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Adviento y Navidad Ciclo A PDF
Adviento y Navidad Ciclo A PDF
para
ADVIENTO y NAVIDAD
Compilación elaborada por el P. Francisco Mejía Montoya
Director del Departamento de Catequesis
de la Conferencia Episcopal de Colombia
CONTENIDO
EL ADVIENTO
Nos devuelve el horizonte de la esperanza
Ciclo A
La Iglesia del Señor está llamada a dar gloria a su Dios.
Su misión es anunciar con la palabra,
la vida y el culto, la presencia de Dios en la Historia,
manifestar a Cristo glorioso en medio de las realidades del mundo,
celebrando visiblemente su triunfo sobre la muerte.
Ya lo decimos en nuestras celebraciones: Anunciamos tu muerte,
proclamamos tu resurrección, ven Señor Jesús.
Al celebrar el Año Litúrgico, los creyentes recorremos
la Historia de la Salvación en un ciclo de memoriales,
de recuerdos vivos que se insertan en nuestra historia
y actualizan la presencia del Señor.
Celebramos nuestra fe, viviéndola como un ciclo cuyo referente principal
es la Pascua, la gloriosa victoria de Jesús.
Hacia ella nos encaminamos celebrando los distintos ciclos,
y a partir de la Pascua seguimos viviendo la experiencia de la fe
como testimonio de la resurrección de Cristo.
5
1 San Carlos Borromeo. Carta Pastoral Adviento: Acta Ecclesiae Mediolanensis, t. 2, Lyon 1683, 916-917.
8
2. Adviento y Liturgia
La riqueza de la Liturgia se expresa en los signos:
• La Palabra de Dios desplegada en clima de confiada esperanza.
• Las oraciones del Misal llenas de sentido y comunicadoras de la intención de la
Iglesia que quiere marcar el tiempo de la espera.
• Los signos externos, en los que debe ser evidente la austeridad discreta y de
silencio orante, aunque entre nosotros
se evidencia la pérdida de esta
realidad, cuando “atiborramos” con
adornos, casi siempre de culturas
foráneas, nuestras casas y aún
nuestras iglesias.
• La riqueza de la Liturgia de las Horas
con los mejores textos patrísticos y
eclesiásticos.
• La insistencia en la virtud de la Esperanza unida a la Fe y a la Caridad.
• Las expresiones de la Religiosidad y de la Piedad: Pesebre, Corona de Adviento,
Fiesta de la Luz, Inmaculada, Árbol de Navidad.
• La música y el arte que enfatizan la cercanía del misterio del nacimiento de
Jesús.
• La presencia de la Madre de Jesús como modelo de toda esperanza.
• La reiterada alusión a las promesas proféticas que se han de cumplir y que la
liturgia proclama en las antífonas llamadas de la O: Emmanuel, Rex, Radix,
Adonái…
• Los “caminos”,”novenas”, “posadas” que deben orientarlo todo hacia la liturgia
que los valora y estima.
• El acompañamiento de los procesos de evangelización que en este tiempo
evalúan y planean sus acciones pastorales.
9
esperanzas que avanzan (promovidas por cristianos o por quienes no lo son: ¡son
todas presencia del Señor!). Él viene, y su presencia se nota en todo amor que actúa, y
su presencia es llamada a la plenitud que tan sólo Él puede dar.
Para tener en cuenta:
La ambientación de la Iglesia. Que, al entrar, todo el mundo note que
iniciamos un tiempo nuevo. Eso, como dice el refrán, “vale más que mil palabras”. Un
póster grande y visible con una frase alusiva (“¡Ven, Señor Jesús!” u otra semejante),
austeridad en las flores (mejor una ornamentación de sólo plantas) y en las luces, un
gran paño morado (o verde, por la esperanza) colgado del techo, una música que al
entrar invite ya a la oración (el gregoriano es ideal para este tiempo)...
13
1. Vendrá Iremos Reacción
1. Como árbitro de las naciones 1. Vigilantes (Mt 24) y en pleno 1. Vivan seguros los que te aman
(Is 2,1-5) día (Rm.13,11ss) (Sal 121)
2. Como sombra y refugio (Is 2. Confesando nuestra 2. Deseosos de todo bien (Sal
4,2-6) indignidad (Mt 8,5-11) 121)
3. Como Ungido (Is 11; Lc 10) 3. Gozosos (Lc 10) 3. Que florezca la justicia (Sal
4. Como consolador (Lc 21; Mt 4. Llorosos y hambrientos (Is 71)
15) 25; Mt 15) 4. Nada temo, porque vas
5. Como Roca perpetua (Is 26,1- 5. Bien cimentados (Mt 7,21.24- conmigo (Sal 22)
6) 27) 5. Dad gracias al Señor que es
6. Como luz (Is 29; Mt 9) 6. Ciegos (Is 29; Mt 9) bueno (Sak 117)
7. Como la descendencia (Gn 7. Alegres por haber creído (Lc 6. El Señor es mi luz (Sal 26)
3,9-15.20) 1,26ss), por haber sido elegidos 7. Un cántico nuevo (Sal 97)
(Ef. 1,3-6.11-12)
2. Viene Vamos Reacción
1. El Juez Salvador (Is. 11,1-10; 1. Con espíritu de conversión 1. Te doy gracias, porque me
Rm 15,4-9) (Mt 3,1-12) libraste (Sal 71)
2. Viene en persona (Is 35) 2. Vemos cosas admirables (Lc 2. Su justicia nos ha salvado (Sal
3. El consolador (Is 40) 5) 84)
4. El Poderoso (Is 40) 3. Pequeños (Mt 18) 3. Alégrese el cielo, goce la tierra
5. El Redentor (Is 41) 4. Cansados (Mt 11) (Sal 95)
6. El Legislador (Is 48) 5. El mayor y el pequeño (Mt 4. No olvides sus beneficios (Sal
7. Nuevo Elías (= "Mi Dios es el 11) 102)
Señor"; Ecls. 48) 6. No oímos (Mt 11) 5. Te ensalzaré, Dios mío, mi
7. No reconocimos a Elías (Mt Rey (Sal 144)
17) 6. Mi deleite es la Ley del Señor
(Sal 1)
7. Oh Dios, restáuranos (Sal 79)
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Canto
LEVANTATE4
https://open.spotify.com/track/0NOlHtWX7DpdPyfVrSmHSs
Coro
Levántate que está llegando
el Señor viene ya (bis)
Nos traerá su resplandor,
nos traerá la luz, la paz (bis)
En el Señor confiaré
Él nos dará la salvación (bis)
Lo prometió, lo cumplirá
El Dios de amor nos salvará (bis)
3 ALDAZÁBAL, José. Centro de Pastoral Litúrgica. Adviento y Navidad. Sugerencias y Materiales. Dossiers CPL 92. Barcelona:
Levántate y resplandece,
porque viene tu luz
y sobre ti se alza la gloria del Viviente (Is 60).
c. Oración
Invitación: El Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que escucha repite: Ven. Quien tenga
sed, venga. Quien quiera, tome gratuitamente el agua de la vida. Ven, Señor Jesús.
Canto:
VEN, VEN SEÑOR NO TARDES6
https://youtu.be/5iyrNb-KaHA
Ven, ven, Señor, no tardes,
ven, ven, que te esperamos.
Ven, ven, Señor no tardes,
ven pronto, Señor.
Invocaciones:
Uno. Vienes de noche
pero en nuestro corazón es siempre de noche,
por eso ven siempre, Señor.
Vienes en silencio,
pero nosotros nunca sabemos qué decirte,
por eso ven siempre, Señor.
Todos. Ven, ven, Señor, no tardes…
Uno. Vienes en la soledad,
pero nosotros siempre estamos solos,
por eso ven siempre, Señor.
Vienes como hijo de la paz,
pero nosotros no sabemos qué es paz,
por eso ven siempre, Señor.
Todos. Ven, ven, Señor, no tardes…
Uno. Vienes a liberarnos,
y nosotros nos sentimos esclavos,
por eso ven siempre, Señor.
Vienes a consolarnos,
y nosotros estamos siempre tristes,
por eso ven siempre, Señor.
Vienes a buscarnos,
y nosotros siempre estamos perdidos,
por eso ven siempre, Señor.
Canto final:
La tarde ya lo sospecha: está alerta.
El sol le dice a la luna, que no se duerma.
A la ciudad de Belén, vendrá una estrella,
vendrá con todo el que quiera, cruzar fronteras.
21
Primer domingo
Encendemos, Señor, esta luz,
como aquél que enciende su lámpara
para salir, en la noche,
al encuentro del amigo que ya viene.
En esta primera semana del Adviento
queremos levantarnos para esperarte preparados,
para recibirte con alegría.
Muchas sombras nos envuelven.
Muchos halagos nos adormecen.
22
te sembraste en ella
como el grano de trigo se siembra en el surco.
En sus brazos encontraste la cuna más hermosa.
También nosotros queremos prepararnos así:
en la fe, en el amor y en el trabajo de cada día.
¡Ven pronto, Señor. Ven a salvarnos!
La corona en casa
En casa, la corona se pone sobre una mesa, o colgada del techo, o en algún
otro lugar destacado. También se puede poner a los pies de una imagen de la Virgen.
El primer domingo de Adviento es el domingo que cae entre el 27 de
noviembre y el 3 de diciembre (o sea, cuatro domingos antes de la Navidad). Ese día,
antes de comer (o el sábado anterior por la noche, o en cualquier otro momento que
resulte adecuado), se enciende una vela de la corona; el segundo domingo dos; el
tercero tres; y el cuarto, las cuatro.
Este rito se acompaña de una oración, como la que aquí indicamos a
continuación; también se puede cantar un canto y la oración; o la oración, el
padrenuestro y el avemaría. También se puede leer la primera lectura de la misa de
aquel domingo, o el texto de reflexión que ofrecemos también aquí, o las oraciones
propuestas para el encendido en la Iglesia.
Si hay niños en casa, el rito de la corona les puede ayudar a vivir más
cristianamente la preparación de la Navidad. Y si no los hay, también será una buena
ocasión para la oración familiar adulta: o bien los esposos solos, o bien los esposos con
los hijos mayores u otros miembros de la familia.
Oración
Ven, Jesús,
hermano, Señor.
Queremos preparar tu venida.
Queremos recibirte.
Te esperamos,
para que transformes nuestras vidas
y nos des tu luz,
tu paz, tu amor. Amén.
Texto de reflexión
Desde muy antiguo, el profeta Isaías anunciaba:
– Vendrá el Señor,
y juzgará a los pobres con justicia,
y nunca más alzará la espada pueblo contra pueblo,
porque los corazones estarán llenos
del conocimiento del Señor.
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Esta es la historia del amor de Dios. Y nosotros cada año, cada Adviento, la
recordamos y la renovamos.
– Como Isaías, deseamos un mundo nuevo, transformado, lleno de Dios, en el que no
haya mal, ni dolor, ni injusticia, ni pobreza, ni corazones cerrados;
– siguiendo la llamada de Juan Bautista, queremos preparar el camino del Señor:
queremos transformar nuestro corazón y queremos transformar nuestro mundo;
– y como María, con toda la confianza, con todo el amor, con un hondo espíritu de fe y
de oración, esperamos el nacimiento de aquel niño que renovará nuestras vidas;
aquel niño que nace en Belén y que nos llama a compartir un día su vida para
siempre.
25
8 Textos elaborado por el P. Diego Uribe Castrillón, profesor Universidad Pontificia Bolivariana. Medellín.
26
9 Tradición Colombiana, Gozos de la Novena de Navidad. M. María Ignacia Samper. Siglo XIX.
10 Galatas 4,4
11 Misal Romano. Prefacio III de Adviento.
12 Liturgia de las Horas. Himno de la Hora Intermedia en el Tiempo Ordinario.
13 Apocalipsis 22,20.
27
Corona de Adviento
Primer Domingo
E
ncendemos esta luz
como aquel que enciende su lámpara
para salir en la noche
al encuentro del amigo que ya viene.
En esta primera semana del Adviento
queremos levantarnos para esperarte preparados,
para recibirte con alegría.
Muchas sombras nos envuelven,
muchos halagos nos adormecen,
queremos estar despiertos y vigilantes,
porque tú nos traes la luz más clara,
la paz más profunda, la alegría más verdadera.
Oración de los fieles
Presidente: Unidos en la fe y en la esperanza, presentemos nuestras súplicas
confiadas y, unidos a la Iglesia que aguarda y vela confiada, digamos:
R. Te rogamos, óyenos.
1. Te pedimos, Señor de la esperanza, por la Iglesia. Haz que confiada en ti pueda
llevar a todos los pueblos el evangelio de la vida y de la paz.
2. Te pedimos, Señor de la esperanza, por la paz de los pueblos. Haz que quienes
los dirigen sepan ofrecer las condiciones necesarias para la reconciliación en la
justicia y en la verdad.
3. Te pedimos, Señor de la esperanza, por todos los que sufren. Haz que este
tiempo iluminado por el gozo de tu presencia, traiga a todos consuelo, paz y la
verdadera alegría.
4. Te pedimos, Señor de la esperanza, por las necesidades e intenciones de
cuantos estamos en tu casa y de los que nos encomiendan sus necesidades.
Llénanos con tu fuerza y con tu presencia.
Oración conclusiva: Acoge, Dios bueno, la súplica que tu Iglesia eleva hasta ti. Danos
el gozo de vivir este tiempo en la confianza y en la esperanza.
Por Cristo, Nuestro Señor. R. Amén.
28
Esta semana que llega nos traerá el recuerdo de Nuestra Señora de Guadalupe.
El alma cristiana de América se acunó en los brazos de la Virgen Morena que,
amorosamente, piadosamente, visita a sus nuevos hijos para proponer el Evangelio de
la esperanza y de la libertad. Ella en las faldas del Tepeyac puso el sello a la primera
evangelización, diciéndonos como a San Juan Diego: ¿no estoy yo aquí, que soy tu
madre?15
De la mano de María, confiadamente, piadosamente, sigamos esta fiesta de
esperanza y de alegría y celebremos con gozo y con fe en la fiesta de la Reina
Inmaculada nuestra común vocación a la santidad y a la perfección.
Amén.
Oración de los fieles
Presidente: Oremos, hermanos, en esta solemnidad de la Virgen Santísima y
pidámosle a la madre Inmaculada que ruegue por nosotros, diciendo:
R. Que tu Santa Madre, Señor, Interceda por nosotros.
1. Dios siempre fiel, que nos has revelado en el misterio de la encarnación de tu
Hijo el esplendor de tu amor misericordioso, concede a tu Iglesia peregrina la
alegría de imitar a María y vivir para tu gloria.
2. Dios siempre fiel, que has preparado el corazón de María Santísima como Arca
de la Alianza, concede a todos los pueblos de la tierra el don de tu paz.
3. Dios siempre fiel, que nos regalas esta fiesta de esperanza, haz que, por
intercesión de la Madre Inmaculada, las mujeres del mundo asuman con gozo
su misión de ser madres y maestras de esperanza y de vida.
4. Dios siempre fiel, ayúdanos a trabajar con esperanza en favor de los que más
sufren, para que todos alcancemos la alegría de poder servirte con libertad y
alegría.
5. Dios siempre fiel, que nos has dado en María Santísima un ejemplo de
disponibilidad y de generosidad, haz que imitando las virtudes de la Madre
Inmaculada, seamos luz para todos y voz de esperanza para los que necesitan
aliento y fortaleza.
Oración conclusiva: Acoge, Dios fiel, la súplica confiada de tu pueblo y ayúdanos a
servirte como María, la madre inmaculada del nuestro Salvador, por Cristo nuestro
Señor.
15 Nican Mopuha. Relato de las apariciones de la Virgen en Guadalupe, citado en la Liturgia de las Horas.
30
16 “oh raíz sagrada de Jesé que en lo alto, presentas al orbe tu fragante nardo”. Novena de Navidad, Gozos.
31
Nos ayude a descubrir este camino la Madre del Señor. Ella, siempre fiel,
prepare nuestro corazón con su ejemplo y testimonio, Ella nos muestre al Salvador, el
que nos hará vivir la Paz en la esperanza y la alegría en la comunión de la fe.
Amén.
Corona de Adviento
Segundo Domingo
L
os profetas mantenían encendida
la esperanza de Israel.
Nosotros, como un símbolo,
encendemos estas dos velas.
El viejo tronco está rebrotando,
florece el desierto.
La humanidad entera se estremece
porque Dios se ha sembrado en nuestra carne.
