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Consigue rentabilidad con tus ahorros con los Fondos de

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La planificación financiera es el proceso de elaboración de un plan de inversión integral, organizado,


detallado y personalizado, que garantice conseguir unos objetivos financieros determinados previamente,
así como los plazos, costes y recursos necesarios para que sea factible.
La importancia de un plan de inversión radica en que nos permite tener un mapa de ruta que marque el
camino que habrá de tener el dinero dentro de la gestión financiera, es decir, a través de la planificación
financiera definimos nuestros objetivos y ponemos negro sobre blanco en la estrategia para llevarlos a
cabo.
La planificación financiera es un proceso continuo que realmente parte de un momento “cero”, que es la
toma de conciencia de la necesidad de planificar y la voluntad de llevarlo a cabo. No olvidemos que, como
todo plan, requiere continuidad, rigor y, al imponer restricciones financieras, cierto sacrificio. Es
importante tener en cuenta que generalmente los objetivos de ahorro que requieren mayor planificación son
aquellos programados a medio y largo plazo. Esto no debe incentivarnos a ser esquivos con la
planificación. Todo lo contrario: los beneficios de una buena planificación superan con creces los posibles
sacrificios del camino.
Podemos distinguir cinco etapas en un proceso de planificación financiera:
1. Definir objetivos
¿Para qué ahorramos? Acumular dinero sin un objetivo claro es ineficiente. ¿Ahorramos para la jubilación?
¿Para comprar una segunda residencia? ¿Para la universidad de nuestros hijos? Las implicaciones de unos
objetivos son completamente distintas de las de otros en cuanto a prioridad, plazo temporal de la inversión,
necesidades de liquidez o perfil de riesgo a tomar. También los vehículos en los que canalizar las
inversiones adecuadamente: para ahorrar para la jubilación estamos bien posicionados en un plan de
pensiones, pero éste no es el vehículo adecuado si, por ejemplo, queremos ahorrar para cambiar de coche.

2. Analizar los recursos de partida


¿De qué activos financieros y no financieros puedo disponer? ¿Parto de cero o tengo parte del camino
hecho?
También tendremos que analizar minuciosamente nuestra estructura de ingresos y gastos. En este sentido,
especialmente en objetivos de ahorro de vital importancia como es el de la jubilación, deberíamos cambiar
el habitual “ahorrar lo que sobra tras descontar los gastos a los ingresos” por “gastar lo que sobra una vez
descontado el ahorro a los ingresos”.
Conoce todos nuestros fondos y elige el que mejor se adapte a tus necesidades
3. Establecer la estrategia
Una vez analizados los puntos anteriores, llega el momento de establecer el plan: ajustar plazos de la
inversión, el nivel de riesgo que vamos a asumir en cada etapa del proceso (el perfil de riesgo es un factor
que cambia con el paso del tiempo), las eventuales necesidades de liquidez. Es importante también valorar
la posible evolución de la inversión en distintos escenarios: pesimista, neutral y optimista para determinar
potenciales resultados en el mejor y el peor escenario de rentabilidad esperada.
4. Ejecutar la estrategia
Diseñada la estrategia, es momento de ponerla en marcha. En este punto decidiremos los vehículos en los
que vamos a canalizarla: fondos de inversión, planes de pensiones, inversión directa en bolsa, títulos de
deuda pública, etc. Un elemento fundamental en una correcta planificación financiera es la diversificación,
o lo que es lo mismo, diversificar tanto en activos como en tipo de activos. Siempre es imprudente apostar
a una sola carta en algo tan importante como el ahorro.
5. Analizar la evolución
La inversión es un proceso que raramente es lineal. Existen altibajos en los mercados en los que se invierte
y también aparecen circunstancias personales imprevistas. No es infrecuente por tanto desviarse del
objetivo inicialmente marcado. Esto no es algo de importancia siempre que realicemos un seguimiento
periódico de la inversión y realicemos los cambios que esas nuevas circunstancias exigen.

