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El Helenismo

Significado e importancia del helenism o

La sucesión de Alejandro.

Luchas entre diadocos y epígonos.

— Después de la muerte de Aristóteles, la Filosofía se orienta por nuevos derroteros. A ello


contribuyeron poderosamente las nuevas condiciones políticas, y sociales originadas por las
conquistas de Alejandro, punto de partida de una de las transformaciones culturales más hondas
que ha experimentado la humanidad.

En el año 338 Filipo de Macedonia derrotó en Queronea a la liga panhelénica encabezada por
Tebas y Atenas, sustituyéndola por otra, cuya capital fue Corinto. En el año 356 Filipo de
Macedonia fue asesinado. Luego, le sucedió su hijo Alejandro, también conocido como Alejandro
III de Macedonia o Alejandro el Grande, el cual se adueñó rápidamente de toda Grecia y extendió
sus conquistas por Egipto y Oriente, soñando en un inmenso imperio en el cual habrían de entrar
en plano de igualdad helenos y bárbaros. Era un ideal incomprensible para la mentalidad griega
tradicional, y que su maestro Aristóteles nunca aprobó por considerarlo absurdo.

Al morir Alejandro sólo había designado como sucesor suyo «al mejor». Era fácil predecir la lucha
inevitable entre sus generales, quienes se repartieron el gobierno de los extensos territorios del
imperio de la siguiente manera: Cratero quedó como regente. Pérdicas ocupó el cargo de primer
ministro. Antípatro se mantuvo en Macedonia y Grecia. Lisimaco, en Tracia. Eumenes, en
Pafiagonia y Capadocia. Leonnatas, en Frigia Helespóntica. Antigono Monoftalmo, en la gran Frigia.
Tolomeo, hijo de Lago, en Egipto. Y Seleuco, hijo de Antíoco, conservó el mando de la caballería.

Durante algún tiempo subsistió una cierta idea de la unidad imperial, tal como la había concebido
Alejandro. Quedaba su hermanastro Filipo Arrideo, este fue reconocido como rey, y después el
hijo de Alejandro y de Roxana, que nació después de la muerte de su padre.

Pero inmediatamente estalló la guerra lámica (de Lamia), entre Atenas y Macedonia. Los
atenienses, aliados a los etolios, locrios y focios, obtuvieron algunos éxitos iniciales. Pero al fin
fueron derrotados por Antípatro (322). Demóstenes se envenenó para no caer en poder de sus
enemigos, y los demás jefes demócratas tuvieron que huir.

A su vez, Antípatro, Cratero, Antigono y Tolomeo se unieron contra Pérdicas, que murió asesinado.
En 321 se hace en Triparadiso (Siria) una nueva repartición del imperio de la siguiente forma:
Antípatro fue nombrado regente. Antigono, jefe del ejército de Asia. Lisimaco, de Tracia. Tolomeo,
de Egipto. Y Seleuco fue nombrado gobernador de Babilonia.

Muerto Antípatro, siguen las luchas entre Polispercón, a quien dejó su puesto, y Casandro,
Antigono y Tolomeo, que se aliaron contra él. Olimpia, madre de Alejandro, dio muerte a
Alejandro Arrideo. Casandro, a su vez, mandó matar a Olimpia en el año 316 a. C. , y se apoderó de
Roxana y de su hijo Alejandro IV, a quien dio también muerte más tarde en el año 310. Con esto
quedaba suprimido el último vínculo de sucesión monárquica respecto de Alejandro Magno.
Después de nuevas luchas, se llegó a la batalla de Ipsos, esta batalla se dio en el año 301, en la que
los aliados triunfaron contra Demetrio Polioercetes, hijo de Antigono. El imperio de Alejandro se
rompió definitivamente, repartiéndose en varios grandes reinos: Egipto con Tolomeo. Macedonia
y Grecia con Casandro.Tracia y Frigia con Lisimaco. Siria y Babilonia con Seleuco. Otros estados
menores fueron Armenia y Ponto con Mitrídates. Pérgamo con Eumenes. Y Atalo, Capadocia,
Bitinia, Cilicia y Rodas.

Pero no con esto terminaron las luchas, sino que se continuaron con diversas alternativas, hasta la
derrota de Lisimaco por Seleuco en Corupedión en el año 281, y con el asesinato de Seleuco, el
último diadoco, por Tolomeo Keraunos en el 280.

A las luchas entre los diadocos siguen las de los epígonos, que se continúan por espacio de un
siglo, mientras que iba consolidándose el poderío romano, que al fin acabó por prevalecer sobre
todos. Los romanos derrotaron a Filipo V de Macedonia en Kynoscéfalos en el 197, después
vencieron en Pidna en el año 168, y finalmente en Leucopetra en el año 146. La sombra de libertad
que habían dejado a Atenas, acabó de perderse definitivamente el año 86, en que Sila la castigó
duramente, a causa de su alianza con Mitrídates.

En estas alternativas, Atenas pierde definitivamente su supremacía política, quedando a merced


de las turbulencias exteriores. Después de la victoria de Antípatro en Cranion (322) impuso un
gobierno aristocrático. Polispercón instauró la democracia en el año 319, que llevó a cabo terribles
venganzas. Casandro, con Demetrio Faléreo como epimeletes, impuso la oligarquía entre los años
317 y 307. Demetrio Polioercetes desterró a Demetrio Faléreo y volvió a restaurar la democracia
(307).

Estas turbulencias militares y políticas fueron fatales para Grecia, que quedó despoblada y
empobrecida. Atenas pierde la supremacía comercial, que pasa a Alejandría, fundada en magnífica
situación en la desembocadura del Nilo. Y, aunque conserva la supremacía cultural, comienza a
compartirla con otras ciudades, como la misma Alejandría, Pérgamo, Rodas, Antioquía, Laodicea,
Pella, Mileto, Éfeso, Siracusa, etc.