Que cada uno de nosotros, Señor,
te abra su vida para que brotes,
para que florezcas, para que nazcas
y mantengas en nuestro corazón encendida la esperanza.
¡Ven pronto, Señor. Ven, Salvador!
Oración de los Fieles
Presidente: Unidos en la esperanza presentemos nuestras súplicas al Señor, diciendo
con fe:
R. Escúchanos, Señor.
1. Te pedimos, Dios de bondad, por la Iglesia extendida por el mundo. Haz que
pueda proclamar con libertad y alegría la llegada del reino de la vida y de la
paz.
2. Te pedimos, Dios de bondad, por cuantos dirigen los destinos de los pueblos.
Que la luz de este tiempo santo de esperanza les muestre el camino para servir
con amor a todos.
3. Te pedimos, Dios de bondad, por cuantos emprenden en estos días caminos de
evangelización. Haz que tus misioneros puedan llevar a todos una palabra de
esperanza y de consuelo.
4. Te pedimos, Dios de bondad, por esta comunidad reunida en tu nombre para
celebrar la fe. Haz que iluminados por la Palabra de Vida, seamos signos de tu
amor y de tu alegría para todos.
Oración conclusiva: Dios de la vida y de la paz, escucha las plegarias de tu pueblo y
concédenos alabarte con una vida santa. Por Cristo, Nuestro Señor. R. Amén.
32
E
n las tinieblas se encendió una luz,
en el desierto clamó una voz.
Se anuncia la buena noticia: el Señor va a llegar.
Preparad sus caminos, porque ya se acerca.
Adornen su alma
como una novia se engalana el día de su boda.
Ya llega el mensajero.
Juan Bautista no es la luz,
sino el que nos anuncia la luz.
Cuando encendemos estas tres velas
cada uno de nosotros quiere ser
antorcha tuya para que brilles,
llama para que calientes.
¡Ven, Señor, a salvarnos,
envuélvenos en tu luz, caliéntanos en tu amor!
19 De la obra Navidad Nuestra. La letra es del poeta Félix Luna y la música la aporta Ariel Ramírez.
20 De las Antífonas de “la O” con las que la Iglesia ha enriquecido las vísperas del 17 al 24 de diciembre.
34
Es el silencioso custodio del Sagrario del Espíritu santo que es María, será el
padre nutricio del que nos dará el pan del cielo, será el custodio celoso del que se hizo
hombre por nosotros. Que San José nos enseñe el silencio contemplativo, el trabajo
sereno y fecundo, la alegría de contemplar al Salvador.
La Navidad está a la puerta, hoy la esperamos con María, la Bendita porque ha
creído, porque esperó y porque pudo ofrecer el fruto bendito de su vientre23 a los que
ayer le aguardaron con amor y a los que en este tiempo lo esperemos “para nuestra
salud y remedio” como hemos empezado a rezar en la preciosa novena de navidad que
hoy rezaremos pidiendo y agradeciendo la bendición de Dios.
Corona de Adviento
Cuarto Domingo
A
l encender estas cuatro velas, en el último domingo,
pensamos en ella, la Virgen,
tu madre y nuestra madre.
nadie te esperó con más ansia,
con más ternura, con más amor.
Nadie te recibió con más alegría.
te sembraste en ella
como el grano de trigo se siembra en el surco.
En sus brazos encontraste la cuna más hermosa.
También nosotros queremos prepararnos así:
en la fe, en el amor y en el trabajo de cada día.
¡Ven pronto, Señor. Ven a salvarnos!
Oración de los fieles
Presidente: Cercanísima la fiesta del nacimiento de Jesús, presentemos a Dios
nuestras súplicas rogando con humilde fe:
R. Oh Señor, escucha y ten piedad.
1. Dios de la vida, te pedimos por tu Iglesia. Concede al papa y a nuestros Obispos
la alegría de seguir anunciando la paz y la esperanza.
2. Dios de la paz, concede a todos los pueblos el regalo de la paz y haz que cuantos
viven en tinieblas y en sombras de muerte encuentren en tu amor consuelo y
gozo para sus vidas.
23 Lucas 1, 42.
37
24 GOMIS, J. Centro de Pastoral Litúrgica. Adviento y Navidad. Sugerencias y Materiales. Dossiers CPL 92. Barcelona: España.
2001.
39
VAMOS A PREPARAR 25
https://youtu.be/l5NzBkYW3KI
Vamos a preparar el camino del Señor,
vamos a construir la ciudad de nuestro Dios.
Vendrá el Señor con la aurora,
él brillará en la mañana, pregonará la verdad,
vendrá el Señor con su fuerza,
él romperá las cadenas, él nos dará la libertad.
El estará a nuestro lado, él guiará nuestros pasos,
él nos dará la salvación.
Nos limpiará del pecado, ya no seremos esclavos,
él nos dará la libertad.
Visitará nuestras casas, nos llenará de esperanza,
él nos dará la salvación.
Compartirá nuestros cantos, todos seremos hermanos,
él nos dará la libertad.
Caminará con nosotros nunca estaremos ya solos,
él nos dará la salvación.
Él cumplirá la promesa y llevará nuestras penas
Él nos dará la libertad.
4. Diálogo introductorio (leído, pausadamente, por dos asistentes; bueno será
adaptarlo a cada lugar):
– El tiempo de Adviento ha sido un constante y repetido anuncio: El Señor vendrá.
Pero, ¿nos abrimos nosotros a esta venida del Señor?
– La alegre celebración de la Navidad será un estallido de aquella afirmación tantas
veces repetida: “El Señor está con nosotros”. Pero, ¿nosotros estamos con el Señor?
– Jesús vino para anunciarnos la Buena Noticia: “El Reino de Dios está entre ustedes”.
Pero nosotros, ¿vivimos del Reino de Dios, lo anhelamos, trabajamos por su venida,
caminamos hacia él?
– El Reino de Dios es toda verdad, toda justicia, todo amor, toda belleza, toda bondad
que hay o podría haber entre nosotros. Nosotros, ¿nos damos cuenta de que
celebrar la venida del Señor significa descubrir más el Reino que ya tenemos ahora,
significa anhelar y luchar para que venga más a nosotros y a todos los hombres?
– Pero también nos hemos reunido para orar confiadamente al Padre, repitiendo una
vez más aquellas palabras del Padrenuestro: “Venga a nosotros tu Reino”. Por eso y
en primer lugar, escucharemos su Palabra para que reafirme nuestra esperanza.
Muy de verdad, muy hondamente.
5. Oración
Oremos unidos.
Padre santo: Nos queremos preparar para celebrar de nuevo la constante venida de tu
Hijo Jesucristo a nuestra vida. Queremos abrirnos más a tu Reino, anhelarlo más,
empeñarnos más para que venga a nosotros. Pero sabemos y reconocemos que hay en
todos nosotros demasiados obstáculos, mucho miedo y egoísmo; reconocemos que
necesitamos que nos fecunde tu verdad, tu esperanza, tu amor. Por eso te pedimos
que nos ayudes a renovarnos: que venga a nosotros tu Reino. Te lo pedimos muy
confiadamente por Jesucristo, nuestro Señor.
6. Primera lectura: Isaías 11,1-10
7. Salmo 22
R. El Señor es mi pastor
El Señor es mi Pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas. R.
Me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan. R.
Preparas una mesa ante mí,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa. R.
Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término. R.
8. Evangelio: Marcos 4,26-32
En aquel tiempo decía Jesús a la gente: «El reino de Dios se parece a un hombre que
echa semilla en la tierra. Él duerme de noche y se levanta de mañana; la semilla
germina y va creciendo, sin que él sepa cómo. La tierra va produciendo fruto sola:
primero los tallos, luego la espiga, después el grano. Cuando el grano está a punto, se
mete la hoz, porque ha llegado la siega». Dijo también: «¿Con qué podemos comparar
el reino de Dios? ¿Qué parábola usaremos? Con un grano de mostaza: al sembrarlo en
la tierra es la semilla más pequeña, pero después de sembrada crece, se hace más alta
que las demás hortalizas y echa ramas tan grandes que los pájaros del cielo pueden
anidar a su sombra». Palabra del Señor.
en nuestra vida, lo valoramos? ¿lo deseamos, lo pedimos? ¿nos abrimos a él, luchamos
por superar todo mal que en nosotros y en nuestra sociedad se le opone? De nada
serviría celebrar la venida de Jesucristo, si nos olvidamos de que él viene a anunciar y
trabajar por el Reino de amor, bondad y vida.
Lo que sucede es que quizá no creemos bastante en el Reino como don de
Dios. Como gracia renovadora y fortalecedora en nosotros. El Reino es más que lo que
nosotros hacemos (o quisiéramos hacer). Creer en el Reino significa abrirnos al don
siempre constante de Dios que viene, que se nos da, que está en nosotros. Que nos
fecunda y transforma. Por ello Jesucristo habla del Reino como de una semilla que
germina y va creciendo sin que sepa nadie cómo.
Si ahora deseamos reconocer unos ante otros, y todos ante Dios, nuestro
pecado que nos aleja del Reino, es necesario que reconozcamos que en nosotros está
también la gracia, el don de Dios: su Reino, semilla que germina y crece.
10. Silencio. Sin prisas. Mejor con música de fondo. Y, quizá, con la Iglesia en cierta
penumbra.
11. Confesión general
Confesemos ahora, juntos, que por nuestra falta de fe, de esperanza y de amor,
vivimos poco del Reino de Jesucristo. Y pidamos perdón diciendo:
R. Ven, Señor Jesús
– Porque creemos poco en la fecundidad de tu Palabra; porque no nos dejamos guiar
por tu Evangelio; porque no buscamos siempre la verdad, ni la defendemos
bastante, porque no la comunicamos; por nuestras mentiras y trampas...
humildemente te pedimos todos juntos: Ven, Señor Jesús.
– Porque tenemos una esperanza muy débil; porque no valoramos gozosamente todo
lo que de bueno nos das y no sabemos darte gracias por ello; porque nos
resignamos fácilmente a aquello que hay de mal en el mundo; porque no luchamos
para que aumente la justicia y la libertad; por nuestro miedo y nuestra pereza...
humildemente te pedimos todos juntos: Ven, Señor Jesús.
– Porque nos cuesta dejarnos transformar por tu amor; porque lo empequeñecemos
y lo traicionamos; porque hay en nosotros dureza, egoísmo, indiferencia; porque
utilizamos a los demás para descargar nuestro malhumor; porque no buscamos
sinceramente en tu Palabra y en tu Eucaristía la luz y la fuerza que necesitamos
para amar más y mejor... humildemente te pedimos todos juntos: Ven, Señor Jesús.
12. Padrenuestro
Hermanas y hermanos: como Cristo nos enseñó, pidamos al Padre que venga a
nosotros su Reino de verdad, de amor y de esperanza. Digamos (cantemos):
43
Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.
13. Oración presidencial
Dios todopoderoso en tu amor y eterno en tu perdón: en vísperas de la celebración del
Nacimiento de tu Hijo y hermano nuestro Jesús, te pedimos que, con la misma
generosidad sin límite con que enviaste al Señor Jesús a compartir su vida con
nosotros hasta entregarla hasta la muerte, renueves nuestro camino. Que en la noche,
surja la luz. Que la tibieza se convierta en decisión. Perdona nuestro pecado, nuestra
mediocridad, nuestras ambigüedades. Para poder acoger la venida del Niño que es
salvador, guía, fuerza renovadora.
Y así, juntos, con todos los cristianos del mundo y con todas las mujeres y los hombres
de buena voluntad, disponernos mucho más a trabajar por tu Reino aquí y ahora. Con
la esperanza de llegar a la inmensa alegría de la plenitud de tu Reino, después, en la
fiesta del cielo.
Te lo pedimos con sencillez, pero con toda confianza, por y con Jesucristo, nuestro
Señor. Amén.
9. Oración Universal26
Hasta el 16 de diciembre
LUNES
Presidente: Mientras esperamos la venida definitiva del Señor, cuando acogerá en su
Reino a toda la humanidad redimida, oremos para que su amor, su paz, su luz,
transformen ya ahora nuestras vidas y las de todos nuestros hermanos. Oremos
diciendo:
R. Ven, Señor Jesús.
1. Para que llegue un día en que todos los hombres y mujeres de toda la tierra, puedan
vivir en paz, con esperanza, confiados ante el futuro. Oremos.
2. Para que la luz y la fuerza del Evangelio haga desaparecer el egoísmo, la dureza de
corazón, la mentira. Oremos.
3. Para que los gobernantes, los políticos, los que tienen el poder económico o militar,
trabajen sinceramente por el bienestar de todos, y especialmente de los más pobres
y débiles. Oremos.
4. Para que el pueblo de Israel, que recibió desde muy antiguo la llamada del Señor, se
esfuerce en buscar la paz y muestre ante el mundo el rostro amoroso de Dios.
Oremos.
5. Para que la Iglesia entera, y cada uno de nosotros, vivamos con alegría nuestra fe y
la vida nueva que hemos recibido. Oremos.
Oración conclusiva: Señor Jesús, escucha nuestra oración. Ven y renuévanos, a
nosotros, a toda la Iglesia, y a la humanidad entera. Tú que vives y reinas por los siglos
de los siglos. R. Amén.
MARTES
Presidente: En este tiempo de preparación de la venida del Señor, oremos para que el
amor de Dios se derrame en nuestro mundo. Oremos diciendo:
R. Padre, escúchanos.
1. Por la Iglesia y por cada uno de los cristianos. Que seamos siempre portadores de
esperanza, de amor, de misericordia. Oremos.
2. Por todos los pueblos de la tierra. Que ningún pueblo alce ya más la espada contra
otro, y se terminen las guerras y las violencias. Oremos.
3. Por los que son víctimas de la violencia y de cualquier opresión. Que encuentren el
apoyo que merecen, para poder liberarse de esa injusticia. Oremos.
4. Por los niños. Que con nuestro ejemplo y nuestra palabra sepamos educarlos en la
generosidad, la sencillez, y el amor a Jesús. Oremos.
26 LLIGADAS SORRIBAS, Josep. Centro de Pastoral Litúrgica. Adviento y Navidad. Sugerencias y Materiales. Dossiers CPL 92.
5. Para que todos nosotros tengamos viva conciencia de nuestra debilidad, y sintamos
la necesidad de que el Señor venga a salvarnos del pecado. Oremos.
Oración conclusiva: Escucha, Padre, nuestra oración. Transforma nuestros corazones
para que preparemos la venida de tu Hijo. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.
VIERNES
Presidente: A Jesús, que vino por primera vez en Belén, hecho hombre como
nosotros, y que vendrá de manera definitiva en la plenitud de los tiempos para
cumplir todas las esperanzas, pidámosle que venga ahora entre nosotros a
transformar nuestras vidas y la vida de la humanidad entera. Oremos diciendo:
R. Ven, Señor Jesús.
1. Por la Iglesia, por cada uno de los cristianos. Que demos ejemplo de comprensión y
acogida hacia los inmigrantes que vienen a nuestro país buscando una vida digna.
Oremos.
2. Por los que no comparten la fe de Jesucristo pero tienen el corazón abierto al amor
y al servicio a los demás. Que Dios venga a sus vidas, y puedan encontrar un día la
alegría y la luz del Evangelio. Oremos.
3. Por los que viven en los países ricos. Para que estén dispuestos a solidarizarse con
los países pobres. Oremos.
4. Por los más necesitados, por los que no tienen trabajo, por los enfermos. Que a
nadie le falte el apoyo y la ayuda necesaria. Oremos.
5. Por nosotros, que celebramos la Eucaristía en este tiempo de espera de la venida
del Señor. Que renovemos nuestra fe en la vida definitiva que Dios nos ofrece más
allá de este mundo. Oremos.
Oración conclusiva: Escucha, Señor, nuestra oración, y haz que sepamos descubrirte
y esperarte en todos los acontecimientos de la vida. Tú que vives y reinas por los
siglos de los siglos. R. Amén.
