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NIPPUR
DBLAGASH

textos ~e

~CltJN WOCl:>

y ~ibkjos 2>e

LU<!HC CLl~RA

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EDITORIAL
COLUMBA
NIPPUR
DELABASH
ALBUM DE N O VELAS
GRAFICAS COMPUTAS
m,.· EOITOA USPONSAIU

--------DIRECTORES---- -- - - gc o~~~~.~A~A COII(O


RAMON COLUMBA (h), CLAUDJO COLUMBA (h) SAlMilNTO lllt · IUIHOS AIIU • T. f , 4\-114\ "'""'litO
UllfiA4 1
Publlcac l6n Inscripta en la Dirección Nacional del Derecho de Autor bajo •1 N• ~9.188 ~ ... ,.
~~
"iempro de la A. A.E . R., A ~oc iaclón Argentina de Editores de Revistas y del C.I.P., Centro &
de Informaciones de Publicidad . Editada por COLU"IA S.A. C.E.I.I.F .A., Su•l ento 181' .. :
z-
.... . ¡o
(Cod . JOI¡I¡) Teléf. : I¡S·111¡Sfl¡297,fs.Ai res, Argentina. Venta Interior y uterlor: Dlstrl·
buldera Bert rín S.A. C. , Senta Magdalena 51¡1, Buenos Ai res. Venta capital: Distribuidora
TRI-81-FER : San Nlcolís )169, Buenos Aires . Impreso por A.G .r..S. Industrl•• Grlflce t S.A.,
RTo de Jenelro, Brasil. Prlnted In Brull.
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NIBPtlR· .DELAGASH
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"Hay más cosas en el cielo y en la tierra, Horacio, que las soñadas en tu


filosoffa" dice Shakespeare, tal vez porque el misterio del hombre tiene su
sol ución en la vida misma, en el cielo y en la tierra que escudriña y pisa,
respectivamente, en ese devorar distancias desde que nace hasta que muere.
Nippur, el caminante, deja y vuelve a su Lagash, a su Sumaria, una y otra vez,
porque todos los caminos lo conducen a si mismo. Entra y sale de la vida de
reyes, esclavos, vasallos y emperadores con la sabia melancolla de los que
buscan sin buscar, y hacen la justicia alli a donde vayan. Hombre hasta los últimos
limites, hombre de todo tiempo, remoto y tan próximo a la vez, Nippur llega a
parecer nuestro hermano.
Y en esa verdad si mple de hombre-de-todo-tiempo enfrentado a la aventura
de la vida y los misterios de la eternidad, reside el éxito que Nlppur de Lagash
lleva consigo desde su primera aparición, en 1967. Junto a él comenzaba a crecer
el más brillante escritor de aventuras de la última década.
Con Nippur se abre una nueva perspectiva en las novelas ilustradas sin que
el tiempo, constante devorador de famas y leyendas, haya podido envejecer en
estos 14 años su sueño de gastar caminos, donde se encuentra con el lector y
trama con él una confesión o una historia donde otros hombres y mujeres aman
y son amados, nacen y mueren con la inagotable magia de Robin Wood.
Nippur es la voz del hombre y su errar es el vagabundeo sabio que busca lo
que muchas veces tenemos en nuestras manos y al perderlo añoramos: la amistad,
el calor de la lumbre, el ríspido trago de vino compartido, una ilusión, y lo que
para nosotros, hombres de esta latitud y de este tiempo, los iluminados por la Cruz
del Sur: el gotear nostálgico de una guitarra.
Nlppur es la voz y la esencia de Robin Wood, el recordado autor de " Dennis
Martln", " Dax" , "Mark", Jackaroe", "Savarese", entre dos docenas largas de
titules que. por espacio de una década brillante consolidaron definitivamente el
mundo del relato ilustrado.
Esta edición representa un homenaje al lector, al consecuente amigo, del
hombre de Sllmeria, que tendrá, nuevamente, acceso a los mejores episodios,
de la mano de los brillantes ilustradores qtte dieron vida gráfica a los· senderos
recorridos por Nippur.
Y es también la demostración del esfuerzo y el hechizo de uno de los más
grandes ilustradores del mundo de la aventura, llamado Lucho Olivera. El ha
sido la raíz y génesis de muchos sueños, Gilgamesh el Inmortal, entre ellos,
donde el vivir mismo es, en definitiva, la mayor aventura del hombre, en este su
incognoscible universo.

RAY COLLINS
Pag .

Historia para Lagash. . . . . . . • • • . • . . • • • • • . . • • . • 7


Nofretamon • • . . . . • • • . . • . . . . . . • • • • . . • . . • . . . . . . 31
Las lanzas y l a arena ••• . . . . . .. .. .. .. .. .• . .. . 51
Minotauro .. ... •. .. . ... . . •. •. . •.. . .• . •.• . .. ... 65
El mirlo vol6 primero ... ..... . . . . ... .. . .. . .. . 79
La fugitiva de los hiti tas .. . .. . . .. .. .. .. . . .. 90
La flecha sobre las hogueras . .. .. . . . .. .. . . . .. 104
El Vi ejo .. . . . . ... . .•. . ............. . . ... .. •.. 116
El hombre que vino de Akad ...... • .• .. .. .. . .. . 128
En r..arth,al atardecer .•.. . •. . ..... . . ...... . •. 140
La doncella de l a tierra de Merem .. . .• . .. .. . • l Sl
Mi nombre entre los bárbaros .. . ..........• .. . 161
Un río llamado L6nemer . . . ... . ... .......... .• . 171
Bajo un cielo de estrellas y pastores . .. . . •. . 183
Hacia el mar ............. ........ . .. . ..... .. . 194
La furia de los dioses ..... . . ....... . .. . .. . .. 205
Leyenda del rey que muere ... . . .. . .. .. . ..... .. 216
El Cuervo ........ . .. . ...... . .. . .. . .. .... . .... 227
Un día en que yo era feliz .. ........ ......... 239
La justicia de Janipo .......... . .. . ..... ..... 250
El carro de estrellas ..... .. .. . .. .. .. . .... ... 261
El enviado ...... . ..... . .. . ... . .......•..... . . 272
Ram, el arquero . .. ..... ._.. .. ................•. 283
Un misterio llamado muer te ..... . .. .. .. .. .. . . . 293
HISTORIA PARA LAGASH
ROBIN WOOD

Las planicies de Elam, las tierras


eran mala tierra, pedrego·
El sol se derramaba
nosotros, pesado y r;ur'""''"'
te y hasta mr llegall! el olor a su-
dor, a cuero h6 medo y a metal
recalentado que emanaba de mis
· soldados. Avanzall!n, to!'l)ls y
~ pesados, grunendo maldiciones,
con la arena entre los dientes
y los ojos rojos e hinchados, ba·
jo los cascos de cuero.

Me sentía enfermo de sol y desierto, enfermo de Quince dras y quince noches halia-
los lllrqu ina:ros de mi carro de batalla, del olor mos peregrinado por las mesetas y
de grasa ardiente que subía de los ejes ydel~oi­ las escabrosldades de Ela m, a la ca-
YO acre y asfixiante que nos enYOMa sin cesar. za de un hombre. lo haliamos ws-
Oeseall! tan sólo. YO !ver a l.agash, sentarme en cado en las Tierras del Umite, en
un fresco pórtico y beber a la salud de Nlnkarsag, los montes esca,ados donde viven
la diosa-madre. para que diera frescura a mis días los deformes comedores de h lerbls
y trigo a mis graneros. y pájaros, que se llenan el cabello
con cenizas. Yahora w scáll!mos
1 a tos hombres brutales de Ela mqlfe
viven en cavernas y guardan su fue-
en odres de lllrro que no se

JOh,madre-Ninkarsag, líbrame del


calor y del sudor 1 1Oh Sa!Ms,
aparta tus ra)OS de mr!
La culpa la tuvo aquel pastor, estúpido de
soledad y desierto que trajo la noticia a
nuestro Urutcaglna de Lagash.

varias veces conseguiroos echar mano a


alguno de los estúpidos comedores de car-
ne cruda de las cavernas de Eta m. Pero
no consegu iroos sacarles ningún Informe.
Aveces chillaban bajo el hierro, pero lue-
go enclavijaban los dientes y morían sin
decir una sola labra.

1Habla, comedor de gusanos 1 ¿Has


visto al hombre gigante? !Habla. .. 1

Era 1nú ti 1y nuestro abu rrldo. rey Efectiva mente. El hombre debió pa- Estaba sentado sobre unas enormes rocas
Uru kaglna, querra a lglgante pa- sar en la madrugada, mientras la y me contemplaba con la bu rlona insolen-
ra entretener su pereza y yo tenía tierra estaba aún húmeda por el cia del b1
que hallarlo. rocro y sus huellas quedaron mar-
cadas claramente. Hue llas enor-
mes pero fjen formadas. Mientras
las estudiaba me sorprendió la YOZ
a mis espaldas.
caverna, mn las espa-
das y tas hachas empu
das. Me hu mlllabl en-
frentarme mn esos mi
rabies brutos que torpe-
mente e~ 1\abln
y piedras, tropezan-
nos con otros. Al
las mu ]eres se
raclmabm au liando
mmcHobls y su jetando
s suelos crfos. -rAI- no IJJ seas lu etia,
1 No qu le ro lucha, .ni esclaws, ni mu je-
hombres de Eln-Ru r. \res· . . ¿ Qu' IJJ seas, .
1No IJJ sm esclaws ni hombre de ~ash?
1
¿A has venido?
Bu s.co al hombre alto romo J , La wz era clara y tranqu 1-
un carro de guerra, a1de · la, pero data la Impresión
las huellas enormes..• de sa llr de un foso profun-
do