El helenismo constituyó una profunda revolución, que trastornó el régimen social y las ideas y
costumbres antiguas. Desaparece la poli tradicional, que había inspirado la República de Platón y
la Política de Aristóteles. Se forman las grandes monarquías helenísticas, y Grecia queda
convertida en simple provincia de un vasto imperio. En los nuevos centros desaparece el sentido
de vinculación a la metrópoli, que siempre había caracterizado a las colonias griegas. A la vez que
se amplía el horizonte geográfico, se difunde el sentido del ecumenismo y del cosmopolitismo.

Aunque el helenismo propiamente dicho termina con la batalla de Leucopetra en el año 146,
puede extenderse hasta la batalla de Actium en el 31, en que Octavio Augusto conquistó
Alejandría, quedando Roma constituida en capital política y cultural de Occidente.

2. Centros culturales helenísticos. — · Alejandría. —

En ese entonces Atenas continuaba la Academia de Platón y el Liceo de Aristóteles, y aparecen dos
nuevas escuelas: el estoicismo y el epicureísmo. Pero por todo el mundo helenístico comienzan a
florecer otros centros, algunos de los cuales tienen gran importancia. El principal de todos fue
Alejandría, que en el reparto del imperio correspondió a Tolomeo Soter en los años 323-283. En el
barrio Rhakotis, que era el más humilde, procedente de la aldea primitiva, se hallaba el Serapeon.
Al este se hallaba un populoso barrio judío. Y en el centro el Brucheion, barrio aristocrático, donde
se hallaba el palacio real, al lado del cual levantó Tolomeo Soter el Museo.

Atraídos por la protección que los Tolomeos dispensaron a las ciencias y a las artes, acudieron a
Alejandría sabios de todos los países. Al principio se reunían en unos salones del palacio, donde el
rey gustaba de conversar con ellos. Pero después se alojaron en el Museo, que más que un centro
de enseñanza fue un centro de investigaciones, dotado de jardín, observatorio astronómico,
anfiteatro de anatomía, laboratorios y con una gran biblioteca iniciada por Demetrio Faléreo, para
cuyo acrecentamiento los Tolomeos no repararon en medios, no siempre demasiado lícitos. Se
dice que llegó a contar 400.000 volúmenes «mezclados» y 90.000 «sencillos», o sea escritos en un
solo rollo. Cuando el Brucheion y la Biblioteca fueron incendiados por la escuadra de César, el año
48, Antonio regaló a Cleopatra 200.000 volúmenes procedentes de la Biblioteca de Pérgamo. En el
Serapeon existía otra biblioteca más pequeña, con 70.000 volúmenes. La Biblioteca de Alejandría
sufrió todavía otros incendios: en 272 bajo el emperador Aureliano, en 391 por orden del obispo
Teófilo y, finalmente, fue abrasada por Ornar en 641.

Alejandría, quizá debido a la orientación dada por Demetrio Faléreo, inspirada en el Liceo, se
distinguió sobre todo en el cultivo de las ciencias exactas y naturales y en la erudición. Los
numerosos sabios que en ella florecen constituyen un grupo no igualado hasta el Renacimiento.
De Alejandría se deriva la rica herencia que recibirán los árabes, y que transmitirán a la Edad
Media. Hasta muy entrada la Era cristiana, Alejandría fue el centro principal de difusión de la
cultura helenística. Aunque los sabios fueron expulsados de la ciudad dos veces, bajo Tolomeo III
Evergetes (246-221) y después por Tolomeo VII Fiscón (145-116).

En Geometría se distinguió Euclides (h.323-285), con sus famosísimos Elementos. Escribió también
sobre óptica, catóptrica y armonía. Gran matemático fue también el astrónomo Apolonio de Perga
(265-170), que escribió un tratado sobre las secciones cónicas.

Arquímedes de Siracusa (287-212) sobresalió en matemáticas aplicadas, estereometría y


mecánica. Estudió la refracción de la luz y llegó a establecer los principios del cálculo integral.
Fueron también notables Filón, Ctesibios (f h.200) y Herón de Alejandría (h.130), a quien se
atribuye el invento de una máquina de vapor.

Las campañas de Alejandro ampliaron el horizonte geográfico hacia Oriente. Por Occidente,
viajeros como Piteas de Massilia llegaron hasta las islas británicas y a la desembocadura del Elba.
De aquí procedió el interés por la Geografía. Se distinguieron Eratósten es de Cirene (275-194),
bibliotecario del Museo bajo Tolomeo Filadelfo, astrónomo y matemático, que hizo un mapa del
mundo basado en la redondez de la tierra, calculando sus dimensiones en 250.000 estadios, o sea
unos 44.000 kilómetros. Dicearco de Messenia escribió sobre la historia de la cultura griega y
sobre la Constitución de Esparta. Agatárquides de Cnidos (h. 190-180) fue un buen geógrafo e
historiador. Explicó la causa de las crecidas del Nilo.

En Astronomía, los alejandrinos se beneficiaron de las observaciones de los egipcios y caldeos.


Sobresalieron Aristarco de Samos (h.280-264), discípulo de Estratón. Defendió la teoría
heliocéntrica, explicando los fenómenos celestes por el movimiento de la Tierra alrededor de sí
misma y alrededor del Sol. Ha sido llamado el Copérnico de la Antigüedad. Hiparco de Nicea (190-
120), inventor de la Trigonometría. Claudio Tolomeo (h.150), gran geógrafo y astrónomo, autor del
Almagesto, estimadísimo en toda la Edad Media.