SÁBADO
Presidente: En este tiempo de Adviento experimentamos de un modo especial el
amor y la ternura de Dios para con nosotros. Él nos ama y nos envía a su Hijo, para
que nos acompañe en nuestro camino y nos dé fuerza y esperanza. Por eso podemos
acercarnos a él y presentarle nuestras peticiones. Así pues, oremos diciendo:
R. Padre, escúchanos.
1. Por nuestra parroquia, y por todos los que en ella dedican tiempo y esfuerzo al
servicio de la comunidad cristiana. Oremos
2. Por los distintos movimientos cristianos, de jóvenes y de adultos. Oremos.
3. Por los que se preparan para el sacerdocio y para la vida religiosa, y por sus
48
DÍA 17
Presidente: Cuando están ya muy cerca las fiestas de Navidad, oremos con fe para
que la venida del Señor renueve a la Iglesia y a toda la humanidad. Oremos diciendo:
R. Ven, Señor Jesús.
1. Por la Iglesia, por todos los cristianos. Que seamos siempre portadores de amor y
de esperanza. Oremos.
2. Por el pueblo de Israel, el pueblo del que nació Jesús. Que quiera caminar siempre a
la luz del Dios salvador y misericordioso. Oremos.
3. Por los gobernantes de nuestro mundo. Que tengan como objetivo hacer posible
una justa distribución de la riqueza. Oremos.
4. Por los que trabajan en entidades y asociaciones al servicio de la justicia, la paz y la
igualdad. Que Dios les bendiga, y encuentren el apoyo que necesitan a su labor.
Oremos.
5. Por nosotros. Que vivamos con mucha fe las fiestas de Navidad. Oremos.
Oración conclusiva: Señor Jesús, ven entre nosotros, y renuévanos con tu luz. Tú, el
Hijo de Dios, nuestro hermano, que vives y reinas por los siglos de los siglos. R. Amén.
DÍA 18
Presidente: Con mucha fe y mucha esperanza, oremos diciendo:
R. Ven, Señor Jesús
1. Para que, como san José, todos los cristianos estemos abiertos a escuchar las
llamadas que Dios nos dirige. Oremos.
2. Para que los que se preparan para el sacerdocio o la vida religiosa vivan muy
unidos a Jesús para poder dar testimonio de él en nuestro mundo. Oremos.
3. Para que, en nuestro país y en todos los países, reinen la justicia y el derecho.
Oremos.
4. Para que las familias que sufren divisiones y rupturas, se esfuercen con buena
voluntad para superar los rencores y los agravios mutuos. Oremos.
5. Para que los que hoy nos hemos reunido en esta Eucaristía, nos preparemos de
todo corazón para las fiestas que se acercan. Oremos.
Oración conclusiva: Señor Jesús, Dios con nosotros, que vienes a salvar a tu pueblo
de los pecados, escúchanos y danos tu amor y tu gracia. Tú que vives y reinas por los
siglos de los siglos. R. Amén.
50
DÍA 19
Presidente: Llenos de alegría porque el Señor está cerca, oremos diciendo:
R. Ven, Señor Jesús.
1. Para que la Iglesia, como Juan Bautista, anuncie la salvación de Dios y dé testimonio
de fe y de esperanza en el Señor que viene a nuestras vidas. Oremos.
2. Para que no falten en nuestro mundo profetas capaces de hacer que crezcan en
todos los corazones sentimientos de generosidad, de justicia y de fraternidad.
Oremos.
3. Para que los pobres sean protegidos y salvados de su dolor, y toda persona tenga lo
necesario para vivir. Oremos.
4. Para que los matrimonios que no pueden tener hijos vivan con paz y confianza.
Oremos.
5. Para que nuestra comunidad llegue a ser un pueblo bien dispuesto para recibir al
Señor. Oremos.
Oración conclusiva: Ven, Señor Jesús. Ven en medio de nosotros y da tu consuelo a
los afligidos, tu fortaleza a los que te queremos seguir, tu luz a los que no te conocen, y
un corazón nuevo a los que viven encerrados en el egoísmo. Tú, nuestro hermano y
nuestro Señor, que vives y reinas por los siglos de los siglos. R. Amén.
DÍA 20
Presidente: A Jesús, el Emmanuel, el Dios con nosotros, el hijo de María, orémosle
diciendo:
R. Ven, Señor Jesús.
1. Por la Iglesia, por cada uno de los cristianos. Para que seamos portadores de paz en
los conflictos, y nos esforcemos en la búsqueda de soluciones cuando se planteen
tensiones y problemas. Oremos.
2. Por todos los pueblos de la tierra. Para que las fiestas de Navidad hagan crecer la
justicia, la libertad, la paz. Oremos.
3. Por las madres y los padres que esperan el nacimiento de un hijo. Para que lo
puedan vivir con mucha felicidad, y el niño crezca sano de cuerpo y de espíritu.
Oremos.
4. Por los pobres y por todos los que vivirán estas fiestas en el dolor y la tristeza. Para
que reconozcamos en ellos la presencia del Dios hecho hombre, y les demos toda
nuestra ayuda. Oremos.
5. Por nosotros. Para que vivamos estos días de espera del nacimiento de Jesús con un
gran espíritu de fe y de oración. Oremos.
Oración conclusiva: Señor Jesús: A nosotros, que por el anuncio del ángel hemos
conocido tu encarnación, condúcenos, por tu pasión y tu cruz, a la gloria de la
51
resurrección. Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos. R. Amén.
DÍA 21
Presidente: El Señor está cerca. Con fe, con esperanza, orémosle diciendo:
R. Ven, Señor Jesús.
1. Por los obispos, por los sacerdotes, por los diáconos. Que, como María, que trajo la
alegría a la casa de Isabel, sean fuente de alegría para todo el pueblo cristiano.
Oremos.
2. Por los que dudan y los que desfallecen en la fe. Que estas fiestas de Navidad les
ayuden a encontrar al Dios que se ha hecho nuestro hermano. Oremos.
3. Por los que trabajan en los servicios sociales y la atención a los pobres, tanto en
instituciones civiles como en instituciones de Iglesia. Que Dios les dé la fortaleza y
el amor que necesitan para llevar a cabo su labor. Oremos.
4. Por los que sufren hambre y miseria, en nuestro país. Que reciban la ayuda y la
solidaridad que necesitan, por parte nuestra y de todas las personas de buena
voluntad. Oremos.
5. Por los que nos hemos reunido a celebrar la Eucaristía, en estos últimos días del
tiempo de Adviento. Que estemos siempre bien dispuestos para recibir al Señor que
viene a nuestras vidas. Oremos.
Oración conclusiva: Escúchanos, Señor, y ven a salvarnos. Tú que vives y reinas por
los siglos de los siglos. R. Amén.
DÍA 22
Presidente: Unidos con María, que canta la alegría de la salvación, y dispuestos, como
ella, a llevar a Jesús a nuestros hermanos, oremos diciendo:
R. Ven, Señor Jesús.
1. Por la Iglesia. Que esté siempre a favor de los pobres y los débiles, y se oponga a los
opresores. Oremos.
2. Por los creyentes de las religiones no cristianas: judíos, musulmanes, budistas,
hinduistas. Que Dios les ilumine en la búsqueda del bien y del amor. Oremos.
3. Por todos los que, en cualquier lugar del mundo, trabajan al servicio de la justicia y
la igualdad entre los hombres. Que sus esfuerzos sean eficaces, y den fruto para el
bien de todos. Oremos.
4. Por los maestros y los educadores. Que con su labor ayuden a construir un mundo
de hombres y mujeres libres, conscientes y generosos. Oremos.
5. Por nosotros. Que sepamos reconocer agradecidos las maravillas que el Señor obra
en nuestras vidas. Oremos.
Oración conclusiva: Ven, Señor Jesús, y danos tu amor inagotable. Tú, el Hijo de Dios,
nuestro hermano, que vives y reinas por los siglos de los siglos. R. Amén.
52
DÍA 23
Presidente: A las puertas ya de la Navidad, cuando está a punto de nacer entre
nosotros aquel que nos muestra la bondad de Dios y su amor a todos los hombres y
mujeres del mundo entero, orémosle diciendo:
R. Ven, Señor Jesús.
1. Para que pronto llegue la unidad de todos los cristianos bajo la guía del único
pastor, Jesús, el Hijo de Dios. Oremos.
2. Para que en el corazón de todas las personas crezcan sentimientos de amor, de
generosidad, de perdón. Oremos.
3. Para que todos los niños y niñas tengan casa, escuela, y una familia que les quiera.
Oremos.
4. Para que aquellos que viven pensando sólo en sí mismos, se conviertan y aprendan
a amar. Oremos.
5. Para que todos nosotros nos preparemos para la celebración de la Navidad
mediante la oración y el amor sincero. Oremos.
Oración conclusiva: Señor Jesús, ayúdanos a vivir estos días con los ojos muy
abiertos a nuestro alrededor, sin escondernos de los problemas, y con ganas de poner
en ellos todo el amor de que seamos capaces. Te lo pedimos a ti, hombre como
nosotros, que vives y reinas por los siglos de los siglos. R. Amén.
DÍA 24
Presidente: Ya se cumple el tiempo en el que Dios envió a su Hijo a la tierra. Con fe, le
decimos:
R. Ven, Señor Jesús.
1. Por todos los pueblos de la tierra. Que la luz del Evangelio siembre en ellos semillas
de esperanza, de fe y de amor. Oremos.
2. Por los países que sufren la tragedia de la guerra. Que la venida del Príncipe de la
paz transforme los corazones y sea posible alcanzar soluciones de justicia y de
concordia. OREMOS:
3. Por los pobres y por todos los que vivirán estas fiestas en el dolor y la tristeza. Que
reconozcamos en ellos la presencia del Dios hecho hombre, y les demos toda
nuestra ayuda. OREMOS:
4. Por la Iglesia. Que sea siempre testimonio transparente del amor y la bondad de
Dios que hemos conocido en Jesús, el Niño de Belén. OREMOS:
5. Y por todos nosotros. Que la alegría de la Navidad transforme nuestros corazones.
Que, como María, la Madre de Dios, vivamos estas fiestas poniendo a nuestro
alrededor todo el amor de que seamos capaces. OREMOS:
Oración conclusiva: Ven, Señor Jesús, y no tardes, para que tu venida consuele y
fortalezca a los que esperan todo de tu amor. Tú, la Palabra hecha carne, el Hijo de
Dios, nuestro hermano, que vives y reinas por los siglos de los siglos. R. Amén.
53
11. Lucernario27
En honor de la Inmaculada Concepción de María
7 de diciembre
Se disponen en el presbiterio, cerca al altar la Imagen de la Virgen Santísima con dos o más candeleros, El celebrante,
revestido de alba y estola y también pluvial blanco o azul (allí donde esté concedido), venera el altar y va a la sede
desde donde dice:
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
R. Amén.
El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.
Amados hermanos en la fe:
Hemos venido a honrar al Señor de la gloria, luz de luz, y a recordar la bondad de Dios
en este signo humilde de las luces que se encienden en la vigilia de la Solemnidad de la
Inmaculada.
En Éfeso, la ciudad a la que San Pablo dirigió su carta y la que fue protagonista
de tantos sucesos en el Nuevo Testamento, durante el año 431 se celebraba el Concilio
Ecuménico en el que, entre importantísimas definiciones, se proclamó la Maternidad
Divina de María, esto es, que la Santísima Virgen María es madre de Dios, y que al dar
a luz al Salvador, Dios y hombre verdadero, debe ser honrada con especial afecto por
la Iglesia con éste título único y glorioso.
Los habitantes de Éfeso, para animar a los Obispos del Concilio y para hacer
sentir su voz, la que asegura la vinculación del Pueblo de Dios a las definiciones de los
dogmas de la Iglesia, encendieron en sus casas luces con las que indicaban su adhesión
a la verdad revelada en la que se apoya la afirmación de María como Madre de Dios.
Llena la ciudad de las luces de los fieles, resonó luego la definición dogmática
con la que se proclamaba la Maternidad Divina.
El Papa Pío Noveno, quiso retomar este signo la víspera de la definición del
Dogma de la Inmaculada Concepción el 8 de diciembre de 1854.
27 Texto elaborado por el P. Diego Albero Uribe Castrillón, profesor Universidad Pontificia Bolivariana. Medellín.
54
D
ios y Padre nuestro,
que, por la maternidad de la Virgen María,
quisiste revelar al mundo el esplendor de tu gloria,
concédenos poder celebrar con fe íntegra
y generosa entrega el admirable misterio
de la Encarnación de tu Hijo.
Que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios, por los siglos de los siglos.
R. Amén.
Lectura de la Palabra de Dios
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8, 28-30
Hermanos: Sabemos, además, que Dios dispone todas las cosas para el bien de los que
lo aman, de aquellos que él llamó según su designio. En efecto, a los que Dios conoció
de antemano, los predestinó a reproducir la imagen de su Hijo, para que él fuera el
Primogénito entre muchos hermanos; y a los que predestinó, también los llamó; y a
los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó.
Palabra de Dios.
María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de
Zacarías y saludó a Isabel. Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría
en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó:«¡ Bendita eres entre todas las
mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que venga a visitarme
la madre de mi Señor? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. Dichosa
tu que has creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor.»
María dijo entonces: «Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece
de gozo en Dios, mi Salvador.» Palabra del Señor.
O bien,
San Cirilo de Alejandría29 le dice:
«Te saludamos, María, Madre de Dios, tesoro digno de ser venerado por todo el orbe,
lámpara inextinguible, corona de la virginidad, trono de la recta doctrina, templo
indestructible, lugar propio de aquel que no puede ser contenido en lugar alguno,
madre y virgen, por quien es llamado bendito, en los santos evangelios, el que viene en
nombre del Señor.
Te saludamos, a ti, que encerraste en tu seno virginal a aquel que es inmenso e
inabarcable; a ti, por quien la santa Trinidad es adorada y glorificada; por quien la
cruz preciosa es celebrada y adorada en todo el orbe; por quien exulta el cielo; por
quien se alegran los ángeles y arcángeles; por quien son puestos en fuga los demonios;
por quien el diablo tentador cayó del cielo; por quien la criatura, caída en el pecado, es
elevada al cielo; por quien toda la creación, sujeta a la insensatez de la idolatría, llega
al conocimiento de la verdad; por quien los creyentes obtienen la gracia del bautismo
y el aceite de la alegría; por quien han sido fundamentadas las Iglesias en todo el orbe
de la tierra; por quien todos los hombres son llamados a la conversión».
O bien,
Santa Laura Montoya30, en sus obsequios a María Inmaculada, dice:
«Gloria a Vos tan bella!
Amada Madre, poderosa Reina,
sonrisa de la vida humana!
Amanecer del claro día de la fe!
Flor del campo, Rosa de Jericó,
caricia de los cielos, hechizo de corazones,
oriente de nuestra esperanza,
consuelo en las tristezas de este mundo,
Maná del alma sedienta de ternura,
Medicina del enfermo corazón…
Perfumado huerto que nos produjo a Jesús,
Puerto de los náufragos del pecado,
retoño de Adán que encierra el Cielo,
Cielo del mismo Cielo…»
58
Señal de la Cruz.
Acto de Contrición
Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador y Redentor mío, por ser vos
quien sois, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos
ofendido. Propongo enmendarme y confesarme a su tiempo y ofrezco cuanto hiciere
en satisfacción de mis pecados, y confío en vuestra bondad y misericordia infinita, que
me perdonéis y me des gracia para nunca mas pecar. Así lo espero por intercesión de
mi Madre, nuestra Señora la Virgen de Guadalupe. Amén.
Hágase la petición...
Récese cuatro Salves en memoria de las cuatro apariciones y luego se reza la oración
de cada día.
Primer Día
Oh Santísima Señora de Guadalupe! Esa corona con que ciñes tus sagradas cienes
publica que eres Reina del Universo. Lo eres, Señora, pues como Hija, como Madre y
como Esposa del altísimo tienes absoluto poder y justísimo derecho sobre todas las
criaturas. Siendo esto así, yo también soy tuyo; también pertenezco a tí por mil títulos;
pero no me contento con ser tuyo por tan alta jurisdicción que tienes sobre todos;
quiero ser tuyo por otro título mas, esto es, por elección de mi voluntad. Ved que, aquí
postrado delante del trono de tu Majestad, te elijo por mi Reina y mi Señora, y con este
motivo quiero doblar el señorío y dominio que tienes sobre mí; quiero depender de tí
y quiero que los designios que tiene de mí la Providencia divina, pasen por tus
manos. Dispón de mí como te agrade; los sucesos y lances de mi vida quiero que todos
corran por tu cuenta. Confío de tu benignidad, que todos se enderezarán al bien de mi
alma y honra y gloria de aquel Señor que tanto se complace en todo el mundo. Amén.
Un Padrenuestro, un Ave María y un Gloria.
