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Ilustración de cubierta Situación actual de la historieta
«Patoruzú» de en Costa Rica 61
Dante Quinterno
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Vera historia del indio Patoruzú 75
©2003-2004 Revista latinoamericana de estu-
dios sobre la historieta / Observatorio permanen-
te sobre la historieta latinoamericana.
CARICATOGRAFÍA
© Las ilustraciones que aparecen en este número Carlos Alberto Villegas Uribe
son propiedad de sus autores.
Aportes téoricos para un nuevo
Fotomecánica e impresión: Departamento técni- paradigma de la caricatura (1) 89
co de la Editorial Pablo de la Torriente.
ISSN: 1683-254X HISTORIA

Cristian Eric Díaz Castro


La historieta en Chile (5) 107
PERSONAJES

Vera historia del indio Patoruzú

Fernando García, Hernán Ostuni Rocca


Investigadores, Buenos Aires, Argentina

Resumen
Creado en 1928 para las páginas del diario Crítica, Patoruzú se enarboló como el personaje más
representativo de la historieta argentina, pese a ser muy discutido en su autenticidad. Discusión tal
vez sin sentido, ya que la representatividad del personaje no se encuentra en su posibilidad racial, su
origen, su habla o en el discurso político aparente, sino en el entorno en el que está sumergido y en el
desempeño de los comparsas que encaran los roles de tipos humanos. Es por eso que su creador, Dan-
te Quinterno (1909-2003), ha expresado a través de su criatura la fluctuante realidad político-social
de Argentina. Fue golpista apoyando a Uriburu en el derrocamiento de Irigoyen en la década del
treinta, socialista en la del cuarenta, moderado durante el primer gobierno de Perón , para terminar
eclipsando sus propias virtudes al ser adoptado como mascota del proceso de reorganización nacio-
nal, que a partir de 1976 sumió a Argentina en la más sangrienta dictadura de su historia.

Abstract
Created in 1928 for the pages of the newspaper Critica, Patoruzú rose like the most representative
character in the Argentinean comic, in spite of being very discussed in its authenticity. Discussion,
perhaps senseless, since the character's representativeness is not in its racial possibility, its origin, its
speech or in the apparent political discussion but in the environment in which is submerged and in the
disengagement of the supernumeraries that face the lists of human types. It is for that reason that its
creative Dante Quinterno (1909-2003) has expressed through his creature the fluctuating social poli-
tician reality of Argentina, was golpista supporting Uriburu in the overthrow of Irigoyen in the decade
of the thirty, Socialist in the forty, moderate during Peron's first government, to finish eclipsing his
own virtues when being adopted as mascot of the process of national reorganization that sank to
Argentina in the bloodiest dictatorship in its history starting from 1976.

En 1923, en Polo Grounds, Estados ciones del histórico momento. Uno de


Unidos, Luis Ángel Firpo tiró a Demp- esos trabajos había sido realizado por
sey fuera del ring. Aunque más tarde un joven de catorce años que, más tar-
perdiera la pelea, la trompada de Firpo de, marcaría a fuego la historieta argen-
causó estragos en la fantasía de los ar- tina. Su nombre: Dante Raúl Quinterno.
gentinos. Los lectores de Páginas de Quinterno, discípulo del legendario
Columba (que tenían una sección en la «Mono» Taborda, comenzó a dar a co-
revista donde les publicaban sus traba- nocer sus trabajos en distintas publica-
jos) inundaron la redacción con ilustra- ciones. El 29 de julio de 1925 crea, pa-
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Fernando García, Hernán Ostuni Rocca
ra la revista El Suplemento, «Panitru- cambiara el nombre de su indio, porque
co», con guión de Carlos Leroy, y en nadie lo recordaría como Curugua-Cu-
1926 para La Novela Semanal realiza riguagüigua. El «seudónimo» de Pato-
«Andanzas y desventuras» de Manolo ruzú tuvo origen en un caramelo negro
Quaranta, contando las peripecias de que por entonces se vendía en las far-
un hombre maduro. Ese mismo año, macias: la Pasta de Orozuz.
Quinterno desarrolla «Don Fermín» (fu- La trama es simple: el tío de Gilito,
turo «Don Fierro») para Mundo Argen- radicado en Chubut, tutor del último
tino. En 1927 comienza a publicar en Tehuelche Gigante de la Patagonia, an-
el diario Crítica la tira «Un porteño op- tes de morir le pide a su sobrino que se
timista», que más tarde cambiará su haga cargo de Curugua-Curiguagüigua
nombre por «Las aventuras de don Gil como si fuera un primo o un hermano.
Contento». Durante este primer año, la Así, don Gil Contento, por respeto a su
tira de Gilito (así lo llamaban) transitó difunto tío, se ve obligado a convertirse
los carriles clásicos de la comedia. En en el nuevo tutor del indio. Como ya se
octubre de 1928 se produciría el hecho dijo, el 19 de octubre el titular de la tira
más importante de su vida como histo- se encuentra con el tehuelche y su aves-
rietista, al incorporar a un nuevo per- truz acompañante, Carmela. Al día si-
sonaje: un simple indio tehuelche de la guiente, tras recorrer las calles de la
Patagonia. ciudad y descubrir la luz eléctrica, Cu-
rugua-Curiguagüigua frustra el intento
Los orígenes de un cachique de Gilito de apoderarse de sus pepitas
de oro, encontradas en Chubut por Car-
El cacique de la Patagonia entra en la mela. Esta sería la última vez que los
tira por la puerta grande, como si fuera lectores de Crítica verían al indio en sus
conocedor de su exitoso futuro. El miér- páginas, ya que la tira fue levantada.
coles 17 de octubre de 1928 el diario Veintiséis días después, en diciem-
Crítica anunciaba: «Don Gil Contento bre de ese mismo año, Quinterno inicia
adoptará al indio Curugua-Curiguagüi- «Don Julián de Montepío» en La Ra-
gua». El 18 un nuevo cartel anunciaba: zón. La tira cuenta las aventuras de un
«Mañana debuta el indio Curugua-Cu- típico vivillo porteño que embauca a
riguagüigua». cuanta persona se le cruza en el camino.
Finalmente, el 19 de octubre, en el Don Julián es un playboy del Chantecler
primer cuadro de la tira de don Gil (local donde concurre habitualmente),
Contento, desde la puerta de un tren tiene alrededor de veinticinco años y ai-
carguero, el indio grita: «¡Guagua! res de millonario industrial o comer-
¡Piragua! ¿Vos sos meu tutor, chei? cial. Completan el elenco su novia Loli-
Curugua-Curiguagüigua te saluda», a ta, su valet Cocoa y su amigo aristócra-
lo que Gilito responde: «¡Por fin lle- ta Tito Meñique. Julián –claro antece-
gaste, Patoruzú! Te bautizo con ese dente de Isidoro Cañones– será el pro-
nombre porque el tuyo me descoyunta tagonista absoluto de la serie durante
las mandíbulas». Lo cierto del caso es dos años aproximadamente, hasta que
que Muzio Saenz Peña, al ver los anun- un indio ingenuo y millonario de la Pa-
cios, le había sugerido a Quinterno que tagonia aparezca en escena.
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Vera historia del indio Patoruzú

