figuraciones: los


saberes científicos.
El proceso de emergencia de las ciencias trae consigo la constitución de una serie de
categorías, de lenguajes y de formas de pensamiento propios que, en los hechos, no
es que no existan en el plano práctico de la vida de los individuos anterior a la
inauguración formal de las instituciones científicas. El asunto es que las nociones
que forman parte del repertorio de referencia de los saberes científicos adquieren
una serie de características especiales, toda vez que una de sus principales
funciones radica en fungir como medios de comprensión de la realidad. Una de las
principales tareas a la hora de analizar los saberes científicos es entender que
puesto que su repertorio es una posibilidad social en condiciones históricas
determinadas, debemos dejar atrás la tesis que sugiere que tal repertorio de saberes
científicos son resultado de una capacidad innata a todos los individuos y que, como
consecuencia, prescinde de la experiencia y del aprehendizaje.
A pesar de que desde el inicio de este trabajo reconocimos la enseñanza
eliasiana del problema de la pluralidad de las ciencias, también es cierto que uno de
los objetivos de Elias era “adelantar nuevas reflexiones sobre las ciencias, sobre sus
rasgos comunes y sus diferencias” en aras de elaborar un “modelo estándar de la
gran evolución, como marco de referencia para una teoría sociológica de las
ciencias.”20 Esto resulta de la observación de que la historia de los individuos está
marcada por una gran evolución y desarrollo de nuevas estructuras que acarrean

19
Norbert Elias, “Hacia una teoría…”, Op. cit. (1998b), 186.
20
Norbert Elias, “¿Ciencia o ciencias?... Op. cit. (1998c), 381.
10
modos novedosos de funcionamiento y de comportamiento, pero también es cierto
que los individuos “funcionan de un modo y presentan unas formas de aprendizaje y
de comportamiento únicos.”21
Dar cuenta del proceso evolutivo de la constitución de los saberes científicos
nos compromete a desmitificar la tendiente personificación de las tradiciones en
autores. Los científicos no son una mente maestra aislada que reflexiona en el vacío,
sino más bien son la consecuencia de un cúmulo de conocimientos teóricos,
empíricos y prácticos que son aprendidos y heredados de toda una serie de
concatenaciones de largas cadenas de generaciones humanas que han practicado
dichos saberes. No obstante, el problema de la acumulación desigual y discontinua
del saber, además de ser una posibilidad de generaciones de grupos humanos,
también responde al desarrollo de una serie de capacidades humanas anteriores a
toda posibilidad de experiencia y generación de conocimiento, a saber: la
aprehensión y socialización de símbolos auditivos, visuales y táctiles generados por
las lenguas, entendidas como medios sociales de comunicación, de orientación y de
control:
Por naturaleza, los hombres están capacitados para la producción de estos
símbolos auditivos, visuales y táctiles, portadores de sentido. Pero estos,
absolutamente indispensables para la organización de las experiencias, tienen
que ser formados socialmente y se adquieren de manera individual
aprendiendo de otros. En realidad, estos símbolos sociales de un idioma
creados por los humanos son condición de toda experiencia individual. Pero
esto no se puede entender mientras no se tenga en cuenta que la humanidad,
tal como es hoy en día, se ha desarrollado netamente a partir de seres que se
comunicaban más a través de señales específicas no aprendidas de la
especie, que mediante símbolos aprendidos específicamente grupales.22

21
Ibíd., 383.
22
Ibíd., 403.
11
Tenemos, pues, que los saberes científicos muestran una fuerte tendencia al
progreso, si se entiende por este la capacidad de simbolización que los individuos
han logrado estabilizar como medios de concordancia cada vez mayor entre los
símbolos generados socialmente con los hechos reales simbolizados. La condición
de posibilidad de esta trayectoria que, en los hechos, no tiene un fin fijo, no sólo es
posible por las capacidades simbólicas y colectivas de los individuos, también es
resultado del proceso de aprendizaje cada vez más controlado de materiales y
energías encausadas y orientadas a la tecnificación. Esto nos habla, pues, de que la
tecnología y el proceso de tecnificación no son tanto el síntoma característico de una
época, como una característica del proceso de civilización de la humanidad:
… la limitación de los conceptos de tecnología y tecnificación a épocas
recientes es inútil en todo el sentido de la palabra. Esto representa una
distorsión egocéntrica del desarrollo del género humano y oscurece nuestra
perspectiva de la continuidad del proceso de tecnificación. Cuando los
hombres aprendieron a producir su propio fuego a partir de la madera y otros
combustibles, y a disfrutar del calor de esas llamas, hubo una gran innovación
en el proceso de tecnificación… La tecnificación es un proceso que envuelve
al género humano. En un principio se desarrolló lentamente, puesto que las
personas conocían muy poco el mundo en el que vivían, y se aceleró
conjuntamente, con el aumento del conocimiento sobre la naturaleza inerte.23
El análisis de la generación de saberes y de la construcción de tecnificas,
además de estar acompañado de un proceso de autorregulación y autocoacción de
impulsos, también es parte de un procesos de constitución de estructuras sociales
que coaccionan las prácticas de los individuos, en el sentido de que este doble
proceso no sólo restringe las formas de acción y pensamiento posibles, sino que
también habilita la construcción y el desarrollo de otras tantas. De tal suerte, los
procesos de civilización, tecnificación y de generación de saberes científicos no
suceden ni “fuera”, ni “más allá del individuo” sino, más bien, son producto de los

