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Nippur de Lagash Libro de Oro PDF
Nippur de Lagash Libro de Oro PDF
NIPPUR
DBLAGASH
textos ~e
~CltJN WOCl:>
y ~ibkjos 2>e
LU<!HC CLl~RA
D
EDITORIAL
COLUMBA
NIPPUR
DELABASH
ALBUM DE N O VELAS
GRAFICAS COMPUTAS
m,.· EOITOA USPONSAIU
. .. "" .
.....
.......
;4+._
RAY COLLINS
Pag .
Me sentía enfermo de sol y desierto, enfermo de Quince dras y quince noches halia-
los lllrqu ina:ros de mi carro de batalla, del olor mos peregrinado por las mesetas y
de grasa ardiente que subía de los ejes ydel~oi las escabrosldades de Ela m, a la ca-
YO acre y asfixiante que nos enYOMa sin cesar. za de un hombre. lo haliamos ws-
Oeseall! tan sólo. YO !ver a l.agash, sentarme en cado en las Tierras del Umite, en
un fresco pórtico y beber a la salud de Nlnkarsag, los montes esca,ados donde viven
la diosa-madre. para que diera frescura a mis días los deformes comedores de h lerbls
y trigo a mis graneros. y pájaros, que se llenan el cabello
con cenizas. Yahora w scáll!mos
1 a tos hombres brutales de Ela mqlfe
viven en cavernas y guardan su fue-
en odres de lllrro que no se
Era 1nú ti 1y nuestro abu rrldo. rey Efectiva mente. El hombre debió pa- Estaba sentado sobre unas enormes rocas
Uru kaglna, querra a lglgante pa- sar en la madrugada, mientras la y me contemplaba con la bu rlona insolen-
ra entretener su pereza y yo tenía tierra estaba aún húmeda por el cia del b1
que hallarlo. rocro y sus huellas quedaron mar-
cadas claramente. Hue llas enor-
mes pero fjen formadas. Mientras
las estudiaba me sorprendió la YOZ
a mis espaldas.
caverna, mn las espa-
das y tas hachas empu
das. Me hu mlllabl en-
frentarme mn esos mi
rabies brutos que torpe-
mente e~ 1\abln
y piedras, tropezan-
nos con otros. Al
las mu ]eres se
raclmabm au liando
mmcHobls y su jetando
s suelos crfos. -rAI- no IJJ seas lu etia,
1 No qu le ro lucha, .ni esclaws, ni mu je-
hombres de Eln-Ru r. \res· . . ¿ Qu' IJJ seas, .
1No IJJ sm esclaws ni hombre de ~ash?
1
¿A has venido?
Bu s.co al hombre alto romo J , La wz era clara y tranqu 1-
un carro de guerra, a1de · la, pero data la Impresión
las huellas enormes..• de sa llr de un foso profun-
do
rr:::·::-
f' -=E __ _
·-
\1
Todo
El gigante }'~lee,
. por fin,derri oodo.
• ; · Mis soldados, mal-
n trechos y heridos
~ lo encadenan. Al-
~ gu nos yacen muer-
tos.•.
No. TG no perteneces a las cavernas. Eres
ru lllo y de ojos claros como los hombres
que llegan a veces en los blrcos por el ·
Mar sin Peces.•• :'
los entrido en la
con paso lento y fell no, hombres altos con los rostro~ plnla·
dos con rayas de colores vivos. Empo naban redes, lanzas dt
tres puntas muas de piedra. _ _ _ _ __ _____J
--:~ 1
•
Por ROIIN WOOD
7
DIBUJ O S DI LUCH O OLIVERA
~
sabio rfo que corta las tierras
illas y millas. bajo e1sol, en
en la tnnla
11e dejo doflllnar por
el aroma del al re, y
el saoor a.¡ridut:e del
rfo ele los papl ros. El
navfo avanza dando
oordadas en di recci6n
a Tebas, lento y e ru-
jiente. En un rfnc6n
sornbrfo de la cubier-
ta Ur-EI reposa de 1
monótono viaje.
¡Una palabra més y te ha re aoa-
learpor mis caballerizos! Una
vez me sacaste de entre las ga-
rras del le6n cojo y otra de en-
tre las lanzas de rnade ra de los
salvajl!s ele la montal\a. ¿Y rne
hablas CO'llO si fue ras un me n-
ante?
La semana trascu-
rre entre paseos
y cacerías por los
alrededores de Te-
bas. Al volver una
mañana en el carro
de caza de Krista-
ton. embanderado
con la sangrienta
pie 1de un le6n ce-
badÓ, nos topamos
con la corte del Fa-
raón que eruza
las calles.
..
"' . ' '
y no aparta sus ojos de ani-
Usertes. fastidiado,dice:
es Baknath. el
ral de mi padre. El que
todo lo puede. Hasta ha
conseguido que sus mer-
cenarios mestizos se ba-
nen por lo menos una
ll llo::,¡l!:óo" vez al año.
dioses tenernos
en fqipto, pues son bue-
nos para facilita r la vi-
da y las cosechas, pero
lo m~s sagrado en noso-
tros es la sangre del fa-
raón. Nunca ni en el Ba·
jo ni en el Alto país, el
faraón ha sido objeto de
un
. como e rayo y
em~Jesabacomo las flores; co-
mo el vino embriagaba y podra
destrozar el corazón como el mas
afilado metal de guerra. Era alta
y nrvea, con o)ls sombrros y
enigmáticos. Sobre su hombro
derecho se posaba un gran ha l-
. ~$.-
..... salvajes.
con galante
Llgash, pues mi halc:6n
mira con fastidio.
pronto se aparta , como aver-
gonzada y corre hacia las puertas. Ho-
rus,el hat:ón, con las garras aün
grientas, la sigue.