Tú eres el gigante de Ela m. Mil cho hemos ofoo de


tl. Has1a el rey llegó el rumor de tu fama y fl me
~~~~~~~~~~~~~~~~~ordenó que te lle\era a su presencia.
Hablaba ron brillantez y parecra sabio. No se parecra
a los bestiales hombres de Elam.
o
o
o

rr:::·::-
f' -=E __ _
·-
\1

Todo
El gigante }'~lee,
. por fin,derri oodo.
• ; · Mis soldados, mal-
n trechos y heridos
~ lo encadenan. Al-
~ gu nos yacen muer-
tos.•.
No. TG no perteneces a las cavernas. Eres
ru lllo y de ojos claros como los hombres
que llegan a veces en los blrcos por el ·
Mar sin Peces.•• :'

Urukaglna establ rnfs vie-


jo y mlfs gordo y qu 12l1
rrás tonto. Ahora prepara-
bl leyes para protejer los
sembradfos de los jinetes.
A su lado esta bl su conse-
jero y gran sacerdote,
Su mur, esquelético y ma- €~1"
ligno como una vilnra.

¿De manera que éste es el gigante


de Elam? Adelántate,b.frblro.
1 Te oarán la paz las espadas
que aplasten a tus enemigos,
1 no las tabletas de areí lla de
Su rnu r. Luggai-Zagízi dará
largas a1tratado y cuando lle-
gue el momento de actuar
usará las tabletas firmadas
para adornar sus cab3
Ou1zá. pe ro todo rey necesita un
hombre asr. Pero, tssta )0, vete Nt-
ppu r y ~vate, 'pu es apes1as, y lue-
go dale mis saludos a tu Gerien.

pue en sus goznes y


pude ver al giga nte sentado en el
piso de piedra. El repelente olor
a moho y a comida podrida me re-
IJOivi6 el estómago.
Vendrá a visitarme con su
corte dentro de dos meses.
Traerá presentes, u na de
sus hijas para desposarse
conmigo y un grupo de lu
chadores para animar las
festividades.
¿luchar con ellos? Es algo
pelear sin roollw .
.....~"-
I.Dalzó como un punado de
paja, mientras mis soldali>s
kl rodeabln entre risas y
silbos. Su mur era muy po-
co querido.
Los hol!ilres de las caravanas. ¿No
pueden tomar oarte en los festejos? Pues
desde aquí los veo muy graves y tranqu i-
sol era ardiente en el centro de la plaza y nuestras sombras
se alargaban en la arena.
------------------
algo en el aire que no me agn di,
ppu r. Huelo sangre..

los entrido en la
con paso lento y fell no, hombres altos con los rostro~ plnla·
dos con rayas de colores vivos. Empo naban redes, lanzas dt
tres puntas muas de piedra. _ _ _ _ __ _____J

Pero no se mata con gritos a un


otro me sorprendió.
palco real veo
a Urukagina que se
escurre hacia el su e·
lo bal'lado en sangre.
A 5u laoo Su mur em·
pul'ld el pur'lal de pie·
dra enrojectdo. el ar·
ma con la que acaba
de dar muerte a aquél
que le sento a su dere·
cha, en el trono.
26
Corro auno un hombre enloquecilb A veinte pasos me detengo y echo el
hacia el palco. En la mano tengo el brazo atrás. El deseo de malar me ha·
tridente de uno de los comedores de ce lbler las manos. Su mu r Su mur.
pescalb. Sumur.••
No sé cómo nos abri-
mos paso hasta las
murallas. Se me ro m
pe la espada, pero con
sigo tomar un hacha.
Sangramos por cien
heridas.
29
Salimos al sol. Pero',<! s1ento en mí la oscuridad y et un carro de los enemigos
frío. Del otro lado de las murallas se oye el au llar de 11 ct.'V1i" '"n por dos soldados. Vigías seguramente. IDs matamos
los heridos r de los incendios. ao()aera:mos de él.

Galopamos durante todo el día y durante toda la noche y


durante todo el día.llegaOlls a las cavernas de Elm-Rur.
IDs hombres brutales reciben a Ur-EI con jO bilo y no me
.
molestan a mr y lalllJOCO a Shetho; '~--

l ¿Que haré? No tengo rey, ni ciu-


, dad, ni techo, ni fu ego. Soy nadie
, de ningún lugar. Me iré a recorrer
eJ país de los grandes ríos y qu 1-
zá. las tierras del papl ro, hasta
sanarme el dolo r. Después vo lveré.
..· o
'

--:~ 1

Por ROIIN WOOD
7
DIBUJ O S DI LUCH O OLIVERA

~
sabio rfo que corta las tierras
illas y millas. bajo e1sol, en

en la tnnla
11e dejo doflllnar por
el aroma del al re, y
el saoor a.¡ridut:e del
rfo ele los papl ros. El
navfo avanza dando
oordadas en di recci6n
a Tebas, lento y e ru-
jiente. En un rfnc6n
sornbrfo de la cubier-
ta Ur-EI reposa de 1
monótono viaje.
¡Una palabra més y te ha re aoa-
learpor mis caballerizos! Una
vez me sacaste de entre las ga-
rras del le6n cojo y otra de en-
tre las lanzas de rnade ra de los
salvajl!s ele la montal\a. ¿Y rne
hablas CO'llO si fue ras un me n-
ante?

La semana trascu-
rre entre paseos
y cacerías por los
alrededores de Te-
bas. Al volver una
mañana en el carro
de caza de Krista-
ton. embanderado
con la sangrienta
pie 1de un le6n ce-
badÓ, nos topamos
con la corte del Fa-
raón que eruza
las calles.
..
"' . ' '
y no aparta sus ojos de ani-
Usertes. fastidiado,dice:

es Baknath. el
ral de mi padre. El que
todo lo puede. Hasta ha
conseguido que sus mer-
cenarios mestizos se ba-
nen por lo menos una
ll llo::,¡l!:óo" vez al año.

dioses tenernos
en fqipto, pues son bue-
nos para facilita r la vi-
da y las cosechas, pero
lo m~s sagrado en noso-
tros es la sangre del fa-
raón. Nunca ni en el Ba·
jo ni en el Alto país, el
faraón ha sido objeto de
un
. como e rayo y
em~Jesabacomo las flores; co-
mo el vino embriagaba y podra
destrozar el corazón como el mas
afilado metal de guerra. Era alta
y nrvea, con o)ls sombrros y
enigmáticos. Sobre su hombro
derecho se posaba un gran ha l-
. ~$.-
..... salvajes.

con galante
Llgash, pues mi halc:6n
mira con fastidio.
pronto se aparta , como aver-
gonzada y corre hacia las puertas. Ho-
rus,el hat:ón, con las garras aün
grientas, la sigue.
Por tln despiertas, Nippur
de Lagash. Has sido para mr
como una espina en mi pie,
pero ahora te arrojaré al
viento tras quebrarte. y
tu muerte no sera dul:e.
queman con
su mirada.
dientes afi
reh.cen entre

Esta mai"'ana tue d sdC riticar a Amón y


apoderaron de ella. Como verá's, todos mis
planes... ¿Y eso?
45
pooeroso de Baknath se congela de est~rr de pronto
un grito ronco y sale violentamente del recinto.

~-
Me ~de ro de su espada y me lanzo tras
Baknath, arriba, muy arriba, h<K:ia e1
cielo azul que gira ante mis ojos.
Le h1neo mi espada
e1 vientre y lo siento
retorcerse como un
jaba Ir herido, mien-
tras eleva hacia el
su rostro
visto a mi h1ja Nofreta-
mon contemplarte con ojos
de mujer. Ytú le respon-
días con ojos ardientes. To-
do te delxl, pero mi hija es
lnatanzable para 11. Por
sus venas corre sangre de
dioses y se debe a su pars.
Asf es, princesa, no
del» permanecer más
tiempo en tu pafs.
LAS LANZAS Y LA AR
i Allr estaban 1
•En la bahfa los barcos cazadores se
bf1n detenido en semlcfrcu lo a·rrlando
las. Nosotros atravesábamos la orilla da-
~-'"'JI trás de nuestro linfellzgur\i!UB miraba
espantado a Ka tilas.
QuIN s puedes hacerlo;
perderás demasiados hombres. r Mr·
ranos 1 lNos crees una presa fácil 7

expuf·
sados de nuestras
tierras por crrme-
nes contra Jos tem-
pfoS!Fue¡Unnll y
falsa acusacl6n, pe·
ro nadie creyó en
Por un momento la situación fue grave. 'El desafío en el airacomo puede flo-
Una multitud es fácil de enardecer. Ur- tar la bruma o el polvo de las caballerías.
El pirata se sintió contemplado ¡x)r mil
ojos. Algu len le dijo algo y varios rieron.
mi mensaje al prín<:ipe y volví
luego al centro de la hecatombe, donde
Skyron ahito de carne, bailado en vino,
ebrio, con el rostro congestionado, ron·
caba contra la mesa.
prín<:lpe Teseo... ¡Si el enviado de Ka·
lilas cumple bien, no tendrás mucHas más
'orgías. Skyron 11
la voz de la nii'\a se convl en un chlllldll
el aire.

En la arena divisé una pareja. Ella tenía


sus largos cabellos desatados y alborota-
dos por la salina brisa del mar.
con la princesa co11}3da de m1
mano y sintiendo un acre sabor en la bo-
r.a alpensarque 'en alguna parte de los
bosques avanzaban los hombres de Teseo.
Ú'''" ·p ·0
1

Skyron no mar, con


dtoses por ello. los cabellos de oro escapan-
un muerto,revl do bajo el a reo de bronce del
Thamar ta casco. luchaba, efectiva-
mente, como un guerrero.
Como el mejor de ellos.

Más al
ganlzar su horda, pero
inútil. El ataque feroz y u~IU·~~~~•
de . los helenos. todo rabia y li-
to~, hacía hu ir espantados a los
bandidos en dirección al mar
donde esperaban los carros de
guerra. - i Malditos cobardes!
ITomad vuestras armas! 1 Ape·
lear
de pronto ante y se enfrentaron. El
pirata reo y pesado comct un buey y el heleno
bello y feroz como un leopardo.
MINOTA·U RO

~
,=~;;~~
Al
sol del mar sangre. en"ei attñfé-
én que llegamos a Creta, la isla del toro. con sus rocas
ncas y grises emergiendo de las aguas, revueltas por los
titanes de las profundidades marinas. según declan los vie·
jos de la ~osta. El puerto era grande. bullicioso y surio. co-
mo todos los que conocf en mis viajes.
El Minos, viejo y sabio,
yac fa hund 1 do en su
gran trono de piedra,
coronado por una enor- ~líll:W'-,~
lllít cabeza labrada en
!)ro y granito. Recibi6
a su hija con gran sen
ti miento y voces, ln-
dighas de un rey que
debe cuidar su com-
postura. Luego.. .
-¡Nippur! ¡Hombre de lagash!¡ No creo en ese dios que vive en ef
presa verte aqul! fondo de esa gruta y devora la car-
ne de mi pueblo. Quien mata a lós
mios, me mata a mf también.

hablar mlis
podlan descu-
me los guardias
templo, y debf
trepar nueva mente
las murallas. Desde
alli contemplé un
momento la negra
estatua del dios.
brillante bajo la luz
de la

El toro atacó, y los cretenses rugie ron de en-


tusiasmo cuando Teseo lo esquivó, ágil y rau-
do, como un ciervo del Helesponto.
Tembló la tierra cuaroo cargó con los
cuernos ensangrentados y rasa rllo el
suelo. Pero Teseo no se movió ni un
palmo.

un que se un b que
hundirla bajo las ovaciones y vito reos ya habla en los de otra mujer, tiem-
cuernos y sus de los cretenses. El toro. cansado, enfi- po airAs, a las orUiasdel Ni)o. El brillo
manos se apoya- 16 con la cabeza gacha hacia el t(Jnel que destroza la razón y las barreras de
ron sobre el lo- por donde hab fa sa 1Ido, mlentras Te seo jos hombres.
mo negro y cer- recogla el cadáver de su compai'lero.
doso.
i Dime, Nlppur, si hay hooore mas he
so y mas valiente que el heleno!
Asilo hicieron todos menos uno. Teseo
quedó solo en el centro del salón, ergu~
do, con los brazos cruzados sobre el pt·
cho.
Soy hljo de reyes y no me sentaré como
invitado de un sacerdote. Sólo puedo ser
agasajado por un rey, pues tal es mi con·
dlcl6n.
se aproximaba el dla del sacri- Nos interNmos por unos gigantescos es-
ficio, Inexorable, como un gran toro al que calones tillados en la roca viva, mientras
no se pocHa esqu lvar n1 detener. Una noche un sofocante olor a musgo y humedad
me deslicé dentro del Laberinto para cono- brotaba, envolviéndonos. Tamblén ~entr
cerlo por u un extra no olor, dulzón y repugnante,
reconocr
7~------~------~~~----------~--~--~
primer hombre que salló a nu -.r-----------------~~
cuentro en el palacio fue el Mlnotauro,
coltado por el brutal Tekapis.
y yo también lo ayullaré. Teseo quie- Muy bien. Escúchame en-
re verte esta noche en el mis roo lugar tonces. Entrega una espa
de la vez anterior. da a Ariadna. Ella acompa-
ilará al Minolauro hasta
la entrada del laberinto.
pues es sacerdotisa y una
vez llegado el rromento,
me la entregara. AsT pe-
netraré armado . _ _ _.,.

mbres,
empapados, envueltos en sus
negros mantos, aguardaban
mis órdenes y Ur-EI, con el
rostro cubierto por la visera
de su caso de guarra, se apo-
yaba en su hacha de dos ca-
bezas, sin eu ida rse del agua
chorreaba sus
a QKiáveres era cada vez más
penetrante y tos temblores de tíerra
se sucedlan ensordeciéndonos. Aquel
pasadizo de locura parecfa no tener
fin. De pronto dlvls' una vaga lumi-
nosidad que dílufa la penetrante os-

En ese roo men1D un gri1D horrible hizo


estremecer la caverna Teseo habfa arro-
jado su capa, y empunando su espada
que llevaba oculta, de un certero golpe
habra tendido a sus pies al guardia más
cercano.

~
-
Chocamos con furia en el centro de la enorme caver-

' ' ~"""' "'~':::·~~ m:~~· ~


na. escudo contra escudo, hachas y espadas chispean-
como una rama seca al quebrarse. El co- Me abrl paso a QQipes de hacha hasta lle-
gote de toro de Tekapis quedó 9rotes ca mente gar junto a Tese<J, y lo cubrl con mi es-
torcido entre las manos cudo. En ese momento un terrolor de tie-
rra, más fuerte, sacudió la caverna.

Evitó el golpe con facilidad de guerre-


ro experto y sujetó los largos cuernos
de la máscara de la misma manera co·
molos matarifes de la Hélade sujeta-
ban los de sus toros para derrfbarlos.

Los
espantados la escena.

-~
Al mismo tiempo un
trueno fragoroso pa-
reció brotar de las
entrallas de la tierra,