Figura 1: Primera aparición de Patoruzú en erl diario Crítica de 19/10/1928. A esta tira de un vier-
nes siguió una página sabatina , siendo esta la última entrega de la serie.

La historia de Patoruzú en su segun- ca el verdadero valor de las pepitas, lo


da aparición no difiere mucho de la que salva de las maquinaciones de su padri-
presentara en Crítica. Explica La Ra- no. Al promediar la aventura, Lorenzo
zón el 27 de septiembre de 1930, día en termina rostizado en un restaurante.
que reaparece el indio: «He aquí que, de Poco a poco, día a día. la popularidad
la noche a la mañana, Julián se encuen- del indio fue haciéndose mayor, rele-
tra apadrinando a un indio del sur, por gando a un segundo plano la figura de
virtud de una curiosa herencia de un tío Julián. Finalmente la tira tomó el nom-
de nuestro héroe, el finado Rudecindo. bre de «Patoruzú» (agosto de 1931).
El indio Patoruzú es el último vástago
de la tribu de los Tehuelches e hijo de Surge una nueva galería de
un rico cacique de la Patagonia, quien, personajes
al morir, deja al huérfano en las manos
del tío Rudecindo. Este a su vez, sin- El 11 de diciembre de 1935 «Patoru-
tiéndose cadáver, envía a Buenos Aires zú» pasa a publicarse en el diario El
al indio ingenuo y lleno de oro, bajo la Mundo, hecho que motiva la creación
tutela de Julián». del primer sindicato de historietas en
Al igual que en Crítica, Patoruzú ba- nuestro país, el Sindicato Dante Quin-
ja del tren carguero acompañado por un terno. A partir de este momento co-
avestruz (en este caso macho) de nom- mienza la época dorada de «Patoruzú»,
bre Lorenzo, y trae consigo una bolsa reflejada en la nueva galería de perso-
llena de pepitas de oro, motivo por el najes que aparecen en la tira.
cual Julián acepta apadrinarlo. En su primera aventura, el indio arri-
El desarrollo de la primera aventura ba a Buenos Aires y, cansado y aburri-
en La Razón es una continuación de lo do de pasar su tiempo en el hotel, deci-
esbozado en Crítica. Al ver la fortuna de ir a dar una vuelta por el puerto. Allí
de su ahijado, Julián decide quedarse encuentra un circo regenteado por Isi-
con ella haciéndole creer a Patoruzú doro, donde este anuncia: «¡Cien pesos
que las monedas están embrujadas, va- al que venza de un golpe de maza a
liéndose de un bar automático para de- “Juaniyo” el gitano invencible!». Des-
mostrarlo. El indio incrédulo está ya ca- pués de observar la derrota de algunas
si convencido cuando la aparición de personas que pasaban por el lugar, Pa-
uno de sus peones del sur, que le expli- toruzú intenta suerte a puño limpio y
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Figura 2: Segunda aparición del indio, que en este caso terminó siendo titular de la serie (diario La
Razón de 27/9/1930).