Por tln despiertas, Nippur
de Lagash. Has sido para mr
como una espina en mi pie,
pero ahora te arrojaré al
viento tras quebrarte. y
tu muerte no sera dul:e.
queman con
su mirada.
dientes afi
reh.cen entre
~-
Me ~de ro de su espada y me lanzo tras
Baknath, arriba, muy arriba, h<K:ia e1
cielo azul que gira ante mis ojos.
Le h1neo mi espada
e1 vientre y lo siento
retorcerse como un
jaba Ir herido, mien-
tras eleva hacia el
su rostro
visto a mi h1ja Nofreta-
mon contemplarte con ojos
de mujer. Ytú le respon-
días con ojos ardientes. To-
do te delxl, pero mi hija es
lnatanzable para 11. Por
sus venas corre sangre de
dioses y se debe a su pars.
Asf es, princesa, no
del» permanecer más
tiempo en tu pafs.
LAS LANZAS Y LA AR
i Allr estaban 1
•En la bahfa los barcos cazadores se
bf1n detenido en semlcfrcu lo a·rrlando
las. Nosotros atravesábamos la orilla da-
~-'"'JI trás de nuestro linfellzgur\i!UB miraba
espantado a Ka tilas.
QuIN s puedes hacerlo;
perderás demasiados hombres. r Mr·
ranos 1 lNos crees una presa fácil 7
expuf·
sados de nuestras
tierras por crrme-
nes contra Jos tem-
pfoS!Fue¡Unnll y
falsa acusacl6n, pe·
ro nadie creyó en
Por un momento la situación fue grave. 'El desafío en el airacomo puede flo-
Una multitud es fácil de enardecer. Ur- tar la bruma o el polvo de las caballerías.
El pirata se sintió contemplado ¡x)r mil
ojos. Algu len le dijo algo y varios rieron.
mi mensaje al prín<:ipe y volví
luego al centro de la hecatombe, donde
Skyron ahito de carne, bailado en vino,
ebrio, con el rostro congestionado, ron·
caba contra la mesa.
prín<:lpe Teseo... ¡Si el enviado de Ka·
lilas cumple bien, no tendrás mucHas más
'orgías. Skyron 11
la voz de la nii'\a se convl en un chlllldll
el aire.
Más al
ganlzar su horda, pero
inútil. El ataque feroz y u~IU·~~~~•
de . los helenos. todo rabia y li-
to~, hacía hu ir espantados a los
bandidos en dirección al mar
donde esperaban los carros de
guerra. - i Malditos cobardes!
ITomad vuestras armas! 1 Ape·
lear
de pronto ante y se enfrentaron. El
pirata reo y pesado comct un buey y el heleno
bello y feroz como un leopardo.
MINOTA·U RO
~
,=~;;~~
Al
sol del mar sangre. en"ei attñfé-
én que llegamos a Creta, la isla del toro. con sus rocas
ncas y grises emergiendo de las aguas, revueltas por los
titanes de las profundidades marinas. según declan los vie·
jos de la ~osta. El puerto era grande. bullicioso y surio. co-
mo todos los que conocf en mis viajes.
El Minos, viejo y sabio,
yac fa hund 1 do en su
gran trono de piedra,
coronado por una enor- ~líll:W'-,~
lllít cabeza labrada en
!)ro y granito. Recibi6
a su hija con gran sen
ti miento y voces, ln-
dighas de un rey que
debe cuidar su com-
postura. Luego.. .
-¡Nippur! ¡Hombre de lagash!¡ No creo en ese dios que vive en ef
presa verte aqul! fondo de esa gruta y devora la car-
ne de mi pueblo. Quien mata a lós
mios, me mata a mf también.
hablar mlis
podlan descu-
me los guardias
templo, y debf
trepar nueva mente
las murallas. Desde
alli contemplé un
momento la negra
estatua del dios.
brillante bajo la luz
de la
un que se un b que
hundirla bajo las ovaciones y vito reos ya habla en los de otra mujer, tiem-
cuernos y sus de los cretenses. El toro. cansado, enfi- po airAs, a las orUiasdel Ni)o. El brillo
manos se apoya- 16 con la cabeza gacha hacia el t(Jnel que destroza la razón y las barreras de
ron sobre el lo- por donde hab fa sa 1Ido, mlentras Te seo jos hombres.
mo negro y cer- recogla el cadáver de su compai'lero.
doso.
i Dime, Nlppur, si hay hooore mas he
so y mas valiente que el heleno!
Asilo hicieron todos menos uno. Teseo
quedó solo en el centro del salón, ergu~
do, con los brazos cruzados sobre el pt·
cho.
Soy hljo de reyes y no me sentaré como
invitado de un sacerdote. Sólo puedo ser
agasajado por un rey, pues tal es mi con·
dlcl6n.
se aproximaba el dla del sacri- Nos interNmos por unos gigantescos es-
ficio, Inexorable, como un gran toro al que calones tillados en la roca viva, mientras
no se pocHa esqu lvar n1 detener. Una noche un sofocante olor a musgo y humedad
me deslicé dentro del Laberinto para cono- brotaba, envolviéndonos. Tamblén ~entr
cerlo por u un extra no olor, dulzón y repugnante,
reconocr
7~------~------~~~----------~--~--~
primer hombre que salló a nu -.r-----------------~~
cuentro en el palacio fue el Mlnotauro,
coltado por el brutal Tekapis.
y yo también lo ayullaré. Teseo quie- Muy bien. Escúchame en-
re verte esta noche en el mis roo lugar tonces. Entrega una espa
de la vez anterior. da a Ariadna. Ella acompa-
ilará al Minolauro hasta
la entrada del laberinto.
pues es sacerdotisa y una
vez llegado el rromento,
me la entregara. AsT pe-
netraré armado . _ _ _.,.
mbres,
empapados, envueltos en sus
negros mantos, aguardaban
mis órdenes y Ur-EI, con el
rostro cubierto por la visera
de su caso de guarra, se apo-
yaba en su hacha de dos ca-
bezas, sin eu ida rse del agua
chorreaba sus
a QKiáveres era cada vez más
penetrante y tos temblores de tíerra
se sucedlan ensordeciéndonos. Aquel
pasadizo de locura parecfa no tener
fin. De pronto dlvls' una vaga lumi-
nosidad que dílufa la penetrante os-
~
-
Chocamos con furia en el centro de la enorme caver-
Los
espantados la escena.