En Medicina se distinguieron Herófilo de Calcedonia (335-280), procedente de Cos, el mayor


anatomista y fisiólogo de la antigüedad. Hizo la anatomía del cerebro. Conoció las válvulas del
corazón y la arteria pulmonar. Distinguió entre venas y arterias, observando que las últimas
contienen sangre y no aire. Erasístrato , procedente de Cnidos, rival del anterior, que daba más
importancia a la dieta y a los remedios sencillos que a la medicación. Filino de Cos (h.200), que se
distinguió en anatomía y cirugía. Se dice que practicó la vivisección en condenados a muerte.

Grandes fueron también los progresos de la Filología crítica, iniciada en la escuela de Aristóteles
con los Problemas homéricos. Los alejandrinos sistematizaron el proceso analítico de los libros en
las siguientes partes:

1.a, Diórthosis (descripción del texto); 2.a, Anágnosis (ordenación de los autores en series); 3.a,
Tyne (sintaxis o teoría de las formas); 4.a Exegesis (explicación de las palabras); 5.a, Crisis (juicio
sobre el texto). Se distinguieron en esta rama: Zenodoto de Efeso (h.260), bibliotecario, editor y
comentador de Homero, iniciador de la filología científica. Calímaco de Cirene (320-230), que hizo
un catálogo de la biblioteca, con biografía y reseña de los. autores. Aristófanes de Bizancio (247-
180), Aristarco de Samotracia (217-145). Camaleón. Licofrón. Alejandro Etolo. Dídimo de
Alejandría (h.30).

La Historia, aunque con carácter más bien instructivo y moral que científico, adquiere gran
importancia en Alejandría. En torno a las hazañas de Alejandro se produce una abundante
literatura histórica. Clitarco de Colofón escribió sobre el tiempo de Alejandro. Jerónimo de Cardia
sobre las guerras entre los diadocos y epígonos. Duris de Samos (h.3 4 0 -2 7 0 ), fue historiador
eruditísimo y gran estilista. Escribió una Historia toria que abarca desde la batalla de Leuctra hasta
la de Cyropedion. Filarco . Timeo de Tauromenion (h.340-250) introdujo el cómputo del tiempo
por olimpíadas. Escribió una Historia del Occidente griego. Apolodoro de Atenas fijó la cronología
de muchos sucesos y personajes. Polonio de Megalópolis escribió la Historia de Roma. Hermoso ,
sacerdote de Babilonia, escribió en griego la Historia de Caldea (h.270).

También cultivaron la Historia un grupo de escritores que en sentido amplio pueden ser
considerados como peripatéticos. Así Hermippp de Esmirna (h.200), discípulo de Calímaco. Satyro
(h. 222-204), que compuso Vidas de Filósofos. Socion de Alejandría (h.200-170) y Antistenes de
Rodas (s .i i i ) escribieron Sucesiones de filósofos. Heraclides Lembos (h.180), natural de
Oxyrrynchos, que : escribió una Historia universal en 37 libros, y Sucesiones, extractando a Satyro
y Soción. Su nombre proviene de su obra Discurso lembético. En literatura, la poesía pierde lla
antigua frescura de inspiración y se hace cortesana, refinada, concertista preciosista,
predominando el virtuosismo de la forma exterior. Posteriormente, la reacción aticista hizo caer
en el olvido la mayor parte de las producciones Alejandrinas. Pero sirvieron de fuente de
inspiración para los poetas Romanos. Merecen citarse Calimaco de Cirene (270-240), que , además
de ser un erudito bibliotecario, compuso poesías ( Aitía, Hecaté); Arato de soles (h

276), que compuso un poema meteorológico titulado Phainomena, basado en las teorías
astronómicas de Eudoxo de Cnidos; Teocrito de Siracisa (f 270), iniciado de la poesía bucólica,
imitada por Virgilio en las Georgicas. A polonio de Alejaandria , “ el Rodio" (f 225), bibliotecario,
que compuso el poema épico Argonautiká; Riano de Creta, Euforio de Calcis, Hegesianax de
Alejandria (h. 200), que compuso una novela de asunto troyano; Herondas de Cos, poeta y ámbico;
Euforión (h.200), Aristófanes de Bizancio, Pemión DE ilión, historiador del arte; Filemón, Bión y
Mosco, Nicandro de Colofón (.150), que escribió poemas didácticos sobre medicina, geografía y
ciencias naturales. . Debemos mencionar la traducción de la Biblia del hebreo al griego, conocida
por versión de los Setenta. Hacia 2 5 0 se hizo la traducción del Pentateuco, y hacia 13 0 estaban
terminados los demás libros. Probablemente se escribió en Alejandría (Leontópolis) el Libro de la
Sabiduría. El arte de Alejandría es elegante y refinado, con tendencia al barroquismo. No logra
invenciones nuevas, pero aun así realizó algunas obras de gran valor, como el bellísimo grupo del
Laocoonte.

3. Otros centros helenísticos.—

Otro centro importante de la cultura helenística fue Pérgamo. Eumenes fundó una gran
biblioteca. Mantuvo su rivalidad con Alejandro hasta que Atalo III legó su reino a los romanos
(133). Una manifestación de esta rivalidad cultural fue la prohibición que hizo Alejandría de
exportar papiros, los cuales fueron sustituidos por membranas de piel curtida, que de Pérgamo
recibieron el nombre de pergamena.

Se distinguieron Antígono de Caristosis (S. III), que escribió Vidas de filósofos, de las que quedan
algunos fragmentos. Neanthes de Gízicos ( S. III), que escribió Sobre los hombres ilustres. El
gramático estoico Crates de Mallos. Y sobre todo el gran médico Galeno , procedente de Pérgamo.
La dinastía de los Seléucidas realizó también una intensa labor de helenización en Siria y Babilonia.
Antioco III el Grande (223-187) venció a los egipcios y a los partos, extendiendo su reino por Siria
(198) y Palestina (201). M ultiplicó las ciudades helenizadas, Antioquía, Larisa, Edesa, Nisibis,
Apamea (en memoria de su mujer, con cuyo nombre sustituyó el de la antigua Pella). Fue
derrotado por los romanos en la batalla de Magnesia (190). A u n después de perdida la
independencia prosiguió la labor de helenización bajo Seleuco IV (187-175) y Antioco IV Epifanes
(175-163), si bien el último tropezó con la valiente resistencia de los Macabeos, que lograron la
independencia de Israel.

