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LA ABEJA QUE QUERIA ALCANZAR LA LUNA

Hace mucho tiempo existió un bosque mágico donde vivían muchos animales
grandes y pequeños, en la colmena que se encontraba en el árbol más alto y
frondoso vivía calipso; calipso era la abeja más pequeña de la colmena pero
era una abejita muy trabajadora todos los días se levantaba temprano y se
preparaba para ir a recoger el polen de las flores y llevarlo a la colmena para
que las demás prepararan la miel. Al finalizar el día todas las demás abejas
preferían bañarse y descansar pero ella prefería ir a la rama más alta del árbol
y contemplar la luna.

-te vas a quedar tonta de tanto mirarla- le decían las demás abejas que no
entendían su interés.

Pero a calipso no le importaban que le dijeran eso, ella solo quería mirar
aquella misteriosa y redonda luna que la hacía soñar. Calipso soñaba con
abrazarla y con entender la magia que le permitía transformarse de manera tan
increíble.

Solo su hermana karla se preocupaba por ella y trataba de que se olvidara de


aquella obsesión. Calipso que disfrutaba de hablar con ella –“¿no ves lo
hermosa que está ahora?”-. Hoy está más brillante y grande que nunca, pero
también más lejos - ¿podremos algún día llegar hasta donde esta?

Un buen día todas las abejas dejaron de prestarle atención incluso su hermana
se cansó de escucharla suspirar. Hasta que un día calipso desapareció de la
colmena y nadie la pudo encontrar.

Se ha ido a alcanzar sus sueños -¿habrá podido alcanzar sus sueños?- se


preguntaba su hermana nostálgica.

Lo cierto es que en las noches de luna llena, si la miras con detenimiento, entre
algunas de sus manchas se distinguen unas alas hermosas. Y hay algunos
animales que dicen que incluso han visto una forma de abeja. Pero no todos la
pueden ver, solo aquellos que tienen el alma de soñadores.

FIN.
FLORILANDIA EL PAÍS DE LAS HADAS.

En el país de florilandia han nacido dos haditas, se han formado en dos gotas
de rocío mañanero que se quedó en un pétalo de un tulipán rosado. Allí
crecieron las dos haditas, envueltas y seguras en el interior de la flor; y aunque
la curiosidad las motivaba a salir al exterior ninguna de las dos se atrevía a salir
por temor a que dirían las otras hadas.

Annie y Danna pensaban que eran horrorosas y tontas, y que jamás serian
tratadas con amabilidad. Vivian con tanto temor que no querían salir de la flor,
un buen día Annie se decidió y salió de la flor sin importar lo que las demás
hadas pudieran llegar a decir de ella.

A su hermana Danna no le pareció su decisión pues Danna era más tímida que
Annie, y temblaba de miedo con solo pensar que su hermana se iba a
aventurar sola en el mundo y pensó que era mejor acompañar a su hermana y
no dejarla sola; las dos salieron del tulipán.

Las dos haditas pudieron ser contempladas a plena luz del día, y las demás
hadas que vivian en florilandia se dieron cuenta de la belleza de las dos
hermanas y los animales del bosque se reunieron para contemplar el brillo de
sus ojos y los hermosos cabellos que tenían ambas.

Las haditas se dieron cuenta que habían estado equivocadas todo este tiempo
pues jamás imaginaron de que ellas llegaran a ser las hadas más hermosas de
florilandia, se dice que las dos hermanas llegaron a ser las princesas de
florilandia y que lograron hacer que a todas las hadas del país no les
importaran las apariencias físicas si no que llegaran a quererse y querer a
todas las hadas por lo que son.
EL NACIMIENTO DE UN TAMAL.

Cuentan nuestro ancestros que en el año de 1680 existía un espíritu que no


permitía cocinar en ninguna clase de utensilios ya sea de barro o de metal,
porque si no estos eran llevados en vida a las profundidades del inframundo en
el cual eran quemados y estaban muriendo de hambre por lo que el príncipe de
los Izalco atonal se ofreció para ir al inframundo y buscar ayuda hablando con
xibalba.

Pidiéndole a Quetzalcóatl que le diera permiso y que leo proveyera del poder
de la sabiduría, viajando así al inframundo cuando este se encontraba enfrente
de xibalba se inclinó haciendo reverencia ante el dios en señal de respeto
preguntándole a xibalba que es lo que pedía a cambio para que su pueblo
pudiera cocinar y no murieran de hambre. A lo que el dios del inframundo
respondió – busca de entre las mujeres de tu pueblo a alguna que cocine un
suculento alimento que no tenga contacto con el barro de la olla solo así dejare
en paz a tu pueblo.

Atonal emprendió un largo camino de regreso a su pueblo convocando a todas


las mujeres a las cuales les pregunto quién podría hacer ese suculento manjar
que no tocase el barro de la olla, entre jóvenes y ancianas salto de entre de
ellas Xóchitl un mujer de 80 años quien dijo que tenía una idea para complacer
al dios.

La cual necesitaría a las jóvenes más inteligente y empezaron a crear el


alimento para el dios, entre estas una puso la idea de la masa por el maíz que
da la vida otra dijo sacrificaremos una gallina para el dios, otra dijo echémosle
manteca para que deslice y la anciana dijo hay que envolverlo en hoja que
sean lo suficientemente grande que tenga elasticidad, escogiendo así la hoja
del plátano, para que no toque el barro de la olla solo faltaba ponerle el
nombre.