destroza al «invencible» Juaniyo. Más que tiene solamente veintidós años. En


tarde, dentro de la carpa, Isidoro le este episodio aparece una figura de mu-
cuenta al indio su desgracia: «¡Este pe- cho peso en la historia de Patoruzú,
queño circo era mi medio de vida, y el aunque no sea partícipe directo de las
gitano mi principal atracción! ¡Estoy aventuras y sí forjador de alguna de
arruinado!». Lola, la mujer del gitano ellas. Estamos hablando del Tata Pato-
que ha oído todo, intenta acuchillar a ruzú I, cuyo espíritu influenciará al ca-
Isidoro, pero es detenida a tiempo por cique en varias oportunidades. En esta
Patoruzú, que le entrega $ 500 como in- intentará unirlo en matrimonio con una
demnización por la paliza que le ha mujer casada y con cinco hijos.
aplicado a su marido. Agradecida, la gi- En la siguiente historia hacen sus
tana lee la mano del indio, pronosticán- apariciones gráficas Ñancul y el espíri-
dole varias aventuras y revelándole: tu del Tata. Ñancul llega a la ciudad pa-
«Veo un hombre cuyo destino está uni- ra contarle a Patoruzú sobre la apari-
do al de usté y que guiará sus pasos! Ese ción extraña que acecha en su estancia.
hombre es... ¡er señó Isidoro!» . De esta Junto con Isidoro el indio descubre
forma el cacique tehuelche encuentra a (gracias a una carta) que esa aparición
su nuevo padrino, que con el correr del es en realidad su hermano menor Upa,
tiempo ganaría un apellido (Cañones) y condenado a estar encerrado en una
desarrollaría su carácter aprovechador cueva por haber nacido deforme y siete-
y mezquino –aunque en el fondo de mesino y no haber gritado «¡Huija!» al
buen corazón– hasta transformarse en nacer. En esta aventura nos enteramos
el playboy de la noche porteña. también del origen faraónico de la fa-
En 1936 Patoruzú gana una página milia Patoruzek, y reaparecen el gitano
en colores en la revista Mundo Argenti- Juaniyo y su mujer Lola.
no y sus tiras comienzan a publicarse en Paseando con su caballo Pampero
gran cantidad de diarios del interior del por los bosques de Palermo, Patoruzú
país. Aparece también el primer núme- aparece de repente en la arena del hipó-
ro de la revista Patoruzú (10 de no- dromo. Creyendo que el jockey está en
viembre de 1936). peligro, el indio lo sobrepasa con su
En 1937 el indio recibe una carta de montura, situación que es aprovechada
su capataz Ñancul (no aparece grafica- por Isidoro para inscribir al caballo en
do) por la cual los lectores se enteran la Copa de Oro. Montado por Patoruzú,
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Vera historia del indio Patoruzú

Figura 3: Portadilla de presentación del no. 1 de Patoruzú (12/11/1936). Primera tira en El Mundo
(12/12/1935).

Pampero gana la copa, lo que le repre- que acompañó al indio Patoruzú desde
senta a Isidoro $ 719,80 por cada dos. sus primeras aventuras; es primo de
En 1938 Patoruzú escribe una carta a Gastón Guillotín –archienemigo del in-
Ñancul contándole la vida que llevan en dio– pero no tiene los instintos crimina-
la ciudad. Al escuchar la lectura del ca- les de su familiar y su relación es ami-
pataz, la Chacha Mama llega a la con- gable con Patoruzú y los suyos, aunque
clusión de que en esa casa hace falta alguna vez secundó a Gastón en sus fe-
una mujer, por lo que decide viajar a chorías (episodio iniciado en el no. 444
Buenos Aires. La Chacha Mama, ama de la revista, 18/3/46).
de leche del indio porque no había vaca
que lo engordara, es famosa por sus em- Las características de Patoruzú
panadas y su pipa.
No se producirían nuevos ingresos Mucho se ha hablado y escrito sobre
hasta el episodio que transcurre entre el carácter del indio, por eso estimamos
los números 1148 y 1163 de la revista conveniente reproducir estas instruc-
semanal (7/12/59-21/3/60) en que apa- ciones escritas por el propio Dante
rece Patora, hermana del indio y tan fea Quinterno a los guionistas que trabaja-
como él, enamoradiza como ninguna ban en las aventuras de su héroe patagó-
del primer hombre que se le cruce, por- nico, extraídas del catálogo de la Sexta
que para ella todos son de su «tipo». Bienal «100 años de humor e historieta
Por último, mencionaremos al dueño argentinos», realizada en Córdoba en
del hotel, Pierre, francés de nacimiento, agosto de 1986.
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Figura 4: En el no. 101 de Patoruzú (21/8/1939), en un episodio originalmente producido para la


revista, hace su aparición el coronel Cañones, quien luego de esta aventura vería prolongada su
existencia en los episodios autoconclusivos que en la misma revista aparecerían posteriormente, ti-
tulados con el nombre de su sobrino Isidoro.

