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La mitología de los Incas a través de su cosmovisión

D.A. Miroshnichenko, D.V. Gúrova (Rusia)

Мифология инков сквозь призму их мировоззрения


Д.А. Мирошниченко, Д.В. Гурова (Россия)

La historia de las civilizaciones antiguas nos muestra que su desarrollo está


estrechamente ligado con el territorio que habitan. Así es el relieve de los Andes, donde
la gran cordillera de divide en dos cadenas y rodea a una altura de más de tre mil metros
el altiplano del Desaguadero. Su superfície es casi igual a la de Francia. Esta posición
determinó de cierto modo el hermetismo y la estructura fija y jerárquica de la
civilización incaica.
Es interesante que este Imperio -tal como lo conocemos hoy- tuviera una duración
muy corta, pues duró apenas algo menos de 100 años, desde 1438 a. C, cuando el
gobernante Inca Pachacutec con su ejército comenzó la conquista de las tierras que
rodean el corazón de la capital Inca Cuzco. Él reunió bajo su control el área del actual
Perú, Bolivia, Argentina, Chile, Colombia y Ecuador, hasta la llegada de los españoles,
encabezados por Francisco Pizarro, en 1532. Antes en este terriotorio vivían los pueblos
que formaban la civilización “preincaica”, cuya ciudad principal fue la de Tiahuanaco
(actualmente en el territorio de Bolivia).
La civilización Incaica se considera una de las sociedades más organizadas en la
historia. Tenía la estructura jerárquica piramidal. En la parte superior de la sociedad
incaica estaba el emperador, el Sapa Inca. Los incas creían que su gobernante, el Inca,
era descendiente del dios sol, por eso le trataban con gran respeto. Como los rayos del
Sol pueden penetrar en todas partes del mundo, así el poder del Sapa Inca penetraba en
todas partes de su Imperio a través de los funcionarios de sangre real, los Curacas. El
Curaca era la máxima autoridad local, era el nexo entre el Inca y el grupo étnico, el
cargo no era hereditario. El pueblo estaba formado básicamente por los ayllus (o
familias) del Imperio. Cada aspecto de la vida incaica estaba muy organizado. La vida
de cada persona se dividía en etapas. En cada etapa se esperaba que realizaran diferentes
tareas. No existía la noción de libertad personal. Algunos antropólogos creen que el
Imperio Inca nos presenta un ejemplo de sociedad socialista.
Esta organización perfecta no habría podido existir sin una cosmovisión
correspondiente. En realidad se basaba en esta. La cosmovisión es el concepto o
interpretación que una cultura tiene acerca del mundo que le rodea. En el caso andino,
esta tiene rasgos particulares en materia de tiempo y espacio que se consideraron
sagrados. Así el tiempo era concebido de manera cíclica, en una sucesión constante de
períodos de caos (o desorden) y de cosmos (orden) del mundo. El espacio andino era
concebido en dos niveles diferentes: horizontal y vertical. En el plano horizontal, los
incas veían el mundo de manera dual: hanan y hurin (arriba y abajo). Mientras que, a
nivel vertical, el espacio estaba dividido en tres planos o tres pachas (este término puede
traducirse como “tierra, mundo” y significar a la vez tiempo y espacio):
1. Hanan Pacha (mundo de arriba): era mundo celestial y sólo las personas justas
podían entrar en ella, cruzando un puente hecho de pelo. En la tradición andina se
definió al Hanan Pacha como el mundo superior donde habitaban los dioses.
2. Kay Pacha (mundo del presente y de aquí): aquí habitan los seres humanos.
3. Uku Pacha: era el mundo de abajo o mundo de los muertos, de los niños no
nacidos y todo lo que estaba debajo de la superficie de la tierra o del mar. Las fuentes,
cuevas u otras de las aberturas de la superficie terrestre eran considerados líneas de
comunicación con el mundo humano. Pero no lo veían como el infierno que nosotros
conocemos sino como otro mundo de estadía.
La Cosmovisión Andina Inca consideraba que la naturaleza, el hombre y la
Pachamama (Madre Tierra), son un todo que viven relacionados estrechamente y
perpetuamente. El hombre tiene un alma, una fuerza de vida, y también lo tienen todas
las plantas, animales y montañas, etc., y, por consiguiente, el hombre no domina, ni
pretende dominar la naturaleza, más bien armoniza y se adapta para coexistir en la
naturaleza, como parte de ella.
Al hablar sobre la cosmovisión, pasamos a la cosmogonía. Cabe recordar que la
cosmogonía es una narración mítica que pretende dar respuesta al origen del universo y
de la propia humanidad. En el caso de los Incas, la cosmogonía fue uno de los
instrumentos más importantes que se utilizaban en el proceso de la formación de su
imperio a la par de las transformaciones económicas, sociales y de la administración.
La mitología incaica tiene varias versiones del mito de la Creación. Entre ellas se
destaca una: el Sol fundó la ciudad de Cusco y mandó allí 3 huevos -de oro, de plata y
de cobre. Del primer huevo nacieron los reyes, del segundo los sacerdotes, y del tercero
los esclavos. Luego –como en muchas otras mitologías– hubo un diluvio, después del
cual el Sol volvió a crear al hombre, esta vez de barro. El pintó a cada pueblo su traje