59
Segundo Día
Oh Santísima Virgen de Guadalupe! Que bien se conoce que eres Abogada nuestra en
el tribunal de Dios, pues esas hermosísimas manos que jamás dejan de beneficiarnos
las juntas ante el pecho en ademán de quien suplica y ruega, dándonos con esto a ver
que desde el trono de gloria como Reina de Ángeles y hombres haces también oficio
de abogada, rogando y procurando a favor nuestro. Con qué afectos de
reconocimiento y gratitud podré pagar tanta fineza? Siendo que no hay en todo mi
corazón suficiente caudal para pagarlo. A tí recurro para que me enriquezcas con los
dones preciosos de una caridad ardiente y fervorosa, de una humildad profunda y de
una obediencia pronta al Señor. Esfuerza tus súplicas, multiplica tus ruegos, y no ceses
de pedir al Todopoderoso me haga suyo y me conceda ir a darte las gracias por el feliz
éxito de tu intermediación en la gloria. Amén.
Un Padrenuestro, un Ave María y un Gloria.
Tercer Día
Oh Santísima Virgen María de Guadalupe! Qué puedo creer al verte cercada de los
rayos del sol, sino que estás íntimamente unida al Sol de la Divinidad, que no hay en tu
casa ninguna cosa que no sea luz, que no sea gracia y que no sea santidad! Qué puedo
creer sino que estás anegada en el piélago de las divinas perfecciones y atributos, y
que Dios te tiene siempre en su corazón! Sea para bien, Señora, tan alta felicidad. Yo,
entre tanto, arrebatado del gozo que ello me causa, me presento delante del trono de
tu soberanía, suplicándote te dignes enviar uno de tus ardientes rayos hacia mi
corazón: ilumina con su luz mi entendimiento; enciende con su luz mi voluntad; haz
que acabe yo de persuadirme de que vivo engañado todo el tiempo que no empleo en
amarte a Tí y en amar a mi Dios: haz que acabe de persuadirme de que me engaño
miserablemente cuando amo alguna cosa que no sea mi Dios y cuando no te amo a Tí
por Dios. Amén.
Un Padrenuestro, un Ave María y un Gloria.
Cuarto Día
Oh Santísima María de Guadalupe! Si un ángel del cielo tiene por honra tan grande
suya estar a tus pies y que en prueba de su gozo abre los brazos y extiende las alas
para formar con ellas repisa a tu Majestad, qué deberé yo hacer para manifestar mi
veneración a tu persona, no ya la cabeza, ni los brazos, sino mi corazón y mi alma para
que santificándola con tus divinas plantas se haga trono digno de tu
soberanía? Dígnate, Señora, de admitir este obsequio; no lo desprecies por indigno a
tu soberanía, pues el mérito que le falta por mi miseria y pobreza lo recompenso con
la buena voluntad y deseo. Entra a registrar mi corazón y verás que no lo mueven
otras alas sino las del deseo de ser tuyo y el temor de ofender a tu Hijo divinísimo.
Forma trono de mi corazón, y ya no se envilecerá dándole entrada a la culpa y
haciéndose esclavo del demonio. Haz que no vivan en el sino Jesús y María. Amén.
Un Padrenuestro, un Ave María y un Gloria.
60
Quinto Día
Oh Santísima Virgen María de Guadalupe! Qué otro vestido le correspondía a quien es
un cielo por su hermosura, sino uno todo lleno de estrellas? Con qué podía adornarse
una belleza toda celestial, sino con los brillos de unas virtudes tan lucidas y tan
resplandecientes como las tuyas? Bendita mil veces la mano de aquel Dios que supo
unir en ti hermosura tan peregrina con pureza tan realzada, y gala tan brillante y rica
con humildad tan apacible. Yo quedo, Señora, absorto de hermosura tan amable, y
quisiera que mis ojos se fijaran siempre en Tí para que mi corazón no se dejara
arrastrar en otro afecto que no sea el amor tuyo. No podré lograr este deseo si esos
resplandecientes astros con que estás adornada no infunden una ardiente y fervorosa
caridad, para que ame de todo corazón y con todas mis fuerzas a mi Dios, y después de
mi Dios a Tí, como objeto digno de que lo amemos todos. Amén.
Un Padrenuestro, un Ave María y un Gloria.
Sexto Día
Oh Santísima Virgen María de Guadalupe! Que bien dice a tu soberanía ese tapete que
la luna forma a tus sagradas plantas! Hollaste con invicta planta las vanidades del
mundo, y quedando superior a todo lo creado jamás padeciste el menguante de la mas
ligera imperfección: antes de tu primer instante estuviste llena de gracia. Miserable de
mí, Señora, que no sabiéndome mantener en los propósitos que hago, no tengo
estabilidad en la virtud y solo soy constante en mis viciosas costumbres. Duélete de
mí, Madre amorosa y tierna; ya que soy como la luna en mi inconstancia, sea como la
luna que está a tus pies, esto es, firme siempre en tu devoción y amor, para no padecer
los menguantes de la culpa. Haz que esté yo siempre a tus plantas por el amor y la
devoción, y ya no temeré los menguantes del pecado sino que procuraré darme de
lleno a mis obligaciones, detestando de corazón todo lo que es ofensa de mi Dios.
Amén.
Un Padrenuestro, un Ave María y un Gloria.
Séptimo Día
Oh Santísima Virgen María de Guadalupe! Nada, nada veo en este hermosísimo retrato
que no me lleve a conocer las altas perfecciones de que dotó el Señor a tu alma
inocentísima. Ese lienzo grosero y despreciable; ese pobre pero feliz ayate en que se
ve estampada tu singular belleza, dan claro a conocer la profundísima humildad que le
sirvió de cabeza y fundamento a tu asombrosa santidad. No te desdeñaste de tomar la
pobre tilma de Juan Diego, para que en ella estampase tu rostro, que es encanto de los
ángeles, maravilla de los hombres y admiración de todo el universo. Pues, cómo no he
de esperar yo de tu benignidad , que la miseria y pobreza de mi alma no sean
embarazo para que estampes en ella tu imagen graciosísima? Yo te ofrezco las telas de
mi corazón. Tómalo, Señora, en tus manos y no lo dejéis jamás, pues mi deseo es que
no se emplee en otra cosa que en amarte y amar a Dios. Amén.
Un Padrenuestro, un Ave María y un Gloria.
61
Octavo Día
Oh Santísima Virgen de Guadalupe! Qué misteriosa y que acertada estuvo la mano del
Artífice Supremo, bordando tu vestido con esa orla de oro finísimo que le sirve de
guarnición. Aludió sin duda a aquél finísimo oro de la caridad y amor de Dios con que
fueron enriquecidas tus acciones. Y quién duda, Señora, que esa tu encendida caridad
y amor de Dios estuvo siempre acompañada del amor al prójimo y que no, por verte
triunfante en la patria celestial, te has olvidado de nosotros? Abre el seno de tus
piedades a quien es tan miserable; dale la mano a quien caído te invoca para
levantarse; traete la gloria de haber encontrado en mí una miseria proporcionada,
mas que todas, a tu compasión y misericordia. Amén.
Un Padrenuestro, un Ave María y un Gloria
Noveno Día
Oh Santísima Virgen de Guadalupe! Que cosa habrá imposible para tí, cuando
multiplicando los prodigios, ni la tosquedad ni la grosería del ayate le sirven de
embarazo para formar tan primoroso tu retrato, ni la voracidad del tiempo en mas de
cuatro siglos ha sido capaz de destrozarle ni borrarle? Que motivo tan fuerte es este
para alentar mi confianza y suplicarte que abriendo el seno de tus piedades,
acordándote del amplio poder que te dio la Divina Omnipotencia del Señor, para
favorecer a los mortales, te dignes estampar en mi alma la imagen del Altísimo que
han borrado mis culpas! No embarco a tu piedad la grosería de mis perversas
costumbres, dígnate solo mirarme, y ya con esto alentaré mis esperanzas; porque yo
no puedo creer que si me miras no se conmuevan tus entrañas sobre el miserable de
mí. Mi única esperanza, después de Jesús, eres tú, Sagrada Virgen María. Amén.
Hágase la petición...
Un Padrenuestro, un Ave María y un Gloria.
62
PRIMER MISTERIO
Se medita en la primera aparición.
1. El 9 de diciembre de 1951 Juan Diego iba a México a oír Misa y estudiar la
Doctrina. AVE MARÍA.
2. Al pasar por El Tepeyac, oyó en la cumbre una música que semejaba el canto de
muchos pajaritos. AVEMARÍA.
3. Juan Diego sube a la cumbre del cerrito. AVE MARÍA.
4. Allí ve una princesa resplandeciente de luz hermosísima. AVE MARÍA.
5. Que le dice: Hijito mío, Juan Diego, a quien amo como a tiernecito y delicado. AVE
MARÍA.
6. Yo soy la Madre de Dios, ve al Señor Obispo y dile que “es mi deseo que en este
lugar se me edifique una templo”. AVE MARÍA…
7. “En el que me mostraré Madre tuya y de tus semejantes”. AVE MARÍA…
8. Juan Diego, obediente, va a ver al Señor Obispo. AVE MARÍA…
9. Después de mucho trabajo es conducido a presencia del Señor Obispo. AVE
MARÍA…
10. Ya en su presencia le da el recado de la Santísima Virgen. AVE MARÍA…
Gloria al Padre etc.
SEGUNDO MISTERIO
Se medita en la Segunda Aparición
1. El Señor Obispo no le da crédito a Juan Diego. AVE MARÍA.
63
2. El indio, desconsolado, se regresa a su pueblo la tarde de ese mismo día. AVE
MARÍA.
3. Al pasar por el cerrito, en el mismo lugar vuelve a ver a la Santísima Virgen. AVE
MARÍA.
4. Le comunica lo sucedido. AVE MARÍA
5. Y le ruega que envíe con el Señor Obispo a otra persona de más representación.
AVE MARÍA.
6. La Santísima Virgen le ordena que vuelva él mismo. AVE MARÍA
7. Lo que hace el indio al día siguiente, 10 de diciembre, después de oír Misa. AVE
MARÍA
8. El Señor Obispo examina bien a Juan Diego. AVE MARÍA
9. Y no se resuelve a poner manos a la obra. AVE MARÍA.
10. Le exige una señal como prueba de su misión. AVE MARÍA.
Gloria al Padre etc.
TERCER MISTERIO
Se medita en la Tercera Aparición
1. Juan Diego se retira del palacio episcopal. AVE MARÍA
2. El Señor Obispo manda a dos personas que lo vigilen. AVE MARÍA
3. Al llegar al cerrito, Juan Diego se les pierde. AVE MARÍA
4. Los espías lo acusan con el Señor Obispo de brujo y hechicero. AVE MARÍA
5. Entre tanto el indio sube al cerito. AVE MARÍA
6. Allí ve por tercera vez a la Santísima Virgen. AVE MARÍA
7. Le dice que el Señor Obispo pide una señal. AVE MARÍA
8. La Santísima Virgen dice al indio que vuelva al día siguiente para darle la señal.
AVE MARÍA
9. Pero sucedió que Juan Diego, no pudo volver. AVE MARÍA
64
10. Debido a la enfermedad de su tío Juan Bernardito. AVE MARÍA
Gloria al Padre etc.
CUARTO MISTERIO
Se medita en la Cuarta Aparición
1. Juan Diego tiene necesidad de volver a México. AVE MARÍA
2. Para buscar a un Sacerdote que auxilie a su tío. AVE MARÍA
3. Como va de prisa toma otro camino. AVE MARÍA
4. Pero la Santísima Virgen le sale al encuentro. AVE MARÍA
5. Juan Diego avergonzado se disculpa con la enfermedad de
su tío. AVE MARÍA
6. La Virgen no le reprende, le dice que su tío en ese
momento está sano. AVE MARÍA
7. En ese momento al Virgen se le aparece a Juan Bernardito
y lo sana. AVE MARÍA
8. Y le dice que envió a su sobrino a México con el Señor Obispo. AVE MARÍA
9. A llevarle unas flores a una Imagen en tilma, como señal. AVE MARÍA
10. Y que dijese él, al Señor Obispo, que la Imagen había que llamarse Santa María
de Guadalupe. AVE MARÍA
Gloria al Padre, etc.
QUINTO MISTERIO
Se medita que la Santísima Virgen se quedó estampada en la Tilma de Juan
Diego.
1. La Santísima Virgen mandó a Juan Diego llevar la señal al Señor Obispo. AVE
MARÍA
2. La Señal consistía en una rosas y flores que mandó cortar a Juan Diego, en las
rocas donde se le apareció la primera vez. AVE MARÍA
3. Aunque Juan Diego sabía que en aquel lugar no había rosas fue a buscarlas. AVE
MARÍA
65
4. En las peñas habían brotado hermosísimas rosas y flores. AVE MARÍA
5. Juan Diego las corta, las pone en su Tilma y vuelve a presentárselas a la
Santísima Virgen. AVE MARÍA
6. La Santísima Virgen toma algunas rosas y vuelve a ponerlas en la Tilma diciendo:
que ellas eran la señal. AVE MARÍA
7. Juan Diego se va a llevar las flores al Señor Obispo y con trabajo logra hablar con
él. AVE MARÍA
8. Ya en su presencia del Señor Obispo, Juan Diego desdobla la Tilma y al caer las
rosas queda estampada la Virgen María de Guadalupe. AVE MARÍA
9. El Señor Obispo sorprendido se arrodilla ante la Augusta Imagen. AVE MARÍA
10. Este prodigio se verificó entre 9 y 10 de la mañana del martes 12 de diciembre
de 1531. AVE MARÍA
Gloria al Padre etc.
LETANÍAS
Señor, ten piedad de nosotros. Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros. Cristo ten piedad de nosotros.
Cristo, óyenos. Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos. Cristo, escúchanos.
Dios Padre Celestial, ten piedad de nosotros.
Dios Espíritu Santo, ten piedad de nosotros.
Trinidad Santa que eres un solo Dios, ten piedad de nosotros.
Santa María de Guadalupe, Ruega por nosotros y por el mundo entero.
Reina de México, Ruega por nosotros.
Sol de Anáhuac, Ruega por nosotros.
Rosa del Tepeyac, Ruega por nosotros.
Baluarte de nuestra fe, Ruega por nosotros
Faro de nuestra esperanza, Ruega por nosotros
Llama viva de ardiente caridad, Ruega por nosotros
Patrona de las Naciones Latinoamericanas, Ruega por nosotros
Madre de los Mexicanos., Ruega por nosotros
Tú que te dignaste descender a nuestro suelo, Ruega por nosotros
Tú que te dignaste descender a nuestro suelo, Ruega por nosotros
Tú que te apareciste a Juan Diego, Ruega por nosotros
Tú te mostraste circundada del sol, Ruega por nosotros
66
Desde mucho tiempo atrás, San Francisco de Asís impulsó la devoción al Niño
Dios, cuando en el año de 1224 celebró una pintoresca Navidad en Greccio, un pueblo
de la Umbría – Italia. Instaló rústicas imágenes de la Sagrada Familia en un pesebre,
donde un asno y un buey descansaban y ante ellas él mismo cantó el Evangelio de la
Natividad.
Para este año, las reflexiones de cada día se desarrollan en torno a un elemento
común: Artesanos para el perdón, la reconciliación y la paz. En efecto, las mismas
palabras del Evangelio nos dan cuenta de la estrechísima relación entre el nacimiento
del Hijo de Dios y el don de la paz para la humanidad: Gloria a Dios en el cielo y en la
tierra paz.
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METODOLOGÍA
Se sugiere que para cada día de la novena se sigan los siguientes pasos:
1. Villancico
2. Ambientación
• Disponer previamente el lugar donde se va a realizar la novena y favorecer un
clima comunitario y de confianza.
• Preparar con anticipación un signo que ayude a la reflexión de cada día.
• Brindar a los participantes una bienvenida afectuosa y cordial en la que
perciban la cercanía y el ambiente de familia en el que se desarrollará la
novena de Navidad.
3. Oración para todos los días
4. Lectura de la Palabra de Dios
5. Meditación
6. Gozos
7. Oraciones: a la Virgen María, a san José y al Niño Jesús.
8. Compromiso
9. Villancicos
ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
Benignísimo Dios de infinita caridad, que nos has amado tanto y que nos diste
en tu hijo la mejor prenda de tu amor, para que hecho hombre en las entrañas de una
virgen naciese en un pesebre para nuestra salud y remedio. Yo en nombre de todos los
mortales te doy infinitas gracias por tan soberano beneficio. En retorno de él te
ofrezco la pobreza, humildad y demás virtudes de tu hijo humanado, y te suplico por
sus divinos méritos, por las incomodidades en que nació y por las tiernas lágrimas que
derramó en el pesebre, dispongas nuestros corazones con humildad profunda, con
amor encendido y con tal desprecio de todo lo terreno, que Jesús recién nacido, tenga
en ellos su cuna y more eternamente. Amén.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
(3 veces).
