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El prana y la ciencia del pranayama

(extraído del libro “Pranayama. A la serenidad por el Yoga”.


de André Van Lysebe
El prana es para el yoga lo que la electricidad es para
nuestra civilización. Imaginemos que la máquina de Wells
para remontar el tiempo nos ponga en presencia de un
yogui, dos mil años antes de nuestra era. Imaginemos que
le describimos nuestra civilización, con los aviones, el
teléfono, la radio, la televisión, las aspiradoras, los
frigoríficos, los coches, sin olvidarse los satélites y cohetes
espaciales, pasando por las linternas, los cerebros
electrónicos, pero “olvidando”” hablarle de la electricidad:
tendría una visión bastante falseada de nuestra civilización.
No entendería nada de su motor esencial, la energía
eléctrica- de la que fácilmente nos olvidamos, por lo
demás, salvo cuando hay corte en el suministro.
Igualmente, ignorar o desconocer la existencia del Prana,
su acción sobre nuestro organismo, el modo de
almacenarlo, de dirigirlo a voluntad, es ignorar el verdadero
yoga. Sin duda, es posible practicar los asanas sin
preocuparse del prana, porque, en cierta medida, las
posturas aseguran casi automáticamente el equilibrio
pránico sin que el adepto tenga que preocuparse de ello.
Pero después de algún tiempo de practicar, el adepto
comienza a marcar el paso. Una vez adquirida la técnica de
las posturas, si se desea progresar, hay que sobrepasar el
estadio de la ejecución puramente mecánica y material de
los asanas y demás ejercicios yóguicos para pasar al
estadio del Pranayama.
¿Qué es el Prana?
Se trata de una fuerza oculta misteriosa, fuente de poderes
milagrosos. Swami Sivananda dice:
“Prana es la suma total de todas las energías contenidas en
el Universo”. ¡ Es amplio! Para los yoguis, el Universo está
compuesto de Akasa, el éter cósmico, y del Prana, la
energía. Cuando Prana actúa sobre Akasa, nacen todas las
formas de la materia. Esta concepción corresponde en
suma a la de nuestra física nuclear, que considera toda
materia como energía “ordenada” o dispuesta de diversos
modos.
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Cuando escribimos Prana con mayúsculas, designamos a
esta Energía Cósmica tomada en conjunto,
y prana con minúscula indicará su manifestación. Por lo
tanto, Prana es la energía universal indiferenciada, y prana
la energía diferenciada, manifestada en cualquier forma. El
magnetismo es una manifestación del prana, así como la
electricidad y la gravitación. Todo lo que se mueve en
nuestro Universo es manifestación del Prana: gracias al
prana el viento sopla, tiembla la tierra, se abate el hacha,
despega el avión, estalla la estrella y piensa el filósofo. El
prana es universal. Existimos en un océano de prana del
que cada ser viviente es un torbellino. Los yoguis afirman
que lo que caracteriza a la vida, es su capacidad de atraer
prana a sí, de acumularlo y de
transformarlo para actuar en el medio interior y en el
mundo exterior.
El lector podría preguntarse por qué utilizo el término
“Prana” más bien que el de “energía”.
Para nosotros, occidentales, el término “energía” es un
concepto menos amplio y demasiado material. Para el
yogui, el mismo pensamiento es una forma más sutil de
prana, en tanto que para el occidental la energía es algo
completamente diferente. Nuestra energía es, digámoslo,
demasiado industrial. Según los yoguis, el prana está
presente en el aire, y sin embargo no es ni el oxígeno, ni el
nitrógeno, ni ninguno de los componentes químicos de la
atmósfera. El prana existe en los alimentos, en el agua, en
la luz solar, y sin embargo no es ni las vitaminas, ni el
calor, ni los rayos ultravioletas. El aire, el agua, los
alimentos, la luz solar sirven de vehículo al prana, del cual
depende toda la vida animal e incluso vegetal. El prana
penetra todo el cuerpo, incluso ahí donde el aire no logra
entrar. El prana es nuestro verdadero alimento, porque sin
prana no es posible ninguna vida. El mismo dinamismo vital
sólo sería una forma particular y sutil del prana que llenaría
todo el Universo. La vida latente impregnaría así todo el
cosmos, y, para manifestarse en el plano material, el
espíritu se serviría del prana para animar al cuerpo y sus
diversos órganos. ¡Hasta aquí no vamos muy en contra de
las teorías occidentales modernas! Sin embargo, los yoguis