Otros centros importantes fueron Laodicea, M ileto, Efeso, Siracusa, Tarso y Rodas. La cultura
helenística se difunde por todo el Mediterráneo, llegando hasta España; y a la vez por el Oriente,
donde recibe influencias persas, indias y judías. El vehículo de esta difusión fue un griego
corrompido (κοινή), utilizado en todo el mundo helenístico.

4. D visión .—

Para proceder con la claridad posible en este largo y complicado período lo dividiremos en varias
fases: I. a En Atenas el platonismo y el aristotelismo continúan en sus escuelas respectivas, la
Academ ia y el Liceo. Tanto la una como el otro sufren hacia 300 la influencia del pitagorismo
(Jenócrates y Espeusipo). La Academ ia pierde el espíritu de su fundador y abandona sus doctrinas
fundamentales. En el Liceo se acentúa cada vez más la tendencia empirista, llegando hasta el
materialismo (Estratón, Dicearco, A ristoxeno). En este tiempo aparecen dos nuevas escuelas en
Atenas, el estoicismo y el epicureismo, así como el primer escepticismo con Pirrón y Timón.

2.a En la segunda fase el interés se centra sobre todo en la lucha encarnizada entre los
académicos, que adoptan el escepticismo y el probabilismo (Arcesilao, Garnéades), contra los
estoicos, que con Crisipo se encastillan en un dogmatismo cerrado. Las escuelas peripatética y
epicúrea permanecen al margen de la contienda.

3.a Las controversias entre estoicos y académicos desembocan finalmente, bien por cansancio, por
desengaño o por reacción, en un ambiente general de eclecticismo, que prealece en el siglo II
antes de J. C. Las principales escuelas, con excepción del epicureismo, a quien todas rechazan,
atenúan las actitudes demasiado rígidas y dogmatistas, buscando términos comunes de
coincidencia. Los representantes más notables de esta actitud son los académicos Panecio,
Posidonio, Filón de Larisa y Antioco de Ascalón. Esta fase de eclecticismo coincide con la
introducción de la Filosofía griega enl el mundo romano.

4.a En el siglo i antes de J. C . el nivel de la Filosofía griega llega a su punto más bajo. Se agota la
fuerza creadora. Reaparece el escepticismo. Se aprecia un fuerte influjo de las religiones
orientales, que se manifiesta en el sincretismo alejandrino.

5 .a El nivel vuelve a ascender a principios de la Era cristiana con el neopitagorismo y el platonismo


medio, hasta llegar a una nueva floración, en el neoplatonismo, de esplendor más aparente que
real, cuyo desarrollo ocupa más de dos siglos, durando hasta la clausura de las escuelas de Atenas,
por orden de Justiniano en 529, fecha que marca oficialmente el fin de la Filosofía griega. Suele
considerarse este largo período como una etapa de decadencia. Pero quizás esa palabra no sea del
todo exacta para caracterizarlo, o por lo menos no debe recargarse el acento en sentido
peyorativo. Ciertamente que esos siglos no presentan figuras de la talla de un Platón o un
Aristóteles. Pero tampoco puede decirse que el conjunto del panorama filosófico sea indigno del
genio helénico. Si no aparecen figuras de la talla del siglo iv, tampoco puede hablarse de
mediocridad.

Vemos una gran cantidad de pensadores preocupados por buscar solución a los grandes temas de
pensamiento, y en muchos casos la agudeza y elevación con que se enfrentan con los grandes
problemas no desdice de lo mejor que escribieron sus predecesores. Incluso abren caminos
nuevos a la especulación y abordan aspectos ignorados o pasados por alto por aquéllos.

Lo mismo hay que decir del estoicismo, a cuya intransigencia se debe la transmisión de gran parte
de las ideas que heredarán los siglos posteriores. En general, este período representa un notable
conjunto de figuras con carácter propio y vigoroso. Y , aunque en Filosofía y en arte es menos
brillante que el gran momento ateniense, se compensa en otros aspectos culturales
importantísimos, en que incluso llega a superar las mejores producciones de la época clásica.

CAPITULO XXX

La Academia antigua

La herencia de Platón se conserva en la Academia. Pero ninguno de sus sucesores, excepto


Aristóteles, rayó a la altura de su maestro. Pierden la amplitud enciclopédica del platonismo y
desarrollan aspectos parciales, acabando por desvirtuar su espíritu y su carácter. i . Escolarcas.—
Espeussipo (4 2 0 /4 0 8 -3 3 9 ).— Hujo de Potona, hermana de Platón. Sucedió a su tío en el
escolarcado y regentó la escuela de 3 4 7 -3 3 9 . En 3 6 1 tomó parte activa e n la expedición de D
ión a Siracusa. Parece que se suicidó. Quedan pocos fragmentos de sus obras Sobre los
semejantes, Sobre las definiciones, Los números según Pitágoras, Sobre la moral y el placer.
Fue un espíritu detallista, minucioso, cuidadoso de la nomenclatura, de las definiciones,
distinciones y clasificaciones. Acentuó la tendencia pitagorizante, identificando las Ideas con los
números matemáticos. Los principios constitutivos de las cosas eran la Unidad Γεν), que era el
principio del bien, al cual estaba éste subordinado, y la Diada (δύας), que era el principio de la
multiplicidad, que es el mal. El número perfecto era la Década. En Ética establecía como norma
lograr la perfección de cada cosa en conformidad con su naturaleza. Como criterio para distinguir
las virtudes y los vicios señalaba el medio. Es notable su copiosa serie de definiciones de las
virtudes y los vicios, más completa que la de Aristóteles, aunque se limita a definirlos, sin intentar
una ordenación sistemática. Su definición de la felicidad es muy semejante a la de Boecio