23
Norbert Elias, “Tecnificación y civilización…”, Op. cit., (1998d), 453-454.
12
esfuerzos de grupos de individuos trabajando en conjunto, o en contra de otros, de
individuos que aprenden en compañía, y de múltiples intentos, fracasos y éxitos.24
La constitución de saberes científicos producto de entramados de figuraciones
se gestan en la multiplicidad de procesos sociales y, en ese sentido, la idea de
proceso cobra sentido toda vez que los conflictos y las tendencias sociales están
cargadas de dinámicas constantes. Esto es, la posibilidad de toda forma de
convivencia humana en contextos de cooperación y trabajo, en este caso las
ciencias, no sólo nos habla de configuraciones ordenadas entre la interrelación, el
pensar y el actuar de los individuos, sino también de los niveles de compromiso y
distanciamiento que se juegan en tales relaciones. El análisis del conflicto en las
tendencias más o menos heterogéneas y más o menos universales ha sido
conceptualizado por Elias con las nociones de compromiso y distanciamiento, pero
también ha reconocido tanto la direccionalidad civilizatoria como la descivilizatoria del
devenir histórico de la humanidad.25

24
Ibíd., 467. En el siguiente apartado veremos cómo, más allá de que las investigaciones de Norbert
Elias se encarguen de describir y analizar prácticas específicas situadas en contextos históricos
determinados, en ningún momento se planeta el análisis exclusivo de haceres individuales producto
de determinaciones estructurales.
25
Para un ver un trabajo que muestre cómo nuestro autor incorpora el problema de los proceso
descivilizatorios, Cfr. Norbert Elias, Los alemanes, (México: Instituto de Investigaciones Dr. José María
Luis Mora, 1999). Así también, los especialista en Elias han notado tanto los límites de su teoría, así
como la incorporación de los procesos descivilizatorios en sus reflexiones: Cfr. Eric Dunning, “Violence
and violence-control in long-term perspective: ‘Testing’ Elias in relation to war, genocide, crime,
punishment and sport”, Violence in Europe. Historical and Contemporary perspectives (Paris-
Rotterdam: Springer, 2008), 227-249; Johan Goudsblom, “La paradoja de la pacificación” en
Figuraciones en proceso (Santa Fe de Bogotá, Universidad Nacional de Colombia/Universidad
Industrial de Santander/Fundación Social: 1998), 101-115; Gina Zabludovsky, “Recepción y vigencia
de la obra de Norbert Elias. Procesos civilizatorios y descivilizatorios” en Norbert Elias: Legado y
perspectivas (México, Lupus Inquisitor, 2002), 93-126.
13
Prácticas cotidianas enmarcadas en entramados de interdependencia de larga
duración: la práctica científica.
En la teoría eliasiana del proceso de la civilización vemos cómo las nociones y
dicotomías excluyentes del tipo individuo y sociedad, o las de acción y sistema, no
resultan centrales para el análisis de las formas en que se relacionan las acciones de
los individuos con procesos estructurales de largo alcance. Más bien, Norbert Elias
era de la idea de que distinguir dos ámbitos de realidad, el psíquico y el social, así
como establecer dos formas de operación de realidad social, acción y estructura, no
eran los mejores recursos sociológicos para explicar la realidad social; ni siquiera
consideraba que fueran útiles como distinciones analíticas, y menos aún como
estrategias teóricas o metodológicas que analizaran las formas de constitución de la
vida social humana.26
Como hemos visto, una de las grandes innovaciones de Elias fue proponer
que la realidad social es más un complejo de entramado de interdependencias entre
individuos que, a través de relaciones constantes y cotidianas, se relacionan según
contextos históricos y espaciales determinados, antes que acudir a nociones
abstractas que no hacen otra cosa más que entender lo social como una división en
dos grandes dimensiones que desconocen las mutuas relaciones y dependencias en
sus procesos de constitución. En palabras de Jürgen Kocka, el de Elias es:
… un modelo en el que se pueden tematizar fenómenos culturales y procesos
psíquicos en un lugar central sin necesidad, por ello, de aislarlos; un modelo
que los trata en conexión con el análisis de procesos sociopolíticos y

