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En la ceremonia el shibá lleva en sus manos un

sahumerio con estoraque e incienso, el cual mueve en


dirección de los cuatro puntos cardinales.

El altar ch'ol es sencillo pero abundante: se ofrendan diversos alimentos


realizados con frutas y productos de la región. El arco utilizado en el
altar, hecho a base de varas verdes, de igual forma puede ser elaborado
con cañas, ramas de limón, guaya, palma, hojas y tronco de plátano,
adornado con flores de cempoal –cempasúchil en el sur y centro de la
república- llamada también flor de muerto, además de algunas frutas que
cuelgan del techo.

En su diseño se utilizan materiales de la región de la sierra, además de


frutas como la mandarina, naranja, caña de azúcar, ñame, y yuca, las
cuales acompañan diversos guisos, como el puchero, caldo de pollo,
dulces como las tortitas de yuca fritas o cocidas, además del clásico
pozol y los dulces de coco, leche y papaya. Igualmente, no puede faltar
el tradicional pan de muerto, los totopostes, empanadas, café negro y
con leche, el aguardiente, la calabaza y los cocos, además de los
plátanos machacados o fritos, y la tortilla gruesa frita con frijoles.
La danza del tigre comienza con una procesión encabezada por el shibá
(brujo) quien ejecuta sus pasos de baile al compás de los tambores y
flautas que entonan viejos cánticos que alaban a los dioses y piden por la
salud y la abundancia de agua, al tiempo que rememoran la muerte de
sus antecesores a causa de antiguas epidemias. En esta ceremonia, el
Shibá lleva en sus manos un sahumerio con estoraque e incienso, el cual
mueve en dirección de los cuatro puntos cardinales, para finalizar con un
rito llamado la domesticación del tigre que es propio de la comunidad de
Puxcatán.
El altar maya desde la perspectiva
chiapaneca, en el Día de Muertos
28 octubre, 2013 4 Vientos

El altar maya es una representación que la cultura maya, en


este caso la cultura maya chiapaneca, ha preservado pese a
la introducción de elementos religiosos cristianos.
Limberg Antonio López García *
Dentro de esta cultura maya se encuentran los choles, tzeltales, tzotziles y
tojolabales, que son grupos mayoritarios en el estado de Chiapas.
El altar se ha realizado por mucho tiempo. Los “tatuches” como se les llama a
las abuelos, son los que han preservado este conocimiento y los enseñan a las
nuevas generaciones.
Está dirigido por un “principal”, o persona reconocida por la comunidad para
tutelar la oración al altar.
Se trata de “vivir” el altar, la cosmovisión de vida de los pueblos máyense, y
con la ofrenda se agradece la vida y se celebra a la muerte más allá de la
tristeza.
El sentido del altar es que es comunitario, ya que todos participan en su
creación aportando frutos de temporada, verduras, semillas o lo que cada
familia pueda dar y compartir con los demás.
Al final de cada fiesta o evento donde se utiliza un altar maya con ofrendas,
siempre todo se comparte entre los miembros de la comunidad.
El altar con sus ofrendas es circular y esta colocado sobre el suelo.
Consta de varios colores y significados, como es el rojo, lugar donde nace la
vida y está orientado hacia el Oriente.
El negro está dirigido hacia el Poniente, que es el lugar en donde reposan
nuestros sueños.
El Sur se caracteriza con el color amarillo, que es el color de la fertilidad, la
cosecha y la abundancia.
El color blanco se dirige hacia el Norte, que es de donde vienen nuestros
antepasados.
Y el centro se divide en dos colores: azul y verde, que representan el cielo y
tierra.
En cada color del altar se procura poner frutos de temporada, semillas, raíces,
verdura y flores, según su color o la madurez en que se encuentre. También
depende de cada región de Chiapas.
Los tamaños y diseños de las ofrendas varían según como los organice la
comunidad.
Durante la oración todos participan honrando y agradeciendo a la Madre por la
vida, por el trabajo, las cosechas, por nuestros difuntos, etcétera.
La oración es comunitaria y se puede colocar una vela blanca o veladora
alrededor del altar.
Se trata de participar como comunidad en una forma de ver la vida en donde
no nos sentimos solos, ya que somos comunidad, somos muchos y muchas, y
caminamos juntos.
Hoy en día los altares mayas se han transculturizado porque se les agrega una
cruz o un símbolo católico cristiano, pero aun así se preservan más los ritos
autóctonos.

¿Qué cosas forman parte de un altar de muerto en Chiapas?


Comidas: tamales de chipilín, de cambray, pollo en mole, estofado de res, caldo de res, bolitas de chipilín,
etcétera. Bebidas: pozol blanco y de cacao, café, chocolate, atol agrio, granillo, de masa o de elote, vino,
agua, tequila, mistela, temperante, pulque, tepache y taberna. Dulces: suspiros, calabaza en dulce, melcocha
(de azúcar blanca y de panela), puxinú (palomitas con dulce), turrones, dulces de manzanillita, caballito,
gaznate, pan de muerto, turrón, cocadas, etcétera. Panes: marquesote, cazueleja, tortitas, rosquilla, pan de
muerto (sin manteca y sin levadura). Frutas: naranja, caña, mandarina, plátanos, papaya, melón, granadilla,
lima, calabaza y camote, etcétera. Golosinas: dulces, cigarros, cerveza, etcétera. Flores: cempazúchil (flor de
muerto), crisantemo, flor de seda, lengüevaca, de raíz, flor de lechita (punupunú), etcétera. Brasero: mirra,
copal y estoraque. Vaso de agua para los seres queridos porque vienen del largo viaje con sed. Tallo de
plátano para colocar las velas. Fotografías antiguas de los familiares fallecidos. Adornos: papel de China
picado (en colores blanco y morado), papel crepé, juncia, velas, veladoras, manteles y cortinas blancas,
“somé”, flores, etcétera.

¿Sabías que? La festividad indígena de Días de Muertos fue proclamada en el año 2003 Obra Maestra del
Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad. Este reconocimiento fue otorgado por la Organización de las
Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).

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