y enorrres trozos de
roca cayeron de la bó- ,
veda.
irnos el ovillo nuevamente, hasta sa-
l aire 1ibre. Ariadna se arrojó en bra-
Teseo,llorando emocionada. Detr<1s
el túnel del laberinto se hundla
de infernales o<tror••ntlo"
Ur·EI exlendra su gran cuet"DO de l.uchador de nuestro barCXI corrla la orl· SI no hubiera estado fastidiado por el
al dedo amJrlllo del sol haciéndome reex~rdar Ita e5carpada y gris de la tierra de los monótono c.anlo de los remeros, qui·
a los perezosos leones de mi pals de Elam. helenos, agreste y vital, ex~n viejos al· zá no los hubiera visto.
tares abandonados que en la época de
los titanes se alzaron a los dioses.
Entonces el gue-
rrero se dio vuel-
ta y nos contem-
pló. Su rostro es"
laba lan pliloo co-
mo la espuma de
las olas y su son ri
1sa, frfa y 11islan- -...... L7
te.careda de ale- -~
gr'ia y de vicia. Só-
lo entonces vlla
sangre que le ma-
naba la clntu ra.
··~

Quise pregunlarle cosas, pero ca-


yó de rodillas y un alarido de júbilo bro·
tó del grupo que se acercaba con las
armas desnudas.
¡O ile a tus la milares que vengan, bra-
vo tespio de rodillas flojas!
. -.
--- .
¿ C6mo consigues que yo c:rw que 9illil
las discusiones y termine haciendo lo
que t(J quieres?
rras corta discusiÓn. ,

-· ,.
. . . . . . ,. . . ,.,. .. r
guarnic:l6n y ex~mencé a vocear mi mer·
canela, no sin anles haberme metido
varios granos de malz en la bOca pira

debla esperar. hJ:


disimular mi acento extranjero. Ahora
J )
J
al soklado entre unos artustos y por las dudas le di
otro porrazo. luego toiM el asno por el ronzal y con paso len-
to y cansino me dlrlgr a la sal~a del oueblo.

1.1 joven era ágil y sus pies


vollbln sdlre la arena co-
mo los de un ciervo, ptro
de pront6 oltl estruendo
de los cascos de cabillos
tre metiendO la tierra.
Vi el enorme garallón negro abalanzarse
sobre mly lo esquivé.. •

....
¡No te la pochis llevar! ¡No mientras
~VN~a~'--------------
L

.Atenas hervla de gente, pues la ace rtada dirección de Te-


seo la habla convertido en una gr~n urbe comerdal. Por
su~ apretadas alles se empujallan hombro con hombro
cien riZas diferentes. Negros, sirios, hilbs, tesplos, lo·
cios, fenicios, egipciOS...
l<l alle¡a, vrctlma de las mirad<ls espan-
ntes. Nuestros o¡os se encontraron.
Son orgullosamente y me mostr6
sus enormes manos nudosas.

¿Con estos dedos? No. Las ha hecho


mi hija.
"'e desagrada la boca de cler·
tos horrbres y carezco de di·
plomacla.
r---

Me llamo Nip¡lur. NipPUr,el hombre de Lagash, c;o·


mo me llaman. :
Su idioma no es Ho ndo como el cretense o grato al oilo Vengo en persecusi6n de una esclava que se fugó de los do-
heleno. Se asemeja mas bil'n a un ladrido áspero y gutural minios de mi sellor. Tengo órdenes de llevarla de vuelta, jun·
el de tos chacales del desierto. Me desag rada ron. to con el villano que la acompana.
ndon.ron l.a sala con gran estrfpitd a..------...
e armas y escudOS. ·
No tienen li m.ts mrníma intención
~cumpli r mh órdenes.
A la vista de las alturas escarpadas los
ojos de mi amigo se volvl'an dulces y mt·
lancóllcos. Yo sabfa que estiba miranoo
por dentro otras montanas muy lejanas.
Aquellas donde vagara semisalvaje en
su mocedad. las blancas montanas
Elam; las rocas de los dioses•
.,....,.,..---::11

Abandonamos los caballos y nos lanza-


mos a buscar por los· senderos de ca-
bras. los hoplítas, guerreros pedes-
tres, no daban sel'lales de fatic,¡a;pero
Ur-EI p&reda vo'lu sobre las piedras.
El aviso estaba de más. El joven heleno ya Cuandn lleg~mos,el espectáculo
estaba trepando con la espada cruzada a nos de¡6 mudos.
la espalda.

un pequeño anfiteatro natural se enfrenta-


los dos colosos. Ur-EI, gigantesco y hermo·
so como un dios y Borak, contrahecho y espan-
toso como un titán del Averno, pero feroz y mor-
tiTero.
lOO
En ese momento ocurrió el m11agro.
una yran terquedad se despertó
¡¡¡;;-U hallf cuando era niña entre los res·
l
tos de una caravana destru Kla por los bando·
teros. La crié conmigo. Cuando rue mayor
en Thaler. Envió a sus meJOres
hombres tras de mí. Y asr es
perseguu:Jo,.he llegado hasta
gustaba de traba¡ar con artistas, dibujando aqui.
en la tierra. Entonces le tra¡e cobre
para labrar.

.T,;~~~~Ia joven tomó una ma


de Dos io y se la besó. E1pobre joven en ro·
jeci\ como una remolacha.
Nos ataaron rápida y feroz- Pero los hoplitas de Teseo E1 y )'O ava l1lll mos
mente, pues eran guerreros no eran carhe de ganado, molinetes con nuestras
expertos que s61o sabfan de sino hijos de mil batallas. ehas de combate.
lucha.

...----_ .: -.

VI a Borak derribar a un
jinete,asiérdolode las
piernas.
El resto de los hititas ni síquiera pudo
hu ir. Hombres del desiP-rto, eran torpes
entre las roCils,y los hoplitas los caza-
ron a punta de lanza y de pui'tal.

Tus penalidades han terminado,.Borak,


Si lo deseas, tengo un puesto pa ra ti
en mi guardia.

Borak me miró confundido. De pronlo


entendió y son rió. Lliegn comenzó a
reir estruendosamente y tooos le hi·
cimos coro.
Fin
FLECHA
las
HOGUERAS
Durante largas semanas veníamos atrave-
sand~ los senderos de rocas y arena de la
tierra de Khule· lhiet, buscand~ el Mar
con Cnllas del que t.anto oyére~mos.hablar_
¡oven Jo viD casi al mismo tiempo. [rn-
pul'lando un curvo pul'lal esperó el ata
que de la fiera.

Mi flecha siguió a la de U y la
tia quedó i11116vll entre un remolino
de polvo.
paree la muy servicial y era gallar- recer
do pero habla un no sé qué de reptilesco cuando llegamos al Dedo de
en el fondo de sus OJOS que me desagradó. Piedra y nos encontramos
coo los Belek Rimik. H'lm-
bres de pequeña estatura
pero.vigorosos.
a nosotros se sentó Kafllas.
nuestro ayudante ne<¡ro. uno de
tos mejores hombres que re<uerdo.
Y comimos y bebimos
Gime yugo del no luggal· Perdóname, Malek. Abandonar~ un
Zag iz i. Y~e dormida sin comer eio momento tu líesta.
y sin alegrfa y sólo se oye en ella
el grito de los mercenarios en sus
calles va eias.

Cuando al campamento,
todo estaba s ilentioso y dormido.
Me enea miné a mi tienda.

Una cohorte de visiones


queridas turbó mis sueños,
hasta que...
He silo muy afortunado al encontrarte. crep
Malek y yo nos repar1iremos esa recom- centellear las punt.Js de las
r-os amontonaron en un rincón
oel camoamento.
¡Ja. )íl. ja' i9uieren capturar a
pequellltos? ¡ vengan•
Escúchame y no seas tonto. El rey Su·
merio ofrece...
a m( Vestía todo
de blanco y se veía .ncreíblemente
v~ejo y alatido, pero en sus ojos ardía
el luego del odio.
Y un s1!9undo después, el salva¡e La au l en el a1re. sobre las ch1s
t_¡shogueras cru¡lan y llameabon cuando pa~ y el roJo de los hoque ra s.
alzó el c;uc;h tilo. Pude ver sus ojos amar 1- qrito de querra de Ur-EI haciendo
llentos y su bOca desden tilda grur'lendo mal- pedazos el canto de los Ir ibel'los.
diciOnes. ¡ Aquf está ur El
-~-.......__ Elam'

1¡ Los esclavos' ¡ Ur-EI los debe ha -


ber sollado ap rovechando ta dlstrac-
ciCSn de m1 e¡ecuci6r11 1
¡Pues intentad lo'
--GASH
EL VIEJO
y yo nos lanzamos por la floresta con Celta mfo galopaba Tahm ades. pnmo
listos. Habíamos rechazado los caballos de Teseo. un jove11 1rac~núo y pw¡.en·
sa!!famos por experiencia que entre el folla· so a los ataques de furia. ~ero un uce·
eran más un esto rtlo que una ayooa. lente cazador y mejor Jinete.

El ciervo cayó de costado con la tlecha


e lavad' en el euello.
_________,
Deber[as pensar un poc, más en tu rey. Trata al
nos de disfraza r tu regocijo.
Maimón era un hombre honesto y no le molestaba
reconoce r la mayor sabi~u ría ~e otros.

en la
bruma delt1empo pero
pu!óo asegurarte que su sa·
bidurla es real y valiosa
como el oro puro. No sé
si podrás convercerlo ~e
que te ayooe pues rehuye
el trato humaro.

sol. arri ba, gi rando ama rillo y


cruel. .• y abajo los duros guijarros.
roca polvonenta...
Oesula muerte de Teseo, una muerte que lo deje a élli·
bre, sin culpa ni mancha para poder izarse hasta el tro
no, de ser posible.
Sf, lo es. El ri!J Teseo de
y sus hombres de ciencia son impotentes
para salvarlo. Por eso vine a buscarte a
tl

Fui <JIIfrren¡ y vi hundirse


mis reinos. Luego. mien-
tras los al\os segofan co
do, los reyes continuaban
fundiéndose con el polvo y
las murallas de las grandes
ciUdades se votvran escombn¡
un mazo de hizo resonar un gran Con un cuidadoso y gentil.
esculo de oronce. No tardó de aparecer el gi- el gigante tomó at anciano entre sus
gante de la entrada. lo colocó sobre un hombro.

1estaba acuclillado junto a la 18:JII'II<"'~-,..• .t.l'!'ll'-~ ...~-="'- ­


a dos asaltantes que lo apuntaban con sus arcos
ffec.has centradas en él.
Sonrió. Se sentía triunfante y podfa toJ.- ;
ránnelo.
i Bah! lnsúltame si quieres. pero cuan·
do muera Teseo seré rey. Rey de Atenn.
.. . ......

ba 1a enor mt sltuetil
torpe del giglnle Y11
pequei\a manchl ne-
gra del Viejo en su
hombrl). los perros
callaron sCJbi.,l!len-
te . cuando volvieron
a ladrar, comprendr
que El Vieio ~se hl·
be ido.
El HOMBRE QUE
"\NO DE ~KAD
ser
bre· de· la-gran-fuerza. El ti·
tán de Elam. En las costas hele·
nas vi un gran monumento fu·
nerarlo qtJe levantaste a una
mujer que amaste. Piedras e
--- ---. mes que un hombre normal no
- - --n·1 hubiera podido mover. Docenas
ellas apiladas una encima de
Y en la cúspide del mono·
una hoguera enc;encllída.
una gran bondad de los dioses que os conocie-
rais aqu( pues vuestros caminos se en~zarifn
más adelante. Correrfls un sendero de guerra
que os llevarif ' ~ Y'ljez y a 11 soledad.-~•
n se enrollado Del otro lado me yo y, desarmado, no tuve re-
el ma nto en el brazo lzqu ierdo y lo utili-' me<lío que abrirme paso a put'lelilzos. Por suerte, nuestros
uba para detener los golpes. En el put'lo adversarios no eran hombres de gran fuerza ffsica y pude

~~p- W~..__._.
derecho, blandia su cuchillo
para herir.
él sendero desconocielo tiene una extra"a .nagia para quien lo pisa_ El polvo
y l;u piedras le hablan y el viento es todo un gorjeo de rumores. Pero estas
piedras eran dura:; y ni!IJraSiy su vTento era cruel, tal vez ni!IJro también como
las piedras. ·
Se disolvieron en el horizonte polvoriento
como un grano de sombra en el gran arenal
del desierto.

No. El honorable la taos. hijo de los dioses,


murió hace una semana en un accidente
de
¿Y para capturar a dos mujeres indefensas 1

--------
ocho hombres de armas?

El pelotón se alejó
con gran estrépito
de armad u ras y
espadas. VI que la
dirección que se-
gura no dlferra mu-
cho de la tomada por
las fugitivas. -u r-
El.!prepara un grupo
de hombres y caba-
llos•

.. - ·-·

·- -- ·-·
- :.:----- -- =
Uno de los jinetes. obedeciendo a u na se·
i'la de Serek me atacó con su lar"za.
b=::!!!~~~~~~!:~~=::;-¡=~!!!!!!!!!!!!!!!!!!~~~~=::¡rserek"i'io-eSpeióli~ts:s.-PPTcóespuekls tre-
Mí laoza atravesó el naneo del guerrero néticamente ycruzó como una tromba el
que cayó sin un qrllo. cerco de combatientes. Dos lanzas le
erraron por poco el canalla huyó a ga-
~
Enterramos los cuerpos amigos y enemigos,
pues e~ la muerte no hay diferenclu. wego
nos un•mos con la J()Ven reina.

.
TodO el pueblo de Carth se había volcado en efecto en las calles.
pero no se veiln alegres. Pelotones de mercenarios sirios ·mar-
challil' de iqU rpar¡ allá ipartindolos a puntlp~s y a lanzazos.
~ t¡abl'amos dis-
frazado como bu-
honeros y cómi-
cos trashumantes
y en un pequel'lo
carro descubierto
lltvába mos un
cesto de
tt~estro viejo am erek ap¡~reció en el centro de Ji pJ¡·
za sequido de sus mercenarios. De pronto se detuvo. Ha·
bit tomado conciertia del pueblo, que omin!ISo y somtJril
lo enfrentaba como un 9ran murallón ruqlente.
Amliado, Ur-EI
se golpeaba las •
piernas para ha-
cer correr la
sangre con mAs
rapídez. Su ros-
tro eslaba oscu-
ro y atezado y su
cabello rublo, ca-
si blanco por el
sol del des lerlo,
hacfil resaltar
sus ojos celestes
como piedras chis-
peantes_

No creo haber vfsto


en m1vida lugar mAs
hermoso que éste_
En el centro del pal10 pendia un gonq de co· En ese momento se abrió la gran puerta
bre y una maza. Aferrándolculi tres golpes central y un anclilno ricamenle vesti:lo,
que retumbaron ~onoramente en el gran se~¡ui:lo de media docena de corpulentos
jardrn desierto. S61o nos respondió el so· gua rd li!S se enca min6 nosotros.
plo de la entre tas flores.
Río has la qut se le saltaron las ~gr i·
mas m.entras apuntaba con un dedo
a ui-n
n fuer le empellón lll apa rló y un enorme No puedo decir lo mism'l, Bakhr. ¿ Es IJn enorme gandul que escolta!!¡ a aquel
