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No es propósito de este post ahondar en la naturaleza de las actividades específicas que constituyen los
programas habituales de intervención logopédica, sino únicamente trazar las líneas generales por las que debe
transcurrir dicha intervención.
Intervención preventiva
Ejercicios de respiración:
Ejercicios de espiroscopia.
Emisión de sonidos mantenidos.
Percepción del flujo del aire.
Respiración nasal.
Soplado.
Ejercicios buco-faciales:
Linguales: movimientos externos e internos de la lengua.
Labiales.
Ejercicios linguales.
Ejercicios de mejillas.
Ejercicios de mandíbula.
Ejercicio del velo del paladar.
Ejercicios de deglución.
Ejercicios de discriminación auditiva:
Discriminación de sonidos.
Discriminación fonética.
Discriminación de palabras.
Ejercicios de relajación:
Global y completa.
Segmentaria.
Intervención correctiva
El tratamiento correctivo o de tratamiento directo tiene la finalidad de enseñar al niño dislálico la correcta
articulación de los fonemas que pronuncia defectuosamente e integrarlos en su lenguaje espontáneo. Cada uno
de dichos fonemas tienen una corrección específica, de acuerdo con las diferentes posiciones y funcionalidades
de los órganos intervenientes en el habla: lengua, nariz, velo del paladar, dientes, alvéolos, labios… Una
profundización de los aspectos ortofónicos puede verse en cualquier manual práctico de logopedia.
Además de realizar los ejercicios preventivos como preparatorios y facilitadores de la correcta emisión
fonológica, la corrección de los fonemas debe realizarse sobre aquéllos que son omitidos, distorsionados o
sustituidos. Las dislalias más frecuentes son los rotacismos y para-rotacismos, los sigmatismos y
parasigmatismos, así como las dificultades en la producción de los grupos consonánticos: pl, pr, br, bl, gl, gr,
etc.
Cuando la intervención logoterapéutica deba realizarse sobre las disglosias, los aspectos a tener en cuenta son:
En las disglosias labiales: masajes, imitación de soplos y ejercitación labial para intentar obtener,
posteriormente, los fonemas correctos.
En las disglosias maxilares y dentales: colaboración del especialista en prótesis, ortodoncia y cirugía
maxilar. Ejercitación muscular de lengua, labios y mandíbula.
Disglosias linguales: reforzar la musculatura lingual mediante masajes y movimientos guiaos con
espátula abatelenguas.
Disglosias palatinas: la edad más propicia para su inicio es la de 3 años y medio o 4. Exige la
realización de una reeducación respiratoria, entrenando al alumno a respirar correctamente,
ejercitación del soplo, movimiento de labios para aumentar su funcionalidad y fuerza, así como la
corrección de las fosas nasales de aire.
Disglosias nasales: alargar exageradament el fonema /m/ y /n/ con el propósito de percibir las
vibraciones en las alas nasales.
Para ello, las técnicas o procedimientos que habitualmente se emplean incluyen la ejercitación respiratoria y el
entrenamiento en relajación muscular segmentaria, especialmente dirigidos a los órganos intervinientes en
articulación: relajación de los músculos bucales, del cuello, mandíbulas… Asímismo, los juegos verbales de
asociación de palabras y lecturas pausadas son también recogidas por estas técnicas de intervención. Las más
usuales son:
Empleo del gesto acompañado al habla. La fluidez del lenguaje se mejora notablemente mediante los
gestos enfatizados de las manos y de los brazos.
La técnica del soplo. Consiste en habituar a la persona con tartamudez a echar el aliento antes de
iniciar la emisión vocal.
El habla rítmica. Consiste en aprender un patrón rítmico aplicado al habla que facilite un
mantenimiento del ritmo y una mayor fluidez.
Audición retardada (Retroalimentación Auditiva Demorada. R.A.D.). Se emplea un pequeño aparato
para retrasar la audición de la propia habla a los oídos del tartamudo.
Enmascaramiento o encubrimiento del habla. Consiste en enviar un ruido blanco (es un ruido que
incluye una amplia gama de tonos y que a alta intensidad atenúa la retroalimentación conducida a
través de los huesos; para evitar umbrales próximos al dolor se usa intermitentemente) a los oídos de
la persona disfémica mientras habla, de modo que la enmascare por completo y no la escuche.
Habla en sombra (seguimiento, eco). Se entrena a la persona tartamuda para que hable “a la sombra”
del habla del monitor: el sujeto va reproduciendo casi simultáneamente lo que se le va diciendo.
Práctica negativa. Se instruye a la persona tartamuda para que deliberadamente cometa los fallos
propios de su tartamudeo al hablar.
Otros procedimientos. Para el tratamiento de la tartamudez se emplean otros procedimientos
pertenecientes al ámbito de la Terapia y Modificación de Conducta, tales como:
Condicionamiento operante con reforzamiento positivo, terapia aversiva (pequeños “shocks” en
la manos) y tiempo-fuera.
Desensibilización sistemática.
Entrenamiento asertivo.
Por otra parte, y en lo que respecta a la intervención con los padres de los niños tartamudos, en el caso de que
sean ellos mimos los únicos que perciben la tartamudez del hijo y éste no lo percibe, se propone no reforzar las
conductas correctivas que se suelen hacer en casa: terminar la frase que al hijo le cuesta emitir, regañándole y
pidiéndole que se esfuerce, compadeciéndose del problema del niño, cambiando la expresión de la cara cuando
éste tartamudea. Se les debe informar a los padres en qué consiste la tartamudez y orientarles a que les
refuercen aquellas expresiones caracterizadas por el hablar despacio.
Ralentizar el habla, reduciendo su velocidad de emisión y adoptando un ritmo lento que permita al niño
conseguir una mayor claridad articulatoria.
Desarrollar la capacidad rítmica mediante el uso de instrumentos auxiliares como el metrónomo.
Evitar detenciones, rupturas y cambios en la enunciación de las frases.