Jenócrates (3 9 6 -5 / 3 1 5 ) .— Natural de Calcedón. Acompañó a Platón en su viaje a Sicilia

1 . Sucedió a Espeusipo y regentó la escuela veinticinco años. Fue amigo de Aristóteles, a quien
acompañó a Megara (3 4 7 ) y Mitilene, donde vivieron en compañía de Teofrasto (3 4 4 -3 4 2 ).
Fue proverbial su rigidez de carácter y su austeridad de costumbres. Platón le aconsejó en una
ocasión que sacrificara un poco a las Cracias. Escribió una Vida de Platón y otras muchas obras,
especialmente sobre temas morales.

Laercio , IV 2,6. «El filósofo fundamenta su vida en la razón, identificó las Ideas con los números
matemáticos, bajo la influencia del pitagorismo. Las supremas son el Uno y la Diada, de los cuales
proceden todas las cosas. El Uno, o la Mónada impar, es el principio masculino, y el Nous supremo
que identificaba con Dios. La Diada, o el par, es el principio femenino, de donde procede la
pluralidad. Es la madre de los dioses y alma del mundo. Distinguía tres grandes planos de seres,
cada uno presidido por una Parca: el supraceleste (mundo inteligible de las Ideas), presidido por
Atropos; el celeste (opinable), por Laquesis, y el terrestre, o sublunar, que es el mundo sensible,
por Clothos 4. Dentro de cada uno de estos tres planos generales escalonaba jerárquicamente
todo el conjunto de los seres. Definía el alma, como los pitagóricos, diciendo que es un número
que se mueve a sí mismo 5. En Ética identificaba el Uno y el Bien. La unidad es el bien, y la
pluralidad el mal. La virtud es el único bien, y el vicio el mayor mal. La virtud basta por sí sola para
proporcionar la felicidad. Distinguía tres clases de bienes: los del alma, que son los principales; los
del cuerpo y los exteriores, que, aunque no son necesarios, son también convenientes y
contribuyen a la felicidad, aunque el sabio puede ser feliz en medio de la más extrema indigencia.
La vida presente es una cárcel, de la cual nos liberta la muerte. conocimiento del Sumo Bien, y
hace voluntariamente lo que la mayor parte de los hombres hacen obligados por la ley» (H ein ze,
fr.3).

♦ «Además, entre las cosas sensibles y las Ideas dice que están los seres matemáticos, los cuales
ocupan una posición intermedia , distinguiéndose de las cosas sensibles por ser eternos e
inmutables, y de las Ideas, en que hay muchos de ellos en cada especie, mientras que la Idea es en
sí misma una realidad una, individual y singular». Estas y otras alusiones de Aristóteles, aunque se
refieren a Platón, responden a la derivación pitagórica de la Academia que se realiza a partir de
Espeusipo.

«Jenócrates dice que hay tres substancias: una sensible, otra inteligible y otra compuesta y
opinable; de las cuales la sensible está debajo del cielo, la inteligible es de las cosas que están
sobre el cielo, y la compuesta y opinable, en el mismo cielo, en cuanto que es sensible para los
sentidos e inteligible para la Astrologia. Y siendo esto así, de las naturalezas inteligibles que están
situadas sobre el cielo pertenece juzgar a la inteligencia; de las que están debajo del cielo, a los
sentidos, y de las intermedias, a la opinión... Por esta razón los atribuye a las tres Parcas: Atropos
es la señora de las cosas inteligibles, porque es inmutable; Clothos, de las sensibles, y Laquesis, de
las opinables»

P o l e m ó n (escolarca, de 315-270).— Ateniense. Buen orador. Se preocupó sobre todo de


cuestiones morales. «Conviene ejercitarse en las obras y no en especulaciones dialéctica bien
como norma adoptaba el principio de vivir conformé a la naturaleza. Es lícito disfrutar de los
bienes naturales, pero siempre bajo la dirección de la virtud. Zürcher ha intentado revalorizar la
figura de este oscurai escolarca estableciendo la tesis sorprendente de que es, nada menos, el
autor de todo el Corpus academicum. La Academia antigua termina con Grates de Atenas,
escolarca, de 270-26814.

Otros platónicos.—

Heráclides de Ponto (h.390- 310).— Natural de Heraclea, en el mar Negro. Fue a Atenas a sus
veintiséis años (h.397-364), ingresando en la Academia bajo Espeusipo, que entonces sustituía a
Platón. Quedó al frente de la escuela durante el tercer viaje de Platón a Sicilia (361). Después de la
muerte de Espeusipo fundó escuela en su patria Heraclea. Fue escritor fecundo y brillante. Se le
atribuyen: Sobre la naturaleza del alma, Abaris, Empedotimos, Lo que sucede en el cielo, La
naturaleza, La mujer que no respiraba, Tratado de la música (contra Aristoxeno). Acentuó el
pitagorismo, combinado con un atomismo materialista. Todas las cosas están compuestas de
partículas indivisibles (αυαρμοι όγκοι), cualitativamente distintas, separadas por el espacio vacío y
ordenadas por el impulso de Dios, que ejerce su providencia sobre el mundo. El alma se compone
de partículas materiales, etéreas y sumamente sutiles. Todo vive en el Universo, que es infinito.
Enseñó la rotación de la Tierra alrededor de su eje y es probable que haya formulado la teoría
heliocéntrica, en sentido pitagórico. Explicó las mareas por la atracción que la Luna ejerce sobre el
mar.