guerrero de armadura de cuero con dos cu· ésta la manera de entrar en mi pala· jabalf humano rlo groseramente mientras
eh lllos sobre el ~cho penelró en la sala. clo? ¿Crees aún que eslás en la apoyaba t'ldo el peso de su cuerpo en una
Tooas las p1ezas de su drmJdura, sus ar uerlza que te sirve de morada? qra n es!Jid,l.
mas V su case'> estaban t~llldos rte neqro.
Su barbd estaba entreteJicla con hílos de
'lro y su rostro cosido de c!C<ltnces.
[llllmldo Bakhr pared1 mis que nunca
un jabllf lurioso y los hilos de oro de su
bu1lól temblaban il irados.

alqunos de los pretendien-


tes os envran sus respetos y se reti·
~~-.~- ----~
í. NQ es buena. pero
es la tradición y he-
m~ v1sto en todo nues-
tro camino que las tra-
diciones' pesan comQ
los yu9os de las carre

De pronto lo vi inclmarse no hes it6. De un tremen-


sobre el parapeto observan- do salto abandonó la ter rata.
do algo entre la rro~. V1su silueta enorme avan-
zar entre los lllilclzos de llo·
res y los 4rboles fruta les.
la ¡011en sm\16 tos bra zos <~nchos de Ur-Et ro-
dearla con suavidad y reclinó su cabeza en el ~......
pecho de ml amicjo sollozando más suavemen-
"..-.-

,_,., n•an•·• un poco. Desde que salimos


de nuestra ciudad de Lagash, ¿cuántos
ar'los hemi)S vivido juntos'¿ Cuántas tle·
rras hemllS cruzado?¿ Cuántas luchas s1ento como un traidor
htmos tenklo que atrontar' ¿Cómo pue- herma m , pero he estado '
des •maginar que nn tt conozco bien? en el ¡ardfn y he tenido en
A tf, que eres como un hermano para mis brazos a ta joven y la
mr. he consolado y he enjuga-
do sus' lágr imas. He conse-
guido que volviera a son-
reír y me he sentido bue·
no y suave.

mucho que v Me detengo, Nlppur. "\T}l:;;m;¡¡r,;;~~===:::


ml'ls, Nlppur. Viaja- Voy a luchar por Me·
mos sIn lln. Combati- riele my si triunlo
mos sin lin. Mi espa- me casaré con ella.
da t siS mellada de Es reina de todo el
golpes y mi brazo ca n- ter ritorio que nos
sado de la sangre y de rodea, cinco cíuda-
gritosde los heridos des y mlles de hom-
y del trotar de l9s caba· bres y mujeres. Po·
•ros. dré ayudar a su gen·
te con los conoclmlen·
los que adquirf en mis
vlajts, y yo podré ha·
llar la paz.
Al dl'a s1golente vimos el prl-
mtr combite. Fue en un gran
prldo verde, SI!picado de llo- ,,.• •
ras blincas y amarlllis. Uno
de los rivales era el jabaH de
A1ur, con su armadura ne·
y sus ojos Inyectados en
Slngre.

he enterado que lucharás conmigo, hom·


bre de Etam. Es una buena noticia. TodDS mis
3nemigos duran poco y me aburro. Tal vez tú
dures un poco mcfs.
a Ur-EI caminar por
ESI noche los ancilnos metieron los dedos los senderos de pltdn tomado de la
en una alibna hueca y extrajeron uno maM de la joven, entre flores y un El dl'a siguiente amaneció nublado y tempestuo·
de los hueseclllos que contenra para saber cielo estrell.ldo como el manto de so. VIolentas ráfagas de viento alzaban remoll·
nos de polvo y los rel.fmf)ilgos acuch litaban el
qu{ armas se
-------
llzarl'an, un rey. Me sentrsoll1arlo feliz. So-
litario por mr :ellz horizonte. El mustio.

Avanzdron uno hacia el otro. En la mano


derecha la maza de piedra. en la izqultrda
el escudo.y en el tirtur6n el cuchillo de
c.na. Algunas gotas c.omenzaron a caer y
IDS truenos nos ensordec1eron.

~
Pero Ur·EI sIn Inmutarse. le descarg6
un tremendo mazazO,Aue el 1sirio con·
sigui6 detener a duras penas. Allf se de·
tuvo su ataque y sus alaridos.
h.,nda comenzó a girar.LenYmente
después. Sólo quedabi una cosa
Volvf los ojos al campo deba·
taita y vial jabalfde Asurque
relroced ~ ta rnba lea nte entre
la lluvia torrenclallropeun·
do en el barrO-t>e<JclJOSO
tras Ur·EI avanzaba sObre él,
im!llacable como la voz de los
dioses.
¡·' '

:----., Tirado en el barro, encogido comn un


animal herido, Blkhr, t i )lbalf de
no parees ni terrible nl lrneNZinte.
Apenas s 1er1 un hombre muerto.

AN
topan dra y noche
y atacan con la rapl·
dez del viento. Que·
man. roba n y matan.
Llevan esclavos, ga·
nado y alimentos. En
las puntas de las tan·
zas hincan las manos
debs cardos.

la anciana se encog 16 de En ese momento se acercó Ka lilas, mi


hombros y con el pan a· lugarteniente. un negro de gran estatu·
prelado cont11 el pecho ra y pesados hombros. Su rostro tahe·
se sumó a la cohrn na .de dO se ve~ preoc1411do.
IU]itivos. Por un rato
quedi obst rva ndO esa
StiJlllnte de dolor y mi-
seria humana.
Amo. eso será mllf culto pero en las ba
tallas t¡e v1sto a los gnegos correr como
galgos s1n detenerse a pensar s.1 su 1110,
estaría estnta o no. De manera que de ·
bcn ser paparruc:Jotadas.

Desde lejos podía oír el ulular jllliloso


de los bárbaros que se reunían prep~·
rándose para atacar. HiCe que los por·
teadores cavaran pozos aquí y all~ al-
rededor nuestro. de no más de medio
metro de profundidael.
Yentonces ataca ron.
l1191ron a galope
dido con los vientres
de loscaballos rou
do el suelo. los OJOS
chisp•ntes y las bo-
cas abiertas en un
alindo inacabable.
L1191ron er multitud.

Pero lle<¡11ban Trepaban Resecas por el sol ardie- rila ros Y llegaban más y más y y mi;
ercima (le los carros con una lanza ron como paja y los bá r- estaban en loquee idos por Por todos lados entraban y ya no
entre los dientes y dOs en cada ma- ba ros enea rama dos en- nuestra obstinada resls- les importaba monr. A! trente vi
no y desde a mba nos herían. En- cima (le ellas saltaron tenc ia y daban saltos In- a dOs guerreros clb1ertos de joyas
tonces. con Sll5 rop1s de pieles e reibles y atravesaban el que debían ser 5115 •
sa !picadas (le llamas. cenco de llamas y caran
Muchos corrfan ardien- sobre nuestras lanzu y
do como antonchas. tOdo se volvía una carni-

~
65
E1otro vac 116 un momento No vi al la ncero bárbaro,
y entonces lo herr (!ebajo peros( lo vio Ka lilas.
de la ma ndlbu la.

Miré a mi alrededor y vi
a los bártlaros llenar mi
campamento. N.ts honi·
bres eran atacados de to·
das partes.
ellos y los maté por doce·
verdad. son malos 9uerreros. ~~~~~~....J•••••••
Por un momento crer que 1ba a matarme
allr mismo. Su hermoso rostro e~taba
rojo como un pimiento.

1Y1hora. corre si qultm vivir,


perro!
Naturalmente esto mecos· Luego lle!Jilrnos al pueblll !le Niver una
taba una nueva piltza y enorme aldea oe chOzas <le pa ¡a , p1e1
las costras y las he rulas y allí un pus1eron a tra11a1ar en los
se s~e11>0nían unas a sembrados.
otras.
Luego tomé una docena dt III!Chas y
envolví sus puntas en trapos que em·
llell i en acette.
ca•slno me diJo que el rro se llam~ba LóQe-
mer y yo aceptl su palabra. Habla me separado de
una ca mana con la que cruzara el desierto
con monedas y un CJballo paludo y feo
rte.

la caza era abu n-


dante y a veces
tropeubl con
ciervos. Erton-
ces derribaba
uno y comfa en
alg6n bosquecillo
untrro y salpl:
cado de flores.
••
asr vagaba sin apar-
tarme del rro. A veces
recordaba las grandes
ciudades y los ej6rti-
poderosos y los
lar.lno,es carros de gue-
Retordaba a mis
•• Teseo de

Cuando la noche
era oseo ra y la
luna dormfa como
un pui'lado de polvo
de plata sobre la su-
perfitle del agua, me
sentaba cerca de la
orilla. Era hermoso
estar solo sIn otra
persona y sin otros
suei'los y oler la hu~
medad del rro y de la
savia de los árboles.
equ lvoqué. El verraco desesperado
sobre sus cuar!os \raseros y embistió
lsahrajeme~ile al caballo de su persegullor.

matar!
~ueno ... y:s
de gra11 estatura y cuerpos de
luchadores. El que parecfa
el jefe te" ra un brazo ampu-
tado a la altura del todo.
Vestián armaduras de cuero
y llevaba JI hachas a la espal·
da al estilo
)erek ~orrfa como un rayo por la ancha ,.,!Jno de ellos para cubrir
pradera verde y gris y el retumbar de sus la retirada de sus compalleros. Lo supe
cascos arreciaba cada vez más. cuando un par de aves volaron espantadas
desde un matorral.
Un ta!111tslno m8'
diJoque el rfo se..
llamaba Lónemer y
all( en el Gentro'
. de la corr lente;v 1
los.dos caballos
que ilvanzaban.

El manco me vio y no·qu lso me la espalda.


Retrocedió y salló a mi encuentro. En su ún leo
brazo vl relampaguear el hacha &norme y pesada.
Sus dlenteúelucleron en una sonrisa placen-
tera.

jugué el todo por


To~el pe-
pulla! por la
y.. ,
un n li'lo apenas, envuelto en pieles de ovejas
yapoyado en su cayado. En la cl11tura llevaba un
zurrón de cuero y una calabaza y me miraba con
"S ojos len los y meditativos de los pastores.

He recorrido mu-
chos caminos. Ha
visto los toros pin-
tados de amarillo
de Creta y los JI-
netes que tienen
el caballo tejido
con hierbas en
las orillas del mar.

No su sp por ella,
pastorcillo. El correr
por todos esos cami-
nos sólo le en sella
u11a cosa. El bronce
de una espa!la o
el tintineo del oro !la
tanta dign ldad como
la he>l'l radez.
¿Ves los callos de mis menos 1 Nacieron del algunos han Ido por el mundo y
uso de la espada, de la lanza, del hacha. cellldo esmeraldas.
IIAis ordos aprend le ron a ser sordos a los
._,-.:o::-de_p,iedad da los h,..
ar"'ldO"lo~
s.=-----'

Hilera mucho que va-


gaba solo, a lomos de
mi feo caballo Wrba-
ro y casi habfa oerdl-
do ya el gusto oor la
comoan ra hu mana.
El oastorclllo me re-
cord6 la lumbre de las
hogueras y las fami-
lias a alrededor

He sido r~ibldo por so-


beranos de muchos par-
ses pero aquella InvitaciÓn
fue la más valiosa de mi
vida pues se me ofrecra
ni más ni menos que to-
do lo que ten ran.
Nippu r, Nippu r el
¿Por qué JlO? Tengo para co- erra nte. Nlppur,
mer. Algún dra levantaré el hombre de ID-
una hoguera y me casaré y gash. Me llaman
tendré una gran majada. de muchas mane-

Perdf cuanto pose fa


en un desdichado via-
je a la tierra de los
bárbaros, hasta mi
1ibertqd. Con segur
hu Ir Ydesde entonces
vagabundeo QOr los
(la íses sin nombre.
padre tiene muchas ovejas y además 1
qran sacerdote de llr le c011cedl6 estas
rras. '<11 padre no tiene más h ljo var6n
que yo, en cambio llene seis hijas.

Nuestro vecino Garuth


t*'e cuatro hijos fuer-
tes y más de ocho pas-
\lres que trabajan con
sus ganados. Qu le re
tener más ovejas.
Quiere tener más tie-

I.Js mujeres deben te-


ner hombres que las
cuiden y las defien-
dan. De lo contrario
deberán ser tomadas
¡ 11,1Jrad estol ¡El viejo Branae ha trafdo un hom-
bre para proteger a sus hija si
Una carcajada atronadora es tal Era el pastor que yo
advirtiera silencioso. El viejo Branae, las j6venes y
el pastorclllo lé hicieron eco.

Sabl'a que se vendrfan


manera que me lncllrt'
y aferré un largo y pesa-
do ten o. El calor de la ho-
guera era fuerte.

~o s4 quién salt6 primero. No estaban acostumbrados. a


eS\jrlma que los iés y cabezazos,y eran lnh,blles
lucha
189
190
Por li11 se fueron. En
la oscuridad or sus
maldiciones ysus In-
Los hicimos retroce- sultos.
der confusamente. los
perrazos ex e ltados co-
rrl'an de aqur para allá
morof6ndolés las pier-
nas y las manos. Joar
·arrojaba ~ledras que
resonaban contra sus
cabezas.
no se equ El sol se acercó lo pude estud lar
lentamente cuando vlla silueta oscura y Era de aspecto recio y posl-
ág 11 que llegaba caminando por sobre tendrra mi edad; Su ar-
las rocas. era vieja y reparada efl va- <;¡¡¡;:.;;.:;.~
sitios. Usaba una espa(la muy
(¿Tor~ arma tonta de muchos ejér-
sumerios. Me oarecló bona-
r------- y con pocas gaflas de
Esta vez ataqu4 yo.

se lo que te ocurre,
Torres. Sler1tes que
estás envejeciendo y
tus huesos te due·
ten al despertar en
la mal\ana erwuelto
tu mar1to de roe: ro. Y
temes que tu vejez te
tra lglla miseria y la
soledad.
Esa noche del fueqg¡. Torres comió y bebió Yf.O~'
Deja el camino, amkjo. [leja tu historias divertidas del e),relto. I.Js j6venes rler011 hasta
fama de guerrero. El ant iaM narse los ojos de lágrimas~ viejo Brar'lae tosl6 y rugió
arana e ne<:eslta pastores y qua cantado.
dli~nes fuertes. Tiene tierras -¿Seis hijas?
y owjas y vll'ledos..• y seis -sr. ~~calor del
hijas casaderas. fuego, tus huesos
volver~n a endu-
recerse y el vino
caliente en las
noches de invierno
te hará refr feliz.
Y puedes hallar
lo demás en los
ojos de atquna de
las mozas.

las pieles de ~eja eran y el


no picante. El viejo Branae, el joven
Joar y las muchachas corrieron detrás
de los dos hombres oa ra observar todo.
Quedá solo junto a la hoguera.
¡Recordar' tu manera de hablar, extran-
Jero, y te podrcfs considerar tellz de que
no le arranque la lengua 1

ron a una
argona de hie-
rro em¡¡otrada
en la pared cas1
al lado •nro.
1 ¡No lo golpeen! ¡Lo que recibirá
