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1. Aspectos preliminares
El Título V del Libro II del Código Penal se refiere a los delitos contra el
patrimonio. En otros códigos penales, estos delitos se agrupan en un mismo
capítulo bajo la rúbrica de “Delitos contra la propiedad”. Nuestro legislador,
en el código penal actual, manteniendo la misma rúbrica de 1924, ha sido
consciente de todas las dificultades que conlleva el empleo del término
“Propiedad”, en la medida en que tal concepto no abarca todos los
comportamientos típicos acogidos bajo el Título V, de ahí que en la
actualidad, tanto en el ámbito penal como en el civil, se utilice en cuanto
termino más apropiado el de “patrimonio”.
No obstante, el concepto de patrimonio tampoco presenta un contenido
claro capaz de resolver todos los problemas que plantean estos delitos; es
por esto que se han mantenido diferentes posiciones que tratan de
esclarecer su significado. Sin embargo, no constituye objetivo de esta obra
el realizar una exposición exhaustiva de las distintas tesis doctrinales
mantenidas al respecto, puesto que nos saldríamos de los límites fijados
para ésta. De ahí que se expliquen brevemente, y sin perjuicio
posteriormente de tomar una posición sobre la que se considera más
apropiada.
Fundamentalmente, son cuatro las tesis planteadas en torno al concepto de
“patrimonio”.
Art. 208.- “No son reprimibles, sin perjuicio de la reparación civil, los hurtos,
apropiaciones, defraudaciones o daños que se causen:
1. Los cónyuges, concubinos, ascendientes, descendientes y afines en
línea recta.
2. El consorte viudo, respecto de los bienes de su difunto cónyuge,
mientras no hayan pasado a poder de tercero.
3. Los hermanos y cuñados, si viviesen juntos.”
El art. 208 CP enumera en sus tres incisos las personas beneficiadas con
esta excusa absolutoria: a) cónyuges, concubinos, ascendientes,
Mientras que el delito puede ser definido como aquella acción u omisión
típica, permanente antijurídica, culpable y punible merecedora y
necesitada de pena; la falta es también una conducta humana que
importa una contradicción a la antijuricidad y al carácter típico que la
norma, pero que por su menor contenido de reprobación jurídica y
social, desencadena la imposición de una sanción de menor
repercusión lesiva para con el autor. Entonces, se produce una
infracción a la norma, por un sujeto culpable o reacción punitiva
mitigada, pues como se señala en los apartados legales en cuestión, no
resulta aplicable la pena privativa de libertad, sino la imposición de
penas limitativas de derecho, que responden, a qué duda cabe, a
factores en realidad preventivos y, no retributivos, como alcanza a
inferirse en el caso de la pena efectiva de privación de libertad. Dicha
perspectiva preventiva y racional de la respuesta punitiva, que se
condice perfectamente con el principio de mínima intervención, implica
dejar de lado una pena de por si aflictiva y altamente perniciosa para el
penado, para dar lugar a una sanción que, puede concretarse, sin tener
que desarraigar al sujeto infractor de su círculo social y familiar.
Sin duda, en la esfera del tipo subjetivo del injusto, el agente puede
estar incurso en un error acerca de la propiedad del bien; primer caso,
cuando la maleta que se apodera es idéntica a la suya propia, segundo
caso, cuando se cree propietario de la totalidad de un bien, que ha sido
objeto de partición y división. Cada caso concreto deberá ser analizado
por el juzgador a fin de establecer, si se trata de un error vencible o
invencible, todo dependerá de los elementos con que contaba el autor
al momento del hecho para salir del error. De la redacción normativa se
desprende que no es suficiente para acreditar el tipo subjetivo del
injusto el dolo, pues se requiere sumar un elemento ajeno a él, de
naturaleza trascendente, se habla pues que el agente se debe apoderar
4. Hurto Agravado
Art. 186.- “El agente será reprimido con pena privativa de libertad no menor
de tres ni mayor de seis años, si el hurto es cometido:
1. En casa habitada.
2. Durante la noche,
5. Hurto de Uso
Art. 187. “El que sustrae un bien mueble ajeno con el fin de hacer uso
momentáneo y lo devuelve será reprimido con pena privativa de libertad no
menor de un mayo”
5.1. Fundamento de Incriminación, Bien Jurídico
Será el titular del derecho de uso y disfrute del bien. Puede ser el
propietario, asimismo quien tiene su tenencia en base a un título
legítimo, quien posee el título dominal de uso y disfrute del bien
mueble. Eso si, lo será uno o el otro, pero no ambos a la vez; si la
posesión está reconocida a una persona ajena al propietario, solo
aquella podrá ser considerada sujeto pasivo.
6.1. Definición
Dentro del robo hay dos modalidades distintas, una que se distingue por
el empleo de la fuerza en las cosas y otra por la violencia o intimidación
en las personas.
Para algunos, el robo es una figura calificada de hurto, por lo que media
una relación género-especie, de ser así tendríamos que llegar a la
conclusión de que todos los elementos dados por el hurto, deben ser
extensibles también en el robo. Lo que no es tanto así, pues la
realización típica del robo no está condicionada a que la valoración del
bien mueble supere una RMV, para el legislador, basta que el agente
ponga en peligro la vida, el cuerpo y la salud de la víctima, para articular
una respuesta punitiva de mayor alcance sancionador, sin interesar el
valor del bien, de no ser así, dicha conducta tendría que ser calificada
solo como coacciones; el hurto solo atenta contra la propiedad, a
diferencia del robo que atenta contra la pluralidad de intereses jurídicos.
Otro punto de distinción, es que en el Robo, es el propio sujeto pasivo
que entrega el bien mueble al agente, en la mayoría de los casos, pero
en el Hurto, es el autor que se hace él mismo de la cosa. Por tales
considerandos, ha de reputarse al delito de “Robo”, como un tipo penal
que guarda su propia sustantividad penal.
En el caso del C.P. Español, se hace una distinción entre el robo con
fuerza en las cosas, con el robo con violencia o intimidación;
diversificación de construcción típica, que puede haber influenciado en
la postura de género-especie, que se apuntó en el párrafo anterior. De
igual forma que en el caso del C.P. Argentino, concretamente el artículo
164º. A nuestro modo de ver las cosas resulta político-criminalmente
innecesaria, una distinción así concebida, pues la fuerza que se ejerce
sobre las cosas debe ser siempre catalogada como hurto. Por más que
Para que exista violencia basta que se venza por la fuerza una
resistencia normal, sea o no predispuesta, aunque, en realidad, ni
siquiera se toque o amenace a la víctima.
Cuando son dos los que participan en el evento criminal, donde solo
uno de ellos hace uso de la violencia sobre la víctima, mientras que
el otro, se encarga de sustraer los objetos; toma lugar la figura de la
co-delincuencia, como coautores, en base a un co-dominio
funcional del hecho, de acuerdo al reparto de roles que supone la
atribución comunitario del hecho como un solo suceso típico. Si el
que sustrae los bienes aprovecha que estos han caído al piso,
producto de la gresca en que se encuentran enfrascados su titular y
un tercero; no será un delito de robo, sino un hurto; mientras que
los luchadores, cada uno responderá a título de lesiones si es que
ha de apreciarse una afectación concreta a la salud de ambos.
7. Robo Agravado
Artículo 189.- Robo Agravado
La pena será no menor de diez ni mayor de veinte años, si el robo es
cometido:
1 - En casa habitada.
2 - Durante la noche o en lugar desolado.
3.- A mano armada.
4.- Con el concurso de dos o más personas.
5.- En cualquier medio de locomoción de transporte público o privado de
pasajeros o de carga, terminales terrestres, ferroviarios, lacustres y
fluviales, puertos, aeropuertos, restaurantes y afines, establecimientos
de hospedaje y lugares de alojamiento, áreas naturales protegidas,
fuentes de agua minero-medicinales con fines turísticos, bienes muebles
integrantes del patrimonio cultural de la Nación y museos.