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Soberana María que por tus grandes virtudes y especialmente por tu humildad,
mereciste que todo un Dios te escogiera para madre suya. Te suplico que tú misma
prepares y dispongas de mi alma y de la de todos los que en este tiempo hagan esta
novena, para el nacimiento de tu adorable Hijo.
¡Oh Santísimo José! Esposo de María y padre putativo de Jesús. Infinitas gracias
doy a Dios porque te escogió para tan altos ministerios y te adornó con todos los
dones proporcionados a tan excelente grandeza. Te ruego por el amor que le tuviste al
divino Niño, me abraces en fervorosos deseos de verle y recibirle sacramentalmente
mientras en su divina esencia le veo y le gozo en el cielo. Amén.
GOZOS
Dulce Jesús mío, mi Niño adorado,
¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!
¡Oh Sapiencia suma del Dios soberano,
que a infantil alcance te rebajas sacro!
¡Oh Niño divino, ven para enseñarnos
la prudencia que hace verdaderos sabios!
¡Oh, Adonaí potente que a Moisés hablando,
de Israel al pueblo diste los mandatos!,
Ah, ven prontamente para rescatarnos,
y que un niño débil muestre fuerte brazo.
¡Oh raíz sagrada de Jesé que en lo alto
presentas al orbe tu fragante nardo!
¡Dulcísimo Niño que has sido llamado
lirio de los valles, bella flor del campo!
¡Llave de David que abre al desterrado
las cerradas puertas del regio palacio!
¡Sácanos, oh Niño, con tu blanca mano,
de la cárcel triste que labró el pecado!
¡Oh lumbre de oriente, Sol de eternos rayos,
que entre las tinieblas, tu esplendor veamos!
Niño tan precioso, dicha del cristiano,
luzca la sonrisa de tus dulces labios.
Espejo sin mancha, Santo de los santos,
sin igual imagen del Dios soberano.
Borra nuestras culpas, salva al desterrado
y en forma de niño da al mísero, amparo.
Rey de las naciones, Emmanuel preclaro,
de Israel anhelo, Pastor del rebaño.
¡Niño que apacientas, con suave cayado,
ya la oveja arisca, ya el cordero manso!
¡Ábranse los cielos y llueva de lo alto,
bienhechor rocío como riego santo!
¡Ven, hermoso Niño, ven, Dios humanado!
¡luce, hermosa estrella! ¡brota, flor del campo!
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abriendo paso entre las tinieblas del odio y de la incomprensión a una vida renovada
en el amor y en la esperanza.
No podemos permitir más que las sombras del pecado, de la violencia, de la
muerte, nos envuelvan y nos encierren en su círculo de venganzas y de odios
fratricidas, porque un día en nuestro bautismo nuestros padres y padrinos recibieron
la luz para que el amor y la esperanza que nacen de Jesús nos hiciera a la vez testigos
de vida y de paz.
Jesús sigue encendiendo en el corazón del mundo su luz de esperanza. Cada
servidor del Evangelio que levanta su voz, es lámpara que ilumina y le ayuda al
hermano a vencer el miedo y a abrir el corazón al amor reconciliador que seguiremos
predicando con amor y con esperanza. Como San Juan Bautista, citado hoy en el
Evangelio, seamos lámparas vivas que al tiempo que iluminan dan calor de vida y de
alegría a los que viven en tinieblas y en sombras de muerte.
Luz de las naciones, Jesús amado: ven a nuestras almas, ven, no tardes tanto.
Día segundo: 17 de diciembre
TODOS SERVIDORES DE LA PAZ
Signo: Manos solidarias
Salmo 71
Dios mío, confía tu juicio al rey,
tu justicia al hijo de reyes,
para que rija a tu pueblo con justicia,
a tus humildes con rectitud.
Que los montes traigan paz,
y los collados justicia;
defienda a los humildes del pueblo,
socorra a los hijos del pobre
y quebrante al explotador.
Dure tanto como el sol,
como la luna, de edad en edad.
Baje como lluvia sobre el césped,
como llovizna que empapa la tierra.
En sus días florezca la justicia
y la paz hasta que falte la luna;
domine de mar a mar,
del Gran Río al confín de la tierra.
En su presencia se inclinen las tribus del desierto; sus enemigos muerdan el polvo;
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esposos que ha recibido del Cielo el anuncio más grande de la historia: la llegada del
Mesías.
María recibe al anuncio de la llegada de su Hijo, que viene para romper las
cadenas del odio y del rencor y para inaugurar el reinado de la esperanza y de la paz.
José es invitado a recibir en su casa a la Madre del Señor y al Señor mismo,
ofreciéndoles con generoso afecto no sólo el techo cálido sino también el trabajo
honesto con el que sus manos solidarias pondrán en las manos del Señor de la Historia
el pan de cada día.
La paz que se va construyendo en el esfuerzo de cada día sólo podrá ser estable
y duradera cuando integremos al esfuerzo común de los hermanos la fuerza del
perdón, la alegría de la reconciliación, la cercanía de la caridad, la justicia que
trasciende la venganza y se vuelve verdad y misericordia.
Que florezca pues la justicia, que llenemos el corazón de cuantos aún
experimentan las huellas dramáticas del terror y de la violencia con la consoladora
palabra que el salmista vuelve canto de vida y de esperanza.
“Del débil auxilio, del doliente amparo”, ven a nuestras almas, ven no tardes
tanto.
Día tercero: 18 de diciembre
ARTESANOS DE PAZ CON TESÓN Y PERSEVERANCIA
Signo: Un bastón
Lectura de la Palabra de Dios Mt 1, 18-24
La generación de Jesucristo fue de esta manera: María, su madre, estaba desposada con
José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo.
José, su esposo, como era justo y no quería difamarla, decidió repudiarla en privado.
Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor
que le dijo: «José, hijo de David, no temas acoger a María, tu mujer, porque la criatura
que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre
Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados».
Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por el profeta:
«Miren: la virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrán por nombre Enmanuel, que
significa “Dios-con-nosotros”». Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el
ángel del Señor y acogió a su mujer. Palabra del Señor.
Meditación
Decíamos ayer que en la Novena de Navidad son bellas y frecuentes las
anunciaciones.
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José, el varón justo del Evangelio, procede de una noble estirpe, su lejanísimo
antepasado se llamaba Jesé, sí, el mismo que cantamos en los gozos de la Novena y del
que decimos que florece exhalando el fragante aroma del nardo que representa la vida
y la paz.
A esa familia, según la ley (Cfr. Gálatas 4,4) va a pertenecer Jesús. Dios señala
para su cuidado la vida y la nobleza de un Artesano de Nazaret que jamás hizo alarde
de su noble estirpe, que se acogió con obediente silencio y generosa alegría a la
invitación que, en sueños, así como habló Dios a sus antepasados, se le hacía para que
asumiera el honor de ser Custodio del Redentor.
Pero no podemos ignorar que en la vida de José hay también sombras
dramáticas: pertenece a una dinastía que ha sido sustituida por un tirano terrible y
cruel llamado Herodes, está en Nazaret porque en su tierra propia no le era ni posible
ni seguro vivir. Allí, en los designios divinos, encuentra a María, la elegida de Dios, la
escogida desde siempre y, acogiendo la llamada de Dios, la recibió con la más honda
reverencia y con la más delicada piedad porque ella era “el Sagrario del Espíritu
Santo”, Arca nueva de la Alianza definitiva de Dios, templo santo en el que tiene su
morada el Enmanuel prometido.
Fiel y obediente, San José recorre caminos, acompaña y cuida a su Santísima
Esposa, vigila en las encrucijadas para que no los sorprenda la amenaza de la
persecución. No podemos olvidar que con Jesús y María, comparte el destino de los
desplazados. Vive la incertidumbre de los sin techo, de los extranjeros y exiliados. Por
eso cambió la vara florecida del poético anuncio del pasado (Isaías 11, 1) por el
bastón del peregrino para ir delante de la Madre y del Niño, abriendo los caminos
hacia la libertad.
Que San José, en estos días de esperanza, se haga modelo para todos y nos
ayude a construir una comunidad fraterna que apoyada en la vara de la justicia que
florece como misericordia, haga de Colombia un pueblo nuevo en la libertad y en la
esperanza.
Oh raíz sagrada de Jesé, ven a nuestras almas, ven no tardes tanto.
Día cuarto: 19 de diciembre
ORAR ES ENTRAR EN EL CORAZÓN DEL DIOS DE LA PAZ
Signo: El incienso
Lectura de la Palabra de Dios Lc 1,5-17
En los días de Herodes, rey de Judea, había un sacerdote de nombre Zacarías, del turno
de Abías, casado con una descendiente de Aarón, cuyo nombre era Isabel. Los dos eran
justos ante Dios, y caminaban sin falta según los mandamientos y leyes del Señor. No
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tenían hijos, porque Isabel era estéril, y los dos eran de edad avanzada. Una vez que
oficiaba delante de Dios con el grupo de su turno, según la costumbre de los sacerdotes,
le tocó en suerte a él entrar en el santuario del Señor a ofrecer el incienso; la
muchedumbre del pueblo estaba fuera rezando durante la ofrenda del incienso. Y se le
apareció el ángel del Señor, de pie a la derecha del altar del incienso. Al verlo, Zacarías
se sobresaltó y quedó sobrecogido de temor. Pero el ángel le dijo: «No temas, Zacarías,
porque tu ruego ha sido escuchado: tu mujer Isabel te dará un hijo, y le pondrás por
nombre Juan. Te llenarás de alegría y gozo, y muchos se alegrarán de su nacimiento.
Pues será grande a los ojos del Señor: no beberá vino ni licor; estará lleno del Espíritu
Santo ya en el vientre materno, y convertirá muchos hijos de Israel al Señor, su Dios. Irá
delante del Señor, con el espíritu y poder de Elías, para convertir los corazones de los
padres hacia los hijos, y a los desobedientes, a la sensatez de los justos, para preparar al
Señor un pueblo bien dispuesto». Palabra del Señor.
Meditación
En el cuarto día de nuestro peregrinar hacia Belén, vamos en oración hacia el
Templo de Jerusalén.
Qué esplendor el de la Santa Casa en la que los Israelitas han cifrado su orgullo.
El Templo se asentaba sobre una colina de Jerusalén y el mismo nombre de la ciudad
habla de paz. Allá “suben las tribus” porque el Salmo 121 por lo menos en tres de sus
versos dice que en ella hay paz.
Pero ahora nos ocupa un signo: un anciano sacerdote, Zacarías, entra al
Santuario para ofrecer el Incienso. San Lucas, aunque artista, no detalla el ritual con el
que se ofrecía, sino que nos cuenta que una visión interrumpe la plegaria para
anunciar la llegada del Mesías y de su Precursor.
Delante del Príncipe de la Paz vendrá primero un profeta que abrirá caminos y
que buscará en Israel lo que ahora necesita nuestra patria: La Reconciliación. Afuera el
pueblo esperaba que el anciano cumpliera su tarea de intercesor. Adentro, entre el
aroma del incienso, el Arcángel habla del Precursor.
Hoy, cuando está tan cercana la Noche Santa, queremos aprender a orar.
Queremos que el dolor de Colombia y las lágrimas de tantos años se transformen en
granos perfumados en el sacrificio, para que suban como aroma hacia el Reino de la
Justicia y de la Esperanza. Estas novenas de Navidad son oración. Sabemos que su
rumor de plegaria llena todo el país con súplicas fervorosas por la paz, por la
reconciliación, por el reencuentro de los hijos de la misma madre que se han
distanciado por años de terror y de violencia.
Es aquí donde a lección del Anciano Zacarías nos llega en este día: hay que
volver a entrar en el camino de la oración. Hay que acercarse a la fuente de la vida y de
la esperanza para pedir unos por otros, para rogarle a Dios que nos sane tantas
heridas y tantos dolores, para ofrecerle a Dios el sacrificio de tantos hermanos, para
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recoger tantas lágrimas y para pedir que la vida vuelva a florecer en el corazón de la
Patria.
Orar es más que repetir bellas plegarias, es entrar en el corazón de Dios de la
mano de los hermanos que claman al Señor unos tiempos nuevos de vida y de
esperanza.
“Prosternado en tierra te tiendo mis brazos”, ven a nuestras almas, ven no
tardes tanto.
Día quinto: 20 de diciembre
LA MUJER, ARTESANA DEL PERDÓN, LA RECONCILIACIÓN Y LA PAZ
Signo: una llave
Lectura de la Palabra de Dios Lc 1, 26-38
En el mes sexto, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada
Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el
nombre de la virgen era María. El ángel, entrando en su presencia, dijo: «Alégrate, llena
de gracia, el Señor está contigo». Ella se turbó grandemente ante estas palabras y se
preguntaba qué saludo era aquel. El ángel le dijo: «No temas, María, porque has
encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás
por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el
trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no
tendrá fin». Y María dijo al ángel: «¿Cómo será eso, pues no conozco varón?». El ángel
le contestó: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su
sombra; por eso el Santo que va a nacer será llamado Hijo de Dios. También tu pariente
Isabel ha concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que llamaban estéril,
porque para Dios nada hay imposible». María contestó: «He aquí la esclava del Señor;
hágase en mí según tu palabra». Palabra del Señor.
Meditación
María, la purísima, la fiel, la virgen de Nazaret protagoniza este día de nuestra
novena en todos los sentidos: Ella ilumina con su belleza espiritual el Evangelio de la
Misa de este día, Ella ha sido invocada por San Bernardo en el Oficio Divino de hoy con
estas palabras:
“Abre, Virgen santa, tu corazón a la fe, tus labios al consentimiento, tu seno al
Creador. Mira que el deseado de todas las naciones está junto a tu puerta y llama. Si te
demoras, pasará de largo y entonces, con dolor, volverás a buscar al que ama tu alma.
Levántate, corre, abre. Levántate por la fe, corre por el amor, abre por el consentimiento.
Aquí está -dice la Virgen- la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra” ( San
Bernardo, II Lectura del Oficio Divino).
Es María la “llave de la fe” la que abre las cerradas puertas del dolor, la que con
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su Sí rompe el silencio de los siglos para que florezca en todo su esplendor el reino del
Señor de la vida.
María es la corona de una larga y venerada serie de mujeres gloriosas de Israel:
Eva, Sara, Rebeca, Raquel, Rut, Judit, Ester… Ella es la síntesis de las virtudes de la
mujer que, exaltadas en la Señora de la Esperanza, nos recuerdan la misión y el
compromiso de todas las mujeres en la construcción de la paz.
El genio femenino del que hablaba San Juan Pablo II, será siempre la bandera
más bella y más comprometida en la búsqueda de la paz. Es en la sensibilidad delicada
y a la vez fuerte y firme de su corazón en el que se aprende como en la mejor escuela,
que la paz es el camino, que la reconciliación es la oportunidad, que la comunión
fraterna es el espacio en el cual hemos de fundar la Colombia nueva que todos
queremos.
María, Madre y Mujer gloriosa, sorteó con tanta fe y con tanta fuerza los
embates del dolor y de la violencia. Huyendo a Egipto escuchó el desgarrador grito de
las madres de los inocentes y lo hizo suyo, en el silencio de su vida, escuchó el clamor
de justicia de su pueblo, junto a la cruz no se amilanó ante el terrible espectáculo del
Señor torturado sino que acogió con amor aquella palabra que la hizo para siempre
Madre de los Discípulos.
Que Ella les ayude a las mujeres de Colombia a seguir ofreciendo la lección de
fidelidad y de esperanza. Que ella nos recuerde ahora en este día en que todo la
recuerda, que la paz la tejen las manos tiernas y fuertes de las mujeres que, como son
madres, saben como ninguno del dolor y de la esperanza de sus hijos.
Llave de David…, abre las cerradas puertas del regio palacio, ven a nuestras
almas, ven no tardes tanto.