nacional, le dió su lengua y costumbres, lugar donde vivir y comida para alimentarse.
Por último, dio a la gente la vida y el alma y los metió a la entraña de la Madre-tierra –
Pachamama, de donde los pueblos salieron, cada uno en el lugar que les indicó el dios.
Por tanto, este mito refleja algunos principios importantes de la sociedad inca: el culto
del Sol, estructura organizada, pensamiento colectivo y tendencia a la sumisión.
En lo que toca al panteón incaico, la civilización inca consideraba los astros y los
grandes hechos y fenómenos geográficos como deidades en sí mismas. Es muy
importante que en función del área se diferenciaban mitos y funciones de algunas
deidades. Vamos a ver esta diversidad.
En la cultura inca una de las deidades más importantes era el dios Viracocha a
quien consideraban el creador de todas cosas. Solo los incas consideraban Viracocha
como un dios particular, algunos pueblos creían que Viracocha y dios Pachacámac eran
la misma deidad. Pero ahora vamos a hablar solo del dios Viracocha. Según los mitos él
creó el universo, el sol, la luna, las estrellas, el tiempo y la civilización en la tierra.
Viracocha era adorado como dios del sol y de las tormentas. Le representaban usando al
sol como corona, con un rayo en cada mano, y con lágrimas en sus ojos en forma de
lluvia. Viracocha salió del Lago Titicaca en los tiempos de oscuridad y trajo consigo la
luz. Finalmente, Viracocha desapareció en el Océano Pacífico para nunca más regresar.
Se creía que Viracocha volvería a aparecer en momentos de dificultad. Una de las
leyendas de Viracocha dice que llegó a tener un hijo, Inti, y dos hijas, Mama Quilla y
Pachamama. En algunas historias, tiene una esposa llamada Mama Cocha.
La madre Luna (Mama Quilla), hermana y esposa del padre Sol (Taita Inti) era
la protectora de todas las manifestaciones y aspectos femeninos del universo quechua.
La Luna y sus fases indicaban los periodos de gran fertilidad de la tierra (Mama Pacha)
y ejercían influencia directa en la fertilidad de las mujeres.
Pachamama ''Mama Pacha,'' era la diosa suprema. La consideraban la madre
que engendra la vida, la nutre y la protege. De ella proviene todo el mundo material, el
sustento de toda la naturaleza y toda la realidad. Su nombre se traduce como "Madre
Tierra", aunque el significado arcaico de "Pacha", como ya hemos visto, no se refería
solamente a la tierra sino al universo y al tiempo.
Inti era considerado el dios del Sol y el antepasado de los Incas. De acuerdo con
un mito antiguo Inca, Inti le enseñó a su hijo Manco Capac y a su hija Mama Ocollo las
artes de la civilización y los envió a la Tierra para enseñarle a la humanidad lo que
habían aprendido. Inti le ordenó a sus hijos que construyeran una capital Inca en el lugar
donde un cuño de oro que llevaban consigo se cayera al piso. Los Incas creían que esto
llegó a suceder en la ciudad del Cuzco, que había sido fundada por el Ayar.
Pachacámac o Pacha Kamaq creador de la tierra, era un dios, reedición
de Viracocha. Era uno de los hijos del Sol.
Según la leyenda, cuando comenzó el mundo, no había comida para el hombre y
la mujer que Pachacamac había creado; cuando el hombre murió de hambre, la mujer,
que se había quedado sola, estaba llorando quejándose al Sol de que la hubieran hecho
nacer a la luz del día para luego dejarla morir de pobreza, consumida por el hambre. El
Sol bajó a la tierra y preguntó la causa de su pesar. Ella le contó entonces cómo había
sido su pobre vida y el Sol, a quien tocó su dolor, engendró en su vientre un hijo y
cuatro días más tarde la mujer parió un maravilloso varón. La buena mujer era feliz y
segura de que sus penas habían acabado pero no contaba con la reacción de su creador,
el insensible dios Pachacamac. El estaba indignado, porque el dios Sol era no sólo el
padre de aquel niño, sino del mismo Pachacamac. El mató a este niño, desmenuzó
después el cadáver en fragmentos minúsculos. Pero Pachacamac, para que no se pudiera
nunca jamás contraponer la bondad de su padre el Sol frente a la suya, plantó los dientes
del niño asesinado y así nació el maíz (sus granos parecen dientes); Luego plantó los
huesos y las costillas del niño y así nació la yuca, cuya raíz es larga y blanca como los
huesos. Creó también los otros frutos de esta tierra que son raíces. De la piel de la
criatura salió el pacay, el pepino y otros frutos y árboles, y así nadie conoció el hambre
ni el lamento por la necesidad.
Concluyendo cabe destacar que la cosmovisión y la mitología incaicas
contribuían mucho a la creación del gran Imperio que fue una de las civilizaciones más
estructuradas y organizadas del mundo. Además, hace falta mencionar que el panteón de
los incas es de tipo arcaico, es decir que los dioses representan los fenómenos de
naturaleza y no las ideas abstractas, como fue, por ejemplo, en Grecia Antigua.

FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA

1. GRILLO FERNÁNDEZ, E., 1991: La cosmovisión andina de siempre y la


cosmología iccodental moderna, PRATEC.
2. СПЕНС, Л., 2012: Мифы инков и майя / Пер. с англ. Л.А. Карповой, М.,
ЗАО Центрполиграф.

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