Hay que ponerle tamal porque lo hicimos entre todas para ofrecerlo al dios y es
así como nació el tamal, el cual el primero en probarlo fue el dios xibalba para
dejar al pueblo de los Izalco y a partir de ese momento dejo vivir felices al
pueblo de los Izalco.
CARMEN Y EL ARBOL DE NANCE.

Esta es la historia de una madre y sus tres hijas, un día en la mañana después
de desayunar la mamá le dijo a la más pequeña de todas que fuera a comprar
queso para que pudieran almorzar; la pequeña niña contesto – ahorita mismo
mamita -, y así salió corriendo cuando iba por el camino se encontró con un
árbol de nance, la niña lo vio tan apetitoso que en un segundo se le olvido a lo
que la mamá le había mandado y sin , más decidió subirse a ese árbol y
probarlos.

Al cabo de un rato la mamá le dijo a la mediana que fuera a buscar a la


pequeña y de paso que trajera el queso, la niñas salió a buscar a la pequeña
pero cuando iba por el camino escucho unos ruidos extraños le dio tanta
curiosidad que decidió buscar para ver de dónde provenía esos ruidos, la
sorpresa de ella fue ver a su hermanita Carmen la que estaba arriba del árbol
de nance, entonces Juana le grito ¡a mi mamá le diré que estas arriba del árbol
comiendo nances y que por eso nunca llegas!. Pero Carmen como no quería
que la regañaran le dijo – si supieras lo deliciosos que están, ven súbete y
pruébalos así veras que no te miento – entonces Juana no pudo resistir
probarlos y también se subió a comer nances.

Al notar la madre que las dos niñas no aparecían le dijo a Rosa que era la
mayor que fuera en busca de ellas y de paso que trajera el queso, Rosa salió
en busca de sus hermanas y cuando iba por el camino escucho unos ruidos
extraños y al igual que Juana quiso saber de donde provenían la sorpresa de
ella fue ver que eran sus dos hermanas arriba del árbol de nance las que los
provocaban enojada ella les dijo que le iba a dar la queja a su mamá porque no
le habían hecho caso. Entonces las dos hermanas le gritaron – no le digas
nada a mamá y mejor súbete veras que ricos están los nances – Rosa quiso
probar los nances por que se veían riquísimos así que ella también se subió al
árbol al final las tres hermanas se encontraban comiendo nances.

Mientras tanto la madre de las niñas estaba preocupada porque ninguna de las
tres llegaba a la casa y pensaba que les había pasado algo por el camino así
que decidió ir en busca de sus tres amores, cuando ya iba cerca del árbol de
nance pudo ver que las tres niñas estaban arriba del árbol comiendo nances,
ella muy molesta por lo que le habían hecho pasar les dijo que si no se bajaban
las iba a castigar y como siempre Carmen le dijo – mamita no te enojes es que
estos naces están deliciosos ven súbete y veras – la madre de las niñas como
no las quería castigar se subió y ahora las cuatro estaban arriba del árbol
comiendo nances. Así pasaron tres horas hasta que decidieron regresar a
casa, ya en la noche en la casa de ellas se escuchaba chiriu, chiriu porque los
nances que habían comido les habían sentado mal en el estómago.
EL OBSERVATORIO.

A Jorge le gustaba ir todos los días a la escuela ya que había una materia que
le gustaba mucho esa materia era la de astronomía ya que podía ver los astros
que se encontraba en el sistema solar, y se trataba de imaginar cuantos más
habían en todo el universo.

Cuando Jorge pasaba por el largo pasillo con piso de madera en que
resonaban huecamente los pasó, levantaba la vista y miraba a través de las
ventanas. Y entonces veía allá a lo lejos, al otro lado del patio de la escuela; en
la torrecilla que surgía sobre el tejado, los casos ligeros, pequeños, del
anemómetro que giraba, giraba incesantemente.

Jorge se ponía a observar con detenimiento ya que algunas veces estos


giraban lento, suave, sintiendo una profunda admiración un poco inexplicable
por esos cacillos que daban vuelta sin parar, lentos, rápidos, indiferentes a las
inquietudes de las demás personas, allá en lo alto sobre la ciudad en que los
hombres hacían tantas cosas terribles.

Esa torrecilla a la que Jorge siempre contemplaba era el observatorio de la


escuela a la que el aun no podía ingresar ya que comenzaba el año escolar, el
observatorio tenía en el centro de la azotea un diminuto quiosco con la cúpula
de latón pintado de negro, y en esa cúpula había una hendidura que se abría y
se cerraba, y por la que asomaba por la noche en las noches claras de
estrellado radiante, un tubo misterioso. Jorge sabía que ese tubo era un
telescopio el cual permitía ver los astros y las estrellas del maravilloso universo.

Una noche muy estrellada y clara Jorge no pudo resistir ver las constelaciones,
y decidió emprender un viaje hacia el observatorio tratando de que nadie lo
viera para poder entrar al observatorio y cumplir sus deseos de ver el cielo.
Dentro a la escuela y escondiéndose de los guardias pudo entrar al
observatorio la sorpresa fue de que ahí se encontraba su profesor de
astronomía, el profesor al descubrirlo le dijo que no había necesidad de
esconderse si él quería contemplar las estrellas y los astros que solo hablara
con él para tener el acceso.
Esa noche pudo ver un cometa que iba pasando cerca de la orbita de la tierra y
sintió hermoso ya que solo ahí en ese lugar Jorge podía sentir que estaba en el
espacio viendo jugando y disfrutando de la compañía de los astros, estrellas y
cometas del universo.

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