-~
Al mismo tiempo un
trueno fragoroso pa-
reció brotar de las
entrallas de la tierra,
y enorrres trozos de
roca cayeron de la bó- ,
veda.
irnos el ovillo nuevamente, hasta sa-
l aire 1ibre. Ariadna se arrojó en bra-
Teseo,llorando emocionada. Detr<1s
el túnel del laberinto se hundla
de infernales o<tror••ntlo"
Ur·EI exlendra su gran cuet"DO de l.uchador de nuestro barCXI corrla la orl· SI no hubiera estado fastidiado por el
al dedo amJrlllo del sol haciéndome reex~rdar Ita e5carpada y gris de la tierra de los monótono c.anlo de los remeros, qui·
a los perezosos leones de mi pals de Elam. helenos, agreste y vital, ex~n viejos al· zá no los hubiera visto.
tares abandonados que en la época de
los titanes se alzaron a los dioses.
Entonces el gue-
rrero se dio vuel-
ta y nos contem-
pló. Su rostro es"
laba lan pliloo co-
mo la espuma de
las olas y su son ri
1sa, frfa y 11islan- -...... L7
te.careda de ale- -~
gr'ia y de vicia. Só-
lo entonces vlla
sangre que le ma-
naba la clntu ra.
··~
-· ,.
. . . . . . ,. . . ,.,. .. r
guarnic:l6n y ex~mencé a vocear mi mer·
canela, no sin anles haberme metido
varios granos de malz en la bOca pira
....
¡No te la pochis llevar! ¡No mientras
~VN~a~'--------------
L
...----_ .: -.
VI a Borak derribar a un
jinete,asiérdolode las
piernas.
El resto de los hititas ni síquiera pudo
hu ir. Hombres del desiP-rto, eran torpes
entre las roCils,y los hoplitas los caza-
ron a punta de lanza y de pui'tal.
Mi flecha siguió a la de U y la
tia quedó i11116vll entre un remolino
de polvo.
paree la muy servicial y era gallar- recer
do pero habla un no sé qué de reptilesco cuando llegamos al Dedo de
en el fondo de sus OJOS que me desagradó. Piedra y nos encontramos
coo los Belek Rimik. H'lm-
bres de pequeña estatura
pero.vigorosos.
a nosotros se sentó Kafllas.
nuestro ayudante ne<¡ro. uno de
tos mejores hombres que re<uerdo.
Y comimos y bebimos
Gime yugo del no luggal· Perdóname, Malek. Abandonar~ un
Zag iz i. Y~e dormida sin comer eio momento tu líesta.
y sin alegrfa y sólo se oye en ella
el grito de los mercenarios en sus
calles va eias.
Cuando al campamento,
todo estaba s ilentioso y dormido.
Me enea miné a mi tienda.
en la
bruma delt1empo pero
pu!óo asegurarte que su sa·
bidurla es real y valiosa
como el oro puro. No sé
si podrás convercerlo ~e
que te ayooe pues rehuye
el trato humaro.
ba 1a enor mt sltuetil
torpe del giglnle Y11
pequei\a manchl ne-
gra del Viejo en su
hombrl). los perros
callaron sCJbi.,l!len-
te . cuando volvieron
a ladrar, comprendr
que El Vieio ~se hl·
be ido.
El HOMBRE QUE
"\NO DE ~KAD
ser
bre· de· la-gran-fuerza. El ti·
tán de Elam. En las costas hele·
nas vi un gran monumento fu·
nerarlo qtJe levantaste a una
mujer que amaste. Piedras e
--- ---. mes que un hombre normal no
- - --n·1 hubiera podido mover. Docenas
ellas apiladas una encima de
Y en la cúspide del mono·
una hoguera enc;encllída.
una gran bondad de los dioses que os conocie-
rais aqu( pues vuestros caminos se en~zarifn
más adelante. Correrfls un sendero de guerra
que os llevarif ' ~ Y'ljez y a 11 soledad.-~•
n se enrollado Del otro lado me yo y, desarmado, no tuve re-
el ma nto en el brazo lzqu ierdo y lo utili-' me<lío que abrirme paso a put'lelilzos. Por suerte, nuestros
uba para detener los golpes. En el put'lo adversarios no eran hombres de gran fuerza ffsica y pude
~~p- W~..__._.
derecho, blandia su cuchillo
para herir.
él sendero desconocielo tiene una extra"a .nagia para quien lo pisa_ El polvo
y l;u piedras le hablan y el viento es todo un gorjeo de rumores. Pero estas
piedras eran dura:; y ni!IJraSiy su vTento era cruel, tal vez ni!IJro también como
las piedras. ·
Se disolvieron en el horizonte polvoriento
como un grano de sombra en el gran arenal
del desierto.
--------
ocho hombres de armas?