6.- Fingiendo ser autoridad o servidor público o trabajador del sector
privado o mostrando mandamiento falso de autoridad.
7.- En agravio de menores de edad o ancianos.
La pena será no menor de veinte ni mayor de veinticinco años, si el robo es
cometido:
1.- Cuando se cause lesiones a la integridad física o mental de la
víctima.
2.- Con abuso de la incapacidad física o mental de la víctima o mediante
el empleo de drogas y/o insumos químicos contra la víctima.
Sin embargo, al igual que el caso del delito de Homicidio, muy por lo
general será difícil advertir que el Robo se configura de una forma
simple y convencional, pues la praxis judicial demuestra que en la
mayoría de los casos este delito viene acompañado por ciertos
añadidos que hacen injusto una conducta de mayor reproche, en vista
de su manifiesta peligrosidad, agregados y/o elementos que le otorgan
un plus de antijuridicidad penal, tanto por la forma de su comisión, las
circunstancias que rodean el hecho punible, la calidad del autor, la
mayor vulnerabilidad de la víctima, así como sus efectos perjudiciales;
factores concurrentes y/o concomitantes, que han servido al legislador
para construir normativamente la figura del «Robo Agravado».
Apropiación ilícita
Art. 190.- El que, en su provecho o de un tercero, se apropia
indebidamente de un bien mueble, una suma de dinero o un valor que ha
recibido en depósito, comisión, administración u otro título semejante que
produzca obligación de entregar, devolver, o hacer un uso determinado,
será reprimido con pena privativa de la libertad no menor de dos ni mayor
de cuatro años.
Si el agente obra en calidad de curador, tutor, albacea, síndico, depositario
judicial o en ejercicio de una profesión o industria para la cual tenga título o
autorización oficial, la pena será privativa de libertad no menor de tres ni
mayor de seis años.
Cuando el agente se apropia de bienes destinados al auxilio de
poblaciones que sufren las consecuencias de desastres naturales u otros
similares la pena será privativa de la libertad no menor de cuatro ni mayor
de diez años.
Art. 191.- “El propietario de un bien mueble que lo sustrae de quien lo tenga
legítimamente en su poder, con perjuicio de este o de un tercero, será
reprimido con pena privativa de la libertad no mayor de cuatro años”
El tipo penal que se contiene en el artículo 191 del C.P., conlleva una
particularidad, una sustantividad propia, que de cierta forma no se
ajusta a la naturaleza del bien jurídico tutelado; pues, si hemos
sostenido, que el interés jurídico –objeto de tutela, en esta Titulación es
propiamente la propiedad que recae sobre los bienes muebles que son
pasibles de sustracción y/o de apoderamiento; como se puede decir,
por tanto, que el propietario de un bien puede atentar contra su propio
título dominal. Siguiendo a Gonzales Rus, diremos que no es
propiamente un hurto, dado que el sujeto activo ha de ser el propietario,
lo que impide entender que el bien jurídico sea, como en este, la
propiedad.
En el desarrollo dogmático del delito de hurto, pusimos de relieve que
en dicha capitulación, no puede ser entendido el bien jurídico, en un
sentido estricto de lo que debemos entender por propiedad, sino que
habremos de adentrar en sus derechos reales inherentes, básicamente
Soler distingue esta figura del Hurto, por una consideración objetiva
y subjetiva a la vez. Objetivamente, porque no hay violación de una
posesión actual; subjetivamente, porque no hay violación de una
posesión actual; subjetivamente, porque es muy distinto el hecho
de aprovecharse de una situación creada por un caso fortuito del de
intervenir directamente con la propia acción causando daño a
alguien. Dicho de otro modo el hurto Simple y sus derivados, el
autor se hace de la cosa, mediando una acción directa que incide
sobre la posesión inmediata de su tenedor, en cambio en esta
figura delictiva, el agente no materializa conducta positiva alguna
para hacerse del bien, simplemente de forma casual se encuentra
con el bien. No se dará este caso, cuando el autor primero
remueve la cosa de su sitio, para luego apropiarse de ella; sino
quien ve como se le cae la billetera a un transeúnte y pasando por
su lao la recoge y la ingresa a su custodia. Cuando el agente
conoce al propietario la entrega del bien debe efectuarse ante él, y
no según las reglas que se verán en artículos más adelante.