26
Gina Zabludovsky muestra cómo Norbert Elias generó distancias y convergencias con las dos
grandes tradiciones sociológicas con las que convivió: clásicos y contemporáneos. Por un lado,
conversó y discutió con las teorías clásicas en torno al concepto de individuo y acción (Max Weber y
Émile Durkheim); y por otro lado, sus reflexiones son vigentes en tanto son sensibles a las actuales
discusiones en torno a los procesos de individualización, riesgo y globalización (Anthony Giddens,
Ulrich Beck, Zygmunt Bauman). Cfr. Gina Zabludovsky, “Norbert Elias frente a la teoría sociológica
clásica y contemporánea”, Norbert Elias y el problema del desarrollo humano (Colombia, Ediciones
Aurora, 2011), 19-52 pp.
14
socioeconómicos –de manera más precisa que Simmel, más detallada que
Weber y más temprana que Bourdieu–; un modelo que convierte los
esquemas de sentido, el habitus, las prácticas culturales y la subjetividad de
una época en objeto legítimo de las ciencias históricas.27
En ese sentido, hasta años posteriores Elias no reconocería que, en algún
sentido, sus reflexiones teóricas y empíricas permiten observar la figuración de
procesos sociales a través de la observación de las prácticas cotidianas de los
individuos envueltos en relaciones de interdependencia con grupos y estructuras
sociales que los constreñían y los habilitaban a pensar, actuar y orientarse en su
transcurrir.28 Esto es, en algún punto de sus reflexiones pueden ser encuadradas la
noción ya clásica en la tradición sociológica sobre “lo cotidiano”.
En este trabajo, somos de la idea de que la observación de lo cotidiano en las
reflexiones eliasianas no responde a un signo de adscripción implícita a lo que se ha
dado en llamar microsociologías, así como tampoco consideramos que se trata de
una suerte de posicionamiento “crítico” frente a sistemas teóricos estructurales, pues
esta postura de lo micro no haría otra cosa más que caer en una postura ingenua
que intente reificar un supuesto orden de realidad autónomo (lo cotidiano), frente a
otro igualmente reificado (lo estructural).
En efecto, cuando nuestro autor se da a la tarea de describir y analizar los
modales de mesa, el cuidado y aseo corporal, las disposiciones gestuales y de gusto,
las formas de distribución del tiempo en la vida diaria, así como los comportamientos
que descansan en la intimidad de los dormitorios y las prácticas de sexualidad, no
está haciendo otra cosa más que investigar y presentar la cotidianidad práctica de los
individuos en relación. No obstante, todas estas prácticas no eran simples análisis
etnográfico-descripticos que intentaran reificar capacidades innatas en los individuos
como agentes altamente independientes y libres de coerciones; muy al contrario, las

27
Jürgen Kocka, “Norbert Elias desde...”, Op. cit., (1994) 97
28
Norbert Elias, “Apuntes sobre el concepto de lo cotidiano” en La civilización de los padres y otros
ensayos (Santa Fe de Bogotá: Editorial Norma, 1998a), 331-347.
15
investigaciones de la vida cotidiana que propone Elias están acompañados de
reflexiones que encuadran todos esas formas cotidianas de comportamiento como
indicios progresivos y tendentes al disciplinamiento psíquicos que guarda una
relación interdependiente (que no determinante) con procesos de formación
estructurales como la figuración de monopolios de poder, violencia y administración,
así como por condiciones sociales de diferenciación de funciones. En palabras del
propio Elias:
… la investigación científica de las sociedades humanas no basta con el
estudio del comportamiento y de la experiencia de individuos particulares en
estado de aislamiento. Pues sin un conocimiento preciso de su integración
como miembros de grupos, es decir, de su posición como miembros de una
familia, de una tribu o de un Estado, su experiencia y su comportamiento
corno individuos particulares tampoco pueden ser suficientemente
diagnosticados y explicados de manera científica.29
Antes que tratarse de restituir el nivel subjetivo de la vida social como forma
de experiencia de los individuos que pretende determinar con ello las estructuras de
la vida social, los intereses de Elias se encaminaban, en efecto, a reconocer y
estudiar el sentido con que los individuos experimentan la convivencia (o la
subjetividad), siempre que esté acompañado de reflexiones que se encarguen de
describir las formas de estructuración en las que se encuadran las diversas
relaciones y formas de convivencia social entre individuos.
Esto es, los análisis de los procesos que constituyen la vida humana de
Norbert Elias muestran, incluso, cómo la estructura de las habitaciones de las
sociedades aristócratas es una suerte de indicio de estructuras sociales que muestra
cómo las formas de ordenamiento hogareño son un reflejo de las formas en que se
estructuran los entramados de relaciones de los individuos que habitan tales
espacios.30 En ese sentido, cuando se habla de la estructura de lo cotidiano, se debe