Eudoxo de Cnidos (h.400-355).— Médico, matemático, geógrafo y astrónomo. Gran amigo de


Platón, en cuyo Timeo es posible que influyera con sus teorías. Midió la Tierra (h.350),
atribuyéndole una extensión de 400.000 estadios (71.000 km.). En Astronomía se propuso «salvar
las apariencias». Interpretó la participación entre las Ideas en el sentido de mezcla de unas con
otras. En Ética sostuvo una actitud hedonista, identificando el bien con el placer, a la cual alude
Platón en el Filebo y Aristóteles impugna en sus Eticas. Laercio IV, Zúrche, Das Corpus Academicum
(P aderborn 1954)

Grantor (h.330-280/70).— Natural de Soles, e n Cilicia. Discípulo de Jenócrates y Polemón y


maestro de Arcesilao. Buen orador y primer comentarista del Timeo, de! que explicó los pasajes
matemáticos. Fue moralista muy severo. Los antiguos estimaban mucho su trabajo consolatorio
Sobre la tristeza, modelo de la literatura consolatoria, imitada por Cicerón, Séneca y Plutarco.
Contra los cínicos y estoicos, que prescribían la supresión total de las pasiones, recomendaba su
disciplina y regulación por la razón. Para vencer el temor a la muerte aconsejaba considerar este
mundo como un lugar de destierro, en el que la práctica de la virtud sirve para conseguir la
felicidad eterna.
Filippo de Opunte (h.380-330?).— Discípulo de Eudoxo. Matemático y astrónomo, influido por el
pitagorismo. Se le atribuye la ordenación y sistematización de las Leyes y quizá la composición del
Epinomis, donde aparece una extraña concepción del Universo poblado por dioses secundarios y
genios astrales, que después pulularán abundantemente en el neopitagorismo y en el
neoplatonismo. Platónicos fueron también Eudemo de Chipre, Erasto, Corisco, Hermias, Dión,
Quión, entre otros.

CAPITULO XXXI

El liceo Aristóteles, por su condición de meteco, no podía tener propiedad en Atenas. Después de
su muerte el Liceo se amplió con nuevos edificios, en terrenos cedidos por Demetrio de Falerón
(h.310), llegando a contar 2.000 alumnos en tiempos de Teofrasto. No duró mucho este esplendor,
porque el año 300 fue saqueado por Filipo de Macedonia, y por segunda vez el 200, hasta que en
el 86 fue arrasado por las tropas de Sila, quien se llevó consigo a Roma los libros de Aristóteles
guardados en la biblioteca de Apelicón. Teofrasto conserva todavía la amplitud aristotélica del
concepto del saber. Pero inicia ya la tendencia empirista, que prevalecerá en sus sucesores,
influidos por el pitagorismo, abandonando los estudios de alta especulación y dedicándose al
cultivo de la historia, de las ciencias exactas y naturales y de la moral, en conformidad con el
ambiente predominante en la época helenística. La pérdida de la mayor parte de los escritos de los
discípulos y sucesores de Aristóteles nos impide apreciar en concreto su pensamiento, debiendo
contentarnos con señalar su orientación general. Indicaremos primero la serie de escolarcas y
después los restantes representantes hasta fines del siglo I

Escolarcas.— T e o f r a s t o (h.388-288/6).— Natural de Eresos, en la isla de Lesbos. Se llamaba


Tirtamo, pero prevaleció el sobrenombre de Teofrasto (θεοφραστής) por su dulzura y elegancia de
lenguaje. Llegó a Atenas a los dieciocho años, ingresando en la Academia de Platón. Entabló
estrecha amistad con Aristóteles, con quien estuvo en Mitilene (Lesbos) después de la muerte de
su maestro. Aristóteles le confió la educación de Nicómaco, le ofreció la mano de su hija Pythia y
le dejó sus libros en testamento. Regentó el Liceo desde 322 hasta su muerte. Se dice que
Aristóteles, para decidir entre Eudemo y Teofrasto, pidió dos vinos, uno rodio y otro lesbio, y,
después de gustarlos, dijo: «El rodio es muy dulce, pero es más dulce el lesbio» , Acusado en 315
de impiedad, fue absuelto, muriendo en Atenas a los ochenta y cinco años. Dejó su biblioteca a
Neleo de Skepsis, hijo del socrático Coriseo.

Fue muy estimado por la amabilidad de su carácter. Consagró toda su vida al estudio y a la
enseñanza. Se calificaba a sí mismo de «hombre de escuela». Sólo quedan fragmentos de sus
muchas obras. Es difícil precisar el alcance de su intervención en los escritos del Corpus
aristotelicum. La tesis de Zürcher, aunque apoyada en un impresionante acopio de datos y de
erudición, tiene demasiado aspecto de artificio. Resulta extraño que no quede ningún resto de los
escritos primitivos de Aristóteles sobre los que se habría ejercido la amplia labor interpoladora 1
D. L a e r c io , Diogenes Laercio da un largo catálogo en Wimmer, Framz, Theophrasti Erediopera.

El liceo de Teofrasto, como también que no haya quedado ningún testimonio de los autores
contemporáneos de la escuela y que fuese admitida sin protestas una adulteración de tanto
alcance. En Lógica modificó el empleo del silogismo, reduciéndolo a un método de deducción.
Multiplicó los modos, añadiendo hasta nueve a la primera figura, entre los que se hallaba la que
después fue calificada de «galénica». Perfeccionó los silogismos hipotético y disyuntivo y la
convertibilidad de los juicios.