Día sexto: 21 de diciembre
LA CULTURA DEL ENCUENTRO: ES TU HERMANO Y TE ESTÁ ESPERANDO
Signo: Manos unidas
Lectura de la Palabra de Dios Lc 1, 39-45
En aquellos mismos días, María se levantó y se puso en camino de prisa hacia la
montaña, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Aconteció
que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó
Isabel de Espíritu Santo y, levantando la voz, exclamó: «¡Bendita tú entre las mujeres, y
bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?
Pues, en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre.
Bienaventurada la que ha creído, porque lo que le ha dicho el Señor se cumplirá».
Palabra del Señor.
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Meditación
La Visitación es un misterio tan simple y a la vez tan elocuente. Es el encuentro
de dos amores, de dos mujeres gloriosas, del Mesías esperado y del Precursor que lo
ha de señalar luego como el Cordero que quita el pecado del mundo.
Encuentros bíblicos que son propuesta y anuncio de tantos y tan urgentes
encuentros que debemos propiciar en el mundo en el que vivimos: encuentro de
culturas, encuentro de personas, encuentro de hermanos distanciados, encuentros de
reconciliación, de paz y de esperanza, encuentros que permitan descubrir la sabiduría
del otro y la grandeza de los diversos modos de ver la vida.
La llegada del Salvador es inminente. Él quiere salir al encuentro de su pueblo y
por eso, la visita que María realiza a su parienta en las montañas de Judea encierra el
espíritu de encuentro que Dios quiere también en la hora presente de la historia.
María va a la montaña. Hay una voluntad de ir al encuentro de su pariente, como para
indicarnos que también debemos desarraigarnos de nosotros mismos y liberarnos
para ir presurosos en búsqueda de los hermanos.
Hay un intercambio de saludos, por lo que en muchos cuadros se ve el abrazo
de dos personas que se han reconocido y que quieren entablar ahora un diálogo
fecundo en el que la alabanza generosa de Isabel es respondida con una página
magistral de misericordia y de esperanza.
Es en esta fraternal confianza en la que debemos inspirar nuestra voluntad de
salir y buscar al otro, de aprender la lección que el Papa Francisco nos ha repetido
constantemente: promover el encuentro de las personas y de las culturas para que en
un diálogo respetuoso y cordial se construya la paz y se generen espacios para
concertar caminos de reconciliación, de perdón, de mutua colaboración en la
búsqueda del bien común.
Que los brazos abiertos de María y de Isabel nos estimulen para abrir el
corazón a la alegría del encuentro y para seguirlo propiciando en el hogar, en el
trabajo en la vida diaria en la que tanto necesitamos ver en el hermano los rasgos
inconfundibles del Señor de la vida que viene a buscarnos para salvarnos.
Ven, Sapiencia suma del Dios soberano, ven a nuestras almas, ven no tardes
tanto.
Día séptimo: 22 de diciembre
CAMBIA DE CORAZÓN Y DÉJATE RECONCILIAR CON EL PADRE
Signo: Un corazón
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reconstrucción de la comunidad que cree en Dios pero que a veces está tan distante
del ideal que el Señor de la vida le propone.
La promesa de Dios no cesa nunca. Por eso en el Cántico de María, Dios quiere
que entendamos que un corazón nuevo sabe perdonar, que un corazón nuevo es capaz
de remover los escollos que impiden la reconciliación de la humanidad. Un corazón
nuevo, como el de María, puede exultar de gozo por las obras de Dios, puede anunciar
el tiempo de la misericordia que llega, puede transformar la historia haciendo que
surjan con toda su fuerza la verdad, la justicia, la paz misma.
Un corazón nuevo se vuelve misionero de la paz y artesano de la reconciliación
porque, como ha experimentado a Dios tan de cerca, sabe cómo actúa el que perdona y
da la vida, el que no quiere más el desangre de la humanidad, el que quiere para todos
la verdadera paz que incluye un reajuste de los sentimientos para que sea el amor la
luz, la fuente y la meta de nuestra vida.
Rey de las Naciones, Enmanuel preclaro, ven a nuestras almas, ven no tardes
tanto.
Día octavo: 23 de diciembre
LA FAMILIA, SERVIDORA DE LA PAZ
Signo: La familia
Lectura de la Palabra de Dios Lc 1, 57-66
A Isabel se le cumplió el tiempo del parto y dio a luz un hijo. Se enteraron sus vecinos y
parientes de que el Señor le había hecho una gran misericordia, y se alegraban con ella.
A los ocho días vinieron a circuncidar al niño, y querían llamarlo Zacarías, como su
padre; pero la madre intervino diciendo: «¡No! Se va a llamar Juan». Y le dijeron:
«Ninguno de tus parientes se llama así». Entonces preguntaban por señas al padre cómo
quería que se llamase. Él pidió una tablilla y escribió: «Juan es su nombre». Y todos se
quedaron maravillados. Inmediatamente se le soltó la boca y la lengua, y empezó a
hablar bendiciendo a Dios. Los vecinos quedaron sobrecogidos, y se comentaban todos
estos hechos por toda la montaña de Judea. Y todos los que los oían reflexionaban
diciendo: «Pues ¿qué será este niño?». Porque la mano del Señor estaba con él. Palabra
del Señor.
Meditación
En el Evangelio de la Misa de este día se nos cuenta la alegría de una familia.
Zacarías e Isabel están dichosos con su pequeño niño. Es como si en este día tan
inmediato a las fiestas navideñas, Dios mismo nos quisiera decir lo que para Él
significa la familia como célula primera y fundamental de la sociedad humana. La
familia de la que hoy nos habla la liturgia de la Iglesia, será la escuela de fe y de vida
para un testigo del amor de Dios, San Juan Bautista. En cada hogar hay también una
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y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación
por el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos por el camino de la paz». Palabra del Señor.
Meditación
En estos días en el pesebre familiar, se ha trazado un caminito. No hay Pesebre
sin caminito, por el que se dirigen al portal los pequeños, los humildes, los pobres, los
pastores, los Misteriosos magos de oriente. Es el camino de la paz. Es un sendero que
representa el anhelo de todos por una Colombia llena de vida y de esperanza.
Junto al camino del pesebre en muchos nacimientos hay también
representación de artesanos que labran la tierra, que cuidan ovejas, que modelan
vasijas de barro, que trabajan a la sombra del Portal de Belén en el que hoy
resplandece el Niño Jesús acompañado por su Madre Santa, por San José y por dos
animalillos que también trabajan pero que ahora velan el sueño del Salvador.
Que en Colombia todos seamos artesanos de la paz. Que labremos el campo
para que a la par broten los frutos de la tierra y la alegría; que cuidemos el rebaño
para que, en comunión de pastores y fieles laicos, sigamos la voz de quienes Dios ha
puesto como guías de la fe del pueblo, que modelemos las vasijas en las que podamos
conservar la verdad, la justicia, la esperanza. Que lleguemos hasta Jesús con las manos
colmadas pero no con oro, incienso y mirra, sino con misericordia, caridad, perdón.
En la gruta donde está Jesús hay también un Ángel que despliega un letrero que
dice “gloria a Dios en el cielo y paz en la tierra”. Que este cántico que escucharemos en
el Evangelio de la Noche Santa y que también cantaremos en las misas del tiempo
santo de Navidad, se vuelva programa de vida para todos.
Luzca la sonrisa de tus dulces labios, ven a nuestras almas, ven no tardes tanto.
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VILLANCICOS
A LA NANITA NANA
A la nanita nana, nanita nana, nanita ea,
mi Jesús tiene sueño, bendito sea, bendito sea.
Fuentecilla que corres clara y sonora
ruiseñor que en la selva cantando lloras
callad mientras la cuna se balancea
a la nanita nana, nanita ea.
A la nanita nana, nanita nana...
Manojito de rosas y de alelíes
¿qué es lo que estás soñando que te sonríes?
cuales son tus sueños, dilo alma mía
más, ¿qué es lo que murmuras? Eucaristía.
A la nanita nana, nanita nana...
Pajaritos y fuentes, auras y brisas
respetad ese sueño y esas sonrisas
callad mientras la cuna se balancea
que el niño está soñando, bendito sea
EL TAMBORILERO
El camino que lleva a Belén
baja hasta el valle que la nieve cubrió
los pastorcillos quieren ver a su Rey,
le traen regalos en su humilde zurrón
rom pom pom pom rom pom pom.
Ha nacido en un portal de Belén
El Niño Dios.
Yo quisiera poner a tus pies
algún presente que te agrade, Señor,
mas tú ya sabes que soy pobre también,
y no poseo más que un viejo tambor,
rom pom pom pom rom pom pom.
¡En tu honor frente al portal
tocaré con mí tambor!
El camino que lleva a Belén
yo voy marcando con mi viejo tambor,
86
Los pastores de Belén
vienen a adorar al Niño,
la Virgen y San José
los reciben con cariño.
Tres reyes vienen también
con incienso, mirra y oro,
a ofrendar a Dios su bien
como el más grande tesoro.
Vamos todos a cantar
con amor y alegría,
porque acaba de llegar
de los cielos el Mesías
ZAGALILLOS DEL VALLE
Zagalillos del valle venid,
pastorcitos del monte llegad,
la esperanza de un Dios prometido,
ya vendrá, ya vendrá, ya vendrá.
La esperanza, la gloria y la dicha,
la tendremos en él; quien lo duda,
desdichado de aquél que no acuda,
con la fe que le debe animar.
Nacerá en un establo zagala,
pastorcillos venid, adoremos;
hoy venimos y luego volvemos,
y mañana nos puede salvar.
ANTON TIRULIRULIRU
Anton tiruliruliru
anton tirulirurá.
Anton tiruliruliru
anton tirurilurá
Jesús al pesebre vamos a adorar (bis).
Duérmete niño chiquito
que la noche viene ya
cierra pronto tus ojitos
que el viento te arrullará.
88
Duérmete niño chiquito
que tu madre velará
cierra pronto tus ojitos
porque la entristecerás.
SALVE REINA Y MADRE
Salve reina y madre, salve dulce amor,
del jardín del cielo la más bella flor.
Salve reina y madre, salve dulce amor,
del jardín del cielo la más bella flor.
En una colina, con la nieve fría
reposa la noche, la Virgen María (bis)
La malvada mula, con sus finos dientes
le comió la paja, al niño inocente (bis)
PASTORES VENID
Pastores venid,
pastores llegad,
adorad al Niño, (bis)
que ha nacido ya.
San José al Niño Jesús,
un beso le dio en la cara,
y el Niño Jesús le dijo,
"Que me pinchas con las barbas".
En el portal de Belén,
hay estrellas sol y luna,
la Virgen y San José,
y el niño que está en la cuna.
Ábreme tu pecho niño,
ábreme tu corazón
que hace mucho frío afuera,
y en ti solo hallo calor.
El niño miró a la virgen,
a la Virgen San José,
el niño miró a los dos,
y se sonrieron los tres.
89
tu Salvador, tu Salvador,
te viene a liberar.
LA VIRGEN SUEÑA CAMINOS
Carmelo Erdozáin
https://open.spotify.com/track/3lyPJ2r7dV5Z8r7g2H3RlU
La Virgen sueña caminos, está a la espera;
la Virgen sabe que el niño, está muy cerca.
De Nazaret a Belén hay una senda;
por ella van los que creen, en las promesas.
Los que sueñan y esperan, la buena nueva,
abran las puertas al Niño, que está muy cerca.
El Señor, cerca está; él viene con la paz
El Señor cerca está; él trae la verdad.
En estos días del año, el pueblo espera
que venga pronto el Mesías, a nuestra tierra.
En la ciudad de Belén, llama a las puertas,
pregunta en las posadas, y no hay respuesta.
La tarde ya lo sospecha: está alerta.
El sol le dice a la luna, que no se duerma.
A la ciudad de Belén, vendrá una estrella,
vendrá con todo el que quiera, cruzar fronteras.
CANTEMOS TODOS, CANTEMOS
Alfredo A. Morales FSC, Benjamín Núñez
https://open.spotify.com/track/6tJRd9XkrTGKaQv11Gt8vn
Cantemos todos, cantemos,
cantemos con entusiasmo,
cantemos al Rey del cielo
que pronto vendrá a salvarnos. (Bis)
Señor: tu pueblo te espera,
te espera con alegría;
preparándonos estamos
para cuando llegue el día.
Señor: aquí estamos todos,
de rodillas hoy estamos
pidiéndote, Señor nuestro,
que vengas pronto a salvarnos.
93
Te esperamos, tú vendrás
a librarnos del temor.
la alegría, la amistad,
son ya signos de tu amor.
ESPERABA, ESPERABA
Letra y Música P. Máximo Pérez
https://youtu.be/ttTvQDQGmSE
Esperaba , esperaba, la niña de Nazaret,
esperaba, esperaba y no conocía qué,
sabía que su dueño siempre era fiel,
y por eso esperaba, esperaba con fe.
Dios que a la puerta llama, ¿quién abrirá?
todos los hombres callan dormidos ya.
La Virgen vigilante despierta está,
puso aceite en la lámpara, que brilla más.
Dios que a los hombres dice “quiero venir”,
los hombres que contestan, “no hay sitio aquí”.
Pero la Virgen niña responde así:
Que esa palabra tuya se cumpla en mí.
Cuando mi niño venga ¿qué haré con Él?
El se me ha dado todo y yo a Él también.
Quiero darlo a los hombres, para ellos es,
salgamos de camino hacia Belén.
SI TU NO VIENES JESÚS
Letra y Música P. Máximo Pérez
https://youtu.be/jYRBMAeKuPo
Si Tú no vienes, Jesús,
seguirán nuestros pecados. (2)
Cómo seremos los hombres
una familia de hermanos
si desde el fondo del alma,
Señor, no nos amamos. (2)
A Ti se elevan hoy nuestras manos
nuestras pobrezas te presentamos.
Jesús que salvas, no tardes tanto
tu pueblo somos, ya te esperamos.
96
Si Tú no vienes, Jesús,
seguirán nuestros pecados. (2)
Cómo podremos los hombres
a la verdad abrir paso,
si de apariencias vivimos,
Señor, ilusionados. (2)
Si Tú no vienes, Jesús,
seguirán nuestros pecados. (2)
Cómo podremos los hombres
dar a tu cruz un abrazo
si todo lo que nos duele,
Señor, lo rechazamos.
VAMOS A PREPARAR
Letra y música Carmelo Erdozáin
https://youtu.be/l5NzBkYW3KI
Vamos a preparar el camino del Señor,
vamos a construir la ciudad de nuestro Dios.
Vendrá el Señor con la aurora,
él brillará en la mañana, pregonará la verdad,
vendrá el Señor con su fuerza,
él romperá las cadenas, él nos dará la libertad.
El estará a nuestro lado, él guiará nuestros pasos,
él nos dará la salvación.
Nos limpiará del pecado, ya no seremos esclavos,
él nos dará la libertad.
Visitará nuestras casas, nos llenará de esperanza,
él nos dará la salvación.
Compartirá nuestros cantos, todos seremos hermanos,
él nos dará la libertad.
Caminará con nosotros nunca estaremos ya solos,
él nos dará la salvación.
Él cumplirá la promesa y llevará nuestras penas
Él nos dará la libertad.
VEN, SALVADOR
Letra y música Carmelo Erdozáin
https://youtu.be/pgJvyDFy3FY
Ven, Salvador, ven sin tardar: danos tu gracia y tu paz.
Ven, Salvador, ven sin tardar, danos tu fuerza y verdad.
97
Nos diste tu palabra, es firme nuestra espera;
iremos tras tus huellas, sabemos que vendrás.
Los hombres de mi pueblo esperan que Tu vengas,
que se abran horizontes por donde caminar.
Vendrás con los que luchan por una tierra nueva.
vendrás con los que cantan: justicia y hermandad.
LA NAVIDAD
Amor renovado que vence siempre
Ciclo A
99
1. Navidad y Epifanía31
31 ALDAZÁBAL, José. Centro de Pastoral Litúrgica. Adviento y Navidad. Sugerencias y Materiales. Dossiers CPL 92. Barcelona:
España. 2001.
100
«nacer de Dios», ser sus hijos. Más aún, es la gracia de compartir con Jesús su
divinidad, ya que él ha querido compartir nuestra humanidad: «que renazca tu pueblo,
Señor, al conmemorar el nacimiento de tu Hijo»; «a los que le recibieron les dio el poder
de hacerse hijos de Dios»; «concédenos compartir la vida divina de aquél que hoy se ha
dignado compartir con el hombre la condición humana»
Los prefacios de la Navidad
Durante el tiempo de la Navidad y Epifanía, se proclaman unos prefacios
que nos ayudan a centrar nuestra gratitud en el misterio de ese Dios que ha querido
venir a nuestra historia.