29
Norbert Elias, “¿Ciencia o ciencias…”, Op. cit. (1998c), 386
30
Norbert Elias, La sociedad cortesana… (2012), 66-93.
16
entender que ésta “no posee el carácter de una estructura particular más o menos
autónoma sino que es un componente integral de la estructura de aquella capa
social. A ésta no se le puede considerar aislada de las estructuras sociales de poder
en su conjunto.”31
Al adoptar las tesis del análisis de la estructura de lo cotidiano asumimos que
este debe ser entendido como aquel espacio en donde convergen, por un lado, las
formas y los modos de experiencia del sentido de la convivencia social de los
individuos en colectividad, así como la situación social que permiten observar las
interdependencias y las mutuas influencias que se juegan entre las estructuras
sociales y de estructuras psíquicas como indicios del cambio en las formas de
comportamiento. Lo cotidiano, pues, permite reflexionar en torno al “cambio en los
cánones que guarda una relación indisoluble con otros cambios estructurales de la
sociedad; con la progresiva división de las funciones o con los procesos de formación
estatal.”32
Las ciencias como figuraciones que, entre otras cosas, se han caracterizado
por la concentración, producción y reproducción de saberes son posibles por la
puesta en juego de toda una serie de prácticas y saberes que de manera cotidiana
ponen en marcha y en funcionamiento la construcción y generación de símbolos que
representan, describe y orientan el comportamiento, las formas de relación entre los
individuos y las formas en que se estructura el proceso de desarrollo de las
sociedades.

Conclusiones
Sin pretender decir que el legado sociológico de Norbert Elias se limita a los ámbitos
teóricos que describimos, no obstante consideramos que los tres problemas
destacados proveen toda una serie de rendimientos analíticos para los futuros
desarrollos e investigaciones que den cuenta de manera mucho más precisa y

31
Norbert Elias, “Apuntes sobre el concepto…”, Op. cit., (1998a), 337.
32
Ibíd., 338.
17
detallada de las dinámicas y la complejidad que cruzan a las ciencias como
instituciones que generan saberes y prácticas específicas entre individuos.
En primer lugar, tenemos que desde una perspectiva sociológico procesual es
preciso hablar de ciencias en el entendido de que cada una de ellas genera una serie
de prácticas específicas que, el hecho de encuadrarlas en la idea de una lógica o en
la singularidad de ciencia, lo único que produce es confusión sobre el funcionamiento
de estas. Así mismo, la primera estrategia teórica que consideramos pertinente es
postular investigaciones teórico-empíricas que den cuenta de la emergencia histórica
de la ciencia, toda vez que el conocimiento de su historia no sólo nos permitirá
entender las tendencias que, desde siglos atrás, marcan las pautas del
comportamiento de los individuos que participan en ellas, sino que también nos
permitirá entender los entramados que establece con procesos sociales que la han
acompañado tales como el civilizatorio, el del monopolio estatal y la tecnificación.
Por otro lado, dadas las capacidades humanas que los individuos han
desarrollado a la largo de su proceso de evolución histórica, debemos atender al
proceso de simbolización lingüístico y de escritura que ha permitido el desarrollo de
las ciencias, en el sentido de que las ha proveído de medios de expresión, de
representación y de orientación para simbolizar los distintos tipos de realidades de la
vida humana: ordenes biológicos, físicos, sociales, psicológicos. Así mismo, con
Elias podemos observar que los conocimientos científicos no responden tanto a la
inventiva o genialidad de autores superdotados, sino más bien reconocer que la
sabiduría y genialidad propia de las esferas científicas es consecuencia de la
acumulación más o menos estable de saberes históricos que son heredados de
generación en generación y, no en última instancia, son puestos en juego por
individuos que se relacionan no sólo con sus pasados, sino también con sus
presentes e incluso se posicionan respecto a futuras generaciones.
Por último, si ya dijimos que para observar el devenir y la direccionalidad de
las ciencias debemos darnos a la tarea de observar su emergencia histórica, así
como sus mecanismos y medios de producción de saberes que logra gracias a la

18
capacidad de simbolización de los individuos que se envuelven en entramados de
interdependencias entre sí y entre la naturaleza que intentan controlar, con Elias
hemos aprendido que no es sino a través del análisis y la descripción de prácticas
cotidianas y situadas en contextos específicos que podemos observar las maneras
en que se configuran las estructuras psíquicas de los sujetos, así como entender las
formas que toman las estructuras sociales, y así determinar de manera más o menos
clara los cambios y las tendencias de los comportamientos que configuran los
distintos oficios científicos de las ciencias.

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