Semblanza de Patoruzú Su alma es la presa más codiciada de


Satanás, quien tendrá que resignarse a
El indio Patoruzú es un símbolo uni- no alcanzarla nunca.
versal en el que se conjugan todas las Patoruzú es crédulo, y para él todo es
virtudes, inalcanzables para el común cierto mientras no se pruebe lo contra-
de los mortales. rio. Si bien su bondad podría alcanzar
Patoruzú es el hombre perfecto, sin límites extremos, no es tonto ni necio.
hacer la salvedad de «perfecto dentro Dentro de su primitivismo posee gran
de la imperfección humana», sino real- inteligencia natural. Su nobleza de al-
mente perfecto, o sea que configura al ma es inigualable, aun en el caso en
ser humano ideal que todos quisiéra- que, por exigencias del argumento, de-
mos ser. Si se tiene siempre en cuenta biera crearse un personaje de auténtica
esto, no le será difícil al guionista en- benignidad.
cuadrar sus acciones y sus reacciones Generoso en extremo y dueño de una
dentro de los límites compatibles con tan incalculable como inagotable fortu-
esa perfección ideal. na, su dinero, antes que suyo, es de todo
Por ejemplo: Patoruzú jamás vacila- aquel que lo necesite.
rá en quitarse el pan de su boca para ali- Siempre e invariablemente sale en
mentar al que esté más necesitado. defensa del débil. Patoruzú se juega ín-
Nunca se le mostrará borracho o fuma- tegro por una causa noble. Impulsivo y
dor, ni poseído por ningún otro vicio. arrollador cuando se trata de realizar
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Vera historia del indio Patoruzú
una obra de bien, no mide riesgos ni tata, y la de sus antepasados, y quien
perjuicios físicos o morales, como tam- osara ultrajarlas, se estaría jugando la
poco mide la trampa que pueden ten- integridad de sus huesos.
derle los enemigos con los que deba en- Patoruzú no es de ninguna manera ce-
frentarse. La gama de los bandidos que rebral, y se deja arrastrar libremente por
le salen al paso va desde el simple cuen- los dictados de su corazón. Ello no signi-
tero del tío, que trata de embaucarlo con fica que dentro de su naturaleza impulsi-
el camelo del desalojo de la madrecita va no sea analítico, pero solamente des-
enferma, hasta el cerebro de la alta de- pués de haber resultado víctima de un
lincuencia internacional en sus formas chasco o una desilusión cualquiera.
más siniestras.
Patoruzú es un hombre simple y sen- Patoruzú y el sexo femenino
cillo, sobrio y estoico en extremo, buen
creyente, seguro de sí mismo, pero no Patoruzú no es un misógino; es sola-
fanfarrón; es la antítesis del egoísmo, su- mente tímido con las mujeres y se sonro-
mamente modesto y jamás presuntuoso, ja ante la más ligera mirada femenina.
extrovertido y de una gran sensibilidad Sigue idealizando y respetando al se-
dentro de su fuerte carácter masculino. xo débil, dentro de cánones inamovi-
Como si la carga que por propia volun- bles, con una hidalguía y caballerosi-
tad se ha echado encima fuera poca, al dad propia de nuestros mayores.
constituirse en defensor incondicional En resumen, «no ha entrado aún en
de todo ser humano necesitado de ayu- órbita» con respecto al trato que se le
da, dos seres dependen de la permanente brinda a la mujer de hoy. En su fuero in-
protección del indio Patoruzú: su herma- terno sigue chocándole el avanzado mo-
no menor Upa, merecedor de todo el dernismo de la mujer actual, que produ-
apoyo que Patoruzú pueda brindarle, y ce una confusión en su mente, por lo
su padrino Isidoro, quien, por el contra- que sigue conduciéndose ante el sexo
rio, es nada digno del amparo que busca femenino como un inadaptado.
y exige de su ahijado. Para él la mujer sigue siendo, en
Patoruzú tiene un compañero insepa- esencia, la mujer que conoció su Tata.
rable que lo sigue desde sus primeras Cuando se enamora lo hace con el ardor
mocedades: su caballo Pampero, cuya de un adolescente, y la impetuosidad
semblanza se ha tratado aparte. A sus con que defiende una causa justa, y la
patas Patoruzú es capaz de apostar to- misma generosidad con que se brinda
dos sus bienes, hasta el último peso, el íntegro a los demás.
último metro de tierra, la última de sus
ovejas y hasta su poncho. Pero no como Limitaciones y posibilidades
jugador, sino, sencillamente, porque no combativas de Patoruzú
hacerlo sería dudar de la inmensa cali-
dad de Pampero. ¡Sería inferir una ofen- El guionista evitará enfrentarlo a otro
sa a su noble flete! ser humano que no posea la potencia fí-
El indio Patoruzú tiene en el rincón sica que lo capacite para tener alguna
de las cosas dilectas de su corazón una probabilidad de éxito frente al indio.
«intocable»: la memoria venerada del Patoruzú no se molesta en medir sus
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Fernando García, Hernán Ostuni Rocca
fuerzas con quien no le inspire respeto en cuenta que, tratándose de una histo-
por su fortaleza física, o lo imponente rieta cómica, no debe parecerse a las
de su personalidad. Ante el malvado de peleas de los héroes de aventuras nove-
menores posibilidades físicas, un sopa- ladas, como «Flash Gordon» o «Buck
po basta para ponerlo en vereda. Si se Ryan», o de héroes cinematográficos
viera obligado a enfrentarse con al- como Rod Taylor, James Bond o héroes
guien de débil contextura (por terque- de la TV en aventuras de espionaje, co-
dad o empecinamiento de este último), mo Napoleón Solo, etc.
evitará el trance al extremo de aparecer Será más fácil pues, crear el persona-
como cobarde. Si a pesar de todo Pato- je y definir su idiosincrasia luego de re-
ruzú es colocado en la situación de pe- sueltas las incidencias, que crearlo a
lear con esa clase de pájaro, apelará a aquel primero, para luego pensar que
recursos que entretengan al rival y lo hacerle hacer y cómo hacerlo actuar,
convenzan de que es inútil seguir esa consultar ejemplos de incidencias có-
parodia, pero nunca humillándolo (no micas en las peleas que figuran en las
haría jamás el juego del gato con el ra- series modelo.
tón), porque Patoruzú jamás hiere la Será conveniente para el guionista,
susceptibilidad de un semejante. anotarse una lista, lo más extensa posi-
Sus únicas armas son los puños y sus ble, de recursos de pelea ilícitos, para
boleadoras, las que jamás usa como ar- ser empleados por los rivales endiabla-
ma contundente, sino simplemente para dos que enfrentan a Patoruzú. No olvi-
el fin que están destinadas, o sea «para dar que la riqueza de recursos depende
bolear». del ambiente y el terreno donde se desa-
Maneja el arco y la flecha con gran rrolle la pelea. Por ejemplo, será fácil
destreza, pero esa es solamente un arma encontrar recursos humorísticos, ubi-
de duelo entre los de su raza. cando el campo de batalla en una obra
Al incorporar un nuevo personaje, de- en construcción, o dentro de un taller
berá rodeárselo de características ya mecánico con herramientas de todo ti-
sean físicas, de inteligencia, de astucia o po, o en un galpón que almacene barri-
de cualquier otro rasgo caracterológico cas de vino y envases de comestibles, y
que lo diferencie de la numerosa colec- donde puede haber escaleras, güinches
ción de personajes rivales ya creados. Y y muchos otros elementos. Un despo-
aún siendo el contrario de cuidado, el in- blado no ofrecería, ni remotamente, ta-
dio jamás aprovechará situaciones a su les posibilidades.
favor, porque es de esa clase de hombres A propósito del poder sobrehumano
que no se ensañan con el caído. del indio Patoruzú, su fuerza no se ge-
Deberán evitarse los argumentos que nera de un físico extraordinariamente
tengan como principal finalidad mos- constituido, como pudiera serlo por
trarlo a Patoruzú en pelea con tipos de ejemplo Tarzán o Superman.
avería. Pero si la línea argumental lo Su poder emana de una misteriosa
llevara a un enfrentamiento con un ri- fuente de energía que proviene de lo
val, antes de crear el contrario para el más recóndito de sus orígenes. Es como
indio, deberán planearse las incidencias si toda la enigmática fuerza de su raza,
de la pelea por desarrollarse, teniendo de sus antepasados, acudiera en su au-
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Vera historia del indio Patoruzú