será bastahte!
--.az::IZ:!;J!III
sin quitarme los Hace corto tiempo que yo t!m-
bli!n tul un prisionero y un
esclavo. MI suerte fue buena
pero no me ha lavado la me-
moria.

W ró a su al rededor
y ¡.or un segundo v1
ullol luz de deses¡¡era-
cl6n en sus pu¡Aias.

¿Nost!tgia? iO)l"
pudiera dar un nom-
bre 1a n sencillo a lo
que siento! A la no-
che pego mi oreja a ta
\ierra tratando de
oír el rugir de las
rompientes, pero na-
junto al mar y mira dónde da oigo.
trafdo. út! tierra de
y arena me hace más A las mai\anas aspl ro a ¡rleno pulmón
que los grilletes y los láti- at11 tratlndo de sen \Ir sabor de sal. Pe-
ro sólo siento la de la arena.
Me acongoJO orrlo.
Sus palabras me
traran JI recuerdo
latente de mi t.agash
de blancas murallas,
mi Lagash m.is allá
de las distancias.
¡Mocoso de tobillos sucios! ¡No ¡Tal vez esto te sirva ¡.ara estudiar
debes pegar a un guerrero veterano! otra res ¡AJesla que me agrade mils!

Se arrodilló, sucio de
basura y sangre y gritó
y aulló co'!lo un demen-
te.
No ten fa tiempo da llegar hasta mi
caballo donde estaban mis armas.
de'manera que desenrollé el láti-
go que llevaba a la cintura.
Lo coloqué como
pude sobre rni caba -
llo y me dirigí al
J.li!SO lento. con
la cólera burbujean-
1
~~ como una lava
negra, hacia el
viejo palacio de Ur.

Sí. Desde ~~ tron-


co proteclor de
una palmera lo
vi. Tenra el ros-
tro como una
oolsa de carne
cruda ¡..e ro reía
y bebía ¡unto
con varios que-
rreros y muchas
pvencltas.
Salr del janlín con rapidez y troté
hasta mi caballo. Lfmldes me miró. ..

suje1arlo. r::ay6 lll!sadarnen-


\8. Tal vez ya habr~ muerto antes
de tocar la arena, con sus ojos llenos
da mar y su piel ebria de sal.
Por
ROBIII
WOOD

dlbuJu de
LUCHO OLIVt:ltA


206
Era bueno para mr pisar otra vez las tierras tlele quedado un afio largo
nas. Marchaba a lo largo del camino, vestido co- de cautiverio en manos o~ tos pira-
mo cualquier caml nante, dlsfrutardo de mi sole- tas, nuestra rl!Del ión y la captura
dad y de la paz del riiOmento. Un viento cal uroso del barco sobre cuyo remo rechi-
mecra los olivares y acunaba mi satisfacción. mis dientes.

¿A que'otro lugar puede ir un gue-


rrero?
Una nube de espuma y agua sala-
da caía contínuamente sobre mí.
Debí envolverme en mi manto y
continuar mi marcha trastabillan-
do sobre la arena a la luz de los
relámeagos.

de
sombrías siluetas que hurgaban aquí y
allá, como buitres que picotearan un
animal muerto.
209

Estaba. tendido sobre la arena con los


ops niuy abiertos. Las olas que llega-
ban hasta él mojaban su cabeza y sus
hombros. l-b estaba ensangrentado.

Se volvieron como
hienas en mi direc-
ción. A la luz de
los relámpagos pa-
recfan demonios
de la noche. Jo-
cojls, tu-
11 idos, tuertos ...
Sus ops amari-
llentos me mira-
ban desde su
masa de harapos y
muletas.

Vete extranjero. En nuestra debilidad somos


fuertes y nuestros dientes de perro pueden ma-
n león. Vete.
210
Me despojé de m1
manto y lo arrollé
en el brazo Izquier-
do para defener los
· punaJes. Luego.:di
un paso hacia ellos.

Empuñé mi espada con dos manos y avanc~


descargando terribles golpes, pero mis ata-
cantes saltaban de un lado a otro como pe-
rros de caza, esquivándolos.
Sentr su Insoportable olor
a aps, sudor y v1no pútri-
do. Su jet~ su mano arma-
da.•.

Eran dos solamente pero no


querían huir. El botín era
grande y la codicia vencía
en ellos a la prudencia.
212 .
El último lue muy rápido y casi lo consiguió. Ca- Y de pronto. con una seca
si... toma de lucha hltita le rom·
píla ·mui'leca.

Más allá los dioses darán cuenta de vosotros. Me inclíné sobre é). Era muy joven en
Malo es el que roba a un vivo. Sin salvación efecto y su piel estaba helada.
es el que roba a un muerto.
mene el cuello roto ... La cafda del carro,
sin duda. 1
Aspiré hondament~y en meneé acaminar.IAI El camino era dilícíl. La arena me tor-
PISO lenlo avancé pt¡r.la playa, dejanoo atrás turaba absorbiendo mis pies corno si
el carro de guerra. los caballos muer1os y quisiera detenerme y el peso del cuer-
po doblaba mis espaldas.
lo$ cuerpos negros con sus garras de mule-
tJs y CUChillOS. -------

( 1Atenas.: i)
o O

flb preguntaron más. Atenas estaba a oscuras. Apenas


si algunas ant>rchas titilaban débilmente.
El palacio también estab'!.a oscuras. En ¿La mujer? ¿Te relleres a la princesa
alguna parte oí sollozar a alguien. 1n- Fedra~
trigado me I'Oivr al guardia.

Hoy es un dra nelasto. ¿ No ves la luria


de los dioses? la mujer del rf!j ha muer-
to. Se dice que murió de reoordimlen-
los por ai!J> muy grave. . .
Hubo un silencio muy largo y varias
antorchas se ap39aron. Desde afue·
ra llegaba el rumor del trueno ...
215

Sabes que Hl~lito era hi )J de mi mujer an· Y ahora, hace pocas horas,
terlor, muerta hace muchos años. luego antes de la tormen ta, Fe·
me desposé con Fedra que era casi una ni· dra murió... pero antes
~a. Ella se enamoró de Hlp61ito y un día se me di JO 1a verdad ... Me
lo confesó. El, espantado, huyó de ella. Era había mentido... MI h1·
un hlp e,emp1ar. ):¡ me fue siempre leal. .
- -- --"" Mi hip ... MI hl p que aho·
ra está
2 l6 .::: ::::::::::::::::::::::::u:uu1n:m::::::::::::m:::::::::::::::::::
NIPPUA DE LAGA&H !!
·: ::u::::::::::::.::: ::::::::s::z::: :::::::::::n::1 u:uns:::::::::: :::::::: :::!!!

L YE DA DEL
EY E UE
!~¡~¡¡¡ :~ ¡¡:~

Cuanclo yo era pven,


los caminos hablaban
para mr y su polvo y
sus I'?CIS murmura·
ban al pasar las extra·
!las leyendu que se
forjaron en ellos des·
de los tiempos lnmt·
morlales. Cutndo yo
en j:lvtn.. .
217
Atrás queda Atenas,
.!hora es l!lleren atrás que-Ja Teseo
es Id "e)el del Viaíé por mares pa
Id qu~ me ha ra visitar a mi am1go
u~r.mr•uu smo la del pero sólo hallé a un
Me si~nlo so· hombre desesperado
y ~ ,x>lvo del ca- ante la catástrofe que Por eso v1ap en un
.,,no es tan solo poi· cayera sobre éi.Et tu· carro de guerra ha
.o para mí y el es· 10 llameaba en lds lo· coa atgund pJrte que
tamp1do d~ las rue - rres de su c1uaad y no conozco llusco
!l.IS de n11 carro de los tantasmas gr1ta· algún rmcón donde
9uerra ya no me sue- ban junto a las rocds ¡x¡der desean sar nu
n~ a mús•ca Aptmas del 111dr. espfr~tu Me s1ento
si es ru1do. v1ep . Me s1erto so-
to.

1/,alabil du r~nte el tll~ y 11u rante la noche (n ese rnstante vi a la multitud que cerraba ~~
descansaba y todo era IMl r1tertnle a años cam1no
ante no res. Cuando recostab-3 mi cal>e7a so- Así II4!9Ué 3 ldS
bre el petate a la noche mi rab;¡ las estre- rcg1ones oe Pa·
llas inmóviles en el Cielo. Vo, inmóvil en la nalos. donde en
11erra. Vtambién frío sin vida. o\! a época dos ro
busllS hombre
Iones de ma fá
Cll y paso fuer
te va~aron s1n
preocupaciones:
Ur·EI y yo.t Ha
ce tanto ... Cas1

0Ptuve m1 carro al ver que naoie se apartaba y los


contemplé intrigado Eran gente de pueblo de as¡li!C
to común pero con un a~re sombrío v dPCidldo en
sus facciones:-¿ Oué ocurre? ¿Por que no me de-
¡jos p.¡sar7

Nad1 e me res,oonolo. Pero nadie alzó una De pronto abandonamos el bosqu~ y •nte
Rodearon mí carro manD conl ra mí A no)()tros se extenclló una ciudad blanca
y se apoderaron de d~Cir verdad,1ne Ira y vacía. Sólo alguno que otro nu\o úe cor·
las bridas de mis ca· taron con casi thría ta edad deambulaba de iiQUÍ para aii.Í
b;lllos. Vagamente aooración. Como al
alarmado coloqué
mi mano sobre el
hacha de guerra
que llevaba engan ·
chada en el porta·
lanzas.
.tv.•urnn' Cll l10\tlfOCIO SOia- Y desemoocamo~ ~n la pi.J/d.l na ~rd n pldld ctrcu-
rOIJ JYI' el retumbar d~ las rue- lar, en uno u~ cuyJ~ t • lr~mo~ vr unpalacrv y
"'' carro sJbre las pti<\tdS de nut,~rosas mup:re\ y sol:l<ltlos...
e y por el rt.rnor rronocorde de
Pd~s o~ la multttuo. IPor las DP6S que usan deben ser Id
cortt de a ctudad. t

Es la Ir ddtción. El
rey vive du rante
un allo lu~ uebe
l uch~r tx>r su tro -
no y tx>r su vtda
con el pflme r loras
tero qu e \~n,¡a por
el Cdmtno, sea qu ren
luere St vence
vrvrr á un ano má~.
\t no. n~ .
........

Avancé a su
~ncuentro. Va
h~ía de¡aOO
d~ pensar Todo
estaba d1cho y
prepJrado y to-
do había esca-
pado al control
de m1s manos.

No~ se par arnv~ nuen-


tras nu .~dUdlllOS
m1rdrnos Teníamos
m1o:do ;,,n~úna l~
hls 11os querÍJ mom
y sola nenl• po~ría
sobrev1v1r ~ "o lla
bia JI'! llvmbrc conde-

Ya era m10.lo SLIJfle dtl cuello y doble 'l.Kid


~omehó un error esta ve¡ di at.Ka r. dt rcis su espalda tmpu jJndo Ctln la roo 11ta En
Consegur engancharlo en una toma ese momento odiaba a la gente qut nos rodeo·
de lucha helena y lo derr~bé al suelo ba. Esa gente que nos había sacrificado a
amt>os.
Reuní tOda~ mts fuerzas
y ttré vtOiento~mente.
l

Pocos m~tantfs des·


pués toda la plald
era una tormenta
de gritos y flores. la
reina llegó ¡unto
a mí.

Has luchadO bien y has !)a nado


tu co rona. Mallana serás ungt·
do y te convert1rás en nuestro
representan te ante los dioses.

M1ré •1 centro de la plil Además de ·,lna era sacer-


za . oonde el cuerJXI oottsa. Lo comprendí cuando
s1n v1da de un hombre la vi hacer los gestos de con
a qu1en nunca con~í ¡ura contra los maleficios.
y que s1n ~mbargo du-
rant~ un segundo fue
mi amigo, ya<:ía olvi-
dado lXI' tooos.

Advertí su ex Ir a~~za y me
pregunté si sería yo el pri-
mer rey que expresaba una
•Oiuntad pero lO OlVIdé. rui
hasta el cadá~er y lo alcé
en mis
De esa manera vivían los re
~lardé en comprender yes y de esa manera morían.
que en el pais de Panalós Eran s1mptemente p1ezu de
el rey era sencillamente sacrilltiO para calmar a los
el depositario de la suerte dioses y a la cobardía del
y la desgracia de) pueblo. pueblo que no era.capaz de
SI no llovra era culpa del responder personalmente
rey, si los corderos no por sus culpas.
se reprodutran, si las vi-
des no maduraban. era
culpa del rey. Y entonces
se esperaba con ansia la
llegada de la fL'Cha en que
un forastero eliminaría a
aquel que no era grato a
los diOses.

Mi nombre es N1p·
pur y una vez vi-
ví en mi ciudad de
lagash.Maté hom-
bres cuya memoria
no conserw y des·
de~é coronas y
mujeres. Y ahora
no iba a dejar que
h lcleran conmigo
lo que quisieran. o
.o
{tNunU)J

... su hermano Arta-


mases era amo y se"or
del ejército. tm hom -
bre corpulento, de
andar bamboleante y
rrils ops de carni-
cero.
·fn (i..ldol<lO. ~ olvi·
J~\ que tu ciudad
llebe una \angre que
aún no ha PC19ado.

1-(1sé por qu~ me enfurecí


de pronto. Tal ~ez por el
rec uerdo de aQUella sónri·
~a postrera. comprensiva,
~al erosa, aQuella sonrisa
que compartíaconm¡go su
despreciO h~ia la mul1ot••"
que olrecía nu
Nippu r y dé jale de
a los demonios.
t'l> le gu~ló que
lo desaf ior a pero
tampoco 1e 1m por·
tó. Sabía que lo
hul>iera podido
matar mcl uso con
las manos desnu ·
dds. Pero ldmb•én
sabía que el tiem·
po se encargar ía
tle mí

Encerrado en mi prmci-
pesca cárcel, oí el estruen
do del ejército que se po -
nía en marcha.l'«l dejé de
a~~ertir que los si r~ ientes
que me rodeaban eran
de hercúlea complexión
que •ban a
Pero decidí oue había llegado el mo-
mento de actuar. Ellos habíal'l olvida-
<lo que yo er'l u11 ser cap;~z de obrar ~
por mi propia rJecisión. Yo no. Ala
noche..qued"b'l un solo gua"rdia en
\[
mi cámara y una veintena" las
las...
reconocer a los fugitivos y lii las antorchas que corrían como locas estrellas de
a la distdncia dislinguí a la fuego por fa ciudad. El viento me trap gritos alarma-
bamboleante que entraba dos y espantados.
la carrera ef1 la torre.
No hubo crueldad tit. Eran hombres que rre envuelta en amas, ne-~ra y ro¡a
querían terminar rápido para volver a mienlr<~s el humo. espeso como baroo. subía
sus chozas y a sus redc~. perezosamente al cielo Yen una ventana..
Dibl¡es .. LUOIO OliYW
un guerrero debe
El temblor de un matorral.-el
.vuelo de un pájaro, todas son palabras
que hablan de nuestro Instinto. Dedos
que señalan a alguna parte diciendo: cul- Silencio. Pero yo sabfa que alguien
estaba allí.
::uervo se \'OI~ió peor de
que era en carácter. Sus
nn'""""< comenzaron a moles
eran rápidos para
ar todo con sus cu-
can sus hachas.
muertos.

a mu•rn" El Cuervo reclamó tierras y ma


a los que las ocupaban. En este wlle
éramos gente de paz y no sabíamos qué
hacer. Por fin decidimos que el Cuervo
debía morir.
~~~:n¡tr;¡¡;¡¡ra¡~~~~s~
us guerre-
ros negros y por ello preparamos una em-
ooscada. Enviamos un falso delator para que
lo atrajera junto a unas grandes rocas,
leps de sus viviendas. Habfamos preparado
IYIIIncha.