En los fragmentos de sus monografías sobre Física abundan las observaciones sagaces,
rechazando numerosas fábulas y la generación espontánea. Sus tratados de Historia natural le
acreditan como uno de los más eminentes cultivadores de esta rama de la ciencia. Puede
considerarse como el primer botánico de la antigüedad. Coleccionó gran cantidad de materiales
jurídicos, que reunió en su obra Sobre los contratos, de la que quedan algunos fragmentos. En su
tratado sobre los Caracteres bosqueja treinta tipos un poco caricaturescos, revelando un fino
sentido de observación, junto con un malicioso espíritu para captar el aspecto ridículo de las cosas.
Fue un género en que tuvo después numerosos imitadores. Su obra Opiniones de los físicos es una
fuente preciosa, ampliamente utilizada por los historiadores y doxógrafos posteriores. Se conserva
un amplio pasaje sobre la sensación.

E s t r a t ó n (h.340-269 /8).— Natural de Lámpsaco. Preceptor de Tolomeo II Filadelfo en


Alejandría. Sucedió a Teofrasto, rigiendo el Liceo dieciocho años (288/6-272/68). Cultivó la Lógica,
la Metafísica, la Moral y la Política, pero sobre todo la Psicología y la Física, lo que le mereció el
sobrenombre de «el Físico». Bajo la influencia de los pitagóricos y del atomismo de Democrito
adopta una actitud netamente materialista, influyendo a su vez en los estoicos. Todo cuanto existe
es material. Los cuerpos están constituidos por partículas pequeñísimas, divisibles hasta el infinito,
separadas entre sí por intersticios vacíos. Con esto explicaba la condensación y la dilatación, la
compresión y la contracción de los cuerpos. La naturaleza tiene horror al «gran vacío». Las
cualidades son nada más que fuerzas materiales. Todos los fenómenos se explican simplemente
como efecto de causas naturales. Rechazaba la teoría 3 Zúrcher. Aristoteles' Werkund Geist
(Paderborn).

El helenismo aristotélica de los lugares.

Todos los elementos son pesados y caen hacia el centro de la Tierra. Su Psicología es
completamente materialista. Reduce la vida a puro movimiento. El alma es corpórea, aunque
compuesta de una materia sumamente sutil» en perpetuo movimiento, que penetra todo el
cuerpo. No establecía diferencia entre sensación y pensamiento. La parte principal del alma, que
realiza las funciones intelectivas, está localizada en la cabeza, en el espacio comprendido entre las
cejas, y se relaciona con los órganos de los sentidos por medio de las arterias y de los nervios. En
Teología su materialismo y su tendencia al monismo no dejaban lugar para el concepto de un Dios
personal.

Lycón de Troas (h.300-226/5).— Natural de Laodicea (Frigia). Regentó el Liceo cuarenta y cuatro
años (272 /68- 228 Is). Fue buen retórico y dialéctico. Por su dulzura de lenguaje algunos
anteponían una G a su nombre. Pero vacío de conceptos. Cicerón lo califica diciendo «oratione
locuplex, rebus ipsis ieiunior». Se preocupó sobre todo de cuestiones morales. Ponía el sumo bien
en el «placer verdadero del alma», pero sin precisar en qué consistía. Su pedantería y su
incapacidad fueron causa de que bajo su escolarcado el Liceo llegara a quedar casi desierto.

Tristón de lulis (Keos).— Escolarca desde 228/5-190 Polemizó contra los académicos y los estoicos.
Escribió unos Caracteres. L e sucedió Critolao de Faselis en Licia (h.230 / 220-143/133). Escolarca
hacia 190. Fue un orador elocuente, aunque calificaba de peligrosa la oratoria. Bajo su dirección la
escuela volvió a recuperar su esplendor. Adoptó una actitud ecléctica, admitiendo doctrinas
estoicas y hasta epicúreas. Identificaba el éter de Aristóteles con el pneuma estoico,
considerándolo como la sustancia de que se componía el alma, que era material y mortal. Parece
que concebía también a Dios como material. Sostuvo la doctrina aristotélica de la eternidad del
mundo contra las conflagraciones periódicas de los estoicos. Se ocupó sobre todo de cuestiones
morales, poniendo el sumo bien y la felicidad en el desarrollo armónico de la vida conforme a la
naturaleza. A pesar de su concepto materialista del alma, afirmaba que los bienes de ésta son
superiores a los del cuerpo, aun cuando en una balanza se echaran de parte del último el mar y la
tierra .

El Liceo sucedió su discípulo Diodoro de Tiro (escolarca desde 143/ 133-110?), el cual cultivó sobre
todo las cuestiones morales, acentuando la tendencia ecléctica, combinando en su doctrina del
sumo bien la virtud de los estoicos con la ausencia de dolor de lo s epicúreos. Nada sabemos de
Erimneo , que sucedió a Diodoro (h .n o ), como tampoco de otro escolarca anterior a Andrónico
de Rodas, cuyo nombre se ignora. Quizá fuese Prytanis, a quien Polibio (V 93,8) menciona como
legislador y peripatético importante.

O tros peripatéticos.— Eudemo de Rodas (h.240).·— Ingresó muy joven en el Liceo, habiendo sido
muy estimado por Aristóteles y Teofrasto. Simplicio lo llama γνησιότατος entre todos los
discípulos de Aristóteles. Fue apellidado el piadoso. Abrió escuela en su patria. Escribió sobre
Lógica (Analíticos), añadiendo nuevos modos a la primera figura del silogismo. «Eudemus latiorem
docendi graditur viam» (Boecio). Cultivó la Física, la Geometría, la Astronomía, la Retórica y la
Teología. Carece de fundamento la atribución a Eudemo de la Etica que lleva su nombre.
Probablemente la denominación de ese libro proviene de haber sido Eudemo el poseedor del
manuscrito.