Figura 5: Patoruzú no. 1148. Coincidentemente con el cambio de formato de apaisado de vertical,
en este número del 7 de diciembre de 1959, hace su aparición Patora, hermana de Patoruzú.

xilio cuando necesita esa arrolladora Bien sobre el Mal. Se recomienda al


energía para hacer imponer el bien so- guionista no abusar de los recursos in-
bre el mal. En el fondo, su condición de verosímiles. Esto podría, con el tiempo,
imbatible no es más que un símbolo, si ir sacándo al lector del clima de realis-
se quiere, místico. mo que debe en lo posible vivir cuando
Si un ser aparentemente normal em- lee nuestras historietas.
pujara con sus brazos una locomotora,
o remolcara un barco, o demoliera a Patoruzú y las mujeres
golpes con sus puños un viejo edificio
porque le apremia construir en ese pre- En un punto anterior, las indicacio-
dio un hogar de ancianos, o saltara de la nes que el propio Quinterno realiza so-
torre del Kavanagh para salvar a tiempo bre el indio Patoruzú y su relación con
a un pobre ciego de ser arrollado por un las mujeres deja muy en claro su hom-
automóvil, todo esto resultaría simple- bría, puesta en tela de juicio por Oscar
mente absurdo. Pero lo absurdo se torna Steimberg en su artículo «1936-1937
lógico sólo con pensar que es Patoruzú en la vida de Patoruzú».
quien realiza esas increíbles hazañas, En ese famoso tratado, Steimberg
porque, repetimos, Patoruzú traspone prácticamente tilda de homosexual a Pa-
las fronteras de lo humano para trans- toruzú, basándose en estudios sicológi-
formarse en un símbolo del bien, en el cos profundos, dignos de una terapia a
emisario angélico que barre con todo lo una persona de carne y hueso y no a una
satánico que pulula en este mundo. criatura de papel y tinta; error común en
Esta condición es tradicionalmente el que suelen caer muchos estudiosos del
interpretada y aceptada por el lector, género, al imbuir en situaciones reales,
que siempre ve con agrado el triunfo del diarias y concretas, personajes –no per-
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sonas– cuya función no es vivir, sino ex- al descubierto los tejes y manejes de la
tirpar de su realidad a cada lector. política. Raffo también explotará su
Igualmente Steimberg aventura de- irónico humor en «Impresiones de un
masiado en su definición sexual de Pa- marciano en Buenos Aires». Antenor (
toruzú, ya que en las tiras y las revistas seudónimo con el que firmaba estos ar-
hay sobradas pruebas de la atracción tículos) es el marciano del título, que se
que ejercen en el indio los ejemplares encargaba de describir minuciosamente
de sexo femenino. En realidad, si tomá- la hipocresía reinante. Raimundo Cal-
ramos los cánones terapéuticos aplica- cagno (con el seudónimo de Dick Hero)
bles a un ser humano, veríamos que Pa- cubría el mundo de la farándula, en-
toruzú es, en el fondo, un reprimido se- viando supuestas notas desde Holly-
xual con problemáticas en todas sus ma- wood. También es importante la cola-
nifestaciones afectivas, ya sean efectua- boración de Enrique González Tuñón,
das por él o hacia él. Algo muy lejano a poeta y narrador argentino que firma
la homosexualidad. sus trabajos con el nombre de El Licen-
ciado Vidriera. «Quirosóficas» y el edi-
Patoruzú: la revista torial «Hemos visto, Chei»... irrumpen
en la revista. Más tarde, aparecen «El
Como ya quedó dicho, en noviembre gordo Villanueva» (personaje que mar-
de 1936 aparece el primer número del cará el debut cinematográfico de Jorge
mensuario Patoruzú, que en su no. 7 Porcel en 1964), por Luis de la Plaza, y
(4/5/37) se vuelve quincenal y luego se- «Jacinta Pichimahuida» y otras obras
manal (no. 29, 4/4/38). de Abel Santa Cruz.
Utilizando el formato apaisado (18 x El humor gráfico y las historietas es-
28 cm) que diera fama a Monos de Ta- tán a cargo de grandes firmas: el mismo
borda, ese primer número de veinticua- Quinterno («El fantasma Benito se di-
tro páginas recopila parcialmente la pri- vierte» y trabajos sueltos, y más tarde,
mera aventura aparecida en el diario El «Don Fierro» (no. 29, 4/4/1938), «Isido-
Mundo (aquella en que el indio conoce ro» (no. 140, 20/5/1940), Guillermo Di-
a Isidoro en un circo) hasta la tira no. vito («Oscar Dientes de Leche» e ilus-
29. Avisos publicitarios dibujados por traciones varias), Raúl Roux, José Luis
Quinterno y las secciones «Parches po- Salinas («Hernán el corsario» y «Ellos»),