El pelotón se alejó
con gran estrépito
de armad u ras y
espadas. VI que la
dirección que se-
gura no dlferra mu-
cho de la tomada por
las fugitivas. -u r-
El.!prepara un grupo
de hombres y caba-
llos•
.. - ·-·
·- -- ·-·
- :.:----- -- =
Uno de los jinetes. obedeciendo a u na se·
i'la de Serek me atacó con su lar"za.
b=::!!!~~~~~~!:~~=::;-¡=~!!!!!!!!!!!!!!!!!!~~~~=::¡rserek"i'io-eSpeióli~ts:s.-PPTcóespuekls tre-
Mí laoza atravesó el naneo del guerrero néticamente ycruzó como una tromba el
que cayó sin un qrllo. cerco de combatientes. Dos lanzas le
erraron por poco el canalla huyó a ga-
~
Enterramos los cuerpos amigos y enemigos,
pues e~ la muerte no hay diferenclu. wego
nos un•mos con la J()Ven reina.
.
TodO el pueblo de Carth se había volcado en efecto en las calles.
pero no se veiln alegres. Pelotones de mercenarios sirios ·mar-
challil' de iqU rpar¡ allá ipartindolos a puntlp~s y a lanzazos.
~ t¡abl'amos dis-
frazado como bu-
honeros y cómi-
cos trashumantes
y en un pequel'lo
carro descubierto
lltvába mos un
cesto de
tt~estro viejo am erek ap¡~reció en el centro de Ji pJ¡·
za sequido de sus mercenarios. De pronto se detuvo. Ha·
bit tomado conciertia del pueblo, que omin!ISo y somtJril
lo enfrentaba como un 9ran murallón ruqlente.
Amliado, Ur-EI
se golpeaba las •
piernas para ha-
cer correr la
sangre con mAs
rapídez. Su ros-
tro eslaba oscu-
ro y atezado y su
cabello rublo, ca-
si blanco por el
sol del des lerlo,
hacfil resaltar
sus ojos celestes
como piedras chis-
peantes_
~
Pero Ur·EI sIn Inmutarse. le descarg6
un tremendo mazazO,Aue el 1sirio con·
sigui6 detener a duras penas. Allf se de·
tuvo su ataque y sus alaridos.
h.,nda comenzó a girar.LenYmente
después. Sólo quedabi una cosa
Volvf los ojos al campo deba·
taita y vial jabalfde Asurque
relroced ~ ta rnba lea nte entre
la lluvia torrenclallropeun·
do en el barrO-t>e<JclJOSO
tras Ur·EI avanzaba sObre él,
im!llacable como la voz de los
dioses.
¡·' '
AN
topan dra y noche
y atacan con la rapl·
dez del viento. Que·
man. roba n y matan.
Llevan esclavos, ga·
nado y alimentos. En
las puntas de las tan·
zas hincan las manos
debs cardos.
Pero lle<¡11ban Trepaban Resecas por el sol ardie- rila ros Y llegaban más y más y y mi;
ercima (le los carros con una lanza ron como paja y los bá r- estaban en loquee idos por Por todos lados entraban y ya no
entre los dientes y dOs en cada ma- ba ros enea rama dos en- nuestra obstinada resls- les importaba monr. A! trente vi
no y desde a mba nos herían. En- cima (le ellas saltaron tenc ia y daban saltos In- a dOs guerreros clb1ertos de joyas
tonces. con Sll5 rop1s de pieles e reibles y atravesaban el que debían ser 5115 •
sa !picadas (le llamas. cenco de llamas y caran
Muchos corrfan ardien- sobre nuestras lanzu y
do como antonchas. tOdo se volvía una carni-
~
65
E1otro vac 116 un momento No vi al la ncero bárbaro,
y entonces lo herr (!ebajo peros( lo vio Ka lilas.
de la ma ndlbu la.
Miré a mi alrededor y vi
a los bártlaros llenar mi
campamento. N.ts honi·
bres eran atacados de to·
das partes.
ellos y los maté por doce·
verdad. son malos 9uerreros. ~~~~~~....J•••••••
Por un momento crer que 1ba a matarme
allr mismo. Su hermoso rostro e~taba
rojo como un pimiento.
Cuando la noche
era oseo ra y la
luna dormfa como
un pui'lado de polvo
de plata sobre la su-
perfitle del agua, me
sentaba cerca de la
orilla. Era hermoso
estar solo sIn otra
persona y sin otros
suei'los y oler la hu~
medad del rro y de la
savia de los árboles.
equ lvoqué. El verraco desesperado
sobre sus cuar!os \raseros y embistió
lsahrajeme~ile al caballo de su persegullor.
matar!
~ueno ... y:s
de gra11 estatura y cuerpos de
luchadores. El que parecfa
el jefe te" ra un brazo ampu-
tado a la altura del todo.
Vestián armaduras de cuero
y llevaba JI hachas a la espal·
da al estilo
)erek ~orrfa como un rayo por la ancha ,.,!Jno de ellos para cubrir
pradera verde y gris y el retumbar de sus la retirada de sus compalleros. Lo supe
cascos arreciaba cada vez más. cuando un par de aves volaron espantadas
desde un matorral.
Un ta!111tslno m8'
diJoque el rfo se..
llamaba Lónemer y
all( en el Gentro'
. de la corr lente;v 1
los.dos caballos
que ilvanzaban.
He recorrido mu-
chos caminos. Ha
visto los toros pin-
tados de amarillo
de Creta y los JI-
netes que tienen
el caballo tejido
con hierbas en
las orillas del mar.
No su sp por ella,
pastorcillo. El correr
por todos esos cami-
nos sólo le en sella
u11a cosa. El bronce
de una espa!la o
el tintineo del oro !la
tanta dign ldad como
la he>l'l radez.
¿Ves los callos de mis menos 1 Nacieron del algunos han Ido por el mundo y
uso de la espada, de la lanza, del hacha. cellldo esmeraldas.