Aristoxeno de Tarento (h.365 /360-300).·— Se educó en Sicilia con el pitagórico Xenófilo. Ingresó
en el Liceo hacia 343, llegando a ser uno de los discípulos predilectos de Aristóteles. Suidas afirma
que fue infiel a la memoria de su maestro, resentido por no haber sido nombrado sucesor. L os
doxógrafos le atribuyen 483 obras. Fue muy renombrado como músico y compuso unos Elementos
de armonía. Escribió Sobre la piedad, Sobre los dioses, Sobre la historia de lo divino y vidas de
filósofos y de poetas trágicos, en especial una de Sócrates, en que deforma su figura con
historietas calumniosas. Bajo la influencia del pitagorismo derivó hacia el materialismo. Concebía
el alma como la armonía entre los elementos del cuerpo, a la manera como la armonía musical
resulta de la lira, y negando su inmortalidad.

Bicearco de Messeniah ( h .3 5 0 -2 8 0 ? ).— Discípulo de Aristóteles. Se distinguió sobre todo


como geógrafo, historiador y ,político. Escribió una Vida de Grecia , Geografía, en la cual describía
detalladamente las regiones, montañas y ríos, etc. Constituciones. En su Tripolitikós proponía
como modelo la forma espartana de gobierno, mixta de monarquía, democracia y aristocracia.
Panathenaico, Sobre Ilion, Sobre el descenso al antro de Trofonio. De la muerte. Sobre el alma,
donde enseñaba también el concepto materialista de la armonía entre los cuatro elementos del
cuerpo, negando su inmortalidad . Escribió también Vidas de filósofos, de Homero, de los Siete
Sabios, de Pitágoras y de Platón. Cicerón lo estimaba mucho, calificándolo de «peripateticus
magnus et copiosus», «deliciae meae Dicaearchus». No debieron de ser buenas sus relaciones con
Teofrasto, contra quien mantuvo la supremacía de la vida práctica sobre la contemplativa, de la
φρόνησις sobre la σοφία. M e n ó n (s .i v ), discípulo de Aristóteles. Escribió por encargo suyo una
Historia de la medicina , de la que Kenyon publicó un fragmento en 1892. Ganitas de Eresos (s .i i i
, compatriota y amigo de Teofrasto. Sólo conocemos el título de sus obras: Sobre los prytaneos de
Eresos, Sobre los tiranos de Sicilia, Sobre el asesinato de los tiranos. Parece que puso en práctica
sus teorías derrocando al tirano de su patria. Clearco de Solles (s .i i i ), camarada de Teofrasto.
Escribió un tratado moral Sobre las costumbres. Timeo de Tauromenion (h.340-250). H ijo del
tirano Andrómaco de Tauromenion, en Sicilia. Introdujo el cómputo del tiempo por olimpíadas y
escribió una Historia del Occidente griego en treinta y ocho libros. Demetrio de Falerón
(h.350/344-285). Discípulo de Aristóteles y amigo de Teofrasto, a quien regaló unos terrenos que
sirvieron para la ampliación del Liceo (h.310). Bajo Casandro fue encargado de la administración ,.
Condenado a muerte, pudo escaparse a Alejandría, donde aconsejó a Tolomeo Soter la fundación
de una escuela y una biblioteca, proyecto que realizó Tolomeo Filadelfo (h.285). Murio mordido
por un áspid. Fue un hombre eruditísimo.

Diogenes Laercio menciona numerosas obras, entre ellas una Apología de Sócrates lo Representa
el lazo de unión entre el antiguo Liceo de Atenas y la nueva orientación erudita y científica que se
desarrollará en Alejandría. Solamente en sentido m uy amplio cabe aplicar el calificativo de
peripatéticos a un conjunto de escritores que desarrollan sus actividades en Alejandría,
dedicándose sobre todo a la erudición, a la Historia, la Geografía y las Ciencias positivas: Duris de
Samos (h.340-270) procede de la escuela de Teofrasto. Historiador eruditísimo y gran estilista.
Escribió una Historia que abarcaba desde la batalla de Leuctra hasta la de Cyropedión. Hermippo
de Eirna (h.200), doxógrafo alejandrino, discípulo de Calímaco de Cirene. Soción de Alejandria
(h.200-170). Compuso una Sucesión de filósofos, que utilizó Diógenes Laercio. Satyro (h.221-203),
erudito doxógrafo. Compuso Vidas de filósofos. Se conserva un fragmento de sus Caracteres.
Ántísyenes de Rodasn (s .i i i ). Compuso también Sucesiones de filósofos, a la manera de Satyro,
Soción y Heráclides. Je r ó n i m o d e R o d a s (s .i i i ). Solo quedan fragmentos de sus escritos,
que fueron muy apreciados en la antigüedad. El placer no es nada real ni deseable. El sumo bien
consiste en la ausencia de dolor (άοχλησία) 20. A r is t a r c o d e Sa m o s (h.280, vivía aún en 264).
Discípulo de Estratón. Vivió y enseñó en Alejandría, distinguiéndose como astrónomo. Sostuvo la
teoría heliocéntrica, por lo que ha sido llamado el Copérnico de la antigüedad . Ammonio de
Alejandria (s .i i i ). Discípulo de Aristarco. Enseñó gramática en Alejandría. Comentó las Categorías

Herclides Lembos (h.180), natural de O xyrrynchus (Egipto). Su nombre proviene de su obra


Discurso lembético. Escribió una Historia universal en treinta y siete libros y Sucesiones de
filósofos, extractando a Satyro y Soción. Agatáquides de Cnidos (h.190/180), secretario de
Heráclides Lembos. Preceptor de Tolomeo, Alejandro VIII, Soter II, Látiro (116-108). Visitó Atenas.
Se distinguió como gramático, geógrafo e historiador. Se le atribuye haber explicado la verdadera
causa de las crecidas del Nilo. Compuso un tratado sobre el estilo poético Demetrio de
Alejaandria(s .i i ). Retórico famoso. Se le atribuye un tratado sobre la elocución.

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