11.1.1. El Error
Art.- “El que adquiere, recibe una donación o en prenda o guarda, esconde,
vende o ayuda a negociar un bien de cuya procedencia delictuosa tenía
conocimiento o debía presumir que provenía de un delito, será reprimido
con pena privativa de libertad no menor de uno ni mayor de tres años y con
treinta días-multa”.
Los injustos penales que han sido objeto de análisis, paginas atrás,
constituyen figuras delictivas que importan una conducta que ataca el
patrimonio del sujeto pasivo, quien se ve privada de sus bienes de
forma ilegitima, con ello mermado de forma significativa al ejercicio de
los derechos reales inherentes a la propiedad; modalidades típicas que
suponen el despojo del objeto de la esfera de custodia de la víctima,
mediando una actividad típicamente de sustracción, de apoderamiento
en el caso de hurto y, en el robo, el añadido del injusto típico, es la
violencia y/o amenaza que emplea el agente para vencer la resistencia
del ofendido. Por su parte en la apropiación ilícita, se advierte un modo
de receptación del bien diferenciado, con respecto a los delitos antes
mencionados, pues esta ingresa de forma legítima, el desvalor de la
acción, surge a posteriori, cuando el agente, se niega a devolver el bien
a su legitimo propietario.
Para ser sinceros las redes de punición recaen, sobre todo, en quienes
participan activamente en los hurtos y en los robos, la persecución
penal en el caso de los receptadores, no tiene una gran incidencia.
Receptación es un término que significa guardar o comprar objetos
sustraídos.
Lo será aquel titular del bien (propietario y/o poseedor legitimo), que
fuese desposeído por obra del hecho punible antecedente, quien ve
más remotas sus posibilidades de recuperar el objeto, al alejarse
cada vez más de su esfera de custodia, pudiendo tener la calidad
de persona natural o de persona jurídica. Sin embargo, no debe
dejarse de anotar, que éste a su vez sería víctima de dos hechos
punibles distintos, v.gr., de hurto y de receptación, lo cual es en
realidad incompatible, en la medida que ésta sólo puede ser víctima
de la sustracción de que fue objeto, en realidad, el sujeto pasivo
sería reconducido desde una perspectiva supraindividual, en lo que
respecta a la legalidad de la mercadería que se oferta en el
mercado, por ello, sería un delito que afecta al orden socio-
económico y no el patrimonio desde una visión individualista.
Portales motivos, el sujeto pasivo sería la «colectividad», lo cual
incide también en el aspecto procesal, pues en la mayoría de los
casos para las agencias de persecución no es factible identificar a
la víctima del delito anterior.
La figura delictiva in examine, recoge dos variantes para dar por veri-
ficado el tipo subjetivo del injusto: primero, cuando el agente «tenía
conoci¬miento que el bien tenía procedencia delictuosa» o cuando
«debía presumir dicho origen».
Primero, habrá que decirse que la primera hipótesis del tipo subjeti¬vo,
nos puede conducir tanto a un dolo directo como a un dolo eventual, lo
importante es el conocimiento del riesgo típico ex -ante y, éste lo tendrá,
tanto quien dirige con voluntad su conducta, como quien acepta las con-
secuencias de su obrar, sabiendo de su verdadera naturaleza y
alcance. Segundo, si estamos hablando acá, de un estado presuntivo
acerca de un deber de cognoscibilidad, lo que arribamos es a una
infracción de ciertos deberes, que sólo puede configurar un delito
culposo.