IIAis ordos aprend le ron a ser sordos a los
._,-.:o::-de_p,iedad da los h,..
ar"'ldO"lo~
s.=-----'
se lo que te ocurre,
Torres. Sler1tes que
estás envejeciendo y
tus huesos te due·
ten al despertar en
la mal\ana erwuelto
tu mar1to de roe: ro. Y
temes que tu vejez te
tra lglla miseria y la
soledad.
Esa noche del fueqg¡. Torres comió y bebió Yf.O~'
Deja el camino, amkjo. [leja tu historias divertidas del e),relto. I.Js j6venes rler011 hasta
fama de guerrero. El ant iaM narse los ojos de lágrimas~ viejo Brar'lae tosl6 y rugió
arana e ne<:eslta pastores y qua cantado.
dli~nes fuertes. Tiene tierras -¿Seis hijas?
y owjas y vll'ledos..• y seis -sr. ~~calor del
hijas casaderas. fuego, tus huesos
volver~n a endu-
recerse y el vino
caliente en las
noches de invierno
te hará refr feliz.
Y puedes hallar
lo demás en los
ojos de atquna de
las mozas.
ron a una
argona de hie-
rro em¡¡otrada
en la pared cas1
al lado •nro.
1 ¡No lo golpeen! ¡Lo que recibirá
será bastahte!
--.az::IZ:!;J!III
sin quitarme los Hace corto tiempo que yo t!m-
bli!n tul un prisionero y un
esclavo. MI suerte fue buena
pero no me ha lavado la me-
moria.
W ró a su al rededor
y ¡.or un segundo v1
ullol luz de deses¡¡era-
cl6n en sus pu¡Aias.
¿Nost!tgia? iO)l"
pudiera dar un nom-
bre 1a n sencillo a lo
que siento! A la no-
che pego mi oreja a ta
\ierra tratando de
oír el rugir de las
rompientes, pero na-
junto al mar y mira dónde da oigo.
trafdo. út! tierra de
y arena me hace más A las mai\anas aspl ro a ¡rleno pulmón
que los grilletes y los láti- at11 tratlndo de sen \Ir sabor de sal. Pe-
ro sólo siento la de la arena.
Me acongoJO orrlo.
Sus palabras me
traran JI recuerdo
latente de mi t.agash
de blancas murallas,
mi Lagash m.is allá
de las distancias.
¡Mocoso de tobillos sucios! ¡No ¡Tal vez esto te sirva ¡.ara estudiar
debes pegar a un guerrero veterano! otra res ¡AJesla que me agrade mils!
Se arrodilló, sucio de
basura y sangre y gritó
y aulló co'!lo un demen-
te.
No ten fa tiempo da llegar hasta mi
caballo donde estaban mis armas.
de'manera que desenrollé el láti-
go que llevaba a la cintura.
Lo coloqué como
pude sobre rni caba -
llo y me dirigí al
J.li!SO lento. con
la cólera burbujean-
1
~~ como una lava
negra, hacia el
viejo palacio de Ur.
dlbuJu de
LUCHO OLIVt:ltA
•
206
Era bueno para mr pisar otra vez las tierras tlele quedado un afio largo
nas. Marchaba a lo largo del camino, vestido co- de cautiverio en manos o~ tos pira-
mo cualquier caml nante, dlsfrutardo de mi sole- tas, nuestra rl!Del ión y la captura
dad y de la paz del riiOmento. Un viento cal uroso del barco sobre cuyo remo rechi-
mecra los olivares y acunaba mi satisfacción. mis dientes.
de
sombrías siluetas que hurgaban aquí y
allá, como buitres que picotearan un
animal muerto.
209
Se volvieron como
hienas en mi direc-
ción. A la luz de
los relámpagos pa-
recfan demonios
de la noche. Jo-
cojls, tu-
11 idos, tuertos ...
Sus ops amari-
llentos me mira-
ban desde su
masa de harapos y
muletas.
Más allá los dioses darán cuenta de vosotros. Me inclíné sobre é). Era muy joven en
Malo es el que roba a un vivo. Sin salvación efecto y su piel estaba helada.
es el que roba a un muerto.
mene el cuello roto ... La cafda del carro,
sin duda. 1
Aspiré hondament~y en meneé acaminar.IAI El camino era dilícíl. La arena me tor-
PISO lenlo avancé pt¡r.la playa, dejanoo atrás turaba absorbiendo mis pies corno si
el carro de guerra. los caballos muer1os y quisiera detenerme y el peso del cuer-
po doblaba mis espaldas.
lo$ cuerpos negros con sus garras de mule-
tJs y CUChillOS. -------
( 1Atenas.: i)
o O
Sabes que Hl~lito era hi )J de mi mujer an· Y ahora, hace pocas horas,
terlor, muerta hace muchos años. luego antes de la tormen ta, Fe·
me desposé con Fedra que era casi una ni· dra murió... pero antes
~a. Ella se enamoró de Hlp61ito y un día se me di JO 1a verdad ... Me
lo confesó. El, espantado, huyó de ella. Era había mentido... MI h1·
un hlp e,emp1ar. ):¡ me fue siempre leal. .
- -- --"" Mi hip ... MI hl p que aho·
ra está
2 l6 .::: ::::::::::::::::::::::::u:uu1n:m::::::::::::m:::::::::::::::::::
NIPPUA DE LAGA&H !!
·: ::u::::::::::::.::: ::::::::s::z::: :::::::::::n::1 u:uns:::::::::: :::::::: :::!!!