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van más allá de la afirmación de la existencia de esta
energía- que ningún físico nuclear negaría.
Los Rishis proclaman- y esto forma la base misma del
yoga- que el prana puede ser almacenado y acumulado en
el sistema nervioso, más especialmente en el plexo solar.
Acentúan además esta NOCIÓN CAPITAL Y ESENCIAL, a
saber: que el yoga nos da el poder de dirigir a voluntad
esta corriente de prana mediante el PENSAMIENTO. El yoga
proporciona así un acceso consciente y voluntario a las
fuentes mismas de la vida.
Descubrir la existencia del prana es notable. Descubrir que
es posible controlarlo, determinar las leyes y técnicas
propias para este fin es maravilloso: los yoguis han hecho
ambas cosas. La ciencia del control consciente del prana se
llama el Pranayama . Todos los ejercicios del yoga tienen
este objetivo, y no tan sólo las técnicas respiratorias. Un
solo ejemplo: mediante el control
del prana es como los yoguis detienen los latidos del
corazón.
En resumen
Prana es la suma total de las energías del Universo. Prana
no es ni el magnetismo, ni la gravitación, ni la electricidad,
sino que estos diversos fenómenos son manifestaciones del
prana universal. Prana se manifiesta dondequiera haya
movimiento en el Universo. Todos los movimientos, desde
los electrones girando alrededor del núcleo atómico hasta
los movimientos generados por la fuerza muscular,
constituyen manifestaciones del Prana Universal.
La fuerza vital es, sin lugar a dudas, una de las más
generales, de las más poderosas y de las más
incomprensibles de la Naturaleza. Todo lo llena y todo lo
mueve. Probablemente es la fuente de todas las demás
fuerzas del mundo físico, o por lo menos del mundo
orgánico. Ella es quien produce, conserva y renueva todo, y
quien, después de tantos millares de años, hace reaparecer
en cada primavera a la creación tan brillante y tan lozana
como cuando salió de manos del Creador.
“Pranayama” es, pues, la ciencia yóguica del control del
prana en el ser humano. Puede observarse que no hemos
escrito “cuerpo humano”, porque el pranayama apunta más
allá de lo físico.
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El pranayama es la ciencia más vital, porque, al fin de
cuentas, todas las energías que se manifiestan en forma de
vida son de orden pránico: conscientemente todo ser vivo
manipula el prana, desde su nacimiento hasta su muerte,
sin hacer por esto pranayama. La finalidad del yoga es la
de intensificar y controlar CONSCIENTEMENTE este
metabolismo pránico para multiplicar las energías físicas,
mentales y psíquicas del adepto. Traducir pranayama por
“ejercicios respiratorios”o “control de la respiración”, daría
una visión menguada, ya que el control del aliento no es la
finalidad, sino sólo un medio, particularmente eficaz, cierto,
para llegar a controlar y a repartir las energías vitales.

Órganos de absorción del prana


Nuestro organismo se encuentra en constante relación con
el cosmos impregnado de vibraciones energéticas, pránicas.
La diferencia esencial entre un objeto inanimado- una silla
o el robot más perfeccionado- y un ser vivo- desde la
ameba hasta el hombre- radica en que el primero está
sometido pasivamente a la acción de las fuerzas cósmicas,
en tanto que el ser vivo se apodera del prana, lo
transforma y lo utiliza para sus fines propios. Sólo
existimos gracias a que extraemos prana del cosmos,
extracción que se efectúa mediante órganos especializados.
Para el yogui, y por orden de importancia, los principales
puntos de absorción del prana son:
1) Las terminaciones nerviosas de las fosas nasales
2) Los alvéolos pulmonares
3) La lengua
4) La piel
Nadis o canales de energía: Sushumna, Ida y Pingala
Los yoguis distinguen dos nadis o conductos sutiles de
energía: Ida y Pingal. Ida es el conductor de energía que
pasa por la fosa nasal izquierda, y Pingala por derecha.
Estos nadis están ubicados en paralelo al canal central de
energía llamado Sushumna, que se corresponde en el plano
físico con la columna vertebral.
Ida es el canal izquierdo, la respiración que circula por la
fosa nasal izquierda, y se corresponde con el hemisferio
cerebral derecho y el sistema nervioso parasimpático. Es
una energía lunar, femenina, fría.
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Pingala es el canal derecho, controla la respiración por la
fosa nasal derecha, y se corresponde con el hemisferio
cerebral izquierdo y el sistema nervioso simpático. Es una
energía solar, masculina, caliente.
De aquí se deduce la importancia de tener limpios los nadis
para poder practicar la ciencia de la respiración.