rosos», «Como aprendí a dibujar», «El Eduardo Ferro (chistes sueltos y más tar-
nene», «Patoruzadas» y «Tomo la plu- de «Bólido», «Cara de ángel», «Pando-
ma pa decirte»... completan el material. ra», «Tara Service») y Poch, a los que se
A partir del segundo número –donde, agregarían Abel Ianiro, Cao («Pepe el
extrañamente, no continúa la historieta pistolero»), Adolfo Mazzone («Mi so-
inconclusa en el no. 1– el humor gráfico brino Capicúa»), Blotta («El gnomo Pi-
cede un 50% al humor escrito. Apare- mentón», «Ventajita»), Toño Gallo («El
cen así «Los gomalacas» (hoy diríamos caballito Pony»), Battaglia («Orsolino»,
insufribles), por Luis Alberto Reilly. «Director»; «María Luz», «Motín a bor-
«El negro del buffet», por Carlos Raffo, do», chistes varios).
es una serie de sketchs que, tomando en En el no. 2 comienzan a producirse
solfa a los hombres del gobierno, pone episodios para la revista, bajo el título
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Vera historia del indio Patoruzú
tical (23 x 29 cm), con 32 páginas, su
«Nuevas aventuras...», que desde el no.
contenido es totalmente historietístico.
4 son acompañadas por la redición de lo
ya producido para El Mundo, como En sus páginas centrales, las únicas im-
«Colección Patoruzú», renumerando las presas en colores, se da a conocer la in-
fancia de Patoruzú, con guiones de Mir-
tiras. El primer episodio es «El águila de
oro», a la que sigue «Pampero». Sin co Repetto y dibujos de Tulio Lovato;
mencionar títulos siguen republicando el argumento de esta serie altera sustan-
cialmente la historia del indio. En el
tiras del diario hasta el no. 117 de la re-
vista (11/12/39). Cuando se produce laprimer número se narra el encuentro de
Patoruzito con Isidorito, porteño envi-
película «Upa en apuros», la figura del
hermanito de Patoruzú se transforma, ciado por la ciudad pero de buen cora-
haciéndolo menos deforme; por varios zón. Este hecho modifica el encuentro
de Patoruzú con Isidoro en el circo, da-
números en la revista se adopta la mis-
ma, para luego volver a la original. do como origen en las páginas del no. 1
En el 16/10/56 aparece el no. 1 de de Patoruzú.
Las grandes andanzas del indio Pato- En el segundo número se introduce a
ruzú (100 páginas, formato apaisado los malos por antonomasia de la serie:
el hechicero Chiquizuel y su nieto Chu-
22,5 x 14 cm en la que la editorial reco-
pila en episodios completos lo ya pu- pamiel. El eje de la historia, que se re-
blicado. Mensuario a partir de su nú- petirá durante muchos años, es simple:
mero dos (febrero, 1957), luego apare-el hechicero intentará que su nieto usur-
ce en forma quincenal por un lapso, pe las tierras heredadas por Patoruzito,
volviendo a la periodicidad original. siendo vencido por este.
En el no. 55 (julio, 1961) comienza a En general las características de estas
historias son similares a las de Patoru-
publicar episodios inéditos. Sufre cam-
bios en su título («Las grandes andan-zú. Cabe señalar que el joven cacique
zas de Patoruzú e Isidoro», «Andanzas está acompañado siempre por su flete
de Patoruzú», «Selección de las mejo- Pamperito, la Chacha Mama y Ñancul,
res andanzas de Patoruzú»). Bajo este tan viejos (o tan jóvenes, no se sabe) co-
último título sigue apareciendo en la mo en las andanzas de Patoruzú.
actualidad. Como revista, basta señalar que,
desde su primer número, la acción to-
A principios de 1960 la revista sema-
mó como medio de expresión las pági-
nal cambia su tradicional formato, adop-
nas del semanario. «Flash Gordon» y
tando uno vertical, de 21,5 x 27 cm, con
«Rip Kirby», ambas del maestro Alex
44 páginas. En la última etapa, los epi-
sodios de «Patoruzú» son autoconclusi-Raymond, «Captain Marvel Jr.» (Mac
vos, como «Isidoro» o «Don Fierro». ElRaboy), «Connie» (Frank Godwin),
«Bruce Gentry» (Ray Bailey), «Cisco
último número es el 2045, que sale a la
venta el 30/4/1977. Kid» (José Luis Salinas), «Tug Tram-
som» ( Alfred Sindall), fueron algunas
Patoruzito de las muchas y buenas series extranje-
ras que en el transcurso de su existen-
El 11 de octubre de 1945 aparece el cia tuvo la revista. También fue muy
semanario Patoruzito. En formato ver- rica la producción nacional: «Rinkel el
vol. 3, no. 10 85
Fernando García, Hernán Ostuni Rocca
ballenero» (Tulio Lovato), «Vito Ner- Locuras de Isidoro