L YE DA DEL
EY E UE
!~¡~¡¡¡ :~ ¡¡:~
1/,alabil du r~nte el tll~ y 11u rante la noche (n ese rnstante vi a la multitud que cerraba ~~
descansaba y todo era IMl r1tertnle a años cam1no
ante no res. Cuando recostab-3 mi cal>e7a so- Así II4!9Ué 3 ldS
bre el petate a la noche mi rab;¡ las estre- rcg1ones oe Pa·
llas inmóviles en el Cielo. Vo, inmóvil en la nalos. donde en
11erra. Vtambién frío sin vida. o\! a época dos ro
busllS hombre
Iones de ma fá
Cll y paso fuer
te va~aron s1n
preocupaciones:
Ur·EI y yo.t Ha
ce tanto ... Cas1
Nad1 e me res,oonolo. Pero nadie alzó una De pronto abandonamos el bosqu~ y •nte
Rodearon mí carro manD conl ra mí A no)()tros se extenclló una ciudad blanca
y se apoderaron de d~Cir verdad,1ne Ira y vacía. Sólo alguno que otro nu\o úe cor·
las bridas de mis ca· taron con casi thría ta edad deambulaba de iiQUÍ para aii.Í
b;lllos. Vagamente aooración. Como al
alarmado coloqué
mi mano sobre el
hacha de guerra
que llevaba engan ·
chada en el porta·
lanzas.
.tv.•urnn' Cll l10\tlfOCIO SOia- Y desemoocamo~ ~n la pi.J/d.l na ~rd n pldld ctrcu-
rOIJ JYI' el retumbar d~ las rue- lar, en uno u~ cuyJ~ t • lr~mo~ vr unpalacrv y
"'' carro sJbre las pti<\tdS de nut,~rosas mup:re\ y sol:l<ltlos...
e y por el rt.rnor rronocorde de
Pd~s o~ la multttuo. IPor las DP6S que usan deben ser Id
cortt de a ctudad. t
Es la Ir ddtción. El
rey vive du rante
un allo lu~ uebe
l uch~r tx>r su tro -
no y tx>r su vtda
con el pflme r loras
tero qu e \~n,¡a por
el Cdmtno, sea qu ren
luere St vence
vrvrr á un ano má~.
\t no. n~ .
........
Avancé a su
~ncuentro. Va
h~ía de¡aOO
d~ pensar Todo
estaba d1cho y
prepJrado y to-
do había esca-
pado al control
de m1s manos.
Advertí su ex Ir a~~za y me
pregunté si sería yo el pri-
mer rey que expresaba una
•Oiuntad pero lO OlVIdé. rui
hasta el cadá~er y lo alcé
en mis
De esa manera vivían los re
~lardé en comprender yes y de esa manera morían.
que en el pais de Panalós Eran s1mptemente p1ezu de
el rey era sencillamente sacrilltiO para calmar a los
el depositario de la suerte dioses y a la cobardía del
y la desgracia de) pueblo. pueblo que no era.capaz de
SI no llovra era culpa del responder personalmente
rey, si los corderos no por sus culpas.
se reprodutran, si las vi-
des no maduraban. era
culpa del rey. Y entonces
se esperaba con ansia la
llegada de la fL'Cha en que
un forastero eliminaría a
aquel que no era grato a
los diOses.
Mi nombre es N1p·
pur y una vez vi-
ví en mi ciudad de
lagash.Maté hom-
bres cuya memoria
no conserw y des·
de~é coronas y
mujeres. Y ahora
no iba a dejar que
h lcleran conmigo
lo que quisieran. o
.o
{tNunU)J
Encerrado en mi prmci-
pesca cárcel, oí el estruen
do del ejército que se po -
nía en marcha.l'«l dejé de
a~~ertir que los si r~ ientes
que me rodeaban eran
de hercúlea complexión
que •ban a
Pero decidí oue había llegado el mo-
mento de actuar. Ellos habíal'l olvida-
<lo que yo er'l u11 ser cap;~z de obrar ~
por mi propia rJecisión. Yo no. Ala
noche..qued"b'l un solo gua"rdia en
\[
mi cámara y una veintena" las
las...
reconocer a los fugitivos y lii las antorchas que corrían como locas estrellas de
a la distdncia dislinguí a la fuego por fa ciudad. El viento me trap gritos alarma-
bamboleante que entraba dos y espantados.
la carrera ef1 la torre.
No hubo crueldad tit. Eran hombres que rre envuelta en amas, ne-~ra y ro¡a
querían terminar rápido para volver a mienlr<~s el humo. espeso como baroo. subía
sus chozas y a sus redc~. perezosamente al cielo Yen una ventana..
Dibl¡es .. LUOIO OliYW
un guerrero debe
El temblor de un matorral.-el
.vuelo de un pájaro, todas son palabras
que hablan de nuestro Instinto. Dedos
que señalan a alguna parte diciendo: cul- Silencio. Pero yo sabfa que alguien
estaba allí.
::uervo se \'OI~ió peor de
que era en carácter. Sus
nn'""""< comenzaron a moles
eran rápidos para
ar todo con sus cu-
can sus hachas.
muertos.
"
ral exterior yestupefacto vi a la horda que yo adiestraba
a montaí'a.escalando muros, luchal1do en los patios
los techos...
1
'
Es otro pecado de es-
fiera, porque era bondado
y tñste y fue su padre el
lo empujó al sendero en
acabó. Hace apenas una
que murió, como sl h
adivinado lo que sobre-
en mi
y me envolví en
una manta pues
la noche iba a
ser muy fña. En
el momento de
tomar las rieri-
d as me pareció
oír un
1..4Y<~m•• · que,
fu erte relincho, saltaron en la noche,
tortu rando la tie rra con sus cascos. Su po·
deroso galope me llevó lejos del luego y
del grito. Me llevaron hacia !•distancia,
hacia la noche, hacia la nada. Fin
Por ROBIN WOOD
hambre y me
los caballos ¡¡ara que pastaran a
gusto y abrr ml morral y saqué
carne, pan, acettunas y queso.