Los evangelios
En el tiempo de Navidad los evangelios tienen dos temas: la infancia de
Jesús y el inicio de su ministerio. O sea, sus progresivas manifestaciones como Mesías.
Naturalmente, las escenas principales las leemos en las fiestas: Navidad, Sagrada
Familia, Epifanía, Inocentes.
En la octava de la Navidad, además de los evangelios que se refieren a san
102
Preparar la misa del gallo
La preparación de la misa del gallo es una buena ocasión para reunir y
hacer intervenir a gente diversa de la parroquia. No se trata, desde luego, de reunirse
como si todo tuviera que ser inventado de nuevo, sino que la preparación incluirá un
primer momento explicativo que ayude a los asistentes a conocer mejor cómo se
configura la celebración. Esto facilitará que todos entiendan el sentido de lo que
celebramos, y les dará pie a sugerir detalles y aspectos que acercarán la misa a la vida
de la comunidad que la celebra. También se concretará lo que se hará, se distribuirán
servicios, se detallarán horarios para preparar las cosas, etc.
Donde sea apropiado, puede realzar la fiesta alguna vigilia breve
introductoria de la misa: puede ser el Oficio de Lectura, puede ser una vigilia ya
preparada, u otra creada por los miembros de la parroquia. E incluso algo más
sencillo: un canto y una poesía que acompañen la colocación del Niño Jesús antes de la
entrada del celebrante y los ministros.
También habría que potenciar la ornamentación de la Iglesia a partir de
diversas posibilidades: dibujo de un póster navideño, montar el pesebre, adornar el
presbiterio... e incluso organizar una brigada extraordinaria de voluntarios para hacer
una limpieza general especial.
Después, claro está, está la propia celebración, que merece todas las
atenciones. En este día se han de poner en juego todas las posibilidades y capacidades:
ministros suficientes para acompañar al presidente, cantos abundantes y conocidos,
homilía bien pensada y transmisora de la Buena Noticia... También la proclamación de
la Calenda. Y al acabar, la adoración del Niño Jesús con villancicos.
Potenciar el canto litúrgico y el canto popular
Un aspecto importante a tener en cuenta en la preparación de las
celebraciones es el tipo de cantos que se van a utilizar. En el tiempo de Navidad, ello
implica saber distinguir entre los cantos de contenido adecuado para la Eucaristía y
las canciones populares navideñas, o sea los villancicos. Y tener, por tanto, el
suficiente y adecuado repertorio de cantos para la Eucaristía, que ayuden a entrar en
el sentido del misterio de la Navidad: cantos que sean conocidos, y que ya de entrada y
32 LLIGADAS SORRIBAS, Josep. Centro de Pastoral Litúrgica. Adviento y Navidad. Sugerencias y Materiales. Dossiers CPL 92.
sin mucha dificultad ayuden, año tras año, a revivir los sentimientos de fe y de amor
con los que recibimos la venida entre nosotros del Dios hecho hombre. Sin temor a
repetir cada año esos mismos cantos, y al mismo tiempo con ganas de ampliar, cuando
sea necesario, el repertorio.
Pero ello no quita que también sean muy importantes los villancicos.
Porque ocurre que, como actualmente tenemos tanta música por todas partes, cada
vez cantamos menos nosotros. Y, durante estos días, la cabeza se nos llena de
canciones más o menos navideñas pero desnaturalizadas a través de la televisión o de
los altavoces de los grandes almacenes. O sea que sería muy conveniente promover en
la parroquia o comunidad el canto de los villancicos de siempre, e invitar también a
cantarlos en las familias, en la escuela, etc. Se puede editar una hoja con las letras y
repartirla, y cantar villancicos al terminar las misas, y aprenderlos en las catequesis, e
incluso convocar, uno de los días del tiempo de Navidad, un encuentro festivo para
tomar algo juntos y cantar.
Después del día de Navidad
Es una constatación casi universal que las celebraciones cristianas del
tiempo de Navidad parece que se agoten el mismo día 25 de diciembre. Allí se
orientan todos los esfuerzos y capacidades de celebración del nacimiento del Hijo de
Dios. Y después, en la quincena de Navidad-Epifanía se nota muchísimo como baja el
tono.
Los motivos son varios. Uno, que el protagonismo se lo llevan las diversas
celebraciones “civiles”: la fiesta familiar de Navidad y los encuentros navideños de
grupos diversos, el Año Nuevo, los regalos de Reyes... demasiadas cosas llaman la
atención y hacen difícil estar atentos a las celebraciones cristianas. Otro, el ambiente
de vacaciones (aunque mucha gente no haga), que invita a la dispersión. Y otro, aún, la
sensación de “objetivo cumplido” que se tiene el día de Navidad, después de la
preparación del Adviento.
Eso no quiere decir, no obstante, que las celebraciones de estos días
queden abandonadas: no quedan abandonadas, sino que se mantiene la
ornamentación festiva, los cantos navideños, la comunicación amable del misterio que
celebramos.
Las celebraciones no quedan abandonadas, pero sí se tiene la sensación de
que tienen poca vida. Y esa sensación, aunque es justificada, no debe obsesionarnos.
Hay que seguir ofreciendo unas celebraciones dignas, intentando organizar que en la
medida de lo posible no falten monitores, lectores y cantores, transmitiendo un tono
de contemplación gozosa y agradecida del Hijo de Dios hecho hombre para llevar a la
máxima dignidad a toda la familia humana...
Y también se podrían, quizá, imaginar algunas actividades concretas, como
por ejemplo:
− Una convocatoria festiva, durante la quincena de Navidad. Puede consistir en
una plegaria sencilla y después un refrigerio con villancicos.
105
El Árbol navideño, más que una costumbre que para muchos no es cristiana, es un signo
de la vida que florece y se ilumina porque Cristo llena con su gozo la historia de la
humanidad.
Las luces alegran, los adornos hablan de fiesta, la estrella que lo corona es signo de Jesús,
luz del mundo.
En familia, la cabeza del hogar dice, con fe:
Oremos
Bendito seas, Señor y Padre nuestro, que nos concedes recordar con fe en estos días
de Navidad los misterios del nacimiento del Señor Jesús. Concédenos, a quienes hemos
adornado este árbol y lo hemos embellecido con luces, con la ilusión de celebrar la
navidad del Salvador, que podemos vivir también a la luz de los ejemplos de la vida de
tu Hijo y ser enriquecidos con las virtudes que resplandecen en su santa infancia.
Gloria a Él por los siglos de los siglos.
R. Amén.
Al final, todos los presentes, santiguándose, dicen:
En el nombre del Padre, del hijo y del Espíritu Santo. Amén
Invocación para encender las luces de la Vigilia de la Solemnidad de la
Inmaculada Concepción.
La humilde belleza de las pequeñas luces que arden pensando en la Madre de Jesús, nos
comprometen a recordar que del Vientre purísimo de la Reina Inmaculada nació el
Señor.
Que la Señora de la Navidad prepare nuestros hogares para que llegue a todos la luz de
Dios.
En familia, la cabeza del hogar dice, con fe:
107
Dios que eres luz, mira la humilde ofrenda de estas velas que encendemos hoy y
recibe amoroso nuestro deseo de amarte y glorificarte con nuestra vida. Que con la
intercesión de María Inmaculada sigamos preparando el corazón para que se encienda
la luz de Jesús en cada corazón, en esta familia que hoy proclama su esperanza, en el
mundo entero sediento de paz.
Al final, todos los presentes, santiguándose, dicen:
En el nombre del Padre, del hijo y del Espíritu Santo. Amén
108
El pesebre no debería faltar en ningún hogar. Pequeño o grande, más artístico o más
elemental, el pesebre es el signo más visible de las fiestas del nacimiento del Hijo de Dios.
El solo hecho de tener el pesebre en casa ya es mucho, pero si además rezamos ante él,
mucho mejor. Aquí ofrecemos algunos modelos y posibilidades, según las distintas
situaciones.
Inauguración del pesebre
Se puede hacer el mismo día en que lo hayamos puesto, o bien en la Nochebuena. Aquí
proponemos leer una lectura, decir una oración y cantar algún villancico.
Lectura del evangelio según san Lucas 2, 4-7
En aquel tiempo, José, que era de la casa y familia de David, subió desde la ciudad de
Nazaret, en Galilea, a la ciudad de David, que se llama Belén, en Judea, para inscribirse
en el censo con su esposa María, que estaba encinta. Y mientras estaba allí le llegó el
tiempo del parto y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en
un pesebre, porque no tenían sitio en la posada. Palabra del Señor.
Oremos (breve pausa de silencio).
Dios, Padre nuestro: tanto amaste al mundo que nos has entregado
a tu único Hijo Jesús, nacido de la Virgen María,
para salvarnos y llevarnos a ti.
Te pedimos que con tu bendición estas imágenes del nacimiento
nos ayuden a celebrar la Navidad con alegría
y a ver a Cristo presente en todos los que necesitan nuestro amor.
Te lo pedimos en nombre de Jesús, tu Hijo amado,
que vive y reina por los siglos de los siglos. R. Amén.
Para terminar se canta un villancico (o varios). Y todos pueden acercarse a dar un beso
al niño Jesús.
33 LLIGADAS SORRIBAS, Josep. Centro de Pastoral Litúrgica. Adviento y Navidad. Sugerencias y Materiales. Dossiers CPL 92.
2. Lector 1: Desde muchos siglos atrás, desde el fondo de los tiempos, la llama de una
esperanza ha guiado el camino de la humanidad. Una llama encendida en el corazón
de hombres y mujeres de todo tiempo y lugar. Los hombres y mujeres de Israel, que
habían conocido al Dios liberador y habían creído en él, y los hombres y mujeres
que, guiados en el silencio de su corazón por el mismo Espíritu de Dios, habían
sabido descubrir también que hay un amor más fuerte que todo el mal y el dolor y
el pecado, un amor capaz de renovarlo todo y llenarlo todo de vida.
Lector 2: Desde muchos siglos atrás, desde el fondo de los tiempos, la llama de una
esperanza ha guiado el camino de la humanidad. Y ahora, en la plenitud de los
tiempos, esa llama se ha hecho carne humana, carne nuestra, en el vientre de una
muchacha, allí en Nazaret, un pueblo lejano, casi desconocido.
Lector 1: Dios se ha hecho carne humana, carne nuestra, y todo ha cambiado. Dios
se ha hecho carne débil, carne pobre, y todo ha cambiado. Por eso nosotros hoy,
preparándonos para celebrar con toda la alegría el nacimiento del Dios hecho
hombre, nos unimos a María de Nazaret, y alabamos la fuerza y la gracia del Dios
que viene en medio de nosotros. Digamos todos unidos:
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
112
Queremos vivir la alegría de Jesús. Y queremos que eso se note en todas nuestras
actuaciones: en la amabilidad, en el servicio, en la ayuda a los pobres, en todo. Y
queremos, muy especialmente, agradecerle a Jesús la fortaleza que nos da, el amor
que nos da, la salvación que nos trae.
Lector 2: Para significar esa voluntad vamos a hacer ahora un pequeño signo. Nos
acercaremos a la cuna del niño Jesús aún vacía y dejaremos junto a ella la rama, la
piedrecita, el papel de colores que todos tenemos, como para darle ya desde ahora
nuestra bienvenida agradecida.
Durante la procesión se puede poner música navideña (mejor sin texto, sólo
instrumental).
6. Invoquemos ahora a Jesús que nace entre nosotros. Responderemos a cada grupo
de invocaciones: R. Te adoramos oh divino Niño
– Jesús, luz del mundo; Jesús, sol de justicia; Jesús, estrella de la mañana.
– Jesús, camino hacia el Padre; Jesús, nuestra vida; Jesús, nuestra verdad.
– Jesús, buen pastor; Jesús, puerta de las ovejas; Jesús, que nos conoce y nos ama
personalmente.
– Jesús, nuestra paz; Jesús, nuestra alegría; Jesús, nuestra esperanza.
– Jesús, imagen del Dios invisible; Jesús, reflejo de la gloria del Padre; Jesús,
Palabra hecha carne.
– Jesús, el primero y el último, el que vive para siempre; Jesús, alfa y omega; Jesús,
principio y fin.
– Jesús, hermano; Jesús, amigo; Jesús, compañero.
– Jesús, Cordero de Dios; Jesús, Hijo de Dios; Jesús, Dios con nosotros.
Si la vigilia tiene lugar inmediatamente antes de la misa del gallo, ahora puede
haber un espacio de música mientras se encienden los cirios del altar, y
seguidamente empieza la celebración con el canto de entrada y la salida de los
ministros. En cambio, si tiene lugar algún día antes de la Nochebuena, al terminar
se podría compartir un pequeño refrigerio.
114
34 CENTRE DE PASTORAL LITÚRGICA. Adviento y Navidad, sugerencias y materiales. Dossiers CPL 92. Barcelona: España. 2001.
115
7. Oración Universal35
26 de Diciembre. San Esteban
Presidente: Oremos, hermanos, por las necesidades de la Iglesia y del mundo,
confiando en que san Esteban, que en su martirio vio el cielo abierto, lleve nuestras
súplicas hasta la presencia de Dios. Oremos diciendo:
R. Te rogamos, óyenos
1. Por la Iglesia. Que, guiada por la luz de la mirada de Cristo y con las armas de la
caridad, avive la llama de la fe en toda la tierra. Oremos.
2. Por los pastores del pueblo de Dios. Que el Espíritu Santo ponga en toda ocasión en
sus labios las palabras adecuadas para anunciar a Cristo Redentor. Oremos.
3. Por los pueblos de toda la tierra. Que en todos haya paz, y en todos se pueda
predicar con libertad el mensaje del Evangelio. Oremos.
4. Por todos los que sufren. Que Cristo, que ha asumido nuestra debilidad, mire su
dolor y sea su roca salvadora. Oremos.
5. Por nosotros. Que nuestra vida responda de verdad a nuestro nombre de cristianos,
y que nuestras obras alaben a aquel que nos hace dignos de llevarlo. Oremos.
Oración conclusiva: Oh Dios, escucha la oración de tu Iglesia que en el mártir san
Esteban te hizo ofrenda de las primicias de la fe. Y, por su intercesión, concede a tu
pueblo tu constante protección. Por Jesucristo nuestro Señor. R. Amén
27 de Diciembre. San Juan Evangelista
Presidente: Oremos, hermanos, al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que en su
Hijo nos concede gracia tras gracia, y digamos:
R. Te rogamos, óyenos.
1. Por la Iglesia. Que, por la unidad y la comunión entre todos sus hijos, dé testimonio
de la vida que Cristo ha traído al mundo. Oremos.
2. Por los que gobiernan las naciones. Que se esfuercen por alcanzar, en la paz y la
justicia, el progreso de los hombres y de los pueblos. Oremos.
3. Por los que no tienen lo necesario para vivir. Que Cristo, que ha abierto nuestros
ojos a la luz de la fe, abra nuestro corazón a las necesidades de los hermanos.
Oremos.
4. Por nosotros. Que vivamos la alegría de saber correr hacia donde Cristo, en la
humildad de Belén o en el silencio de un sepulcro vacío, se nos da a conocer como
salvador. Oremos.
35 URDEIX, J. Centro de Pastoral Litúrgica. Adviento y Navidad. Sugerencias y Materiales. Dossiers CPL 92. Barcelona: España.
2001.
116
Oración conclusiva: Dios y Padre nuestro, escucha las súplicas de los que veneramos
la memoria de aquel apóstol que reclinó su cabeza en el pecho de Jesús; y concédenos,
por su intercesión, vivir siempre seguros en el seno de tu Iglesia. Por Jesucristo
nuestro Señor. R. Amén
28 de Diciembre. Los Santos Inocentes
Presidente: Hermanos: invoquemos la ayuda del Señor, que en su Hijo Jesucristo nos
ha iluminado con la luz de su mirada. Oremos diciendo:
R. Te rogamos, óyenos.
1. Para que la Iglesia, en medio de las dificultades de su peregrinar en este mundo,
experimente la constante protección de Dios. Oremos.
2. Para que los que gobiernan las naciones realicen la tarea que tienen encomendada,
de manera que el mundo avance por los caminos de la voluntad de Dios. Oremos.
3. Para que los niños cristianos, con la bendición de Dios, crezcan hasta alcanzar la
madurez de la fe. Oremos.
4. Para que todos los niños que, en cualquier lugar del mundo, sufren por las guerras,
el hambre o las injusticias, sean liberados de su dolor. Oremos.