sr se loor gritar mientras


su horda apullalaba a los
hombres y obligaba a las mu-
)!res a entrar en las chozas
Incendiadas. HuDO gritos es-
pantosos. Y et .;uerw corrra
de aqur para all! con su espa
da chorreando sangre. Hilbfa
sangre por todas partes. A ~e ­
ces resbalaba en ella y cara
y se 11!\'antaba ro p y gotean-
te. Humeante como un carni-
cero.

lo juro por los dioses


malditos que viven en
los campos estériles
y en los mares enve•
nen800s: lo juro por
los hips de la noche
que r(en jvnto a los
sepulcros. Por todos
ellos: lo uro.
~ me agrada dejar a una
mujer abandonada de esa ma-
nera pero no tuve opción.
Fue inútil preguntarle na-
cerró su boCa y no
a hablar de manera ·
al amanecer subí a mi
la saludé y me tul,
ldeiámlola de pie junto a sus
humeantes y al ba-
rro rojizo y los buitres que
bajaban en círculos.
pi &na oscuridad llegamos junto
a una mrsera choza de pastores,
Hacfa frb y el pasb estaba empa-
pado de rocb helado.

Jl\hl ¿Eres t , mi amor? Acércate. Aqu


que tr-.lciona una vez, traiciona dos ~eces . tengo otro de estos h6roes que quieren
no le daré esa oportunidad. ~_;....!.J;o, echarme del muncb de los vlws.
El j:lVen aplastaoo ¡m las rocas
'Cuervo frunció el ceño y asintió
con la cabeza.

"
ral exterior yestupefacto vi a la horda que yo adiestraba
a montaí'a.escalando muros, luchal1do en los patios
los techos...

1
'
Es otro pecado de es-
fiera, porque era bondado
y tñste y fue su padre el
lo empujó al sendero en
acabó. Hace apenas una
que murió, como sl h
adivinado lo que sobre-

en mi
y me envolví en
una manta pues
la noche iba a
ser muy fña. En
el momento de
tomar las rieri-
d as me pareció
oír un

1..4Y<~m•• · que,
fu erte relincho, saltaron en la noche,
tortu rando la tie rra con sus cascos. Su po·
deroso galope me llevó lejos del luego y
del grito. Me llevaron hacia !•distancia,
hacia la noche, hacia la nada. Fin
Por ROBIN WOOD

hambre y me
los caballos ¡¡ara que pastaran a
gusto y abrr ml morral y saqué
carne, pan, acettunas y queso.
Me sent~apOyado en mi carro,
dejando que el sol me quemara.
-Ven, perro tonto. Tengo un
ti también. 1171
hermano, y come. Hoy te carne
en vez de un palo en el lomo y yo tendré un
ladrido en vez del muqir de algún campesi·
no rabioso que me ve demasiado cerca de
sus hijas.
241

Ten cuidado, an-


ciano simpático.
Puede ser que el
cuchillo te quede
corto.

El anciano del ca-


ballo pareció ~u­
mamentc apesa-
dumbrado de ver
a sus dos criados
despatarrados en
el pasto.
Puso una cara tan cómica
de estupor que me hizo rerr
hasta dolerme las costillas ,

¡Por los diosesi¿Te sien·


tes feliz? ¿Qu6 es lo que
h.ac:es entonces en tus
La un sollozo antes de Creo que a las muje·
He observado que cuando la!r mujeres res siempre les agra·
comprenden que los gritos no servirán da el poder elegir a
de nada, de lnmedianto recurren alllan· sus maridos.
to. Arrak se volVió hacia mí bufando fu·
rioso.

maldito seas! ¡Qué·


aquf algunos días!
1Ma11!arla llegará ese im·
"'-'• """"' .• digo, el buen a·
Andros y yo quiero
alguien con quien
ar en esta casal !las
res no me di rlgirán
palabra y eri cuanto
a Andros, su charla me
converti rfa en vinagre
el vino!
Ahora tal vez podre- No quise decirle al pobre chi
mos ·hablar con alqo quillo que dudaba de que el
de tranquilidad, sin buen viejo Arrak fuera capaz
cuchillos ni gritos. ni de aplastar una mosca, a
¿Por qué intentaste pesar de sus terribles gritos,
matarme, joven de porque el respeto es una co-
mente de mono? sa muy saludable entre 1os
siervos. Po:tr lo tanto...
Piénsalo.joven Imprudente.
Matar no es algo fácil. Una
muerte tiene ecos como un
grito en una caverna. Pién-
salo.

Sin embargo no me apar-


té de allí. Eran tan con-
movedoramente jóvenes,
"••:nor"'"' n tanto de la vi-
Yde su amor que has-
ta de una piedra hubie-
ran hecho brotar ter.oura.
No sé qué deciros aho-
ra. Hoy dormí ré y ma-
ñana hablaremos.

~
Me sonrera con la rara
lídad con la que un avezado hom-
bre de mundo sonrre a un imbé-
cil campesino y estuve tentado
de borrarle su excelente sonri-
sa de una bofetada.

La codicia lo
como una rata. Yo
sabra que su cere4ro
estaba sopesando las
monedas de plata con
que cualquier reye-
zuelo pagaría por un
carro como el mro. U-
na pequena fortuna •..
:r.'· ...:.
-
'
¿ -

. ...
• •• • •

.·-...
~-

Dibujos de LUCHO OLIVERA 53~


"Tendré que hablarte
de Jan i¡x¡, el rey de
toda la región, el jefe
de armas. Un hombre
luerte y valeroso, un
¡x¡co tonto como mu-
chos val lentes. y ho-
nesto."