Me sent~apOyado en mi carro,
dejando que el sol me quemara.
-Ven, perro tonto. Tengo un
ti también. 1171
hermano, y come. Hoy te carne
en vez de un palo en el lomo y yo tendré un
ladrido en vez del muqir de algún campesi·
no rabioso que me ve demasiado cerca de
sus hijas.
241
~
Me sonrera con la rara
lídad con la que un avezado hom-
bre de mundo sonrre a un imbé-
cil campesino y estuve tentado
de borrarle su excelente sonri-
sa de una bofetada.
La codicia lo
como una rata. Yo
sabra que su cere4ro
estaba sopesando las
monedas de plata con
que cualquier reye-
zuelo pagaría por un
carro como el mro. U-
na pequena fortuna •..
:r.'· ...:.
-
'
¿ -
. ...
• •• • •
.·-...
~-
.... ·
-' .
- ~~ ·
Y Janipo sentado
en su trono te-
nra la cara exac-
ta que se puede
esperar ~~ un ·
hombre que en-
contró a su pro-
metida besándo-
se con otro.
habrra eleglc*l?
hacha'/ ¿La
y yo mi~mo rne en
contré rienoa hasta
salírseme las lágri-
mas mi~nlras el do-
londo Xiromantes
caminaba con dificul-
tad hacia su flaman-
·tc 1nctida y su rey.
Fin
Me hallaba a orillas de uno de los dos grandes rros que abra-
zan las reglones donde el cultivo es lácll. Habra llegado a las
· cercanías de la ciudad de Nlppur.
'1
Desde lejos 1
pudo distinguir '
su cabeza afel- ' __....
tada y relucien-
te de Un<J l:lentos
y. su túnica de la-lloll!lJUI
na tejida, suela
de barro en el
bo rde·l nferior
Oebl6 creer que
era uno de sus
perseguldorts
cuando me vio
surgir ante él.
VI el terror re·
llejado en su
rostro juvenil,
pues )oven era.
Al instante se echa-
ron atrás. Nombre
conocido es el mío
en Su merla y el Elam,
aunque soy casi pros-
criplo y casi lugitivo
en tod~s partes. Una
espada es más eloe uen
que muchas le119
No hay· rey en Nippu r, co·
mo sabrás. El sacerdote es
el jefe militar y relígioso
de 1a el udad. El es quien
en tiempos de guerra diri·
ge el pueblo y en tiempos
de paz le da Ja ley.~_ _.,
1 \ 1
El patesi qu~d6 lnm6Yil en su sitio, hela·
do como si su carne se hubiera vuelto pie"'
\ dra. LulgO bajó los ojos con gesto atónito
y los detuvo en el mango clet cuchillo que
sobresa1r1 de su pecho.
272
NIPPUR DE LAGASH
EL ENVIADO
Silencio es lo que siento en mis
ordos. sr. Sllenclo. Esa extraña
clase de sllencio hecha de rumo-
res que nada significan al instin-
to, ya sea el susurro del viento en-
tne el ramaje de un árbol, o el can-
to de un pájaro fingiendo ser cris-
tal contra el oro del sol. Aveces,
desde las altas montanas ora el re-
tumbar de una roca cayendo.
En un ari'O)'Il me de-
tuve y revisé mis he-
ridas, la mayoña de
las cuales ya habran
cicatrizado. Las que-
maduras en mis h
bros tardarfan a(Jn
un cierto tiempo.
Contempl6 un momento la
hoja que se tei'lra de rojo
con el reflejo de las hogue ~
ras.
\
'
Entonces se ade-
lantaron los sol-
dados. Tenían
un aire formida-
ble y sombrío
cuando me rodea-
ron. Un veterano
canoso habló.
FIN
Si. He oído hablar de Ram y su des ·
\reza ínvero~ímil. Ha recibido mucho
oro por sus flechas, como un campe-
sino lo recibe por sus cerdos. Es
un vendedor de muerte.
285
Cállate, inleliz tripu·
do, si quieres algún
día poner las manos
sobre la doncella. Cá-
llate. Oírte hablar me
cuida:lo s1 te topas
con el joven. ~stando
yo en busca de huellas
tropezó con estos ordefla-
dores de vacas e hloló
a uno y mató a otro. El
herido es ese Ozor. del
orste.
ID sé. Me tope con , Los dos jóvenes se miraron y pude ver terror
una partida de cinco en los de ella y una llama rabiosa de coraje
guerreros encabezados en los de él.
por un tal Sonqar. a
1nsultó y voci •
!eró y hasta me
golpeó. Me orde·
nó que me casa·
ra con éi..Yo ha- ~
bía ordo rumores
de que codiciaba
mi fortuna y com·
~
s lo sorprendió y lo
t6. Comprendimos
e sólo quedaba la tu.g~:
Ven. Subiremos a Thlnos No lo vuelvas a hacer
al carro. Los caballos son nunca. No b<!ses "la·
fuertes y nos podrán ale·
jar un buen trecho antes
292
El sol perezoso
y ardiente segura
lamiendo las ro-
cas y el sendero
de polvo. Con un
cuchillo, Ram
cortó mis ligadu-
ras.
Tú sabes cómo
son las prome-
sas de esta cla-
se de gente, NiP-
pur. Aire so-
bre polvo. Todo
te ofrecen cuan-
do le necesitan.
Luego te mezq ui·
narán hasta la
última moneda
de cobre. Preferí
tomar solamen-
te las joyas de
Songar. Es tan-
to como lo pro-
metido.
293
. (!!.uW~~~liD
UN
MIST O
LAMA 0 '
M RT
I;LRW.!'U!I
armas ,
jinetes y carros ...