Pranayamas: descripción y valor terapéutico


Respiración completa de yoga: Es una respiración costo-
diafragmática y torácica-clavicular.
Aquieta la mente, aporta calma y purifica la sangre. Ayuda
a tomar conciencia de la relación entre la respiración y el
estado de la mente. Consta de inhalación (puraka) seguida
de exhalación (rechaka).
Nadi Suddhi: ayuda a equilibrar los hemisferios cerebrales y
nuestras respectivas energías solar y lunar. Aquieta las
oscilaciones de la mente. Limpia y fortalece pulmones,
permitiendo una expulsión de mayor cantidad de anhídrido
carbónico y una mayor absorción de oxígeno de la sangre.
Kapalabhati: expulsa el aire residual, oxigena, favorece la
circulación de la sangre, aporta lucidez al cerebro, masajea
al sistema nervioso en su totalidad y es un tónico cuando
hay desgaste, cansancio o stress. Más aún, el constante
movimiento del diafragma actúa como un estimulante
estomacal, hígado y páncreas.
Bhastrika: oxigena, activa los chakras superiores, revitaliza
y colabora con la concentración y meditación conduciendo
la energía de manera ascendente.
Ujjayi: También llamada respiración victoriosa. Se inhala y
exhala por ambas fosas cerrando levemente la glotis y
produciendo un sonido suave y uniforme. En su versión
avanzada se exhala por izquierda. Remueve la flema y la
tos. Tiene efectos sobre la mente ayudándole a limpiar la
actividad innecesaria. Favorece la meditación y estimula la
energía psíquica porque nos centra en el presente. Actúa
sobre vishuda chakra y produce sedación en el sistema
nervioso.
Surya bheda: se inhala por fosa nasal derecha, y luego de
la retención se exhala por izquierda.
Genera calor, activa la digestión, despierta las energías
latentes, previene decaimiento y limpia los senos frontales.
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Shitali: Se inspira por boca abriendo pecho y se exhala por
nariz. Los labios se colocan en 0 y la lengua se pone como
en forma de cucharita o tubo y se absorbe el aire que va
entrando lentamente, como por una pajita. Regula la
energía refresca la mente y todo el sistema. Abarca la zona
del pecho, cuello y cráneo.

Las Bandhas: Se llama bandhas (llaves) a determinados


cierres producidos por contracciones musculares, con el fin
de controlar la energía sutil o prana. Se realizan en la
retención (kumbhaka) de una práctica avanzada de
pranayamas. De esta manera se intenta favorecer el
despertar de la conciencia haciendo ascender luego la
energía de la exhalación con una fuerza mayor pues logra
despertar la energía encerrada en los chakras. Las Bhandas
son usadas para cerrar y sellar el prana dentro de ciertas
áreas.
Generalmente se van incorporando gradualmente, para
llegar a retenciones prolongadas con los tres cierres.
Jalandhara bandha comprime el mentón con el esternón
contrayendo la garganta. Evita que el prana fluya hacia
arriba.
Mula bandha es el cierre de los esfínteres. Evita que apana
fluya hacia abajo.
Uddiyana bandha es el control de la cintura abdominal, se
practica contrayendo el diafragma de modo que el ombligo
se acerca a la pared abdominal levemente hacia arriba.

Práctica diaria sugerida


(extraído del libro “Psicoyoga” de Liliana García Vazquez.)
Los pranayamas, respiraciones profundas por nariz, deben
hacerse con la columna erguida llevando la atención al
punto medio de la frente. La activación de este punto se
relaciona con la glándula pineal que es el asiento del alma,
sede de la intuición. La atención en el ajna chakra, tercer
ojo o entrecejo, conecta con la voz interior; guía necesaria
que despierta a la unidad del alma individual con el alma
universal.
Recomiendo comenzar con seis a doce vueltas de
respiración profunda de Yoga llevando el aire a la zona
abdominal, torácica y clavicular. Luego seguir con limpieza
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de nadis, que son nuestros orificios nasales por donde
circula el prana; sugiero seis a doce respiraciones
profundas por cada uno. La fosa derecha está asociada con
el sol y la izquierda con la luna. Con este ejercicio
equilibramos ambas energías.
Continuamos con la respiración alternada o polarizada,
técnica que aquieta las oscilaciones mentales. Se comienza
inhalando por la fosa nasal izquierda, luego se retiene el
aire tapando ambas fosas y finalmente se exhalar por la
derecha; seguidamente se inhala por derecha y se exhala
por izquierda previa retención. Aconsejo seis a doce vueltas
completas.

La proporción en que respiramos es 1-4-2; quiere decir que


si inhalamos en cuatro tiempos, retenemos en dieciséis y
exhalamos en ocho para acceder progresivamente a 6-24-
12 avanzando en la práctica.
Para profundizar esta ciencia respiratoria se puede
incorporar bhastrika y kapalabhati, dos técnicas que
descongestionan y proveen de energía a la mente, llevan
sangre al cerebro, y alivian el plano emocional.
El Gheranda Samhita (texto clásico de hatha Yoga) explica
que con ellas el
yogui no sufrirá enfermedades y gozará siempre de buena
salud.
Bhastrika libera tensiones emocionales, angustias y
opresión de pecho. Se realiza inspirando por ambas fosas
nasales, llenando completamente el abdomen, y luego se
expulsa el aire rápidamente de manera ininterrumpida.
Recomiendo veinte repeticiones.
Kapalabhati significa brillo del cráneo. Aporta claridad,
elimina fatiga mental y oxigena el cerebro; es un gran
tónico. Se trata de una secuencia de inhalaciones y
exhalaciones rápidas y profundas por la nariz, propongo
dos o tres ciclos de diez respiraciones.

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