5. Para que todos nosotros caminemos siempre a la luz de la fe que profesamos.
Oremos.
Oración conclusiva: Escucha, Señor, la oración de tu Iglesia, que se alegra del triunfo,
en el martirio, de los santos niños de Belén; y a nosotros, que invocamos tu nombre,
haznos experimentar el don de tu misericordia, para que, a pesar de nuestra fragilidad
humana, nos mantengamos firmes y confiados en la misericordia divina. Por
Jesucristo nuestro Señor. R. Amén
29 de Diciembre
Presidente: Hermanos: con la alegría en el alma, porque el cielo y la tierra se alegran
del nacimiento del Salvador, oremos a Dios por la Iglesia y por todos los hombres.
Oremos diciendo:
R. Te rogamos, óyenos.
1. Por la Iglesia. Que en toda ocasión bendiga a Dios por el salvador que le ha sido
dado, y lo presente a todas las naciones como luz verdadera. Oremos.
2. Por los pueblos de toda la tierra. Que encuentren, en Cristo, la paz que es el anhelo
de toda la familia humana. Oremos.
3. Por los ancianos. Que puedan vivir su ancianidad rodeados del afecto de los suyos y
con la alegría de tener los ojos puestos en el Señor. Oremos.
4. Por todos nosotros. Que, siguiendo el ejemplo de la caridad de Cristo, sepamos
amar de corazón a nuestros hermanos, para no andar nunca en la oscuridad.
Oremos.
117
5. Por los difuntos de nuestras familias. Que, como la Virgen María y los justos de
todos los tiempos, puedan contemplar, en la casa del cielo, la luz de la gloria de
Dios. Oremos.
Oración conclusiva: Oh Dios, que como buen Padre cuidas de todos nosotros;
escucha nuestras súplicas y haz que, por tu gracia, todos los hombres, ya que tenemos
el mismo origen, formemos una sola familia en la paz y vivamos unidos por el amor
fraterno. Por Jesucristo nuestro Señor. R. Amén
31 de Diciembre
Presidente: Hermanos: oremos por el bien de la Iglesia y del mundo que el Hijo de
Dios ha venido ha iluminar con la claridad de su luz, diciendo:
R. Te rogamos, óyenos.
1. Por la Iglesia. Que anuncie fielmente, día tras día, que la salvación se encuentra sólo
en Jesucristo. Oremos.
2. Por la paz y la concordia en todos los pueblos. Que, en el nuevo año que estamos a
punto de empezar, los hombres y mujeres del mundo entero se sientan movidos a
trabajar por el bien común más que por sus propios intereses. Oremos.
3. Por los que viven angustiados por las tribulaciones del mundo presente. Que
encuentren, en la luz de Cristo, el norte que les guíe en su camino y les dé la
fortaleza que necesitan. Oremos.
4. Por todos nosotros. Que la contemplación de la gloria de Cristo, que ha puesto entre
nosotros su morada, nos haga vivir con el corazón levantado hacia el Señor nuestro
Dios. Oremos.
Oración conclusiva: Escucha, Señor, la oración de tu pueblo. Protégelo y llénalo de la
abundancia de tu gracia durante todo el año que nos disponemos a empezar; para que
el consuelo de contemplar tu presencia visible entre nosotros, nos lleve a amarte con
todo nuestro corazón. Por Jesucristo nuestro Señor. R. Amén
2 de Enero
Presidente: Hermanos, oremos a Dios, en este principio de año, para que su nombre
sea alabado en toda la tierra por la salvación que ha derramado con el nacimiento de
Jesús. Oremos diciendo:
R. Te rogamos, óyenos.
1. Por la Iglesia. Que dé a conocer a todos los pueblos la promesa de vida eterna que
ha recibido de Jesucristo. Oremos.
2. Por los que viven consagrados a Dios en la vida monástica. Que, siguiendo el
ejemplo de san Basilio y san Gregorio, dediquen su corazón a la virtud y a vivir
según la esperanza futura. Oremos.
3. Por los que gobiernan las naciones. Que lo hagan con espíritu de servicio, por el
119
4. Por nosotros, y por todos los que creen en Cristo. Que, iluminados por la fe,
corramos hacia la meta de la perfección cristiana. Oremos.
Oración conclusiva: Oh Dios, tú, por medio de tu Hijo, has iluminado a todas las
naciones con tu luz eterna. Escucha nuestras súplicas y concede a tu pueblo reconocer
la gloria de su Redentor y llegar, por su gracia, a la luz que nunca se apaga. Por
Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén
8 de Enero
Presidente: Oremos, hermanos, para que Dios, que tanto nos ama, llene con la
abundancia de sus dones a la Iglesia y a toda la familia humana. Oremos diciendo:
R. Te rogamos, óyenos.
1. Por la Iglesia. Que ofrezca amorosamente a toda la humanidad los tesoros de gracia
que el Señor le ha confiado. Oremos.
2. Por todos los pueblos de la tierra. Que Cristo, luz de las naciones, haga florecer en
toda la tierra la paz y el bienestar. Oremos.
3. Por los que sufren en el cuerpo o en el espíritu. Que sus necesidades sean atendidas
por nuestra caridad fraterna. Oremos.
4. Por nosotros. Que todo el mundo nos reconozca como discípulos de Cristo por
nuestro amor mutuo. Oremos.
Oración conclusiva: Dios y Señor nuestro, que nos has iluminado con la claridad de
tu Hijo, pastor de nuestras almas; escucha nuestras súplicas y haz que, alimentados
con los dones de su gracia, tengamos vida en su nombre. Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén
9 de Enero
Presidente: Hermanos: unidos por la fe en Cristo y movidos por el amor, oremos a
Dios por nosotros y por todos los hombres. Oremos diciendo:
R. Te rogamos, óyenos.
1. Para que la Iglesia, con maternal sabiduría, ayude a todos los cristianos a
comprender profundamente las palabras y los hechos de Jesús. Oremos.
2. Para que el Evangelio de Cristo sea proclamado a todos los pueblos y traiga la paz a
toda la humanidad. Oremos.
3. Para que Dios, en su misericordia, tenga piedad de los pobres y de los débiles.
Oremos.
4. Para que el Espíritu Santo que hemos recibido fortalezca en nosotros la comunión
con Dios y con los hermanos. Oremos.
Oración conclusiva: Dios y Padre nuestro, escucha las súplicas de los que creemos
que tu Hijo es el Salvador del mundo, y concédenos dar siempre testimonio de él por
122
Oración conclusiva: Dios omnipotente, escucha nuestras súplicas y haz que nuestro
Salvador nazca en nuestros corazones y los renueve constantemente. Por Jesucristo
nuestro Señor. R. Amén
12 de Enero
Presidente: Hermanos, oremos a Dios, que quiere salvar a todos los hombres, y
supliquémosle que derrame sobre nosotros y sobre toda la tierra los dones de su
gracia. Oremos diciendo:
R. Te rogamos, óyenos.
1. Por la Iglesia, el pueblo de los bautizados. Que, bajo la guía del Espíritu, dé siempre
testimonio de la vida nueva que ha recibido de Jesucristo. Oremos.
2. Por todos los pueblos de la tierra. Que el Señor les conceda vivir en paz y concordia,
y los ilumine con el Evangelio de la salvación. Oremos.
3. Por los que sufren a causa de las injusticias humanas. Que Dios les muestre su
misericordia y mueva nuestros corazones en su ayuda. Oremos.
4. Por nosotros. Que, a través de nuestro amor a Dios y a los hermanos, sepamos
corresponder al don de la fe que hemos recibido. Oremos.
Oración conclusiva: Oh Dios, tú quisiste que Cristo, nacido en Belén, se manifestase
como luz de las naciones. Concédenos caminar siempre a la luz de tu Hijo y dar
testimonio de él ante el mundo. Por Jesucristo nuestro Señor. R. Amén
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8. Octava de Navidad: Sugerencias para la homilía36
Día 26: San Esteban, protomártir
– El día siguiente del nacimiento del Hijo de Dios, celebramos la muerte del primer
mártir. Y es que este Niño que nace es aquel que, por fidelidad al camino de Dios,
llegará hasta la cruz; y como él, sus seguidores son llamados a ser testigos
(“mártires”) de la Buena Noticia con la totalidad de su vida.
– Este martirio, no obstante, lo celebramos como una fiesta gozosa: la muerte de
Esteban es su “nuevo nacimiento”, es la participación de la Pascua de Jesús.
– Recordamos hoy también quién fue Esteban y por qué lo mataron: él es el hombre
abierto que comprende que la Buena Noticia de la fe cristiana significa apertura a
todo el mundo, rompiendo el círculo de normas y leyes del judaísmo. Y eso, los
“fundamentalistas” de su tiempo no se lo podían tolerar.
– Y Esteban destaca también porque personalmente creía y vivía totalmente el
mensaje de Jesús: él, como Jesús, hace aquello tan difícil de amar a los enemigos (la
oración nos hace pedir que también nosotros lo sepamos hacer).
36 LLIGADAS SORRIBAS, Josep. Centro de Pastoral Litúrgica. Adviento y Navidad. Sugerencias y Materiales. Dossiers CPL 92.
37 LLIGADAS SORRIBAS, Josep. Centro de Pastoral Litúrgica. Adviento y Navidad. Sugerencias y Materiales. Dossiers CPL 92.
sido para nosotros, de un modo u otro, estímulos para nuestra vida. Recordemos, de
todos ellos, las pequeñas y grandes felicidades vividas, y también las tristezas y
dolores. Y de un modo especial, porque de ninguna manera podríamos olvidarlos,
recordemos los rostros de dolor de nuestros hermanos que sufren por la guerra, por
el hambre, por todas las crueldades que los hombres sembramos o permitimos en este
mundo.
Ahora, en silencio, oremos y pidamos perdón por todo lo que nosotros hemos
contribuido, a lo largo de este año, por acción o por omisión, a hacer más dolorosa la
vida de los demás.
3. Silencio prolongado
4. Petición de perdón
Oremos ahora juntos, reconociendo nuestro pecado y pidiendo perdón. (Se dice el “Yo
confieso” o se canta un canto de perdón).
Yo confieso ante Dios Todopoderoso,
y ante ustedes hermanos que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión.
Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a Santa María siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos y a ustedes hermanos,
que intercedan por mí ante Dios, Nuestro Señor. Amén.
5. Oración
Padre, en esta noche del último día del año estamos aquí, ante ti. Queremos compartir
un rato de paz, un encuentro de familia contigo. Somos tus hijos, y nos da felicidad
tenerte a ti como Padre. Te queremos agradecer este año que hoy termina, con todo lo
que hemos vivido, lo bueno y lo malo, porque en todo podemos experimentar la
llamada de tu amor. Y te queremos agradecer también todo lo que tenemos ante
nosotros, nuestro futuro en este mundo y nuestro futuro en el Reino que tú nos
prometes.
Padre, al terminar este año de 2016, y disponiéndonos a empezar un nuevo año, te
queremos pedir que estés siempre con nosotros y con todos nuestros familiares y
amigos. Y te queremos pedir, muy especialmente, que muestres tu rostro lleno de
ternura a todos los que sufren por la guerra o por el hambre, por la falta de justicia o
de libertad; y a todos aquellos que viven hundidos en el dolor o en el mal. Libéralos,
Padre, y haznos a nosotros colaboradores de esta liberación. Te lo pedimos por
Jesucristo, nuestro hermano, tu Hijo, que vive y reina contigo por los siglos. Amén.
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6. Salmo 84
(Se recita a dos coros, habiendo repartido previamente el texto a todos)
Señor, has sido bueno con tu tierra,
has restaurado la suerte de Jacob,
has perdonado la culpa de tu pueblo,
has sepultado todos sus pecados,
has reprimido tu cólera,
has frenado el incendio de tu ira.
Restáuranos, Dios Salvador nuestro;
cesa en tu rencor contra nosotros.
¿Vas a estar siempre enojado,
o a prolongar tu ira de edad en edad?
¿No vas a devolvernos la vida,
para que tu pueblo se alegre contigo?
Muéstranos, Señor, tu misericordia
y danos tu salvación.
Voy a escuchar lo que dice el Señor:
«Dios anuncia la paz
a su pueblo y a sus amigos
y a los que se convierten de corazón».
La salvación está cerca de los que le temen,
y la gloria habitará en nuestra tierra;
la misericordia y la fidelidad se encuentran,
la justicia y la paz se besan;
la fidelidad brota de la tierra,
y la justicia mira desde el cielo.
El Señor nos dará la lluvia,
y nuestra tierra dará su fruto.
La justicia marchará ante él,
y sus pasos señalarán el camino.
7. Lectura de Isaías 9,1-6
Escuchemos ahora la palabra de los profetas. Es el anuncio de un niño que abrirá un
camino nuevo en la vida de los hombres. Es el anuncio de Jesús, el Mesías.
El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande;
habitaba en tierra y sombras de muerte, y una luz les brilló.
Acreciste la alegría, aumentaste el gozo;
se gozan en tu presencia, como gozan al segar,
como se alegran al repartirse el botín.
Porque la vara del opresor, el yugo de su carga,
el bastón de su hombro, los quebrantaste como el día de Madián.
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Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.
16. Gesto de paz
Con los mejores deseos para el año que comienza, hermanos, démonos fraternalmente
la paz.
17. Cántico de María
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,
como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
18. Despedida
Si preside un sacerdote o diácono, desea a todos un feliz año nuevo y da la
bendición solemne de Año Nuevo. Si no, el que haya dirigido la vigilia desea a todos
un feliz año nuevo.
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39 ALDAZÁBAL, José. Centro de Pastoral Litúrgica. Adviento y Navidad. Sugerencias y Materiales. Dossiers CPL 92. Barcelona:
España. 2001.
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estrofas cantadas con otras leídas o proclamadas: por ej. “coronas el año con tus
bienes...”.
6. Aspectos esperanzadores del año que termina. Entre dos, enumerar brevemente
los acontecimientos y las direcciones más optimistas de la historia de este año:
a nivel mundial
a nivel nacional
a nivel de Iglesia
a nivel de la propia comunidad
7. Canto de acción de gracias. Salmo 135: Porque su amor no tiene fin... O bien el
“Magníficat”.
8. Aspectos deficientes del año que termina, en clima de petición de perdón: todos
somos solidarios de la culpa. Entre dos, enumerar brevemente los acontecimientos y
las direcciones más lamentables del año, a los mismos niveles que los positivos de
antes.
10. Reflexión personal: balance de la vida de cada uno en el año que termina:
aspectos positivos y negativos. ¿En silencio? ¿en diálogo de comunicación?
40 ALDAZÁBAL, José. Centro de Pastoral Litúrgica. Adviento y Navidad. Sugerencias y Materiales. Dossiers CPL 92. Barcelona:
España. 2001.
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5. El abrazo y el beso con todos los presentes, para empezar el año con un compromiso
de fraternidad y, si hace falta, de perdón. Con un voto de confianza a todos. Olvidando lo
desagradable del año viejo y empezando “de cero”.
ORACIÓN POR LA PAZ
Padre, Tú eres un océano de paz y nos regalas por medio de tu Hijo Jesucristo y
por la acción del Espíritu Santo este don, y lo siembras en nuestro corazón por medio
de la conversión y la reconciliación.
Tú nos confías la paz a nuestra responsabilidad, convirtiéndonos en artesanos
de la paz, para construirla con “pasión, paciencia, experiencia y tesón”.
Tú quieres que nuestras familias sean escuelas de paz donde te escuchemos,
acojamos y te sigamos mejor y, así germinen palabras y gestos de perdón, escucha,
diálogo, ternura, amor y reconciliación. Que los niños y jóvenes se conviertan en
protagonistas de un futuro de paz.
Acompáñanos en las responsabilidades que tenemos en nuestra vida social,
política, económica, cultural y eclesial. Haz que difundamos el respeto por la vida, las
personas y la creación; que seamos solidarios, fraternos, justos y trabajadores del bien
común.
Acoge en tu casa a quienes murieron víctimas de la guerra fratricida, mueve el
corazón de los actores violentos para que vuelvan a Ti y sean también ellos
constructores comprometidos de la paz. Fortalece a las víctimas en su dignidad y
otórgales valentía para ofrecer el perdón.
Que María Reina de la paz, nos ayude a desarmar el corazón, a vivir la justicia,
el perdón, la reconciliación y la paz, para que nazca en Colombia la civilización del
amor. Amén