"Entre sus guar·


dias, habra un
jefe de cien a
quien Jan l¡x¡ pre·
fería. Era un gua ~t.-
po mozo, alto y t Ll
rubio que sella· t;.C¡
maba, que aún ¡....~~
hoy se llama, XI- w,¡~_.-
romantes."
Deseo una esposa
digna de un rey y
aquf no la hay. Por
ello te enviO a ti co-
mo emisario mropa-
ra que me traigas
una.
Mira, para ayudarte
te permitiré que te
lleves a Heres, mi
tesorero. Es astuto,
mundáno y te acon-
sejará con mucha
dioses, excepto cuando solicité que el techo de
la casa de mi vecino Acto se derrumbara sobre su esHípida cabeza después
que mat6 por error a uno de mis cerdos, pero juro por mi honestidad que
hubiera pagado cualquier precio por ver a Xiromantes buscando mujer
su " ....,,_,
verás •.. Lucu
sufrió un acci-
dente... Mien-
tras miraba des-
de una torre
tropezó y... y
,
era muy al1ilf...

rey va. rey


viene. el caso
es que Xiro-
mantes. que
era un moz~
muy corpulen-
to, la empren -
dió a espadazos
contra "
romantes entró de esta manera en
Truno. pisándole los talones al des-
dichado Cinco que se las vio negras
para no ser degollado. De pronto se
halló de pie en la plaza del mercado
del pueblo curioso."
iry tfsa fue la manera.
ISí. Un poco más de vi-
no. J La manera como
Xi romantes repuso a
Arslnoe en el trono de
su abuelo. Arslnoe era
la joven. Luego cuando
ésta, ruborosa y feliz,
le preguntó qué recom-
pensa solicitaba, el in-
signe y leal Imbécil re-
puso."
"XI romantes perdió el
apetito y se puso tan
insoportable como un
asno sordo. Comenzó
a deshojar flores en los
ja n!i nes y hasta se ol -
vidó de afilar su espada.
Vagaba de aqui para allá,
suspl rancio y tropezan-
do con todos los guija-
rros del su elo y empeo-
tando a medida que el
dia de la boda se acerca-
ba. 11

.... ·
-' .

- ~~ ·
Y Janipo sentado
en su trono te-
nra la cara exac-
ta que se puede
esperar ~~ un ·
hombre que en-
contró a su pro-
metida besándo-
se con otro.
habrra eleglc*l?
hacha'/ ¿La

En el silencio total que sígul6 to·


dos volvimos la cabeza en dlrec·
cl6n al ruido repentino. Janípo
se habra puesto de pie.
Se acercó al inclinado Por fin se detuvo. En el Silencio total que
mantes poco a poco. Sus reinaba sólo se oían los sollozos de Arsi-
sandalias resonaban sobre noe. Un perro aull6 tristemente.
las piedras ...

y yo mi~mo rne en
contré rienoa hasta
salírseme las lágri-
mas mi~nlras el do-
londo Xiromantes
caminaba con dificul-
tad hacia su flaman-
·tc 1nctida y su rey.

Fin
Me hallaba a orillas de uno de los dos grandes rros que abra-
zan las reglones donde el cultivo es lácll. Habra llegado a las
· cercanías de la ciudad de Nlppur.
'1

... sr. Nippur. Es


dad Que me dio el
nombre, Mis padres
nacieron allr aun- Mi nombre. Nippur,
que cuando yo vi la el hombre de Lagash.
1 uz hacía ya mu- Ese soy yo, Nlppur
chos ai'los que vl- el errante, el que
vran en lagash, nada ti ene, el que a
la de las blancas ni119una parte va y
murallas. En su que de ninguna par•
nostalgia y recuer- te viene. Nlppur,
do por la vieja ciu- el na~le, el nada.
dad me dieron su'
nombre.
(El cielo esti limpio.
Una nube. Una maravillosa
suelta y sola en el cielo. Tan
como yo. 1

Desde lejos 1
pudo distinguir '
su cabeza afel- ' __....
tada y relucien-
te de Un<J l:lentos
y. su túnica de la-lloll!lJUI
na tejida, suela
de barro en el
bo rde·l nferior
Oebl6 creer que
era uno de sus
perseguldorts
cuando me vio
surgir ante él.
VI el terror re·
llejado en su
rostro juvenil,
pues )oven era.
Al instante se echa-
ron atrás. Nombre
conocido es el mío
en Su merla y el Elam,
aunque soy casi pros-
criplo y casi lugitivo
en tod~s partes. Una
espada es más eloe uen
que muchas le119
No hay· rey en Nippu r, co·
mo sabrás. El sacerdote es
el jefe militar y relígioso
de 1a el udad. El es quien
en tiempos de guerra diri·
ge el pueblo y en tiempos
de paz le da Ja ley.~_ _.,

Enrojeció hasta el cuello y me sentí


conmovido. Era tan joven, tan terri ·
ble y magníficamente joven y crera
de tal modO en la justicia y en la
honradez que daban deseos de pro-
tegerlo o de golpearlo con un palo.

No. Fui al templo y


protesté ante losan-
cianos sacerdotes.
Ellos me escuch
Yahora espera. Voy a uncir Nlppur no habra cambiado mucho
cabaUos al carro y te llevará desde la última vez que yo la viera
. ----~
tala clu::da::d:. hacra de ello casi dez allos. Sus
calles arenosas, sus cuadradas ca
sas blancas, ~u gente pausada y
morena, todo ello me pareció tan
por un momento n · "
en mlv~~
~
{ "
267
Caminé hacia el anciano, apenas una
pequel\a momia viviente con ojos ln-
creiblemente vivaces. Al llegar junto
a 61 me detuve.
Un rumor sorpren-
du!o corrió entre la
muchedumbre y un
coro de excitados
comentarios estalló
en todas partes. He- ~ .....
muldu, pálido y sor- t
prendido, dio un pa "'.1
so adelante. /

rante un largo nstante, el ancla-


no despegó sus ojos de los ojos
Hemiddu, buceando en ellos. Por
fin SUSpiró.
Se arrodilló ante el anciano como un buey
que se tiende, inquieto, alerta, nervioso. -
,~:1!;¡,¡¡...-!1 Sus ojos, de córnea enrojecida, m1 raban
huidizos.
269
Balaim recorrió con los ojos los rostros
que lo rodeaban. Una expresión de ani·
mal acorralado florecra en su semblan·
270

1 \ 1
El patesi qu~d6 lnm6Yil en su sitio, hela·
do como si su carne se hubiera vuelto pie"'
\ dra. LulgO bajó los ojos con gesto atónito
y los detuvo en el mango clet cuchillo que
sobresa1r1 de su pecho.
272
NIPPUR DE LAGASH

EL ENVIADO
Silencio es lo que siento en mis
ordos. sr. Sllenclo. Esa extraña
clase de sllencio hecha de rumo-
res que nada significan al instin-
to, ya sea el susurro del viento en-
tne el ramaje de un árbol, o el can-
to de un pájaro fingiendo ser cris-
tal contra el oro del sol. Aveces,
desde las altas montanas ora el re-
tumbar de una roca cayendo.

Yo sr¡y Nlppur de Poco valemos, ¡oh, Válemos, eso sr,


Lagash, hombre hombres!,que tanto por el soplo Hivlno
que ha visto mucho, nos envanecemos de que llevamos aden
mucho y que por nuestras pequei'leces. tro. Por alguna
ello mismo no Igno- Poco valemos por fuerza inSuflada
ra su pcco valor y nuestros actos que desde el más allá,
su gran valor. tampoco significan na- desde la región
¿Suena esto como da cuando el tiemf)() sin llanuras ni
contrasentido? No arroja sus pui'lados fronteras donde
lo es, de arena contra ellos los dioses moran.
haciéndolos deshacer- Valemos como hom ~
se en volutas. bres por algo de
Dios que te.nemos.

En un ari'O)'Il me de-
tuve y revisé mis he-
ridas, la mayoña de
las cuales ya habran
cicatrizado. Las que-
maduras en mis h
bros tardarfan a(Jn
un cierto tiempo.

Marchaba con sumo cuidado,


pues marchaba en territorio
bajo la Influencia de mi terri-
ble enemigo, Luggai-Zagglzi,
el usurpador que ocupaba el
trono de mi ciudad natal, La-
gash, la de las blancas mura-
Desde el dra en qlle'por Por ello vi volar al buitre.
la traición y la sangre
se hicieron con el tro-
no, el miserable había
agotado los medios para
acabar ton mi vida pe-
ro todos habfan fracasa-
do. De todas maneras
siempre intenté mante-
nerme alejado de él y
en esta ocasión, al ver-
me obligado a pasar te r-
ca de sus territorios
extremaba las
Me sonrió otra vez, encerraron en una
con slmpatra y buen bltaclón y me hicieron
humor, pero su ma- gar carne. vino, frutas,
no acariciaba con miel y quesos. No podrra
suavidad el látigo. haber sido mejor tratado
el más grande ele los h
pedes, pero toda esa cor-
tesra tenra un sabor dul-
zón y enfermizo. Sabor
a
Olisqueó el vino y con un gesto astuto espió un ojo con ges-
la entrada y al no ver a nadie.
scu llegó sin que yo
me diera cuenta y una silue-
ta se recortó frente a mr.

Contempl6 un momento la
hoja que se tei'lra de rojo
con el reflejo de las hogue ~
ras.

\
'

Entonces se ade-
lantaron los sol-
dados. Tenían
un aire formida-
ble y sombrío
cuando me rodea-
ron. Un veterano
canoso habló.

Tardé casi dos meses en po-


nerme de pie otra vez y su-
bl r a mi carro. Malik y su
hermosa mujer me cuidaron
durante todo ese tiempo y
fueron ellos los que me des-
pidieron.
Por fin detuve el ca- !Es extrano ¡pero todo. Alcé los ojos hacia el
rro y solté el látigo. fue verdad. La san- cielo azul. El arroyuelo
No miré aquel despo· gre de su crimen ca- murmuraba cerca mro.
jo sangriento. Sólo yó sobre su cabeza.. . El cielo azul, inlinito...
dejé caer el látigo y El me llamó enviado
tomé nuevamente las de tos dioses para cas-
riendas. tigar el crimen... y
yo lo matL.)

FIN
Si. He oído hablar de Ram y su des ·
\reza ínvero~ímil. Ha recibido mucho
oro por sus flechas, como un campe-
sino lo recibe por sus cerdos. Es
un vendedor de muerte.
285
Cállate, inleliz tripu·
do, si quieres algún
día poner las manos
sobre la doncella. Cá-
llate. Oírte hablar me

El hombre gor- Vi a media doce- 1\io es un simple pas·


do calló. Eviden· na de hombres tor, llam. Sacó espa·
temen te 1)a9Ciba de armas agrupa- ca y cuchillo y luchó
a Ram por algo, dos a la sombra con sab1durra, dando
pero le temra. Y de un bosquecillo. tiempo a la joven 1rez
Ram lo despre- No muy lejos se para que huyera. Es
ciaba con el he· veían dos cuerpos hombre de armas.
lado desprecio cubiertos con sus
que sienten los mantas. Ram es-
mercenarios
por el hombre
inútil que nece-
sita de ellos.
men incorrup·
tibie Nippur, pues si no eres esclavo
d~l oro lo serás de algCrn suello, de al-
gun hombre o de alguna mujer. Todos
somos esclavos de

Me alejé del campamento de los per-


seguidores y retomé el sendero de ca-
bra que llevaba al sitio donde dejara mi
carro. Sentrzumbldo de abejas alrede-
dor mro.

cuida:lo s1 te topas
con el joven. ~stando
yo en busca de huellas
tropezó con estos ordefla-
dores de vacas e hloló
a uno y mató a otro. El
herido es ese Ozor. del
orste.
ID sé. Me tope con , Los dos jóvenes se miraron y pude ver terror
una partida de cinco en los de ella y una llama rabiosa de coraje
guerreros encabezados en los de él.
por un tal Sonqar. a

¿ Por qui! hablas


asi'? No creo que
Sonqu Intente
nada contra voso-
tros ... S61o de·
sea que la joven

1nsultó y voci •
!eró y hasta me
golpeó. Me orde·
nó que me casa·
ra con éi..Yo ha- ~
bía ordo rumores
de que codiciaba
mi fortuna y com·

Fue providencial. Songar


envtó un asesino a mi
rto esa noche. Thi·

~
s lo sorprendió y lo
t6. Comprendimos
e sólo quedaba la tu.g~:
Ven. Subiremos a Thlnos No lo vuelvas a hacer
al carro. Los caballos son nunca. No b<!ses "la·
fuertes y nos podrán ale·
jar un buen trecho antes
292

El sol perezoso
y ardiente segura
lamiendo las ro-
cas y el sendero
de polvo. Con un
cuchillo, Ram
cortó mis ligadu-
ras.

