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PROCESO PENAL”
La acción civil, es para resarcimiento de los daños y perjuicios causados o para la restitución
del objeto materia del hecho punible puede ser ejecutada por todos aquellos (actor civil) que
han sufrido por consecuencia de este daño.
MONTERO AROCA plantea, con acierto, la confusión que existe en la doctrina en torno a lo
que debe entenderse como objeto del proceso penal, y que esa falta de claridad se origina en
el mismo punto de partida al mezclar la acción penal con la acción civil y, consiguientemente,
el proceso penal y civil que dan lugar a cada una de aquellas. De ahí el autor colige que hay una
confusión que proviene de haberse sostenido de que todo delito o falta nace una acción penal
para el castigo del culpable, del cual puede nacer también una acción civil para el
resarcimiento del perjudicado y que todo responsable de una falta o un delito también lo es
civilmente. También, ASCENCIO MELLADO, señala que no hay dos tipos de responsabilidad civil
solo por el hecho de que una se origine de un ilícito civil sin repercusión penal y la otra que de
un hecho también sea considerado un delito. En consecuencia, lo que interesa o lo que debe
interesar al actor civil es que exista un daño reparable, no que el hecho del que deriva sea
delito. Un entendimiento erróneo de esta cuestión es lo que ha llevado a que, durante muchos
años, en el Derecho comparado, la resolución de la cuestión civil se vincule (siempre) a la
emisión de una sentencia condenatoria (accesoriedad restringida); la acción civil no es
accesoria de la penal. Lo que existe es una simple acumulación de pretensiones cuyo
fundamento radica en la economía procesal. Además, NÚÑEZ RICARDO señala que, resulta
beneficioso que el perjudicado tenga a su disposición dos vías para procurar la reparación de
su agravio. Pues la repuesta del órgano irá direccionada en determinar la existencia del delito y
la determinación de responsabilidad ambos ubicaran la respuesta bajo el mismo sujeto. En
conclusión, la respuesta judicial a la acción civil nunca lo es carácter penal, sino civil. Consiste
en una reparación, restitución o indemnización.
Entonces, la incorporación de una pretensión civil dentro del proceso penal, no es una
desnaturalización del proceso penal ni tampoco la asunción de competencia de los jueces
civiles, sino al contrario, significaría un mejor ejercicio de la tutela jurisdiccional , en virtud que
un hecho (punible o no punible) que sea de conocimiento de la justicia penal, obtenga una
respuesta adecuada no sólo en lo relativo a las consecuencias penales que pudiera existir, sino
también a las consecuencias civiles surgidas por el mismo. Asimismo, teniendo en cuenta que
el fundamento de la acción civil, es el daño y no exclusivamente el delito, esta acción en sede
penal es de naturaleza civil y por lo tanto debe regirse por tales reglas; sin embargo, es el
ejercicio de dicho acto en el que se han generado algunos inconvenientes que merecen ser
tratados en el presente tema.