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Energía universal
Pero como todo es energía, también la interacción que tengamos con el
mundo que nos rodea creará un circuito de incorporación de Prana. La
ciencia del control de la energía a través de la respiración o “Pranayama” es
un método diseñado para incorporar Prana de manera consciente a nuestro
cuerpo y también un vehículo para hacerlo circular, desarrollándolo y
equilibrándolo.
Prana es también la energía que nos rodea y que, a medida que vamos
ampliando la perspectiva, mantiene al Universo funcionando. Y esa energía
ingresa al cuerpo a través de la boca y la nariz, a través de los alimentos y
la respiración, pero también rige el proceso de la alimentación.
Y, por supuesto, los líquidos y sólidos que ingiramos y también el aire que
inhalemos influirán para conseguir una mejor o peor relación Prana-Apana.
No es lo mismo beber el agua pura de un arroyo que corre bajo el sol que
tomar el agua que viene en botella luego de varios procesos químicos y
físicos industriales. Como tampoco es igual comer una fruta recién sacada
del árbol que ingerir un alimento que lleva meses dando vueltas, irradiado
y congelado para que dure más tiempo antes de pudrirse. Y tampoco es lo
mismo inhalar el aire puro del campo, de la playa o la montaña que el aire
de las ciudades o el humo del cigarrillo.
Pueden ingerirse alimentos, con o sin Prana, como ocurre si consumimos
alimentos frescos y cargados de energía, productos recién cosechados, de
estación o al comer productos procesados industrialmente o largamente
conservados. La diferencia entre comestible y alimenticio está en la energía que
posee el alimento.
Puede respirarse aire con o sin Prana, como cuando se respira un aire puro
en lugares sin tóxicos, donde el aire está compuesto de sus moléculas
originales y de energía a diferencia de cuando respiramos el aire de lugares
demasiado climatizados descargado de los iones que le dan su energía
vital y repleto de elementos químicos extraños.