vio» (Repetto-Cortinas y luego Wa-
del-Breccia), «A la conquista de Jasti- El 4 de julio de 1968 sale a la calle el
napur» (Emilio Cortinas), «Fierro a primer número de esta revista, confor-
fierro» y «Lanza seca» (Raúl Roux), mando una trilogía con «Andanzas...»
«El gnomo Pimentón» (Oscar Blotta) y «Correrías...». Los episodios, produ-
y las magistrales «Langostino» (Eduar- cidos especialmente para la publica-
do Ferro) y «Don Pascual» (Roberto ción, son reditados hoy, con el título de
Battaglia). «Selección de las mejores locuras de
Cuando los ritmos de la vida cambia- Isidoro».
ron, Patoruzito concluyó su etapa de La personalidad y las características
semanario en el no. 892 (31/1/63) y se de Isidoro como personaje ya han sido
transformó un mensuario de historietas desarrolladas. Lo importante es seña-
completas, dando mayor cabida al ma- lar que, al ganar un espacio diferencial
terial extranjero: «Kerry Drake» (Alfred sus aventuras en «Patoruzú», Isidoro
Andriola), «Robin Hood» y «Phantom presenta una familia y una vida ajena a
Stranger» (de la National) entre otras; la que lleva con el indio, ya que vive
en lo nacional se volvió a publicar «Vi- con su tío, el Coronel Cañones, en la
to Nervio», con guión de Wadel y dibu- casa de su posesión y no comparte el
jos de Leonardo Sesarego. Tuvo dos techo con Patoruzú. Ya en su revista
formatos verticales: primero pequeño propia –donde la incorporación de Fa-
(14 x 19.5 cm, 196 páginas) y desde el ruk (Jorge Palacio) como guionista de-
no. 33 (enero, 1966), más grande (19,5 termina la delineación final de la per-
x 28,5 cm, con 100 páginas) hasta su sonalidad de Isidoro– hacen su apari-
desaparición definitiva. ción Manuel, el mayordomo gallego
El 17 de diciembre de 1957, apunta- de la familia Cañones, y Cachorra, la
lado por el éxito de las «Andanzas...», compinche preferida por el dandy por-
aparece Correrías de un pequeño gran teño para sus «locuras».
cacique Patoruzito, de aparición men- La trama es simple y lineal: Isidoro,
sual –con un período intermedio como playboy porteño y típico piola, intenta
quincenal– primero con redición de vivir sin trabajar y darse todos sus gus-
episodios de la semanal y luego con tos gracias a la fortuna de su tío que, en
episodios originales. Este material es el vano, una y otra vez intentará hacerlo
que se redita en la actualidad bajo el tí- sentar cabeza.
tulo «Selección de las mejores corrre-
rías de Patoruzito». La ascendencia de Patoruzú
En enero de 1958 la editorial lanza
un mensuario titulado Ediciones Extras Durante 1936 Patoruzú desarrolló en
Patoruzito (formato apaisado 13,5 x sus títulos la aventura de «El águila de
19,5 cm, 68 páginas), donde se republi- oro», estatua símbolo familiar de los
caron episodios de «Cisco Kid» y «Tug Patoruzek, que le es sustraída al indio
Tramsom», alternativamente. Su vida por dos vagabundos primero, y por un
fue efímera, no superando la media do- hindú y un chino después. Al finalizar
cena de números. la historia, el indio logra recuperar su
86 REVISTA LATINOAMERICANA DE ESTUDIOS SOBRE LA HISTORIETA
Vera historia del indio Patoruzú
estatua, pero varios puntos en blanco se por la esbeltez de sus formas y la ele-
han formado alrededor de la ascenden- gancia de sus modelitos del más puro
cia del cacique. estilo parisiense, se acercó al joven fa-
El 17 de agosto de 1937, en las pági- raón y, después de darle el clásico piso-
nas de la revista Patoruzú, para com- tón en el pulgar, dijo:
pletar el cuadernillo final colecciona- –¡ Hui! ¡ Hui!
ble de «El águila de oro» Dante Quin- A lo que Patoruzek, atacado de risa
terno desarrolla, en forma de pequeña por la ocurrencia de la joven, respondió
novela, esos puntos en blanco, desen- con un sonoro:
trañando la verdadera historia de los –¡ Ja! ¡ Ja!
ancestros del indio, el Faraón Patoru- Tan original saludo se puso de moda
zek I y Patora la Tuerta. Hemos decidi- entonces, y fue el precursor del famoso
do transcribir integralmente este relato Huija, adoptado más tarde por la tribu
para mantener la frescura y el alto vue- de Patoruzú. Días después de este feliz
lo del humor que presenta, posibilitán- encuentro en el establo del buey Apis,
donos, al mismo tiempo, descubrir una Patoruzek, que aún era muy joven y no
nueva faceta (escritor cómico) del pro- sabía bien lo que hacía, se casó con la
pio Quinterno. distinguida princesa de Napata.