Cincuenta al
menos... 1
Yo me estaba arries-
gando, pero.. me
arriesgaba sabien-
do con la clase de
hombre con la que
tenía que tratar y
cómo debía tratar
la. Escupí despec-
tivamente al sue-
lo...
Realmente parecra
un dios, con su ~
'tfú ~~
hermosa cabellera //~ _, _,. .&;:..
rubia, larga hasta
la cintura y su rosYfh
tro perfec:1D, casi
femenino en sus
acc lo nes. Sobre
su hombro, el bul
re, repugnante e
Informe pa recra
Java r en mr sus
pupilas rojizas.
2911
Ahora encabezo esta horda con la cual
me alquilo a los reyes durante las gue-
rras y CA>n la cual saqueo durante la
paz. llevo fuego y lanzas en misma nos
y mi sfmbolo es el buitre, el CA>medor
de ca roe muerta.
ve y desmantela tu
, ..,t:nlrlnt:<~<
rro. Puedes solicitar tu
CA>mida en cualquiera de los
fuegos, pero ten cuidado. En
lll...r#A...trflt; da campamento siempre de·
cadáveres por rll\as.
'
El ~campamento era un
caos. No habra nada en
él de orden militar ni cosa
parecida. Se oran gritos
de ebrios y maldiciones.
Haz lo que yo te digo y nada más. ¿ Ves
aquellos barriles en aquel cerro?
El valle donde acamp¡ do los¡ s alaridos de los borrachos eran cada vez ,
mercenarios formaba una especie más ~tentó reos y en alguna parte escuché el
de tosa 1imitada de un lado po r un estrépito de espadas chocando. las hogueras
precipicio y del otro por el cami- (Por allí actua- chisporroteaban atestadas de leña vomitando
no. A los costados se alzaban ré ... 1 lluvias de chispas rojas hacia lo alto. Un aire
tétrico y loco y demoníaco
rocosldades
escalar
~~~-;.~~
~ mento.
Infierno... Un in
lleno de demonios y en·
que se odian y
embargo están obli-
vivir uno junto al
la muerte ... 1
Sonri6 diab61icamente
y el fuego tenra de ro-
jo sangríento sus ma-
nos, su espada, sus
dientes y sus ojos y
el viento hacía flamear
sus cabellos de oro.
fuego continuaba
rugiendo y el buitre
reYOioteaba locamente
nosotros.
303
1
1
\\L----------------------------------------------------------------------J
Me miró un instante y lodo su rostro
hablaba de terror y sorpresa sin lfmites.
Cry6 de rodillas sobre Luec:p murmuró:..JI,,((rjil'\.
'~\
el suelo y la espada
se hundió hasta la em-
punadura. Cemra ro n·
cemente y sus ojos
le giraban incridula·
mente en las órbitas.
"' 151)....... . .. 7
Historia para Lagash . ......... . . . ... ... .. .. ... . .... . ... . (D'artagnan
Nofretamon . .. .. ... ...........................•......... (D' artagnan 158) .......... 31
Las lanzas y la arena ................................... (D'artagnan 163) .......... 51
Minotauro . . . . . ....... ................... . ............... (D'artagnan 169) ......•.•. 65
El mirlo voló primero .................... . .... .. ........ (D'artagnan 171) .. . .... . .. 79
La fugitiva de los hititas ... .. ..... . •... . ... . . . ... .. ... (D' artagnan 177) . . ..... . .. 90
La flecha sobre las hogueras ... .... . . .. .. •... .. ... . ..... (D' artagnan 182) . ... . ....• 104
El Viejo ...... . . ........................... . . . .. . ....... (D' artagnan 184) •. .... • . . . 11 6
El hombre que vino de Akad .. . ............. .....•........ (D' artagnan 189) . ... . ..... 128
En r..a.rth,al ataroecer ... . .. .. ...... . ... .. ........ . ... .. . (D' artagnan 190) ......... . 140
La doncella de la tierra de 'Merem ..... . ......... .... . . . (D' artagnan 195·) .......... 151
Mi nombre ent re los bárbaros .... ... . ....... . .. ...•... . •. (D' artagnan 196) .......... 161
Un río llamado L6nemer .............. ...... .... .... . .. .... (D' artagnan 203) .. .. . . .. .. 171 1
Bajo un ciel o de estrellas y pastores .... . .......... .•.. (D' artagnan 204) . . .. .... . • 183
Hacia el mar .. .. .. . . . .. .. .. ... .. ... .. . . .... .. .. . .. . , ... . (D' artagnan 205) .• , . . . .. .. 194
La furia de l os dioses . .. . ......... ... ...... . .•......... (D' artagnan 210) . .. ... . •• . 205
Leyenda del rey que muere ...... .. .. .... .. .. .. .. ... .. .... (D' artagnan 211) ... . .. .... 216
El Cuervo .... .. . ... . .... ...... . ..... . ... ...... .... .. .... (D'artagnan 214) ....... . . • 227
Un día en que yo era f eliz .. .... ... .. . .... . .. .-.. .. .... .. (D'artagnan 216) ...... .. .. 239
La justicia de Janipo .. ............... .. ................ (D'artagnan 220) .......... 250
El carro de estrellas ....... . ..... . . .... .. .. .. . .. ....... (D' artagnan 221) . ...• . . _. . . 261
El enviado . .. . ...... . .. .. .... . . .. .•.• .. •• ... •.. . .••.. . .. (D'artagnan 224) ....•... . . 272
Ram ,el a::quer o ..... ........ . ... . . ••. . ... . ..•.. .. .. . ••. .. (D'artagnan 225) • . . ..... . . 283 '
Un mis terio llamado muert e .. . . • •. •. . .. . .• . ..• . •.. •. •. ..• (D' artagnan 229) . . ... .... . 293
\
..