Cómo convencer a un banco o a un inversor de tu negocio


Tanto un banco como un inversor hablan lenguajes distintos. Es importante que tengas en cuenta sus
intereses, necesidades y expectativas.

¿Tienes un proyecto empresarial y buscas financiación en un banco o un inversor? Ya has agotado otras
vías menos ortodoxas e informales (ahorros, familia y amigos). Ahora toca ponerse un poco más serio,
pues en la relación con un banco o inversor ya no hay afectos de por medio.

El primer argumento para convencer proviene de una buena preparación. Y ésta tiene un nombre: plan de
negocios. El plan de negocios es tu hoja de ruta. Cuánto más claro, preciso, completo y realista sea, más
convincente.

Presentarte a un banco o a un inversor


con vaguedades y con un queso gruyer
(por los agujeros) bajo el brazo te resta
seriedad. Conviene, por tanto, que no
malgastes las balas dándote un tiro en el
pie.

1) El plan de negocios

La hoja de ruta ha de ser muy claro en


tres aspectos:

 Qué es lo que vas a vender.


 A quién lo vas a vender.
 Cómo lo vas a vender.

De estos tres puntos se derivan otros no menos importantes:

 Un estudio de mercado donde se examinen los potenciales clientes y la competencia. En este punto
es importante destacar el factor diferencial: si vas a vender un producto o servicio ya saturado en el
mercado, difícilmente alguien te lo va a comprar y menos aún financiar.
 Una estrategia comercial que incluya cómo vas a conseguir vender tu producto, la localización de tu
negocio, tu plan de comunicación y marketing, tu estrategia de precios y de distribución.
 Un análisis financiero y económico que incluya un plan de inversiones y de financiación.

Un plan de negocio ha de ser realista, por lo que un análisis DAFO que exponga claramente las debilidades
y fortaleces de tu negocio, así como las amenazas y oportunidades de tu negocio lo hará aún más
convincente.

Por último, no descuides los aspectos formales. Y con aspectos formales no nos referimos a gráficos y otras
florituras para embellecer tu presentación. Tampoco nos referimos a las formas (los modales) de
comportamiento (que también): los aspectos formales tienen que ver con una estructura coherente que
envuelva el contenido de tu plan de negocio.
2) Cómo convencer de tu negocio a un banco o un inversor

Una vez elaborado tu plan de negocio, es importante saber comunicarlo de la forma más breve y ordenada
posible. Está claro que si tu proyecto no es bueno no vas a convencer a nadie por muy buenas dotes
retóricas que tengas. Pero una mala comunicación puede echar al traste un plan impecable.

Para comunicar bien algo, además de tener algo que comunicar (tu plan de negocio), también has de
conocer tu audiencia. Y eso significa conocer cuáles son sus intereses, necesidades y expectativas. No es lo
mismo presentar tu proyecto de negocio a un banco que a un inversor. Veamos por qué.

2.1) Cómo convencer de tu negocio a un banco

Cuando un banco se anima a financiar un proyecto de negocio, su principal preocupación es que éste sea
viable. Es decir, que seas capaz de devolver el préstamo y sus intereses.

Es por eso que en tu argumentarlo te centres en tres aspectos:

 Que tu empresa sea capaz de crear un flujo de caja positivo. Es decir, que cree liquidez (dinero en
efectivo). Recuerda que el banco quiere cobrar el préstamo dentro de los plazos estipulados y que tu
negocio genere liquidez le tranquilizará.
 Una financiación coherente. Si tu negocio necesita inversiones a largo plazo, pide un préstamo a
largo plazo. La misma lógica se impone si necesitas financiación a corto plazo.
 Garantías. Los bancos quieren recuperar lo que te han prestado y es por eso que te pedirán
garantías. Puedes acudir a una Sociedad de Garantía Recíproca, una entidad financiera sin ánimo de
lucro cuyo objeto principal es procurar el acceso al crédito de los autónomos y pymes. En España
están distribuidas principalmente por comunidades autónomas.