La ascendencia de Patoruzú Capítulo II: Los esponsales


Historia de Patoruzek I y Patora La boda de Patoruzek I y Patora la
la Tuerta Tuerta fue una de las más resonantes
de la época. Los diarios tiraron edicio-
Capítulo I: El faraón nes especiales en monolito. En honor
El joven faraón Patoruzek I se sintió de los jóvenes se coronaron con hojas
atraído desde muy niño por la distingui- de laurel los obeliscos y se realizaron
da princesa de Napata, Patora la Tuerta, diversas pruebas atléticas, como la
así denominada por un gracioso tic de suerte del balero y la biyarda, juego es-
su ojo izquierdo. Descendiente en for- te último en que se destacó Patoruzek
ma semiquebrada de Psametic III, fa- en momento oportuno al barajar la bi-
raón de la vigésima sexta dinastía, se yarda, gritando:
distinguió por su valentía y destreza en –¡Cacho 100 y la Troya!
el juego del «ainenti» y del «ta-te-ti». Por la tarde se jugó un internacional
Estos juegos, hoy tan venidos a menos, de fútbol entre un combinado de la Aso-
se practicaban en esos lejanos tiempos ciación egipcia y de la Federación per-
con los bloques de piedra que sirvieron sa. Como era natural, Patoruzek dio el
para construir, años más tarde, las pirá- puntapié inicial y ofició de referee. El
mides de Egipto. Patora la Tuerta se partido terminó 1 a 1, empatando los
enamoró perdidamente de él, una tarde egipcios con un penal. No satisfizo tal
que, hallándose en el establo dando de resultado a Cambises, rey de Persia, el
comer al buey Apis, el joven faraón se que, avisado del score por un chasque,
divertía descarrilando todos los tran- gritó:
vías Lacroze que recientemente se ha- –¡Bombero!– y acto seguido le envió
bían inaugurado. Patora, que sobresalía el ultimátum.
vol. 3, no. 10 87
Fernando García, Hernán Ostuni Rocca
Enterado, Patoruzek pronunció aque- que se transmitió así de generación en
lla célebre frase de: generación.
–¡Alea jacta est!– que traducida quie- Una tarde el primogénito, o sea el
re decir: «¡No me asustan sombras ni príncipe Patoruzek, invitó a hacer un
bultos que se menean!» picnic a varias niñas del lugar. Como
Y se armó la de Troya! el Nilo, a pesar de sus años, estaba po-
co crecido, decidieron tomar el Águi-
Capítulo III: La batalla la de Oro, o sea el colectivo que hacía
El temple guerrero de Patoruzek I y el recorrido entre el Cairo y Addis
sus conocimientos estratégicos del Abeba. El águila, a igual que los co-
ta-te-ti, lo hicieron salir al encuentro lectivos actuales, no tenía frenos, y se
del invasor y ocupar el centro de la can- desbocó. Cuando aterrizaron, se en-
cha. Cambises, en cambio, le hizo el contraron en una comarca desconoci-
gambito de alfil y caballo, lo que debili- da y, al preguntar a los naturales de
tó el ala izquierda de su ejército. Al esa tierra dónde se hallaban, estos le
comprender el peligro y para fortificar- respondieron que habían llegado a la
la, se dedicó a darle una buena dosis de Patagonia, pero que no podían aten-
Wampole, lo que aprovechó Patoruzek derlos, pues aún Colón no había des-
I para correrse por el wing, y, arrollán- cubierto América.
dole el ala derecha, le gritó: El príncipe Patoruzek, como buen
–¡Truco! sportman, se interesó en la caza de ñan-
A lo que Cambises, para engañarlo, duces, y tan entretenido se hallaba arro-
contestó: jándoles las boleadoras, que perdió el
–¡Quiero retruco! colectivo de vuelta.
Patoruzek, en su arrollador impulso, Patoruzek I, al ver regresar al águila
ni alcanzó a dar el “Vale cuatro”, cuan- sin su hijo, exclamó:
do ya el ejército enemigo se había des- –¡Canejo!– lo que prueba que esta
bandado... Fue entonces que, victorioso frase ya se conocía en aquella época. Y
y en el campo de batalla, pronunció dándolo por perdido, mandó esculpir en
aquella otra frase célebre: su recuerdo una estatuilla del águila, en
–¡Consumatum est! oro 24 kilates, que constituyó la reli-
Que quiere decir: quia de la dinastía de los Patoruzek por
–Mozo, traiga otra copa y sírvase de miles de años.
algo el que quiera tomar... En cuanto al príncipe, no añoró su le-
jana patria, atraído por dulces sonidos
Capítulo IV: Llegada tehuelches que aprendió muy pronto a
a la Patagonia traducir. Un buen día Patoruzek I, que
Patoruzek I y Patora la Tuerta, fina- estaba bañándose en el Nilo, recibió un
lizada la guerra, se dedicaron a comer telegrama de su hijo que decía:
perdices, y tuvieron muchos patoru- –Papy, estoy en el séptimo cielo. Si
zequitos. El primogénito heredó las te deja mamy Patora, pegate una vuelti-
cualidades extraordinarias de su pa- ta por aquí y vas a ver lo que es bueno.
dre. Fue su característica familiar el De esta última rama, Patoruzú y Upa
desarrollo de los pulgares de sus pies, son dignísimos brotes.
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