Tú sabes cómo
son las prome-
sas de esta cla-
se de gente, NiP-
pur. Aire so-
bre polvo. Todo
te ofrecen cuan-
do le necesitan.
Luego te mezq ui·
narán hasta la
última moneda
de cobre. Preferí
tomar solamen-
te las joyas de
Songar. Es tan-
to como lo pro-
metido.
293

. (!!.uW~~~liD
UN
MIST O
LAMA 0 '
M RT
I;LRW.!'U!I

DIIUJOI DI LUCHO OUVIJIA


Québellos son los dras cuan-
do el desfile del sol se va alar-
gando y su barca de oro demo-
ra más y más sobre el elelo
y hace crecer flores y pastos
y agota los 'rtoles bajo el pe-
so de sus fru1Ds. los arroyos
se ven limpios bajando a los
llanos desde lejanas monta-
nas que han sangrado su
blanca sangre de nieve que
luego correrá cristalina
entre piedras pulidas y he-
lechos rumbo ala mar Inmen-
sa.

Sobre cabeza cruzaban las


blancas saetas de plumas y
tantos ,ebrios de sol y efluvios
de aromas, volando locamente
y cantando y piando sin cesar•.

(Mira esas flores ...


Cada una de ellas es
una obra de arte tal
que no hay joyero
ni artista hombre
que sea capaz nl si-
quiera de aproximar-
se a "SU belleza.•. 1

(¿ Es que le habían matado los cam.inos ~


las guerras? ¿Es que su sangre se habla
Ido enfriando ante la falsedad de los hom-
bres y la Inconstancia de las muleres?l
11:n momento... ¿ Oué ocurre aquí?
¿ Oué hay de exlra"o en el a.re? 1
lEn el
o
o o
o

armas ,
jinetes y carros ...
Cincuenta al
menos... 1

Aguardé tenso como la e uerda de un


arco. ~n el momenlll de atacarme,
quien tuera mi ene migo tendrra que
hacer un ruido dela
296
•.. y le mi rodilla en las Me incliné sobre ese cuerpo
lD aferré de tos cabellos costillas con tal fuena que flaco y oob lado por el dolor
cuando pas6 junto a mí. .. las sentr retumbar como un y lo ende recé. Vi una carita
lambot- gnsácea y los dientes desnu-
dos en la boca nim,i•n t•

ahora dime quién eres y de


dónde has salido. Me en tris·
tece descubrir que he golpea·
do a un nll'io aunque ese ni-
l'io haya intentado sepa rme
los hu esos de la espalda con

¿Creíste que era uno


de los que exterminaron a tu gen-
te? -sr... Ellos también llegaron
;,:;..:..;..;..;;.;...;.._.c__ _ _..Jcon carros, escudos y lanzas. Pi-
dieron ganado y forraje. El an-
,___.....,ciano de la aldea comenzó a expli-
carles que no podían darle nada
sin correr el riesgo de pasar ha
bre nosotros. Un hombre acaba-
llo se adelantó. Ln hombre muy
hermoso de cabellos amarillos
muy largos. Llevaba un buitre
sobre el hombro. Sonreía. Yo
que estaba oculto tras un ma-
torra 1creíque serra un ~·
uise matarte. ¿ Sabes? Mis
tres hermanas fueron lleva-
das con los invasores. Mis
Cuando Turmo se hubo afirma· 1 ¡ Vamos
do con fuerza en el carro, s;a - en dirección a los ase- Mi carro volaba y rebota-
cudílas riendas salvajemente sinos! ba en los pozos y desnl~e­
y g rilando en el estilo de los les de la tiern lanzando
aurigas helenos la nd mis piedras y polvo en nubes
caballos en una loca carrera a nuestro paso. El viento
por el camino de tierra. atronaba en mis ordos y
podía sentir el salvaje vl-
go r de mis ca baltos lle-
gar a mis manos a Ira -
vés de las riendas como
si éstas fueran venas que
nos unieran en un so lo
ser.

Detuve mi carro no muy e s ¿ Eres tú el jefe de


de ellos y descendr. Turmo,ate- esta tropa?
rrorizado, se pegó a mis talones
mientras yo avanzaba hacia los Yo he hetho la
mercenarios. pregunta, foras-
Ven/intentaremos algo contra tero. Cont{stam
esta caterva de perros de mala que no tengo mu-
eh a paciencia .

Yo me estaba arries-
gando, pero.. me
arriesgaba sabien-
do con la clase de
hombre con la que
tenía que tratar y
cómo debía tratar
la. Escupí despec-
tivamente al sue-
lo...
Realmente parecra
un dios, con su ~

'tfú ~~
hermosa cabellera //~ _, _,. .&;:..
rubia, larga hasta
la cintura y su rosYfh
tro perfec:1D, casi
femenino en sus
acc lo nes. Sobre
su hombro, el bul
re, repugnante e
Informe pa recra
Java r en mr sus
pupilas rojizas.
2911
Ahora encabezo esta horda con la cual
me alquilo a los reyes durante las gue-
rras y CA>n la cual saqueo durante la
paz. llevo fuego y lanzas en misma nos
y mi sfmbolo es el buitre, el CA>medor
de ca roe muerta.

pero recuerda que


quien ingresa en mi
tropa debe olvidar al
mundo que deja a
sus espaldas. SÓlo
forman en mis filas
aquellos que han si-
do malditos por los
dioses y ¡x¡r los hom-
bres. Solo se llcen-
a los muertos.

ve y desmantela tu
, ..,t:nlrlnt:<~<
rro. Puedes solicitar tu
CA>mida en cualquiera de los
fuegos, pero ten cuidado. En
lll...r#A...trflt; da campamento siempre de·
cadáveres por rll\as.
'

El ~campamento era un
caos. No habra nada en
él de orden militar ni cosa
parecida. Se oran gritos
de ebrios y maldiciones.
Haz lo que yo te digo y nada más. ¿ Ves
aquellos barriles en aquel cerro?

El valle donde acamp¡ do los¡ s alaridos de los borrachos eran cada vez ,
mercenarios formaba una especie más ~tentó reos y en alguna parte escuché el
de tosa 1imitada de un lado po r un estrépito de espadas chocando. las hogueras
precipicio y del otro por el cami- (Por allí actua- chisporroteaban atestadas de leña vomitando
no. A los costados se alzaban ré ... 1 lluvias de chispas rojas hacia lo alto. Un aire
tétrico y loco y demoníaco
rocosldades
escalar
~~~-;.~~
~ mento.
Infierno... Un in
lleno de demonios y en·
que se odian y
embargo están obli-
vivir uno junto al
la muerte ... 1

Había uno, ebrio


y maldiCiente a
Qu1en mi cuchillo
cort6 sus mald
Pude oír con Muy bien. Vayamos hacia el camino. He de-
lusos murmu- jado mi carro cerca de él. Debemos sac¡rlo
llos de 110ees
y luego silen junto con los caballo¡;s·' ---- -- ---1
CID. laS ¡ÓIIe
nes eran pas
toras y monta
sa s acostumbra-
das a moverse
en silencio.
Desenvainf mi espada
pensando que en efec-
to e~e hombre cuya
negra silueta se recor-
taba contra el luego no
debía tour bebidas.
Sus ebriedades proven-
drran de otras fuentes.
De las recónditas y pon
zoñozas fuentes de
su esp(rilu carbonizado
por el mal.

Algo que puede rra lar o dar vida a


cualquier cosa.

Sonri6 diab61icamente
y el fuego tenra de ro-
jo sangríento sus ma-
nos, su espada, sus
dientes y sus ojos y
el viento hacía flamear
sus cabellos de oro.
fuego continuaba
rugiendo y el buitre
reYOioteaba locamente
nosotros.
303

1
1

\\L----------------------------------------------------------------------J
Me miró un instante y lodo su rostro
hablaba de terror y sorpresa sin lfmites.
Cry6 de rodillas sobre Luec:p murmuró:..JI,,((rjil'\.
'~\
el suelo y la espada
se hundió hasta la em-
punadura. Cemra ro n·
cemente y sus ojos
le giraban incridula·
mente en las órbitas.

Entonces mir~ otra vez el cuerpo de La-


río y sentr un escalotrro al ver sus ma-
nos... Sus manos que instantes antes
eran fuertes y jóvenes... -Se están
arrugando, sei'lor... Como si enveíecie-
ran ...
Cuando ya leías Y yo, hombre que me es-
ormos el trueno y el aire se cuchas, yo, Nlppur de La-
llenó de olor a tormenta. gash,comprend( que a pe-
El viento comenz6 a soplar sar de no haberme asoma-
con fuerza, helado. Me di do al terrible ralsterio
vuelta hacia el valle. Todo igual mente habra perdido
estaba oscuro y sólo los re el sueno de muchas no-
lámpagos iluminaban con su ches.
luz el escenario.
-~

Esta edición esta compuesta por las siguientes novelas
puhlicadas con anterioridad en la revista D'artagnan:

"' 151)....... . .. 7
Historia para Lagash . ......... . . . ... ... .. .. ... . .... . ... . (D'artagnan
Nofretamon . .. .. ... ...........................•......... (D' artagnan 158) .......... 31
Las lanzas y la arena ................................... (D'artagnan 163) .......... 51
Minotauro . . . . . ....... ................... . ............... (D'artagnan 169) ......•.•. 65
El mirlo voló primero .................... . .... .. ........ (D'artagnan 171) .. . .... . .. 79
La fugitiva de los hititas ... .. ..... . •... . ... . . . ... .. ... (D' artagnan 177) . . ..... . .. 90
La flecha sobre las hogueras ... .... . . .. .. •... .. ... . ..... (D' artagnan 182) . ... . ....• 104
El Viejo ...... . . ........................... . . . .. . ....... (D' artagnan 184) •. .... • . . . 11 6
El hombre que vino de Akad .. . ............. .....•........ (D' artagnan 189) . ... . ..... 128
En r..a.rth,al ataroecer ... . .. .. ...... . ... .. ........ . ... .. . (D' artagnan 190) ......... . 140
La doncella de la tierra de 'Merem ..... . ......... .... . . . (D' artagnan 195·) .......... 151
Mi nombre ent re los bárbaros .... ... . ....... . .. ...•... . •. (D' artagnan 196) .......... 161
Un río llamado L6nemer .............. ...... .... .... . .. .... (D' artagnan 203) .. .. . . .. .. 171 1
Bajo un ciel o de estrellas y pastores .... . .......... .•.. (D' artagnan 204) . . .. .... . • 183
Hacia el mar .. .. .. . . . .. .. .. ... .. ... .. . . .... .. .. . .. . , ... . (D' artagnan 205) .• , . . . .. .. 194
La furia de l os dioses . .. . ......... ... ...... . .•......... (D' artagnan 210) . .. ... . •• . 205
Leyenda del rey que muere ...... .. .. .... .. .. .. .. ... .. .... (D' artagnan 211) ... . .. .... 216
El Cuervo .... .. . ... . .... ...... . ..... . ... ...... .... .. .... (D'artagnan 214) ....... . . • 227
Un día en que yo era f eliz .. .... ... .. . .... . .. .-.. .. .... .. (D'artagnan 216) ...... .. .. 239
La justicia de Janipo .. ............... .. ................ (D'artagnan 220) .......... 250
El carro de estrellas ....... . ..... . . .... .. .. .. . .. ....... (D' artagnan 221) . ...• . . _. . . 261
El enviado . .. . ...... . .. .. .... . . .. .•.• .. •• ... •.. . .••.. . .. (D'artagnan 224) ....•... . . 272
Ram ,el a::quer o ..... ........ . ... . . ••. . ... . ..•.. .. .. . ••. .. (D'artagnan 225) • . . ..... . . 283 '
Un mis terio llamado muert e .. . . • •. •. . .. . .• . ..• . •.. •. •. ..• (D' artagnan 229) . . ... .... . 293
\

..

ESTE LIBRO SE TERMINO DE TIMPRIMIR EN A.G.G,S. INDUSTRIAS GRAFICAS S.A.


RIO DE JANEIRO BRASIL PRINTED IN BRAZIL ABRIL de 1981
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~M~~2Ó io~o1 ¿Lo s01b~s t&., f~c:toY?
¿Lo Y~<:~~Y~Dis? A~oYDI, ~DIYDI e¡~~ ~~~~DIS
s~~tiYi~ ~~ ~oc:o ~~~~o ~~ to~DI s~
fD1MD1) 2>~ to2>os s~s <:DIMi~os, ~DIYDI ~ke
.. ~~~~S Y~<:OYY~Y ;~~to 01 1 ~~ S~S ~o~e8 Y
~ 1
s~s i~ o{l~c:~MoS ~~ ~ste v~e~
1
l>íOts,
totDifM~~i~ ~~ c:ofoY~S ls~s ~Yi~dJlDif~s
~~ÍSO~ios . <f~~~YÓIS tf4 MA~OS fA
vi~P' y ~r seY ~e

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