2.2) Cómo convencer de tu negocio a un inversor

Primero de todo, advertirte que un inversor debería ser la última opción de financiación de tu negocio.
Antes convendría que agotaras otras vías, como la de pedir un crédito bancario. Ahora bien, ya que has
llegado aquí, sigamos.

La lógica de un inversor - ya sea un business ángel o un fondo de capital riesgo - es distinta a la de un


banco. Si al banco le preocupa que tu negocio sea viable, al inversor le interesa que sea escalable. Es decir,
que tus ingresos crezcan de forma exponencial en relación a tus gastos (que crecen de forma lineal). En
otras palabras, que tu negocio tenga potencial para dispararse.

Los inversores entran en el capital de tu empresa de forma temporal con el objetivo de vender después sus
acciones por un enorme precio (plusvalía). En otras palabras, su inversión está pensada para conseguir - por
lo general a corto plazo - su devolución con cuantiosas ganancias.

Si quieres convencerlo, deberás tener en cuenta los siguientes aspectos:

 El inversor no es un banco. No te dirijas a él pidiéndole "financiación" porque, de ser respondón, te


mandará a un banco. Cuida tu vocabulario. Los inversores buscan invertir, no financiar.
 Que tu negocio cree valor. Si tu negocio se conforma con ser viable (que es lo que busca un
banquero) no le interesará a ningún inversor. Crear valor no quiere decir simplemente crear
beneficios. Aunque tu negocio no cree beneficios inmediatos, tus inversores seguirán apostando si
ven que genera un valor que les asegurará beneficios mayores y duraderos.

Un ejemplo clásico: la primera pizzería en el mundo con servicio de entrega a domicilio fue la
norteamericana Domino's. Al ofrecer un servicio así, generó un valor que le aportaría más beneficios.
Cuando la competencia ofreció el mismo servicio, Domino's respondió asegurando que el tiempo de
entrega a domicilio sería inferior a 30 minutos. Eso es crear valor.
 Define tu relación con el inversor. Déjale claro qué tipo de inversión (¿a largo plazo? ¿a corto
plazo?) buscas así como su relación con el control y la gestión de la empresa. No olvides, por
cierto, ser humilde: tu inversor tiene más experiencia que tú y su participación puede ayudar a
mejorar tu negocio.
 Tu empresa tiene un precio. Si todo funciona bien, algún día tu inversor querrá recuperar lo
invertido y a otra cosa mariposa. Aclara qué porcentaje de tu capital le vendes y a qué precio.
 Véndete bien. Es decir, muéstrale que eres la persona ideal para llevar a cabo ese proyecto (y, por
tanto, para recibir esa inversión). Muestra seguridad y convicción y convierte tus debilidades en
fortalezas. Y quien habla de ti, habla de tu equipo, porque hará falta que estés rodeado de buenos
profesionales. Supongo que habrás oído eso de que "se invierte en personas, no en ideas".
 Invierte tus ahorros. Ganarás en credibilidad con tu inversor si lo haces. ¿Por qué? Porque tú mismo
le has dado credibilidad a tu negocio apostando algo tan valioso como tus ahorros.

Para concluir, recordarte que no hay fórmulas mágicas para convencer a un banco o un inversor;
especialmente a este último. En internet puedes encontrar consejos de varios gurús de las startups y el
emprendimiento, como estas recomendaciones valiosísimas de Crear mi empresa. Son muy útiles para
empezar.

No olvides que de la experiencia se aprende. Si a la primera no funciona, sigue intentándolo. Puede que
haya debilidades en tu plan de negocios, en tu forma de comunicarlo o, incluso, que sea tu propia idea de
negocio la que todavía necesite madurar. Pues bien: no te desanimes y sigue mejorándolo.

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